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Comunidad Andina de Naciones (CAN), Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA)

y Mercosur

Comunidad Andina de Naciones (CAN), Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA) y Mercosur

La Comunidad Andina de Naciones (CAN)

La Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA)

El Mercosur

El Tratado de Asunción (TA)

El Protocolo de Brasilia (PB)

El Protocolo de Ouro Preto (POP)

El Protocolo de Olivos (PO)

Referencias
LECCIÓN 1 de 9

Comunidad Andina de Naciones (CAN), Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA)


y Mercosur

El regionalismo en América latina, como hemos visto en la lectura anterior, no es un fenómeno de reciente data. Muchos países de la región, tras la independencia, se
propusieron iniciativas de unión política, por ejemplo, el Congreso de Lima de 1847, el Congreso de Santiago de Chile de 1856, entre otros casos. Empero fue menester esperar
hasta la segunda mitad del siglo XX con la necesaria promoción de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) para comenzar a vislumbrarse serios
proyectos de integración.

Los contenidos de esta unidad refieren esencialmente al estudio del proceso de integración del Mercosur. Comenzaremos con un breve repaso de sus antecedentes históricos y
normativos, luego analizaremos los diferentes tratados que han abordado la conformación e institucionalización del bloque; es decir, el Tratado de Asunción y los Protocolos de
Brasilia, Ouro Preto y Olivos.

Te propongo que leas atentamente el siguiente caso:

Dos grandes procesos de integración se presentan en Sudamérica: 1) La Comunidad Andina de Nacionales (CAN), por el acuerdo de Cartagena de 1969 y 2) El Mercado
Común del Sur (Mercosur), por el Tratado de Asunción.

En relación al Mercosur, en el año 2006, los presidentes de los cuatro países que integraban el Mercado Común del Sur y el de la República Bolivariana de Venezuela firmaron
en Caracas el Protocolo de adhesión de este último al bloque de integración regional. Este Protocolo, en su carácter de instrumento adicional al Tratado de Asunción, adquirió la
categoría de tratado internacional desde el punto de visa de los ordenamientos internos y, por ello, debía ser aprobado por los respectivos Poderes Legislativos y, luego
depositados los instrumentos de ratificación, habiéndose dispuesto que la República del Paraguay sería la depositaria de estos.

Ahora bien, Brasil, Uruguay y Argentina contaban con la aprobación legislativa del mentado Protocolo, empero la República del Paraguay lo había rechazado. Sin embargo, en
la misma oportunidad en que Paraguay fue suspendido, se aprobó la incorporación de Venezuela al Mercosur y se convocó a una reunión especial a los fines de su admisión
oficial al organismo para el día 31 de julio de 2012 en la ciudad de Río de Janeiro, República Federativa de Brasil. Con posterioridad se generó una crisis política e institucional
en el Mercosur motivada respecto al traspaso de la presidencia pro tempore, luego de que Uruguay informó el vencimiento de su mandato el 30 de julio de 2016. “Acto seguido
Venezuela se autoproclamó como Presidente pro tempore, generando una situación sui generis en el bloque regional sobre la necesidad, o no, de un consenso para el traspaso de
la presidencia” (Arredondo y Godio, 2017, p. 114).

En cuanto a la Comunidad Andina de Naciones, el tránsito hacia el cumplimiento de sus objetivos mostró una serie de tropiezos similares a los ocurridos en el Mercosur.
Comenzó en 1969 con la firma del Acuerdo de Cartagena entre Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú. Venezuela ingresó en 1973 y se retiró en 2006. Chile, por su parte, se
fue en 1976, aunque aún reviste la condición de Estado asociado al igual que Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay.

A continuación, te proponemos leer una serie de conceptos claves que te permitirán comprender el caso planteado.
LECCIÓN 2 de 9

La Comunidad Andina de Naciones (CAN)

El Acuerdo de Cartagena que da nacimiento al Grupo Andino fue firmado el 26 de mayo de 1969 entre Bolivia, Chile, Colombia, Ecuador y Perú. Venezuela
ingresó en 1973 y Chile se retiró en 1976. Su surgimiento obedeció inicialmente a un sentimiento de frustración ante los escasos logros de la ALALC y a su
vez, debido a la certidumbre de que la integración avanzaría más rápidamente entre países cercanos geográficamente, con unas características económicas
comunes y tratando de poner en funcionamiento un proceso de desgravación más expedito.

El Acuerdo de Cartagena tiene como propósitos promover el desarrollo equilibrado y armónico de los países miembros, acelerar su crecimiento mediante la
integración económica con la finalidad de mejorar las condiciones de vida de los habitantes de la subregión. Estos objetivos se alcanzarían a través de la
armonización de políticas económicas y sociales y la aproximación de las legislaciones nacionales en las materias pertinentes; la liberación comercial; la
programación conjunta del proceso de industrialización subregional; el establecimiento de un Arancel Externo Común; desarrollo del sector agropecuario;
atracción de inversión extranjera directa; la integración física y tratamientos preferenciales a Bolivia y Ecuador.

El Programa de Liberación Comercial tenía por objeto eliminar los gravámenes y las restricciones de cualquier orden que inciden sobre la importación de
productos originarios de cualquier país miembro. Este programa debía ser automático e irrevocable, comprendería la totalidad de los productos y debería de
estar completo para el 31 de diciembre de 1983. Por otra parte, el Arancel Externo Común (AEC) debía de establecerse para la misma fecha. Con el AEC se
buscaba lograr una protección adecuada para la producción subregional y estimular la eficiencia de la misma. La Comisión del Acuerdo, a propuesta de la
Junta podía modificar los niveles arancelarios comunes en la medida y en la oportunidad que se considerara conveniente para adecuarlos a las necesidades de
la subregión. Se concedieron facilidades especiales a Bolivia y Ecuador.

En el marco del Acuerdo de Cartagena se fue conformando un sistema de instituciones comunitarias con verdaderas atribuciones y poder para influir en el
proceso de integración que, se esperaba, abarcase todos los demás ámbitos de la vida de los Estados y no solamente lo económico y comercial.

Para ello se creó la Comisión, integrada por representantes de los gobiernos y la Junta, que era el órgano técnico-ejecutivo con facultades de iniciativa (…)
El Acuerdo se complementó con otras instituciones que, a la larga, pasaron a conformar el Sistema Andino de Integración (SAI). Ellas son: la Corporación
Andina de Fomento; el Fondo Andino de Reservas; los Convenios en el área social Andrés Bello (educación); Hipólito Unanue (salud) y Simón Rodríguez
(laboral); el Parlamento Andino y el Tribunal Andino de Justicia.

Coincidiendo con la evolución de los otros sistemas de integración descritos, el Grupo Andino presentó avances muy importantes en los primeros diez años
desde su creación. Aparte de completarse el SAI con la constitución de las instituciones arriba mencionadas, la Junta aprobó el Programa de Liberación
Comercial; la Nomenclatura Arancelaria Común (NABANDINA); el régimen común para el tratamiento de los capitales extranjeros, entre otros. El
crecimiento del comercio intra-andino durante los primeros años de existencia del Grupo fue enorme. Entre 1960 y 1970 aumentó un 153,5%. En otras áreas,
el progreso no fue tan notorio, especialmente en lo referente a la armonización de políticas económicas y coordinación de planes de desarrollo, debido a que
los mismos debieron enfrentar muy diversos enfoques nacionales, ocasionados por resistencias a lo interno de los países ante la intención de modificar sus
políticas nacionales.

Especialmente problemática fue la adopción de la Decisión 24 referente al Régimen Común de Tratamiento de Capital Extranjero. Las empresas
transnacionales se opusieron a su puesta en práctica, a pesar de que el mecanismo solo pretendía controlar la actuación del capital extranjero en pro del
desarrollo de los países andinos, pero fueron tan graves las tensiones al interior del Grupo, que Chile tomó la decisión de retirarse del mismo en 1976. Luego
de este hecho, el citado Régimen fue modificado y flexibilizado de tal manera que hoy prácticamente no existe.

(…)

Hacia fines de los años setenta comienza un largo período de declinación que se inició con la salida de Chile del Grupo, cuyo impacto político y psicológico
fue contundente. Asimismo, la falta de voluntad política de los Estados miembros para cumplir con las normativas andinas y los cambios de política
económica realizados por algunos de ellos -discordantes con los acuerdos del Grupo- y, finalmente, las diferencias ideológicas de los gobiernos de los
Estados miembros ocasionaron enfrentamientos políticos y territoriales entre ellos. Todo esto llevó al Grupo Andino a la inercia, con demoras e
incumplimientos y aunque el comercio intrarregional siguió creciendo, la tendencia era hacia la estabilización. Por otra parte, la negociación del AEC
también se estancó.

