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En Lrn puebLito colo¡¡biano ll¡n¡clo Ciéniga hay una plrza, y cn el centlo cle ella, rodeada de
rosrles, irlhcLics y nralvones, hay un bnco yjrrnto J b:nco, está la niñr-piccl:r.
L¡s pcrson¡s no instruiclas suelcn cr-eel quc cs soli ente una cscultuÍt visit¡(1n Por Palomas. Sin
en1b0ryo hry oh'is txntas quc piensiur qut cs.r niñr, fria y rnuda, es fruto dc un .rrror prohibicio, que
sus padrcs Iir cncerr-.rIoD el1 la roca parl Jucgo ¡b¡ndonarse en u¡ rio cerci]uo ¡ I¡ nlisma sucrte...
Llr,rir-r¡-piedr¡ no tieDe nombre, nunc.r lo quiso. lbdas l¡s no ches su cor¡z( dcsPiert.ry raga siD

dcnrnsiidi tÍistc^ porel pueblo Es ur fantasnr.r herrloso, muchos lo lr.lr visto, rlSuien ircluso ¡oh.r
reh?tido. Lo curioso cs t1ue, siendo dc dí:r picdri,la nin¿ nunca está sola. Cad.r mai,ana, cacla tarde o

crepúsculo, un.r p:rrej:r dc rmantes l.1icomp.ni.r en su silercio.


Sc snbe, sc (licc qüe h nilin picdra es prctccto.¡ ciel l¡uen amor.
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En unviaie de París aBudapest, Hannah descubrió dos cosas: que perderse no requiere esfuerzo y
que un mapa sólo sirve si urio sabe adónde i¡- Desde entonces,lleva consigo una pequeñalibretá roja
en lá qüe anota sus pensamientos.

Los tulipanes de Amsterdam, por ejemplq le recuerdan los dulces que le regalaba su abuela- Y el
relojde Londres, a aquella institutriz inglesa que alos cinco años le enseñó n escdbir.. Hannah no va
a la escuela, no tiene muchos amigos. Sus padres viaian todo el tiempo y ella debe acompañarlos- Por

eso, cuando se sieüte muy sola, abre su cuaderno yanotár ¿de qué color es el frío de Siberia? ¿Cómo
suena el mandadn? ¿Porquéla comida de México es tanpicantel
De cada ciudad, de cadapersoua,guardaun pensamiento. Y cuando quiere volver a ellos, sólo abre

sulibreta roia y se pone a leer el mapa que de a poco su pensamieflto dibuia.


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Su humo¡baila corr la luna- Crece o dec¡ece cono las rna¡eas. Ge¡e¡almente iluminala noch€ con
lplateada ylos búhos que viven en Ias acaci¡s festejan cada Lrna de sus ocurÍencits.
Otrasveces, el rostro de Selena se torna tan oscuro que su familia le teme. Sólo Endim, el pastorde
la campiña que además es su mcior amigq la entiende- Sabe que cuando atraviesa por dias d€ noche

cerrada, más le vale sumarse aI silencio porque oo haypalalrras que le permitan llegar a ella. Entonces,
se dejan estar sobre la hierba y miran el horizonte, rnás allá de los sembradios, hasta donde el valle
fértil se desmaya en desierto . . . Endim piensa que el humor de Selena es como un barco que sie mpre
parte para siempre regresar, que él es quien amaca la nave y quien la libera para la patida y esa idea,

su ausencia, le complace.

preguttarle alos lobos qué es lo que lleva esta niRa en los bolsillos de su chaqueta.
Le gusr:rn las plegarias porqre le gustan las rePeticiones, st memoria es infalible. Si hay misa y c1 órgano

resuem cD cá1i7., estatuillas y pilastas, sll Jegrí:I es mnyor: Juána se inclina de rodillas y le ora a un Dios que

la ama por sobre todás las cosas. No podría c'xplicar-Jo con palabras: cualdo corlrierza el cá¡üco cs conro sr

de pronto eshrviera sumergiü cn .rgLr.r caliente y su m:rdre Ia bañ.tri. Lo er.traro cs, sir embJrgq que ella,

de sus padres, uo guarcla ningun rccuerd,r; apenas tiene una fotoglaffa en sepia del dia dc su boda.

