Está en la página 1de 6

ANIMALES COMO SUJETOS DE DERECHOS: hacia una justicia interespecífica

Resumen

Sebastián Vargas Poveda


Derecho y Filosofía
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

Resumen de “LOS ANIMALES COMO SUJETOS DE DERECHOS: hacia una justicia


interespecífica”

Introducción:

La justicia interespecífica es una dimensión de la justicia, que tiene en cuenta y


considera relevante y dignos del buen trato no solo a los animales humanos sino
también a otros seres vivos que no son humanos y les otorga un reconocimiento
moral y jurídico que les permite el acceso directo a garantías y protecciones
básicas, es decir, derechos. Este es un asunto que cada día toma más importancia
en nuestra sociedad ‘democrática’, ‘pluralista’ y ‘diversa’ y en el plano político
global, debido a que desde diversos espacios de discusión tanto académicos,
como científicos, ha sido posible examinar que en nuestra sociedad son realizadas
y legitimadas prácticas que pueden ser catalogadas como inadmisibles y que han
impregnado nuestro sistema de vida. Esta problemática tiene origen en el lenguaje
como fenómeno cognitivo integrado por el cual experimentamos, percibimos y
categorizamos el mundo, que nos permite otorgarle una significación y así mismo
ajustar nuestras acciones.1 En este sentido tiene gran influencia la concepción
moral que tenemos de otros seres vivos que no son humanos, reproduciéndose
dichas significaciones en nuestros sistemas jurídicos y legales y así mismo, en
nuestras formas de conocer, de investigar y de actuar.

Es por ello que ha sido necesario indagar cuales han sido los fundamentos morales
sobre los que descansan nuestros juicios jurídicos, que otorgan un estatus
moral/legal de manera exclusiva a los animales humanos, excluyendo en cierta
medida a los demás tipos de animales del ámbito de la justicia; y así mismo
comprender cuales son las posturas alternativas a estas consideraciones
morales/jurídicas, para así, con un entendimiento suficiente de la cuestión,
proponer unos lineamientos que sirvan para la reconstrucción del concepto de
sujeto moral y de derecho que reivindique a los animales no humanos en el ámbito
de la moral y de la justicia de manera directa, reflexionando y re pensando a su
vez la manera en que estamos habitando, es decir, la manera en que estamos
pensando y construyendo el desarrollo de la historia de nuestra existencia (la
manera en que estamos siendo).

1. Aproximación histórica y posturas tradicionales excluyentes: A lo largo de la


historia, la presencia, la convivencia y ayuda de los animales no humanos en el
desarrollo de la vida del animal humano ha sido imprescindible. Inicialmente la
regulación de la acción humana y la protección de los animales no humanos
mediante normas y preceptos, se dio por parte de la religión, siendo luego nutrido

1
Javier A. Moreno Mojica, La lingüística cognitiva: una aproximación al abordaje del lenguaje como fenómeno cognitivo integrado.
Revista Análisis, 2015.
ANIMALES COMO SUJETOS DE DERECHOS: hacia una justicia interespecífica
Resumen

Sebastián Vargas Poveda


Derecho y Filosofía
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

por la filosofía y la ciencia. Es posible divisar que desde la antigüedad existieron


culturas que han apelado al reconocimiento de los animales no humanos en el
ámbito moral y de la justicia. Algunas como el budismo, el zoroastrismo o el
hinduismo, consideraron que los animales no humanos tenían el mismo tipo de alma
inmortal que los animales humanos y que esta reencarnaba entre los diversos
cuerpos de animales, estableciendo así en muchos aspectos una amplia
prohibición del maltrato hacia los animales no humanos y la no violencia.

Pero la cultura estoico-judeo-cristiana que nutrió y desarrollo la noción del


concepto de ‘persona’ y que entre todas las culturas ha sido la que
tradicionalmente ha dominado, partía de fundamentos antropocéntricos, en los
cuales se concibió al animal humano como el único que comparte una comunión
con Dios al ser ‘persona’ y se eligió a sí mismo como amo, señor y dueño del mundo,
subestimando a los animales no humanos y poniéndolos a su servicio. De esta
manera se estableció un modo de vida imperante que era excluyente de los
animales no humanos del ámbito moral y de la justicia.

