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Dado que el tema propuesto enmarca dentro de la bioética ambientalista, creo conveniente
hacer algunas breves referencias al Convenio Internacional sobre la diversidad biológica,
aprobado por ley de la Nación 24375.
a) Algunos precedentes
- Los recursos fitogenéticos son un patrimonio común de la humanidad. Por esta razón deben
estar libremente disponibles para su utilización en beneficio de la generación presente y las
futuras.
El concepto de "patrimonio común de la humanidad" es más filosófico que jurídico, desde que
no hace referencia a una titularidad real. Aunque tiene antecedentes en los siglos XVII y XVIII,
fue acuñado, en su sentido moderno, en un discurso pronunciado por Arvid Pardo,
representante de Malta ante las Naciones Unidas refiriéndose a los fondos marinos y a sus
recursos. Los espacios y los recursos comprendidos en tal patrimonio quedan de hecho sujetos a
un régimen específico, cuyos elementos básicos son:
* Su utilización en interés de la humanidad, con especial atención a los países y sectores más
pobres (desigualdad compensadora, en el sentido de que quien está en peor situación debe ser
tratado de modo más favorable a fin de evitar la disparidad, que de otro modo se agravaría).
e) Desconfianza recíproca
Llegar a este mecanismo no fue fácil. Fue, como en tantas otras convenciones internacionales,
una gran disputa entre el Norte y el Sur: los Estados desarrollados, porque querían que se les
reconocieran los derechos de quien obtiene estos recursos; los países en desarrollo, porque se
sienten expoliados, desde que no participan de los beneficios que derivan de la utilización del
material genético que proviene de su territorio.
El clima de la negociación, entonces, se degradó rápidamente entre los países del Norte, ricos
en tecnología y los del sur, ricos en genes. En realidad, la discusión se inserta en el problema
más extenso de las relaciones entre ambiente y desarrollo; son dos caras de una misma moneda.
f) Realismo económico-político
Se reconoce, sin embargo, que teniendo en cuenta la prioridad de otros temas más acuciantes
(salud, educación, trabajo), para los países en desarrollo la conservación de la diversidad
biológica constituye una carga financiera difícil de sobrellevar. En consecuencia, se plantean
diversas formas posibles de retribuir los beneficios derivados de la utilización de los recursos
genéticos al país de origen.
"El valor económico que el mercado mundial asigna a los productos biotecnológicos ha llevado
a niveles de venta sumamente importantes, generando posiciones dominantes que las empresas
farmacéuticas multinacionales y sus países de origen intentan conservar. Por otra parte, la
progresiva destrucción del capital biológico obliga a la adopción de medidas de conservación y
uso sustentable para evitar su desaparición. Los países proveedores de los recursos genéticos, a
veces por desinformación, y otras por necesidades económicas urgentes, se desprenden de ellos
sin posibilidades de imponer ciertas condiciones mínimas al acceso, ni de acceder a su vez a las
tecnologías basadas en su utilización o de participar en los beneficios comerciales provenientes
de ese uso".
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g) El Preámbulo del Convenio Internacional sobre la diversidad biológica
Teniendo en consideración todos estos aspectos, el Preámbulo comienza con una toma de
conciencia sobre el valor intrínseco de la diversidad biológica y de los valores ecológicos,
genéticos, sociales, económicos, científicos, educativos, culturales, recreativos y estéticos de la
diversidad biológica y de sus componentes y, luego de otros considerandos, hace un expreso
reconocimiento de la estrecha y tradicional dependencia de muchas comunidades locales y
poblaciones indígenas que tienen sistemas de vida tradicionales basados en los recursos
biológicos y de la conveniencia de compartir equitativamente los beneficios que se derivan de
la utilización de los conocimientos tradicionales, las innovaciones y las prácticas pertinentes
para la conservación de la diversidad biológica y la utilización sostenible de sus componentes.
Finalmente, reconoce que se precisan inversiones considerables para conservar la diversidad
biológica y que cabe esperar que el suministro de recursos financieros suficientes, nuevos y
adicionales y el debido acceso a las tecnologías pertinentes puedan modificar
considerablemente la capacidad mundial de hacer frente a la pérdida de la diversidad biológica.
Los firmantes eran conscientes que la convención debía contemplar los principales aspectos
implicados, o sea: a) la conservación de la diversidad biológica; b) la utilización sostenible de
los elementos que la componen; c) la participación justa y equitativa en los beneficios que se
deriven de la utilización de los recursos genéticos mediante: 1) acceso adecuado a esos
recursos; 2) transferencia apropiada de las tecnologías pertinentes; 3) financiación apropiada.
- El Estado que quiera proveerse de esos recursos tiene que asegurarse que está actuando de
conformidad con la legislación del país y además tiene que tomar las medidas necesarias para
asegurar una participación en los beneficios
Debemos asumir la ventaja de renunciar a ventajas inmediatas para evitar daños futuros más
extensos. En este cálculo, se debe tener en cuenta el destino de nuestros descendientes
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inmediatos. Bien se ha dicho que no hemos heredado la Tierra de nuestros antepasados;
nosotros la tomamos prestada de nuestros descendientes y a ellos hay que restituirla.
b) De naturaleza cultural
- Es necesario pasar de una visión antropocentrista a una visión moral más extensa; advertir el
valor de los animales, las plantas, el ecosistema y la naturaleza en general. Reformulemos, con
Hans Jonas, el famoso principio kantiano: "Actúa de tal forma que las consecuencias de tu
acción sean compatibles con la continuidad de la vida humana sobre nuestro planeta".
- Esta actitud tiene su correlato en el plano político; se debe pasar de una visión
irremediablemente individualista a otra que entienda que la realización de nuestras propias
convicciones depende, de alguna manera de la posibilidad de que otras ideologías subsistan
junto a las nuestras. Y en este sentido, el respeto por la diversidad es fundamental para nuestro
futuro: los derechos del hombre no contradicen la pluralidad de las culturas; más aún,
constituyen el presupuesto para hacer posible la realización de una sociedad multicultural en la
cual muchos ven la única salida posible para este segundo milenio. "La patria de nuestro futuro
tiene el nombre de "Babel" y los derechos del hombre pueden y deben constituir la única llave
autorizada de traducción recíproca de los innumerables lenguajes de la ciudad futura. Una llave
universal, perfectible, pero irrenunciable".
Con gran optimismo, Michael Kirby, magistrado del Tribunal superior de Australia y miembro
del Comité sobre aspectos éticos, jurídicos y sociales del Proyecto Genoma Humano dijo que
"el ser humano es la única especie existente sobre nuestro planeta que puede preguntarse sobre
el genoma humano, que puede enfrentarse a su búsqueda y descubrirlo, y encontrar lo que
significa; encontrar las claves que lo encierran, por lo menos potencialmente. Se podría decir
que ha sido en este momento de la historia humana cuando la vieja especie humana ha
encontrado el camino para la nueva especie. Quiero decir que sólo los seres humanos podían
hacer esto. Y existe al menos algún derecho a hablar de que a largo plazo la especie humana se
alzará sobre los hombres de la actual especie y que será un desarrollo de la actual especie.
¿Quiénes somos nosotros en 1995 para decir lo que es completamente imposible? Si ocurre,
habrá ocurrido gracias a la mente de la humanidad y deberíamos ser optimistas con respecto a
la ciencia".
Participo de este entusiasmo científico; no creo en el argumento del plano inclinado (slippery
slope) conforme el cual "si se inicia la manipulación genética en el ser humano ya no hay lugar
lógico para detenerse; si se consigue mediante la nueva técnica genética curar alguna
enfermedad como la diabetes o la anemia se avanzará hacia otros desórdenes como ser zurdo, o
un determinado color de piel". Creo sinceramente que hay una diferencia muy grande entre
admitir la curación de la leucemia y comenzar a realizar intervenciones para aumentar el
cociente intelectual; "el cometido básico del discurso moral es el de reconocer esta diferencia y
plantear si existe un lugar lógico para detenerse".
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Sin embargo, creo que debemos ser cautos. En otras palabras, confiar en la ciencia, pero poner
mucha atención en la aplicación de algunas de sus técnicas. No en vano Niestzche afirma que
en la cultura existen dos tipos de elementos:
Fundado en esta dicotomía dice Ciuro Caldani que "la vida se manifiesta a través del impuso
renovador dionisíaco, que destruye los moldes existentes, pero a su vez, para seguir su
despliegue necesita cierto orden, que brinda el sentido apolíneo. Si nos entregamos totalmente a
Dionisio, quedamos ebrios de vida y si nos entregamos íntegramente a Apolo, resultamos
apresados en la forma. La tensión entre los elementos dionisíacos y apolíneos se vincula con la
relación entre ser y deber ser. Los elementos dionisíacos representan un mayor despliegue del
ser; los apolíneos una mayor conciencia del deber ser. Pero el despliegue de la vida y del
cosmos ha de entenderse al hilo de la relación inescindible entre el ser y el deber ser. Uno de
los elementos dionisíacos más importantes de la cultura de nuestro tiempo es el de las
investigaciones en genética humana, que puede llegar a destruir los moldes en que hemos
encauzado despliegues fundamentales de nueva vida, incluyendo la familia, la persona, la
justicia. Ante posibles hombres fabricados cuyos caracteres podremos decidir, entra en crisis la
noción tradicional de justicia, referida a méritos y deméritos de hombres naturales. Las
posibilidades que se abren con la investigación genética humana tienden a constituir así un
tiempo axial, comparable a las épocas de dominio de fuego y de invención de la escritura".
Por eso, permanecerá vigente el inimitable diálogo de las manos que magistralmente plasmó
Miguel Ángel en la Capilla Sixtina: "el dedo del hombre, Adán que apunta hacia una utopía,
hacia un paraíso por el que siempre intenta luchar, y el dedo del Creador -o el dedo amigo de la
sabiduría humana y de la reflexión ética- que señala y apunta siempre al hombre, cuya dignidad
y su intrínseco valor deben ser siempre proclamados y defendidos".
I. INTRODUCCIÓN
El presente trabajo tiene por objeto comentar algunos aspectos del convenio sobre la diversidad
biológica que fuera suscripto en la Conferencia de Río, el 5 de junio de 1992.