(…)

Ante esta situación tan crítica, los gobiernos andinos decidieron redefinir el camino del proceso de integración del Grupo Andino a través de la adopción de
una nueva estrategia económica basada en políticas liberales, acompañadas de cambios estructurales diseñados para lograr crecimiento económico sin
inflación basado en el libre comercio y disminuyendo la presencia del Estado en las economías, todo ello acompañado por una mayor apertura hacia el resto
del mundo. Estas decisiones fueron recogidas en el “Diseño estratégico para la Orientación del Grupo Andino”, aprobado por los Presidentes andinos en
1989. La Unión Aduanera Andina, aunque de manera imperfecta, está funcionando desde 1995, año en que entró en vigencia el Arancel Externo Común
adoptado por Colombia, Ecuador y Venezuela, y que contemplaba cuatro niveles básicos de 5, 10, 15 y 20%, respectivamente.

En 1996, en la VIII Reunión del Consejo Presidencial, se dio inicio al proceso de reforma institucional con el fin de dotar la Comunidad con mecanismos
idóneos para que ésta pudiera enfrentarse a los desafíos que planteaba una economía internacional en proceso de globalización. Ello requería no sólo
consolidar el mercado interno de la agrupación y abarcar nuevas áreas de integración, sino también lograr un mayor y mejor relacionamiento externo. A
partir de este momento se cambió el nombre del Grupo a Comunidad Andina. A partir de 1997, la Junta pasó a ser la Secretaría General y se estableció el
Consejo Presidencial Andino que junto con el Consejo Andino de Ministros de Relaciones Exteriores y la Comisión constituyen las instancias decisorias más
altas del Sistema Andino de Integración. El Secretario General cuenta con las atribuciones para actuar de vocero político con especial responsabilidad para la
proyección externa de la Comunidad.

En su reunión Cumbre de junio del 2000, los Presidentes reafirmaron también su compromiso de establecer el mercado común antes de 2005, creando las
condiciones para que, a la libre circulación de bienes, se añadiera la libre movilidad de servicios, de capitales y de personas. Hacia ese objetivo se ha
trabajado, aunque todavía no se ha logrado su consolidación, sin embargo, se han adoptado decisiones que han ido estructurando el marco jurídico para ello
(…)

En consonancia con su adhesión al modelo del regionalismo abierto y en ejecución de la Política Exterior Común, los países han proseguido con sus
negociaciones con terceros países con el objeto de mejorar su acceso a mercados externos. Así, en diciembre de 2003, se firmó en Montevideo el Convenio
Marco para el establecimiento de un Área de Libre Comercio entre la Comunidad Andina y Mercosur; de esta manera, Venezuela, Ecuador, Colombia y Perú
pasaron a ser Estados asociados del Mercosur. A su vez, los países del Mercosur tienen la misma condición con respecto a la CAN. Esta nueva agrupación
representa un mercado de 370 millones de personas con un PIB cercano a los 1.130 billones de dólares.

(…)

La Comunidad Andina ha logrado, hasta el momento, sobreponerse a la difícil coyuntura económica y política que afecta a sus países miembros, gracias, en
parte, al elevado grado de institucionalización alcanzado por la agrupación. Los esfuerzos realizados y los compromisos asumidos han llevado nuevamente a
que el comercio entre los cinco países miembros haya alcanzado niveles muy altos en los años 2004 y 2005, superando todas las expectativas al obtenerse las
cifras más altas en los últimos veinte años, con un crecimiento promedio de 36% (50,3% en 2004 y 22,3% en 2005). Por su parte, las exportaciones intra-
regionales superaron los 7.000 y 9.000 millones de dólares en los mismos años. Esto se debió especialmente a la recuperación del comercio colombo-
venezolano.

El duro golpe recibido por la CAN con el retiro inconsulto de Venezuela a causa de las negociaciones de tratados de libre comercio entre Perú y Colombia
con los Estados Unidos pareció poner en peligro el futuro de la comunidad. Sin embargo, los Presidentes de los otros cuatro países miembros, reiteraron
durante su encuentro en Quito en 2006, su convicción de que la integración es la vía necesaria y adecuada para contribuir al desarrollo armónico y
equilibrado de la subregión y que continuarían trabajando en la consolidación del mercado común y de todos los demás aspectos de la integración andina,
dejando la puerta abierta a Venezuela para que revise su decisión y pueda regresar a su ámbito natural de relación, aunque aparentemente, esto no sucederá
en el corto plazo, teniendo en cuenta las difíciles relaciones bilaterales entre nuestro país y Colombia, que han afectado de manera letal el comercio entre
ambos países.
Las negociaciones de tratados de libre comercio entre Colombia y Estados Unidos y de Perú también con Estados Unidos (2007), han logrado que la brecha
entre los miembros se haya profundizado pues los ha colocado manifiestamente en contra de Ecuador y Bolivia, aliados ideológicos de Venezuela y
miembros del ALBA (Black, 2010, pp. 119.- 125).

Al respecto Negro (2013) dice

últimamente la Comunidad Andina de Naciones está siendo puesta a prueba por los nuevos desafíos económicos (crisis económica mundial del 2008),
políticos (la mitad de los Estados difieren en sus identificaciones ideológicas gubernamentales de la otra mitad de los Estados parte) y sociales
(consecuencia, principalmente, de la crisis mundial). (p. 184)
LECCIÓN 3 de 9

La Alternativa Bolivariana de las Américas (ALBA)

Desde su creación en el año 2004, el ALBA1 ha tenido

[1] Con posterioridad a su creación, el nombre original del esquema ha tenido dos modificaciones: la primera en abril de 2006 al incorporarse Bolivia, en que a dicho nombre se agregó

“Tratado de Comercio de los Pueblos” (TCP); y, la segunda en junio de 2009 en el marco de la VI Cumbre del ALBA - TCP, en que el término “Alternativa” fue reemplazado por el de

“Alianza”. (Black, 2010, p. 35)

un notorio proceso de desarrollo y consolidación, lo que se expresa tanto en la incorporación de otros siete países a los dos originarios (Bolivia en 2006,
Nicaragua en 2007, Dominica y Honduras en 2008 y Ecuador, San Vicente y las Granadinas y Antigua y Barbuda en 2009), como en la puesta en marcha en
su seno de distintas iniciativas y en la diversificación y consolidación de su estructura institucional.

Fue el 14 de noviembre de 2004, cuando los gobiernos de Cuba y Venezuela suscribieron el Acuerdo para la aplicación de la Alternativa Bolivariana para las
Américas y una Declaración Conjunta, documentos fundacionales en los que se ha apoyado la construcción del ALBA. En el Acuerdo, anunciaron que “han
decidido dar pasos concretos hacia el proceso de integración” y definieron los principios en que se basaría la cooperación entre ambos países, así como un
conjunto de acciones inmediatas encaminadas a profundizar la integración.

A los pocos meses de su creación, empezaron a definirse un número importante de iniciativas entre Venezuela y Cuba, muchas de las cuales fueron
presentadas como parte del Plan Estratégico para la aplicación del ALBA acordado en abril de 2005, en la “Primera reunión Cuba-Venezuela para la
aplicación de la Alternativa Bolivariana para las Américas”, aprobando ambos gobiernos en esa reunión un total de 49 documentos, en los cuales se
acordaron temas vinculados a los servicios de salud, la formación en medicina y servicios educativos que Cuba prestaría a Venezuela, la apertura de filiales
de PDVSA y del Banco Industrial de Venezuela en Cuba, y la identificación inicial de 11 proyectos para el establecimiento de empresas mixtas.

El siguiente momento relevante en el desenvolvimiento del ALBA se dio con el ingreso de Bolivia, en abril de 2006, ya que ello implicó no sólo la
definición de un conjunto de acciones de ese país respecto de Cuba y Venezuela y a la inversa, sino también la incorporación de los principios presentes en la
propuesta boliviana de Tratados de Comercio de los Pueblos (TCP), definidos como “instrumentos de intercambio solidario y complementario entre los
países destinados a beneficiar a los pueblos en contraposición a los Tratados de Libre Comercio que persiguen incrementar el poder y el dominio de las
transnacionales” [Jefes de Estado y de Gobierno del ALBA-TCP, 2006].

