Está en la página 1de 166

teseopress.

com
SALUD MENTAL COMUNITARIA Y PANDEMIA

teseopress.com
teseopress.com
SALUD MENTAL
COMUNITARIA
Y PANDEMIA

Diálogo desde los territorios

Graciela Zaldúa
María Marcela Bottinelli
María Malena Lenta
(coordinadoras)

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia: diálogo desde los territorios
/ Graciela Zaldúa… [et al.]; coordinación general de Graciela Zal-
dúa; María Marcela Bottinelli; María Malena Lenta . – 1a ed – Ciu-
dad Autónoma de Buenos Aires: Teseo, 2022. 166 p.; 20 x 13 cm.
ISBN 978-987-723-327-8
1. Psicología Social Comunitaria. 2. Salud Mental. 3. Pandemias.
I. Zaldúa, Graciela, II. Zaldúa, Graciela, coord. III. Bottinelli, María
Marcela, coord. IV. Lenta, María Malena, coord.
CDD 150

© Editorial Teseo, 2022


Buenos Aires, Argentina
Editorial Teseo
Hecho el depósito que previene la ley 11.723
Para sugerencias o comentarios acerca del contenido de esta obra,
escríbanos a: info@editorialteseo.com
www.editorialteseo.com
ISBN: 9789877233278
Imagen de tapa: “3 de junio” de Che Alejandra
Las opiniones y los contenidos incluidos en esta publicación son
responsabilidad exclusiva del/los autor/es.
Salud mental comunitaria y pandemia
TeseoPress Design (www.teseopress.com)

ExLibrisTeseoPress 62141. Sólo para uso personal


teseopress.com
Índice

Presentación......................................................................................9
Graciela Zaldúa
1. Salud mental comunitaria, territorios de
precarización y políticas del cuidado en pandemia............ 17
Roxana Longo, María Malena Lenta y Graciela
Zaldúa
2. Trabajadoras ferroviarias en tiempos de pandemia:
“No estamos de vacaciones, estamos cuidando y
trabajando” ..................................................................................... 29
María Malena Lenta, Roxana Longo y Graciela
Zaldúa
3. Feminización del trabajo en salud, salud colectiva y
pandemia......................................................................................... 43
Roxana Longo, María Malena Lenta, Paula
Tortosa y Graciela Zaldúa
4. Emergentes y narrativas de trabajadores/as del
campo de la salud mental en pandemia.................................. 57
María Marcela Bottinelli, María Malena Lenta,
José Lohigorry y Ana Tisera
5. Escuela pública y trabajo docente: interpelaciones en
condiciones de pandemia........................................................... 75
Alexis Serantes, Brenda Riveros y María
Marcela Bottinelli
6. Pornografía y violencia de género: un abordaje
posible desde la educación sexual integral ............................ 87
María Belén Sopransi
7. Derechos sexuales y (no) reproductivos en la CABA.
Desafíos en tiempos de pandemia ........................................... 99
Roxana Longo, Paula Tortosa y Graciela Zaldúa

teseopress.com 7
8 • Salud mental comunitaria y pandemia

8. Identidad y trabajo docente universitario en la


virtualización forzosa por la pandemia de COVID-19 ... 111
Carla Pierri, Alexis Serantes y María Belén
Sopransi
9. Marcas de la pandemia en el cuerpo. Psicólogas en
cuidados paliativos..................................................................... 123
Verónica Veloso, Silvina Dulitzky, Perla Cano,
María Luz Gómez, Rosa María Nocera, Lorena
Etcheverry, María Emilia Cabrera, Marisa
Medina, Jorgelina García, Gonzalo Sánchez
Velazco y Ana Cobo Roncal
10. Intervenciones de psicología social comunitaria y las
dimensiones de la transformación social ............................ 137
María Malena Lenta, Roxana Longo, Alexis
Serantes, Brenda Riveros y Graciela Zaldúa
Bibliografía de referencia......................................................... 149

teseopress.com
Presentación
GRACIELA ZALDÚA

Salud mental comunitaria y pandemia. Diálogo desde los terri-


torios constituye el tercer texto colectivo del proyecto de
investigación UBACyT “Salud mental comunitaria: contex-
tos de precarización y políticas de cuidado” desarrollado
en la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos
Aires. A diferencia de los dos libros precedentes, sus capí-
tulos se inscriben en un contexto de pandemia globalizada
del COVID-19.
El probable origen de esta pandemia se encuentra en la
ciudad de Wuhan (Hubei, China) en 2019, cuando se con-
firmó el primer brote respiratorio identificado como coro-
navirus 19. Un mes después la Organización Mundial de la
Salud (OMS) alertó internacionalmente acerca de la posible
ola de contagios, y varios países implementaron medidas de
aislamiento social preventivo y obligatorio (ASPO). Desde
ese momento se desarrollaron distintas etapas de confina-
miento y adaptación a otras modalidades sanitarias, labora-
les, relacionales y socioafectivas.
La información sanitaria privilegió, a través de comités
de expertos biomédicos, la presentación diaria de indicado-
res de morbilidad, mortalidad, contagiosidad, coberturas de
vacunación y controles sobre grupos de riesgo. Con escasa
frecuencia se incluyeron en los reportes sanitarios de los
medios de comunicación las afectaciones subjetivas y socia-
les que la incertidumbre, el aislamiento, la suspensión de la
escolaridad y otros espacios de sociabilidad, las pérdidas y
duelos producían en la vida cotidiana y en las estrategias
para potenciar redes de cuidado y sostén.
La complejidad y sinergia de los procesos virales,
combinados con comorbilidades, enfermedades crónicas y

teseopress.com 9
10 • Salud mental comunitaria y pandemia

efectos en la salud mental muestran las formas diferencia-


les y desiguales de acceso a los bienes, a la atención y al
cuidado de la salud. La pandemia reveló el incremento de
las inequidades, desigualdades y exclusiones en el territorio
más desigual: América Latina y el Caribe. En nuestro país
se expresa por ejemplo en indicadores de 40,2% de pobreza
general y 50% de las infancias en particular (INDEC, 2021).
La determinación de los procesos económicos, políticos,
ecológicos, ideológicos y subjetivos de este modelo capita-
lista extractivista amenaza las existencias diferenciadas por
territorios, clases sociales, géneros, generaciones y etnias.
El feminismo dio centralidad al cuidado como inherente a
la reproducción social y también al bienestar y sostenibi-
lidad de la vida singular y colectiva. Las mujeres, eje del
cuidado afectivo, relacional e interdependiente, son en la
división sexual del trabajo y en la inserción laboral las más
precarizadas e informalizadas. La paradoja de la invisibili-
dad, pero, a su vez, lo imprescindible del cuidado, mostró
también sus desigualdades en la provisión y su calidad en
relación con las condiciones socioeconómicas, y potenció
violencias patriarcales.
La modalidad ideológica constitutiva de los sistemas de
creencias, símbolos interpretativos y acciones encubrido-
ras de la concentración económica y de poder, del dominio
patriarcal y colonial, de la persistente degradación del eco-
sistema, de la inequidad en el acceso a derechos esenciales
como la salud, expresado en la mercantilización de patentes
de vacunas y sueros por las corporaciones farmacéuticas, se
combinan con la manipulación informática de infodemias,
noticias falsas, teorías conspirativas e inducciones racistas y
xenófobas a través de redes digitales y medios de comunica-
ción tradicionales. El resurgimiento de grupos neofascistas
en varios países alerta sobre las amenazas autoritarias y la
necesidad en nuestra región en particular de sostener el
imperativo del “Nunca Más” y la interpelación de “Memo-
ria, Verdad y Justicia”.

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 11

Las epidemias que diezmaron a la humanidad en dis-


tintos tiempos históricos (por ejemplo, la peste bubónica o
peste negra, la viruela, el cólera, la fiebre amarilla o la fiebre
española) se asociaron a cambios estructurales, migratorios,
colonizaciones y dominios que afectaron a la naturaleza y
a las poblaciones y favorecieron la transmisión y circula-
ción virósica-bacteriana, causantes de millones de muertes.
Ante el impacto devastador y la amenaza mortífera, opera-
ron mecanismos de culpabilización al otro/a, el/la diferen-
te, que promovieron odios y crueldades sobre determinados
grupos sociales.
Las expresiones vandálicas en nuestros territorios
sobre imágenes emblemáticas como el pañuelo de las
Madres de Plaza de Mayo o la whipala, violencias a repre-
sentantes de los pueblos originarios o violencias misóginas
patriarcales de los femicidios recurrentes en esta pandemia,
o las violencias homodiantes o transodiantes, junto con la
creciente precarización e informalidad y desocupación, nos
interpelan y exigen potenciar la exigibilidad de derechos
y políticas de cuidado para constituir redes que habiliten
tramas de sostén relacionales y subjetivas.
En los diez capítulos de esta producción se despliegan
supuestos, interrogantes, objetivos y construcciones dia-
logales situadas con diversos colectivos de trabajadoras/es
docentes, del sector de la salud y el ferroviario, con énfasis
en la deconstrucción de los efectos de la pandemia, de las
violencias, de la invisibilización del trabajo reproductivo y
no reproductivo, es decir, en la resignificación subversiva
del género y el deseo, como dice Judith Butler.
En el primer capítulo, denominado “Salud mental
comunitaria, territorios de precarización y políticas del cui-
dado en pandemia”, Roxana Longo, María Malena Lenta
y Graciela Zaldúa resignifican conceptualmente los tres
términos claves del proyecto de investigación a la luz del
impacto de la pandemia, que permitió ver la relevancia,
pero, a su vez, la precariedad en la que se desarrollan las
prácticas de cuidado en el mundo contemporáneo. Desde

teseopress.com
12 • Salud mental comunitaria y pandemia

los aportes de los feminismos críticos, reflexionan sobre la


salud mental comunitaria y la necesidad de la exigibilidad
de políticas de cuidado frente a las políticas de descuido ins-
taladas desde las políticas de aislamiento social en el marco
de la pandemia, que dejaban por fuera las necesidades terri-
toriales y las diversidades poblacionales.
En el segundo capítulo, “Trabajadoras ferroviarias en
tiempos de pandemia: ‘No estamos de vacaciones, estamos
cuidando y trabajando’”, las autoras María Malena Lenta,
Roxana Longo y Graciela Zaldúa retoman un proceso de
investigación acción participativa (IAP) iniciado en 2016
con un colectivo de trabajadoras esenciales del transpor-
te e incorporan el proceso de problematización de la vida
cotidiana y organización colectiva frente al nuevo escena-
rio laboral atravesado por la pandemia. Por su parte, en el
tercer capítulo, denominado “Feminización del trabajo en
salud, salud colectiva y pandemia”, las autoras Roxana Lon-
go, María Malena Lenta, Paula Tortosa y Graciela Zaldúa
reflexionan sobre el trabajo de intervención con trabaja-
doras de la primera línea en el sector de la salud. Allí se
evidencia que la feminización de los cuidados opera tanto
dentro como fuera del espacio doméstico e incrementa el
malestar. Pero, también, se analizan las estrategias colecti-
vas frente a la fragmentación y agotamiento de las políticas
sanitarias apuntaladas sobre el modelo médico hegemónico
que se reactualizaron en el marco de la pandemia.
El cuarto capítulo, llamado “Emergentes y narrativas de
trabajadores/as del campo de la salud mental en pandemia”,
fue elaborado por María Marcela Bottinelli, María Malena
Lenta, José Lohigorry y Ana Tisera, y presenta el trabajo
de reflexión de trabajadores/as de un hospital monovalente
de salud mental en relación con las problemáticas priori-
tarias y las principales causas de malestar en el trabajo en
el período prepandemia, luego resignificadas mediante la
recontextualización producida por el COVID-19. Frente a
los nuevos desafíos y obstáculos que produjo la pandemia
y el aislamiento social ante los procesos de desmanicomia-

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 13

lización, desinstitucionalización y la vida en la comunidad,


se identificaron estrategias creativas y colectivas de cuidado
y participación social.
“Escuela pública y trabajo docente: interpelaciones en
condiciones de pandemia” es el siguiente capítulo, que fue
desarrollado por Alexis Serantes, Brenda Riveros y María
Marcela Bottinelli a partir de un estudio con docentes de
escuelas primarias y medias públicas de la Ciudad Autó-
noma de Buenos Aires (CABA) realizado a comienzos de
2020 y resignificado a partir de un grupo de discusión hacia
mediados de 2021. Allí se problematiza la configuración
del dispositivo escolar en el nuevo escenario, en función
de las demandas de la comunidad, las políticas educativas y
las nuevas cargas del trabajo docente. Mientras tanto en el
capítulo sexto, “Pornografía y violencia de género: un abor-
daje posible desde la Educación Sexual Integral”, de María
Belén Sopransi, se da cuenta de una estrategia creativa de
implementación de la Educación Sexual Integral (ESI) ante
el impacto del uso de las tecnologías de la información y
comunicación y la pandemia en las pedagogías de la sexua-
lidad. Desde una perspectiva crítica y comunitaria, se anali-
zan las violencias de género presentes en las producciones
pornográficas y se proponen intervenciones de cuidado y
exigibilidad de derechos en el campo educativo.
Roxana Longo, Paula Tortosa y Graciela Zaldúa desa-
rrollan en el séptimo capítulo, denominado “Derechos
sexuales y (no) reproductivos en CABA. Desafíos en tiempos
de pandemia”, un proceso de IAP con trabajadoras del sis-
tema público de salud de la zona sur de la CABA pertene-
cientes a ocho equipos interdisciplinarios en relación con el
acceso a métodos anticonceptivos e interrupción del emba-
razo en el período de la pandemia. A través de grupos de
discusión, se trabajó en el análisis de experiencias de garan-
tías y exigibilidad de derechos en un escenario crítico.
En el capítulo octavo, de Carla Pierri, Alexis Serantes
y María Belén Sopransi, “Identidad y trabajo docente uni-
versitario en la virtualización forzosa por la pandemia de

teseopress.com
14 • Salud mental comunitaria y pandemia

COVID-19”, se presentan los resultados de una investiga-


ción sobre las transformaciones en el proceso de trabajo de
105 docentes de universidades públicas nacionales a partir
de la virtualización de la tarea. Junto con las nuevas con-
diciones y el nuevo medioambiente de trabajo, se discuten
las afectaciones físicas, psíquicas y mentales y se relevan las
estrategias individuales y colectivas para el desarrollo del
trabajo docente en la universidad.
“Marcas de la pandemia en el cuerpo. Psicólogas en
cuidados paliativos”, de Verónica Veloso, Silvina Dulitzky,
Perla Cano, María Luz Gómez, Rosa María Nocera, Lorena
Etcheverry, María Emilia Cabrera, Marisa Medina, Jorge-
lina García, Gonzalo Sánchez Velazco y Ana Cobo Roncal,
es el noveno capítulo del libro. En él, presentan un proceso
de IAP desarrollado con trabajadoras de la salud de primera
línea de la CABA, la provincia de Buenos Aires, Santa Fe y
Salta en el período de la pandemia. El capítulo pone el foco
en la tensión entre el trabajo de cuidado y la necesidad de las
trabajadoras de ser cuidadas, describiendo las dimensiones
más significativas del primero de una serie de talleres.
Finalmente, en el capítulo décimo, “Intervenciones de
psicología social comunitaria y las dimensiones de la trans-
formación social”, de María Malena Lenta, Roxana Longo,
Alexis Serantes, Brenda Riveros y Graciela Zaldúa, se busca
desarrollar una lectura transversal de dos de las experien-
cias de IAP presentadas en capítulos previos. Con el foco
en el tópico de la transformación social, se busca pesquisar
indicios de este aspecto fundamental de la psicología social
comunitaria y la IAP a partir de la lectura crítica del trabajo
con las ferroviarias y las trabajadoras de la salud del pri-
mer nivel de atención. El capítulo recupera una perspectiva
situada para el abordaje de las experiencias al tiempo que
busca objetivar aspectos de la praxis psicosocial.
A lo largo de esta nueva producción colectiva inten-
tamos visibilizar algunas de las dimensiones de las afecta-
ciones y desafíos que la pandemia profundizó y tornó más
visibles sobre los contextos de precarización y las políticas

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 15

de cuidados, así como las estrategias creativas, los proce-


sos de reflexión y reconceptualización de las condiciones
de trabajo, los entramados relacionales de los cuidados y
la reflexividad crítica frente a las diversas formas de sufri-
miento producidas durante la pandemia. A través de estos
procesos implicados y participativos con diferentes pobla-
ciones y colectivos, coconstruimos este tercer libro espe-
rando colaborar en los procesos de elucidación y transfor-
mación de las múltiples dimensiones en las que se expresan
las desigualdades e inequidades en la vida cotidiana.

teseopress.com
teseopress.com
1

Salud mental comunitaria,


territorios de precarización y políticas
del cuidado en pandemia
ROXANA LONGO, MARÍA MALENA LENTA Y GRACIELA ZALDÚA

Las comunidades de cuidado que logremos construir pueden


prefigurar una forma de igualdad social más radical, pero si
permanecen circunscritas por la comunidad local, el lenguaje
y la nación no veremos una exitosa transformación de estas
experiencias comunitarias en una política global […] mientras
la salud continúe siendo inaccesible y costosa para tantos,
mientras los ricos, los xenófobos y los racialmente privile-
giados persistan en su arrogante convicción de que serán los
primeros en la línea cuando la vacuna sea desarrollada […]
estos mismos lazos serán rotos y arruinados intensificando la
desigualdad. Y la consecuencia es clara: la vida es un derecho
solo de los privilegiados.
El virus no trae consigo lecciones morales; es una aflicción
sin justificación moral. Aun así, nos da una visión refracta-
da de la potencial interconexión de una solidaridad global.
Esto no sucederá por sí solo, sino mediante una lucha que se
renueva ahora, en confinamiento, en el nombre de la igualdad
de los vivos (Butler, 2020).

La marcha de los desempleados, de los que sufren la injusticia,


de los que protestan contra la impunidad, de los que claman
contra la violencia, contra la mentira y la falta de respeto por
la cosa pública. La marcha de los sintecho, los sin escuela, los
sin hospital, los desplazados. La marcha esperanzadora de los
que saben que cambiar es posible (Freire, 2000).

teseopress.com 17
18 • Salud mental comunitaria y pandemia

La complejidad polisémica del objeto salud mental comu-


nitaria adquiere relevancia frente a los procesos de croni-
ficación y medicalización de la vida a través de viejas ins-
tituciones totales o de otras, también, de disciplinamiento
y control. Y surge la propuesta de humanización e integra-
lidad de las políticas de cuidado. En las últimas décadas, el
proceso de globalización caracterizado por la instauración
de un modelo de producción flexible y de diversificación
de los centros de producción se ha desarrollado junto con
la implantación de políticas neoliberales que exacerban la
polarización en la distribución de la riqueza (Bauman, 2010;
Sassen, 2008), lo que impacta en la salud y la calidad de
vida de las poblaciones.
Las temáticas actuales del campo de la prevención y
la promoción de la salud en territorios urbanos requieren
una problematización sobre la heterogeneidad espacial en
la producción social de problemas o eventos de salud. Junto
a nuevas situaciones, emergen viejas y nuevas problemá-
ticas, como la escasa visibilidad de los contextos, asocia-
das a la carencia o la falta de integración territorial y de
las políticas, programas y proyectos sociales para abordar
las cuestiones vinculadas a la salud integral y al cuidado
(del Bono, 2016; Iñiguez Rojas, 2008). La fragmentación, la
segregación, la gentrificación, la apropiación especulativa
del territorio, la degradación del ambiente, la localización
forzada en hábitats precarios, la disparidad en el acceso a
los servicios de salud y educación y el deterioro del trans-
porte público son las modalidades, visibles o veladas, que
confluyen en una sinergia de eventos y acciones que ubican
al territorio urbano como analizador social que devela la
precariedad de los lazos sociales, la construcción simbólica
del diferente como un otro problemático-peligroso, despo-
jado de garantías de derechos o con una ciudadanía parcial
(Delgadillo, Díaz y Salinas, 2015).
Sin embargo, frente a este escenario también se tejieron
y crearon diversas redes de resistencia locales en tiempos
de pandemia como, por ejemplo, los/as vecinos porteños/

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 19

as que se organizaron y defendieron el acceso y derechos


a habitar en territorios saludables y públicos enfrentando
la destrucción y privatización de los espacios verdes de la
costanera en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA)
y otros barrios. Fueron destacables los actos y huelgas del
personal de salud vinculados a procesos de problematiza-
ción de mejores condiciones de trabajo y seguridad laboral
frente a la alta tasa de mortalidad que se presentó entre los/
as trabajadores/as de la salud y la precariedad de la estruc-
tura sanitaria, que connotaron a estas como políticas de
descuido e impulsaron diferentes estrategias de exigencias
colectivas (Lenta, Longo, Zaldúa y Veloso, 2021). Durante el
ASPO, las mujeres productoras y aquellas encargadas de los
comedores barriales siguieron al frente de estas actividades,
y garantizaron el derecho a la alimentación para muchas
familias. También fue importante el papel de las muje-
res que integran colectivos productores agroecológicos, que
generan alimentos sanos, seguros y soberanos e impulsaron
estrategias para que dichos alimentos llegaran a la cuidad a
través de la organización de nodos comunitarios.
El contexto actual interpela a la salud mental comuni-
taria y a la psicología social comunitaria con nuevas proble-
máticas, temas y campos de intervención. La irrupción de la
epidemia del COVID-19 sacudió al mundo; además de los
aspectos vinculados al virus y su propagación, las medidas
preventivas y las prácticas de cuidado encierran una serie
de aspectos psicosociales que también fueron interpelados.
Evidencia la coexistencia de otras situaciones de crisis ade-
más de la sanitaria, como la ambiental, la económica y la
social. La complejidad de la pandemia puso en tensión los
actos de salud, las estrategias y experiencias comunitarias
que nos llevan a reflexionar sobre la crisis civilizatoria y
las dinámicas actuales de hipercomunicación (Han, 2020)
que, como componente de la digitalización generalizada,
impactan significativamente en el devenir de las configura-
ciones de la salud mental comunitaria. En este contexto, la
psicología social comunitaria tiene varios retos: aportar a

teseopress.com
20 • Salud mental comunitaria y pandemia

la micro y macro política del cuidado, reconociendo todos


los saberes que se están jugando en la respuesta a la pro-
pagación del COVID-19, repensar las estrategias de inter-
vención y planificación comunitarias y rescatar los saberes
sociales y comunitarios que son igual de relevantes que los
del mundo científico y tienen que poder dialogar y com-
plementarse entre sí.
Otro de los aspectos que interpela a la psicología social
comunitaria y a la salud mental comunitaria en la actua-
lidad es la violencia sistémica como estructurante de la
formación económico-social capitalista y los regímenes de
opresión, como el patriarcado y el racismo. Identificar y
problematizar los distintos modos que adquiere la violencia
en la sociedad y en las comunidades es una de las tareas
de la psicología social comunitaria para operar en el pro-
ceso de producción de la salud mental comunitaria. Slavoj
Zizek (2013) refiere al trípode de las violencias que actúa
sincrónicamente y reproduce las inequidades. Este trípode
está conformado por la violencia sistémica, la violencia sim-
bólica y la violencia intersubjetiva. En el escenario actual,
es la convergencia de la psicología social comunitaria con
el movimiento feminista que reemergió dinámicamente lo
que permitió tornar visibles y urgentes para este campo las
consecuencias de las violencias del capitalismo patriarcal
colonial y racista, que construyen desigualdades sobre los
cuerpos y los territorios a través de las subordinaciones
de género, en un entramado junto con las subordinaciones
de clase, étnicas y geopolíticas que legitiman la expoliación
de los cuerpos, los recursos y los derechos (Lenta, Estrada,
Longo y Zaldúa, 2021).
Subalternidad, poder y transformación constituyen
nudos conceptuales a partir de los cuales es posible pen-
sar una praxis dialógica entre la psicología social comu-
nitaria y los feminismos críticos en orden a repensar los
procesos de salud mental comunitaria. Esta convergencia
permite visibilizar las jerarquías de poder-saber que parti-
cipan de la construcción de las relaciones sociales, políticas,

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 21

económicas y culturales en cada sociedad. Y, en particular,


favorece la emergencia de la perspectiva decolonial, que
permite reflexionar sobre las asimetrías norte/sur, occi-
dente/oriente, desarrollo/subdesarrollo y debate sobre los
efectos que ha tenido en su representación de problemá-
ticas tan diversas como la construcción del proletariado y
los procesos de colonización y violencia racial, así como la
homogenización de las naciones y Estados latinoamerica-
nos (Orellano y González, 2015).
En este sentido, es trascendente el abordaje de pro-
blemáticas complejas ligadas al “territorio”. En la actualidad
dicho concepto ha trascendido su ámbito disciplinar y es
utilizado en el campo de las ciencias sociales, en general,
y en la psicología social comunitaria, en particular. Los
abordajes desde la psicología social comunitaria se carac-
terizan por plantear una interrelación compleja y diferen-
ciada de los procesos sociales, espaciales, ambientales, cul-
turales, políticos e históricos. Comprender las implicancias
políticas y epistemológicas que supone el uso del concepto
“territorio” para la psicología social comunitaria es sustan-
cial frente a modelos territoriales globalizadores, megapro-
yectos y políticas extractivistas y/o de gentrificación, que
provocan diversos daños psicosociales y respuestas comu-
nitarias diversas vinculadas a iniciativas de justicia y repa-
ración socioambiental.
Desde el enfoque de la psicología social comunitaria,
para comprender e intervenir sobre los procesos de salud
mental comunitaria se proponen abordajes contextualiza-
dos en los que se interroga sobre los actos técnicos y se
promueve la apropiación de saberes y prácticas potenciado-
ras de autonomías creadoras, que facilitan la identificación
y transformación de situaciones de marginación, depen-
dencia y sufrimiento (Zaldúa, 2000). Se presentan desafíos
profundos vinculados a la comprensión de sociedades que
desarrollan complejos procesos institucionales y de rela-
ciones entre comunidades y actores/as sociales diversos,
los problemas epistemológicos del diálogo intercultural con

teseopress.com
22 • Salud mental comunitaria y pandemia

otros saberes, con concepciones de mundos más allá del


eurocentrismo y de la racionalidad científica dominantes
(Santos, 2005, 2006).
La pandemia devela la catástrofe que el capitalismo
significa para los seres humanos y el ambiente, dado que
desnuda la lógica del mercado que encubre las relaciones
sociales de producción (Zizek 2020; Butler, 2020a). En los
diferentes territorios analizados en este proyecto de inves-
tigación UBACyT (y su reconfiguración para este nuevo
escenario), la pandemia permitió dar cuenta de las desigual-
dades e inequidades frente a los derechos básicos, las difi-
cultades del acceso a la salud por la mercantilización del
sector y de los efectos en la morbimortalidad y letalidad por
el virus (Butler, 2020b). La pandemia se convirtió en ana-
lizador social y visibilizó los límites de la mirada simplista
del enfoque biomédico como única alternativa para limitar
la transmisibilidad y contagiosidad (Breilh, 2020). En ese
sentido, debe aportarse multiplicidad de miradas y sentidos
frente al paradigma biomédico de vigilar y controlar los
cuerpos (Preciado, 2020). Los saberes situados, los equipos
de salud y del campo de las políticas sociales con sus redes y
las poblaciones usuarias en los territorios nos convocaron a
resignificar las posibilidades y límites en la accesibilidad de
la salud mental comunitaria.
En este nuevo escenario las dinámicas de la exclusión
social de vastos sectores de la población –en función de su clase
social, género, generación, etnia o sus padecimientos menta-
les– configuran desigualdades sociales que expresan profundas
diferencias injustas y evitables. En este marco, las políticas del
cuidado interpelan las condiciones de reproducción del capi-
talismo y el patriarcado, y posibilitan espacios de subjetivación
y lazo social como un desafío ético-político existencial (Lenta,
Longo y Zaldúa, 2020a). La privatización de los bienes socia-
les colectivos, como la salud, la educación, el agua potable, la
electricidad, los servicios postales y de telecomunicaciones y la
seguridad social, es solo la manifestación más visible de la prio-
ridad dada a la mercantilización de la vida colectiva.

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 23

Desafíos para la salud mental comunitaria


en contextos de precarización

La distribución diferencial de la pandemia se ha intensi-


ficado en la población con derechos vulnerados. Los efec-
tos del aislamiento y/o el distanciamiento social preventivo
y obligatorio en territorios de precarización aumentan la
incidencia de sufrimientos y violencias y demandan nuevas
estrategias de apoyo psicosocial. En los equipos de tareas
esenciales avanzó el desgaste laboral ante las situaciones
críticas ligadas a la precariedad y las sobrecargas basadas en
las relaciones desiguales de género.
Las dimensiones epistémicas de la epidemiología crí-
tica y la psicología social comunitaria crítica en diálogo
con la epistemología feminista contribuyen a problemati-
zar situaciones naturalizadas y/o interpretadas ideológica-
mente como subproductos inevitables del orden social de
exclusión y las responsabilidades individuales: violencias,
abusos, inequidades, opresiones, etc. Desde estos aportes,
se logra resemantizar la fragilización de algunas vidas y la
abyección de otras, para posicionarlas como vidas dignas de
ser vividas (Butler, 2020), proceso que se torna constitutivo
de nuevas prácticas alternativas en las grietas instituciona-
les (Lenta, Longo y Zaldúa, 2020b). La esfera del proceso
salud-enfermedad-atención-cuidado nos remite a que algu-
nas de las problemáticas de salud se inscriban en función
de las condiciones de vida, los estilos de vida individual y
comunitaria y también las construcciones culturales y sim-
bólicas que predominan en este caso sobre el cuerpo de
las mujeres y disidencias, las infancias y las personas con
padecimientos mentales graves. Su condición social subor-
dinada incide en la generación de perfiles epidemiológicos
específicos, los que se desprenden tanto de las diferencias
biológicas, sociales y culturales como de aquellas produ-
cidas desde su condición de género, etnicidad, edad y/o
padecimiento (Vicent, 2017).

teseopress.com
24 • Salud mental comunitaria y pandemia

Desde una perspectiva interseccional, que señala cómo dos


o más sistemas de dominación (clase, género, etnia, generación,
territorio, etc.) se combinan para producir una matriz mixta
de subalternidad, en el campo epidemiológico interpelamos al
concepto de sindemia. Como plantea Singer (2009, citado en
Lores, 2021), este concepto refiere a una situación por la que
dos o más enfermedades interactúan de forma tal que causan
un daño mayor que la mera suma de las dos enfermedades. El
impacto de la interacción además es facilitado por condicio-
nes sociales y ambientales que hacen que la población sea más
vulnerable a su impacto. En el caso del COVID-19, interactúa
con condiciones preexistentes de comorbilidad como diabetes,
cáncer y problemas cardíacos y otras problemáticas de salud.
También se advierte el aumento de letalidad en comunidades en
situaciones vulnerables y diferentes minorías excluidas, lo cual
señala que la búsqueda de una solución puramente biomédica
para el COVID-19 fracasará a menos que los gobiernos definan
políticas de cuidado frente a las inequidades sociales estructu-
rales en las que acontece la pandemia.

Impactos de la pandemia en los campos de la salud


mental, infancias y géneros

El contexto actual no solo la hace más visible, sino que también


refuerza la injusticia, la discriminación, la exclusión social y el
sufrimiento inmerecido (de Souza Santos, 2020). La pandemia
tiene consecuencias dramáticas en la expansión de una serie de
procesos destructivos de la vida humana y patrones de indefen-
sión, que son marcados por sociedades dominadas por el mode-
lo extractivista en gran escala que impacta significativamente
en el deterioro de los ecosistemas. Se acentúan los desarrollos
geográficos desiguales en función de las instituciones financie-
ras, el foco de las políticas públicas, las reconfiguraciones tec-
nológicas y la red cambiante de las divisiones del trabajo (Har-
vey, 2020).

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 25

El debilitamiento de los sistemas de salud pública y de


protección social implica una menor eficiencia para hacer
frente a la pandemia a tiempo, así como una mayor exposi-
ción de los equipos de la salud y trabajadores/as esenciales a
enfermedades y muertes (Oliveira Souza, 2020). En el esce-
nario de la pandemia del COVID-19, algunas de las conse-
cuencias de estos procesos se observan en el aumento de las
denuncias por violencia de género en la Argentina a partir
de las medidas de aislamiento social preventivo obligato-
rio en un 39%, junto con el crecimiento de los femicidios
(ONU, 2020a) y la disminución del acceso a las interrupcio-
nes de los embarazos (Ministerio de Salud de la Provincia
de Buenos Aires, 2020). A su vez, se estima que el impacto
de la desocupación podría tener un efecto severo en muchas
profesiones dominadas “femeninas”, ya que, dentro de las
profesiones llamadas “no esenciales”, el 87% corresponde
a trabajos que realizan mayormente las mujeres, como la
enseñanza, el servicio doméstico, el comercio, el turismo,
los servicios jurídicos y contables, etc. Está situación incide
notablemente en el proceso de feminización de la pobre-
za y en una mayor dependencia económica de las mujeres
(ONU, 2020b).
En el caso de la población travesti y trans, un informe
del CELS (2020a) sostiene que su situación se vio agravada
a partir de las medidas de prevención del COVID-19 debido
a las condiciones precarias de trabajo para la mayor parte
de esta población y el restringido acceso a la vivienda, a la
alimentación y a la atención en salud.
En cuanto a la población con padecimientos mentales
graves, otro informe del CELS (2020b) resalta la falta de
protocolos adecuados para la prevención del contagio del
COVID-19 en la población institucionalizada en monova-
lentes de salud mental, que llega a 12 035 personas, así como
el recorte de los dispositivos de atención en la comunidad
para las personas con sufrimiento mental grave.
Respecto de la situación de la infancia, según UNI-
CEF (2020a), la pandemia también afecta el derecho a la

teseopress.com
26 • Salud mental comunitaria y pandemia

educación de niños, niñas y adolescentes, así como también


los expone a situaciones de violencia intrafamiliar e impac-
ta en su salud mental y nutricional. Incluso la Defensoría
Nacional de Derechos de las Niñas, Niños y Adolescen-
tes (2020) resalta que los 1305 adolescentes privados de su
libertad en instituciones del sistema penal juvenil presen-
tan significativas posibilidades de contagio del COVID-19
en función de la falta de implementación de protocolos y
cuidados adecuados.

