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Cuaderno de
notas íntimas
Bernadette Soubirous

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Prólogo
La conmemoración este año 2004
del 150º aniversario de la
proclamación del dogma de la
Inmaculada Concepción es el
motivo de traducir este cuaderno
de Santa Bernadette.

Fue providencial encontrar el


Carnet de notes intimes de
Bernadette Soubirous, en una
tienda de Lourdes, un librito de
bolsillo tan sencillo, entre otros
artículos típicos.

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Las apariciones de Massabielle
empezaron cuatro años después
de 1854, año de la bula Ineffabilis
Deus. Venían a confirmar la
verdad definida por el papa Pío
IX.

Aparte de este carnet de notas


íntimas de Bernadette,
conocemos el relato autógrafo de
las Apariciones, guardado en los
archivos del convento de
SantGildard.

En el Cuaderno (de 10,5 x 5,5


cm.)Bernadette transcribe:
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1. Extractos de sus lecturas
piadosos pensamientos y
oraciones.

2. Notas de retiros.

3.Esquemas de meditaciones.

4. Una oración a la Virgen María.

5. Y finalmente, en una última


página, escribe con pulso
cansado, como si escribiera en su
cama de enferma, un
emocionante pensamiento sobre
la santidad y la Regla.

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Al Cuaderno, que data de 1873 y
1874, se le añaden notas de 1875,
escritas sobre cuadernos y hojas
sueltas del mismo formato. Esto
permitirá al lector seguir más
tiempo el admirable “movimiento
de alma”, que lleva a Bernadette,
en estos años decisivos, hacia un
amor cada vez más puro a
Jesucristo.

Tal vez un detalle hay que tener


en cuenta antes de empezar a leer
el Cuaderno de notas íntimas: de
ningún modo se invita a buscar el

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sufrimiento, como un sacrificio
agradable a Dios. Bernadette
acoge la vida con sus alegrías y sus
penas, en un corazón sencillo y
abierto.

Muchos años han pasado ya


desde aquellas apariciones de la
Virgen a una humilde adolescente
analfabeta de Lourdes, a orillas
del río Gave en 1858; sin
embargo, al comprobar la
repercusión que a nivel mundial
sigue teniendo este fenómeno
espiritual, podría decirse, entre

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otras cosas, que el poder de Dios
para atraer a la humanidad hacia
Sí se hace presente donde,
cuando y como quiere. Así como
en personas muy diversas.
Aunque eso sí, siempre hay algo
parecido en todas esas personas,
es su fe, su gran amor, su
esperanza, su deseo de volver a
Dios y de luchar por un mundo
mejor.

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Cuaderno de
notas íntimas

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Año 1873
Lo que me concernía ya no me
concierne. Tengo que ser, desde
este momento, totalmente de
Dios y sólo de Dios. Nunca de
mí.

María lo ha sacrificado todo y


sólo Dios lo es todo para ella. A
ejemplo suyo, de ahora en
adelante, sólo el Señor será mi
porción. ¿Para qué he venido
aquí, sino para amar a Nuestro
Señor de todo mi corazón? Para

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probarle mi amor tengo que sufrir
a ejemplo suyo y sacrificárselo
todo con generosidad. Ánimo,
alma mía, la oración lo obtiene
todo, el corazón de Jesús está ahí,
llamemos.

Oh divino Jesús, imprime en mi


corazón este sentimiento de uno
de los enamorados de tu cruz,
que solía decir que, si después de
haberte servido durante el espacio
de cien años, le hacías la gracia de
sufrir sólo una hora por tu amor,
creería que todos sus servicios

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serían demasiado bien
recompensados.

¡Oh Virtud, poco conocida pero


muy cierta!
Oh Jesús y María, haced por fin
que todo mi consuelo en este
mundo sea el de amaros y de
sufrir por los pecadores.

¡Oh Jesús mío, concédeme


comprender el santo celo del
celeste Amor! Libera, atrae, eleva

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todos mis afectos… Que mi
corazón crucificado se hunda por
siempre en el tuyo y se sepulte en
la herida misteriosa que le ha
abierto la entrada de la lanza.

¡Oh Jesús, mil veces morir antes


que serte infiel!

¡Oh María Inmaculada!... ¡Oh


glorioso san José! Y tú, san Juan,
discípulo amado del Corazón
Divino, ¡enséñame la gran ciencia
del amor! Que me atraiga
poderosamente… Que tome por
fin vuelo, que vuele para ir a
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perderme y abrazarme, unirme,
hundirme con vosotros en el
corazón adorable de Jesús, y Jesús
Crucificado, centro divino de
Caridad, de pureza, de
anonadamiento y de sumisión
perfecta.

Muriendo incesantemente a mí
misma. En paz soportando el
dolor, trabajo; sufro y amo, sin
ningún otro testigo que su
corazón. El que no está dispuesto
a sufrirlo todo por el Amado y a
hacer en todo su voluntad no es

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digno del dulce nombre de
Amigo…

Porque aquí abajo el Amor no


vive sin dolor.

Es amando la cruz como se


encuentra su corazón, porque el
Amor divino no vive sin dolor.

No viviré un instante que no lo


pase amando. El que ama lo hace
todo sin pena, o bien su pena, la
ama.

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¿Por qué hay que sufrir? Porque
aquí abajo el puro Amor no vive
sin sufrimientos. Oh Jesús, Jesús,
ya no siento mi cruz cuando
pienso en la tuya…

Oh alma mía, sé la fiel imitadora


de Jesús, Él que es dulce y
humilde de corazón., Una
persona que haya sido sólo
humilde de corazón tiene que ser
glorificada, pues, ¿cuál será la
corona delos que humildes
interiormente y humillados
exteriormente, hayan seguido la

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humildad del Salvador en toda su
extensión?

Oh María, mi tierna Madre, he


aquí a vuestra hija que ya no
puede más, mira mis necesidades
y sobre todo mis miserias
espirituales; ten piedad de mí, haz
que algún día yo esté en el cielo
contigo.

Yo lo haré todo por el cielo, allí


está mi patria, allá encontraré a
mi Madre, en to do el esplendor
de su gloria y con ella gozaré de la

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felicidad del mismo Jesús con una
seguridad perfecta.

Oh María, mi buena Madre, haz


que a ejemplo tuyo, sea generosa
en todos los sacrificios que
Nuestro Señor pueda pedirme a
lo largo de mi vida.

Oh mi Madre, ofréceme a Jesús.

Oh mi Madre, toma mi corazón y


húndelo en el corazón de mi
Jesús.

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Jesús vino a la tierra para ser mi
modelo. A ejemplo de Jesús,
quiero seguirle y caminar
generosamente tras sus huellas.

Corazón divino de mi Jesús,


concédeme como herencia el
amarte siempre y siempre más.

Oh María, recibe mi corazón


como una víctima expiatoria por
mis pecados; pártelo de dolor.

Oh mi Madre, te hago el sacrificio


de todas las criaturas, a fin de que

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mi corazón sea todo tuyo y de mi
Jesús.

Oh mi Madre, ven en mi ayuda,


concédeme la gracia de morir a
mí misma para vivir solamente de
mi dulce Jesús y para mi Jesús.

Quiero seguirte, oh mi Jesús, e


imitarte; prefiero ser crucificada
contigo que gozar sin ti de todas
las delicias del siglo.

Mi dulce Jesús, dame un gran


amor por la cruz y si no muero en
ella por la crueldad de los judíos,

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moriré en ella por la violencia de
mi amor.

Oh Jesús mío, haz que te ame:


ámame y después crucifícame
tanto como quieras.

Jesús, mi Dios, te amo sobre


todas las cosas.

Oh dulcísimo Jesús, no seas mi


juez, sino mi Salvador.

Quiero sacrificarlo todo y sufrir


sin lamentarme, pues mi Jesús me
impide temer nada.

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El amor triunfa, el amor goza.

El amor del Sagrado Corazón nos


regocija.

Oh mi amabilísimo Jesús, sólo


hacia ti se elevan los suspiros de
mi corazón.