Descansando bajo estos fundamentos problemáticos la filosofía se desarrolló y el


derecho siguiendo estas comprensiones terminó afirmando que los animales no
humanos eran cosas autómatas, seres inferiores por no tener uso de la razón y por
lo tanto no sujetos morales, ni titulares de derechos. En este mismo sentido la ciencia
reprodujo estas creencias en sus prácticas. Posteriormente la ciencia
contemporánea nos dio nuevas luces para entender el funcionamiento de los
animales no humanos; de como son; de como actúan y se comprendió que somos
muy parecidos y que de hecho también somos animales.2 De esa manera la
filosofía empezó nuevamente a repensarse el problema de la consideración moral
y jurídica de los animales no humanos y así mismo la religión fue considerando una
relación más amigable con el ecosistema. Cabe resaltar que en esta misma
medida se fueron desarrollando e implementado las leyes que han reconocido en
cierta medida la protección y el bienestar de los animales no humanos.

Siguiendo lo anterior, las posturas Ius filosóficas tradicionales, que se fundaron en


estas concepciones antropocéntricas y que han dominado en la cultura,
excluyendo a los animales no humanos del ámbito de la moral y de la justicia,
fungiendo además como fundamentos de los razonamientos jurídicos y legales,
han sido identificadas como (I) el Especismo, (II) el Excepcionalismo Humano y (III)
el Personalismo.

En primer lugar, (I) el Especismo es un término propuesto en los años 70 por Richard
Ryder y desarrollado posteriormente por Peter Singer, el cual consiste en una forma
de discriminación basada en la pertenencia a una especie. Esta clase de
discriminación puede ser entendida como el recelo o la ausencia de

2 Darwin, Charles. El origen del hombre. 1871


ANIMALES COMO SUJETOS DE DERECHOS: hacia una justicia interespecífica
Resumen

Sebastián Vargas Poveda


Derecho y Filosofía
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

reconocimiento moral y del sufrimiento y dolor de los animales no humanos por el


simple hecho de no pertenecer a la especie humana. En segundo lugar, (II) el
Excepcionalismo humano es una creencia que comprende aquellas posturas que
reconocen la existencia de capacidades claramente humanas (como la
racionalidad) y es sobre la base de estas capacidades que declara que los
animales humanos tienen un estatus moral y jurídico y otros animales no.3 En tercer
lugar, (III) el Personalismo, siendo Kant uno de los defensores más destacados de la
‘personalidad’, considera que la naturaleza del ser humano lo señala como fin en
sí mismo, es decir, como persona. Sostiene que el que un ser humano pueda tener
la representación de un “yo” lo eleva ante los demás seres vivos de la tierra, siendo
entonces un ser diferente en rango y dignidad de las cosas. Por lo tanto, como el
ser humano es el que enfrenta el problema de la normatividad (que tiene origen
en la estructura reflexiva de su conciencia o en la pregunta por el deber ser de sus
acciones) es considerado de manera exclusiva como sujeto moral y de derecho.
Cabe resaltar que este concepto de persona o personalidad no llega a ser una
descripción general que abarca a todos los seres humanos (como a los recién
nacidos, a los anencefálicos, a los discapaces cognitivos severos o quienes se
encuentran en estado de coma), siendo no coextensivo con la humanidad. Lo
curioso (o irónico) de este caso es que, aunque no todos los seres humanos
cumplan con todas las delimitaciones y parámetros del concepto de persona, a
todos sin excepción alguna se les reconoce como sujetos morales y titulares de
derechos, por el hecho de ser seres humanos, como se sigue de La declaración
universal de derechos humanos. Dado lo anterior, la protección y el buen trato
hacia el animal no humano desde el paradigma personalista, se plantea a través
de una vía indirecta, es decir, como una obligación que corresponde a los deberes
de compasión y con la humanidad misma, pues quien es malvado con los animales
no humanos hace mal a su propia humanidad.

2. Posturas alternativas incluyentes: Frente a estas posturas tradicionales se han


contra propuesto algunas posturas alternativas que consideran a los animales no
humanos dentro del ámbito de la moral y de la justicia. Estas posturas han podido
ser identificadas como (I) Antiespecismo, (II) Intuicionismo, (III) Sensocentrismo (IV)
Enfoque de las capacidades y (V) el Bioculturalismo y colectivismo.

