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PARCIAL UNIVERSAL - Lucia Gómez.

CANTO 3 - TEMA 1: DESCRIPCIÓN DE LOS EJÉRCITOS, RETIRADA DE PARIS


HASTA EL DISCURSO DE HÉCTOR INCLUSIVE (Del 1 al 116 inclusive).
Como sabemos, la ilíada es un poema épico heroico pues narra acciones
extraordinarias de los héroes, como en este caso lo hace con la gesta de Aquiles.
Esta obra habla del noveno año de la guerra de troya, y en este parcial nos
centraremos en el canto 3 que se divide en cinco momentos determinados por los
críticos. El primero es la descripción de los ejércitos griego y troyano, o sea una
perspectiva general del combate para luego ver el ofrecimiento de Paris al combate
individual. El segundo se trata de Helena en la muralla de Troya, el tercero es el
pacto entre el rey Priamo y el rey Agamenón; el cuarto es el combate entre Menelao
y Paris y el último es el encuentro íntimo entre Paris y Helena.

Ahora analizaremos en específico del verso 1 al 116 que abarca hasta el tercer
momento. Aquí se da inicio a la expectativa bélica, vemos cómo se preparan para
pelear los ejércitos, de hecho el poeta lo ve desde arriba, pues es omnisciente, por
eso sabe todo y puede describir el orden de las tropas, es más, dedica la misma
cantidad de tiempo en describir ambas, iniciando por los troyanos, quienes han
salido al campo de batalla pues creen que los griegos van a atacar. El narrador los
describe con una comparación extensa y desarrollada donde Homero es el primero
en usar estas descripciones, o sea, un símil desarrollado con imágenes poéticas
cuyo fin es traer paz en medio de la guerra, recalcando el contraste pues este símil
es el de una grulla con una imagen acústica, los troyanos venían gritando, por eso la
comparación, pues esta ave tenía un vuelo en escuadra además de mala fama,
dado que cuando los pigmeos veían una, vivían la muerte; la cual significaba un
miedo para los griegos al ver a los troyanos confiados que van a ganar, porque
vieron que Aquiles no viene en el ejército; y se junta la furia con la esperanza.
Pasamos a la descripción del ejército griego, que se da en sólo dos versos que
describen la sensación desesperante para ellos por no tener a Aquiles. Van porque
tienen que hacerlo pero sufren la ausencia de su mejor guerrero.
Por esto el primer verso concluye con el contraste que causa Aquiles, quién causa
felicidad a los troyanos pero pena a los griegos que caminan como el viento noto.
Ya en el verso diez, hay otro símil, pues recordemos que estos inician con un
término comparativo (“así como…”) formando la primer parte del símil, y ya la
segunda se da con la polvareda que muestra lo entregados que van los griegos,
arrastrando los pies porque les pesa la tarea a hacer, es más, vemos una antítesis
pues mientras ellos van en silencio, los troyanos van chillando, anticipando que
vendrá una masacre.
Ahora Homero hace una perspectiva individual, describiendo a Paris mediante un
epíteto, (el cual en el libro Términos Literarios se define como un adjetivo que sirve
para destacar las cualidades que le interesan al escritor en cierto momento) porque
lo compara con los dioses, pero en lo único que se parece es en la belleza, dado
que al ser el más lindo es responsable de que Helena se fuese de Esparta, siendo el
causante de la guerra. Se lo presenta con arco y espada como si fuese valiente,
aunque como dice Pierre Grimal, el tiene un areté femenino; recordemos que la
areté es según Jaeger Paideia, el atributo propio de la nobleza, que Homero usa
para designar a la excelencia humana y la superioridad de seres no humanos.
Paris, tiene dotes femeninos como el baile y el canto, aunque tenga hombría por
“raptar” a su amante, él se sigue fijando en su ropa, como en la piel de leopardo que
si bien es un animal feroz, el se pone esta piel para demostrar que el lo es, pero es
una ferocidad prestada; el feroz es el animal. Aun así él es un buen arquero, hasta
habrá una paradoja cuando el más débil (Paris) mate al más fuerte (Aquiles).
Vemos como Homero da un tinte antiguo al poema al decir que las armas eran de
bronce cuando ya se usaban las de hierro, haciendo un anacronismo, lo cual es un
rasgo estilístico del autor; con el fin de llevarnos a la Edad de Bronce, de los dioses,
una época dorada. Por último, al tener dos picas, es doblemente varón, aunque sea
todo apariencia. Pero veremos la verdadera cara de Paris, la de cobardía, en el
verso veintiuno cuando ve a Menelao, y vemos otro símil cuya primera parte es
“como un león…” y la segunda “así Menelao se holgó…”.
