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¿ES APLICABLE POR REMISIÓN LA LEY 2213 DE 2022 A LAS NORMAS DEL

DERECHO DISCIPLINARIO?

Por, Mario Felipe Daza Pérez


@mariodaza

Todos sabemos del gran reto que ha tenido las “nuevas tecnologías” en los distintos ámbitos
de la sociedad, entre ellos, dentro del mundo jurídico, y por supuesto en el “derecho
sancionatorio-disciplinario”, esta última materia no ha sido ajeno a ello, por ello, es que
podamos decir que las “relaciones telemáticas” en todo su sentido también son aplicables a
esta especie, aunque muchos duden de ello o no quieran por simple comodidad.

Con referencia a la pregunta de si es aplicable por remisión la Ley 2213 de 2022 a las normas
disciplinarias, tenemos que se suscita frente a ellos tres (3) subproblemas jurídicos, que bien,
algunos lo ven como si fuera uno solo, y no lo es, están lo que dicen tajantemente que i) no
es aplicable en ningún caso, ii) los que dicen que si (en parte) -tesis híbrida-, y expresan que
iii) si en su totalidad. Aunque me circunscribo a la segunda postura, sostengo que por
“complementariedad” también puede ser extendida a las “actuaciones administrativas
disciplinarias”, es decir, en aquellos casos en que no haya un “vacío” -laguna- normativa, sin
que esto signifique “conflicto de solución normativa”. Miremos.

Tenemos que la Ley 2213 de 2022 es aplicable (objeto) a las comunicaciones en las
actuaciones judiciales, con el fin de implementar el “uso de las tecnologías de la información”
y agilizar el trámite de los procesos judiciales ante la jurisdicción ordinaria en las
especialidades civil, laboral, familia, jurisdicción de lo contencioso administrativo, jurisdicción
constitucional y “disciplinaria1”, así como las actuaciones de las “autoridades administrativas
que ejerzan funciones jurisdiccionales” y en los procesos arbitrales.

De este modo, en principio de forma directa podríamos indicar que le es aplicable la normativa
a las autoridades judiciales (incluyendo la “disciplinaria”), de la cual se integra la Procuraduría
General de la Nación, en aquellos eventos en que se ejerza “funciones jurisdiccionales” como
es el caso de las “Salas Disciplinarias”, creemos entonces hasta aquí que no hay lío en cuanto
a la aplicabilidad de la Ley 2213 de 2022, en su subsunción, esto, para los que siguen la línea
de la “no extensión” de la norma para las demás “autoridades administrativas”, como lo
siguen también algunos críticos del tema.

1
En este caso se puede plantear con base en el articulo 244 del CGD, la articulación (aunque esté
referido al “régimen de funcionarios de la rama judicial”) de las notificaciones y actuaciones que se
tramiten (léase: “en todos”) en los procesos disciplinarios, de las cuales se surtirán según lo dispuesto
en el Decreto 806 de 2020 (hoy Ley 2213 de 2022) la subsunción de esta disposición, pero digamos
que esta no es nuestra solución, pero si una propuesta por parte de algunos “curiosos del derecho
disciplinario”, esto, debido a que esta norma se basa en una “generalidad”, si se quiere, porque: “donde
la ley no distingue no le es dado al interpreta hacerlo”.
Pues, el inicio de este debate se suscita debido a que en un grupo de Whatsapp surgió este
problema jurídico, de si era aplicable o no la Ley 2213 de 2022, en cuanto deja en
permanencia el Decreto 806 de 2020, relacionado a la “virtualidad en procesos
jurisdiccionales” (principalmente), la cual modifica por supuesto el Código General del
Proceso y otros estatutos procesales, de allí la primera premisa que debemos tener en
cuenta.

Ahora, si la Ley 2213 de 2022 modifica la Ley 1564 de 2012 esto quiere decir que les aplicable
en “cierto sentido” las normas que dejan en permanencia el “ex Decreto 806 de 2020”, aun
indirectamente, como también lo hace por “remisión directa”, por ello, que debamos
diferenciar aquí de una vez algunos conceptos, entre ellos, lo que significa “vacíos
normativos”, e “integración o complementariedad de la misma”. Si analizamos de hecho el
parágrafo 2 del artículo 1 de la primera norma se expresa de una vez que: Las disposiciones
de la presente ley se entienden complementarias a las normas contenidas en los códigos
procesales propios de cada Jurisdicción y especialidad (incluyendo el disciplinario, tal cual
como lo contempla el artículo 22 del CGD).

En nuestro caso el artículo 22 del Código General Disciplinario expresa:

“En la interpretación y aplicación del régimen disciplinario prevalecerán los


principios rectores contenidos en la Constitución Política y en esta Ley además
de los tratados y convenios internacionales ratificados por Colombia. En lo no
previsto en esta ley se aplicará lo dispuesto en los Códigos de
Procedimiento Administrativo y de lo Contencioso Administrativo,
General del Proceso Penal y de Procedimiento Penal en lo que no
contravengan a la naturaleza del derecho disciplinario”.

