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Rev.

B R Hicks

¡Las cosas pequeñas! Qué estudio tan apropiado para los días en los que vivimos. Los
ojos del hombre están puestos en aquello que es grande, en las cosas gigantescas. Aún
el mundo Cristiano tiene este mismo espíritu. Todo lo que les interesa son los grandes
edificios, los grandes programas, esto grande y aquello otro. En nuestro correr de un
lado al otro por la vida fallamos en tomarnos el tiempo para reconocer la importancia de
las COSAS PEQUEÑAS. Dios en Su Palabra ha hablado mucho con respecto al tema de
las cosas pequeñas. A pesar de que las cosas sean pequeñas, podemos ver su gran
significado e importancia. Consideremos cuatro cosas en particular mencionadas sobre
las cosas pequeñas en la Palabra de Dios. La primera cosa es el juicio pequeño, luego el
alimento pequeño, la belleza pequeña y la bendición pequeña, esto es, la bendición de
las cosas pequeñas.

1. JUICIO PEQUEÑO
Y Jehová dijo a Moisés y a Aarón: Tomad puñados de ceniza de un
horno, y la esparcirá Moisés hacia el cielo delante de Faraón; y
vendrá a ser polvo sobre toda la tierra de Egipto, y producirá
sarpullido con úlceras en los hombres y en las bestias, por todo el
país de Egipto. Y tomaron cenizas del horno, y se pusieron delante
de Faraón, y la esparció Moisés hacia el cielo: y hubo sarpullido que
produjo úlceras tanto en los hombres como en las bestias.
Éxodo 9: 8 – 10

‘N del T: La palabra polvo usada aquí proviene de la palabra hebrea abaq; de la


palabra raíz ‘abak’, que significa partículas ligeras (volátiles) (pequeñas), polvo, flotar
(como vapor), adherirse, luchar. De ahí que la Rev. Hicks haga mención de polvo
pequeño como fue traducido al inglés, mientras que en castellano solo dice polvo.
Aquí vemos a Dios escogiendo el polvo pequeño para ejecutar Su juicio en contra de
Faraón, sus magos y todos sus dioses falsos. Faraón se había rehusado a dejar ir al
pueblo de Israel a adorar a su Dios, se había rehusado a reconocer a Dios como tal.
Faraón no estaba dispuesto a ir él mismo a adorar ni a dejar que el pueblo fuera.
Amados, mientras estamos en Egipto (que es tipo del mundo), no podemos adorar a Dios
como El desea que lo hagamos porque somos esclavos. Se necesita del poder milagroso
de Dios y Su mano de juicio para liberarnos del yugo Egipcio, de la esclavitud de este
mundo, de la carne y del Diablo.

De modo que Dios escogió el polvo pequeño para ejecutar Su juicio. Este polvo salido
del horno era un testimonio de la aflicción de los hijos de Israel. Fue un testimonio de su
labor al juntar el heno y el cocido de los ladrillos en el horno. Dios hizo que Sus siervos
esparcieran ese polvo pequeño para pasar Su juicio sobre Faraón y los egipcios. A pesar
de que Dios escogió algo muy pequeño para traer Su juicio, nadie pudo sin embargo
escapar de él. Noten que la palabra dice que el sarpullido y las úlceras estaban sobre
todos los egipcios. En nuestro estudio de la Palabra de Dios hemos estudiado
previamente que Egipto es un tipo del mundo y de nuestra carne. Si tan solo sufrimos
por la Voluntad de Dios, amados, en el horno de la aflicción, entonces Dios tomará esas
cenizas y las esparcirá como juicio sobre los egipcios que hay en nuestra vida. Aquello
que el enemigo usa para mal, para nuestra destrucción, será vuelta sobre su cabeza en
juicio. ¡Alabado sea Dios! ¡Cierto, un polvo pequeño, pero vean cuán grande juicio
produjo!

Cuántas veces fallamos en reconocer el polvo pequeño que Dios a esparcido a lo largo
de nuestro camino, para prevenimos de nuestros propios caminos que no le son
placenteros. El esparce el polvo de juicio, ya sea porque no estamos complaciendo a
Dios o porque, como Faraón, estamos interponiéndonos en el camino de otros, evitando
que puedan caminar con el SEÑOR. Cuán grande fue el juicio del polvo pequeño que
produjo tanta angustia y aflicción sobre todo Egipto. Pidámosle a Dios que abra nuestros
ojos para entender la efectividad de las cosas pequeñas.

Y tomé el objeto de vuestro pecado, el becerro que habías hecho, y


lo quemé en el fuego, y lo desmenucé moliéndolo muy bien, hasta
que fue reducido a polvo; y eché el polvo de él en el arroyo que
descendía del monte. Deuteronomio 9: 21

¡Juicio sobre el pecado! Moisés quemó el becerro con fuego. Luego lo desmenuzó (que
significa destruir violentamente), lo molió, lo redujo a polvo. Esta es la manera en que
debe lidiarse con el pecado. Esta es la manera en que Dios nos otorga la victoria
permanente. Cuán a menudo lidiamos con nuestro pecado de otra manera y terminamos
con solo una victoria temporal.

