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Robert M. Galatzer-Levy
To cite this article: Robert M. Galatzer-Levy (2016) El borde del caos: Una visión no lineal de la
técnica psicoanalítica, The International Journal of Psychoanalysis (en español), 2:2, 419-444, DOI:
10.1080/2057410X.2016.1351716
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Robert M. Galatzer-Levy
Traducido por Paola Jarast del original en inglés publicado con el título The edge of
chaos: A nonlinear view of psychoanalytic technique en Int. J. Psycho-Anal., 97, 2,
409-427.
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No estoy diciendo que todo el pensamiento psicoanalítico deriva de esta visión del mundo. En la medida
en que las conceptualizaciones psicoanalíticas son hermenéuticas, no tienen una visión del mundo
tradicionalmente científica y, en particular, no tienen una visión del mundo lineal.
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con un poco más de fuerza va a ir un poco más lejos. Un poco más de una
pequeña corriente eléctrica hará que la bombilla crezca un poco más brillante.
En general, los pequeños cambios cuantitativos no causan cambios
cualitativos. La espalda del camello generalmente se dobla en vez de
romperse cuando se añade una pajita a su carga.
El enorme poder de estas herramientas matemáticas y la cosmovisión
asociada dominaron el pensamiento científico occidental hasta finales del
siglo 20. Fue esta visión del mundo, como fue heredada de su maestro
Brucke, que informó la táctica de investigación central de Freud (Galatzer -
Levy, 1976). La visión newtoniana del mundo como mecanismo de operación
de una manera fundamentalmente lineal vino a Freud, como lo hizo con sus
contemporáneos, de manera indirecta, no tanto de la lectura de Newton y sus
descendientes físicos, como a través de las formas en que los ideales de
Newton impregnaban la ciencia del siglo 19, incluyendo los biólogos y
médicos que más directamente influenciaron a Freud. A partir de Estudios
sobre la histeria, Freud mostró que, cuando el material psicológico parece
contener discontinuidades y desconexiones, debemos buscar las conexiones
inconcientes que llenan el vacío aparente. En otras palabras, la hipótesis de
Freud del desarrollo lineal continuo y suave, con base en una visión del
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mundo newtoniano, produjo el núcleo de los métodos científicos .
Los científicos habían entendido desde hace tiempo que muchos
fenómenos físicos no son lineales, pero no fue hasta después de la Segunda
Guerra Mundial que convergieron varios factores, lo que resulta en nuevas
ciencias que estudian los fenómenos no lineales.
El mundo no lineal es radicalmente diferente del mundo lineal. Las ideas
que se han vuelto tan fundamentales que se confunden con la intuición no se
aplican en este mundo. Por ejemplo, el supuesto de que donde hallamos
estructura debe reflejar un plan preexistente no se aplica en el mundo no
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Al igual que en la lectura de Freud hoy en día es posible reconocer la centralidad del método
hermenéutico en su trabajo, es posible leer a Freud como un previsor de algunos de los elementos más
interesantes de la dinámica no lineal. Por ejemplo, en el capítulo 7 de La interpretación de los sueños, las
ideas propuestas por primera vez en Las afasias, Freud anticipa con brillantez la teoría de las redes, que no
vería su pleno desarrollo hasta casi un siglo después. Tales lecturas retrospectivas de Freud serían
engañosas si condujesen a una visión de que Freud no fue muy lineal en su visión del mundo. En un
sentido, esto se hace más evidente en sus escritos posteriores, cuando él ha desarrollado varias teorías de la
función mental. En general, él intenta mostrar cómo cada teoría por separado es útil, pero no trata de
integrarlas en una sola conceptualización, ya que no pueden encajar de una manera lineal.