En lo que respecta a las iniciativas, en dicha Cumbre se firmó el Tratado energético del ALBA –y, en el marco de ese Tratado, el Acuerdo Energético del
ALBA entre Venezuela y Nicaragua y el Acuerdo Energético del ALBA entre Venezuela y Bolivia– y se acordó el Proyecto Gran Nacional, consistente en más
de cuarenta proyectos en las áreas de educación, cultura, comercio justo, financiera, alimentación, salud, telecomunicaciones, transporte, turismo, minería,
industrial y energética, que incluyó además la decisión de ir creando un conjunto de empresas denominadas Gran Nacionales, con capital de los cuatro países
en ese entonces miembros del ALBA (…)

Paralelamente, otro ámbito en el cual también se han dado importantes avances en el ALBA-TCP es el referido a la construcción de una arquitectura
monetario-financiera entre los países de la Alianza. Al respecto, durante el periodo reciente dichos avances se han presentados en dos áreas: el Banco del
ALBA (el cual ya entró en funcionamiento en su sede de Caracas) y el Sistema Unitario de Compensación Regional de Pagos (SUCRE).

(…)

[En cuanto a este último], en la V Cumbre Extraordinaria del ALBA-TCP realizada los días 16 y 17 de abril de 2009 se firmó el Acuerdo Marco del Sistema
Único de Compensación Regional de Pagos (SUCRE) y en la VII Cumbre del ALBATCP, realizada en Cochabamba, Bolivia, el 17 de octubre de 2009, se
firmó el Tratado Constitutivo por parte de Bolivia, Cuba, Ecuador, Honduras, Nicaragua y Venezuela, acordándose además en dicha Cumbre el cambio de
nombre de “Sistema Único” a “Sistema Unitario”.

Se define al SUCRE “como mecanismo de cooperación, integración y complementación económica y financiera, destinado a la promoción del desarrollo
integral de la región latinoamericana y caribeña” [art. 1], identificando al Consejo Monetario Regional (CMR) del SUCRE como el máximo organismo de
decisión del Sistema, el cual estará conformado por: el "sucre"; la Cámara Central de Compensación de Pagos; y el Fondo de Reservas y Convergencia
Comercial [art. 2] (Black, 2010, pp. 35-37).
LECCIÓN 4 de 9

El Mercosur

Antecedentes históricos y normativos

Aun cuando se suele identificar los inicios de la cooperación entre Brasil y Argentina con el advenimiento de regímenes democráticos en ambos países, no
podemos soslayar que la antigua historia de rivalidad y desencuentros entre los dos socios más importantes del que sería luego el Mercosur quedo cerrada
durante los gobiernos de facto. En efecto, el 19 de octubre de 1979 se firmó el Acuerdo Tripartito sobre Corpus e Itaipú entre Argentina, Brasil y Paraguay
para solucionar el conflicto por las represas, y en 1980 finalmente se normalizaron las relaciones bilaterales cuando Videla y Figueredo firmaron numerosos
acuerdos de cooperación. A partir de entonces, pareció abrirse un importante camino hacia la integración. En tal sentido, el 17 de mayo de 1980 Argentina y
Brasil suscribieron un acuerdo de cooperación para el desarrollo y aplicación de los usos pacíficos de la energía nuclear. Además, Brasil apoyó las posiciones
argentinas en la Guerra de Malvinas, tanto en la Organización de Nacionales Unidas (ONU) como en la Organización de Estados Americanos (OEA).
(Negro, 2013, pp. 62-63)

Finalmente, y como antecedente más destacado que da lugar al posterior Programa de Integración y Cooperación Económica Brasil Argentina (PICE), encontramos

el Acta de Foz de Iguazú, de noviembre del año 1985, firmada por los entonces presidentes José Sarney y Raúl Alfonsín, corolario de un conjunto de
acciones y negociaciones en las que se buscó prefigurar un proceso de integración con alcances más vastos al que luego se concretó en el Tratado de
Asunción de marzo de 1991 (…)

En efecto, durante ese segundo lustro de los ochenta, en el marco de una coyuntura signada por fenómenos como los problemas crecientes del
endeudamiento externo, el auge del proteccionismo, el deterioro de los términos de intercambio a nivel internacional y las implicaciones positivas de la
estabilidad político-institucional de ambos países en la etapa pos dictatorial, los Presidentes de Argentina y Brasil expresaron una voluntad política
inequívoca en el sentido de acelerar el proceso de integración bilateral. Con ese objetivo estratégico se creó a finales de 1985 una Comisión Mixta de Alto
Nivel presidida por los Ministros de Relaciones Exteriores, al tiempo que se firmaron documentos de gran relevancia simbólica como la Declaración
Conjunta sobre Política Nuclear. Se buscaban dejar definitivamente atrás las hipótesis de conflicto y la pugna de liderazgos a nivel continental entre ambos
países. En 1986 Brasil y Argentina dieron un paso más con la firma del Acta para la Integración argentino-brasileña, que estableció el Programa de
Integración y Cooperación Económica (PICE) en procura de una convergencia comercial gradual y flexible entre ambos países frente a terceros mercados.
Este Programa sería el ámbito bajo el cual, en los años siguientes, se suscribirían entre ambos países numerosos acuerdos, protocolos y documentos sobre
muy diversos temas de la agenda integracionista bilateral.

El gran éxito del PICE, que rápidamente se orientó en una perspectiva de integración más abarcativa que lo meramente comercial, promovió que los otros
países de la región comenzaran también a desplegar su proactividad integracionista y bilateral. Para algunos países como Uruguay, quedar afuera del acuerdo
argentino-brasileño significaba la caída de sus acuerdos comerciales preferenciales, lo que alcanzaba perfiles de enorme desafío. De allí que preferentemente
Uruguay –al que se sumaría luego de la caída de la dictadura de Stroessner el Paraguay de la transición– buscó acoplarse con decisión a estos movimientos
de sus gigantescos vecinos, de modo de no quedar marginado del proyecto de integración regional iniciado.

Ese primer Mercosur, previo al Tratado de Asunción de 1991, languideció rápidamente con el cambio de época regional e internacional que ya comenzó a
prefigurarse hacia fines de la década de los ochenta, con la avanzada del programa neoconservador y ultraliberal. El cambio de rumbo coincidió también con
el relevo de gobiernos en Argentina y Brasil, en acompañamiento directo con la nueva ola ideológica a nivel internacional: en 1989 Carlos Saúl Menem
asumía como Presidente argentino, mientras al año siguiente hacía lo propio en Brasil Fernando Collor de Mello. Para decirlo de modo sintético, con telón de
fondo de las ideas liberales en la región y en el mundo, el modelo de Mercosur “fenicio” y casi exclusivamente orientado a lo comercial, con una
institucionalidad fuertemente intergubernamentalista y de baja intensidad, comenzó a gestarse muy claramente a partir de mediados de 1990. En julio de ese
año, precisamente, en la llamada Acta de Buenos Aires firmada por Collor de Mello y Menem, un modelo integracionista muy diferente comenzaba a ser
proyectado y programado.
Este documento firmado el 6 de julio de 1990 por los nuevos presidentes de Argentina y Brasil, proponía el establecimiento de “un Mercado Común entre
(ambos países), el que deberá encontrarse definitivamente conformado el 31 de diciembre de 1994”. En esa dirección, se dejaba expresa constancia en la
declaración que se pondría “especial énfasis en la coordinación de políticas macroeconómicas y en las rebajas arancelarias generalizadas, lineales y
automáticas, como metodologías primordiales para la conformación del mercado común”. En el Anexo I, dedicado a la “Metodología Para La Conformación
Del Mercado Común”, se enfatizaba que la “columna vertebral” de todo el proceso estaría dada por “rebajas arancelarias generalizadas, lineales y
automáticas para llegar al 31 de diciembre de 1994 al arancel 0 (cero) y eliminación de barreras paraarancelarias sobre la totalidad del Universo
Arancelario”. Se acordaba de todos modos que en aquellos “sectores considerados especialmente sensibles o altamente dinámicos y provistos de tecnologías
de punta” se podrían establecer “acuerdos especiales que (tuvieran) en cuenta sus características particulares”. Por su parte, en el Anexo II se creaba un
Grupo de Trabajo Binacional para la conformación del Mercado Común, al que en adelante se llamaría Grupo Mercado Común (GMC).

