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Editor general

Mg. Ignacio Celis Marin


Universidad de Buenos Aires - CONICET, Argentina

Editores/as de sección
Mg. Cristina Bonilla Araya
Asociación Geógrafas Feministas de Chile

Mg. Marcela Fernández Valenzuela


Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación, Chile

Lic. Felipe Morales Rivas


Colectivo Geografía Crítica Gladys Armijo

Mg. Ignacio Rojas Rubio


Universidad de Playa Ancha;
Pontificia Universidad Católica de Chile

Revista Espacio y Sociedad


Año 4 - Nº 4 - 202o
ISSN: 0729-8922
Abrev.: Revi. espacio soc.
www.espacioysociedad.cl
revista.espaciosociedad@gmail.com

Es una publicación del Colectivo de Geografía Crítica Gladys Armijo

Primera edición digital


Valparaíso - Santiago - Buenos Aires

Portada: Francisco López


Logo: Felipe Rojas, de Corporación identi-co

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020


Comité Académico
Dra. Melissa Moreano Venegas
Universidad Andina Simón Bolívar sede Ecuador
Colectivo de Geografía Crítica del Ecuador

Dr. José Antonio Segrelles Serrano


Departamento de Geografía Humana de la Universidad de Alicante
Grupo Interdisciplinario de Estudios Críticos y de América Latina (GIECRYAL), España

Dra.(c) Mónica Meza Aliaga


Universidad de Tarapacá, Arica-Chile
Asociación de Geógrafas Feministas de Chile

Dra.(c) Gabriela Rodrigues Gois


Pontificia Universidad Católica de Chile

Mg. Diego Pinto Veas


Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE)
Centro de Investigación en Educación para la Justicia Social (CIEJUS)

Lic. Camila Roberts Azócar


Universidad de Tarapacá
Asociación de Geógrafas Feministas de Chile

Dr. Matias Donato Laborde


Universidad Nacional de la Plata, Argentina

Dra.(c) Paula Neumann Novack


Pontificia Universidad Católica de Chile
Asociación Geógrafas Feministas de Chile

Dr.(c) Pablo Martínez Riquelme


Universidad de la Frontera, Temuco

Lic. Carla Pedrazzani


Universidad Nacional de Córdoba
Instituto de Geografía para la Paz A.C., Argentina

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Comité Académico
Dr.(c) Fabian Cabaluz Ducasse
Universidad Academia de Humanismo Cristiano
GT CLACSO Pedagogías Críticas y Educación Popular

Dra.(c) Tania Herrera Romero


Universidad Nacional Mayor de San Marco, Perú

Dr. Jorge Olea Peñaloza


Departamento Ciencias Ambientales, Universidad Católica de Temuco
Sociedad Latinoamericana y Caribeña de Historia Ambiental

Mg. Natalia Ramírez González


Observatorio de Ciudades UC (OCUC)
Asociación de Geógrafas Feministas de Chile

Dr. Emanuel Jurado


Universidad Nacional de Cuyo
Universidad de Buenos Aires, Argentina

Dr.(c) Domingo Pérez Valenzuela


Instituto de Geografía, Pontificia Universidad Católica de Chile
Observatorio de Huelgas Laborales - COES-UAH

Dra. Derlis Daniela Parserisas


Centro de Investigaciones Geográficas. Instituto de Geografía,
Historia y Ciencias Sociales (IGEHCS) CONICET / UNCPBA, Argentina

Dr. Froilan Cubillos Alfaro


Departamento de Historia y Geografía
Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación (UMCE)

Mtra. Gabriela Fenner Sánchez


LACEM-CESMECA, Grupo de Investigación ESTEPA, México

Dr. Severin Helder


Kollektiv orangotango / Allmende-Kontor, Alemania

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Comité Consultor
Prof. Carolina Meza Vásquez
Colectivo Geografía Crítica Gladys Armijo
Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación

Prof. Carolina Viollo Zamorano


Colectivo Geografía Crítica Gladys Armijo
Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación

Lic. Iván Sepúlveda Godoy


Colectivo Geografía Crítica Gladys Armijo
Cooperativa Petorquinoa. Escuela agroecológica Germinar.

Prof. Francisco López Rojas


Colectivo Geografía Crítica Gladys Armijo
Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación

Prof. Darío Mardones Tello


Colectivo Geografía Crítica Gladys Armijo
Universidad Metropolitana de Ciencias de la Educación

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ÍNDICE

Editorial (1-2)

Análisis de Coyuntura

Rodrigo Reyes Aliaga


Entre un estallido social y una pandemia:
el momento de las municipalidades ante la crisis del gobierno central (3-21)

Mayte Velázquez Santiago


Memorias post-pandemia mexicana: entre las desigualdades sociales y el grito
de justicia de las mujeres. Desigualdades sociales mexicanas (22-31)

Artículos

Sendic Sagal
Los sujetos barriales y la disputa por la producción del espacio público.
Etnografía de la militarización de la vida cotidiana en la Ciudad de México (32-64)

Obrayan Tapia Pará


Caminos troperos del Aconcagua (65-94)

Gloria Vilca Pizarro & Karelly Cherrez Torres


Mercados mayoristas y COVID-19: Un análisis desde la geografía.
Mercados Mayoristas de la Provincia de Cañete-Lima (95-120)

Ezequiel Collantes Gabella & Javier Vera Cubas


Producción de rejas y muros en la ciudad archipiélago.
Una arqueología de la percepción de inseguridad en Lima (121-158)

María Jesús Plaza, Carolina Osorio,


Valentina Alvear & Catalina Hernández
“Es de nadie, pero es de todos/as”.
Prácticas que recuperan el espacio y la comunidad (159-195)

Djalma Villa Gois & James Amorin Araujo


Santo Antonio de Jesús, Bahía, Brasil, y la institucionalización de barrios:
los desafíos de la planificación urbana en una ciudad mediana (196-219)

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Jahir Navalles Gómez
Territorio, conocimiento y cultura (220-242)

Wilmer Martinez Rodriguez


Del barrio a la ciudad. El milagro de dios organización social,
resiliencia construcción de hábitat en Ibague (243-256)

Ignacio Rojas Rubio, Romina Pérez Muñoz & Tiara Rojas


Neogeografía y geolocalización de problemáticas sociales:
Algunas reflexiones desde la comunicación cartográfica (257-285)

Edgar Roldán Cruz & Marycarmen Meneses Trejo


Ejido y sujetos agrarios en la Zona Metropolitana Tizayuca (286-320)

Ana María de Veintimilla Donoso


Comunas ancestrales y alimentación: transición, despojo y resistencia en el
litoral ecuatoriano (321 - 351)

Entrevista

Christopher Smith - Mónica Rosas Fonseca


Conversación con el Profesor Yi-Fu Tuan en la pandemia del Coronavirus:
La perspectiva de un geógrafo sobre la naturaleza y la cultura
en un paisaje de miedo (352-363)

Reseña de libro

Oscar López Carrillo


Repensar las resistencias en América Latina. El marxismo como
categoría analítica para los movimientos sociales (364-368)

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Editorial: cambiar es un poco empezar de nuevo
El cuarto número de Espacio y Sociedad, que presentamos en esta
oportunidad, es el cúmulo de distintas experiencias y vicisitudes que
como colectivo editorial hemos atravesado en el último año. En primer
lugar, hemos decidido iniciar lentamente la indexación en catálogos
que permitan la divulgación de la revista y sostener los espacios de libre
acceso a los contenidos. Esto incluyó la tarea de conformar un Comité
Académico compuesto por jóvenes investigadores e investigadoras de
distintos países, con quienes hemos compartido en distintas experiencias
tanto en el ámbito académico como en nuestra participación social y
política. A ellas y ellos les agradecemos enormemente la confianza
depositada en un proyecto independiente como lo es esta revista.

En segundo lugar, el momento histórico al que asistimos nos ha golpeado.


Nuestros tiempos de trabajo y dedicación han sido muchas veces
reemplazados por la angustia y la ansiedad. La pandemia nos ha hecho
recalcular nuestras expectativas. Hemos sufrido junto a nuestros grupos
cercanos y familiares la crudeza de la enfermedad; hemos sufrido el
aumento de las desigualdades y la injustica del manejo de la pandemia que
han hecho los gobiernos en todo el mundo. Porque eso es lo que mostró
este año 2020: los efectos de la globalización capitalista que, ante una
crisis de esta envergadura, no dudó en ponernos como ficha de cambio.

Desde los países en que trabajamos esta revista, Chile y Argentina,


experimentamos procesos que añaden otros desafíos que también
nos ocupan. En el primero, asistimos a una sociedad en movimiento
en clave constituyente. El año 2020 fue un duro golpe al movimiento
popular que inició la lucha social más grande desde la vuelta a la
democracia. Muchos dispositivos de control social que implementó
el Estado fueron camuflados entre las necesarias medidas sanitarias.
Además, ante la precariedad del sistema de salud, las comunidades
organizadas tuvieron que priorizar el autocuidado al mismo tiempo

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Editorial: cambiar es un poco empezar de nuevo

que intentar continuar con la impugnación al modelo económico de


Chile. Este año 2021, determinante para el futuro del país, será un año
que inicia con desventaja para el movimiento popular.

Allende Los Andes, en la Argentina, se vive una sostenida crisis que


se profundiza a medida que avanza el tiempo. La deuda con el FMI
que determina las posibilidades político-económicas y el aumento
galopante de la pobreza, junto con una serie de falencias estructurales
del país, hacen que el campo de lo posible tenga menos claridad que en
otros momentos de la historia.

Con todas estas dificultades mediante, agradecemos a quienes han


enviado sus manuscritos para participar de este cuarto número y han
tenido la paciencia y comprensión de que este tipo de proyectos pueden
tomar un poco más de tiempo, pero más temprano que tarde salen a
la luz. Así, tenemos la alegría de compartir con ustedes once artículos
y ensayos, dos análisis de coyuntura, una entrevista al profesor Yi-Fu
Tuan y una reseña de libro.

La portada de este número está dedicada a todas las personas que


levantan los comedores y ollas populares en los distintos rincones de
nuestra américa, con un profundo sentido de solidaridad de clase.

Como Comité Editorial nos llena de orgullo recibir y publicar estos


documentos de sumo interés provenientes de distintos países de
América Latina. Les invitamos a recorrer este nuevo número y a
presentar sus manuscritos para las convocatorias venideras.

Un abrazo fraterno,

Comité Editorial
Revista Espacio y Sociedad

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Reyes Aliaga, R. Entre un estallido social y una pandemia...

Entre un estallido social y una


pandemia: el momento de las
municipalidades ante la crisis del
gobierno central
Rodrigo Reyes Aliaga
Universidad de Santiago de Chile (USACH)
reyesaliaga@gmail.com

Resumen

El dieciocho de octubre del 2019 (en adelante, 18O) marcó el comienzo


de un proceso de crisis política y social profunda en Chile. Una de
esas instituciones, fue el gobierno central que no solo debió sortear
una creciente deslegitimación sino también una pulverización de su
capacidad de agencia, pero en el mismo proceso, de manera inversa,
otras instituciones comienzan a ocupar un espacio en la política a pesar
de su encasillamiento en el diseño constitucional, como fue el caso de
los municipios. El presente análisis de coyuntura se extiende desde el
18O hasta casi un año de su irrupción, abordando la profundización de
la crisis a partir de la irrupción de la pandemia. Metodológicamente se
utilizaron libros, encuestas de opinión, columnas de opinión e informes
económicos para construir un trasfondo, y medios electrónicos para
auscultar más en detalle la coyuntura.