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Dicho Convenio es el final de una evolución en el tratamiento de lo que los romanos
designaban como res communis.
Estas cosas, que en general se referían a los bienes de la naturaleza y a los objetos sagrados,
eran cosas que podían ser usadas por todos, sin limitación alguna. Como consecuencia de ese
punto de vista, las cosas eran consideradas res nullius, lo que permitía su disposición por
cualquiera.
Desde aquellos viejos tiempos hasta una más reciente evolución fruto de las organizaciones
internacionales se procedió a "poner en comercio" tales recursos de la naturaleza.
El Convenio sobre Biodiversidad Biológica (en adelante CDB), ha servido más como una
teoría relativa a la soberanía de los Estados para impedir la utilización por las personas
individuales de la naturaleza. En particular al agregarse a dicho punto de partida, un camino
forzoso conforme con el cual ningún Estado y ninguna persona puede hacer lo que quiere, sino
limitarse a cumplir un procedimiento exclusivo que impide a los que lo habían utilizado hasta
ahora el uso libre de la naturaleza.
El camino obligatorio a transitar por quien pretenda utilizar la naturaleza combina los siguientes
temas: 1) una particular visión del mundo, conforme con la cual la biodiversidad exige de la
comunidad mundial un privilegio en favor de los que poseen el know how del conocimiento
genético de las especies; 2) la limitación de los derechos de los individuos y la consecuente
restricción en favor de entidades dedicadas a la biodiversidad y de laboratorios de
especialidades medicinales, únicos, de hecho y de derecho que pueden apropiarse de las
condiciones de los elementos naturales (sean vegetales o animales); 3) una aplicación
exagerada del derecho de propiedad intelectual, con el objeto de impedir la utilización durante
los períodos de protección, de todas las modificaciones que puedan lograse en las especies
vivas. Esta noción puede ser exagerada hasta el límite de patentarse toda la naturaleza; 4) el
establecimiento de un sistema de acuerdo como obligatorio entre el Estado, las instituciones
científicas de biodiversidad y los laboratorios medicinales, mediante el cual se establezca un
régimen de regalías conforme con el cual se devolvería a los anteriores propietarios de los
elementos naturales un royalty que el convenio no establece y que en los casos concretos que se
conocen no superan el 2% de los valores que se obtengan con la comercialización de los
productos derivados de las especies.
La modificación de la situación jurídica fue tan trascendente que se pretende respetar los
derechos que las poblaciones indígenas tienen por su uso inmemorial de ciertas utilizaciones de
los elementos naturales.
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Éste es en nuestro criterio el punto que ayuda a demostrar la supresión que se efectúa a los que
no son indígenas del aprovechamiento de la naturaleza.
A los indígenas se les exige que ellos también firmen convenios para resolver el
aprovechamiento que ellos han venido ejerciendo desde tiempo inmemorial sobre esas especies.
Es una suerte de derecho adquirido que se reconoce a grupos sistemáticamente olvidados a
quienes les costará enormemente ponerse en condiciones de negociar con el objeto de percibir
una magra regalía original del 2% que deberá repartir entre el Estado, los entes de investigación
nacionales y sus propias indemnizaciones.
Las razones por las cuales no lo han hecho, a estar a las diversas voces que se han alzado en
contra de esta convención, es que la misma se ha convertido en un enorme cepo que permite a
los EE.UU. una búsqueda intensiva dentro de su territorio de los elementos que pueden ser
objeto de utilización medicional o de otro tipo. Como se sabe diversos vegetales pueden
contener las mismas sustancias que se buscan pese a ser de diversa presentación botánica. El
efecto que produce el convenio hace que los elementos de todo el mundo concurran a las
entidades científicas del mundo desarrollado, todo dentro del convenio, mientras que los
propios elementos estadounidenses se quedan en el país sin permiso para nadie que no sea un
nacional u otro autorizado para efectuar la búsqueda dentro del territorio nacional.
No es fácil resolver en qué mundo vivimos. La teoría de las nacionalidades no puede creerse
que sobrevivirá pese a que sobre su existencia se construye el mundo supranacional que
conocemos.
Las Naciones Unidas intentan asumir una suerte de mando mundial que no se consigue a partir
de la existencia de las organizaciones llamadas multinacionales, dentro de las que deben
computarse las lícitas y las ilícitas, esto es las corporaciones económicas, entre las primeras y
las mafias y organizaciones delictuales entre las segundas.
La notable hegemonía de los EE.UU. que el mundo acata pero no acepta y las organizaciones
no gubernamentales que aspiran a apoyar, según la índole de su pensamiento a otras
organizaciones internacionales, a alguno o algunos de los estados existentes o simplemente a
diversos idearios. A ellas debe sumarse las organizaciones guerrilleras, terroristas y subversivas
respecto de las cuales no es posible lograr determinación alguna.
Por su parte la Iglesia Católica Apostólica y Romana, junto a algunas iglesias que no son sectas,
y a otras religiones (judía, musulmana, budista), persiguen señalar límites éticos a una cultura
que se resiste a los postulados del decálogo, expresión moral que resulta inaplicable a juicio de
los que organizan el nuevo orden moral y legal del planeta.
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Una nueva visión se nos ofrece, por ahora de forma incompleta, sin que se pueda advertir la
nueva modalidad de vida que se ofrece. Esta nueva modalidad de vida parece posible sólo en un
mundo que adopta una situación de homogeneidad. Como se comprende no todos los países son
homogéneos y muchos de ellos tienen particularidades que no parece que puedan disiparse en
lo inmediato. Para cuando dichos planes sean conocidos podremos saber qué países no
alcanzarán los niveles culturales necesarios para soportar su sobrevivencia.
Un grave problema pues será determinar las pautas y principios con los que se vivirá en el siglo
XXI.
Como ha quedado dicho las cosas que fueron de nadie ahora son de ciertas entidades de
investigación públicas o privadas y de los laboratorios de especialidades medicinales.
La soberanía es sólo una excusa técnica para resolver este traspaso de propiedad de todos los
habitantes del mundo en favor de sólo los más capacitados. Un estado que se espera
desaparezca.
c) La propiedad intelectual
Una segunda teoría que correspondía a los países de la órbita socialista sostenía la inexistencia
del sistema de propiedad intelectual. Un tercer régimen tenía un modelo mixto que permitía el
registro de las ideas pero no tanto.
d) Los acuerdos
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También el tratamiento de los indígenas no es aceptable. Cualquier otro grupo humano que no
tenga esa condición debe poder utilizar con total amplitud los elementos naturales de los que ha
sido desposeída la humanidad.
Esperamos que más voces se alcen para corregir los procedimientos que se han dispuesto
mediante leyes de los Estados nacionales, primeros y más sensibles afectados por el tardío
reconocimiento de sus soberanías.
La conversión del concepto de res nullius en patrimonio común pasa a ser un grave problema
futuro.
PROPIEDAD DE LOS SEMOVIENTES por Luis Moisset de Espanés, Luis B. Cima (h),
Víctor H. Martínez y Gabriel Ventura
I.- La nueva ley 22.939 instaura un régimen doble para acreditar la propiedad de los
semovientes.
II.- Para los animales de pura raza prevé la inscripción en los registros genealógicos; pero sólo
con un efecto perfeccionador del título de adquisición, es decir declarativo (art. 14, ley 22.939).
III.- Dicho régimen para los animales de pura raza, prescripto por la ley 22.939, no se hace
aplicable a los caballos pura sangre de carrera que ya tienen su regulación específica a través de
la ley 20.378, cuya inscripción de dominio o de cualquier otro acto jurídico sobre los mismos,
es de carácter constitutivo.
IV.- La ley 22.939 legitima la marca o señal, en todo el territorio de la Nación, como
presunción de propiedad del ganado. Presunción que puede ser destruída con prueba en
contrario y que se aplica sólo cuando el diseño de la marca o señal se encuentra registrado a
nombre del poseedor, haciéndola extensiva asimismo a las crías no marcadas ni señaladas que
estén al pie de la madre.
V.- La ley 22.939 deja subsistente el régimen del art. 2412 del Código Civil en los supuestos de
ganado no marcado ni señalado, o cuya marca o señal no estén claras, pero haciendo pasible a
su poseedor de las sanciones que determinen las autoridades locales.
VI.- Dichas sanciones pueden consistir en la presunción de mala fe de su posesión (art. 8, ley
5542 de Córdoba, y art. 109 del Código Rural de Buenos Aires).
FUNDAMENTOS
Mucho se ha discutido ya sobre el valor de las marcas o señales como prueba de la propiedad
de los semovientes. El Código civil no les asigna ningún régimen especial y ello obliga, en
principio, a aplicar el régimen general que, en materia de cosas muebles está previsto en el
artículo 2412 del Código civil. Pero la necesidad imperiosa de establecer un sistema racional
que efectivamente protegiera a los propietarios de ganado, justificó en alguna medida la
intromisión de las provincias con sus respectivas legislaciones estableciendo la aplicación de
las marcas o señales.
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En la gran mayoría de los casos estas marcas y señales constituían una presunción "iuris
tantum" de propiedad del ganado (así lo vemos en el Código rural de Corrientes de 1902; el de
Entre Ríos de 1892; la ley de estancias de Mendoza de 1880; la de Salta de 1933; la de Santa Fe
de 1901 y en el Código rural de Córdoba de 1885). También existían, sin embargo, aquellos
regímenes que atribuían a la marca o señal el carácter de presunción de propiedad "iuris et de
iure" (ver el Código rural de la provincia de Buenos Aires de 1865; el de Catamarca de 1878; el
de Jujuy de 1893 y el de Salta de 1902).
Respecto a esta dualidad de legislación y su correlativa colisión (art. 2412 Código civil - leyes
rurales), se pronunciaron opiniones de la más diversa índole entre los autores especializados en
el tema.
Merecen destacarse principalmente las llamadas posturas conciliadoras que, encabezadas por
David de Tezanos Pintos, fuera seguida también por Bibiloni con motivo de la consulta que le
efectuara la Suprema Corte de la provincia de Buenos Aires, según expresa el mismo autor en
nota de su Anteproyecto.