En primer lugar, (I) el Antiespecismo es una postura la cual busca que sean
respetados los intereses de todos los animales por igual sin importar su especie. Esta
se opone a la distinción moral y jurídica con base en la pertenencia a la especie
humana. (II) El intuicionismo por su parte, considera que los animales no humanos
acceden al conocimiento de los hechos morales (lo bueno y lo malo) a través de
la intuición y las emociones morales y por lo tanto actúan como sujetos morales y
posiblemente de derechos. Esta comprensión otorga un estatus moral a los seres

3 Gruen, Lori. The Moral Status of Animals. 2003. Stanford Enciclopedia of Philosophy.
ANIMALES COMO SUJETOS DE DERECHOS: hacia una justicia interespecífica
Resumen

Sebastián Vargas Poveda


Derecho y Filosofía
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

sintientes que no tienen habilidades metacognitivas (agentes morales) y los hace


parte del desarrollo de nuestra comunidad moral como pacientes morales, es
decir, como sujetos/objetos legítimos de consideración moral.4 En tercer lugar, (III)
el Sensocentrismo considera la problemática moral desde una perspectiva
moral/sensible. Sostiene el reconocimiento moral de los animales no humanos por
ser seres sufrientes o sintientes. Es decir que, aunque no todos los animales lleguen
a alcanzar una complejidad como agentes morales (aquellos responsables de sus
motivos y acciones, pudiendo ser alabados o reprochados), estos perciben y
experimentan subjetivamente (se acercan al placer y se alejan del dolor). De esta
manera, el comportamiento resultante de los procesos mentales de dolor y
sufrimiento de aquellos que no poseen un lenguaje complejo (como los bebes) nos
ha permitido inferir que ellos también son capaces de sufrir y disfrutar. Es por esa
razón que ocasionar un daño psíquico o físico a cualquier animal humano es un
mal moral, sin importar si es fenoménicamente consiente o no del daño. De la
misma manera, mediante una extensión por analogía, es necesario reconocer un
grado de moralidad y de derechos a los animales no humanos, pues, aunque estos
no alcancen un grado de complejidad lingüística, son capaces de sufrir y de
disfrutar.

Este paradigma que lucha por el reconocimiento moral/jurídico del animal no


humano comprende dos reconocidos movimientos divergentes entre sí. El primero
conocido como (I) El Bienestarismo, aboga por la evitación o disminución del
sufrimiento de los animales, admitiendo la conservación de su estatuto jurídico
como cosas susceptibles de apropiación, promoviendo la mejora de sus
condiciones de vida a través de leyes que pretenden garantizar su bienestar. Este
movimiento tiene raíces en el utilitarismo de Jeremy Bentham y de Peter Singer, el
cual sostiene que una maximización de la utilidad conlleva a alcanzar la mayor
satisfacción con el menor sufrimiento posible (principio de utilidad). Además,
concibe una igualdad moral en todos los animales (tanto humanos como no
humanos) al reconocer la igual consideración de sus intereses semejantes, pues
están sometidos al gobierno del dolor y el placer (principio de igualdad). Por lo
tanto, establece una disputa entre intereses para definir cual tiene el derecho de
prosperar. El segundo movimiento conocido como (II) El Abolicionismo, también
conocido como El movimiento Abolicionista Animal o Movimiento por la Defensa
de Derechos de los Animales, sostiene la pertenencia de los animales no humanos
a la comunidad moral por el hecho de poseer unos intereses o capacidades
básicas como la del sufrimiento, o la de ser sujetos una vida y buscar su propio
beneficio. Las raíces de este movimiento se encuentran en el Deontologismo
Ampliado de Tom Regan y Gary Francione el cual considera expandir nuestra
consideración moral hacia los animales no humanos por ser sujetos de un bien
llamado ‘vida’. Es así como propone abolir absolutamente la permisión de matar y

4 Rowlands, Mark. ¿Pueden los animales ser morales? 2012. Revista Dilemata
ANIMALES COMO SUJETOS DE DERECHOS: hacia una justicia interespecífica
Resumen

Sebastián Vargas Poveda


Derecho y Filosofía
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

se afirma que el “bienestar” de los animales es imposible mientras no sean libres y


se les deje de considerar mercancías o propiedad.

En cuarto lugar, (IV) el Enfoque de las capacidades señala que uno de los
problemas olvidados de la justicia y del contractualismo es el problema
moral/jurídico de los animales no humanos. Es así como Martha Nussbaum, su
autora, trae el problema moral/jurídico de los animales no humanos a la
contemporaneidad y señala que este es un problema de justicia y no de
compasión. Sostiene que los animales hacen parte de la cooperación social y al
igual a que los animales humanos, les comprende una serie de capacidades vitales
que pueden ser entendidas como bienes y libertades reales que poseen y
dominan, teniendo derecho a actualizarlas para florecer y ser. Es por ello que los
animales son sujetos políticos y por lo tanto dignos de justicia, es decir Derechos
básicos.