Reflexiones finales

En este contexto permeado por la pandemia identificamos


campos problemáticos de la salud mental comunitaria res-
pecto de los procesos de violentación en dos sentidos: 1) por
el impacto que provoca en la calidad de vida de las personas
(lesiones físicas, psíquicas, afectivas y morales); y 2) por la
necesidad de desarrollar estrategias de trabajo interdisci-
plinarias e intersectoriales debido a la complejidad de las
problemáticas psicosociales que aparecen en los tres cam-
pos: géneros, infancias y salud mental.
En nuestros trabajos de investigación, desde el diálogo
con diferentes colectivos de trabajadoras/es y a partir de
los programas mapeados, se evidencia la complejidad del
campo de la salud mental comunitaria, sus dimensiones,
territorialidades, actores/as y construcciones de sentido en
contextos de precarización de la vida, sumada a las escasas
respuestas de políticas de cuidados integrales frente a las
demandas psicosociales complejas en las que se inscriben
múltiples procesos de violencias que interpelan la dimen-
sión de integralidad en salud y los límites de los abordajes
desde la fragmentación de los dispositivos. Esta situación
tiene un impacto significativo en las/os trabajadora/es que
se ubican en el plano de la asistencia de la puesta en práctica
de las políticas públicas.

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 27

Reconociendo la complejidad y los desafíos que este


escenario presenta para los equipos de salud, desde la psi-
cología social comunitaria, salud colectiva y la salud mental
comunitaria nos parece sustancial que desde los equipos y
colectivos de trabajo se gesten procesos de reflexividad crí-
tica e iniciativas colectivas que propicien condiciones salu-
tíferas, construir estrategias colectivas de cuidado y afron-
tamiento en los equipos de salud frente al desgaste laboral.
Entendemos el cuidado de la salud mental del equipo o
colectivo de trabajo como algo que debe ser tenido en cuen-
ta al diseñar y llevar a cabo el trabajo, para evitar en la
medida de lo posible el sufrimiento y el desgaste laboral.
En este contexto resulta sustancial promover procesos de
trabajo creativos y saludables para todos/as.

teseopress.com
teseopress.com
2

Trabajadoras ferroviarias en tiempos


de pandemia: “No estamos
de vacaciones, estamos cuidando
y trabajando”
MARÍA MALENA LENTA, ROXANA LONGO Y GRACIELA ZALDÚA

En este capítulo abordamos el trabajo con un colectivo de


ferroviarias en el contexto de la pandemia del COVID-19.
Desde la estrategia de la investigación acción participativa
hemos venidos desarrollando un proceso de intervención
con este colectivo de trabajadoras en el que se propiciaron
desde 2016 diferentes instancias de reflexión, problemati-
zación, organización (Lenta et al., 2018; Longo et al., 2019)
y acción frente a las dinámicas precarizantes de la intersec-
ción entre capitalismo y patriarcado, es decir, su condición
como mujeres trabajadoras.
Recuperamos en esta experiencia la perspectiva de
la psicología social comunitaria que nos permite recono-
cer cómo los procesos de fragmentación derivados del
capitalismo global reproducen relaciones de dominación
que configuran nuevas modalidades de precarización de la
vida desde la culpabilización y responsabilización indivi-
dual y abre nuevos desafíos para la promoción de proce-
sos de agenciamiento colectivos. Asimismo, apelamos a la
epistemología feminista, que permite visibilizar las jerar-
quías de poder-saber que participan de la construcción de
las relaciones sociales, políticas, económicas y culturales en
cada sociedad, incluyendo a la producción de conocimiento

teseopress.com 29
30 • Salud mental comunitaria y pandemia

(Maffía, 2005). Integrar ambas perspectivas críticas, la de la


psicología social comunitaria y la de los feminismos, per-
mite complejizar el abordaje de los procesos colectivos de
salud-enfermedad, como así también potenciar la acción
transformadora (Lenta et al., 2021).
En este contexto, entendemos que las dinámicas de la
división sexual patriarcal del trabajo configuran diferentes
modos de discriminación e inequidades basadas en las rela-
ciones de género, pero que operan tanto en el espacio públi-
co como privado. La legitimación de la mística femenina del
cuidado no solo implica la naturalización de la asignación
a las mujeres de las tareas de la vida doméstica, sino que
también, como sostiene Federici (2018), supone su invisibi-
lización misma como trabajo. Sobre la ideología del amor
maternal se sostienen innumerables actividades que garan-
tizan el desenvolvimiento de la vida cotidiana del conjunto
familiar y que hacen posible el desarrollo de otros trabajos
sí reconocidos como tales y remunerados fuera del espacio
doméstico. Ahora bien, en el espacio público, las mujeres
que trabajan también lo hacen en su mayoría relegadas a
tareas que se sostienen sobre la misma lógica: cuidar, criar,
enseñar, curar. Y ello tiene implicancias en la valoración
tanto social como económica (incluyendo las condiciones y
derechos) de los trabajos realizados.
Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT,
2020a), el impacto de la pandemia del COVID-19 en tra-
bajadores/as presentó tres efectos: (a) sobre la cantidad
de los empleos (aumento del desempleo y del subempleo
–reducción de horas de trabajo–); (b) sobre la calidad de los
empleos (caída de los salarios y empeoramiento en cuan-
to al acceso a la protección social); y (c) sobre grupos de
trabajadores vulnerables a “cambios en el mercado laboral”
(jóvenes, mujeres y migrantes).
De hecho, a escala mundial 3300 millones de trabajado-
res/as (81%) vieron modificadas sus condiciones de trabajo
durante la pandemia (OIT, 2020b). De ese total, casi 510
millones de mujeres trabajadoras (el 40% del total de las

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 31

trabajadoras remuneradas) desarrollan su labor en esos sec-


tores más afectados por la pandemia y las medidas sanitaria
de cierre de las actividades no esenciales, en particular los
sectores de limpieza de casas particulares, hotelería, alimen-
tación, comercios, servicios inmobiliarios y servicios admi-
nistrativos, entre otros (OIT, 2020b). A su vez, en los países
de ingresos bajos y medianos-bajos, el 90% de las personas
que trabajan en el sector informal son mujeres, y suelen
gozar de menor protección social, pierden sus puestos de
trabajo o se ven obligadas a trabajar sin las condiciones de
protección requeridas (OIT, 2020b).
En períodos de “normalidad” las mujeres llevan a cabo
alrededor de tres cuartas partes del trabajo de prestación de
cuidados no remunerado. El tiempo que dedican las muje-
res a dicho trabajo aumenta si hay niñas/os en el hogar, y
llegan a dedicarle más del triple de tiempo que los hombres
a dichas tareas (OIT, 2018a). En el marco de la pandemia,
el cierre de centros educativos para la primera infancia y
de escuelas, así como la interrupción de la prestación de
servicios de atención social y la falta de disponibilidad de
familiares de mayor edad para prestar ayuda, ha aumenta-
do la demanda de servicios de atención social durante la
crisis. La situación de los/as progenitores/s solteros/as, el
78,4% de los cuales son mujeres en todo el mundo (OIT,
2018b), puede ser aún más compleja. Frente a la pandemia,
las mujeres enfrentaron una particular vulnerabilidad, ya
que tuvieron que seguir manejando el trabajo productivo,
en el caso de conservarlo, y reproductivo (cuidado infan-
til y de otras personas dependientes, trabajo doméstico y
enseñanza de infancias) en las circunstancias sumamente
limitantes del confinamiento.
En la misma línea, sostiene la CEPAL (2020) que con
las medidas de aislamiento y cierre de escuelas la desigual-
dad de género aumentó (incluida la violencia de género),
pues se incrementó la sobrecarga de las tareas domésticas
de las mujeres que de antemano estaban afectadas por la
brecha salarial ungida sobre peores ingresos y condiciones

teseopress.com
32 • Salud mental comunitaria y pandemia

laborales que los varones. En este marco, surgen interro-


gantes específicos en relación con el impacto particular de
la pandemia del COVID-19 en la vida de las trabajado-
ras ferroviarias: ¿cuáles fueron sus afectaciones subjetivas
durante el período de la pandemia y el aislamiento social?
¿Qué estrategias singulares y colectivas desarrollaron frente
a la reconfiguración de los espacios familiares y laborales?

Camino metodológico

Basado en la estrategia de la IAP, este capítulo tiene como


objetivo el análisis de las afectaciones de la pandemia en
el proceso de salud-enfermedad de las trabajadoras ferro-
viarias, junto con coconstruir estrategias de cuidado y exi-
gibilidad de derechos. En este sentido, se buscó contribuir
a la autonomía de pensamiento y acción de las trabajado-
ras ferroviarias a través de diferentes estrategias y técnicas.
La metodología propuesta desde la IAP es un proceso que
incluye simultáneamente la investigación científica, la for-
mación y la acción política, y que considera el análisis críti-
co, el diagnóstico de situaciones y la práctica como fuentes
de conocimiento (Flamtermesky, 2014).
La apuesta metodológica buscó producir en las ferro-
viarias un fortalecimiento colectivo y subjetivo para facili-
tar el desarrollo de capacidades y recursos para controlar y
transformar diversas situaciones de vida, acentuando en el
entorno cotidiano y de trabajo.
El proceso estuvo orientado a producir colectivamente
un conjunto de reflexiones, acciones, análisis y valoraciones
de la experiencia colectiva promovida por las trabajadoras
ferroviarias. Asimismo, se buscó detectar las problemáticas
actuales que presentaron las ferroviarias en relación con
la violencia de género en contexto de pandemia y poten-
ciar los lazos sociales, empoderamiento y la participación
ciudadana en la promoción de los derechos humanos, así

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 33

como también favorecer a la asociatividad para mejorar la


calidad de vida y el bienestar singular y colectivo de las
trabajadoras.
El trabajo se desarrolló entre abril y mayo de 2020 con
26 trabajadoras ferroviarias (24 de la línea Sarmiento y 2 de
la línea Mitre) de diferentes espacialidades (banderilleras,
limpieza, control de tránsito, evasión y boletería) a través de
tres encuentros virtuales de discusión temática sobre tres
tópicos: afectaciones de la pandemia en el proceso de traba-
jo, en las relaciones familiares y amorosas y en la sexualidad.
Asimismo, se coprodujeron dos materiales posteriores a los
encuentros de discusión: campaña audiovisual de proble-
matización sobre las cargas del trabajo en el contexto de la
pandemia y un cuadernillo de sistematización temática.

Algunas puntualizaciones sobre los emergentes


del proceso de la IAP

La pandemia y la dislocación del tiempo y el espacio


La vida cotidiana comprende al conjunto de actividades que
realizan las personas para la reproducción de la vida. No
solo implica prácticas, sino también procesos intersubjeti-
vos de producción de sentido sobre los diferentes aconte-
cimientos de la vida.
El tiempo y el espacio constituyen dos coordenadas
centrales en los modos de significación de las actividades
que se trastocaron ante la irrupción de la pandemia y las
medidas de aislamiento sanitario. Las medidas preventivas
de restricción de la circulación en el espacio público a nivel
general configuraron una marcada frontera entre el aden-
tro y el afuera del espacio doméstico. Pero la connotación
de peligro o amenaza trascendió ambos territorios para las
mujeres ferroviarias:

teseopress.com
34 • Salud mental comunitaria y pandemia

“Las calles están más vacías. Se vuelve peligroso salir del


trabajo de noche. Especialmente para las mujeres”.

“Cuando vamos a trabajar, no hay gente en la calle, tengo mie-


do de que me roben porque estoy regaladísima, hay mucha
violencia callejera, acoso callejero”.

“Me llamó la atención en la encuesta que realizamos a las


compañeras que un 26% dijo tener algún caso de abuso cer-
cano en su entorno”.

“Muchas compañeras viven violencia de género en las casas.


No hay seguridad igual adentro y aumenta con esta situa-
ción”.

En ambos espacios, la percepción de la amenaza apare-


ció incrementada en el contexto de la pandemia por razón
de género. Pero no solo en cuanto al peligro de violencia
física o sexual basada en el género, sino también debido a
la condensación de las actividades personales, familiares y
sociales en cada uno de los espacios:

“La cuarentena se hace tediosa, hay días buenos y días malos.


Hay días que estar en casa es intolerable”.

“En casa perdés el tiempo propio. Siempre estar con las


mismas personas”.

“Trabajar en tu casa es muy pesado”.

Para las ferroviarias, el hecho de que su trabajo haya


sido considerado como esencial tuvo consecuencias en rela-
ción con mantener el tránsito por el espacio público, espe-
cialmente de la calle y el trabajo. No obstante, algunas
trabajadoras lograron licencias por el cuidado de hijos/as
menores de edad o de familiares. Para estas, la permanencia
continua en el espacio doméstico, con las mismas personas
y sin variabilidad de vínculos, se volvió tedioso o agotador,
sobre todo ante la pérdida de espacios íntimos.

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 35

El tiempo también apareció trastocado entre el adentro


y el afuera del espacio doméstico. Para aquellas trabajadoras
que no tenían la licencia, ese pasaje implicó un aumento del
tiempo dedicado a las tareas de higiene preventiva, mien-
tras que para aquellas que se encontraban de licencia o con
teletrabajo la percepción del tiempo de trabajo y de no tra-
bajo aparecía borroso:

“En la casa no parás, siempre estás haciendo algo. Se hace


como un chicle sin descanso”.

“Al quedarte en tu casa es como siempre lo mismo. El tiempo


como que no pasa”.

“Es una pérdida de tiempo lo que tardás entre prepararte para


entrar o para salir de la casa. Son muchas cosas nuevas que
tenés que hacer. Pérdida de tiempo para hacer otras cosas”.

“En el trabajo todo es más complicado. Tenés que estar lim-


piando todo el tiempo para no contagiarte. Mucho cuidado”.

La sobrecarga y el desgaste de las trabajadoras


La reconfiguración del tiempo y el espacio en el marco
de la pandemia ha implicado sobrecarga laboral y mayor
desgaste en el proceso de salud-enfermedad de las trabaja-
doras, incrementado por su condición de género. Las car-
gas de trabajo, integradas por riesgos y exigencias técnicas
de las tareas por desarrollar (Laurell, 1994), fueron clara-
mente mayores:

“Es continua la exposición a las malas condiciones de trabajo


en cuanto a los suministros de limpieza como el gel antibac-
terial y la lavandina. Si te alcanza bien y si no arreglate”.

“Hay que cumplir un protocolo de cuidado para el trabajo,


además tené en cuenta que hay muchas licencias y sectores
que tienen bajas”.

teseopress.com
36 • Salud mental comunitaria y pandemia

Pero la sobrecarga no solo se dio a nivel global debido


al conjunto de medidas sanitarias por cumplir dentro del
ferrocarril, sino también por el incremento de las tareas que
las ferroviarias desarrollan en el espacio doméstico y por
los costes de ser mujer trabajadora en un espacio laboral
históricamente masculino:

“Estoy sola con mi hija, al principio me costó lo de la escuela,


las tareas y todo esto nuevo. No estoy capacitada”.

“Siento una gran sobrecarga en este momento al tener que


hacerme cargo de todo. Mis hijos, el trabajo. Soy único sos-
tén de hogar”.

“Nos dan la licencia a las mujeres por cuidado de los hijos,


pero encima de que trabajás en tu casa, te descuentan y te
miran mal. Eso porque acá es muy de hombres”.

“Como ferroviarias, vivimos a diario esta minimización como


mujeres. He tenido peleas con conductores de trenes, cuando
dicen que si una mujer no sabría cómo responder. Es una
minimización continua de las capacidades de nosotras”.

En cuanto al desgaste, se comprende como la pérdida


de capacidades psico-somato-sociales, efectivas y/o poten-
ciales, originada por las cargas del trabajo (Laurell, 1994).
No obstante, si bien determinado patrón de desgaste puede
expresarse en un plano individual, es a nivel colectivo en
donde cobra significado y visibilidad.

Las afectaciones subjetivas de la sobrecarga


y el desgaste
Las trabajadoras ferroviarias refirieron a dos efectos pre-
valentes y paralizantes concomitantes a la sobrecarga del
trabajo en el contexto de la pandemia: el miedo y la cul-
pa ante la contagiosidad del virus y la precariedad de las
protecciones.

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 37

El miedo apareció vinculado al contagio del virus, a la


violencia de género en las calles, en el trabajo y en la casa
y a la presión de las jefaturas y de los compañeros varones
ante las licencias y la pérdida de trabajo:

“Tengo miedo al futuro, pero también ir a trabajar todos


los días en un contexto muy complicado genera angustia,
incertidumbre. La única forma de cuidarnos es entre nosotras
porque la empresa no tiene ningún plan para que no nos
contagiemos, tenemos que pedir todo”.

“Me preocupa el tema del trabajo porque me siguen descon-


tando días. No sé hasta qué punto está bien el descuento”.

“Al salir a la madrugada para ir a nuestro trabajo, es muy


impactante salir a la calle y sentir miedo. Esto que antes no
nos pasaba, pero desde que empezó la cuarentena hay mucho
silencio y no hay gente en la calle. También genera miedo en
nosotras los posibles descuentos en nuestros salarios”.

“En el trabajo recién hace dos días nos dieron barbijo. Por
otro lado, sentimos incertidumbre por la continuidad de
nuestro puesto en el trabajo”.

La culpa emergió vinculada al peligro de contagio a


familiares, el no poder acompañar en tareas a hijas/os y a
sobrecargar a compañeras/os por los pedidos de licencia:

“Tengo hijos y adultos mayores a mi cargo, los cuales son


grupo de riesgo. Esto me genera una sobrecarga en el ámbito
económico. Tengo miedo más que nada por lo que nos puede
pasar a nosotras por lo que traemos a casa”.

“Me da culpa de contagiar a mi familia. A mis viejos. Cuando


me voy me da miedo volver y que se mueran”.

“Necesito la licencia porque no doy más. Pero entiendo que


la situación está difícil y no la quiero complicar. No quiero
sobrecargar. Me da culpa”.

teseopress.com
38 • Salud mental comunitaria y pandemia

“Me pone mal a veces la situación. Me da culpa también no


poder ayudarlas a mis hijas. Me angustia mucho”.

“Estoy de licencia por ser paciente de riesgo. Al tener una hija


en edad escolar tiene muchas tareas, la tengo que acompañar.
Tengo miedo en el después, el ser un gasto para la empresa, el
volver y qué va a pasar”.

El colectivo de trabajadoras que se ha constituido per-


mite enunciar el derecho a preservar la salud propia y la
de los otros/as como un derecho exigible. Pero al mismo
tiempo, las condiciones en las que se desarrolla el proceso
de trabajo configuran una tensión para las mujeres ferro-
viarias: ser sostén de hogar las confronta con la demanda de
madre-mujer cuidadora, tanto para las que se encuentran
trabajando en el ferrocarril como para las que se encuentran
con licencia. En el primer caso, la salida al espacio público
las podría llevar a ser posibles transmisoras del virus. Pero,
en el segundo caso, solicitar la licencia las podría ubicar
ante la amenaza de la pérdida de trabajo o salario.

Estrategias colectivas: “No estamos de vacaciones,


estamos cuidando y trabajando”
En el proceso de discusión en los espacios de debate desa-
rrollados desde la estrategia de la IAP, la confrontación de
las experiencias de la vida cotidiana durante el proceso de
la pandemia y las medidas de aislamiento social sanitario
permitieron desindividualizar el malestar y priorizar nece-
sidades y demandas del colectivo de trabajadoras:

“Sensibilización de los compañeros acerca de la sobrecarga


de trabajo para las mujeres”.

“Visibilización de las tareas de cuidado como trabajo”.

“Acompañamiento de casos críticos: violencia de género en el


ámbito familiar y laboral”.

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 39

“Es necesario exigir por nuestros de derechos y ser solidarias


con otras trabajadoras de servicios esenciales”.

Frente al primer momento de la pandemia, con desor-


ganización del tiempo y del espacio y la pérdida de territo-
rios comunes conquistados por este colectivo, la posibilidad
del encuentro permitió, además de compartir y confrontar
afectaciones, recuperar estrategias anteriormente utilizadas
para reterritorializar el ferrocarril como espacio de acción
política y de cuidado. La cooperación, como estrategia de
movilización colectiva, representó una manera de actuar de
las ferroviarias que hace parte de procesos previos de orga-
nización para fortalecer la participación laboral, sindical y
política de las mujeres en el ferrocarril en un espacio de tra-
bajo con una cultural históricamente masculina, así como
también acompañar situaciones de violencias de género y
posicionarse en la exigibilidad de derechos con el conjunto
de sus compañeros trabajadores (Lenta, Longo y Zaldúa,
2019; Longo, Lenta y Zaldúa, 2020).
En este marco se coconstruyeron dos producciones
creativas: una campaña audiovisual de recuperación de las
experiencias de las vivencias de la pandemia orientada a
la problematización de la sobrecarga de trabajo en función
de la intersección de la subordinación de clase y género
dirigida especialmente a la sensibilización de los compa-
ñeros de trabajo, y una campaña de sistematización de lo
problematizado en los espacios de discusión junto con los
recursos para el apoyo de las compañeras en situación espe-
cialmente crítica por violencia de género o dificultades con
las tareas de cuidado.
La solidaridad entre pares las fortaleció como colec-
tivo de mujeres trabajadoras. La sororidad emergió como
alternativa a la política que impide a las mujeres la identi-
ficación positiva de género, el reconocimiento recíproco, la
agregación en sintonía y la alianza (Lagarde, 2012). En el
proceso que transitaron reactualizaron problemáticas his-
tóricas, debates, disputas, propuestas y desafíos. Asumieron

teseopress.com
40 • Salud mental comunitaria y pandemia

la crítica feminista respecto a la división sexual patriarcal


del trabajo y analizaron los múltiples procesos de violen-
tación que atraviesan en su devenir como mujeres por la
presencia del patriarcado. Ese ejercicio colectivo les permi-
tió visibilizar la necesidad de producir cambios en su vida
laboral, pero también en el plano singular respecto al sexis-
mo y la dominación masculina que atraviesan en sus vidas
cotidianas a partir de reconocer las limitaciones sociohis-
tóricas que tienen los cuerpos feminizados, la necesidad de
defender el derecho a elegir, a ejercer más libremente su
sexualidad y a disponer de tiempos propios:

“Nos es necesario pensar cómo nos organizamos y organiza-


mos, las que podemos, otras formas de dividir las tareas en
la familia. El cuidado, con nuestros compañeros. Sino en la
pandemia no vamos a poder sobrevivir. Es demasiado”.

“Tenemos que seguir aprendiendo. Llama la atención el tema


del placer entre las compañeras. Hay cosas del placer feme-
nino que no sabemos. Y eso tiene que ver con razones polí-
ticas. Al patriarcado no le sirve que tengamos sexo más allá
de la reproducción”.

“La relación de sometimiento existe y no decís lo que te


gusta por miedo al rechazo. Hablar de la sexualidad desde lo
político y desde como una se relaciona”.

Comentarios finales

Entre los resultados preliminares de este estudio identifica-


mos la relevancia de la reconfiguración de las coordenadas
de tiempo y espacio en el incremento de la sobrecarga labo-
ral de las trabajadoras ferroviarias en el contexto de la crisis
pandémica. Miedo y culpa emergieron como afectos preva-
lentes ante el aumento de la demanda en el trabajo, tanto
en el espacio público como en el doméstico, así como tam-
bién ante las amenazas sobre la continuidad del trabajo. En

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 41

este marco, la magnitud del desgaste del proceso de trabajo


se exacerba por las condiciones de mujeres y trabajadoras,
lo cual debe ser considerado en la comprensión de salud-
enfermedad de estas.
Asimismo, el proceso de participación impulsado desde
y con este colectivo de mujeres trabajadoras produjo en
ellas un fortalecimiento subjetivo que favoreció el desarro-
llo de estrategias y recursos para morigerar las cargas del
trabajo, así como también repensar aspectos de la propia
vida. Desde el encuentro, se pudieron abordar dimensiones
de la vida cotidiana como el poder y la alteridad, lo que
es parte de la promoción de la autonomía y la afirmación
ético-política como sujetas de ciudadanía.
En el marco de la crisis pandémica y las medidas de
aislamiento sanitario, la protección de las/os trabajado-
ras/es del transporte es una prioridad absoluta para todas
las ciudades para garantizar el funcionamiento del siste-
ma urbano, incluyendo la accesibilidad al sistema de salud.
A este respecto, los gobiernos locales y regionales tienen
una responsabilidad especial en la seguridad de las/os tra-
bajadoras/as de este servicio público esencial, como así
también sus empleadores. Las/os trabajadoras/os del trans-
porte deben estar igualmente protegidas/os y es tarea de
aquellos garantizarlo.

teseopress.com
teseopress.com
3

Feminización del trabajo en salud,


salud colectiva y pandemia
ROXANA LONGO, MARÍA MALENA LENTA, PAULA TORTOSA
Y GRACIELA ZALDÚA

La preeminencia del modelo androcéntrico en lo que


respecta a la definición e intervención en los procesos
de salud/enfermedad/atención/cuidado, como también la
comprensión de los malestares, las emociones y los vínculos
entre lo privado y lo público, que específicamente han ana-
lizado sus consecuencias hacia las subjetividades y cuerpos
feminizados, están marcados por miradas simplistas vincu-
ladas al positivismo científico que se presenta en el campo
de la salud dominado por la biomedicina. El diálogo de la
salud colectiva con la epistemología y el quehacer femi-
nista ha sido sustancial para problematizar y articular en
el campo de la salud algunos conceptos: proceso de salud/
enfermedad/atención/cuidado, relación trabajo-salud, car-
gas de trabajo y procesos de desgaste con las nociones de
trabajo reproductivo, división sexual del trabajo, doble pre-
sencia, cuidados y sostenibilidad de la vida. El enfoque de
salud colectiva basado en el género ha permitido ampliar
la comprensión de los problemas sanitarios de las mujeres
y de las personas con identidades no binarias y determinar
posibles formas de abordarlos desde un enfoque de dere-
chos humanos y equidad. Ha asumido que las desigualdades
sociales basadas en el orden patriarcal de género producen
un conjunto de injusticas relacionadas con la división del
trabajo presente en nuestras sociedades que implican graves

teseopress.com 43
44 • Salud mental comunitaria y pandemia

inequidades en salud. Esta situación coloca a determina-


dos grupos de personas en desventaja, no solo económica,
social y política, sino también en lo que se refiere a sus
posibilidades de desarrollar y promover la salud (Meter y
Evans, 2002).
La crítica feminista ha hecho un esfuerzo para desnatu-
ralizar el análisis clásico de la reproducción y de la sexuali-
dad, resaltando el carácter dinámico de los procesos repro-
ductivos, así como el control social que se ejerce sobre ellos.
Son importantes las utilidades para el estudio de la salud
con un enfoque feminista, interdisciplinar, desnaturalizado,
no dualista y crítico con los esquemas científicos occidenta-
les (Esteban, 2006). En este sentido, se ha interpelado cómo
el trabajo cuidado recae de manera desproporcionada sobre
las mujeres en los sistemas de salud focalizando en las bre-
chas de género que estructuran el mundo laboral en salud
como efecto de la división sexual del trabajo. De hecho, un
73,2% de las personas empleadas en el sector de la salud son
mujeres. Sin embargo, persiste la discriminación salarial,
pues en este ámbito los ingresos laborales de las mujeres
son un 23,7% inferiores a los de los hombres del mismo
sector profesional (INDEC, 2021).
Las trabajadoras de la salud en su ejercicio cotidiano
en el ámbito de la salud vivencian una serie de sobreexi-
gencias vinculadas al contexto de precarización del sistema
de salud, y también toda una serie de requerimientos vin-
culados con su estatus y quehacer profesional generizado.
En el campo de la salud laboral es necesario insistir en la
necesidad de incorporar la perspectiva de género y, con ella,
el trabajo doméstico y de cuidados no remunerado. Desde
hace tiempo existen numerosas investigaciones que mues-
tran una clara interacción de estos trabajos con el empleo,
que siguen generando desigualdades de género en salud
(López Ruiz, 2018).
Particularmente, durante la primera etapa de la pandemia,
las trabajadoras profesionales de las instituciones de cuidado
–como es el caso de la salud– se vieron obligadas a desempeñar

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 45

sus tareas muchas veces sin contar con las condiciones mínimas
de seguridad y protección. A pesar de su desempeño, no siem-
pre fueron aplaudidas en las ventanas, sino que con frecuencia
sufrieron maltratos y estigmatizaciones como posibles conta-
giadoras del virus en los espacios abarrotados de los transportes
públicos e, incluso, en sus barrios y comunidades (Guimarães
e Hirata, 2021). Sin embargo, las mujeres han sido cruciales y
estuvieron desde el primer momento en la primera línea de res-
puesta a la pandemia.
Las exigencias actuales y la intensidad del trabajo en salud
demandan considerar la perspectiva de género para compren-
der las necesidades de las trabajadoras en lo que respecta a la
organización laboral en salud (Lenta, Longo, Zaldúa y Veloso,
2021).
Se requiere un conjunto de iniciativas que envuelven el
campo de las políticas públicas, la acción sindical y las estrate-
gias colectivas e individuales para enfrentar la falta de recono-
cimiento de las desigualdades de género y la naturalización de
las desigualdades, que atraviesan transversalmente al campo del
trabajo (Aspiazu, 2016).

La pandemia y la crisis de los cuidados

En el marco del contexto latinoamericano la pandemia ha


evidenciado la brecha de desigualdades sociales, económicas
y basadas en género y ha profundizado y potenciado lo que
algunas autoras denominaron como “la crisis de los cuidados”
(Batthyány y Sánchez, 2020).
Investigaciones recientes expresan los diversos impactos
del COVID-19 en la vida de las mujeres cis y trans en países
del Cono Sur (Bidaseca et al., 2021). Se destaca que ha sido
una experiencia marcada por crisis, incertidumbres, violen-
cias, cuidados y precarizaciones de la vida en las que se
visibilizaron diversas opresiones basadas en géneros, razas,
etnias y clase.

teseopress.com
46 • Salud mental comunitaria y pandemia

En un estudio recientemente realizado durante la cua-


rentena en la Argentina se destacan como situaciones de
sobreexigencias a la conciliación entre el trabajo remunera-
do y los trabajos de cuidado (no remunerados) en los hoga-
res de personas que están a cargo de la crianza de infancias
y adolescencias en el contexto de pandemia (Passsarino y
Trupa, 2020). En el marco de este estudio, que se basa en las
experiencias de familias de clase media, se destaca la persis-
tencia de las desigualdades basadas en género que ponen en
tensión y generan diversas dificultades para que las mujeres
cis puedan desarrollar sus trayectorias laborales remunera-
das. Esto mismo señala la investigación de Serantes, Lenta,
Riveros y Zaldúa (2021), quienes resaltan que, en el Área
Metropolitana de Buenos Aires (AMBA), el incremento de
las demandas del cuidado infantil ligadas al apoyo escolar,
la atención de salud y la contención emocional no estuvo
acompañada de la democratización de la distribución de
estas en las familias de sectores medio y medios-bajos, lo
cual implicó un aumento en la demanda del cuidado en las
mujeres juntamente con las exigencias de las cargas labo-
rales remuneradas.
Otras investigaciones destacan reflexiones sobre el tra-
bajo y subjetividad en el contexto de pandemia, como es
el caso de Feuerwerker (2021), que analiza el caso de Bra-
sil desde la perspectiva de las/es/os trabajadores del Siste-
ma Único de Salud (SUS) del primer nivel de atención en
San Pablo. Plantea una concepción de cuidado ampliada en
salud que no se limita a los servicios de atención primaria,
sino que intervienen múltiples actores sociales en los terri-
torios. A su vez, releva los sentimientos y reacciones de los
equipos frente a la pandemia y las estrategias micropolíti-
cas que desplegaron diversos equipos. En ese sentido, en el
contexto de necropolítica gubernamental de extrema dere-
cha y los obstáculos que esto generaba para la atención en
salud, se destaca la utilización por parte de lxs trabajadorxs
de las redes sociales como un motor que permitió pasar
de una “subjetividad subordinada, temerosa y obediente”

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 47

(Feuerwerker, 2021, p.7) a un posicionamiento más cuestio-


nador que genere otros movimientos hacia la acción.

Comunicación y salud

Ahora bien, contemplando lo enunciado desde la perspecti-


va en salud colectiva se propone abordar a la comunicación
y salud como un campo transdisciplinar complejo que se
encuentra en permanente transformación (Rodríguez Zoya,
2017). Diversos estudios aportan a este campo desde con-
ceptualizaciones teóricas que superan la mera mirada ins-
trumental y ponen el foco en el intercambio y construcción
de las redes de conversaciones dentro de las organizacio-
nes que se dan no en forma unidireccional, sino también
en un intercambio vincular de construcción de narrativas
compartidas en la producción de cuidado (Bruno, Demonte
y Jair, 2016). En ese sentido se produce un espacio de inter-
sección/intervención que no solo opera desde la carencia,
sino también como motor en la búsqueda de bienestar y
genera espacios cartográficos de actos en salud (Merhy y
Onoko, 1997). Entonces, el foco no son los mensajes que
se producen entre emisor y receptor, sino el vínculo que se
genera en los espacios de encuentro, entre trabajadores/as,
usuarios/as y efectores, entre necesidades, políticas sociales
y la accesibilidad a derechos. La producción micropolítica
del cuidado en salud se inscribe en la lógica del trabajo vivo
que despliega en estos encuentros la autonomía, creación
e invención que opera en flujos de diversas intensidades
(Franco y Merhy, 2009). En estos flujos también se produ-
cen determinados tipos de relaciones de poder y distintos
modos de circulación de afectos (De Sousa Campos, 2005).
En los últimos años ha habido grandes avances en
las nuevas tecnologías de la información y comunicación
(NTIC), que han atravesado en gran medida a todos los
espacios sociales, y en lo que respecta al campo de la salud se

teseopress.com
48 • Salud mental comunitaria y pandemia

destaca el concepto de eHealth que propone la Organización


Mundial de la Salud (OMS),

… en tanto uso económico y seguro de las NTIC en apoyo


de los diferentes campos de la salud, incluyendo servicios de
atención en salud, vigilancia epidemiológica, información y
literatura sobre salud, así como de educación para la salud,
investigación y conocimiento sobre esta área también (Sch-
warz, 2017, p. 89).