Que Menelao se alegre como un león con hambre cuando se le acerca una presa,
significa que este animal, amarillo como el sol y que denota el poder que no tiene un
leopardo, pero si un león, hace que resalte la soberbia de Paris que camina
arrogante, aunque esto cambie a medida que se acerca a Menelao, quien tiene una
agresividad verdadera muy desproporcionada con la ferocidad importada de Paris.
Por consiguiente, Homero al decir “castigar al culpable”, sin contarlo señala quién es
el culpable de la guerra, (pero no lo dice porque el auditorio ya lo sabe); mientras
que al nombrar el salto del carro de Menelao muestra su prontitud por pelear.
Ya en el verso treinta, hay otro símil con una primera parte “se le cubría el
corazón…” y la segunda “... como el que descubre…”. Al principio alude a un dolor
interno y uno físico, Paris se muere de miedo, pero no eligió su destino, y esquiva la
muerte de forma cobarde pues podría estar asustado y no temblar. Ya la segunda
parte alude a un dragón, una criatura mitológica que Homero usa para sugerir una
vez más el pavor de Paris, o como en otras traducciones se nombra una serpiente
para mostrar el miedo interior de el y el veneno que tiene Menelao, y no Paris,
provocando que este cometa la acción más vergonzosa, huir y esconderse en su
ejército que se decepciona de su príncipe.
Pasamos al verso 38, donde entra Héctor, hermano de Paris, que habla con él y le
hace saber con indignación y mediante un discurso imprecatorio, desde la
vergüenza, no el odio, lo mal que hace quedar a los troyanos. Se ve la vergüenza
del hermano que da la vida por la causa y que es un orgullo para su pueblo, frente a
la vergüenza de quien causó la desgracia. Héctor empieza con una increpación
metafórica y luego alude a la belleza física de Paris con ironía cuando le dice de
forma indirecta “mujeriego” y “seductor” el cual no es un don de guerrero.
Además no le desea la muerte pero si el que no hubiese nacido, que si bien no es lo
mismo, denota su enojo, sobretodo al darle la razón a la premonición de su madre
que soñó antes de dar a luz a Paris, que iba a tener una antorcha encendida, lo cual
es malo, tal como el deseo de Héctor de que su hermano muera célibe, queriendo
decir que ojala no hubiera conocido a Helena.
También usa la palabra “oprobio”, es decir deshonra, en sentido figurado para dar
una dimensión política (puso en riesgo las tropas) social (avergonzó a las tropas) y
moral (robo de una mujer).
Hasta “ni fuerza ni valor” va el primer momento del discurso que redondea cuando le
dice a Paris que el papelón interpretado hizo reír a sus enemigos, como si él fuese
un payaso que hace el ridículo, pues la risa de los enemigos es lo peor que le puede
pasar al rey, más en este caso que se ríen de París al intentar mostrar algo que no
es; hasta que se inicia el segundo momento con una pregunta retórica y se remarca
que a París no le gusta pelear, pero no es cobarde pues cruzó el mar, lo cual para
los griegos era terrible pues el mar deparaba la muerte según los mitos de seres
monstruosos.
Héctor le hace un recuento de sus acciones a su hermano, le dice que se rindió ante
el encanto femenino de Helena, lo cual lo muestra blando de carácter por
conmoverse así en una ciudad patriarcal. Luego alude los lazos políticos de ella,
que está casada, dejando ver Héctor que la impulsividad de Paris tiene
consecuencias como hacer sentir mal a su padre, a la ciudad que está situada y a
los ciudadanos que están en el ejército, se demuestra como una acción individual
tiene consecuencias grupales.
Como se ve, el discurso de Héctor tiene tres momentos, inicia con reproches, luego
expone los hechos temerarios y finalmente la profecía, la inutilidad de sus dotes.
Se llega al nudo del discurso mediante la segunda pregunta “¿no esperas a
Menelao?”, siendo esta parte la evidencia de la falta de habilidad de Paris como
guerrero.
Hay una segunda manera de presentar a un personaje por Homero, es hacerlo
mediante otro personaje, de forma indirecta Héctor describe a su hermano. Otra
forma de presentación es cuando Homero describe cómo está vestido Paris,
haciéndolo de forma omnisciente.
Ahora comienza el tercer momento con la profecía de Héctor, que afirma que nadie
salvará al príncipe ni siquiera los dones de Afrodita ni la propia apariencia de Paris
cuando esté muriendo, le inutiliza sus dotes que Afrodita le dió, cuestionando Héctor
los dones de una diosa, lo cual no se debe hacer. Aun así, estos dones no sirven
para la guerra, ni la cítara por la música ni la melena por la belleza.
