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Pontifica Universidad Católica de Chile

Facultad de Derecho
Derecho Político
Prof. Alejandra Ovalle
Simón Villanueva

SÍNTESIS: DISEÑO CONSTITUCIONAL Y SEPARACIÓN DE PODERES EN


AMÉRICA LATINA

James Madison plantea en el contexto de la nueva constitución de Estado Unidos la


problemática de que la mera separación de poderes no soluciona el que una determinada
autoridad concentre el poder, por lo que deriva en que la manera de evitar esto es
otorgándole a las distintas ramas del estado facultades sobre las tareas de las otras, así
no solo tienen las herramientas para intervenir, sino que se ven incentivados a participar
en tareas no propias a su jurisdicción, así surge el poder de veto, este promovería el
dialogo y la disposición de llegar a acuerdos entre los distintos partidos al poder y así
resolver las diferencias que se den de acuerdo a determinada política. Con este sistema
de control mutuos se lograba que los cambios legislativos solo se lograsen a través de
coaliciones, otorgándole así un amplio poder de negociación a las minorías
representadas para proteger sus intereses y dificultando la modificación del status quo,
poniendo en desventaja a las mayorías que se verían obligadas a negociar para que se
realizaran estas modificaciones. Un aspecto importante de esta solución es el hecho de
que las autoridades de los distintos poderes no deben perseguir los mismos intereses
para evitar así que se forme una comunidad entre ellos y una posible monopolización
del poder.

Las elecciones actúan como un primer mecanismo de prevención a la posible


concentración del poder, aunque no sería suficiente, pues esta a su vez sería susceptible
a manipulaciones e incoherencias, entonces, se deben plantear mecanismos paralelos
que lleven al control mutuo entre poderes y sean auxiliares para prevenir esta situación.
Surge así el “modelo de frenos y contrapesos”, por medio del cual se protegerían los
grupos minoritarios, al igual que, las decisiones serían más representativas. De manera
que, los beneficios de este modelo sería, por un lado, la adopción de políticas
moderadas debido a la negociación que llevarían cada una, por otro, la dificultad de
formar coaliciones hace que las decisiones que modifiquen el status quo sean más
creíbles, y por último, el mismo debate que se daría sobre estas políticas aportarían con
mayor información durante el tiempo de la discusión al elector, lo cual a puede servir
para una especie de rendición de cuentas de los representantes a los electores
concientizando a estos últimos sobre quien se alinea con sus pensamientos y decide
apoyar, siendo este un incentivo para los representantes de atenerse a ciertos
lineamientos con el fin de mantenerse en la escena política. Otro argumento que se da a
favor de este modelo es que la discusión que se formaría a partir de las posibles políticas
es que los sectores predominantes se verían obligados a consultar a las minorías que se
pudiesen ver afectadas en sus derechos por las mismas.

En cuanto a las desventajas de este modelo se presenta la capacidad de grupos


minoritarios para bloquear determinadas políticas que modifican el status quo y obtener
concesiones a cambio de su apoyo a estas, logrando de cierta manera imponerse sobre
las mayorías. Debido a la diversidad de representantes y su capacidad de veto, entonces,
deberían alinearse distintas autoridades con distintos intereses para poder sobrevenirse a
la oposición de grupos minoritarios. Ante lo anterior se dan distintos contraargumentos,
el más fuerte de estos es el que defiende que el concepto de voluntad de las mayorías
sería incoherente con la naturaleza de una sociedad plural, lo que se darían serían
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mayorías artificiales, las cuales con el modelo en cuestión se limitarían, y se protegerían


a las minorías ante posibles coaliciones ocasionales, esto no demuestra realmente la
necesidad de adoptar el modelo de frenos y contrapesos como mecanismo de decisiones
políticas, lo cual es plausible en el caso de que si se reparte la elección democrática de
representante entre distintos partidos diversificados no sería necesario este sistema de
toma de decisiones, sino que, si lo que se busca es la protección de minorías y
consideración de otros puntos de vista, sería preferible incentivar la formación de
coaliciones, de manera que, al gobierno llegarían los representantes de coaliciones y se
mantendrían ahí tanto estas los respalden y se mantengan, en caso de desacuerdo entre
las partes que la conforma sería solucionable con un cambio interno a nivel
gubernamental o que el gobierno de turno renuncie y se llamen a reelecciones.

La eficacia es otro defecto que se puede mencionar sobre este sistema que dificultaría el
planteamiento y funcionamiento de políticas coherentes dentro en un gobierno. Con esto
se relacionan constantes vicios, como: los conflictos entre los poderes y el
unilateralismo, referido a las decisiones que surgen de un poder para saltar los conflictos
entre las ramas del poder sobre materias de jurisdicción compartida o en donde la
legislatura es imprecisa en la definición de limites entre las competencias; los altos
costos en cuanto a tiempo y recursos que se producen en el periodo de negociación
sobre una política, los grupos tienen la posibilidad de retrasar el avance de decisiones si
estiman conveniente con su poder de veto, en cuanto a recursos se encuentran las
minorías a las que muchas veces se le otorgan concesiones con el fin de que apoyen la
política en cuestión; y por último, la parálisis decisoria que se produce cuando las
instituciones con jurisdicción sobre una decisión no encuentran acuerdo, lo cual toma
particular relevancia en caso de necesidad de legislaturas sobre materias de emergencia,
y la única forma para el avance de estas es por medio de decisiones unilaterales o
acciones extralegales.

