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“DESCUBRAMOS LA PRIMACÍA DE SAN PEDRO Y LA

AUTORIDAD DEL PAPA FRANCISCO.”


La defensa bíblica para el papado tiene más fundamentos que solamente el Evangelio de Mateo, 16:18-19.
Otros pasajes y el contexto bíblico refuerzan, en vez de debilitar, la defensa de Pedro, su puesto (una
versión primitiva del Papa), y una línea ininterrumpida de sucesores (la sucesión apostólica). Pero, antes
de explorar más los puntos más complejos del papado, la infalibilidad papal, y la sucesión apostólica,
primero es importante examinar cómo el Nuevo Testamento nos presenta a Pedro el apóstol.
Pedro es especial
A menudo, Pedro aparece como líder y portavoz de los apóstoles aun antes de la Resurrección (Mat 10, 14-
17, 19; Mar 3, 8; Luc 6, 8-9, 12; Juan 6: 68-71). Pedro es el líder de los apóstoles después de la
Resurrección también (Hech 1-5, 8-12, 15; Gál 1:18, 2:11-14).
Al juzgar su relación con los otros apóstoles—con frecuencia la Biblia se refiere a «Pedro y los apóstoles» o
«Pedro y los discípulos» cuando aparecen juntos—Pedro parece poseer una autoridad particular. No es
extralimitarnos notar que, dado su elección, Jesús se sienta en el barco de Pedro (Luc 5).
Pedro es único y preeminente
Jesús específicamente prepara a Pedro en varias ocasiones: Jesús le manda que les dé de comer a sus
ovejas (Juan 21:15-17); Jesús le dice a Pedro que anime a los hermanos mientras Jesús reza por su fe
(Luc 22:31-32.) Además de eso, Pedro se destaca en que es el primer apóstol que confiesa la fe, el primero
que recibe a los conversos, y el primero que obra un milagro después de Pentecostés.
Pedro aparece solo y se destaca durante momentos cruciales del ministerio y de la pasión de Jesús. Él
camina por encima del agua (aunque brevemente), presencia la Transfiguración y la Agonía en el Huerto
de Getsemaní, niega a Cristo tres veces como el Señor había profetizado, y es el primer apóstol a quien
aparece el Señor Resucitado. Santiago y Juan comparten algunas de estas experiencias, pero Pedro está
presente para todas. Los apóstoles reciben de Jesús el poder de «atar» y «desatar» (Mat 18:17-18); pero
Pedro recibe esta autoridad por nombre— no solamente como uno de los miembros de un grupo (Mat
16:19).
Al menos, con Pablo, y hasta cierto punto, con Santiago y Juan, Pedro se destaca de los otros apóstoles y
claramente es el líder de los doce apóstoles iniciales.
Pedro la Piedra y Poseedor de las Llaves del Reino
Pensando en estos puntos, miremos el capítulo 16 de Mateo, y su referencia conceptual a Isaías 22.
Is 22:22-23: «Pondré sobre sus hombros la llave de la casa de David: lo que él abra, nadie lo cerrará; lo
que él cierre, nadie lo abrirá. Lo clavaré como una estaca en un sitio firme, y será un trono de gloria para
la casa de su padre.»
Muchos teólogos (incluso muchos eruditos protestantes) creen que Jesús está pensando en el pasaje
anterior cuando dice:
Mat 16:18-19: «Y yo te digo: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi iglesia, y el poder de la
Muerte no prevalecerá contra ella. Yo te dará las llaves del Reino de los Cielos. Todo lo que ates en la
tierra, quedará atado en el cielo, y todo lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo”».
Justo como la piedra angular, Pedro es la Piedra. Justo como el sirviente del Rey David tiene las llaves
para abrir y cerrar, este sirviente del Rey de los Reyes también tiene las llaves para abrir y cerrar, para
atar y desatar. ¿Cómo sabemos que esto no se aplica a todos los apóstoles? Después de todo, en Mat
18:18, todos los apóstoles reciben la autoridad de atar y desatar.
La distinción es que sólo Pedro, en cualquier momento, recibe estas «llaves» extraordinarias. A nadie más
le da Jesús las «llaves» en el Nuevo Testamento y, signifique lo que signifique, no puede significar algo
indistinto, porque ¿de qué uso es una llave demasiado blando para abrir una cerradura?
Pedro ejerce la autoridad papal en el Concilio de Jerusalén
En el primer concilio en la historia de la Iglesia (Hech 15), hay «mucho debate.» Pedro habla por varios
versos, silenciando el lugar. Pablo y Bernabé relatan testimonio. Santiago, el obispo de Jerusalén,
defiriendo a «Simón» (el nombre original de Pedro), cita un salmo, presenta la última formulación de la
enseñanza de Pedro, y, finalmente, escribe una carta oficial. Este decreto es mandado a todas las iglesias
cercanas (Pablo lo reparte específicamente en Hech 16:4) y su contenido es enseñado ser obligatorio para
todos los cristianos.
Este capítulo solo es fundamental para entender la estructura gubernamental de la Iglesia y la eclesiología
de los cristianos primeros (la eclesiología es el estudio de la iglesia), porque, aun en esta etapa primera, la
autoridad papal ya está presente y reconocida por una asamblea de «apóstoles y presbíteros.»
Es verdad que esta descripción no incluye una descripción detallada de cómo funciona la autoridad de
Pedro, ni una formulación específica de la doctrina de la infalibilidad papal, pero si una formulación
específica es la norma requerida, los calvinistas (por la misma limitación) tendrían que despedir sus cinco
puntos y los luteranos, la consubstanciación. La doctrina católica está bien apoyada por la historia y los
Padres de la Iglesia.
Pedro se llama «Cefas» (significa «Piedra»)
A Pedro Pablo le llama «Cefas»; el nombre viene del arameo «quefa», que significa «piedra» o «roca» (Gál 2:9;
1 Cor 1:12, 3:22, 9:5, 15:5). Es importante entender que, distinto de otros cambios de nombre en el Nuevo
Testamento, el cambio de nombre en el caso de Pedro es un paralelismo verdadero de los cambios de
nombre en el Antiguo Testamento (excepciones notables son Abrán a Abrahán y Jacobo a Israel.) Es una
declaración dramática (Mat 16:18-19), y esta nombre se usa a partir de ahí con pocas excepciones (Hech
10:5, 17-18, 32; 11:13; 15:14; 2 Pe 1:1: «Simón Pedro» en RSV). A través del Nuevo Testamento se llama
Pedro o «Cefas», aun en los capítulos del Evangelio según Mateo que preceden la descripción del momento
en que Jesús le da su nombre nuevo (Mat 4:18; 8:14; 10:2; 14:28-29; 15:15; 16:16).
Todo esto encaja muy bien con la enseñanza católica (resumida en el Catecismo presentado abajo). La
explicación previa no prueba explícitamente la enseñanza católica, pero en realidad no tiene que hacerlo—