Margarita María Víctima. Mis


deseos eran que nadie se acordara
de mí, sino para despreciarme,
humillarme y decirme injurias,
porque, de hecho, es lo único que
merezco.

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Oh Jesús, desolado y al mismo
tiempo refugio de las almas
desoladas, tu amor me enseña
que de tus desamparos debo
obtener toda la fuerza que
necesito para soportar los míos.
Estoy convencida de que el más
temido desamparo en que yo
podría caer sería el de no tener
parte en el tuyo. Pero como tú me
has dado la vida por tu muerte y
me has librado por tus penas de
las que yo merecía, tú también
has merecido, por tu abandono,
que el Padre Celestial no me
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abandone y que Él no esté nunca
tan cerca de mí, por su
misericordia, como cuando estoy
más unida contigo por la
desolación.

Oh Jesús, luz de mi alma, ilumina


mis ojos interiores en el tiempo
de la tribulación y ya que me
conviene sufrirla, no tengas en
consideración mis temores ni mi
flaqueza.

Te conjuro, oh Dios mío, por tus


desamparos, no a no afligirme,
sino a no abandonarme en la
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aflicción, a enseñarme a buscarte
en ella como mi único
consolador, a sostener en ella mi
fe, a fortalecer en ella mi
esperanza, a purificar en ella mi
amor; hazme la gracia de
reconocer en ella tu mano y de no
querer en ella a otro consolador
que a ti.

Humíllame, pues, tanto como


quieras y consuélame sólo a fin de
que pueda sufrir y perseverar
hasta la muerte en el sufrimiento.
Ya que las gracias que te pido son

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los frutos de tus desamparos, haz
que aparezca su virtud en mi
debilidad, y glorifícate en mi
miseria, oh Jesús mío, único
refugio de mi alma.

¡Oh Santísima Madre de mi Jesús,


que has visto y has sentido la
extrema desolación de tu querido
Hijo, asísteme en el tiempo de la
mía!

Y vosotros, Santos del Paraíso,


que habéis pasado por esta
prueba, tened compasión de
aquellos que la sufren y
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obtenedme la gracia de ser fiel
hasta la muerte.

¡Vuelvo a Ti, oh Padre de


misericordia! ¡Recíbeme, oh Dios
de todo consuelo! Sostenme con
tu gracia y haz que tantos dolores
y tanto amor no me sean nunca
inútiles.

Jesús lo da todo a aquel

Que lo ha dejado todo.

Cuanto más se contradice

Mi amor,

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Más este único bien me inflama.

Que me aflija noche y día,

No se puede separar de mi alma.

Cuanto más sufriré de dolor,

Más me uniré a su corazón.

El justo es una víctima y su vida


un sacrificio continuo. Por amor a
Jesús, me haré violencia en las
menores ocasiones.

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Me vigilaré a mí misma, a fin de
actuar en todo con la intención de
complacer a Jesús.

¡Oh corazón de mi Jesús, muy


compasivo, acepta cada una de
mis lágrimas, cada grito de mi
dolor como una súplica por los
que sufren, por todos los que
lloran, por todos los que te
olvidan!

¡Oh María, oh Madre de dolores!


Al pie de la cruz has recibido el
título de Madre nuestra. Yo soy el

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hijo de vuestros dolores, el hijo
del Calvario.

¡Oh Amabilísimo Jesús, hacia ti


suben los suspiros de mi corazón!

Jesús mío, sufro y os amo…

Sufro. Hacia ti, consolador mío,


se elevan incesantemente mis
gemidos. En vuestro corazón
adorabilísimo derramo mis
lágrimas, a él confío mis suspiros,
mis angustias; a sus amarguras,
mis amarguras. Haz, Jesús mío,
que esta santa unión las

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santifique. Haz que aumentando
mi amor, las vuelva más dulces y
llevaderas.

Mi divino Esposo me ha dado


aliciente para la vida humilde y
oculta, y a menudo me dice que
mi corazón no tendrá descanso
hasta que se lo haya sacrificado
todo. Y para decidirme, a
menudo me inspira que después
de todo, en la muerte no tendré
otro consolador que Jesús, y Jesús
crucificado. Solamente a Él,
amigo fiel, entre mis dedos yertos,

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a mi tumba me lo llevaré. Oh
locura de las locuras de atarme a
otra cosa que no sea a Él.

37
Oración de una pobre
mendiga a Jesús

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Oh Jesús, dame, te lo suplico, el
pan de la humildad.

El pan de obediencia.

El pan de caridad.

El pan de fuerza para romper mi


voluntad y fundirla con la tuya.

El pan de mortificación interior.

El pan de desprendimiento de las


cosas creadas.

El pan de paciencia para soportar


las penas que mi corazón sufre.

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Oh Jesús, me quieres crucificada.
Hágase.

El pan de fuerza para bien sufrir.

El pan de ver sólo a ti en todo y


siempre.

Jesús, María, la Cruz; no quiero


más amigos que éstos.

Haría falta para ser digna de


servirte (en los pobres) refundir
mi carácter, combatir
incesantemente y destruir mis
inclinaciones, desgarrar mi

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corazón con las violencias más
penosas de la naturaleza; estoy
dispuesta a emprenderlo todo,
bien convencida de que el
prodigio que has obrado para
recompensar la fe de nuestra
santa patrona no es otro que el
anuncio de la resurrección
gloriosa que te dignas
concederme, si respondo a mi
vocación.

El alma fiel cumple todos los


designios de Dios en la Iglesia; su
Esposo la quiere perfecta en sus

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caminos y en sus obras, a fin de
que actuando siempre con fe y
con caridad, el Padre sea el
principio de su obrar, el Hijo de
su luz y el Espíritu Santo de su
amor.

Unión, unión íntima con Jesús,


corazón a corazón con Jesús
como san Juan, en la pureza y en
el amor.

Guárdame, oh Jesús, como tu


bien y tu propiedad.

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He esperado en ti, Señor. Sé mi
casa de refugio, porque tú eres mi
fuerza… En tus manos, Señor,
encomiendo mi espíritu. Tú me
has rescatado, Señor, Dios de
Verdad.

Yo no era nada y de esta nada


Jesús ha hecho algo grande. Sí, ya
que soy, en cierto modo, un Dios
por la santa comunión; Jesús me
da su corazón, yo soy, pues,
corazón a corazón con Jesús,
esposa de Jesús, amiga de Jesús,
es decir, otro Jesús.

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Debo, pues, vivir de Jesús y tener
como fin el del mismo Jesús.

¡Que nuestro fin es sublime!

Debo más que ninguna otra cosa,


unirme sólo a Jesucristo, pedirle
su luz, su fuerza, su vida
sobrenatural, tender al fin
sobrenatural en Él y con Él. Soy
religiosa, es decir, que hago
profesión de perfección.

La vida cristiana no tiene


solamente sus combates y sus
pruebas, también tiene sus

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consuelos. Y si del Tabor hay que
ir al Calvario, del Calvario se
vuelve al Tabor con Jesús. Ahí
está el anticipo del cielo. El alma
sólo hace un camino, del Gólgota
al Tabor. Sale del Gólgota para ir
a buscar fuerza y coraje al Tabor.
La vida es esta escalera

Trabajar enérgicamente en
destruir el amor y el aprecio de
mí misma.

Jesús pide que nos desprendamos


de todo bien, de todo honor
humano, de toda criatura, la
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humildad. Pero la amabilidad de
Jesús, el amor de Jesús vuelven
este desprendimiento menos
difícil y menos cruel a la
naturaleza. Ya no hay nada para
mí, para mí no hay nada ya, sino
Jesús, ni lugar, ni cosa, ni
personas, ni idea, ni sentimientos,
ni honores, ni sufrimientos que
puedan hacer que me vuelva
contra Jesús. Jesús es para mí el
honor, el encanto, el corazón, el
espíritu, a quien amo, lo que amo,
la patria, el cielo ya. Mi tesoro, mi

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amor, Jesús, y Jesús crucificado,
sólo Él es mi felicidad.