Palabras clave: Ejecutivo, política, agencia, municipalidades y


territorio.

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Reyes Aliaga, R. Entre un estallido social y una pandemia...

Resumo

O dia 18 de outubro de 2019 (doravante 18O) marcou o início de um


processo de profunda crise política e social no Chile. Uma dessas
instituições foi o governo central, que não só teve que superar uma
crescente deslegitimação, mas também uma pulverização de sua
capacidade de agenciamento, mas no mesmo processo, inversamente,
outras instituições passaram a ocupar espaço na política a despeito sua
classificação no desenho constitucional, como foi o caso dos municípios.
A presente análise da conjuntura estende-se de 18O a quase um ano
após sua irrupção, abordando o aprofundamento da crise a partir
da eclosão da pandemia. Metodologicamente, livros, pesquisas de
opinião, colunas de opinião e relatórios econômicos foram usados para
construir um pano de fundo, e meios eletrônicos foram usados para
examinar a situação com mais detalhes.

Palavras-chave: Executivo, política, agência, municípios e território.

Dedicado a las y los olvidados del plebiscito que hoy


abarrotan las cárceles esperando un juicio o sufriendo la
pena profunda de la injusticia.

Introducción

Que mejor que iniciar un análisis de coyuntura, una fotografía a la


realidad fractal, que con una sentencia antigua: “todo lo estamental o
establecido se esfuma” (Marx & Engels, 2001, p. 54), o en su traducción
libre y popular “todo lo solido se desvanece en el aire”1. Dicha sentencia
hace sentido a un año de las jornadas de protestas que se inician el 18
de octubre de 2019 (en adelante, 18O) que terminaron por fisurar la

1 Esta traducción se popularizo más que por una traducción rigurosa, por el título del texto de
Marshall Berman “Todo lo solido se desvanece en el aire. La experiencia de la Modernidad”,
Siglo XXI Editores, España, 2006. Es un título sugerente y que incitó un profuso debate marxista
más que ser una traducción fiel.

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Reyes Aliaga, R. Entre un estallido social y una pandemia...

institucionalidad chilena, y que sumado al punto de inflexión que crea


la pandemia desde marzo, va tomando fuerza y coherencia.

La sentencia nos permite sentir el pulso de la coyuntura y resulta más


útil que aquel columnismo que mezcla la tesis de la anomia social y la
teoría del contrato social hobbesiana, y que redundan en una lectura
conservadora del 18O al oscilar entre la explicación del malestar social
y la pérdida de la gobernabilidad (Peña, 2020; Larraín, 2020; Mena,
2020; Fernández Chadwick, 2020)2. También nos permite vislumbrar
otras veredas de análisis, como lo son la emergencia de tesis sui generis
(Contardo, 2020; Mayo, 2020; Ruiz Encina, 2020)3 que visualizan con
perspicacia la fortaleza del bloque histórico neoliberal en tanto a su
capacidad de adaptación y cooptación, encontrando en estos rasgos
explicativos la gestación del descontento y la ira popular del 18O
2 Este heterogéneo bloque de autores merece al menos una diferenciación pertinente. Mientras
Carlos Peña y Luis Larraín se sitúan desde una óptica conservadora sin dobles lecturas,
apostando de manera permanente su reflexión en las formas de cómo generar gobernabilidad
posterior al 18O (véase columnas de acceso abierto de Luis Larraín en El Libero Dialogo
político y agenda ciudadana, 02-11-2019 y Cambiar el modelo o modernizarlo 07-11-2019),
el matiz entre ambos es que mientras Larraín ve debilidad en la carencia de una “mano dura”,
Peña observa una oportunidad de generar consenso a futuro. De manera un poco más crítica,
pero bajo el mismo marco de preocupación como la gobernabilidad, la columna de Nicolás
Mena (perteneciente a la Fundación Chile21) ve una preocupación tanto en la construcción de
una gobernabilidad y el orden social como también a aplacar las precariedades que hicieron
posible el “estallido social”, pero sin mucha autocritica. En la misma línea, con una escritura
más coloquial y una narrativa más suelta, Patricio Fernández ofrece una imagen contingente
conectada con algunos problemas históricos que devinieron en el “estallido”.
3 En Ruiz y Mayol encontramos una avanzada cercana a la izquierda desde donde la escritura
sobre el 18O más que ser una profecía autoproclamada, viene a ser un argumento que refuerza
sus propios proyectos de investigación sobre el cataclismo social que generó el neoliberalismo
los últimos cuarenta años. Estos autores, si bien tienen una raíz común disciplinar (ciencias so-
ciales) y también un respaldo en investigaciones previas sobre el neoliberalismo en Chile, tanto
sobre su impacto en la estructura de clases como de su desarrollo y representación cultural. En
ambos casos también hay una suerte de innovación en cuanto a la difusión de los contenidos, en
ambos implementando estructura de análisis colectivo (véase, por ejemplo: “La Mesa de coyun-
tura” que organizó la Fundación Nodo XXI en noviembre del 2019 [https://www.nodoxxi.cl/
wp-content/uploads/2019/12/Analisis-de-coyuntura-N%C2%B04.pdf]). Por otra parte, el texto
de Contardo lo relevante es la constatación del hecho y también de sus propias raíces históricas,
con una escritura ágil establece los principales hitos estructurales y culturales que gestaron el
18O a través de un análisis crítico del rol que jugaron los gobiernos de la Concertación.

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Reyes Aliaga, R. Entre un estallido social y una pandemia...

pero, finalmente, adeudando una lectura sobre las consecuencias y


necesidades mismas de la descomposición política que ellos constatan.

Reconociendo los méritos y límites de ambas tesis, utilizaremos la


sentencia de Marx y Engels como un punto de partida para tender la
situación política general, a lo largo de la pandemia, entre el gobierno
central y los gobiernos locales en el Chile posterior al 18O. Para esto, se
sostiene como hipótesis general que, a pesar del diseño constitucional
y su trayectoria reciente, el gobierno se encuentra abiertamente
debilitado, ante lo cual emergen los ediles municipalidades como
actores que llenan un lugar político.

Lo institucional: breve trasfondo

El diseño de la institucionalidad chilena gozó por casi cuarenta años


de buena salud. Resistió diferentes crisis económicas y políticas,
acomodó el descontento social y procesó de forma solapada su propio
resquebrajamiento interno tanto con aliados como con críticos. Como
reza el dicho popular, la procesión va por dentro. Y justamente esto,
a la postre, fue lo que terminó por horadar lentamente su propia
composición. Pues luego del 18O tanto su capacidad de manejo,
adaptación y cooptación colapsaron al entrar en una situación crítica,
dejando a los administradores solo la posibilidad de entregar (no sin
trampas ni condiciones) la Constitución del 80 como ofrenda para el
sacrificio que calmaría la ira popular.

Dicho marco general de gobernabilidad, que duró más de treinta años,


inició así en su fase terminal. La cual se profundizó incluso ante la
oportunidad única que la pandemia representó para el gobierno,
pues la irrupción del covid-19 vació las protestas del espacio público
y permitiría remontar en las encuestas si es que, teóricamente, los
meses siguientes se hubiesen enfrentado con un manejo inteligente y
un robusto y preparado sistema de salud.

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Reyes Aliaga, R. Entre un estallido social y una pandemia...

Esta oportunidad no fue tal y el escenario finalmente se transformó en


una manifestación aún más patente de la crisis política, al cruzarse con
una crisis económica que ya se anticipaba bajo la forma de una recesión
leve que se proyectaba para el 2020 (Fondo Monetarios Internacional,
2019a, 2019b; Banco Central de Chile, 2020)4, y que adelantó y puso en
evidencia la fragilidad de la economía nacional y sobre todo de quienes
engruesan el mercado laboral.

La crisis extiende la agonía institucional excavando en el sentir social el


descontento y la desconfianza hacia las instituciones como el ejecutivo
y las dos cámaras del parlamento (CEP, 2019; CADEM, 2019, 2020a,
2020b). Pareciera que estamos ante un desplome de la institucionalidad,
pero en los mismos sondeos quedan en mejor pie los alcaldes y por
extensión una valoración positiva de su propia gestión. Los gobiernos
locales son el lugar donde algunos conglomerados tienen sus canteras
tanto para presidenciables como para parlamentarios. Esta conquista
no es sólo una cuestión de aprobación en las encuestas, sino también de
legitimidad política y no responde ni a la popularidad de los alcaldes en
los matinales ni, tampoco, a la torpe política comunicacional del gobierno
que aun potencia su mal envejecido slogan de “tiempos mejores”.

¿Entonces cuál es la particularidad de que los alcaldes emerjan como


líderes o figuras en medio de la crisis? Dicha particularidad no se sitúa
en las figuras mismas sino, más bien, con respecto a su rol dentro del
sistema político chileno. Los municipios en tanto gobiernos locales fueron
situados bajo el diseño constitucional de la dictadura como organismos
deliberantes solo ante asuntos administrativos y problemas locales,
sin muchos vasos conectores con el poder central o con las decisiones
a nivel país. Este perfil despolitizado se realizaría concibiendo a sus
habitantes como electorado, pero también como clientes. Este perfil de
4 Lo paradojal es que la proyección del Fondo Monetario Internacional prevé a comienzos del
2019 y año sin recuperación económica, tanto para chile como el resto de América Latina, y
dicho diagnostico se agrava durante el año hasta confirmarse como la tónica del año, incluso
previo a la pandemia, como coletazos de la guerra financiera y la baja en el precio de los
commodities. El informe del Banco Central de Chile no hace sino reafirmar a escala local las
proyecciones del organismo internacional.

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Reyes Aliaga, R. Entre un estallido social y una pandemia...

funcionamiento fue mantenido por la Concertación, pues resultó ser


una manera eficiente de quitar preocupaciones, problemas y conflictos
al gobierno central, contribuyendo así a cavar más profundamente la
fosa entre la política y la sociedad civil.

Por tanto, la emergencia de los alcaldes, a contrapelo del lugar que les
compete en el sistema político, existe por la debilidad del gobierno que
disuelve su legitimidad y pone en entredichos cada una de sus acciones.
Un ejemplo sintomático de este cuadro fue el descanso del Estado sobre
la logística y legitimidad de las municipalidades en la implementación
de la estrategia comunicacional de la campaña “Alimentos para Chile”,
iniciada en mayo (Cooperativa, 22-05-2020; El Mostrador, 30-05-
2020). A través de esta campaña el gobierno central buscó capturar algo
de legitimidad y subir en las encuestas, aunque sea al corto plazo.