Los países de la región latinoamericana que han instaurado de cierta forma el modelo
han tendido a modificarlo para tratar de evitar los vicios propios de este. De manera
que, una de las formas que se han implementado para evitar los conflictos entre poderes
es tratando de evitar que el partido del presidente de turno no sea minoritario o el
fraccionamiento de este por medio de distintos mecanismos como lo es eliminando las
elecciones no concurrentes, para así evitar los posibles bloqueos que se generen entre la
presidencia y la legislatura. También se puede mencionar la elección directa de la
presidencia en una sola vuelta, para así reducir el número de partidos que compiten por
el cargo. Por último, la adherencia a un sistema de representación proporcional a lista
cerrada para la elección de diputados, otorgándole así un mayor poder de decisión a los
partidos en cuanto a los candidatos en las listas y así eliminar la competencia que se
puede dar internamente en estas asociaciones, superando el sistema de elección por
mayoría relativa en distritos uninominales. El sistema de bloqueo entre las ramas del
estado también ha manifestado cambios, de manera que, se han disminuido las
capacidades de cada una en este ámbito con la finalidad de que el desarrollo legislativo
sea más expedito. Algunos regímenes latinoamericanos limitan los tiempos tras los
cuales el poder legislativo debe revisar propuestas provenientes del ejecutivo. Por otro
lado, cabe mencionar que se ha dado un alejamiento el aspecto de simetría entre las
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cámaras legislativas del modelo estadunidense, disminuyendo el poder de veto de


alguna de las dos cámaras.

Bajo las consideraciones anteriores se podría decir que un modelo preferible presentaría
diferencias en cuanto a la búsqueda de gobiernos unificados mediante elecciones
presidenciales y legislativas concurrentes, elección presidencial por medio de mayoría
relativa, inclusive la existencia de una sola cámara legislativa. Sin embargo, sistemas
que tienden a esto pueden no ser atractivos para naciones con historial de despotismo
por parte de las mayorías, o que cuentan con fuertes divisiones sociales dentro de la
población que se canalizan en un pluralismo partidario. Para estos últimos el enfoque
del modelo a implementar debería intentar una mejor integración de los poderes y de sus
funciones, para ello desde la perspectiva legislativa se puede plantear un bicameralismo
legislativo, en la que el Senado tuviera una representación territorial, que además
tuviese menos facultades en cuanto a decisiones de materia nacional ajenas del aspecto
local o regional, en cuanto al ejecutivo, sería la atribución de facultades de carácter
positivo, como el de propuesta de cambios legislativos en contextos de urgencia, y
negativo, como lo sería el poder de veto moderado.

En cuanto a la preferencia de una o dos cámaras legislativas en un país depende de si es


que las preferencias de los electorados son parte de una misma línea de controversias de
carácter nacional, en caso de ser así resulta preferible la segunda opción, en cambio,
muchps países necesitan de una segunda cámara para la representatividad de
autoridades diferenciadas territorialmente, en este caso va a resultar necesario además
un sistema en el que las facultades estén diferenciadas, donde se restrinjan las facultades
de decisión de la cámara alta, y que sus integrantes sean proporcionales a la realidad que
representan. En cuanto a los poderes del ejecutivo en cuestiones legislativos, el poder de
veto y su superación va a depender si se existe solo una cámara legislativa o dos, en el
primer caso, la necesidad de dos tercios para superar el poder de veto bastará pues se
verá fuertemente reducida la capacidad de negociación del ejecutivo, mientras que, en el
segundo caso, el número de votos necesarios debería reducirse para así evitar que
minorías logren imponerse sobre la voluntad de la mayoría para superar el veto. Por otro
lado, sería favorable que el ejecutivo tuviese un marco de actuación positivo con
respecto a la legislación, de manera que, pudiese proponer legislatura de urgencia en
contextos de división en el poder legislativo con respecto a una política, esta medida
puede ser justificada en que la figura del presidente es representante de una gran porción
de la voluntad popular, además, no se resta a los legisladores de su función, sino que los
presiona ante estancamiento de la labor legislativa. También se puede considerar la
posibilidad de involucrar al poder legislativo en el nombramiento y remoción de
ministros, otorgándole así facultades sobre temas de gobierno extendiendo sus
funciones a cuestiones propias del poder ejecutivo.

A pesar de la popularidad del modelo de frenos y contrapesos que respondió a un


contexto de necesidad de evitar el posible abuso de poder que se podía dar en una rama
del estado, presenta múltiples vicios que pueden ser dañinos a los distintos regímenes
políticos en los que se imponga. La situación de Latinoamérica muestra un ánimo de
subsanar todos estos defectos que presenta el modelo, lo que deriva en un posible
planteamiento de un nuevo modelo que conserve las bases del original, pero que permita
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el establecimiento de un gobierno dividido, pero con un sistema de poderes con


capacidad de bloque entre poderes reducida y moderada atinente a países con la
necesidad de cambios legislativos en materias esenciales a nivel nacional.

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