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INFORME ACADÉMICO
Análisis comparativo de participación ciudadana en Latinoamérica
AUTORES:
Calle Flores, Karol Josef (ORCID: 0000-0001-8372-3068)
Huamán Bocanegra, Ginsing Giarli (ORCID: 0000-0002-3016-2268)
Huancas Muñoz, Juan Miguel (ORCID: 0000-0002-2554-304X)
Núñez Sánchez, Sussan Lorena (ORCID: 0000-0003-3821-8665)
Sánchez Medina, Joel Eduardo (ORCID: 0000-0003-2210-6685)
ASESOR:
Dr. Oyola Cortez, Hugo Milton (ORCID: 0000-0002-1028-3150)
LÍNEA DE INVESTIGACIÓN
REFORMA Y MODERNIZACIÓN DEL ESTADO
CHICLAYO - PERÚ
2022
i
Índice
I. INTRODUCCIÓN..............................................................................................3
II. DESARROLLO.................................................................................................4
III. CONCLUSIONES...........................................................................................15
REFERENCIAS....................................................................................................16
ii
I. INTRODUCCIÓN
1
II. DESARROLLO
2
pobladores en asuntos de interés nacional, lo cual ha ocasionado que la
población solo participe en asuntos específicos que guarden relación con las
políticas públicas (Latinobarometro, 2015).
3
establecen que toda persona tiene derecho a participar en los asuntos
públicos de su país.
4
ciudadana local, que han logrado que el Estado pueda unificar su relación
con la sociedad.
Mecanismos Institucionales
Departamental Municipal
/Regional/ Aplicabilidad
País Base Legal Nacional Federal (Deliberativa, Transparencia
consultiva e
informativa)
Chile -Ley sobre -Consulta pública -Consulta pública -Deliberativa: -Ley de transparencia
Asociaciones y -Consejos de la presupuestos N°20.285.
Participación sociedad civil -Presupuesto participativos.
Ciudadana Participativo
N° 20.500. -Acceso a -Consultiva:
información consulta pública y
-Ley de Bases relevante consejos de la
Generales de la sociedad civil.
Administración del -Cuenta pública
Estado N°18.575 participativa -Informativa:
cuenta pública y
-Referéndum acceso a
información
relevante.
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formación de participativos.
-Ley Marco del leyes.
Presupuesto -Propositiva:
Participativo N° -Referéndum Iniciativa (ref.
28.056. Constitucional y de
-Rendición de leyes).
-Ley del Derecho a cuentas.
la Consulta Previa a -Informativa:
los pueblos -Consulta previa Rendición de
Indígenas u (indígena). cuentas.
Originarios
N°29.785.
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una consulta relativa a la ley de niñez; y dos consultas más, dirigidas por un
partido político y por la academia.
Además una de las encuesta socioeconómica nacional del 2013
(CASEN, 2013), 1,57 millones de chilenos (es decir, 9.1% de la población
total) afirmaron pertenecer a uno de los 9 pueblos indígenas reconocidos por
la ley no sorprende, entonces, que el Programa de Gobierno de la
Presidenta Bachelet mencionara la necesidad de que la Constitución chilena
reconozca la diversidad cultural de Chile y los derechos de los pueblos
indígenas; esta ha sido una aspiración del movimiento indígena de Chile
durante muchas décadas, particularmente desde el retorno a la democracia.
De hecho, Chile ratificó el Convenio N° 169 de la Organización Internacional
del Trabajo, que requiere específicamente que las comunidades indígenas y
tribales participen y sean consultadas en todos los asuntos que les afecten
en el proyecto de constitución.