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Un lector editorial perceptivo observó que la idea de atractores descrita aquí parece incluir poco acerca de
la persona que los crea, evalúa y experimenta (aunque sea indirectamente). Esta objeción podría ser
ampliada para incluir la objeción de que a pesar de que los mecanismos implicados son algo diferentes de
los del análisis clásico, el punto de vista lineal parece ser fundamentalmente mecanicista y carente en una
dimensión hermenéutica. Esta objeción válida debe ser considerada en el contexto de toda la discusión
sobre el papel de las teorías psicoanalíticas, desde la teoría del impulso a la neurociencia contemporánea,
en todas aquellas en que el paso del proceso no psicológico subyacente a la subjetividad es difícil o
imposible de rastrear. (Esta dificultad parece ser mayor para los marcos conceptuales como la dinámica no
lineal que se refieren a conceptos abstractos con nombres desconocidos. Pero sostengo que el problema es
aún mayor cuando los conceptos abstractos son disfrazados con nombres aparentemente familiares como
"self", "objeto" o "persona”). En otras palabras, creo que las ideas presentadas aquí no son mucho peores
en este sentido que la mayoría del pensamiento psicoanalítico generalizado, y están sujetas a limitaciones
similares a aquellas líneas de investigación. En otro lado he argumentado que el pensamiento no lineal
proporciona un puente potencial entre la subjetividad y la teoría psicoanalítica en virtud de su
reconocimiento de que las configuraciones que importan en el psicoanálisis se manifiestan de múltiples
maneras y que, en particular, se manifiestan en las narrativas (Cohler y Galatzer-Levy, 2007).
Cuando hablamos de la estructura y la configuración de las narrativas, abstraemos de sus estructuras
específicas, cuyas dinámicas son atractores. El lenguaje de la dinámica no lineal parece incluir un puente
natural entre la subjetividad y la narrativa, por un lado y los mecanismos, ya sea abstractos o
neurocientíficos, por otro. Obviamente, la elaboración de estas ideas nos lleva más allá del alcance de este
trabajo. Aquí yo solo diría que el punto de vista no lineal puede ayudar a la práctica psicoanalítica.
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El trabajo descrito aquí se presenta con el permiso del paciente. Los detalles identificativos han sido
removidos. El tratamiento duró aproximadamente dos décadas, en las que el paciente fue visto con una
frecuencia variable (de 2 a 4 veces por semana) y se utilizó el diván durante la mayor parte del mismo.
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lejos del lugar de trabajo del Sr. Jones. Y así sucesivamente. A medida que se
acercaba el final de nuestra entrevista inicial, sugerí que nos encontráramos
de nuevo, pero, tristemente, el Sr. Jones se negó. Le pregunté por qué, y me
señaló un panel de ventilación en el techo de mi consultorio. Le dije que yo
no entendía. Él explicó que el consultorio estaba frío, el aire acondicionado
estaba demasiado alto. Él no podría volver.
En este punto, surgió un elemento altamente competitivo de mi propia
personalidad. Yo podría ser más eficaz al involucrar al señor Jones que los
otros 21 analistas que lo habían visto. Le dije: “Es bastante frío (lo era) pero
puede volver". Él dijo “¿En serio?”, y le dije: "Sí". Después de algunas
negociaciones, el análisis comenzó.
La sesión, que, por supuesto, podría ser descrita en términos de
transferencia, contratransferencia, y enactuación, también se puede pensar en
términos de un atractor, o la fantasía inconciente del Sr. Jones, que podría
llamarse "el desafortunado defecto que hace que trabajar con este analista sea
imposible", un atractor propio, un deseo, “Quiero ser el mejor analista en
Chicago”, y mi intervención, una enactuación, vista como un intento exitoso
por mover al Sr. Jones ligeramente fuera de su atractor y que su acción se
corresponda con la mía. Los fenómenos a los que se hace referencia como
atractores aquí, así como la "similitud del self” discutida a continuación,
podría ser discutida bajo la rúbrica de la compulsión a la repetición. La
ventaja de sustituir este vocabulario psicoanalítico familiar con el de la
dinámica no lineal es doble. En primer lugar, se pone de manifiesto una
relación fundamental entre estos fenómenos, aunque uno que está
generalmente reconocido en el psicoanálisis, y en segundo lugar, y más
importante, apunta a la conveniencia de preguntar qué parte de la teoría de
atractores puede ser aplicable a fenómenos psicoanalíticos. La conciencia de
la anteriormente impensada configuración psicoanalítica que se sabe a partir
del estudio general de atractores puede llamar nuestra atención sobre los
nuevos fenómenos clínicos.
