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ESCUELA DE POSGRADO

PROGRAMA ACADÉMICO DE MAESTRÍA EN GESTIÓN


PÚBLICA

INFORME ACADÉMICO
Análisis comparativo de participación ciudadana en Latinoamérica

Experiencia Curricular: Gestión de Participación y Control Ciudadano

AUTORES:
Calle Flores, Karol Josef (ORCID: 0000-0001-8372-3068)
Huamán Bocanegra, Ginsing Giarli (ORCID: 0000-0002-3016-2268)
Huancas Muñoz, Juan Miguel (ORCID: 0000-0002-2554-304X)
Núñez Sánchez, Sussan Lorena (ORCID: 0000-0003-3821-8665)
Sánchez Medina, Joel Eduardo (ORCID: 0000-0003-2210-6685)

ASESOR:
Dr. Oyola Cortez, Hugo Milton (ORCID: 0000-0002-1028-3150)

LÍNEA DE INVESTIGACIÓN
REFORMA Y MODERNIZACIÓN DEL ESTADO

CHICLAYO - PERÚ
2022

i
Índice

I. INTRODUCCIÓN..............................................................................................3

II. DESARROLLO.................................................................................................4

2.1. La Participación Ciudadana en Latinoamérica............................................4

2.2. La Participación Ciudadana en Perú y Chile: Similitudes y diferencias......6

2.3. Alcances sobre el proceso de reforma constitucional en Chile..................8

2.4.......Análisis comparativo del proceso de reforma constitucional chileno con


nuestro país.........................................................................................................14

III. CONCLUSIONES...........................................................................................15

REFERENCIAS....................................................................................................16

ii
I. INTRODUCCIÓN

La participación ciudadana es el fundamento de la democracia, según


Martínez (2009) es el involucramiento de los individuos en los asuntos
estatales desde su identidad de ciudadanos. Es decir, los miembros de una
comunidad contribuyen activamente en el bienestar de una localidad, región
o país. Además, en la gestión pública es un derecho que permite al
ciudadano tener influencia en las decisiones relacionadas a la administración
de los recursos de un país. Esto es sumamente importante para la lucha
contra la corrupción, así lo menciona Navarro (2021) que el involucramiento
de los ciudadanos supone la lucha contra la corrupción, pues permite
supervisar a las entidades de manera oportuna. Cuando los ciudadanos
participan en la vigilancia de los recursos estatales, evitan que quien tiene el
poder realice una incorrecta gestión de ellos para su beneficio personal.

En América Latina se evidencia la ausencia de la participación de los


ciudadanos en los asuntos públicos. Carrión (2004) señala que el Perú es
uno de los países que posee un marco legal de participación ciudadana
amplio; sin embargo, se evidencia la pobreza de la participación ciudadana,
cada vez los ciudadanos se muestran menos comprometidos con el bien
común, esto se ve reflejado claramente en las elecciones de los candidatos
presidenciales, la falta de información y compromiso. Es por ello que resulta
fundamental crear conciencia ciudadana y disponer de los mecanismos
necesarios para su participación en pro del bienestar del país.

El objetivo general del trabajo de investigación es comparar la


participación ciudadana en Latinoamérica, para lo cual se ha creído
conveniente desarrollar los siguientes objetivos específicos (a) identificar las
diferencias y similitudes de la participación ciudadana entre Perú y Chile, (b)
identificar los alcances del proceso de reforma constitucional en Chile y (c)
comparar los procesos de reforma constitucional de Chile y Perú.

1
II. DESARROLLO

II.1. La Participación Ciudadana en Latinoamérica

A pesar de los esfuerzos por crear y formar sociedades


democráticamente estables, la gran parte de los gobiernos latinoamericanos
han enfrentado muchos obstáculos para alcanzarlo. Ante ello, la
participación ciudadana se mantiene como un desafío pendiente, lo cual es
decisivo si se tiene la intención de integrar social y políticamente a las
comunidades e interceder por realizar una mejora a la calidad de los
gobiernos.

