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E D I T O R I A L T R O T T A
El Tao de la liberación
El Tao de la liberación
Una ecología de la transformación
E D I T O R I A L T R O T T A
COLECCIÓN ESTRUCTURAS Y PROCESOS
Serie Religión
AGRADECIMIENTOS
Se ha dicho:
la vía que conduce a la luz parece oscura,
la senda que va hacia adelante parece ir hacia atrás,
el camino derecho parece tortuoso,
el mayor poder parece débil,
la más pura virtud parece mancillada,
la auténtica abundancia parece insuficiente,
la genuina firmeza parece inestable.
Cada año se agranda más la distancia que separa a los ricos y los po-
bres. En un mundo que vende la ilusión de un paraíso de los consumi-
dores, la mayoría tiene que mantener una dura lucha solo para cubrir
las necesidades mínimas que permitan su supervivencia. El sueño de al-
canzar un estado de vida sencillo pero digno parece perpetuamente in-
alcanzable. Para muchos, de hecho, la vida se vuelve cada vez más difícil
con cada año que pasa.
Las restantes criaturas que comparten este planeta con la humanidad
están experimentando una crisis más honda todavía. Conforme los huma-
nos se apropian de una proporción cada vez mayor de los dones de la
Tierra, va quedando menos y menos disponible para las demás formas de
vida. Conforme contaminamos el aire, el agua y el suelo con productos quí-
micos y desperdicios, los intrincados sistemas que sustentan el tejido de la
vida están siendo rápidamente socavados. Son muchas las especies que están
desapareciendo para siempre. De hecho, nuestro planeta está experimen-
tando una de las mayores extinciones masivas de todos los tiempos.
Existen, desde luego, señales de esperanza: innumerables individuos
y organizaciones trabajan con creatividad y valor en favor de la transfor-
mación. Algunos de ellos han creado movimientos que trabajan en la ac-
tualidad a una escala verdaderamente global. Sus esfuerzos suponen una
diferencia muy real en comunidades de todo el mundo. Al mismo tiempo,
nuevos medios de comunicación facilitan oportunidades de diálogo entre
gentes de diferentes culturas, creencias y convicciones, de modo que proba-
blemente nunca ha sido mayor la posibilidad de compartir saber e ideas.
Mucha gente es más consciente de sus derechos fundamentales y más ac-
tiva en su defensa. Se han conseguido avances reales en áreas tales como
la sanidad y el acceso a servicios básicos. Va en aumento la consciencia de
los temas ecológicos, y muchas comunidades se esfuerzan por trabajar en
armonía con la naturaleza y no en contra de ella. Todas estas tendencias
abren nuevas posibilidades para la renovación del mundo.
Sin embargo, en muchos sentidos, esto son destellos de luz en medio
de la oscuridad. No existen todavía pruebas de una acción eficaz, con-
certada, a una escala suficiente para detener realmente la profundización
de la pobreza y la desintegración ecológica, cuanto menos aún para que se
inicie un proceso capaz de sanar a la comunidad terrestre. Las institucio-
nes globales, en especial los gobiernos y las grandes empresas, siguen te-
niendo formas de actuación que no tienen en cuenta la urgente necesidad
de cambiar fundamentalmente el modo en que vivimos en el mundo. En
vez de ello siguen dominando nuestros sistemas políticos y económicos
las ideas, motivos, hábitos y políticas que han dado origen a tanta devas-
tación e injusticia. Tal como observara Mijaíl Gorbachov en 2001:
Joanna Macy y Molly Brown (1998) hablan del desafío central de nues-
tra época —el cambio de una sociedad del crecimiento industrial a una
civilización de sostenimiento de la vida— como el «Gran Giro». Por des-
gracia, no tenemos ninguna seguridad de poder llevar a cabo esta esencial
transformación a tiempo de evitar que se deshaga la compleja trama que
sustenta a la vida compleja. Si somos incapaces de realizar un cambio se-
mejante no será por falta de tecnología, de información suficiente o inclu-
so de alternativas creativas, sino más bien por falta de voluntad política
y por el hecho de que los peligros que nos acechan son tan penosos que
muchos de nosotros sencillamente optamos, por miedo, por quitárnoslos
de la mente.
