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CONTAMINACIÓN LUMÍNICA: “Mas luz no siempre es

mejor”
Se sabe que la contaminación lumínica, es producida por las
emisiones de luz que proviene de fuentes artificiales con altas
intensidades, además, es el brillo que se ve en el cielo por las
noches provocado por la iluminación ineficiente que, en vez de
enviar la luz hacia el suelo, dicha luz es emite hacia el cielo.
A pesar de que los seres humanos nos sentimos más seguros
cuando hay más iluminación, estas luces están siendo
implementadas de una mala manera, ya que se encuentran en
cantidades excesivas provocando la contaminación lumínica y
además de eso, no nos garantizan una seguridad completa.
Basándose en diferentes estudios podemos observar como a pesar de sentirnos seguros con la luz, esta nos
está provocando peores daños tanto a nosotros como al medio ambiente y los seres que lo habitan.
Efectos
Algunos efectos causados por esta contaminación son la observación de estrellas y la vida silvestre, cuyos
ritmos biológicos e instintos nocturnos se ven perturbados cuando están cerca de una gran cantidad de luz
artificial. Un ejemplo dramático de esto es el caso de las tortugas marinas, cuando las playas en las que algunas
tortugas anidan se iluminan de noche con luces brillantes, las hembras pueden sentirse desalentadas a anidar
allí; también pueden verse desorientadas por las luces y vagar hacia carreteras cercanas, donde corren el riesgo
de ser arrolladas por los vehículos.
En los humanos, puede afectar a los ritmos circadianos y dificultar la visión al conducir durante la noche.
Otro punto a resaltar es que entre mayor iluminación haya en determinado lugar, mayor gasto monetarios y
energéticos habrá. En una entrevista sobre la contaminación lumínica el profesor Héctor Antonio Solano
Lamphar del Programa Interdisciplinario de Estudios Metropolitanos, explicó que más allá de que la
contaminación lumínica es un problema que tiene que ver con la iluminación artificial nocturna, que también hay
otras connotaciones y problemas, una de ella es el gasto energético que se da por el mal uso de la iluminación.
Seguridad en las calles
Como se mencionó al principio en la actualidad dependemos de la luz para sentirnos más seguros, de hecho,
un estudio reciente de la Ciudad de Nueva York muestra que instalar luces en las calles puede conducir a una
reducción de hasta un 36% en la tasa de criminalidad en períodos nocturnos y en ambientes al aire libre. El
crimen podría reducirse, así, exitosamente al cambiar el entorno al que se enfrentan las posibles víctimas, sin
embargo, a la implementación y optimización de los sistemas de alumbrado público, ésta por sí misma no
convierte los espacios públicos en entornos más seguros para los transeúntes, pues no se trata únicamente
instalar nuevas luminarias sino de iluminar de manera adecuada.
Aumentar la intensidad de la luz o el número de luminarias en las calles en zonas con alto nivel delictivo puede
resultar más un problema que una solución, pues nos enfrenta a efectos indeseados como el deslumbramiento
o la contaminación lumínica, además de que no nos vulnera en situaciones de riesgo.
Ejemplos de mala iluminación
Un buen ejemplo de la mala iluminación en Panamá es el puente vehicular Panamonte sobre el río Caldera, en
la provincia de Chiriquí el mismo tiene postes con luces led en toda la vía del puente. Este puente tiene tanta
intensidad lumínica que puede hacer que los conductores colisionen contra otro vehículo u otro objeto debido
al deslumbramiento molesto que estas luces ocasionan.
Medidas a tomar
En la actualidad se está exhortando a mejorar la calidad de nuestra educación con respecto al tema, debemos
ser conscientes de cómo manejar de forma responsable la luz sin abusar de su uso. Es importante inculcar a
los niños desde muy pequeños para que sepan utilizar este recurso de forma responsable, evitar dejar las luces
encendidas si no se está utilizando es un ejemplo de un gran cambio que puede causar una gran diferencia.

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