Juin¡ esiá er e1 inte¡nado desde que cntró eü Ja edad escolar y su tía con,enzó a milit¡r eu el
movirnicDto: Cuanto menos sepás, mejor -es 1¡ única respuesta qte siernprc le ha oÚecido. Ln
madre SrLperiora, en cambiq Je ha dicho que afuera Pas¡n cos¿s fe:tsr que si su tía noviene avrsrtrrla es

porque no puede... YJuana reza. H¡ descubierto que rezanclo logra calmar el terror que le provocar
Ios estruendos de la madrugada.
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Lucrecil vive cle ¡oche. Salvo por srr picl blanc¡ co¡ro la hrrnr¡ de costr:1, no h.ry n.rda cn etlr que
dc¡¡te su rit¡l1o vital ¡sirlcopado.
Su p¡drc cs director del cemcnterio dc C¿rbonclale, lllinois, y su mrcle, profcsora universitr i".
l'or compatibilirlad Llc horariLrs, Lucreci¿ asiste a l¡ cscuela rrocturna y toda la furl]ia, nrcluso cl
hcrmaro m:ryor quc estudia pirr¡ médico fore¡sc, viste de ne8¡o. Hry quien podrix decir quc son
Lnr tnnto extraños, pcro no... Jugar a la rnyuela er l¡ cripta ñís ánti8ua del cemcnterio o dibujar
c¡ricatur¡s dur¡nte una c]ase magistral puede ser más diveriiclo de io que se cree. C¡mbiar l¡s flores
de Lll1a tlrmba a otra, mís emociolaüte incluso cluc and:rrell bicicleta-

Una vcz Lucreci0 ir)tc¡tó 1ev¡rrti rse tenrprarlq coDro h acen los clemás n iiros Al «rnar la campanilla
dcl despertidor abrni los oros.tür¡nte un miDuto comPleto. LueSo taió hs Persiaüas y sc dijo:
-(iraDalo sei mayor volveré :r intentarlo. O quizá nq porquc la lLrz cs otlo ibismo...
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El tr¿bajo e¡ li granja comicDza tempriDo. Primero hay que ordeñar la vaca, luego rlimentar
a las gallinas y a los chanchos. Después cepillar a la yegua y sacarla a pastar. A ella lc agrada scntir
cómo crlrje l¿ escsrcha del frío bajo slrs pies cn la m.rclugada. El silcncio de los árboles, el l¡tido del
sol ¡1 ¡rnanecerJLrstina es asmítica. Será por eso que disftuta tanto del airc puro y fresco que cntra,
cuando puede, el) sus pulmolcs. Los dias cn que su pccho le permite la aventu' r, ensilla a'lbrmenta
y salc a dar ulpaseo por el monte.
AJustina el colcgio le ¡burre, las macstras le daD urticaria. No entierde las conversaciones de
las nirias . En la granja aprendió iunto a sus hcrmanos cl alfabeto secreto coo cl que s€ cornunican
..

los ¿r rnrles: I¡ gr.lnr:ítica que rige la rnarcha cle las honrrigas, el llarn.rdo de auxilio de los corderos,
cóno rfen los cablJlos, cónro cantan l¡s lcchuzas en l¡ ¡oche. Esc cs el idiom¡ queJustña ama.
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Parecen palomas amortajadas, medialunas de m¿zapál arnaryo. Enla China Medieval losLombres
ricos beben el vino del tedio en vasos con foma de zapatito minúsculo. Se sabe: se¡hermosa es tener

pies de nube, pequeños lotos de oro...


A los cratro años, en una ceremonia que p¡ra la familia Lin Po Íire feliz, los pies de Madai fueron
ñerarnente vendados. Su padre le di)o: -Ahora deberás aprender a camina¡ con pies de amapola herida,
con pies de cabeza de al6ler Ahora debe¡ás urdir con dolory sileDcio tu corona de lis ñás pieciada.

Desde entonces hanpasado algunos inüernos. Laspocaspelsonas que han visto ala niñr ¿segur¿n
que su boca es un pequeño narciso carmesi, que verla andar con pasitos de colibrí suspendido del aire

es un espectáculo realmente delicioso.


Su padre augura: -Madai será la muier más bella ile toda la coma¡ca.
Si no fuera por sus sueños, ella incluso olvidaría que alguna vez corrió por Ios jardines.
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A Tamara le encanta destripar muñecas. Nada grave -aunque su madre no opine lo mismo.
GeneraLnente suele esperar unos meses a que envejezcan, a que el pelo se les ponga chuzo y
Ios ojos bizcos, a que pierdan su ropa de gala o sus zapatos de bafe aÍtes de someterias a cruentas
operaciones. Toma las tijeras de costurá y entonces las abre por deh¡te o por detrás, una y otra Yez,
busca su corazóq sushuesos. P(etende encontrár dentro de ellas el nisterio que les da es:I vida intensá

durante el tiempo que 1¿ acompañan: un reloj, un cristal, un bombón, acaso un hada...