Aquel régimen halagado internacionalmente y donde sus instituciones


parecían funcionar, emerge ahora aminorado y su poder se desvanece,
disolviendo el poco capital político que le queda en represión y políticas
focalizadas, en las cuales los alcaldes juegan el rol de sus principales
aliados. De esta forma, bajo este parámetro los municipios podrían ser
considerados como fuerzas auxiliares, pero su rol ha sido mucho más
proactivo y, por tanto, permiten entender su complejidad y también
las diversas formas en que han apostados los ediles en lograr llenar los
vacíos políticos.

Episodios, encontrones y conatos

En este contexto, hay diferentes momentos en los cuales los municipios


lograron tomar la iniciativa de la coyuntura frente al gobierno, logrando
de manera más eficiente dar una orientación al conflicto social y una
canalización institucional del malestar social. Pero sobre todo los
alcaldes, a través de su liderazgo e infraestructura municipal, logran
entrar en la política nacional rompiendo, necesidad mediante, con el
rol que la constitución les encasillaba.

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Reyes Aliaga, R. Entre un estallido social y una pandemia...

Ante la desbordante situación que el 18O generó en diferentes comunas


de Chile, los municipios afrontaron problemas de daño infraestructura,
logística de locomoción colectiva y de orden público. En medio de
este desorden los alcaldes pertenecientes a la Asociación Chilena de
Municipalidades (en adelante, ACHM) liderados por Germán Codina,
alcalde de la comuna de Puente Alto5, convocaron a una consulta
ciudadana que pretendía canalizar la energía social mediante una vía
institucional tanto el descontento generalizado como el impulso de
algunos cabildos ciudadanos (El Mostrador, 15-12-2019, 26-12-2019;
Flores, J. & Asencio, S., 15-12-2019). Esta consulta, no vinculante,
logró una participación cercana al millón y medio de personas, aunque
importante en términos cuantitativos lo capital es que supo anticipar
la necesidad y la viabilidad de la realización del plebiscito nacional,
que finalmente se realizó el 25 de octubre del 2020.

Este rol se profundizó y se diversificó cuando la pandemia del Coronavirus


se tomó la agenda en Chile. Ante el avance del virus y la declaración de la
fase 3 por parte del ejecutivo a mediados de marzo, la ACHM (liderados
por Codina) promovió la suspensión de clases presenciales a contrapelo
de lo recomendado por el panel de expertos, considerándolo como una
medida preventiva eficaz (Artaza, F., 21-03-2020; Enríquez Carrera,
J., 24-03-2020; Cooperativa, 15-03-2020). De esta forma, la ACHM
jugó el rol de oposición real al gobierno, tomando más iniciativa que los
partidos y figuras de la ex concertación. Esto tensó la relación entre los
alcaldes con el ejecutivo, a quienes Jaime Mañalich, Ministro de Salud,
acusó de tener intereses electorales y/o populista (Cooperativa, 18-03-

5 German Codina, militante de Renovación Nacional (mismo partido del Presidente) tiene
un historial de conatos con los gobiernos encabezados por Sebastián Piñera, como fue la
construcción de Hospital y viviendas que resultaron promesas de campaña presidencial
finalmente incumplidas. Un episodio relevante fue cuando en un tiroteo en un casino de
tragamonedas cobro la vida de cinco puentealtinos, donde Codina criticó a la subsecretaria de
prevención del delito, Katherine Martorell tildándola de “clasista” al no concurrir a una reunión
de coordinación. Esta crítica hacia la subsecretaria fue respaldada por diferentes alcaldes de
comunas como Peñalolén, Renca, Estación Central, Huechuraba y La Pintana, generando
consenso entre alcaldes de diferentes sectores políticos que van desde la Democracia Cristiana
hasta la Unión Demócrata Independiente.

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Reyes Aliaga, R. Entre un estallido social y una pandemia...

2020, 20-03-2020; Piérola, G. & Sanhueza, A. M., 30-03-2020), y que


finalmente les marginó de muchas instancias e incluso se les restringió
información, como fue el caso de los mapas de contagio por comunas.

Esta pelea y tensión parcial se extiende hasta mediados de mayo donde


el escenario tornó más áspera la relación entre gobierno central y
gobiernos locales, por los alarmantes números del ritmo de contagio, la
cantidad de muertos y sobre todo la resaca del fracaso de la estrategia
comunicacional de la “nueva normalidad” por parte del ejecutivo y su
salto, desesperado, a establecer la “Batalla de Santiago” (González, T.
04-05-2020). En este cuadro, diferentes ediles exigen públicamente el
decreto de la cuarentena total de la Región Metropolitana. Exigencia
por más de un mes resistida por la cartera de salud, que sumada a la
polémica por el conteo de fallecidos, llevaron al gobierno finalmente a
ceder (El Mostrador, 13-05-2020; Jara, A., 13-05-2020; Retamal, F.,
02-05-2020). De las brasas de este conflicto, y con cambios-enroques de
gabinete de por medio, el gobierno entiende la vitalidad y la capacidad
de agencia de los municipios en los territorios y los utiliza como una
pieza capital para recuperar algo de aprobación a través del plan de
“Alimentos para Chile”.

Los ediles ―entendiendo el soporte de su acotado rol, pero también la


profundización de la crisis económica― no sólo aparecen para el despliegue
territorial de “las cajas”, sino que también apuestan, arriesgadamente,
a extender lazos ante la emergencia de las ollas comunes prestando
ayuda logística, de alimentos e insumos (Diario UChile, 01-06-2020;
Fernández, 03-06-2020). Esto es demostrativo de la capacidad de agencia
de los municipios, del soporte que pueden prestar sus infraestructuras.
En términos políticos, se capitaliza no solo nuevos nichos electorales,
sino que internaliza institucionalmente las necesidades, tan profundas y
sentidas, de las comunidades que han buscado modos de sobrevivir bajo
la tormenta de la crisis que la pandemia profundiza.

Uno de los episodios donde municipios y gobierno nuevamente


se vieron enfrentados fue ante la coyuntura de mediados de julio

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Reyes Aliaga, R. Entre un estallido social y una pandemia...

por la aprobación del proyecto de ley de retiro parcial de fondos


previsionales, que permitió a más de 8 millones de personas retirar
el 10% de sus ahorros para jubilación, con el objetivo de “mitigar los
efectos sociales derivados del Estado de Excepción Constitucional de
catástrofe por calamidad pública decretado a causa del COVID-19”
(Ley 21248, 2020). Dicho proyecto de ley fue resistido y atacado por
el gobierno central, sus diferentes ministerios (interior, haciendo,
trabajo y previsión social) y los sectores mas duros del bloque histórico
neoliberal que utilizaron diversos elementos retóricos cuyo elemento
central fue el miedo (El Mostrador, 08-07-2020; Flores Belmar, J.,
08-07-2020; Ovalle, C., 13-07-2020)6.

Los alcaldes si bien no tenían influencia directa en la votación, sí fueron


sujetos que tomaron posición, mostrándose en los medios (sobre todo
los matinales de televisión) en un comienzo con variadas posiciones,
pero donde final y transversalmente el grueso de los alcaldes apoyó la
medida, evidenciando la necesidad de su promulgación y mostrándose
como una voz autorizada del pulso y las necesidades de la sociedad
civil (Morales Amaya, J., 13-07-2020).

Esta aprobación de la legislación sobre retiro parcial de fondos


previsionales no solo significó una merma en los ahorros de las y los
trabajadores sino una inyección de liquidez contingente al mercado. Y
también significó una derrota política del gobierno, evidenciando su
incapacidad y perdida de liderazgo político hacia el parlamento, pero
también hacia lo social.

Otro episodio significativo sucedió al mes siguiente, en agosto cuando


comienza la marcha del Plan Paso a Paso y se anuncia la aprobación de
6 El terror de los sectores neoliberales más duros (sectores de la UDI y de la Cámara de la
Producción y Comercio) no emerge por el pánico ante una fuga de capitales o por el rápido
remate de activos por parte de las administradoras. El terror brota con la perspectiva que abre la
aprobación del 10%, que en el fondo significa la herida que se le infringe a este pilar y cerrojo del
neoliberalismo, abriendo una veta desde donde puede comenzar a desmantelarse. En definitiva,
lo que estaba en juego no era tanto el volumen del dinero que se movería, sino la herida política,
he ahí la violencia y desesperación de sus discursos.

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Reyes Aliaga, R. Entre un estallido social y una pandemia...

un presupuesto extraordinario para un plan de trazabilidad (Sandoval,


S., 17-07-2020; Andrews, J. P., 27-07-2020), pasó poco tiempo para
que diferentes ediles confirmaran las insuficiencias de dicho plan, que
se anuncia pero que no se financia. Los municipios, muchos de ellos
con recursos propios, lograron montar un sistema de trazabilidad a
través de los consultorios nuevamente horadando en los hechos la
labor del ejecutivo en su cartera de salud, debido a que la recolección
de datos se realiza de manera descentralizada, donde cada centro tiene
diferentes formas (o software) para recopilar los datos necesarios para
la trazabilidad, teniendo como casos exitosos la comuna de Renca
(Ojeda, J. M., 04-06- 2020; Navarrete, J., 30-07-2020).

Otro episodio interesante de analizar sobre el rol de los municipios


es el plan de retorno a clases presenciales impulsado por Raúl
Figueroa, encargado del MINEDUC, luego de un errático manejo
comunicacional y curricular previo al peak de la pandemia en junio
(El Mostrador, 08-04-2020, 23-04-2020; Segovia, M., 16-04-2020).
Este llamado al retorno, devenido en cruzada, vino aparejado al “plan
paso a paso” y mostró tácitamente la desesperación por demostrar
fuerza ante la pérdida de agencia política, reduciendo y tornando la
propia implementación de sus políticas en un gallito permanente (El
Mostrador, 13-08-2020; Asencio Rivera, S. 19-08-2020). Lo interesante
de esto no es la tozudez del ministro, sino más bien la forma de operar
de los alcaldes y municipalidades, quienes han evitado el debate o la
puesta en pauta del retorno a clases, contrario a cómo fue su rol en
los episodios anteriores. El silencio generalizado pero no absoluto (El
Mostrador, 02-10-2020)7 dice y ha hecho mucho más que las acciones
reactivas del Colegio de Profesores para restarle peso político al llamado

7 Para mediados de octubre del 2020, solo dos alcaldes han encabezado y hecho resonancia la
campaña del ministro Figueroa: Cristian Balmaceda Undurraga de Pirque y Bernardo Vásquez
de Pelarco. Los resultados de convocatoria a clases en ambas comunas fue un fracaso rotundo,
con baja o nula asistencia. De esta forma son los colegios privados quienes han hecho sentir la
necesidad y materializado el llamado del MINEDUC. Este cuadro adverso para un retorno a
clases presencial ha puesto nuevamente en confrontación al ejecutivo contra las municipalidades
(véase: https://www.elmostrador.cl/dia/2020/10/12/ministro-figueroa-apunta-a-alcaldes-ante-negativa-
por-clases-presenciales-no-estan-dispuestos-a-tomar-decisiones-que-van-en-contra-de-las-encuestas/).

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Reyes Aliaga, R. Entre un estallido social y una pandemia...

de Figueroa, evidenciando la calidad burocrática del ministro (realizar


la tarea encargada, cueste lo que cueste) y su incapacidad de generar
consensos con los diferentes actores educativos (alcaldes, directores,
educadores, estudiantes y apoderados).

