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Hay quien afirma con toda certeza que SÍ existió en el siglo VIII a.C. y no
solo eso, sino que se añade que era ciego y había nacido en la isla de Quíos
(frente a la costa turca) y muerto en Ios (una de las islas Cícladas), quizás
estas afirmaciones se basen en el hecho de que ambos poemas están
escritos en el llamado dialecto jónico (actualmente Griego Homérico).
que Troya fuese una fortaleza muy codiciada (y rica) que controlaba
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la entrada de los Dardanelos y por tal hecho cobraba un peaje, razón más
que suficiente para querer adueñarse de ella y provocar una guerra. Pero...
cuanto mejor es mitificar la realidad y, sobre todo, poner como causa y
excusa el rapto y los amores de Helena (casada con el aqueo-griego
Menelao) y Paris (troyano, uno de los que dicen eran los 100 hijos de
Príamo).
Sea como sea, Homero ha conseguido aún solo habiendo leído cuatro
capítulos hacerme comprender un poco más de la historia griega y la épica
homérica, de la cual he podido analizar ciertas características que me han
llamado la atención; como la presencia del narrador en la obra, el cual
me parece que en cada frase demuestra su saber en cuanto a la acción se
refiere que aun representándola de manera objetiva, la narra con pelos y
señales, de una manera muy literal como podemos apreciar en distintas
frases de la obra *página 500 (630) “Príamo se quedó mirando a Aquiles
admirado, de lo alto y bello que era al verlo se parecía a los dioses”.
Dicho esto, pareciera que, tal y como señala el primer verso, todo el poema
trataría de gloriar la figura del héroe Aquiles (el jefe de los Myrmidones de
Tesalia, el favorito de Atenea), aunque no era tan "súperhéroe" pues se
había ocultado disfrazado de mujer para no ser conducido a una guerra en
la que el oráculo había vaticinado que iba a morir. Pero ninguna treta se le
podía resistir al astuto y pelirrojo Ulises quien, junto a su amigo Diomedes,
tentó fácilmente a Aquiles al mostrarle el maravilloso escudo forjado por
Hefesto.
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Ya nos empiezan a aparecer los DIOSES... y es que ellos son los que van a
mediatizar las diversas escenas a lo largo de estos 24 cantos y 15.693
versos (ya hay que tener memoria para acordarse de ellos...) y desde el
primer verso: "Canta, oh diosa, la cólera del Pélida Aquiles..."
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Por último he de reflejar lo que no he logrado comprender o no me ha
gustado tanto: en primer lugar la cantidad masiva de personajes que en
ciertas partes de la obra me ha hecho perderme, aunque esto no deja de
ser una sandez. En realidad, ciertamente, lo que más me ha costado en
algún momento es continuar la lectura en verso ante mi falta de
costumbre de leer poesía.