Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Jijón y Caamaño
Jijón y Caamaño J. Una gran marea cultural en el N. 0. de Sud América. In: Journal de la Société des Américanistes. Tome 22
n°1, 1930. pp. 107-197.
doi : 10.3406/jsa.1930.1060
http://www.persee.fr/web/revues/home/prescript/article/jsa_0037-9174_1930_num_22_1_1060
t::::\�t::\ creative
0\2:J\::/ commons
UNA Gili\N l\1AREA CULTUR1\L
EN EL N. o. l)E SUI) 1\:\ltHICA,
Pon J. ,Jl,JÚX Y CA.-\.:\·L-\�O.
(Lúniintts XVI-XXV/JI;.
quietos, y <JlW las migraciones, guerras e influencias com er-c ial es , que nos
revela el estudio de la prehistoria eurnpea desde los albores de la huma-
u irlud . se ver ificaron también en el hemisferio colombino.
Ful iz meut.o , los estudios arqueológicos de criterio histórico, basados en
hechos hien comprobados por excavaciones melódicas, que principiaron
en el Perú, hace yú más de treinta años, se han ido generalizando poco
a poco, por lo que hoy son varios los países acerca de los cuales tenemos
una cronología prehistórica, poco más o menos completa, con sólido fun-
damento cie n t ifico : por ésto, podemos hoy afirmar, con certeza. que exis-
tieron an ig uas vinculaciones entre las culturas indígenas de las dos Amé-
í
ricas que el istmo <le Panamá separa, y hasta podemos determinar algu-
nu s <le las diversas o la s v marcas culturales que se sucedieron en el tiempo
y co nl.ri huv er-ou a dar al mundo descubierto por Colón la fisonomía cul-
tural que presentaba en la época de la conquista española.
De una ele estas mareas queremos tratar someramente en este estudio,
de la que produjo la civilización que llamamos de Tuncahuán, por haber
sido és t e el sitio en que, por vez primera, pudimos estudiarla metódica-
mente ; pero, antes de entrar en materia, parece conveniente recordar
algunos hechos, cuyo conocimiento es indispensable para la exacta com-
prensión del asunto.
. ,.
pues la est.i l izac ión de la forma animal se verifica por la el im inació n de las
partes hasta que só l o subsista la ca beza ... Se notará que esta serie está
daramenle relacionada con una concepción n1aya ,v mexicana, pero difiere
en un detalle importante : en el arte de los pueblos mexicanos y mayas,
la figura n ninuil es
representada con una cabeza humana entre ln s fauces.
en las estatuas de Xi curugua , figura un sér humano con su ca hezu incluida
entre las fauces del animal que él lleva en sus espaldas » f. l Iuv , adernús,
otros tipos, entre los cuales el mú s importante es ac¡uel en que la parle
inferior de la cara e stá cubi er tn con uno corno pico de pato. y que recuerda
muy de cerca la estatuilla de Tuxlla "!, que, sin ser del territorio maya,
lleva la i nscr-ipc.ión rná s antigua que se conoce de este puchlo, a eu_yo
arle típico es e v irle n l e que no pertenece; por lo cual, hay <1ue ver en ella
el ejemplar único ele la cultura preimperial. La fecha de cstu inscripción
es 8-6-2-í-17, que, según los córn put os de :Morley, corresponde ni añ o U7
a. dc J. C. :i. La estatuilla de Tux tla asernéju se , a su vr-z , por su ejecución
y trazo, a una clase de estatuas gra11dcs de piedra que se encuentran en
el altiplano dl� Guatemala : pero no es sólo allí en donde se hallan irná-
g-encs netamente emparentadas con las del lago de Nicarng ua, a cuyo
grupo pertenece la famosa figurilla de jade de 'I'ux t.l a ; su dis tribución en
Centro América es extensa, según se ve por la siguiente lista que toma-
mos de Lothrop :
« En .Yicarar¡ua: Acoy apu , Alta Gracia, Blunose, isla de la Ceiba,
.Juigalpa, Los Angeles, Los Cocos, Los Corales, islas :\fodcira y Mascar-
rá n , río Mico , Mornotombo , Nan<laime, Norome, Pe nsacola , río San Pablo,
San Pedro ele Lobago, cerro Santiago, Solentiname, Tancahuela, Tierra
Blanca, La Virgen, punta de Sapote, punta de las Figuras y El Amado
en In isla Zapa tero.
(( En Cost.« Rica : Boquerones, hacienda Santa Hosu , Punarná , bahía
de Salinas, Siete Cueros, .Jiménez, Las Mercedes.
« en Horul u ras : Tegucigalpa, valle de Ulúa , La Florida, China mi te,
Quesal teca, río Guarnpu, El Patato, ríos Putuca .r Cuy ame l y Copún.
« En Guatemala : finca Arévalo, Sta. Cruz de Quiché.
« En .lié.rico: Cornit n » á
l. LoTIIHOP (S. K.i. Pot ter u o]' f,'()s/:1 Ricu n rul .\'ic:u·:i!/lt:t. Co nt.r i bu iou s f'rom t h e
í
De éstas, las mú s i l usl.rut.i vas son las del va lle de Ulúa y las de Copún:
la primera, por cuanto su aspecto con trust a con el de los numerosos res-
tos m.ayas <¡ue a su der redor abundan, lo que hizo sospechar a Gordon
de que se trataba de un artefacto de época anterior t ; y las de Copán ,
por haber sido encontradas en los cimientos de dos estelas fcchndns , la
una <fUC lleva la dala fJ-1 í-0-0-0 ( .\ D t!'i2), y la ót r-a la de H-17-'12-13-
0 (A D :i2:J,i, lo c¡ue, como hien lo dijo Mor lev , ev iden cia ha que, antes
de la erección de Co pán (una de la s más v1eJas ciudades del an tiguo
imperio, cuyos primeros monumentos en estilo maya datan del siglo III),
el lugar bahía sido ocupuIo por los escultores de rústicas estatuas en que
parece difícil reconocer los antecesores de los que cincelaron las estelas 2•
Tenemos, así, un estilo que se e x te ndió desde México hasta Costa Rica,
cuyo paso por el territorio maya, podemos afirmarlo con certeza, se pro-
dujo antes del a110 1 ;iO de nuestra era, y que, por otra parte, estaba aún
en apogeo en el siglo I antes <le .Iesucr-ist.o , época que influye en la con-
cepción de la estatuilla <le Tuxtla. En este lapso de 2:;o a íro s , se produce un
movimiento <le pueblos hacia el sur. La familia lingüística maya se divide
en (los grupos: el )laya propiamente dicho, repartido en varios dialectos,
hablados en un territorio continuo, en el mismo en que florecieron las civi-
lizaciones ele l imperio antiguo, la época de co lonizac i ón y el imperio
moderno; y el 1-Iuazteca que se habla en la costa del golfo de México, desde
Veracruz hasta San Luis de Potosi, y, a alguna distancia, en el interior
del Estado de Tnmnu li pas . Al g-I'upo hunzt.cca filol.',gicamente pertenece
también el dialecto tzikomuseltec, usado en el S. E. <le Chiapas, aun
cuando geogTáficamente se una al grupo maya :1• Ahoru bien, o los Iluaz-
tecas son la avanzada de una migración de Sur a N orle. di rección seguida
por este pueblo en el período de colonización intermediario entre el anti-
guo imperio y el moderno, o son los rezagados en un movimiento migra-
torio hacia el mediodía, como el que se produce después de la caída
de Maya pá n. Lo segundo parece 110 sólo más probable sino seguro : la
cultura h uazteca difiere notablemente de la maya, lo que yú indica
su separación del tro nco común, antes de que ésta se constituyera
definitivamente en la forma típica, aun cuando todavía algo arcaica
en que se presenta en los mús antiguos monumentos (Caxactun,
Uolantun, Tik al , Copán. Plaquita de Ley den ) ; los Iluaztecas no
poseyeron la escritura maya, lo que manifiesta que se separaron cuando
1. Go111>1J'." (B. G.,,. Hescarchc« in tite Ulon valley, Hotul uru», :\Icmoi1·s of t.hc
Pcabod y Mu scurn , Hnr vurrl Cniv,�rsily. Caiu ln-idjro , Vol. I, :-.;o. ·l-, 18«J8, p. 12.
2. :\Ion LEY. Op. cit., p. í21 .Y -í-2:.!.
:1. Hn·1:T iP.;. Lan!JllCs ..unéricuince , En :\IPilld el Coiten. Les La11�11�s d u Monde.
Pa ris , 1 !12-í, ¡,. 1130.
PL.,:-.:<:111. XVI
7 \1
11 1 :! 15
17
1!1
Estatuas de piedra. - 1-3. San .vndrcs de T'u x t la , .\1éxico; 4, 6, 11-15. Isla Zapatero,
Corn it.iri, id.i , Houdur.is ; '), lo,
.\Lxico dcp Cop.in
aaua ; 5. ; 7.
Guatema ia ; 8, !O. Cop.i n , Honduras (Lothr op. Pottcr v ; etc .. , op. cit., t. l , l.irn . IV, VI, VII¡.
16-18. San Agustín, Columbia r Pr cuss. Bcr icbt , etc ... , (lp. cit ., Zeitschr ift íur Ethnologic, t. LII,
p. IOO, fig. 5); Inga-pirca, Cana r , Ecuador (Musco j ijón y Caamano, Quito).
Soc:1i'T1·_ 1>1..., :\.,11 .. R!<:.\'-:I'-.TJ·>, r930. Pr.x xcn r: XVII
Periodo de Proto-panzaleo 1 (Ecuador}. - 1-2. Guano (Ch imborazoj ; ; :\1:lcaji < Chi mboruxo :
7. Tunguipampa (cantón Pillara, Tungurahua).
Período de Tuncahuán (Ecuador). -- 4. El Angel (Carchi); S, 6 . Ma nt.; r\tanabíJ.
Período de Proto-panzaleo 11 (Ecuador). - 8. Santiago (Lojaj ; 9. Chiriqui (Pana m.i].
P I,\:\U I i XIX
12
14
:1
11
11
\1
Socn.ri: DE<; .\�1f.HIC\�1c;rEs, 1930. Pu�u1E X.XVIII
2. Las fechas más an t igua s mayas, que pnrecen ser las de los monumentos en que
están grabadas, son :
Esla tuilla de Tnxlla X ¡; :! · .'¡. 17 �Ji A. de c.
Plaquita de Lcyden 8 H :{ 1 12 ,; 1 ..:\. D.
Unxact un , Estela \J 8 H 10 1 :{ 1" :,
(jlJ A. D.
Ua x actu n , lH 8 11; u u o !Ji A. 1>.
1 !J X rn o o () 'Jí A. D.
-Í- X 18 o o o 1 ;3-¡ A. o.
L'olnutu n , X iX 1 :l ,1 1 1 1 :;11 ..:\. 1) .
t: a x a ct un , 17 X l �J o o o '"- ..:\. D.
1 ;i'
Co¡,ú n 20 !J JO o (J 201.i A. n.
�
�, o o (J
Tikal !I ·) 21 í; ..:\. D.
Copan 2'1:- :! 10 o o 226 A. D.
l\lOlH.EY .,S. G .•. t n- co rliest 11wy.-i , la tes . XXI·· Cong. l u l. dc s Aurór-ica n i s t cs , Güte-
boq.;, 1 \J:!:i, p. li;i(i.
Societe ,/es Anuirictuiist es de Pu ri«, :,..
11 í �UCIÉTI� J)l<;S A.,1 tHICA;\ ISTES nr: l'AH IS
-t. L1-:1nr.\N:-. (\Valter). Zenlral Amerikn, l3erlin, -1920. Tcil 1, Vol. 11, p.tll:W-U78.
T'he Holean. :1lfinily o] Su bt.iah« in .\'icara!JIUt.
).
los Chorotegas nos inclina a creer <1ue su avn n cc hacia l sur es el movi-
miento migratorio X, lo que no duda en afirmarlo Lothrop, quien, refirén-
dose al tipo de � icnrug ua , escribe ': « Quién hizo estas estatuas'? Por
varias razones, parece que la respuesta debe ser c¡ue los Chorotegas las
hicieron. En primer lugar, los Muyns , Toltecas, Aztecas y Znpotocas y otras
trihus adelantadas no pueden tomarse en cuenta, tanto por razones esti-
Iist icas , como porque ninguna de ellas, en cuanto se sepa, moró jarnás ,
ni aproximadamente, en el territorio en el cual se han encontrado estas
ctatuus ; por lo contrario, se sa be que los Choroteg·::is ocuparon gran parle
de la re¡;ic'm en la cual Sl' han doscuhicrto ", y todas las estatuas quedan
dentro del hahitat de las mús apar tadns tribus chorotegas. Finalmente,
hay parentesco estilístico directo con los objetos de jade y cerú micu que
se admite son de manufactura chorotega.
« La criscúuu zn <¡ne de estas estatuas de picd ra se deduce es importante,
pues induce a creer que la <le los Chorotegas era una de las naciones m ás
nde lan tudns <le Aruér-ica. en la época más antigua de que tenemos noticia.
Los hallazgos «n Honduras, especialmente los de Co pán y La Florida,
indican que los Chorotegas vivieron allí antes de la llegada de los
Muy as »
n usco Sl� d i v id ic ro n por e icr tas ocasiones en dos pn rt es : la una fup a poblar a la
p1'0\·i11cia dt• �icar:1g-ua: y la o t rn poi,]<', cu lo que a o ra I ln m au pro vi uc ia de Chi apa .
Pa1·:1 po hl a r cstn Ii e r rn , oo nq u i s tu ro n :i los que en ella e sta han , q11c llaman Zoqucs »,
G.\111:1.\ (Fray G1·egori<>J. Ori!Jr>rt de Lo» In d ios . Va le nc ia , '.\J. o<:. \'IJ. p. :;is.
l. To1111ui-;,u1>.\ {F1·ay .Lua n) .. ll1J11:tr1¡11ía i111/i:111,'l. :\ladrid, 172:l, \'ol. 1, l'· :n�.
2. l.i:mu:;:; :\\'alter). 0¡>. cil., Teil 1, \'ol. 11, p. �08-�IO.
:1. Esto no es c x act.o , como luego vc re ru os .
í. LoT11110P. Pottern , etc ., l. I, p. !J:{ y !H.
SOClt:Tt 1>1·;s ,\_\IJi:IIIC,\:\ISTl·:s l)E l'AHlS
Sean los Subtiabas (lo que pal'cce poco pr obub le ) o los Chorotegas, como
lo afirma Lothrop, a nuest ro modo de ver, con fundam.ento, el pueblo que
e mig ró hacia el sur, dejando, como huellas de su pcrcgr-inaoion , desde
México hasta Costa Hica, y pasando por Copán , a n ícs de la Fundación
de esta ciudad, las esculturas de tipo nicaragüense, el hecho es <¡uc queda
comprobada una migración paralela a la de los Muy as , pero anterior a
ella, de un pueblo que, en tan temprana época, había adquirido una civi-
Iizaciún suficienlemente adelantada para influir en la maya en formación.
De estos dos movimientos migratorios, sabemos que el úno terrninó el pri-
mer siglo de nues tra éru , por lo cual al anterior hemos de concederle,
cuando menos, de ciento a trescientos años de precedencia.
Pero de estos desplazamientos hacia el mediodía que arrastran pueblos
tras sí, no son los citados el único ejemplo � las nacionalidades nahuas de
Centro-América nos proporcionan otro bien notable , ya que fueron allá
desde México, en olas sucesi v as , algunas de las cuales coinciden con la
disolución del imperio tolteca en el siglo XII.