Veamos un ejemplo. Jesús señala algo en su vida que no le es placentero. Lo vemos y


lloramos sobre ello. Se ve terrible, nos sentimos mal por ello. Nos deshacemos en
grandes gotas de lágrimas delante de Dios. Le decimos: “Dios, se ve terrible mi pecado.
Siento mocho haberlo hecho. Por favor perdóname. No lo vuelvo a hacer.” Pero uno o
dos meses después, o aún un año después, regresamos a nuestro mismo pecado.
Volvemos a unir las piezas rotas para volver a hacer lo mismo. Regresamos al mismo
ídolo que ya habíamos entregado. Unimos otra vez nuestro becerro. Le pegamos las
patas y la cabeza en su lugar. Lo levantamos y caemos de rodillas ante nuestro ídolo,
gozando el mismo pecado que ya habíamos entregado. Ciertamente todos hemos tenido
esta experiencia. ¿Cuál es la respuesta? Nunca nos desharemos del becerro, del ídolo de
nuestra vida, hasta que lo quememos en el fuego y lo molamos hasta reducirlo a cenizas.
Tenemos que molerlo hasta que no quede nada más que polvo pequeño. Así como
Moisés echó las cenizas en el arroyo que descendía del monte, de igual manera nosotros
podemos echar las cenizas en el Río de Remisión de la Sangre de Jesucristo y en las
Aguas de Su Nombre, Muerte y Vida. Ese río, alabado sea Dios, fluye de detrás de la
Espalda de Dios y se lleva el polvo de nuestros ídolos, para nunca mis tener que
doblegamos ante ellos. ¡Aleluya! Eso es lo que queremos decir cuando decimos que
debemos quemar los puentes que quedaron atrás. ¡Quemados, aplastados y molidos
hasta reducirlos a polvo! Luego échenlos en el Río de la Remisión que fluye detrás de la
espalda de Dios, proveniente del Mar del Olvido de Dios. ¡Nunca jamás podrá ese becerro
ser reparado y unido! ¡Alabado sea Dios!

Fue este tipo de lucha contra el pecado la que trajo la reforma bajo el liderazgo de Josías.
Un reavivamiento estalló cuando le declaró la guerra a Baal y la adoración idólatra que
había sido institucionalizada por Acháb y su malvada esposa Jezabel.
Hizo también sacar la imagen de Asera fuera de la casa de Jehová,
fuera de Jerusalem, al valle del Cedrón, y la quemó en el valle del
Cedrón, y la convirtió en polvo, y echó el polvo sobre los
sepulcros de los hijos del pueblo. Además derribo los lugares de
prostitución idolátrica que estaban en la casa de Jehová, en los
cuales tejían las mujeres tiendas para Asera. 2ª Reyes 23: 6, 7

N del T: Las palabras “lugares de prostitución idolátrica” proviene de la palabra


hebrea Kadesh, proveniente de la palabra raíz hebrea Kadash, que significa una
persona consagrada, un hombre dedicado por medio de la prostitución para cometer
actos licenciosos, un sodomita, inmundo.

Josías redujo a polvo esa imagen para que nunca pudieran volverla a usar. Pablo nos
habló de esto en el libro a los Romanos.
Andemos de día, honestamente; no en glotonerías y borracheras,
no en lujurias y lascivias, no en contiendas y envidia, sino vestíos
del Señor Jesucristo, y no proveáis para los deseos de la carne.
Romanos 13: 13, 14
Esta es la manera en que Dios, a través del apóstol Pablo nos dice que molamos
nuestros ídolos hasta reducirlos a polvo muy fino. La manera para no hacer provisión
para los deseos de la carne, amados, es al moler sus ídolos hasta reducirlos a polvo fino
y echarlos en el Río de la Remisión. ¡Alabado sea Dios!

Hay un poder en las cosas pequeñas para limpiar el templo.

Estaba cerca la pascua de los judíos; y subió Jesús a Jerusalem, y


halló en el templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a
los cambistas allí sentados. Y haciendo un azote de cuerdas, echó
fuera del templo a todos, y los ovejas y los bueyes; y esparció las
monedas de los cambistas, volcó las mesas. Juan 2: 13 – 15
N del T: La palabra cuerdas usada aquí proviene de la palabra griega “schoinion”
diminutivo de “schoinos”, que significa cuerda pequeña echa con hebras de pasto
seco, una cuada. De ahí que en inglés diga cuerda de hebras pequeñas y en
nuestro idioma solo haya sido traducido como cuerdas.

¡Qué ambición y espíritu de comercialismo encontramos entre la gente de Dios! Los


púlpitos hoy en día son usados como una pantalla para satisfacer la ambición de los
ministros que desean carros más grandes y nuevos, mejores hogares, ministerios más
grandes, etcétera. Este es un día de comercialismo en el que usan la Palabra de Dios
para sus fines. Muy pocos ministros en nuestros días son verdaderamente sinceros y
predican la Palabra sin compromiso o ambición alguna. Muy pocos están
verdaderamente enamorados de la Voluntad de Dios y son constreñidos por el amor de
Cristo para predicar la Palabra revelada de Dios. Muy a menudo encontramos a ministros
llenos de miedo de decir la Verdad desde el púlpito, por medio de perder a sus “buenos
diezmadores.” ¿Dónde está aquel pastor de antiguo que levantaba su voz como trompeta
y predicaba la Palabra de Dios sin temor o deseando complacer a alguien? ¡Muy escasos
son realmente estos! Dios, ayúdanos a ser reales y sinceros delante de Ti.