concuerda más con la eclesiología católica que con el modelo protestante, el cual suele negar la
importancia de Pedro en la resolución de controversias y el significado profundo detrás de su cambio de
nombre y su recepción de unas llaves únicas que vienen del Dios encarnado. También, el modelo
Protestante normalmente no comprende el regalo de las llaves misteriosas dadas a Pedro por el Dios
encarnado. Dada la abundancia de evidencia en cuanto a la posición preeminente de Pedro al principio de
la Iglesia, la verdad de la sucesión apostólica atestiguada por Hechos 1:15-26, y la historia de la Iglesia, la
posición católica es sustancialmente más bíblica que cualquier escenario alternativo que esté de
desacuerdo con ésta.
CIC 936: «El Señor hizo de san Pedro el fundamento visible de su Iglesia. Le dio las llaves de ella. El obispo
de la Iglesia de Roma, sucesor de san Pedro, es la “cabeza del Colegio de los Obispos, Vicario de Cristo y
Pastor de la Iglesia universal en la tierra” (CIC, can. 331).»
CIC 937: «El Papa “goza, por institución divina, de una potestad suprema, plena, inmediata y universal para
cuidar las almas” (CD 2).»
CIC 938: «Los obispos, instituidos por el Espíritu Santo, suceden a los Apóstoles. “Cada uno de los obispos,
por su parte, es el principio y fundamento visible de unidad en sus Iglesias particulares” (LG 23).»
La infalibilidad papal:
La infalibilidad papal no es inspiración (como a menudo erróneamente se cree); las Sagradas Escrituras
solas son inspiradas (literalmente, «exhalada por Dios.») La infalibilidad no es una promesa, esperanza, o
creencia que el Papa será sin pecado (eso se llama impecabilidad). Ni siquiera es una garantía que todo lo
que dice o enseña el Papa sea verdad. Solamente se aplica la infalibilidad papal en circunstancias
cuidadosamente definidas:
CIC 891: « “El Romano Pontífice, cabeza del colegio episcopal, goza de esta infalibilidad en virtud de su
ministerio cuando, como Pastor y Maestro supremo de todos los fieles que confirma en la fe a sus hermanos,
proclama por un acto definitivo la doctrina en cuestiones de fe y moral […] La infalibilidad prometida a la
Iglesia reside también en el cuerpo episcopal cuando ejerce el magisterio supremo con el sucesor de Pedro”,
sobre todo en un Concilio Ecuménico (LG 25; cf. Vaticano I: DS 3074). Cuando la Iglesia propone por medio
de su Magisterio supremo que algo se debe aceptar “como revelado por Dios para ser creído” (DV 10) y como
enseñanza de Cristo, “hay que aceptar sus definiciones con la obediencia de la fe” (LG 25). Esta infalibilidad
abarca todo el depósito de la Revelación divina (cf. LG 25). »
Más aun, el Papa también puede ejercer su liderazgo indisputable para resolver controversias, aun cuando
no está definiendo dogmas en el más alto nivel (llamado «ex cathedra»).
CIC 892: «La asistencia divina es también concedida a los sucesores de los apóstoles, cuando enseñan en
comunión con el sucesor de Pedro (y, de una manera particular, al obispo de Roma, Pastor de toda la
Iglesia), aunque, sin llegar a una definición infalible y sin pronunciarse de una “manera definitiva”,
proponen, en el ejercicio del magisterio ordinario, una enseñanza que conduce a una mejor inteligencia de la
Revelación en materia de fe y de costumbres. A esta enseñanza ordinaria, los fieles deben “adherirse con
espíritu de obediencia religiosa” (LG 25) que, aunque distinto del asentimiento de la fe, es una prolongación
de él.»
Algunas Objeciones Comunes Brevemente Contestadas
Pablo Reprende a Pedro en Antioquía (Gál 2:11-14): Pedro recibe una reprimenda no por su conducta,
no por sus palabras. De hecho, la acusación de hipocresía sugiere que sus palabras fueran correctas, pero
sus acciones no, porque la hipocresía de los fariseos venía de enseñar la creencia correcta sin vivirla
(Mateo 23:2-3). La infalibilidad papal no significa (en la enseñanza católica) que Dios protege al Papa del
pecado, sino que Dios previene que el Papa enseñe un error de fe o moralidad cuando él «ata» a todos los
creyentes católicos y requiere que estén de acuerdo con una doctrina o dogma.
Pedro en Roma: En 1ra de Pedro 5:13, el primer Papa menciona a «Babilonia,» ampliamente creído ser
una palabra en clave que significaba «Roma.» Esto es consistente con todos los informes sobre Pedro y
cómo sus restos se encontraron en Roma. Prácticamente ningún historiador de renombre negaría eso. La
Iglesia de Roma alcanzó una primacía en la Iglesia primitiva porque tanto Pedro como Pablo fueron
martirizados allí.
Sucesión Papal: Judas tiene sucesor (Hech 1:15-26). Al pensar en eso, tiene mucho sentido que Pedro
también tuviera sucesor, especialmente debido a la promesa fuerte que Dios le hace a su Iglesia — las
puertas del infierno no prevalecerán contra ella — y la Gran Comisión de evangelizar a todas las naciones
(Mat 28:19) que continúa en nuestros tiempos.
La infalibilidad y la analogía de la profecía: Si, en el Antiguo Testamento, Dios concedió el don de
profecía infalible a los profetas (a menudo expresado en palabras inspiradas, ahora registradas en los
libros proféticos), ¿por qué se pensaría que conceder un don menor de infalibilidad es improbable o
imposible? Mientras que sólo se les prometía a los judíos una protección condicional basada en la ley
mosaica y su adhesión a ésta, Jesús prometió que las puertas del infierno no prevalecerían contra la
ciudad visible en una colina: la Iglesia.
¿Es Dios solo llamado «Piedra»?: Hasta Pedro, esto era prácticamente el caso. (Deut 32:4; 1 Sam 2:2; Sal
78:35). (¡¡¡) Los católicos no creen que Pedro es Dios (!!!), pero Dios le convirtió a Pedro (y a sus sucesores
papales) en una «piedra» por el bien de la Iglesia, la que es la «fundación y columna» de la verdad (1 Tim
3:15). Pedro recibió un título que evoca una imagen de la estabilidad del Dios viviente (en contraste de ser
una imagen basada en el carácter propio de Pedro, el que solía vacilar y aun negó a Cristo en un
momento). Todo vuelve a Dios. Nuestro Señor les da a Pedro y a todos los Papas a lo largo de la historia el
don de la infalibilidad, para que guíen a la Iglesia Católica y para que prevengan que la Iglesia caiga en
herejía y falsa enseñanza.
El Papa es el guía de la Iglesia Universal, es el fundamento de unidad de la Iglesia, a quien Jesús le da la
potestad plena de administrar en nombre suyo, ejerciendo en cuanto a la fe y a la moral.

