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LA REPARACIÓN DEL DAÑO EN

MATERIA CIVIL Y PENAL

Bernardino Esparza Martínez1

La reparación del daño coexiste en los derechos humanos y en la víctima de un delito.


Esto se observa en los artículos primero y vigésimo de la Constitución Política de los
Estados Unidos Mexicanos. Sin embargo, en la práctica en distintos ámbitos de su
aplicación se distingue que sea enfocado con más aplicación a la reparación del daño
en la víctima del delito.

Es decir, que, en el contexto de la reparación del daño en el ámbito de la vulneración


de los derechos humanos, como bien pueden darse con el derecho a la salud, el
derecho a la libertad de tránsito, el derecho de asociación y afiliación, el derecho a la
educación, el derecho a una vivienda digna, entre otros derechos de las personas, es
menos que sea traído para reparar el daño de estos.

Por tanto, desde esta perspectiva, cabe apuntar, la importancia de aplicación de la


reparación del daño, sin duda, en la víctima de un delito, pero destacando que
también lo es para la vulneración de los derechos humanos de las personas que no
necesariamente son víctimas de la comisión de un delito.

En consecuencia, la reparación del daño se encuentra en diversas ramas del derecho.,


tal como lo cito en mi libro La reparación del daño: ¿Es posible la creación de la ley de
reparación del daño?, Tirant Lo Blanch, México, 2020.

1.- Profesor-Investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales (INACIPE)


Por tanto, si bien se ha observado que la reparación del daño parte de la necesidad de
restituir un agravio a una persona, éste ha sido utilizado en diversas ramas del derecho
y con distintos alcances, así y a fin de delimitar algunos principios del empleo de la
figura en diversos ámbitos (aunque se relacionen) se procederá a realizar una breve
explicación de la reparación del daño en materia “civil”, “penal” y en “derechos
humanos”, a fin de comprender la reparación del daño en el ámbito de los derechos
humanos.

En materia civil. En el mismo sentido de la reparación del daño y en sus acepciones


del vocablo, se manifiesta la reparación del daño moral. Ésta se determina por daños
que afectan el derecho a la personalidad; a la vida e integridad física y, como tal, la
afectación es en perjuicio de los derechos humanos. Pero también implica el
detrimento de otros derechos de la personalidad, tales como: el derecho del cuerpo
humano y al cadáver humano; a las partes separadas del cuerpo; a la libertad y a la
libertad sexual; al honor y a la intimidad; a la imagen y al secreto de la correspondencia
y doméstico (De Cupis, Adriano, I diritti della personalita, A. Guiffré, Milano, 1982). Así, el
Código Civil Federal determina que la reparación por daño moral debe entenderse lo
siguiente:

Artículo 1916. Por daño moral se entiende la afectación que una persona
sufre en sus sentimientos, afectos, creencias, decoro, honor, reputación,
vida privada, configuración y aspecto físicos, o bien en la consideración
que de sí misma tienen los demás. Se presumirá que hubo daño moral
cuando se vulnere o menoscabe ilegítimamente la libertad o la integridad
física o psíquica de las personas
En principio para la legislación vigente en México, el daño moral comprende una
afectación de la persona en diversas esferas de su vida privada o pública.

En este mismo sentido, además el Código Civil Federal incluye en su artículo 1916 la
obligación de reparar el daño moral mediante una indemnización en dinero:

Cuando un hecho u omisión ilícitos produzcan un daño moral, el responsable del mismo
tendrá la obligación de repararlo mediante una indemnización en dinero, con
independencia de que se haya causado daño material, tanto en responsabilidad
contractual como extracontractual.

En materia penal. Al igual que en la teoría civilista, la reparación del daño en el derecho
penal parte de la idea que el delito o falta nace la obligación de reparar el daño causado
por la comisión de un ilícito, como exigencia de restablecimiento del orden jurídico
perturbado. (Sáinz Cantero Caparros, María Belén, “La reparación del daño ex delicto”.
Entre la pena privada y la mera compensación, Comares, España,1997, p. 152). Se ha
generalizado que la responsabilidad civil ex delito supone en principio una
responsabilidad extracontractual (Roig Torres María. La reparación del daño causado por
el delito. Aspectos Civiles y Penales, México: Tirant lo Blanch, 2000, p. 86).

De tal suerte que tanto uno como otro parten del mismo sustento conceptual con una
única diferencia que se deriva del origen de tales daños: “Si bien la responsabilidad civil
pura se trata de un hecho culposo o negligente (es decir, ilícito), pero que no reviste
caracteres de delito o falta, en la responsabilidad civil delictual ese acto —u omisión— se
encuentra tipificado penalmente como delito o falta. (Martín Ríos Pilar. El ejercicio de la
acción civil en el proceso penal: una aproximación victimológica. México: La práctica de
la ley, 2007, p. 40).
Mas esto no siempre fue así, con la teoría del bien jurídico de la doctrina analítica, se
observa el fenómeno del hecho delictivo como un conflicto de relación entre súbdito y
Estado, por lo que se elimina a la víctima de este y su reparación es limitada o nula. Por
ello, no fue sino hasta 1993 que se consagró la reparación del daño en el marco
constitucional mexicano como un derecho de la víctima.

En materia de derechos humanos. Se habla de una reparación integral que en términos


ideales parte de la idea de reintegración, es decir, buscar que tal vulneración sea no sólo
reparada, sino que en la medida de lo posible solventada o superada.

Es por eso que la Ley General de Víctimas, en su artículo primero cuando habla de la
reparación integral, establece un espectro amplio:

Artículo Primero: …

La reparación integral comprende las medidas de restitución, rehabilitación,
compensación, satisfacción y garantías de no repetición, en sus dimensiones
individual, colectiva, material, moral y simbólica. Cada una de estas medidas será
implementada a favor de la víctima teniendo en cuenta la gravedad y magnitud
del hecho victimizante cometido o la gravedad y magnitud de la violación de sus
derechos, así como las circunstancias y características del hecho victimizante.

En definitiva, la reparación del daño es en materia civil y en materia de derechos


humanos tal como lo establece el párrafo tercero del artículo primero constitucional: “…,
el Estado deberá prevenir, investigar, sancionar y reparar las violaciones a los derechos
humanos”. Asimismo, en materia penal como lo determina el inciso C de la fracción IV
del artículo vigésimo constitucional: “De los derechos de la víctima o del ofendido”, “Que
se le repare el daño”.

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