Esta iniciativa (…) suponía en primer lugar una inflexión histórica en las relaciones argentino-brasileñas, poniendo fin al paradigma del conflicto y de la puja
de liderazgos entre los grandes países de América del Sur. Como vimos, suponía también un viraje ideológico muy claro respecto a las iniciativas del lustro
anterior protagonizadas por Alfonsín y Sarney, asociándose con una visión netamente liberal y comercialista, alejada de cualquier resonancia desarrollista o
productivista. Al mismo tiempo, su concreción venía a desafiar con mucha fuerza a los otros países del Cono Sur. Fue en ese contexto que el gobierno
uruguayo lideró un movimiento de inmediata incorporación al nuevo bloque. El entonces Presidente uruguayo Luis Alberto Lacalle advertía las fuertes
consecuencias negativas que arrojaría un acuerdo bilateral entre Argentina y Brasil, que sin duda aislaría a Uruguay y a los demás países de la región. En su
incorporación, Uruguay buscó ser acompañado por Paraguay y Chile, a los efectos de equilibrar mejor las asimetrías inocultables del bloque a crearse. Sin
embargo, el objetivo de la incorporación de Chile en las condiciones previstas en materia arancelaria, resultaba imposible, por la diversidad total de los
grados de apertura alcanzados por su comercio, en especial en comparación con Brasil. Paraguay sí se incorporó y finalmente se llegó a la firma solemne del
Tratado de Asunción el 26 de marzo de 1991. (Caetano, 2011, pp. 30-32)
LECCIÓN 5 de 9

El Tratado de Asunción (TA)

El “Tratado para la constitución de un Mercado Común entre la República Argentina, la República Federativa del Brasil, la República del Paraguay y la
República Oriental del Uruguay” (…) fue firmado en la ciudad de Asunción el 26 de marzo de 1991 por los Presidentes y cancilleres de los cuatro países.
(Caetano, 2011, p. 32)

Este tratado entró en vigencia en noviembre de ese mismo año. El instrumento

previó la posibilidad de adhesión de otros estados miembros de la ALADI, pero condicionada a la negociación y aprobación unánime de los Estados parte del
Mercosur (art. 20).

A su turno, en 2005 se fijaron condiciones para la adhesión de nuevos miembros mediante la reglamentación del art. 20 del Tratado de Asunción (decisión
CMC n° 28/05). (Negro, 2013, p. 64)

En el año 2006, el gobierno de la República de Bolivia manifestó a la presidencia pro tempore del Mercosur su intención de iniciar los trabajos para la incorporación del país
como Estado parte del Mercosur. En Brasilia, el 7 de diciembre de 2012 Argentina, Brasil, Uruguay y Venezuela, sin la presencia de Paraguay (suspendido por ese entonces),
aprobaron el Protocolo de adhesión del Estado plurinacional de Bolivia al Mercosur. Dicho instrumento fue firmado por todos los socios finalmente en la 48 Cumbre de Jefes de
Estado y Estados asociados del bloque en julio de 2015. Empero aún Bolivia no es miembro pleno del Mercosur dado que este instrumento de adhesión se encuentra pendiente
de aprobación por el Congreso brasileño.

Resulta relevante destacar que se suscribió en la ciudad de Caracas el 4 de julio de 2006 el Protocolo de adhesión de la República Bolivariana de Venezuela al Mercosur. Como
se advirtió en el caso presentado al comienzo de la lectura, el referido protocolo, en su carácter de instrumento adicional al Tratado de Asunción, adquirió la categoría de tratado
internacional desde el punto de visa de los ordenamientos internos y, por ello, debía ser aprobado por los respectivos Poderes Legislativos y luego depositados los instrumentos
de ratificación, habiéndose dispuesto que la República del Paraguay sería la depositaria de estos. Ahora bien, Brasil, Uruguay y Argentina contaban con la aprobación
legislativa del mentado protocolo, pero la República del Paraguay lo había rechazado.

El 13 de Julio de 2012, la República Bolivariana de Venezuela depositó su instrumento de ratificación al Protocolo de Adhesión, por lo que finalmente, por decisión CMC N°
27/12, se dispuso que, a partir de agosto de 2012, adquiriera la condición de Estado parte y participara con todos los derechos y obligaciones en el Mercado Común del Sur.

Como relacionamos en el caso presentado, la República del Paraguay se negaba a aprobar la incorporación de Venezuela pese a todos los intentos desplegados en la región. Esto
se encuentra íntimamente relacionado con la suspensión de Paraguay.

En la cumbre de Mendoza, el 29 de junio 2012, Argentina, Brasil y Uruguay, a raíz de la destitución, el 22 de junio, del ex presidente Fernando Lugo, quien
fue removido por un juicio político sumario del Congreso paraguayo y reemplazado por el vicepresidente Federico Franco, decidieron “suspender a la
República del Paraguay del derecho de participar en los órganos del Mercosur y de las deliberaciones, en los términos del art. 5 del Protocolo de Ushuaia …
la suspensión cesará cuando, de acuerdo a lo establecido en el art. 7 del Protocolo de Ushuaia, se verifique el pleno restablecimiento del orden democrático
en la parte afectada. Los cancilleres mantendrán consultas regulares al respecto”. Para así decir, tuvieron en cuenta como antecedente la “Declaración de los
Estados partes del Mercosur y Estados asociados sobre la ruptura del orden democrático en Paraguay” adoptada el 24 de junio de 2012.

Con posterioridad, la decisión CMC N° 28/12 sobre la reglamentación de los aspectos operativos de la suspensión de Paraguay instruyó al Grupo Mercado
Común a reglamentar los aspectos operativos de la referida decisión sobre la suspensión de la República del Paraguay en el Mercosur.

A su turno, la decisión CMC N° 26/12 atribuyó con carácter provisional a la Secretaría del Mercosur la función de depositario de los tratados internacionales
firmados entre los Estados partes del Mercosur, incluidos los protocolos al Tratado de Asunción, acuerdos, protocolos e instrumentos complementarios en el
ámbito del Tratado de Asunción, los firmados por el Mercosur con otros Estados u organizaciones internacionales y sus instrumentos de ratificación,
mientras dure la suspensión de Paraguay del derecho de participar de los órganos del Mercosur y de las deliberaciones.

Por su parte el Consejo de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno de la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR), reunidos en la ciudad de Mendoza,
con fecha 29 de junio de 2012 en sesión extraordinaria, “luego de intensas gestiones, constatando el incumplimiento del derecho al debido proceso y no
haberse cumplido con las garantías suficientes para el derecho a la defensa del presidente sometido a juicio político”, decidió “1. Expresar su más enérgica
condena a la ruptura del orden democrático en la República del Paraguay (…)” (Negro, 2013, p. 65).

El 21 de abril de 2013 tuvieron lugar las elecciones generales de la República del Uruguay de acuerdo a su legislación electoral, por lo que los Estados parte del Mercosur
decidieron en Montevideo el 12 de julio del mismo año, cesar la suspensión dispuesta por haberse cumplimentado los requisitos establecidos por el art. 7 del Protocolo de
Ushuaia sobre Compromiso Democrático a partir del próximo 15 de agosto. Empero el Gobierno Nacional de Paraguay entendió que no podía volver al Mercosur hasta tanto no
se hallara una solución jurídica sobre el ingreso de Venezuela, lo que sucedió el 18 de diciembre del 2013 mediante la aprobación del Congreso Paraguayo.

La tranquilidad en el bloque duró relativamente poco y, a mediados de 2016, tuvieron lugar una serie de circunstancias e incidentes que llevaron a la suspensión de Venezuela.
Así se generó una crisis política e institucional en el marco del bloque respecto del traspaso de la presidencia pro tempore, como vimos en el caso descripto al inicio de la
lectura.

El 13 de septiembre de 2016 los Cancilleres de los Estados fundadores del Mercosur adoptaron la “Declaración conjunta relativa al funcionamiento del
Mercosur y al Protocolo de Adhesión de la República Bolivariana de Venezuela al Mercosur” por la que decidieron: declarar un estado de urgencia que
merece asegurar el funcionamiento del Mercosur; que la coordinación de las negociaciones externas con terceros países sea realizada por los Estados
fundadores; analizar nuevamente, el 1 de diciembre de 2016, el estado de cumplimiento de las obligaciones asumidas por la República Bolivariana de
Venezuela en el Protocolo de Adhesión al Mercosur; y, de persistir el incumplimiento luego de la fecha fijada, implicará el cese del ejercicio de los derechos
inherentes a la condición de Estado Parte del Mercosur de Venezuela hasta que los Estados signatarios del Tratado de Asunción dispongan las condiciones
para reestablecer su ejercicio.