Oh Jesús, guárdame bajo el


estandarte de tu cruz. Que el
crucifijo no esté sólo ante mis
ojos, colgado en mi pecho, sino
en mi corazón, viviendo en mí.
Que yo misma sea esta
crucificada viviente, transformada
en Él por la unión de la
Eucaristía, por la meditación de
su vida, los sentimientos más
íntimos de su corazón, atrayendo
las almas no a mí, sino a Él, desde

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lo alto de esta cruz, a la cual,
mientras viva, su amor me ate
para siempre.

Gracia que pido: que nos


prevenga contra las tentaciones
del Demonio y contra los engaños
que éstas llevan consigo, contra la
pasión, contra la sensualidad, que
nos harían perjuros e infieles a
Dios.

Vuelvo de nuevo sobre mí misma.


Me duele haber faltado tan a
menudo a la caridad con
Jesucristo, haber apagado tan a
48
menudo en mí la caridad del
mismo Jesucristo.

Se dice del P. Villefort que estalla


de caridad. Ya querría yo llegar
ahí.

49
Preparación a la santa
comunión

50
La preparación es la meditación.
¡Y yo la hago tan mal!

Renovar, fortalecer las


resoluciones que he tomado
sobre este tema.

¡Pero el cansancio es tan grande


por la mañana! Me acuerdo de la
tentación del P. Ávila, que
dudaba un día, a causa del
cansancio de continuar su camino
para ir a decir la misa. Nuestro
Señor se le apareció y le mostró la
llaga de su corazón, recordándole
que el cansancio no le impidió
51
llegar a la cima del Calvario.
¡Ánimo! Y yo también sabré
hacerme violencia.

Después de todo, si hay


cansancio, incluso si hay
agotamiento: descansar en el
corazón de Jesús.

Cuando la ocasión se presente,


echar aceite y vino en las llagas,
como Jesús, y no vinagre, sin
preferencia por nadie, o como
Jesús, uniéndome
preferentemente a los pobres, a
los que sufren más, a los más
52
humildes, a los más
desamparados… Ser más caritativa
de ahora en adelante con el
próximo, con las miserias
corporales y espirituales.

Por amor a Jesús, aceptaré


generosamente las privaciones, los
sufrimientos, las humillaciones,
como Jesús, María, para glorificar
a Dios.

La patria, la fortuna, la felicidad,


la obra, el alimento, la vida, el fin
de Jesús es la voluntad de su

53
Padre, que ésta sea también la
mía.

¡Alma mía, alégrate de tener


cierto parecido con Jesús, de
quedar oculta en la impotencia!...

Que me deje conducir mejor, que


esté dispuesta a todo, incluso a la
humillación, a la impotencia, a
vivir debajo del celemín, oculta
como Jesús en una cárcel oscura.
Si quiero esta prisión, esta
humillación, sea cual sea, será
para mí el seno de María.

54
55
Jesucristo después de
su nacimiento.

56
Lo contemplo con María y José,
¡pero en qué estado! ¡Un pesebre!
Humillación, privación,
sufrimiento.

Para mayor gloria de Dios, lo


importante no es hacer mucho,
sino hacerlo bien.

¿De qué sirve al hombre ganar


todo el universo, si pierde su
alma? ¡Oh pensamiento terrible,
pero profundamente cierto! La
tierra me parece poca cosa
cuando considero el cielo,
exclama san Ignacio.
57
Una buena religiosa debe pedir a
Dios:

Más que humillaciones,


humildad.

Más que sufrimientos, paciencia.

Más que obras, voluntad.

Más que acciones, amor.

Más que órdenes, abandono.

Más que palabras, efecto.

Más que a la salud, aplicación a la


santidad.

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La cruz.

59
Oh mi Dios, si no puedo
derramar mi sangre y dar mi vida
por ti, quiero por lo menos morir
a todo lo que te desagrada. Al
pecado, a los deseos terrenales, a
las codicias de los sentidos, al
mundo y a mí misma.

Cruz de mi Salvador, cruz santa,


cruz adorable, en ti sólo pongo mi
fuerza, mi esperanza y mi alegría.
Tú eres el árbol de vida, la
escalera misteriosa que une la
tierra al cielo y el altar sobre el

60
cual quiero sacrificarme
muriendo con Jesús.

Abandono sin límites, amor y


fidelidad a Jesús, mi Esposo hasta
la muerte.

El corazón de Jesús, con todos


sus tesoros, es mi porción, yo
viviré en él y en él moriré en paz
en medio de sufrimientos.

Jesús mío, pon tanto amor en mi


corazón que un buen día se
rompa por ir a ti. Tú lo sabes, mi
Jesús, yo te coloco como un sello

61
en mi corazón, quédate ahí
siempre.

62
Retiro dado por el R.P.
Secail
1º Dios es mi Creador; 2º mi
Salvador; 3º mi Santificador. Soy
cosa de Dios, pues Él es maestro
absoluto de mi cuerpo, de mi
alma y de mis acciones. Él quiere
de mí que le sacrifique a cada
instante y en todo mi voluntad.
Tengo que estar en las manos de
mis superiores como un cadáver,
o aún más, como un madero; qué
importa si se equivocan,

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obedeciendo con espíritu de fe,
yo no me equivocaré nunca.

Mi corona en el cielo debe ser


resplandeciente de inocencia y las
flores brillantes como el sol. Los
sacrificios son las flores que Jesús
y María han elegido.

Es necesario que yo sea una


víctima, es decir, tengo que vivir
diariamente de sacrificios, a
ejemplo de Jesús y de María.

64
Sobre el
desprendimiento de las
criaturas.
San Ignacio no quiere que seamos
indiferentes, sino que lleguemos a
serlo. Mi corazón está hecho para
Dios y es celoso. Yo quiero que
sea de Él sin ninguna división.
Seré una santa si soy humilde,
dócil y generosa.

65
Sobre la pobreza de
Jesucristo.
La pobreza no debe ser
solamente embarazosa, sino
también crucificante. Jesús
escogía para su comodidad lo más
despreciable de la tierra, la paja
para coger su cuerpo todavía frágil
y delicado. Si Él ha tenido alguna
preferencia, es siempre por el
sufrimiento y yo, al contrario, por
la comodidad, el placer. Eso está
hecho. Desde el día de hoy, con

66
la ayuda de tu gracia, quiero
seguir tus huellas, sufrir,
vencerme y morir a todo lo que
no seas tú, a fin de vivir para
Jesús, con Jesús y en Jesús. Yo
seré, pues, toda de Jesús. Qué
dulce me será morir así con Jesús.

67
Sobre la tentación

68
Quien se expone a la tentación,
nos dice la Sagrada Escritura,
perecerá. No hay que tener
miedo de la tentación, nos es útil
y necesaria. Hay que armarse con
la oración, tener una confianza sin
límites en Nuestro Señor, gran
desconfianza en mí misma,
humildad profunda, obediencia
ciega, fácil, alegre y a toda prueba.

Jesús crucificado es mi modelo,


debo trabajar enérgicamente por
parecerme a Él. No debo
entristecerme de otra cosa que no

69
sea de ofenderlo y de no tener
nada que sufrir a ejemplo suyo y
por su amor.

Lo que era mío ya no me


pertenece, lo he dado todo a
Jesús.

- Resolución: energía para


romper mi voluntad en las
cosas más pequeñas. Hacer
dos etapas por día para
reparar el tiempo perdido.
- Desprendimiento de las
criaturas y de las cosas,

70
vigilar los sentimientos de
mi corazón.
Escuchar a Jesús que me
dirá a menudo: “Hija mía,
dame tu corazón. Lo
quiero sin división.”
- Vida común, vida santa.

Cuanto más contemplo a mi


Dios, tanto más mi Dios me
contempla; cuanto más le ruego,
tanto más Él piensa en mí.

