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UNIVERSIDAD MAYOR DE SAN ANDRÉS

Wálter Navia Romero


Ximena Postigo Guzmán

LA PALABRA VIVA
vol. 1

l' Lechtra, escritura y expresión oral

1
Instituto Normal Superior
Sim6n Bolívar INSTlTUTO DE ESn.:D1OS 8OUVIANOS
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NUESTRA LENGUA*

Octavio Paz

Poeta y ensayista mexicano. Fundador, junto con EfraÍn


Huerta y otros, de la revista Taller. En 1945 entró al Servicio
Exterior Mexicano y fue enviado a París, donde conoce a
André Breton, Albert Camus y otros intelectuales europeos
e hispanoamericanos del París de la Posguerra. Durante la
década de 1950 publicó cuatro libros fundamentales: El
laberinto de la soledad (1950), El arco y la lira (1956), ¿Aguíla o
sol? (libro de prosa de influencia surrealista) y Libertad bajo
palabra. Este último incluye el primero de sus poemas largos,
Piedra de sol, una de las grandes construcciones de la
modernidad hispanoamericana. En 1963 obtuvo el Gran
Premio Internacional de Poesía; y en 1990, el Premio Nobel
de literatura. Otras de sus obras son: Cuadrivio (1965), Puertas
al campo (1966), Comente alterna (1967), El mono gramático,
Los hijos del limo (1974), Pasado en claro (1975), El ogro
filantrópico (1980), Sor Juana Inés de la Cruz o las trampas de la fe
(1988), Arbol adentro, La otra voz. Poesía de fin de siglo (1990), La
llama doble. Amor y erotismo (1993) y VISlumbres de la India (1995).

Las vocaciones son misteriosas: ¿por qué aquel dibuja


incansablemente en su cuaderno escolar, el otro hace
barquitos o aviones de papel, el de más allá construye
canales y túneles en el jardÚl o ciudades de arena en la

* Octavio Paz, "Nuestra lengua", ponencia presentada en el 1Congreso


Internacional de la Lengua Española, Zacatecas 1997.
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playa, el otro forma equipos de futbolistas y capitanea
bandas de exploradores, o se encierra solo a resolver cuando oí hablar a mi abuelo y cantar a mi madre, pero
interminables rompecabezas? Nadie lo sabe a ciencia también cuando los oí callar y quise descifrar o, más
cierta. Lo que sabemos es que esas inclinaciones y aficiones exactamente, deletrear su silencio. Las dos experiencias
se convierten, con los años, en oficios, profesiones y forman el nudo de que está hecha la convivencia humana:
destinos. El misterio de la vocación poética no es menos el decir y el escuchar. Por esto, el amor a nuestra lengua,
sino más enigmático. Comienza con un amor inusitado que es palabra y es silencio, se confunde con el amor a
por las palabras, por su color, su sonido, su brillo y el nuestra gente, a nuestros muertos, los silenciosos, y a
abanico de significaciones que muestran cuando, al nuestros hijos que aprenden a hablar. Todas las sociedades
decirlas, pensamos en ellas y en lo que decimos. Este amor humanas comienzan y terminan con el intercambio verbal,
no tarda en convertirse en fascinación por el reverso del con el decir y el escuchar. La vida de cada hombre es un
lenguaje, el silencio. Cada palabra, al mismo tiempo, dice largo y doble aprendizaje: saber decir y saber oír. El uno
y calla algo. Saberlo es lo que distingue al poeta de los implica al otro: para saber decir hay que aprender a
filólogos y los gramáticos, de los oradores y los que escuchar. Empezamos escuchando a la gente que nos rodea
practican las artes sutiles de la conversación. A diferencia y así comenzamos a hablar con ellos y con nosotros
de esos maestros del lenguaje, al poeta lo conocemos tanto mismos. Pronto, el círculo se ensancha y abarca no sólo a
por sus palabras como por sus silencios. Desde el principio, ~os vi.vos, sino a los muertos. Este aprendizaje
l'
el poeta sabe, obscuramente, que el silencio es inseparable InsensIblemente nos inserta en una historia: somos los
de la palabra, es su tumba y su matriz, la letra que lo descendientes no sólo de una familia, sino de un grupo,
entierra y la tierra donde germina. Los hombres somos
I~ una tribu y una nación. A su vez, el pasado nos proyecta
hijos de la palabra, ella es nuestra creación; también es en el futuro. Somos los padres y los abuelos de otras
nuestra creadora. Sin ella no seríamos hombres. A su vez, generaciones que, a través de nosotros, aprenderán el arte
la palabra es hija del silencio: nace de sus profundidades, de la convivencia humana: saber decir y saber escuchar.
aparece por un instante y regresa a sus abismos. El lenguaje nos da el sentimiento y la conciencia de
~ertenecer a una comunidad. El espacio se ensancha y el
Mi experiencia personal y, me atrevo a pensarlo, la de todos tiempo se alarga: estamos unidos por la lengua a una tierra
los poetas, confirma el doble sentimiento que me ata, desde y a un tiempo. Somos una historia.
mi adolescencia, al idioma que hablo. Mis años de
peregrinación y vagabundeo por las selvas de la palabra La experiencia que acabo toscamente de evocar es
son inseparables de mis travesías por los arenales del universal, pertenece a todos los hombres y a todos los
silencio. Las semillas de las palabras caen en la tierra del tiempos, pero en el caso de las comunidades de habla
silencio y la cubren con una vegetación a veces delirante castellana aparecen otras características que conviene
y otras geométrica. Mi amor por la palabra comenzó destacar. Para todos los hombres y mujeres de nuestra
lengua, la experiencia de pertenecer a una comunidad