Estos episodios, que no son los únicos, conducen la reflexión a un


puerto inmediato donde podemos afirmar que el ejecutivo ha perdido,
que su poder se desvanece y su figura se disuelve de manera acelerada:
primero por una crisis social y política, y luego por una profunda
crisis sanitaria. Parecería que el gobierno está a punto de desaparecer,
volviéndose intrascendente, y vendría la revancha de los ediles por
entrar a la política. Siendo una visión demasiado catastrófica del cuadro
político que se debe analizar con más calma.

Estos episodios de conflictos, pugnas y declaraciones cruzadas son


demostrativos de fisuras, pero no de quiebres y fracturas, pues afirman
también un cuadro donde hoy los municipios han logrado administrar
de mejor manera la crisis política, llegando ahí donde el gobierno no
puede o no desea acudir, mostrando que no solo la represión y las
políticas focalizadas pueden ser eficaces para manejar y sortear de
mejor forma la contingencia.

Por tanto, no es de extrañar que el gobierno busque apoyo en los


municipios, y que estos figuren como soporte del gobierno y sus
carteras, ya sea asumiendo un papel como fuerzas criticas o auxiliares
frente a la contingencia.

Pero lo importante reside en el doble rol de las municipalidades frente


a la crisis. Por una parte, fueron capaces de canalizar la energía de crisis
“por fuera” de la institucionalidad integrando y cooptando diversas
iniciativas, desactivando el desborde o dotando de un nuevo cauce la
energía social espontanea o precariamente organizada. Por otra parte,
se arrogó una tarea “por dentro” de lo institucional, como nueva viga de
soporte del gobierno, pero asumiendo un protagonismo con voz local
sobre los asuntos políticos más importantes, y otros menos trascendentes.

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Reyes Aliaga, R. Entre un estallido social y una pandemia...

Conclusiones

La hipótesis esbozada a comienzos de este análisis queda parcialmente


verificada, en tanto se evidencia una debilidad y una debacle progresiva
del gobierno central tanto en las encuestas de opinión y en las
ponderaciones del análisis político, como también en la implementación
de políticas sociales focalizadas, que en algunos casos son resistidas
o puestas en entredicho, tanto por la oposición como también por
algunos ediles.

El rol político de las municipalidades, el espacio que están ocupando


hoy, es consecuencia también del mismo diseño que les marginó de
los temas país. Fue el 18O el que rompió definitivamente el cerco,
instalando a los alcaldes no solo como comentaristas de la agenda de
seguridad y la administración local, sino como actores políticos con
opinión y capacidad de maniobra que ha devenido en legitimidad tanto
como edil como actor relevante, tan así que son los mejores valorados
por diversas encuestas junto con otros liderazgos sociales por fuera del
ejecutivo y el parlamento (CADEM, 2020b, CRITERIA, 2020).

Un elemento interesante es que si hoy los municipios gozan de


legitimidad y de capacidad de maniobra, es porque el gobierno ha
abandonado los territorios de manera sistemática, salvo para momentos
electorales. Ahora bien, la proactividad política de los alcaldes debe
leerse también como parte de su búsqueda del equilibrio entre la
capitalización del electorado y las lealtades o renuencias partidarias,
sobre todo ad-portas a las elecciones del 11 de abril del 2021.

Sobre este último punto, toda fuerza política alternativa que tenga
como objetivo la disputa del municipio como una forma de expandir
o consolidar su trabajo territorial, ya sea al corto o al mediano plazo
deberá tener en cuenta su lugar dentro de la política. Pero también
tener presente las dificultades de ciertos elementos “por fuera” de lo
institucional que juegan un rol preponderante, ya sea como fuerza
auxiliar o contrahegemónica a los gobiernos locales, en los territorios

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Reyes Aliaga, R. Entre un estallido social y una pandemia...

como son el narcotráfico y las iglesias pentecostales. Ambas fuerzas


disimiles entre sí merecen un análisis aparte.

Son tiempos de cambio, de estructuras que se disuelven, entran


derechamente en crisis o se fortalecen. Son tiempos interesantes, no
podemos quejarnos de eso.

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Velázquez Santiago, M. Memorias post-pandemia mexicana...

Memorias post-pandemia mexicana:


entre las desigualdades sociales y el
grito de justicia de las mujeres
Mayte Velázquez Santiago
Estudios Latinoamericanos, Facultad de Filosofía y Letras, UNAM
mayte.xintal@gmail.com

Resumen

El presente texto se enfoca en resaltar algunas situaciones de manera


general que se viven en México en el 2020 con la crisis pandémica
(económica, cultural y social), que vino a evidenciar de manera gradual
las desigualdades sociales y las condiciones específicas que en algún
momento tenían que explotar. Aunque la atención se concentra en el
caso de la violencia de género que cada vez se agudiza más en esta
geografía, se enuncia brevemente el tema de la educación. Se trata de
un análisis que, al parecer ha quedado en omisión por parte de las
autoridades correspondientes para atender estas problemáticas, pero
que desde la sociedad civil continúan la expectativa de la construcción
de organización y de la acción política.

Palabras clave: México, desigualdad, violencia de género

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 22


Velázquez Santiago, M. Memorias post-pandemia mexicana...

Resumo

Este texto propõe ressaltar algumas situações de maneira general que


se vivenciam no México em 2020 com a crises pandémica (econômica,
cultural e socia), que gradualmente passou a mostrar as desigualdades
socias e as condições especificas que em algum momento eles tiveram
que explodir. Embora que a atenção esteja voltada para o caso da
violência do gênero cujo aspecto se torna cada vez mais aguda nesta
geografia, a questão da educação é brevemente colocada. É uma análise
que, ao aparentemente foi omitida pelas autoridades competentes para
tratar desses problemas, mas que da sociedade civil, a expectativa da
organização e da ação política continua.

Palavras-chave: México, desigualdade, violência de gênero

Septiembre, 2020

La pandemia ha trastocado y dejado a flor de piel tantas problemáticas


sociales y culturales que ya existían y se vivían continuamente desde
antes, pero que dichos sistemas económicos y gubernamentales
restructuraban, subsanaban o reparaban –aunque fuera por medio de
parches y políticas públicas que se habían encargado de “maquillar”
las problemáticas de raíz— lo cual impedía acabar a la deriva o caer en
el vacío. Ahora, la mirada se ha ampliado gracias en parte a las redes
sociales y a diversos sectores que continúan levantando sus voces pese
al encierro. Circunstancias que exhiben y hacen que estalle lo que no
se puede contener.

La experiencia con las redes sociales y el México que toca


vivenciar

Las redes sociales han permitido una masividad en donde todas las
personas (o por lo menos quienes tiene accesos a ellas) pueden ejercer
la libertad de expresión, pero muchas veces se ha dejado caer en el lugar

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 23


Velázquez Santiago, M. Memorias post-pandemia mexicana...

común de construir únicamente opinólogos o partidistas de tal cual


situación. Sin mirar el fondo o contenido de las mismas y creyéndose
especialista en el tema. O bien, donde todo es “válido” y se expresa desde
una “humilde opinión”. No obstante: La realidad es otra. Mucho más
compleja del mundo virtual pero que también ha servido de herramienta
(las redes sociales e internet) para viralizar esos acontecimientos.

La realidad mexicana del año 2020 se estructura así: El reciente


confinamiento ha confrontado y demostrado de manera constante
las distintas –y más preciso— las relaciones sociales desiguales que
se viven en esta región. Esto las ha hecho agudizar y exacerbar aún
más de una manera drástica bajo las condiciones que uno/a se puede
encontrar ahora. La entrada de la crisis sanitaria en esta nación se
inauguró con el objetivo de salvaguardar y poner como prioridad a las
infancias, adultos mayores y personas con enfermedades crónicas. De
ahí que después se tomara la decisión de cerrar escuelas, actividades
no esenciales e iniciar la jornada de sana distancia.

Sin embargo, la misma estructura histórica de la política mexicana


contemporánea en un país tercer mundista que acarrea todas las
problemáticas de un sistema de capitalismo tardío (Mandel, 1979) y
frustrado vino a complicar más los caudales del contexto pandémico.
Esto fue visible al contar con quiénes pudieron optar por la posibilidad
de hacer home office o tomar algunos de los tantos cursos virtuales a los
que se tiene acceso. Por otro lado, considerar qué sujetos continuaron
trabajando (aunque de manera escalonada) o con aquellas personas que
quizá nunca dejaron de trabajar; de salir de sus casas, usar transporte
público, desplazarse grandes distancias, buscar sustentos para llevar a
sus hogares, etc. Es importante tomar en cuenta aquellos comerciantes,
locatarios y demás trabajadores que se centran en clases medias y
bajas, que no dejaron de laborar pero las circunstancias redujeron sus
ingresos. O bien, en aquellas personas que perdieron sus empleos. Se
debe pensar sobre todo en los sujetos pertenecientes al 56.3% del sector
informal (ECONOMÍAHOY.MX, 2020) que continuaron (a como diera
lugar) con sus jornadas de trabajo cotidianas.

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 24


Velázquez Santiago, M. Memorias post-pandemia mexicana...

La situación no paró ahí. También fue notoria la diferencia y distancia


entre clases sociales, pues aquellas que se ven privilegiadas por tener
una posición económica adecuada pudieron optar por decidir si acceder
a hospitales públicos o llevarse a sus pacientes a hospitales privados.
Mientras, la gran mayoría de la población que se vieron contagiados/
das tuvieron la desfortuna de recurrir y aceptar las medidas de los
hospitales COVID, como se les ha llamado en este lapso. Y dentro de
aquellas personas que se negaron a creer o se mostraron renuentes,
no impidió que las cifras continuaran subiendo con los catastróficos
fallecimientos y con la incertidumbre de no tener un cuerpo físico para
“velarlo”, como es parte de la costumbre mexicana.

La educación desigual que se hace costumbre

A todo esto, mientras más o menos estas curvas pandémicas trataban


de controlarse o regularse, llegó la vuelta a clases virtuales de la
educación básica. Y es que también dentro del derecho a la educación
se ve latente la diferencia de las clases sociales. En principio, no todos
los y las estudiantes mexicanas cuentan con dispositivos personales
o con internet para llevar a cabo clases a distancia. Además, ¿por
qué debería un niño o niña de preescolar o de sus primeros años de
la escuela primaria tener dispositivo propio o estar familiarizado
con las pantallas digitales? Supuestamente ante esta adversidad, las
indicaciones de la Secretaria de Educación Pública es que las clases
por televisión iban a remediar la situación de que no todas las familias
cuentan con teléfonos inteligentes o demás dispositivos para tomar
clases. No obstante, las escuelas privadas optaron por continuar –y
continúan– (y algunas escuelas de educación secundaria o preparatoria
pública) con el desarrollo de las clases a distancia cumpliendo con los
horarios cotidianos de un contexto “normal” sin pandemia.