Jesús limpió el templo de la ambición y el espíritu de comercialismo con una cuerda de


hebreas pequeñas. Muchas veces pasamos por alto las cosas pequeñas en nuestra vida,
esperando solo que las grandes revelaciones nos sean dadas en Su Palabra, en lugar de
tomar las pequeñas hebreas que El nos da para tejerlas. Amados, si así lo hacemos,
tendremos entonces una cuerda con el poder suficiente para echar fuera a todos esos
espíritus del templo del SEÑOR. Cada vez que recibamos una pequeña revelación de la
preciosa Palabra de Dios, el Espíritu la tejerá hasta formar una cuerda que será más y
más poderosa, cada día tendrá un mayor poder de limpieza para quitar de nuestro templo
toda la carne que es contraria a Jesús.

II. COMIDA PEQUEÑA

Y cuando el rocío cesó de descender, he aquí sobre la faz del desierto


una cosa menuda, redonda, menuda como una escarcha sobre la
tierra. Y viéndolo los hijos de Israel, se dijeron unos a otros: ¿ Qué es
esto? Porque no sabían qué era. Entonces Moisés les dijo: Es el pan
que Jehová os da para comer. Éxodo 16: 14, 15

¿Quién hubiera dicho que algo tan pequeño pudiera proveer tal substancia y fortaleza
para su jornada a la tierra de Canaán? Dios dice que era tan pequeño (o menudo) como la
escarcha. Seguramente todos nosotros hemos sido testigos de cuán pequeña y frágil es
la escarcha. Es como polvo en las manos. Ahí estaba un maná pequeño, un pan menudo
que Dios había provisto para Su pueblo. La palabra menudo” usada aquí significa:
aplastado, desmenuzarse, moler en pedazos, herir, hacer polvo.

Las cosas pueden ser pequeñas, pueden estar aplastadas y desmenuzadas, inusables en
las manos del hombre y sin embargo, a los ojos de Dios y en Sus Manos Todopoderosas,
las cosas pequeñas se vuelven grandes cosas, que nos pueden proveer de gran fortaleza
y substancia. Dios dio el maná en esta manera, pequeña como la escarcha, para probar a
Su pueblo y ver cuánto agradecerían Su forma de dar substancia. Imaginen el trabajo, la
humildad, el tenerse que poner de rodillas y recoger diariamente esta cosa pequeña con
sus manos a fin de obtener fortaleza con la cual vivir. Es lo mismo con nosotros el día de
hoy, amados. Se requiere de labor, verdadera diligencia y persistencia en la Palabra de
Dios para obtener nuestro maná diario. No es de asombrarse que haya hambruna en la
tierra, porque son pocos los corazones que están dispuestos a cavar buscando con
diligencia los pedacitos del maná espiritual, que están escondidos del Génesis al
Apocalipsis. Pero qué poder y fortaleza se encuentran cuando uno se alimenta de estos
pedazos pequeñitos, del maná pequeño o menudo, que son los pedacitos de Verdad
avivada en la Palabra de Dios. ¡Alabado sea Dios! Son suficientes para fortalecer y darle
la substancia necesaria a nuestra alma, a fin de que pueda crecer en estatura y viajar a la
tierra de Canaán espiritual. ¡Cuán grande y maravillosas son Sus obras y Sus caminos
para con nosotros!

La Palabra de Dios no viene a nosotros en un solo pedazo grande. Como una hormiga,
debemos trabajar por cada pedacito. Observen a la hormiga en busca de alimento. Corre
buscando de un lado al otro. Digamos que se encuentra con un saco de grano, empieza a
sacar un pedazo a la vez, grano por grano. ¡Laboriosamente continúa hasta que termina
llevándose todo el saco! ¡Vergüenza nos debiera dar al esperar que la Palabra de Dios
fluya a nosotros como ríos o esperar recibirla como grandes hogazas de pan!
Aprendamos de la sabiduría de la hormiga. Esta está entusiasmada y emocionada por
cada morona que encuentra. ¡Qué laboriosa es! Amados, se requiere de sudor y dura
labor para tomar de la Palabra de Dios. Recuerden que si fallamos en trabajar por cada
morona y por cada grano, nunca podremos esperar llegar a tener todo un saco lleno.
Tenemos que estar dispuestos a trabajar por cada morona de pan y luego correr a buscar
otra, hasta que hayamos reunido lo suficiente como para formar una rebanada. Entonces
no pasará mucho, eso es, si continuamos siendo fieles, hasta que tengamos toda una
hogaza de pan. ¡Cuán emocionante y recompensante es caminar con Jesús!

Las hormigas son muy pequeñas, por lo que pueden meterse en lugares secretos. Si nos
humillamos, esto es, si nos hacemos pequeños delante de Dios, podremos metemos en
lugares secretos donde el alimento está escondido de los grandes y poderosos,
escondido de los sabios y los prudentes. Este es el día de nuestra visitación, amados, y
nos hace bien saber su tiempo. Almacenemos la preciosa Palabra de Dios en nuestros
corazones, pues el mundo ya ha sido rodeado de hambruna espiritual. Que Dios nos
ayude a permanecer de rodillas y reunir el maná mientras aún tenemos tiempo. Laboren,
sean diligentes y fieles en buscar la Palabra de Dios y encontrarán alimento, nutrimento y
todo lo necesario para llegar a la tierra de Canaán.