Un precursor importante para el desarrollo de la dinámica no lineal fue la
observación de que los relojes de péndulo colgados en la misma pared se
volvían síncronos. Este misterioso fenómeno apuntaba a cuán sutil una
interacción era necesaria para que los relojes se influyan entre sí. Otra de las
características de muchos atractores es la manera en la que una parte pequeña
de un atractor se asemeja al atractor global y, cómo el cambio de esa pequeña
parte del atractor desplaza el funcionamiento del atractor general.
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"El desafortunado defecto que hace que trabajar con este analista sea
imposible” era un aspecto de un atractor más grande que podría llamarse
"lamentablemente no hay nada posible, excepto hacer la misma cosa una y
otra vez”, un atractor que dominaba la personalidad del Sr. Jones. Este es un
ejemplo de similitud del self, que es característico de muchos sistemas
complejos. Cuando nos fijamos en una pequeña porción del atractor, revela
información sobre la totalidad del atractor. Lo que es más, la alteración de
este tipo de pequeños segmentos del atractor puede transformar el atractor
global.
Un argumento común acerca de la técnica analítica se refiere a cuán
grande es el trozo de material analítico que debemos tratar de abordar - gran
narrativa de vida, material que se produce a medida que el análisis se
desarrolla en, por ejemplo, varias semanas, las transacciones interpersonales
en el marco temporal de una parte de una sesión, una transacción de unos
pocos minutos o incluso largos actos del habla de varios segundos, en la
forma sugerida por Paul Gray (1973, 1990). Una de las consecuencias de la
similitud de self de atractores es que no podemos responder esta pregunta de
modo general, dado que el atractor se manifiesta en todos los niveles y, lo
más importante, alterar el atractor en un nivel pequeño transforma el atractor
más grande. Por supuesto, el atractor “Quiero ser el mejor analista en
Chicago” se puede ver como parte de un atractor competitivo y/o grandioso
general.
Por favor, observen que mi atractor no encajaba muy bien con el
analizando y, ciertamente, tenía poco que ver con la empatía profunda con él.
La naturaleza desafiante de la presentación del Sr. Jones pasó a activar este
atractor y apoyó un potencial de interacción de algún tipo con el atractor del
analizando. Así, una tenue conexión surgió en la que el analista y el
analizando utilizaron el puente de la experiencia de que el consultorio era en
efecto frío para que sus atractores solo ligeramente relacionados entraran en
contacto. El resultado fue una modificación ligera pero significativa de los
atractores en ambos participantes. El atractor del Sr. Jones ''hacer las mismas
cosas una y otra vez” llegó a incluir a venir a sesiones de análisis, mientras
que mi atractor competitivo llegó a incluir tratar de analizar al Sr. Jones.
Muchos esfuerzos por aplicar el pensamiento de los sistemas dinámicos
no lineales al proceso analítico sugieren que profundas resonancias entre
analista y analizando, de forma similar a la de una díada ideal madre-hijo,
son necesarios para el trabajo analítico. Aunque tales resonancias se mueven
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Otro lector editorial señaló que estas ideas son contrarias a “hechos clínicos” conocidos, tales como la
centralidad de la empatía para el trabajo analítico. Aunque no tengo ninguna duda de que la empatía es un
componente altamente visible de muchos análisis y, a menudo les parece a analistas y analizandos de valor
terapéutico central y, además, pensadores como Kohut ven la empatía como la metodología central de la
investigación psicoanalítica, no tomo como un hecho demostrado que la empatía es siempre un factor
curativo central en el análisis (1959). Que, en los últimos años, la empatía aparece en esta luz, como hecho
central, para muchos analistas tiene muchas fuentes. Una de ellas es la ausencia de buenas explicaciones
alternativas de la eficacia del psicoanálisis. La dinámica no lineal proporciona explicaciones alternativas, y
con ello se abre la posibilidad de observar una gama más amplia de hechos.
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entidad capaz de comunicarse que afecta narrativas por demás estables como
su principal herramienta.
El psicoanálisis puede ser visto como un método para liberar a la gente de
los patrones fijos de pensamiento, sentimiento y comportamiento, y permite
aprender de la experiencia creativa. Hacer esto requiere un grado de
desorganización suficiente para permitir la exploración de posibilidades
novedosas mientras que al mismo tiempo el mantenimiento de la
organización suficiente como para evitar los dobles peligros del caos o la
precipitación de las defensas rígidas de emergencia contra él. Tal estado se
llama borde del caos, y la exploración de ese campo del borde del caos y de
las posibilidades que contiene sugiere una forma enriquecida de pensar en el
psicoanálisis y su técnica. Ocupar el borde del caos de una manera sostenida
se hace posible a través de la unión de analista y analizando en un nuevo
sistema que es más capaz de vivir en el borde del caos y permitir así la
aparición de sorprendentes nuevas formas de ser que no podrían haber sido
predichas.