Al contemplar en un mapa la dis n-ibucion geogrúfica de idiomas tales
como el Otomí-Chorotega, el Subtiaha y las lenguas nahuas de Centro-
América, recordando las migraciones de que acabamos de hacer memo-
ria, no se puede menos que suponer que una fuerza expansiva étnica,
semejante a la que, en varias épocas de la historia de Europa, actúa desde
las estepas de Si heria y Husia, obra tum bién en América, e inmediata-
mente se piensa en los Uto-Az tecas que, a su vez, parecen ser empujados
hacia el sur por otros pueblos, entre los cuales saltan a la vista les
Na-dené.
Pero volvamos al interesante tema de las estatuas del tipo de las de
Nicaragua, que no se limitan, como cree Lothrop, al territorio h istru-ico de
los Choro legas, sino que se encuentran más al sur. En nuestro museo par-
ticular se guarda una cslatuilla de piedra dura (Lúm. XVI, 1 U), de unos
treinta centímetros de altura poco más o menos, en todo comparable a las
de Nicaragua; tiene una base a moclo de columna, sobre la que está una
figura humana, nó enteramente de pie, sino en la posición algo encorvada
hacia at rás que se observa en la de la isla Zapa tero 1, y, como ésta, no está
enteramente desprendida de la columna; en la parte superior, por detrás,
en la �spalda y hombros, hay un lagarto, cuya cabeza rota de hió quedar
sobre la del hombre; como en todas las nicaragüenses, se ha tenido cui-
dado de represen lar el úrgano sexual masculino. Esta estatuilla que, si se
desconociera su procedencia, pudiera tomarse por originaria de Cenlro-
América, fué encontrada en la reg ión del Inca-pirca, provincia de Cañar,
no se puecle afirmar crue este tipo sea equivalente al anterior, pero puede
sospecharse que su propagación obedezca a causas semejantes. Con el tipo
nicaragüense tienen cierta afinidad los amuletos ele concha que se encuen-
tran en la ci vi lizucióu que Chle llama mayoide <le El Azuay ', los <1ue, a
su vez, tienen couce pciúu parecida a la de las estatuas de San Agustín
(Colombia) l\ las que, así mismo, se relacionan con el nicarng'üen se o
choroteg-a, a que venimos refiriéndonos t, (Lúm.. XVI, lH-18).
En el Perú, no sería difícil encontrar algunos ejemplos del mismo
motivo, aun cuando más elaborado y complejo, tales como el monolito
Haimondi de Chavín y algún dibujo de Tiahuanaco.
1. L'11u: :\Iax). Lnfluencin« nwy:1s en el Alto Ecuador, Ed , s<•p. del Boletín de la Aca-
demia Xnc iouu! de Historia. Quito, 1CJ22. Vol. IV, p. 20, fig. 108, lám , XXXVIII.
2. l'111.E (:\fax;. Estudios es mernl.deños , Anales de la ln ivcrstdad Central del Ecun-
dor. Quito, t!J:.t7, Vol. XXXlX, Iá m . 17 y 22, fig. 2.
:{. Corn párese IIAn·niA:-; (C. V.) .. Arcluieolo.iicnl. researches in r:osfa Hicu , Stock-
holm, 1�101, lám , l l. fig-. 2 y :l; Iá m , -í-2, fig-. ;i y(¡; l m , ;;:i, fig-. o , l m . ;;,, fig-. 2;
á á
p.:, í:w.
8. 111., p. 3:-;.
�). P1rn1:ss : K. Tia.). Bericlu ii!J,,,· meine .1.rch/iolo!Ji:;;c/wn u nrl P.tlwnfogische11 For»
�ch1lftf/·"''ei.-.1!11 in Holumhif'f1. ZPitscl11·ift f'ü r Et hrrol og-ie , Ber liu , Vo l , :í2, t!'l21, p. too,
118
Si nos h erno s alargado tanto sobre este asunto, es porque nos permite
fechar un momento del movimiento m.igra torio hacia el sur de los Choro-
tegas, que no Levm inu , ne', en cuanto al pueblo m is mo sino a los elemen-
tos culturales de su ci vi lización , en Costa Hica , pues llega al Ecuador y
parte del Perú.
El hecho aislado <le la propagució n <le un tipo especial de estatuas no
nos autorizaría a hablar de este modo, si concomitan temen te no ocurrie-
sen una serie de otros sumejun tes a los que nos referiremos lueg·o.
Para proseguir en nuestro estudio, debemos ahora referirnos a otro
asunto, que, a pi-irnera vista, pa rcccrú ex truño al terna que tratamos: la
determinación cronolúgica de la sucesión <le culturas en el valle de
Mé x ico : arcaica: teotihuacana y azteca. �o es preciso recordar aquí los
antecedentes de este desculn·imiento, comprobado por estudios poste-
riores, si bien en ciertos lugares la cultura de Teotihuacán se mezcla con
la azteca, indicando que, por lo menos, cuando apureció la última, florecía
aún la anterior. La civ i lizució n arcaica había sentado sus reales en el
valle de Teot i huacá n , antes que se construyera la Pirámide del Sol, cuyos
adobes estún hechos con barro rico en fragmentos arcaicos de un tipo
evolucionado, entre los cuales 110 fallan algunos que parecen indicar una
tra naición entre los dos artes. El prolijo y metód ico unú lis is de la civili-
zacióu arcaica ha permitido al profeso,' Kroeber distinguir, provisional-
mente, cuatro etapas de desarrollo, que designa con los números I a IV :
el I se encuentra bajo El Pedregal de San Angcl : el I I, en El Arbolito;
el Ill, en 'I'ico má n , y el IV en el interior de la Pirámide <lel Sol ele
Teot.ihuncún 1. Opinamos - corno tuvimos ocasión de decirlo yú anterior-
rnen te - <1ue los hallazgos de Atzupo tzu lco nos parecían tan só lo la mani-
festación de « una faz de la cultura arcaica. nó , qui zás , la or ig inu l , lo qtw
es seg·uro respecto a los de El Pedregal de San Angcl , que manifiestan
un desarrollo posterior » 1.
A esta cultura, de la cual no podemos afirmar que conocemos su
manifestación central y prístina, se ha atribuído un papel predominante
en la historia del Nuevo Murido : para Spinden \ es obra <le los Nahuas;
para Gamio ", de los Otomíes; para Chie \ de los Mayas.
ancha son también comunes, con fonclo reclondo o trípodes. Asas y man-
gos son frecuentes, y algunas vasijas tienen picos. Cuando los pies <le
los trípodes son llanos, son anchos, huecos y redondos, con una perfora-
ción en la superficie interna; pero, a menudo, representan caras o pies.
La decoración incisa. es frecuente, y los dibujos son sencillos y geométri-
cos. La decoración pintada es también común ; pero este procedimiento
es muy dis tinto del plúst.ico y, hasta cierto pun lo, n n lagón ico >)1.
Lothrop ha publicado la primera crítica detallada de esta teoría de
Spin<lcn, coincidiendo, en gran parte, con observaciones hechas por noso-
tros en estudios impresos con anterioridad al de Lot.hrop , <{UC parecen
haberle pasado desapercihidas , pero llegando a conclusiones muy distin-
tas, y, a nuestro modo e.le ver, inaceptables.
Tres son las principales objeciones de Lolhrop :
l. La cultura arcaica, tal cual la conocemos por los hallazgos <le México,
no puede ser la prístina y fundamental, pues« presenta amplias divergen-
cias estilísticas que, probablemente, pueden ser distribuidas cronológica-
mente >); y, aun cuando ruda y sencilla, dista mucho de ser los primeros
pasos de un arte naciente. « Además, los detalles del vestido, turbantes
y otros tejidos que se ven en las figurillas, no se prestan a ser interpreta-
dos como manufacturados por un pueblo <¡ue acaba <le inventar la agricul-
tura, pero más bien por un grupo que largo tiempo ha gozado yá de sus
beneficios :! •
>)
t • .Juó:'ll y CA,\:\l.\'l;O •.V,w,::1. contribu ciún .ti conocimient o de los nhori qcnes tic /11t/1,t-
lsu ra de fa República del Ecuador. Ed . sep. del Bol. dP la Soc. Ecua 1. de Est. 11 isl.
Am. Quilo, 1920, p. -158.
2. Uu r.s: '.)lax). Los l�jii/.:J.:cnmij¡Jdinr¡sdd Perú. Hev ist a Ll ist ór ica del lnstilulo llis-
tórico del Perú. Lima, ver. 1, 1 HOG, p. :1-2:1.
ÜY.,nz(:,; (Aureliano). Estación peleolitica de T'ult al . Pu lrlicac ioucs del Mu seo d<>
Et no logia y Antropología de Chile. Santiago, Vo l. 1, Hli 1:;, p. U1-:io.
( � 111.E. Sohre fo ,•slación puleolit ic a d e T'ultul , l 'ru: e:, rt ,t !/ 11 n i II [orme , 1 d., id .. p. :J l ;j().
'"º·
t. .J IJ<'>N y C.\.\'.\J.\ Xuern corürilruciún , ,·le., fig·. l I (1napa
2. l n., fig. 11 '.mapa.
:1. l 11., fig. 1 1 mapa 1.
't. 11). � fig·. i8 1. mapa;.
;,. l n., fig·. 18 '111apa
6. l n., p. 30 y :H.
_, · mapa'i.
'. 111., ftg-. .;)
8. In., lig-. :u irna pu}.
!) . I n., p. -H.
10. l 11., fig·. 18 ( rn a pa · ..
H. l 11.' fig·. ;:?:; t_ma¡,a:.
.
1 ') l 11.' fig-. :?ti (mapa
l:L l n., fig-. "27 1napa
!4. l 11 •• fi�. 28 mu l'ª;.
15. Ju., fig-. :w (rnapa ,.
16. l 1,., fig·. 3t _mapa
l ""i. l�o1no SP halH".'i a(, ve r-tu lo , nuestra IPol'Ía coi ncrd o co n la tle SpitHil'n t.•11 lo sustan-
cial; los puntos de di\'crgencia son: f . El que no consideramos los hallazg-os dd Vn l h-
dQ :\léxico como la m au ife sta ció n ori�inal �· p1·otulípica de la cu l Iu r-a , sino como u ua
t 2í :;oc,i::n:: DES A \IÉRICA'.'ISTES IJE PAHIS
de sus forma s , nú la primera, pero cercana a ella, más por su p ro x lm idad geográfica
que temporal, aun cuando la época de la que tenemos productos no puede ser muy
alejada de aquella en que se or-ig-inó ; 2. ;\O atribuimos, como Spinden, la propagación
<le la cultura arcaica a los Nahuas , que solo en épocas posteriores nos parece de sern-
pefían el importante papel histórico que les cupo en suerte.
Un arte, mús primitivo que el arcaico mexicano, se conoce del área de San .l ua n ,
en el �O. <le Nuev o Mé x ico , en el SO. del estado de Colorado y en las regiones vrci
nas de Arizona y Ut.a h.
La evolución histórica de este territorio cst vincularla con la del país de los P11('-
á
blos, y consta de los siguientes períodos: 1, época de los fabricantes de cestos, eda<l.
inicial; II, Pre-pueblo, o edad ele la Ior-mación ; 111, pr-imera cerámica pintada a dos
colores, edad dedesarrollo; IY, seuuudn cerámica a dos colores, edad de florecimiento
y redistribución; V , ceriunica vidriada de dos colores; VI, cerámica pintada y vidriada
de t re s colores ; VII, cerámica vidriada de dos colores de tiempos históricos.
En el primer período, vivía una población dolicocéfala, que desconocía el arco y
usaba tiraderas, que poseía un arte textil ade lautndo, y cultivaba sólo una clase de
maíz muy primitivo. En la segunda época ya apai·cce uno que otro cráneo deformado
y braquicéfalo.
Al final de la pr-ime ra época, durante la cual se empleaba frecuentemente el barro
con refuerzo vegetal en la construccion de las viviendas y graneros, aparecen primero
vasos de t.ierra sin cocer, con el mismo temple, hechos en canastas que sí rven dt>
moldes; más tarde, prescindieron del uso del molde y fueron poco a poco su st.it uye ndo
las fibras veg·etales con arena en la composición de la pasta (Monnrs (E. 11. ). Chro-
nology o( t he San Juan Area. Proceedings of the National Academy of Scicnces.
\Vashington, Vol. VII, 192!, p. 18-22; lo. The he!Jinnin!J.,; of ¡wltery mukiru] in th,·
San Juan A rea. Authropologícal papars of t he American )luseum of :'\atura) His tor y.
:'\ew York, Vol. XXVIII, par t 11, p. !31-169 y 108).
Parecen indicar relación con el arcaico mexicano les idolillos femeninos de la pri-
mera época (}lomus. T'he heginnings, ele., fig. 8, b , c ; fig. 9, a-c) y los vasos en forma
de pájaros de la segunda l u., fig. rn, a-e).
I . Go:-.z.hi:-:1. So.iREZ !F.,. Estu dio h istorico «obre los r:niiaris. Quito, t8iR, p. 2:.-:12.
C:\A «iH.A:\ -'IAHEA CULTt.:HAL
E° scsr« '1-t:=::::::::ic::=:i=
l =::c:=::::::9_:C:=:=i:==::f"
i �
Fig. 12. -- Cnl'le csrjucmút ico ele las excavaciones hechas por el autor- en la que br-ada
de San Scbust.ián , Guano, pr-o vi noia ele El Chimhorazo, Ecuador. Dit-ecc ión :,.¡ _5_
Go xz.i r.ez Su.\n1-:z. Hist.or-in. rr11er,1l de fo ll"[>1íi.Jlica del Ecue.tor. Quito, Vo] . 1,
18�0. p. 129-1 :l2.
In. Atlas a,·,¡11(•0/óyico. Quilo, 18n2, p. 1,-í-O.
Ir>. Preh istorin ecurüorianu , Quito, 1900, p. 1;>-18.
SAVILLE �1. 11 .. The ,?flli,¡uili,• ... of .\/:ui:,hi. ".'icw Yo rk , ver.r. 190,. p. :¡�1. ¡:;, RI,
�:!; ver. 11, 1�10, ¡,. 1,0, 1�:t. :!,H.
oscuros en la costa central del Perú, faltando en todo el Norte, y que
aparece en forma clnra en los más viejos restos
<h· .\rica y entre los Fueguinos de la época
dvl desc:ubrimic11to.
De modo que, ref i rit: ndonos s,'do a las
m ás antiguas mn rcu s cul l.urn lcs que se
notan en el N. U. ele Sud Arné r ica. tene-
mos cuatro, originarias del �orle:
.\) La más r-ec ie n tc, la maya, <{Ul' ha
poclidu dejarse sentir en d ist iutus o leu-
<las y que se puede fechar entre el I y el
YII siglos de nuestra éra f_Anliguo im-
perio);
B) La chorotcga, que procc (lit', de
la anterior, pero que puede haber
continuado si mul túncanu-nt c con la
i', Lru ;
C) La arcaica, que precedi<'1 a arnbas :
D) La primitiva (pescadores de
A rica-Fueguinos).
Esta cnurnr-rnción 110 excluye la
posibilidad de la existencia de otras
corr ir-n tes.
Claro e st que lu di licu ltud de á
.
'• 1)'(
Jt'( \ }' ) . � ( ',. i-ica v de
,
�·
Fig. rn. - Corle esquemático de las excavaciones hechas por el auLor en la quebrada
de �an Sebast.ián , Guano, piov im-ia de El Chirnborazo , Ecuador. Dirección E-0.