Finalmente, el 2 de diciembre de 2016, los Cancilleres de los Estados Partes signatarios del TA notificaron a su par venezolana el cese del ejercicio de los
derechos inherentes a la condición de Estado Parte del Mercosur de la República Bolivariana de Venezuela (…) La decisión se funda, de manera genérica, en
la Convención de Viena sobre Derecho de los Tratados y, en particular, en la “Declaración Conjunta Relativa al Funcionamiento del Mercosur y al Protocolo
de adhesión de la República Bolivariana de Venezuela” adoptada por los Cancilleres de los Estados Partes signatarios del Tratado de asunción del 13 de
septiembre de 2013 (…) El comunicado oficial destaca:

“Venezuela contó con cuatro años para incorporar la normativa vigente del Mercosur y que se le otorgó un plazo adicional para honrar sus obligaciones, que
finalizó el 1 de diciembre de 2016 y que la medida adoptada regirá hasta que los Estados Partes signatarios del Tratado de Asunción convengan con ese país
las condiciones para reestablecer el ejercicio de sus derechos como Estado parte”.

(…)

La decisión del Tribunal Superior de Justicia de Venezuela de abrogar el ejercicio de competencias constitucionales de la Asamblea Nacional, ponerle fin a la
inmunidad parlamentaria que gozan sus diputados y encargar al Presidente Nicolás Maduro gobernar por decreto, mediante un régimen de excepción y, de
ser el caso, apelando a la Justicia Militar, motivó una reunión de emergencia de los países del bloque el 1 de abril de 2017 en Buenos Aires. La Declaración
emitida con posterioridad al encuentro insta “(…) al Gobierno de Venezuela a adoptar inmediatamente medidas concretas (…) para asegurar la efectiva
separación de poderes, el respeto al estado de derecho, a los derechos humanos y a las instituciones democráticas” y exhorta al dicho Gobierno “(...) a
respetar el cronograma electoral que se deriva de su normativa institucional, restablecer la separación de poderes (…)”. (Arredondo y Godio, 2017, pp. 114-
117)

Finalmente, el 5 de agosto de 2017, los cancilleres de los Estados miembros fundadores del Mercosur resolvieron suspender políticamente a la República Bolivariana de
Venezuela en todos sus derechos y obligaciones inherentes a la condición de Estado parte en base a lo dispuesto por el Protocolo de Ushuaia sobre Compromiso Democrático
hasta que se recupere plenamente el orden democrático.
Características generales del TA

El Tratado de Asunción es un tratado de debida forma o solemne, de carácter subregional, limitadamente abierto, multilateral, provisorio y programático (Freeland López
Lecube, 1996).

Es subregional porque el Mercosur se enmarca dentro de un acuerdo regional mayor, la ALADI (Asociación Latinoamericana de Integración), y tiende a crear un mercado
común entre cuatro de sus once firmantes.

Es limitadamente abierto porque permite la adhesión de nuevos socios, siempre que estos pertenezcan a la ALADI. Cualquier miembro de esta organización puede, según el
artículo 20, solicitar la adhesión, pero las solicitudes podrán ser examinadas por los Estados partes solo después de cinco años de vigencia de este Tratado. Podrán revisarse en
un plazo inferior aquellas solicitudes presentadas por países miembros de la Asociación Latinoamericana de Integración que no formen parte de esquemas de integración
subregional o de una asociación extrarregional. En todos los casos, la aprobación de las solicitudes será objeto de decisión unánime de los Estados Partes. Como se vio, solo
Venezuela ha solicitado su incorporación como miembro pleno (Arredondo y Godio, 2017).

Es plurilateral porque ha sido celebrado por varios sujetos de derecho internacional.

Es provisorio porque establece un programa a cumplir en un tiempo determinado: desde su entrada en vigencia hasta el 31 de diciembre de 1994. El mercado común es su
objetivo final. Sin embargo, el Protocolo de Ouro Preto (POP) no tiene esta limitación y expresa en su artículo 48 “el presente Protocolo, parte integrante del Tratado de

Asunción, tendrá duración indefinida”.2

[2] Art. 48- Protocolo de Ouro Preto. 1994.

Es programático en cuanto fija un programa y pone a cargo de las instituciones su desarrollo posterior, todo ello basado en los
principios de gradualidad, flexibilidad y equilibrio que orientan la construcción del sistema (Preámbulo del TA).

Según su contenido, el Tratado de Asunción es, al igual que el Tratado de Roma de 1957, un verdadero tratado de integración económica, política y jurídica.

Desde el punto de vista de las normas que el mismo genera, el Tratado de Asunción es un tratado constitutivo u originario. En efecto, será a partir de las
decisiones, resoluciones y directivas de los órganos por él creados que se irá desarrollando el posterior derecho derivado.

(…)

Las obligaciones contenidas y los derechos reconocidos por el Tratado de Asunción son jurídicamente obligatorios para los Estados parte desde el momento
en que el mismo entra en vigencia.

Rigen por tanto los clásicos principios de buena fe, de res inter alios acta (los tratados producen efectos sólo para las partes), de pacta sunt servandæ rebus
sic stantibus (los pactos deben ser cumplidos, en tanto no cambien de manera sustancial las condiciones que le dieron origen).

Estos principios se encuentran plasmados en lo dispuesto por el artículo 2: “El Mercado Común estará fundado en la reciprocidad de derechos y obligaciones
entre los Estados parte...”; y en su artículo 8 señala: “Los Estados parte se comprometen a preservar los compromisos asumidos...” (Granato, 2006, pp. 68-
69)

Con relación a su estructura, consta de un cuerpo principal y de cinco anexos. El cuerpo principal tiene un preámbulo y seis capítulos: I. Propósitos, principios e instrumentos;
II. Estructura orgánica; III. Vigencia; IV. Adhesión; V. Denuncia y VI. Disposiciones Generales. En cuanto a los cinco anexos, los mismos han sido sustituidos por normas
posteriores, por lo que han perdido gran parte de su trascendencia.
Objetivos y medios. De acuerdo con el artículo 1,

Los Estados Partes deciden constituir un Mercado Común, que deber estar conformado al 31 de diciembre de 1994, el que se denominará “Mercado Común
del Sur” (MERCOSUR).

Este Mercado Común implica:

La libre circulación de bienes, servicios y factores productivos entre los países, a través, entre otros, de la eliminación de los derechos aduaneros y
restricciones no arancelarias a la circulación de mercaderías y de cualquier otra medida equivalente;

El establecimiento de un arancel externo común y la adopción de una política comercial común con relación a terceros Estados o agrupaciones de Estados y
la coordinación de posiciones en foros económico comerciales regionales e internacionales;

La coordinación de políticas macroeconómicas y sectoriales entre los Estados Partes: de comercio exterior, agrícola, industrial, fiscal, monetaria, cambiaria y
de capitales, de servicios, aduanera, de transportes y comunicaciones y otras que se acuerden, a fin de asegurar condiciones adecuadas de competencia entre
los Estados Partes;

El compromiso de los Estados Partes de armonizar sus legislaciones en las áreas pertinentes, para lograr el fortalecimiento del proceso de integración.3

[3] Art. 1- Tratado para la Constitución de un Mercado Común entre La República Argentina, La República Federativa del Brasil, La República del Paraguay y La

República Oriental del Uruguay. 1991.

Como hemos mencionado, el Mercosur no constituye en la actualidad un Mercado Común, sino una unión aduanera imperfecta. En la Cumbre Presidencial de Foz de Iguazú de
diciembre de 2010 se fijó un cronograma para alcanzar la meta de una Unión Aduanera perfecta en el 2019.

Las herramientas que el Tratado de Asunción considera necesarias para constituir el Mercado Común se encuentran detalladas en el artículo 5 y son:

a) Un programa de liberalización comercial, que consistirá en rebajas arancelarias progresivas, lineales y automáticas, acompañada de la eliminación de
restricciones no arancelarias, así como de otras restricciones al comercio para llegar al 31 de diciembre de 1994 con arancel cero.

b) La coordinación de políticas macroeconómicas, que se realizará gradualmente y en forma convergente con los programas de desgravación arancelaria y
de la eliminación de restricciones no arancelarias.

c) Un arancel externo común que incentive la competitividad externa de los Estados parte.

d) La adopción de acuerdos sectoriales, con el fin de optimizar la utilización y movilidad de los factores de producción y de alcanzar escalas operativas
eficientes.4

[4] Art. 5- Tratado para la Constitución de un Mercado Común entre La República Argentina, La República Federativa del Brasil, La República del Paraguay y La
República Oriental del Uruguay. Op. cit.