El proceso en sí ha sido evaluado positivamente dentro del Gobierno,
así como por la CCO, que presentó un informe final de evaluación afirmando
que “el ejercicio de la participación ciudadana, a pesar de sus falencias y
limitaciones, cumplió con los requisitos de transparencia, participación,
inclusión y ausencia de sesgos políticos”, tanto en lo que se refiere al ámbito
político como a la gestión. Así lo demuestra la cuenta de SEGPRES sobre el
proceso participativo 2016-17. Por el lado de la sociedad civil, la Fundación
Red: Red de Estudios sobre Profundización Democrática, con el apoyo de la
Fundación Ford, creó el observatorio del Proceso Constituyente en Chile en
marzo de 2017. El Observatorio (integrado principalmente por académicos
de diferentes universidades chilenas) monitorea y evalúa el proceso
constitucional desarrollado en Chile desde 2011 desde la perspectiva de una
democracia participativa. Evalúa los niveles de transparencia, inclusión y
deliberación del proceso de construcción de la constitución; examina las
condiciones sociales, políticas, institucionales y legales; e identifica los
obstáculos para un proceso participativo equitativo e inclusivo.
Si bien el poder legislativo decide sobre el proceso de integración de
la Convención Constituyente, el Gobierno destaca que no excluye otros
mecanismos para el proceso de construcción constitucional, como la
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Asamblea Constituyente. El Capítulo XV reformado establece además que la
Convención Constitucional debe incluir mecanismos de participación
ciudadana aún no definidos, además de un plebiscito final para su
ratificación. La presidenta Bachelet también se comprometió a enviar un
nuevo proyecto de constitución, basado en las Bases Ciudadanas el
documento, al Congreso antes de noviembre de 2017. Una vez aprobado, se
organizará un plebiscito para ratificar el texto final.
Por ende, una de las prácticas y experiencias de la OCDE, comenzó
con los diez procesos constituyentes emprendidos en América Latina
durante las décadas de 1990 y 2000 fueron impulsados por una multiplicidad
de factores políticos y sociales, incluido el deseo de garantizar la estabilidad
política; adaptar los principios fundamentales a los nuevos paradigmas
económicos y políticos; considerar sectores sociales históricamente
marginados y utilizar el proceso como herramienta para la resolución de
conflictos. Tal vez porque estos procesos ocurrieron en democracias
presidenciales relativamente jóvenes, todos muestran varios puntos en
común: se basaron en la creación de una Asamblea Constituyente o
Congreso Constituyente, como más recientemente en Bolivia (2008),
Ecuador (2008 y 1998), Venezuela (1999) y Colombia (1991). El uso de
comités de expertos, como en Brasil (1967) y Ecuador (1979), ya no se
consideró una opción viable para redactar una nueva constitución: de hecho,
garantizar una representación más amplia y una participación democrática
juega un papel importante en la legitimación de todo el proceso.
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claramente que los ciudadanos pueden someter a referéndum la reforma
parcial o total de nuestra Constitución, con las excepciones que el mismo
articulado repara.
Como desarrollo de dichos artículos contenidos en la Carta Magna, en nuestro
país tenemos la Ley N° 26300, de los derechos de participación y control
ciudadanos, que en sus Artículos 17 y 18 disponen que para el ejercicio del
derecho de iniciativa para reformar total o parcialmente la Constitución, se
requieren las firmas del cero punto tres por ciento (0.3%) de la población, y
que se tramiten según lo establecido en el Reglamento del Congreso para las
iniciativas de los parlamentarios, norma con carácter de Ley.
En el caso de nuestro vecino país sureño, el derecho de participación
ciudadana se entiende más estrictamente como el derecho que tienen las
personas de participar en las políticas, planes, programas y toma de
decisiones públicas, que tienen repercusión en sus vidas cotidianas, y para
ello la norma dispone que cada órgano de la Administración Pública
establezca las formas específicas de participación ciudadana individual o
colectiva en el ámbito de su competencia. Este derecho tiene reconocimiento
en la Ley N° 20.500, del año 2011, sobre Asociaciones y Participación
Ciudadana en la Gestión Pública. Dicha norma ha considerado al derecho de
participación ciudadana más ligado a la gestión pública, incluidos los asuntos
medio ambientales, y consagra así la prerrogativa de crear asociaciones
mediante las cuales los diferentes intereses sociales y culturales logren
expresarse, y así también, cuatro diferentes mecanismos, que son el acceso a
información relevante, las consultas ciudadanas, las cuentas públicas
participativas; y los consejos de la sociedad civil.