También se distinguen otros conceptos relacionados


como mobileHealth, que comprende la utilización de dispo-
sitivos móviles o virtuales de asistencia, y TeleHealth, que
hace referencia a la comunicación entre los servicios de
salud y los/as usuarios/as cuando están en forma distante
(Schwarz, 2017).
La incorporación de estas NTIC al campo de la salud
pretendía, al menos desde el impulso de la OMS, la dismi-
nución de las brechas de desigualdades en relación con el
acceso a la salud (Schwarz, 2017). Si bien se ha registra-
do un aumento de cobertura en algunas áreas alejadas que
tradicionalmente han tenido grandes barreras geográficas
para el acceso a los centros de salud, también se visibiliza
el incremento de desigualdades, en tanto personas que no
poseen o no manejan estas tecnologías quedarían excluidas.

Camino metodológico

En este capítulo presentamos reflexiones de un trabajo


iniciado en 2018 con colectivos de trabajadoras del sector
salud del sistema público de la CABA y continuado durante
la pandemia del COVID-19 en 2021.
A partir de un proceso de IAP, coconstruimos un pro-
ceso crítico acerca de las transformaciones en la organi-
zación del trabajo, apelando a técnicas cualitativas junto
con trabajadoras de ocho equipos de salud. Implementamos

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 49

cuestionarios estructurados y grupos de discusión con foco


en la elucidación del malestar laboral, la precarización del
sector y la feminización del trabajo en salud. Estos procesos
de producción de conocimiento constituyeron asimismo
insumos para el ejercicio reflexivo y crítico de los equipos
acerca de sus procesos de trabajo y propiciaron estrategias
colectivas frente al malestar. En este contexto, el presente
trabajo tiene el objetivo de analizar la complejidad de las
afectaciones psicosociales de las trabajadoras del subsiste-
ma público de la CABA en el contexto de la pandemia en
relación con la especificidad del trabajo de cuidado.

La pandemia y las transformaciones en el trabajo


en salud

El escenario de la pandemia instaló cambios en la orga-


nización del trabajo en el sector salud e interpeló a los
trabajos de cuidado tal como se venían desarrollando hasta
el momento. El trabajo cotidiano se vio reconfigurado y
cambió drásticamente las formas en las que se desarrolla-
ba. En un primer momento, anterior a la posibilidad de la
vacunación, las estrategias de prevención de los contagios
debieron extremarse, aun con escasos elementos de higiene
y bioseguridad. La mayoría de los equipos se dividieron en
cohortes que realizaban múltiples tareas en relación con el
COVID-19 que se superpusieron con otras prácticas.

Las cargas del trabajo de cuidado


Los aspectos sociotécnicos y organizacionales del proceso
de trabajo configuran las condiciones y el medioambiente
de trabajo. Neffa (2016) propone su estudio para compren-
der su relación con los procesos de desgaste laboral. Ahora
bien, ¿qué ocurre cuándo se transforman de manera abrup-
ta las condiciones y el medioambiente de trabajo? En el
caso de la pandemia, su irrupción constituyó un evento que

teseopress.com
50 • Salud mental comunitaria y pandemia

reconfiguró las lógicas de los espacios y de los tiempos al


profundizar el borramiento de los límites entre los espacios
y los tiempos de trabajo y no trabajo, no solo en el ámbi-
to del trabajo remunerado, sino también en el del trabajo
de cuidado no remunerado: “Me agoto, corro todo el día.
Cuando termino de trabajar en el hospital, trato de hacer
las compras para no tener que salir de mi casa y quedarme
allí” (Clara_Hospital).
Desde la epidemiología crítica, el trabajo es com-
prendido como un proceso corporal en el que resultan
determinantes las relaciones laborales; el proceso salud-
enfermedad como herramienta analítica ubica lo social en
el centro para explicar perfiles de morbi-mortalidad en
los grupos sociales, y destaca su dimensión sociohistórica
(Laurell, 1982, 1986). En el trabajo, la dinámica entre los
aspectos destructivos de la salud en tensión con los protec-
tivos se materializan en los cuerpos y en las subjetividades
(Zaldúa, 2011).
Pero la sobrecarga no solo acontece a nivel global
debido al conjunto de medidas sanitarias por cumplir en
el espacio laboral y antes de ingresar al espacio doméstico
(Noriega et al., 2000), también se produce por el incremento
de las tareas que las trabajadoras de la salud deben desarro-
llan en el espacio doméstico, en función de la distribución
sexual de las tareas de cuidado:

“Pero implicó esto que, a pesar de tener por ahí horarios


específicos, a que fuera full time, con esto que la gente llegó
hasta acá es porque hay que atenderla y hay que garanti-
zar la atención, eso, con un equipo dividido en dos partes,
con pocos profesionales trabajando, implicó obviamente una
sobrecarga importante” (Ana_CeSAC).

Las cargas del trabajo en el espacio público de salud


se incrementaron en función de los protocolos de protec-
ción que establecen nuevas tareas, por el aumento de las
demandas urgentes y por los tipos de tareas que realizan
las trabajadoras implícitamente asignadas a ellas por su

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 51

condición de género: orden y aseo de las zonas comunes


del equipo de salud y mayores implicaciones en prácticas de
acompañamiento o sostenimiento de las personas (usuarias
y profesionales) en condiciones críticas de salud ante la pan-
demia. En adición a ello, las tareas de cuidado en el espacio
familiar también han crecido ante la restricción al acceso a
redes formales e informales de cuidado y recreación, espe-
cialmente de hijos e hijas (escuela, familiares y trabajadoras
del servicio doméstico, entre otras). Ante ello, la responsa-
bilidad de garantizar estas tareas se vuelve sobre las muje-
res. En este marco, aumentó también el desgaste laboral en
cuanto pérdida de capacidades psicosociales, pero también
físicas (producto del trabajo), lo que incide negativamente
en el proceso de salud-enfermedad de las trabajadoras.

Las tecnologías y el borramiento de las fronteras


del trabajo
Las NTIC cooptaron todos los espacios de la vida social
durante la pandemia. Fueron un gran instrumento para
poder sostener diversas actividades como el trabajo, las
clases de los distintos niveles educativos, cumpleaños y
otras actividades sociales. También funcionaron para poder
garantizar la accesibilidad a los efectores de salud. Muchas
de estas NTIC ya se utilizaban previamente, pero se institu-
yeron como práctica cotidiana en los servicios de salud:

“Se terminó de desarrollar lo de las redes electrónicas, las


redes que utilizan las personas, muchas veces utilizamos
nuestros propios celulares, el tema del WhatsApp que aporta
no solo información de donde acceder porque las vías de
teléfono y las vías de comunicación y atención de llamado
telefónico que a veces suele ser un tanto complicado, enton-
ces la vía por WhatsApp resultó más sencilla y en el marco
de la pandemia incluso nos pasábamos mandando fotitos de
recetas acerca de la asignación de un turno para que las muje-
res pudieran transitar, por ejemplo de provincia a capital”
(Camila_CeSAC).

teseopress.com
52 • Salud mental comunitaria y pandemia

Entonces, al mismo tiempo que permitieron generar


mayor accesibilidad a la salud de muchas personas usuarias,
también generaron una sobrecarga de tareas para las tra-
bajadoras de la salud, quienes manifestaban tener jornadas
laborales extendidas: “Tengo dos hijos, una nena de cinco y
un nene de seis, a veces se me hace difícil. Ellos son peque-
ños y mamá llega de trabajar y sigue con el teléfono, con el
trabajo” (Alba_Hospital).
Como expresan varias trabajadoras, a partir de la utili-
zación de las NTIC con sus propios dispositivos implicó un
límite muy difuso en las fronteras entre el trabajo y la vida
privada. Estas estrategias comunicativas permitieron poder
sostener actos en salud y estas formas se consolidaron como
práctica cotidiana:

“Así que esta fue una estrategia, después recientemente el año


pasado pudimos adquirir un celular para el centro de salud
y esas comunicaciones por WhatsApp las hacemos desde ese
celular y podemos prescindir de la línea personal, pero bueno,
algunas veces seguimos usándolo” (Celeste_CeSAC).

En ese sentido es destacable que los/as trabajadores/


as están permanentemente expuestos/as a desarrollos de
nuevas tecnologías y técnicas, diferentes lugares de trabajo
y cambios sociales u organizativos que inciden en su coti-
dianeidad (Gil-Monte, 2012). La metamorfosis del tiempo
y del espacio se hizo más visible con la incorporación de
nuevas NTIC, que desdibujan los límites entre el trabajo y el
no trabajo. Esto se torna más complejo en las modalidades
de trabajo inmaterial (Lazzarato, 2001) y trabajo afectivo
(Hardt, 1999) como el trabajo en salud, que exige una impli-
cación profunda, afectiva y cognitiva en el vínculo con la
población usuaria (Tardif, 2014).
También la utilización de las NTIC permitió poder
dar cuenta de algunos obstáculos con respecto al ejercicio
de derechos que se encontraban presentes dentro de las

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 53

mismas instituciones de salud y por diversos motivos se


habían encontrado ocultos:

“Bueno, puedo contar que en el CESAC hay una sola persona


que está en contra de la IVE [interrupción voluntaria del
embarazo] y sigue en contra de la IVE, y esto de las tecnolo-
gías nos permite cacharla, porque ahora anotamos los turnos
en un Drive. Entonces, a ese Drive yo tengo acceso desde mi
casa, desde cualquier lado en mi teléfono, puedo ver cuántos
turnos tengo para mañana, y resulta que veía que por ahí para
mañana tenía turnos libres, pero que habían puesto una IVE
para otro día, entonces, ¿cómo puede ser que, si hay turnos
libres para mañana, por qué me ponen la IVE para el viernes?,
entonces preguntando y preguntando resulta que –sí–, que
sucedía eso, que la administrativa quedó muy en evidencia”
(Amanda_CeSAC).

En síntesis, la utilización de las NTIC instaló un campo


de posibilidades de atención y también de otras proble-
máticas complejas que es necesario atender. La iniciativa
que tuvieron diversos equipos de efectores de salud implicó
repensar algunas lógicas en relación con las sobrecargas de
trabajo, como así también con otras situaciones, como la
disponibilidad permanente de los equipos por las diversas
demandas o la privacidad de los datos, en particular al utili-
zar plataformas que no fueron diseñadas para ese fin.

Estrategias colectivas: el trabajo en red


Las trasformaciones que operaron en la organización del
trabajo producto de la pandemia implicaron repensar los
actos de salud, las prácticas de cuidado y el rol de los
equipos de salud; dicha situación produjo una fuerte car-
ga emocional en las trabajadoras. Sin embargo, uno de los
aspectos salutíferos para las trabajadoras de la salud fue el
despliegue del trabajo en red, que apuntó a una práctica
colectiva frente a la imposición de discursos sanitarios que

teseopress.com
54 • Salud mental comunitaria y pandemia

trató de instalar la responsabilidad estrictamente individual


para los/as trabajadoras de la salud:

“… trabajamos en red y hace bastante tiempo, y eso facilitó


muchísimo la tarea” (Carmen_CeSAC).

“… esta cuestión también había permitido que todo el equipo


de salud que no fuera parte del equipo de salud sexual tuvie-
ra también más en cuenta el trabajo que se hacía, porque a
partir de la pandemia se instaló como un nuevo paso, que es
el triage. Se iban rotando los compañeros y había que tener
la información global de todo lo que pasaba en el centro de
salud. Se empezó a ver como mayor información sobre cómo
eran los circuitos de acceso” (Florencia_CeSAC).

El trabajo en red que implicó socializar la información


y comunicación también permitió el reconocimiento del
trabajo realizado por los equipos y la oportunidad de propi-
ciar instancias de aprendizaje mutuo. Estas redes construi-
das desde una ética del cuidado, que implica un compromi-
so social y político con la tarea, habilitaron la posibilidad de
diseñar acciones más asertivas y creativas.
Según los resultados obtenidos se destaca la agencia de
las trabajadoras en los distintos territorios que “interroga-
dos por la incertidumbre, movilizados por el encuentro con
usuarios sorprendentemente activos y que en forma colecti-
va ejercitaron su autogobierno para producir vida” (Feuer-
werker, 2021, p.11). Aun así, quedan pendientes varios
desafíos a la hora de poder garantizar el acceso a derechos.

Conclusiones

La pandemia ha precipitado la urgencia de abordar el cuida-


do como asunto central de las políticas públicas sanitarias
y laborales, en las que se problematicen las lógicas de dis-
criminación e inequidades de género que operan tanto en
el espacio público como privado, en el trabajo productivo

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 55

y reproductivo producto de la división sexual patriarcal


del trabajo. Interpelar al modelo biomédico hegemónico
y androcéntrico continúa siendo un campo fecundo en la
salud colectiva.
Una serie de exigencias recaen en la vida cotidiana y
laboral de las trabajadoras de la salud que incide en sus
propios procesos de salud y en sus trayectorias laborales.
La severidad de las problemáticas abordadas, el dete-
rioro de las condiciones sanitarias de la población asisti-
da, el aumento de la demanda, las dificultades relacionadas
con la obtención y articulación de recursos, las condiciones
de trabajo actuales, las discrepancias entre las expectativas
sanitarias y la realidad, la complejidad del trabajo en equipo,
la incertidumbre y la alteración del tiempo y el espacio,
entre otros, son aspectos del trabajo que afectan a quie-
nes trabajan en el sector de la salud. Desarrollar estrategias
de cuidado y autocuidados de los equipos es uno de los
desafíos presentes. En este sentido, en la presente investiga-
ción la reflexión conjunta permitió visualizar las situacio-
nes problemáticas y fortalecer estrategias de afrontamiento
que apunten a optimizar la salud de los colectivos laborales
feminizados. El cuidado del equipo y el reconocimiento del
otro/a y el trabajo en red son algunas de las potentes estra-
tegias colectivas de cuidados.

teseopress.com
teseopress.com
4

Emergentes y narrativas
de trabajadores/as del campo
de la salud mental en pandemia
MARÍA MARCELA BOTTINELLI, MARÍA MALENA LENTA, JOSÉ LOHIGORRY
Y ANA TISERA

En 2018, antes de la pandemia del COVID-19, los datos


del Censo Nacional de Personas Internadas por Motivos
de Salud Mental (DNSM, 2019) relevaron 162 instituciones
(41 de ellas públicas) en las que censaron a 12 035 personas
internadas de entre 7 y 96 años, con una media de edad de
50 años y una mediana de 511. Uno de los datos impactantes
fue que el 30% de la población censada estuvo internada
ocho años o más. De hecho, el promedio de internación fue
de 8,2 años, con un máximo de 90 años (el rango fue de 0 a
11 años), siendo en el sector público mayor que en el sector
privado (12,5 años y 4,2 años, respectivamente).
Entre los resultados se destaca que, de acuerdo a lo
informado por los equipos tratantes, solo el 28,5% de las
personas firmaron el consentimiento informado. Y, respec-
to de las razones por las cuales las personas permanecían
internadas, se describe que un 36,4% lo hacía por presentar

1 Hay que destacar que el censo no consideró personas en instituciones como


cárceles, comunidades terapéuticas y otras instituciones de encierro tanto
de consumos problemáticos como de infancias, juventudes, adultos mayores
o personas en conflicto con la ley y que tienen padecimientos mentales, ni
tampoco las personas internadas en hospitales generales por problemas en
salud mental.

teseopress.com 57
58 • Salud mental comunitaria y pandemia

riesgo cierto e inminente para sí o para terceros, mientras


que un 37% continuaba internado por problemas socio-
económicos. Estos datos, sumados a la existencia de fallos
–como el caso de Scaturro–, que obligan a los diferentes
niveles de gobierno, en ese caso el de la CABA y nacional, a
resolver y andamiar los procesos de externación que siguen
sin cumplirse, señalan la falta de políticas efectivas para
garantizar los derechos humanos de las personas institucio-
nalizadas por motivos de salud mental.
Los informes, declaraciones y pedidos de informes de
diferentes organismos y organizaciones de la sociedad civil,
como el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS),
la Asociación Civil por la Igualdad y la Justicia (ACIJ), la
Asociación por los Derechos Humanos (APDH) y el Con-
sejo Consultivo Honorario de Salud Mental y Adicciones
(CCHSMyA), referentes del campo en defensa de la salud
mental de las personas, llevan en diciembre de 2018 a que
el Estado argentino sea convocado a una audiencia con la
Corte Interamericana de Derechos Humanos, donde se pre-
sentaron organizaciones de usuarios/as, acompañados/as
por estos organismos2. En dicha audiencia se suscribieron
nuevamente compromisos por parte del Estado argentino
respecto del cumplimiento de la Ley 26657 de Salud Mental
y Adicciones, así como los marcos normativos de derechos
que se entraman con la salud mental (discapacidad, salud,
infancias y jóvenes, entre otros).
En el último informe sobre el presupuesto asignado a
salud mental elaborado por la ACIJ (2021), además de seña-
lar la escasa información presupuestaria por jurisdicciones,
se informa que no se cumple el porcentaje que la ley 26657
sostiene (10% contra menos del 2% real destinado), que la
mayor parte de los recursos se destinan al sostenimiento
del sistema manicomial y que existe una reducción signifi-
cativa en los recursos de la actividad “Apoyo y Promoción

2 Audiencia disponible en el canal de Youtube de la Comisión Interamericana


de Derechos Humanos. Disponible en https://bit.ly/3nWTGLl

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 59

de la Salud Mental”. Asimismo, señala que en el período


2014-2019 hubo una reducción superior al 80% y que existe
una subejecución profunda de partidas a partir del 2015,
lo cual tiene un impacto directo en las metas físicas (pro-
yectos financiados).
En la CABA destaca que más del 96% de las camas de
internación por motivos de salud mental están en hospitales
monovalentes (Pedido AIP, 2018), que hay una ausencia de
presupuesto para la construcción de dispositivos comunita-
rios y que el PREASIS, junto con el subprograma “Atención
de Salud Mental”, apenas alcanzan el 10% del total de las
partidas destinadas a salud mental.
Las organizaciones sociales se presentan como actores
claves de la defensa de la ley, pero además como veedo-
res de su implementación, que fomentan e informan sobre
sus procesos de evaluación respecto de la implementación.
Desde su creación en 2014, el CCHSMyA agrupa 30 orga-
nizaciones sociales de personas usuarias, gremios, asocia-
ciones profesionales, universidades y centros de investiga-
ción de todo el país. En su declaración “Hacer con otros”
en diciembre de 2018 señala varios aspectos respecto del
estado de implementación. Resalta en dicho informe la
necesidad de revisar el alcance reducido que se le daba a
la conceptualización de la “función rectora” asignada por
ley a la Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones
respecto de la rectoría del Estado no solo para “generar
acuerdos” tal como sostenían sus autoridades entonces, sino
para garantizar y efectivizar las acciones necesarias para el
cumplimiento de la ley 26657.
Por último, en sus declaraciones más recientes, el
CCHSMyA señala distintos aspectos necesarios por pro-
fundizar para la plena implementación de la ley y denun-
cian diferentes niveles de desinformación y embate a la
implementación del marco normativo tanto a nivel de los
profesionales, las instituciones, corporaciones y empresas
como en el plano comunicacional y jurídico.

teseopress.com
60 • Salud mental comunitaria y pandemia

En este marco, desde finales de 2019, la pandemia


del COVID-19 entró en escena. Como fenómeno socio-
eco-sistémico, impactó en el sistema de salud, en todas
sus prácticas, en los modos de trabajo y en el abordaje de
las problemáticas, incluyendo las de salud mental, la insti-
tucionalización y los procesos de desmanicomialización a
través de prácticas alternativas y/o sustitutivas al encierro.
En este capítulo abordaremos las reflexiones de trabajado-
res/as de un hospital público monovalente de salud mental
de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) desarro-
lladas en 2021 durante el contexto de la pandemia, sobre
las transformaciones y persistencias de las condiciones y
afectaciones del trabajo, así como de las propias prácticas
en comparación con el período prepandémico. En particu-
lar, analizamos a modo de doble hermenéutica los resul-
tados de un cuestionario estructurado implementado con
este colectivo en 2019 a través de un grupo de discusión
en 2021. Se propuso la identificación de continuidades y
rupturas respecto del escenario prepandémico, así como el
reconocimiento de nuevas problemáticas y estrategias de
abordaje emergentes en el escenario de la pandemia y ante
el desafío de trabajar en la atención de la salud mental en
la comunidad, en el contradictorio proceso de transición
en el campo de la salud mental, atravesado además por las
tensiones y posiciones de los lineamientos políticos nacio-
nales y jurisdiccionales.

Camino metodológico

Este trabajo se desarrolló en el marco de la adecuación


y extensión del proyecto de investigación UBACyT “Salud
Mental Comunitaria: contextos de precarización y políti-
cas del cuidado” al periodo 2021 en función del escenario
de pandemia del COVID-19. En este contexto, el objeti-
vo general de dicha reformulación se orientó a propiciar

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 61

instancias participativas para el monitoreo estratégico de la


implementación de políticas, programas y proyectos en el
campo de la salud mental comunitaria en la CABA en los
procesos pre- y pospandemia del COVID-19, a partir de un
trabajo llevado adelante con trabajadores/as de un hospital
monovalente de salud mental.
Desde una perspectiva de IAP orientada a la copro-
ducción de conocimiento con las personas investigadas-
investigantes, nos propusimos emprender un proceso de
resignificación de los resultados producidos en una pri-
mera indagación acerca de las afectaciones psicosociales
del trabajo y las principales problemáticas abordadas en la
institución de salud mental, realizada en 2018-2019 en el
mismo sector, mediante una estrategia de encuesta parti-
cipativa. En el segundo momento, desarrollado en 2021, el
relevamiento se realizó mediante un grupo de discusión con
el objetivo de discutir los hallazgos prepandemia y resig-
nificarlos en función del nuevo escenario, con sus nuevas
tensiones y desafíos. De este modo se llevó adelante una
investigación en dos tiempos, con objetivos y estrategias
metodológicas diferenciados.
En el primer momento, la encuesta participativa impli-
có la indagación mediante preguntas abierta y cerradas
sobre las características sociodemográficas, las condiciones
y el ambiente de trabajo, las afectaciones físicas, mentales
y relacionales del trabajo, las problemáticas relevantes en
la tarea cotidiana y las estrategias de abordaje, entre otros
tópicos. El instrumento se trabajó con una muestra inten-
cional no probabilística de 18 profesionales. La mayoría
eran mujeres (78%). En cuanto a la edad, la mayoría era
de mediana edad ya que la mediana y la moda eran de 41
años, la media de 40 años y el rango de 49 años. Estos datos
coinciden con una edad de fuerte demanda familiar, puesto
que más de la mitad (56%) tenía hijos/as, la mayoría convi-
vientes y en edad escolar. Otro dato relevante es que solo el
5% no estaba a cargo de las tareas domésticas en el hogar,
más de la mitad (56%) sí lo estaba junto con otras personas

teseopress.com
62 • Salud mental comunitaria y pandemia

y el 39% se encontraba totalmente a cargo de estas tareas.


En cuanto a la profesión, participaron psicólogos/as (33%),
enfermeros/as (22%), terapistas ocupacionales (17%) y otras
profesiones (28%), entre las que se encontraban medicina,
traumatología, musicoterapia, acompañantes terapéuticos/
as, etc. El 83% eran personas con contratación de planta
permanente, el 6% eran residentes y el 11% tenían otras
contrataciones. Asimismo, todas las personas trabajaban en
servicios vinculados a la externación y consultorios exter-
nos. Un dato relevante respecto de la ocupación es que el
67% tenía pluriempleo (por lo menos dos trabajos), pero
había personas que tenían hasta cuatro trabajos, además del
trabajo en el hospital.
En la segunda etapa se implementó un grupo de dis-
cusión en el que se presentaron los principales hallazgos
del primer relevamiento en torno a las afectaciones del
trabajo en la salud, las causas del malestar y las principa-
les problemáticas con las que trabajan. En este momento
participaron cinco trabajadores/as del hospital que fueron
parte del primer estudio. El 60% tenía hijos/as a cargo. El
80% eran mujeres y el 20%, varones. La mayoría (60%) eran
psicólogos/as, el 20% eran terapistas ocupacionales y el 20%
eran médicos. El 80% era de planta y el 20%, residentes.
La totalidad se desempeñaba en programas vinculados a la
externación o consultorios externos y tenía pluriempleo.

Contextos y afectaciones del proceso de trabajo

Los/as trabajadores/as del hospital que participaron en el


relevamiento realizado en el año 2019 situaron aspectos
como el pluriempleo, la presencia de hijos/as pequeños en
el hogar y la realización de tareas de cuidado y de limpieza
como cargas laborales que producían distintas afectacio-
nes sobre la propia salud. Las afectaciones que nombra-
ron con mayor prevalencia fueron: el sentirse estresados/

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 63

as, cansados/as física y mentalmente por las tareas que se


realizaban; la mala alimentación y la obesidad y los dolores
corporales y/o articulares.
Estos resultados fueron retomados en el grupo de dis-
cusión, principalmente por cómo la pandemia recrudeció
algunos de ellos, en tanto las disposiciones sobre el aisla-
miento social, las tareas de cuidado y limpieza o las clases
virtuales para los/as niños/as produjeron una indistinción
entre el espacio laboral y el del hogar. En este sentido, se
plantearon posibles consecuencias subjetivas a futuro, en
tanto se presenta una situación difusa donde se está traba-
jando todo el tiempo: “[…] esta situación de trabajo ininte-
rrumpido me parece que aumenta las cargas laborales que
puedan haber sido percibidas o declaradas en 2019, yo pue-
do sentir y decir que para mí se fueron agravando” (grupo
de discusión, trabajador 1).
Junto con las reflexiones respecto de las cargas labo-
rales, el foco del grupo de discusión se centró en las prin-
cipales causas de los malestares identificadas en el releva-
miento del año 2019: la burocracia institucional; la falta
de compañerismo y de participación de compañeros/as; la
falta de recursos materiales y de personal y la situación
de los pacientes. Las condiciones laborales en el contexto
de pandemia guiaron la indagación y, en algunos casos, la
resignificación de los aspectos mencionados, incluyendo el
relato de acciones innovadoras y creativas que llevaron ade-
lante los/as trabajadores/as del hospital.

Nudos resistenciales en la institución


La burocracia institucional, nombrada en primer lugar
como causa de los malestares, llamó la atención en el gru-
po de discusión, aunque se reivindicó su importancia en el
contexto de pandemia, en tanto impactaba en el acceso a los
tratamientos de usuarios/as y dificultaba o impedía la reali-
zación de prácticas o intervenciones. Al analizar la perspec-
tiva histórica de la denominada “burocracia institucional”

teseopress.com
64 • Salud mental comunitaria y pandemia

se la vinculó con cierta deshumanización, y se mencionó


que existe una brecha entre los proyectos o lo escrito en
declaraciones y normativas en relación con las prácticas:
“No percibo que haya una clara idea acerca de la dirección
en salud mental” (grupo de discusión, trabajador 2). De esta
forma, se ubicó que la cuestión asilar fue “empapando” a los
distintos dispositivos que se iban generando, principalmen-
te los de enfoque comunitario, y que demostrar la eficacia
de las prácticas quedaba del lado de los equipos profesiona-
les, de su creatividad y recursos propios.
La categoría de burocracia institucional fue entonces
repensada en relación con los hospitales como instancias
burocráticas, con sistemas muy estructurados y piramida-
les, lo que habilitó una reflexión sobre las cargas laborales y
el malestar de los/as trabajadores/as como consecuencia de
resistencias institucionales:

“… como los puntos resistentes donde vos querés hacer las


cosas, hacés la nota, hacés las cosas que se supone que hay
que hacer para que todo funcione y no funciona, por distintas
razones, por ejemplo nos pasó con la necesidad de tener que
internar a uno de nuestros usuarios, entonces hicimos todo
lo que burocráticamente se suponía que había que hacer […]
y nos encontrábamos con resistencias que eran del orden de
lo absurdo, como, ‘ah, no, por qué no me avisaste o no me
llamaste por teléfono’ […]. No era ese el método, ese era el
método informal que puede ser válido para otros tipos de
organizaciones laborales, ‘te aviso por teléfono’ (grupo de
discusión, trabajador 1).

Los puntos de resistencia que surgen desde la institu-


ción, con pregnancias del modelo tradicional, se constitu-
yen así en obstáculos de las acciones que los/as trabajado-
res/as buscan realizar. En relación con esto último, fueron
enumerados distintos aspectos que surgieron durante la
pandemia y que responden a una centralización en el mode-
lo biomédico y asilar, como el repliegue de actividades gru-
pales, la fragmentación en los equipos, el desdibujamiento

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 65

del rol profesional y las distintas normativas que se fue-


ron enunciando.
La fragmentación de las relaciones entre equipos y el
desdibujamiento del rol profesional pueden observarse, por
ejemplo, en la división de tareas en el interior de algunos
servicios, con pregnancia del rol del médico-psiquiatra:

“Recuerdo en [el servicio de consultorios] externos los resi-


dentes, los médicos y las médicas atendían y los y las psicólo-
gas las pusieron como administrativas llevando las historias
clínicas […] tendríamos que pensar que es algo que venía
sucediendo de manera solapada o si se estaba construyendo
algo diferente y la pandemia vino como a arrasar, eso me
parece interesante también como para pensar” (grupo de dis-
cusión, trabajador 3).

Las normativas o memorandos (memos) que el hospital


fue indicando en el contexto de pandemia, por ejemplo,
en relación con el ingreso de familiares y la salida de los
usuarios a los espacios habilitados para el ingreso de los/as
profesionales, fueron mencionados como contradictorios
entre sí. Se consideró que esta situación generaba temor o
confusión en los/as trabajadores/as y minaba la capacidad
de respuesta en relación con las prácticas de cuidado tanto
sobre sí mismos como para con los/as usuarios/as. Este
aspecto de las normativas y el desplazamiento de memos
fue retomado ya que implicaba una práctica instalada en
los últimos años:

“… la burocracia se ha desplegado sin demasiados objetivos


claros más que burocráticos, porque me parece que en algu-
nas cuestiones sí ha podido establecer límites a determinadas
formas de hacer determinadas cuestiones, pero en general la
burocracia se ha acrecentado y siempre estamos en pos de
lo que tenemos que cumplir para determinadas cuestiones
[…]. La lectura que hago con esta hipertrofia de demandas
burocráticas es que tiene un movimiento incesante como des-
plazamiento […] hace que nunca se tenga una dirección en
claro” (grupo de discusión, trabajador 2).

teseopress.com
66 • Salud mental comunitaria y pandemia

Estos ejemplos ponen de relieve que las prácticas, deci-


siones y normativas que se armaban y desarmaban en el
interior del hospital, y que variaban de acuerdo con los
picos de contagios, conllevaron un repliegue de las prác-
ticas.

Equipos, redes y sublimación en el trabajo


La falta de compromiso y de participación de compañeros/
as fue retomada en el grupo de discusión para situar un
contrapunto. Se planteó que el trabajo en equipo se cons-
tituye en un sostén para afrontar las tareas y sobrellevar
el malestar:

“… lo que alivia el malestar, o lo que nos permite sobrellevar


la burocracia, las dificultades con las que trabajamos de falta
de red, de vulnerabilidad de los usuarios es justamente cuan-
do hay compromiso y cuando hay alianzas y lazos fuertes
articulados de trabajo en equipo, para mí es lo que sostie-
ne […] compañerismo en los vínculos de espacios compar-
tidos y convivencias pero también con relación al trabajo
en sí mismo, en equipo y articulado” (grupo de discusión,
trabajador 4).

El trabajo en equipo y la articulación con otros/as profe-


sionales se planteó también como una posibilidad de consolida-
ción de redes, aunque ubicadas como informales, que posibili-
tan generar distintas estrategias frente a situaciones complejas
en relación con los usuarios: “A partir de los vínculos que uno
generó con los profesionales de esos otros programas se pudie-
ron pensar articulaciones o redes, que por ahí por fuera de la
propuesta programática esos nexos como sostener esos víncu-
los…” (grupo de discusión, trabajador 3).
Con base en estas cuestiones, un aspecto novedoso, rela-
cionado con el acompañamiento de procesos de inclusión
social en el contexto pandémico, se vinculó con la resignifica-
ción de algunas estrategias que se venían implementando. De
esta forma, por ejemplo, se mencionó la articulación con refe-

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 67

rentes de hoteles en los cuales distintos usuarios vivían, que


posibilitó un abordaje de lo cotidiano y contribuyó a pensar de
forma cogestiva estrategias respecto de la prevención y del cui-
dado:

“Hace poco hubo un brote de COVID en uno de los hoteles


y la encargada preguntaba por información de cómo podía
avanzar con los hisopados de los contactos estrechos y demás,
que por ahí nosotros al trabajarlo dentro del hospital podía-
mos facilitarle la información o las páginas web y demás, y
también ante situaciones de crisis o malestar […] [estos inter-
cambios] fueron muy útiles para pensar situaciones y estrate-
gias de intervención, porque en el día a día nos podían decir
si estaban comiendo distinto, o ‘vemos que ahora se armaron
otros vínculos’ y ‘la vemos más triste a esta persona’, muchas
situaciones así que pudimos ver tanto en los hoteles con los
que tenemos contacto como en casas de convivencia que se
fueron armando también, decisiones que van tomando los
usuarios, y que a partir de esas estrategias vimos que tuvie-
ron un impacto dentro del contexto de pandemia” (grupo de
discusión, trabajador 5).

Junto con el compañerismo y el trabajo en red que emer-


gieron en el contexto de pandemia, también se reconoció la
estabilidad laboral como un aspecto positivo que, además, favo-
recía oportunidades de sublimación:

“… las cargas laborales, yo entiendo que tiene su contracara,


o sea el trabajo es una instancia de sublimación, por empezar
somos todos privilegiados, tenemos trabajo, primer punto,
somos personas con trabajo en un contexto de muchas pérdi-
das de horas laborales […] tenemos la posibilidad de sublimar
en relación con nuestro trabajo, de poder ser creativos, de
poder reunirnos hoy y pensar, hoy nos reunimos a pensar,
estas son posibilidades que da el trabajo que me parece que
son interesantes también de marcar como la contracara de
todo aquello que genera carga laboral y que afecta nuestra
salud, también hay aspectos en el trabajo que favorecen nues-
tra salud y que se vería afectado si no lo pudiéramos hacer”
(grupo de discusión, trabajador 4).

teseopress.com
68 • Salud mental comunitaria y pandemia

Políticas públicas, recursos y actores en contexto


de pandemia
La falta de recursos materiales y de personal y la situación
de los pacientes fueron retomadas a partir de considerar
que, a pesar de la existencia de programas o de recursos
de la seguridad social que pueden contribuir a los procesos
de inclusión social, las distintas demoras o barreras en el
acceso dificultaba a los/as usuarios/as afrontar los proce-
sos de externación y a los equipos a la hora de articular
distintas estrategias:

“… hay más programas, eso sí, pero me cuesta entender, por


un lado, están los programas, por otro lado me parece que
hay un vacío entre los programas y la práctica, al menos
acá adentro del hospital y por colegas de otros hospitales
hay otra dirección, me parece que lo comunitario, lo grupal,
me parece que va en otra dirección…” (grupo de discusión,
trabajador 2).