- P. Douce: “Tienes que


llevar la cruz oculta en tu

71
corazón a ejemplo de
María”.
- Resolución: iré al locutorio
con alegría, aunque en mi
interior haya tristeza.
- Diré a Dios: Sí, ya voy, a
condición de que un alma
salga del Purgatorio o de
que convirtáis a un
pecador.
- P. Douce: “Entra en el
corazón de María y
quédate ahí, haz de él tu
morada en la tierra”.

72
- Oh Madre mía, en vuestro
corazón vengo a depositar
las angustias de mi corazón
y a sacar de él fuerza y
coraje.
- P. Douce: “No temas llevar
la cruz, aunque sea
desnuda”.
Cuanto más dé a Jesús,
tanto más Jesús me dará.
Por amor a Jesús, debo
vencerme o morir.

73
San Juan Bautista en el
Jordán.
¡Qué austero y riguroso es! No es
todavía Jesús, pero ¡cómo le
prepara los caminos! ¡Cómo
invita a la contrición por la
penitencia! ¡Cómo anuncia a
Jesús! ¡Cómo nos lleva a Jesús!
¡Cómo disminuye ante Jesús!
“Soy yo quien debería ser
bautizado por ti…”

Sólo cede por humildad, por


obediencia: “Así nos conviene
74
que se cumpla toda justicia”, dijo
Jesús, “toda…” Como Salvador,
expiando; como pecador, ya que
los representa humillándose;
como Justo, purificándose más
aún… “toda”, por san Juan
Bautista, como precursor
rindiendo homenaje a su misión;
como servidor, obedeciendo a
este Maestro que le rinde
homenaje.

Pero razón de más para que san


Juan Bautista exclame:

75
“Conviene que Él crezca y yo
disminuya”. En mí también hace
falta lo mismo, porque yo soy
todavía el hombre natural…
demasiado rígida, como san Juan
Bautista.

Hace falta para que Dios sea más


glorificado, para que mi vocación
sea más cumplida, para que su
gracia no sea nunca vacía en mí,
para que repare el pasado y
asegure el futuro. Pero ¿cómo
crecer, cómo disminuir? Para que
Jesús crezca… hace falta que yo

76
disminuya… El crecerá en la
medida que yo disminuya. Si no
disminuyo, le impido crecer.

¿Por qué Él es tan pequeño en


mí? Es que yo no soy bastante
pequeña, bastante humilde; que
yo sea, pues, humilde por fin, que
me humille, pues, y Jesús crecerá.

Crece, Jesús, crece en mí, en mi


corazón, en mi espíritu, mi
imaginación, mis sentidos, por
vuestra modestia, vuestra pureza,
vuestra humildad, vuestro celo,
vuestro amor. Crece con tu gracia,
77
tu luz, tu paz; crece a pesar de mis
resistencias, mi orgullo; crece
hasta la plenitud del hombre
perfecto; crece como en Nazaret
delante de Dios y delante de los
hombres, para gloria de tu Padre.

78
Para mayor gloria de
Dios

Pero a los grados de gloria de


Dios, de amor de Dios, de
humildad, pobreza, se oponen los
grados correspondientes de
orgullo.

79
A gloria igual para Dios, hay que
amarse demasiado a sí mismo
para no preferir el placer, el
honor… Amarse demasiado a sí
mismo para evitar el pecado
venial, cuando hay riesgo de no
guardar la ley de Dios.

Amarse demasiado a sí mismo,


para evitar el pecado mortal.

La fe facilitada en estas cuatro


verdades:

- Dios siempre presente.

80
- No pasa nada sin su
permiso, su voluntad.
- Todo lo que hacemos al
prójimo se lo hacemos a Él
mismo.
- Él contiene en sí mismo
toda bondad y todo bien.

La fe está viva con estas verdades:

- Expulsa todo pecado.


- Consuela de toda pena.
- Disipa toda languidez.

81
- Fecunda el alma con la vida
de la gracia.

Dios dirá al fin de nosotros,


“porque has hecho el bien”.

Medio: unión con Jesús y María.

82
Bautismo de Jesucristo

83
Jesucristo deja a su Madre. Ella ya
lo sabía. Resignación o más bien
ella lo envía, lo sigue con el
corazón y muy pronto está con Él.
Jesús sabe sacrificar la naturaleza
sin romper el corazón de su
Madre.

Miradlo cómo va camino del


Jordán. ¡Cuánto tiempo hace que
esperaba el momento de empezar
su misión!... Sin embargo, nada
de prisas, ningún ardor natural.
La voluntad de su Padre lo
dispone todo, nada le apremia,

84
sino hacer la voluntad de su
Padre.

Su caminar apostólico tan dulce y


tan grave atrae e impone. ¡Y yo
tan apresurada y tan inflexible!
¡Cuántas almas se amilanan!

¿Por qué esta unión y sumisión a


la voluntad de Dios? Porque es
necesariamente justa, amable,
superior a todo, de modo que no
se puede proponer ningún
pretexto plausible para
despreciarla nunca.

85
Porque es la única regla de
conducta verdaderamente segura.
Aunque sean buenas las
intenciones, es siempre un error,
una desilusión y una falta ir contra
la voluntad de Dios; si la
seguimos, ya no hay ilusión que
temer.

Porque es el verdadero secreto de


la más alta perfección. Porque es
el medio certero de glorificar a
Dios en todo, ¡para mayor gloria
de Dios! No importa hacer
muchas cosas y cosas brillantes,

86
sino la voluntad de Dios, porque
eso es todo el Evangelio, toda la
vida de Nuestro Señor.

Porque esta práctica es nuestro


auxilio en todas las oscuridades,
ya que Dios no puede engañarnos
como el hombre; yo sé de quién
me he fiado. Lo que Dios quiera,
como Él lo quiera, porque Él lo
quiere.

Porque ése es el secreto de la paz


y de la felicidad. Porque así se
puede decir de nosotros, como de
Jesús: “Todo lo hizo bien”; y
87
podemos decirnos a nosotros
mismos a cada instante, como
Dios después de la creación: “Y
vio que era bueno”.

Porque un buen juicio nos espera


al final.

De ahora en adelante ponga yo su


voluntad por encima de todo, la
patria, la fortuna, la felicidad, el
alimento, la vida: el fin de Jesús es
la voluntad de su Padre. Que sea
también la mía.

88
¿Y yo me quejaría de tal prueba?
Sin ella no me desprenderé de mí
misma. Nunca sin ella, procuraré
verdaderamente la gloria de Dios.

¿En qué consiste esta solicitud?


Pureza de conciencia, pureza de
intención, ejercicios de piedad,
virtudes según el estado…

Este año es necesario vencerte o


morir. Guerra a la propia
voluntad. Para la mayor gloria de
Dios, lo importante no es hacer
mucho, sino hacer bien.

89
La vocación. ¿Por qué las reglas?
... ¿De qué sirve al hombre ganar
todo el universo si acaba
perdiendo su alma?

Obstáculos:

1º Multiplicidad de ocupaciones.

2º Celo mal ordenado a ejemplo


de las vírgenes locas.

3º Búsqueda de sí mismo.

4º Desaliento.

90
1º No seáis sólo el canal de la
gracia, sino un depósito y un
depósito sobreabundante. El
primero, apenas se ha llenado, ya
se desparrama. El segundo espera
a estar lleno y lo comunica a los
que vienen a beber de su
sobreabundancia.

2º No actuáis sabiamente, os
agotáis con un trabajo insensato.

91
Vida privada de
Jesucristo

92
Así pues, siempre lo mismo, una
sola cosa, la santa voluntad de su
Padre; he aquí su ley, su vida,
porque cumpliéndola procura la
gloria de su Padre. Y yo debo
penetrarme bien de este principio
de que todo consiste en hacer la
santa voluntad de Dios.

Y esto no es suficiente, hay que


llegar a amar en la práctica por
encima de todo esta santa
voluntad de Dios.

93
Los pastores
¿Cuáles son los regalos de los
pastores? No son el oro, el
incienso y la mirra, sino leche,
fruta y corderos, es decir, también
pureza, amor, verdadera piedad y
sacrificio.

Y el Cordero se da a ellos. María


se lo presenta. ¡Cómo lo
estrechan entre sus brazos! ¡en su
corazón! Oh María, guarda Jesús
en mi corazón.