Jesús usó peces pequeños para alimentar a las multitudes.

En el capitulo ocho de Marcos encontramos a Jesús en medio de una multitud


hambrienta, que había estado con El por tres días. Los discípulos, como nosotros, vieron
solo lo exterior.

En aquellos días, como hubo gran gentío, y no tenían qué comer,


Jesús llamó a sus discípulos, y les dijo: Tengo compasión de la
multitud, porque ya hace tres días que están conmigo, y no tienen
qué comer: Y si los enviare en ayunas a sus casas, desmayarán en
el camino; porque algunos de ellos han venido de lejos. Y sus
discípulos le respondieron: ¿De dónde podrá alguien hartar a
estos de pan aquí en el desierto? Y les preguntó: ¿Cuántos panes
tenéis? Y ellos dijeron: Siete. Marcos 8: 1 – 5
Los discípulos solo vieron lo externo, pero Jesús les ordenó que sen sentaran en el
suelo. Dios siempre tiene orden y especialmente cuando se prepara a servir la mesa. Este
es un principio tremendo, amados. Cuando la Palabra de Dios se está sirviendo, es
tiempo de tener orden, es un tiempo de sentarse (cuerpo, alma y espíritu), es tiempo de
reverenciar la Palabra de Dios. Sin orden y quietud es imposible servir la Palabra que
Dios desea que sea servida.
Entonces mandó a la multitud que se recostase en tierra; y
tomando los siete panes, habiendo dado gracias, partió, y dio a
sus discípulos que los pusiesen delante: y los pusieron delante a
la multitud. Tenían también unos pocos pececillos: y los bendijo, y
mandó que también los pusiesen delante. Marcos 8: 6, 7

Jesús dio gracias por lo que ya tenía. Aquí encontramos otro gran principio mediante el
cual Dios opera. Si somos agradecidos y apreciamos lo que ya nos ha sido dado, el
SEÑOR incrementará lo que llevemos delante de El. Muy a menudo nos allegamos a El
con la mano extendida, siendo desagradecidos por lo que ya nos ha dado. El secreto de
recibir más de Jesús es ser agradecido por lo que ya nos ha dado.

Cuando Jesús empezó a romper el pan, el milagro de la multiplicación empezó. Entre


más rompía y le daba a sus discípulos para que lo pasasen a la multitud, más y más
aparecía en su lugar. Todo lo que le demos a Jesús, sin importar cuán pequeño sea, El lo
bendecirá y lo multiplicará. Pero ¿qué es lo que hacemos? pasamos por alto las semillas
pequeñas de Verdad, de modo que Dios no puede avivarlas en nuestro corazón. Ese
avivamiento podría haber sido el punto de partida por el cual podríamos haber navegado
por corrientes de Verdad. Pero a través de nuestra falla en reconocer el poder de la
semilla pequeña, perdemos lo que Dios tiene para nosotros. Que Dios nos de los ojos
para contemplar el valor de las cosas pequeñas.

En Juan capítulo seis, Jesús alimentó a la multitud con cinco panes de cebada y dos
pequeños peces.
Y como alzó Jesús los ojos. y vio que había venido a él grande
multitud, dice a Felipe: ¿De dónde compraremos pan para que
coman éstos? Más esto decía para probarle; porque él sabía lo
que había de hacer. Respondióle Felipe: Doscientos denarios de
pan no les bastarán, para que cada uno de ellos tome un poco.
Dícele uno de sus discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro:
Un muchacho está aquí que tiene cinco panes de cebada v dos
pececillos, ¿más qué es esto entre ramos? Entonces Jesús dijo:
Haced recostar a la gente. Y había mucha hierba en aquel lugar: y
recostáronse como número de cinco mil varones. Y tomó Jesús
aquellos panes, y habiendo dado gracias, repartió a los
discípulos, y los discípulos a los que estaban recostados:
asimismo de los peces, cuanto querían. Y como fueron saciados,
dijo a sus discípulos: Recoged los pedazos que han quedado,
porque no se pierda nada. Cogieron pues, e hinchieron doce
cestas de pedazos de los cinco panes de cebada, que sobraron
a los que habían comido. Juan 6: 5 – 13
Después de alimentar y satisfacer a la multitud, encontramos que Jesús le dijo a Sus
discípulos que recogieran los restos, ¡y estos juntaron doce cestas con los pedazos
restantes! Estos doce cestos llenos de los pedazos alimentaron a los discípulos por
muchos días. ¡Pero todo empezó con solo unos cuantos panes y dos pececillos! ¡Qué
poder encontramos en las cosas pequeñas cuando han sido puestas en las manos de
Jesucristo!