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hablamos castellano somos una palpitación en el fluir


lingüística está unida a otra: esa comunidad se extiende milenario de nuestra lengua.
más allá de las fronteras nacionales. Trátese de un
argentino o de un español, de un chileno o de un mexicano, Se dice con frecuencia que la misión del escritor es expresar
todos sabemos, desde nuestra niñez, que nuestra lengua la rea~da? de su ~undo y su gente. Es cierto, pero hay
nacional es también la de otras naciones; y hay algo más y que anadlr que, mas que expresar, el escritor explora su
no menos decisivo: nuestra lengua nació en otro realidad, la suya propia y la de su tiempo. Su exploración
continente, en España, hace muchos siglos. El castellano comienza y termina con el lenguaje. ¿Qué dice realmente
no sólo trasciende las fronteras geográficas, sino las la gente? El poeta y el novelista descifran el habla colectiva
históricas, se hablaba antes de que nosotros, los y descubren la verdad escondida de aquello que decimos
hispanoamericanos, tuviésemos existencia histórica y de aquello que callamos. El escritor dice, literalmente,
definida. En cierto modo, la lengua nos fundó o al menos lo indecible, lo no dicho, lo que nadie quiere o puede decir.
hizo posible nuestro nacimiento como nación. Sin ella, De ahí que todas las grandes obras literarias sean cables
nuestros pueblos no existirían o serían algo muy distinto de alta tensión, no eléctrica, sino moral, estética y crítica.
a lo que son. El español nació en una región de la península Su energía es destructora y creadora, pues sus poderes de
ibérica y su historia, desde la Edad Media hasta el siglo reconciliación con la terrible realidad humana no son
XVI, fue la de una nación europea. Todo cambió con la ~enos poderosos que su potencia subversiva. La gran
aparición de América en el horizonte de España. El español lIteratura es generosa, cicatriza todas las heridas, cura
del siglo XX no sería lo que es sin la influencia creadora todas las llagas y aun en los momentos de humor más
de los pueblos americanos con sus diversas historias, negro dice: sí a la vida.
psicologías y culturas. El castellano fue trasplantado a
tierras amerkanas hace ya cinco siglos, y se ha convertido Explorar la realidad humana, revelarla y reconciliamos
en la lengua de millones de personas. Ha experimentado con nuestro destino terrestre sólo es la mitad de la tarea
cambios inmensos y, sin embargo, sustancialmente sigue del escritor: el poeta y el novelista son inventores,
siendo el mismo. El español del siglo XX, el que se habla y creadores de realidades. El poema, el cuento, la novela, la
se escribe en Hispanoamérica y en España es muchos tragedia y la comedia son, en el sentido propio de la
españoles, cada uno distinto y único, con su genio propio; palabra, fábulas: historias maravillosas en las que lo real
no obstante, es el mismo en Sevilla, Santiago, La Habana. y lo irreal se enlazan y confunden. Los gigantes que
No es muchos árboles, es un solo árbol pero inmenso, con derriban a Don Quijote son molinos de viento y,
un follaje rico y variado, bajo el que verdean y florecen simultáneamente, tienen la realidad terrible de los
muchas ramas y ramajes. Cada uno de nosotros, los que gigantes. Son invenciones literarias que nublan y disipan
hablamos español, es una hoja de ese árbol. ¿Pero las fronteras entre ficción y realidad. La ironía del escritor
realmente hablamos nuestra lengua? Más exacto sería destila irrealidad en lo real, realidad en lo irreal. La
decir que ella habla a través de nosotros. Los que hoy
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literatura de nuestra lengua, desde su nacimiento hasta
nuestros días, ha sido una incesante invención de fábulas, el lenguaje humano le da un lugar único en los sistemas
que son reales aún en su misma irrealidad. Menéndez Pidal de comunicación del universo, desde los de las células a