Buscayrebusca, pero no: siempre ese vacío absurdo que la sorprende. No obstante, no pierdelas
esperanzas. Tamara cree que eldía que encuentre el secreto su madre ya no necesitátá de cirugias y
doctores) que en su casa ya no habrá sfencios de despedida. Ese dia,la vida volve¡á a serunafresta.
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{'. ... .!. ¡.'

Una es diestra, la otra no. A una le gustx el chocolate negro y a la otr¿, el blanco. Cuando
un.r tiene frio, la otra siente calor A pocas horas de coflocerlas la gente dcja dc creer que son
igualcs. Nina y Aniü son gemelas ¿D¿gr¿nr¿iticas un caso en un millón, le ha¡ info¡mado
en ld clinicx x sus padres. El asunto es scl]cillo: siendo lisicamente igualcs, soll exactamente
contrariN. Cuando una tiene har¡bre, la otra sed. Si üna está triste, Ia otra ostá contcDta. Y
¿tsí... Su madre se csfuerza en vestirl¿s iguales y eso suma confusión ¿l ¿sunto, porque siendo
taD distintas suelen jugar a ser la otra, y luego a ser su mejor amigat asi quc siendo dos,luego
son cuatro, y lucgo ocho y ¡¡uf!! -¡Nina, Anirr! grita su nradre-: iBasta ya!
l-lDtonces, sentadas en el sillón de la penitencia, ambas se ponen a pensar posiblcs nombres
para sus maridosi Rolando y Orlando, o Mateo Doros y Teodoro Mas, o...
Cualdo duen¡e se llana Ágatha y cuando ronrorea, Nlu¡icl. Si Ia ira muerde su corazón cle

terciopelo eütonces sc criza como LLra leoua y sc llarna Sekeht, )a vengaclora.


Para un;r gata, el nombre de los humanos vrle rruy poco. Y csta niña 1rl srbe. Por esq tcrte ¿ slr
espejo, c¡d¿maúána ln irvita a que ltL?,c¡uno nuevo. Sabe clue unagataquc ha rein¡do enEgiptor que
h¿ sido comcjc¡a de Osiris y de Cleopatra, que ha n.rvegado el Nilo cor ojos peregrinos ) que ticnc
orcjas de hechicer¡, plrede aburrirsc rnuypronto como sibih doméstic¡.
T¡1to tiempo csta niña esperti sr llegacla quc, rnás qre siete vidas, p¡rn ella tiene miles. Por eso
aiicnde ¡ sü $t:r coño lo que cs,una diosa qLLe hoy se llarna Nere a, que cte tiiajuega a dcsovillarla
pereTay de üoche conbate a oscffos malhechorcs -cucar¡ch¿s, pelusasy demás roeclores del hogar:
Una diosa quc luego se ¡cost¡rá al borde dc su cama ¡ con sus vigilias y salmos, custocliará el suciro.
Los dmidas cle tírnicas y b¡rl¡as bl¡¡cas insistencn ello. Al6nalizar Ia cc'¡crnonia sacrificial, Iuego de
cortar el muérdago yhoradar plegarias, lavan la hoz de oro en aqucl man)ntial certaüo ysc siertan en la
orilla. Bajo el agr.r y a sus pies, infinitas piedras gdses los escuchan.
Pasaráuriüviemoyluego otrg dicer.Aprenderemos el arte dclfuegq del tejido y dela caza. Seremos
L'xpcrtos en empuñ¡r la espada... Luego, sucederán lunas, solsticios, estaciones. Y un di¡, cnando el
rnusgo opaco cle rTuestro corazón se hayasecado, de pronto olvida¡emos ruestros nombres.

Entonces, dicel, cuanclo ya sólo seamos tn.r clrdq una pregunta, el espíritu dcl bosque vendrá a
nosotros. Qrizá lo haga disftazado de ciervo o de niña, qÚizá lestido col1 piel de corclero. Dimero
tendrcmos sed,luego c¡lor Luego frío. Y el viento comenzará a sisear entre robles y avcllaros, otra vez,
las ¡azoncs de la lu: la r.idr F.l mistcrio.
!
!
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