Termina el discurso nombrando cual podría haber sido el destino de Paris, pues la
túnica de piedra simboliza la muerte; pero Héctor humilla a su ejército al llamarlos
tímidos y compasivos, los acusa de no tener coraje para matar a Paris, pues no se
rebelan dado que quieren a su príncipe y le son leales.
Aun así, Héctor protege a su hermano al decirle que no lo matarían, pues lo pone en
aviso porque a fin de cuentas lo quiere.
Todo lo dicho, fue efectivo para Paris que empieza el verso 58 dándole la razón a
Héctor, asume lo que hizo y así el mismo Paris se pone en un lugar digno. Esto se
ve mediante el símil que usa Homero, muestra que las palabras tocan el corazón de
Paris, de hecho comparar las palabras de Héctor con un hachazo denota que la
fuerza para romper la madera es la misma fuerza que el uso en sus palabras que
fueron filosas como el filo del hacha. Además el símil nos lleva de la guerra a un
mundo de paz, Paris le reconoce, con melancolía, la valentía a su hermano y a la
vez se justifica dado que no es su culpa ser bello y cobarde, es un don que vino de
los dioses (es lo trágico de su historia) y le explica a Héctor que por eso no puede
reprocharle y lo increpa. Aun así, Paris propone un enfrentamiento individual con
Menelao, (se nota un cambio en el discurso, por el efecto de las palabras de su
hermano), cree que es lo más justo para arreglar su error y es causado por Héctor, a
quien quiere. Además, busca redimirse con su ejército y por primera vez menciona a
Helena, quien será el premio del combate y quién es descrita por Pierre Grimal
como el instrumento de un destino que está por encima de su voluntad.
Paris dispone con coherencia y cierra el planteo buscando la paz, pues hasta el
mismo quiere que la guerra termine, pero no tiene herramientas, a tal punto de
excluirse pensando en su pueblo, no se nombra porque sabe su final, por eso ya
había ido disfrazado de forma ficticia. Hay un planteo conceptual en él, que
representa lo que sentían los hombres en los tiempos de Homero, uno no elige que
te dan los dioses, solo se acepta por más pesimista que sea.
Por último, Paris es previsor, y para que no haya represalias luego, busca que se
“intercambien juramentos” entre los ejércitos que en el verso 76 se silencian cuando
Héctor levanta la pica, pero lo hacen porque Agamenón, habla con respeto y
admiración hacia Héctor, la imagen que el rey transmite de Héctor es genial por más
que sea sea su enemigo, pues es el único rey capaz de callar a su ejército, es un
verdadero líder.
A modo de conclusión, desde el verso 76 al 116 se relatan las acciones que se
llevan a cabo, los preparativos para el combate que dará la paz, mediante la pelea.
Se piden reiteradamente los corderos porque son sacrificios por el mito prometeico.
Recordemos que Prometeo, es más viejo que Cristo y es un titán que instruye a los
hombres acerca de cómo se hacen los sacrificios, enseña que parte del animal se
tiene que comer y cual no, mediante una trampa realizada a Zeus que es glotón y
había elegido la porción más grande que en verdad tenía los huesos, por eso los
antiguos griegos sabían de la hecatombe, Prometeo se las había enseñado.
Pero lo importante es la esperanza que sienten los ejércitos que sueltan las
armaduras por el alivio que les causa que el combate ahora sea mano a mano entre
los responsables del robo. Por ello hay un cambio de planos abrupto, se para la
lectura en el campo de batalla y Homero enfoca la mirada en el interior de Troya por
primera vez.
PARCIAL UNIVERSAL - LUCIA GÓMEZ
CANTO 3 - TEMA 2: HELENA EN TROYA, en las MURALLAS (121 al 228 inclusive).
Como sabemos, la ilíada es un poema épico heroico pues narra acciones
extraordinarias de los héroes, como en este caso lo hace con la gesta de Aquiles.
Esta obra habla del noveno año de la guerra de troya, y en este parcial nos
centraremos en el canto 3 que se divide en cinco momentos determinados por los
críticos. El primero es la descripción de los ejércitos griego y troyano, o sea una
perspectiva general del combate para luego ver el ofrecimiento de Paris al combate
individual. El segundo se trata de Helena en la muralla de Troya, el tercero es el
pacto entre el rey Priamo y el rey Agamenón; el cuarto es el combate entre Menelao
y Paris y el último es el encuentro íntimo entre Paris y Helena.

Ahora analizaremos en específico del verso 121 al 228 que abarca desde el tercer
momento al cuarto. Recordemos que venimos de un discurso de Héctor retando a
Paris por su cobardía, y causando que este proponga un combate individual.
El verso 121 empieza con Homero transportándonos a otro espacio pero no nos da
ninguna indicación, lo cual es típico de él.