SA\'JLLE. Archaeologic:il resenrc hes 011 lite coas! o]' Eemcrnldns, Ec ntul or: XYI In t,
Cm.E (:\1.). Orí!Jerws cetü ro-n mericn n os , Bol. de la A.c. Xue . <le llist. Qu it.o , Vo l , IV,
f922, p. tfi.
lo. Influencias nwyas en el Alto Ecu ador. Id. Qu ito , Vol. IV, 1022, p. 20:,-2í-0.
lo. Cicili zuciones nwyoi,J,,s de fa (,'usl:i del Pacifico, Id. Qui lo, Vo l.Y 1, 1923, p. 8'7-92.
I o. Tollecns , M a.y ..ts !/ civiiizucionee sudamericanas. Id. Qui to, v ol. v 11, t 92 í-, p. t-:i:i .
• I raó x Y CAA:\L\:s;o. Pu ru h
ú , Vo l . 1, p. H2-1Vt:-.
Cm.E. Las .. tnfiyuas ciciiizeciones es merald eñn s ..\nal<'s de la l·nivt'rsidad Ce u I rn l
del Ecu a dor-. Qu it o , Vol. XXXVIII, tn2i, p. H2 y sg·s.
In. Est.ud io« esrnerald eños , Id. Quito, vet. XXXIX, 1928, p. 2:i2-2:,i.
Esta hi hl iog raf'ia no es completa y se refiere sólo al Ecuador.
l. Lolhrop ha estudiado recientemente una est1·atificaci<>11 g-eolúg-ica con restos
culturales en el Sa l vad or ce ut.ra l . Un cs tvato vo lcúu i co recubre 1111a ca¡,a de tierra
vegetal, quP couliene restos de la ocupación humana, mientras se encuentran en las
capas volcánicas superiores otros fragmcn tos de cerámica residuos ele otra época com-
pletamente separados <le los del estrato inferior por capas estériles.
Los hal luzgos del estrato i nfo r io r cor res pon den a una cultura uniforme, con vasos
trípode s, e st a t u i l la s semejantes a las arcaicas de Mé x ico y cerámica decorada con
líneas grabadas o pintadas: una civilización cla ra rne n te rol ac ionad a con la más anti-
g·11a del Valle de Mé x ico y cpw se extieu<le a Gu at e ma la y l Io u d u ras ,
En el uivc-l s u p erio r , se e nc uun tr-a n rnc-z c lacl os productos del arle maya de l prime r
imperio, del ro lteca y dP un tipo arcaico, distinto del anterior, esto es de ejecución
primitiva, que alg·uuos autores han tomado como indicio de a n t igücd ad , y que se ase-
meja sólo técnicamente a los hallazgos de las ínfimas capas de Alza potzalco. LOTHHOP
(S. K.·. Pot ters¡ types an d Lhc;,·s"''Jll�11cein/�'lS.1hadfJr. Iwli.111 :"\utcsaml :\lo11ographs.
New Yo1·k, Vol. 1, xe. 4, HJ2i, p. ftj:i-:.!:.!O.
128 SUCIÉTÉ JJES A'.\IÉHICAi\lSTES DE PAHIS
actividad vol cánica , seguido por úno de calma, durante el cual se acumuló
la tierra vegetal, precedido por ro en que las erupciones volcánicas fue-
ó í
\
RU/N,!t1S DE EO/F/C'/OS P,iEh'/S TCRICO$
1. .J1JÓN Y CAA�L,�o .L), Puru hú , Ed. sep. del Bol. de l a Ac . Xnc , de llist. (juilo,
Vol. 1, 192,, l árn . XL, fig. t.
2. l n., Y o l. 1 , 1 :·, m. XI X, fi �. t , 2. :1 .
:L Ii,., Y ol. f. p. 3!J-.¡., .
. í,. In., Yol. 11, p. 14�1-J;ilJ, lú m . CXII I a C:XXIII.
:,. In., Vol, I. p. :Vi-liO, l.rm . XXX\"I :, 1.11.
ti. l1>., ver. 1, p. íH-10!1, lúm , LIII a CXI.
i , 11>., vor. 11, Iám . CXIII a CXXIH.
Societé des .\ mér icn ni st e» de Pn ri«.
tao SOCIÉTÉ DES A�IÉRICA�lSTES DE PAHIS
encajan entre ellas; la re lució n recíproca de las dos es también clara: l\fa-
cají o Proto-panzalco I só lo ofrecen decor-acio nr-s gralwdas muy rústicas
y primitivas 1, las que en Sta. Elena o Proto-panzalco II subsisten, si
bien bastante perfeccionadas, mezclándose con otros ad orn o s negati-
vos �. Si el orden de sucesión de estas <los es seg-uro, a si como su
mayor antigüedad respecto a la de Tuncahuún, no cx ist.e ningún argu-
mento que impida aceptar que, entre ésta y las dos Proto-panzaleos, se
interpongan otras culturas, si no es el de que las numerosas colecciones
a rqueológ icas de la reg ión no ofrecen el rnorior indicio de t.n l cosa
el no m ln-e de Tu uca huán , cuando a esta c i v i Iiznc ió n se rcfi e re y ha s l a o lv ida <¡ue exis-
te en P'u ru há , como si quisiese desconocer que fue allí que pudimos nosotros deter-
minar su posición c rouo lóg ica y significado h i st ór-ico , Um.E. Lu« ant1/¡11.1.<1, ciciiizacio-
nes es mernlileñne . Anales de la Un ivc i-si dad Central del Ecuador, (Juilo, Vol. XXXVIII,
t927, p. too, u o y 112.
Pero más a nuestro caso son los si guicntes púrrafos que se leen e n Etccnrecio-
ncs urqueoloqicu« en. f.'11mh:1y:í (.\. ele la U. C. del Ecu. Quilo, Voí . XXX.\'11, 1926;:
"..\unc¡ue las civilizaciones ele Tuncahuán y Eléu-pala de l:1 l'('gi<',n de Hio ham ba pa-
(( recen cs plónd ida mcntc cst ud iad as poi· el Se ñor .Iijón , 110 es probal>le sean tipos tan
,, sencillos como poi· sus do sc ri pe ion es parece. Apa rcu t c-uu-n te , e11 (•l ce m cu tcrio de
« T'uucn h uún , estaban re u n icla s sepulturas de estas t1·es civilizaciones locales, todas ca-
" rnct.crizacl a s por c-Lu so de pi n t.urn ncg.u Iva : " una a l fu r e r i a de dibujos lineales más
« toscos (comp. Boletín <le la Academia Nacional, Xo , G, l m .. 20, fig. 1-3 = supone-
=
á
,, mos do he Ioorsc 2-• y :!í ; otra de formas (por ejemplo co m p o l e r-a s ) y dibujos
"muy finos ,'.comp. L. c., lú m , 22 y :!3,; otra con dibujos g·e11cralme11tc e sc-a le r-ad os
,, (l. c., lárn , 20, fig ..'f, = '[uiz.;'ts íig. l := y 21, fig. :{ :::..:: debe sc1· ·:Í· • El lipo tres
"de las civilizaciones de Tu ncahu án , sin duda, no es de ca rúc l o r pundi:'1-bad1acoa
" (sic) porque hay numerosas razones p:1ra declararlo m ás bi<'11 de origen pa nz al eo ,,
(p. 25 y 2ü).
Esta s u bcl i v i s ió n del pcrí<ido de 'I'un ca h uúu , propu e stn poi· l .h le , es completamen-
te inaceptable, pues a n i ng úu arle, en n in gún tiempo, se puede exigi1· igual pcrfec-
c ió n en todas las ob ras , igual maestría en lodos los artífices.
Los vasos <le la lárn , XX, fig. :J y ·Í, no tienen clecoruc ióu ueg.i l i v a, como mu�· clara-
132 soc11:;Tt l)ES A)lÉHICAI\lSTES DI·: l'AHIS
se d
icu en el t
o x sino p i
to , n b
l u ru t lu n
igual l
cu , o lan tei:a
e rnru e n tc a a d e co m
po
de la lám. XXII, que, según Uh le , per cuuce a Ia segu11da subcli visiou ..\dem;',s Ja olla
í
dr- la lig. 3 pi-ov ie nc ele) mismo sepulcro que la co m pot c-ru de la lúru , XX 111, fig. :l.
En cuanto a la co ru pot eru de la lú m , XXI\·, lit>1w decoración ncg a tivu con so ln-c-
pinlura amarilla, por lo cual es e s t i l ís t.ica mc ut c igual a los productos de la segunda
su l,d i v isión.
El plato de la lám , XX, lig-. ·l, es uno dt• los mús hermosos y pe rf'cc í.os cjcmp lar-c-s
dt>l a rl e de T'u nc-n h uú n , cuya unidad queda demostrada.
Hespeclo a la olla de la U11n. XXI, fig. �. o po i-t u na m e n tc- advc-rt imos que se l ra La-
ha de una vasija pa uzu h-o , de aquellas dcs¡,ar!'a11iad.is por el comercio por buena
parle del Ecuador ,;.11.10:,; Y CAA:\tA�o. Pu ru h Vo l , 1, p. :.?O, y 110 c1·ccmos que el
ú ,
que existan objetos de i mpo r-taci n sea aq.;·umento contra la unidad de art e alguno,
ó
das por el estilo de Elén-pata .. (l:111.E, O]», cit., p. :W1. Es te punto ha sido ya estudiado
por nosotros al i n ves t i ga r la posición crono lóg ica d el arte de Elón-pa a Puruliú ; Vol. í
1, p. 111 ). '.\luy ligt•ra es la a íi rmuc ión de que la decoración de los vasos de la lám ,
LXXXII sea diferente de todas las o trn s u sa d a s poi' t'•slc o s l i lo , pues p:ira co nve n-
ce rsc dclo cout rm-io has ta m i ru r Ia s lú m . LXXI\", fi¡.:. :i y í-, LXX\", LXXYI y LXX\"11,
fig. ·J, :.? :y 3.
Lo único que os to pru c-ba , como s(' dijo o n el trx lo, 1p1e q u izú s 110 ley,·> el 1>1•
Uhlc, es que, en la Iorma c ión del a rt e de Elén-pala, influvó el de Pu nzu Ieo 1, e n el que,
talvez , se pueden d is t i ng u i r dos etapas.
l. SAVILLE xr. 11.). Arüiq uit ies uf Jfonahi. '.'\ew York. \"ol. 1, 1�10'7, ¡,. t!J-2:J, lá111.
111; \·01. 11, HllO, p. tit-80, Iám , XI, XXI\" a XX\ºJII.
rx.v r.n.vx .\L\HE.\ Cl"l.'ITHAL
l
f"'mPI
1). 8·�ura .,u,..hd.Ja J,lt"'·�:. Je' c•r•:. •·t.·� •"
�"�· ,. �,� .... '°"�'''"'':,_. 1·•5"'•"1.o) .f.l
f)_ �a¡,u'I ec.,,•r'l,1a.l, .,,..tt.:., .J,i ..:,lhmo
�c:..1• 11 ·�P:,,,.i <�r,;r, ... c..;.it�:J f11m¡,J
1
'frc-tv-
c:!.11.- N . . �.e-,.,,�o,;. Í'"ª)''"'f':"r"I d� F" 1:�
('
. �. ... """
�-'\��....-.__._.......... -1:!',C':•b
"\
.,...._.:.._.
'1 '
Fiµ·. 1 :1. - Cnrtc cs1¡i1,·múlit•t1 d,· las excuvac io ne s en l,1s coi-rnlcs cid ¡:1·11po l.
�la1ila. Xl a u a b}, 1-:niadnl'.
nvrn , en que no había abertura alguna, y con puertas ele ingreso al exte-
rior. únu Ircut e a la ,itra. 1 .as paredes, de las que só lo quedaban los cimien-
tos, eran a nc hus , <le adobes , revestidos, por dentro y. fuera, con piedras .
.. \ p1·imcra vista, se notn ha que eru un edificio e x ót ico en el Iugru-, siendo
de tipo claramente incaico, como q ued» confirmado por el hallazgo en el
inter-iot-, juntamente con fragmentos cid tipo que se eucon tró en los cor-
rales vecinos, de un fragnwnlo netamente incaico.
l Iornov i da la t.i.u-rn dcnt.i-o ,Jig. 1 Z'i,; y fuera de los corrales, ademásde ciertos
en te rrurn ic-n tos, muy notables poi· su ca rúe ter ceremonial, se recogie-
ron, hasta cierta profundidad, infinidad de fragmentos de vasos de la épo-
ca, de ca r-ác te r uniforme. Ern n , v n su
gran mayoría, de hart-o nPgTo (buc-
chero), decorados, ya con fig-uras grabadas, ya con un rcticulado o Iinvns
espirales de muchas vue l tus v is ibh-s , por el div er so g-rado de pulimento
SOCI (�T(� l>ES A.\ll�IUCA'.'i'ISTES DE PARIS
del barro; había. ad cmús , nurnurosus figurillas de tipo no muy fino, hechas
en molde (fig·. t íi ; Lúrn . XXVIII, fj, 8, !t, 1 '1, 1:--l).
Profundizando la o xcavación , upareció un nuevo tipo de fragmentos,
en un estrato perfectamente diferenciado <lel anterior, comprobándose así
que los corrales con su correspondiente acumulo <le desperdicios habían
sido construidos sobre un gran basurero mucho más antiguo.
1 .os fragmentos aquí recogidos
( Lú m. XI X, 1, 3-H.) pertenecen prin-
ci palmen te a vasos globulares o
compoleras, en su mayor parte, roji-
zos; pero, no fallan los negros. Se
advierten dos técnicas : la negativa
<1ue predomina, y la producida por
la d iv ctsu pulimentaciúu de las
paredes, con iclén t.icos motivos orna-
mentales. Son éstos figuras esca-
Ieradus , triúng·ulos o anchas fajas,
elementos con que se han Ior-ruado
dibujos, poco más o menos, compli-
cados. Este tipo de ccr ámica tiene
rnarcadlsimo parecido al de la <le
Prolo-panzalco II de la sierra. No
faltan, entre los hallazgos de esta
capa, precwsas figurillas, hechas
con maestría, frecuentemente, a
mano libre ; se distinguen de las
de la capa superior por el mayor
realismo, personalidad y vnr-iedad
de los lemas.
Esta misma cultura la encontra-
mos en el interior de varios montí-
Fi;.:. 1,,. l',Ti"d" 111,111t,·111,. \L111la. culos ele Lie rru , revestidos de pie-
\);111 .. l i , En1.id,,1·.
i dra ( fig·. 17). Estú n hechos, ordi-
t•:-o..\ 1..;HA:'.',; )1.-\HEA ct·r.n·nAL
""f:cuado1•
"f: poc"
Y;!O;L. f'" rp<ol?u 11
Fi¡.:. 17. - J>la110 del mon t.icu!o A, )Jaula.
a dos metros dl' diúrnet ro fig. 18). Hemovida la capa supurficin l (111. o m.
O metro 60), principiaron a aparecer fragmentos de una cerú micu , hasta en-
tonces descouocida , fragmentos que aumentaban hasta la profundidad
media de l metro GO, en donde principiaban a encontrarse nuevamente
restos, aunque escasos, del tipo correspondiente al Prot.o-pnnzqleo II.
Los hallazgos de esta capa se caracterizan por lo fino de la cerúmica y
el carácter convencional y arcaico de las fig·urillas, hechas a mano ( Lárn.
