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Muralismo mexicano: características, autores y obras

El muralismo mexicano es un movimiento pictórico iniciado en la década de 1920, como parte de las
políticas de modernización del Estado de México tras la revolución de 1910.

Se trata de un movimiento inspirado por un propósito: construir una identidad nacional para aglutinar a
los diferentes sectores de la sociedad mexicana, dadas las profundas desigualdades sociales de la época,
especialmente educativas y culturales.

El presidente Álvaro Obregón, elegido para el período de 1920 a 1924, nombró a José Vasconcelos como
secretario de educación pública. Este desarrolló el primer programa cultural del Estado mexicano después
de la revolución.

Con el propósito de crear un sentimiento de unidad nacional y promover los valores del Estado moderno,
Vasconcelos impulsó, por un lado, la educación pública nacional, concentrando esfuerzos en la lengua
castellana como punto de unificación en un México pluricultural y multilingüístico. Por el otro, desarrolló
un programa de arte público para construir y reforzar la identidad y la memoria colectiva.

Según Claudia Mandel en su ensayo "Muralismo mexicano: arte público, identidad, memoria colectiva",
Vasconcelos se inspiró para ello en las ideas de los intelectuales rusos Anatoli Lunacharsky y Máximo
Gorki, promotores del arte público para la edificación social, así como en las campañas de alfabetización
y creación de bibliotecas públicas del gobierno norteamericano.

De este modo, Vasconcelos pretendía asegurarse también la integración de la población indígena,


tradicionalmente discriminada por los sectores dominantes.

En este sentido, Javier Ocampo López, en su ensayo "José Vasconcelos y la educación mexicana",
sostiene que este "nacionalismo cultural artístico" era toda una cruzada nacional en la que no solo hubo
mucho dinero del Estado, sino la resuelta acogida de la población. Así nació el muralismo mexicano.
Pero, ¿qué caracterizaba a este movimiento, no solo al nivel axiológico sino plástico y estético?

Características del muralismo mexicano

El muralismo mexicano seguía un programa para lograr los propósitos del Estado revolucionario: en
primer lugar, la valoración y recuperación de la historia, fuente de la identidad nacional, y, en segundo
lugar, el reconocimiento de que los descendientes de esa historia seguían presentes en la
contemporaneidad. Esto le daría no solo temas y valores al arte, sino una estética muy particular. Veamos.

Monumentalidad

Si el muralismo era un arte concebido por el Estado para una estrategia social, es claro que debía tener un
alcance público, lo que solo podía lograrse mediante el muro o la escultura monumental.

Así, el soporte esencial de muralismo mexicano fue, evidentemente, el muro, lo que le daría
monumentalidad al concepto artístico. Estos muros estaban dispuestos en edificios del Estado, en
escuelas, universidades o iglesias.

Cuando decimos muro, no solo nos referimos a las paredes planas, sino también a techos abovedados,
pechinas, bóvedas de cañón y tableros. Así lo hace ver Elise Mijando de Jesús en su ensayo "Una
aproximación a las técnicas de la pintura mural siqueiriana".

Mijando de Jesús analiza los frescos de la Escuela Nacional Preparatoria (antiguo convento de San
Ildefonso), un proyecto mural iniciado en 1922 por iniciativa de Vasconcelos, en el que participaron
Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, junto a Jean Charlot, Ramón Alva de la
Canal, Fernando Leal y Fermín Revueltas.

El muro, además, garantizaba que el arte cumpliera con su propósito público al no ser coleccionable,
asestando un golpe contra el concepto elitista del mercado del arte. Así, el soporte elegido era coherente
con los valores de la revolución triunfante.

Técnicas
En el muralismo mexicano se usaron dos técnicas predominantes: el fresco y la encáustica, tal como
informa Mijando de Jesús.

El fresco es una técnica pictórica que consiste en pintar sobre una capa húmeda de cal con pigmentos
minerales disueltos en agua. El proceso de secado de la cal hace que los pigmentos se aglutinen y se fijen,
aumentando su durabilidad. Esta técnica requiere de velocidad en la ejecución, pues compite contra el
tiempo de secado, razón por la que no admite repintes. Así, quienes utilizan esta técnica son auténticos
maestros del arte.

En la técnica de la encáustica, el material aglutinante es cera caliente mezclada con pigmentos. Se puede
aplicar con un pincel o una espátula igualmente caliente. Luego de aplicarse, se pule con trapos de lino
bien secos. Se ha utilizado desde tiempos antiguos, especialmente sobre tabla, aunque también en la
pintura mural.

En un primer momento, los muralistas aplican elementos de las vanguardias occidentales, tales como el
expresionismo (especialmente en Orozco), el futurismo (en Siqueiros) y el cubismo sintético (en Rivera),
pero no por ello puede considerarse que las hayan imitado. Por el contrario, acabaron por apartarse de
ellas.

Si las vanguardias se proponían alcanzar la total autonomía artística y disolver la importancia del
contenido (a excepción del surrealismo), el muralismo mexicano no. En efecto, el muralismo volvía sobre
el contenido, pero un contenido nuevo, con nuevas mitologías, relatos y propósitos, gracias a lo cual
superaba la mirada eurocéntrica y se constituía como un movimiento realmente latinoamericano.