Entre las razones que han debilitado la participación ciudadana


encontramos a las desigualdades económicas y políticas, las diferentes
realidades en las que se convive dentro de las regiones de Latinoamérica y
la falta de alianzas estables para potenciar el desarrollo en conjunto de los
países miembros (Cavero, 2008); además de ello, hay una creciente
dificultad con respecto a la práctica de derechos civiles, políticos y sociales,
los cuales se desarrollan dentro de la sociedad, la misma que está
conformada por cada uno de los ciudadanos y creen en una igualdad de
derechos para todos, carencia de autonomía en la política, así como también
la desconfianza en las autoridades. Por lo tanto, se pueden considerar todos
ellos, como motivos que han llevado a una crisis de representación de
autoridades en la mayoría de los países de América Latina (Carmona, 2012).

De acuerdo a un informe de opinión pública se señala que, un 20% de


americanos confía en los partidos políticos, un 27% en el Congreso y un
33% en los gobiernos. De modo que, se puede observar que concuerda con
la corta participación de los ciudadanos en lo que respecta a asuntos
públicos, lo cual genera, escasa legitimidad, eficiencia y transparencia en la
función de los gobiernos. Asimismo, se puede decir que la insuficiente
participación de los ciudadanos se evidencia en la ausencia de los

2
pobladores en asuntos de interés nacional, lo cual ha ocasionado que la
población solo participe en asuntos específicos que guarden relación con las
políticas públicas (Latinobarometro, 2015).

Sin embargo, en Latinoamérica se emplean diferentes herramientas


que se encargar de fomentar y promover la participación de los ciudadanos,
como son en los casos de Venezuela, Colombia, Ecuador, Bolivia y Uruguay,
quienes establecen referéndums constitucionales, convocan a asambleas
constituyentes y revocatorias de autoridades. Por otro lado, un grupo de
países como Bolivia y Venezuela, han incorporado paulatinamente políticas
públicas que involucran la participación ciudadana, a través de su
participación en el sistema democrático, así como también la aplicación de
referéndums y revocatorias (Lissidini, 2012).

Uno de los casos más destacados con respecto a participación


ciudadana, es la ciudad de Uruguay, ya que mediante sus estatutos se
promueve diferentes herramientas como los referéndums e impugnación de
leyes (Lissidini & Zovatto, 2008). En cambio, hay ciudades como Colombia y
Ecuador que tienen considerados estos mecanismos dentro de sus
normativas legales, pero no han logrado aplicarlos a totalidad.

Finalmente, en Chile gracias a que entró en vigencia la Ley 20500,


Sobre Asociaciones y Participación Ciudadana en la Gestión Pública, se
apuntó a tener resultados como la simplificación de las jerarquías
administrativas, ofrecer un marco normativo y regulatorio para promocionar e
incentivar la participación ciudadana.

II.2. La Participación Ciudadana en Perú y Chile: Similitudes y


diferencias

La participación, en los asuntos públicos del Perú es un derecho


fundamental, reconocido por los tratados y pactos internacionales, los cuales

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establecen que toda persona tiene derecho a participar en los asuntos
públicos de su país.

De acuerdo a la Constitución Política de 1993 del Perú reconoce los


derechos de los ciudadanos a participar en los asuntos públicos del Estado.
Es por ello que, a lo largo de los años, se han venido instituyendo y
regulando diversos mecanismos o instituciones para que las personas
puedan participar en la toma de decisiones del Estado.

Los mecanismos de participación ciudadana en los asuntos públicos


del Estado se basan en la Constitución de 1993 y a través de la Ley de los
Derechos de Participación y Control Ciudadano, Ley Nº 26300. Se
norma que los ciudadanos tienen derecho a participar en los asuntos
públicos mediante referéndum, iniciativa legislativa, remoción o revocación
de autoridades y demanda de rendición de cuentas

La participación ciudadana también se da a nivel local o regional.


Debido a la importancia de la participación ciudadana no solo se considera la
toma de decisiones de gobierno nacional existen también mecanismos
que prevén la participación ciudadana a nivel local y regional, regulados
en la Ley Orgánica de Gobiernos Municipales y Regionales.

En nuestro país vecino Chile la participación ciudadana recibió


conocimiento legal con la entrada en vigencia de la Ley sobre Asociaciones
y Participación Ciudadana en la Gestión Pública, que lañafirmación de que
“el Estado reconoce a las personas el derecho de participar en sus políticas,
planes, programas y acciones” reflejado a través de los mecanismos de
participación establecidos en los órganos de Administración del Estado,
teniendo como base 4 mecanismos expresamente señalados por la ley N°
20.500: – Acceso a la información relevante, Cuentas públicas participativas,
Consultas ciudadanas y Consejos de la sociedad civil.