III. BELLEZA PEQUEÑA

Y como el rocío cesó de descender, he aquí sobre la haz del


desierto una cosa menuda, redonda, menuda como una helada
sobre la tierra. Éxodo 16: 14

A. Dulzura

¡Cuán pequeña es la escarcha! ¡Cuán pequeño es el aliento frío y pequeño de Dios y sin
embargo, que belleza de dulzura! Muchas frutas y vegetales no tienen saber alguno hasta
que la escarcha viene sobre ellos y los muerde, por así decirlo, con su aliento frío, y los
cubre con una belleza de frialdad; es entonces cuando vemos su transformación en
dulzura. Es lo mismo en lo espiritual. Algunas veces pasamos por alto la belleza de las
cosas pequeñas de la vida, el aliento frío de Dios, que nos visten con Su humildad, que a
su vez produce dulzura en nosotros. La dulzura alaba a Dios, a fin de que nuestra vida y
nuestro testimonio tengan más sabor en los corazones de aquellos que nos rodean.

¡COSAS PEQUEÑAS! Cuando nos volvemos pequeños delante de Dios, pueden entonces
levantamos con Su Mano Todopoderosa y hacer una gran obra en nosotros y a través de
nosotros. Alabamos a Dios por la revelación de las cosas pequeñas. No debemos
menospreciar el día de las pequeñeces o las cosas pequeñas (Zacarías 4:10), porque es
en el día de las cosas pequeñas donde nos familiarizamos con la humildad y
mansedumbre de Jesucristo. En Mateo 11:29 Jesús nos dice:

Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy


manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras
almas, Mateo 11: 29

El es manso y humilde de corazón, en otras palabras, “es pequeño” de corazón. A pesar


de que es Dios Mismo, Quien creó el universo y sostiene todas las cosas por la Potencia
de Su Palabra, se volvió tan pequeño como para poder vivir en el corazón del hombre.
¡Alabado sea hoy por Su juicio pequeño, por su alimento pequeño y por su belleza
pequeña.

¿Dónde estaba escondido el maná? En el rocío, que nos habla de reprensión. La


reprensión de Dios viene como el rocío que baja tan silenciosa y tiernamente, que uno
difícilmente se da cuenta de ello. En el rocío de la reprensión es donde está escondido el
maná, ¡alabado sea Dios! Ahora pueden ver y entender, amados, por qué los Cristianos
no tienen el maná escondido, la Palabra escondida; porque está escondida en el rocío de
la reprensión de la carne. Si dejamos que Dios repruebe nuestra carne, tan cierto como
este lugar, que abrirá nuevos ámbitos de la Palabra, alimentará nuestra alma
abundantemente y satisfacerá el hambre que tenemos. ¡Alaben a Dios!

B. Cubierta Fragante
Dijo aun Jehová a Moisés: Tómate aromas, y estacte [que es mirra
en lágrimas] y uña olorosa y gálbano aromático e incienso limpio;
de todo en igual peso: Y harás de ello una confección aromática de
obra de perfumador, bien mezclada [esta palabra realmente
significa mezclar con sal], pura y santa: Y molerás alguna de ella
pulverizándola. Y la pondrás delante del testimonio en el
tabernáculo del testimonio, donde yo te testificaré de mí. Os será
cosa santísima. Como la confección que harás, no os haréis otra
según su composición: te será cosa sagrada para Jehová.
Cualquiera que hiciere otra como ella para olerla, será cortado de
sus pueblos. Éxodo 30: 34 – 38

N del T: La palabra “mezclada” usada aquí proviene de la palabra raíz hebrea


“malach” que significa: frotar hasta romper en pedazos o pulverizar, desaparecer
como polvo, salar algo, sazonar con sal o frotar con sal, sal, mezclar, desvanecer.

N del T: La palabra “pulverizar” usada aquí, viene de la palabra raíz hebrea “daqaq”
que significa: aplastar, volver en moronas, reducir a pedazos (pequeños), herir, hacer
polvo, ser muy pequeño. De aquí que en inglés haya sido traducido como “pequeño.”
mientras que en nuestro idioma se tradujo como “pulverizar.”

Esta fragancia o aroma era santo para el SEÑOR. En el Tabernáculo del Antiguo
Testamento, el sacerdote tenía que ser primeramente preparado con la Sangre, el Fuego
y el Agua. Se acercaba con el Fuego (tipo del Espíritu Santo) al Altar de Incienso en el
Lugar Santo, y ahí, con el dulce incienso y el fuego procedente del Altar de Bronce que
se encontraba en el Atrio, el sacerdote era vestido con la difusión de la fragancia. Era
cubierto con una nube, era cubierto con una cubierta hermosa y fragante, de modo que
pudiera ministrar en el Candelero y recibir la Luz de Sabiduría, Entendimiento y
Conocimiento. Con esta vestidura de fragancia, esta nube (figura del enojo santo de Dios
en contra del pecado), podía comer del Pan Gubernamental de la Mesa del Pan de la
Proposición. Solo el sacerdote que estaba preparado y se había vestido con esta
hermosa vestimenta de fragancia, podía ministrar en el Lugar Santo. La Palabra de Dios
nos dice que debemos adorar en la belleza de Su Santidad o Su glorioso Santuario
Salmos 29: 2. ¿Cuál es la belleza de este santuario? Es esta nube de incienso, esta
fragancia de incienso que odia el pecado. No podemos apapachar pecados en nuestra
carne y pensar que podemos adorar a Dios en la belleza de Su Santuario, o Su Glorioso
Santuario.

