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El documento discute la deontología del juez y los elementos estructurales de la independencia e imparcialidad. Explica que la independencia se analiza en dos sentidos: la independencia del poder judicial respecto al gobierno, y la "liberación de estímulos egoístas" del juez durante los juicios para preservar la soberanía de su conciencia. También define la imparcialidad como pertenecer a ninguno de los grupos en disputa sin haber tomado parte previamente. Concluye que la independencia y imparcialidad son deber
El documento discute la deontología del juez y los elementos estructurales de la independencia e imparcialidad. Explica que la independencia se analiza en dos sentidos: la independencia del poder judicial respecto al gobierno, y la "liberación de estímulos egoístas" del juez durante los juicios para preservar la soberanía de su conciencia. También define la imparcialidad como pertenecer a ninguno de los grupos en disputa sin haber tomado parte previamente. Concluye que la independencia y imparcialidad son deber
El documento discute la deontología del juez y los elementos estructurales de la independencia e imparcialidad. Explica que la independencia se analiza en dos sentidos: la independencia del poder judicial respecto al gobierno, y la "liberación de estímulos egoístas" del juez durante los juicios para preservar la soberanía de su conciencia. También define la imparcialidad como pertenecer a ninguno de los grupos en disputa sin haber tomado parte previamente. Concluye que la independencia y imparcialidad son deber
principios procesales, si este no es independiente e imparcial y de hecho, son los elementos estructurales imprescindibles de toda posible deontología del juez. LA INDEPENDENCIA. Es analizada en dos sentidos: Todos los países democráticos reconocen la división de poderes y en consecuencia, la independencia del poder judicial para lograr la mejor administración de justicia posible. «Los jueces no dependan del gobierno de alguna forma que pueda influirles en la toma de decisiones de los casos singulares" en el otro extremo, los que a su vez, prestando atención al interno encadenamiento del que goza la independencia, prefieren considerarla como: «La liberación, en el momento del juicio, de todos los estímulos psicológicos de naturaleza egoísta en función de la soberanía de la conciencia". Esta nos dice que: “la funcionalidad de la independencia debe ser a la soberanía de la conciencia.” En el momento en que el juez no sea libre el proceso no será más que una ficción y el juicio perderá cualquier lazo con la investigación y con la experimentación de la verdad para convertirse en una simple ejecución (acto ejecutivo). El juez se transforma, por tanto, como se dijo en un tiempo, en un
"ejecutor de las altas tareas de la
justicia (o de la injusticia): ni más ni menos que en un verdugo" . No podía ser de otra manera: la libertad, la independencia, son deberes del juez, y de no tenerlas Serían sólo una necesidad.
“Y el juez no sería juez”
Cierto que no siempre le resultará fácil al juez guardar su propia independencia; pero es indispensable para que pueda ser considerado como tal. El nombre de "juez", efectivamente, se reserva para quien resuelve las controversias con espíritu de independencia e imparcialidad.. 2. LA IMPARCIALIDAD. ya sea que quiera identificarse la imparcialidad con la objetividad del juicio, o que, haciendo de ella un medio entre la objetividad y el espíritu de parte, se quiera definirla como pertenecer a. uno de los grupos de las personas que se juzgan sin haber tomado precedentemente partido por ninguna de ellas, la postura que hay que tomar es la misma que la que quedó indicada a propósito de la independencia