Una de las formas de promover la participación ciudadana es a


través de la gestión local de ciertos programas públicos específicos . Las
políticas de descentralización promueven instancias de gestión

4
ciudadana local, que han logrado que el Estado pueda unificar su relación
con la sociedad.

Un ejemplo de esto es la iniciativa del gobierno chileno, bajo la


presidencia de Michelle Bachelet, al adoptar mecanismos e instancias
que trabajen el tema de la participación ciudadana, a través de la
creación del Consejo Nacional de Participación Ciudadana y
Fortalecimiento de la Sociedad Civil. Este pretende “instalar a la
participación ciudadana de manera permanente y orgánica en la gestión de
los asuntos públicos, entendiéndola como un derecho exigible y que cuenta
con estándares e instrumentos para ello” (Gobierno de Chile, 2016). En
definitiva, la participación ciudadana también surge como una dimensión de
la política que se busca abordar en la medida en que ésta se hace
importante para mantener una gobernanza deseable. Sin embargo,
existeñtensión cuando el Estadoñotorga espacios de
participaciónñciudadana mediante la institucionalizaciónñde mecanismos,
ya que esto implica unañredistribución de poder político.

Tabla de Análisis Comparativo de Participación Ciudadana

Mecanismos Institucionales
Departamental Municipal
/Regional/ Aplicabilidad
País Base Legal Nacional Federal (Deliberativa, Transparencia
consultiva e
informativa)
Chile -Ley sobre -Consulta pública -Consulta pública -Deliberativa: -Ley de transparencia
Asociaciones y -Consejos de la presupuestos N°20.285.
Participación sociedad civil -Presupuesto participativos.
Ciudadana Participativo
N° 20.500. -Acceso a -Consultiva:
información consulta pública y
-Ley de Bases relevante consejos de la
Generales de la sociedad civil.
Administración del -Cuenta pública
Estado N°18.575 participativa -Informativa:
cuenta pública y
-Referéndum acceso a
información
relevante.

Perú -Ley de los -Iniciativa de -Revocatoria de -Revocatoria de -Deliberativa: -Ley de transparencia y


Derechos de reforma autoridades. autoridades. Revocatoria de Acceso a la Información
Participación y constitucional. autoridades Pública N°27.806.
Control Ciudadano -Presupuestos -Presupuestos referéndum y
N°23.600. -Iniciativa en la participativos. participativos. presupuestos

5
formación de participativos.
-Ley Marco del leyes.
Presupuesto -Propositiva:
Participativo N° -Referéndum Iniciativa (ref.
28.056. Constitucional y de
-Rendición de leyes).
-Ley del Derecho a cuentas.
la Consulta Previa a -Informativa:
los pueblos -Consulta previa Rendición de
Indígenas u (indígena). cuentas.
Originarios
N°29.785.

II.3. Alcances sobre el proceso de reforma constitucional en Chile


La presidencia después de asumir el cargo en marzo de 2014, la
presidenta Bachelet lanzó un complejo proceso de reforma constitucional en
octubre de 2015, el primero de su tipo en Chile, para involucrar a los
ciudadanos en una etapa temprana de diálogo, con el objetivo de presentar
un nuevo proyecto de constitución al Congreso antes las próximas
elecciones generales de noviembre de 2017

El proceso de consulta pretende ser el primer paso de la reforma


constitucional. Brinda una oportunidad para que Chile comparta experiencias
de otros países que han completado el proceso, y aprovechar esta
experiencia para crear un Estado más participativo e inclusivo.
Por lo tanto, en un país como Chile, donde la participación pública
sigue siendo un trabajo en progreso, el CPOC permitió establecer un terreno
común tanto para el Gobierno de Chile como para la sociedad civil para
impulsar mecanismos de participación. Luego de la consulta constitucional,
se llevaron a cabo iniciativas posibles colaterales con la misma metodología:

6
una consulta relativa a la ley de niñez; y dos consultas más, dirigidas por un
partido político y por la academia.
Además una de las encuesta socioeconómica nacional del 2013
(CASEN, 2013), 1,57 millones de chilenos (es decir, 9.1% de la población
total) afirmaron pertenecer a uno de los 9 pueblos indígenas reconocidos por
la ley no sorprende, entonces, que el Programa de Gobierno de la
Presidenta Bachelet mencionara la necesidad de que la Constitución chilena
reconozca la diversidad cultural de Chile y los derechos de los pueblos
indígenas; esta ha sido una aspiración del movimiento indígena de Chile
durante muchas décadas, particularmente desde el retorno a la democracia.
De hecho, Chile ratificó el Convenio N° 169 de la Organización Internacional
del Trabajo, que requiere específicamente que las comunidades indígenas y
tribales participen y sean consultadas en todos los asuntos que les afecten
en el proyecto de constitución.
El proceso en sí ha sido evaluado positivamente dentro del Gobierno,
así como por la CCO, que presentó un informe final de evaluación afirmando
que “el ejercicio de la participación ciudadana, a pesar de sus falencias y
limitaciones, cumplió con los requisitos de transparencia, participación,
inclusión y ausencia de sesgos políticos”, tanto en lo que se refiere al ámbito
político como a la gestión. Así lo demuestra la cuenta de SEGPRES sobre el
proceso participativo 2016-17. Por el lado de la sociedad civil, la Fundación
Red: Red de Estudios sobre Profundización Democrática, con el apoyo de la
Fundación Ford, creó el observatorio del Proceso Constituyente en Chile en
marzo de 2017. El Observatorio (integrado principalmente por académicos
de diferentes universidades chilenas) monitorea y evalúa el proceso
constitucional desarrollado en Chile desde 2011 desde la perspectiva de una
democracia participativa. Evalúa los niveles de transparencia, inclusión y
deliberación del proceso de construcción de la constitución; examina las
condiciones sociales, políticas, institucionales y legales; e identifica los
obstáculos para un proceso participativo equitativo e inclusivo.
Si bien el poder legislativo decide sobre el proceso de integración de
la Convención Constituyente, el Gobierno destaca que no excluye otros
mecanismos para el proceso de construcción constitucional, como la

7
Asamblea Constituyente. El Capítulo XV reformado establece además que la
Convención Constitucional debe incluir mecanismos de participación
ciudadana aún no definidos, además de un plebiscito final para su
ratificación. La presidenta Bachelet también se comprometió a enviar un
nuevo proyecto de constitución, basado en las Bases Ciudadanas el
documento, al Congreso antes de noviembre de 2017. Una vez aprobado, se
organizará un plebiscito para ratificar el texto final.
Por ende, una de las prácticas y experiencias de la OCDE, comenzó
con los diez procesos constituyentes emprendidos en América Latina
durante las décadas de 1990 y 2000 fueron impulsados por una multiplicidad
de factores políticos y sociales, incluido el deseo de garantizar la estabilidad
política; adaptar los principios fundamentales a los nuevos paradigmas
económicos y políticos; considerar sectores sociales históricamente
marginados y utilizar el proceso como herramienta para la resolución de
conflictos. Tal vez porque estos procesos ocurrieron en democracias
presidenciales relativamente jóvenes, todos muestran varios puntos en
común: se basaron en la creación de una Asamblea Constituyente o
Congreso Constituyente, como más recientemente en Bolivia (2008),
Ecuador (2008 y 1998), Venezuela (1999) y Colombia (1991). El uso de
comités de expertos, como en Brasil (1967) y Ecuador (1979), ya no se
consideró una opción viable para redactar una nueva constitución: de hecho,
garantizar una representación más amplia y una participación democrática
juega un papel importante en la legitimación de todo el proceso.

II.4. Análisis comparativo del proceso de reforma constitucional


chileno con nuestro país
Como hemos podido observar, los mecanismos de participación ciudadana en
Latinoamérica son transversales a todos los países, y se configuran
generalmente como derechos reconocidos constitucionalmente. En el caso
peruano, el artículo 31 de nuestra Constitución Política reconoce estos
mecanismos como derechos fundamentales e incluye a la iniciativa legislativa,
la remoción o revocación de autoridades, la demanda de rendición de cuentas,
y el referéndum. Sobre este último, en su siguiente dispositivo dispone