Como señala Freeland López Lecube (1996)

Mucho de ello se ha alcanzado durante el período de transición (…) se ha conseguido con rigor y puntualidad el calendario de rebajas arancelarias convenido
en el Anexo I y ya tenemos un arancel aduanero externo común, lo que no es poca cosa. Pero lejos estamos de la eliminación de restricciones de tipo
arancelario (…) ni qué hablar de las otras tres libertades básicas, la de circulación de servicios, personas y capitales, aún en estado por demás embrionario.
(p. 103)
Además, no todo el comercio intrazona se encuentra liberado, ni todos los países miembros aplican los mismos aranceles. Existen excepciones puntuales que establecen
diferencias con países de extrazona.

Otras obligaciones asumidas por los Estados miembros en el Tratado de Asunción

Los arts. 2 a 4 y 6 a 8 establecen diversas obligaciones para los Estados miembros del Mercosur, a saber (Ekmekdjian, 1996):

Reciprocidad de derechos y obligaciones entre los Estados partes (art. 2): las obligaciones y derechos entre los socios no son necesariamente iguales. Justamente dos de sus
socios (Uruguay y Paraguay) tienen una serie de ventajas por su diferente nivel de desarrollo. El principio de reciprocidad se complementa con los de gradualidad, flexibilidad y
equilibrio; enumerados en el preámbulo.

Diferencias de ritmo: el programa de liberación comercial prevé excepciones para el período de transición. Las diferencias puntuales de ritmo se traducen en un estatus distinto
entre los socios, tanto por las excepciones al programa de liberación como por el ritmo de la reducción de tales excepciones, que es uno para Argentina y Brasil, y otro para los
socios restantes (arts. 6 y 7 del Anexo I). Finalizado el período de transición, el estatus de los cuatro países debe ser el mismo.

Relaciones con Estados ajenos al Mercosur (art. 4): el principio general en la materia es que deben asegurar (mandato imperativo) condiciones equitativas de comercio, para
los restantes socios del Mercosur. Para ello, los Estados miembros deben aplicar sus legislaciones nacionales para evitar subsidios, dumping o cualquier otra práctica desleal.
Además, los Estados miembros coordinarán sus respectivas políticas nacionales con el objeto de elaborar normas sobre competencia comercial.

Igualdad fiscal entre los socios (art 7): procede respecto de los productos originarios de cualquiera de los Estados partes, que tendrán el mismo tratamiento fiscal en el
territorio de todos los demás socios.

Coordinación en materia de tratados (art. 8): la obligación fundamental que se impone a los socios, tanto en sus negociaciones mutuas como con terceros, es no afectar los
objetivos del Mercosur y los intereses de sus socios.

Cláusula de la Nación más favorecida (art. 8, inc. d): se aplica de manera automática a todos los Estados partes, respecto de cualquier franquicia, ventaja, favor, etc. que uno
de los socios conceda a un producto originario de o destinado a terceros países no miembros de la ALADI.

Régimen de origen: el anexo II del TA establece las condiciones y requisitos para que los productos que transiten a través de la zona económica formada por el territorio de los
Estados miembros puedan considerarse originarios de ellos y, así, ampararse en el tratamiento de tales. El incumplimiento de este anexo traerá aparejada la aplicación de
sanciones, que deberán ser instrumentadas por los Estados partes (art. 12 del Anexo II).

Como ya se ha visto, entre los instrumentos que prevé la ALADI para la concreción de sus objetivos se encuentran los acuerdos de alcance parcial.

En este sentido, el Tratado de Asunción cumple con todos los requisitos para ser un acuerdo de este tipo: está abierto a la adhesión de los demás países
miembros de la ALADI (artículo 20), contiene las cláusulas de convergencia (artículo 8), el artículo 6 cumple lo previsto en cuanto a los tratamientos
diferenciales para los Estados parte, su duración es indefinida (artículo 19) y, por último, contiene normas en materia de origen, cláusulas de salvaguardia
(artículo 3), denuncia (artículo 21) y coordinación y armonización de políticas (artículo 1).

En cuanto al tipo de acuerdo de alcance parcial, el Tratado de Asunción es un acuerdo de complementación económica (ACE Nº 18, según terminología de la
ALADI).

Por su parte, los cuatro países signatarios del Tratado son parte del GATT – OMC, por lo que sus normas son obligatorias para los mismos. La extinción del
GATT como foro negociador a fines de 1995, y su reemplazo por la OMC, no altera la adecuación del Tratado de Asunción a las disposiciones del libre
comercio, ahora reguladas por la OMC. (Granato, 2006, pp. 66-67)
Estructura institucional

El formato institucional presente en el Tratado de Asunción de 1991 ofrecía tres rasgos definitorios de las aspiraciones y voluntades de los Estados Partes:

1 un neto sesgo intergubernamental de los órganos decisorios del bloque;

2 la definición tácita de que los acuerdos integracionistas tendrían el alcance de “actos legales incompletos”, sin el desarrollo de una normativa Mercosur
que pudiera ostentar la condición de algo cercano a un Derecho Comunitario (con la consiguiente inseguridad jurídica, agravada por las asimetrías
constitucionales y jurisdiccionales de los países socios) y con la anticipación de una más que problemática internalización de normas integracionistas
dentro de los derechos y leyes de los Estados partes; y

3 “la ausencia de un órgano jurisdiccional autónomo y propio del bloque”, lo que habría de traducirse en la configuración de mecanismos de solución de
controversias extremadamente flexibles y morosos, orientados a la negociación gradual y a veces poco menos que interminable entre los gobiernos (todo
lo que no sólo iba a configurar un caso nítido de déficit democrático en la institucionalidad y en el funcionamiento cotidiano del bloque, sino que iba a
generar, más tarde o temprano, la crisis de la eficacia socioeconómica de los acuerdos, en particular –como se verá más adelante- cuando los contextos
internacionales se volvieran desfavorables y las controversias y los contenciosos entre los socios del bloque se multiplicaran naturalmente) entre los
gobiernos (Caetano, 2011, p. 33).

Para lograr el cumplimiento de sus fines y para coordinar las relaciones interestatales, el Tratado de Asunción prevé la conformación de dos órganos
principales: el Consejo del Mercado Común (CMC) y el Grupo Mercado Común (GMC). Tales órganos tendrán a su cargo la administración y ejecución del
Tratado y de los acuerdos específicos y decisiones que se adopten durante el período de transición.

El Tratado dispone, asimismo, la creación de una Secretaría Administrativa del GMC y una Comisión Parlamentaria Conjunta.

1 Consejo del Mercado Común – CMC:

El CMC es, acorde lo establece el artículo 10 del Tratado, el órgano de mayor jerarquía institucional del Mercado Común. Entre sus principales tareas se
encuentra la orientación política del Mercado Común y la adopción de las decisiones necesarias para garantizar el cumplimiento de los objetivos y plazos
establecidos para la constitución del mismo.

El CMC está integrado por los ministros de Relaciones Exteriores y de Economía de los Estados parte. Cada seis
meses, y por orden alfabético, el CMC elegirá de su seno una Presidencia.

2 Grupo Mercado Común – GMC:

En su artículo 13 el Tratado de Asunción dispone la creación del llamado “Grupo Mercado Común”. El mismo es un órgano ejecutivo y con facultad de
iniciativa del Mercosur.

Con la coordinación de los ministros de Relaciones Exteriores, el GMC se ocupa fundamentalmente de velar por el cumplimiento del Tratado, asegurar el
cumplimiento de las decisiones adoptadas por el Consejo y proponer medidas concretas tendientes a la aplicación del programa de liberalización
comercial, coordinación de políticas macroeconómicas y negociación de acuerdos frente a terceros.

El GMC está integrado por cuatro miembros titulares y cuatro alternos que representan a los ministerios de Relaciones Exteriores, a los ministerios de
Economía y a los Bancos Centrales de los respectivos Estados parte.
El GMC, como ejecutor principal del esquema planteado por el Tratado de Asunción puede, a su vez, constituir diversos subgrupos de trabajo. Los
subgrupos de trabajo iniciales están previstos en el Anexo V del Tratado.