Se menciona a Iris y se abandona la narración desde el interior de Troya para pasar
a hablar desde la muralla y el palacio. Se busca sacar a Helena de la quietud que
tiene y por primera vez se la presenta, se ve como Priamo, Héctor y Homero la
comprenden aunque el pueblo no la quiera. Se la muestra haciendo labores
domésticos como tejer, palabra proveniente del latín textus, que significaba tejido o
hilar, es decir formar algo, como lo está haciendo ella, está creando la historia de la
Guerra de Troya mediante escenas creadas al dibujar las acciones de los troyanos y
de los griegos. Además, teje una tela púrpura, cuyo color es de la realeza, de los
dioses sagrados y linda a la vista que denota su nivel económico y remarca que esa
tela es como si fuera la portavoz de Homero dentro de Troya, dado que el en esta
obra teje la Guerra de Troya; mientras que Helena borda lo qué está pasando, teje
la ilíada desde su habitación, lo que le llega; como Homero narra la guerra sin haber
estado allí. El poeta pone a la responsable de la guerra a narrarla, o sea, hay una
ilíada dentro de la iliada.
Volviendo a Iris, su rol es engañar a Helena, por ello vino rápido del Olimpo y
comienza refiriéndose a Helena como si la quisiera, aunque esta no sabe que es Iris
y por ello la escucha sin saber que la está engañando para que vea el combate
cuerpo a cuerpo. Iris presenta a los guerreros quietos, hay tensión, pero no usan las
armas para defenderse, las usan para recostarse en ellas mientras esperan el fin de
la guerra.
Iris logra convencer a Helena, quien en el verso 139 sale de forma triste, pues Iris la
hace recordar (volver a pasar por el corazón) la vida que dejó, su matrimonio
anterior, su patria y sus padres, causando culpa en Helena que sale del hechizo en
que estaba por la seducción de París, pues Iris potenció el recuerdo de la historia de
Helena, quien es tratada por Homero con mucho respeto.
Además, sale tapada con un velo blanco, y junto a la tela púrpura ya mencionada
(color que se forma entre el azul que denota espiritualidad y rojo que denota lo
pasional) cuyo color indica siempre un recuerdo que da nostalgia, cuyo sentimiento
invade todo lo que rodea a Helena que está teñida de púrpura por ser una mujer
triste, que dejó a su hija y que está construida a base de recuerdos, de hecho en la
Odisea, veremos como Helena está reconfortada y reencontrada con su patria al
volver, y aunque que en la ilíada padece su don trágico de la belleza, que tiene pros
y contras, su naturaleza será siempre añorar esté donde esté.
Pero acá, para redondear, podemos concluir que este verso es una imagen
completa, casi sensual, desde que llora delicadamente y por la suavidad del velo
blanco que denota pureza utiliza porque Homero se encarga de que respete las
tradiciones troyanas, incluso haciéndola salir con dos criadas pues no podía salir
sola, cumpliendo todas las tradiciones debidas.
Ahora bien, nos encontramos con un símil en el verso 146 el cual es una
comparación poética extendida, en este caso se usa para presentar a los viejos que
reyes mirando la batalla y aconsejando dado que ya no pelean pues demostraría
que los jóvenes son cobardes y no pelean, lo que significaba una deshonra.
El símil empieza entonces con “semejantes a” y se compara a los viejos con el canto
de las cigarras, cuyo canto es lindo pero son pequeñas para pelear, como los
ancianos.
Como no pueden combatir, en el verso 156 se añade que lo que sí pueden hacer es
reconocer la belleza divina de Helena, por eso Homero regala un instante hermoso
a Helena cuando los viejos le reconocen esto, dándole brillo entre tanto dolor, pero
enseguida viene el deseo de que se vaya.
De todas formas, en el verso 161 Priamo la trata como una hija, lo cual demuestra la
entereza moral del rey, a tal nivel de culpar a los dioses de la guerra y no a ella,
demostrando a la vez la creencia que tenían.
Finalmente, Priamo hace sentar a Helena con el, le da un sitio de honor porque la
quiere, y así ven a todos en paz y empieza un proceso bien logrado por Homero,
una visión teicoscopica dado que Helena ahora mira desde las murallas, es decir,
desde arriba, este recurso es usado por Homero para presentar otros personajes
desde otra perspectiva, así conoceremos a los griegos, desde la mirada de Helena
secuestrada y desde la sabiduría de Priamo; que le pregunta a ella quienes eran los
soldados, dando pie a que la charla sea más amena y no tan forzada. Además es
una pregunta con intención dado que claramente el rey ya sabe quienes son los que
batallan pero igual alude a Agamenón y lo llama gallardo, resaltando su temple de
rey y su nobleza.