8
claramente que los ciudadanos pueden someter a referéndum la reforma
parcial o total de nuestra Constitución, con las excepciones que el mismo
articulado repara.
Como desarrollo de dichos artículos contenidos en la Carta Magna, en nuestro
país tenemos la Ley N° 26300, de los derechos de participación y control
ciudadanos, que en sus Artículos 17 y 18 disponen que para el ejercicio del
derecho de iniciativa para reformar total o parcialmente la Constitución, se
requieren las firmas del cero punto tres por ciento (0.3%) de la población, y
que se tramiten según lo establecido en el Reglamento del Congreso para las
iniciativas de los parlamentarios, norma con carácter de Ley.
En el caso de nuestro vecino país sureño, el derecho de participación
ciudadana se entiende más estrictamente como el derecho que tienen las
personas de participar en las políticas, planes, programas y toma de
decisiones públicas, que tienen repercusión en sus vidas cotidianas, y para
ello la norma dispone que cada órgano de la Administración Pública
establezca las formas específicas de participación ciudadana individual o
colectiva en el ámbito de su competencia. Este derecho tiene reconocimiento
en la Ley N° 20.500, del año 2011, sobre Asociaciones y Participación
Ciudadana en la Gestión Pública. Dicha norma ha considerado al derecho de
participación ciudadana más ligado a la gestión pública, incluidos los asuntos
medio ambientales, y consagra así la prerrogativa de crear asociaciones
mediante las cuales los diferentes intereses sociales y culturales logren
expresarse, y así también, cuatro diferentes mecanismos, que son el acceso a
información relevante, las consultas ciudadanas, las cuentas públicas
participativas; y los consejos de la sociedad civil.
A nivel constitucional, en Chile el derecho de participación ciudadana sólo está
pensado para toma de decisiones gubernamentales, así el artículo 19,
comprendido dentro del capítulo de los derechos y deberes constitucionales,
señala que los partidos políticos no pueden tener privilegio alguno o monopolio
de la participación ciudadana; y el artículo 118, sobre administración comunal,
dispone que los municipios podrán establecer territorios llamados unidades
vecinales, con la finalidad de promover el desarrollo equilibrado y la adecuada
canalización de la participación ciudadana. No obstante, en su artículo 5 sí

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reconoce que la soberanía reside esencialmente en la Nación, es decir en el
Pueblo, y que su ejercicio lo realizan por medio del plebiscito y las elecciones
periódicas, para agregar inmediatamente que ningún individuo o sector del
pueblo pueden atribuirse su ejercicio.
Como se puede observar, la Constitución de Chile de 1980, emitida durante la
dictadura del fenecido dictador Augusto Pinochet, colocaba un fuerte candado
para cualquier iniciativa de reforma constitucional, considerando que el único
que tenía la atribución de convocar a plebiscito era el presidente de la
República (artículo 32); instaurando un régimen absolutamente estatista en
esta materia, con un procedimiento de reforma y elaboración de nueva
constitución demasiado engorroso, que necesita la aprobación de dos
Cámaras parlamentarias, con el voto a favor de las tres quintas partes de los
diputados y senadores en ejercicio, o de las dos terceras partes de los mismos
en casos especiales.
De tal modo que el artículo 128 de la Carta Magna chilena exige que el
proyecto que aprobasen ambas Cámaras debía pasar luego al Presidente de
la República, quien podría rechazar totalmente dicho proyecto, y en tal
supuesto estas debían votar por insistencia por lo menos en sus dos terceras
partes, en cuyo caso el Presidente deberá promulgar dicho proyecto, a menos
que consulte a la ciudadanía mediante plebiscito. Si rechazara el proyecto de
reforma de manera parcial, la Constitución dispone que las observaciones
podrían ser aprobadas por las tres quintas o dos terceras partes de los
miembros de cada Cámara, y se devolverá el proyecto al presidente para su
promulgación.
Los límites descritos e impuestos durante la dictadura pinochetista, tuvieron su
máximo punto de ebullición en las manifestaciones que comenzaron en el año
2006 en Chile, a raíz del aumento de la tarifa del metro de la capital Santiago.
Desde aquel año la ciudadanía no descanso hasta convencer a los políticos de
turno que la reforma constitucional era inevitable, pues en dicho país la
voluntad política del gobernante y los parlamentarios es indispensable; a
diferencia nuestra que podemos presentar propuestas de iniciativa de reforma
constitucional obteniendo un determinado número de adherentes
compatriotas.

