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Centro Regional de Profesores del Este

Rodríguez y Varela, los ilustres defensores de la Educación

Docente
Mag. Marisol Cabrera

Estudiante
Cayetano, Yemima
C.I. 5461019-0

Maldonado 18 de junio de 2022


Rodríguez y Varela, los ilustres defensores de la Educación
La obligatoriedad de Varela y Educación popular de Rodríguez

1. Introducción:

Analizaremos algunos principios claves de dos ilustres que reformaron los cimientos de la
educación. Tanto Rodríguez como Varela propusieron un modelo educativo al servicio del
pueblo. Elegí estos principios porque revolucionaron la educación tradicional, aunque las
ideas de Rodríguez quedo para la posterioridad como lo que debería de hacerse. En cuanto a
la “reforma vareliana”, emergió en el sistema educativo uruguayo, pero no trascendió ni
influencio a los países aledaños, algunos lo atribuyen a su corta vida.
La obligatoriedad etimológicamente viene del latín “obligatoruis” que significa “que obliga a
su cumplimiento y ejecución”. El significado de “Educación Popular” es un enfoque que
entiende la educación como un proceso participativo y transformador, en el que el
aprendizaje y la conceptualización se basa en la experiencia práctica de las propias personas.
Donde todas las personas tienen el mismo derecho a acceder al conocimiento, e ingresar al
aula sin prejuicio de procedencia o etnia. Los revolucionarios de la educación de los que
hablaremos son Simón Rodríguez (Venezuela), y José Pedro Varela (Uruguay).

2. Desarrollo:

2.1 José Pedro Varela y su contexto histórico


Varela nació en Montevideo el 19 de marzo de 1845. Provenía de una familia de intelectuales,
cultos e ilustrados. Varela fue periodista, poeta, y un pedagogo autodidacta, desde joven
demostró tener interés por los problemas sociales y políticos del país. Sus inspiraciones para
la construcción del sistema escolar uruguayo fueron: la reforma educativa de H. Mann, y el
educador argentino D. F. Sacramento. La enseñanza en ese entonces consistía en leer
mecánicamente, escribir, tener conocimientos de las tablas de aritmética, de memoria y en
coro, algo de ortografía, doctrina católica y rezo. No se concebían escuelas mixtas en las que
coexistieran varones y niñas.
Uno de los artículos más destacados de Varela fue uno llamado “Los gauchos”, escrito en
1865. En él pueden ya atisbarse preocupaciones de carácter social y educativo que se
incorporarán a su discurso posterior, en sus obras pedagógicas. Fue en 1867-1868 donde
conoce otras reformas educativas, que darán pie a la elaboración y desarrollo de un sólido
pensamiento pedagógico que dio base teórica a su reforma educacional vigente. Fue en este
entonces donde vuelve con ideas para transformar la enseñanza.
Sin embargo, fue en 1876, bajo la dictadura de Lorenzo Latorre, donde un íntimo amigo de
Varela le confía la Dirección de Instrucción Pública, cargo que ocupó hasta su muerte. A
pesar de no estar de acuerdo con el gobierno dictatorial, este, fue un periodo de grandes
avances, con respecto a su reforma educativa. Fue en 1877 donde su proyecto de ley es
aprobado por el Estado, aprueban el Decreto Ley de Educación Común. Por este medio se
establece la enseñanza escolar laica, gratuita y obligatoria. Principios que se sostienen y
representan al sistema educativo uruguayo. Eso se logró gracias al movimiento educacional
conocido como “Sociedad de Amigos de la Educación Popular” integrado por Varela junto
con varios jóvenes amigos defensores de la educación.