Dicha solución, más que atribuir un valor probatorio directo a la marca o señal respecto de la
propiedad del animal, se lo asigna en relación a la buena o mala fe de su poseedor, haciendo así
aplicable, o no, el artículo 2412 del Código civil. Dice Bibiloni que "...la buena fe de que habla
el Código, no se concibe sino...allí donde se ha procurado obtener toda la información natural
requerida por las circunstancias para acreditar el derecho del enajenante en caso de transmisión.
Desde que las leyes provinciales dan valor a las marcas, a los certificados visados para obtener
las llamadas guías, podía admitirse que era grave imprudencia en el adquirente prescindir de la
documentación usual. Esa imprudencia excluye la buena fe...". La solución sustentada por
Bibiloni tiene jurídicamente alguna imperfección, en especial si se tiene en cuenta que surge de
la doctrina de los artículos 2362 y 2363 del Código civil que la buena fe se presume y que "...el
poseedor no tiene obligación de producir su título a la posesión...".
Varias provincias aplican este sistema que procura conciliar las previsiones de la ley de fondo,
es decir el Código civil, con las normas provinciales. Así lo hacía ya el Código rural de
Santiago del Estero, el de Buenos Aires de 1970 y la ley de Marcas y Señales de Córdoba. Nº
5442, del año 1973.
En la actualidad la discusión se disipa; contamos ahora con una ley nacional, la Nº 22.939,
sancionada y promulgada el 6 de octubre de 1983, y publicada el 11 del mismo mes y año, que
se ocupa especialmente del tema.
Como primera aproximación podemos decir que esta ley legitima en el orden nacional la
existencia de las marcas o señales -sea cual fuere su valor probatorio- y su coexistencia con el
artículo 2412 del Código civil.
Sobre la base de la solución que consideramos más acertada, la mencionada ley atribuye a la
marca o señal el carácter de una presunción "iuris tantum" de propiedad de quien las tenga
registradas a su nombre. Ello cuando el animal se identifica en forma colectiva a través de su
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propietario; pero la ley 22.939 se refiere también a los ejemplares de pura raza, previendo para
ellos un régimen especial.
La Marca o Señal
El Título III reglamenta en tres artículos distintas categorías jurídicas de animales: a) El ganado
mayor marcado o menor señalado: en cuyo caso establece una presunción "iuris tantum" de
propiedad en favor del titular de la marca o señal, extendiendo esa presunción a las crías aún no
marcadas ni señaladas, cuando estén al pie de la madre (art. 9, ley 22.939). b) Hacienda orejana
o cuya marca y señal no fuere clara: En estos supuestos la ley remite al derecho común, es decir
al artículo 2412 del Código civil, pero haciendo pasible también a su propietario de las
sanciones que establecieran las autoridades locales (art. 10, ley 22.939).
Estimamos que una de las sanciones que pueden aplicarse en estos casos es la de presumir la
mala fe en el poseedor, apartándose de esta forma de la normativa del artículo 2412 del Código
civil. Esto sucede sobre todo en aquellas legislaciones rurales que en lugar de establecer la
presunción de buena fe del poseedor del ganado marcado, sancionan al propietario negligente
que no marca ni señala sus animales, atribuyéndole el carácter de poseedor de mala fe. Tal es lo
prescripto por el artículo 109 del Código rural de Buenos Aires de 1970 y también la solución
adoptada por la ley 5542, de 1973, de Córdoba, que expresa: "la omisión de la marca o la señala
en ganados de edades mayores a las fijadas en el artículo 46, implica, salvo prueba en contrario,
presunción de mala fe contra su poseedor".
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instrumento privado con firmas autenticadas, expresándose en el instrumento que estas han sido
puestas en presencia del funcionario autenticante.
Respecto a los animales de raza la ley establece que, por acuerdo entre partes, la transmisión de
su dominio podrá perfeccionarse por la inscripción del acto en los registros genealógicos o
selectivos a que se refiere el artículo 11; atento a ello estimamos que se trata de un registro
meramente declarativo y que mientras no se ha inscripto la transferencia solamente produce
efectos entre las partes, o sus sucesores, no pudiendo oponerse a terceros.
Existen en el país registros genealógicos de seis especies, creados por la Sociedad Rural
Argentina: a) El "Herd Book", para la especie bovina; b) El "Stud Book", para la especie
equina; c) El "Flock Book", para la especie ovina; d) El "Swine Book", para la especie porcina;
e) El "Ass Book", para la especie asnal; f) El "Dog Book", para la especie canina.
Todos los habitantes de la Nación tienen el deber de proteger la fauna silvestre, conforme
a los reglamentos que para su conservación y manejo dicten las autoridades de aplicación.
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Cuando el cumplimiento de este deber causare perjuicios, fehacientemente comprobados,
los mismos deberán ser indemnizados por la vía administrativa, por el Estado Nacional o
los provinciales en sus respectivas jurisdicciones, de conformidad con las disposiciones
que dictarán al efecto las autoridades de aplicación.
ARTICULO 3. - A los fines de esta Ley se entiende por fauna silvestre: 1) Los animales
que viven libres e independientes del hombre, en ambientes naturales o artificiales. 2) Los
bravíos o salvajes que viven bajo control del hombre, en cautividad o semicautividad. 3)
Los originalmente domésticos que, por cualquier circunstancia, vuelven a la vida salvaje
convirtiéndose en cimarrones.
Quedan excluídos del régimen de la presente Ley los animales comprendidos en las leyes
sobre pesca. La autoridad jurisdiccional de aplicación acordará con la SECRETARIA DE
ESTADO DE INTERESES MARITIMOS la división correspondiente en los casos dudosos.
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ARTICULO 8. - Ajustándose a las disposiciones legales y reglamentarias nacionales y
provinciales el propietario del campo podrá aprovechar la fauna silvestre que lo habita
transitoria o permanentemente, debiendo protegerla y limitar racionalmente su
utilización para asegurar la conservación de la misma.
ARTICULO 11. - Con la venta o cesión a cualquier título de los animales de caza y sus
productos y subproductos, se transferirán los documentos que los amparen.
ARTICULO 13. - Los estudios de factibilidad y proyectos de obras tales como desmonte,
secado y drenaje de tierras inundables, modificaciones de cauce de río, construcción de diques
y embalses, que puedan causar transformaciones en el ambiente de la fauna silvestre, deberán
ser consultados previamente a las autoridades nacionales o provinciales competentes en materia
de fauna.
ARTICULO 14. - Antes de autorizar el uso de productos venenosos o tóxicos que contengan
sustancias residuales nocivas, en especial los empleados para la destrucción de aquellos
invertebrados o plantas que son el alimento natural de determinadas especies, deberán ser
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previamente consultadas las autoridades nacionales o provinciales competentes en materia de
fauna silvestre.
ARTICULO 15. - A los efectos de esta Ley, entiéndase por Caza la acción ejercida por el
hombre, mediante el uso de artes, armas y otros medios apropiados, persiguiendo o apresando
ejemplares de la fauna silvestre con el fin de someterlos bajo su dominio, apropiárselos como
presa, capturándolos, dándoles muerte o facilitando estas acciones a terceros.
Será requisito indispensable para practicar la caza: a) Contar con la autorización del propietario
o administrador o poseedor o tenedor a cualquier título legítimo del fundo; b) Haber obtenido la
licencia correspondiente, previo examen de capacitación. Esta licencia la expedirán las
autoridades jurisdiccionales de aplicación o las entidades públicas o privadas en las que
aquellas podrán delegar esta función en la forma que determine el decreto reglamentario. Las
licencias expedidas por la Nación o por las provincias adheridas al régimen de la presente Ley,
de conformidad con las disposiciones de la misma y su reglamentación, tendrán validez en todo
el territorio de la República. Las provincias no adheridas podrán celebrar convenios a tales
efectos.
ARTICULO 17. - El control sanitario de la fauna silvestre proveniente del exterior, y la que
fuera objeto de comercio o de tránsito internacional o interprovincial, será ejercido por el
SERVICIO NACIONAL DE SANIDAD ANIMAL, de acuerdo con las leyes que reglan su
competencia y funcionamiento.
En el supuesto que la fauna silvestre tenga por hábitat territorios provinciales, el control
sanitario será ejercido por los servicios de las respectivas provincias, pudiendo actuar el
SERVICIO NACIONAL DE SANIDAD ANIMAL en los casos en que las provincias
interesadas así lo soliciten.
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programas a través de los CONSEJOS PROVINCIALES DE TECNOLOGIA
AGROPECUARIA.
ARTICULO 20. - En caso de que una especie de la fauna silvestre autóctona se halle en
peligro de extinción o en grave retroceso numérico, el PODER EJECUTIVO NACIONAL
deberá adoptar medidas de emergencia a fin de asegurar su repoblación y perpetuación. Las
provincias prestarán su colaboración y la autoridad de aplicación nacional aportará los recursos
pertinentes, pudiendo disponer también la prohibición de la caza, del comercio interprovincial y
de la exportación de los ejemplares y productos de la especie amenazada.
Asimismo, la autoridad nacional de aplicación queda facultada para otorgar subsidios a las
provincias que se adhieran al régimen de la presente ley, para contribuir a la instalación y
funcionamiento de las áreas de protección previstas en el artículo 19 inciso a), así como para las
tareas de investigación, conservación y manejo de la fauna silvestre autóctona a realizarse en
los respectivos territorios.
ARTICULO 23. - Serán funciones de la autoridad nacional de aplicación en los lugares sujetos
a su jurisdicción exclusiva: a) Ejecutar la política nacional establecida en esta Ley. b) Fijar los
programas inherentes a la fauna silvestre. c) Ejercer la administración y el manejo de la fauna
silvestre. d) Reglamentar el ejercicio de las actividades cinegéticas. e) Fiscalizar la posesión,
comercio, tránsito, transformación y producción de animales de la fauna silvestre, sus
productos, subproductos y derivados, manufacturados o no.
ARTICULO 24. - Será reprimido con prisión de UN (1) mes a UN (1) año y con inhabilitación
especial de hasta TRES (3) años, el que cazare animales de la fauna silvestre en campo ajeno
sin la autorización establecida en al Artículo 16, inciso a).
