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por reflexionar sobre las experiencias vividas por los jóvenes pobres y marginados y
constituyen una forma única de representar los problemas cotidianos que es
radicalmente diferente de las interpretaciones de los actores dominantes (Wade 1999,
455). Sin embargo, las implicaciones políticas y sociales de estas narrativas alternativas
siguen sin estar claras.
HIP-HOP:ORIGINES Y COMODITIZACIÓN
Los cambios económicos y sociales dramáticos que tuvieron lugar en las
décadas de 1960 y 1970 en Nueva York aumentaron las tensiones raciales y
de clase, y la erosión de las redes de apoyo locales previamente existentes
sentó las bases para el nacimiento del hip-hop.2 Sus orígenes inmediatos
fueron las block parties musicales, que eran habituales y que imitaban el
sound system jamaicano. Esto implicó que un DJ mezcle y haga sonar los
últimos éxitos musicales en parlantes gigantes en la calle por un precio
módico.3 El otro papel clave lo jugó el MC, quien presentó al DJ y mantuvo a la
audiencia animada. A medida que esta costumbre evolucionó, los MC
comenzaron a hablar o saludar al ritmo de la música ya contar historias más
elaboradas, o rapear, sobre sus experiencias cotidianas (George 2004).
Muchos autores han atribuido el rap al griot y al brindis, tradiciones orales
africanas y caribeñas que se basan en historias narradas en el ámbito
comunitario y que transmiten cultura, valores y conocimientos del mundo
(Gilroy 1993; Rose 1994). Al igual que el rap, ambos se fundamentan en las
habilidades líricas y verbales y en las capacidades de improvisación del
locutor, y muchas veces hacen uso de discursos ocultos y códigos culturales
para criticar las relaciones de dominación y discriminación existentes.
Además de crear un sentido de comunidad compartido a través
de la experiencia del placer y la diversión, el hip-hop comenzó a
ofrecer nuevas formas de “estar” en la ciudad. Por ejemplo, el
breakdance permitió que diversos “grupos” de jóvenes
afroamericanos y latinos practicaran formas no violentas de
competencia y confrontación. Su simbolismo corporal, que consistía
en demostrar la destreza física del bailarín, se convirtió en parte
integral de la retórica callejera durante este período (Banes 2004, 14).
El rap y el grafiti también permitieron a los residentes de los guetos
urbanos reconstruir su identidad y reterritorializar su entorno local
mediante la afirmación del “derecho a escribir” (Rose 1996, 439).
Haciéndose eco de esta interpretación, Afrika Bambaataa, ex líder de
una pandilla en el sur del Bronx y una de las fundadoras del hip-hop,
Junto con el uso espontáneo del hip-hop como lugar para la afirmación
cultural y la formación de identidad, su progresivo éxito comercial trajo
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SESTRATEGIAS DE RAPROPIACIÓN Y
VERNACULIZACIÓN
A pesar de los efectos nocivos de la mercantilización, el alcance
geográfico y cultural del consumo conduce a diversos efectos en
distintos grupos sociales en lugares específicos. Lo interesante de
este proceso es que el significado que se le asigna y el uso que se le
da a los diferentes commodities puede variar según el contexto
geocultural en el que se consumen. La gente común es hábil para
transformar las prácticas culturales, dentro de los límites impuestos
por el sistema dominante, de acuerdo con sus necesidades, intereses
y contextos. Según Michel de Certeau (1984), la miríada de formas en
que los consumidores utilizan los productos otorgan una dimensión
política a la práctica cotidiana que a menudo se pasa por alto en los
análisis convencionales del capitalismo y la mercantilización. Las
sociedades son en gran medida irreductibles a la simple
mercantilización; en cambio, al “arreglárselas,
Las prácticas cotidianas de “hacer las cosas” son ejemplos de “tácticas”,
descritas por de Certeau (1984, 35-38) como acciones que tienen lugar dentro de
espacios controlados por otros que producen divisiones en el sistema dominante.
