Está en la página 1de 2

Domingo XIII del Tiempo Ordinario

1. En la primera lectura Eliseo es ungido por Elías para que sea profeta en lugar suyo. Eliseo
estaba arando. Elías pasó junto a él le echó encima el manto. Luego se fue a despedir de
su familia y siguió a Elías y se puso a su servicio, (1Re 19, 16. 19-21). El manto que Elías
le da a Eliseo significa que ahora Eliseo tiene la responsabilidad de ser el profeta de Dios,
la voz de Dios. Un manto normalmente sirve para proteger y proteger algo o a alguien; pues
ahora es Eliseo el que tiene que proteger el pueblo de Dios de la idolatría y de las injusticias.
2. Esa vocación de profetas la hemos recibido desde el bautismo, a través del cual fuimos
ungido como profetas, sacerdotes y reyes. Por lo tanto, ahora nosotros tenemos la
responsabilidad de ser la voz de Dios ahí en donde hay necesidad de hablar de Dios. Como
profetas debemos ser voz de Dios en la familia, en los grupos y en cualquier otro espacio
en el que estemos todos los días.
3. En el evangelio (Lc 9, 51-62), mientras iban camino a Jerusalén, alguien le dijo a Jesús: Te
seguiré a donde quiera que vayas. Otro le dijo: Te seguiré Señor, pero déjame primero
despedirme de mi familia. Pero hay alguien a quien Jesús mismo le dice: Sígueme. Pero,
él le respondió: Señor, déjame primero ir a enterrar a mi padre. Jesús le dijo: deja que los
muertos entierren a sus muertos. Tú ven, y anuncia el reino de Dios.
4. En este evangelio hay algunos que quieren seguir a Jesús; y hay otros a quien Jesús les
pide que lo sigan. Pero ya sea que algunos quieran seguirle, o bien Jesús les pida que lo
sigan, la radicalidad, el compromiso y la responsabilidad es la misma. Seguir a Jesús es
estar dispuestos a dejar tradiciones y costumbres familiares, hay que estar dispuestos a no
mirar para atrás. Los seguidores de Jesús tienen que estar siempre en camino, dispuestos
a desprenderse y sacrificar cualquiera cosa.
5. Ahora bien, cada uno de nosotros que estamos aquí presentes preguntémonos ¿Para qué
quiero seguir a Jesús? En el evangelio los que quieren seguirle no le preguntan ¿Para qué
quieres que te sigamos? Pero nosotros sí debemos dar respuesta a esta pregunta. Cada
uno responda desde lo más profundo de su corazón. Pero en mi caso, yo quiero seguir a
Jesús para ser su voz en medio de tanta mediocridad e injusticia que existe en la sociedad
actual. Yo sigo a Jesús para transformar mi vida y ayudar a los demás a que transformen
su vida.
6. Pero preguntémonos también ¿Vale la pena seguir a Jesús? La respuesta es sí. Vale la
pena seguirlo, siempre y cuando pongamos en práctica sus enseñanzas. Vale la pena
seguirlo, para poder ser voz de los sin voz, denunciando las injusticias, la hipocresía y la
corrupción de tantos cristianos católicos romanos que se han dejado arrastrar por los ídolos
del dinero y el poder.
7. De los tres hombres que quieren seguir a Jesús hoy en el evangelio, no se sabe si
finalmente lo siguieron o no. posiblemente ninguno lo siguió. Lo cierto es que cada uno es
libre para seguirlo. San Pablo nos lo recuerda en la segunda lectura (Gal 5, 1. 13-18): Cristo
nos ha liberado para que seamos libres.
8. Que el Señor nos conceda la gracia de liberarnos de todo aquello que nos esclaviza, para
ser más libres para seguir a Cristo.

También podría gustarte