Estamos convencidos, sin embargo, de que el actual ciclo de desespe-
ranza y destrucción puede interrumpirse, de que tendremos la oportu-
nidad de actuar provechosamente y cambiar de rumbo. Hay tiempo to-
davía para que el Gran Giro consiga imponerse y cure a nuestro planeta.
En este libro buscamos un camino que lleve a tal transformación, un cam-
bio que nos induzca a desarrollar una nueva forma de estar en el mundo:
una forma que encarne unas relaciones justas y armoniosas dentro de la
sociedad humana, y dentro de la comunidad terrestre general. Buscamos
una sabiduría —un Tao— que nos conduzca a la liberación integral.
Estamos convencidos de que la capacidad de realizar estos cambios
está ya presente entre nosotros. Está presente en el espíritu humano en for-
ma de semilla. Está presente en el proceso evolutivo de Gaia, nuestra Tierra
viviente. De hecho, está entretejida en el tejido mismo del cosmos, en el
Tao que fluye a través de todo y en todo. Si encontramos un modo de sin-
tonizar con el Tao y de aliarnos con su energía, habremos hallado la clave
para transformaciones verdaderamente revolucionarias que nos llevarán
a una auténtica liberación. El Tao, sin embargo, no es algo de lo que pode-
mos apropiarnos o que podamos dominar. Tenemos, antes bien, que dejar
que trabaje a través de nosotros, abriéndonos a su energía transformado-
ra, de forma que la Tierra pueda ser curada. Según Thomas Berry:
No obstante, antes de iniciar esta tarea tenemos que entender los obs-
táculos muy reales que se encuentran en el camino de la transformación
liberadora. Quizá el primer paso hacia la sabiduría consista sencillamente
en reconocer la necesidad del cambio. Muchos de nosotros no se per-
catan todavía de la verdadera magnitud y gravedad de la crisis con la que
nos enfrentamos. En gran parte, esto se debe a nuestra propia percepción
de la realidad, que ha sido conformada de tal modo que oculta lo que, de
30 EL TAO DE LA LIBERACIÓN
Así pues, para hacernos una idea de la gravedad de las crisis con las que
nos enfrentamos, alejémonos unos momentos de nuestra normal visión de
la realidad, y adoptemos una perspectiva más «cósmica». Imaginemos que
los quince mil millones de años de la historia del universo se condensan
en un solo siglo1. Dicho de otra manera: cada «año cósmico» equivaldría
a 250 millones de años2.
Desde este punto de vista, la Tierra habría nacido en el año 70 del siglo
cósmico y la vida, sorprendentemente, poco después: en el año 73. Durante
dos décadas cósmicas, la vida habría consistido en gran parte en la existen-
cia de bacterias unicelulares. Sin embargo, estos organismos habrían hecho
mucho para transformar el planeta, cambiando radicalmente la composi-
ción de su atmósfera, de los océanos y de la geología, de modo que estos
medios fuesen capaces de sustentar formas de vida más complejas.
En el año 93 habría comenzado una nueva fase de creatividad, con la
invención de la reproducción sexual y de la muerte de los organismos
únicos. En esta nueva etapa se habría acelerado mucho el proceso evolu-
tivo. Dos años más tarde, en el año 95, habrían hecho su aparición los
organismos multicelulares. Los primeros sistemas nerviosos se habrán de-
sarrollado en el año 96, y los primeros vertebrados, un año más tarde. Los
mamíferos habrían llegado a mediados del año 98, dos meses después de
la aparición de los dinosaurios y los primeros espermatofitos (plantas
dotadas de flores).
1. El tiempo que atribuimos aquí al siglo cósmico se basa en la estimación que ofrece The
Universe Story (Berry y Swimme 1992, 269-278). Una estimación más reciente de la edad del
cosmos la sitúa en 13.730 millones de años.
2. De modo semejante, un mes cósmico duraría 12,5 millones de años; un día cósmi-
co, 411.000 años; una hora cósmica, 17.000 años; un minuto cósmico unos 285 años y un se-
gundo cósmico alrededor de 4,75 años.
BUSCAR LA SABIDURÍA EN UN TIEMPO DE CRISIS 31
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los pulmones del planeta. Muchas de las masas forestales más impor-
tantes y extensas —incluidos los grandes bosque boreales, los bosques
templados y las selvas tropicales— siguen experimentando un grado
de destrucción acelerado. Cada año se tala un área boscosa mayor que
Bangladesh.