X X\' 1 ; X X V ll, 1-8, iu, 1 1 ) .
Los vasos son :
a) D,�cora<los con técnica negativa y sohrepinlura; los dibujos a
color perdido son, en su mayor pm-tc, cumpl ic.ul ísirnus figuras de ofidios.
Este tipo es el rn i s nro que el de Tu ncu h uáu de la sierra, aun cuando más
rico en ideas ;
b¡ Pintados con fig-uras escu lern dus, <le un modo muy semejante al
de los objr-t os tic Chnu llnbamba (rnuv oi de dr- Chie, dt· El Azuuv }:
136 SüClÉTÉ l.>ES A.\lt:RICA�lSTES DE PAH.IS
1). · J..�rr ..s n o con poco� ,.e�t0� .;!" la ldtima �poca; terr�n.> e ótre ..,. ·
pade defO.§itad.:i po1· o . i!l
. l.:>.;,
2).
Tzrrvno .zn
pada
�I
e car re
e ólic o , en
Fiµ;. 19. Estilo de las Silfos de hnr ro , Narrío , pr-o vi n ciu <le Canar, Ecuad or-.
los de este tiempo - el no cen u-se al dibujo negativo; y aun cuando, por
lo general, no forme un dibujo por sí, sino tan só lo campos al ternos de
distinto color, no faltan casos en que afecta la for mn de un ornamento
geométrico, como líneas que se cruzan o triúngu loa.
Pero, juntamente con la sohrepintura :y la decoración negativa, hay
vasos de Tuncahuún en la sierra so lo decorados con figuras pintadas con téc-
nica positiva, o en que las dos técnicas se emplean sirnult.ánearuentc z.
Así, nada hay que ext.rañar de que en el Tu ncahuán de :\ilanabí se
encuentren vasos con fig·uras positivas, en forma de tri{rngulos escalera-
dos, tanto más cuanto que si se comparan las decoraciones del estilo de
Chaullabamba con las de los objetos de T'unca hu án de El Carchi , de El Chim
borazo o de El Azuay , se observan algunos puntos de contacto :i.
:L Cornpáres,e Cm.E. l,i/711Pnci:ts111,'lya.-: en d Alto Ecu ador. Ed. sep. del Bol. de la Ac.
Nac , <le l l i st . Quito, 1922, fig , IHI, y H1vET el \'1-:11:-.t::Al'. Ell11tu[fl':t/diieunciennede te:
,¡11:tleur. Puri s , IJeu x ie m e fascicule, 1922, láru , XX\'II, fig. 13 y ti'; l"11u:, fig.
88 A y H1n:T el V1m:-.EA1J, lá m . XXX, fig. fi ; Cm.E, fig. -í-0, '•2, 5,¡. y H1vET el YE1t-
:-.1:u1;, lúm . XXXI, Og. 'i; Cm.E, fig , 2,;, 28, 30 y H,n:T el \"1-:H:\EAt'., lárn. xxx,·, fig.
2, tO; l�111.1-:, fig. :;!J, liOy HrvET Pl \'1-:u:--1-:At:, lá m , LII, fig-. :;, 8; l"11u:, fig. ;Ji, y R1n·:T
el Yt·:R:-.EAc, Iá m . LIY, fig. f, :L
Todas las coru pa rac ion es de a rtef'a cto s de T'uu ca h uá u son tomadas de los de la va-
riedad de El Carchi; las scmoja nz as con la vat'i(?<lad de El .\zuay serfa n mucho m s nu- á
ºln01Jiu,\ü, (¡)\ .. 2
611\o .. L, Ci'\na.n..o.1�
Ge,. ,u,l,·,
' 1 �
) ....,
.. ed, •• odl.1.,...1 ..
'"
���\\\)\l\\Jlilll//liUlll/lJIJIIJIJll//lllJillllll/111/l!illlll/lllJ¡/IIIIIIIII/IJJ/llll/f/////�
�-i,\·,1.11rnn11111111111J111,11111111111111ru111n11111111111111111111,111u111111111' � =e�
- - �\ "' 1 1 I -:;;�
�
� 1/flt/fllllllll.lilll1il! !illlllllllidlllllll/l!llllll//illll/lnllllll/i!!lli11llil0 �
111111111111m1111111u1¡111,11111111111111111111m11111,1111,11111111111111111,1,,1111�
1
� ��
\
Fi¡.:·. 20. - Plano del rno nt ícu lo N" 2, Maula, Mauab í, Ecuador.
llamado <le lassillasdr burro de Xarr-ío (Hg. 19; Lam. XXVIII, 14-) del
período de Tuucahuáu 1 ; pero aquélla se aclara con el examen de los
objetos manabitas : no só lo los idolillos, sino muchos fragmentos de
vasijas grandes tienen todas las características del arte· de Narrío.
Nos encontramos, pues, en presencia de una época en que se reúnen
las características de tres culturas (Chaullabamba '2, Narr-ío , 'I'uncahuán),
lo que debe interpretarse, a nuestro parecer, como la manifestación del
cruce de dos corrientes : úna más antigua en el lugar (Tuncahu{m), otrn
mús moderna (Chuul labambu r, que da origen a olro estilo, por el desar-
rollo de ciertos elementos importados del N. por estas co rr-ien tes y que,
al vol verse preponderantes, producen el estilo de X a rr io.
En los desmontes exteriores de las terrazas de u na de las pi rúm idc-s
<le Proto-panzaleo 11, se encontraron fragmentos como )os de l tipo e,
esto es de variedad chaullabambina, que parece se r la más rec ic-n le.
Excavamos también en Manta otra pi rám ide , de tipo más sencillo
( fig. 20 ), con terrazas laterales, pero sin la csca leru mon umcnt.al <le las
ó tras ; esta pirú mi de contenía fragmentos numerosos <le vasos, grabados
con un instrumento a modo de peine, en todo comparables al Prot.o-
panzaleo 1 <le la sierra t, aun cuando los dibujos, como en los hallazg·os
de Daule (fig. 22, 2:3, n= 1-7). tengan, dentro de su rusticidad, mayor
riqueza ideográfica, comparable con la de raros vasos s err a n o s ,
Para que la enumcracinn de las culturas que se encuentran en Man la
( todas en menos d� una legua cuadrada) sea com ple la, debemos mencio-
nar los escasos restos de un yacimiento enteramente diverso ch� los «tros ,
Encuénlrase éste en las inmediaciones del actual cementerio ; allí, a
una profun<lidad bastante pequeü a , pero descansando sobre el terreno
virgen, se hallan fragmentos dispersos (Lúm. XXYIII� 1-:;, 7, 1 O, 12),
nú muy abundantes, de vasos de barro rojo, de pasta muy fina, en
que la ornamentación es grabada sobre el barro seco y realzada p<H' el
distinto grado de pulimento o el color poco más o menos oscuro del
fondo.
Los dibujos son grandes figuras muy elaboradas, trazadas mag istral-
mente y con extraordinaria fantasía, casi siempre derivadas de la estili-
zación de la cabeza o de lodo el cuerpo de una serpiente. Ya a Sav i ll e "!,
quien so lo conoció un vaso incompleto de este estilo, so rp rcnrlió su
aspecto cenlroam.éricano del norte. La semejanza entre los motivos
dco.u-al.i vos de est« corúrnioa y la de ciertos sellos cilíndricos �1 ha hecho
que se le designe por esta comparación. No podemos afirmar si este arte
precede o sigue a la época de Tuncahuán, siendo sí segura su vecindad
en el tiempo, ya que entre los adornos grabados en la úna y los pintados·
negativamente en la ót i-a hay gran parentesco.
La posi cion crouo log ica de los demás estilos queda fija por estratifi-
caciones culturales, y la serie natural indica ,1ue a tocios precede el de
los vasos g-rabados con un instrumento a modo de peine o Prolo-panza-
leo l.
:!. SAv11.u: · .\l. IL; .. \nti,¡11ilies uf' .ll:rnai.Ji. Xr-w York , Vo l . l , HH>7, fig-. 9, p.,:;�- iG.
:i. lkc11WALD :O. vo111• Un .�,·llo cilíndrico del Guayas. Bol. de la .\1·. Xac . de l l ist .
Quito, \'o!. 111, 1V21, p. 155 y u.o.
·J to SOClÉTÉ DES 1\:\IÉRICA:\ISTES DE PAHIS
Í'rr,lo-¡1:111::,I""
leo /J 1fig. :!:L 11º' X, �I, fi;.;. :!í 1 ·�
L:í 111. X\' 111. x , XI X. :!
111. Ce rúrn icu con d cco rac ión negatiYa 111. ,:;·r:'1mica con 1]1•cr,r:wi,'111 rtf'g-aliva
y xo lrre pi u t ura T'u nc uh uú n 'fig-. .,· ... 01>1·cpi11t11ra. Dcco rn cio n po-
2:;, 2ti; Lá m . XYJII, ·í: XX-XX\' s i l i va , ,·011 fi,!.!·uras e scn l o rn da s .
1 )ccor:, e i ,·111 g ra I ia d:1 y n·a Iza el a
con colores T1u1cal11uí11 , Láru .
X\"111. :ir, XX\'I XX\"11 18,
I O- l l
�����������������-��-�� ------ I
IV. Ct•r:'tmiea dt� formas pu ru hn e s , ele- J\'. f:pr{1rni1·,1 g-r:ilJ:ula 1·011 fig11ras <lf• \
I co r ad a co u adornos gTah,1d11o.;, In- ofidios, 1·11 su lll:1 yor ¡,:1 rtr /:'s/ ilo
flujo d,· Tial111n11:1co Guan» � .t- fo.� sel loe rt:! l.ú m. X X\" 111,
t:i, :, 10, 1:2
(1,
ces :;,
1
-�, El e s l i lo de los sr-Il os p1H•,lc s e r e l 11111 el I\' de )J.iual,í. 1
1. Uhle ha propuesto para la reg ion <le los Pastos (Pl'ovincia de El Care hi , Ecuador,
y sur del departamento de Xar-i ño , Colombia) la s i g u ie n te cronologín : c i v i l iz a c ió n J,
1:::,;A GHA::,; .\IAllEA n:1:n:H.\L 141
De estas diversas culturas, las que nos interesan ahora son las tres
primeras y de éstas, en especial, la última. La de Proto-panzaleo I se
extiende desde el litoral de Mn uabt - no se ha encontrado en Esmeral-
das-, pasando por la hoya del Daul e !provincia de El Guayas) hasta el
cal iejón iutern ndi no , entre El Azuny (Joy . icsh y la provincia de El Tun-
í
)
que e qui vale a nucs tr» Tu nca h uá n ; c i v i l iz ac ió n 11, de« a lfa ro r ía s piuladas con fig·uras
y dibujos de color rojo o moreno en fondo claro»; civilización 111," ele vasos pareci-
dos, pero en su docoración de cn rúc te r menos fig-u1·ati,·o, adcrnás los dibujos mas
lineales: se usa <·11 esta clase de vasos solo la pi n lura roja»; civilización I\., « ca rae-
tcr iz ada por la frecuencia de dc cor-nci onrs pl ás t icus ,, ; ci v i l i z.ac ió n V,« ca ra ctc rizn da
por el uso de la pintura negativa ». Esta y la anterior son una sola, como se ve p<n·
la ex pos ic ió n del mismo autor. Advierte éste <¡ue hay, ad em s , otros estilos <le menor
á
importancia, e11L1·e ellos ,, vasos de un tipo ord i ua rio , de técnica i n fe rio r y absoluta-
mente indccorados ..... Heprescnlan éstos PI ca rúe ter de otra ci v i l izuc ióu pr-i urit iva ...
Es la vez primera en qtw liemos sabido c¡ue los vasos ornumuut alcs y los d<! cocina
de un misrno cementerio, de una m i s m a l u m l ia , correspondan a dos c i v i l iza c ion e s
diferentes.
Xo es és te el l u gat- Je examinar el o rdr-u que Chie asigna a estas diversas cultu-
ras, pero no podemos callar <pte la edad que les asigna es inadmisible, pues las
tiene a todas como pro-Liab uan aq u cn se s , poi· no encontrar en 11i11g·una Irue l la s de esta
cultura, como si su influjo hubiera podido e x to ucl cr-sc al infinito. lJ11u: i)I,:. Las
ruinas de Cu asrnul . A. de la u. C. del Ecu, Qu ito , Vol. XL, l!J:!8, p. 18:1231.
2 .. Ji.1<'.1:-1 v CAA�u�o. Puruhá
,
Vol. 1, l m , XXXV a LIJ.
á
r io rmunt.e 'J1Jú:,; Y CAA)IA5óo. Nuec« cont ril.uciún al conocimiento ,fo los nbori qenes de
Lmluchu ra, Ed. sep. del Bol. de la Soc. Ecua l. <le. Est. llisl. Arn . Quilo, 1 <J20, p. t0:i-
lOf,. pudimos dct cr-miua r tres períodos p r ei nca ico s : 1, tolas con pozo 1¡uc son monu-
mentos funerarios; 11, se pu lc io s en pozos, sin tola; 111, tolas p i ra rn id ul es <1ue eran
viviendas, con cu tcirn m icu t os accesorios. Al perrod o de las tolas con pozo atribuimos,
fundirndonos en alg-11nas se mej anzns , c i e r t o tipo de ce rám i ca conocido únicamente
por f1·a�'menlos 111., lú m , XXYI a XXXII) y que sólo más larde descubrimos estaba
e rn pa re nt.ad o con u n estilo de El Ca rch i :'.H1v1·:T el Vzu xu.vu. O¡», cit., lá m , XXIX, llg. 1-
:i, !i, '7 y 8; 1;·,m. XXX, fig. l y :-; ; lú m , XXXI, fig. 13; Iárn • XLII, fig. 1-171, estilo, al
p.-lrcce1·, rc-laciona do con el de Cb aul l a ham ha de El Az uay (l�11u-:. Influencias mayasen el
Alt o Ecu urlor, Qu i to , l \J22, y c¡ue para Chic es la cultura II y la cultura 111 del Carch i
p·111.1-:. Las ruin as ele Cuuemul . A. de la C. C. del Ecuador. Quilo, \·01. XL, 1!)28, lárn ,
i; lá m , :;, fig , I : lú111. G; 7; Iá m . 8; l árn , 1:i,íig. t-:1:,. Ahora I,icn, la cultura 111 es la de
las rui na s de casas rr-rl o n da s de Uuas mul , e11 Ia s que se han cucon t rado timbales incaicos
Carta al autor del S1·. l Jn , Cu r l o s Emilio Grija lvu y es c.o nt.i uu ac ión i n m ed i a t a dela 11,
.., In ,1ue parecen co rr-cs po nd c-r m s c x a ct.arn e n lc los fragmenlos recogidos por nosotros
á
cu (�rcuquí :comp. C11u:. o¡.. cit., lú m , t:l, fig. :i y .11.J<·,:,; Y (:,\A)u:;o. Op. cit., lárn •
XXXII, fig,. í;. Las tolas viviendas s a he m os que datan del úllirno período aborigen,
H.2 SOCLÉTJ.'.: DES A�IÉHICA�IST.ES DE PARIS
(l1>., lá m . XXXl, fig. 1), tl'Ípode de la forma :{ ;1, tolas VII a XV : uno o dos
trípodes de la misma forma en cada una, tola YI, sepulcro primero : vaso globular,
sin decoración, sepulcro segundo : vaso LrIpo de y otro globular con ct-uce s y grecas
en técnica negativa. •
La base pa1·a at ri butr al período de las tolas con pozo la cerámica conocida por
los frag·mentos del c\guacatal-Crc11q11í fue : 1) el haber cn con trncl o en una de las
tolas con pozo de El Hospital, aisladamente, fuera del scpu lcro , un fragmento serne-
ja nt.e ; 2) ser pa rc-cicla la pasta de que e s tá n hechos los fragmentos en cucst ión a la
de los va so s de las lá m i na s XXVIII, fig. 4 y XXXI, fig. l, de nuestro pr-im er- libro sobre
Iru ha hu ru ; 3) el t e no r la olla, últimamente citada, el labio pintado de rojo y <le la
misma f'or-ma que los de los fragmen los.