Soy, por supuesto, consciente de que muchos de los fenómenos que
discuto en este trabajo se han observado y descrito por otros analistas usando
otros marcos metapsicológicos y clínicos. Es legítimo preguntarse por qué
insto a la introducción de un punto de vista totalmente nuevo, lo que reclamo,
de hecho, como cambio en la visión del mundo en nuestro ya demasiado
complicado campo.
Voy a utilizar un ejemplo de los esfuerzos de los analistas para hacer
frente a los fenómenos estudiados en la teoría de los sistemas dinámicos no
lineales sin el beneficio de esa teoría. Escuchemos a Hans Loewald en su
gran trabajo sobre técnica, lo que dio lugar a una importante
reconceptualización de los modos de acción del psicoanálisis (1960).
Loewald discute la naturaleza problemática de la idea del analista como
observador científico tradicional. El escribió:
La relación entre un observador científico y su objeto de estudio se ha tomado
como modelo para la relación analítica, con las siguientes desviaciones: el
sujeto, en las condiciones específicas de una experiencia analítica, dirige sus
actividades hacia el observador, y el observador comunica sus hallazgos
directamente al sujeto con el objetivo de modificarlos. Estas desviaciones del
modelo, sin embargo, cambian toda la estructura de la relación en la medida en
que el modelo no es representativo y útil, sino, de hecho, engañoso. A medida
que el sujeto dirige sus actividades hacia el analista, este último no está
integrado por el sujeto en calidad de observador; como el observador comunica
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Loewald hace todo lo posible para hacer frente a este problema en el contexto
de la psicología del yo, y sugiere formulaciones clínicas basadas en un
reconocimiento del problema. Pero no tiene mayor marco conceptual que
permita abordar su reconocimiento de que el modelo recibido del analista
como observador científico tradicional no puede ser correcto.
Si Loewald hubiera sido educado en la dinámica no lineal, habría
reconocido de inmediato que lo que se describe son dos sistemas de
retroalimentación enlazados, una configuración cuyas propiedades son bien
conocidas bajo el nombre de osciladores acoplados. Habría sabido que tales
sistemas acoplados pueden traer cada uno de sus elementos en estados que
nunca podrían lograr de manera independiente, de hecho estados sobre el
borde del caos y más allá. Él habría sabido que un problema grave para un
sistema de este tipo es que puede convertirse en caótico, y que sería probable
que el sistema se hubiera construido en descansos para evitar que lo hiciera.
En otras palabras, un modelo no lineal le habría señalado centralmente
aspectos importantes del sistema analítico que podrían haber enriquecido su
comprensión. Casi no podemos responsabilizar a Loewald por no saber nada
de esto, los progenitores de la dinámica no lineal solo habían comenzado a
emerger de las matemáticas en la década anterior, y la visión del mundo
robusta que ahora tenemos surgió 35 años después de que él escrito. Pero
tenemos esta visión del mundo diferente a nuestra disposición.
Freud utilizó la visión científica del mundo de su época como una lámpara
de guía en su exploración de la psique. Lo ayudó a ver profundamente lo que
tenía delante de él y ha sido casi incomprensible. Esa visión del mundo se
centró en la reducción de las observaciones a un pequeño número de causas
subyacentes que operaban a través de la conexión mecánica que unía causa y
efecto en proporcionalidad aproximada. Sin embargo, él y sus seguidores aún
ignoraban algunos de los aspectos más importantes de la psicología humana
tales como la naturaleza del trauma o la estructura de la influencia
interpersonal. Tenemos la suerte de vivir en una época en que prevalece una
nueva visión científica del mundo. Esta visión del mundo, bajo etiquetas
como teoría del caos y teoría de la complejidad, describe el mundo de los
sistemas que interactúan, de transformación donde los efectos se relacionan
entre sí de forma desproporcionada y rica, donde la sorpresa se convierte en
una característica esperable del sistema.
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