ARTICULO 25. - Será reprimido con prisión de DOS (2) meses a DOS (2) años y con
inhabilitación especial de hasta CINCO (5) años el que cazare animales de la fauna silvestre
cuya captura o comercialización estén prohibidas o vedadas por la autoridad jurisdiccional de
aplicación.
La pena será de CUATRO (4) meses a TRES (3) años de prisión con inhabilitación especial de
hasta DIEZ (10) años cuando el hecho se cometiere de modo organizado o con el concurso de
TRES (3) ó más personas o con armas, artes o medios prohibidos por la autoridad jurisdiccional
de aplicación.
ARTICULO 26. - Será reprimido con prisión de DOS (2) meses a DOS (2) años y con
inhabilitación especial de hasta CINCO (5) años el que cazare animales de la fauna silvestre
utilizando armas, artes o medios prohibidos por la autoridad jurisdiccional de aplicación.
ARTICULO 27. - Las penas previstas en los artículos anteriores se aplicarán también al que a
sabiendas transportare, almacenare, comprare, vendiere, industrializare o de cualquier modo
pusiere en el comercio piezas, productos o subproductos provenientes de la caza furtiva o de la
depredación.
ARTICULO 28. - Las infracciones que se cometan en violación de las disposiciones de esta
Ley y sus reglamentaciones, serán sancionadas con:
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a) Multa de SETENTA MIL PESOS ($70.000.-) a CINCUENTA MILLONES DE PESOS
(50.000.000.-), la que llevará aparejada el comiso de los animales, pieles, cueros, lanas, pelos,
plumas, cuernos y demás productos, subproductos y derivados en infracción. En todos los casos
se decomisarán las armas o artes empleadas, cartuchos, trampas y otros instrumentos utilizados
para cometer la infracción.
b) Suspensión de UN (1) mes a DOS (2) años o cancelación de la licencia de caza deportiva,
sanciones que serán graduadas de acuerdo a la naturaleza y gravedad de la infracción, el
perjuicio causado y los antecedentes del infractor.
ARTICULO 29. - Las sanciones serán impuestas por la autoridad de aplicación, previo
sumario que asegure el derecho de defensa, conforme al procedimiento que se fije en cada
jurisdicción.
Contra las decisiones administrativas que impongan sanciones podrá interponerse recurso de
apelación, al solo efecto devolutivo, ante la autoridad judicial competente, dentro de los
CINCO (5) días de su notificación. El recurso deberá presentarse y fundarse ante el órgano que
la dictó. En jurisdicción nacional conocerán del recurso las respectivas cámaras federales de
apelación.
ARTICULO 34. - Todas las disposiciones de la presente Ley regirán en los lugares sujetos a la
jurisdicción exclusiva del GOBIERNO NACIONAL, así como el comercio internacional e
interprovincial y en las provincias que se adhieran al régimen de la misma. En las provincias no
adheridas regirán los artículos 1, 20, 24, 25, 26, y 27.
ARTICULO 37. - Comuníquese, publíquese, dese a la Dirección Nacional del Registro Oficial
y archívese.
VISTO las Leyes Nº 13.273, 14.008, 19.989, 19.995, 20.004, 20.531, 21.111, 21.990, 22.374 y
24.028, los Decretos Ley Nº 4905 del 7 de abril de 1958 y 2131 del 20 de marzo de 1963 y el
Decreto Nº 2284 del 31 de octubre de 1991, ratificado por la Ley Nº 24.307, y
19
CONSIDERANDO: Que el régimen forestal nacional requiere reglas de juego que brinden
certidumbre, permanencia, transparencia y seguridad jurídica.
Que a raíz del tiempo transcurrido desde la sanción de la Ley Nº 13.273 es necesario eliminar
aquellos términos que han caído en desuso por imperio de la costumbre e incorporar los nuevos
conceptos que se han establecido en la materia.
Que parte de las actividades forestales se desarrollan en las Zonas de Seguridad de Frontera, las
cuales se hallan reguladas por un ordenamiento cuyas características encontraron fundamento
en un contexto regional diferente, y cuya rigidez aparece excesiva en estos momentos en que se
pretende un desarrollo del intercambio comercial en la región.
Que por los motivos antes expresados aparece razonable la exclusión de las Zonas de Seguridad
de Fronteras con relación a las explotaciones forestales.
Que el Artículo 2º del Decreto Ley Nº 15.385 del 13 de junio de 1944, ratificado por la Ley Nº
12.913, faculta al PODER EJECUTIVO NACIONAL a modificar los límites de las Zonas de
Seguridad de Frontera.
Que ello no obsta a mantener en plena vigencia el principio de reciprocidad de tratamiento con
los países limítrofes, que aparece como necesario para conservar una igualdad en los
intercambios comerciales.
20
Que como lo ha interpretado la doctrina, el artículo 61 de la Ley Nº 23.696 de Reforma del
Estado es el antecedente de lo dispuesto por el Decreto Nº 2284/91, ratificado por la Ley Nº
24.307, el que en tal entendimiento suprimió varios organismos de aplicación de leyes
especiales implicando ello la derogación de las leyes regulatorias que tales entes en su caso
aplicaban.
Que conforme a esa interpretación debe entenderse que la supresión del INSTITUTO
FORESTAL NACIONAL importa que han quedado sin efecto todas aquellas normas referidas
al Fondo Forestal Nacional, creado por la Ley Nº 13.273.
Que el presente se dicta en uso de las facultades conferidas por el Artículo 99 inciso 1) de la
Constitución Nacional.
I.- GENERALIDADES
ARTICULO 1º — Entiéndese por bosque, a los efectos de esta ley, toda formación leñosa,
natural o artificial, que por su contenido o función sea declarada en los reglamentos respectivos
como sujeta al régimen de la presente ley.
Entiéndese por tierra forestal, a los mismos fines, aquella que por sus condiciones naturales,
ubicación o constitución, clima, topografía, calidad y conveniencias económicas, sea
inadecuada para cultivos agrícolas o pastoreo y susceptible, en cambio, de forestación, y
también aquellas necesarias para el cumplimiento de la presente ley.
21
EJECUTIVO NACIONAL, en cualquier tiempo que lo estime oportuno, previos los informes
pertinentes y el cumplimiento de los demás requisitos establecidos en la ley de expropiación.
ARTICULO 3º — Las provincias que se acojan al régimen de la presente ley gozarán de los
beneficios siguientes: a) participación en la ayuda federal, afectada a obras de forestación y
reforestación; b) régimen del crédito agrario hipotecario o especial para trabajos de forestación
y reforestación en bosques de propiedad provincial o comunal.
II.- CLASIFICACION
El arbolado de los caminos y los montes de embellecimiento anexos disfrutarán del régimen
legal de los bosques permanentes.
FORESTACION Y REFORESTACION
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ARTICULO 15. — Los trabajos de forestación y reforestación en los bosques protectores
serán ejecutados por el Estado con el consentimiento del propietario de las tierras forestales o
directamente por éste, con la supervisión técnica de la autoridad forestal. En caso contrario, o
siendo necesario, se realizarán los trabajos previa expropiación del inmueble.
ARTICULO 16. — Toda superficie de condición forestal ubicada en las zonas especificadas
en el Artículo 6, que se encuentre abandonada o inexplotada por un término mínimo de DIEZ
(10) años, queda sujeta a forestación o reforestación pudiendo el Estado realizarla sin necesidad
de expropiación.
ARTICULO 17. — Los trabajos de forestación o reforestación que realice el Estado en tierras
forestales, fuera de la zona de bosques protectores, con consentimiento del propietario, serán a
costa de éste.
24
Los dueños de bosques protectores o permanentes de propiedad privada podrán solicitar una
indemnización que se fijará administrativamente si hubiere acuerdo, y se pagará en cuotas
anuales por la disminución efectiva de la renta del bosque que fuera consecuencia directa e
inmediata de la aplicación del régimen forestal especial, dentro del límite máximo de
rentabilidad producido por una explotación racional. Para graduar la indemnización se
computará el mayor valor resultante de los trabajos ejecutados y/o las medidas adoptadas por la
administración así como todos los beneficios que dicho régimen reportare a los titulares del
dominio sin perjuicio del derecho de la administración de optar por la expropiación del
inmueble, fijándose la indemnización de acuerdo a las bases especificadas y a las que determina
la ley de expropiación.
ARTICULO 22. — Los bosques y tierras forestales especificadas en el Artículo 1º, que formen
el dominio privado del Estado, son inalienables, salvo aquellas tierras que por motivos de
interés social y previos los estudios técnicos pertinentes se considere necesario destinar a la
colonización o formación de pueblos de conformidad con las leyes respectivas.
ARTICULO 25. — Los bosques protectores y permanentes solamente podrán ser sometidos a
explotaciones mejoradoras. La explotación de los bosques de experimentación está
condicionada a los fines de estudio o investigación a que los mismos se encuentren afectados.
25
En cada oportunidad, el PODER EJECUTIVO NACIONAL determinará en base a estudios
técnicos previos las superficies, plazos y condiciones a que el aprovechamiento deberá
ajustarse, fijándose en DIEZ (10) años el máximo de vigencia.
ARTICULO 30. — La explotación de bosques fiscales queda sujeta al pago de un aforo fijo,
móvil o mixto. Su monto será establecido teniendo en cuenta: a) la especie, calidad y aplicación
final de los productos; b) los diversos factores determinantes del costo de producción; c) los
precios de venta; d) el fomento de la industrialización de maderas argentinas.
La caza y la pesca en los bosques fiscales sólo serán permitidas en las épocas reglamentarias,
previa autorización y de acuerdo con las leyes de la materia.
ARTICULO 35. — En caso de incendio de bosques las autoridades civiles y militares deberán
facilitar elementos, medios de transporte y personal para extinguirlo.
ARTICULO 36. — La autoridad forestal o la más cercana podrá convocar a todos los
habitantes habilitados físicamente, entre los QUINCE (15) y CINCUENTA (50) años, que
habiten o transiten dentro de un radio de CUARENTA (40) kilómetros del lugar del siniestro,
para que contribuyan con sus servicios personales a la extinción de incendios de bosques y
proporcionen los elementos utilizables, que serán indemnizados en casos de deterioro.
