Está en la página 1de 2

“LA MODERNIDAD”

NOS ACERCA O DESTRUYE

INGRID MARCELA LEON DIAZ, PhD

“Cuando nos centramos en la superficie de la vida,


buscamos causas y soluciones mecánicas a los problemas,
pero si pusiéramos atención en el alma,
exploraríamos en cambio, nuestros sueños y fantasías,
sus propias e imprevisibles intenciones”
Thomas Moore, 1994

En la actualidad se encuentran grandes estudios acerca de las relaciones humanas y


de cómo generar comunicación efectiva dentro de estas. Sin embargo la época, el
ritmo de vida y los avances tecnológicos han implicado al ser humano olvidar su
esencia y perder el sentido de humanidad que debe caracterizarlo llevándolo a
buscar respuestas entre los avances tecnológicos, la educación formal, la religión y
la ciencia.

Nacemos dentro de nuestro mundo particular, nos educan para que nos ajustemos a
él de acuerdo con las costumbres establecidas y aceptadas y después nos dejan
solos para que nos hundamos o salgamos a flote. (Buscaglia, L.; 1987), Y jugamos
con varios sofismas de distracción que rondan a nuestro alrededor; nos sentimos
realizados al asumir la tecnología como parte integral del proceso de desarrollo,
hablamos de ciencia y progreso, creamos canales de comunicación a través de las
computadoras con personas que nunca imaginaríamos existieran y aunque esto es
novedoso y nos permite nuevos niveles de aprendizaje, tarde o temprano se genera
en nuestro interior un vacío a nivel de lo que Thomas Moore llama el alma, que es
simplemente esa parte de nosotros que necesita afecto, necesita de sonrisas y
necesita conocer las dimensiones de la esencia humana, esa dimensión casi
primitiva que ronda a los seres y les proporciona la energía necesaria para continuar.

Nos encontramos con grandes discusiones acerca de la guerra, la paz, la tecnología,


etc., y nos atrevemos a discutir y a organizar eventos sobre aquellas cosas que
involucran el avance cultural del mundo, así aprendemos sobre computadoras,
tecnología, ciencia, arte y hasta religión. Nos comunicamos por Internet con la
misma facilidad que respiramos, llamamos a cualquier persona en cualquier parte y
decimos hola; pero que sucede en el evento de necesitar algo más, cuando
necesitamos afecto real y no virtual, cuando requerimos de la presencia cálida y
única de otro ser huma no y no de un aparato altamente sofisticado.
El alma es esa parte que se divertía con los cuentos de hadas, los duendes y la
fantasía del país del nunca jamás; es ese algo que nos persigue y colma muchos de
los instantes de descanso o no trabajo que tenemos generando como resultado
sentimientos de incomodidad, insatisfacción, desazón y la pérdida del entusiasmo y
la energía. Lo que técnicamente podría llamarse depresión.

Es esa parte donde residen los dones y cualidades que el ser humano posee como
únicamente suyos, permitiéndole, desarrollar una gran imaginación que lo llevo a
límites insospechados venciendo barreras de espacio y casi podríamos aseverar
hasta de tiempo; conquisto la luna, el espacio, los mares y la distancia, más allá de
todo lo esperado ha logrado crear maquinas altamente sofisticadas que le permiten
desarrollar desde las cosas más simples a las más complejas, entonces ¿Por qué no
volver a lo esencial y recuperar las cosas sencillas de la vida?, ¿Por qué
entramparnos en la tecnología, cuando las personas en sus largas caminatas a través
del progreso están tratando de encontrar algo que les devuelva la esperanza?, ¿Por
qué no detener un poco el ritmo y permitir que nuestra voz interior nos hable de la
forma como podemos recuperar la alegría y tranquilidad internas?

Nuestra misión consiste en recuperar las verdades esenciales de las personas,


aquellas que les permiten crecer y ser felices. Superar el ritual tecnológico e
insertarnos lentamente en la construcción de un universo que complemente al ser
humano dentro de su insatisfacción y su creatividad, para que así algún día
encuentre la ruta y supere la incertidumbre que le acompaña. Es una misión que
involucra ser parte del progreso, pero al mismo tiempo disfrutar de las cosas
sencillas de la vida como la sonrisa de un bebe, el vuelo de las aves, la lluvia o
simplemente la certeza de saber que tenemos la oportunidad de encontrar la
felicidad siendo nosotros mismos.

Ingrid Marcela León Díaz, PhD

También podría gustarte