La brecha se observa en quiénes tiene la posibilidad de contar con un


espacio con los requerimientos necesarios en casa (equipo de cómputo
e internet) y quien puede pagar por un horario de clases que supla el
horario presencial. La balanza de beneficios de desarrollo académico

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 25


Velázquez Santiago, M. Memorias post-pandemia mexicana...

a mediano y largo plazo es evidente que favorecería a quienes tienen


los medios para hacer clases a distancia. Además, hay otro punto
importante que es la exacerbación de las labores y jornadas domésticas
para las madres (también padres) de familia. Pensar sobre todo en
madres que trabajan, hacen las tareas del hogar y además deben estar
al pendiente del contenido que consumen sus hijos e hijas en TV o en
internet, ayudarles para sus tareas y demás actividades. Esto es una
tarea importante de reflexión para los organismos públicos y privados
así como de estudiosos en la materia, para analizar cómo se triplican
jornadas de trabajo para algunos sectores.

Ahora, pese a esta serie de desigualdades y circunstancias agravadas


con la pandemia, dentro de la estructura sistémica mexicana sigue
permeando el clima de violencia que inició desde cuando el expresidente
Felipe Calderón inició la “Guerra contra el narcotráfico”, al hacer
explícito una cotidianidad de imágenes de mutilados y de cadáveres.
(Berlanga Gayón, 2015). De hacer de ese conflicto entre cárteles de la
droga una política del miedo y de enfrentamientos cuerpo a cuerpo, de
una costumbre de vivir con la violencia. Además, esto vino establecer
–y justificar hasta cierto punto– relaciones habituales asimilables de
violencia de género. Que fue hasta 2007 cuando comenzó a enjuiciarse
esta violencia estructural con el caso del Campo Algodonero.

La violencia de género no estuvo nunca en confinamiento

La muerte en muchos casos, no ha sido límite para el daño. Aun


después de haber sido asesinadas, sus cuerpos son objetos de
agresión. (H. Congreso de la Unión, 2006)

Antes de entrar a ese punto de la violencia brutal hacia las mujeres,


se debe comprender el panorama de las desigualdades que viven
cuerpos feminizados. Tener claro que muchos de estos crímenes
son perpetuados por mismos familiares, compañeros sentimentales,
personas cercanas, etc. Es decir, no son hechos aislados ni crímenes
pasionales. Son consecuencias de una estructura patriarcal, misógina

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Velázquez Santiago, M. Memorias post-pandemia mexicana...

y machista que se perpetúan en muchas dimensiones de relaciones


cotidianas, que vulneran y transgreden en distintos planos el actuar
de las mujeres, que van desde violencias psicológica, física, laboral,
económica, sexual, etc., -como lo señala la Ley General de Acceso de
las Mujeres a una Vida Libre de Violencia de Género- que pueden
llegar a consumarse en actos de violencia feminicida.

Una vez dicho lo anterior, la tipificación del feminicidio se legisla como la


máxima expresión de odio hacia las mujeres por razones de género que
tiene por objetivo el sometimiento de los cuerpos de las mismas y extinción
de sus vidas (Colombia, 2020). Sin embargo esas violencias no terminan
ahí, pues traen consigo una cadena de violación a los Derechos Humanos
cuando se cae en espectáculo de la violencia que le resta importancia a
cada caso para poder ser investigados y sancionados. Además, implica
toda una política de cuerpos desechables al ser encontrados en bolsas
de basura, con marcas de tortura y/o violaciones. Más el síntoma de
revictimización, durante los procesos judiciales con enunciados como
que las mujeres son responsables por estar en lugares no adecuados, por
la hora en que salen, por el uso de la ropa, por los tatuajes, por un sin fin
de pretextos que culpabilizan a víctima.

A lo sumo, también ocurren limitantes como la corrupción, el nulo


profesionalismo de las autoridades correspondientes, la revictimización
en los casos de violencia de género. Es decir; la omisión, la negligencia
o la complicidad, resumida en la violencia institucional, y un continuo
de motivos como la conformación violenta de los hombres, situaciones
como geografías fronterizas, de migración y de industria de maquila que
hace posible tener condicionantes de trata, prostitución y feminicidios
ahí donde hay un contexto de ilegalidad:

A pesar de que en los cuerpos de esas mujeres [asesinadas] están


inscritos el abuso, el exceso y la atrocidad de la que fueron víctimas,
la sociedad sigue sospechando de ella[s]. A pesar de [que] el
término “feminicidio” ha sido aceptado y utilizado por los medios
de comunicación, no son pocos los que insisten en utilizar la misma

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Velázquez Santiago, M. Memorias post-pandemia mexicana...

narrativa de la mujer loca, puta o traidora para justificar su muerte.


Aquí también habría que preguntar: ¿Por qué en nuestras sociedades
se considera que las mujeres que ejercen su sexualidad de manera
libre deben ser eliminadas? (Berlanga, 2015, pág. 191)

Es decir, en México 2020 pandémico, confluye una serie de


desigualdades económicas, de clase, laborales, escolares, médicas, etc.
Pero es en el punto central de género y específicamente de violencia
hacia las mujeres, donde hay una relevancia en ¿qué hacer si las
autoridades encargadas de hacer valer los DDHH hacer caso omiso?
Estas omisiones e injusticias a Derechos Humanos que se han tardado
en el esclarecimiento de estos crímenes han traído consigo síntomas
de frustración y hartazgo que llegaron a su clímax. Esto significa que
aún en un contexto pandémico y de encierro (en México), la atmósfera
abrupta y catastrófica tuviera que ser el motor para revivir el escenario
de desigualdades, para que algunos sectores salieran y tomaran
nuevamente el espacio público.

Así, en un país colmado por la desgracia en cuanto a la vulnerabilidad


de la garantía de los Derechos Humanos y en cuanto al clamor de
justicia y la agudización hacia la violencia de género que este gobierno
actual no lo ha podido sanar, no es una situación menor lo que
aconteció en distintas sedes de la CNDH a inicios de septiembre. Que
las instalaciones de la CNH del Centro Histórico fueran tomadas y
acuerpadas por madres y familiares víctimas de violencia de género
así como de feministas (en especial el Bloque Negro), y que después se
replicaran a otros estados fue impresionante.

La toma simbólica y en toda la dimensión de lo que viven las distintas


sedes de la CNDH, resignifica la magnitud de la fuerza por y para
Mujeres: madres, familiares, amigas y compañeras de víctimas de
violencias de género, víctimas de una estructura machista, misógina,
patriarcal. Mujeres que han tomado sus voces, sus cuerpos y espacios
para clamar justicia y para construir ante el dolor, la desgracia, el
desgaste y la frustración para sanar, organizar, convertir el miedo

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Velázquez Santiago, M. Memorias post-pandemia mexicana...

en fuerza. Incluso, uno se puede topar con la dimensión del cambio


de nombre de un organismo autónomo que vela por los Derechos
Humanos pero que ha sido apropiado simbólica y físicamente cono
inmueble Casa de Refugio Ni Una Menos.

En este punto, también son notorias las distintas realidades que vive
México. Desde lo céntrico, la ciudad, si bien ha habido omisión y nulo
diálogo con las autoridades correspondientes, no ha caído en el uso
excesivo de violencia como lo presenció la periferia en Ecatepec, Edo
de Méx. Lo anterior demuestra las distancias no solo territoriales sino
la lejanía política y cultural del respeto por la construcción de una
ciudadanía activa y participativa hacia las manifestantes. Importante
señalar que las redes sociales pudieron evidenciar en tiempo real cada
uno de los acontecimientos que ahí sucedían.

Todo esto toca una raíz de fondo y es lo expresaría el teórico Frantz


Fanon como los grupos oprimidos que “transforman en movimiento
su praxis, en el ejercicio de violencia, en su proyecto de liberación”
(Fanon, 2009). Esto es lo que sucede cuando a las mujeres no se
les ha garantizado el derecho a una vida plena y libre de violencia,
entonces queda el legítimo derecho a una violencia que cuestione
la estructura, que reedifique y construya otras relaciones sociales
no discriminatorias, no patriarcales, no machistas, no misóginas.
Permanece ahí planteado cuestionar y buscar la justicia institucional.
En esa dimensión está cimentándose la okupa de la CNDH, como
apuesta de un método político.

De momento la magnitud del hecho es impresionante. El encierro


pandémico, las condicionantes geoestratégicas y el 8M y el 9M
mexicanos permitió que se perfilara a estas acciones y la caja de pandora
se abrió. Las compañeras mujeres han hecho un trabajo admirable,
desde el dolor y la rabia se hicieron visibles en un espacio que siempre
se les había sido negado, el espacio público. Y están dejando claro que
el miedo sí ha cambiado de bando y que la ciudadanía de las mujeres
será plena, o no será.

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Velázquez Santiago, M. Memorias post-pandemia mexicana...

Han planteado actos cívicos con huella histórica como la acción política
de la Antigrita en las inmediaciones de la CNDH, Centro Histórico.
De generar y fortificar redes de acompañamiento y solidaridad con
mujeres y víctimas de desaparición y de violencias. Como saberse juntas
y unidas y festejar por la vida, por el respeto a la integridad y dignidad
personal, por los Derechos individuales y colectivos que también deben
garantizarse a las mujeres. Pero las preocupaciones serán en cómo
llevar esta lucha un poco más allá de lo céntrico, hacia las periferias.
¿Cómo llevar ese actuar político con las familiares, con las amigas, con
las compañeras de colegios o de trabajo o de vecindades tomando en
cuenta que viven dinámicas distanciadas a esta lucha? ¿cómo será la
organización a largo plazo?

Dependerá bastante de no caer en la idealización de este movimiento


y que funcionará en la medida en que se sepa acompañar a cada una
en los diferentes procesos y experiencias. Es decir, tener el derecho
de “estar encabronadas” pero no permanecer en ese estado de
rabia y de furia permanente, sino de tomarlos desde ahí y cambiar
las narrativas y dinámicas con nuestras vecinas, compañeras,
familiares, hermanas. ¿Cómo ir haciendo la el trabajo barrial y
colectivo? ¿Cómo lograr una organización y articulación con cariño
y amor hacia un “nosotras”?

Aún queda mucho por reflexionar, ¿qué pasa con el trabajo que están
haciendo las compañeras feministas desde posiciones como el partido
de Morena?, ¿qué sucede con mujeres panistas y príistas que ahora sí
creen en la violencia machista, misógina y patriarcal, pero que nunca
lo denunciaron dentro de los sexenios anteriores? ¿será un lugar para
el oportunismo? ¿Habrá mujeres valientes que a los primeros tintes de
protagonismo puedan denunciarlo?

Ante toda esa nebulosa sociopolítica el problema mayor será si sabremos


reparar en pensar, analizar, estudiar y tomar conciencia de hacia dónde
se quieren direccionar las acciones y las fuerzas para un cambio en el
escenario político y cultural que es responsabilidad de todas y de todos.

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 30


Velázquez Santiago, M. Memorias post-pandemia mexicana...

Mientras tanto, las redes sociales seguirán siendo herramientas para


compartir y estar al tanto de las acciones e informaciones de la batalla
que siguen dando estas mujeres valientes.

Referencias bibliográficas

Berlanga Gayón, M. (2015). El espectáculo de la violencia en el México actual.


Athenea Digital: revista de pensamiento e investigación social. Ejemplar
dedicado a: Políticas del miedo. Violencias y resistencias, 105-128.