Estas obligaciones son cargas públicas. Cuando la persona obligada a colaborar en la extinción
de incendios de bosques, como carga pública, se accidentase por el hecho o en ocasión del
cumplimiento del servicio que aquella implica, el Estado le prestará asistencia médica y
farmacéutica gratuita, por un período máximo de SEIS (6) meses a contar desde la fecha del
accidente. Dicha prestación se otorgará por medio de los organismos oficiales respectivos, o a
costa del Estado cuando no existiesen los mismos en el lugar del accidente y el accidentado no
pueda ser trasladado hasta aquellos.
Al vencimiento del plazo de SEIS (6) meses referido —o antes en su caso— se procederá a
establecer la incapacidad resultante. La misma se determinará por los organismos oficiales
pertinentes; esa determinación será definitiva.
El tipo y grado de las incapacidades serán los establecidos por la Ley Nº 24.028 y su
reglamentación.
ARTICULO 37. — Cada vez que se produzca un incendio en zona fronteriza, con peligro de
propagación al país limítrofe, las autoridades darán inmediata cuenta a la correspondiente más
27
cercana de la zona que pudiera resultar afectada. El PODER EJECUTIVO NACIONAL
gestionará la reciprocidad internacional.
ARTICULO 38. — En el interior de los bosques y en una zona circundante, cuya extensión
fijarán los reglamentos, sólo se podrá llevar o encender fuego en forma tal que no resulte
peligro de incendio y en las condiciones que se determinen reglamentariamente, siendo
prohibida la fabricación de carbón, rozados y quemas de limpieza sin autorización
administrativa.
VII.- FOMENTO
ARTICULO 40. — La existencia de los bosques y montes artificiales no será computada para
la determinación del valor imponible de la tierra a los efectos del pago de la contribución
inmobiliaria.
ARTICULO 41. — Las tierras con bosques protectores o permanentes situadas en las zonas
especificadas en el Artículo 6º sometidas a trabajos de forestación o reforestación, quedarán
exceptuadas del pago de la contribución inmobiliaria en la parte pertinente y en las condiciones
que especifique la reglamentación si estuvieren ubicados en jurisdicción nacional, y del
CINCUENTA (50 %) por ciento o la cantidad que especifiquen los respectivos convenios leyes,
si pertenecieren a jurisdicción de las provincias.
ARTICULO 44. — Decláranse liberados de derechos aduaneros los equipos, útiles, drogas,
semillas, estacas forestales y demás elementos necesarios para la forestación, reforestación del
país y trabajos de investigación.
VIII.- PENALIDADES
ARTICULO 47. — Cuando la infracción fuera cometida con apropiación de productos y/o
subproductos forestales, éstos serán comisados donde se encuentren, y quien los tuviese o los
hubiese consumido indebidamente será pasible de las sanciones aplicables al infractor si se
probara que conocía o tenía motivo para conocer su procedencia.
ARTICULO 48. — La suspensión de hasta TRES (3) años podrá aplicarse como sanción
principal o accesoria de acuerdo a las circunstancias del caso.
ARTICULO 50. — Cuando la contravención forestal haya sido cometida por agentes
representativos de una persona jurídica, asociación o sociedad, sin perjuicio de la
responsabilidad personal de éstos, podrá, además, responsabilizarse a la persona jurídica,
asociación o sociedad.
IX.- PROCEDIMIENTO
ARTICULO 51. — Las multas y suspensiones por infringir las disposiciones de la presente ley
serán aplicables directamente por la autoridad forestal.
Contra estas resoluciones podrá apelarse dentro de los TREINTA (30) días, en relación y para
ante Juez Federal competente por razón del lugar de la comisión del hecho.
ARTICULO 52. — En todos los casos de presunta infracción, los funcionarios públicos,
nacionales, provinciales o municipales, deberán denunciar el hecho a la autoridad más cercana
y tratándose de empleados forestales adoptar de inmediato las medidas necesarias para asegurar
la prueba de los hechos que la configuran y evitar que continúe la transgresión. Dentro de las
29
VEINTICUATRO (24) horas deberán, además, dar cuenta a la oficina forestal más cercana,
remitiéndole las actuaciones producidas.
ARTICULO 55. — Deróganse las disposiciones de las Leyes Nros. 4.167, 12.103 y 12.636 en
cuanto se opongan a la presente.
Uno de los principios rectores en nuestro sistema normativo en materia de derechos reales es el
numerus clausus. Éste se encuentra plasmado en el art. 2503, al determinar que los derechos
reales sólo pueden ser creados por ley y que las partes no pueden crear otros derechos reales
diferentes de los establecidos ni modificar los ya existentes.
De este principio se desprende el de la tipicidad, que implica que el derecho debe estar
previamente enumerado y caracterizado para poder ser considerado tal.
Una de las pocas excepciones en esta materia la constituyen las servidumbres atípicas
contempladas en el art. 3000 del Código de forma. Parte de la doctrina sostiene que en realidad
no estamos frente a una verdadera excepción, pues si bien permite a los particulares crear
servidumbres diferentes de las contempladas por el Código, les establece dos límites. Por un
30
lado impone que deben reportar un beneficio y por el otro que habrán de regirse por la
normativa de fondo. Es decir que si bien otorga a los particulares una libertad al momento de la
contratación, les restringe su campo de acción. Estaríamos frente a una excepción que no es tal.
Debemos recordar que antes de la sanción de la ley 25509 el derecho real de superficie se
encontraba entre los derechos expresamente prohibidos. Así lo determinaba el art. 2614. La
mencionada ley, en su art. 12, dispuso su supresión. El artículo siguiente ordenó la
incorporación del derecho real de superficie forestal como inc. 8 del art. 2503. De esta forma,
encontramos que este derecho real es uno de los permitidos y regulados por nuestro Código
Civil.
b) El derecho de propiedad
El estudio del derecho real de superficie sugiere inmediatamente abordar la concepción del
derecho de propiedad, que ha ido cambiando a través de los tiempos.
La propiedad de nuestros días está muy lejos de las viejas concepciones romanas, como así
también de aquellas que nuestro codificador tuvo al sancionar nuestro Código Civil.
El último siglo estuvo marcado por un auge del urbanismo, que ha creado nuevas necesidades.
Y así las nuevas formas de contratación en masa han sustituido la discusión por las
convenciones predispuestas.
Antes de tratar este tema debemos recordar que, como ya expusimos, Vélez siguió al derecho
civil romano, en el cual imperaba el principio de la accesión. Así, en diversas normas, lo
plasmó. A saber:
En la extensión del dominio estableció que la propiedad del suelo se extiende a la del espacio
aéreo, al subsuelo y a todos los accesorios que en aquél se encuentren (art. 2518).
Determinó que las obras ejecutadas por un tercero pertenecen al dueño del suelo y que esta
presunción tendrá el carácter de iuris et de iure (art. 2519).
31
Consideró que la multiplicidad de derechos reales sobre un mismo inmueble es una fuente
fecunda de pleitos y que ello sólo daría lugar a situaciones complicadas para la buena
explotación económica de los inmuebles y de su libre circulación (nota al art. 2503).
Prohibió un determinado número de derechos reales: los censos y las rentas que se celebrasen
por un período mayor al de cinco años, las vinculaciones, la enfiteusis, la superficie y la
propiedad horizontal (arts. 2614 y 2617 -derogado por la ley 13512).
Debemos considerar el supuesto de que existen casos en que las construcciones son más
valiosas que el inmueble, por lo que el principio de accesión quedaría privado de
fundamentación económica. Este fenómeno económico habría llevado al nacimiento de nuevas
formas jurídicas como, por ejemplo, el derecho real en estudio.
En el derecho germánico podemos encontrar nuestro antecedente. Para ellos la superficie es una
reafirmación del principio del trabajo frente al de la accesión. Atribuyen la propiedad a quien a
través de su trabajo ha creado una cosa, con independencia de la propiedad del dueño del suelo.
Algunos autores afirman que ése no sería el origen del derecho real de superficie, pues en el
derecho germánico primitivo se estableció que la cosa mueble es todo aquello que "la antorcha
destruye", pues la mayoría de las casas estaban construidas de madera y hasta el siglo XVI las
consideraron como parte del patrimonio mueble y no como partes esenciales del suelo. En ese
entonces los edificios se permutaban o donaban, independientemente del terreno.
Los que no consideran como antecedente el derecho germánico afirman que el nacimiento de
este derecho se debe a razones de índole económica, como puede ser la exigencia de legitimar
las construcciones realizadas sobre los terrenos de propiedad eclesiástica.
Por lo tanto, podemos afirmar que existe multiplicidad de teorías sobre el origen de este
derecho, sin que con gran asidero pueda afirmarse cuál de ellas es la correcta.
Para establecer su concepto en primer lugar debemos considerar lo establecido por el BGB.
alemán, que en su art. 1012 lo define como a un "derecho enajenable y heredable de tener una
construcción sobre o bajo la superficie de la finca".
Roca Sastre dice que "es el derecho real de tener y mantener temporalmente en terreno o
inmueble ajeno, una edificación o plantaciones y cultivos, en propiedad separada, obtenida
mediante el ejercicio del derecho ajeno de edificar o plantar".
Aída Kemelmajer de Carlucci y Alicia Puerta de Chacón lo definen como "al derecho real de
tener y mantener temporalmente en inmueble ajeno una edificación en propiedad separada
obtenida mediante el ejercicio del derecho anejo de edificar o por medio de un acto adquisitivo
de la edificación ya existente".
Así, podemos afirmar que el derecho real de superficie puede tener dos manifestaciones: el
derecho de edificar (ius edificandi) y la propiedad superficiaria.
32
El derecho de edificar es el usar de un inmueble ajeno con fin determinado (edificar/plantar). Es
una relación real pues se tiene una relación directa e inmediata sobre una cosa ajena, que sólo
nacerá si ella se materializa, a pesar de que sí habrá de haber existido el derecho real, pero no
será posible atribuir a persona alguna la propiedad superficiaria, por falta de objeto.