Contrariamente a las “estrategias”, que los actores en el poder emplean para
organizar y controlar espacios específicos, las tácticas son prácticas de adaptación
y resistencia que transitan por el espacio sin ocuparlo. De Certeau argumenta que
aunque las tácticas pueden parecer insignificantes y no relacionadas, su
invisibilidad es engañosa porque trazan trayectorias indeterminadas cuyo efecto
acumulativo puede ser el de cuestionar el orden social, político y económico
existente. Esto sugiere que el significado se crea en el mismo proceso de usar
cosas específicas. Al manipular o “cazar furtivamente” en la propiedad de otros (de
Certeau 1984, xii), personas sin poder participan en la construcción del espacio y
su representación. Dado que el uso es el resultado de interacciones complejas
entre factores temporales, culturales, sociales y geográficos, la absorción local y
cotidiana de productos culturales dominantes, como la música, cambia el
significado de los productos, pero lo hace de innumerables maneras, según el
lugar y el momento. en cuestión.
Las comunidades locales que acomodan los productos culturales de manera
espontánea dentro de sus propias cosmovisiones y costumbres reconvierten los
significados e imaginarios creados por las redes de producción hegemónicas, y
TICKNER: HIP HOP 127
participar así en “modos alternativos de hacer mundo” (Shapiro 2004, 17). Por
ejemplo, el valor específico de la música rap se construye a través de la
interacción entre los practicantes locales y los símbolos e imágenes que la
industria musical transnacional asocia con este género. Por tanto, su
circulación en distintos contextos geoculturales da lugar a una variedad de
usos culturales, didácticos, intelectuales y lingüísticos, en función de las
necesidades e intereses de los distintos actores sociales y lugares. Rose (1994,
100–101) y Gilroy (1990–91) argumentan que el rap opera como un discurso
oculto que utiliza un lenguaje enmascarado y códigos culturales —similares a
otras prácticas culturales africanas— para cuestionar la desigualdad, la
discriminación y la opresión; crear conocimiento comunal sobre las
condiciones sociales que caracterizan sitios específicos; y transfigurar las
relaciones sociales existentes. Además, al producir representaciones líricas de
la vida cotidiana de jóvenes que en su mayoría son residentes pobres de
barrios urbanos marginales, ofrece una herramienta para mapear la
experiencia diaria y para construir comunidades y personas locales basadas
en sentimientos compartidos de lo que significa ser privado de derechos.
De manera similar, García Canclini (1989, 314-16) analiza el graffiti como
un medio transcultural e híbrido, cuyo uso es una forma de retratar la
experiencia y el pensamiento cotidiano de grupos sociales que carecen de
acceso a los modos tradicionales de expresión pública. Como uno de los
cuatro elementos del hip-hop, el grafiti afirma el derecho a narrar la historia
de los grupos marginales; inscribir tales historias en lugares públicos visibles
y muy transitados, como trenes y murallas de ciudades; y simbólicamente a
apropiarse del espacio urbano. A pesar del valor intrínseco de las prácticas
resignificadoras locales, el autor sugiere que el grado relativo de
descolonización que logran los grafiteros es inadecuado para contrarrestar el
peso abrumador de las lógicas de consumo cultural a través de las cuales se
reproduce el orden capitalista hegemónico (García Canclini 1989, 325-26). . Sin
embargo, las luchas metafóricas emprendidas por actores sociales
marginales no son necesariamente inertes. Esto se debe principalmente a que
se desarrollan a nivel de la imaginación, que ofrece el potencial para dar
sentido a la vida cotidiana y para construir formas distintas de acción política
y social local al situar las tendencias culturales globales y reterritorializar sus
imaginarios y modos de expresión particulares (Appadurai 1996, 4).
Gilroy (1990-1991) confirma esta observación para la música rap, que enuncia
nuevos deseos y relaciones sociales alternativas. En muchos casos, la ausencia de
una acción política directa y explícita es el resultado tanto de la falta de interés en
enfrentar directamente las relaciones de poder existentes como de la falta de
recursos para hacerlo.6 En cambio, el hip-hop es un esfuerzo por “estar” en la
ciudad, por construir “nichos” dentro del sistema, por crear formas locales de
placer y por (re)crear el espacio cotidiano. Sin embargo, lo que parecen ser
prácticas apolíticas y desarticuladas pueden salirse sin darse cuenta de la esfera
cultural y adquirir consecuencias políticas inesperadas. Para
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Más que otras prácticas culturales, la música ofrece una fuerte evidencia de la
existencia de un espacio transfronterizo de expresión simbólica y construcción
cultural que circula globalmente. Integra varios modos de expresión muy fluidos
que facilitan el movimiento y la interacción transatlánticos y transétnicos, incluidos
el canto, la danza, el teatro, el habla, el lenguaje corporal y la vestimenta.