El proceso de conceptualización de estos contenidos generó formas plásticas únicas, gracias a la


observación de la estética prehispánica e indígena.

El arte del muralismo, de este modo, rechaza la absolutización de la autonomía del arte y devuelve a este
a su función social amplia, esencialmente educativa y propagandística, al mejor estilo del arte sacro
medieval.

VALORES REPUBLICANOS UNIVERSALES Y PROPAGANDA POLÍTICA

En un principio, se representaban temas dentro del idealismo individualista del promotor del muralismo,
José Vasconcelos. Principios republicanos y libertarios serán algunos de ellos.

Aquellos eran tiempos en los cuales las ideologías de izquierda estaban en plena expansión y se erigían
como una promesa. Así, también se representaron valores y principios rectores del socialismo (la lucha de
clases, la libertad, la opresión, la vida de los campesinos, la clase obrera), sus líderes políticos, entre
otros.

PROGRESO, CIENCIA, TECNOLOGÍA Y CONOCIMIENTO

La tendencia del movimiento muralista era suscribir la modernización y el progreso. Por lo tanto, también
hicieron apología del conocimiento, la ciencia y la tecnología, incluidas en ello la industrialización y la
máquina. Todo ello representaba el culto al progreso como horizonte desde una lógica marxista.

HISTORIA DE MÉXICO

Diferentes pasajes de la historia mexicana pasarían a formar parte del repertorio temático. La conquista y
colonización, la guerra de independencia, la revolución mexicana, la abolición de la esclavitud, las
campañas de promoción de la alfabetización, etc. Algunas representaciones mostrarían los triunfos de la
nación, otras las contradicciones frente a las cuales había que luchar.

Principales autores del muralismo mexicano

Es bastante conocido que David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera y José Clemente Orozco fueron los
artistas más renombrados del muralismo gracias a su relación con José Vasconcelos. Pero además de
estos, a quienes también vamos a referir en esta sección, otros nombres destacan. Veamos.
Jean Charlot

Jean Charlot: Masacre en el
Templo Mayor o La Conquista de Tenochtitlán. Escuela Nacional Preparatoria. 1922-
1923.
Louis Henri Jean Charlot (1898-1979) fue un pintor nacido en Francia pero naturalizado mexicano. Al
descubrir el arte prehispánico quedó fascinado por sus características, de manera que trabajó bajo el
influjo de este hallazgo. Fue, además, asistente de Diego Rivera en sus primeros años. Es conocido por
haber pintado la Masacre en el Templo Mayor o La Conquista de Tenochtitlán (1922-1923).

Ramón Alva de la Canal

Ramón Alva de la Canal: El desembarco de los españoles y la cruz plantada en tierras


nuevas. Escuela Nacional Preparatoria. 1922-1923.
Ramón Alva de la Canal (1898-1985) fue pintor e ilustrador. Estudió en la Academia San Carlos, al igual
que varios de los muralistas. Formó parte del sindicato de pintores. Entre sus obras destaca El
desembarco de los españoles y la cruz plantada en tierras nuevas (1922-1923).

Fernando Leal
Fernando Leal: La fiesta del señor de Chalma. Escuela Nacional Preparatoria. 1923-
1924.

Fernando Leal (1896-1964) fue uno de los pintores contratados por José Vasconcelos para el gran
proyecto de la Escuela Nacional Preparatoria, donde pintó el fresco Los danzantes de Chalma o La fiesta
del señor de Chalma (1923-1924). Asimismo, pintó la Epopeya bolivariana en el vestíbulo del anfiteatro
Simón Bolívar entre 1939 y 1942.

Fermín Revueltas

Fermín Revueltas: Alegoría a la Virgen de Guadalupe. Escuela Nacional Preparatoria.


1922-1924.
Fermín Revueltas (1901-1935) fue pintor, vitralista, dibujante y muralista. Participó en el movimiento
mexicano conocido como estridentismo, que integraba futurismo, dadaísmo, ultraísmo y constructivismo
en un solo movimiento. Fue parte de la primera generación de muralistas que participó en la decoración
de la Escuela Nacional Preparatoria donde pintó su famosa Alegoría a la virgen de Guadalupe (1922 y
1924).

David Alfaro Siqueiros


David Alfaro Siqueiros: Retrato de la burguesía. Sindicato Mexicano de Electricistas.
1940.
Siqueiros, quien vivió entre 1896 y 1974, se distingue de Rivera y Orozco en que sus temas proyectan
más el futuro que el pasado. En sus inicios practicó un arte clasicista y nacionalista. Sin embargo, a partir
de 1932, evolucionó hacia un arte mucho más dinámico. Ejemplo de ello es el Retrato de la burguesía, de
la sede del Sindicato Mexicano de Electricistas, ejecutado en 1940.

Este pintor buscaba un equilibrio estético universal con motivos nacionalistas y modernos, lo que —según
Madel—, provenía de su contacto con los avances tecnológicos de la sociedad norteamericana. En este
sentido, Madel sostiene que, para Siqueiros, el mural era concebido como “espacio escénico
polidimensional y espectáculo de masas empleando la técnica del montaje cinematográfico, por medio de
Eisenstein”.

No es de extrañar, por tanto, la presencia de elementos de la vanguardia del futurismo en la obra del
pintor: obras geométricas, diagonales, líneas rectas y formas curvas.

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