Continúa la obra con el verso 171, aquí Helena siente pudor, lo que contrasta con su
ferocidad, pues se avergüenza de lo que le pesa la belleza, pero es respetuosa con
su suegro aunque por dentro sienta el deseo profundo de haber muerto antes que
causar la guerra, se nota una conciencia trágica en ella, la culpa se ve en “me
consumo llorando” ante el sino trágico de su destino, donde su vida triste se le va.
Por consiguiente, con una enumeración de elementos, Helena sufre y cuenta que
dejó el tálamo (el matrimonio), a su hija y a sus amigas, recordado esto desde que
Iris la tocó y formando contacto con todo lo que ha dejado atrás.
Luego presenta a Agamenón mediante su epíteto (el cual en el libro Términos
Literarios se define como un adjetivo que sirve para destacar las cualidades que le
interesan al escritor en cierto momento), como buen rey y guerrero, lo presenta
completo desde su origen, en su poder y finalmente como su cuñado. Pero a ella
misma se dice “cara de perro” porque ella se ve así, y sabe que todos la ven así; e
incluso pone en tela de juicio todo lo que pasó, le parece un sueño por lo lejano, y
esto le muestra lo alejada que está de su vida pasada.
Por otro lado, Priamo en el verso 181 empieza recordando sus épocas de guerrero,
pero hay una contra dado que su mente de anciano le genera la confusión de
bandos pues recuerda a Agamenón en un lugar destacado, recuerdo que surge
porque Helena lo identifica y él evoca cuando batalló con Agamenón; quien a partir
de la visión teicoscópica es al primero que ve Helena.
Priamo lo nombrará como “Atrida feliz, nacido con suerte” y esto es porque Homero
es irónico al enfatizar tres veces lo afortunado que es Agamenón, porque su única
fortuna es monetaria.
Luego, Priamo sigue mirando a los soldados y en el verso 191 se pregunta quién es
Odiseo, aunque ya sepa quién es, dado que fue presentado por Homero. Por esto
Priamo lo describe con sus palabras y el primer dato que nos da es que es más bajo
que Agamenón, pero es más ancho en pecho y hombros, partes asociadas a la
capacidad de la voz, lo cual combina con que Odiseo es conocido como el más
tramposo, el que habla bien y de forma elocuente, además que ellos creían que en
el timo, se ubicaba una parte del alma. Por esto vemos que Odiseo no resalta como
guerrero como lo hace Agamenón, y de hecho hasta que estén las armas tiradas
dice algo.
A esto se le suma un símil que compara a Odiseo con un macho cabrero que mira a
los otros animales, refiriéndose a su lugar de líder intelectual en el “rebaño”, junto a
los otros que serían las cándidas ovejas, demuestra que Odiseo es quien manda.
Será Helena quien en el verso 199 aclare desde el origen su linaje, pues lo
menciona como el hijo de Laertes mediante el epíteto más usado “ingenioso
Odiseo”, con el cual comienza la Odisea.
Helena lo define además de forma exacta, con una respuesta concreta y completa
donde afirma que es un mentiroso a pesar de que ella lo aprecia y por esto elogió su
astucia.
Ya en la etapa final, se ve en el verso 203 un cambio de interlocutor, de Príamo
pasamos a Antenor, y se crea una presentación muy larga, además de traer con el
recuerdo una faceta de Odiseo que a todos en la muralla les gusta, mediante
Antenor que recuerda cuando Menelao estando parado sobresalía frente a Odiseo
pero era un orador torpe que hablaba de corrido, siendo que para los griegos un
discurso bien armado es importante. Pero sentados, Odiseo era un mejor orador y
Antenor detalla esto, como también lo hace al decir que Odiseo mira hacia abajo,
haciendo una descripción teatral donde parece que buscara fuerza. Y esta imagen
denota como lo miró Antenor a tal punto de recordar que Odiseo tenía el cetro firme
como si fuera ignorante, dado que mover el cetro era lo ideal.
Concluimos que la apariencia de Odiseo, engaña pues el engaña muy bien, parece
tonto pero cuando habla lo hace con serenidad y frialdad como “copos de nieve”.
Llega un momento en que se sigue preguntando por alguien, y en este caso se
presenta a Ayax, de quien solo se dice que es alto en el verso 225, hasta que en el
228 Helena se viste como una troyana y presenta a Ayax desde su lado guerrero y
con aspectos que destacan su ferocidad. Y también se nombra a Idomeneo el rey
de Creta y a quien reconoce como un antiguo huésped, destacando el valor enorme
que era la hospitalidad y que Menelao le había ofrecido; siendo este el motivo por el
cual Idomeneo decide acompañarlo a la guerra.