2.2 La obligatoriedad
Uruguay antes de la reforma no contaba con un sistema escolar desarrollado, apenas
funcionaban algunas escuelas sin coordinación entre sí, sin métodos pedagógicos, sin textos,
y los maestros no contaban con una formación adecuada. Esta situación comenzó a ser
cuestionada firmemente por Varela y el núcleo de jóvenes que lo acompañaron en la
Sociedad de Amigos de la Educación Popular. Fue así que comenzaron a crear escuelas,
bibliotecas populares, editando libros, y organizando conferencias. A partir de ahí
comenzaron paulatinamente las reformas en la educación. También unos de los aportes de
Varela fue la importancia de un programa único en la educación, en cuanto a la laicidad se
implantó totalmente diez años después de su muerte continuada por su hermano Jacobo
Varela, que realizó un trabajo fundamental de aplicación y desarrollo de la reforma.
Varela desarrolla los principios de un sistema educativo que considera la obligatoriedad de la
enseñanza y la funda en aquella concepción de que la libertad del hombre no es ilimitada, y
que la libertad propia tiene por límite insalvable la libertad ajena. Consecuentemente, el padre
o madre que priva a su hijo de la educación, comete un abuso que el poder público debe
reprimir. El reformador plantea que el Estado que exige de todos los ciudadanos la posesión
de ciertos conocimientos necesarios para desempeñar la ciudadanía debe exigir la educación,
y para eso, además, debe ofrecer gratuitamente los medios para hacerlo. Si bien se mantuvo la
gratuidad de la enseñanza y el régimen obligatorio (aunque disminuyendo en algo las
sanciones a los padres si estos no cumplían con su obligación), se cambió el criterio respecto
a la educación religiosa: la enseñanza del catecismo sería obligatoria, aunque se admitiría que
el padre que no estuviese de acuerdo pudiese retirar a su hijo durante esa enseñanza. Por ley,
todos los niños dentro del Estado uruguayo deben concurrir a la escuela. Al mismo tiempo,
sus padres tienen la obligación de enviarlos. En 1877 cuando la reforma de Varela apenas
comenzaba, funcionaban 196 escuelas con 17.000 alumnos. Dos años después había 310
escuelas y 23.200 alumnos. Sin dudas la obligatoriedad fue participe de este incremento de la
alfabetización. Pero no fue sólo esa la transformación de la escuela pública: se mejoraron los
programas y la metodología, los maestros se titularon en mayor número y, si bien no se había
creado la Escuela Normal que proyectó Varela, se realizaban charlas sobre temas educativos
de manera regular, muchas de ellas a cargo del propio Inspector Nacional, charlas a las que
debían asistir obligatoriamente los maestros.

2.3 Simón Rodríguez


En cuanto al Libertador Simón Rodríguez, nació el 28 de octubre de 1771 en Caracas,
territorio del virreinato de Nueva Granada. En 1793, a sus 22 años luego de que fuera
autorizado por el Cabildo de Caracas ejerce como ayudante de maestro en las primeras
escuelas públicas que estaban en pleno surgimiento. En ese entonces para ser maestro se
requería demostrar ante el Cabildo saber leer, escribir, contar y tener moralidad.
Los maestros eran de naturaleza autodidacta. En 1794 Rodríguez propone en un informe que
eleva al ayuntamiento, la creación de nuevas escuelas, cuestiona la falta de experiencia de
algunos maestros, reclama mejores condiciones materiales y salariales, así mismo defiende la
inclusión de pardos y morenos en las escuelas de primeras letras. En 1795 el Cabildo aprueba
provisoriamente las propuestas de Simón Rodríguez, luego las elevaría al órgano
correspondiente para la decisión definitoria. En 1797 abandona Venezuela.
Tuvo al igual que Varela influencias que inspiraron sus ideales reformatorios, en su caso fue
su Maestro Don Simón Rodríguez (1771-1854).
La educación del Libertador reflejo esa influencia desde la primera etapa de su vida, fue
quien le sirvió de guía para toda su carrera humanista e ideario de las ilustraciones y
pensamiento radical. El pensador Simón Rodríguez hizo grandes aportes al proceso educativo
latinoamericano, fue un educador y autodidacta, con criterios muy definidos, era un gran
lector de muchos libros que ingresaban a Venezuela de contrabando. Rodríguez creció en un
ambiente histórico donde los venezolanos se encontraban con muy poca salubridad, sin
garantías individuales ni derechos políticos, plegado de injusticias, con la riqueza
concentrada en pocas familias propietarios de las tierras, actúa desde una escasa y limitada
educación, con acceso restringido, para enrumbarla desembocando en lo educativo puro,
retando todas las condiciones negativas del momento.
Al ingresar Simón Rodríguez como Maestro de Primeras Letras, utiliza un método diferente,
coincidiendo con los criterios expresados por Rousseau, quien afirma “la educación de los
hombres es el uso que nos enseñan éstos a hacer de este desarrollo; y lo que nuestra
experiencia propia nos da a conocer acerca de los objetos cuya impresión recibimos, es la
educación de las cosas”, afirmando además el autor, que la educación del niño comienza
desde su nacimiento y que la primera educación es la más importante.