N del T: La palabra “glorioso” usada aquí, viene de la palabra femenina hebrea


“hadarah” que significa decoración, belleza, honor. Viene de la palabra “hadar”, que
significa magnificencia, esplendor, ornamento, belleza, excelencia, glorioso, gloria,
bueno, honor, majestad. De ahí que en inglés fuera traducida como “belleza,”
mientras que en nuestro idioma haya sido traducida como “glorioso.”

¡Qué poder el de este pequeño incienso, de esta cosa pequeña! Dios prometió reunirse
ahí con nosotros. Dios promete mirar todo aquello y a todo aquel que es contrito y
humilde de corazón y espíritu, a todo aquel que se vuelve pequeño delante de El. ¡Qué
poder hay en las cosas pequeñas!
IV. LA BENDICIÓN DE LAS COSAS PEQUEÑAS

Es muy fácil pasar por alto la bendición de las cosas pequeñas. Se nos olvida ser
agradecidos por todas aquellas muchas bendiciones que recibimos día a día.

A. Corrección

Goteará como la lluvia mi doctrina; destilará como el rocío mi


razonamiento; como la llovizna sobre la grama, y como las gotas
sobre la hierba. Deuteronomio 32: 2

N del T: La palabra “llovizna” usada aquí, viene de la palabra hebrea “saiyr”, que
significa: una llovizna (como tumultuosa), lluvia de gotas pequeñas.

N del T: La palabra “gotas” usada aquí, viene de la palabra hebrea “rabiyb, que a
su vez viene de la palabra “rabab”. La primera significa una lluvia (como una
acumulación de gotas), aguacero. La segunda palabra es una palabra raíz que
significa: incrementar (especialmente en número), multiplicarse, incremento,
muchos, más, diez mil. De ahí que haya sido traducida como “aguaceros” en
inglés y como “gotas” en nuestro idioma.

Encontramos que este versículo encaja con 2 Timoteo 3:16.

Toda Escritura es inspirada divinamente y útil para enseñar, para


redargüir (o reprensión), para corregir, para instituir en justicia.
2ª Timoteo 3: 16

N del T: La palabra “enseñar” aquí, viene de la palabra griega “didaskalia”, que a


su vez viene de la palabra griega “didaskalos”. Esta primera significa: instrucción
(la función o la información), doctrina, aprender, enseñanza. La segunda significa:
un instructor, doctor, maestro. De ahí que haya sido traducida como “doctrina” en
inglés y como “enseñar” en nuestro idioma.

Las gotas de Su doctrina son como la lluvia, viene en gotas. Dios da Su doctrina
(enseñanza), una gota a la vez, gracias a Dios. El rocío tiene que ver con la reprensión (o
redargüir, como ya lo estudiamos. Luego viene la lluvia pequeña (o llovizna) de la
corrección y luego los aguaceros de la instrucción.

Dios manda la llovizna, o lluvia pequeña, para corregimos. La corrección es una


bendición, amados. Al principio de nuestro caminar con Jesús no apreciamos el ser
reprendidos o corregidos. Pero al seguir adelante en nuestra búsqueda y conocimiento
de El, descubrimos entonces la bendición de Su corrección. El que siembra trabaja en su
tierra y planta la cosecha. No espera cosechar de inmediato, pero sabe que la lluvia caerá
y hará que la cosecha madure a su debido tiempo, si tan solo él es fiel en continuar su
labor en el campo. Así es con nosotros en lo espiritual. Sean fieles en trabajar su tierra
en oración y plantando la semilla de la Palabra de Dios. Si trabajamos dejando que la
llovizna, o lluvia pequeña de la corrección entre en nuestra tierra, amados, podremos
esperar una verdadera cosecha. La lluvia pequeña de la corrección producirá una buena
cosecha, ¡alabado sea Dios!

El corrige con Su lluvia pequeña, con las Aguas de Su Palabra que se derraman a
nosotros. Algunas veces, como padres o líderes, queremos corregir y que los demás se
corrijan de la noche a la mañana. Tratamos de corregir como un “aguacero” o con
granizo y truenos; pero Dios usa la llovizna, o lluvia pequeña, para corregimos. Solo
viviendo bajo la lluvia pequeña, esa humedad ligera y pequeña de la Palabra de Dios,
seremos corregidos día a día de nuestra propia voluntad y camino, transformándonos a
Su imagen y semejanza.

B. Instrucción.

Y él le dijo: Sal fuera, y ponte en el monte delante de Jehová. Y


he aquí Jehová que pasaba, y un grande y poderoso viento que
rompía los montes, y quebraba las peñas delante de Jehová: mas
Jehová no estaba en el viento. Y tras el viento un terremoto: mas
Jehová no estaba en el terremoto. Y tras el terremoto un fuego:
mas Jehová no estaba en el fuego. Y tras el fuego un silbo
apacible y delicado” 1ª Reyes 19: 11, 12