Ya para finalizar este tema, cabe aclarar que es Helena quién hace una última
pregunta (hasta ahora solo habían preguntado los viejos) que nadie se la puede
contestar, dado que pregunta con cierta profecía por sus hermanos, pues cree que
ellos están avergonzados de ella y por esto no están en la guerra. Por esta razón
interviene Homero para cerrar, diciendo que habían muerto, pero no había forma de
saberlo, Cierra la tricoscopia afirmando que murieron en la tierra de Helena y
gloriosamente, por ello la nostálgica visión de una mujer que recuerda a quienes
fueron parte de su historia, termina con la añoranza de sus hermanos.
PARCIAL UNIVERSAL - Lucia Gómez.
CANTO 3 - TEMA 3: COMBATE DE MENELAO Y PARIS. (Del 243 al 461 inclusive).
Como sabemos, la ilíada es un poema épico heroico pues narra acciones
extraordinarias de los héroes, como en este caso lo hace con la gesta de Aquiles.
Esta obra habla del noveno año de la guerra de troya, y en este parcial nos
centraremos en el canto 3 que se divide en cinco momentos determinados por los
críticos. El primero es la descripción de los ejércitos griego y troyano, o sea una
perspectiva general del combate para luego ver el ofrecimiento de Paris al combate
individual. El segundo se trata de Helena en la muralla de Troya, el tercero es el
pacto entre el rey Priamo y el rey Agamenón; el cuarto es el combate entre Menelao
y Paris y el último es el encuentro íntimo entre Paris y Helena.

Ahora analizaremos en específico del verso 243 al 461 que abarca el cuarto y el
quinto tema del canto 3. Recordemos que venimos de ver a Helena en Troya
presentándole los guerreros a Priamo; además de enterarse de la muerte de sus
hermanos y estar surtida de nostalgia.
Comienzan ahora realizando los juramentos, y Homero pasa de narrar de los ojos
de Helena en lo alto de las murallas a narrar desde el campo de batalla; desde el
ejército aqueo, por tanto hay un cambio de perspectiva.
Ya para el verso 264 están los juramentos de respetar el resultado del combate,
siendo una invitación solemne, hasta hay mitos con el vino y con lavarse las manos.
Vemos como a Agamenón no le importa Helena, él tiene intereses políticos y
económicos en la guerra, el que si quiere recuperarla es Menelao. Esto se ve en el
verso 276, cuyas palabras del rey son parecidas a cuando injurió a Crises; siendo
amenazador y soberbio.
Asimismo, cortarán el cuello de los animales para que viertan la sangre por cumplir
parte de los rituales, mientras se ve la arrogancia de Agamenón que contrasta con
la humanidad de Priamo, quien dice que ver pelear a su hijo con Menelao es algo
pavoroso para él, pues sabe cómo va a terminar, y por ello quiere evitar ver a su hijo
humillado y asesinado. Pero aunque va a perder a sus dos hijos, está humanizado.
En los versos siguientes, en específico desde el 310 se define quién empieza la
batalla dado que lo dejan a la suerte tirando monedas mientras que se escucha una
voz coral de los troyanos y de los troyanos; ambos ejércitos quieren la paz.
De esta forma en el verso 324 comienza el combate individual entre Paris y
Menelao, comenzando Paris a atacar, pues esto decidió la suerte, es decir, el
destino. Mientras que los soldados se sientan como para ver un espectáculo pues
anhelan que la guerra termine y que su bando gane.
Por otra parte, Homero recalca detalladamente la vestimenta aparatosa y artificial
que lleva Paris, al igual que en el primer canto, dado que ahora se pone una gran
armadura como si fuese un gran guerrero, pero Paris se está armando para el
combate con algo prestado, pues no tiene su propia armadura dado que el no es un
guerrero, lo cual lo sabemos por su areté femenina (le gusta el canto y baile),
recordemos que la areté es definida por Jaeger Paideia, como el atributo propio de
la nobleza, que Homero usa para designar a la excelencia humana y la superioridad
de seres no humanos.
Por esto usa la coraza de su hermano que le da una firmeza postiza, y Homero es
cruel porque nos dice que la coraza es prestada y adaptada al tamaño de Paris, lo
que implica estar vistiéndose con lo de otra persona. Sin olvidar tampoco de
nombrar las armas que acompañan la vestimenta de Paris que se completa con
adjetivos que impactan visualmente y que sugieren una belleza que no es necesaria
para el triunfo bélico, lo que denota la excesiva atención a su apariencia, rasgo
característico de Paris que hasta se pone dos crines en su casco para superar a su
hermano que usa una sola.
En contraste, vemos un solo verso para hablar de Menelao, de quien no se dice
nada pues él no necesita de la belleza para ganar, porque el si es un gran guerrero.