En cuanto al vaso decorado negativamente con cruces y grecas, lo hemos compa-
rado con los produc tos del período de Prolo-panzalco II, pero no con scrváudolo en
nuestro po dcr, no estamos scgu1·os de '(lle dicha comparación, fundada sólo en el
recuerdo, sea exacta y 110 pertenezca más bien al período de decoración negativa de
El Ca rch i , En las colecciones del :\luseum of t.he Amer'ica n l ud ia n , Hey c Foun<lation,
de Ncw Yor k , hay va so s imbabureilos que tienen todas las características de Pro to-
pa nza leo JI.
J. liemos visto objetos del estilo <le Tuncahuán, que se dice son del O. <le Quito,
pero cuya proceclencia no es segura.
2. Uu r.r: ''.\l.'i. t.»« antiguas cicill zuciones esmereldeüas, A. de la C. C. del Ecuador.
Qu il.o , vei. XXX\'111, U)2,, p. Hi.
Sin cm ha rjro los restos más antiguos que encontró Uh le en Esmeraldas son del
U�A hHA� )IAREA CCLTlRAL
período de Tu ncab uán (C11u:. Estudios esmeraldeño«, 11,. Qu i to, Vol , XXXIX, UJ27,
p. 262) y la civilización de Tuncahuán es para él la más antigua de las de El Car-
ch i (l)11u:. Las ruiruis de Cueemal, lo. Quito, Vol. XL, i 928, p. 193;. Además en el
valle de Yunguilla (Az.uay ) excavó un túmulo que contenía fragmentos de los que él
llama mayoidc, y bajo el montículo restos del estilo de Tuncahuán.
L STí'BEI., urul U11LE. Die Ruinenettitte ,:on T'ieh uunuco, Leipzig, 1802.
C111t-: PI.). Pncluicenuic . Philadelphia, !907.
ID. Hericlit iiber die Er qebnisee meiner s üdu merilcen isch en Reisen . lnt. Am. Korur.
Stultgart, 1906, p. 567-579.
lo ..t111s mein.en Berich.t über die Er!]ehnisse meiner Reise 11:1.ch Sii,fa.mcrik:t. In.,
p. 581-:,!,2.
In. Friihlcul.turen. in «ler UmgdJ1Jny 1·on Lima. XVI. I n l , Am , Kong. \Vien, 190!,,
p. 347-370.
Ir>. Di» Huinen V()ft Jloche . .Jour. d e la Soc. des Am. de Pa i-is , Pa r is , X. S., Vol. X,
1 nn, p. 9�-117.
lo. Zur: (_,'hronolor¡ie der «lten Culturen r on. fra. . .Iou r de la Soc, des Arn , de Par is ,
Paris, N.S., Vol. X, ·1913, p. 3'1-0-367.
In. Die Mr1!1.chelhiigel ron Anco11. XYlll lnt. Cong. of Am. London, HH3, p. 22-4-2.
U11u; and P1:TNA:\I. Nazca potters), Proccc<lings of lhe Davcnporl .\cadcmy of
Scicnces. Davenporl, HH L
l:111.i::. Los principios de las nntiuuas cioili zacionee pern anns, Bol. de la Soc. Ecual.
de Esl. llisl. Quilo, Vol. IV, -1920, p. H8-,í,:,8.
KnoEBEll a nrl S'rno xo , Th e Uh.le ¡wllery eollection» ... ((,'hincha, lea, Anc,.ín, Jloche,
Su pe; Ch:wcny, C:�j,trnar,¡uilla). Utri ver-si ty of California Publicalions in American
Archeology aud Ethnology. Berkeley, Vol. 21, Nos , 1-8, t924-t926 (Cada colección
es la materia de un fasciculo: así el título que damos al conjunto es algo arbitrario).
2. Kuoz aun . T'he Uh le pot ters] collections [roni Su pe, Lrri ver si ty of California, ele.
Br-rk ele y , Vol. 2i, xo. 6, t 92;;, p. :.!2:i.
1,i.4 SUCIÉTÉ DES A)IÉHICA�ISTE!', DE PARlS
1. In. Cultural slr etificsüions in Perú ..\m. Ant.h., N. S., Vol , 28, Menasha , H)26,
p. 33i-3-H.
2. U11LE. Friih.kulturen, ele., fig. flit ;
3. Es posible c¡ue, al analizar <lelalla<lamcntc el malcrial recogido, podamos pre-
cisar más estas <livisioncs.
4. Ya Chie había encontrado un pe q ueúo fragmento decorado con técnica nega-
ti va en la parle más antigua del templo de Pachacámac. t°HLE. Los principios de la
cioilizecián en la Sierra del Perú. EJ. sep. del Bol. de la Ac. N ac. de Hist. Qui lo, i 920,
p. 4, nota i.
U6 SOCLÉTÉ DES ,DJÉHICA�lSTtS DE l'AHI�
Iización que puede ser originalmente más antigua) convivió con la del
pueblo agricultor más adelantado t.
No se han publicado aún los resultados de los estudios del Dr. Tello
en el cal'lejón de Iluailas (Sierra del Perú), ni siquiera un resumen claro
de sus conclusiones crono lóg icas ; mas fijándose en está o aq uel la afir-
mación, sacada de sus escritos, parece que la más antigua civilización
es la de unos vasos muy primitivos y rústicos, entre los que predominan
los tri podes, aunque no es e lar-o si éstos acompañan o n<', a la alfarería
clásica de Hecuuy , posterior a la cual, parece ser - st�gún la opinión del
D" Tel lo - la de los vasos decorados en un estilo cursivo, como los de
Fig. 21. - Excu vac io ncs del au í.o r en la Huaca Ill <le �larannª·
alr-cdcdorcs <le Lima. Perú.
1. Ter-re no sin huellas humuna«. 17. - Estrato de ba sm-n que separa el pri-
�- 1 a. Co11sli·11cci«"i11 co n adobes prot.o mero del segundo cementerio proLo-
ljme os .
ñ
l ime no.
3. l cr. e st ruf.o de basura. I),;. Capa de basura (malcrías vegetales,
�í . :!a. const.rucci.in prolo-limeirn. con fragmentos de n lfu i-cr-ia , <1ue cubre
s. 2o. estrato de basura. e l scgundo cementerio p ro l.o-Lirnc o ,
ú
ti. Estrato de ceniza. )!l. 1a. const r-ur-ciún proto-l imcna , piso
i. 3er. es tr-a t.o de basura. d e adobes odonte ifor-mes que cubre
X. Xúclco de adobes odoulciformes: 3a. los ccmentcr-ios.
crms tr-ucci n pr-o tr ,-li me n a.
ó
20. Estrato semejante al 18.
9. Pared pro to-Ji me nu A B. 21. Piso <le fr-aurncnt.os pequeños <le ha-
l O. Xúcleo principal de la huaca. rrn amasnd o , con trozos de adobes.
11. Acumulamiento de basura posterior 22. He lleno posterior, repleto de cntcrra-
a la 3a. coust.rucoí.',n prot o-Ii rueüa. micnt.os, del tipo sub-chuncay A y B.
J 2. Itel lcn o proto-limef10, p os tcr-ior- a la 23. íu . const.rucción proto-limeña <le
3a. co n s tr-u cci óu , adobes odon lciformes.
13. Piso de lrarr-o amasado. 24. Paredes de tapia de la época suh-
1 -í. Cementerio prot.o-Jimcüo , posterior c h an cuy .
a la 3a. construcción , en parle per- 2:.'>. Parceles de las últimas edificaciones
turbado por enlerramieulos poste- prch i s l úricas.
riores. 26. Acumu lamicut,o de adobes caídos.
15. - 2o. ce me nt er-io de momias aco st adas, 2i. Terreno de acurreo posterior.
de la época de Prolo-lima, co nt i nuu- 28, Tcircno remo Y ido por los huaqueros.
ci ón del rlo sou b ic r-Lo por Kroehcr. A B. - Límilc de la e xcavuci ón.
1ü. - Primer cementerio p rot.o-Li m e no.
Aijn , c¡ue ser-ian todavía más antiguos que los de Chavín. Si interpre-
tamos con fidelidad su pensamiento, no estamos seguros '·
Por lo que se ha dicho en la páginas anteriores, se ve: I, que la cro-
nología ele la preh is tor-ia americana ha alcanzado, por lo menos en lo
que se refiere al Ectrnclor y a la costa del Perú, resultados yú muy apre-
ciables, que permiten proceder en el estudio <le las diversas olas cultu-
rales con bn st a n te certeza : IL que las civilizaciones más antiguas de
que tenemos noticia, salvo la primitiva, cuya extensión a las regiones
set.en tr i oun l cs del O. de Sud-.:\nH�rica podemos lxu-r u nl.ar, son: a) Proto-
'panzaleo I y ll, la primera faz de Prolo-lima, y la <le los pescadores <le
Ancón y Supe ; b , Tu ncu huún , Proto-nazcn, Prot.o-Ii ma (segunda faz) ;
e) Chaullahamha ·! y Pt-o to-c hirnú.
Vamos, pues, a estudiar brevemente las olas culturales que producen
algunas de las civilizaciones del primer grupo, esto es, Proto-panzaleo I
y II, para fijarnos má s dcton idnmen te en c¡uó se manifiesta en la de Tun-
cahuán .
En Pr-ot.o-p auzn leo 1, considerado en conjunto, es to es, en sus m an i-
Iestaciories de la costa de :\fanabí, de la hoya <lel Daule y del callejón
intcrandino, predominan las siguientes formas cet-árnicas ;
a) platos (l-a de nuestro corpus i m ha bu re ño ), cuyas paredes son un
segmento esférico (Lúm. XVII, 1 ). La dis tr ibuc ión de esta clase de vasos
es vast isi mn , lo que indica que es una de las primarias que debe espe-
rarse hallar en lodo pueblo conocedor de la alfarería :J ;
h) platos (Lúm. X.VIC H)) formados por un casquete esférico, coronado
por una sección cilíndrica. baja ('i-b), acerca de los cuales puede decirse
lo mismo que respecto a los anteriores 't ;
e) ollas globulares f Lá m. X Vil, l l]: fig. 2:1, nºs 1-3, fig. 27, nº G) ; ('l-d
y 2-(). La d isí.r ibucióu de estas formas es la misma <JUC la de los platos \
d) vasijas <le gran abertura, formadas por un casquete esferoidal, de
más de media circunferencia. Este también es un tipo primitivo y funda-
mental ;
grupos <le paralelas corlas, colocadas en <lislin tas d ireccio ncs. Esta técni-
ca, tan singular e inconfundible, recuerda la de la alfarería de N andairne
en Nicarugua , alfarería de formas parecidas a la de Tumbaco (Colombia).
1. .J1.1ú:-- v CAA:\L\�o • .\'111!1':t cont rilru ciún , etc., ¡,. 28-30, fig. 24 y 2:j.
2. r..., p. :H-:l6, fig. 26 y:.ti.
::J.. Ju., p. :J6--1-0, fig. :10 y :H.
1. •:\ ,\ .
e ,HA� .\IAH E.\ u 't.rt · ,u J. I HJ
Fi" ·)•)
,....--.- É pucudcl'rulo -pe nzulco 1 11
. . ' º.Yª dr-] Dau lx-.
Pr ()\'JnCHl df' Fl. e,11a:\'a�·. Ecnado1·
150 SOClÉTÉ D•.·s
L A:\IÉRICANIS..I·¡·s
:., IJF, . nrs
P,\
Op. cit., fig. H 9 y f 2i ; S·rnoNí;. Op. cit., fig. 7 e, y KttOEBEn. Op , cil., fig. 9.
::L Vide Snt0:--G. O¡J. cil., lá m , ·'t-8, fig. a ( segundo y décimo f,·agmcnlos: y fig. h ;
K1wi-:11i-:1t. The Uhle Potters¡ collections from Supe, Iá m. i9, fig. 1.
1. Knorcurcu , Tite Chie ¡wllcry col lect ion s [rotn Ch:,m·:ty. CnivPrsily of Califon1ia,
ele., v..r. 21, x». '7, ¡,. 2i9-290.
:?. H1,·ET. Les éléments consl itu tif's , ele., p. 2 y 3.
:L Hrvz r el Y1m:SEAl;, Eth,wr¡ra¡,hie a ncie n n e de r1;·,¡11ateur. Pa ri s , (er Ia sc i cule ,
t9t2, p. 209-212.
4-. lo., p. 222.
SOCIÉTI:; DES ,\:\II�RICA�ISTES DE PARIS
f. UttLE. Los elementos constit ntico« de ln« cinili zuc.ione« «ur--urnericn nns . A. de la
e. C. del Ecuador. Qui lo, Y ol. XXXVI, 1!)26, p. 2-f 2.
2. J1Jó;s; Y CAA:'\IA�o. Pnru liú, Quito, YoL 11, 192"7, p. Hl2.
L::'-A (illA:\ �IAHEA CI.LTL"HAL
Fi�. :? i , J'.:poca de Pn,to-pa11zalco 11. :'\'" 1. \Jncají. cerca ele Hi11hamba. pr-ov i nc i a de El
Ch irn hor-uzo . E<'11ador. �' · :!-10. �a11l.i Ek11a. in nu-d i a ci o n es de .\ml,111<,, p1·0Yit1cia de
El T'u ngur-a l. uu . Ec11;1d11r. � .. 11. l n rn c-d i ac i o ne+ d(· Aru hat o.
SOClÉTÉ O.ES A:\JÉRlCA�lSTES DE PARIS
1. Co m pár-eso : t lenl.lu. (Ve ra-cr-uz}, BA:scnoFT (11.). The netioe ruces o( the Paciflc
Stnle« o]' Americ«. Londres, ver. IV, 1875, p. 442; Hu atu sco (id.), (lo., Vol. IV, p. 443);
T'uwa pú n :id. , (lo , Vo l , IY, p. lt;>6); Cem ponllúr: (id.), Kmc1rnuF.nG (\V.). Die Totoneken,
Bacsslcr-Archiv. Bcrlin, Vol. IX, 192:;, fig. 2G; Monte Albún (Oaxaca), BATHES (L.).
E.r:plor.1lions in .llounl Al bú n; :\léxico, 1902, plano; Ouietujola (id.), JovcE (Th. A.).
Me.cica n Arch.neolocp]: Londres, 1914, fig. :12; Pnlenque, el Palecio ; :\lAuosLAY (A. P.).
Bioloqi« cenl.rtili-u nier icen a, Arcluieolorpj , Londres, Vol, IV, 1896, Iárn , i5 y 21 ;
Pnlenq ue, el Templo d e las inscripciones, Hor.xncs (W. 11. ). A rcheoloqicnl studies among
the ancient cilies o]' J/exico. Field Columbian Museum, Publica tion 8, Anlh. Series.