‘N del T: La palabra ‘silbo viene de la palabra hebrea “demaniah” que significa:


quieto, callado, calmado, silencio. Viene de la palabra raíz hebrea ‘damam”, que
significa: ser mudo, estar asombrado, detenerse, perecer, cesar, cortar, estar en
paz, aquietarse uno mismo, ser silencioso, poner en silencio, estarse quieto,
esperar, tardarse.
La palabra “apacible” usarla aquí, viene de la palabra hebrea ‘dakak que significa:
aplastado, pequeño, delgado, enano, carne delgada, algo muy pequeño. Viene de
la palabra raíz hebrea dakak’ que significa: aplastar, moler en pequeños pedazos,
herir, hacer polvo, reducir a polvo, ser muy pequeño, pequeño. Finalmente, la
palabra “delicado” viene de la palabra hebrea “kole” que significa: llamar fuerte.
una voz o sonido, clamor, fama, ligero, ruido, callar, proclamar, proclamación.
chispa. trueno. grito. De ahí que la frase: “un silbo apacible y delicado” haya sido
traducido en inglés como “una voz queda y pequeña:”

¡La voz pequeña y queda, la bendición de la instrucción! Veamos algunos de los


antecedentes que nos iluminarán todavía más para entender la bendición de la voz
pequeña. Elías acababa de ganar una gran victoria sobre los profetas de Baal. Dios había
respondido por fuego, el cual cayó y consumió el holocausto, la leña, las piedras, el
polvo y aun el agua que estaba en la reguera 1ª Reyes 18: 38. Pero no pasó mucho
tiempo después cuando encontramos a Elías huyendo a Monte Horeb por causa del
intenso enojo de Jezabel por haber expuesto a sus ídolos. ¿Qué hizo que Elías huyera a
Monte Horeb en lugar de ir a otro lugar a esconderse? Un recuento de lo que Monte
Horeb significa, nos revela que era llamado el Monte de Dios Éxodo 3: 1), en donde
Moisés vio la zarza ardiente. Por Experiencia, Monte Horeb le pertenece a Moisés.
Encontramos cuatro veces en la Palabra, en donde Moisés fue a Monte Horeb, o Monte
Sinaí. La primera ocasión fue cuando tuvo su experiencia con la zarza ardiente. La
segunda ocasión fue cuando Moisés hirió la Roca Éxodo 17, ‘‘el agua salió de esta.
Luego encontramos a Moisés otra vez regresando a Monte Horeb, pero en esta ocasión el
monte tembló, se llenó de humo, rayos, truenos con el sonido de la bocina. Éxodo 19: 9.
Qué demostración tan tremenda hizo Dios ese día, pues estaba a punto de revelar la Ley
Moral, Su Ley Gubernamental, la Ley Ceremonial y el patrón del Tabernáculo del Antiguo
Testamento, que es el patrón de la Estatura de la Plenitud de Cristo. Vemos que esta
experiencia de Moisés en Monte Horeb fue cuando recibió la Palabra. En la cuarta
ocasión encontramos a Dios (en Éxodo 33), haciendo una demostración de Su gloria a
Moisés, a quien escondió en las hendiduras de la Roca.

¿Por qué escogió Elías huir a Monte Horeb? Porque sabía que era un lugar espiritual
donde el poder de Dios y Su Palabra habían salido. Elías sabía todo esto sobre Monte
Horeb. A pesar de que no era la Voluntad Perfecta de Dios para él que huyera ahí, ¡aun
así aumentó a Elías sobrenaturalmente en dos ocasiones para que pudiera llegar ahí!

De modo que Elías llegó a Monte Horeb y se escondió en la cueva, en donde Dios le
habló 1ª Reyes 19: 11. ¡Qué demostración presenció Elías ese día! Noten que a través de
estos versículos (11,12), encontramos la palabra “Jehová,” que nos habla del Auto
existente que se revela a Sí Mismo, en otras palabras, significa “revelación.” De modo
que la Palabra (o la Revelación), pasó y Elías pudo ver la tremenda demostración del
viento, el terremoto y el fuego, pero el SEÑOR no estaba en ellos. La Palabra acompaña
las demostraciones del Espíritu, por lo cual, si vamos a recibir la revelación de la Palabra,
necesitamos tener las demostraciones del Espíritu. Después del viento, del terremoto y
del fuego, vino una voz pequeña y queda. Dios vino a él muy humildemente, muy
tiernamente. A pesar de que no estaba en la Voluntad Perfecta de Dios al estar en Monte
Horeb, no encontramos al SEÑOR reprendiéndolo en una manera dura, sino que
suavemente le dijo: “Qué estás haciendo aquí Elías?”

En el versículo 13 encontramos a Elías envolviendo su cabeza en su manto para poder


escuchar lo que el SEÑOR le estaba diciendo. El manto nos habla de autoridad. En otras
palabras, puso sus oídos, su mente, sus ojos, etcétera, bajo la sujeción de la autoridad
del manto de poder, a fin de no perder ninguna palabra de esa voz pequeña y queda, de
ese silbo apacible. Es fácil oír cuando Dios truena sobre nosotros, pero cuán cuidadosos
tenemos que ser para no fallar cuando Dios viene a nosotros con Su voz rota, queda,
pequeña, herida. Dios le dio un tremendo mensaje a Elías ese día. Esa voz PEQUEÑA fue
la bendición de Su instrucción.

