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1.

2 Necesidades de los estudiantes

De acuerdo con Castillo y otros (2009), el perfil del estudiante universitario está
cambiando debido a diversos factores como los siguientes: hay un incremento en
el número de mujeres que acceden a la universidad, se incorporan estudiantes
adultos que combinan sus estudios con el trabajo, se cuenta con un mayor acceso
a la educación para las minorías (inmigrantes y etnias), existen mayores riesgos
propios de la edad y el contexto social (consumo de estupefacientes,
desintegración familiar, enfermedades, violencia, etc.) entre otros. Además, la
universidad se ha convertido en una institución compleja y los estudiantes
requieren a alguien que funja como interlocutor válido de la institución y ante quién
dirigirse en sus problemas y necesidades, un experto asesor que les sirva de guía
para saber optar y elegir con acierto las diversas opciones que la institución les
brinda. Por ello, los estudiantes universitarios presentan diferentes necesidades de
orientación y formación en los distintos ámbitos de su desarrollo: académico,
personal y profesional.

En cuanto al ámbito académico, estas necesidades son: conocimiento sobre el


contenido de estudio; apoyo en las dificultades en el aprendizaje; orientación para
la realización de trabajos, documentos, investigaciones, resolución de situaciones
problemáticas, realización de proyectos integradores, etc.; información sobre
materias optativas, formas de evaluación, etc.

En el ámbito de desarrollo personal las principales necesidades se enfocan en la


toma de decisiones, entrenamiento asertivo, control emocional, manejo de
situaciones individuales que afectan el desarrollo de los estudios, orientación en
valores morales y altruismo, entre otras.

Por último, en el ámbito de desarrollo profesional las necesidades se refieren a


la realización de prácticas o estadías, comprensión de la relación de las
asignaturas con el mundo laboral, orientación para el trabajo durante los estudios
y al final de éstos, principalmente.

1.3 Momentos de transición en la educación superior

La transición supone un cambio en el estilo de vida de las personas que suele


afectar el estatus que se posee en el grupo social de referencia y,
consecuentemente los procesos de adaptación. Este cambio ayuda normalmente
a la maduración personal y social, aunque suponga, en algunos casos, una
regresión.

El profesor-tutor debe tomar en cuenta tres grandes momentos de transición que


sufre el estudiante de educación superior y que requieren atención tutorial; estos
son: incorporación a la universidad, estancia en la universidad y finalización de los
estudios.
1.3.1 Incorporación a la universidad

La adaptación a situaciones nuevas constituye una fuente de madurez para el


individuo y la incorporación a los estudios superiores proporciona experiencias
altamente provechosas para el crecimiento personal: nuevas metodologías,
distintos ritmos corporales, cierto anonimato, etc. El apoyo tutorial, como proceso
de acompañamiento, potencia los valores educativos del sistema ayudando al
individuo a tener un mayor conocimiento del entorno, una racionalización de las
opciones académicas, a prevenir y hacer frente a dificultades que pueden
presentarse.

La función del tutor durante esta etapa consiste en facilitar la incorporación del
estudiante a la institución personalizando acciones globales como programas de
acogida, orientando sobre los métodos de estudio en la universidad, informando
sobre el modelo educativo (enfoque, evaluación, etc.) y el sistema institucional
(becas, procedimientos administrativos, reglamentos, etc.), entre otras. Se
entiende que esta fase de adaptación finaliza a más tardar el primer semestre o
año de estudios universitarios, aunque las circunstancias y las necesidades
pueden variar en función del historial académico previo de cada alumno, de su
contexto familiar, etc.

1.3.2 Estancia en la universidad

Una vez conseguida la adaptación al contexto universitario, los alumnos precisan


un apoyo tutorial distinto, ya que tras el primer año los estudiantes se han
adaptado a la vida universitaria, se encuentran más cómodos en las clases, más
integrados en la cultura de la carrera y se muestran más participativos de la vida
universitaria y del ritmo de trabajo. Por lo tanto, las primeras preocupaciones por la
supervivencia se convierten en preocupaciones por el rendimiento y el
aprendizaje. Durante éstos años adquieren gradualmente más confianza en sí
mismos y mejoran su planificación y organización de las materias.

Las experiencias varían en función de sus expectativas (o motivaciones


personales y profesionales), del docente y de la asignatura. La función tutorial, en
este período se basa en dar un seguimiento y apoyo al estudiante en su proceso
de formación, utilizando estrategias que abran nuevas perspectivas como: a)
apoyo en la elección de especialidades y ayuda para percibir “la coherencia
formativa” entre las distintas asignaturas del plan de estudios, b) sentido,
concepciones generales y tendencias teórico-prácticas dentro de la profesión, c)
seguimiento global del alumno, es decir, conocer el resultado del conjunto de las
asignaturas, ayudándoles a aprender de sus errores (o fracasos), d) apoyo al
estudiante en dificultades que puedan surgir durante su trayectoria universitaria de
tipo: académicas, personales con repercusiones académicas, etc., e) ayuda a
mantener la motivación del alumno, f) personalización de grupos de estudio, g)
recoger críticas, opiniones, aportaciones y propuestas de los alumnos con el fin de
que sean consideradas por el profesorado y por los órganos correspondientes del
centro, h) orientación para acogerse a programas de intercambio, i) aplicaciones
personales de posibles programas de desarrollo personal comprendidos en el
centro, etc.