Chicago, ver. 1, 18\J:;, lám. XXV; ru;«, )lAt;DSLAY. Op: cit., Londres, Vol. III, f 902,
lárn , 6, y t;9 ; Yu.cchilún; edificio No. ,1, )IALEH (T.,'. Researchee in the central part
o]' t.he Ueu nuüsirüla »allet), Momoir s of t.he Peabody Mu seurn of Am. Arch. and Eth.,
Ha rvard Uni vcrait y. Cambridg·e, Vol. 11, No. 2, 1903, fig. 5!;; Tanceh., Lo-rn nor-.
Tul um, \Vashiuglon, 1924, fig. i26; Usucac-cenel ; Ventana, SELEH (E). Die elten
. A nsiedelutujen. von Cluiculú . Berlín, 1901, fig. 2!; Uatcec-cennl, Piedra parada, lo., fig.
:12; Chuculú , templos del E y riel O, fo., fig. 44 y '•9 ; Ynlum-bohoch , fo., fig. 86 y 87;
Tenum pun (llouduras), edificio I, Lor nuor-. The Mueeum Centrnl American Eicpe-
dition ; l92;'j-f 926. Indian notes. New York, Vol. IV, No. i, !92,, lám. 111.
2. SP1:s;n1-::-.. Ancieat ciuilizetions o{ Me xico end Central America, New York, i 9! 7,
p. 62.
LoT11tt0P. Potter-¡ o]' Nicaragua and Costa Rica, N ew York, t. 11, i 926, p. 320-321 ·
C�A GHA� �ARLA CLlLTCRA�
riría tan admirable desarrollo; así se explicaría el que entre los Mayas
lome, casi siempre, la forma convencional y fanlústica del dragún ; rrrieri-
tras el lugar, que en los arles chorotegas ocupa el cocodrilo, lo reserva el
maya para la serpiente, siendo muy significativo que, en ciertos casos, pueda
se ñulur se cómo un animal se convierte en ótro , conservando aún claros
recuerdos del dibujo original. El cocodrilo representado de un modo un
tanto estilizado y convencional es motivo fundamental del úrea que Spin-
den llama chorotega, esto es, la región comprendida en la parle húmeda
<le la cosla norte de Honduras ( cerca <le La Ceiba) hasta Pu narná 1 , no
sólo por la frecuencia con que se repite, sino porque, a menudo, la fig·ura
de otros animales loma, de la del cocodrilo, las fauces alargadas, el cut. "!rpo
angosto y ondulante, la cola larga y continuadora del tr'onco ".
1. SP1:-.1n�:--. T'Iu: C'hfJrolrffa. culture nre«, XXI Coug , Int , des .\m. Got.ebo rg , 102a,
p. ;,20.
2. LoTHHOP. Up; cit.; = Tiq re : fig. 20, -1-5, ...C,, lúrn . XXXYIII a, h , XXIX L ,
XL, XLI b; = /111,,yen irüermcd inri« entre el }a!Jll:tl' !J la «erpierüe : lárn . XXXV a, b;
� .llorw : Jú111. LXIll a, b, e, d , LXI V, LXV a, 1,.
LEIDL\:--N \Vallcr¡. /Jie Archüolooie r:osla. Hicas . Abhandlungcn d e r n atu r-his tor is-
chcn Gesellschaft zu Xü rcm hcrg. ;\Üremberg-, Vol. XX ,l !113, Tigre-cocodrilo: fig. t-4-.
Cocod rilo-rnono : fig. 38. '
ll AHT�IAN • .'1 rcha.eulogical rescu rches in Costa Hicu, St.ock holm , t 001, TiyrP-cucud rilo :
fig. 2.
160 SOCIÉTÉ DES A:'IIJ�HICA:\ISTJ:S l>E PARIS
1. Compárese: .Ir.ióx Y C.u'.\tA�o. Op. ,·it., Vo l , 1, fig-. 'l y 12, y LoTIIHOP, l'oltery
ty¡ws nn.d tlieir se,¡11e11c,• i11 HlSal1.:aÚ()r. ludian ;\oles and )lonog-r:1plis. ;\CW York, l. 1,
� o. 4, HJ2í, fig. 4 a-g·.
2. En Prolo-panzaleo II de la s i eti-a es rojo v por lo dernús igual al dcscvi to por
Lot h rop ; en el de la costa naranja, pero s i c m p re un enlucido, pe rfec ta me n í.e recono-
cible.
:1. Es ta clecovnción es más f'r ecue ute en Proto-panzalco J.
'.-. Esto mismo se o b se rvn en muchos vasos de Prot o-pn nznlc-o II de la s i e rra-,
: •. La decoración pintada de Pi-o t o-pun z a l co II es cs cnc in lnn-uto ueg·aliva, aun cu-
ando las fig-uras, como en la <le la fig-. 24, nº 8, sean pos i ti vas , h a n sido hechas poi·
el proce<li-micnlo de la cera ; pero ésto no obsta a '(UC, en ciertos objetos, la pi nt ura
parezca consistir en las líneas neg ras , como c11 los de las lú m , XI, fig-. :l y 4 y XII,
fi g. t, de J 1.1t>:-. y C.,A'.\L\�o. Pu ru h
ú
,
Yol. l.
(i. Lorrrnor. Pott ers¡ types aru] t hei r :,;1>1¡1w11ce i11 1�·z S:1ll':ufor, p. 1'70-1�:!, fig·. �-8.
'"i. l n., p. 17,-txo. La co rú m i ca , a ,¡uc vc-n i m o s rtif1rit'·ndo11os, licue marcada seme-
janza con algunas de las variedades del tipo a co lor- perdido de Cliiriquí y Co sta
Hica. Vi de LoT11110P. l'ultery o]' r:osla Itic« urul Sicar:1!f11a, l. 11, );'101. CI.XI = )IAc
CnwY. <Jp. cit., lám. XXXII b ,
Soc iété des A mér ice n isí es de Pnris . 11
162 :-iOCIÉTÉ DES ..\ ,IÉHlCAri ISTES 1)1:; PARIS
Clum boruzo . Ecuador. ::,.,,. :i-ó, 8. Guunu. ::,.,, 6. :Sa1·rio, p ro v i 11cia de El Ca1w1·. Fe, uch,r
::'\" 7. �Iacaji, cerea de Hir,h11mhn, pro, inda <le El Ch i m ho r-azo .
SUCll�TÉ IJES A.\l�HICA:\ISTES DE PAHI:-,
xxru, 2, í., s, 7, 9: XXlV, :;, 9, 10: XXVL 1. 6-8, 11). Diríase que,
entre la decorución a color perdido y la i lu m iuacióu con una piu t uru truns-
paren le, ha transcurrido algún tiempo : cuando los ca m pos pin tudos de
rojo no se a partan lotalmen te de la or-nnrne u Iu c i n neg-u t.ivn ,· t icne u por
ó
l. L.1 conlemporaneidad de la ci vi livuc ióu ele Chnu lta ham ba o mayoi de <le El Az u ay ,
como la llama Chic, queda c x e l u it lu , poi· el hcc ho de oucout.ra rsc las dos c11 los mis-
mos lug-a1·es (�anío. Hespt'clo al ordt•11 dt' su cr-s ióu , y{·a11sp las not as 1 de la p. 1 í-3
�- :! de la I'. f!t, .
C:'...\ iiRA� .\IAREA et: LTCH..\L
sierra del centro, en la parte más antigua del templo de Pachncá mnc y
en las capns medias del basurero sobre el que e st.á edificada parte de una
de las huacas prot o-Iimeüns de Arú mhuro ; en fin, la cerú mica de Hocuay ,
libre de todo indicio t iahuauacotu, se caracteriza por el empleo de este estilo.
Debemos agradecer al Dr ..Julio 'follo el privilegio de haber- podido
examinar detenidamente la numerosa colección de vasos hecha por él en
el Callejón de lluailas, co lccció n que se g·uarda en el Museo arqueolúgi-
cu de la C ni ver si dnd dt• San :\fo reos, de su dirección : y notamos que fa
cilmen to se pueden distinguir dos tipos en la alfarería <le Hecuay : aquel
en que se repiten, casi sin alt.e raci u , las formas y ornamentos clúsicos de
ó
:;. l n.; Th» Uhle l'""''l'!J c ol lr-ct ion« [rrnn S11¡,,,. Uu i v ors i t y of California, Ple. Bf'1'
kr-Iey , \'ol. 21, x». G, );'1111. i:! d, ,:! a-h. ,í- j, l, "77 l,m.
ne s m s veci na s ) , y <¡ll(.� se irradia hasta el Ecuador, en <lon<le encontra-
á
:l. K1101:11i-:11. Thc eta; ¡)l)l/1·r1¡ col lecl.ion» from su.-),«, U1111. v; j, J.
La 111ayoda <le los vasos con oc.id os en el est ilo d(• ( :h:, VÍH p rooed eu del vn llr- t)p Ch i-
cama o del de Truj i llo , y muchos poi· la pasta dP que e s Iá n lre ch os , así corno por el
color de la pi nt m-a, no S(! diferencian CH nada de los c l ás i co s vasos de Pro to-ch irnú ;
hay otros negros, pero que en lo demás son iguales a los u n t.e r i o ro s , y como �I buche-
ro era usado también en la costa, es posible que a n és tos sean solo copias fabrica-
ú
Todos los datos son, pues, concordantes para atribuír al artP del estilo
<le Tuncahuán una edad sensiblemente igual en el Ecu.ulor y en el Perú,
únicos países de su dominio. en que es posible hablar con fundamento de
la edad de las culturas.
Pero la alfarería con decornciúu negativa que, desde el Ecuador hasta
el sur, constituye un solo horizonte cultural, ya que todos los yacimientos
conocidos son de una misma época, se encuentra también en Colombia,
Panamá y Costa Hica .
El hecho de que una técnica uniforme caract.crise varios tipos locales
(a los que, fundadamente, se debe a rribu ir igual edud , y ésto en un área
inmensa que no a hr-azu menos de doce grados de latitud) justifica In supo-
sición <le c¡ue lo mismo acont.eció en el norte; y, en efecto, un poco de
refle xióu basta para convencerse de <ILW éste no es un hecho tr-i v ia l , ni
uno de aque llos que pueda atribuirse a in vención en distintos centros,
sino '{lle es una moda o costumbre que. q uizá s , tuvo un significado religioso
y que debió ser propagada poi· una ola cultura l.
En efecto, la técnica negativa es yú en sí misma un proceso complejo para
que su ex Ien sióu en A méricu no sea un hecho <¡ue cornpr-ue he una difuxiún
desde un ce n t.ro de orig·en único ; ahora bien : añudir- a este procedi-
m ien to la il uminución de las figuras con un color translúcido es yá una
complejidad más ; que este color se emplee en fajas o campos alternos que
intencionalmente se apartan del dibujo negativo es tr-a aún mayor, para ó
no ver, en tal hecho, la man ifes tación de una marea cultural que, en un
período dado, se e x teudió por casi todo el N. O. de Sud-América.
La iluminación <le la decoración negativa con una pintura positiva trans
lúcida, con la que se han adornado campos alternos o fajas deter-m inadas ,
es una característica constante de este arle, que seguiremos llamando de
T'u ncnh u n , p�r el nombre del lugar en que se determinó su pos ición cro-
núlogica ; se observa en Chir iqui 1, en Colombia, tanto en la sección
interandina comprendida entre la cordillera occidental y la central '!
l. �l.-\cCt;i1nY. O¡,. cit., fig. 1�2, 18:1, l�í-, 18fi, 1X8, 190, 191, 1\1,; lám, XXVII b,
XXX.
l l or.xucs (\V. 11.:: .•+ncien! .-irl of th e pro oince o{ Ch.irio ni , Cotcnn Isi«, úlh. Ann ual
He poct of the Bur'cau of Ethnology, l88-'t--8;i. \Yashinglon, 1888, fig-. 1G:i-Hl2.
2. L:111.E, �f.), Sn:i-:ui-:1. .\.), lh:1ss \V.',, KoPPEL (B.). llultur 11111/ [rul u sl tic sii,/:1-
merikuniecher 'Viil!.-er. Bel'lin, 188!), v ol. J, Iáui . 2, fig-. 1, a. �. G, 8, 11.
Si,:1.1-:n (E.). Peruu nisclie .\lfrrUimer. BevIin , 1893, lúm , :a., fig. 1-5, 12; lám. :¡:;, lig-. -1.
Objetos de An tioqu iu y del Valle del Cuuca en las colecciones del American \luscum
of Natural llistory of Ne w York y e11 las <lel Mu scurn of thc Am erica n ludian,
Heye Foundalion.
Hi8
fig-. :i; Iá m , XVI, fig. 1, 2, -í-; lú m , XYII, fig-. 1, 2; Iá m , XIX, fig. 1, .í,; Hr vxr el
VEH:'lit:Ac. Hlluw!Jra¡,ltie nncien ne de ri·,¡,wt,•111·. Par is , Dcux ie rue fa s cicu le, -1922, Iám ,
X\'11, fig. 2; Iám , XXIX, fig. í-; l m . XXX, fig. :i, -í-, :i, 8; l ám , XXXI, fig. J, 2, 3, ,, 8;
á
:;. Sl..!eu-:n ,,E. G .. T'lie serpen: symhol i n Americu: Ne w Yo rk , �1. DCCC. 1...1 ; Gon-
nos (Georg e By ron}. T'he serpen t matice in the «ncierü urt o( Central Arneric« u nrl
Me..cico. Ph i lude l ph in , l !Jl):;; SPt:'liDE:'li (11 . .J.} . .11 study o]' .\fay:., art: :\Iemoirs of lhe Pea-
hob y .'.\I u scum of Amei-icau Archeo logy a nd Et hnology, Ha rva rd L'ni ver si l y , Cambridge,
Vol. \'I, !913, p. :J2-'t9.
ti. Sp1:,;oi,::,; • Aricienl cirili zul ion s o( .lfoxico an»! l,',•1111':d Americu , :\°P.w York, 1H1°7,
p. 139, i'•tl, l:i:i.
C�A GRA� .\IAHEA CL"LTl�RAL ·t 69
s. fo. , bí m. L 1 v h.
f,. lo., lám , L g y h.
7. SF.1.E1t. Peruenische Alt.ertn mer. Be i-l in , Iá m , ,'i,:J, fig. :l, .'i,; Iá m . ·H, fig. 1.
8. La asociación <lcljaguar y del cfragón serpiente se nota en Lo'rrmot-. Pultery, ele.,
t. 1, lám . XXX\' a XL.
C.NA GHA.N MAREA ClºL•ITBAL 171
1. Comp. Lo-r11110P. Putle,·.1¡, ele., lú m . XXXVI d, XLV, LI, LI\·, LIX, CXLY a;
IIAH"DtA:-J. Op. cit., lú m . í6, fig·. 7.
2. TELLO. \Vira-Koclw. Inca. Lima, Vol. 1, 192:J, p. 208, 218.
3. �lAcCuHD\". Op: cit.,= Plumas : fig·. 206, 207, 210, l m , XXXIII a; = Apén-
á
dice cefitlico: fig. :.W8, 211, lá m , XXXVIII 1,; LoT11t10P. J>ollery, ctc ., :-_.: Plumas :
fig. i 1 ;= Apéndice cófu l ico : fig. 7,, t �O, l m , LXX\'11 a, CXYII Ji, d, CXIX b :
=
á
Fiµ:. 2i. -- N° 1. 1::poca <le T'uuc ahuú n , Zhnirn¡..:·, Loj a, Ecuador. �· 2. Cococh-ilo de Chiriquí
1,'.\l.o\cC1·1wY. .1 study ofChiriq uiu n anlú¡uities. Xe w l I a v e u , 1911, p. 20�). �" ::i. Fe li no de
Recuay (Ti:r.1.0. ll'iru-/{och:1. Inca, Lima. l. 1, J!12:1. fig. ;> . �·· L J'.:poca de Tu ncuhuún ,
Manta, Man abt, Ecundor-. � .. 5. 1::poca ele T'u n ca h uú u , El Arure l , El Ca r-chi , Ecuador. �"'
6-i. Éprrca <le Propanzule« I, Guano, provincia de El Chim hor-az o , Ecuador. � .. �.