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bono y de otros gases de efecto invernadero, iniciando un peligroso
ciclo de calentamiento global y de inestabilidad del clima; las tempe-
raturas globales se han elevado ya un promedio de 0,5º C, y pueden
aumentar entre 2 y 5º C en los próximos veinte segundos cósmicos4.
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protectora del planeta, que filtra la peligrosa radiación ultravioleta.
3. Los datos estadísticos de esta sección proceden de una serie de fuentes: Sale 1985; Nic-
kersen 1993; Brown et al. 1991; Brown et al. 1997; Ayres 1998; Graham 1998; Tercer Informe
de Evaluación del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático 2001; Worldwatch Ins-
titute 2000 y 2005, y la Fundación Internacional para el Desarrollo Agrícola 2006.
4. Para ver este cambio en perspectiva, la Tierra tiene ahora una temperatura entre 5º y 7º C
superior a la de la última glaciación.
32 EL TAO DE LA LIBERACIÓN
No quedan más de una o unas pocas décadas antes de que se pierda la opor-
tunidad de evitar las amenazas ante las que ahora nos encontramos y de que
disminuyan inmensamente las perspectivas para la humanidad... Necesita-
mos una nueva ética: una nueva actitud hacia el desempeño de nuestra res-
ponsabilidad de cuidar de nosotros mismos y de la Tierra. Esta ética debe
motivar un gran movimiento para convencer a los líderes reacios, a los go-
biernos reacios y a los pueblos reacios, de que realicen los cambios necesa-
rios (Brown et al. 1994, 19).
Cuando estamos escribiendo esto han pasado diecisiete años desde que
hizo esta advertencia. Y, aunque puede que algunos de los líderes mundiales
se estén tomando más en serio los problemas de la pobreza y de la degra-
dación ecológica, no existe aún un movimiento concertado para movili-
zar las energías de la humanidad con el fin de abordar seriamente las crisis
que tenemos delante. De hecho, se ha dedicado mucha más energía a la
llamada guerra contra el terrorismo (que es, en gran medida, una guerra
para proteger los suministros de petróleo y seguir con la rutina de siem-
pre) que a la amenaza que está destruyendo realmente la vida a un ritmo
sin precedentes.
LA BÚSQUEDA DE LA SABIDURÍA
Podemos elegir la vida. Pese a las terribles predicciones, todavía podemos ac-
tuar para asegurarnos un mundo en el que se pueda vivir. Es de importancia
crucial que sepamos una cosa: podemos cubrir nuestras necesidades sin des-
truir el sistema que sustenta a la vida. Tenemos los conocimientos técnicos
y los medios de comunicación para hacerlo. Tenemos la inteligencia y los re-
cursos para producir suficientes alimentos, garantizar un aire y un agua lim-
pios y generar la energía que necesitemos por medio de la energía solar, eóli-
ca y la biomasa. Si tenemos voluntad de hacerlo, poseemos los medios para
controlar el crecimiento de la población humana, desmantelar las armas y
evitar las guerras, y para dar a todo el mundo la palabra en el autogobierno
democrático (1998, 16).
Los tiempos de crisis pueden ser tiempos creativos, tiempos en los que
surgen nuevas visiones y nuevas posibilidades. El ideograma chino corres-
pondiente a la palabra crisis es wei-ji, y está compuesto por los caracteres
de peligro y oportunidad (representados por una lanza imparable y un es-
cudo impenetrable). No se trata de una simple contradicción o paradoja:
los peligros mismos que afrontamos nos estimulan a mirar más profunda-
mente, a buscar alternativas y a aprovechar las oportunidades. La palabra
misma que nosotros empleamos —crisis procede del verbo griego krinein,
que significa «separar»— implica una elección entre distintas alternativas.
Si no actuamos para cambiar la situación de la pobreza y la destrucción
ecológica cada vez mayores, estaremos eligiendo que continúe nuestro
descenso hacia el abismo de la desesperación.
Peligro + Oportunidad
LOS OBSTÁCULOS
el cambio. Con el fin de ver esto con más claridad, vamos a examinar, des-
de tres perspectivas diferentes, los obstáculos con los que nos encontramos.
Un modo de imaginarlo es verlo como el proceso de ir quitando una serie
de capas. A veces volveremos al mismo obstáculo, contemplándolo desde
un nivel diferente, a menudo más sutil. Sin embargo, en un cierto sentido,
las diferentes capas o perspectivas son modos complementarios de ver una
misma realidad.