Las dificultades en la circulación social, en el acceso a


recursos de la seguridad social o en la participación de los
programas de rehabilitación originadas por medidas adop-
tadas en el marco de la emergencia sanitaria, al prolongarse
en el tiempo, fueron consideradas como obstáculos para el
fortalecimiento de procesos de inclusión social. Situación
que fue agravada por las limitaciones materiales y dificulta-
des en la comunicación de las medidas adoptadas:

“… todas las propuestas de virtualidad son muy difíciles para


pensar en usuarios que por ahí no tienen acceso a los dispo-
sitivos tecnológicos como celular o computadora, o conexión
a internet, dinero para pagar esas condiciones […] y la ver-
dad que llegó la segunda ola, de vuelta las restricciones. Y
por ejemplo situaciones como que los centros de formación
profesional ahora, a los que acuden muchos de los usuarios,
con estos últimos decretos cerraron también sus puertas, y
directamente no hubo ni una comunicación, hay un usuario
que todavía está diciendo: ‘El centro de formación, yo voy y

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 69

tiene el candado, no puedo cursar, no me avisaron’, entonces


pienso allí que hubo muchas dificultades por la pandemia”
(grupo de discusión, trabajador 5).

Se observó así una dinámica fluctuante en los procesos


de externación de los usuarios, que dependían de la realidad
epidemiológica que podía motivar nuevas restricciones en
la circulación, lo que restringía más aún las propuestas,
además de sumarse aspectos como el no tener un celular
(o dinero para realizar una carga), que, en tanto dispositi-
vo necesario para afrontar la virtualidad, se presenta como
emergente de nuevas barreras de acceso a derechos.
Pese a las dificultades mencionadas previamente res-
pecto de la inclusión digital, la posibilidad del acompaña-
miento de los usuarios de forma remota fue también men-
cionada como un aspecto creativo, como una ventaja en el
abordaje de la salud mental en el contexto de pandemia.
En personas que realizaban tratamientos ambulatorios o
con sus familiares, que no podían circular, ya sea por ser
personas de riesgo o por temores con relación al tema del
contagio, el seguimiento telefónico permitió utilizar la vir-
tualidad a favor de las intervenciones. Desde allí se posibi-
litó adoptar roles como agente de salud mental y también,
en el caso de dispositivos comunitarios, como articuladores
sociales entre distintos miembros de la sociedad que podían
encontrarse a gran distancia y generar procesos de acom-
pañamiento. Así, por ejemplo, en un taller de biblioteca,
se posibilitó el encuentro virtual de usuarios con artistas,
narradores de cuentos, escritores y periodistas: “Fue muy
gratificante cómo hacíamos esto que decíamos, como hacer
presencia desde la distancia o como estar presente des-
de la virtualidad…” (grupo de discusión, trabajador 4). Y,
en un dispositivo residencial, el cierre de la participación
presencial en distintas instancias comunitarias conllevó la
planificación, en conjunto con los usuarios, de distintas
instancias de taller que contribuyeran con el abordaje pro-
mocional de la salud.

teseopress.com
70 • Salud mental comunitaria y pandemia

Articulando voces: desafíos, discusiones


y conclusiones

Galende (2006) sostiene que los manicomios, como medio


de control social ejercido sobre quienes se apartan de la
norma, nacen como una solución política, y no médica, a un
problema social. En tanto forma terminal de la cultura de la
mortificación y como institución del maltrato por excelen-
cia, la única ruptura posible con dicha institución es alcan-
zando la ideología manicomial (Ulloa, 2013). Para Basaglia
(2008), las condiciones sociales y económicas determinan
los efectos de exclusión y rechazo hacia las personas con
padecimiento mental. Por ello las perspectivas de exter-
nación e integración social requieren de transformaciones
en las estructuras sociales y económicas y posibilitan pro-
yectos singulares de las personas junto con el compromiso
de la comunidad, lo que se tornó aún más evidente en el
contexto de la pandemia y en función de los repliegues de
las instituciones sociales tras las medidas de aislamiento o
distanciamiento social, tal como advierten las voces de los
trabajadores/as del sector.
En este mismo sentido, Faraone e Iriart (2020) sostie-
nen que la pandemia conllevó que, en los hospitales mono-
valentes de la CABA, aumente el control social sobre las
personas internadas, se intensifique el aislamiento a par-
tir de la falta de acceso a la conexión digital o telefónica
y se dificulte el sostenimiento de los lazos sociales en un
contexto de recrudecimiento de la concepción biomédica y
tutelar. Junto con ello las restricciones en el acceso a ins-
tituciones de seguridad social o de la justicia dificultaron
la consolidación de procesos de externación. Esto conlle-
vó el aumento de violencias instituciones y la violación de
derechos establecidos por la ley 26657. Respecto de las per-
sonas en proceso de externación, se plantea que la atención
se centró en el suministro de medicación, disminuyendo
los abordajes interdisciplinarios y la contención psicosocial,
aspectos que recrudecieron la situación de precariedad en

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 71

la asistencia. De esta forma, se resalta que en la CABA, al


igual que en otras jurisdicciones, no solo se incumplió con
la sustitución de los hospitales monovalentes de salud men-
tal, sino que bajo el amparo de la situación de pandemia
se agravó el encierro y se precarizaron más las condiciones
de la población allí alojada, lo cual coincide con el informe
de la Organización de las Naciones Unidas sobre políticas
acerca del COVID-19 y la salud mental en el contexto de
pandemia (ONU, 2020), en relación con la merma de los
dispositivos de atención de salud mental territoriales tras la
readecuación de centros de salud mental para la atención
de pacientes con COVID-19 y el temor al contagio.
Desde el lado de los/as trabajadores/as también se
ubicó el desafío en relación con cómo lidiar con el estrés
producido durante y luego de la pandemia, junto con las
reivindicaciones gremiales. En relación con esto último se
mencionaron los cargos vacantes en el hospital, que se fue-
ron acumulando ya que los concursos estuvieron suspendi-
dos durante mucho tiempo en el contexto de la pandemia,
que llevan a que el hospital está trabajando con un 50% de
sus profesionales: “Es un desafío que ese 50% de vacantes
que no tenemos y que no están al servicio de la prestaciones
de estos pacientes sea parte de la desinstitucionalización
si uno piensa el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.
O sea que esa es su manera de desinstitucionalizar: yo te
desinstitucionalizo desfinanciándote” (grupo de discusión,
trabajador 1).
En relación con la perspectiva de derechos en el mode-
lo comunitario de atención, Galende (2015) ubica al Esta-
do y el orden jurídico, a los profesionales y a la sociedad
civil como los actores que conforman el campo de la salud
mental y están implicados en el cambio de paradigma en
la atención. Sin embargo, dirá que la formación discursiva
que emerge no reemplaza totalmente a la anterior, sino que
se produce una transformación e integración en parte, por
lo que tanto las instituciones como las prácticas propias
del modelo asilar buscan un lugar en el nuevo panorama

teseopress.com
72 • Salud mental comunitaria y pandemia

de atención y lo hacen ante cada intersticio, o, incluso, las


fuertes brechas en el acceso a la vida en la comunidad que
abrió la pandemia. Esto debe ser fuertemente interpelado
en los procesos de transformación hacia modelos de aten-
ción de la salud mental en la comunidad y que, en particular,
es problematizado por los/as trabajadores/as participantes
del estudio.
En relación con los desafíos que se instalan para el
trabajo en el hospital en el contexto de la pospandemia, se
sostuvo la importancia de afianzar los procesos relativos al
cumplimiento de lo establecido por la ley 26657, en refe-
rencia a los procesos de externación e inclusión social y a
la consolidación del abordaje intersectorial, con un mayor
énfasis en el enfoque comunitario de estas propuestas. Asi-
mismo, se retomó la necesidad de lograr una mayor arti-
culación entre los equipos que trabajan en distintos servi-
cios en el interior del hospital, con vistas a los procesos de
readecuación. Estos desafíos fueron contextualizados en un
escenario como el de la CABA, donde estas propuestas y
políticas vienen sufriendo un retroceso que fue magnifica-
do por la pandemia y las medidas adoptadas:

“… lo que me parece que se abre como un desafío fuerte es


el cumplimiento de la ley nacional de salud mental que se
había propuesto para el 2020, una política en salud que no
se pudo cumplir. Me parece que el desafío en la Ciudad de
Buenos Aires es aún mayor porque en algunas otras jurisdic-
ciones por lo menos esto se pudo sostener a nivel discursivo,
a nivel enunciaciones, pero en este caso no, en la Ciudad de
Buenos Aires el panorama no es alentador en el sentido de
acompañar esas políticas públicas que se fueron construyen-
do” (grupo de discusión, trabajador 1).

En relación con esto se mencionan también los efectos


que puedan surgir respecto de la salud mental de las per-
sonas:

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 73

“… todavía no podemos situar bien cuáles son los efectos y


estar en una posición en la que no se patologice todo, o [se]
crea que cualquier cosa que suceda en contexto de la pande-
mia, pero tampoco creer que esto no va a tener consecuencias
en la salud mental como encontrar esa tensión que no creo
que se cierre” (grupo de discusión, trabajador 3).

En el documento Desinstitucionalización de la atención


psiquiátrica en América Latina y el Caribe (OPS, 2020) se argu-
menta que la complejidad de los procesos de desinstitucio-
nalización implica que puedan extenderse en el tiempo e
incluso estancarse, por lo que la planificación de recursos y
la voluntad política deben sostenerse en el tiempo. En este
sentido, la reestructuración de los servicios de salud mental
requiere que se provean recursos financieros adicionales,
además de lograr el compromiso entre distintos actores del
campo de la salud mental, donde cobra especial importancia
la implicación de los/as trabajadores/as de la salud.

teseopress.com
teseopress.com
5

Escuela pública y trabajo docente:


interpelaciones en condiciones
de pandemia
ALEXIS SERANTES, BRENDA RIVEROS Y MARÍA MARCELA BOTTINELLI

La escuela ocupa un espacio privilegiado en el desarrollo de


niñas, niños y adolescentes como una instancia educativa
y de transmisión de saberes, pero también como un lugar
de cuidado integral y de promoción de derechos (Villalta y
Llobet, 2015). No obstante, los procesos de precarización
de la vida que atraviesan a los dispositivos escolares entran
en tensión con las posibilidades de garantizar cuidados y
derechos. Desde esa perspectiva, en un estudio previo inda-
gamos las condiciones de trabajo en escuelas públicas de
la CABA a comienzos de la pandemia (Riveros y Serantes,
2021). Allí, el pluriempleo, los salarios insatisfactorios y la
complejidad de las problemáticas psicosociales que atañen a
la población aparecieron con fuerza en los discursos docen-
tes como fuentes de sufrimiento y desgaste laboral, que se
expresa en distintas afectaciones a nivel corporal y a nivel
psicosocial. A su vez, las redes de apoyo hacia adentro de
la institución y con las personas de confianza sobresalieron
como estrategias de afrontamiento relevantes para ejercer
el autocuidado a la hora de abordar el estrés laboral.
Avanzada la pandemia, y con la prolongación del cese
de la presencialidad escolar como parte de las medidas
tomadas en 2020 para evitar la circulación del COVID-19,
las disputas discursivas y políticas del campo de la educa-

teseopress.com 75
76 • Salud mental comunitaria y pandemia

ción ocuparon un lugar central en el debate público. La con-


tinuidad pedagógica fue una fuente de incertidumbre para
toda la comunidad educativa, al emerger la preocupación
por la modalidad, el acceso, el acompañamiento y los recur-
sos disponibles (Bobadilla, Miño Vargas y Rago, 2020).
Hacia fines de 2020 e inicio de 2021, la disputa por el
retorno a la presencialidad escolar se instaló en la agenda
pública, con fuertes tensiones políticas. Desde un sector, se
pretendió interpretar a la modalidad presencial como algo
opuesto y diferenciado de la virtualidad, cuando la práctica
evidenció un proceso simultáneo. Mientras diversos secto-
res políticos y mediáticos anunciaban “la vuelta completa a
las aulas”, centenares de docentes continuaron acompañan-
do procesos pedagógicos tanto virtuales como presenciales,
en forma exclusiva o bien en formas híbridas combinadas,
con una rotación de estudiantes que implicó una carga labo-
ral nuevamente invisibilizada (Fernández, 2021).
A su vez, se pretendió instalar una dicotomía entre el
ejercicio del derecho a la educación y el derecho a la salud,
debido a la exposición del virus en las aulas por parte de
estudiantes, docentes y familias (Observatorio de Adoles-
centes y Jóvenes, 2021). Sin embargo, reducir el derecho a
la educación al hecho de ir a la escuela borra la necesidad
de considerar un ejercicio integral de los derechos de niñas,
niños y adolescentes, y también el arduo trabajo efectiva-
mente realizado de manera virtual. En contraposición, los
colectivos de docentes alzaron sus voces para reconocer
que la educación no cesó, sino que tomó otros formatos,
no exentos de desigualdades y procesos de exclusión de la
misma manera que durante la presencialidad.
En este contexto, desde la perspectiva de una epide-
miología crítica nos propusimos profundizar la indagación:
¿cuáles fueron las condiciones en las que ejerció su trabajo
el docente en pandemia? ¿Cuáles fueron, desde su perspec-
tiva, las afectaciones subjetivas emergentes? ¿Cuáles fue-
ron las posibilidades de implementar estrategias de cuidado

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 77

individuales y colectivas en y con las comunidades educati-


vas en que participan?

Marco conceptual

Desde la perspectiva de la salud colectiva, el trabajo se


constituye como uno de los determinantes principales del
proceso salud-enfermedad. En la especificidad de los con-
textos históricos capitalistas, la labor se ve alienada por el
conflicto entre capital y trabajo, y genera afectaciones en el
cuerpo y la mente de la clase trabajadora. Así, la carga labo-
ral es entendida como “los elementos del proceso laboral
que interactúan dinámicamente entre sí y con el cuerpo del
trabajador, produciendo aquellos cambios en los procesos
biopsíquicos que se manifiestan como desgaste” (Laurell,
1993, p. 21). Este desgaste, entonces, adquiere una centrali-
dad en el proceso de salud durante el trabajo, ya que guarda
estrecha relación con las formas de organización laboral a
nivel micro- y macrosocial, así como con las condiciones en
las cuales se ejerce la tarea.
El ejercicio docente, en un contexto de avance del capi-
talismo neoliberal globalizado, pierde valor social por ser
considerado de baja productividad, y se relega la tarea al rol
de transmisión de contenidos y, principalmente, se reduce
a la escuela a un espacio de cuidados (Kohen, 1999). Por
ello, las fatigas acumuladas por un proceso de trabajo del
enseñar de manera exigida también incluyen las respon-
sabilidades de la escuela como espacio contenedor de las
violencias, estigmatización y patologización de las diver-
sidades, y compensador de las problemáticas económico-
sociales. Las cargas en este trabajo, las complejidades para
cumplir con las currículas y las responsabilidades en el
desarrollo integral de los estudiantes son articulaciones que
indican la necesidad de estudiar a la salud de los docentes
como colectivo.

teseopress.com
78 • Salud mental comunitaria y pandemia

Dentro de las interseccionalidades entramadas en el


campo educativo, la cuestión del cuidado, a su vez, es otro
proceso íntimamente ligado a la reproducción de la salud
y de la enfermedad. En este sentido, sostenemos que los
procesos de cuidado requieren considerar la atención a las
necesidades materiales, así como a las afectivas, subjetivas,
emocionales y morales (Merhy et al., 2012; Mayobre y Váz-
quez, 2015). Sin embargo, en contextos de precarización
de las políticas públicas orientadas a la reproducción y el
ejercicio del cuidado, la mercantilización y flexibilización
del proceso de trabajo, se obstaculiza la posibilidad ins-
tituyente ante escenarios de emergencia o reorganización
(Pawlowicz et al., 2019).

Enfoque metodológico

En el contexto de haber atravesado más de un año y medio


de pandemia, el vínculo docente con las tareas y la orga-
nización en el trabajo se vio afectado por las exigencias de
retornar a la presencialidad, aun ante la incertidumbre por
la exposición al contagio y la falta de recursos. En rela-
ción con ello, para abordar los interrogantes propuestos se
contactó a personas participantes de un estudio realizado
con 60 participantes en marzo de 2020 (Riveros y Serantes,
2021) a los fines de realizar un grupo focal (Montero, 2014)
para resignificar la información producida. Este consistió
en la presentación de los resultados de la investigación a
inicios de la pandemia y en su posterior discusión, orienta-
da a indagar las cargas de trabajo que perciben actualmente
y las posibilidades del ejercicio de cuidado para sí y hacia la
comunidad educativa. Manteniendo el criterio de que fue-
sen docentes de la CABA durante 2020 y 2021, la muestra
quedó conformada por tres docentes de escuelas públicas de
la CABA, una de nivel primario y dos de nivel secundario.

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 79

¿Qué escuela? Propuesta educativa y condiciones


de trabajo

La distancia producida entre la enunciación de las políticas


y su efectiva implementación determina diferencialmente el
acceso a los dispositivos de atención y cuidado de las pobla-
ciones vulneradas (Ayres et al., 2008). En el relevamiento
realizado, desde la perspectiva docente, puede observarse
cómo el binomio presencialidad-virtualidad se encuentra
yuxtapuesto, a pesar de que el discurso público político lo
pretenda equiparar al par escuela abierta-escuela cerrada.
El recurso de la virtualidad, ya sea valorado positiva o nega-
tivamente, sigue presente para el ejercicio de enseñar. En
algunos casos, esta vía no es solamente un complemento,
sino que continúa siendo necesaria para el contacto con
algunos estudiantes, o bien para el funcionamiento de las
“burbujas”:

“Aunque el Gobierno de la Ciudad diga otra cosa, al menos


en la Ciudad hay algunas escuelas que han conservado las
burbujas y otras que no” (Docente 2).

“Nosotros estamos presenciales, pero tenemos a los alumnos


exceptuados que cada profe también atiende. […] Uno mismo
como profe se da cuenta de que se sigue necesitando la vir-
tualidad” (Docente 1).

“Entonces la virtualidad no termina con la presencialidad. Y


estas formas, por más que estemos yendo a la escuela, con-
viven en los horarios que por fuera los profesores sí o sí
ponemos. Porque si no, no hay manera” (Docente 3).

Esta nueva carga que se suma a la labor docente,


la llamada bimodalidad, se da en un marco de reapertura
de reorganización escolar donde no existe un claro pro-
yecto pedagógico para la reconfiguración del aprendizaje.
Las retóricas gubernamentales que “bajan” a las escuelas se
basan en la organización de protocolos de distanciamiento

teseopress.com
80 • Salud mental comunitaria y pandemia

físico y aislamiento (o no) por burbujas, sin que eso dé


cuenta de las especificidades del momento histórico. Desde
la perspectiva de las personas participantes, no existe un
proyecto pedagógico que contemple las vicisitudes sociales,
culturales, cognitivas, emocionales, vinculares y económi-
cas que determinan el aprendizaje y las formas de estar y ser
en la comunidad educativa. Los testimonios dan cuenta de
que la escuela pretende instalar una agenda que, más allá de
los protocolos sanitarios, no se diferencia de la escuela de
la prepandemia. Esta escuela funciona, entonces, como una
ficción, donde la mayoría de los actores sociales saben que el
contexto y las necesidades sociales no son los mismos, que
la cotidianeidad y las subjetividades de estudiantes, docen-
tes y familias están afectadas por los sucesos del último año,
y que los procesos de enseñanza y aprendizaje se diversi-
ficaron y se multiplicaron sus formas, sentidos, urgencias
y necesidades. Las constantes variaciones de los protoco-
los y la necesidad de considerar múltiples diversidades de
los implicados (tanto docentes como familias y estudiantes)
exigen una reconfiguración constante y flexibilidad. Aun así
(además de los protocolos), se actúa como si la escuela fun-
cionara con la normalidad previa. La incomodidad surge,
entonces, al interrogar la propia práctica docente, al preten-
der una autoevaluación del ejercicio y a la hora de pregun-
tarse por los objetivos y la finalidad del ejercicio docente.

“Cuando nos plantearon volver a la presencialidad, se hizo


con este nuevo paradigma, que es el ‘qué es volver a la presen-
cialidad’. El ‘cómo’ es mediante un protocolo. Y el ‘para qué’
está ausente. Porque todo lo que nosotros estamos plantean-
do es cómo sostener, pero ¿sostener qué?” (Docente 3).

“Respecto del cumplimiento de objetivos, es algo que en este


momento es imposible. Nosotros aprendimos a replanificar
y a reinventar una escuela que no respondía nada de lo que
conocíamos” (Docente 2).

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 81

“Todo eso que para nosotros es central en nuestro trabajo,


que tiene que ver con qué estoy haciendo con los chicos, está
diluido” (Docente 1).

A estas incertidumbres e interrogantes, se les añaden


las propias cargas laborales que implican la exigencia de
cumplir con un protocolo en condiciones que, en muchas
ocasiones, no posibilitan el ejercicio de este. Se evidencia,
entonces, una clara contradicción como instituciones de
cuidado que ponen a los docentes en una triple tensión: no
sentirse cuidados (incluyendo la falta de insumos y escu-
chas); sentir que están teniendo que sostener acciones de
no cuidado para con sus estudiantes y familias; y sentir que
es su responsabilidad seguir sosteniendo espacios, activi-
dades y modalidades mixtas que se encuentran en teoría
abandonadas. La escuela como organización social y espa-
cio de trabajo no refleja, entonces, la supuesta normalidad,
sino que reedita el conflicto de las medidas laborales en
salud y educación.

“Nosotros seguimos, ahora en la presencialidad, trabajando


hasta las 11 o 12 de la noche con cosas emergentes” (Docente
3).

“Estar trabajando en condiciones que son muy incómodas.


[…] Tener el barbijo un día entero puesto, queriendo hablar y
no pudiendo escuchar” (Docente 2).

“Y después este transformarse en el ‘como si’. Bueno, sí, hay


un protocolo, pero es imposible que el nene esté a un metro
y medio del otro […]. Vengo de los últimos 30 días con dos
aislamientos. El organizador que era la escuela y el sistema
escolar se perdió. Es una locura estar un montón de tiempo
pensando” (Docente 1).

“Al final, ¿qué estoy haciendo? ¿Qué estoy pensando para todo
esto? […] Es: ‘Bueno, hago como si siguiera funcionando’ […].
Como que uno no se queda ahí, y esto agota. Creo que la pala-
bra es ‘agotamiento’. El agotamiento constante” (Docente 1).

teseopress.com
82 • Salud mental comunitaria y pandemia

Malestares docentes, estudiantiles, familiares


y sociales

Luego de importantes transformaciones sociales, el vínculo


docente con el resto de la comunidad educativa fue una de
las sensibles transformaciones que se gestaron con la pan-
demia. Las construcciones intersubjetivas fueron, además,
productos heterogéneos, cambiantes y sujetos a los momen-
tos históricos aun de un año al otro. Uno de los vínculos de
docentes –mayormente de nivel primario– que fueron per-
cibidos como cambiantes fue con las familias de la comu-
nidad educativa escolar. Para las personas participantes, en
un primer momento se percibió una comprensión y solida-
ridad de las familias hacia la labor docente, que luego mutó
en una exigencia y descarga de frustraciones hacia la insti-
tución educativa. Podría preguntarse, en este punto, cuál es
el rol de los discursos políticos que se hicieron públicos en
cada momento de la pandemia, y cómo el sector docente fue
objeto de críticas y negación de la sobrecarga laboral por
parte de algunas autoridades políticas y de los medios en la
vuelta a la presencialidad.

“Había un agradecimiento hacia la escuela. […] Y ahora se


revierte a la bronca. A la bronca, la angustia, la ansiedad de las
familias. […] Los mismos padres con que teníamos entrevistas
virtuales el año pasado en un contexto de agradecimiento,
ahora están demandando algo [a lo] que nosotros no podemos
dar respuesta” (Docente 3).

“Para mí se expresa un montón en irritación, cosas que en


otro momento se decían y tenían lugar en charlas escuchadas,
hoy detonan en agresión, enfado y formas feas” (Docente 2).

Por otra parte, el lazo social con los y las estudian-


tes también se ve marcado por la ficción que se percibe
construida sobre la escuela y el proyecto pedagógico. Apa-
rece, entonces, una especie de resistencia pasiva por parte
del estudiantado a la carencia de sentido que acarrea la

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 83

presencialidad sin una discusión de la finalidad y sin un


“para qué”. La apatía, la falta de participación activa y el
ausentismo se proponen como tácticas de esta resistencia
para el paso del tiempo sin necesariamente faltar a las nor-
mas del espacio. Estas reacciones refuerzan, en los docentes,
la necesidad de discutir las finalidades y no solo los métodos
de organización institucional en esta etapa particular, pro-
fundizando en algunas tensiones y reclamos históricos del
sector y la sociedad. La escolaridad es cuestionada, enton-
ces, ante otras formas de educación que son preferidas por
el estudiantado y/o socialmente promovidas, lo que hace
menester la reflexión sobre los alcances y limitaciones de
una institución social tan central como lo es la escuela.

“Los reclamos no entran desde los chicos en el aula, pero


cómo se expresan para mí es la clave. Los chicos reciben ese
‘como si’. Lo sienten. En los cursos más grandes en nuestra
escuela se está traduciendo en que no asisten a la escuela. Y
con los más chicos, para mí la traducción es como un aplas-
tamiento y un hacer lo que me dicen” (Docente 2).

“El aula como encuentro socioeducativo se perdió, porque no


están vinculados desde lo emocional” (Docente 1).

Ante estas dificultades, el rol docente no se torna pasi-


vo, sino que, además de cumplir un rol en la gestión de
contenidos, el trabajo en el plano intersubjetivo y afectivo
se torna central. El reconocimiento de las subjetividades
obturadas por los dispositivos virtuales cobra relevancia,
tanto para enseñar como para crear grupalidad y ejercer
el cuidado:

“En la pandemia los chicos no prendían la cámara. Ahora


estoy juntando nombres con el imaginario de cómo eran esos
chicos” (Docente 2).

“Una de las cuestiones que planteamos es mirarte a los


ojos, poder darte la mano. Armar, conformar los grupos”
(Docente 1).

teseopress.com
84 • Salud mental comunitaria y pandemia

Cuidar y cuidarse en el desafío por enseñar

La cuestión de la producción del cuidado para sí y para


los demás se torna, entonces, una tarea clave en el proceso
educativo. En este marco, poner en palabras las afectacio-
nes y la naturalización de mecanismos desgastantes en el
entorno del trabajo se erige como la principal vía de aliviar
los malestares. La construcción de espacios para compartir
las incertidumbres y los disgustos se torna esencial para la
continuidad del trabajo de educar y de cuidar.

“Me parece que la oralidad con todo esto que nos está pasan-
do es un salvoconducto, de al menos poder tener un lugar
donde hacer que aparezca algo. Que la angustia se transforme
en espacios en donde se pueda hablar” (Docente 2).

“Los alumnes en mi caso son pequeños. Pero quizás a veces


te dan las mejores respuestas, más de las que te podrían dar
los grandes, como su gesto. Yo creo que son gestos, pequeñas
cositas que se van sumando y al final del día uno dice: ‘Bueno,
de esta manera me estoy cuidando, de esta manera me está
sirviendo’” (Docente 1).

Sin embargo, hasta el momento de la discusión, se per-


cibió que estos espacios eran aún incipientes. Se registró la
necesidad de exceder a lo catártico para gestionar espacios
de transformación colectiva y la construcción de organi-
zaciones y redes instituyentes en la práctica docente: “Y
uno se va a cada [vez] descargando más. Pero ¿qué hacer
con eso? Ahí me parece que falta la herramienta en ese
espacio. Superar esta etapa de vómito y pasar a algo más
constructivo” (Docente 2).
Así, además, se revalorizó la reflexión y el posiciona-
miento crítico individual frente al proceso de gestión de
espacios colectivos. La posibilidad de sostener el compro-
miso por el proceso educativo desde una mirada transfor-
madora se acreditó como un pilar personal para cada actor,

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 85

como un primer paso para reconstruir las redes desarticu-


ladas por el distanciamiento.

“Creo que en verdad las cosas que facilitan son el posicio-


namiento individual, y hacerlo colectivo luego con los com-
pañeros y compañeras, con los estudiantes y con las familias.
Pero si no se arranca del primer punto, es imposible. Es impo-
sible si no hay una conciencia desde cada uno de los actores
educativos” (Docente 3).

En este plano, resulta necesario rescatar la articulación


entre el cuidado de sí, de otros e institucional como anda-
mio fundamental para el sostén de la salud mental en el
espacio de cuidado, dimensiones que no solo deben regis-
trarse ante la urgencia (De la Aldea, 2019).

Discusiones

La pandemia del COVID-19 puso en manifiesto las


desigualdades de las poblaciones latinoamericanas en el
acceso diferencial al ejercicio de derechos. A lo largo del
trabajo se ha podido visualizar la manera en que los aspec-
tos simbólicos en torno a la institución escolar también
crean brechas, aun en tiempos de reencuentro físico.
Los intereses por la restitución de la producción eco-
nómica “normal” aceleraron el proceso de una restitución
de una presencialidad escolar que, sin dudas, era importante
en términos intersubjetivos. Sin embargo, la gestión de los
protocolos no incluyó la polifonía de voces de la comunidad
educativa. La falta de diálogo reflejó un clásico estatuto de
una escuela “guardería”, donde la función de esta institución
supone un lugar material donde chicos y chicas pasan el
tiempo que las familias necesitan para ejercer trabajos que
les permitan sobrevivir a la crisis. A su vez, se visualizó
un desconocimiento de la complejidad del entramado social
de relaciones, reglas e imaginarios de la institución escolar,

teseopress.com
86 • Salud mental comunitaria y pandemia

la especificidad del trabajo en la escuela y la centralidad


de pensar procesos de transformación y pactos conjuntos
con todas las voces.
La pandemia, además, tensionó los determinantes
duros del dispositivo escolar (Baquero y Terigi, 1996) y las
formas de organización, espacios, prácticas y aprendizaje, y
visibilizó la artificialidad y descontextualización de algunas
de las decisiones naturalizadas y también puso en tensión
los sentidos en cada actor partícipe.
El trabajo docente, en muchas ocasiones, quedó rele-
gado al trabajo de cuidado material, con reglas impuestas y
homogeneizantes, y a una función de transmisión de con-
tenidos curriculares que se presentan como desactualizados
y descontextualizados frente a la vertiginosidad neoliberal.
Las afectaciones, entonces, surgen al ser despojados de un
trabajo vivo, que permita crear y que habilite un reconoci-
miento social y económico.
Ante esto, resulta necesario un impasse para construir
participativa y polifónicamente nuevos sentidos acerca de
qué es cuidar, qué es enseñar y qué es aprender. Las ini-
ciativas individuales y grupales de docentes que encuentran
lugares de creación y cocreación deben ser rescatados en
tanto experiencias cotidianas y como precursoras de una
organización colectiva, en la búsqueda por una discusión
más amplia sobre qué, para qué y para quiénes es la escuela.

teseopress.com
6

Pornografía y violencia de género:


un abordaje posible desde la educación
sexual integral
MARÍA BELÉN SOPRANSI

En el contexto de pandemia de COVID-19 se constató a


nivel mundial una tendencia creciente de búsqueda de por-
nografía en línea correlacionada con la situación de con-
finamiento y aislamiento (Zattoni et al., 2020). Los inicios
tempranos del consumo de pornografía y el ocultamiento
que acompaña su consumo, así como el impacto que esta
tiene como pedagogía de la sexualidad desde la adolescen-
cia, nos desafía a desplegar intervenciones comunitarias que
permitan amortiguar las afectaciones y promuevan miradas
críticas sobre la violencia de género presente en las produc-
ciones pornográficas.
Los procesos de reflexividad crítica, el análisis, la pro-
blematización de las prácticas y los dispositivos de exi-
gibilidad de derechos que conforman la praxis de la psi-
cología social comunitaria se conjugan con la educación
sexual integral (ESI) –comprendida como dispositivo que
se sostiene desde el paradigma de los derechos humanos y
políticas de cuidado de los cuerpos, de las relaciones sexoa-
fectivas y de los derechos– para abordar estas temáticas
desde un enfoque preventivo y promocional de la salud.

teseopress.com 87
88 • Salud mental comunitaria y pandemia

Pornografía mainstr
mainstream
eam como pedagogía
de la sexualidad

Lopes Louro sostiene que las pedagogías de la sexualidad


y el género ponen en acción tecnologías de gobierno que
se complementan con tecnologías de autodisciplinamiento
que los/as sujetos/as ejercen sobre sí mismos/as: “En la
constitución de mujeres y hombres, aunque no siempre en
forma evidente y conciente, hay un investimiento continua-
do y productivo de los propios sujetos en la determinación
de sus formas de ser o ‘modos de vivir’ su sexualidad y
su género” (1999, p. 7). La pornografía funciona en este
sentido en la adolescencia, independientemente del género
de las personas.
La pornografía mainstream se caracteriza por ser de dis-
tribución masiva, de fácil acceso a través de internet, y cons-
tituye un negocio global que genera grandes ganancias. La
cosificación de las mujeres y las disidencias sexogenéricas y
la mercantilización de sus cuerpos son procesos presentes
en ella. Atravesada por el neoliberalismo extractivista sobre
los cuerpos, la pornografía mainstream se encuentra “enfo-
cada a la consecución de la máxima exhibición y la máxima
excitación” y remite a una concepción neoliberal del placer
(Aguado, 2018, p. 48). La “pornificación de la cultura” ha
dado nombre al proceso mediante el cual “varios elementos
que eran propios de la pornografía se han introducido en
la cultura no considerada pornográfica”; son ejemplos la
extrema cosificación de las mujeres y la erotización de esta
cosificación que se han normalizado en la sociedad, la bana-
lización y la promoción del consumo masivo de pornogra-
fía asociándola al “buen sexo” (Torrado Martín-Palomino
et al., 2021, p. 22).
La violencia simbólica y la sexual son intrínsecas a la
pornografía mainstream, y se evidencian a través de prác-
ticas sexuales que sostienen la jerarquía y desigualdad de
géneros. La violencia sexual se invisibiliza y erotiza a la
vez que se deslegitima la idea de consentimiento libre en

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 89

las prácticas sexuales o se proponen formas de forzar el


consentimiento a través de algún tipo de presión, coacción
o chantaje (Torrado Martín-Palomino et al., 2021, p. 27).
“Tras la erotización de la dominación han estado todas las
instituciones del patriarcado” (Facio y Fries, 2005, p. 288).
Así, la violencia y la dominación han sido asociadas con el
placer; una erotización de la violencia que se transmite por
el sistema de géneros a lo largo de la historia, que promueve
para el varón la asociación de violencia y muerte con el
placer y en la mujer promueve la asociación del dolor con
el placer. Situaciones de violencia sexual explícitas hacia
mujeres y disidencias sexogenéricas, como escenas de vio-
laciones1 o estrangulamientos, se exhiben en la pornografía
como posibilidades sexualmente excitantes. En la investiga-
ción que llevaron a cabo Artazo y Bard Wigdor, las autoras
arriban a la conclusión de que

… en el porno de mayor consumo, el sexo se asocia a trans-


gredir la voluntad de las mujeres, desconocer y erotizar su
dolor. Se insiste en el dominio sexual del varón cisgénero […]
se entiende que la mujer puede gozar aun cuando llore de
dolor, relativizando o haciendo del sufrimiento y la violación
una fuente de placer masculino (2019, p. 348).