Específicamente, el hip-hop ha viajado extensamente a distintas ubicaciones
geográficas en todo el mundo a través de dos tipos de canales, los medios de
comunicación y la migración.
En cada uno de estos sitios, el hip-hop exhibe una serie de
significados y estéticas compartidas que confirman la existencia de
una red translocal de prácticas culturales. El contenido lírico del rap,
especialmente, proporciona palabras, recursos y conocimientos para
articular problemas vividos similares pero no idénticos que se
encuentran en distintos lugares y tiempos (Urla 2001, 175). El
denominador común básico de este espacio translocal es la
experiencia compartida de la marginalidad, entendida como
discriminación racial y étnica, pobreza, violencia y privaciones. Sin
embargo, la ubicación del hip-hop en los problemas de la vida
cotidiana también genera fuertes variaciones en las narrativas
locales, dependiendo de los contextos culturales específicos en los
que se inscribe (Mitchell 2001). Así, aunque importantes temas
subyacentes definen al hiphop como un movimiento global,
Para ilustrar cómo la cultura hip-hop se ha insertado en entornos locales
concretos y ha adquirido usos y significados variados, podemos rastrear su
génesis en tres escenarios latinoamericanos diferentes, Cuba, Colombia y
México. El género fue apropiado de manera muy diferente en cada
TICKNER: HIP HOP 129
las penurias de la vida en la calle, con las que muchos jóvenes marginales en
México y Colombia podrían identificarse. A diferencia del gangsta rap, el rap
progresivo, cantado principalmente en inglés, proporcionó comentarios políticos y
sociales críticos sobre las mismas experiencias del gueto, pero también condenó el
orden social dominante de manera más explícita. En Cuba y en menor medida en
Colombia, este discurso engranó mejor con las realidades locales imperantes y
también se consideró más apropiado para nutrir variantes locales más
“auténticas”, menos comerciales.
Hasta mediados de la década de 1990, la producción y el consumo de hip-hop en
Colombia, Cuba y México era un fenómeno relativamente aislado, concentrado
principalmente a nivel de barrio local. En Colombia, las fiestas callejeras musicales se
organizaban con frecuencia en los distritos periféricos de Bogotá, Cali y Medellín, tres de
las principales ciudades. En Cuba, el primer festival de rap se organizó en 1994 en
Antonio Guiteras, un barrio obrero del este de La Habana. Tanto las letras como los
estilos musicales presentados en este evento fueron simplemente imitaciones de
canciones de rap estadounidenses. Los grupos mexicanos de breakdance ubicados en
zonas marginales de la Ciudad de México también se convirtieron en practicantes del
hip-hop, mientras que el graffiti, aunque no se articuló directamente con la cultura hip-
hop, también ganó importancia.
Así como la inserción del hip-hop en los circuitos capitalistas globales fue
indispensable para su distribución y consumo internacional, su recepción en
estos tres países sugiere que la visibilidad de la cultura hip-hop local,
particularmente en los medios masivos de comunicación, fue fundamental
para su posterior desarrollo y crecimiento. . Por ejemplo, el Festival de Rap de
La Habana en Cuba, que se trasladó al barrio oriental de Alamar en 1995,
colocó el rap cubano en el radar nacional e internacional. La decisión de la
Asociación Hermanos Saíz, una organización juvenil oficial clave, de
patrocinar el festival en 1997 marcó su institucionalización gradual.
