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Este.a Grassi Politicas y problemas sociales en la sociedad neoliberal La otra década infame ({) EspaciO EDITORIAL Buenos Aires neo Captruto II DE LA CRISIS A LA GLOBALIZACION. PROBLEMAS Y PRIORIDADES ESTADO ¥ CRISIS Alcances y problemas ya se habfa instalado en Argentina una narrativa de la Que Niza EMER | cresidente justicialista que gobernd alo large de toda la década. La “nueva” historia, que desterrd otras interpre- taciones @ntre ellas, la critica al Estado por ser aparata de dominacién de clase@ alirmd la “ineficiencia* del Estado y las bondades del mercado e instal ocurrencla de una catdstrofa originada en la trans- gresién de las layes del mercado, por intromisidn de !a politica, via las regu- laciones ntroles estatales. Pero, en corto tiempo, la-‘crisis* aD GippaiaD igualmente incorporada al conocimiento de sentido comin de los analistas, tecnicos y profesionales del campo de lo social, como ocu- frencia de un fenémeno, asta vez de signo progresivo. Crisis del Estado de Bienestar, crisis de acumulacién, crisis del régimen social, de la sociedad del trabajo, eran los conceptos que buscaban explicar las bajas en las tasas de ganancla del capital, el aumento desmedido de la deuda de los Estados nacionales (al menos, en relacién con su capacidad de contro! y pago de la misma), el estancamiento de las economias, los sig- nos de empobracimienta de amplias masas de poblacién, el aumento de la desocupacién. En nuestro pais, esta situacién del sistema mundial que se agudizaba desde la década de 1970, se express en las dificultades de la eco- nomia local para sostener el programa sustitutivo de Importaciones y el craci- miento industrial; se aund a la violencia politica y a la dictadura de aquellos afos y, finalmente, dio lugar a la profundizacién de las desigualdades socia- les. La segunda mitad de los afios ‘70 fueron, en la Argentina, afos perdidos —atin mas, de retroceso—, no tinicamente an lo que respecta al crécimien- to econémico, sino fundamentaimente en lo referente al desarrollo politico, al debate y a la ampliacién de la reflexividad social (an términos de Giddens) y de lo que Habermas llama las “ormas madernas de entendimiento” (Ha- bermas, 1890: II, 498)". También por esto, y no solamente por el estallido de 4 Se rallare a *.. una estnictura de comunicacién que en los dmbitas de accidn prolanos sa caracteriza porque, de un lado, las acciones comunicativas £0 desigan con mds fuerza de Jos contextes normativos y adquioran una mayor densidad en espacios da contingencia ampados, ¥ porqua, da ot7o, se diferencian instituctonalmenta formas de argumentacién: diseursos tadri. _ Sree artnet tiem eT omen i me az POLITICAS ¥ PROBLEMAS SOCIALES EN LA SOCIEGAD NEOLISERAL la crisis de la deuda externa —que hizo de los '80 la década perdida desde el punto de vista de la produccién dé riqueza—, Ja crisis comenzé a ser tema- tizada? y a formar parte de la agenda ptiblica y del lenguaje corriente recién en esta década. El estallido de la hiperinflacién al finalizar fos ‘80, vino a confirmar que estébamos en crisis y planted la exigencia de una terapia de shock (segun los términas con que se naturalizd), a la vez que justificd los ajustes politicos y econdmicos, para una sociedad desbordada e indefensa ante los acontecimientos. A nivel internacional, /a crisis era tematizada desde tiempo atras3 y dis- putada en sus significados y alcances por las corientes de pensamiento mas furlosamenta libremercadistas y cantrarias a cualquier tipo de proteccién social institucionalizada via el Estado. La aparente indefinicién con que el tema pasé a formar parte de las he- tramientas de percepcién, interpretacién y accidn social y politica, esconde las disputas por al significado de la crisis y sus alcances y, al mismo tiempo, pone en evidencia el cardcter global o la pluridimensionalidad de la misma. Mas precisamente, la puesta en cuestion y el relativo éxito de tal cuestiona- miento (que de eso se trata una crisis} de todo al complejo institucional de posguerra y, basicamente, de la oflentacién de su desarrollo. Creepin crisis se instalé coro la ocurrencia de un fend- meno, sea porque se aludié a ella como una alteracién (anormalidad / enfer- medad), originada en factores patégenos (lo politico en lo econémico, por ejemplo); porque se derivé su significado de los procesos vitales, y entonces era crisis de crecimiento* (lo que hace suponer que leva en si las semillas de una nueva formacién); o porque se asimilara al desarrollo de las contra- 0s [...], discursos préctico-moraigs f...]y [..] la eritica estética..." (Ibid: 