Como todo derecho real está compuesto por dos elementos: el objetivo (la obra propia sobre
inmueble ajeno) y el subjetivo: el dueño del suelo y el superficiario.
La constitución de este derecho está limitada en el tiempo, pues de lo contrario conculcaría con
los principios rectores en materia de dominio.
La propiedad superficiaria otorga todas las facultades propias del derecho real de dominio (ius
utendi, ius abutendi y ius fruendi).
A su vez, sobre el superficiario pesan todas las obligaciones establecidas para todo titular de un
derecho real de dominio y las propias del contrato a través del cual se estableció.
El dueño del suelo debe cumplir con todas aquellas cargas inherentes que se le imponen por
haber establecido sobre su propiedad un dominio desmembrado.
Respecto del abandono debemos hacer una salvedad. Si bien el dominio de un inmueble no se
pierde por el abandono, si el superficiario no hace uso de su derecho por un período
determinado se considera abandono. El abandono no libera al superficiario de sus obligaciones
personales (por ejemplo, del pago del canon).
a) La actividad forestal
En la República Argentina una de las principales actividades del sector primario está
constituida por el sector forestal.
La Argentina cuenta con un gran potencial forestal. Tan es así, que en la actualidad más de un
quinto de su área territorial está cubierta por bosques.
Otros importantes bosques naturales se encuentran más hacia el noroeste, en la selva tucumana
(prolongación de la selva boliviana), y los bosques de la Patagonia en el sur.
La producción anual de estos bosques es de 2,8 millones de metros cúbicos, es decir un 30% del
total de la producción forestal del país; el resto proviene de los bosques implantados. Las
provincias de Salta, Santiago del Estero, Formosa y Chaco se adjudican las mayores
superficies.
Estos bosques implantados se encuentran formados por las siguientes especies: 50% de
coníferas (pinos), 30% de eucaliptos, 16% de sauces y álamos y 4% de otras (Gmelina,
Paulownia, etc.)
La provincia de Misiones registra precipitaciones anuales de entre 1600 y 1900 mm; los suelos
son excelentes para la forestación, y la topografía es de lomas onduladas. Se han implantado
200.000 hectáreas de coníferas, la principal concentración de pinos cultivados del país; las
variedades principales son los pinos norteamericanos Pinus elliotti y Pinus taeda. Otras especies
implantadas son la Pinus caribea, variedad de hondurensis.
Las plantaciones de eucalipto registran muy elevadas tasas de crecimiento; las especies más
comunes son Eucaliptus grandis y Eucaliptus dunnii. Otras especies cultivadas en la provincia
son el paraíso (Melia azedarach) y el kiri (Paulownia fortunei).
La zona del litoral, a orillas del río Uruguay, bordea las provincias de Corrientes y Entre Ríos;
sus suelos arenosos son ideales para el cultivo de eucaliptos (Eucalyptus grandis) y pinos. Las
precipitaciones anuales son de unos 1200 mm.
En la zona del delta del Paraná, cercana a los importantes mercados de Buenos Aires, se han
implantado álamos (Populus spp.) y sauces (Salix spp.) con buenos resultados, particularmente
en las islas del delta donde diques de contención aseguran un óptimo nivel de agua para el
crecimiento forestal. La precipitación anual es de 900 mm.
34
En el sur del país la enorme región de la Patagonia posee más de un millón de hectáreas aptas
para la forestación. La región de mayor potencial se sitúa cerca de la frontera con Chile, donde
se pueden plantar especies como el pino ponderosa (Pinus ponderosa), el Pinus contorta y el
Pseudotsuga menziesii, con una producción a costos relativamente bajos. Las mejores tierras se
encuentran en los lugares que reciben una precipitación anual de entre 600 y 1200 mm, situados
al pie de la cordillera de los Andes.
Los bosques implantados no compiten con las regiones de bosques naturales, que incluyen el
guindo chileno (Nothofagus pumilia) y otras especies, que crecen en regiones de mayor altura
sobre el nivel del mar. El bajo precio de la tierra y los reducidos costos de implantación,
sumados a la disponibilidad de vastas extensiones para implantación, hacen que esa región sea
de interés para aquellos proyectos integrados de inversión de gran envergadura.
La provincia de Buenos Aires, junto con la Ciudad de Buenos Aires, cuenta con una población
de 15,6 millones de habitantes. La región incluye la Pampa húmeda, donde las tierras son de las
mejores del mundo; ésta es la principal región agrícola del país, y aquí las implantaciones
forestales se han realizado para la protección de los cultivos o en pequeños lotes para la
producción de madera, con una producción insuficiente para satisfacer la demanda de la
industria establecida en las cercanías de la Ciudad de Buenos Aires. Los eucaliptos, de las
variedades Eucalyptus globulus ssp., maidenni y dunni al norte, viminales en el oeste y
globulus ssp. al sudeste, en la región cercana a las ciudades puerto de Mar del Plata y
Necochea, son las especies más comunes. Las tierras marginales para el cultivo de eucaliptos
son implantadas con álamos y otras especies.
En el noroeste argentino, que abarca las provincias de Jujuy, Salta y Tucumán, el clima es
subtropical, con una precipitación anual de entre 900 y 1200 mm, y las tierras son aptas para la
plantación de pinos mexicanos (Pinus patula y Pinus greggi) y también para Pinus taeda y
algunas especies de eucaliptos.
La tasa de crecimiento forestal en la Argentina es una de las más altas del mundo; si a ese
hecho se suman los precios de las tierras con buena capacidad forestal, inferiores a los de los
países vecinos, el sector resulta altamente atractivo para los inversores.
No olvidemos que los productos forestales, junto con el petróleo y los alimentos, conforman los
tres mercados mundiales de mayor significación. El negocio supera los U$S 100.000 millones,
un 24% superior a la suma de los productos lácteos, las carnes y los cereales de todo el mundo
juntos.
Los recursos forestales han permitido fortalecer una industria transformadora que, partiendo de
esas materias primas, ha incrementado la producción de papel, pastas, tableros, chapas y
láminas, entre otros productos, y que supone uno de los sectores importantes dentro de la
industria local.
35
En los últimos cinco años la actividad forestal ha crecido más que en los últimos cinco
decenios. Las inversiones en el sector forestal y maderero atraen nuevos capitales y están
creciendo de forma impresionante; así, durante el período 1994/1997, entre forestaciones,
instalaciones de nuevas plantas y reconversión de las existentes las inversiones en el sector con
capitales nacionales y extranjeros superaron los U$S 1000 millones.
Esto significa que la inversión forestal constituye un verdadero "potencial de crecimiento", pues
actualmente se trata de una actividad que ofrece distintas opciones de inversión, puesto que por
sus características resulta apropiada para satisfacer una gran variedad de posibilidades.
Éste es el motivo por el cual se propuso la sanción de la Ley de Superficie Forestal, regulación
legal ésta que sumada a la normativa ya existente, y que veremos a continuación, facilitará el
despegue de la actividad forestal en nuestro país.
Leyes nacionales
* 13273, 16/9/1948, Defensa de la Riqueza Forestal (ALJA 1853-958-1-401).
* 17273, 25/1/1968, creación del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (ALJA 1967-B-
1629).
* 24857, 6/8/1997, Estabilidad Fiscal para la Actividad Forestal (LA 1997-C-2769).
* 25080, 16/12/1998, Ley de Inversiones para Bosques Cultivados (LA 1999-A-80).
* 25509, 14/11/2001, créase el derecho real de superficie forestal, constituido a favor de
terceros, por los titulares de dominio o condominio sobre un inmueble susceptible de
forestación o silvicultura.
Decretos nacionales
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* PEN. 1831/1993 del 1/9/1993, Sistema Estadístico Forestal. Obligaciones mínimas.
* PEN. 710/1995 del 13/11/1995, Ley de Defensa de Riqueza Forestal. Texto ordenado (LA
1995-C-3275).
* PEN. 1332/2002 (LA 2002-C-3433) del 25/7/2002, créase el Programa Social de Bosques
"ProSoBo." en el ámbito de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable.
Resoluciones
* SRNyAH. 403/1996 del 7/8/1998, creación del Comité Asesor de Selección para establecer
Bosques Modelos en la República Argentina.
* SRNyDS. 222/1997 del 26/3/1997, resolución organizativa del Plan de Manejo del Fuego.
* SRNyDS. 780/1998 del 1/9/1998, designación de coordinador general del Plan Nacional de
Manejo del Fuego.
* SDSyPA. 771/2000 del 20/7/2000, creación de la Red Nacional de Bosques Modelo en la
República Argentina.
* SDSyPA. 1184/2000 del 9/10/2000, creación del Consejo Consultivo de la Red Nacional de
Bosques Modelo.
* SAyDS. 860/2002 del 21/8/2002, apruébase el Reglamento y Organización del Programa
Social de Bosques "ProSoBo.".
El 14/11/2001 fue sancionada la ley 25509, que creó el derecho real de superficie forestal.
Juntamente con esta ley se modificó el art. 2614 CCiv., en lo que respecta a la prohibición de la
constitución del derecho real de superficie allí previsto, porque era un obstáculo para que los
titulares de dominio de inmuebles aptos para el desarrollo de la actividad forestal constituyeran
a favor de terceros el derecho real de superficie, y a través del cual se concede la facultad de
realizar plantaciones en un inmueble ajeno y hacer propio lo plantado, así como también de
adquirir la propiedad de plantaciones ya existentes en un inmueble ajeno, separadamente del
dominio sobre el suelo.
Asimismo, se incorporó al art. 2503 del Código de fondo, como inc. 8, "La superficie forestal".