Berlanga, M. (2015). El color del feminicidio: tonalidades de la vulnerabilidad.


En M. Berlanga, El feminicidio en América Latina desde una crítica cultural
feminista (pág. 191). México: UNAM.

Colombia, O. M. (2020). Feminicidio. Colombia: ONU Mujeres.

ECONOMÍAHOY.MX. (26 de 03 de 2020). Obtenido de Informalidad en México


aumenta a 56.3% en febrero; este sector será el más afectado por el coronavirus:
https://www.economiahoy.mx/economia-eAm-mexico/noticias/10443453/03/20/
Desocupacion-en-Mexico-aumenta-a-37-durante-febrero.html#:~:text=Durante%20
febrero%20del%202020%20el,contener%20la%20pandemia%20del%20coronavirus.

Fanon, F. (2009). Los condenados de la tierra. México: Fondo de Cultura


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México. México: H. Congreso de la Unión, Cámara de Diputados, LIX Legislatura.

Mandel, E. (1979). La expansión del sector de servicios, “La socidad de consumo”


y la realización de la plusvalía . En E. Mandel, El capitalismo tardío (págs. 369-
397). México: ERA.

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Sagal, S. Sujetos barriales y disputa por la producción del espacio público...

Sujetos barriales y disputa por la


producción del espacio público:
etnografía de la militarización de la
vida cotidiana en la Ciudad de México
Sendic Sagal
Seminario Economía Política de la Violencia, IIEc-UNAM
sendic_3@hotmail.com

Resumen

En este artículo se realiza una exposición analítica del proceso etnográfico en la


investigación de las formas de la violencia que se desdoblan en el espacio público
de dos barrios al sur de la Ciudad de México, así como de otros barrios del país para
complementar el análisis y bordear el planteamiento de crisis de inseguridad del
discurso de seguridad con una interpretación crítica acerca de la militarización
de la vida cotidiana impulsada por los ejercicios del poder de integrantes de
las instituciones represivas del Estado, empresas criminales y grupos de poder
locales. El proceso etnográfico es desagregado en las dimensiones subjetiva, del
trabajo de campo en el espacio social, teórico conceptual y del discurso crítico,
de acuerdo con un esquema que problematiza: la posicionalidad del investigador
como ser cotidiano, el proceso de acercamiento y colaboración para caracterizar al
sujeto barrial, sus prácticas y discursos, la profundización de una interpretación,
acerca de la disputa cotidiana por el espacio público, a través del discurso crítico.
Se amplía la reflexión y la discusión hacia la administración gubernamental
directa-indirecta de la violencia destructiva que favorece la reproducción de
prácticas sociales genocidas.

Palabras clave: Proceso etnográfico; Espacio público; Colectivos barriales


transgresores; Militarización de la vida cotidiana; Prácticas sociales genocidas.

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Sagal, S. Sujetos barriales y disputa por la producción del espacio público...

Resumo

Este artigo fornece uma apresentação analítica do processo etnográfico na


investigação de formas de violência desdobrados no espaço público de dois
bairros ao sul da Cidade do México, bem como em outros bairros do país para
complementar a análise e enlimitar a abordagem de crise da insegurança do
discurso de segurança dominante com uma interpretação crítica da militarização
da vida cotidiana impulsionada pelos exercícios do poder de membros de
instituições repressivas do Estado, empresas criminosas e grupos de poder locais.
O processo etnográfico está desagregado nas dimensões subjetivas, do trabalho
de campo no espaço social, teorista conceitual e discurso crítico, segundo um
esquema que problematiza: a posicionalidade do pesquisador como ser cotidiano,
o processo de aproximação e colaboração para caracterizar o sujeito barrial, suas
práticas e discursos, o aprofundamento de uma interpretação, sobre a disputa
diária sobre o espaço público, através do discurso crítico. Amplia a reflexão e
a discussão para a administração governamental direta-indireta da violência
destrutiva que promove a reprodução de práticas sociais genocidas.

Palavras-chave: Processo etnográfico; Espaço público; Coletivos transgressivos


do bairro; Militarização da vida cotidiana: Práticas sociais genocidas.

Introducción

Este artículo es producto de la articulación de mi experiencia con


los sujetos barriales y como estudioso de las formas de la violencia
que la han atravesado en la vida cotidiana. Los estudios de casos que
les presento en este texto, así como los colaboradores en el proceso,
están relacionados con las experiencias que tuve con distintos
colectivos barriales transgresores en las colonias de los Pedregales
bajo y alto al sur de la Ciudad de México y en Cuautla, estado de
Morelos. Para fortalecer el análisis recupero experiencias de otras
colonias en diferentes ciudades del país, a través del discurso estético
del hip-hop y rap.

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Sagal, S. Sujetos barriales y disputa por la producción del espacio público...

Barrios (2014) plantea, en su análisis macrorregional, que la


militarización transforma las practicas sociosimbólicas y económicas;
es instrumentada por las fuerzas policiaco-militares, criminales-
paramilitares y civiles-privadas e impone nuevos comportamientos
cotidianos a partir de la continuidad de las estrategias de
contrainsurgencia, así como de la privatización de la seguridad pública
a grupos de ciudadanos y empresas.

El objetivo del artículo es el de ampliar el horizonte reflexivo hacía


la militarización de la vida cotidiana más allá de los procesos de
militarización de la seguridad pública, de los policías, de los ciudadanos
y del espacio público, profundizando a partir de los estudios de casos
en la administración gubernamental directa-indirecta de la violencia
destructiva. El esquema expositivo será el siguiente:

Primeramente, expondré una contextualización de la investigación y


los ejercicios metodológicos en el proceso etnográfico relacionados
con el acercamiento al espacio público de interés y con la construcción
de relaciones de confianza con los sujetos barriales.

Continuaré con el desarrollo del proceso etnográfico profundizando,


a partir de mi posicionalidad como ser cotidiano, en la experiencia
significativa de los sujetos barriales que da cuenta de las transformaciones
espaciales y subjetivas de la militarización de la vida cotidiana en los
Pedregales bajo y alto. Introduciré al desafío teórico conceptual que
afloraba conforme ampliaba el horizonte analítico e interpretativo
hacía las prácticas sociales genocidas.

Enfatizaré en la recuperación de las experiencias de los sujetos barriales


a través del hip-hop y rap para la construcción del discurso crítico y
de su interpretación de la vida cotidiana en las colonias precarizadas,
reconstruida etnográfica y documentalmente.

Posteriormente, ampliaré la discusión de las prácticas sociales


genocidas hacía otros sujetos. Realizaré una breve reflexión acerca

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de los ejercicios metodológicos realizados y del investigador como ser


cotidiano. Finalmente, señalaré la importancia de la administración
gubernamental directa-indirecta de la violencia destructiva en la
militarización de la vida cotidiana.

El artículo pretende profundizar e incidir en las reflexiones y discusiones


acerca del enfoque situacional del investigador y del contexto en el
que produce sus textos, más allá de la academia, puesto que como
ser cotidiano en el espacio público afronta formas de la violencia que
destruyen transformando sujetos y prácticas.

Contextualización de la investigación en los barrios de los


Pedregales bajo y alto

El contexto de producción de la investigación realizada sobre la


militarización de la vida cotidiana fue configurado éticamente en torno
a la apremiante politicidad, atravesada por mi experiencia de vida,
de estudiar casos concretos mediante una reflexión analítica y una
interpretación crítica para problematizar la disputa por el espacio público
en algunas colonias al sur de la Ciudad de México. La experiencia que
tengo en los estudios empíricos sobre las formas de la violencia que se
desdoblan, espacial y subjetivamente1, en los barrios y contra los sujetos
que los producen, está directamente relacionada con la investigación
que realicé para la tesis de licenciatura en sociología: La violencia de
la economía del terror: sujetos barriales, espacios públicos y bienes
comunes en conflicto al sur de la Ciudad de México (Sagal, 2018).

Estas experiencias de investigación están íntimamente relacionadas


con mi posicionalidad vinculada ineludiblemente con una construcción
ontológica, histórica y biográfica como ser cotidiano barrial. Se trata
de una experiencia significativa en la que confluyeron procesos de
investigación y procesos transversales de historias de vida, que desborda

1 La violencia no es un hecho sino un proceso contextualizado social e históricamente. Interesan


exponer sus formas de desdoblamiento en el espacio social, en las prácticas cotidianas y en los
discursos de los sujetos barriales.

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Sagal, S. Sujetos barriales y disputa por la producción del espacio público...

la normalización acrítica de los procesos sociales y la estandarización


alienante del trabajo asalariado, es decir, la mediatizada cotidianidad
citadina y la apolítica rutina laboral, es producto del esquema
espaciotemporal en el que se interrelacionan las dimensiones y
dinámicas de los propios sujetos a problematizar y las mías como
investigador y ser cotidiano, concernientes al domicilio, al trabajo y a
la calle, es decir, al espacio social urbano (Giannini, 2004).

En las colonias al sur de la Ciudad de México se ha desdoblado temporal,


espacial y subjetivamente esta experiencia barrial. Desde hace más de
veinte años mi vida laboral, social y académica se ha desarrollado en los
Pedregales bajo y alto en estas demarcaciones precarizadas. Durante
ese tiempo he podido conocer sus dinámicas y problemáticas, así como
a los sujetos e individuos sociales y los estilos barriales que producen
y actualizan2. Anterior a esa experiencia, mi infancia y adolescencia se
desenvolvieron en un barrio del municipio de Cuautla, Morelos.

La pertenencia identitaria que tuve en ese barrio (1994-2003) con un


colectivo estigmatizado y criminalizado por sus prácticas transgresoras,
es decir, de pandilla de acuerdo con el discurso de seguridad, me
ha sensibilizado ante las contemporáneas prácticas ejercidas por
integrantes de las instituciones represivas estatales, empresas
criminales del mercado de drogas y grupos de poder locales, en contra
de la vida de aquellos individuos sociales.

Tanto en los barrios del sur de la Ciudad de México como en los de


Cuautla, se trata de sujetos con un escaso margen de autodeterminación,
pero que a partir de sus prácticas infractoras –algunas autodestructivas–
y de sus formas de politicidad creativa, se organizan como colectivos
barriales transgresores en las colonias precarizadas del país.

2 Retomando a De Certeau (2000), con la noción de estilos barriales refiero a los modos
singulares de producción del ser citadino. Por un lado, son estructuras que denotan estéticas
identitarias radicales y, que, por otro lado, connotan formas simbólicas de la producción del
espacio público y de las dinámicas que en éste se desdoblan.

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Introducción al estudio de las formas de la violencia en el espacio


público

Los ejercicios metodológicos que realicé para la investigación sobre


la militarización de la vida cotidiana en los precarizados barrios de
los Pedregales bajo y alto, tuvieron un esbozo subjetivo antes de su
materialización de acuerdo con las etapas del proceso etnográfico:
acercamiento y colaboración con los sujetos y sus prácticas en el
espacio social3.

Para el trabajo de campo en un primer momento, y que se prolongó


durante todo el proceso etnográfico, fue esencial realizar aquello que
acertadamente plantea Reguillo (2016) como una observación oblicua
para poder narrar sin colapsar, es decir, una observación participante
estratégica en el espacio público y con los individuos sociales insertos
en las dinámicas de los sujetos barriales y del mercado de drogas,
seguida de charlas vecinales con algunos fundadores de las colonias al
sur de la Ciudad de México.