94
Encarnación
La humildad es el secreto de la
gloria de Dios.

Para mayor gloria de Dios.

Jesús en el seno de María. El


corazón de María es como un
altar y allí se ofrece la víctima de
reparación, de adoración, de
impetración, de acción de gracias.

95
Natividad
Humillaciones, sufrimientos,
privaciones de camino a Belén,
tantos medios de glorificar a Dios.
Todo lo que pierden lo dan a
Dios, el amor de Dios aumenta
en ellos por los sacrificios y con el
amor, la vida verdadera.

De esta vida interior de Jesús


encerrada en María no aparece
nada al exterior, pero ¿qué
importa? ¡Qué fácilmente
encuentra Él a su Padre en María!

96
¡Qué bien lo glorifica en el altar
del corazón de María! ¡Cómo se
regocija de cultivar con su gracia
la hermosa alma de María! ¡Y que
yo tenga también la vida interior!

Qué importa que nada aparezca


al exterior, con tal de que imite a
Jesús, que viva de la vida de Jesús,
que esté en el seno de María
como Jesús. Que acepte
generosamente las privaciones, los
sufrimientos, las humillaciones,
como Jesús, María, José para
glorificar a Dios.

97
¡Oh mi Jesús, sé mi fuerza y mi
virtud!

98
Meditación

Punto 1º: Jesús es mi modelo.

Punto 2º: Jesús es mi fuerza.

Punto 3º: Jesús es mi verdadero


consuelo
99
Sobre la resurrección
espiritual de nuestras
almas.
1º Dios está celoso de mi
corazón. Él quiere que le
sacrifique todos los afectos
humanos con generosidad, a fin
de que Él reine en mí como
maestro. Es necesario que yo sea
una santa; mi Jesús lo quiere.
Estoy obligada a ello por mi
estado.

100
Sobre la muerte del
Justo
El justo no debe temer nunca la
descomposición de su cuerpo, ya
que un día resucitará glorioso y
todo resplandeciente de gloria.

101
Sobre el reino de Jesús

102
Punto 1º: Jesús debe reinar en mi
corazón.

Punto 2º: en mi espíritu.

Punto 3º: en mi voluntad, en fin,


en mi alma entera.

103
El “Hágase” del Hijo
de María
De todos los “Hágase”, ¿éste no
es acaso el más dulce? El amor
divino los une, los dos corazones
no son más que uno para Amar,
Sufrir y Obedecer.

Ya no más mi voluntad, mi buena


Madre, sino la tuya que es
siempre la de Jesús.

104
María

105
¡Ánimo! Hija mí, has encontrado
la Perla preciosa que compra el
Reino de los Cielos. Amar
siempre lo que Dios quiere…
quererlo siempre…Desearlo
siempre. Hacerlo siempre… ¡Es el
gran secreto de la perfección, la
llave del Paraíso, la antesala de la
paz de los santos!... Cuanto más
tu corazón se una al mío, más
gustarás la verdad de estas
palabras… Cuando ya no tengas
otra voluntad que la de Dios, tu
corazón y el mío formarán un
solo y mismo corazón.
106
Aprende a decir cada día
conmigo el “He aquí la esclava”
de la perfecta obediencia; sean las
que sean las pruebas que el Señor
te envíe, los sacrificios que Él te
pida, los deberes que Él te
imponga, ten siempre en tus
labios y en tu corazón esta
respuesta de amor y de fidelidad:
He aquí tu esclava, oh mi Dios,
dispuesta a emprenderlo todo, a
darlo todo… a sacrificarlo todo… a
inmolarlo todo, con tal de que
vuestro buen deseo se cumpla en
mí y en toda la tierra…
107
El alma

108
¡Ah! Hágase en mí según tu
palabra. Oh Madre mía… y que
mi corazón, perdido en el
vuestro, no tenga ya otro
movimiento, otro querer, otro
amor que el buen deseo de mi
divino Maestro… Que yo empiece
aquí abajo el “amén” eterno de
los bienaventurados. El alma
unida a tu alma glorifica al Señor
por este perpetuo homenaje de
una sumisión perfecta. Sí, mi
Dios, sí… En todo y por todo Sí…

109
110
Año 1874
A.M.D.G.
Retiro de Septiembre
1º Gracia principal para pedir
durante este retiro: vivir cada vez
más oculta, a ejemplo de Jesús y
de María.

2º Desprendimiento de las
criaturas y de mí misma.

Diré un Patery un Ave María


todos los días con esta intención.
111
- Resolución: combatir con
generosidad mi defecto
dominante: la
susceptibilidad… Ir delante
de la persona que me haya
mortificado, ser muy buena
con ella. No por la
persona, sino por amor a
Nuestro Señor.

112
Consejos dados por el
Padre Douce.
“No temas, quédate siempre muy
cerca de Nuestro Señor en su
Tabernáculo. Penetra en Él bien
adentro y no salgas de Él nunca.
Ruega a la Santísima Virgen que
os tenga bien ocultas en Él: mira
al buen Maestro, sufre mucho sin
decir nada, ni siquiera se mueve.
Él, que, sin embargo, podría
hacer que todo volviese a la nada.

113
A ejemplo suyo, lleva la Cruz
oculta en tu corazón, con ánimo y
generosidad, por el amor de
Jesús”.

He pecado, es justo que sufra.

“¡Lee y medita de vez en cuando


el capítulo de este tratado del
Camino regio de la santa Cruz!
Encontrarás en Él fuerza y ánimo
para pasar el año.” “¿Vivacidad?
Haz un acto de contrición,
humíllate delante de Nuestro
Señor y acércate a Él con
confianza. Sería más perfecto que
114
te disculparas a tu compañera,
pero no estás obligada. Peor para
ella si toma mal ejemplo, es
necesario que ella tenga la
suficiente caridad en su corazón
como para pensar que has
obtenido el perdón de tu falta.”

“Para ser pobre no es necesario


que lo especifiques, desde el
momento que ya has pedido
permiso para dar y recibir”.

Gracia principal para pedir


durante este retiro: vivir cada vez

115
más oculta a ejemplo de Jesús y
de María.

“Acordaos a menudo de esta


palabra que os ha sido
pronunciada por la Santísima
Virgen: ¡penitencia!, ¡penitencia!
Tú debes ser la primera en
ponerla en práctica.

Por eso, súfrelo todo en silencio


de parte de tus compañeras, con
esta intención, a fin de que Jesús y
María sean glorificados. Pedid
mucho a Nuestro Señor y a la
Santísima Virgen que os hagan
116
conocer la cruz que Él quiere que
llevéis este año. Llevadla con
amor, fidelidad y generosidad.
Devolvedla todas las tardes a
Nuestro Señor y Él os la
devolverá todas las mañanas
cuando os despertéis. Recibidla
siempre con amor y generosidad.

Esta cruz será vuestra gloria y


vuestro consuelo”.

Todos los meses, examen. ¿Soy


fiel a seguir los consejos que me
ha dado mi confesor en tal

117
circunstancia y las prohibiciones
que me ha hecho?

Para el pasado, abandono y


confianza para el futuro.

Gracia que pido: la humildad y la


generosidad en las penas que
tenga que sufrir, físicas o morales.

- Resolución: ser muy fiel a


los ejercicios de piedad y a
los más pequeños detalles
de nuestra santa Regla.

118
Objeto de examen particular:
sobre la igualdad de humor en las
penas y en las contrariedades
exteriores e incluso interiores.

En el último día, todas nuestras


virtudes serán probadas en el
fuego; sólo la humildad podrá
resistir (san Efrén)

119
Sobre la resurrección
espiritual de nuestras
almas.

120
Es decir, hay que hacer todas
nuestras acciones para complacer
a Nuestro Señor con espíritu de
fe. Cuanto más muramos en la
cruz, más gloriosa será nuestra
resurrección. Qué locura
replegarse sobre sí mismo cuando
Nuestro Señor nos pide la mano
para clavárnosla; de ahora en
adelante cuanto más sea
crucificada, más me regocijaré…

Yo soy el camino, la verdad, la


vida… Pero para seguirme, hay
que renunciar a sí mismo, tomar

121
su cruz y llevarla hasta el último
día...