Lo que se ve en el epíteto de Menelao “caro a Ares”, de hecho cabe mencionar que
un epíteto, según el libro Términos Literarios se define como un adjetivo que sirve
para destacar las cualidades que le interesan al escritor en cierto momento. En este
caso ya lo vincula con el Dios de la Guerra, por quién es querido, siendo esto lo
único que importa, no su belleza, pues a fin de cuentas, París no mata a nadie con
hermosura.
Ahora bien, nos presentamos en el verso 340 donde se ve la reacción de las tropas,
ambos bandos quedan maravillados con lo que ven, lo cual es contado por Homero
con el fin de retardar el enfrentamiento. Los dioses miran a los hombres que miran
el combate, hasta que Homero ilumina el relato hacia los dos guerreros, pues ya es
hora de presenciar la lucha, alejándose así de lo general y yendo hacia lo individual,
poder que solo tiene un narrador omnisciente que puede hacer esto desde arriba y
ver como ambos están muy enojados.
Comienza entonces el primer ataque de Paris, llegando al escudo de Menelao pero
rompiendo su lanza y no el escudo, denotando un tiro acertado pero que no lastima.
Mientras que el segundo ataque de Menelao tiene una introducción antes de
responder, pues le orará a Zeus, algo común en los discursos, más aún luego de
quedar sorprendido por el tiro de Paris; pero Zeus no lo escucha.
Por todo esto, Menelao en el verso 351 se muestra dominado por el odio, pero esto
no se percibe en su discurso, siendo esto una característica homérica, aunque estén
furiosos, nunca pierden la claridad oratoria. Así Menelao involucra a Zeus y le
suplica, pero siempre con respeto a su enemigo, con quien plantea estar enojado no
solo por el “robo” de Helena, sino porque Menelao le dió hospedaje a Paris, y este al
irse con Helen rompe y viola un precepto sagrado de la conducta moral de los
antiguos griegos, como lo es el don de la hospitalidad, por ello se busca venganza.
De todos modos, esto se cuenta porque Homero quiere educar a sus oyentes, es
una función pedagógica por las dudas de que alguien vaya a tu casa gracias a que
le das hospedaje, y esa persona luego te robe. De hecho, en el libro Paideia de
Jaeger, se habla de esto, nombrando tres marcas de honor donde dice que además
de saber ser un buen visitante, hay que saber ser un buen anfitrión, dar un buen
trato.
Ahora sí, luego de orar vemos el tiro de Menelao, que a diferencia del de Paris, este
es mucho más agresivo pues atraviesa el escudo, dejándonos ver dos opciones, o
la furia de Menelao era mucha o Paris sostiene con blandura el escudo.
De todas formas a Menelao se le cae la espada porque es el destino superior de
que los griegos deben extrañar a Aquiles, pues Zeus tenía que cumplirle a Tetis la
promesa de que extrañaran a su hijo. Pero esto deja ver a los griegos que hay un
dios detrás, pues el que se le caiga la espada a Menelao es un símbolo poderoso
que lo hace quedar mal, y que provoca su ira con Zeus, el dios máximo, a quien en
el verso 365 le responde faltandole el respeto, pues pasó de rogarle a destratarlo,
dado que está al borde de la hybris, la cual es definida comoa cual es el exceso de
soberbia en personas que tienen una gran responsabilidad como un rey. Mientras
tanto, todo sigue siendo voluntad de Zeus, quien mira lo que pasa como un
espectáculo.
Llegando al verso 369, Homero logra el desenlace del combate con el recurso de
Deus Ex Macchina, al igual que sucede en el Canto 1 cuando Atenea detiene a
Aquiles. Pero ahora se da en el canto 3, Menelao enojado arrastra a Paris y
Afrodita, al estar agradecida con Paris que la eligió como la más hermosa antes,
ahora lo ayuda y corta la correa para luego desaparecer a Paris con la “densa
niebla”, que cumple la función de evitarle al poeta el tener que explicar como el
cuerpo de Paris se va volando al centro de Troya. La niebla es un recurso poético y
homérico para evitar las explicaciones engorrosas, por lo tanto estamos ante un
símbolo de lo inexplicable y el Deus Ex Macchina viene para resolver una situación
que los humanos no pueden resolver o un inverosímil literario, pues sino Menelao
hubiera matado a Paris y se hubiese acabado la obra. Además, Homero debe usarlo
para respetar los mitos, y al sacarlo lleno de polvo y transformarlo en un árbol se
crea un gran contraste, pues pasamos de un campo de batalla, a un lugar de amor y
placer donde si pertenece Paris.
Mientras tanto, Afrodita que estaba en las murallas, se metamorfosea y se convierte
en una anciana conocida de Helena, que hace 10 años no ve, para llamar a Helena,
quien reaparece pero no le cree a la anciana pues es raro que apareciera un familiar
luego de tanto tiempo ahora en las murallas. Por esto Helena, muy inteligente y
sensible, logra descubrir a la diosa, aunque antes no lo logró con Iris.