Fragmento d<> urr v a so dr- La Tolila, Esmeraldas, Ecuador : '.\'111!-en .Iijó n �· Caurna ño l.
C�A GRA:\ )!AH.EA CCLTLHAL 173
rey de los pantanos y ríos tropicales, al adm ira hle nadador que impasible
devora bestias y hombres, al sér casi in vencible cuya coraza le vuelve
in vu lrierub le , sustituyeron el puma primero, y luego el condor, emperador
de las soledades .uid inn s 1.
La importaneia ,l,� este motivo ( fig. 27, uº :3 / la reconoce Lothrop, no obs -
tuut.e su poea i n cl i nuc ió n a buscar el orig'eu de las civilizaciones de Sud-
Amér ica en las de la del Centro; así escr i he r « Este dibujo 1:el del cocodrilo
de Chiriquí) en realidad se extiende sin modificación por el N. hasta
Xicur ag ua , en donde ocurre en la cerúmica policroma. En la sierra de
Costa Rica, se encuentra como un mo ti vo policromo, pero es mucho má s
frecuente en los vasos simplemente pintados. En Chiriquí, es nuevamente
un adorno de la cerú mica policroma y es tan frecuente que la alfarería ador-
nada con el cocodrilo y sus derivados se clasifica como un barro distinto.
En el área de Hecuuy , en el Perú, es muy cornú n : allí si hien algunos de
los elementos mú s característicos persisten, t.ul e s corno la cresta de plumas
y los lomos cur v i l iucos , el animal se ha trn nsfoi-mado en jaguar. Esta
euc.u-nacióu penetra en las raíces mismas d e] sirnbol ismo ritual del Perú,
y ha dejado profundas huellas en el arle lítico y ce rú mi co de la región )) 1•
Este motivo ornamental, el del dragún-cocodrilo influenciado por la
serpiente de p l umu s , en el arte chorotcga produce una variante <1ue, a
.nuest.ro modo de pensar, Lothrop ha separado arbitrariamente, al inter-
pretarla co_mo distinta y correspondiente de modo exclusivo al jaguar 3.
Heunida a sus relacionadas, en las <¡ue la serpiente y el cocodrilo conservan
mejor sus caracteres específicos, es fáci l seg u ir con claridad la historia
del dibujo, que paulatinamente va adquiriendo rasg·os propios, en los
que se funden los de la serpiente de plumas, del drag-1',n maya y del coco-
drilo chorotega í. Esta mezcla sólo se ex plica por la influencia del arte
del antiguo imperio, esto es, es el fruto de un proceso que de hió iniciarse
allí por el primero o segundo siglo de nuestra era y terminar en el
sétimo.
1. En el a rt« de Tia hua na co , tanto en el clús ico o boliviano como en los tia-
h ua na quun s es o r•pigonalcs <le la costa y s ie rra peruana, so u n u nu-r-o sn s las repre-
se n tac ion e s de có n d otes , e11 las cuales el apéndice céfalico. el cuerpo se rpen t iforrn e ,
y hasta las palas <le u11 cuadrúpedo d ornur-s t ru n que 110 son 111:ís que vu ri a n t.e s del
cocodrilo c h o rot ejrn , pues no falla ni s i qu icrn el campo estelar \'ease B.\ESSLEH •
Ancierü peru ciu n «rt , \'ol. IY, fig. :36í--:3fJfj, :r,í-, :3xin.
• 2. LoT11110P. /'olf,.ry, etc., l. 11. p. -'t-08, 40\J.
:{. 11>., l. 1, p. t:rn-t-í-:i, lá m . XXXV a XLIII, fig·. -'t-:3-íl;�El ca rúct ci: d rucorriano de
estas fig·urns PS espe<:ialme11le claro en la s l m . XXXV a y XXX\'111 a.
á
gen más sencilla, que de este ser fantástico nos ofrece el arle maya, se
encuentra en un pequeño altar cuadrangular de Copán , c1ue Spi nderi des-
cribe así : « Tiene dos cabezas, una de las cuales pertenece claramente a
la parte delantera y la ótra a la posterior, como se nota por la dir-eccióu
que tienen los pies ; los dibujos del vientre y las piernas del animal son
claramente los de un reptil, y en· el lomo hay un signo del agua muy
marcado; los pies, en el caso presente, tienen garras, pero en muchos
otros ejemplares semejan el casco partido del ciervo o del pecari. La
cabeza delantera es difícil de caracterizar, pero, por regla general, la cara
u hocico es alargado y semejante al del cocodrilo. A menudo, los ojos
tienen plumas y están adornados con una aspa de San Au d rés . . . La
cabeza trasera es mucho más típica y peculiar. Es una cara grotesca con
la nariz respingona. El tocado es un triple símbolo, con un objeto a
manera de hoja en el centro, una concha vista de sde arriba o de la(lo
al un costado, y al otro un objeto oval, con una aspa de San An d rés , Sobre
la frente hay frecuentemente el signo del sol o kin ... La mn n dí hulu in-
ferior es un hueso descarnado, )' a menudo la nariz Lienc una cavidad ([lll'
igualmente indica que es la de un muerto » 1•
Hay otros ejemplares, en los que, aderná s de las cubezas del cocodrilo
y del << Dios narigudo », hay dos o lres por uñudid uru, la úua , poco fre-
cuente, sobre el loino del animal, las otras dos, una a cada lado entre las
piernas; en este caso el cuerpo se ensancha formando una especie de lazo
entre las dos cabezas.
El dragún hifronte, con todas las características propias del arle maya
del antiguo irnperio (200-600 A. D.), se repite, con frecuencia, en el de la
región chorotega, donde a su vez sufre transformaciones prop ias ", que
sirven de modelo a numerosos dibujos del período de Tuucahuán en la
América meridional.
Cna de estas variantes, que podemos llamar realista. es aquella que,
lomada de un vaso con decoración negativa y sobrepintura de Chiriquí,
publica :\facCurdy en la figura 209 de su clás ico libro « A study of
Chiric1uian a nt iq uit.ies » :1• La cabeza delantera es cuadrada y corta y
podría tomarse por la de un felino, si ne fuese por las prominencias
triangulares colocadas sobre la frente y la nuca, que figuran la piel del la-
garto; la posterior tiene, en cambio, una corona de trapecios con la hase
mayor hacia arriba, que, a no dudarlo, repr-esc-ntan plumas; la corona
se extiende también al apéndice cefúlico; esta cara en contra posición con
del barro ; bajo el cuadrilongo rojo hay mm faja del color del barro ang·u-
losa. que, al l leg nr-« la parle inferior de la banda, tuersc en úngulo ag·udo
y sigue verticalmente y paralela a los lados menores del cuadrilútero
rojo, hasta el lahio del plato ; esta complicada com hinació n <le lineas rec-
tas es un dibujo geométrico muy frecuente en la alfarería de Costa Hica
y Nicu rng ua , en donde se usa, sin mo d ificnc ió n alguna, para representar
¡as cabezas del dragún hifronte .-.. Este mismo dibujo, un poco simplifi-
cado, se v en un vaso del Callejón ele II ua il as del Museo de la C ni ve r-
é
se uncia.
Avanza un poco mús en un dibujo bastante frecuente en El Carchi (Lúm.
X.X, 2), en el ,¡ue ya no queda m ás que una especie de s wast.ik a, cuyos
brazos terminan al terna t i v amen tl� en un lriúngulo escalerudo, reprl�sen ta-
ción de las cabezas, o en círculos que en el ejemplo anterior e,¡uivalían a
los brazos '•.
La íig ura , en Rccuay , no es menos in te re san le : la hoca en el vientre
se ha transformado en la cabeza, de la que s« derivo en un principio, y
absorbe todo el cuerpo del monstruo, las alas en orejas, y en vez de dos,
son cualro las cabezas de cocodrilo de ,1uc dispone el animal .-..
:1. U 111.E, STurm1-:1., HE1 ss u nd KoPPEL. Op. eil ., V ol. 1, lám , 1, lig. :i.
4. '.\IAcCcrmv. T'he octopu«, etc ., fig-. :rn, :12, :13, .íf, -'t-2; Ilourns. Up . cit., fig. ,tGH,
rro, 1 i 1 ; )IAcC1:nDY. A slurly o( Ch iriquian nn tiq u it ic«, fig. 1 �)í., 198, -l!J!J; \'allP del
Canea: Jo vr.e , Sout.li American Arcluieolorp] , Lorid res , HH2, lárn . 111, fig-. t:L
:;. Comp. Va ll o d e l Cu u en : JoYcE. O¡,. cit., lá m , 111, fig·. 11.
6. l\lAcC,·nnv. The octopu«, etc ., fig·. :12 y 33.
7. Io ., p. 33,.
8. Comp. H o r.vncs . Op. cit., f1g. H,X ; )IAcCunoY. A study, ele., fig. 180, lám ,
XX\'II a.
C:',A GH..\'.\ !\IAREA CU.Tl'RAL 183
�o faltan en Chiriquí vasos en los que los tentúculos del pulpo forman
una figura a modo de lira 1, de los que parecen derivarse adornos como
los de la compotera de la Iárn iua XXIV, ::J 1•
A veces, corno en una compotera de .Ioyncshi , los triáng·ulos que figu-
ran los tentúculos se truecan en líneas curvas, pero, para couser vur el
recuerdo de su significado, o n t re cada uno hay una esfera, y debajo u na
horizontal dentada :�.
Las diversas Lru usfot-maciouc-s del d ibujo descritas nos pn•paran para
comprender aq ue l la s , como la Je la figura :i de la lámina XX V 'i, que es un
antecedente de la í de la misma Iárninu , en las que el pulpo se acerca y
asemeja a las postreras est.i lizuciúnes del monstruo alado bif'ron to , y
parle lindes con la figura de re vo lució n de que pasamos a tratar.
fig. HIO.
l":SA íiHA� )UREA Cl�L'ITHAL
era una figura común del arte chor-otega , en donde ya tiene algunos de
los adi lamentos propios del cocodrilo-serpiente emplumada 1, debió en la
mitología de estos pueblos a n du r asociado al dragún.
En el Ecuador, el mono no sufre todas las transformaciones que en
Cundinamarca, mas ne se l ihra de cierta esti lización � en la compotcra
de J oyucsh i ( Lám. XX V, H), el cuerpo parece de plumas y esta separado
<le la cabeza por líneas lomadas de una de las estilizaciones de la ser-
picn te ", y en un vaso de El Angel (Lúm. XXIII, 5), la sirnpl ificnción del
dibujo es extrema.
En cuanto a la primera de las variedades ecuatorianas del dibujo del
mono, derivada de la e de Nicoya , ha sido estudiada par Hivet y Verneau,
quienes encuentran cqu ivn lerites exactos en la régiún de Colombia, situ-
ada al O. de la Co rdi llern central ·1• Este dibujo puede presentarse en
forma completa " como en la lámina XXIV, 8, 9, o abreviada, como en
las figuras t y 3 de la lá mi n a LIV de la « Ethnographie ancienne de
I'Équ ateur ,, de los Srs. Hivet y Verneau.
Para corn prc nder mejor el orig·en <lel movimiento cultural de Tu nea-
h uá n , es preciso que nos r cfira mos , ahora, al origen de la técrricu nega-
tiva, con so ln-cp int.uru : como lo probarnos :mtcriorrncnle, la decornción a
color ¡wrdido es proced imicn lo segurmnen le originario del nor te , nó pro-
piamen le de la época arcaica, pero generalizado en la América del Sur
y del Centro, en t'�poca muy remota, al parecer por la cul tura chorotcgn ,
En Nicovu , corno ob ser vu Lolhrop, la verdadera técn icu a color per-
dido no existe, siendo sust itu ídu por tru distinta, que no, por ello, es
ó
•· lloun:s. 0¡>. cil., fig. l!.>8 e, :20f; \hcC,·111,Y ..·1 sludy, et c ., fig·. 22";.
;i. :,.;¡ ldpocles 11i corn po tcru s hay en la ce rú m ica purn de Xazca ; ést as se encu
entran en Prot.o-c hi mú , en donde ya se d<!ja sentir la i nflue uc ia de Hecuay ,
188 SOCIÉTÉ DES A:'\ltRIC:\NISTF.S DE PARIS
menos negativa ; consiste en dejar las figuras del color del fondo general
de las paredes del vaso, pintando el campo destinado para la decorución ,
excepto la figura misma, con negro, de modo que en tono claro resalte
sobre el fondo oscuro ; mas no se contentaron con ésto los artistas nico-
yanos, sino que, para dar más realce al adorno, lo completaron con pin-
celadas de otro color vivo. Lothrop cree, y con razón , que esta técnica es
irrritación consciente de la a color perdido 1• En las cerámicas esencial-
mente a color perdido se observa, alguna vez, emplear esta técnica para
obtener figuras positi vas ; en la alfarería policroma de N icoya , vemos el
caso contrario.
La técnica descrita por Lothrop supone, pues, el previo conocimiento
de la a color perdido ; ahora bien, su sustituciún en Nicoyn es fácilmente
explicable. El efecto artístico buscado con la pintura a color perdido
sólo se consigue plenamente cuando se dispone de una arcilla que a la
cocción tome un color claro: cuando falta, el dibujo es confuso ; si un
pueblo acostumbrado a este procedimiento conoce la fabr-icnción de enlu-
cidos brillantes y sól idos , es natural que acuda a ellos, para conseguir
todo el efecto deseado, pintando el derredor con negro .. Es lo que ha
acontecido en Nicoya, muy diverso de lo que pasa en Nazca, cuando
una figura enteramente pintada con un color que no es el del fondo
se destaca sobre una superficie más oscura.
Pero lo importante para nuestro caso es que los ceramistas de Nicoya ,
con su técnica que imita la a color perdido. hicieron figuras perfectamente
negativas, con sobrepintura \ que son, a nuestra opinión , las que, al ser
imitadas por los pueblos de más al S., dieron origen a la técnica que carac-
teriza al arte de Tuncahuán.
Quiénes fueron los portadores de esta ola de cultura "? Dónde nació ?
La respuesta a estas preguntas parece bastante segura, si se tiene en
cuenta lo expuesto en las páginas precedentes, ya que hemos visto que
es derivación del arte chorotega de Nicaragua y de la costa pacífica de
Costa Rica ; mas como, por otra parte, su dominio propio sólo se extiende
desde Chiriquí hasta Hecuay , es claro que se trata de un estilo chibcha,
entendiendo esta expresión , no en su significado estrecho, esto es, el de
los Muiscas de Cundinamarca, sino en aquel lato que comprende a todos
los pueblos que hablaban idiomas emparentados, siendo, además, seguro
que debió nacer entre aquellos que, en la época de su formación, moraban
en la inmediación del úrea ocupada por los Chorolegas, quizás, en la
objetos <le bronce <le tipo incaico; :J) el hallazgo en dichos yacimientos de fragmen-
tos <le alfarería no decorada que parecen pro ven ir de vasos id én t.i cos a los c1ue se
extraen de las se pul tu r-as más modernas, a lo que nosotros observaríamos que las
ollas de cocina son casi siempre las mismas en toda época; 4,c el haberse encontrado
en el interior de urnas f uu crarius de pár vu los fragmentos draconianos. De lodos
estos argumentos, salvo el cle l hallazgo de objetos de hronce de tipo incaico, que
suponemos, cuando lo aduce tan ilustre arqueólogo, ha brú sido hecho <'ll condi-
ciones qne no admilanduda sobre la co nt.cui por-aue id ad , no nos parecen concluyentes.