Como forma extrema de esta violencia sexual –aunque


marginal– encontramos el caso de los videos que se deno-
minan snuff –asesinatos de mujeres mientras se filma la vio-
lación–, que constituyen una forma de feminicidio para la
comercialización de pornografía dura2. La presencia de los
snuff dentro de la pornografía es la mayor evidencia de que
su tema principal es el poder masculino en sí mismo, que
aparece sexualizado “en el hecho de que el placer masculino

1 Desde una perspectiva interseccional, Segato (2003) analiza el mandato de la


violación como imperativo y condición necesaria para la reproducción del
género como estructura de relaciones jerarquizadas.
2 Informe de Amnistía Internacional Robamos la vida de nuestras hermanas,
2004, citado por Artazo y Bard Wigdor (2019, p. 329).

teseopress.com
90 • Salud mental comunitaria y pandemia

sea más relevante que el dolor de las mujeres” (Torrado


Martín-Palomino et al., 2021, p. 33) y sus vidas.
Ballester Brage et al. (2019) realizan una revisión sobre
investigaciones que toman como objeto el vínculo que les
adolescentes y jóvenes establecen con la pornografía mains-
tream. Si bien la pornografía persigue el fin explícito de
generar excitación sexual y placer en sus espectadores,
les autores evidencian otro fenómeno que se da en quie-
nes consumen actualmente pornografía mainstream: seña-
lan que su consumo condiciona la formación del imagina-
rio sexual y produce un efecto formativo y performativo,
e influye en las relaciones sexuales consigo mismo y con
otros. Se forma un habitus privado, diferente a la confor-
mación de los habitus familiares o de clase, que marca una
ruptura con las generaciones precedentes no formadas con
el apoyo de internet como entorno de aprendizaje sexual,
un habitus deshistorizado acerca de los argumentos sobre
la sexualidad, reducido a experiencias observadas más que
vividas, en especial para los varones.
Artazo y Bard Wigdor (2019, p. 329) retoman la idea
de Marzano, quien plantea que la pornografía mainstream
borra lo humano/a y arroja a las mujeres al lugar de instru-
mento, es decir, a una existencia para que otro haga con ella.
Asimismo, develan –siguiendo a Rita Segato– que la porno-
grafía también erotiza el racismo, que se expresa desde una
mirada que cosifica sexualmente la “otredad salvaje” desde
el punto de vista del varón occidental cisheterosexual, lo
que da cuenta de la intersección de patriarcado, capitalismo
y colonialismo como sistemas de dominación que se expre-
san en la pornografía (p. 353). Concluyen en que la porno-
grafía es una pedagogía temprana de la sexualidad, que tiene
impacto en la configuración de vínculos sexoafectivos, “los
cuales se rigen por prácticas y representaciones aprendidas
desde condicionamientos culturales e ideológicos, a través
de las diferentes instituciones y productos culturales”. En
la pornografía como pedagogía de la sexualidad es “don-
de se consume y aprende sexo heterocentrado y patriarcal,

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 91

basado en el sometimiento, cosificación y anulación de las


mujeres y corporalidades feminizadas como sujeto de dere-
chos” (p. 354). Las autoras problematizan sobre la dimen-
sión ideológica de la pornografía en relación con el placer
que se busca en ella, y postulan que los sujetos “creen que
buscan en la pornografía placer, pero en realidad es la por-
nografía misma la que construye qué vamos a considerar
placer, cómo vamos a mirar nuestros cuerpos y nuestros
deseos en relación con otros/as” (p. 355).
La violencia de género (especialmente la violencia
sexual presente en la pornografía mainstream) y las eviden-
cias de que la pornografía constituye una pedagogía de la
sexualidad –para Artazo y Bard Wigdor (2019, p. 349) una
pedagogía de la crueldad sexual– en el mundo contempo-
ráneo son un signo de alerta para quienes promovemos la
perspectiva de la ESI, desde donde debemos reconocer que
es un tema en general silenciado, pero que es necesario
abordar de un modo sistemático con les adolescentes.

Miradas críticas sobre la pornografía mainstr


mainstream
eam,
violencia de género y ESI

Si bien evidenciamos el efecto performativo que puede


tener la pornografía mainstream –nos remitimos a la idea
de performatividad de género de Butler (2007)–, también
reconocemos posibilidades de subvertir esta lógica. En este
lugar nos posicionamos desde la ESI para problematizar lo
que la pornografía mainstream reproduce.
Compartimos a continuación una reseña de la
experiencia-taller cocoordinado con el prof. Gabi Díaz
Villa, que respondió a una demanda estudiantil y tuvo lugar
en una jornada de ESI del nivel medio de una escuela de
la CABA en octubre de 2019. Nos propusimos trabajar con
las ideas previas a partir de la vinculación que cada uno/a
pudiera tener con la pornografía y evitar toda perspectiva

teseopress.com
92 • Salud mental comunitaria y pandemia

moralizante o censurante sobre su consumo, ya que esto


obturaría las posibilidades de participación3.
El taller “Miradas sobre las feminidades y masculini-
dades desde el discurso pornográfico y su relación con la
violencia de género” se realizó con dos grupos de adoles-
centes –de 35 y 45 participantes, en su mayoría mujeres,
estudiantes del 2.° ciclo del nivel medio– y una duración
de dos horas. Nuestros objetivos fueron: desarrollar una
mirada crítica sobre el discurso pornográfico; identificar y
desmitificar las ficciones presentes en el discurso porno-
gráfico; visibilizar los mandatos, estereotipos e ideales de
belleza por género en el discurso pornográfico y el encu-
brimiento de la violencia de género, y asociar el consen-
timiento, el respeto, la valoración del otro/a y el cuidado
al ejercicio de relaciones erótico-afectivas libres de coac-
ciones y violencias4.

3 Exceptuamos la pornografía infantil; consensuamos no considerarla como


objeto de análisis crítico dentro del taller, y acordamos que si surgía el tema
se abordaría como una forma de abuso sexual hacia niñes y adolescentes que
constituye un delito penal. El mismo límite planteamos para el snuff.
4 Dentro de los contenidos de la ESI (Lineamientos curriculares para la ESI,
2008) seleccionamos los siguientes del segundo ciclo del nivel secundario: el
reconocimiento y expresión de los deseos y necesidades propios y el respeto
de los deseos y las necesidades de los/as otros/as, en el marco del respeto a
los derechos humanos; la indagación, reflexión y análisis crítico en torno a
la violencia sexual; la coerción hacia la “primera vez”; la presión de los gru-
pos de pares y los medios de comunicación; la reflexión y análisis crítico en
torno a la valoración de patrones hegemónicos de belleza y la relación con el
consumo; el abordaje y análisis crítico de la masculinidad; la reflexión sobre
las representaciones dominantes: fuerza, agresividad y violencia; la identifi-
cación de representaciones estereotipadas en la construcción de la masculi-
nidad en los varones; la reflexión sobre las implicancias de la homofobia; el
abordaje, análisis y comprensión de la masculinidad en otras culturas; la
comprensión, valoración y reflexión en torno a las implicancias de la pater-
nidad; el abordaje y análisis crítico de la femineidad; la reflexión sobre las
representaciones dominantes: fragilidad y pasividad; la identificación de
estereotipos en la construcción de la femineidad en las mujeres; el análisis
crítico de la subvaloración de otras formas de ser mujer que no incluyan la
maternidad; el abordaje, análisis y comprensión de la femineidad en otras
culturas; y la reflexión y análisis crítico en torno a las implicancias del uso
de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación sobre el com-
portamiento individual y las relaciones interpersonales.

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 93

Momentos del taller

Luego de presentarnos, contextualizar la temática y los


objetivos del taller, señalamos que todos/as nos encontra-
mos con producciones relativas a la pornografía y en la
actualidad la tecnología facilita este encuentro. Partimos
de la base que todes en algún momento nos preguntamos
qué es la pornografía.

1.° momento: construcción sociocultural del género


Nos propusimos reconocer los mensajes que forman parte
de nuestra cultura, que incorporamos a lo largo de nues-
tras vidas y reproducimos acríticamente con repercusiones
sobre nuestra autoestima y la de otros/as, a través de la sig-
nificación que distintas personas jóvenes y niñas/os daban
a la frase “correr como una niña”. Propusimos ver el video
¿Qué significa hacer algo #ComoNiña5?

2.° momento: pornografía mainstream como discurso,


caracterización de los estereotipos y mandatos
de género que reproduce
Compartimos una breve nota, “Postporno para principian-
tes: 5 preguntas para entender de qué se trata (y opinar con
fundamento)”, del colectivo 100% Diversidad y Derechos6.
Delimitamos colectivamente qué es el postporno7, cuáles

5 Disponible en https://youtu.be/s82iF2ew-yk
6 Disponible en https://100porciento.wordpress.com/2015/07/04/
postporno-para-principiantes-5-preguntas-para-entender-de-que-se-
trata-y-opinar-con-fundamento/
7 Como discurso contrahegemónico recurrimos al postporno, reconocida
como una pornografía alternativa, que cuestiona la pornografía mains-
tream. Aguado (2018: 44) señala que el porno no machista remite a una polí-
tica visual del cuerpo ajena tanto a la mirada moralizante que lo oculta y a la
mirada pornográfica que lo cosifica. Para Preciado (2009: 19) el arte y el
posporno “son espacios de experimentación, de crítica y de investigación en
los que se trabaja con la materialidad del signo, con la imagen y el sonido y

teseopress.com
94 • Salud mental comunitaria y pandemia

son sus principales críticas a la pornografía mainstream e


invitamos a reconocer las características de los cuerpos que
se presentan como capaces de provocar excitación sexual y
las actitudes-comportamientos por género que se expresan
en la pornografía mainstream.
Las características reconocidas en los cuerpos de las
mujeres que se ven en la pornografía mainstream fueron:
jóvenes, flacas, con pechos y nalgas grandes, rubias, ope-
radas, sin estrías, de piel tersa, depiladas –vulva depilada
que remite a la vulva infantil– y sus cuerpos están visual-
mente más expuestos que los de los varones. Sus actitudes
fueron señaladas como principalmente sumisas y en algu-
nas ocasiones infantilizadas, y los comportamientos de las
mujeres en las producciones pornográficas se describieron
en torno a dar placer al varón antes que satisfacer el pro-
pio placer. Las características reconocidas en los cuerpos
de los varones fueron: blanco, bien dotado (pene grande),
cuerpos musculosos, cis y en algunos casos depilados. Las
actitudes señaladas como primordiales en los varones fue-
ron dominante y violento, dentro de los comportamien-
tos plantearon que es quien toma la iniciativa para guiar
la escena sexual, manejando y/o sometiendo a la mujer y
conservando el control durante toda la relación sexual. En
la discusión se evidenció la desigualdad de género en el
acceso al placer, es decir, cómo en la pornografía toda la
escena se da alrededor de la obtención del placer masculino,
donde las mujeres son presentadas como objeto sexual de
la satisfacción masculina. Se debatió sobre las categorías
de la pornografía, visibilizando aquellas que son formas
explícitas de violencia sexual, como la categoría “violación”
y el carácter racista que encubren otras categorías, como
“latinas” y “morenas”, entre otras.

con su capacidad de crear afectos, de producir placer e identidad. (...) el


posporno, como el arte, se distancia de la pornografía tradicional al renun-
ciar, en muchos casos, a los resortes masturbatorios de ésta. Ya no se busca
tanto accionar el mecanismo de producción de placer como interrogarlo,
cuestionarlo”.

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 95

3.° momento: ¿cómo nos condicionan las ficciones


de la pornografía mainstream?
Trabajamos sobre las expectativas, las fantasías y la seduc-
ción, y cómo se veían influenciadas por el discurso porno-
gráfico a partir de un fragmento del video Why I stopped
watching porn, de Ran Gavrieli8.
Problematizamos la idea de hegemonía en relación con
los estereotipos de belleza y las prácticas sexuales, así como
la cisheternormatividad presente en la pornografía mains-
tream. Intercambiamos ideas acerca de la presión que genera
lo que se ve en la pornografía sobre aquello que deberíamos
hacer en una relación sexual para ser aceptados/as, cómo
deberíamos vernos y actuar para ser aceptables en términos
de gustar sexualmente. También sobre las consecuencias
asociadas a creer que lo que se ve en la pornografía son
relaciones sexuales reales, como por ejemplo desestimar el
placer o el dolor femenino, pensar que lo común es que
las mujeres eyaculen cuando tienen un orgasmo o que se
intenten reproducir prácticas sexuales que se ven en las
películas. Evidenciamos el carácter ficcional de la porno-
grafía mainstream en torno a los cuerpos –especialmente la
forma y el tamaño de los genitales–, la ausencia de seduc-
ción preliminar a la relación sexual –como besos y caricias
previas y durante la relación sexual–, la penetración pre-
sente en todas las relaciones sexuales, el tiempo que dura el
encuentro sexual y la erección peneana y la credibilidad de
los orgasmos femeninos, entre otros.

4.° momento: ¿qué pasa en las relaciones sexuales


reales y no está presente en la pornografía mainstream?
Planteamos esta pregunta y utilizamos como disparador
para el intercambio imágenes de Nico Ilustraciones, de su

8 Disponible en https://bit.ly/3IGGPVI (utilizamos desde el minuto 1:33 al


5:33) y el video Porn Sex vs. Real Sex: The Differences Explained With Food, dis-
ponible en https://bit.ly/3o3LVUc

teseopress.com
96 • Salud mental comunitaria y pandemia

libro Humor de camas deshechas de amor, en las que pode-


mos ver situaciones cotidianas que se dan en las relaciones
sexuales. Pudimos reconocer colectivamente la presencia
de prácticas de cuidado –ponerse un preservativo–, con-
sentimiento, diálogos, risas, besos, caricias, cuerpos que no
responden a los estereotipos o ideales de belleza, distintas
orientaciones sexuales, momentos de timidez, incomodida-
des del lugar en el que se tienen relaciones sexuales, dificul-
tades para sacarse la ropa y sudor, entre otras situaciones.
Para cerrar retomamos y profundizamos en la idea de
las prácticas sexuales consentidas, el poder decir “no” en
cualquier momento de la relación sexual y el derecho a vivir
una sexualidad libre de toda forma de coacción y violencia.

Reflexiones finales

Esta experiencia ha sido un abordaje acotado de una temáti-


ca compleja que ha tenido muy buena recepción en les ado-
lescentes, ya que surgieron otros temas que relacionaron
con lo que estábamos analizando, por ejemplo, la prostitu-
ción y su vínculo con la pornografía. Esta es otra temática
a la que resultaría relevante aproximarse desde la perspec-
tiva de la ESI, ya que algunas investigaciones establecen
una relación fuerte entre consumo de pornografía e inicio
de consumo de prostitución (Torrado Martín-Palomino et
al., 2021; Artazo y Bard Wigdor, 2019; Ballester Brage et
al., 2019; Alario Gavilán, 2018). Estos contenidos podrían
abordarse en una secuencia que incluyera el reconocimien-
to y análisis de las prácticas sexuales riesgosas presentes en
la pornografía mainstream, y que además se vinculara con las
prácticas de cuidado en las redes, especialmente con rela-
ción al sexting, ya que hay una comprensión particular entre
lo íntimo, lo privado y lo público en la tecnosociabilidad
adolescente, que se ha visto exacerbada durante la pande-
mia. Podrían también incorporarse contenidos relativos a

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 97

la prevención de grooming y de la difusión no consentida de


imágenes o videos íntimos.
Para quienes promovemos la ESI queda abierto el
desafío de seguir generando propuestas y recursos que nos
permitan profundizar junto a los/as adolescentes las mira-
das críticas sobre la pornografía mainstream para amorti-
guar sus implicancias como pedagogía de la sexualidad.

teseopress.com
teseopress.com
7

Derechos sexuales y (no) reproductivos


en la CABA

Desafíos en tiempos de pandemia

ROXANA LONGO, PAULA TORTOSA Y GRACIELA ZALDÚA

Los procesos de salud/enfermedad/atención/cuidado están


atravesados por cuestiones de género(s). Los datos vincu-
lados a la persistencia de altas tasas de enfermedades de
trasmisión sexual, embarazos adolescentes, embarazos no
deseados, la permanencia de problemas de accesibilidad a
los derechos sexuales reproductivos y (no) reproductivos en
diferentes territorios, la necesidad de promover consejerías
inclusivas en materia de salud sexual integral, etc., son pro-
blemas que continúan siendo relevantes. La salud colectiva
analiza críticamente las problemáticas y promueve diversas
prácticas e iniciativas en pos de una transformación social
de la salud. En este sentido, la salud colectiva interpela los
discursos de poder que circulan en el campo de la salud y
tienen como base la biomedicina, que plantea fuertes ele-
mentos de control sobre los cuerpos, las sexualidades y las
prácticas de las mujeres e identidades disidentes. En este
sentido, no se ignoran los contextos sociales y las relaciones
de poder que también son reproducidos en las políticas y
prácticas de salud. El marco epistémico de la salud colectiva
reconoce que el grupo salud/enfermedad/atención/cuida-
do está determinado por las interconexiones que en cada

teseopress.com 99
100 • Salud mental comunitaria y pandemia

momento y para cada lugar se establecen entre las esferas


económica, política y cultural de una sociedad, donde los
cuidados y el acceso a políticas de cuidado, por ejemplo,
están históricamente determinados por las condiciones de
vida y, a su vez, las condiciones de vida están determinadas
por los modos de producción (Cazares y Moreno, 2018).
Esta determinación no es, sin embargo, un proceso
mecánico, pues el nivel en el que se despliega el gru-
po salud/enfermedad/atención/cuidado determina su com-
portamiento como sistema complejo.
En los procesos de salud/enfermedad/atención/cuida-
do, la interseccionalidad de determinantes sociales de la
salud evidencia la complejidad de las estructuras de opre-
sión, develan que son múltiples y simultáneas: la raza, la
clase y el género interactúan para dar forma a complejas
discriminaciones de mujeres y disidencias sexo-genérico-
afectivas. Esta mirada permite identificar diferencias en
salud injustas y evitables entre grupos poblacionales defini-
dos por factores sociales, económicos, étnicos, demográfi-
cos, geográficos y de géneros. La constitución del discurso
teórico de la salud colectiva, con la introducción de las cien-
cias humanas en el campo de la salud, reestructura las coor-
denadas del campo, y destaca las dimensiones filosófica,
simbólica, ética, política y socioeconómica del grupo salud/
enfermedad/atención/cuidado. El diálogo de la salud colec-
tiva con la epistemología feminista ha sido sustancial para
problematizar y articular en el campo de la salud estos con-
ceptos y problemáticas. En este sentido, la intersecciona-
lidad aporta un abordaje teórico-metodológico alternativo
de los análisis que interrogan la dinámica y la complejidad
de las interacciones de los marcadores sociales en los nive-
les individual, institucional y estructural de producción de
los procesos sociales al incorporar los procesos de domina-
ción y opresión y sus impactos en el grupo salud/enferme-
dad/atención/cuidado (Couto, Oliveira, Alves Separavich y
do Carmo Luiz, 2019).

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 101

Los procesos sociales, históricos y culturales constru-


yen y transforman las sexualidades y los géneros. Consi-
derar a las sexualidades como construcciones simbólicas,
sociales y subjetivas aporta una mirada más compleja que
facilita repensar procesos de ciudadanización de género de
maneras más integrales, como también los procesos y dis-
positivos de accesibilidad en salud. Los aportes de las teo-
rías críticas feministas han sido sustanciales para la revisión
y desnaturalización del análisis clásico de la reproducción
y de la sexualidad, al resaltar el carácter dinámico de los
procesos reproductivos, así como el control social que se
ejerce sobre ellos. Son importantes las utilidades para el
estudio de la salud con un enfoque feminista, interdiscipli-
nar, desnaturalizado, no dualista y crítico con los esquemas
científicos occidentales (Esteban, 2006). Específicamente, la
problemática de la salud y los derechos sexuales y repro-
ductivos en la Argentina ha recorrido diversas trayectorias,
desde políticas y demográficas hasta el avance significati-
vo en el desarrollo de políticas públicas que se proponen
garantizar la salud sexual y reproductiva (SSyR) y el acceso a
la anticoncepción a toda la población en edad reproductiva.
La visibilidad del campo y la incorporación en la agenda
pública como componente de los derechos humanos, que
trasciende el ámbito de los asuntos privados, está relacio-
nada con las demandas de la sociedad civil y en particular
del movimiento de mujeres y de un sector de profesionales
comprometidos con la salud colectiva (Zaldúa, Pawlowicz,
Longo y Moschella, 2016).
En la actualidad, los derechos sexuales y (no) reproduc-
tivos aluden también a la posibilidad de tomar decisiones
en torno a sus capacidades (no) procreativas, instalándose
como un derecho que debía ser garantizado. Se sanciona-
ron leyes que pusieron en marcha programas tendientes
a garantizar: el derecho al acceso a información confiable
sobre maternidades, acceso a la anticoncepción, a separar la
sexualidad de la procreación y ejercer libremente las sexua-
lidades sin coerción, violencia o discriminación (Brown,

teseopress.com
102 • Salud mental comunitaria y pandemia

2020). En este proceso se ha reconocido la necesidad de


garantizar la accesibilidad a los servicios de salud sexual y
reproductiva y (no) reproductiva. Si bien se puede percibir
un progreso en los procesos de atención, siguen existiendo
obstáculos y serias deficiencias cualitativas y cuantitativas,
reflejados en los indicadores de salud: altos índices enfer-
medades de trasmisión sexual, embarazos adolescentes y
mortalidad de personas gestantes.
En este capítulo nos enfocamos particularmente en
los problemas en la accesibilidad a los derechos sexuales,
reproductivos y no reproductivos en contexto de pandemia,
desde la perspectiva de las trabajadoras de la salud del pri-
mer nivel de atención de la zona sur de la CABA. Desde la
reflexividad crítica, también acentuamos las estrategias de
cuidado promovidas y gestadas por las trabajadoras de la
salud y equipos interdisciplinarios para favorecer el cumpli-
miento de los derechos sexuales, reproductivos y no repro-
ductivos en las micropolíticas de atención sanitaria locales.

Derechos sexuales y no reproductivos en pandemia

La pandemia por COVID-19 ha impactado fuertemente a


nivel global. En este contexto, diversas investigaciones y
documentos advirtieron sobre los riesgos de la que la pan-
demia pudiera incrementar las desigualdades basadas en
razones de género y particularmente para el ejercicio de
los derechos sexuales y (no) reproductivos de las mujeres
y personas con capacidad de gestar (CEPAL, 2020). A nivel
mundial, los efectores de salud priorizaron la prevención
y atención del virus y la concentración de los recursos de
salud pública fueron destinados a estos espacios. Asimismo,
es necesario atender a la situación de crisis socioeconómica
que se ha visto profundizada, que afectó principalmente a
las mujeres de los sectores populares, que son las principales
usuarias del sistema público de salud, quienes a su vez se

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 103

vieron sobrecargadas con trabajo no remunerado vinculado


principalmente a tareas de cuidado. Esto ha dificultado la
accesibilidad a los servicios de salud y se han registrado bre-
chas en el ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos
en la región de Latinoamérica y el Caribe (CEPAL, 2020).
A su vez, algunas investigaciones destacan la preocupación
respecto a la prevención del embarazo no intencional en la
adolescencia, cuya tasa de fecundidad podría verse afecta-
da y generar un retroceso (UNFPA, 2020). Por último, en
lugares donde existe interrupción legal del embarazo, los
servicios se han visto afectados y se reasignaron recursos
materiales y de infraestructura, como así también trabaja-
dores/as a prácticas vinculadas al COVID-19.
Diversas investigaciones académicas del ámbito inter-
nacional sostienen la necesidad de continuar con la aten-
ción en salud sexual y no reproductiva en forma sostenida
(Tran et al., 2020) y en particular en zonas consideradas
precarias y que atraviesan mayores situaciones de vulne-
rabilidad psicosocial. Según han demostrado experiencias
previas en situaciones de epidemias, desatender la salud
sexual podría resultar en mayores muertes que la misma
pandemia, ya que las mayores causas de morbimortalidad
en mujeres y adolescentes en países afectados por situacio-
nes sociosanitarias complejas representan el 61% de muer-
tes maternas a nivel mundial.
Estudios realizados en la Argentina han destacado cómo
los embarazos y la atención de partos se vio particularmen-
te afectada durante la emergencia sanitaria (Lázzaro y Arnao-
Bergero, 2021). Uno de los datos relevantes que se resaltan es
la falta de información sobre protocolos de atención y diver-
sas situaciones de vulneración de derechos de las personas ges-
tantes. Otros estudios refuerzan estos resultados y destacan los
contrastes sociales en relación con cuestiones de clase, género y
derechos de ciudadanía (Venticinque, 2021). El virus vino a pro-
fundizar y agravar la situación socioeconómica ya existente, lo
cual se visibiliza claramente en el aumento de la tasa de pobreza,
y las más pobres son mujeres y niñes. Este proceso de femini-

teseopress.com
104 • Salud mental comunitaria y pandemia

zación de la pobreza no es reciente, pero la pandemia puso en


evidencia una crisis de los cuidados (Longo, Tortosa y Zaldúa,
2021) que impacta desfavorablemente en la salud sexual y (no)
reproductiva de las mujeres y genera mayores obstáculos para
la obtención de métodos anticonceptivos, en principio por la
imposibilidad de circulación por el espacio público.

Metodología

Se trata de un estudio y un proceso de producción de datos


cualitativos con trabajadoras de la salud pertenecientes a ocho
equipos interdisciplinarios de salud de zona sur de la CABA
durante la pandemia del COVID-19 en 2020 y 2021, y se imple-
mentaron grupos de discusión. El análisis y la reflexión sobre
los datos relevados con los colectivos de trabajo tuvieron como
objetivo explorar y compartir miradas, experiencias y proble-
máticas relativas al colectivo de trabajo y las iniciativas relacio-
nadas con los derechos sexuales reproductivos y no reproducti-
vos. En contexto de pandemia las nuevas tecnologías fueron un
instrumento de apoyo a la investigación cualitativa, que permi-
tieron el mantenimiento de redes de comunicación y colabora-
ción entre investigadores y profesionales, y pusieron la investi-
gación una vez más al servicio de la salud colectiva desde el pun-
to de vista del proceso (transferencia) y del contenido (conoci-
miento) (Presado, Baixinho y Oliveira, 2021).

El contexto: el primer nivel de la zona sur de la CABA

La zona sur de la CABA es uno de los territorios que cuenta con


indicadores socio-sanitarios más alarmantes. Desde hace más
de una década nuestro equipo de investigación ha estado traba-
jando con las personas que habitan y trabajan en las institucio-
nes públicas de estos territorios.

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 105

En 2019, en una investigación realizada en dos centros


de salud y acción comunitaria (CeSAC) del sur de la CABA
ya se evidenciaba la situación de precarización que atrave-
saba –en el marco de las políticas neoliberales– a la pobla-
ción y a las prácticas en salud (Longo et al., 2020). También
se registraron instancias de reconocimiento individual y
colectivo, junto con estrategias de resistencia del colecti-
vo de trabajadores/as. En marzo de 2020, con el avance
de la pandemia y la resolución de la ASPO, toda la acti-
vidad social y principalmente las prácticas de los efectores
sanitarios se vieron reformuladas en pos de la prevención,
detección, atención y seguimiento de casos de COVID-19.
Esta situación tuvo un fuerte impacto en el primer nivel de
atención de la CABA, ya que es una de las áreas donde se
concentran los mayores focos de contagio del virus. En este
contexto, los equipos de los CeSAC debieron reorganizarse
en cohortes, modificar la mayoría de sus prácticas y redise-
ñar estrategias para poder seguir atendiendo a la población
que en esta situación se encuentra aún más atravesada por
la precariedad material, la falta de ingresos económicos, la
incertidumbre generalizada, miedos y afectaciones diver-
sas. A su vez, el recrudecimiento de las violencias basadas
en género en el interior de los hogares se visibilizó en el
incremento de llamadas al 144 y otros dispositivos de asis-
tencia. En este escenario complejo surgió el desafío para
los equipos de SSyR de seguir garantizando la accesibi-
lidad a derechos. También es de destacar que, a fines de
diciembre de 2020, en nuestro país se aprobó la Ley de Inte-
rrupción Voluntaria del Embarazo (IVE), como parte de un
gran logro del colectivo de mujeres y disidencias; a su vez,
muchas de las trabajadoras de los equipos de SSyR son de la
red “Contá con Nosotrxs” y de la “Red de profesionales por
el derecho a decidir” de la Campaña Nacional por el Dere-
cho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Entonces, ya en
2020, en el contexto de medidas más rigurosas que restrin-
gen la circulación y la actividad de los efectores, muchos de
los equipos se organizaron y generaron diversas estrategias

teseopress.com
106 • Salud mental comunitaria y pandemia

para poder evitar que se vulneren los derechos sexuales y


(no) reproductivos de les usuaries de los CeSAC.
Estos derechos se enmarcan en los tratados interna-
cionales que comprenden a “la salud sexual y reproductiva
como una parte inalienable, integral e indivisible de los
derechos humanos universales” (Belli, 2013, p. 30) y tam-
bién en leyes nacionales y el marco jurídico local de CABA1.
En ese sentido la reciente aprobación de la ley 27610 de
interrupción voluntario del embarazo constituyó un hito en
la ampliación de derechos de las personas con capacidad
de gestar. Sin embargo, a pesar de estas leyes, protocolos
y lineamientos, siguen existiendo múltiples vulneraciones a
los derechos sexuales y (no) reproductivos, y las inequida-
des basadas en las relaciones desiguales de género afectan a
gran parte de la población, lo que incide en la atención de
los servicios de salud.

Los derechos sexuales, reproductivos y no


reproductivos como esenciales en la CABA

Resulta interesante destacar que en los CeSAC del sur de


la CABA que formaron parte de esta investigación señalan
cómo dentro de los mismos equipos se decidió priorizar
la atención en SSyR durante el contexto de la pandemia,
aun con las sobrecargas que ello podría implicar para la
realización de la tarea diaria:

“[…] se decidió como equipo priorizar lo que es el trabajo


en salud sexual reproductiva y no reproductiva, facilitar el
acceso a los métodos, y eso implicó, al menos en el equipo,
que pasáramos de trabajar en lo que era el acceso a la atención

1 Como la Constitución de la Ciudad de Buenos Aires (1996); la Ley Básica de


Salud de la CABA (1999); la ley 418, que dio marco al Programa de Salud
Sexual y Procreación Responsable (2000) (CSSSeITS, 2020); y el Protocolo
de Interrupción Legal del Embarazo (ILE) para la CABA (2020).

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 107

de una vez por semana a hacer esa atención todos los días”
(Mariana, trabajadora social, CeSAC).

“[…] nosotros priorizamos también la atención en salud


sexual y reproductiva, entendimos que el acceso a métodos
anticonceptivos y a ILE, en ese momento era ILE, el cen-
tro nuestro es una demanda de bastante peso, decidimos
que había que sostenerlo, que era una cuestión básica, esen-
cial, y que no la íbamos a cortar” (Juana, médica genera-
lista, CeSAC).

Esta decisión resuena en todos los equipos y corresponde a


un posicionamiento comprometido que asumieron en un esce-
nario sanitario que parecía estar cooptado por cuestiones vin-
culadas al COVID-19.

“Respecto a la ILE como esencial, sobre todo al principio de


la cuarentena, no estaba claro, por ejemplo, que los centros
de salud seguían entregando métodos. Como que llegaban las
mujeres medio de casualidad y en la consulta te preguntaban
‘si podían llevarse pastillas’ o ‘si había pastillas’, ‘si se podían
retirar pastillas’, y ahí a nosotras nos agarraba un poco un ata-
que y ‘sí, por favor, llévate pastillas, sí avisa que sí se entregan
pastillas’, porque hubo un momento en el cual todo estaba en
duda” (Milena, trabajadora social, CeSAC).

Las comunicaciones que circulaban por los medios masi-


vos y hegemónicos sostenían que el acercamiento a los esta-
blecimientos de salud se encontraba restringido para casos de
COVID-19 y “emergencias”, por ende muchas personas desco-
nocían que se seguían realizando determinadas prestaciones.

“Las mujeres también pensaban que estaba suspendido el ir


a retirar métodos anticonceptivos […] también empezaron a
no responder las obras sociales o la crisis de la pandemia,
la crisis económica a raíz de la pandemia y la gente que
se quedó sin laburo y entonces se quedó también sin obra
social y no poder acceder a los métodos. Venían mujeres
que nos decían que no las estaban comprando porque no las
podían comprar, también algunas por desconocimiento que

teseopress.com
108 • Salud mental comunitaria y pandemia

se podían retirar de forma gratuita en el centro de salud”


(Laura, psicóloga, CeSAC).