Desde un cierto punto de vista, los obstáculos que hallamos son sisté-
micos. Las estructuras políticas y económicas del mundo están destruyendo
activamente la Tierra, y al mismo tiempo están impidiendo la acción eficaz
para abordar los problemas que se presentan. El poder está crecientemen-
te en manos de un pequeño número de corporaciones transnacionales
que rinden cada vez menos cuentas ante las estructuras democráticas. La
economía del capitalismo global se basa en una ideología del crecimiento
y el progreso cuantitativo. Una proporción cada vez mayor de los benefi-
cios se generan mediante la especulación, mientras que a las actividades
realmente productivas de la naturaleza y la economía social se les asigna es-
caso valor. Son menos y menos los que se benefician de este sistema, mien-
tras que una parte creciente de la humanidad queda, sencillamente, ex-
cluida. La vida de la naturaleza y la vida de los pobres se convierten en
capital sin vida en forma de dinero, esencialmente, una abstracción que
carece de valor intrínseco. Puesto que no es un sistema sostenible, incluso
la minoría constituida por la gente que se beneficia de él en la actualidad
no puede esperar seguir haciéndolo a largo plazo. En resumen: nuestro
mundo está dominado por un sistema patológico fuera de control que, de-
jado a su propio impulso, amenaza con destruir la Tierra misma.
Al examinar este sistema patológico trataremos de entender más
claramente su dinámica, al tiempo que ponemos de relieve su fun-
damental demencia. Comprobaremos al hacerlo cómo el capitalismo
transnacional tiene sus raíces en el patriarcado (la dominación de las
mujeres por los hombres) y el antropocentrismo (la dominación de
la naturaleza por la humanidad). Parte del desafío que supone crear un
sistema alternativo consiste en reconceptualizar la naturaleza misma del
poder, no como control, sino como una potencialidad creativa entretejida
por los vínculos de la mutua influencia.
Desde una segunda perspectiva, las estructuras de la explotación y la
dominación globales conspiran para anular nuestra capacidad de cambio
a un nivel psico-espiritual. La opresión objetiva produce un eco psicoló-
gico en forma de impotencia interiorizada. La gravedad de la crisis ante
la que nos hallamos tiende a producir una dinámica de denegación y cul-
pa, y —si nos atrevemos a reconocer la realidad— de desesperación.
Las adicciones pueden constituir un mecanismo de defensa para evitar
afrontar realidades penosas. Nuestro espíritu se obnubila y dejamos de vivir
plenamente como seres humanos. Los medios de comunicación, nuestros
sistemas educativos y (en muchos países) la represión militar —junto con
toda una serie de dinámicas culturales más sutiles— refuerzan esta domi-
nación sobre el espíritu. La percepción misma que tenemos de la realidad
BUSCAR LA SABIDURÍA EN UN TIEMPO DE CRISIS 37
ECOLOGÍA DE LA TRANSFORMACIÓN
ᄊ
Por último, es el propósito de este libro inspirar nueva esperanza y
creatividad en todos cuantos luchan por mejorar la calidad y el vigor de las
comunidades que habitan la Tierra, tanto humanas como no humanas. Esta
tarea es urgente. El camino que tenemos por delante no será fácil. Duane
Elgin habla de la época que viene como una era de «compresión plane-
taria», en la que las crisis de la degradación y el agotamiento ecológicos,
el cambio climático y la pobreza nos arrastrarán a un torbellino de nece-
sidad que hará que «la civilización humana descienda al caos o ascienda
en un proceso en espiral de profunda transformación» (1993, 120). Po-
demos eludir la transformación en profundidad —y deslizarnos a un fu-
turo de mayor miseria, pobreza y degradación medioambiental— o des-
pertar a la urgencia y la radicalidad de los cambios requeridos y buscar
el Tao de la liberación.
Si elegimos esto último, tendremos la oportunidad de un despertar co-
lectivo de la humanidad y de una nueva civilización planetaria en la que la
belleza, la dignidad, la diversidad y el respeto integral por la vida estén en
el núcleo de todo: un auténtico Gran Giro. Nos anima la esperanza de que
las reflexiones que contiene este libro puedan contribuir a la sabiduría ne-
cesaria para hacer efectiva esa transformación.