Este proceso coincidió con un creciente interés por parte de la comunidad
hip-hop progresista de los Estados Unidos, que consideraba el rap cubano como
un prototipo de hip-hop revolucionario y comenzó a participar en el festival de rap
todos los años.8 Los reporteros de la prensa extranjera comenzaron a encontrar las
letras de rap cubano de interés periodístico, principalmente porque se centraban
en temas de raza, discriminación racial y desigualdad. La forma en que las letras
denunciaron estos problemas, que supuestamente no existían en la Cuba de
Castro, fue generalmente interpretada como una señal de protesta y descontento
en el país. Tales interpretaciones de la situación cubana fueron fundamentales
para la interpretación mundial del rap cubano.9
Tal fue el caso de una polémica canción publicada en 2002 por Clan
537, “¿Quién tiró la tiza?” y una respuesta a ella, “Tiza 2”, producida poco
después por Hoyo Colorao. Ambos abordan la discriminación racial y la
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diferencias de clase que produjo. Aunque las dos canciones fueron prohibidas en la
radio y la televisión cubanas, se convirtieron en éxitos nacionales que fueron
escuchados y comentados ampliamente.10
Además del papel clave que jugaron los medios de comunicación, la evolución del
hip-hop en Cuba, Colombia y México ha reflejado cambios políticos, económicos y
sociales en estos países desde principios de la década de 1990. A pesar de los
distintos patrones de apropiación y desarrollo del género, en estos países y en
otros lugares generalmente alude al lugar, la raza y la etnia, y la miseria de
manera similar.dieciséis
En particular, el espacio se representa a través de la referencia al gueto o al
barrio, los cuales sitúan las narrativas hip-hop en la experiencia de la vida
cotidiana en dichos lugares. Los jóvenes pobres y desposeídos experimentan los
mismos tipos de marginalidad y pobreza en los barrios marginales urbanos de
todo el mundo (Davis 2006). Por lo tanto, las letras de rap tienden a describir la
vida en la periferia de la economía global, donde el exilio, el desempleo, la
desesperación, la drogadicción, la brutalidad y la violencia constituyen el paisaje
cotidiano.
El hip-hop colombiano y mexicano participa activamente en tales
representaciones, dada la gran cantidad de pobres urbanos que residen en
los dos países. Además, el gangsta rap es muy popular en ambos, quizás
porque la mentalidad, los ritmos y el lenguaje que profesa se adaptan bien a
los tipos de actitudes culturales y violencia que el narcotráfico ha introducido
en la vida cotidiana allí. Cuba es bastante diferente, dado su historial
socioeconómico superior. Sin embargo, como la desigualdad en ese país ha
crecido como resultado de su inserción en la economía mundial, los raperos
han hecho uso de los símbolos de exclusión empleados en otros lugares para
describir su propia situación.
En Cuba, el inicio del “período especial” en la década de 1990 llevó al
gobierno a abrir el país al mercado global. A medida que las divisas y los
turistas inundaban el país, cuestiones como la desigualdad, las penurias, la
discriminación racial, el consumismo y los cambios en los valores morales e
ideológicos nacionales se hicieron más prominentes (Hernández 2004). Según
Alejandro de la Fuente (2005, 62-64), después de la revolución cubana, el
problema de la raza desapareció casi por completo del debate público. Los
indicadores económicos y sociales básicos sugerían que la desigualdad y la
discriminación raciales eran cosa del pasado. Las prácticas afroculturales
como la santería, además, fueron oficialmente condenadas por considerarlas
incompatibles con una identidad nacionalsocialista.
El período especial hizo que los asuntos raciales cobraran mayor relevancia por sus
efectos asimétricos para los negros y mulatos y para los blancos. Los cubanos blancos
tenían un mayor acceso a divisas, inicialmente a través de las remesas de la comunidad
de exiliados en los Estados Unidos y luego a través de la industria turística, de la que los
negros estaban en gran medida excluidos. Esto provocó disparidades en los ingresos.
Un cantinero en un hotel turístico podría ganar entre $20 y $30 por día solo en propinas,
en comparación con los $15 por mes que gana
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Imagina que todo se vuelve contra Imagina que todo se vuelve en contra
ti, mujer Tu mujer
No hay dinero no hay dinero
No es que no alcance para nada el No es que lo poco que tienes no sea
poco que tienes suficiente
Es que no tienes estas arruinado
en baja estas arruinado
Como siempre pero esta vez mas de Como de costumbre solo peor
costumbre
Tu cabeza se raja buscando Te rascas la cabeza buscando
soluciones soluciones
El padre del niño mejor ni lo El padre de tu hijo, ni lo menciones
menciones él
se describe como una lucha por el control del negocio de las drogas en la que
la guerrilla y los paramilitares practican el secuestro, el asesinato y el
desplazamiento forzado, poniendo bajo asedio a civiles inocentes. En esta
guerra sin fin, el Estado colombiano también es acusado de asesino por su
complicidad con la oligarquía, su corrupción y su inacción frente a la difícil
situación de la mayoría de la población.