498). La dictadura impidi, precisamenta, el dasarrolia da argumentaciones en las distintas esferas, en la medida en que impuse por el terror un universo discursive @ interpretative Unica y en el que la duda y la critica resullaban subversivas de la “adicién” y ef “orden moral auténticamente nacional”, ? Vale la pana recordar qua-an el universo discursive que se impuso ala opinién publica durante la dictadura, habia también una crisis justificadora del asalto al Estado y da fa instru: mentacién tarrorista de dete, Para el casa, sa trataba de una crisis moral, da valores familiares, patriéticos y retigiasos. En otro trabajo (Grassi, 1990) $a analizan los alcances de esta repre- ‘sentacién de la confiictividad social y politica da los efios '70. Este componenta ideoldgicaman- ta conservador y autoritario estaba presenta en les discursos (y on las practicas) de los gobier- hos centales qua [lavaron la delantera en la lucha contra el Estado de Bienastar y contra los arregios institucionales de protecci6n social (los goblemos conservadores de Thatcher an Ingla- terra y de Reagan en Estados Unidos). ¥, en general, en las criticas conservadoras al Estado de Bionestar. Hay referencias en: O’Connor, 1987: 126; Giddens, 1996: cap. |; O'Connor, 1989: 53-55, entra otros autores. 3 O'Conner (1989: 21) refiere a que, desde mediades de los afios '60 *. het habido una ver- dadera explosidn de nuevo trabajo emplrice y tadrico sobra el tama de la ‘crisis’. 4 Esta perspactiva estuvo mas presente en las disputas por el sentido de la “crisis de la familia’. DE LA GFISIS ALA GLOBALIZAGION. PROBLEMAS Y PAIORIDA aa dicciones internas de un sistema (segun la clasica versién marxista del de- sarrollo de las fuerzas productivas). En cada una de estas interpretaciones, la crisis tue sustancializada, que- dando poco juego para reconocer el papel de los sujetos en la historia; esto @s,pata —_‘izar la capacidad de hegemonizacidn an la interpretacién de los sucesos y la direccién de los procesos hisiéricos. Contra aquellas perspec- tivas, sostengo que las instiluciones no entran en crisis: son eriticadas, puestas en crisis, no @n é! sentido de mal manejo, sino de cuestionamiento de sus objetivas y de los tundamentos que les dan reconocimiento social; el “mal manejo” (los problemas de gestion ineficiente, burocratismo y falta de protesionalismo de sus agentes, el desvio indebide de los recursos, la co- mupci6n y el clientelismo politica} dan el sustento empirica y las razones ala criticas. De hecho, fueron los objetivos de las instituciones de proteccién los que fueron discutidos, prioritariamente; luego, las irregularidades del funcio- namiento de los sistempa justificaron la critica y le dieron veracidad. Entien- do, entonces, a la crisis camo momento digido, culminanie de un proceso de cuestionamiento que socava la credibilidad de un conjunto institucional, con mutiples contrincantes por el sentido de la critica y la produccién misma de Ja crisis. Asi, distintas corrientes de pensamiento disputaron y aportaron sentido a la interpretacién de los procesos sociales, econdémicos y politicos cuya arran- que se reconoce en la disminucidn en las tasas de ganancia iniciada en los “60; en al malestar cultural contra él sistema, expresado en los acontecimien- tos de mayo del '68 en Francia; y en las luchas contra la dependencia y el Estado capitalista, encaradas por los movimientos guerrilleros en América Latina. No obstante, existe un alto grado de acuerdo en identificar a media- dos de la década del '70 como el momento en que se produjo el Impulso y generalizaci6n de los acontecimientos que se hicieron converger en /a crisis, més precisamente, en una idea de crisis que operd como obstructiva de una eritica cultural y politica progresiva y superadora. Estas interpretaciones pueden organizarse en grandes bloques de ideass: uno conforma una versién conservadora de /a crisis, y otro conduce a una critica radical de la sociedad capitalista.? 5 De ahi, la rasponsabilidad histérica que les cabe a los funcianarios, en primar lugar; y tam- bién a amgleades y representantes gremiales, muchas veces mas preocupados por los intera- 05 corporativas y por su propio capital poltica que por los intareses sociales que representa tuna institucién, 6 Fundamentadas intorpretacionasy slstomatzaciones #0 hallan ef: Habermas (1986), Oe (1988), O'Connor (1989) y Giddens (1996). 