Mi divino Maestro, ¡mi elección


ya está hecha!... Prefiero sufrir
contigo hasta la muerte, antes que
regocijarme un solo instante con
los que os ultrajan y os
abandonan… He considerado el
camino ancho… He pesado el
valor de las riquezas perecederas
de la tierra… he medido la
anchura de sus placeres
pasajeros… he sondeado sus vanas
alegrías y su gloria efímera. He

122
visto sus brillantes flores, en las
cuales crecen las espinas del
remordimiento y las decepciones
del dolor.

Gracias a tu divina luz… ¡lo he


comprendido todo!.. Y apartando
mis labios del cáliz envenenado,
he exclamado con el Sabio:
Vanidad de vanidades; todo es
vanidad sobre la tierra, como no
sea amar a Dios y servirlo.

Entonces levanté los ojos y ¡ya no


vi más que a Jesús!

123
¡Sólo Jesús como fin.

Sólo Jesús como Maestro.

Sólo Jesús como Modelo.

Sólo Jesús como Guía.

Sólo Jesús como Alegría.

Sólo Jesús como Riqueza.

Sólo Jesús como Amigo!

¡Oh sí, mi Jesús! Sé tú sólo a


partir de ahora mi todo y mi vida;
te seguiré a dondequiera que
vayas… ¡Vamos, alma mía, ánimo!

124
Un día más, siguiendo a Jesús y a
María, subiendo al Calvario… ¡Y
después con Jesús y María, la
Felicidad, la Alegría, la Eternidad!

¿De ¡Oh buena Cruz!... Oh


preciosas espinas del camino, tus
heridas serán pronto gloriosas.

Una religiosa debe vivir en la


mortificación como el pez en el
agua; no es lo mismo cuando una
religiosa no se mortifica. La
aplicación rigurosa a todos los
deberes conlleva necesariamente
el ejercicio de una mortificación
125
continua a cada instante. Si uno
no se mortifica, falta a sus
deberes.

¿De dónde vienen las


infracciones a la Regla y a los
votos? ¿De dónde viene el
relajamiento de algunas
comunidades? De que el ejercicio
de la mortificación no se ha
puesto en vigor o no se ha
mantenido. La mortificación que
Dios nos pide es la observación
exacta de nuestra Regla, las
prácticas, las costumbres y las

126
recomendaciones hechas por los
superiores. Una hermana muy fiel
a todo esto practica
eminentemente la mortificación y
sin ningún peligro de vanidad. En
mi opinión, esta hermana podría
entrar en el cielo sin pasar por las
llamas del Purgatorio. Hay
muchas mortificaciones cotidianas
que un alma recogida y atenta no
deja perder.

La de levantarse en invierno a la
hora establecida y sin retraso, sin

127
dar vueltas y vueltas en la cama, es
muy agradable a Dios.

La guarda de nuestros sentidos.


La curiosidad no reprimida es un
obstáculo para la oración. Si
alguien entra en casa, no lo
miréis, no le preguntéis quién es.
En cuanto a l sentido del gusto,
hay una infinidad de
mortificaciones que se pueden
hacer sin que nadie se dé cuenta.
Una religiosa no debería nunca
dar a conocer su gusto o
desagrado por tal o cual alimento.

128
Nunca hay que oír a las religiosas
hablar de comer, eso indicaría
muy poco espíritu interior.
Cuando se va al comedor, hay
que humillarse por estar obligado
a hacer una acción que nos es
común con las bestias, después
hay que acordarse de lo que
hicieron los santos.

Una religiosa que concede a su


cuerpo todo lo que desea beber y
comer no tendrá nunca una vida
interior.

129
La mortificación es el “a,b,c” de la
perfección. La naturaleza nos
lleva siempre a buscar lo que
puede halagar nuestro gusto, pero
cuanto más concedamos a
nuestro cuerpo, más nos pedirá:
cuanto más le deneguemos,
menos nos exigirá. Hay tan
grandes delicias en la práctica de
todas las mortificaciones
prescritas por nuestras reglas, que
un alma que las ha probado no
llega a saciarse de sufrimientos y
de cruz.

130
La mortificación tiene para esta
alma un atractivo tan potente que
nunca tiene bastante.

No olvidéis que una vocación que


os distingue del resto de los fieles
y os sitúa en un orden superior
exige de vosotras virtudes
eminentes. Os invito a que las
meditéis en estas pocas palabras
que yo denominaría el catecismo
abreviado del estado religioso:
obediencia ciega, pobreza hasta la
desnudez evangélica,
mortificación hasta la crucifixión,

131
humildad hasta el
anonadamiento.

Éstos son los sacrificios a que os


habéis comprometido.

Medios infalibles de santidad y de


santidad consumada:

1º Los medios que Dios pone a


nuestra disposición: la luz, es
decir, nuestras reglas.

2º De nuestra parte, buena


voluntad, es decir, enérgica,
valiente, constante, perseverante.

132
TEXTOS DE 1873-
1874
Escalón 1º
Jesús crucificado diciendo a mi
alma que debe tener confianza y
ánimo para imitarlo. Hoy te
conduzco al Tabor para obtener
fuerza y ánimo.

Mañana en el Calvario, a fin de


poner a prueba tu amor, ¡coraje!,
alma mía, a ejemplo de Jesús,
subiendo al Calvario, es decir, no
133
134
temamos ya las humillaciones,
frialdades y desprecios de las
criaturas.

La vida de Jesús ha sido una


escalera de humillaciones, de
sufrimientos y de sacrificios.

Oh alma mía, no perdamos ya el


tiempo, apresurémonos,
pongámonos manos a la obra
para imitar este divino Original.

Oh María, mi buena Madre, te


ruego que imprimas en mi alma
entera los rasgos de mi divino

135
Esposo crucificado; haz que de
ahora en adelante sus deseos sean
mis deseos, su amor sea mi amor.

Deseos de Jesús: la gloria de su


Padre y la salvación de las almas,
hambre y sed de sufrimiento para
rescatar las almas y la mía en
particular.

Mi Jesús me conduce hoy al


Tabor a buscar fuerza y coraje,
para que yo suba al Calvario a
ejemplo suyo con generosidad y
amor.

136
Sólo estoy en este mundo para
trabajar por la gloria de Dios y la
santificación de las almas.

El alma que implora a María no


puede perecer… La que confía en
ella conserva la calma en medio
de la tempestad, guarda la paz a
pesar del furor de la tormenta…
“Hágase”… “Hágase”… Madre, si
el Señor quiere que me quede en
la tierra, haz que mi vida sea un
largo acto de reconocimiento y de
amor. “Hágase”… si Él quiere
llamarme a Él, consígueme que Él

137
purifique mi corazón de toda
mancha.

“Hágase”… para la vida.


“Hágase”… para el sufrimiento.
“Hágase”… para la muerte…
“Hágase” siempre, oh Madre, en
tu dulce corazón.

Es necesario que nuestras


superioras mayores sepan todo lo
que pasa en las casas, ya sea
bueno, ya sea malo; no sólo las
inferiores pueden hacerlo, sino
que deben hacerlo.

138
Examen de conciencia:
Apasionada como Pedro, con qué
facilidad echaría mano de la
espada… ¿A santo de qué?
¡Buena la habríamos hecho si
hubiera cortado una oreja!
“¡Levantemos el corazón!” Hay
que imitar la bondad de Jesús,
curar las heridas en vez de
hacerlas yo misma…tengo que
abandonarme a las directrices de
Dios hasta el sacrificio, si Él lo
quiere así; abandonarme yo
misma como Jesús, en el Espíritu
de Jesús.
139
Pero para eso hay que velar, rogar
como Jesús, con Jesús. Es la
oración la que prepara para el
sacrificio al sacerdote y a la
víctima. La naturaleza tiene
horror al sacrificio, sólo la gracia
puede hacer una verdadera
víctima y un verdadero sacerdote.