decía que el realismo era el rasgo que distinguía a la épica los de los átomos y los astros. Hasta donde sabemos, esos
medieval española de la del resto de Europa. Verdad parcial sistemas son circuitos cerrados; entre la transformación
y de la que me atrevo a disentir: en el realismo español. aun de los glóbulos rojos en blancos y viceversa, en la
el más brutal, hay siempre una veta de fantasía. circulación de la sangre y la de los planetas alrededor del
sol, por ejemplo, no hay, en el sentido propio de la palabra,
La lengua es más vasta que la literatura. Es su origen, su comunicación. Cada sistema, además, obedece a un
manantial y su condición misma de existencia; sin lengua programa fijo y sin variaciones. Trátese de la información
no habría literatura. El castellano contiene a todas las obras genética o de las numerosas interacciones entre las
que se han escrito en nuestro idioma, desde las canciones partículas elementales o en los sistemas solares que
de gesta y los romances, a las novelas y poemas contiene el universo, los mensajes y sus modos de
contemporáneos; también a las que mañana escribirán transmisión son siempre los mismos. Cierto, todos los
unos autores que aún no nacen. Muchas naciones hablan sistemas conocen mutaciones -su función, justamente, en
el idioma castellano y lo identifican como su lengua la mayoría de los casos, consiste en causarlas o
maternal; sin embargo, ninguno de esos pueblos tiene producirlas-, pero esos cambios son parte del sistema o
derechos de exclusividad, y menos aún de propiedad. La se integran a él rápidamente. Cualesquiera que sean su
lengua es de todos y es de nadie, ¿Y las normas que la duración y sus mutaciones,los sistemas no tienen historia.
rigen? Sí, nuestra lengua, como todas, posee un conjunto Ocurre lo contrario con el lenguaje humano: su proceso es
de reglas, pero esas reglas son flexibles y están sujetas a imprevisible y no está fijado de antemano; es una diaria
los usos y a"las costumbres: el idioma que hablan los invención, el resultado de una continua adaptación a las
argentinos no es menos legítimo que el de los españoles, circunstancias y a los cambios de aquellos que, al usarlo,
los peruanos, los venezolanos o los cubanos. Aunque todas lo inventan: los hombres.
esas hablas tienen características propias, sus singularidades
y sus modismos se resuelven al fin en unidad. El idioma El lenguaje está abierto al universo y es uno de sus
vive en perpetuo cambio y movimiento; esos cambios productos prodigiosos, pero igualmente por sí mismo es
aseguran su continuidad, y ese movimiento, su un universo. Si queremos pensar, vislumbrar siquiera el
permanencia. Gracias a sus variaciones, el español sigue
universo, tenemos que hacerlo a través del lenguaje; en
siendo una lengua universal, capaz de albergar muchas
nuestro caso, a través del español. La palabra es nuestra
singularidades y el genio de muchos pueblos.
morada, en ella nacimos yen ella moriremos; ella nos reúne
y nos da conciencia de lo que somos y de nuestra historia;
Tal vez sea oportuno señalar aquí, de paso, que
acorta las distancias que nos separan y atenúa las
precisamente la inmensa capacidad de cambio que posee
diferencias que nos oponen. Nos junta pero no nos aísla,
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sus muros son transparentes y a través de esas paredes


diáfanas vemos al mundo y conocemos a los hombres que
hablan en otras lenguas. A veces logramos entendemos
con ellos y así nos enriquecemos espiritualmente. Nos
reconocemos, incluso, en lo que nos separa del resto de
los hombres. Estas diferencias nos muestran la increíble
diversidad de la especie humana y, simultáneamente, su
unidad esencial. Descubrimos así una verdad simple y
doble: primero, somos una comunidad de pueblos que
habla la misma lengua y, segundo, hablarla es una manera,
entre otras, de ser hombre. La lengua es un signo, el signo
mayor de nuestra condición humana.

LA EXPOSICIÓN

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