Si Boman est en lo cierto, habrú cpre admitir que, en la région periférica de La
á
Hioja , subsistió por largo tiempo un estilo producido por un movimiento cultural muy
antiguo, cuando los originados por la misma corricn tc habían muerto en el resto
de América hacía ya muchos siglos ,Bo:.1A::,;. Los ensayos de establecer una cronolo-
gfo prehiwpú nicu en fa región Di:,guil:i . Bol. <le la Ac . Xuc , de Ilist. Quilo, Vol , YI,
1923, p. 1-3!; U11u-:. Cronoloqin !/ ori!J''ll de las ;inliyuas cicili zuciones urye11lin:1s.
Bol. de la Ac , :\ac. de llist. Quito, Vol. YII, 1023, p. 123-1:lO).
Sea de ésto lo <JUC fuere, es incontrovertible la edad inicial del estilo <lracouiano, en
el que, qu izús , ha hrá que distinguir épocas distintas; por lo demás, Ub le ha compro-
bado <JUC las civilizaciones del :'.\'O. argentino llegan al tiempo en que florecía Tiahua-
naco (U11u:. O¡,. cit.;:.
De la ci v i l iz ac ió n de Hccuay , como lo ha d e mos Lrad o plenamente Le vil l icr , ha
tomado el estilo draconiano : las im,íg-cncs del el rng-on, las ca he zas con g1·andcs
fauces, y el monstruo alado bif'ron te , si bien e11 este caso pa l'CCC que el modelo
no es la figura ya transformada <le Hccuay, sino sus derivados posteriores <lel
Cal lejóu de lluailas (T ELLO. Op: cit., fig. 2;j-2,).
C�A GRA� �AREA CCLTlHAL l!H
más distinguidos americanistas afirmaba que, si se conocen muchas
migraciones que del este se dirigen al occidente, no había memoria de
ninguna que del país andino descendiese a la llanura amazónica 1•
Como se v erú luego, la marea cultural, que produjo las civilizaciones
del período <le Tunc a huán , no se detuvo en el Callejón de Iluailas, sino
que a va nzó hacia la región del lago 'I'it icaca , pero fraccionúndose en dos
corricn lr-s , úna que podemos considerar como la prolongación <lel movi-
miento original, y ótru que es continuación de la faz de Hecuay , la cual
parece corno que, al tropezar con el macizo del cerro de Paseo, se hubiese
inclinado al E.
Muchos ru-queólog os han tenido tendencia a a tribuir a las civilizaciones
a mazó nicns, representadas especialmente por los restos cncont.rndos en
Muruj«, no súlo gran anligül�dad, sino papel preponderante en la forma-
ció n de las cul turas an di na s ", mas parece que es yft tiempo que desa-
parezcn esta tendencia; en efecto, acabamos ele ver que, hacia el Hu del
período de Tuncahuún, una corriente de cultura chibcha-chorolcga tras-
pone la cordillera; ante este hecho adq uiercn nueva luz los hallazgos de
civilizaciones de igual carácter , hechos por X ordens kiiil<l en Mo xos \ y
advertidas por nosotros últimamente en Las Charcas \ c1ue no queren1os
afirmar sean producidas por la ola cultural que causó la de Tuncahuán-
pues pueden ser las de otra parecida, pero cuyo origen sur-centroameri,
cano no es, por (�slo, menos seguro ; rextu averiguar si son efecto de co-
rrientes culturales que, después de extenderse por la costa atlúnlica norte
vieut.re es clara, son : I..\FO:-.E <J1;1,:v1mo. Tipos de alfureriu de la. regiún din!Juitu-i:al-
ch:H¡ui. Buenos Aires, lt108, fig-. í-8 y :;o; Bo,L\:,,; y (__i111-:sr.1-:u1:s. O¡,. cit., ligo. 2G.
De eslilizaciones selentrionales del pulpo parecen <lcriYarse: Hovr.vx y GuEsr.Em:"..
Op. cit., fig ..'t,, fila tor-ce ra , objetos l-\'11, sexta fila, objetos 1-Y; L.\Fo:-.1-: <ln:n:1,0.
Vi aj e :1r,¡ueoló!¡ico en i a rc!Ji<jn de .·lnd:ily:tl:í. Hevisla del '.\lusco dl\ la Plu ta . La
Plata, 1905, lá m . Vil, fi¡;. � Las l i ra s , que en Chiri1p1í se clcr iva u del pulpo aso-
ciadas con el d rugón , se 110La11 en un vaso publicado poi· LAFO:SE (Ji.;1-:nmo. Tipos, ,,te.,
l,ím.X a.
�¡ siquiera falta el mono en el conjunto de elementos lomados del �- por el arle
draconiano de la Arge nt ina : LAFo::;E Qm·:nmo. Vi«]«, etc ., lám , YII, fig. 5 y f,.
1. lhvET. L 'orfi·vreric précoloml,i,•,we des Ant.illes, des Guyanes el d u Venez uclu,
.Jour. de la Soc. des Am. de Pa r is , Pa ri s , �- S., Vol , XY, l!Jt:i, p. 1�1:J.
2. )IEA'.'.S (Ph . Ains wort lr . Up . cit i, p. :l2G.
:1. �01mE:ss1.:1üi.1J (E.:,. Urncn qrübcr u nd .\Jou11,/s i m Lolicianischen. Flnch.ln nd,
füisslcr-.\rdii , .. Her-Ii n , Yol. III, HI 13, p. ·20:i-2:;:,.
·Í. En ia c-o locc ió n Ur-ios te , en S11cre, v i m os t rf pod es con pies figurativos y, en la
del Sr. Dn. Tomás Arana de la m i s m a ciudad, un notable metate con t rcs pies, ente-
ramente ccntroamei-icano poi· su forma, eucont ra do en Escoua, hacienda <lcl dc pa rt.a-
mcnlo de Chuquisaca ..
1!l2 SOCIÉTt IJl<�S A-'IÉHICA�ISTES DE l'AHJS
i. Um.E. Los principios de In cioiiizacion. en la sie rrn ¡,erll,'llt:t. Bol. ele la Ac. Nac .
de llist. Quito, Vol. 1, rn21, p. 4,-:i2.
2. Vide supra.. TELLO 'O¡». cit., p. 243-25!)) ha estudiado con maestría el asunto;
pero serta un gravísimo error creer que la civil izución de los constructores de las
huacas <le �loche sea só lo una evo luc ióu y desarrollo de la de Hecuay.
3. Um.E. Las relaciones prelcistárices entre el Perú !/ fa Arqerüinn , p. 518-;i23. Ya
Lafone Quevedo en t 90;; había compara<lo los dibujos draconianos con los prot o-
chimús.
4. U HJ.E. Los principios de las civilizaciones de la sierra per11a.na, p. 4 i.
:;, Quizás es tá d ecorado cou técnica negati,·a el timbal de Tiahuanaco, rcproduci do
en la figura -í- de la lúm ina Xl <le U11LE, S'rü uer., HE1ss und KoPPEL. O¡». c.it «, Vol , l.
L':\A GHA� :'\IAHEA Cl"LTL"RAL 1H3
A este respecto es decisi vo el y aso N" 3 í-3 del Musco Nuciorial de La Paz.
Es uno de tantos en que pudiera reconocer se una transformaciún d o l tipo
sctcntrional de las corn pol.erus que, como se sabe. llegan a Hecunv . El
recipiente es <Je la forma tan común y conocida de Tiahuanaco, de las la-
zas escotadas ; la bus«, un anillo cónico ; entre úna y ot.r« pur te , hay
asas en forma de cintas vcrt.ica lcs ; en las pared es exteriores, hay la fig·u-
ra del cóndor c1ue empolla, del color del barro: que se destaca sohre el
fondo negro, que cubre toda la superficie; aún se diría <1uc, cerca de las
garras del cóndor, hay indicios no tan claros, es verdad, de sobrcpi nt uru
roja. La técnica negativa se nota, igualmente, en varios fr.igmentos del
1nis010 musco. En la col ecci ón Buck son más nurnr-r-osos los vasos en
que, en todo o en parte, se ha empleado el mismo procedimicn lo; los mo-
ti vos ornamentales son de puro estilo t.iahuauaco : no hay ve r d.ul eru so-
brcpintura, sino únicamente el empleo simultáneo de pinlura po s i í.i va ,
para hacer resal íur ciertas fojas u ornamentos, como sucede, con frecuen-
cia, desde Chiriquí hasta El Azuay , De los objetos de nuestra propiedad,
a que nos hemos referido, el uno es un timbal, el o l ro una ollita diminu-
ta, con gollete alto saliente.
El timbal tiene el cordón en realce en la parte media, del tipo clú s ico
de Tiahuanaco, donde fué encontrado; este corclón divide la o rnn men lu
ción en dos campos distintos: el superior, en el cual, a color perdido, se
ha trazudo en tres campos iguales, divididos pur fojas verticales, una fi
gura bastante compleja, <¡ue sería difícil precisar si represen la dos cabe-
zas <le cóndor en simetría alterna o un dragón de <los cabezas nn1y esti-
lizado; el inferior, ejecutado tum bién a color perd ido , en el cual hay una
ornamen tnciún positiva de triúngulos escalerados y cs¡,ir,des, derivada de 1
pulpo ; cierra el <li bujo superior, por abajo, una banda po s i Li vn a na ra n-
jnda: yue· limita, por arriba 'y por abajo, el inferior. Estas bandas han
sido claramente sohrepi n taclas , pero suj dú n.Iosc cs tr icl a m e u Le al d ihuj o
general (Lúm. XXVII, 12). La ollita (Lúm. XXYII, !t) estú decoradu con
cóndores cuyo cuerpo es ser-pcn tifor mc.
Estas obscr vnc iones vienen a aclarar los indicios que, desde antes, te-
níamos del influjo de las civilizaciones sct.c ut rio nn lcs en T'iahuu nuco 1,
tales como la presencia de las vasijas lrípodt!s, nó t:111 só lo en la forma
más común de un plato licm isf'ét-ico, soporl.1do p01· L1·<·s p ic-s altos. cón i
cos , sino en ól.ra aún mú s sing·tdat· cine vimos en la co lecci ón Buck, que es
como una laza escolada, soportada por pies en forma de liras de barro
triangulares.
1 . .J1Jó: y C.,A'.\IA�O. Xueca cout rilsur-ion u] con oc i mio nt o de lo» :,/Jf>T'Íf!Pl/l'S de l mlui-
IJ11r:i. Ed. sep. del Bol. de la Soc. Ecua l. de Esl. 11 ist. .\ m. (Ju i Lo, t veo. p. :l t , n ot a t.
Soeiété <les Américe nistes de Pn ris, 13
SOCIÉTt.: DES A.\I �.:HICA'.\ ISTES l)E l'AHJS
Acabamos <le ref'eri rnos a una forma que pudiera· tenerse como trans-
formación de la cornpotern , especialmente de la de pie anch isi mo , frecu-
ente en el Ecuador, en Pr-oto=pan xal eo lI; lo son también, quizás , los tim-
bales de pies angost.ísimos. El Sr. Posnnn sky nos enseñó. un dibujo he-
cho para una obra que tiene en pre parn ción , <¡ue rcprescn tabu el corle ele
un timbal cascabel, lo que parece conexionado con las cornpotcras sona-
jas del nort.e ; en efecto, un tabique. di vide cerca <le la mitad el vaso ;
la parle comprendida entre éste y la base queda, así, transformada en un
pie que, como en muchas compol.erus del norte>, sean o nó cascabeles, ti-
ene perforaciones.
En la yá varias veces mcn tada colección Buck , hay un fragmento de
un timbal de barro negro, <lecorado con fajas, según la técnica de puli-
mento ; consiste ésa ya en bruñir cuidadosamente la superficie ocupada por
el ornamento, dejando el resto mute , yu en pulir las paredes, dejando sin
brillo el dibujo. Este proccdi mie u to singularísimo tic-ne distribución muy
curnct.e rist icu : se encuentra en la costa ecuatoriana, el es de la época de Pro-
to-panzaleo II hasta la incaica, en la cer-ámicu llamada por Chle mayoicle
de El .·\zuay, y, en el Perú, so lurne n te en la rcg ión de Truj il lo , en el
período ch irnú : como hemos en o l rn s ocasiones expuesto. y, como lo ha
sostenido Chie 1, esta técnica parece derivarse de una muy semejante
descrita por Sp i n dcn , como cn rnctui-ist.icu del estilo arcaico de El Saha-
dor ·!; en Lodo caso, se Lru l.n de un proccd irnic n to que, en el Perú, revela
influencias sctcu trionu les y que en Manabi se usaba en el período de Tun-
cahuán.
Chle cnsuy yú conexionar g·en0licamenle la figura central de la Puer-
ó
1110 tronco; mús clara es, en m uch os casos, la cou c xión con los mot.i vos
l. {'111.E. 111/111,!nci:is n1.1yr1.s en el Al t o Ecu.ul or. Ed, sep. del Bol. de la .\c. Nac, de
Hisl. (Juilo, 1 !)�:!, p. li.
2. s .. r x ucx ..\'oles o n t e .lrc/1rw,,l11!J!J 11{ or .. \m. An t h , Ln ncns t er , :'\. S.,
h
Su lcud
i. Ya hablamos do la edad de las lolas con pozo de Imbabura, en una de Ias cuales
encontramos un cincel de cobre, que no es seg u ro d a t.a ru Je l a época <lcl montículo.
�- .l r.ró x Y CAA:\u:.o. P.111·11h:í, Vol. L l ám . XX\"I, fí g, 2-1.
:1. Sr1NoE::,. The Ch()ruleyan c11//111·f' nreu , p. :;.í,t.
·•· H1n·:T. L 'ur/evrerfo précolcnnhien ne des Arüillc«, des Guyanes et r/11 Venezuele ,
p. 18:l-21:1.
'197
nes semejantes a las nuestras, pues evidencia el influjo de los :\la.vas del
antiguo imperio en la for-mnción de esta ci vi l izac ióu , que� Iuég o , es ta m-
bién fecundada poi' los Toltecas; en lo que no estamos de acuerdo con el
distinguido investigador nm cr-icano es en su o pirrión de que los ChorolC'gas
originarios del sur só lo cu época tardía habrían penetrado en �lt�xico (Oto-
mies), hajo la prcs iún de las tribus chibch as, que só lo en tiempos rela-
tivamente rccien tes penetra ron en Centro-.\ mérica 1. Esta opm1on nos
parece insostenible, pues vuelve imposible la e x pl icación de los innume-
rables hechos que demuestran hasta la evidencia. la propagacic',n al sur,
desde Cenlro-.\mérica, en olas sucesivas. de todo un conjunto de comple-
jos culturales, que forman la hase misma dt! las civilizaciones pucificas
de la. América Mer-id iona l , y que se verificaron desde el t.ie mpo , por lo
menos, en (¡ue se fundaba el antiguo imperio may.1