Posteriormente, en el verso 390 a Helena la envuelve la nostalgia y el desconcierto
dado que todo pasa muy rápido por Homero que es muy ágil para cambiar las
coordenadas espaciales, pasando ahora de las murallas a la habitación. Ya allí,
cinco versos después vemos que Afrodita se olvidó de envejecer su cuello, y Helena
que la miró completamente logró ver que su cuello era más jóven.
Por estas razones habrá un discurso imprecatorio, Helena le reprocha a Afrodita el
que la tenga como una marioneta, y mediante una pregunta se ve el inicio del
motivo de la guerra de Troya. Además, hay una dolorosa conciencia de que la mujer
es un juguete de los dioses, porque Helena sabe que ella fue la elegida para Paris, y
como sabe que este es el favorito de Afrodita, le pregunta retóricamente si no quiere
llevarla con otro favorito, pues ella aún se castiga. A lo que le suma una segunda
pregunta que deja ver una actitud soberbia al hacerle un descargo por sentirse
manipulada, abusando de la confianza y dejando en claro que ella no está feliz en
donde está, además de rebelarse contra la voluntad de la diosa al no querer ir a
acostarse con Paris por el miedo que le da la reacción de los troyanas que dejaron a
sus maridos peleando, mientras ella se va a dormir con su actual esposo. Esto
sucede porque Helena es consciente de que Afrodita intervinó y por eso Paris se
salvó, e igualmente ella muestra sororidad por saber que ofendería a otras mujeres
si se va con su marido; no lo hace de frívola, sino que experimenta su belleza como
un regalo trágico de los dioses, además de avergonzarse de Paris.
Pero era evidente que la respuesta que dió Helena no le agradó a Afrodita que le
responde de forma amenazadora y con insultos, con el fin de llevarla a la sofrosine
(calma), a la medida humana, por lo cual la reta a Helena de forma metafórica pues
cree que se ha excedido en su nivel humano al hablarle así a una diosa. Entonces le
dice que le sacará su apoyo, y Helena sabe que sin esa protección podrían matarla,
y sobre todo que quedaría en el abandono, a lo cual le tiene miedo y se ve
expresado en el verso 418 cuando Helena sale tapada y en silencio creando una
bella escena a partir de la humillación y el miedo que atraviesa pues no se atreve a
contestarle ni una palabra a la diosa y volviendo a la mesura, como se ve cuando
sigue a la diosa (pero no por voluntad propia), yendo detrás y siendo obediente.
Sigue entonces el sendero, hasta el verso 421 donde Afrodita prepara el escenario
para que queden enfrentados los esposos, solo que Helena quitará la mirada pues
estaba avergonzada de Paris, por quien siente rechazo dado que peleaba por ella y
en vez de esto lo han sacado en una nube del campo de batalla. Por esto es que
Helena lo desprecia, y Homero con esto embellece aún más la imagen. Una imagen
que en el verso 428 se agranda cuando ella lo trata de cobarde en un discurso en el
cual desea que él hubiese muerto, a tal punto de contraponer a Menelao y a Paris, y
hasta favoreciendo a su ex esposo de quien se alejó hace 9 años.
Finalmente usa ironía pues le dice que vaya a pelear, pero enseguida le dice que
mejor no, porque quizás se muera. Como vemos el discurso pasa por varios
matices, pero la línea central es la amonestación.
Por último, termina este canto con un discurso de Paris en donde se humilla y
reconoce que ganó Menelao, tiene el coraje de aceptarlo, pero luego de forma
infantil propone otro encuentro donde asegura que le ganará. Además, se excusa
diciendo que Menelao tuvo la ayuda de Atenea, lo cual no solo que es mentira sino
que a quien ayudó una diosa fue a él.
Y en la segunda parte del discurso, Paris es Paris e invita a su esposa a copular,
siendo esta la única tarea para la que él sirve: para dar placer. Busca con esto
movilizar el deseo herótico de Helena con sus dulces palabras, renovar el ardor y
recordarle cuando ella, en parte por este motivo, se fue con él.
Y, llegando al último momento, podemos afirmar que Paris logra su cometido dado
que Helena se va con él, mientras que para calmar a Menelao, su hermano
Agamenón le da la victoria y le pide a Paris que entregue a Helena con las riquezas.
Este canto culmina, con el ejército aqueo, el cual según Griffin, estaba formado por
contingentes diversos, en donde cada uno traía al frente a su propio caudillo, el
principal era Aquiles, pero estaba Áyax, Peleo, Odiseo y otros, todos aplaudiendo.

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