3 Secretaría Administrativa del GMC:

El GMC cuenta con una Secretaría Administrativa con sede en la ciudad de Montevideo, cuya principal función consiste en el archivo de documentación y
llevar a cabo las comunicaciones de actividades del Mercosur.

4 Comisión Parlamentaria Conjunta:

Finalmente, el Tratado de Asunción prevé en su artículo 24 la creación de una Comisión Parlamentaria Conjunta. La misma tiene asignada la función
general de facilitar el avance hacia la constitución del Mercado Común. El Tratado no prevé la forma en que la misma estará integrada.

Esta estructura orgánica antes descripta es la que el Tratado de Asunción estableció para la etapa de transición, que según el mismo concluía el 31 de
diciembre de 1994, debiendo los Estados parte darse antes de esa fecha una organización institucional definitiva. (Granato, 2006, pp. 71-73)

Figura 1: Resumen del esquema institucional delineado por el Tratado de Asunción

Fuente: Caetano, G. (2011). Cuadro 1. Evolución de la Estructura Institucional (Tratado de Asunción 1991), p. 32.

Por último y en relación al caso expuesto al comienzo de la lectura es menester que identifiques lo que señala Negro (2013)

En cuanto a las relaciones entre la CAN y el Mercosur, hay que señalar que son muy fluidas y beneficiosas para ambos procesos de integración, ya que
abarcan temas comerciales y políticos.

En dicho marco hay que señalar que tanto el Mercosur como el CAN consideran a los países del otro proceso como Estados asociados. En el caso particular
de la CAN, consideran a Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay como Estados asociados desde el año 2005 y desde el año siguiente el proceso de
integración andino les permite participar en sus órganos, mecanismos y medidas.
Cabe resaltar que las relaciones CAN-MERCOSUR se iniciaron con la suscripción de un acuerdo marco para la creación de una zona de libre comercio entre
ambos bloques a alcanzarse en dos etapas: una inicial, con el fin de llegar a un Acuerdo Preferencias Fijas y una final para establecer un acuerdo de libre
comercio.

En 1999 se modificó la forma de negociación, aceptándose que la misma se realice entre un bloque y uno o varios Estados en forma independiente, lo que
dio lugar a que en el año 2000 se celebre un acuerdo entre los estados parte de la CAN con la Argentina para establecer un acuerdo de alcance parcial de
complementación económica, que entró en vigor el 1 de agosto de 2000 (…)

La CAN tiene fluidas relaciones con Chile, que fue uno de los Estados miembros originarios de este proceso de integración, hasta que lo abandonó en el año
1976. Sin embargo, en el año 2006 se convirtió en miembro asociado de la CAN y desde esa fecha mantienen intensas relaciones e intercambio comercial.
(pp. 182-183)
LECCIÓN 6 de 9

El Protocolo de Brasilia (PB)

En cumplimiento de lo dispuesto por el Tratado de Asunción, en la III Reunión del Grupo Mercado Común (GMC) celebrada entre los días 21 y 23 de octubre de 1991 en
Asunción del Paraguay, se creó un grupo ad hoc con la finalidad de preparar un proyecto de Sistema de Solución de Controversias para el período de transición. Este trabajo
debía concluir antes de la reunión que el GMC llevaría a cabo en diciembre del mismo año.

Entre el 4 y 6 de noviembre de 1991, Montevideo fue la sede de la reunión del Grupo ad hoc integrado por representantes de los cuatro países. La delegación argentina presentó
un documento que se utilizó como base para las negociaciones en las que se analizaron las controversias entre los Estados, con decisiones vinculantes para las partes
involucradas y la conveniencia de incorporar una vía rápida para los reclamos de particulares.

La propuesta se presentó en la IV Reunión del GMC celebrada en Brasilia, entre los días 13 y 17 de diciembre de 1991, y fue aprobada con pequeñas modificaciones por la
Resolución 1/91 y elevada al CMC, para su consideración. Este cuerpo aprobó el Protocolo de Brasilia para la Solución de Controversias el 17 de diciembre de 1991, el cual
fue suscripto por los cuatro Estados Parte y entró en vigencia el 24 de abril de 1993 (Negro, 2013).

De acuerdo a Negro (2013)

En primer lugar, debemos advertir que los mecanismos instituidos en el Protocolo de Brasilia de diciembre de 1991 fueron concebidos para ser utilizados
durante un periodo de transición. Sin embargo, el Protocolo de Ouro Preto del 1° de diciembre de 1994 prorrogó su vigencia hasta el año 2006. (p. 118)

El mecanismo adoptado por el protocolo es

Una primera etapa se lleva a cabo a través de negociaciones durante un breve periodo. Si las mismas fracasan, el Grupo Mercado Común formulará
recomendaciones, asesorado por expertos, si se estimare necesario. Asimismo, se puede optar por iniciar el procedimiento ante la Comisión de Comercio.
Esta elección no elimina la posibilidad de reclamo posterior ante el Grupo Mercado Común. Si la controversia aún no hubiera encontrado solución, se inicia
la instancia arbitral, a través de la conformación de un tribunal ad hoc, compuesto por tres árbitros.

El laudo es vinculante para las partes y no podrá ser apelado (ante la inexistencia de un órgano de apelación hasta la entrada en vigencia del Protocolo de
Olivos) salvo la solicitud de su aclaración (art. 21 Protocolo de Brasilia).

(…)

Cabe destacar que los particulares, ya sean personas físicas o jurídicas, no pueden acceder a la instancia arbitral. Sus reclamos contra medidas legales o
administrativas restrictivas, discriminatorias o de competencia desleal violatorias de normas del Mercosur, sólo pueden ser canalizadas a través de la Sección
Nacional del Grupo Mercado Común del Estado parte donde el particular tenga su residencia habitual o la sede de sus negocios. Ésta podrá negociar con la
Sección Nacional del Estado parte al que se le atribuye la violación o podrá elevar la reclamación ante el Grupo Mercado Común.

En suma, la legitimación activa y pasiva en el sistema de resolución de controversias adoptado por el Protocolo de Brasilia es siempre de los Estados. Sólo se
admite la iniciativa de los particulares. (Negro, 2013, pp. 118-119)

El sistema de solución de controversias descripto es pasible de numerosas críticas, entre ellas (Feldstein de Cárdenas, 2006):

La proliferación de mecanismos de negociación y conciliación, en desmedro de instancias jurisdiccionales.


El alto porcentaje de consultas y reclamaciones pendientes de resolución o resueltas de modo insatisfactorio.

La extrema flexibilidad en los plazos. Las partes de una controversia pueden prolongar de común acuerdo casi indefinidamente la etapa de negociación.
Ello significa un fuerte grado de incertidumbre para el sector privado.

El carácter ad hoc de los tribunales arbitrales. Esto genera imprevisibilidad debido a las divergentes interpretaciones y aplicación de las normas del
Mercosur.

La inexistencia de un órgano de apelación que impide la formación de un cuerpo de interpretación común.

La validez limitada de las decisiones de los tribunales arbitrales ad hoc, circunscriptas al caso y a las partes en conflicto. En efecto, estas decisiones no son
consideradas fuentes legales del Mercosur.

La exclusión de los particulares como sujetos legitimados para la defensa de sus intereses y derechos reconocidos en el marco del bloque.

Gran parte de estas críticas subsisten respecto al sistema de solución de controversias creado por el Protocolo de Olivos, lo veremos más adelante.
LECCIÓN 7 de 9

El Protocolo de Ouro Preto (POP)

En cumplimiento de lo previsto por el Tratado de Asunción, el 17 de diciembre de 1994, se aprobó en la ciudad de Ouro Preto (Brasil) un protocolo adicional sobre la estructura
institucional del Mercosur, denominado Protocolo de Ouro Preto.

Entre los avances institucionales que consagra,

se terminó de consolidar la creación de un nuevo órgano decisorio como la Comisión de Comercio del Mercosur (CCM), igualmente dependiente de los
Poderes Ejecutivos; se efectivizó la creación formal de órganos consultivos con atribuciones menguadas como la Comisión Parlamentaria Conjunta (CPC) y
el Foro Consultivo Económico y Social (FCES); se profundizó en torno a la personalidad jurídica internacional del bloque; se reglamentó el mecanismo de
internalización y vigencia de la normativa del Mercosur; se consolidó y reglamentó el funcionamiento de instancias auxiliares dependientes del CMC como
los nuevos Subgrupos de Trabajo (SGT), los Comités Técnicos, las Reuniones Especializadas y las Reuniones de Ministros; se mejoraron los mecanismos de
solución de controversias; entre otras innovaciones menores (Caetano, 2011, p. 35).

