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El Corazón de Cristo

La devoción al Sagrado Corazón de Jesús es una de las devociones más


grandes que tiene la iglesia; y esto se debe especialmente a sus frutos de
santidad. Esta devoción está íntimamente unida a la santidad personal,
podríamos decir que este es su fruto más importante. Esto se puede ver
claramente en las promesas que Jesús hizo a Santa Margarita cuando dijo:
que las almas tibias se volverán fervorosas y las almas fervorosas se
elevarán a gran perfección. San Juan Eudes el gran apóstol del Sagrado
Corazon escribia:
Este corazón Es un horno del divino amor, del todo, ardiente por el fuego del Espíritu Santo
que purifica, abrasa y transforma en él a todos los que desean unirse a este amabilísimo
Corazón. Y para decirlo todo, en una palabra, en este Corazón adorable están ocultos todos los
tesoros de la sabiduría y de la ciencia divina

No podemos desarrollar aquí todo lo que significa e implica esta devoción,


pero si quería detenerme en un elemento que me parece fundamental en
orden a nuestro crecimiento espiritual.
Lo más importante de la devoción del Sagrado corazón no es tanto las
obras que tengo que hacer sino de esperar, Si esperar y confiar en que el
corazón de Cristo me puede conceder todas las gracias que necesito para mi
santidad.

Muchas veces nos puede pasar que no experimentemos avances nuestra


vida espiritual o nos pueden parecer que vamos demasiado lento.
y que muchas veces nos puede estar faltando o puede ser que no lo
tengamos tan en cuenta como deberíamos. Me refiero a la confianza en el
sagrado Corazón. Sí, es verdad creemos en el sagrado corazón, pero
muchas veces no obtenemos todos los frutos de esta devoción porque nos
falta confiar más. San Juan de la Cruz enseñaba: “De Dios obtenemos
tanto como esperamos.”
Se trata de confiar realemnte que cristo me puede dar todas las gracias que
necesito para la santidad.
Hoy la liturgia se detiene entorno al celebramos la solemnidad del Sagrado
Corazón de Jesús. Hoy toda la iglesia se detiene a contemplar ese corazón
abierto por la lanza, coronado de espinas, levantado en una cruz, se debe todo honor,
adoración y amor, como a Corazón Divino, porque está unido a la Persona de Jesús. Al mismo,
liturgia se detiene
como símbolo del Divino Amor, consagrémonos con toda el alma.
entorno al corazón de Cristo. Esta solemnidad del Sagrado Corazón de
Jesús nos tiene que llevar a reflexionar sobre nuestra santidad personal.
La devoción al sagrado corazón…. A la santidad a
Busca que nos configuremos a Cristo… muestro derecho propio nos los
pide.
44. Queremos imitar lo más perfectamente posible a Jesucristo ya que Él nos enseña: Os he
dado ejemplo (Jn 13,15) y San Pablo exhorta: Tened los mismos sentimientos que tuvo Cristo
Jesús... (Flp 2,5), de tal manera que seamos el buen olor de Cristo (2 Cor 2,15), embajadores de
Cristo (2 Cor 5,20) ... del misterio del Evangelio (Ef 6,19), carta de Cristo (2 Cor 3,3), revestidos
de Cristo (Gal 3,27), firmemente convencidos de que somos predestinados a ser conformes
con la imagen de su Hijo (Rom 8,29), reproduciéndolo65, haciéndonos semejantes a Él66,
configurándonos con Él67, sabiendo que reflejamos la misma imagen (2 Cor 3,18) del Hijo
Único de Dios. Queremos imitarlo hasta que podamos, de verdad, decir a los demás, Sed
imitadores míos, como yo lo soy de Cristo (1 Cor 11,1), ya no vivo yo, es Cristo quien vive en mí
(Gal 2,20).

Dejarse conquistar totalmente por Cristo.


La Iglesia y el mundo necesitan religiosos santos que sean reflejo del
corazón de Cristo.
Aprende de mi que soy manso y humilde… aprender del corazón de Cristo
Muchos le honran en sus imágenes y tienen especial devoción a los cuadros del sagrado
corazón de Jesús. Este culto es bueno, pero es solamente relativo, y nosotros debemos ir más
allá de la imagen, hasta llegar a la realidad. En el santísimo Sacramento está vivo y late por
nosotros... Que Él sea nuestra vida y que el centro de nuestra actividad se halle en ese corazón
vivo y animado; sepamos honrar al sagrado corazón de Jesús en la Eucaristía y hagamos de
manera que siempre anden unidas estas dos cosas en nuestras devociones, sin admitir nunca
separación entre el sacratísimo corazón de Jesús y la santísima Eucaristía.

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