El proyecto fue iniciativa de los legisladores radicales Raúl Solmoirago (Misiones) y Beatriz
Leyba de Martí (Córdoba).
a) Antecedentes
b) Fundamentos
Las razones que sirvieron de fundamentos a esta ley fueron: a) Impulsar el crecimiento del
sector forestal. b) Promover el uso intensivo de mano de obra de baja capacitación. c) Lograr la
37
participación de pequeños y medianos propietarios e industriales madereros. d) Proteger a los
forestadores en suelo ajeno. e) Obtener la forestación de gran cantidad de tierras aptas no
explotadas por falta de interés o dinero. f) Efectuar un aporte social, al evitar la emigración de
colonos y chacareros.
c) Concepto
El derecho de superficie forestal es un derecho real sobre cosa ajena y temporario que atribuye
a una persona física o jurídica facultades de uso, goce y disposición respecto del bosque
implantado en la superficie de un fundo cuyo dominio pertenece a otro.
e) Objeto
Debemos distinguir dos planos: el derecho a forestar (sobre cosa ajena) y la propiedad
superficiaria (sobre cosa propia). Al respecto la doctrina no es pacífica, y podemos encontrar
diferentes posturas:
1.- Definición
El art. 2 define al derecho real de superficie forestal como un derecho real autónomo sobre cosa
propia temporaria que otorga el uso, goce y disposición jurídica de la superficie de un inmueble
ajeno, con la facultad de realizar forestación o silvicultura y hacer propio lo plantado o adquirir
la propiedad de plantaciones ya existentes, pudiendo gravarla con derecho real de garantía.
Las actividades comprendidas son las del art. 3 Ley de Inversiones para Bosques Cultivados:
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La silvicultura, que comprende todas las operaciones necesarias para regenerar, explotar y
proteger los bosques, así como para recolectar sus productos.
4.- Adquisición
5.- Duración
6.- Extinción
El derecho real de superficie forestal se extingue (art. 8): a) Por renuncia expresa; b) Por
vencimiento del plazo contractual; c) Por cumplimiento de una condición resolutoria pactada;
d) Por consolidación en una misma persona de las calidades de propietario y superficiario; e)
Por el no uso durante tres años.
39
En el supuesto de extinción del derecho real de superficie por consolidación, los derechos y
obligaciones del propietario y superficiario continuarán con sus mismos alcances y efectos (art.
10).
Producida la extinción del derecho real de superficie forestal, el propietario del inmueble
afectado extiende su dominio a las plantaciones que subsistan, debiendo indemnizar al
superficiario, salvo pacto en contrario, en la medida de su enriquecimiento (art. 11).
IV. CONCLUSIONES
La creación del derecho real de superficie forestal constituye una importante toma de decisión
en relación con la actividad forestal, que -como ya manifestamos- constituye un área en pleno
crecimiento y expansión y está destinada a compararse a lo que fue el sector agropecuario a
principios del siglo XX.
No obstante, creemos que la norma sancionada posee algunos defectos y olvidos que deben ser
subsanados a la brevedad para permitir que se convierta en una herramienta eficaz a fin de
obtener los resultados esperados.
En efecto, no encontramos obstáculo para que este derecho se amplíe más allá de las especies
maderables a otro tipo de plantaciones, como pueden ser las de vid, citrus, olivo, nogal,
membrillo, etc.; es decir, especies que autorizan la extracción de sus frutos sin renovación
completa de la especie, por lo menos por períodos determinados, y que también pueden resultar
sumamente redituables.
También es dable esperar que se legisle el conocido como derecho de tanteo, es decir, de
preferencia, para que en los supuestos de venta o ejecución forzada, sea tanto respecto del
derecho del superficiario como del propietario, cualquiera de ellos sea preferido antes que algún
otro interesado en adquirir la propiedad del mismo. De esa manera, concediéndose
recíprocamente el propietario del suelo y el titular superficiario la facultad de consolidar su
derecho, el primero con la posibilidad preferente de adquirir lo construido y el segundo de
convertirse en titular del suelo, se configuraría el dominio perfecto en cabeza de uno solo.
Pese a estas o algunas otras falencias de las que pueda adolecer esta nueva legislación,
consideramos que constituye una iniciativa seria que permitirá consolidar el crecimiento del
sector y mantener a la República Argentina entre las primeras potencias forestales del mundo.
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LEY 26.331 “PRESUPUESTOS MÍNIMOS DE PROTECCIÓN AMBIENTAL DE LOS
BOSQUES NATIVOS”; Establécense los presupuestos mínimos de protección ambiental para
el enriquecimiento, la restauración, conservación, aprovechamiento y manejo sostenible de los
bosques nativos. Sancionada: Noviembre 28 de 2007; Promulgada de Hecho: Diciembre 19 de
2007.
- Plan de Aprovechamiento del Uso del Suelo: Al documento que describe el objeto del
aprovechamiento y especifica la organización y medios a emplear para garantizar la
sustentabilidad, incluidas la extracción y saca.
- Desmonte: A toda actuación antropogénica que haga perder al "bosque nativo" su carácter de
tal, determinando su conversión a otros usos del suelo tales como, entre otros: la agricultura, la
ganadería, la forestación, la construcción de presas o el desarrollo de áreas urbanizadas.
Entre otros, los principales servicios ambientales que los bosques nativos brindan a la sociedad
son: a) Regulación hídrica; b) Conservación de la biodiversidad; c) Conservación del suelo y de
calidad del agua; d) Fijación de emisiones de gases con efecto invernadero; e) Contribución a la
diversificación y belleza del paisaje; f) Defensa de la identidad cultural.
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La Autoridad Nacional de Aplicación brindará, a solicitud de las Autoridades de Aplicación de
cada jurisdicción, la asistencia técnica, económica y financiera necesaria para realizar el
Ordenamiento de los Bosques Nativos existentes en sus jurisdicciones.
ARTICULO 9º — Las categorías de conservación de los bosques nativos son las siguientes:
- Categoría I (rojo): sectores de muy alto valor de conservación que no deben transformarse.
Incluirá áreas que por sus ubicaciones relativas a reservas, su valor de conectividad, la
presencia de valores biológicos sobresalientes y/o la protección de cuencas que ejercen,
ameritan su persistencia como bosque a perpetuidad, aunque estos sectores puedan ser hábitat
de comunidades indígenas y ser objeto de investigación científica.
- Categoría III (verde): sectores de bajo valor de conservación que pueden transformarse
parcialmente o en su totalidad aunque dentro de los criterios de la presente ley.
ARTICULO 10. — Será Autoridad de Aplicación el organismo que la Nación, las provincias y
la ciudad de Buenos Aires determinen para actuar en el ámbito de cada jurisdicción.
ARTICULO 12. — Créase el Programa Nacional de Protección de los Bosques Nativos, el que
será ejecutado por la Autoridad Nacional de Aplicación, y tendrá los siguientes objetivos: a)
Promover, en el marco del Ordenamiento Territorial de los Bosques Nativos, el manejo
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sostenible de los bosques nativos Categorías II y III, mediante el establecimiento de criterios e
indicadores de manejo sostenible ajustados a cada ambiente y jurisdicción; b) Impulsar las
medidas necesarias para garantizar que el aprovechamiento de los bosques nativos sea
sostenible, considerando a las comunidades indígenas originarias que los habitan o dependan de
ellos, procurando la minimización de los efectos ambientales negativos; c) Fomentar la creación
y mantenimiento de reservas forestales suficientes y funcionales, por cada eco región forestal
del territorio nacional, a fin de evitar efectos ecológicos adversos y pérdida de servicios
ambientales estratégicos. Las citadas reservas forestales deben ser emergentes del proceso de
Ordenamiento Territorial de los Bosques Nativos en cada eco región y podrán incluir áreas
vecinas a los bosques nativos necesarias para su preservación; d) Promover planes de
reforestación y restauración ecológica de bosques nativos degradados; e) Mantener actualizada
la información sobre la superficie cubierta por bosques nativos y su estado de conservación; f)
Brindar a las Autoridades de Aplicación de las distintas jurisdicciones, las capacidades técnicas
para formular, monitorear, fiscalizar y evaluar los Planes de Manejo Sostenible de los Bosques
Nativos existentes en su territorio, de acuerdo a los criterios de sustentabilidad establecidos en
el Anexo. Esta asistencia estará dirigida a mejorar la capacidad del personal técnico y auxiliar,
mejorar el equipamiento de campo y gabinete y el acceso a nuevas tecnologías de control y
seguimiento, promover la cooperación y uniformización de información entre instituciones
equivalentes de las diferentes jurisdicciones entre sí y con la Autoridad Nacional de Aplicación.
g) Promover la aplicación de medidas de conservación, restauración, aprovechamiento y
ordenamiento según proceda.
ARTICULO 16. — Las personas físicas o jurídicas, públicas o privadas, que soliciten
autorización para realizar manejo sostenible de bosques nativos clasificados en las categorías II
y III, deberán sujetar su actividad a un Plan de Manejo Sostenible de Bosques Nativos que debe
cumplir las condiciones mínimas de persistencia, producción sostenida y mantenimiento de los
servicios ambientales que dichos bosques nativos prestan a la sociedad.
ARTICULO 17. — Las personas físicas o jurídicas, públicas o privadas, que soliciten
autorización para realizar desmontes de bosques nativos de la categoría III, deberán sujetar su
actividad a un Plan de Aprovechamiento del Cambio de Uso del Suelo, el cual deberá
contemplar condiciones mínimas de producción sostenida a corto, mediano y largo plazo y el
uso de tecnologías disponibles que permitan el rendimiento eficiente de la actividad que se
proponga desarrollar.
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ARTICULO 18. — Los Planes de Manejo Sostenible de Bosques Nativos y los Planes de
Aprovechamiento del Cambio de Uso del Suelo deberán elaborarse de acuerdo a la
reglamentación que para cada región y zona establezca la Autoridad de Aplicación de la
jurisdicción correspondiente, quien deberá definir las normas generales de manejo y
aprovechamiento.
ARTICULO 19. — Todo proyecto de desmonte o manejo sostenible de bosques nativos deberá
reconocer y respetar los derechos de las comunidades indígenas originarias del país que
tradicionalmente ocupen esas tierras.
ARTICULO 20. — En el caso de verificarse daño ambiental presente o futuro que guarde
relación de causalidad con la falsedad u omisión de los datos contenidos en los Planes de
Manejo Sostenible de Bosques Nativos y en los Planes de Aprovechamiento de Cambio de Uso
del Suelo, las personas físicas o jurídicas que hayan suscripto los mencionados estudios serán
solidariamente responsables junto a los titulares de la autorización.