Al igual que en Cuba, los discursos sobre la identidad nacional colombiana
han ignorado históricamente las categorías de raza y etnia. Si bien la Constitución
de 1991 reitera conceptos como la equidad social y la cultura, aún se ignoran las
múltiples formas en que los grupos afrocolombianos e indígenas han sido
marginados y discriminados. Para grupos de hip-hop como Asilo 38, con base
cerca de la costa del Pacífico, donde vive la mayoría de la población afro del país—
alrededor del 26 por ciento de la población nacional—, las letras de rap se enfocan
en las condiciones de pobreza y violencia que caracterizan a los barrios indigentes
y la problema del racismo.
presentando la costa pacífica colombiana como un sitio seductor y alegre donde los
bailes y los carnavales son cosa de todos los días. Sin embargo, a pesar de estos éxitos,
el sueño de “triunfar” comercialmente no es una estrategia viable para la mayoría de los
grupos de hip-hop en los países estudiados.19 Por lo tanto, buscar el apoyo del gobierno
o trabajar con organizaciones de base del norte son otras formas en que los raperos se
las arreglan. En Colombia, por ejemplo, las agencias culturales estatales han apoyado
relativamente el hip-hop, dado que proporciona un medio de participación y actividad
para jóvenes desfavorecidos que de otro modo podrían estar involucrados en
actividades ilegales. La decisión del Estado cubano de dar cabida al movimiento rap en
el Ministerio de Cultura fue fundamental en su empeño por asimilar los discursos
críticos sobre la discriminación y la desigualdad racial, controlándolos y cautivándolos a
sus propias necesidades. La decisión de los raperos de acuñar sus representaciones de
la realidad cubana en términos de categorías raciales como las del rap progresista
estadounidense también fue clave para su éxito en captar la atención del régimen
castrista.
Un tema final que surge en la interacción de los raperos con actores
extranjeros no comerciales es el de la autenticidad. En Cuba, la cultura hip-hop se
ha convertido en un objeto popular del escrutinio de las ONG, los medios e incluso
académicos, mientras que en Colombia y México se pasa por alto en gran medida.
Esto sugiere que se aplican criterios específicos de autenticidad cuando los actores
del norte deciden involucrarse con el hip-hop en América Latina y el resto del
mundo. Es revelador que en Colombia, muchos raperos hayan reconocido esta
tendencia y recientemente hayan comenzado a presentarse como negros y
desplazados para ganar una mayor atención internacional. Aunque está más allá
del alcance de este artículo, una pregunta que merece ser explorada más a fondo
es cómo se desarrollan estos mecanismos de autenticidad en entornos locales
concretos; cómo se alimentan, se oponen, o interactuar con las propias dinámicas
capitalistas de mercantilización; y cómo condicionan el papel del hip-hop y su uso
por parte de la juventud marginal en los diversos países en los que se practica.
norteOTAS
Autónomo de México me ayudó a rastrear la poca información que existe sobre el rap
mexicano. Todas las traducciones de las letras son del autor.
1. El hip-hop comprende cuatro elementos: rap, DJ, breakdance y graffiti. Rap
consiste en hablar o contar cuentos en rima acompañados de un compás. El DJ toca la
música que acompaña a las letras de rap, haciendo uso de una base rítmica (beat),
sobre la cual se graba una secuencia melódica de voces o instrumentos tomados de
canciones preexistentes (sample).
2. Durante este período la ciudad experimentó una severa recesión, y la
La economía urbana comenzó a especializarse en los sectores financiero y de servicios. La
pérdida de empleos en la manufactura afectó principalmente a los afroamericanos y latinos de
clase baja de ascendencia puertorriqueña y caribeña. Específicamente en el barrio del sur del
Bronx, la reducción de las oportunidades de empleo y la pérdida de opciones de vivienda
debido a los proyectos de renovación urbana llevaron a un deterioro considerable en las
condiciones de vida y las perspectivas de futuro de los habitantes de este barrio. Véase Rivera
2003, 50–55.
3. Los sistemas de sonido eran discotecas móviles con DJs que amenizaban los
lazos en Kingston. Debido a que la mayoría de los habitantes urbanos eran pobres y tenían poco
acceso a la radio o la televisión, el sistema de sonido ofrecía una forma de escuchar música nueva.
También se usaban comúnmente en el dub jamaicano, un género musical influenciado por el soul, el
R&B (rhythm and blues) y el reggae.