En quinto y último lugar, identificamos como una postura alternativa a las posturas
tradicionales excluyentes del ámbito moral y jurídico de los animales no humanos
al (V) Bioculturalismo y colectivismo, el cual tiene origen simultaneo con la aparición
de Derechos Ambientales e Indígenas y sostiene la conservación de los animales
no humanos y el ambiente como vínculo de vida de todos los seres humanos
mediante el reconocimiento de derechos colectivos, que evitan la apropiación
privada y exclusiva de la tierra y los recursos. Esta perspectiva presupone un vínculo
explícito con la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica como
necesidad inminente de todos los seres humanos en el planeta, lo que reconoce
una protección hacia los animales no humanos.

3. Animales como sujetos de derechos: hacia una justicia interespecífica: Habiendo


abordado la cuestión con un entendimiento suficiente, es necesario recordar que
la justicia es la estructura básica y mínima que debe tener una sociedad, o en
palabras del mismo contractualista John Rawls “Es la manera en que las grandes
instituciones sociales distribuyen los deberes y derechos fundamentales y
determinan la división de las ventajas provenientes de la cooperación social”. En
este sentido, la justicia interespecífica es aquella que busca incluir dentro del
ámbito moral y jurídico a todos los animales no humanos sin importar la especie a
la que pertenezcan. Su cualidad de coercible permite la eficacia normativa de la
que carecen los juicios morales al reconocer la culpa y hacer responsable del daño
y del sufrimiento a aquellos que ejercen actos socialmente reprochados. Por ello,
el derecho animal busca brindar una protección jurídica al animal de especie
distinta a la del ser humano, promoviendo y procurando su bienestar y protección.
Busca ser una ley estatutaria y jurisdiccional en la cual la naturaleza -legal, social o
biológica- de los animales no humanos resulta ser un factor relevante.

Siguiendo lo anterior, hemos visto que teóricamente ha habido una exclusión de los
animales no humanos como sujetos morales y de derechos, pues se ha limitado el
ANIMALES COMO SUJETOS DE DERECHOS: hacia una justicia interespecífica
Resumen

Sebastián Vargas Poveda


Derecho y Filosofía
PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA

estudio de su estatus moral a una problemática de ‘compasión’ y de ‘humanidad’,


alejándolos directamente del problema o del ámbito de la justicia. De la misma
manera comprendimos que la raíz de este problema son las principales creencias
antropocéntricas presentadas, que fungen como fundamentos morales
excluyentes y que han alimentado las diversas teorías del contractualismo
tradicional y contemporáneo. A su vez, hemos evidenciado que frente a estas
teorías hay unas contra teorías que sostienen que se debe incluir, no propiamente
dentro de la categoría de persona, pero si como sujetos morales y de derechos a
los animales no humanos. Por consiguiente, retomando algunas consideraciones
anteriores, es necesario hacer hincapié en que los animales son sujetos morales y
de derechos, dado que el trato hacia los animales no humanos no es un problema
de compasión sino de justicia; o, dicho de otro modo, no se agota únicamente en
los deberes de compasión y humanidad, sino que abarca también, en algún
sentido los deberes de justicia. Es necesario comprender que la compasión per se
no permite sancionar aquellas conductas consideradas “moralmente incorrectas”
causantes del sufrimiento animal no humano que son contrarias al ‘buen trato’,
dado que omite un elemento fundamental como es la culpa. Esto genera no solo
una abstención de la realización de los actos que provocan el sufrimiento sino
también de la posibilidad de castigarlos. Es decir que el deber de compasión no se
reduce únicamente a la obligación de sentir compasión por el que sufre, sino que
implica la admisión de lo indebido que lo causa. Por lo tanto, entendiendo que los
animales no humanos son seres con los que compartimos unas capacidades vitales,
que hacen parte de la cooperación social como seres con los que habitamos,
convivimos y nos relacionamos en la comunidad y que contribuyen al sostenimiento
del ecosistema, deben ser considerados como sujetos morales dignos de la
aplicación de una justicia interespecífica y titulares de derechos básicos.

El no reconocimiento de los animales dentro del ámbito moral/jurídico hace parte


de una serie de prejuicios que han sido anteriormente expuestos y que excluyen a
los animales no humanos sin una razón moral válida. Por lo tanto, es necesario que
integremos a los animales no humanos en nuestro habitar de manera directa,
aplicando la justicia interespecífica como una dimensión de la justicia que tiene en
cuenta y considera relevante el ‘buen trato’ no solo al animal humano sino también
a los animales no humanos, permitiendo el florecimiento integral y pleno de todas
las especies.

En la medida en que integramos a los animales en nuestro habitar mediante su


reconocimiento moral y jurídico, el ser humano florece y los animales también
tienen la oportunidad de ser.5

5 Heidegger, Martín (1951). Construir, habitar, pensar.

También podría gustarte