C. Remanente Pequeño

Si Jehová de los ejércitos no hubiera hecho que nos quedasen


muy cortos residuos, como Sodoma fuéramos, y semejantes a
Gomorra. Isaías 1: 9
N del T: La palabra “cortos” viene de la palabra hebrea “mejat”, que significa: poco,
pequeño, corto, muy pequeño, ligero. Viene de la palabra raíz hebrea “mat”, que
significa: decrecer, disminuir, pocos en número, reunir poco o menos, reducir a
nada. De ahí que haya sido traducida en inglés como “remanente pequeño,”
mientras que en nuestro idioma se tradujera como “cortos residuos.”
A la segunda venida del SEÑOR, Dios tomará a un pequeño remanente, de hecho,
144,000 judíos y una nación nacerá en un día, una nación espiritual. Dios echará fuera de
Sión y destruirá a los pecadores. Luego tomará al remanente y alentará (soplará) sobre
ellos, cumpliendo con Su promesa dada a Abraham. De modo que Abraham tendrá una
simiente natural que habitará la Nueva Tierra. Dios tendrá una gente santa en lo natural,
llamada Israel. A pesar de que Dios ha cortado a Israel en diversas ocasiones hasta solo
dejar las raíces, aún así ha dejado siempre un pequeño remanente debido a Su pacto con
Abraham y con David, cuyo pacto es eternal. Dios alentará sobre ese pequeño remanente
y engendrará una nación madura en lo natural. ¡Qué poder hay en las cosas pequeñas!

D. Edificio Pequeño
Porque los que menospreciaron el día de las pequeñeces se
alegrarán, y verán la plomada en la mano de Zorobabel. Aquellas
siete son los ojos de Jehová que recorren por toda la tierra
Zacarías 4: 10
N del T: En la traducción de este versículo al inglés, la primera parte de este versículo
establece una pregunta que en nuestro idioma no aparece. “¿Quién es el que
menospreció el día de las pequeñeces (o cosas pequeñas)?” En nuestra traducción
aparece como una afirmación: “Porque los que menospreciaron el día de las
pequeñeces,” lo cual cambia por completo el significado de este versículo. En uno da
entender que no las menospreciaron, mientras que en el otro da a entender que las
menospreciaron.

Zorobabel, influenciado por Dios para reconstruir el Templo, se encontró con mucha
oposición y persecución. Esta fue la misma experiencia de Nehemías, quien reparó los
muros y reconstruyó la puerta.

Cada vez que nos levantamos a edificar el templo del SEÑOR, o cuando nos enfrascamos
en hacer cualquier cosa por Dios, amados, podemos esperar mucha oposición. Es por
eso que siempre es una buena señal que nos asegura que estamos en la Voluntad de
Dios. En el capítulo cuatro de Zacarías, Dios le dio a Zorobabel un triple testimonio de
que terminaría de edificar el templo. Dios le dio una visión del Candelero (figura de
Jesucristo), con las dos olivas (una a cada lado). Estas son figura del Padre y del Espíritu
Santo, vaciando toda Su substancia en Jesucristo. También tenemos el mismo triple
testimonio que podemos terminar de edificar nuestro templo espiritual, este Triple
Testimonio es El Padre, la Palabra y el Espíritu Santo. A pesar de que empezamos en una
forma pequeña, por Su misericordia podemos completar el edificio de nuestro templo
espiritual, si tan solo obtenemos la substancia a nuestra disposición con la cual
construir.
¿Quién eres tú, oh gran monte? Delante de Zorobabel serás
reducido a llanura: él sacará la primera piedra con aclamaciones
de Gracia, gracia a ella. Zacarías 4: 7

Noten que esta no es la Piedra Angular, sino la Piedra Principal. En otras palabras, ya ha
colocado la Piedra Angular y ahora va a terminar con la Piedra Principal, esa misma
última piedra que es la parte superior del edificio. ¿Y qué es lo que está clamando?
GRACIA, GRACIA. Es la Gracia de Dios la que empieza nuestro edificio y es la gracia de
Dios la que la terminará. Todo lo que Zorobabel necesitaba era la voluntad de edificar.
Dios Mismo es el Autor y Consumador, Aquel que suple la gracia suficiente para que
edifiquemos. ¡Alabado sea Dios!

E. Humildad

Y dijo a sus discípulos que le estuviese siempre apercibida la


barquilla, por causa del gentío, para que no le oprimiesen.
Marcos 3: 9
Después de que Jesús hubo ministrado en una forma grandiosa y maravillosa,
encontramos estas palabras en Marcos 3:9; encontramos que pidió una barquilla (o
barco pequeño). No pidió el mejor de los carros de Sus días, no pidió ser exaltado, todo
lo que pidió fue una barquilla. Un lugar pequeño es una bendición después de que le han
ministrado a la multitud. El lugar de humildad es la respuesta, es un refugio de la
exaltación, es un refugio de ser levantado con orgullo espiritual.

Jesús pidió una barquilla. Las cosas pequeñas son una bendición. El hombre está
completamente engañado en su búsqueda por algo grande, no se da cuenta de que la
bendición se encuentra en las cosas pequeñas. Vemos pues la bendición de las cosas
pequeñas, y hemos visto la bendición de la corrección, de la instrucción, de la bendición
de Su aliento sobre un pequeño remanente, de edificar y de la humildad.

Amados, vayamos más despacio en nuestra apresurada carrera a través de la vida y


contemplemos las cosas pequeñas, a fin de recibir la bendición de las cosas pequeñas
que se registran en la Palabra de Dios.

FIN.

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