A nivel constitucional, en Chile el derecho de participación ciudadana sólo está
pensado para toma de decisiones gubernamentales, así el artículo 19,
comprendido dentro del capítulo de los derechos y deberes constitucionales,
señala que los partidos políticos no pueden tener privilegio alguno o monopolio
de la participación ciudadana; y el artículo 118, sobre administración comunal,
dispone que los municipios podrán establecer territorios llamados unidades
vecinales, con la finalidad de promover el desarrollo equilibrado y la adecuada
canalización de la participación ciudadana. No obstante, en su artículo 5 sí
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reconoce que la soberanía reside esencialmente en la Nación, es decir en el
Pueblo, y que su ejercicio lo realizan por medio del plebiscito y las elecciones
periódicas, para agregar inmediatamente que ningún individuo o sector del
pueblo pueden atribuirse su ejercicio.
Como se puede observar, la Constitución de Chile de 1980, emitida durante la
dictadura del fenecido dictador Augusto Pinochet, colocaba un fuerte candado
para cualquier iniciativa de reforma constitucional, considerando que el único
que tenía la atribución de convocar a plebiscito era el presidente de la
República (artículo 32); instaurando un régimen absolutamente estatista en
esta materia, con un procedimiento de reforma y elaboración de nueva
constitución demasiado engorroso, que necesita la aprobación de dos
Cámaras parlamentarias, con el voto a favor de las tres quintas partes de los
diputados y senadores en ejercicio, o de las dos terceras partes de los mismos
en casos especiales.
De tal modo que el artículo 128 de la Carta Magna chilena exige que el
proyecto que aprobasen ambas Cámaras debía pasar luego al Presidente de
la República, quien podría rechazar totalmente dicho proyecto, y en tal
supuesto estas debían votar por insistencia por lo menos en sus dos terceras
partes, en cuyo caso el Presidente deberá promulgar dicho proyecto, a menos
que consulte a la ciudadanía mediante plebiscito. Si rechazara el proyecto de
reforma de manera parcial, la Constitución dispone que las observaciones
podrían ser aprobadas por las tres quintas o dos terceras partes de los
miembros de cada Cámara, y se devolverá el proyecto al presidente para su
promulgación.
Los límites descritos e impuestos durante la dictadura pinochetista, tuvieron su
máximo punto de ebullición en las manifestaciones que comenzaron en el año
2006 en Chile, a raíz del aumento de la tarifa del metro de la capital Santiago.
Desde aquel año la ciudadanía no descanso hasta convencer a los políticos de
turno que la reforma constitucional era inevitable, pues en dicho país la
voluntad política del gobernante y los parlamentarios es indispensable; a
diferencia nuestra que podemos presentar propuestas de iniciativa de reforma
constitucional obteniendo un determinado número de adherentes
compatriotas.
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El proceso de reforma constitucional chileno es muy particular, y ha sido objeto
de estudio por parte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (OCDE), en cuya opinión señalan que, pese a que Chile tiene una
de las democracias más estables de la región, tienen también una reducida
participación ciudadana y así también una confianza ínfima en las instituciones
de gobierno. El reporte de la OCDE arrojó que tan sólo el 49% de votantes
hábiles chilenos se acercó a sufragar en las elecciones presidenciales del año
2013, una tasa muy baja en comparación con los demás países del mundo. De
peor manera, en las elecciones municipales del año 2016, la tasa de
participación fue tan solo del 34,9%. En aquel entonces, se logró visualizar
que el nivel de confianza en las instituciones públicas era muy bajo y que
pocos chilenos estaban realmente interesados en el acontecer nacional.
