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Édgar Alejandro García Díaz

Corazón de Jesús
Descanso de nuestras almas

La relación que hay entre las palabras corazón y amor es tan evidente que cuando escuchamos o
leemos alguna de estas expresiones por ende nos evoca a la otra. Pues no puede haber amor sin
corazón, ni corazón sin amor. Si pensamos en amor, éste nos lleva al corazón, si hablamos del
corazón, éste nos lleva a hablar del amor. El Corazón nos habla de la pasión del amor, de manera
que esta efusión la podemos contemplar en la Cruz, en la que, Dios, en la persona de Jesús, abre su
corazón y se revela al hombre; latió por el Padre y por cada uno de nosotros. Así lo podemos leer en
el himno de Laudes del día del Sagrado corazón de Jesús:
Desde la cruz redentora,
el Señor nos dio el perdón,
y, para darnos su amor,
todo a la vez, sin medida,
abrió en su pecho una herida
y nos dio su corazón.
También el Youcat en el número 7 nos ilumina diciendo que «el hombre, mediante la razón, puede
conocer que existe Dios, pero no cómo es Dios realmente. Pero como Dios quería ser conocido, se
ha revelado a sí mismo. (…) Desde la Creación, pasando por los patriarcas y profetas hasta la
Revelación definitiva en su Hijo Jesucristo, Dios ha hablado una y otra vez a los hombres. En Él
nos ha abierto su corazón y mostrado claramente para siempre su ser más íntimo».
Es en el Corazón de Jesús en donde el Amor habla al corazón del hombre, es en el Sagrado Corazón
que podemos vivir la verdadera fraternidad, es por él que podemos pintar y escribir en los muros
que laten, en hojas y lienzos palpitantes teñidos de escarlata, y lo hacemos posible a su ejemplo, con
varios matices de cariño, con colores de ternura y la rúbrica de la tinta del Amor.
Esta solemnidad del Sagrado Corazón de Jesús y su tradicional fiesta viene en principio a raíz de las
doce promesas que Él hace a santa Margarita María Alacoque y el deseo de que durante nueve
meses seguidos, a la persona que comulgue los viernes primeros y acepte su amor, le concedería el
cumplimiento de tales promesas.
1.- Dar las gracias necesarias para su estado (casados, solteros, viudos o consagrados a Dios).
2.- Poner paz en sus familias.
3.- Consolación en las aflicciones.
4.- Ser su refugio durante la vida y, sobre todo, a la hora de la muerte.
5.- Bendecir en abundancia sus empresas.
6.- Los pecadores hallarán misericordia.
7.- Los tibios se harán fervorosos.
8.- Los fervorosos se elevarán rápidamente a gran perfección.
Édgar Alejandro García Díaz

9.- Bendiciones a los lugares en donde la imagen del Corazón sea expuesta y venerada.
10.- La gracia de mover corazones endurecidos.
11.- Quien propague esta devoción tendrá su nombre escrito en su Corazón y jamás será borrado de
Él.
12.- La gracia de la penitencia final: es decir, no morirán en desgracia y sin haber recibido los
sacramentos.
Que en esta solemnidad en que celebramos el amor que Dios tiene para con sus hijos en la tierra,
nos esforcemos por buscar con esperanza el encuentro con aquel que nos ha dado la vida y nos
mueva a llevar nuestros corazón al Corazón de Jesús y decirle con fe, en ti confío. Que el Sagrado
Corazón de Jesús nos conceda la gracia de la caridad para que así podamos amar como él nos ama,
dando la vida, abriendo nuestro para dar el corazón.

Valen tanto los hombres, su vida y su felicidad, que el mismo Hijo de Dios se entrega para
redimirlos, para limpiarlos, para elevarlos. ¿Quién no amará su Corazón tan herido? ¿Quién no
abrazará un Corazón tan puro?
- San Josemaría Escrivá

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