En un segundo momento establecí relaciones de confianza con los


colaboradores en la investigación, tuve acceso a testimonios sobre la
vida cotidiana en las colonias y las formas en que era atravesada por
la violencia destructiva ejercida por integrantes de las instituciones
represivas, empresas criminales y grupos de poder locales. Realicé
entrevistas informales con integrantes de los colectivos barriales
transgresores, veteranos del barrio y vendedores locales de las
mercancías-drogas –como los individuos representativos de las
dinámicas en los espacios públicos problematizados.

3 Para Lefebvre (2013) la dialéctica de la praxis, simbólica e histórica, transforma el lugar-


geográfico en espacio-social, es decir, la transformación material de las formas de la naturaleza
de acuerdo con los imaginarios y las prácticas de las formas de la reproducción social. La
mercancía fuerza de trabajo precarizada y las relaciones de producción, circulación y consumo
a las que se la ha sometido en el mercado de drogas capitalista, producen relaciones urbanas
que satisfacen los requerimientos, espaciales y subjetivos, de esta forma de la reproducción
social dominante.

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Con los datos e informaciones que fueron recogidos en campo procedí


a escribir etnografías, analizándolas e interpretándolas, otorgándoles un
respaldo teórico conceptual y de fuentes documentales diversas. Esencial
en la investigación fue hacer énfasis en las formas de politicidad creativa, a
través de una reflexión analítica en torno al discurso estético del hip-hop y
rap emanado de los individuos barriales productores del espacio público.

Para respaldar el discurso barrial sobre las formas de la violencia


que atraviesan la vida cotidiana, producido por integrantes de los
colectivos transgresores y otros, realicé un análisis etnográfico de
videos del hip-hop y rap reproducidos en internet, de tres exponentes
de estos géneros musicales en los estados de Guanajuato, Nuevo León
y Tamaulipas; logrando articular los elementos retóricos que hacían
eco barrial, a nivel nacional, de los efectos de la militarización de la
vida cotidiana en las colonias precarizadas de las ciudades mexicanas
y que van desde desapariciones forzadas o levantones a las ejecuciones
públicas y masacres, es decir, ejercicios propios de las empresas
criminales, las policías y los militares. En estos discursos se hace eco
de la transformación en las subjetividades y las prácticas barriales en
el espacio público, de acuerdo con el proceso de monopolización de las
dinámicas del mercado de drogas.

Otro ejercicio metodológico que se traslapó con el trabajo de campo


fue el correspondiente al trabajo de escritorio. La búsqueda de datos
e informaciones en diversas fuentes hemerográficas abarcó desde
los periódicos de circulación local y nacional, hasta el periodismo
digital (de investigación, nota roja y oficialista). Concretamente me
enfoqué en aquellos datos e informaciones viables para triangularlos
con lo recabado etnográficamente, es decir, lo relacionado con las
ejecuciones públicas, con las detenciones de individuos vinculados
con los supuestos ajustes de cuentas, así como sobre la realización
de operativos policiales espectaculares y alarmistas, además de, lo
relacionado con las campañas implementadas en estas colonias de
acuerdo con el discurso de seguridad.

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La fundamentación teórica conceptual del discurso crítico a partir del


cual interpreto estos procesos barriales, se nutrió directamente de
la criminología y sociología críticas, de la antropología urbana, de la
semiótica de la cultura y de la crítica a la economía política de la violencia.

Inicio del proceso etnográfico y complejidad de la disputa cotidiana


por el espacio público

A principios del 2017 me mudé a un barrio en el Pedregal bajo al sur de


la Ciudad de México. Por cuestiones de independencia económica dejé
la casa de mi familia materna y renté una vivienda en la que me establecí
con mi compañera, además de nuestro bulterrier obsequiado años
atrás por uno de mis amigos, quién fue colaborador en la investigación
que realicé para titularme como sociólogo. En ese año me encontraba
trabajando en los últimos capítulos de la tesis de licenciatura, por lo
que no tenía interés en emprender otra investigación en la colonia a
la que recién habíamos llegado. Dado que nuestro perro tiene mucha
energía y fuerza todos los días está acostumbrado a salir por lo que el
parque más cercano fue indispensable para ello. Fue en este espacio
público donde conocí a los individuos barriales en cuyas dinámicas,
experiencias y discursos resonaban algunas de las reflexiones y
problemáticas plasmadas en la tesis de licenciatura, pero, sobre todo
en lo referente con mi biografía como ser cotidiano.

Pasaron más de seis meses para que los oriundos comenzaran a


conocerme, algunos de ellos eran veteranos del barrio, otros integrantes
de colectivos barriales transgresores y algunos, vendedores de las
mercancías-drogas. Sabían que llegaba a su barrio iniciando una nueva
etapa de mi vida, sin intenciones otras más que las de la vida cotidiana
que me acercaban a mi centro de trabajo y al espacio académico en el que
me formaba en la investigación social –los cuales estaban a una distancia
de poco más de media hora caminando desde el nuevo domicilio. Les
hice saber que estaba por titularme como sociólogo y que mi trabajo de
investigación en el barrio del Pedregal alto donde anteriormente vivía,
se centraba en las disputas en torno a un deportivo comunitario que fue

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 39


Sagal, S. Sujetos barriales y disputa por la producción del espacio público...

fundado casi a la par de una de las colonias a las faldas del Ajusco y que
se encontraba en proceso de privatización, así como de intervención
institucional. También les hablé de mi historia de vida como integrante
de un colectivo barrial transgresor en Cuautla –lo cual contribuyó a la
aceptación de mi presencia en sus dinámicas cotidianas, estigmatizadas
y criminalizadas no solo por los medios de comunicación, autoridades y
policías, sino por buena parte de los vecinos.

Poco a poco fui conociendo a sus familias, sus historias de vida y los
profundos problemas del barrio, también con especial interés me
acerqué a las dinámicas locales del mercado de drogas y de quienes
decían ser integrantes de grupos de poder locales y de las empresas
criminales. Pasó el año completo y experiencias fuertes, relacionadas
con las irruptoras ejecuciones públicas en las que perdieron la vida
algunos de estos individuos barriales, para que me decidiera a hacer
una investigación sobre lo que a flor de piel venía ocurriendo y viviendo,
es decir, lo que nuevamente me franqueaba como ser cotidiano.

Esencial en la exposición de la etnografía, es presentar únicamente


el apodo real del vendedor de las mercancías-drogas con el que
comienzo, dada la exposición masiva de su apodo, pero sobre todo de
la foto de su cuerpo que yacía en la banqueta por el impacto de más
de una decena de proyectiles disparados desde un AK-47, publicada
el 2 de junio de 2019 (El Gráfico, 2019).

De tal manera que, para hacer referencia a los individuos barriales


clave en la investigación, los cuáles serán caracterizados, decidí
utilizar apodos retomados desde mi experiencia como ser cotidiano,
con la finalidad de proteger sus identidades reales dado que estos
procesos continúan vigentes en las colonias. Antes de la irrupción
producida por la ejecución pública de “el Jimmy”, había registrado
etnográfica y documentalmente una sucesiva espacialización de estos
acontecimientos en el barrio y aledaños (Acevedo 2019, Alarcón 2019,
Llera 2019, Noticieros Televisa 2019).

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El desafío teórico conceptual en la construcción del discurso crítico


implicó que la interpretación fuera más allá de los planteamientos críticos
de algunos investigadores sociales y periodistas de investigación, que
en los últimos diez años a estos acontecimientos irruptores los incluyen
como parte de un proceso que han conceptualizado bajo el termino de
juvenicidio (Fazio 2010, Quintana 2020). Desde mi experiencia de vida
como ser cotidiano y estudioso de la vida social y de las formas de la
violencia que la atraviesan, esta es una categoría limitante ya que es a
partir del criterio etario que se denuncia un proceso genocida contra un
sector clasificado y estereotipado como vulnerable, es decir, despolitizado
institucional y mediáticamente, el de los llamados jóvenes mexicanos.

Sin duda alguna la dimensión analítica etaria en la compresión


del desdoblamiento de la violencia destructiva en las dinámicas del
mercado de drogas, es muy importante en términos del desplazamiento
generacional de la fuerza de trabajo precarizada, aniquilada en la
ampliación de los circuitos comerciales criminales, pero no da cuenta
de la complejidad de la destrucción simbólica de los sujetos e individuos
barriales y sus prácticas e identidades transgresoras, puesto que dicha
complejidad desborda la reducción del criterio etario y la clasificación
estereotipada del cuerpo social que realiza.

En este sentido, observo la necesidad de resaltar, por un lado, la


constitución transgeneracional de los colectivos barriales transgresores
y, por otro lado, las formas de politicidad creativa que los individuos
sociales producen en el espacio público con un escaso margen de
autodeterminación. Ya desde la experiencia que tuve en Cuautla conocí
un traslapé generacional entre los integrantes de la mayoría de los
colectivos que disputaban, simbólica y materialmente, la producción
del espacio público, de al menos tres generaciones que convivían en
retroalimentación (la generación de veteranos del barrio fundadora
del colectivo y que con la segunda generación reproducían los códigos
tradicionales y transnacionales de los estilos barriales del pachuco y cholo,
con una marcada pauta de identidad migratoria; la tercera generación,
en la que me incluyo, continúo reproduciendo estos códigos y el estilo

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 41


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del cholo actualizándolos al incorporar el estilo barrial del rock urbano).


Aquello se reafirmó y nutrió con mi posterior experiencia barrial de
vida cotidiana al sur de la Ciudad de México, donde pude elucidar las
formas transgresoras de la creatividad estética, la realización de formas
tradicionales de la reproducción social y la constitución multidimensional
de un polígono de poder en el barrio del Pedregal alto, procesos que
desbordaban con creces la dimensión analítica etaria y la ampliamente
difundida despolitización del sujeto barrial (Sagal, 2018).

El análisis del proceso de delegación institucional del ejercicio de la


seguridad pública a grupos de vecinos y de la privatización de facto
del espacio público mediante la monopolización comercial ejercida
por las dinámicas del mercado de drogas, sirvió para profundizar en la
militarización de la vida cotidiana y en el proceso que le es esencial de
trasformación destructiva del espacio público, así como de los sujetos
que lo producen como bien común. En el proceso de investigación
elucidé que el desplazamiento generacional en los colectivos del barrio
en el Pedregal bajo y en las dinámicas locales del mercado de drogas
era dinámico e impactante por el ejercicio institucional, mediático
y ciudadano de una administración directa-indirecta de la violencia
destructiva sobre el espacio y los sujetos.

La transformación privatizadora y violenta del espacio público a partir


de la monopolización de las dinámicas del mercado de drogas, es la
transformación no solo de las empresas criminales y los grupos de poder
locales sino de los sujetos e individuos barriales y sus prácticas cotidianas.
Esta transformación se profundiza con la intervención, directa e
indirecta, de algunos integrantes de las formas represivas, disciplinarias
y administradoras de las instituciones del Estado mexicano: policías,
ejercito, reclusorios y autoridades gubernamentales.