La situación de crisis socioeconómica, las medidas de res-


tricción de la circulación, los mensajes oficiales confusos res-
pecto a la atención en salud y la situación de incertidumbre
generalizada funcionaban como obstáculo, y como se detalla-
rá en el próximo apartado, los equipos tuvieron que emplear
diversas estrategias para garantizar la accesibilidad en la aten-
ción en SSyR también por diversas vías.

“El cambio de estrategia acerca de que se priorizaba la aten-


ción y como que rápidamente nos dimos cuenta de que tenía-
mos que socializar que tanto el acceso al ILE y el acceso a
métodos era una prioridad […] y eso lo difundimos de las
diversas formas que pudimos, se terminó de desarrollar de
las redes electrónicas, las redes que utilizan las personas […]
la vía por WhatsApp resultó más sencilla y en el marco de la
pandemia” (Sonia, Psicóloga, CeSAC).

Muchas de las iniciativas promovidas por los equipos de


salud dan cuenta del trabajo sostenido desde hace años por
parte de las/os trabajadoras de la salud a través del desarrollo
de espacios colectivos, como la Red de Profesionales por el
Derecho a Decidir, que han operado y creado un lazo social
que fortalece tanto las prácticas como las estrategias políticas de
derechos sexuales reproductivos y (no) reproductivos (Longo,
Lenta y Zaldúa, 2018).

Conclusiones

El trabajo realizado por los equipos da cuenta del des-


pliegue de estrategias implementadas por los equipos de
salud del primer nivel de atención para poder garantizar
la atención en SSyR y (no) reproductiva a la población
de la zona sur de la CABA, que en gran medida perte-
nece a barrios populares y que la crisis sociosanitaria por

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 109

COVID-19 agravó las situaciones de precarización y vulne-


rabilización que atraviesan respecto al acceso a derechos.
Poder generar formas de trabajo impensadas para
muchas da cuenta de un compromiso ético-político con
la tarea y con la priorización de los derechos sexuales y
(no) reproductivos como derechos humanos, aun dentro de
los peores escenarios imaginables. También el compromiso
de los equipos está marcado por el atravesamiento de la
llamada “Marea verde” y del movimiento feminista, cuyo
impacto propició prácticas de cuidado inclusivas tanto en
los equipos de salud como en las instituciones de salud. Aun
así, quedan pendientes varios desafíos a la hora de poder
garantizar los derechos sexuales y reproductivos, tal como
señala una de las trabajadoras de la salud.

teseopress.com
teseopress.com
8

Identidad y trabajo docente


universitario en la virtualización forzosa
por la pandemia de COVID-19
CARLA PIERRI, ALEXIS SERANTES Y MARÍA BELÉN SOPRANSI

En este capítulo presentaremos algunos resultados de un


estudio acerca del desgaste laboral de la docencia univer-
sitaria en el marco de la virtualización forzosa durante el
ASPO por la pandemia de COVID-19 en el AMBA a lo
largo de 2020. La estrategia metodológica fue de tipo mix-
to y secuencial; buscábamos caracterizar la magnitud del
fenómeno a partir del enfoque cuantitativo, pero aprehen-
diendo la producción de sentidos y significados que las/
os participantes del estudio producen acerca del objeto de
estudio (Cohen y Gómez Rojas, 2018). La investigación
tuvo dos fases: un cuestionario autoadministrado acerca de
estrategias, percepciones y afectaciones vinculadas al tra-
bajo docente virtualizado y un grupo de discusión donde
se profundizó en los aspectos explorados incluyendo las
perspectivas imaginadas a futuro. La muestra fue de tipo
incidental y bola de nieve centrada en carreras humanísti-
cas y sociales de universidades nacionales de gestión estatal
del AMBA1.

1 En Pierri, C., M. Lenta y G. Zaldúa (2021) y Pierri et al. (2021) abordamos la


pandemia y el teletrabajo desde la perspectiva de género considerando la
feminización de la docencia universitaria y la sobrecarga laboral de las
docentes en sus trabajos domésticos y de cuidado.

teseopress.com 111
112 • Salud mental comunitaria y pandemia

Participaron 105 docentes, 77% autopercibidas como


mujeres y 23% como varones, con una edad promedio de
42 años. El 51,4% manifestó estar a cargo del cuidado de
otras personas (niñas/os, adolescentes, adultos/as mayores
y/o personas con alguna discapacidad). El 49,7% dicta clases
en la UBA, y el resto en la UNLa, la UNAJ, la UNLP y la
UNQui, entre otras2. La mayoría son docentes de carre-
ras vinculadas a las ciencias sociales, luego docentes de
carreras como Psicología, Terapia ocupacional, Musicote-
rapia, Ciencias de la salud, Antropología, Historia, Filosofía,
Letras y Artes, Ciencias económicas y Derecho un 6,3%,
entre otras. La antigüedad promedio fue de 14,3 años. El
61% refirió trabajar más de 40 horas reales semanales y un
10% indicó trabajar más de 60 horas semanales. El entre-
cruzamiento de datos evidencia una alta carga laboral y
permite inferir pluriempleo3.
A continuación, nos centraremos en las mutaciones
y problemas referidos al trabajo docente en el marco de
las condiciones de trabajo impuestas por la virtualización
forzosa abordando las tensiones vividas sobre la identidad
docente y el sentido mismo de la tarea de la enseñanza.

Lo afectivo, lo colectivo, lo neoliberal en el trabajo


docente

Comprendemos el trabajo docente como trabajo inmaterial


que produce bienes no materiales (Lazzarato, 2001). Por ser
un servicio que se presta y por el papel esencial que en

2 UN de Moreno, UN de Hurlingham, UN de Luján, UN de Tres de Febrero,


UN Arturo Jauretche, UN de General Sarmiento, UN de Avellaneda, UN de
San Martín, UN de las Artes y UN de Lomas de Zamora.
3 94% con designación docente, 88,6% con cargo rentado, 66,7% con cargo de
dedicación simple, 21% semiexclusiva y 12,4% exclusiva; 43,8% con cargo de
ATP, 19% JTP, 18,1% adjunto/a, 7,6% titular y el 11,4% con otros cargos, lo
que indica que la mayoría de las personas participantes tenía alta responsa-
bilidad y demanda frente al curso, aunque con baja jerarquía institucional.

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 113

él desempeñan el conocimiento, la información, la comu-


nicación y la afectividad, señalamos la centralidad del tra-
bajo afectivo representado por el contacto y la interacción
humana (Hardt, 1999). Lo que constituye el trabajo afectivo
es visibilizado por los feminismos desde la década de los
sesenta del siglo XX, en tanto genera afectos que son inma-
teriales, pero produce valor social. El trabajo afectivo crea
redes sociales, de cultura y comunicación, manifestaciones
de la comunidad, es decir, biopoder; allí se constituyen las
subjetividades colectivas que dan lugar a lo social. Esta face-
ta del trabajo afectivo de la docencia se vio conmovida por
la virtualización forzosa.
La organización del trabajo se caracteriza por la divi-
sión de tareas y el contenido del trabajo, la prescripción
del modus operandi, las jerarquías, la comunicación y los
vínculos en el trabajo (Dejours y Gernet, 2014); todos estos
aspectos del trabajo docente fueron desestabilizados por la
virtualización. El desfasaje entre trabajo real y prescripto
que impuso el teletrabajo nunca fue tan marcado, ya que
para los entornos virtuales se plantea una organización del
trabajo que es distinta a la de la presencialidad. La docen-
cia universitaria tuvo que realizar esfuerzos notables en
tiempo récord y sin preparación para poder garantizar la
continuidad pedagógica en el marco del ASPO (Del Valle
et al., 2021; Araujo 2020; Muiños de Britos et al., 2021). Un
aspecto central ha sido el crecimiento de la carga horaria
para el desarrollo de clases en modalidad virtual (Bonfill,
2020; Araujo, 2020).
En la dimensión colectiva del trabajo, la virtualización
forzosa repercutió en los ya fragilizados colectivos de tra-
bajo y en las reglas construidas con base en el saber hacer
docente destinadas a relativizar las dificultades con el tra-
bajo real y su desfasaje con el trabajo prescripto.
Desde la década de los ochenta del siglo XX, Apple
(1997) alertaba sobre la intromisión en las políticas educa-
tivas del poder económico en alianza con el Estado neo-
liberal para adaptarlas a los requerimientos ideológicos y

teseopress.com
114 • Salud mental comunitaria y pandemia

de mano de obra del capital; denomina a este movimien-


to “enseñar según las necesidades de la industria” (p. 12),
desde ahí se plantea la educación como cuestión técnica
de transmisión de contenidos y/o de entrenamiento que
oculta su dimensión política-ideológica. En la actualidad,
asistimos a la profundización de estas tendencias promo-
vidas por organismos internacionales y favorecidas por la
virtualización forzosa de la educación. El rol docente ha
quedado soslayado por un perfil emprendedurista y a un
corrimiento al lugar de tutor-facilitador, quien aplica cono-
cimientos predefinidos por otros y que son sometidos a un
continuo control ideológico. A la par, “constituyó una opor-
tunidad inesperada para quienes venían haciendo lobby para
la imposición de ciertos dispositivos en el terreno educati-
vo” (Galazzi et al., 2020). Esta injerencia que se dio a través
de las prestaciones de plataformas en las que se desarrolla
el trabajo docente acentuaron la privatización, elitización
y mercantilización de la educación en detrimento de su
garantía como derecho social, y pusieron en cuestión los
derechos sobre las autorías de los materiales pedagógicos
producidos en un contexto de extractivismo neoliberal exa-
cerbado y el ejercicio de la libertad de cátedra.

Cuerpo, incertidumbre y agotamiento: invasión


del trabajo en el hogar

Las condiciones y medio ambiente de trabajo se sitúan en


un interjuego entre el proceso de salud y el proceso de
trabajo (Neffa, 2015) y corresponden a dimensiones físicas
y ambientales que inciden en los aspectos vinculares/afec-
tivos y en los riesgos psicosociales del trabajo. En el caso
de la población docente entrevistada, se destaca no haber
recibido equipamiento, conectividad o licencias de software
de parte de las universidades, que libraron el acceso a la
disponibilidad y recursos individuales. A su vez, se observa

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 115

la preocupación por no contar con ambientes adecuados


para dar clases en sus hogares, una “invasión del trabajo
en el hogar”, en tanto superposición de espacio de trabajo
y la vida cotidiana. En este punto, las tareas de cuidado se
presentan con una distribución sexual desigual (Gelabert,
2016) exacerbada para las mujeres y otras subjetividades
feminizadas durante la pandemia, que añadió dificultades
para enseñar desde casa al tiempo que se realizaba trabajo
doméstico y de cuidado.
Las cargas de trabajo implican un conjunto de requeri-
mientos psicofísicos que los/as trabajadores/as deben cum-
plir en el proceso laboral; estas producen desgaste que se
expresa como pérdida de la capacidad potencial y/o efectiva
corporal y psíquica de las/os trabajadores/as. Para más de
tres cuartas partes de los/as docentes participantes, la carga
horaria real del trabajo aumentó debido a la inclusión de
reuniones para virtualizar las cursadas, a un mayor número
de estudiantes a cargo por curso y al incremento de acti-
vidades para corregir semanalmente que excedían la dedi-
cación horaria del cargo docente, y sumaban tiempo frente
a las pantallas y dificultaban el establecimiento de horarios
y límites para trabajar. Los dispositivos electrónicos por-
tátiles también juegan un rol importante, construyéndose
como prótesis (Hazaki, 2019) que empujan el cuerpo a la
producción, hiperconexión y consumo. A la vez, quien no se
aggiorna al software queda excluido/a, y eso añade una mayor
sobrecarga en el propio aprendizaje en pleno ejercicio labo-
ral, o hace que queden imposibilitados/as de cumplir con
las demandas institucionales para conservar el trabajo.
Dejours y Gernet (2014) describen patologías vincula-
das al trabajo en las actividades de servicio, como la edu-
cación, donde se ponen de manifiesto las implicaciones
psicopatológicas de la “relación de servicio”, basadas en un
esfuerzo del trabajador/a para moldear sus emociones, que
conlleva un riesgo de confusión entre las esferas profe-
sional y privada. En nuestro relevamiento los/as docentes
destacan significantes como “cansancio”, “soledad”, “agobio”,

teseopress.com
116 • Salud mental comunitaria y pandemia

“ansiedad”, “estrés” e “incertidumbre”. Casi tres cuartas par-


tes expresaron haber tenido malestares físicos, psíquicos u
otros asociados a la virtualización de su tarea como docen-
tes de la universidad. Las afectaciones predominantes se
asocian a dolores osteoarticulares, musculares y de cabeza,
malestares emocionales (como ira, angustia, bronca, enojo
y tristeza), sensación de estrés, cansancio extremo o agota-
miento, insomnio y malestares de la vista.
Al indagar sobre los principales problemas que los/as
docentes participantes enfrentaron durante 2020 se obser-
varon principalmente: dificultades en los vínculos con y
entre los estudiantes (formas de relacionarse, interacción y
construcción de grupalidad); cuestiones del trabajo peda-
gógico virtualizado (pasaje de contenidos y propuestas a la
virtualidad, hacer sostenibles cursadas virtuales extensas,
escasa participación de estudiantes, virtualización de mate-
rias eminentemente prácticas y mala conectividad); dificul-
tades técnicas (desconocimiento de herramientas virtuales,
plataformas con limitaciones); mayor carga y exigencia del
trabajo, y obstáculos institucionales (incertidumbre, inde-
finiciones de las autoridades, definiciones de cronogramas
y evaluación por parte de las facultades con poco mar-
gen de tiempo). La falta de tiempo también se visualizó en
la dificultad “para producir diseños de propuesta de otra
índole y con buen nivel pedagógico”, lo que da cuenta de
que, a pesar de existir voluntades para construir nuevos
recursos, las condiciones y el reconocimiento salarial no
fueron favorables.

“El contrato pedagógico” y una cámara apagada

“Del nerviosismo de las cámaras apagadas a esperar que


puedan hablar tímidamente por el chat, a intentar emular
el pizarrón […] no tener el pizarrón, el ir y venir, mirar,
preguntar en el aula, hablarle a un auditorio que tiene otra
corporalidad, mirada…”.

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 117

“¿Para qué estoy acá? No sé si están. No hay ida y vuelta […].


¿Le estoy hablando a alguien?”.

“Abordar temas que requieren la revisión subjetiva y grupal


de las propias creencias y prácticas sin conocernos ni vernos”
(docentes de universidades nacionales del AMBA4).

Los obstáculos reconocidos para construir vínculos, con-


fianza y espacios de interacción propicios para los aprendi-
zajes fueron atribuidos a las dificultades para la interacción
grupal en la virtualidad. Si concebimos el aprendizaje vin-
culado a un hacer con otros/as, a una reflexión crítica y a
una contrastación de perspectivas que favorezcan la apro-
piación de conceptos complejos, las dificultades en torno a
la grupalidad no resultan una cuestión anecdótica.
La presencia en el encuentro cuerpo a cuerpo no es un
detalle morfológico de la tarea de enseñar y aprender. Si se
concibe una educación universitaria plausible de ser atrave-
sada sin vínculos sustanciales con otros/as, si su orientación
no favorece lecturas críticas, agudas y situadas, y si no se
coloca en el centro una perspectiva dialógica de retroali-
mentación dinámica, la educación pierde potencia, afecta
los procesos de apropiación cultural, pauperiza su calidad.
Asimismo, es posible pensar que en los espacios sin-
crónicos las necesidades técnicas de micrófonos apagados
(para que no hubiera ruido) predisponían a cierto mutismo
y, por ende, ausencia de otras voces, así como las cámaras
apagadas crearon interrogantes en las/os docentes que fue-
ron se resignificando según avanzaba el año.
Dejours (2019) sostiene que el cuerpo entero está al
principio de la inteligencia en el trabajo, incluso en el
momento de dar clase, de convocar la atención, pues eso se
realiza “sintiendo el clima del estudiantado”, lo que permite,
por ejemplo, desviarse del tema, incorporar cuestiones que
le interesen al grupo, etc. En ese marco, la cámara web en

4 Las citas corresponden a extractos del grupo de discusión de junio de 2021.

teseopress.com
118 • Salud mental comunitaria y pandemia

la sincronicidad parece haber funcionado, para muchos/as


docentes, como posible paliativo para la falta de encuentro
espacial. La incertidumbre generada cuando estaba apagada
fue asociada principalmente a la evaluación como retro-
alimentación (“el ida y vuelta”) y a la evaluación ligada a
la acreditación.
La profundidad en el abordaje de los contenidos y las
posibilidades de comprensión y apropiación fueron inte-
rrogantes presentes en cada encuentro sincrónico, a la par
con la preocupación por mantener la rigurosidad concep-
tual. Esto ha exigido un arduo seguimiento semanal que en
la presencialidad (con la posibilidad de leer los cuerpos, los
rostros) resultaba más sencillo. Expresiones como sentirse
“dando clases a la pared de mi casa”, “dar clases sin ver si
los estudiantes están presentes” o incluso preguntarse por el
sentido de la tarea dan cuenta de la afectación del reconoci-
miento en el trabajo y la identidad docente. El corazón de la
tarea, su sentido y el reconocimiento que apuntala la iden-
tidad docente se vieron notablemente alterados: “Yo no sé
si pude cumplir bien mi rol (docente) en la emergencia”.
La “cámara prendida o apagada” tuvo distintas aristas
que dan cuenta de la reflexión docente no estigmatizado-
ra sino problematizadora de la situación, registrando en
algunos casos que la cámara apagada “era lo que permitía
seguir estando en clase”, o que las condiciones de cursa-
da eran complejas por la simultaneidad de uso del espa-
cio de cursada con la familia, o que el consumo de datos
móviles con cámara prendida es mucho mayor que con
cámara apagada y apagarla fue facilitadora del acceso ante
barreras económicas. El derecho a la “cámara apagada” del
marco regulatorio del teletrabajo se citó como aporte por
considerar en torno a las exigencias de obligatoriedad de
cámaras prendidas.
Los/as docentes plantean que se restringieron los con-
tenidos, algunos/as expresaron que los resultados finales
vinculados a la articulación conceptual fueron más limi-
tados y destacaron que tuvieron que reponer teoría, con-

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 119

ceptualizaciones que mermaron en su potencia analítica


en la cursada virtualizada. Ello daría una idea de resul-
tados académicos escasos en el marco de una percepción
de alto esfuerzo y compromiso de docentes y estudiantes
(“el esfuerzo fue enorme de ambas partes; los resultados,
magros”). Los problemas de comprensión lectora y expre-
sión escrita fueron casi inabordables y de dificultoso acom-
pañamiento en el contexto virtual. Los/as docentes de los
primeros años de las carreras se toparon adicionalmente
con obstáculos para transmitir cierto “oficio” de estudiante,
que se adopta en el tránsito por la universidad.
Enseñar conceptualizaciones complejas “con los recur-
sos disponibles” resultó aún más arduo; “las dinámicas de
intercambio grupales y debates colectivos” que dan anda-
mio a tal proceso de aprendizaje fueron difíciles de instalar,
incluso la “calidad del intercambio disminuyó”, así como la
cantidad de participación, en parte enmarcada en la difi-
cultad para crear espacios de confianza y grupalidad en la
virtualidad. El “foro” de los campus virtuales, presentado
como instancia de intercambio por las universidades, no
funcionó como tal desde el punto de vista docente, pues las
intervenciones denotaban escasa lectura de las participacio-
nes de otros/as estudiantes.

Reflexiones finales: ¿el futuro ya llegó?

Frente a la posible instalación de la virtualidad y/o los


escenarios combinados que reorganizarían definitivamen-
te el trabajo docente universitario, los/as docentes res-
pondieron de un modo implicado, deseante y en términos
generales con expectativas de retornar a las aulas con el
bagaje de experiencias adquirido sobre virtualidad, pero en
parte imaginando escenarios híbridos de presencialidad-
virtualidad. Dentro de las diferencias entre la virtualidad y
la presencialidad un grupo ínfimo destacó la reducción del

teseopress.com
120 • Salud mental comunitaria y pandemia

tiempo de viaje como ventaja y la gran mayoría señaló cues-


tiones que valoran como negativas, vinculadas a las condi-
ciones y resultados de la enseñanza virtualizada5. Aquellos/
as docentes que participaron de los grupos de discusión
manifestaron querer volver al aula, “no vaciar las univer-
sidades para meternos en una PC”, y esperan espacios de
reflexión colectivos sin vigilancias donde poder hablar de la
tarea concreta, discutir cómo y en qué condiciones volver,
qué profesionales está formando la universidad pública, qué
ocurre y cómo se compensarán las trayectorias educativas
de los/as futuros profesionales, sin promover la necesidad
de cursar posgrados arancelados que profundicen procesos
de privatización de la universidad pública.
La virtualización constituye doblemente una encruci-
jada en la organización del trabajo por la aparición de lo
real significativamente, pero también por las grandes posi-
bilidades de fragilizar vínculos por la distancia física, la
ausencia de espacios de socialización docente donde cons-
truir colectivamente nuevas reglas del oficio que respon-
dan a nuevos escenarios. Los obstáculos para crear lazos
nos desafían a repensar el dispositivo clase universitaria en
un contexto en donde el gobierno se alista a discutir una
nueva ley de educación superior con el peligro de redu-
cir la docencia universitaria al monitoreo remoto de estu-
diantes, en sintonía con las propuestas de los organismos
internacionales.
Algunas preguntas que quedan abiertas acerca del tra-
bajo docente en la virtualidad son: ¿cómo construir víncu-
los entre docentes y estudiantes que apuntalen el recono-
cimiento? ¿Qué vías sublimatorias se encuentran en jaque?
¿Qué estrategias se desarrollan para sortear esta situación?

5 73,3% problemas de interacción con estudiantes, 47,6% necesidad de apren-


der en corto plazo nuevas estrategias pedagógicas y herramientas virtuales,
44,8% múltiples medios de comunicación con pares y estudiantes, 23,8%
extensión y/o cambios en la organización de la jornada laboral, 21% aumen-
to de la carga o volumen del trabajo, y 10,5% combinación conflictiva del
trabajo de cuidado (n = 289).

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 121

¿Cómo reconfigurar los lazos y proyectos de la vida univer-


sitaria? ¿Cómo revitalizar el lugar de la universidad pública
y gratuita frente a las demandas sociales de la pandemia?
¿Cómo fortalecer las luchas sindicales docentes? ¿Qué otras
formas para exigir los derechos laborales se pueden crear
en este marco?
El panorama relevado señala nuevos malestares e
incertidumbres acerca del devenir del trabajo docente y de
la formación en el nivel superior. Pero, al mismo tiempo,
convoca a reinventar procesos que favorezcan la organi-
zación y construcción colectiva de estrategias de cuidado
para la docencia universitaria desde la revalorización del
pensamiento crítico y de los espacios de encuentro y reco-
nocimiento.

teseopress.com
teseopress.com
9

Marcas de la pandemia en el cuerpo

Psicólogas en cuidados paliativos

VERÓNICA VELOSO, SILVINA DULITZKY, PERLA CANO,


MARÍA LUZ GÓMEZ, ROSA MARÍA NOCERA, LORENA ETCHEVERRY,
MARÍA EMILIA CABRERA, MARISA MEDINA, JORGELINA GARCÍA,
GONZALO SÁNCHEZ VELAZCO Y ANA COBO RONCAL

Pandemia por coronavirus. Una situación inédita en un


mundo globalizado deja a la intemperie las condiciones
crónicas de inequidad. Los modos de vida de la población
se vieron drásticamente modificados. La muerte se posó
en la boca de todas/os, pero su tabú subsiste tan vigente
como siempre.
Una amenaza sin descanso nos atraviesa a toda hora
por igual. Lo urgente lo invade todo. El discurso biomédico
de la pandemia impera en la agenda sanitaria. El saber-
hacer de los cuidados paliativos (CP) prestó visibilización a
lo que la comunidad empezaba a denunciar: la muerte en
soledad. Una escena que nos interpela, que nos devuelve
como sociedad a la historia de pérdidas pasadas sin rituales
ni despedidas, sin cuerpo, sin lugar y sin muerte. Escenarios
muy diferentes a los actuales, pero experiencias que nos
invitan a resignificar la muerte y el morir como sociedad.
Estas muertes en soledad materializan la precarización de
la condición humana, donde la ausencia de los afectos, el
silenciamiento de las necesidades personalizadas y la limi-
tación al ejercicio de autonomía en el proceso de cuidados

teseopress.com 123
124 • Salud mental comunitaria y pandemia

despojan a la muerte de las biografías de sus actores/as.


Los cuerpos en tanto amenazas y despojados de subjeti-
vidad son instrumentados por los protocolos infectológi-
cos, que desatienden el carácter relacional, social y afectivo
del cuidado de un cuerpo habitado, vivido, experienciado.
La deshumanización en el proceso de atención-cuidados-
fin de vida-muerte, en tanto precarización de la vida, nos
interroga como personas, como profesionales de la salud,
como comunidad. Este contexto de vulnerabilidad invita
a la reflexividad de los sufrimientos de la vida cotidiana,
que son percibidos en el cuerpo físico-social-político y que
se comparten en un espacio social, de soluciones “auto-
gestionadas”. Dichas soluciones no se encuentran en los
libros, pero sí en las experiencias de vida de “otro” similar
que comparte el mismo “habitus” (Barreto, 2008; Bourdieu,
1995, citados en Jacquier y Dos Santos, 2021, p. 338).
Psicólogas/os que trabajamos en CP problematizamos
estas escenas del morir en aislamiento irrumpiendo con
nuestra presencia en múltiples experiencias de personas en
final de vida durante la pandemia. Desde el campo de la
psicología en la atención paliativa el alivio del sufrimiento
convoca a la práctica. Desde este posicionamiento ético-
profesional, nuestra implicación en los actos de salud en
contextos de pandemia buscó centralidad en la dignidad
de las personas gravemente enfermas o en final de vida.
Sostener la apuesta por la palabra, aun en condiciones de
precariedad, ha dejado huellas en quienes estuvimos acom-
pañando, sosteniendo estos procesos de muerte a veces
silenciados.

Cuidado de sí e interdependencia

Mientras la pandemia permanece, las necesidades de cui-


dado psicoemocional parecen multiplicarse y emerge la
siguiente pregunta: ¿y a nosotras quién nos cuida? Un

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 125

“nosotras1” en construcción desde una grupalidad virtuali-


zada, psicólogas en el ámbito de la salud, organizadas en un
espacio participativo que promueve el desarrollo de la psi-
cología paliativa. Una pregunta dicha en voz alta cuestiona
las propias conceptualizaciones sobre cuidados y señala las
cargas en los cuerpos de colegas y las condiciones en que
se desarrollan las prácticas. Manifestamos situaciones de
malestar, percepción de soledad en la tarea y relaciones de
subalternidad disciplinar frente al modelo médico-céntrico
de la salud, más presente en contexto de pandemia. Estas
necesidades visibilizan una tensión entre el autocuidado y
el cuidado de las otras/os. El autocuidado como práctica
individual no parecería ponderarse como un modo sufi-
ciente de protección y soporte, la ausencia de las interrela-
ciones en el cuidado como discurso dominante en las cam-
pañas de prevención desde una epidemiología tradicional
despoja el carácter de la interdependencia de los cuidados.
Pensar desde la interdependencia nos descentra de la idea
unidireccional de dependencia, entendida en tanto ciertos
sujetos que según sus condiciones “especiales” necesitan de
un otro/a que le sostenga. En un contexto de crisis, plantear
la precariedad de la existencia como fenómeno ontológico
también implica reconocer, como plantea Butler (2010), que
esta se distribuye de manera desigual, y que la lucha está en
generar una acción positiva que minimice las condiciones
de precariedad de manera igualitaria. Hablar de interdepen-
dencia y visibilizarla significa también romper con el relato
de la lógica individualista que establece la autosuficiencia
como valor (Osorio Cabrera, 2014).
La interdependencia desmorona los estereotipos de
cuidados y nos abre a la pregunta por cómo propiciar
lazos solidarios de cuidado entre el colectivo de psicólo-
gas frente al malestar y la precarización. Un cuidado de sí

1 A los fines de facilitar la lectura del presente escrito nos referiremos en len-
guaje femenino, ya que la mayoría de quienes componemos el colectivo nos
autopercibimos mujeres.

teseopress.com
126 • Salud mental comunitaria y pandemia

como colectivo desafía a la construcción de una estrategia


que legitime la tensión presente en la interdependencia del
cuidado. Propuestas de humanización e integralidad en el
cuidado en salud se han configurado en estrategias para
enfrentar creativamente la crisis y construir alternativas
para la organización de las prácticas de atención a la salud
(Lenta, Longo y Zaldúa, 2020, p. 17).
Desde los aportes de la psicología social comunitaria
crítica en articulación con el equipo de investigación
UBACyT dirigido por la Prof. consulta Graciela Zaldúa en
el proyecto “Salud mental comunitaria: contextos de preca-
rización y políticas del cuidado”, se diseñó una intervención
participativa con el formato de taller virtual, con objetivo
de replicabilidad en trabajadoras/es asistenciales de CP en
pandemia. La IAP pretende integrar la tensión de trabajado-
ras a ser cuidadas y cuidadoras. El presente trabajo describe
las dimensiones más significativas del primero de una serie
de talleres. Esta actividad se realizó a 17 meses del inicio
de la pandemia por COVID-19 en la Argentina (agosto de
2021); participaron 10 psicólogas y un psicólogo de CP,
cinco en instituciones de salud públicas y seis en institucio-
nes privadas, rango etario entre 36-56, con una dispersión
geográfica mayoritaria en el AMBA e incluye localidades de
las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Salta.

Las marcas en el cuerpo

Merleau-Ponty (1975), desde la fenomenología, introduce


el concepto de corporeidad como experiencia corporal,
que se construye a través de la apertura sensible del
cuerpo al mundo y a los otros. Una experiencia corporal
con dimensiones emocionales, sociales y simbólicas. Desde
estas primeras aproximaciones teórico-conceptuales sobre
la noción de cuerpo ya nos alejamos de las empequeñece-
doras perspectivas biologicistas que centralizan la idea de

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 127

cuerpo como objeto por ser intervenido, aislado, silencia-


do. Alonso (2008) retoma a Csordas y a Grimberg, quienes
sostienen que la objetivación del cuerpo es una forma parti-
cular, reflexiva, de atenderlo, ya que originalmente nuestro
cuerpo no constituye un objeto para nosotros. La irrupción
de la enfermedad o del malestar asociado a signos corpo-
rales da visibilidad al cuerpo silenciado en la cotidianeidad.
A través del dolor, el propio cuerpo se constituye en foco
de incertidumbre. El cuerpo enfermo, con dolor, adquie-
re nuevos sentidos, interpela y es interrogado de forma
renovada ante la amenaza latente de la propia muerte. El
cuerpo es problematizado, es nombrado y registrado como
un territorio afectado, dañado. El registro de las cargas en
nuestro cuerpo expresa:

“… el cuello, la vista de tanta pantalla, todo lo que tiene que


ver con la cara, con la escucha, con el peso de lo que fuimos
escuchando… Diría que todo el cuerpo ha sido afectado […]
hemos adquirido una postura media curvada […] la respira-
ción… me trajo un montón de crisis asmática, la garganta,
nudos en la garganta, contracturas… respirar con el N95 más
el quirúrgico y después del COVID subir una escalera con
N95” (entre todas).

El cuerpo es sentido, sale del anonimato para ser expe-


rimentado como malestar. El recorrido mental en busca
de los modos en que vivimos nuestros cuerpos en estos
tiempos nos permite reírnos de los artilugios que cada
una fue encontrando para adaptar el cuerpo a la nueva
cotidianeidad. El cuerpo como el lugar de la vivencia, el
deseo, la reflexión, la resistencia, la contestación y el cam-
bio social, en diferentes encrucijadas, económicas, políti-
cas, sexuales, estéticas e intelectuales. Itinerarios que deben
abarcar un período de tiempo lo suficientemente amplio
como para que pueda observarse la diversidad de viven-
cias y contextos, así como evidenciar los cambios (Esteban,
2004). En este sentido, el itinerario corporal es mencionado,

teseopress.com
128 • Salud mental comunitaria y pandemia

evidenciando diferencias y barreras antes y durante la pan-


demia frente al desarrollo de la tarea profesional.

“Ella [paciente] esperaba mi llamado, pero yo sentía que tenía


que poner el cuerpo con mucho esfuerzo. Poner el cuerpo
en presencia, algo de la corporalidad que en la virtualidad
me cuesta mucho más con los pacientes paliativos” (41 años,
institución privada, Bs. As.).

“No poder acercarse y contener a partir de un abrazo de


tocar… la forma que encontré es verbalizarlo, poder decir ‘en
otro momento te podría abrazar’ […] fue difícil ver pacientes
o familias en crisis de angustia a distancia” (50 años, hos-
pital público, CABA).

“Me sentía como desvitalizada, no había posibilidades de nin-


guna otra cosa, me tenía que tomar analgésicos para ir para
enfrentar al laburo y analgésicos cuando volvía” (50 años,
institución privada, CABA).

“Poner el cuerpo a la amenaza […] parece ser necesario poner


esa pausa reflexiva y ver si es necesaria o adecuada esa inter-
vención/exposición” (45 años, hospital público, CABA).

El cuerpo como práctica, como “itinerario corporal”,


pero que no por eso deja de otorgarle un sentido econó-
mico, político, sexual, estético e intelectual (Posada Kubis-
sa, 2015). Las trabajadoras exponemos en los relatos los
esfuerzos por lograr adaptaciones corporales, aun a costo
del propio bienestar, que permitan darle continuidad y sen-
tido a la práctica profesional que se encuentra intermediada
por las restricciones que impone la pandemia, adaptacio-
nes que incluyen verbalizaciones, pausas reflexivas o nuevos
aprendizajes que permitan sostener una presencialidad del
cuerpo aun en la distancia, en la ausencia del contacto y
en la virtualidad.

“Ese desgaste, ese cansancio lo interpreto como el esfuerzo


que nos significó a nosotras reaprender a usar el cuerpo del

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 129

terapeuta desde otro lado, expresar empatía de otra manera,


escuchar en una pantalla, mirar a través de la pantalla” (44
años, hospital público, Bs. As.).