De esta manera se pude inferir que en lo previsto en la Ley (es decir, ante la existencia de un
“vacío” -laguna-) que no es el caso, como bien sucede en el tema de “poderes” (por ejemplo,
la Ley 2112 de 2022 modifica la Ley 1564 de 2012 en este aspecto) esta se llena con estas
consideraciones, de la cual no habría problema alguno con la norma procesal referente. Pero
como es el caso de las “notificaciones” o “comunicaciones” dispuestas en la Ley 1952 de 2019
no habría un “vacío”, porque la “norma especial” (aquí entendida como “disposición”, y allí la
segunda confusión por parte de ciertos “teóricos disciplinaristas”) contempla lo que se debe
hacer y en este momento, “integrando” lo establecido en esta nueva norma del cual dispone
aplicar las “nuevas tecnologías a las actuaciones judiciales” (y que por complementariedad
se hace para las autoridades administrativas). Vayamos al grano.

El artículo 129 del CGD expresa sobre “comunicaciones” que:

“Las decisiones de sustanciación que no tenga una forma especial de


notificación prevista en este código, se comunicarán a los sujetos
procesales por el medio más eficaz”.

Dice “eficaz”, un “concepto jurídico indeterminado” que necesita ser concretado, por tanto, da
vía por supuesto a ser “complementado” por una remisión normativa como lo es la Ley 2112
de 2022. Si nos vamos al artículo 121 de la Ley 1952 de 2019 (aunque más adelante se diga
cómo se hace parcialmente) este se “complementa” con lo expresado en el artículo 8 de la
primera norma, en cuanto a que la “notificación personal” “se entenderá surtida sin necesidad
de envío de la citación o aviso físico o virtual y se efectúa con la comunicación de la
providencia misma y sus anexos”, obviamente las partes que contraviene el procedimiento
disciplinario en sí no deben tenerse en cuenta, como cuando expresa que esta “se entenderá
realizada transcurrido los días siguientes”, porque bien existe una “disposición especial” al
respecto.
En otro ejemplo como lo es el de la “notificación por estado electrónico”, vinculado al artículo
125 de la Ley 1952 de 2019 se dispone de qué forma hacerla, pero indica conceptos
relacionados a la virtualidad como los “mensajes de datos”, que precisamente el CGD no
distingue de manera exacta.

Pero vayamos más allá, y pongamos más caótica la situación, tomemos el artículo 123 del
mismo CGD, a lo que se refiere a las “notificaciones de decisiones interlocutorios”, de esta
manera sabemos de entrada que el procedimiento aplicar es este (por ser “disposición
especial”) ante lo concerniente a la Ley 2213 de 2022, pero el problema radica en que primero
no existe un i) vacío, y no lo ii) contraviene, lo que existe entonces es un “complemento” o
“integración normativa”, que se aplica al articulado presente en su “plenitud”, pero que
además, se tiene en cuenta las reglas contenidas en la norma referida en cuanto a su
“virtualidad y nuevas tecnologías”, relacionado a la aplicación del artículo 2 de la misma ley

Detallamos mejor lo dicho, un vacío (que en términos jurídicos no es otra cosa, de lo que
llamamos: “laguna”, se presenta cuando una norma no complementa una situación jurídica
en concreto, por lo que habría que crear una “regla implícita o explícita” (o principio, en caso
tal de existir “ponderadores”) para el caso en cuestión, es decir, no existe una norma única
para poder evacuar en el momento en específico, (bien como veremos en el siguiente
párrafo), de la cual se debe resolver con los criterios para solucionar conflictos en el tiempo,
espacio…, según lo constatado en la “dogmática jurídica”, es decir, utilizando la
“hermenéutica” (interpretación histórica, sistemática, analogías, antinomias, fuentes del
derecho -rangos (jerarquía) normativos-, principios, etc).

Para los estudiosos del derecho, sobre todo los que deambulan en la “teoría general”, y en
este caso utilizando los criterios de la “escuela genovesa” (-analíticos-, entre ellos Ricardo
Guastini o Paolo Comanducci) explica que existen lagunas o “vacíos” que son i) normativos,
ii) técnicos, iii) axiológicos, e iv) institucionales, así mismo, a) antinomias abstractas
(necesarias) y b) concretas (contingentes) como simbiosis entre la una y la otra. Para no
enredar el tema, podemos decir que podrían catalogarse como tal por ejemplo, las normas
en blanco, abiertas y los “conceptos jurídicos indeterminados”, esto, desde esta perspectiva

De esta manera, un “vacío” se presenta cuando no se encuentra regulada un tema en algún


catalogo en especial, digamos un estatuto (pensemos en la noción: “eficaz”), o bien, en este
caso en el “Código General Disciplinario”, como bien sucede con el tema de los “poderes”,
que si o si, se debe tratar según lo referente en la Ley 1564 de 2012, esto, modificado por la
Ley 2213 de 2022. Por tanto, ante un tema disciplinario, le resulta aplicable obligadamente la
subsunción de esta norma al operador jurídico, esto en relación a que no se encuentra
especificado en la Ley 1952 de 2019, aquí creemos por su puesto desde esta órbita que no
existe problema con los críticos absolutos. Es decir, existe un “vacío normativo” que es
remitido por una norma procesal distinta a la especial (disposición o ley), tal cual como lo
consagra el artículo 22 de la misma norma disciplinaria.