El estudio de la OCDE informa que en desde 2008 se vienen produciendo
importantes cambios en Chile para promover la participación ciudadana, con la
dación de leyes como la Ley 20.500, y los instructivos presidenciales N° 8 del
año 2008 y N° 7 del año 2014; además, nuevas iniciativas han sido
implementadas, como el desarrollo de concejos comunales de organizaciones
civiles en las municipalidades.
Por otro lado, volviendo al tema de análisis, sobre la reforma constitucional en
dicho país, cabe resaltar la decisiva acción que tuvo la presidenta Bachelet en
el año 2015, quien lanzó el proceso constitucional abierto a todos los
ciudadanos a desarrollarse en las siguientes etapas: 1. Etapa de encuentro,
con consultas públicas a nivel regional, provincial y local, que sirvieron de
mucho como base para el nuevo proyecto de constitución; 2. Etapa de
deliberación, para la redacción de la constitución; 3. Etapa de soberanía,
mediante la cual debería llevarse a cabo el referéndum popular de aprobación
de la nueva constitución.
Durante la etapa de consulta, los ciudadanos tenían que responder a ciertas
preguntas primordiales sobre los siguientes temas: a) instituciones, b)
derechos, c) deberes y responsabilidades, y d) valores y principios. Además,
se dejó espacio para comentarios libres. Para llevar a cabo esta etapa, se
utilizaron: i) las tecnologías de la información y el internet para las consultas
individuales, para todos los chilenos mayores de 14 años, y participaron
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90.804 ciudadanos; ii) encuentros locales auto convocados, que reunían hasta
30 personas, lideradas por un ciudadano o una asociación, participaron
106.412 personas en todo el país; iii) cabildos provinciales dirigidos por
facilitadores, los cuales reunieron 12.854 personas; iv) cabildos regionales
conducidos por facilitadores que reunieron a 8.621 ciudadanos en 15 regiones.
En total, participaron en este proceso de consulta 218.689 chilenos. Al final del
proceso, el Comité de Sistematización compiló los resultados, los cuales
arrojaron los conceptos primordiales que los ciudadanos consideraban que
debería contener la nueva constitución, estos fueron: Multiculturalismo,
Vivienda digna, Igualdad de género, Estado laico, y Participación ciudadana.
Para la OCDE, en el proceso chileno todos los niveles de gobierno se
involucraron en su coordinación, cumpliendo así con el principio de liderazgo y
compromiso, así como con el principio de transparencia, y el principio de
rendición de cuentas. Y lo más importante, se logró un buen nivel de inclusión
de todos los individuos en el proceso, desde el principio del proceso.
Como se ha podido observar a nivel global, y en nuestra región, no existe una
solución estándar para la reforma constitucional de una nación, pues siempre
estarán sujetas a la coyuntura de la época y la historia de cada país. En el
caso analizado, el proceso de reforma constitucional chileno tuvo consistencia
desde la consulta ciudadana, hasta la votación para la reforma constitucional.
Su éxito se basó en el consenso, la transparencia, la inclusión y la legitimidad
de todo el proceso; que está llevando a Chile a la construcción de una nueva
constitución, con una amplia aprobación en pro de la construcción de un país
más abierto e inclusivo.
Debido a los candados impuestos, Chile tuvo que adoptar una reforma parcial
previa a la consulta popular para la reforma total de su constitución, por lo que
se agregaron artículos, como el 130 y siguientes, a la Constitución de 1980,
para que el Presidente de la República convoque a un plebiscito nacional para
el día 25 de octubre de 2020, detallando milimétricamente el procedimiento de
la consulta, señalando inclusive las preguntas que el referéndum debía
contener: "¿Quiere usted una Nueva Constitución?": "Apruebo" o "Rechazo";
"¿Qué tipo de órgano debiera redactar la Nueva Constitución?": "Convención
Mixta Constitucional" ("Integrada en partes iguales por miembros elegidos
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popularmente y parlamentarios o parlamentarias en ejercicio") o "Convención
Constitucional" ("Integrada exclusivamente por miembros elegidos
popularmente"), con la finalidad que el ciudadano pueda marcar las
alternativas de su preferencia.