Somos cuerpo con otras/os

Si aceptamos que parte de lo que es un cuerpo es su depen-


dencia de otros cuerpos y redes de apoyo, entonces estamos
sugiriendo que no es del todo correcto concebir los cuerpos
individuales como completamente distintos unos de otros,
tampoco es un cuerpo social amorfo, pero si no concep-
tualizamos el significado político del cuerpo humano sin
entender esas relaciones en las que vive y se desarrolla no
conseguimos el mejor escenario posible para los diversos
fines políticos que buscamos alcanzar (Butler, 2014):

“Nuestro cuerpo estuvo suprimido en esos otros cuerpos


colectivos, la familia, amigos, compañeros, equipo, barrio, la
comunidad, el país, el partenaire amoroso, en la comunidad
educativa que tanta falta nos hizo el año pasado” (entre todas).

La corporeidad pensada de manera colectiva legitima


procesos de identificación y de resignificación. Un cuer-
po colectivo que se da permiso para nombrar lo no dicho,
lo silenciado, a denunciar las microviolencias a las que se
vio expuesto. Una construcción narrativa común que brin-
da significado al cuerpo dañado también en sus relaciones
sociales. La narración es la capacidad del espíritu para supe-
rar la contingencia del cuerpo (Han, 2021):

“Nosotras somos parte de un colectivo que ha estado particu-


larmente golpeado, que es el de los profesionales de la salud”
(44 años, hospital público, Bs. As.).

La pertenencia a ese cuerpo de trabajadoras de la salud


conlleva el reconocimiento entre pares como parte de la
vida social, trabajar es beneficiarse del lugar de hacerse con

teseopress.com
130 • Salud mental comunitaria y pandemia

otros/as (Longo et al., 2020). El encuentro entre trabajado-


ras/es restituye la dimensión social del cuerpo:

“Lo positivo del hospital era el encuentro […]. Era como un


bálsamo ir al hospital y en el momento de tanto aislamiento
encontrarme con otros fue bueno y lo compartíamos y lo
verbalizamos y nos sostuvimos también en eso” (50 años,
hospital público, CABA).

Pero el trabajo puede, por el contrario, obstaculizar


la construcción de la identidad y ser fuente de sufrimien-
to cuando acontece de manera alienada y en condiciones
precarias (Longo et al., 2020). En las narrativas de algunas
profesionales se da cuenta de los modos de control y disci-
plinamiento del cuerpo como formas de silenciamiento.

“La realidad institucional fue muy desastrosa, descuidada,


violenta […]. Un comité de crisis que funcionó como represor
más que como facilitador, estamos en este momento de
corrernos del lugar del hostigamiento […] señalar, denun-
ciar los destratos, los descuidos tienen sus costos […]. Hacer
una reunión familiar en el estacionamiento del hospital y
tener encima la mirada del subdirector” (45 años, hospital
público, CABA).

En la vida cotidiana el cuerpo se vuelve invisible, olvida


las raíces físicas de su existencia. Esta ausencia remite a que
el cuerpo, como base de nuestra inserción práctica en el
mundo, no es problematizado: el cuerpo se confunde con el
propio ser. El cuerpo “desaparece” de la conciencia (Alonso,
2008). Sin embargo, el cuerpo silenciado e invisibilizado de
la cotidianeidad alza la voz y se hace visible en el tiempo de
pandemia. Frente a la amenaza del contagio y de la muer-
te por coronavirus, el cuerpo hipervigilado es interrogado
ante cada hábito de cuidado o descuido. Esta hipervigilancia
del cuerpo hace registro de manera continua de la propia
condición de vulnerabilidad. Las marcas del malestar, del

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 131

descuido, de la finitud se registran en este cuerpo colectivi-


zado de psicólogas en cuidados paliativos:

“Nosotros nos pasamos tratando de acompañar procesos de


toma de conciencia de finitud y creo que por primera vez
tenemos una nueva conciencia de finitud. Me parece que las
marcas en el cuerpo son marcas de esa conciencia” (50 años,
institución privada, CABA).

La histórica ausencia de políticas de cuidados para tra-


bajadoras/es de la salud se vio fuertemente evidenciada en
pandemia al propiciarse procesos de precarización de las
condiciones laborales, no solamente por las cargas de la
tarea (que se vieron incrementadas), sino también por el
impacto emocional y las sobrecargas de trabajo por falta de
personal frente a la enfermedad de compañeras/os, así tam-
bién como la propia exposición al contagio, a la amenaza de
enfermar (o de morir) y el descuido de las instituciones.

“La presencialidad se me hizo muy complicada, todo el tiem-


po me sentía expuesta y no me sentía cuidada” (44 años,
institución privada, CABA).

“Al principio experimenté mucho la desprotección, no todos


teníamos los mismos cuidados, la percepción de estar en
riesgo todo el tiempo fue grande” (44 años, hospital públi-
co, Bs. As.).

Una dimensión social del cuidado que es situada, con-


textual a su tiempo; la pandemia se desarrolla contenien-
do las formas globalizadas de dominio, de desigualdad, de
intereses económicos, de individualismo que se replican
tanto a nivel macropolítico con el aumento del empobre-
cimiento de las sociedades y las barreras de acceso a la
salud como en las micropolíticas que configuran relacio-
nes individuales de egoísmo y desinterés por el cuidado
de sí y de otras/os.

teseopress.com
132 • Salud mental comunitaria y pandemia

“Cuando tuve que volver tenía mucho miedo de contagiarme,


sentía que la institución no nos protegía, estábamos muy des-
cuidados y muy a la merced de lo que a cada uno le parecía del
equipo de protección personal que se comprara y además que
supiera usar […]. Se enfermaron un montón de compañeros”
(44 años, institución privada, CABA).

La noción de precariedad permite denunciar la distri-


bución desigual de la vulnerabilidad en las poblaciones, y
comprender que nuestras condiciones de viabilidad depen-
den de redes de sostén y cuidado. Nuestros cuerpos nos
colocan en una relación de interdependencia con otros y
otras. Esto implica reconocer que el cuerpo es un fenómeno
con una dimensión social insuprimible (Quintana, 2021):

“Uno se identifica en ese cuerpo colectivo al que pertenece,


uno siempre está del lado de los profesionales, acompañando
y cuidando […] y de repente acá quedó mucho más clara la
posibilidad de enfermar […] los cuerpos como vulnerables”
(36 años, hospital público, Buenos Aires).

Frente a esta precarización de la vida en general y del


trabajo, más específicamente en tiempos de pandemia, se
hace imprescindible mirar desde una perspectiva crítica las
relaciones sociales en las prácticas de cuidados, evidenciar
las omisiones y los descuidos a nivel interpersonal, institu-
cional, intersectorial, de poder, etc.:

“Necesitamos mucho tiempo, individual, social, colectiva-


mente para poder elaborar todo lo que viene pasando… espe-
ro… estamos saliendo de este tsunami… pero después vie-
ne todo ese tiempo de dar sentido […]” (50 años, hospital
público, CABA).

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 133

Crisis: de lo intempestivo a la creatividad

El tiempo intempestivo sería la temporalidad de la muerte que


desasosiega a la conciencia, que la atormenta y la desconcier-
ta, que interrumpe su economía de continuidad, de linealidad
y de sincronía. Marca la interrupción del flujo continuo de la
conciencia. La metafísica siempre trató de reprimir el tiempo
intempestivo a favor de lo calculable y predecible (Han, 2020).
Los aconteceres de la pandemia guardan en las vivencias del
colectivo de psicólogas el carácter intempestivo, sin embargo,
esa misma esencia de lo incalculable forma parte de las prácticas
profesionales que a diario transitamos.

“Qué huracán que atravesamos, la abolición de tantos espa-


cios de intercambio y qué suerte que sucedió en un tiempo
en que tenemos este recurso (la virtualidad) que nos permitió
“salvar el aislamiento” (36 años, hospital público, Salta).

“Lo abrupto, disruptivo y desconocido de la pandemia nos


permitió encontrar un lugar donde conectar con la manera
de trabajar” (44 años, institución privada, CABA).

La incertidumbre frente a la enfermedad y la muerte de


las personas que asistimos nos ha brindado una perspectiva
desde la complejidad que nos permite sostener la tensión
entre la cronicidad y el evento agudo de las enfermedades,
entre lo rutinario y lo impensado en la vida de las personas.
Un saber-hacer con el que acompañamos a personas gra-
vemente enfermas, y que en contextos de pandemia se nos
vuelve como herramienta para el propio devenir.

“Muchas veces pensé, yo me cuido todo lo que puedo y si me


pasa algo, me pasa…será mi momento y mientras tanto viví
todo lo que pude… el desafío es integrar esto e igual vivir,
como hacen nuestros pacientes” (50 años, ámbito privado).

“Los pacientes estaban mucho más adaptados a la situación


de pandemia que yo, el aislamiento formaba parte de su vida

teseopress.com
134 • Salud mental comunitaria y pandemia

y hasta se sentían cómodos por no ser los únicos adentro” (44


años, institución privada, CABA).

De las vivencias compartidas, se observa una tensión


entre lo cambiante y lo invariable de los modos de vida en
la crisis por COVID-19. La situación excepcional parecería
haberlo modificado todo, sin embargo, la división sexual
del trabajo y el modelo de cuidado como unívocamente
femenino parecen haberse reforzado. Las tareas del cuida-
do se vieron incrementadas en las trabajadoras con niñas/
os a cargo, ya que el espacio escolar también fue asumi-
do en su mayoría por las mujeres dentro de las tareas del
cuidado. El pasaje del rol de cuidadoras a profesionales
de la salud y viceversa no presenta pausas, sin distancias
espaciales o temporales, es asumido como un continuado
que sobrecarga.

“El consultorio lo trasladé a mi casa. El no corte, esa conti-


nuidad con la familia, con los chicos, me resultó difícil… y él
[pareja médico] tenía que estar en el hospital afuera, llegaba
y yo subía al consultorio. Registro la continuidad entre la
familia, la escuela y el trabajo como algo muy pesado. Es muy
difícil hacer 24×7. Ahora registro mucho enojo” (41 años,
institución privada, Bs. As.).

Se desdibujó la proporción y las fronteras entre el tra-


bajo, el ocio y la vida familiar. En consecuencia, el trabajo
invade la esfera doméstica y puede generar conflictos con el
resto de la familia ya que se modificaron los horarios de la
vida doméstica, lo que vulneró la privacidad y la intimidad.
Esto requiere un esfuerzo y un tiempo de readaptación,
un estado de alerta o vigilia que puede ir acompañado por
angustia y ansiedad (Neffa, 2021, p.10).
Entre los cambios que se señalaron, hay algunos más
significativos en la articulación de la vida personal y pro-
fesional a partir de lazos solidarios y de cuidados comu-
nitarios. La interdependencia se expresa en los gestos de
cuidados de pacientes y familiares hacia las trabajadoras.

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 135

“… solidaridad ante el aislamiento […] una paciente decirme


si necesitas algo avisame que te lo alcanzo. Es un cambio, el
traer comida, pan casero, tomates de la huerta, berenjenas
al escabeche… el regalo, a la antigua, antes no me pasaba
[…] siento que estaba muy cerca la vivencia, que nos pasa lo
mismo que al paciente… los sonidos de los hijos jugando” (45
años, a domicilio y consultorio privado, Bs. As.).

“Cuando estuve aislada […] me impresionó cómo me cuida-


ron mis pacientes, me escribieron, me preguntaban si nece-
sitaba algo… fue muy conmovedor” (44 años, institución pri-
vada, CABA).

Todo hace prever que, cuando se logre controlar la


pandemia, no será posible volver completamente al estado
de “normalidad” anterior (Neffa, 2021). El intento de res-
taurar la realidad previa a la pandemia se sostiene en una
fantasía renegatoria que excluye las marcas en el cuerpo, y
no contempla la dimensión de las pérdidas sufridas.

“No vamos a volver atrás, vamos a ser diferentes y hay que


buscar esa nueva versión, lo relaciono con cómo lo traba-
jamos con nuestros pacientes crónicos” (56 años, sanatorio
privado, Santa Fe).

“Mi vida quedó arrasada por el COVID tanto personal como


profesionalmente, a mí me implicó hasta mi espacio de tra-
bajo… mi lugar de pertenencia” (44 años, hospital público,
Bs. As.).

“De ese marzo de 2020 a ahora cambiaron muchas cosas…


decisiones difíciles, limitar la vida familiar para continuar
con la vida profesional” (36 años, hospital público, Salta).

teseopress.com
136 • Salud mental comunitaria y pandemia

Desde la complejidad, sostener las tensiones

La vida contemplativa sin acción está ciega y la vida activa


sin contemplación está vacía.

Byung-Chul Han (2018)

A modo de cierre resaltamos tres tensiones evidenciadas.


En primer lugar, la interdependencia entre el carácter rela-
cional del cuidado de sí y el cuidado de otras/os, en tan-
to cuidadoras-cuidadas. En segundo lugar, el cuerpo como
vivenciado, sentido, que dirime la agenda pública de salud
con un cuerpo biologizado y objeto de control desde una
epidemiología tradicional; un cuerpo silencioso que es invi-
sible en la cotidianeidad prepandemia se pone en alerta y es
hipervigilado frente a la amenaza de enfermar y morir por
coronavirus; un cuerpo que se interroga sobre el distancia-
miento y ofrece cercanía debatiendo entre la presenciali-
dad o la virtualidad de una práctica profesional. En tercer
lugar, un cuerpo individual y colectivo al mismo tiempo.
El cuerpo colectivo, subjetivado en un nuevo “nosotras”,
verbaliza sus demandas para ser visibilizadas y atendidas:
la muerte en soledad y deshumanizada, uno de los prin-
cipales reclamos.
Por último, la crisis, entre los procesos crónicos y lo
intempestivo de la pandemia, que expuso modos de relacio-
nar entre la repetición y lo creativo pacientes y profesio-
nales con vivencias similares y gestos de cuidados comu-
nitarios que transforman modos tradicionales de los actos
de salud.

teseopress.com
10

Intervenciones de psicología social


comunitaria y las dimensiones
de la transformación social
MARÍA MALENA LENTA, ROXANA LONGO, ALEXIS SERANTES,
BRENDA RIVEROS Y GRACIELA ZALDÚA

Desde el proyecto UBACyT “Salud mental comunitaria:


contextos de precarización y políticas del cuidado”
hemos venido desarrollando diversos trabajos de IAP
desde el enfoque de la psicología social comunitaria. De
acuerdo con esta perspectiva, que asume como hori-
zonte ético-político la transformación social, buscamos
promover procesos de participación, organización y
autonomía colectiva a partir del ejercicio de la refle-
xividad crítica, la desnaturalización de las condiciones
de vida y la producción socio-histórica de la preca-
rización de la vida.
En ese marco, hemos desarrollado diversas tareas
de intervención psicosocial desde una perspectiva de
cogestión o gestión asociada (Poggiese et al., 1999), abo-
cadas al monitoreo de procesos de salud-enfermedad-
atención-cuidado de diferentes colectivos sociales y a
la promoción del agenciamiento de los grupos partici-
pantes. De esa forma, llevamos adelante diferentes tipos
de actividades: formación de promotoras frente a la
violencia de género con distintos colectivos de traba-
jadoras, talleres de educación sexual en dispositivos de
educación popular y abordaje comunitario y educativo

teseopress.com 137
138 • Salud mental comunitaria y pandemia

de consumos problemáticos de sustancias, entre otros.


Asimismo, acompañamos procesos de exigibilidad de
derechos de trabajadores/as del ámbito de las políticas
públicas de infancias, del sector salud y salud mental, del
ferrocarril y de subterráneos, entre otros. En cada uno
de esos espacios trabajamos coconstruyendo herramien-
tas para la reflexión crítica acerca de las condiciones y
medio ambiente de trabajo y la elaboración sobre los
malestares individuales y colectivos, así como también
para el reconocimiento de la intersección de matrices de
dominación: de clase, género, etnia, generación, territo-
rio y capacidad que operan en la configuración de los
procesos de injusticia, subordinación social, fragmenta-
ción social y destrucción de la vida.
La implementación de distintas estrategias de IAP en
el marco de estas intervenciones nos ha permitido analizar
diversos nudos críticos en los procesos de salud colecti-
va, tales como: la coexistencia de lógicas tutelares en ten-
sión con la implementación de los nuevos paradigmas de
ampliación de los derechos humanos (Zaldúa et al., 2015);
la precarización material y simbólica de los procesos de
cuidado (Lenta, Longo y Zaldúa, 2020) o la distancia
entre la enunciación y la efectiva implementación de
las políticas públicas y políticas sociales que se con-
ciben como reparatorias (Zaldúa, 2010), entre otras.
Ante estos escenarios, y reconociendo los procesos de
mercantilización y precarización de la salud, asumimos
el desafío de cogestionar espacios de disputa ante las
lógicas avasallantes del capitalismo neoliberal, patriar-
cal, racista y colonialista.
Ahora bien, la irrupción de la pandemia de
COVID-19 presentó nuevos desafíos para el quehacer
psicosocial comunitario. Durante el 2020, con la pro-
pagación del virus y la implementación de medidas de
aislamiento como casi única respuesta, en un contexto
mundial de crisis socioeconómica y ambiental, se pro-
fundizaron las desigualdades preexistentes en cuanto a

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 139

la accesibilidad a la salud, las condiciones de trabajo y


el ejercicio de derechos. Las nuevas (y no tan nuevas)
modalidades de teletrabajo agilizaron procesos de flexi-
bilización laboral, y deslocalizaron y reestructuraron las
nociones del tiempo y el espacio, en una nueva división
de roles entre quienes tuvieron que restringirse al ámbi-
to doméstico para trabajar y quienes debieron exponerse
al virus presencialmente (Lenta et al., 2021).
En cuanto a las afectaciones de la salud mental
comunitaria es preciso considerar que la exposición al
riesgo de contagio de COVID-19, la pérdida de compa-
ñeros/as y familiares, el aumento en la carga de trabajo
productivo y reproductivo y la incertidumbre constante
frente a un panorama social complejo movilizaron pro-
cesos psíquicos de angustia, ansiedad y duelo. Ante estos
procesos quedaron expuestos los límites de los enfo-
ques biomédicos y psicopatologizantes para dar cuenta
de la complejidad del fenómeno y de la determinación
social del padecimiento (Breilh, 2020). En este contex-
to, durante el 2020 también hemos puesto en marcha
nuevas intervenciones psicosociales con diversos colec-
tivos: trabajadoras de la salud, trabajadoras ferroviarias,
referentas responsables de comedores populares –en el
marco de un movimiento social–, un equipo de salud
–de un centro de atención de consumos problemáti-
cos reconvertido en hogar convivencial por efecto del
ASPO– y un equipo técnico de un programa del cam-
po de las políticas de infancia. En este capítulo nos
proponemos reflexionar acerca de las nuevas demandas,
los obstáculos y las innovaciones acontecidas en el des-
pliegue de dichas intervenciones. Más precisamente, nos
preguntamos: ¿cómo delimitar los alcances de los pro-
cesos psicosociales desencadenados por los dispositivos
configurados a partir de la estrategia de la IAP? ¿Cómo
comprender las dinámicas de transformación social que
emanan de dichos procesos?

teseopress.com
140 • Salud mental comunitaria y pandemia

Puntos de partida conceptuales

Para el desarrollo de las intervenciones psicosociales que


llevamos adelante apelamos a la estrategia de la IAP (Mon-
tero, 2004). Esta, más que una opción metodológica, se
constituye como un posicionamiento ético-político, episté-
mico y ontológico que pone el centro en la praxis. Es decir,
en la noción de que el conocimiento se produce a través
de la acción, que la acción debe ser transformadora de las
situaciones que producen malestar y padecimiento en fun-
ción del orden socio-histórico existente. Pero, además, esta
acción debe ser emprendida por los/as propios/as sujetos/
as que vivencian las injusticias y las consecuencias de la
subalternidad social.
En este contexto, la IAP implica posicionarse desde
una ciencia social crítica comprometida con la acción para
transformar el mundo, en contraposición al paradigma
positivista, que interpreta la praxis como simple manipula-
ción tecnológica y control racional de los procesos natura-
les y sociales (Fals Borda, 1987). Pero para ello es necesario
operar en la producción de procesos de concienciación crí-
tica. Pues, como señala Baró (1996), la opresión no es una
opinión o un sentimiento, sino un hecho objetivo, enrai-
zado en sistemas sociales políticos-económicos objetivos,
y para los sectores socialmente subalternizados es esencial
aprehenderlos. De allí la importancia de la intervención
psicosocial sobre los procesos de desnaturalización y pen-
samiento crítico.
Ahora bien, la noción de transformación social, como
eje central de la psicología social comunitaria, es actual-
mente objeto de debate. Algunas autoras como Montene-
gro, Rodríguez y Pujol (2014), que advierten acerca del
impacto individualizante de las formas contemporáneas del
capitalismo sobre el desarrollo de la psicología social comu-
nitaria, señalan que esta tendencia opera en el sentido de
la captura de sus principales conceptos y la pérdida del
potencial crítico. En consecuencia, se producen prácticas

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 141

acríticas, voluntaristas e ingenuas que se alejan del objeti-


vo de generar cambios sociales profundos. En cambio, el
enfoque crítico pone énfasis en la determinación social del
malestar y orienta la transformación social, como horizon-
te de las prácticas, hacia los factores macroestructurales,
en tensión con las dinámicas institucionales y los procesos
micropolíticos que organizan la vida cotidiana y el modo
de vida social, comunitario y singular. De modo que las
intervenciones psicosociales no pueden dejar de considerar
la dimensión socio-histórica de los procesos que se pro-
ponen abordar, como así también los procesos subjetivos
e intersubjetivos.
Es en el marco de los procesos socio-históricos que
se configura la subjetividad. Entendida como articulación
entre lo social y lo individual, la subjetividad conforma un
sistema de sentidos subjetivos que se producen en función
del contexto y de las complejas formas de organización
social (González Rey, 2013). Pero, a su vez, se trata de un
sistema en constante desarrollo, dado que el sujeto indivi-
dual, a través de su acción, es capaz de producir sentidos
subjetivos contrapuestos a la subjetividad social dominante.
Por lo tanto, los procesos psicosociales se entienden dentro
de un dinamismo constante y de heterogeneidad de actores
en tensión, pero con capacidad de agencia. De allí que el
carácter participativo adquiera una relevancia significativa,
ya que “es un proceso metodológico que no puede llevarse
a cabo sin la presencia y colaboración de las personas cuya
situación se busca transformar, porque ellas mismas forman
parte de ese proceso” (Montero, 2004, p. 143).

El camino metodológico para la reflexión


sobre las experiencias de intervención psicosocial

La metodología denominada “sistematización de experien-


cias”, a través de la cual estos procesos de intervención

teseopress.com
142 • Salud mental comunitaria y pandemia

de IAP pueden ser registrados y evaluados, a la vez abre


nuevos interrogantes para futuros procesos de acompaña-
miento. Desde una lectura transversal de las experiencias
se buscará realizar un trabajo de reflexividad crítica sobre
las dinámicas de intervención desarrolladas con el obje-
to de construir indicadores de transformación social de
las experiencias, apuntaladas en la validación pragmática y
semántica de estas.
El concepto de experiencia, referido a la sistematiza-
ción de estas, puede ser, en principio, distinguido del de
información (Jara, 2010). Mientras que el proceso de sis-
tematización de la información se ajusta a la organización
y esquematización de datos, el abordaje de la experiencia
supone tomar como objeto un proceso socio-histórico que
es llevado a cabo por los actores que participan o han par-
ticipado de este. Según Verger (2006), la sistematización de
experiencias puede ser definida como

… el proceso de reconstrucción y reflexión analítica sobre


una experiencia de acción o de intervención mediante la cual
interpretarla y comprenderla. Con el proceso de sistemati-
zación se obtiene un conocimiento consistente que permite
transmitir la experiencia, confrontarla con otras experiencias
o con el conocimiento teórico existente. Así, se contribuye a
la acumulación de conocimientos generados desde y para la
práctica, y a su difusión o transmisión (p. 4).

En otras palabras, la sistematización de experiencias


puede ser asumida como una práctica de reflexión crítica
sobre los desarrollos de las intervenciones comunitarias,
en la que se permite pensar, esquematizar y transmitir el
tránsito, los resultados e interrogantes de estas instancias.
Según Acosta (2005), la sistematización de proyectos tiene
tres objetivos: en primer lugar, que los/as actores/as anali-
cen sobre los qué, los cómo, los porqués y los para quién de
las acciones realizadas; en segundo lugar, provocar procesos
de aprendizaje; y, en tercer lugar, explicar los resultados
obtenidos para mejorar experiencias futuras.

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 143

Jara (2010) también aporta que este proceso de sis-


tematización requiere un aspecto crucial para el análisis,
como lo es la interpretación crítica, puesto que no se tra-
ta de realizar una narrativa de la situación experimenta-
da, sino poder comprender con profundidad la dialéctica
entre los cambios y la resistencia hacia estos en relación
con los procesos socio-históricos que la gestaron. Es así
como, en un sentido político, la práctica que conlleva esta
interpretación crítica debe constituirse como un proceso de
transformación social.

Caracterización de las experiencias

Con el objeto de poder avanzar en un abordaje transversal


y reflexivo sobre los interrogantes planteados en torno a
las experiencias desarrolladas en el contexto de la pandemia
del COVID-19, optamos por seleccionar dos experiencias:
una con un colectivo de trabajadoras ferroviarias y otra con
trabajadoras de la salud de CeSAC. Cada una de ellas refiere
a diferentes tipos de experiencias en función del vínculo y la
historia del colectivo de trabajo desde la universidad con el
colectivo de referencia, el ámbito de trabajo y el alcance de
la intervención psicosocial propuesta. Las principales fuen-
tes de información que nos permitieron construir el proce-
so de sistematización fueron las planificaciones de trabajo,
las crónicas de las actividades, los cuadernos de campo y los
productos desarrollados a partir de las experiencias.
En el caso de las trabajadoras ferroviarias, desde el año
2016 venimos trabajando de manera conjunta en el acom-
pañamiento frente a situaciones de violencia de género en el
ámbito laboral y doméstico. Más precisamente, en conjunto
con una agrupación sindical de mujeres realizamos diversos
talleres y actividades vinculadas a la problemática. En con-
texto de pandemia, en abril de 2020 se desarrolló un taller
sobre prevención de violencia de género involucrando el

teseopress.com
144 • Salud mental comunitaria y pandemia

impacto de la pandemia en las mujeres. El taller constó de


tres encuentros virtuales y la producción de un material
audiovisual realizado por las 26 participantes, cuyo objetivo
fue visibilizar los malestares percibidos por las trabajadoras
en el contexto de la pandemia, así como también sensibili-
zar a sus compañeros varones ante el aumento de las cargas
del trabajo de cuidado y la reactualización de las prácticas
discriminatorias de género en el ámbito del trabajo. En el
caso de las trabajadoras del sistema público de salud, se
trabajó con integrantes de equipos de atención primaria
pertenecientes a cuatro CeSAC con quienes nuestro equipo
universitario sostiene un vínculo desde hace años. En 2020,
se realizaron cuatro encuentros virtuales con participantes
de ocho equipos de salud para reflexionar e intercambiar
opiniones acerca de los efectos de la pandemia en las tra-
bajadoras de la salud.

Descripción analítica de las experiencias

Los dos espacios con los que realizamos los procesos de inter-
vención fueron diferentes. En el caso de las trabajadoras ferro-
viarias se trata de un colectivo de mujeres participantes de una
organización feminista sindical, con una historia de organiza-
ción gremial y en el marco de un trabajo de agenciamiento de
las mujeres en el colectivo más amplio del gremio ferroviario.
Esto constituyó un puntal relevante para la organización de la
intervención dado que existía la posibilidad de capitalizar expe-
riencias de trabajo conjunto prepandemia y, a su vez, existía
una memoria acerca de cómo coordinar acciones entre ellas y
cómo construir demandas. En cambio, en el caso de las trabaja-
doras de la salud de los CeSAC, si bien se conocían previamente
y tenían experiencias comunes de participación en diferentes
espacios, no estaban conformadas como colectivo previamente
al espacio cogestionado en el proceso de intervención.

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 145

Otro aspecto diferencial entre las experiencias fueron


los tipos de demandas que suscitaron las intervenciones
puntuales. Si bien todas estuvieron atravesadas por la pan-
demia del COVID-19 y su impacto en la vida cotidiana y
en la dinámica de las organizaciones, mientras que para las
trabajadoras ferroviarias la demanda se orientaba a pro-
ducir un reencuentro entre las trabajadoras para poten-
ciar la reorganización colectiva, para las trabajadoras de los
CeSAC remitió al abordaje del malestar o desgaste laboral
producido por la pandemia, en el marco de fuertes pre-
siones en cuanto trabajadoras de la primera línea en el
sistema de salud.
En cuanto a los obstáculos identificados en el desarro-
llo de las intervenciones, los hallamos de diferentes tipos.
Un primer aspecto general fue el propio contexto de la
pandemia del COVID-19 que había impactado en la orga-
nización del trabajo mediante la conformación de burbujas,
cohortes y personas con licencias o dispensas que se encon-
traban en sus hogares. Junto con las medidas de ASPO, esto
implicó que las diferentes actividades se realizaran de modo
virtual, con diferentes accesos a la conectividad, diferentes
conocimientos de los dispositivos tecnológicos y diferentes
contextos en los que las personas se conectaban: sus casas,
sus lugares de trabajo y el transporte público de camino a
casa, entre otras modalidades.
Un segundo obstáculo refirió a la propia lógica del
trabajo virtual que incidió en la durabilidad de las activi-
dades, a la reducción del tiempo dedicado a estas, así como
también a los espacios de encuentro pre- y postarea que
muchas veces permiten trabajar sobre la viabilidad de los
encuentros al reconocer diferentes afectos y rostridades que
pueden ser recuperados en los espacios de trabajo conjunto.
A su vez, en el caso de la intervención con las trabajadoras
de los CeSAC se adiciona como obstáculo la diferencia de
intereses y expectativas con respecto al espacio.
En cuanto a los facilitadores de las intervenciones se
destaca la presencia de referentes claves de los dos grupos

teseopress.com
146 • Salud mental comunitaria y pandemia

que promovieron la realización y participación en las acti-


vidades y el compromiso de estos con las acciones acorda-
das. Otro aspecto facilitador fue la propia virtualidad, que,
si bien implicó limitaciones ya señaladas, al mismo tiempo
resultó el medio más viable para el desarrollo de las accio-
nes. Finalmente, en el caso del colectivo de las trabajadoras
ferroviarias, se resalta como facilitador a la relación de con-
fianza con el equipo, configurada previamente en función
de las actividades realizadas en cogestión que fueron con-
dición de posibilidad de la nueva demanda en pandemia.