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El proceso de reforma constitucional chileno es muy particular, y ha sido objeto
de estudio por parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE), en cuya opinión señalan que, pese a que Chile tiene una
de las democracias más estables de la región, tienen también una reducida
participación ciudadana y así también una confianza ínfima en las instituciones
de gobierno. El reporte de la OCDE arrojó que tan sólo el 49% de votantes
hábiles chilenos se acercó a sufragar en las elecciones presidenciales del año
2013, una tasa muy baja en comparación con los demás países del mundo. De
peor manera, en las elecciones municipales del año 2016, la tasa de
participación fue tan solo del 34,9%. En aquel entonces, se logró visualizar
que el nivel de confianza en las instituciones públicas era muy bajo y que
pocos chilenos estaban realmente interesados en el acontecer nacional.
El estudio de la OCDE informa que en desde 2008 se vienen produciendo
importantes cambios en Chile para promover la participación ciudadana, con la
dación de leyes como la Ley 20.500, y los instructivos presidenciales N° 8 del
año 2008 y N° 7 del año 2014; además, nuevas iniciativas han sido
implementadas, como el desarrollo de concejos comunales de organizaciones
civiles en las municipalidades.
Por otro lado, volviendo al tema de análisis, sobre la reforma constitucional en
dicho país, cabe resaltar la decisiva acción que tuvo la presidenta Bachelet en
el año 2015, quien lanzó el proceso constitucional abierto a todos los
ciudadanos a desarrollarse en las siguientes etapas: 1. Etapa de encuentro,
con consultas públicas a nivel regional, provincial y local, que sirvieron de
mucho como base para el nuevo proyecto de constitución; 2. Etapa de
deliberación, para la redacción de la constitución; 3. Etapa de soberanía,
mediante la cual debería llevarse a cabo el referéndum popular de aprobación
de la nueva constitución.
Durante la etapa de consulta, los ciudadanos tenían que responder a ciertas
preguntas primordiales sobre los siguientes temas: a) instituciones, b)
derechos, c) deberes y responsabilidades, y d) valores y principios. Además,
se dejó espacio para comentarios libres. Para llevar a cabo esta etapa, se
utilizaron: i) las tecnologías de la información y el internet para las consultas
individuales, para todos los chilenos mayores de 14 años, y participaron

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90.804 ciudadanos; ii) encuentros locales auto convocados, que reunían hasta
30 personas, lideradas por un ciudadano o una asociación, participaron
106.412 personas en todo el país; iii) cabildos provinciales dirigidos por
facilitadores, los cuales reunieron 12.854 personas; iv) cabildos regionales
conducidos por facilitadores que reunieron a 8.621 ciudadanos en 15 regiones.
En total, participaron en este proceso de consulta 218.689 chilenos. Al final del
proceso, el Comité de Sistematización compiló los resultados, los cuales
arrojaron los conceptos primordiales que los ciudadanos consideraban que
debería contener la nueva constitución, estos fueron: Multiculturalismo,
Vivienda digna, Igualdad de género, Estado laico, y Participación ciudadana.
Para la OCDE, en el proceso chileno todos los niveles de gobierno se
involucraron en su coordinación, cumpliendo así con el principio de liderazgo y
compromiso, así como con el principio de transparencia, y el principio de
rendición de cuentas. Y lo más importante, se logró un buen nivel de inclusión
de todos los individuos en el proceso, desde el principio del proceso.
Como se ha podido observar a nivel global, y en nuestra región, no existe una
solución estándar para la reforma constitucional de una nación, pues siempre
estarán sujetas a la coyuntura de la época y la historia de cada país. En el
caso analizado, el proceso de reforma constitucional chileno tuvo consistencia
desde la consulta ciudadana, hasta la votación para la reforma constitucional.
Su éxito se basó en el consenso, la transparencia, la inclusión y la legitimidad
de todo el proceso; que está llevando a Chile a la construcción de una nueva
constitución, con una amplia aprobación en pro de la construcción de un país
más abierto e inclusivo.
Debido a los candados impuestos, Chile tuvo que adoptar una reforma parcial
previa a la consulta popular para la reforma total de su constitución, por lo que
se agregaron artículos, como el 130 y siguientes, a la Constitución de 1980,
para que el Presidente de la República convoque a un plebiscito nacional para
el día 25 de octubre de 2020, detallando milimétricamente el procedimiento de
la consulta, señalando inclusive las preguntas que el referéndum debía
contener: "¿Quiere usted una Nueva Constitución?": "Apruebo" o "Rechazo";
"¿Qué tipo de órgano debiera redactar la Nueva Constitución?": "Convención
Mixta Constitucional" ("Integrada en partes iguales por miembros elegidos

