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Valorando las emociones

“Uno de los principales problemas a los que se enfrentan los hombres tiene que ver con
una educación emocional de tendencia “0”, o lo que es lo mismo, dirigida a ocultar, negar
o relativizar los sentimientos” Inicio mi reflexión con esta expresión extraída del texto, lo
cual siempre ha llamado la atención, por qué el hombre se omite en el momento de
expresar algunas emociones. De manera habitual y prácticamente inconsciente, muestran
gran facilidad para expresar el enojo, la intolerancia, la impaciencia, pero esto lo hacen
sobre, o con personas ante las cuales se ven a sí mismos como una figura de autoridad, lo
hacen con “colaboradores” esposa, hijos, hermanos y con sus padres. Puede ser un patrón
masculino aprendido por imitación de generación en generación. Puede ser por una
madre y/o padre que aprendió también que los hombres no lloran o no deben expresar
ese tipo de emociones suaves que los pueden hacer percibir “débiles “y así lo inculca en
sus hijos varones y a las mujeres.

Una madre y/o padre que estimula a que las hijas hablen de lo que les pasa, los escucha,
las contiene, abraza, consiente y les permite llorar o expresar lo que sienten, pero poco lo
propicia con los varones por el mismo principio anteriormente descrito. Plantear una
redefinición, o una nueva concepción, más amplia de la masculinidad, ya no se trata de un
asunto demandado únicamente por las feministas. También traduce el deseo de muchos
varones que diariamente realizan, en forma soterrada y de manera coartada y reprimida,
diversas prácticas y vivencias que, a pesar de las adversidades y circunstancias, se han
atrevido a explorar a través de relaciones y posiciones íntimas, sociales y políticas distintas
a las tradicionalmente establecidas para los varones. Una reformulación de la concepción
de la masculinidad mantenida hasta ahora, implica el reconocimiento a través del estudio
y registro de esas diversas prácticas y vivencias que experimentan muchos varones con un
deseo y un modo de pensar excepcionales-, de la existencia de diversas expresiones o
manifestaciones masculinas, algunas de las cuales, incluso, se plantean como opuestas al
modelo de masculinidad establecido en forma hegemónica.
Ciertos estudios, confirman la existencia, en diferentes sociedades e incluso en una misma
sociedad, de múltiples masculinidades. Ahora bien, algunos investigadores sociales
encontraron, como un factor común en la mayoría de los grupos sociales por ellos
estudiados, una misma tendencia a exaltar un modelo de masculinidad por encima de los
otros existentes, el cual se busca imponer de forma hegemónica a todos los varones
pertenecientes a una sociedad. En este sentido es importante resaltar que en la
constitución de tales modelos hegemónicos intervienen factores de diferentes órdenes:
políticos, económicos, sociales y culturales.

Por otra parte, ninguna redefinición de la masculinidad será plenamente válida si en su


elaboración no participan diversos representantes del colectivo masculino, y las mujeres.
La elaboración de una nueva concepción de la masculinidad basándose en el verdadero
sentir del hombre, partiendo de su emocionalidad y construyendo un camino donde se
haga consciente que las expresiones de ternura y afecto hacen parte del ser humano.

Julia Rojas

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