Los mismos enunciados constitucionales señalaban que si la población
aprobase elaborar una nueva carta fundamental, el presidente estaba en la
obligación de convocar, dentro de los cinco días siguientes a la elección de los
miembros de la Convención Mixta Constitucional o Convención Constitucional,
según corresponda, la misma que debía llevarse a cabo los días 15 y 16 de
mayo de 2021.
Finalmente, durante el gobierno del presidente Sebastián Piñera, los
ciudadanos chilenos respaldaron firmemente con el 78% dar inicio a la reforma
total de su Constitución. Este plebiscito marca un hito en la historia de los
estados modernos, pues se trata de la primera vez que una constitución será
redactada en forma paritaria, con participación de los pueblos indígenas, por
una Convención Constituyente, cuyos miembros serán elegidos en su totalidad
por el pueblo; y así fue, pues el 11 de abril de 2021 los ciudadanos
nuevamente se avocaron masivamente a las urnas y eligieron a sus 155
miembros repartidos por igual entre mujeres y hombres. De esta manera,
ningún género podrá obtener más del 50% de votación. La Convención
Constituyente para la redacción de una nueva Constitución se instaló en mayo
del año pasado, y actualmente se encuentra cerca de emitir su proyecto final,
el cual deberá ser sometido a la ratificación del pueblo, en lo que los chilenos
han denominado el “plebiscito de salida” o “plebiscito ratificatorio”, que será
por voto obligatorio a llevarse a cabo durante el segundo semestre del
presente año 2022.
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III. CONCLUSIONES
1. La participación ciudadana es una herramienta muy importante que permite
asegurar la incorporación de los pobladores a temas públicos y políticos. Si
bien es cierto es una herramienta que depende de diferentes aspectos e
instrumentos definidos en un marco normativo legal y político, es necesario
también consolidar y fortalecer los medios de aplicación, las cuales
permitan reforzar el desempeño de los gobiernos, el caso chileno es un
buen ejemplo de buenas prácticas, lo cual ha obtenido resultados positivos
con respecto al mejoramiento de su jurisdicción.
2. Como se ha podido observar a nivel global, y en nuestra región, no existe
una solución estándar para la reforma constitucional de una nación, pues
siempre estarán sujetas a la coyuntura de la época y la historia de cada
país. En el caso analizado, el proceso de reforma constitucional chileno
tuvo consistencia desde la consulta ciudadana, hasta la votación para la
reforma constitucional. Su éxito se basó en el consenso, la transparencia,
la inclusión y la legitimidad de todo el proceso; que está llevando a Chile a
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la construcción de una nueva constitución, con una amplia aprobación en
pro de la construcción de un país más abierto e inclusivo.
3. Asimismo los procesos también compartieron una segunda dimensión
clave: la participación ciudadana. Las fases tradicionales de la elaboración
de una constitución incluyen redacción, consulta, deliberación, adopción y
ratificación; esta forma de participación civil suele implementarse mediante
un referéndum vinculante (como en Venezuela, Ecuador o Bolivia) o un
referéndum no vinculante (como en Islandia). También han surgido nuevas
formas de participación, como la posibilidad de elegir al pueblo (en una
Asamblea Constituyente, un Consejo Constitucional o una legislatura
ordinaria) que determinará y redactará los contenidos de la constitución.
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REFERENCIAS
Universidad de la Frontera).
https://www.bcn.cl/procesoconstituyente/comparadordeconstituciones/
https://www.latinobarometro.org/lat.jsp
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participativa en América Latina: La voz y sus consecuencias. Maxwell A.
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