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popularmente y parlamentarios o parlamentarias en ejercicio") o "Convención
Constitucional" ("Integrada exclusivamente por miembros elegidos
popularmente"), con la finalidad que el ciudadano pueda marcar las
alternativas de su preferencia.
Los mismos enunciados constitucionales señalaban que si la población
aprobase elaborar una nueva carta fundamental, el presidente estaba en la
obligación de convocar, dentro de los cinco días siguientes a la elección de los
miembros de la Convención Mixta Constitucional o Convención Constitucional,
según corresponda, la misma que debía llevarse a cabo los días 15 y 16 de
mayo de 2021.
Finalmente, durante el gobierno del presidente Sebastián Piñera, los
ciudadanos chilenos respaldaron firmemente con el 78% dar inicio a la reforma
total de su Constitución. Este plebiscito marca un hito en la historia de los
estados modernos, pues se trata de la primera vez que una constitución será
redactada en forma paritaria, con participación de los pueblos indígenas, por
una Convención Constituyente, cuyos miembros serán elegidos en su totalidad
por el pueblo; y así fue, pues el 11 de abril de 2021 los ciudadanos
nuevamente se avocaron masivamente a las urnas y eligieron a sus 155
miembros repartidos por igual entre mujeres y hombres. De esta manera,
ningún género podrá obtener más del 50% de votación. La Convención
Constituyente para la redacción de una nueva Constitución se instaló en mayo
del año pasado, y actualmente se encuentra cerca de emitir su proyecto final,
el cual deberá ser sometido a la ratificación del pueblo, en lo que los chilenos
han denominado el “plebiscito de salida” o “plebiscito ratificatorio”, que será
por voto obligatorio a llevarse a cabo durante el segundo semestre del
presente año 2022.

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III. CONCLUSIONES
1. La participación ciudadana es una herramienta muy importante que permite
asegurar la incorporación de los pobladores a temas públicos y políticos. Si
bien es cierto es una herramienta que depende de diferentes aspectos e
instrumentos definidos en un marco normativo legal y político, es necesario
también consolidar y fortalecer los medios de aplicación, las cuales
permitan reforzar el desempeño de los gobiernos, el caso chileno es un
buen ejemplo de buenas prácticas, lo cual ha obtenido resultados positivos
con respecto al mejoramiento de su jurisdicción.
2. Como se ha podido observar a nivel global, y en nuestra región, no existe
una solución estándar para la reforma constitucional de una nación, pues
siempre estarán sujetas a la coyuntura de la época y la historia de cada
país. En el caso analizado, el proceso de reforma constitucional chileno
tuvo consistencia desde la consulta ciudadana, hasta la votación para la
reforma constitucional. Su éxito se basó en el consenso, la transparencia,
la inclusión y la legitimidad de todo el proceso; que está llevando a Chile a

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la construcción de una nueva constitución, con una amplia aprobación en
pro de la construcción de un país más abierto e inclusivo.
3. Asimismo los procesos también compartieron una segunda dimensión
clave: la participación ciudadana. Las fases tradicionales de la elaboración
de una constitución incluyen redacción, consulta, deliberación, adopción y
ratificación; esta forma de participación civil suele implementarse mediante
un referéndum vinculante (como en Venezuela, Ecuador o Bolivia) o un
referéndum no vinculante (como en Islandia). También han surgido nuevas
formas de participación, como la posibilidad de elegir al pueblo (en una
Asamblea Constituyente, un Consejo Constitucional o una legislatura
ordinaria) que determinará y redactará los contenidos de la constitución.

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REFERENCIAS

Cárcamo, P. (2015). Participación Ciudadana en la Gestión (Doctoral dissertation,

Universidad de la Frontera).

Carmona, R. (2012). Políticas públicas y participación ciudadana en la esfera

local. Análisis y reflexiones a la luz de la experiencia argentina reciente.

Estado, Gobierno y Gestión Pública, 20, 169/178-169/178.

Carrión, A. (2004). Participación ciudadana y descentralización en el Perú. Latin

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Cavero, J. (2008). La democracia incompleta. Una retrospectiva a la

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México, 2012 (páginas 235 a 272). https://acortar.link/LqbiSc

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