Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
?
2
1889 o 1890
?1884
4
demasiado tirante.
La inconstancia y el respeto humano también me vencen luego; una
poca de envidia, y mucho amor propio, [53] de ese muy refinado con
cierta hipocresía, aunque últimamente ya no mucho.
Creo que también al confesarme digo los pecados muy compuestos, a
veces con disculpas (sin pensarlas antes por supuesto), y esto me
trae no pocas veces escrúpulos.
De manera que no ostensiblemente como ahora diré, pero con piel de
cordero, bien ha tenido que gozar el diablo conmigo.
Dios mío, ¿ves cuánta miseria? ¿Por qué las gentes me tendrán por
buena, Señor? ¡Ah! Tú solo sabes cuánto te he ofendido, y esto
tanto más culpable, cuanto que he pasado por encima de tus gracias
y favores. Me avergüenzo y me oprime la pena al ver palpable en
estos momentos lo que he sido Contigo tan amante y fino conmigo.
Pero prosigo en mi propósito de apuntar y dar a conocer lo que ha
hecho conmigo [54] el enemigo.
El 27 de Agosto estaba haciendo los Ejercicios y sentía mi alma
muy arrepentida y con santos propósitos. Bajé de la cama entre una
y dos de la mañana, como acostumbro5 y estuve muy bien en mi
oración.
Poco después que me acosté, sin dormirme todavía, sentí una cierta
dulzura y paralización corporal, como cuando viene algunas veces
Jesús a mí. Todo el engaño venía muy bien arreglado, pero no sé
con qué luz conocí que era el diablo y al querer luego hacer un
acto de amor de Dios, ya me fue imposible, y sólo después de rato,
y con suma dificultad allá en el fondo del alma, y ya sin poder
mover el cuerpo.
Sentí entonces que como vengándose estrujó mi alma de una manera
terrible, allá muy adentro, no sé cómo decir, pues no me imaginaba
que podía pasar tal cosa. Yo sufría mucho y no era dolor exterior,
pero sí muy sensible, allá muy [55] íntimo, y sin poderme sustraer
de su odio o dominio, ¡qué horror!, yo creo que eso se ha de
sentir en el infierno.
Por fin después de aquellos momentos, pero que a mí me parecieron
horas, empecé a ser dueña de mí misma, voló mi corazón a Dios, y
entonces, ¡ay!, vino Él... ¡entonces sí era Él!
Experimentó mi alma una consolación grandísima, una dulzura
indecible, y yo lo vi, ¡oh mi Jesús!, yo lo vi, sí, como a través
de un tenue velo, precioso, divino, encantador, en su humanidad
glorificada.
¡Oh que no puedo precisar su traje y facciones! Creo como que
traía una capa de raso blanco y no sé decir más. Su divina imagen
más bien queda grabada en mi alma que en mi memoria, siempre que
? No tomar dulce era para ella una grande mortificación, pues
15
? "Está bien todo, pero sin inquietarte y en santa paz." Con
26
? No se sabe qué ciudad sería, tal vez haya sido en México.
31
? Tampoco
32
se sabe quién haya sido la amiga a quien se
refiere.
? Anónimo.
34
me decía que no. Hice por desengañarme y preguntamos al Sacristán35
quien afirmó mi pensamiento. No estaba ahí Jesús. Por supuesto que
todo esto que por mí pasaba, nadie lo entendía.
Estas cosas que han venido sucediéndose, producen en mi alma un
sentimiento de vergüenza, [72] anonadamiento, de gratitud sin
límites.
Hay sin embargo momentos que me causa esto tal gusto que me da
miedo caer en vanidad. Me propongo a veces no pensar más en ello,
pero luego se me presentan las ocasiones, y una nueva experiencia
a mi favor vuelve a traer a mi alma singular placer. Sin embargo
algunas veces me equivoco, y me alegro que Dios lo permita para
humillarme, pero con frecuencia me pasas lo contrario.
En la comunión, siento clarísimamente que se acerca Jesús... que
llega cubriéndose, bajándose, escondiéndose, para no deslumbrarme.
¡Ay padre!36 No puedo menos de conmoverme al llegar a este punto.
¡Amo tanto a esa Sagrada Eucaristía... me ha traído tantos
bienes...! ¡Ella es mi sostén, mi alimento, mi vida, mi fortaleza!
Dejaría de existir sin ese sagrado alimento... Es una necesidad
indispensable para mi paso por la tierra, para mi arribo para el
cielo.
¡Oh Jesús y cuánto te quiero en el Sacramento de tu amor. Ahí está
mi lugar cerquita de ti; y [73] la noche que no voy a visitarte,
que tú no calientas esta pobre alma, se encuentra débil, fría,
abatida y triste... Me encanta cuando todos se alejan, acercarme
yo al solitario Jesús... desahogar ahí mi corazón... pedirle
tantas cosas, y escucharlo... ¡Ah sí!, escucharlo... ¡y cuántas
cosas dice ahí al alma, el Corazón de Jesús abrasado de amor por
nosotros, ingratos, egoístas y miserables!
Al recibirlo en la Sagrada Comunión siento que en lugar de entrar
Él en mí, yo me introduzco en Él, en un mar infinito de
perfecciones, de luz, en un bienestar inexplicable.
Una vez, como en un sueño, entendí este misterio: Vi con toda
claridad cómo Jesús estaba entero y verdadero dentro de la hostia.