Jesús llevado por esta tropa


horrible. ¡Con qué coraje,
dignidad y dulzura se entrega!
¡Cómo se manifiestan todas sus
virtudes en esta renuncia!...
¡Cómo glorifica a su Padre!...

140
Saber entregarme, dejarme hacer,
dejarme cortar los cabellos,
dejarme calumniar, despreciar,
rechazar, desgarrar. ¡Oh, cómo
glorificaría a Dios! ¡Qué medio
tan eficaz y rápido de llegar a la
perfección!

He contemplado el Calvario.
Jesús en la cruz entregando el
último suspiro.

Ya que Él muere, muramos


nosotros también, pero de muerte
espiritual; muramos también con
Él, muramos por Él. Librémoslo,
141
muriendo nosotros mismos a
estos enemigos que, en nosotros
mismos, lo persiguen con tanto
encarnizamiento, que han jurado
su muerte.

¡Cuántos enemigos de Jesús en


mí, que son también los míos!
¡Triste espectáculo, el de una
guerra intestina! Luchar contra los
enemigos de fuera no es nada,
según parece, en comparación
con esta guerra donde los
hermanos se arman contra los
hermanos. Pero aquí hay mucho

142
más que mis hermanos: mi carne
y mi sangre, yo misma… La triple
concupiscencia que es como el
trípode de mi vida desde que hay
pecado, que está armada
incesantemente contra mi alma,
contra mi honor, contra mi virtud,
contra mi salvación eterna, contra
Jesús, mi Dios.

¡Guerra a estos enemigos


interiores de Jesús y de mi alma,
guerra hasta la muerte! La paz no
es posible, ni siquiera la tregua.
La paz no es suficiente porque el

143
enemigo se alza pronto y recobra
ventaja, por poco que nos
durmamos en los laureles. Sólo
la muerte puede tranquilizarnos
contra Él. ¡Oh, necesidad de esta
muerte! ¡Ventajas inapreciables de
esta muerte!

144
Diario de los retiros

¿Qué es amar? Es obedecer.

¡Mira a Jesús obedeciendo hasta


la muerte en cruz!... y yo también,
en todo, siempre… En fin, es
sufrir con constancia, con coraje…
Mira a Jesús… ¿y yo?

. Obedecer es amar.

145
. Obedecer para agradar a Jesús
es amar.

. Sufrirlo todo de parte de las


criaturas para agradar a Jesús es
amar.

. Obedecer es amar.

. Sufrirlo todo en silencio para


agradar a Jesús es amar.

146
RETIRO DE 1874
Sobre la santa
comunión.

147
148
Oh tú, alma, que tienes un
corazón, que buscas el afecto de
las criaturas, porque tienes
necesidad de ser amada, ven a
Jesús Eucaristía y contenta tu
corazón; ama a este Jesús hecho
víctima por ti; prodígale y dale
todas las ternuras y afectos de tu
corazón y tu corazón sin reservas,
no olvides que yo soy el Dios
celoso de tu corazón.

Y tú, alma desamparada,


despreciada quizás por todas tus
hermanas, no llores, alégrate.

149
Dios, celoso de tu corazón,
permite que sólo encuentres
aflicción y amargura en tus
hermanas a fin de que tu corazón
sea librado de todo afecto
humano; si tuvieras dos
corazones, podrías darle uno al
buen Dios y el otro a la criatura.
Pero yo sólo tengo un corazón,
por consiguiente, de ahora en
adelante sólo Dios debe reinar en
él y poseerlo por entero. El
mundo me lo pedirá a menudo,
pero será para echarlo a perder.
Dios me dirá continuamente:
150
“Hija mía, dame tu corazón para
purificarlo y santificarlo cada vez
más.” Oh Jesús mío, desde este
momento, mi corazón te
pertenece sin vuelta atrás; nada
más ya del mundo, sino todo de
Jesús y sólo de Jesús; ya sólo
quiero trato de corazón a corazón
en Jesús y con Jesús.

151
Sobre la Santísima
Virgen

152
Hay que meditar a menudo en los
sufrimientos que María, nuestra
buena Madre, soportó al pie de la
cruz, donde su querido Hijo
estaba clavado. ¡Qué profundo
debió ser el dolor en este corazón
tan sensible de la Madre de Jesús
al ver este cuerpo amado tan
herido por los golpes y al
contemplar la carne desgarrada y
la sangre que chorreaba de la
cabeza a los pies de este sagrado
cuerpo!

153
Cualquier otra mujer que no
hubiese sido María se habría
hundido ante un dolor tan cruel.
Es justo que esta buena Madre
sea llamada la mujer fuerte, ya
que se mantiene de pie bajo la
cruz, donde Nuestro Señor nos la
recomienda en la persona de san
Juan, diciéndole: “Mujer, ahí
tienes a tu hijo, y tú, hijo, ahí
tienes a tu Madre”. Oh María, en
lo más recio del dolor y de la
prueba te has convertido en mi
Madre, por lo tanto, debo tener
una gran y entera confianza en ti.
154
Cuando esté bajo el golpe de la
prueba de parte de las criaturas, y
yo esté expuesta a la tentación y a
la desolación de mi alma, vendré
a refugiarme en tu corazón, mi
buena Madre, y a rogarte que no
me dejes perecer, que me
concedas la gracia de ser sumisa y
confiada en la prueba, y a ejemplo
tuyo, sufrir con amor. Que yo
quede, como tú, de pie bajo la
cruz y clavada en la cruz, si éste es
el buen deseo de tu Hijo querido.

155
Nunca una hija consagrada a
María podrá perecer. Mi buena
Madre, ten piedad de mí. Yo me
doy toda entera a ti para que me
des a tu Hijo querido, que yo
quiero amar con todo el corazón.

Mi buena Madre, dame un


corazón ardiente por Jesús.

156
157
Año 1875
Retiro de julio
Consejos del P. Douce, el mes de
julio de 1875:

En vuestro último retiro os había


aconsejadomanteneros siempre
bien ocultas a ejemplo de María.
Desde este momento os
mantendréis aún más ocultas con
ella al pie de la cruz. Lo recibiréis
todo de parte de vuestras
158
compañeras o de vuestras
superioras como viniendo de
Nuestro Señor.

Dios mío, dame el espíritu de la


fe.

Entrad dentro del corazón de


Nuestro Señor como en una
tumba.

Acordaos de estas palabras de la


Santa Virgen: “¡Penitencia!
¡Penitencia!”, sufridlo todo en
silencio con esta intención por los
pecadores.

159
Instrucciones

Instrucción 9 h: sobre el silencio


exterior e interior. Silencio de
palabras. Si queréis oír la voz de
Nuestro Señor es en el más
profundo silencio de la noche
cuando Él viene al mundo.
160
Silencio de memoria, de
imaginación, en una palabra,
silencio en todos vuestros
sentidos y por este medio,
mortificación continua.

Morir a sí mismo para vivir de


Dios, ésta debe ser nuestra
empresa

Sobre la mortificación. La
mortificación para ti radicará en el
gusto. Por lo que respecta al
alimento, no te quejes nunca.

161
Directrices del Padre
Douce
Retened bien esto: este año es
necesario que hagáis dominar la
confianza en todo lo que hagáis y
tengáis que sufrir.

Oh María, mi Madre buena,


concédeme la gracia de hacerlo
todo y sufrirlo todo por amor.

Resolución:

1º No desanimarme nunca, ver la


santa voluntad de Dios en todo lo
162
que me pase, agradecérselo todo,
pensando que es para mi mayor
bien si Él lo permite.

2º Esforzarme por llegar a ser


indiferente a todo lo que digan o
que piensen de mí mis superioras
o mis compañeras, desatarme de
todo para atarme únicamente al
deseo de Dios y la salvación de
mi alma. Acordarme a menudo
de esta palabra: “Sólo Dios es
bueno y sólo de Él espero la
recompensa”.