2.4 Educación Popular de Simón Rodríguez


No sólo era un fiel idealista defensor de la reciente escuela pública, sino también quería
hacerla popular, ferviente representante de la igualdad. También tenía ideas de
democratización, y emancipación latinoamericana. Luchó por los derechos de las mujeres,
niños e indígenas, también para que la escuela no fuera teorizante, memorística y repetitiva.
Defendía el co-aprendizaje de los otros y con ellos estimulaba la curiosidad, la pregunta, el
deseo de saber y conocer a través de la experiencia. Sostenía que instruir no es educar; ni la
instrucción puede ser un equivalente de la educación, aunque instruyendo se eduque.
Entiende a la Educación Popular como general, y lo que no es general, sin excepción, no es
verdaderamente público, y lo que no es público no es social. Su meta es socializar la
educación y hacerla así accesible para todos los niños de la república.
La Educación popular de Rodríguez su pensamiento y el actuar son de una originalidad nunca
antes vista en el continente americano. “Educación popular” es el nombre con el que
Rodríguez designa la irrupción de esta dimensión novedosa de la igualdad encarnada en la
inclusión de los niños de todas las castas en calidad de iguales en un mismo espacio escolar.
Este pionero de la educación presentó las ideas más democratizadoras de la época de la
emancipación, promoviendo la escuela pública y la educación popular. Sostenía que la
educación debe ser general para todo el pueblo y debe ser dirigida y financiada por el
Gobierno Nacional. Reconocía la obligación de los gobiernos de fortalecer la educación de
los niños, para así combatir la ignorancia la cual era el principio de todos los males. Según
Rodríguez, en el sistema republicano la autoridad se forma en la educación, porque educar es
crear voluntades. Se desarrolla en las costumbres, que son efectos necesarios de la Educación.
También sostenía que un pueblo republicano debe enseñar para tener quien sepa, y educar
para tener quien haga. Percibe a la educación como base para las relaciones sociales. Concibe
a la escuela como medio para generar cambios sociales que conlleven a la creación de una
civilización social con participación de todos.

3. Conclusión:
El nuevo método educativo planteado por Simón Rodríguez establecía actuaciones contrarias
al modelo educativo de exclusión en la colonia, promoviendo el acceso a la educación sin
distingo social y dando acceso a las mujeres.
Se promueve el acceso a la educación mediante la creación de escuelas considerando la
distancia para el traslado de los niños y la cantidad de estudiantes a ser atendidos.
En el proyecto educativo de Simón Rodríguez se perfila un nuevo modelo socio cultural, a
través de la formación del capital humano en libertad, respetando normativas establecidas.
Simón Rodríguez parte del supuesto de que el maestro en la escuela de primeras letras no
sólo enseña a leer y escribir y la aritmética, sino que se instruye al hombre acerca de las ideas
de una cosa, dando formación sobre el valor y su adecuado uso.
Sostiene que la formación del niño es la base para la futura formación y desempeño cuando
adulto. Refleja la educación pública y práctica, como una formación integral, sin distingo de
clases sociales. Instaura la contratación de los maestros con instrucción y embestidura social
para atender a las escuelas de primeras letras. Se establece la formación de maestros con las
cualidades requeridas para impartir clases en las escuelas de primeras letras. Promueve la
responsabilidad en la educación por parte del gobierno.
Al igual que Varela, Rodríguez tiene como objetivo fomentar y socializar la educación, y
ambos creen que todos son merecedores de ella, y aunque ninguno contaba con estudios
avanzados, eran autodidactas e ilustrados.
En cuanto a Varela fue no sólo un defensor, sino el reformista del sistema educativo, el cual
sigue vigente hasta la actualidad. No podría concebir la educación uruguaya de otra manera
que no sea laica, gratuita, y obligatoria, sin dudas tenemos un gran debe con dicho ilustre, y
con su hermano, el cual también tuvo un papel fundamental en la continuidad de la reforma
valeriana. En la actualidad se reconoce que la obligatoriedad trae consigo la escolarización, la
concurrencia de niños, niñas y adolescentes a un centro educativo tiene un valor esencial en
su desarrollo, aprendizaje e integración social. Finalizaré la conclusión con una frase muy
conocida de Varela, que refleja sus ideas y luchas: “La educación como la luz del sol, puede
y debe llegar a todos”.
Referencias bibliográficas:

Bralich, J. (2011). José Pedro Varela y la gestación de la escuela uruguaya. Revista Historia

de la Educación Latinoamericana, 13(17), 43–70.

Carreño Rivero, M. (2010). El pensamiento pedagógico de José Pedro Varela y su decisiva

influencia en la construcción del sistema educativo uruguayo. Universidad

Complutense de Madrid, 62(2), 53–61.

Rodríguez, S. (2004). Inventamos o erramos. Monte Ávila editores latinoamericana.

Ocampo López, J. (2007). Simón Rodríguez, El Maestro del Libertador. Revista Historia de

la Educación Latinoamericana, 9, 81–102.

Laboratorio de Medios Audiovisuales de la Universidad Pedagógica. (2016, 8 abril). SIMÓN

RODRÍGUEZ- Serie Maestros de América Latina [Vídeo]. YouTube.

https://www.youtube.com/watch?v=De7_PqIUKvU&t=402s

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