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A la mañana siguiente, Andrés salió a recreo, pero no a jugar como sus demás compañeros
y se acercó tímidamente al niño, su mirada reparo en su vestimenta, que claramente no
era la más adecuada por el clima frio y tenía un cuaderno y un lápiz. Andrés no quiso
incomodar así que por esta vez solo le pregunto el nombre y que hacía ahí.
- ¡Hola!, me llamo Luis, respondió el niño, estoy observando la clase de don Benito para
entender mejor los números y ayudar a mi papá.
- Es que mi papá ya no tiene trabajo y no tenemos dinero suficiente para poder pagar la
escuela, es por eso por lo que veo las lecciones por la ventana, por favor no le cuentes a
nadie, yo solo quiero aprender. Le decía Luis.
Esa noche en su casa Andrés quien sintió que debía hacer algo por Luis, busco una
chaqueta que no ocupaba, unos útiles de escuela, una pequeña merienda y la guardo en
una bolsa para el día siguiente.
-espero que te sirvan Luis, no quiero que te enfermes y tampoco quiero que dejes de
aprender, mañana traeré más cosas, que te puedan ayudar.
Nuevamente al llegar a casa, Andrés busco alimentos y algunas cosas que creyó
que podrían ayudar a Luis.
Aquella mañana, Andrés se presentó a la escuela con sus padres, y se encontraba algo
preocupado pensando que tal vez alguien lo había visto con Luis y no quería que este
saliera perjudicado.
Pero su sorpresa fue grande cuando don Benito felicita a sus padres por los valores
inculcados a su hijo y le cuenta lo que el observo el día anterior; Andrés se retira y los
adultos conversan un tiempo más antes de irse.
El día transcurre con normalidad, los niños como días anteriores se juntan en el descanso
y se ve que ya son amigos, juegan y ríen juntos.
Paso un fin de semana, y Andrés solo quería ir a la escuela para poder ver a Luis. Llego por
fin el lunes, pero se preocupó ya que en todo el día Luis no apareció.
Cuando llego a la escuela al día siguiente, se encontró con una gran sorpresa, Luis se
encontraba sentado dentro del salón, lo abrazo muy contento, y Luis le cuenta lo
sucedido.
-Muchas gracias Andrés, no sé muy bien como lo hiciste, pero don Benito y tus padres
fueron a mi casa el fin de semana, estuvieron conversando un buen rato y luego papá me
contó que ya tiene un nuevo trabajo y que puedo venir a la escuela, estoy realmente
contento. Andrés tampoco entendía mucho lo que había pasado, pero igualmente estaba
feliz.
Ahora las familias de Andrés y Luis comparten e intentan ser tan generosos y
sabios y como los niños.