Por tanto, el artículo 5 de la Ley 2213 de 2022 es plenamente aplicable para las normas
disciplinarias por llenar un vacío, que no trae el Código General Disciplinario, esto es: “Los
poderes especiales para cualquier actuación judicial se podrán conferir mediante mensaje de
datos, sin firma manuscrita o digital, con la sola antefirma, se presumirán auténticos y no
requerirán de ninguna presentación personal o reconocimiento”. Por ello todo despacho
administrativo disciplinario (OCDI, Personerías, etc) deben aceptar lo consagrado en este
artículo sin tapujos, por “remisión directa”.

Ahora, indicando ya esto, decimos que la Ley 2213 de 2022 no genera lagunas (“vacíos” ni
antinomias, porque naturalmente una norma o disposiciones especiales que se encuentran
en la Ley 1952 de 2019 va a sobreponerse sobre la primera, lo que sí podemos pensar es
que se genera una “complementariedad” de la norma disciplinaria, esto es, sin alterar su
contenido y tampoco sin contravenir lo dispuesto en el proceso disciplinario. Bajo este
aspecto, la nueva ley no modifica, ni deroga (porque no podría) el CGD, sino bien, “integra” o
“complementa” en concerniente a la “virtualidad” (en ciertos aspectos) los distintos procesos
que se generan con la misma, por ejemplo, tales como sucede con el tema de los “poderes”
(que es una cuestión directa) ya que no habría problema en su aplicación, y aun si, tampoco
para su “rol indirecto”, como ya hemos indicado.

De esta manera somos coherente con la “plenitud del orden jurídico”, en este caso
disciplinario, pero lo que dificulta aquí no es su “aplicación directa o indirecta”, sino aquellos
que aún se encuentran dudosos frente al actuar de la “norma complementaria”, sobre todo,
aquellos operadores jurídicos que no lo hacen por diversos motivos, porque bien
precisamente con el Decreto 806 de 2020 ya se hacía, sin reparos, y sin necesidad de afectar
“sustancialmente” el proceso disciplinario por parte de unos despachos. He aquí el llamado a
determinar que, si es posible aplicar la Ley 2213 de 2022, eso sí, según sus “justas
proporciones” a las disposiciones disciplinarias (individualizando y no como un todo).

Se repite, que se debe tener claro aún con más razón los “conocedores del derecho
disciplinario”, que una cosa son los “vacíos normativos” -lagunas- (en sus múltiples
manifestaciones) y otra muy diferente la “complementariedad” e “integración”, y por otra parte,
“la solución de conflictos normativos” como es la situación de “antinomias”, “interpretaciones”,
“rangos normativos o jerárquicos”, como sucede en la aplicación de normas o disposiciones
generales (Ley 2213 de 2022) y normas o disposiciones especiales, distinguiendo entre ellas
disposiciones y ley2, y dentro de ella una alternancia entre la una y la otra, de la cual pueda
darse válidamente su “complementariedad”3.

Para terminar y concluir creemos que ante los “vacíos” -lagunas normativas- inherentes del
CGD le es aplicable de forma directa la Ley 2213 de 2022 (en ciertas situaciones jurídicas),
por ejemplo, como es el caso de los “poderes”, pero también se afirma que le es aplicable de
forma indirecta (es decir “complementaria” e “integrativa”) algunos puntos de la misma norma
anunciada, esto es, en cuanto, a que no es un “relleno”, y tampoco “contraviene” la naturaleza
de los procedimientos disciplinarios en curso, como sucede con los temas de
“notificaciones/comunicaciones”, (artículos 8, 9 y 11), eso sí, teniendo en cuenta siempre la
especialidad normativa (disposiciones) -individualizada-.

2
Sobre el criterio de “especialidad”, se destacó en la Sentencia C-451 de 2015, que “el mismo permite
reconocer la vigencia de una norma sobre la base de que regula de manera particular y específica una
situación, supuesto o materia, excluyendo la aplicación de las disposiciones generales”.
3
Los dubitativos si quieren, pueden revisar el artículo 3 de la Ley 153 de 1887 cuando se refiere a que:
“Estimase insubsistente una disposición legal por declaración expresa del legislador, ó por
incompatibilidad con disposiciones especiales posteriores, ó por existir una ley nueva que
regula íntegramente la materia á que la anterior disposición se refería”.

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