En este periodo se mezclan la vida personal con la académica, por ello es


oportuno definir claramente qué se espera de él, ofreciéndole oportunidades de
aprendizaje independiente dentro de la estructura de las materias, ayudándolo en
la selección de itinerarios, discutir aspiraciones profesionales y mostrarse sensible
a las variaciones en las relaciones personales.

1.3.3. Finalización de los estudios

Después de unos años en la universidad, el estudiante domina el entorno cultural


y académico de la institución, conoce mejor sus posibilidades de actuación y su
potencial intelectual ante la variedad de demandas que le presentan las materias y
empieza a mostrarse capaz de justificar el razonamiento de sus decisiones.

La función del tutor en esta etapa consiste en proporcionar orientación sobre el


mercado laboral y generar actividades tales como: fomentar cursos de educación
continua, diplomados específicos de cada carrera, elaboración de currículos o
subir solicitud de empleo en alguna agencia de colocación por medio del internet,
o navegar por la página de la Subsecretaría de Educación Superior, el apartado de
mercado laboral, también vincular con asociaciones o colegios profesionales,
pláticas sobre el estrés laboral, simulaciones de entrevistas de trabajo, seminarios
para realizar tesis o reportes de estadías.

1.4 Perfil del tutor

Se define el perfil como un conjunto de rasgos peculiares que caracterizan una


persona, y dentro del ámbito de la educación superior, el perfil del profesor-tutor,
es difícil de objetivar. Sin embargo, varios autores coinciden en que éste debe
tener:
 Sólida formación profesional
 Comprensión del contexto de la universidad en que se desarrolla
 Amplio conocimiento de la filosofía subyacente al ciclo y a la modalidad
educativa y curricular del área disciplinar en la que efectúe la práctica tutorial
 Conocimiento de planteamientos teóricos y prácticos acerca de los estilos de
aprendizaje de los estudiantes, características del desarrollo de habilidades
cognitivas y metacognitivas
 Habilidad para identificar problemas de actitudes o comportamientos que
pudiesen obstaculizar el desempeño y la trayectoria escolar del estudiante.
Son deseables los siguientes atributos personales:

Generar confianza y mostrar empatía
 Propiciar la comunicación
 Demostrar liderazgo
 Tener equilibrio emocional
 Ser orientador, mediador y tener buen humor.

Gallego, (mencionado en Gairín, 2004), propone el siguiente perfil ideal del tutor,
dividido en diferentes saberes.
Cognitivo Técnico Afectivo Social
(Saber) (Saber- Hacer) (Saber- Ser) (Saber estar)

 Conocer el  Conocer técnicas  Buen  Presentar


proyecto de la a utilizar en la acción autoconocimiento y conductas de calma
universidad y estar tutorial (observación, capacidad para y valor ante las
de acuerdo con sus entrevista, dinámicas expresar las propias circunstancias
presupuestos. de grupos, etc.) . necesidades. difíciles.
 Identificarse con la  Poseer  Identificar las  Saber reír en
historia de la habilidades de propias expectativas momentos
institución y sus ✔ comunicación de vida. apropiados.
ideas efectiva  Ser tolerante con  Reflejar un estado
fundamentales. ✔ confrontación de la propia frustración de ánimo apropiado
 Conocer las opiniones y estrés. para cada
políticas generales y ✔ pensamiento  Respetar la circunstancia.
las específicas reflexivo individualidad de
referidas a la ✔ desarrollo de cada estudiante.
titulación de los programaciones  Conocer los
alumnos. hechas criterios éticos y
 Conocer las  Mantener códigos
relaciones entre el contactos con el deontológicos.
contexto y los servicio de  Auto-aceptación
factores socio- orientación y con como persona y
culturales. otros compañeros como profesional.
 Comprender la  Conocer  Tener estabilidad
influencia en el estrategias de emocional.
desarrollo humano y seguimiento  Poseer seguridad
elaborar efectivas en sí mismo.
programaciones de  Aceptar las
la acción tutorial . propias limitaciones
y las de los demás.
 Mostrar respeto
hacia los demás y
uno mismo.
 Valorar la dignidad
de la persona.
 Demostrar
empatía hacia los
estudiantes.

Con este perfil se puede concluir que, realizar la función de tutoría es un proceso
en construcción que implica enormes obstáculos, derivados de una educación
tradicional, basada en el proceso de enseñanza más que en el del aprendizaje.

Fuentes de información

Castillo, S., Torres, J.A. & Polanco, L. (2009). Tutoría en la enseñanza, la universidad y la empresa.
Formación y práctica. Pearson Educación, Madrid.

Gairín, J., Feixas M., Franch J., Guillamón C. y Quinquer, D. (2004). La tutoría académica en el
escenario europeo de la educación superior, revista de formación de formadores UAB.

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