A partir de este Protocolo, la estructura institucional del Mercosur tendrá los siguientes órganos:

El Consejo del Mercado Común (CMC)



“Órgano superior del Mercosur al cual incumbe la conducción política del proceso de integración y la toma de decisiones” (Mercosur, s.f., https://www.mercosur.int/quienes-somos/organigrama-
mercosur/).

El Grupo Mercado Común (GMC)



“Órgano ejecutivo (…) [que] se pronuncia mediante Resoluciones, las cuales son obligatorias para los Estados Partes” (Mercosur, s.f., https://www.mercosur.int/quienes-somos/organigrama-
mercosur/).

La Comisión de Comercio del Mercosur (CCM)



Órgano encargado de asistir al Grupo Mercado Común, [le] compete velar por la aplicación de los instrumentos de política comercial común acordados por los Estados Partes para el
funcionamiento de la unión aduanera, así como efectuar el seguimiento y revisar los temas y materias relacionados con las políticas comerciales comunes, con el comercio intra-Mercosur y con
terceros países. (Mercosur, s.f., https://www.mercosur.int/quienes-somos/organigrama-mercosur/)

La Comisión Parlamentaria Conjunta (CPC)



“Órgano representativo de los Parlamentos de los Estados Partes en el ámbito del Mercosur”,5 que “procurará acelerar los procedimientos internos correspondientes en los Estados Partes para la
pronta entrada en vigor de las normas emanadas de los órganos del Mercosur”.6
[5] Art. 22- Protocolo de Ouro Preto. Op. cit
[6] Art. 25- Protocolo de Ouro Preto. Op. cit.

El Foro Consultivo Económico-Social (FCES)



“Órgano de representación de los sectores económicos y sociales”.7
[7] Art. 28- Protocolo de Ouro Preto. Op. cit.

La Secretaría Administrativa del Mercosur (SAM)



Órgano de apoyo operativo que “será responsable de la prestación de servicios a los demás órganos del Mercosur y tendrá sede permanente en la ciudad de Montevideo”.8
[8] Art. 31- Protocolo de Ouro Preto. Op. cit.

El siguiente cuadro resume el esquema institucional delineado por el Protocolo de Ouro Preto cuyas características particulares serán analizadas al describir el sistema
institucional del Mercosur.

Figura 2: Estructura institucional definida en el Protocolo de Ouro Preto (1994)

Fuente: Caetano, G. (2011). Cuadro 2. Evolución de la Estructura Institucional (Protocolo de Ouro Preto 1994), p. 36.
LECCIÓN 8 de 9

El Protocolo de Olivos (PO)

Por múltiples razones, luego del colapso político y financiero de la Argentina durante los años 2001 y 2002, con su fortísimo impacto en toda la región, la
voluntad política e institucionalista no sólo se consolidó, sino que comenzó a producir impactos y resultados importantes a nivel de los gobiernos. El 18 de
febrero del 2002, reunidos en la Quinta Presidencial de Olivos y teniendo como anfitrión al entonces novel Presidente argentino, Eduardo Duhalde, los
Presidentes y Ministros de Relaciones Exteriores de los cuatro países del Mercosur firmaban el largamente esperado Protocolo para la Solución de
Controversias en el Mercosur. Este paso fundamental en la consolidación institucional del bloque, demanda largamente postergada en particular por los
recelos y vetos del Brasil en la materia, implicaba sin duda un avance sustantivo y revelaba que la situación de críticas dificultades económicas y sociales por
las que atravesaba la región podía configurar un escenario propicio para darle mayor peso y agilidad al proceso integracionista. (Caetano, 2011, pp. 42-43)

Este instrumento es parte integrante del Tratado de Asunción (art. 52). Entró en vigencia el día 2 de enero del año 2004 y derogó el Protocolo de Brasilia. Entre las innovaciones
más importantes que introduce se destaca la creación del Tribunal Permanente de Revisión (TPR) con el objeto de "garantizar la correcta interpretación, aplicación y

cumplimiento de los instrumentos fundamentales del proceso de integración y del conjunto normativo del Mercosur de forma consistente y sistemática".9 El Tribunal
Permanente de Revisión tiene su sede en la ciudad de Asunción, Paraguay.

[9] Preámbulo- Protocolo de Olivos. 2002.

La constitución del TPR marca un importante avance en el sistema de solución de controversias previsto en el Protocolo de Brasilia,
sistema que carecía de una instancia de revisión de sus laudos, como la que hoy conforma el TPR. Otro aspecto innovador del
Protocolo de Olivos es el relativo al mecanismo de opiniones consultivas, instituido con la finalidad de contribuir a la interpretación y
aplicación correcta y uniforme de las normas del Mercosur, aun cuando carezcan de efecto vinculante y obligatorio. “Podrán solicitar
opiniones consultivas al Tribunal Permanente de Revisión todos los Estados partes del Mercosur actuando conjuntamente, los órganos
con capacidad decisoria del Mercosur y los Tribunales Superiores de los Estados Partes” (Negro, 2013, p. 128).

El 15 de diciembre de 2003, en Montevideo, el Consejo del Mercado Común por Decisión 37/03 aprobó como Anexo el Reglamento
del Protocolo de Olivos para la Solución de Controversias en el Mercosur, que contiene una reglamentación detallada, en especial de
los procedimientos establecidos en el Protocolo. Se destaca que el art. 2° de dicha decisión del CMC señala que la misma no necesita
ser incorporada a los ordenamientos jurídicos nacionales de los Estados Partes por reglamentar aspectos de funcionamiento o de la
organización del Mercosur.

El sistema de solución de controversias previsto por el Protocolo rige en la actualidad y será descripto más adelante en esta asignatura.

A efectos de repasar algunos de los conceptos analizados te propongo hacer una actividad.

Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay son Estados asociados desde el año


Comunidad Andina de Naciones
2005. Desde 2006
Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay son los Estados miembros
Mercado Común Del Sur
fundadores. Ellos participa

Protocolo de Ouro Preto Crea la Comisión de Comercio del Mercosur.

Protocolo de Olivos Crea el Tribunal Permanente de Revisión del Mercosur.

SUBMIT
LECCIÓN 9 de 9

Referencias

Arredondo, R. y Godio, L. (2017). La suspensión y terminación de los tratados: el caso de Venezuela y el Mercosur. Revista Electrónica del Instituto de Investigaciones
Ambrosio L. Gioja, (18), 101-144.

Black, M. (2010). La Integración en América Latina: ¿Realidad o utopía? Mundo Nuevo. Revista de Estudios Latinoamericanos, 2 (4), 105-135.

Caetano, G. (Coord.) (2011). Mercosur: 20 años. Montevideo: Centro de Formación para la Integración Regional (CEFIR).

Ekmekdjian, M. A. (1996). Introducción al Derecho Comunitario Latinoamericano. Segunda edición. Buenos Aires: Depalma.

Feldstein de Cárdenas, S. (2006). Del Protocolo de Brasilia al Protocolo de Olivos: Los desafíos pendientes, Ponencia presentada y aprobada ante el II Congreso Bonaerense
de Derecho Comercial. Comisión 6: Arbitraje Comercial. Colegio de Abogados del Departamento Judicial de San Isidro. Instituto de Derecho Internacional Privado, 11, 12 y 13
de mayo de 2006.

Freeland López Lecube, A. (1996). Manual de Derecho Comunitario. Buenos Aires: Ábaco.

Granato, L. (2006). Aportes para la protección y defensa del inversor extranjero en el Mercosur [documento en línea]. Recuperado de https://www.eumed.net/libros-
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Mercosur. (s.f.). Organigrama. Recuperado de https://www.mercosur.int/quienes-somos/organigrama-mercosur/.

Negro. S. (Dir.). (2013). Derecho de la Integración. Manual. Buenos Aires: B de F.

Protocolo de Ouro Preto. Estados signatarios. 17 de diciembre de 1994, Ouro Preto, Brasil.

Protocolo de Olivos. Estados signatarios. 18 de febrero de 2002, Olivos, Argentina.

Tratado para la Constitución de un Mercado Común entre La República Argentina, La República Federativa del Brasil, La República del Paraguay y La República
Oriental del Uruguay. Estados Partes. 26 de marzo de 1991, Asunción, Paraguay.

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