163
3º Nada de amistades
particulares, amar a todas mis
hermanas únicamente por agradar
a Dios.

164
Retiro del 21 de
septiembre
Instrucción sobre las negaciones
de Pedro.

Nuestro Señor tiene un lado


débil, es la misericordia. Dios
mío, si me detengo a considerar
mis numerosas faltas y tu justicia,
quedo sobrecogida. El temor me
deja aturdida. Dios mío, ten
piedad de mi miseria y de mi gran
debilidad.

165
Consejos del Padre
Douce
Desde este momento, estad en
disposición de aceptar con amor
todas las cruces y sufrimientos
físicos o morales que el buen
Dios os envíe este año, sin
aparentar nada; amor quiere decir
sufrir sola, en unión con Jesús y
María; esto debéis hacer, primero
en expiación de vuestros pecados,
después por tantos otros.

166
Leed de vez en cuando algunos
versículos del último capítulo del
libro La imitación de Jesucristo
que trata del camino real de la
santa cruz.

De santa Teresa: “Vivir de amor,


de desprecio, de sufrimientos, lo
sabes bien, he aquí mis únicos
deseos.”

167
NOTAS
SUELTAS
Dios mío, crea en mí
un corazón puro.
La Eucaristía para el alma
atormentada es un baño de luz y
de amor. Es entonces cuando ella
gusta de esta palabra: “Venid los
que estáis enfermos y yo os
curaré…”

168
¿Las imperfecciones habituales
son un obstáculo para la
comunión frecuente?

No, cuando el alma tiene un


verdadero deseo de ser mejor y
lucha consigo misma por librarse
de los hábitos del pecado.

Además es el gran medio que


Nuestro Señor ha establecido
para sostener su buen querer y
ayudar su impotencia.

Es un error escandalizarse cuando


las personas que parecen en un

169
sentido absolutamente indignas
de un favor tan grande practiquen
la comunión frecuente.

Tienen acceso a ella con la


aprobación de un director
ilustrado para obtener en sus
almas efectos que son
sobrenaturales y que sobrepasan
absolutamente sus propias
potencias.

Tengamos mucho cuidado en


que, por exagerar las
disposiciones necesarias para
recibir los sacramentos, no les
170
quitemos su divinidad: han sido
instituidos para que el criminal se
vuelva bueno y el débil, fuerte…
¿Qué hay de sorprendente si el
débil y el criminal se acercan a
ellos?

Así como la extremaunción está


hecha para los moribundos y la
absolución para las almas heridas
de muerte, así el Santísimo
Sacramento lo es para la
inocencia en las lágrimas del
arrepentimiento y del amor.

171
¡Qué misterio tan profundo se
cumple aquí!

Jesús mío, ocúltame en tu


Sagrado Corazón.

Es aquí en el Corazón de Jesús


donde yo quiero aprender a sufrir
y a amar.

Es en el Corazón de Jesús donde


yo encontraré la dulzura y la
paciencia en la desolación, es en
el Corazón de Jesús donde yo
encontraré el verdadero consuelo.

172
173
Sus palabras

Sus escritos y sus palabras…

Bernardita no aprendió a leer y a


escribir hasta los 14 años. De sus
escritos cuando era hermana de
la Caridad de Nevers podemos
retener su « carnet de notas
íntimas » (1873-1874), algunas
notas esparcidas y su
correspondencia con su familia.

Respecto a sus encuentros con


la Señora :

174
« Me miraba como una persona
que habla a otra persona»
« No estoy encargada de
hacéroslo creer, estoy encargada
de decíroslo»

Respecto a su elección de vida:

« Me gusta cuidar a los pobres y


enfermos, me quedaré con las
Hermanas de Nevers »

Respecto a su vida cotidiana de


hermana de la Caridad de
Nevers :

175
« No viviré un instante de mi vida
sin amar»
« Tendré siempre la suficiente
salud pero nunca el suficiente
amor»
« El primer movimiento no nos
pertenece, pero el segundo sí que
nos pertenece. »

Sobre su vida interior :

« Sólo Jesús por maestro, Sólo


Jesús por riqueza, Sólo Jesús por
amigo »
« Dios habla al corazón sin
ningún ruido de palabras. »
« Oh Jesús dadme, os ruego, el

176
pan de la humildad…el pan de la
Caridad… »

Algunos días antes de su


muerte :

« Oh, Jesús mío, ¡cuánto os


quiero!»
« Estoy molida como un grano de
trigo. »
« No olvidaré a nadie.»

Rezar con Bernardita

177
Con las palabras de Bernardita
:

« Oh Jesús, dadme os ruego el


pan de la humildad,
el pan de la obediencia,
el pan de la caridad,
el pan de fuerza para romper mi
voluntad y fundirla en la
vuestra…
el pan de la paciencia para
soportar las penas que mi
corazón sufre…
el pan de no ver sino a vos sólo
en todo y siempre»

178
« He esperado en vos, Señor. Sed
mi casa de refugio pues vos sois
mi fuerza»

« Este me basta… Sólo Jesús por


riqueza»

179
Testamento espiritual
de Santa Bernardita
Soubirous

180
181
Por la pobreza en la que vivieron
papá y mamá, por los fracasos
que tuvimos, porque se arruinó el
molino, por haber tenido que
cuidar niños, vigilar huertos
frutales y ovejas y por mi
constante cansancio..., te doy
gracias, Jesús.

Te doy gracias, Dios mío, por el


fiscal y por el comisario, por los
gendarmes y por las duras
palabras del padre Peyramale...

182
No sabré como agradecerte, si
no es en el paraíso, por los días
en que viniste, María, y también
por aquellos en los que no
viniste. Por la bofetada recibida y
por las burlas y ofensas sufridas,
por aquellos que me tenían por
loca, y por aquellos que veían en
mí a una impostora; por aquel
que trataba de hacer un
negocio..., de doy gracias,
Madre.

Por la ortografía que jamás


aprendí, por la mala memoria que

183
siempre tuve, por mi ignorancia y
por mi estupidez, te doy las
gracias.

Te doy las gracias porque si


hubiese existido en la tierra un
niño más ignorante y estúpido, tú
lo hubieses escogido.

Porque mi madre haya muerto


lejos. Por el dolor que sentí
cuando mi padre, en vez de
abrazar a su pequeña Bernardita,
¿me llamó hermana María
Bernarda?,... te doy las gracias.

184
Te doy las gracias por el corazón
que me has dado, tan delicado y
sensible, y que colmaste de
amargura.

Porque la madre Josefa


anunciase que no sirvo para nada,
te doy las gracias. Por el
sarcasmo de la madre maestra,
por su dura voz, por sus
injusticias, por su ironía y por el
pan de la humillación ..., te doy
las gracias.

185
Gracias por haber sido como
soy, porque la madre Teresa
pudiese decir de mí: Jamás le
cedáis lo suficiente?

Doy las gracias por haber sido


una privilegiada en la indicación
de mis defectos y que otras
hermanas pudieran decir: Qué
suerte que no soy Bernardita.

Agradezco haber sido la


Bernardita a la que amenazaron
con llevar a la cárcel porque te vi
a ti, Madre ... Agradezco que fui

186
una Bernardita tan pobre y tan
miserable que cuando me veían ,
la gente decía: ¿Esa cosa es ella?.
La Bernardita que la gente
miraba como si fuese el animal
más exótico.

Por el cuerpo que me diste,


digno de compasión y
putrefacto..., por mi enfermedad
que arde como el fuego y quema
como el humo, por mis huesos
podridos, por mis sudores y
fiebre, por los dolores agudos y

187
sordos que siento..., te doy las
gracias, Dios mío.

Y por el alma que me diste, por


el desierto de mi sequedad
interior, por tus noches y tus
relámpagos, por tus rayos... por
todo. Por ti mismo, cuando
estuviste presente y cuando
faltaste..., te doy las gracias,
Jesús...

(cfr. Una gruta y dos mujeres.


Lourdes, María y Bernardita;

188
Francisco Cerro Chaves, editorial
San Pablo, 2012; págs. 53-55).

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