Pensar en los alcances de las intervenciones, pensar


en las dimensiones de la transformación social

Cuando reflexionamos sobre los alcances de las interven-


ciones desde la psicología social comunitaria, vuelve sobre
la discusión el horizonte de la transformación social. Como
sostiene Montero (2010), no se trata de modificaciones o
cambios acotados, desligados de las circunstancias socio-
históricas en las cuales se producen los procesos de inter-
vención. Tampoco son definitivos dado el carácter comple-
jo de los conflictos presentes en las sociedades humanas, ya
que involucran un conjunto de tensiones dinámicas entre
diferentes planos: el singular, referido a la construcción de
sentidos y posicionamiento subjetivo de las personas que
participan en los dispositivos coconstruidos; el colectivo,
que alude al conjunto agenciado de participantes; y final-
mente el social, que refiere al vínculo del colectivo con las
instituciones sociales con, para, sobre, desde y contra las que
configura su agencia. Es decir, este colectivo se constituye
como sujeto político con capacidad deseante, creativa, con-
frontativa, de enunciación y exigibilidad de derechos. A su
vez, estos planos operan entre sí en forma dialéctica.
La dimensión temporal atraviesa estos planos de mane-
ra diversa. En el plano singular y colectivo, algunos aspectos

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 147

de la transformación pueden tornarse asequibles de una


manera más próxima, por ejemplo, en el marco de un pro-
ceso de intervención, a través de ejercicios de reflexividad
crítica que permiten la resignificación de la propia historia
(lo singular) y de construcción colectiva de acciones crea-
tivas para abordar los problemas y malestares identificados
(lo colectivo). En cambio, las transformaciones en el plano
social suelen dar cuenta del devenir de un proceso de agen-
ciamiento a mediano o largo plazo.
Ahora bien, volviendo sobre las dos intervenciones
referidas: ¿dónde “vemos” la transformación social en las
experiencias desarrolladas? En primer lugar, identificamos
que el ejercicio de reflexión crítica en cada uno de los
encuentros de las dos experiencias permitió identificar rela-
ciones de poder y mecanismos de opresión a partir de
desnaturalizar y desideologizar las prácticas cotidianas. La
reflexión crítica fue clave en la posibilidad de situar las
experiencias cotidianas vinculadas al malestar generado por
el contexto de la pandemia y los procesos de trabajo, vivi-
das como personales, en relación con experiencias similares
vividas por las demás compañeras en el caso de las ferrovia-
rias y los demás equipos de salud, en el caso de los CeSAC.
Asimismo, esta desprivatización de la experiencia personal
favoreció su resignificación desde las coordenadas socio-
históricas generadas por la pandemia.
Este ejercicio de concientización permitió también el
reposicionamiento subjetivo de muchas de las participantes
de los espacios de intercambio colectivo, ya que favoreció
el reconocimiento de la otredad: compañeras/es de trabajo,
usuarios/as y otras/os trabajadoras/es también afectados
por las nuevas coordenadas espacio-temporales de la pan-
demia, así como las políticas de cuidado-descuido a nivel de
políticas sanitarias e institucionales.
En torno al propósito de operar sobre las propias
experiencias cotidianas fuentes de padecimiento, la par-
ticipación en los espacios colectivos se tornó una parti-
cipación comprometida que permitió consolidar al grupo

teseopress.com
148 • Salud mental comunitaria y pandemia

de las trabajadoras ferroviarias disgregadas por el ASPO


y comenzar a conformar una grupalidad en el caso de las
trabajadoras de salud de los CeSAC. En el marco de sen-
dos dispositivos cogestionados, se identificaron virtudes y
potencias grupales y se cocrearon estrategias para abor-
dar el malestar. A su vez, el rescate de las herramientas o
recursos que fueron útiles para otros colectivos, a partir
de vincular la propia experiencia de lucha con la de esos
otros, permitió recuperar la memoria histórica que incidió
en el proceso de trabajo y, particularmente en el caso de las
trabajadoras ferroviarias, implicó acciones que propiciaron
el “hacerse oír” en espacios públicos, visibilizar sus proble-
máticas, activar mecanismos institucionales para denunciar
vulneraciones de sus derechos o reclamar por su vigencia e
interpelar a otros compañeros/as y equipos de trabajo.
En este contexto, las estrategias y acciones de resisten-
cia frente a la pandemia del COVID-19 y las políticas de
descuido tanto de las políticas estatales como instituciona-
les que forzaban a los colectivos a trabajar en condiciones
de mayor precariedad, de exposición innecesaria a riesgos
psicosociales y de aumento de las cargas de trabajo de cui-
dado tanto doméstico como laboral permitieron configurar
políticas de cuidado colectivas para politizar el malestar y
construir una agenda para la exigibilidad de derechos.

teseopress.com
Bibliografía de referencia

ACIJ (2021). Presupuesto 2021. Salud mental: recursos insu-


ficientes y concentrados en el manicomio. Disponible en
https://acij.org.ar/
Acosta, L. A. (2005). Guía práctica para la sistematización
de proyectos y programas de cooperación técnica. Oficina
Regional de la FAO para América Latina y El Caribe.
Disponible en https://bit.ly/3AM5SUw
Aguado, T. (2018). “Otra política visual de la representación
sexual: el porno feminista de Erika Lust”. Pasavento.
Revista de Estudios Hispánicos, VI(1), 43-60. DOI:
10.37536/preh.2018.6.1
Alario Gavilán, M. (2018). “La influencia del imaginario
de la pornografía hegemónica en la construcción del
deseo sexual masculino prostituyente: un análisis de
la demanda de prostitución”. Asparkía, 33, 61-79. DOI:
10.6035/Asparkia.2018.33.4
Alonso, J. P. (2008). “Cuerpo, dolor e incertidumbre.
(con)textos”. Revista d’antropologia i investigació social, 2,
36-50.
Apple, M. (1997). Teoría crítica y educación. Buenos Aires:
Miño y Dávila Editores.
Araujo, S. M. (2020). “El desarrollo del curriculum universi-
tario en tiempos de COVID19: oportunidad y contra-
riedad”. Trayectorias Universitarias, 6, 1-12.
Artazo, G. y Bard Wigdor, G. (2019). “Pornografía mains-
tream y su relación con la configuración de la mas-
culinidad hegemónica”. Atlánticas. Revista Internacional
de Estudios Feministas, 4(1), 325-357. DOI: 10.17979/
arief.2019.4.1.3461
Aspiazu, E. (2016). “Heterogeneidad y desigualdades de
género en el sector salud: entre las estadísticas y las

teseopress.com 149
150 • Salud mental comunitaria y pandemia

percepciones sobre las condiciones de trabajo”. Revista


Pilquen, 19(1), 55-66.
Ayres, J. R., França Junior, I., Junqueira Calazans, G. y Saletti
Filho, H. C. (2006). “El concepto de vulnerabilidad y las
prácticas de salud: nuevas perspectivas y desafíos”. En
D. Czeresnia y C. Machado de Freitas (Organizadores),
Promoción de la Salud. Conceptos, reflexiones, tendencias.
Buenos Aires: Lugar.
Ballester Brage, Ll., Orte, C. y Pozo Gordaliza, R. (2019).
“Nueva pornografía y cambios en las relaciones inter-
personales de adolescentes y jóvenes”. En Vulnerabilidad
y resistencia: experiencias investigadoras en comercio sexual
y prostitución (pp. 249-284). España: Edicions de la Uni-
versitat de les Illes Balears.
Baquero, R. y Terigi, F. (1996). En búsqueda de una unidad de
análisis del aprendizaje escolar. Dossier de apuntes pedagó-
gicos. Buenos Aires: UTE/CTERA.
Basaglia, F. (2008). La condena de ser loco y pobre. Alternativas
al manicomio. Buenos Aires: Topia.
Batthyány, K. y Sánchez, A. S. (2020). Profundización de las
brechas de desigualdad por razones de género: el impacto
de la pandemia en los cuidados, el mercado de trabajo y la
violencia en América Latina y el Caribe. Buenos Aires:
CLACSO.
Bauman, Z. (2010). La globalización. Consecuencias humanas.
Buenos Aires: Fondo de Cultura Económica.
Belli, L. F. (2013). “La violencia obstétrica: otra forma de
violación a los derechos humanos”. UNESCO. Revista
Red Bioética, 1(7), 25-34.
Bidaseca, K. et al. (2021). “El impacto del COVID-19 en la
vida de las mujeres cis y trans en Argentina”. En Poética
erótica de la relación. Pandemia, cuerpas y cuidados. Impac-
tos del COVID-19 en la vida de las mujeres cis y disidencias:
Argentina, Brasil, Venezuela y España. Boletín del Grupo de
Trabajo Epistemologías del sur. Buenos Aires: CLACSO.
Bidaseca, K., Aragão Guimarães Costa, M., Brighenti, M.
y Ruggero, S. (2020). Diagnóstico de la situación de las

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 151

mujeres rurales y urbanas y disidencias en el contexto de


COVID-19. Buenos Aires: CLACSO.
Bobadilla, M., Miño Vargas, D. y Rago, M. (2020). “Hacia
una pedagogía en la virtualidad: ¿vincularidad en tiem-
pos de pandemia?”. RED Sociales, Revista del Departamen-
to de Ciencias Sociales, 7(5), 25-34.
Bonfill, C. (2020). “¿Habremos aprendido? Aún estamos a
tiempo”. Debate Universitario, 8(16), 79-83.
Breilh, J. (2020). “SARS-CoV2: rompiendo el cerco de la
ciencia del poder. Escenario de asedio de la vida, los
pueblos y la ciencia”. En AA. VV., Posnormales (pp.
31-90). Buenos Aires: ASPO.
Brown, J. (2020). “Del margen al centro. De la construcción
del aborto como un problema social al aborto como un
derecho (1983-2018)”. Cuestiones de Sociología, 22. Dis-
ponible en https://bit.ly/3s5LnhF
Bruno, D., Demonte, F. y Jait, A. (2016). El uso de la comunica-
ción en los procesos de cambio de las organizaciones de salud
argentina. Disponible en https://bit.ly/3ofQ4o1
Butler, J. (2007). Género en disputa. El feminismo y la subver-
sión de la identidad. Barcelona: Paidós.
Butler, J. (2010). Marcos de guerra. Las vidas lloradas. Madrid:
Paidós
Butler, J. (2014). Repensar la vulnerabilidad y la resistencia por
Judith Butler. Conferencia impartida por Judith Butler
en el XV Simposio de la Asociación Internacional de
Filósofas organizado por el Departamento de Historia
y Filosofía, Universidad de Alcalá / Instituto Franklin-
UAH / Asociación Internacional de Filósofas (IAPh).
Disponible en https://bit.ly/3ogVuPB
Butler, J. (2020a). “El capitalismo tiene sus límites”. En AA.
VV., Sopa de Wuhan: pensamiento contemporáneo en tiem-
pos de pandemia (pp. 59-65). Buenos Aires: ASPO.
Butler, J. (2020b). Rastros humanos en las superficies del mundo.
Lobo suelto. Disponible en https://bit.ly/3KWtwCp

teseopress.com
152 • Salud mental comunitaria y pandemia

Delgadillo, V., Díaz, I. y Salinas, L. (2015). Perspectivas del


estudio de la gentrificación en México y América Latina.
Ciudad de México: UNAM.
Campos, G. (2005). “El filo de la navaja de la función filtro:
reflexiones sobre la función clínica en el Sistema Úni-
co de Salud en Brasil”. Revista Brasileira de Epidemiolo-
gia, 8, 477-483.
CELS (2020a). Los derechos humanos de la población
travesti y trans en aislamiento obligatorio. Disponible en
https://bit.ly/3uek9Io
CELS (2020b). La pandemia covid-19 en el manicomio: la pro-
fundización de la desidia. Disponible en https://bit.ly/
3ugeSAe
CEPAL, N. (2020). La pandemia del COVID-19 profundiza la
crisis de los cuidados en América Latina y el Caribe. Santia-
go de Chile: CEPAL.
Cohen, N. y Gómez Rojas, G. (2018). Metodología de la inves-
tigación, ¿para qué? La producción de los datos y los diseños.
Buenos Aires: Teseo-CLACSO.
Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(2020). Los riesgos de la pandemia de COVID-19 para el
ejercicio de los derechos sexuales y reproductivos de las muje-
res. Disponible en https://bit.ly/3reNr7O
Couto, M. T., Oliveira, E., Separavich, M. y Campos Luiz, O.
(2019). “La perspectiva feminista de la interseccionali-
dad en el campo de la salud pública: revisión narrati-
va de las producciones teórico-metodológicas”. Revista
Salud Colectiva, 15, 1-14. Disponible en https://bit.ly/
3GhG04f.
De la Aldea, E. (2019). Los cuidados en tiempos de descuido.
Santiago: LOM.
De Souza Santos, B. (2020). A cruel pedagogía do vírus. Coim-
bra: Almedina
Dejours, C. (2019). El sufrimiento psíquico en el trabajo. Bue-
nos Aires, Argentina: Topía.
Dejours, C. y Gernet, I. (2014). Psicopatología del trabajo.
Buenos Aires, Argentina: CEIL-CONICET.

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 153

Del Bono, A. (2016). Maternidades y paternidades adolescentes.


Buenos Aires: Unicef.
Del Valle, D., Perrotta, D., y Suasnábar, C. (2021). “La uni-
versidad argentina pre y post pandemia: acciones fren-
te al Covid-19 y los desafíos de una (posible) reforma”.
Integración y Conocimiento, 10 (2).
Esteban, M. L. (2004). Antropología del cuerpo. Género, iti-
nerarios corporales, identidad y cambio. Barcelona: Edi-
cions Bellaterra.
Esteban, M. L. (2006). El estudio de la salud y el género:
las ventajas de un enfoque antropológico y feminista.
Revista Salud Colectiva, 2(1), 9-20.
Facio, S. y Fries, L. (2005). “Feminismo, género y patriar-
cado”. Academia. Revista sobre enseñanza del Derecho de
Buenos Aires, 3(6), 259-294.
Fals Borda, O. y Rodríguez Brandao, C. (1987). Investigación
participativa. Montevideo: La banda oriental.
Faraone, S. e Iriart, C. (2020). “Salud mental, políticas públi-
cas y trabajo vivo en acto: la pandemia como analiza-
dor de la falta de cumplimiento de la Ley Nacional de
Salud Mental en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”.
Debate Público. Reflexión de Trabajo Social, 10(20), 41-52.
Disponible en http://trabajosocial.sociales.uba.ar.
Fernández, G. I. (2021). “COVID-19 e a educação: primeira
abordagem analítica da situação na Argentina”. Olhar de
Professor, 24, 1-12. Disponible en https://bit.ly/3ogaspa
Feuerwerker, L. C. (2021). “Trabajo y subjetividad: reflexio-
nes a partir de la experiencia de enfrentar el COVID-19
en el Sistema Único de Salud de Brasil”. Salud Colectiva,
17, e3356.
Flamtermesky, H. (2014). “Mujer frontera. Experiencia de
investigación acción participativa feminista (IAPF) con
mujeres víctimas de la trata de personas”. Athenea Digi-
tal. Revista de pensamiento e investigación social, 14(4),
389-400.

teseopress.com
154 • Salud mental comunitaria y pandemia

Fondo de Población para las Naciones Unidas (2020).


COVID-19: Los desafíos en salud sexual y reproductiva.
Disponible en https://bit.ly/3umDZRN
Franco, T. B. y Merhy, E. E. (2009). “Mapas analíticos: una
mirada sobre la organización y sus procesos de traba-
jo”. Salud colectiva, 5, 181-194.
Galazzi, L., Lafforgue, F. y Sopransi, M. B. (2020). “¿De qué
están hechas las burbujas? Enseñar y aprender duran-
te el 2020 desde una perspectiva feminista”. Cuadernos
materialistas, 6, 22-29.
Galende, E. (2006). “Parte I. Breve historia de la crueldad
hospitalaria”. En E. Galende, y A. Kraut, El sufrimiento
mental. El poder, la ley y los derechos (pp. 15-102). Buenos
Aires: Lugar Editorial.
Galende, E. (2015). Conocimiento y prácticas en salud mental.
Buenos Aires: Lugar.
Gelabert, T. (2016). “Contra la precariedad, con la precarie-
dad; cuidados y feminismo”. Oxímora Revista Internacio-
nal de ética y política, 8, 53-62.
Gil Monte, P. R. y Grau Alberola, E. (2009). “Prevalencia del
síndrome de quemarse por el trabajo (burnout) en una
muestra de maestros portugueses”. Aletheia, 29, 6-15.
Gil-Monte, P. R. (2012). “Riesgos psicosociales en el trabajo
y salud ocupacional”. Revista peruana de Medicina Expe-
rimental y Salud pública, 29(2), 237-241.
González Rey, F. L. (2013). “La subjetividad en una pers-
pectiva cultural-histórica: avanzando sobre un lega-
do inconcluso”. Revista CS, 2(11), 19-42. Disponible en
https://bit.ly/3rjY1ui
Guimarães, N. A. y Hirata, H. S. (2021). “A mulher na
sociedade de classes: inspirações e impactos interna-
cionais”. Revista Estudos Feministas, 29.
Han, B.C. (2020). Caras de la muerte. Investigaciones filosóficas
sobre la muerte. Madrid: Herder.
Han, B. C. (2018). El aroma del tiempo. Un ensayo filosófico
sobre el arte de demorarse. Madrid: Herder.
Han, B. C. (2021). La sociedad paliativa. Madrid: Herder.

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 155

Han, B. C. (2020). La emergencia viral y el mundo de


mañana. En AA.VV., Sopa de Wuhan (pp. 97-112). Bue-
nos Aires: ASPO.
Hardt, M. (1999). “Affective Labor”. Boundary, 2(26), 89-100.
Harvey, D. (2020, 22 de marzo). “Política anticapitalista
en tiempos de COVID-19”. SinPermiso. Disponible en
https://bit.ly/3KZ2z0Z
Hazaki, C. (2019). Niños, adolescentes y familias en un mundo
virtual. Buenos Aires: Topía.
INDEC. (2021). Dosier estadístico en conmemoración del 110.°
Día Internacional de la Mujer. Dosier estadístico. Buenos
Aires: INDEC.
Iñiguez Rojas, L. (2008). “Territorio y contextos en la salud
de la población”. Revista Cubana Salud Pública, 34(1),
109-125.
Jacquier, N. y Dos Santos, L. (2021). “Padecer, expresar y
cuidar”. En Cuidados del buen vivir y bienestar desde las
epistemologías del sur. Conceptos, métodos y casos. CABA:
FEDUN. Disponible en https://bit.ly/3ofE4mk
Jara, O. (2018). La sistematización de experiencias, práctica y
teoría para otros mundos posibles. Bogotá: CINDE.
Kohan, J. (1999). “Salud y trabajo docente, elementos
teóricos-metodológicos de la investigación al moni-
toreo epidemiológico”. Salud de los Trabajadores, 7(2),
51-67. Disponible en https://bit.ly/3srS6Tx
Laurell, A. C. (1986). “El estudio social del proceso
salud-enfermedad en América Latina.” Cuadernos Médi-
co Sociales, 37, 3-18.
Laurell, A. C. (2015). “Three decades of neoliberalism in
Mexico. The destruction of society”. Int Jour Health
Policy, 45(2), 246-264.
Laurell, A. C. (1982). “La salud-enfermedad como proceso
social”. Revista latinoamericana de Salud, 2(1), 7-25.
Laurell, A. C. (1994). “Sobre la concepción biológica y social
del proceso salud enfermedad”. En Rodríguez, M. I.,
Lo biológico y lo social: su articulación en la formación del
personal de salud. Washington DC: OPS/OMS.

teseopress.com
156 • Salud mental comunitaria y pandemia

Lazzarato, M. (2001). “El ciclo de la producción inmaterial”.


En Trabajo inmaterial. Formas de vida y producción de sub-
jetividad (pp. 19-24). Rio de Janeiro: DP&A Editora.
Lázzaro, A. I. y Arnao-Bergero, M. (2021). “Gestar y parir
en pandemia: vulneración de derechos y marcas subje-
tivas en la atención obstétrica/perinatal en contexto de
COVID-19 en Argentina”. MUSAS. Revista de Investiga-
ción en Mujer, Salud y Sociedad, 6(2), 29-46.
Lenta, M. M., Longo, R. y Zaldúa, G. (2020). Territorios de
precarización, feminismos y políticas de cuidado. Buenos
Aires: Teseo.
Lenta, M. M., Longo, R. G., y Zaldúa, G. (2019). “Estrategias
de mujeres ferroviarias frente a las violencias de géne-
ro. Una experiencia desde la psicología social comuni-
taria”. Revista Interamericana de Psicologia/Interamerican
Journal of Psychology (IJP), 53(2), 195-207.
Lenta, M. M., Maldonado, S. E., Longo, R. G. y Zaldúa, G.
(2021). “Intersecciones entre psicología social comuni-
taria y feminismos: reflexiones a partir de experiencias
de Investigación Acción Participativa”. Revista Puerto-
rriqueña de Psicología, 31(2), 238-252.
Lenta, M., Longo, R., Zaldúa, G. y Veloso, V. (2021). “La
salud de las trabajadoras de la salud en pandemia”.
Anuario de investigaciones, 25, 147-154.
Longo, R., Lenta, M. M., Joskowicz, A. y Tortosa, P. (2020).
“Equipos de salud: entre la precarización y el reco-
nocimiento”. En G. Zaldúa y M. Bottinelli (Coords.),
Territorios, equipos y narrativas en situación (pp.13 -26).
Buenos Aires: Teseo.
Longo, R., Lenta, M. y Zaldúa, G. (2020). “Nudos críticos
y desafíos de las intervenciones del campo psi en la
interrupción legal del embarazo”. En G. Zaldúa, M.
Lenta y R. Longo (coords.), Territorios de precarización.
Feminismos y políticas del cuidado (pp. 49-66). Buenos
Aires: Teseo.
Longo, R., Tortosa, P. y Zaldúa, G. (noviembre 2021).
Feminización del trabajo de cuidados en pandemia. XIII

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 157

Congreso Internacional de Investigación y Prácti-


ca Profesional en Psicología, Facultad de Psicolo-
gía UBA, Buenos Aires, Argentina. Disponible en
http://jimemorias.psi.uba.ar/
Longo, R., Lenta, M. M. y Zaldúa, G. (2020). “Mujeres
trabajadoras y participación social: problemáticas, ite-
raciones e innovaciones”. Anuario de Investigaciones, 26,
137-145.
Lopes Louro, G. (1999). “Pedagogías de la sexualidad”. En
Guacira Lopes Louro (comp.), O Corpo educado. Pedago-
gias da sexualidade. [El cuerpo educado: pedagogías de
la sexualidad]. Belo Horizonte, Brasil: Autêntica. Tra-
ducido por Mariana Genna, supervisado por Graciela
Morgade.
López-Ruiz, M. (2018). “Empleo y trabajo: (de)construyendo
realidades”. Archivos de Prevención de Riesgos Labora-
les, 21(2), 75-77. Disponible en https://bit.ly/342ap9G
Lores, A. M. (2021). “Epidemiología, ciencias sociales y sin-
demia”. Espacio Abierto, 30(2), 10-23.
Maffía, D. (2005). “Epistemología feminista: por otra inclu-
sión de lo femenino en la ciencia”. Ciencia, tecnología y
género en Iberoamérica, 623-634.
Mayobre, P. y Vázquez, I. (2015). “Cuidar cuesta: un análisis
del cuidado desde la perspectiva de género”. Revista
Española de Investigaciones Sociológicas, 151, 83-100. Dis-
ponible en https://bit.ly/35IsZ75
Merhy, E. E. y Onocko, R. (1997). Agir em saúde: um desafio
para o público. San Pablo: Hucitec.
Merhy, E. E., Feuerwerker, L. C. y Silva, E. (2012). “Con-
tribuciones metodológicas para estudiar la produc-
ción del cuidado en salud: aprendizajes a partir de
una investigación sobre barreras y acceso en salud
mental”. Salud Colectiva, 8(1), 25-34. Disponible en
https://bit.ly/3ri4y8I
Merleau-Ponty, M. (1975). Phénoménologie de la perceptión,
Gallimard. Barcelona: Gallimard.

teseopress.com
158 • Salud mental comunitaria y pandemia

Meter, F. y Evans, T. (2002). “Dimensiones éticas de la equi-


dad”. En Evans, T. et al. (Eds.), Desafío a la falta de equidad
en salud (pp. 27-36). Washington DC: Fundación Roc-
kefeller/Organización Panamericana de la Salud.
Ministerio de Educación de la Nación y CFE (2008). Linea-
mientos curriculares para la Educación Sexual Integral. Pro-
grama Nacional de Educación Sexual. Ley Nacional Nº
26.150. Buenos Aires: Ministerio de Educación de la
Nación.
Ministerio de Salud de la Nación, Dirección Nacional de
Salud Mental y Adicciones (2019). Censo nacional de
personas internadas por motivos de salud mental. Informe
ejecutivo. Disponible en https://bancos.salud.gob.ar
Ministerio de Salud, Gobierno de la Provincia de Buenos
Aires (2020). Informe de gestión. Estrategia de implemen-
tación de la interrupción legal del embarazo en la Provincia
de Buenos Aires.
Montenegro, M., Rodríguez, A.y Pujol, J. (2014). “La psico-
logía social comunitaria ante los cambios en la socie-
dad contemporánea: De la reificación de lo común a la
articulación de las diferencias”. Psicoperspectivas, 13(2),
32-43.
Montero, M. (2004). Teoría y práctica comunitaria: la tensión
entre comunidad y sociedad. Buenos Aires: Paidós.
Montero, M. (2014). Hacer para transformar: el método en la
psicología comunitaria. Buenos Aires: Paidós.
Muiños de Britos, S. M., De Donini, A. C. y Lastra, K.
(2021). “De la presencialidad a la virtualidad en la uni-
versidad. Desafíos en el escenario de la pandemia en
universidades del conurbano bonaerense”. Revista de
Educación, 22, 265-284.
Neffa, J. C. (2016). Los riesgos psicosociales en el trabajo. Con-
tribución a su estudio. Moreno: UNM.
Neffa, J. C. (2021). “Naturaleza, significación e implicancias
del teletrabajo”. Praxis Psy, 35,1-109. DOI 10.32995/
praxispsy.v22i35.156.

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 159

Noriega, M., Laurell, C., Martínez, S., Méndez, I. y Villegas,


J. (2000). “Interacción de las exigencias de trabajo en la
generación de sufrimiento mental”. Cadernos de Saùde
Pública, 16(4), 1011-1019.
Observatorio de Adolescentes y Jóvenes (IIGG) (2021).
Tiempos de pandemias: entre el COVID-19 y los avances
reconfigurados del neoliberalismo. A propósito de la conti-
nuidad educativa, el derecho a la educación y a la salud.
(N.o 2021). Instituto de Investigaciones Gino Germani.
Disponible en https://bit.ly/3HogThe
OIT (2018a). El trabajo de cuidados y los trabajadores del cui-
dado para un futuro con trabajo decente. Disponible en
https://bit.ly/3AO05xI
OIT (2018b). El trabajo de cuidados y los trabajadores del cui-
dado para un futuro con trabajo decente. Ginebra: OIT.
Disponible en https://bit.ly/3rl365q
OIT (2020a). Observatorio de la OIT: el COVID-19 y el mundo
del trabajo. Segunda edición. Disponible en https://bit.ly/
3ujH0m4
OIT (2020b). La crisis de COVID-19 y la economía informal:
respuestas inmediatas y desafíos de política. Disponible en
https://bit.ly/34a0rD1
Oliveira Souza, D. (2020). “A pandemia de COVID-19
para além das Ciências da Saúde: reflexões sobre sua
determinação social”. Ciência & Saúde Coletiva, 25,
2469-2477.
ONU (2020c). Informe de políticas: la COVID-19 y la necesidad
de actuar en relación con la salud mental. Disponible en
https://www.un.org.
ONU (2020a). Se incrementó un 39% el pedido de ayuda por
violencia de género en Argentina durante el COVID19. Dis-
ponible en https://bit.ly/3ojokPw
ONU (2020b). La pobreza en Argentina aumentará del 35,6% al
40,2% debido al coronavirus. Disponible en https://bit.ly/
3Hs5MnO

teseopress.com
160 • Salud mental comunitaria y pandemia

Orellano, C. M. y González, S. G. (2015). “Acerca de la


opción decolonial en el ámbito de la psicología”. Pers-
pectivas en Psicología, 12(2), 1-8.
Organización Panamericana de la Salud (2020a). Desinstitu-
cionalización de la atención psiquiátrica en América Latina
y el Caribe. Disponible en https://iris.paho.org
Osorio Cabrera, M. D. (2014). “Economía solidaria e inter-
dependencia: aportes desde perspectivas feministas”.
Quaderns de Psicología, 16(1), 153-165. Disponible en
https://bit.ly/3Gi2JwL
Passerino, L. M. y Trupa, N. S. (2020). “Experiencias de cui-
dados y trabajo: preocupaciones, malestares y emocio-
nes en contexto de pandemia de COVID-19 en Argen-
tina”. Revista feminismos, 8(3), 134-148.
Pawlowicz, M. P., Riveros, B. Lenta, M. M. y Muñoz, I.
(2018). “Nudos críticos ante la precarización de las
políticas de infancias y desafíos de los dispositivos”. En
Lenta, M.M. Pawlowicz, M.P., Riveros, B. y Muñoz, F.
(Coords.), Dispositivos instituyentes en infancias y derechos
(pp. 45-73). Buenos Aires: Teseo.
Pierri, C., Lenta, M. M. y Zaldúa, G. (2021). “Virtualización
del trabajo docente universitario de grado en el AMBA
en contexto de pandemia: desgaste laboral y estrate-
gias de cuidado colectivo”. XIII Congreso Internacional
de Investigación y Práctica profesional en Psicología UBA.
Disponible en http://jimemorias.psi.uba.ar/
Pierri, C., Lenta, M., Longo, R. y Zaldúa, G. (2021). “Docen-
cia universitaria: teletrabajo y cuidado en pandemia”.
Anuario de investigaciones. En prensa.
Posada Kubissa L. (2015). “Las mujeres son cuerpo: reflexio-
nes feministas”. Investigaciones Feministas, 6, 108-121.
Disponible en https://bit.ly/3KZGKhL
Poggiese, H., Redín, M. y Alí, P. (1999). El papel de las redes
en el desarrollo local como prácticas asociadas entre esta-
do y sociedad. Buenos Aires: CLACSO. Disponible en
https://bit.ly/3KZeCeP

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 161

Preciado, P. B. (2020). “Aprendiendo del virus”. En AA. VV.,


Sopa de Wuhan: pensamiento contemporáneo en tiempos de
pandemia (pp. 163-185). Buenos Aires: ASPO.
Preciado, P. B. (2009). “Posporno/excitación disidente.
Entrevista con Paul B. Preciado”. Parole de queer, 4,
12-19. Disponible en https://bit.ly/3rhEsTk
Presado, M. H., Baixinho, C. L. y Oliveira, E. S. (2021).
“Investigação qualitativa em tempos de pandemia”.
Revista Brasileira de Enfermagem, 74, 1-2.
Quintana, M. M. (2021). “Performatividad de género y pre-
cariedad”. En Domínguez Mon, A. (Coord.), Los cuida-
dos como práctica social integral. Material de Cátedra de
Diplomatura Cuidados Integrales en Salud. Cuadernillo 1.
Bariloche: Universidad Nacional de Río Negro.
Riveros, B. y Serantes, A. (2021). “Las condiciones de tra-
bajo, el malestar laboral y el proceso de cuidado en
trabajadores de políticas públicas de CABA en la pre-
pandemia”. XIV Congreso Internacional de Investigación y
Práctica Profesional en Psicología XIX Jornadas de Investi-
gación XVII Encuentro de Investigadores en Psicología del
MERCOSUR. Facultad de Psicología, UBA, Buenos Aires.
Disponible en http://jimemorias.psi.uba.ar/
Rodríguez Zoya, L. G. (2017). “Problematización de la com-
plejidad de los sistemas de pensamiento: un modelo
epistemológico para la investigación empírica de los
paradigmas”. Revista Latinoamericana de Metodología de
las Ciencias Sociales (Relmecs), 7(2), e025-e025.
Sassen, S. (2008). “Actores y espacios laborales de la globali-
zación”. Papeles, 101(1), 33-51.
UNICEF (2020). UNICEF responde a la pandemia del
COVID-19 en Argentina con un plan de apoyo a niños,
niñas y adolescentes vulnerables. [Comunicado de prensa].
Disponible en https://uni.cf/3KUM5qC
Schwarz, P. K. (2017). “Mediaciones posmodernas: la aten-
ción online de la salud”. En Petracci, M., Schwarz, P.
K. N., y Rodríguez Zoya, P. G., Comunicación y Salud.

teseopress.com
162 • Salud mental comunitaria y pandemia

Las relaciones entre médicos y pacientes en la Modernidad


Tardía. Buenos Aires: Teseo.
Segato, R. (2003). Las estructuras elementales de la violencia.
Bernal: Universidad Nacional de Quilmes.
Serantes, A., Lenta, M., Riveros, B. y Zaldúa, G. (2021).
“Cuidado infantil y lazos sociales: aislamiento social de
niños y niñas durante la pandemia del COVID-19 en
la Argentina”. Revista Desidades, 29(9), 16-31. Disponible
en https://bit.ly/3ANBhWR
Tardif, M. (2014). Los saberes del docente y su desarrollo profe-
sional. Madrid: Nacea.
Tisera, A., Lohigorry, J. y Lenta, M. (2016). “Exigibilidad y
justiciabilidad de derechos en salud mental”. En G. Zal-
dúa (Comp.), Intervenciones en Psicología Social Comuni-
taria. Territorios, actores y políticas sociales. Buenos Aires:
Teseo.
Torrado Martín-Palomino, E., Gutiérrez Barroso, J. Rome-
ro Morales, Y. y González Ramos, A. (2021). Sexualidad
y consumo de pornografía en dolescentes y jóvenes de 16 a 29
años. Informe final. Enero 2020 – Febrero 2021. Tenerife:
Universidad de La Laguna. Diponible en https://bit.ly/
3ujhUn1
Tran, N. T., Tappis, H., Spilotros, N., Krause, S. y Knaster,
S. (2020). “Not a luxury: a call to maintain sexual
and reproductive health in humanitarian and fragile
settings during the COVID-19 pandemic”. The Lan-
cet Global Health, 8(6), pp. 760-761. Disponible en
https://bit.ly/3GlRCmu
Ulloa, F. (2013). Novela clínica psicoanalítica. Historial de una
práctica. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Libros
del Zorzal.
Venticinque, V. (2021). “La pandemia, entre la pobreza y
el derecho de los cuerpos”. Cuadernos Fronterizos, 1(1),
107-113.
Verger, A. (2006). “Sistematización de experiencias en Amé-
rica Latina. Una propuesta para el análisis y la recrea-
ción de la acción colectiva desde los movimientos

teseopress.com
Salud mental comunitaria y pandemia • 163

sociales”. Biblioteca de CEP Alforja, 15. Disponible en


https://bit.ly/3rjOVxO
Vicent, L. (2017). “Tiempos de precariedad. Una mirada
multidimensional a la cuestión precaria”. PAPELES de
relaciones ecosociales y cambio global, 140, 35-49.
Villalta, C. y Llobet, V. (2015). “Redefining protection. Sys-
tems for the protection of the rights of children in
Argentina”. Revista Latinoamericana de Ciencias Socia-
les, Niñez y Juventud, 13(1), 167–180. Disponible en
https://bit.ly/3ISdibK
Zaldúa, G. (2011). “Debates sobre el ethos del cuidado y
las cuestiones de género”. En Zaldúa, G. (Comp.), Epis-
temes y prácticas en Psicología Preventiva (pp. 155-162).
Buenos Aires: Eudeba.
Zaldúa, G. (2011). “Prevención y promoción de la salud
comunitaria: tensiones, paradojas y desafíos”. En Zal-
dúa, G. (Comp.), Epistemes y prácticas de Psicología Pre-
ventiva. Buenos Aires, Argentina: Eudeba.
Zaldúa, G. (2011). “Políticas sociales, ciudadanía y subjeti-
vidad. Consideraciones para una praxis crítica en salud
mental”. En G. Zaldúa (Ed.), Epistemes y prácticas de psi-
cología preventiva (pp. 45-82). Buenos Aires: Eudeba.
Zaldúa, G., Lenta, M. y Longo, R. (2020). Territorios de
precarización, feminismos y políticas del cuidado. Buenos
Aires: Teseo.
Zaldúa, G., Longo, R., Lenta, M. M., Leale, H., y Serantes, A.
(2021). “¿Cómo cuidar a los que cuidan?”. En Lenta, M.
y Tortosa, P., Violencias de género y territorio: abordaje de
problemáticas complejas. Buenos Aires: ONU Mujeres.
Zaldúa, G., Longo, R., Lenta, M., Sopransi, M. y Joskowicz,
A. (2015). “Diversidades sexuales y derecho a la salud.
Dispositivos, prácticas y desafíos en la exigibilidad”.
Anuario de Investigaciones, 22, 277-284.
Zaldúa, G., Pawlowicz, M. P., Longo, R. y Moschella, R.
(2016). “Derechos sexuales y reproductivos de las muje-
res de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires”. En G.
Zaldúa (Coord.), Intervenciones en psicología social comu-

teseopress.com
164 • Salud mental comunitaria y pandemia

nitaria: territorios, actores y políticas sociales (pp. 103-126).


Buenos Aires: Teseo.
Zattoni, F. et al. (2020). “The impact of COVID-19
pandemic on pornography habits: a global analysis
of Google Trends”. Int J Impot Res. DOI 10.1038/
s41443-020-00380-w
Zizek, S. (2013). Sobre la violencia. Seis reflexiones marginales.
Buenos Aires: Paidós.
Zizek, S. (2020). “Coronavirus es un golpe al capitalismo al
estilo de ‘Kill Bill’ y podría conducir a la reinvención
del comunismo”. En AA. VV., Sopa de Wuhan: pensa-
miento contemporáneo en tiempos de pandemia (pp. 21-28).
Buenos Aires: ASPO.

teseopress.com
teseopress.com
teseopress.com

Powered by TCPDF (www.tcpdf.org)

También podría gustarte