4. El papel de la mercantilización en la sociedad capitalista ha sido ampliamente documentado.
mente en la teoría marxista, que ha rastreado cómo los objetos inanimados, entre ellos las
prácticas culturales como la música, adquieren la cosidad como resultado de su inserción en
relaciones de intercambio. Una consecuencia fundamental de la transformación de un objeto
en una mercancía en el orden global actual es que se desvincula de sus raíces locales
originales y se inserta en un mercado cultural transnacional, que emplea estrategias
mercantilistas, como la banalización y exotización de las diferencias raciales y étnicas, para
aumentar las ventas.
5. El álbum Buena Vista Social Club (1996) vendió entre cinco y seis millones
lion copió y envió a este grupo a la fama internacional.
6. El rap progresivo es un caso algo diferente, en el sentido de que está impulsado principalmente
por fines sociales relacionados con la participación de los jóvenes pobres. Dado su éxito en la
movilización de este sector de la población en países como Estados Unidos, ha ganado una
presencia importante en las campañas electorales y educativas locales.
7. En ciudades ubicadas más lejos de Miami, por ejemplo, Santiago de Cuba, la
La influencia de la música caribeña (en particular, el reggae) fue mayor que la de la variedad
estadounidense.
8. En diciembre de 1997, un productor de rap estadounidense se reunió con un nutrido grupo de cubanos
raperos Este encuentro sentó las bases para nuevas formas de diálogo y
colaboración entre las comunidades de rap de ambos países. Dos años
después, en diciembre de 1999, un encuentro entre Harry Belafonte y
miembros de lo que entonces se llamó el “movimiento” llevó a Belafonte a
compartir sus impresiones sobre la importancia de apoyar el rap cubano con
Fidel Castro. Posteriormente, en 2002, se crea en el Ministerio de Cultura la
Agencia Cubana de Rap. Véase Zurbano Torres 2004.
9. Igualmente significativo fue que las propias autopercepciones de los raperos cubanos
fuertemente influenciados por esta lectura internacional del movimiento hip-hop
en su país.
144 POLÍTICA Y SOCIEDAD LATINOAMERICANA 50: 3
10. Los directores de las emisoras de radio cubanas son todos miembros de la Comi-
Partido comunista, aunque cada uno disfruta de un grado relativo de autonomía para decidir
qué poner en el aire y qué vetar. Sin embargo, a pesar del uso de la censura cultural en la
sociedad cubana, los materiales eluden las prohibiciones oficiales con relativa facilidad al
circular a través de otros canales informales.
11. El primer disco de Orishas, A lo cubano (1999), vendió cerca de cuatrocientos mil
copias de arena, y emigrante (2002), su segundo, ganó un premio Grammy.
12. Antes de crear Orishas, los miembros del grupo en realidad eran parte de
Amenaza, grupo que fue fundamental para el crecimiento del rap progresivo en Cuba.
13. Aunque está fuera del alcance de este artículo analizar por qué el rap
La música, a diferencia del rock mexicano, nunca alcanzó niveles similares de éxito comercial,
vale la pena señalar que muchos de los grupos de rock mexicanos más populares, entre ellos
Molotov, hacen un uso extensivo de las letras de rap.
14. El sello, 5-27, promociona a artistas de Colombia y otros latinoamericanos.
paises de icanos.
15. Otro conocido grupo originario de Cali, Asilo 38, puso colombianos
hip-hop en el mapa mundial en 2000.
16. Aunque también existen marcadas diferencias en el contenido rítmico del hip-hop
tienda en cada país, está más allá del alcance de este artículo analizarlos.
17. Es importante tener en cuenta que el rap no fue la única fuente de tales
criticas La música timba, cuyo nacimiento coincidió con el período especial, reivindicó
los cultos afrocubanos, en particular la santería (García Meralla 2004). Sin embargo, este
género nunca alcanzó niveles de éxito comercial comparables a los del rap, y comenzó a
desaparecer con la apertura monetaria, el crecimiento del turismo y la liberalización de
la contratación de grupos musicales en bares nacionales. Además de la expresión
musical, un número significativo de publicaciones culturales no oficiales comenzaron a
discutir una plétora de temas que antes se consideraban tabú.
18. Aunque la canción fue producida por el sello discográfico estatal y
sonaba en la radio, la palabra del argot para prostituta, Poner un, se emite un pitido.
19. De hecho, la situación de la mayoría es tan precaria que muchos grupos encuentran
se separan para buscar otras fuentes de sustento.
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