En la Historia de la Salvación hubo hombres muy importantes uno de ellos fue Abraham, el “Padre de los
Creyentes” y Moisés el “Liberador” a quien llamó Dios para ser el Guía de su Pueblo. Esta historia
continúa y de la misma manera Cristo, reconoce a Pedro como la persona indicada para constituir en el
fundamento de su Iglesia, Cristo por este motivo le cambia el nombre de Simón por “Cefas” que quiere
decir “Piedra”, que será la piedra angular de la Iglesia. Desde entonces los sucesores de Pedro son
los Papas, que serán unos tras otros la cabeza invisible de la Iglesia. Cristo ordena a Pedro,
apacentar la Iglesia y con esto ordena obedecer, esto significa que escogemos libre y conscientemente,
seguir a tal jefe, no porque sea siempre capaz e infalible, sino porque desempeña una función de
autoridad necesaria y porque es portador de la Promesa de Dios. La promesa que Cristo le hace a Pedro,
se hace realidad cuando después de resucitado, se aparece a los Apóstoles y dirigiéndose a él le da la
misión de “apacentar sus ovejas”. Esta infalibilidad es porque el Papa es asistido por el Espíritu Santo,
Pastor y Maestro de los cristianos, define una verdad de fe (dogma), ya aceptada por todos los Obispos y
fieles. Esto significa hablar en “Ex-Cátedra”. En este momento es infalible, en virtud de la autoridad
que el mismo Cristo le confirió (Mt.16,19). Cristo, al instituir a los Doce, "formó una especie de Colegio o
grupo estable y eligiendo de entre ellos a Pedro lo puso al frente de él" (LG 19). "Así como, por disposición
del Señor, San Pedro y los demás Apóstoles forman un único Colegio apostólico, por análogas razones
están unidos entre sí el Romano Pontífice, sucesor de Pedro, y los obispos, sucesores de los Apóstoles
"(LG 22; cf. ⇒CIC, can 330).