7 En aste perfado se halla, ademas, una profusa producci6n técnico-académica que pane Gel hecho fdetico dle la crisis y qua asta poco preocupada por los motives o causes de la mis- ma. Esta produccién sa ubica més odmadamenta an un praposicionisma inmediatista, empofia- 34 __POLITIGAS ¥ PROBLEMAS SOGIALES EN LA SOGIEDAD NEOUBERAL La versién conservadora es aqualla prohijada tanto por los discursos que revitalizaron las ideologias dal individualismo y el Jaisser faire, como por las ideologias ancladas en la tradici6n. En esta linea, la politica y la economia son tratadas como dmbitos auténomos; por lo que las crisis sa focalizaban en cada uno separadamente (la economia; el Estado; |a familia) y las causa- lidades eran establacidas de modo linaal y directo: la intromisi6n del Estado en los intercambios entre privados. El pensamiento tradicionalista operaba contradictoriamente y como amalgama, ya que la idea de crisis moral apor- taba a la cohasidn y el contral social del que se desentendia el liberalismo economicista. En el caso de nuestro pais, la ideologia impuesta como cosmavisién Ginica durante la dictadura militar que se apropié det Estacio entre 1976 y 1983, es el ejemplo paradigmatico de esta amalgama entre tradicio- nalismo, /aisser faire en economia y autoritarismo politico. Como dasarrollamos en otro libro (Grassi, Hintze, Neuield, 1994), desde el punto de vista que se impuso en el sentido comin, la causa de Ia erisis econdmica radicaba en la excesiva expansi6n del Estado, principalmente de las instituciones de bienestar. La ampliacién de sus funciones habria condu- cido a desvirtuar el funcionamiento de los mercados, al alterarse sus meca- nismos naturales por el exceso de ragulaciones (de los mercados en gene- fal y del mercado de trabajo en particular), y por su participacién directa como Estado empresario. Ademas, la inflacién de los aparatos y la burocracia es- fatal, su ineficiente papel como empresario; el crecimiento de la seguridad sacial, los consumos colectivos y las demas politicas sociales, habrian ele- vado los gastos de los Estados a un nivel que sarfa imposible de solventar sin exceder la presidn tributaria sobre el sector productivo; o generando in- flacién, para financiar los mismos, siendo éstos otros motivos de alteracién del funcionamiento de los mercados. La culminacién habria sido, pues, la crisis fiscal del Estado de Bienestar. Por su parte, las protecciones de la seguridad social, las regulaciones del trabajo, los seguros de desampleo y la expansién universal de servicios y bienes sociales; habrian operado como fuentes de desestimulo para al tra- bajo, altarando fa disciplina y el interés por procurarsa al propio bienestar. Esto estriba, a la vez, en la idea de crisis moral, que consecuentamente retota- liza lo que las ideologlas libremercadistas separan: politica y mercado. Esto porque, como se ve luego, los Estados democraticos estan necesitados de legitimaciGn, al tiempo que la expansién (incluso, creacién§) de los merca- do én hallar amortiquadores para los alectos de la crisis o da las saluciones que se y 6n ancender las eefiales de alarma ante lo que en un momento ge dio en llamar los ‘limites de inaquidad sociaimente tolerables". ‘+ La raflerma dol sistoma de jubilaciones y pansiones implicé la craacién de un mercado de capiales que no existla an la Argentina, dicho esto par los protagonistas de la reforma. DE LA GAISIS A LA GLOBALIZACION, PAOBLEMAS ¥ PRIORIDADES: 36 dos, supone politicas activas (juridicas, de inversién, de conquista de te- rritorio).. Sobre toda otra consideracién, las soluclones propuestas estuvieron orien- tadas a revertir la calda en el crecimiento de la econornfa mundial (expresa- da en al estancamignto del PB en los paises centrales); a recrear las condi- ciongs de funcionamiento del mercado libre alli donde las normas privilegia- ban otras necesidadas distintas a las de la acumulacién; y a disciplinar a la fuerza de trabajo. Objetivo, este ultima, en el que la desocupacién es tam- bién un discurso de dominacién y no sélo un problema. La estratagia discursiva de despolitizacién de las relaciones ecanémicas permitié fundamentar en la supuesta objetividad del mercado'® las politicas de desregulacién, liberalizacian y desproteccién del trabajo. Las exigencias de la acumulacién se tornaron prioritarias y [a politica se radujo a la puesta en practica de medidas presentadas para al consume carriente, como obje- tivamente nacesarias y, mas atin, insoslayables. La capacidad de este discurso para revertir el sentido del cambio histér- coy de apropiarse de los términos que eran pat monio del lenguajée progre- sista y revolucionario de las décadas anteriores, resignificandolos, contribu- yo a la pérdida de eficacia simbélica de los discursos de izquierda que —

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