ARTICULO 24. — El Estudio del Impacto Ambiental (EIA) contendrá, como mínimo y sin
perjuicio de los requisitos complementarios establecidos por cada jurisdicción, los siguientes
datos e información: a) Individualización de los Titulares responsables del proyecto y del
Estudio del Impacto Ambiental; b) Descripción del proyecto propuesto a realizarcon especial
mención de: objetivos, localización, componentes, tecnología, materias primas e insumos,
fuente y consumo energético, residuos, productos, etapas, generación de empleo, beneficios
económicos (discriminando privados, públicos y grupos sociales beneficiados), números de
beneficiarios directos e indirectos; c) Plan de manejo sostenible de los bosques nativos,
comprendiendo propuestas para prevenir y mitigar los impactos ambientales adversos y
optimizar los impactos positivos, acciones de restauración ambiental y mecanismos de
compensación, medidas de monitoreo, seguimiento de los impactos ambientales detectados y de
respuesta a emergencias; d) Para el caso de operaciones de desmonte deberá analizarse la
relación espacial entre áreas de desmonte y áreas correspondientes a masas forestales
circundantes, a fin de asegurar la coherencia con el ordenamiento previsto en el artículo 6º; e)
Descripción del ambiente en que desarrollará el proyecto: definición del área de influencia,
estado de situación del medio natural y antrópico, con especial referencia a situación
actualizada de pueblos indígenas, originarios o comunidades campesinas que habitan la zona,
los componentes físicos, biológicos, sociales, económicos y culturales; su dinámica e
interacciones; los problemas ambientales y los valores patrimoniales. Marco legal e
institucional; f) Prognosis de cómo evolucionará el medio físico, económico y social si no se
realiza el proyecto propuesto; g) Análisis de alternativas: descripción y evaluación comparativa
de los proyectos alternativos de localización, tecnología y operación, y sus respectivos efectos
ambientales y sociales. Descripción y evaluación detallada de la alternativa seleccionada; h)
Impactos ambientales significativos: identificación, caracterización y evaluación de los efectos
previsibles, positivos y negativos, directos e indirectos, singulares y acumulativos, a corto,
mediano y largo plazo, enunciando las incertidumbres asociadas a los pronósticos y
considerando todas las etapas del ciclo del proyecto; i) Documento de síntesis, redactado en
términos fácilmente comprensibles, que contenga en forma sumaria los hallazgos y acciones
recomendadas.
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En todos los casos deberá cumplirse con lo previsto en los artículos 16, 17 y 18 de la Ley
25.675 —Ley General del Ambiente— y en particular adoptarse las medidas necesarias a fin de
garantizar el acceso a la información de los pueblos indígenas, originarios, de las comunidades
campesinas y otras relacionadas, sobre las autorizaciones que se otorguen para los desmontes,
en el marco de la Ley 25.831 —Régimen de Libre Acceso a la Información Pública Ambiental
—.
ARTICULO 27. — Toda persona física o jurídica, pública o privada, que haya sido infractora
a regímenes o leyes, forestales o ambientales, nacionales o provinciales, en la medida que no
cumpla con las sanciones impuestas, no podrá obtener autorización de desmonte o
aprovechamiento sostenible.
A tal efecto, créase el Registro Nacional de Infractores, que será administrado por la Autoridad
Nacional de Aplicación. Las Autoridades de Aplicación de las distintas jurisdicciones remitirán
la información sobre infractores de su jurisdicción y verificarán su inclusión en el registro
nacional, el cual será de acceso público en todo el territorio nacional.
Capítulo 9 Fiscalización
Capítulo 10 Sanciones
Las jurisdicciones que no cuenten con un régimen de sanciones aplicarán supletoriamente las
siguientes sanciones que corresponden a la jurisdicción nacional: a) Apercibimiento; b) Multa
entre TRESCIENTOS (300) y DIEZ MIL (10.000) sueldos básicos de la categoría inicial de la
administración pública nacional. El producido de estas multas será afectado al área de
protección ambiental que corresponda; c) Suspensión o revocación de las autorizaciones.
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ARTICULO 30. — Créase el Fondo Nacional para el Enriquecimiento y la Conservación de
los Bosques Nativos, con el objeto de compensar a las jurisdicciones que conservan los bosques
nativos, por los servicios ambientales que éstos brindan.
ARTICULO 31. — El Fondo estará integrado por: a) Las partidas presupuestarias que le sean
anualmente asignadas a fin de dar cumplimiento a la presente ley, las que no podrán ser
inferiores al 0,3% del presupuesto nacional; b) El dos por ciento (2%) del total de las
retenciones a las exportaciones de productos primarios y secundarios provenientes de la
agricultura, ganadería y sector forestal, correspondientes al año anterior del ejercicio en
consideración; c) Los préstamos y/o subsidios que específicamente sean otorgados por
Organismos Nacionales e Internacionales; d) Donaciones y legados; e) Todo otro aporte
destinado al cumplimiento de programas a cargo del Fondo; f) El producido de la venta de
publicaciones o de otro tipo de servicios relacionados con el sector forestal; g) Los recursos no
utilizados provenientes de ejercicios anteriores.
ARTICULO 32. — El Fondo Nacional para la Conservación de los Bosques Nativos será
distribuido anualmente entre las jurisdicciones que hayan elaborado y tengan aprobado por ley
provincial su Ordenamiento de Bosques Nativos.
La Autoridad Nacional de Aplicación juntamente con las autoridades de aplicación de cada una
de las jurisdicciones que hayan declarado tener bosques nativos en su territorio, determinarán
anualmente las sumas que corresponda pagar, teniendo en consideración para esta
determinación: a) El porcentaje de superficie de bosques nativos declarado por cada
jurisdicción; b) La relación existente en cada territorio provincial entre su superficie total y la
de sus bosques nativos; c) Las categorías de conservación declaradas, correspondiendo un
mayor monto por hectárea a la categoría I que a la categoría II.
ARTICULO 35. — Aplicación del Fondo. Las Jurisdicciones aplicarán los recursos del Fondo
del siguiente modo: a) El 70% para compensar a los titulares de las tierras en cuya superficie se
conservan bosques nativos, sean públicos o privados, de acuerdo a sus categorías de
conservación. El beneficio consistirá en un aporte no reintegrable, a ser abonado por hectárea y
por año, de acuerdo a la categorización de bosques nativos, generando la obligación en los
titulares de realizar y mantener actualizado un Plan de Manejo y Conservación de los Bosques
Nativos que deberá ser aprobado en cada caso por la Autoridad de Aplicación de la jurisdicción
respectiva. El beneficio será renovable anualmente sin límite de períodos. b) El 30% a la
Autoridad de Aplicación de cada Jurisdicción, que lo destinará a: 1. Desarrollar y mantener una
red de monitoreo y sistemas de información de sus bosques nativos; 2. La implementación de
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programas de asistencia técnica y financiera, para propender a la sustentabilidad de actividades
no sostenibles desarrolladas por pequeños productores y/o comunidades indígenas y/o
campesinas.
ARTICULO 36. — El Fondo Nacional para la Conservación de los Bosques Nativos será
administrado por la Autoridad Nacional de Aplicación juntamente con las autoridades de
aplicación a que se refiere el artículo 32, quienes dictarán las normas reglamentarias al efecto.
La Autoridad nacional arbitrará los medios necesarios para efectivizar controles integrales
vinculados a la fiscalización y auditoría por parte de la Auditoría General de la Nación y la
Sindicatura General de la Nación, según lo dispuesto por la Ley 24.156.
ARTICULO 37. — La administración del Fondo realizará anualmente un informe del destino
de los fondos transferidos durante el ejercicio anterior, en el que se detallarán los montos por
provincias y por categorías de bosques, el cual será publicado íntegramente en el sitio web de la
Autoridad Nacional de Aplicación.
ARTICULO 38. — Las jurisdicciones que hayan recibido aportes del Fondo Nacional para la
Conservación de los Bosques Nativos, deberán remitir anualmente a la Autoridad Nacional de
Aplicación un informe que detalle el uso y destino de los fondos recibidos. La Autoridad
Nacional de Aplicación instrumentará los mecanismos correspondientes a los efectos de
fiscalizar el uso y destino de los fondos otorgados y el cumplimiento de los requisitos y
condiciones por parte de los acreedores de los beneficios.
ARTICULO 39. — Los artículos de este capítulo hacen al espíritu y unidad de esta ley, en los
términos del artículo 80 de la Constitución Nacional.
ARTICULO 40. — En los casos de bosques nativos que hayan sido afectados por incendios o
por otros eventos naturales o antrópicos que los hubieren degradado, corresponde a la autoridad
de aplicación de la jurisdicción respectiva la realización de tareas para su recuperación y
restauración, manteniendo la categoría de clasificación que se hubiere definido en el
ordenamiento territorial.
ARTICULO 42. — El Poder Ejecutivo deberá reglamentar la presente ley y constituir el Fondo
al que se refiere el artículo 30 y siguientes en un plazo máximo de NOVENTA (90) días desde
su promulgación.
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ANEXO: Criterios de sustentabilidad ambiental para el ordenamiento territorial de los
bosques nativos:
Los criterios de zonificación no son independientes entre sí, por lo que un análisis ponderado de
los mismos permitirá obtener una estimación del valor de conservación de un determinado
sector.
10. Valor que las Comunidades Indígenas y Campesinas dan a las áreas boscosas o sus
áreas colindantes y el uso que pueden hacer de sus recursos naturales a los fines de su
supervivencia y el mantenimiento de su cultura.
En el caso de las Comunidades Indígenas y dentro del marco de la ley 26.160, se deberá actuar
de acuerdo a lo establecido en la ley 24.071, ratificatoria del Convenio 169 de la Organización
Internacional del Trabajo (OIT).
Caracterizar su condición étnica, evaluar el tipo de uso del espacio que realizan, la situación de
tenencia de la tierra en que habitan y establecer su proyección futura de uso será necesario para
evaluar la relevancia de la continuidad de ciertos sectores de bosque y generar un plan de
acciones estratégicas que permitan solucionar o al menos mitigar los problemas que pudieran
ser detectados en el mediano plazo.
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