EL PAPA

Es el Vicario de Cristo. El Papa es el Vicario de Cristo en la tierra, y el sucesor de San Pedro en el


obispado de Roma y en el gobierno supremo de la Iglesia. El Papa se llama Vicario de Cristo porque hace
sus veces en el gobierno de la Iglesia. Vicario viene de las palabras latinas: vices agere, hacer las veces.

El término papa viene del vocablo griego 'pappas' que quiere decir padre. También es conocido como el
obispo de Roma, es jefe de Estado de El Vaticano, sede de la Iglesia en el mundo.

Su misión es pastorear a la Iglesia, movilizar a los cristianos por la oración y la acción, ante los desafíos
de la humanidad y de la misión de la Iglesia. El Corazón de Cristo es el fundamento de su misión de
compasión por el mundo.

A través de la historia hemos tenido 266 Papas.

El papa actual es Francisco, de nombre secular Jorge Mario Bergoglio, cardenal argentino elegido el 13 de
marzo de 2013.

DESPUES DE LEER LA FICHA INFORMATIVA RESPONDE A LOS SIGUES INTERROGANTES Y


ELABORA UN CUADRO COMPARATIVO

RESPONDAMOS
1. ¿Quién fundo la Iglesia?
2. ¿Quién fue Pedro? ¿Para qué
lo eligió Jesús?
3. ¿Quién es el representante
de Cristo en la Tierra?
4. ¿Quién es el PAPA actual?
5. ¿Qué Misión realiza el PAPA
en la actualidad?
EVIDENCIA: ELABORA UN CUADRO COMPARATIVO A TRAVÉS DE TEXTOS BÍBLICOS SOBRE LA
PRIMACÍA DE SAN PEDRO Y LA AUTORIDAD DEL PAPA FRANCISCO MANDATO QUE N.S.
JESUCRISTO NOS HA DEJADO A TRAVÉS DE LA BIBLIA.

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