Esto servía (para comprenderlo mejor) como el cristal de un
anteojo, que aunque pequeño, al asomarse por ahí abarcaba
extensiones inmensas; así en la forma; ahí dentro se encontraba
Jesucristo entero con todos sus atributos como Dios y su majestad
infinita. Su Sagrada Humanidad glorificada y de tamaño natural; su
Divinidad [74] no la entendí. Esto es inexplicable, pero yo vi
estas cosas no sé cómo, quedándome grabada en la memoria y en el
corazón esta impresión, haciéndome imposible la duda.
[75] hoja en blanco
[76] hoja en blanco
? Anónimo.
35
así sensiblemente.
? "Están los dos espíritus que luchan con Ud." Con letra del
45
Padre Mir.
? "Siga Ud. el camino porque Dios así lo quiere." Con letra
50
? (Nota: "Todos los días y cuando pueda y en todas las obras
54
? "Sí, vivir hasta quedar desollada". (con letra del P. Mir).
61
débil siempre; hay que contrariarse, cada dos pasos al querer
hacer lo más perfecto:62 Que dominar la naturaleza, y hasta [84]
los sentimientos, las palabras y nuestros gustos, hasta en lo
espiritual muchas veces; pues bien, no soy yo: un secreto impulso
me empuja tan luego como la voluntad vence en el momento de lucha
que antecede a todos nuestros actos. Basta un instante, que yo
creo deja Dios a nuestro libre albedrío para merecer,63 y aún en
este instante, quien mueve estos resortes es Dios, ¿por su
gracia?64
- Muy claro siento también que cuando caigo, como muchas veces lo
hago, en las imperfecciones, luego se me esconde Dios, o se me
vela con más o menos densidad, causándome esto profunda pena.
Siento como que baja inmediatamente la temperatura del corazón, se
enfría dolorosamente, y tengo luego que arrojarme en sus brazos,
humillarme, decirle que por qué se extraña si esa soy yo, y
contentarlo.65 Después de todo esto, vuelve a tomar posesión de su
casa y yo a ser feliz. Esta palabra sienta muy bien: es muy
celoso;66 me da vergüenza decirlo porque me parece que yo valgo
algo,67 pero es la verdad, no quiere que criatura alguna se le
atraviese.68 Esto me indica que me [85](Vida privada)69 quiere muy
pura y desprendida de la tierra, y muy vigilante.70
- Me ha pasado esto algunas veces, delante del Santísimo expuesto:
Como con una luz sobrenatural siento clarísimamente dos yos, no
siendo sino una persona. Es decir, el cuerpo material como con los
sentidos quietos y el corazón palpitando con violencia, y aparte
el espíritu como más alto, en otra esfera, como unido al objeto a
que naturalmente tiende, a Jesús Eucaristía y desde aquella
altura, contemplar la materia con lástima de que ella también no
? "De veras, todavía más de lo que conoce". (Con letra del P.
70
Mir).
lo acompañe, puesto que le está ayudando también a amar. No puedo
explicarlo de otro modo. ¿Es cierto este sentimiento?71
- He notado en mi alma, ya que voy diciendo aquí todo, que ha
subido de punto a un grado sumo, como aquilatándose mucho, el
ansia de la pureza, poniendo muy delicado el corazón a cualquiera
palabra o sombra [86] que sobre el particular toque, y esto
naturalmente ha centuplicado un sacrificio inmenso, un grande
martirio que rechaza todo mi ser, pero que acepto por ser voluntad
de Dios.72
- Con la fuerza que hace a veces el corazón durante la oración,
siento como desvanecimientos en la cabeza. Este efecto lo creo
natural, puesto que la materia tan débil, debe sin duda resentirse
de las operaciones del espíritu.73
- Hay días que absolutamente, no puedo rezar vocalmente sin
esfuerzo:74 Luego se me quiere ir el alma más alto, y me da
escrúpulo dejar del todo o comenzadas las oraciones, o el Rosario,
etc., etc. De la Misa, yo sé que debo soltar el alma sin ponerle
obstáculos, y hace mucho tiempo que ni abro el libro. Ahí más que
en los otros actos de devoción me siento embargada, no sé cómo, ni
puedo explicarlo. Una atracción divina que [87] no está en mi
mano, me arrastra hacia el altar sobre todo durante la
Consagración.
Siento unas veces con más viveza que otras, la presencia real de
Jesucristo de una manera que me sería imposible dudarlo, y veo
aparte la fe, y separado el otro sentimiento. Otra vez me
extenderé más sobre esto porque ya no tengo tiempo.
[88] hoja en blanco
[89] - Grande fervor y levantamiento del alma: está sólo
satisfecha en la soledad, comunicándose con su Jesús. Cuánto me
cansan las gentes con sus conversaciones del mundo, y siento un
vacío muy grande descansando sólo en el aislamiento.75 - Sufro de
una manera muy especial, nueva, al presenciar conversaciones en
que se ofende a Dios con mucha tranquilidad, y me he escandalizado
al oír a personas piadosas quitar honras. Esto me puede en el
alma, y quisiera deshacerme en actos de reparación y tener mil
corazones para cubrir a Jesús y ponerle una atmósfera de amor, una
?"Lo que oyó caer tampoco era espíritu solo: sino que el
78
ahogar, clamó y Cristo le asió del brazo". (Con letra del Padre
Mir).
? Anónima.
88
? Anónima.
89