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La mayor parte de los asesinatos se están cometiendo justamente al comienzo de la vida con el aborto y el
final de la vida cuando las personas están bastante mayores. Al comienzo de la vida se llama aborto matar al
ser humano cuando está en el vientre de su madre, se llama Eutanasia cuando es el final de vida, ambas se
practican legalmente en Europa y EEUU. A lo bueno lo llaman malo, y a lo malo lo llaman bueno.
Cuando un consejero bíblico se le presenta sobre aborto, Eutanasia. Debe estar capacitado para contestar
Bíblicamente en el temor de Dios. Porque nuestra opinión no importa. Si no mas bien lo que dice la Biblia.
Dios nos regaló la vida, esa vida viene de Dios de acuerdo a sus designios de sus propósitos. Ningunos de
nosotros no somos dueño de nuestros destinos, pero Dios nos dio libertad para tomar decisiones. Nadie
puede decidir cuándo nacemos o cuando morimos. Ni la de nadie. La vida es de Dios.
Jeremías 10;23 Conozco oh Jehová, que el hombre no es señor de su camino, ni del hombre que
camina es el ordenar sus pasos.
Reconoce que es Dios quien nos lleva por el camino, nos guía, nos dirige, ninguno de nosotros ordenamos
nuestros pasos, pues lo hizo Dios a partir de que nos convertimos a Cristo.
Deuteronomio 32:39 Ved ahora que yo, yo soy, y no hay dioses conmigo; yo hago morir y yo hago
vivir, yo hiero, y yo sano; y no hay quien pueda librar de mi mano.
Yo no puedo decidir cuándo nazco o cuando muero, pero la soberbia del ser humano ahora cree que es un
derecho, creen que abortar es un derecho, quien se los dio ese derecho el mismo diablo porque él es
mentiroso. La vida es sagrada. Cuidar la vida propia y la del prójimo.
Actualmente quieren creer que abortar, matar a un anciano, con el argumento “no sufra y tenga una
muerte digna”. Que gran mentira, pues se comete un asesinato. Estas personas cambian el lenguaje que
hablan a favor de estas cosas horrendas.
La Eutanasia es asesinar intencionalmente a una persona, por un acto o por omisión.
Tengo la intención para matar a un familiar, pues entro la cultura de muerte. No le puse el oxígeno, porque
me olvidé. Es un acto intencional.