En el espacio de excepción barrial, son posibles las ejecuciones públicas y


masacres impunes, los ultrajes feminicidas e infanticidas y, los levantones
o desapariciones forzadas. En estos espacios de excepción los homicidios
no son delitos que perseguir, se trata en el discurso dominante de ajustes

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de cuentas entre criminales y ni siquiera moralmente la sociedad civil


asume una afrenta contra la dignidad de la vida humana.

La precarizada existencia del homo sacer barrial se ancla en el fetichismo


de la mercancía-droga y en la gestión tanatopolítica de la destrucción
de sus cuerpos (Agamben en Berrío, 2010). Todo se simplifica y oculta
a través de la tergiversación realizada por el discurso de seguridad,
amplificado por los medios de comunicación masiva e interiorizado
acríticamente por sectores de la sociedad civil: los enfrentamientos
entre criminales que disputan la plaza y los ajustes de cuentas entre
integrantes del crimen organizado.

Etnografía de la militarización de la vida cotidiana

En junio de 2019 una portada de nota roja publicó la fotografía de un


cuerpo que yace destrozado sobre la banqueta por el accionar de un
“cuerno de chivo”, en esta se observa que hasta su último aliento la
persona se aferró con la mano a un fajo de billetes. El Jimmy de 25 años
fue ejecutado de trece balazos (El Gráfico, 2019). El servicio forense
ingresó al área previamente acordonada para sus diligencias públicas
y levantó el cuerpo al concluir el operativo policial alarmista; cerca
del que fue su domicilio familiar, amigos y vecinos presenciaban la
escena4. El acontecimiento irruptor tuvo lugar en la alcaldía de Tlalpan;
una nota publicada en internet informa que horas después fueron
detenidos, por elementos de la Secretaria de Seguridad Ciudadana, los
supuestos autores de la ejecución pública mediáticamente presentada
como balacera (Alarcón, 2019)5.

4 “El lugar fue acordonado y resguardado por policías mientras llegaban servicios periciales
para el levantamiento del cadáver […]” (Operaciones Especiales Noticias, 2019). Esta “crónica
de sangre” exhibe que la puesta en escena policial y pericial es la forma de ritualización
institucional del trauma social y la huella del dolor, a partir de la cual se interioriza la
idea acrítica del rebasamiento de las instituciones por la violencia destructiva del “crimen
organizado”.
5 Para robustecer el discurso de “ajuste de cuentas” publican la fotografía del armamento y
la droga decomisados. En otra nota se dice que los detenidos eran integrantes de un grupo
de poder local, empero no menciona que el Jimmy pertenecía al mismo (Ahedo, 2019). Por

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Durante los primeros meses de radicar en el barrio del Pedregal


bajo al que recién había llegado en 2017, tenía ya conocimiento del
desplazamiento de al menos dos vendedores y sus dinámicas locales de
comercialización, ejercido por la fuerza de las armas de “el Roque”, quién
según los colaboradores desde un año atrás controlaba el monopolio de
las dinámicas del mercado de drogas en la esquina más importante de la
colonia para esos fines. Años atrás, aproximadamente en 2012 de acuerdo
con los testimonios de los colaboradores y otros vecinos de la colonia,
el Roque ejecutó a sangre fría a “el Bronco”, vendedor que lo precedió;
crimen por el que fue detenido y encarcelado en el Reclusorio Norte de la
Ciudad de México. Al salir de forma repentina de este mal llamado centro
de readaptación social, consolidó en pocos meses del 2016 su dominación
comercial en el barrio. A principios del 2017, el Roque desterró del barrio a
“el Carlin” y su hermano, así como a sus dinámicas de comercialización. El
Roque conformó un grupo de poder local aliándose con otros vendedores y
sicarios, tratando así de consolidar una nueva empresa criminal y aglutinar
fuerzas para repeler agresiones a su territorio y ampliar sus dinámicas
comerciales (Etnografías, 2017-2019).

En el plano simbólico a sus veintisiete años, el Roque, era ya una temida


leyenda urbana en la colonia, materialmente podía ser letal y así lo
hacía saber cuándo sacaba su arma y disparaba al aire o hacia otros a
quienes disciplinaba o confrontaba. Durante el tiempo en el que yo aún
no convivía con los oriundos del barrio en la esquina, nunca le sostuve
la mirada, pasaba junto a él y sin bajarla seguía mi camino, tampoco él
en ningún momento trató de intimidar o agredirme, tiempo después y
dado que el Roque me veía conviviendo con algunos de sus amigos de
antaño, apenas un gesto de reconocimiento cruzábamos. Fue hasta la
noche de navidad del 2017, un mes antes del acontecimiento irruptor
en el que el Roque perdió la vida, que tuve la oportunidad de convivir
con quienes serían mis colaboradores en la investigación, él y sus más

inconsistencias informativas existe la posibilidad de que los detenidos se hubieran movilizado


para vengar a su compañero. Estamos frente a una administración indirecta de la violencia
destructiva que encubre al grupo de “limpieza social” responsable, bajo el discurso de caso
resuelto por “ajuste de cuentas entre criminales”.

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allegados. Para esas fechas y a pesar de que no consolidó la empresa


que el Roque quería, ya había subordinado a la dinámica comercial que
impuso a dos de los principales vendedores de la colonia: “el Farra” y
“el Huaca” (Etnografías, 2017-2019).

Desde temprano en la mañana del día en que fue ejecutado –en enero
de 2018– conocí la existencia de un video grabado desde el teléfono
celular de uno de los varios testigos del acontecimiento, quién capto
el momento en que era atendido por paramédicos y subido a la
ambulancia, el Roque habría muerto en el trayecto o en el hospital. Para
retomar este elemento etnográfico no fue necesario buscar al testigo
para que me mostrará el video, fue suficiente con el testimonio de seis
de sus amigos y subordinados, algunos de los cuales estuvieron con él
conviviendo e incluso tuvieron que resguardarse de las balas y fueron
quienes, en diferentes ocasiones, en distintos espacios y ante diversos
individuos, narraron al pormenor los últimos minutos de agonía del
Roque; ellos mismos habían visto el asesinato por morbosidad desde
el teléfono celular o presenciado en el momento por encontrarse en el
lugar. Su ejecución pública no fue noticia ni siquiera en la nota roja,
solo su camisa ensangrentada, las manchas de sangre en la banqueta
y un par de veladoras prendidas en el lugar donde cayó fueron los
elementos materiales y simbólicos que a lo largo de varios días dieron
cuenta de lo acontecido (Etnografías, 2017-2019).

La tensión barrial y las formas de la violencia destructiva en la esquina


se interrumpieron por espacio de unas cuantas semanas, no así el
aprovechamiento lucrativo del vacío comercial dejado por el Roque en las
dinámicas locales del mercado de drogas. Desde la tarde del mismo día
en que fue asesinado, otros vendedores, entre ellos el Jimmy, ya ejercían
una presencia comercial en la esquina del barrio. Al menos dos grupos
de poder locales, que, si bien no le eran antagónicos al Roque porque
tenían sus propios espacios públicos de venta y no se plegaron a sus
dinámicas de reclutamiento y comercialización, avanzaron con su gente
para posicionarse en la muy lucrativa esquina (Etnografías, 2017-2019).

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Para que no se aprecie que este acontecimiento irruptor se reduce a un


mero ajuste de cuentas entre quienes local y externamente se disputaban
el dominio de la dinámica comercial en el espacio público del barrio,
refiero y caracterizo las formas del desdoblamiento, espacial y subjetivo,
de la violencia infrabarrial, es decir, los ejercicios de poder entre
integrantes de colectivos barriales antagónicos a través de venganzas,
peleas callejeras y pleitos vecinales-familiares. Esto para ampliar la
reflexión y establecer que lo que se hace en el barrio, sin intervenciones
externas directas o indirectas, de una u otra manera se sabía el cómo, el
quiénes y el porqué de estos episodios cotidianos de violencia infrabarrial
(como el hecho bien sabido de que fue el Roque quién a traición asesinó
al Bronco, para escalar un peldaño en las dinámicas de las empresas
criminales del mercado de drogas y que por pertenecer a una de estas
salió en poco tiempo de la cárcel) (Etnografías, 2017-2019).

Cuatro vendedores de grupos de poder locales y un individuo que fue


subordinado del Roque y que probablemente heredó sus contactos con la
empresa criminal, acaparaban la venta directa de las mercancías-drogas
en la esquina. Para fortalecer el argumento de que los acontecimientos
irruptores no se reducen a una disputa por la plaza, esgrimo a
continuación los elementos etnográficos que caracterizan las formas de
una administración directa-indirecta de la violencia destructiva, ejercida
principalmente por las policías locales y las instancias institucionales
encargadas de la seguridad pública en la Ciudad de México.

Aquellas formas van desde la realización de operativos policiales


espectaculares –despliegue ostentoso de infraestructura y agentes
ya sea por denuncias anónimas o por las rutinas de las instituciones
represivas en la colonia, realizando retenes, cateos a transeúntes
sospechosos, así como recorridos semanas y días antes de la realización
de los acontecimientos irruptores– y de operativos policiales alarmistas
–despliegue de los elementos fuertemente armados y de la moderna
infraestructura policial inmediatamente después, en horas y durante
algunos días, de realizadas las ejecuciones públicas y masacres–; la
puesta en escena pericial y policial para el levantamiento traumático de

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los cuerpos, cuya duración variaba de entre tres y seis horas con el área
acordonada, los elementos policiacos fuertemente armados, los medios
de comunicación masiva y personal del servicio forense de la Ciudad de
México, quienes a veces cubrían o no con una sábana blanca los cadáveres
durante sus diligencias públicas, además de las multitudes de vecinos
que intrigados y preocupados se acercaban a los lugares para saber de
lo acontecido; la utilización discrecional de las nuevas tecnologías de
vigilancia, en este caso, de las cámaras del C-5 –Centro de Comando,
Control, Computo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano– instaladas
en prácticamente todos los postes del suministro de energía eléctrica en
cada esquina de la colonia y aledañas; y, las operaciones de vigilancia
policial realizadas en el barrio, de las que fui testigo por encontrarme en
la esquina cuando el comandante del sector de la policía local paso, de ida
y vuelta, a bordo de su patrulla tomando fotos o video desde su teléfono
celular de quienes nos encontraban ahí (Etnografías, 2017-2019).

En este último punto retomo un fragmento del testimonio de “el Teke”,


menor de edad que comenzó a vender marihuana a escondidas del
Roque y de los otros vendedores y, que con posterioridad comenzó a
trabajar con el Farra cuando este fue uno de los que acaparó la dinámica
comercial en la esquina, después de la ejecución del que fue su jefe:

No me había dado cuenta de que la patrulla estaba detrás de mí,


pero sin que se dieran cuenta alcancé a lanzar la maleta de mota
debajo de uno de los autos estacionados. Cuando el comandante y
su acompañante me revisaron no me encontraron nada y aun así
me subieron a la patrulla. Me dieron un rol por toda la colonia
diciéndome que me tenían bien ubicado, que sabían muy bien quién
era, donde vivía y quienes eran mis familiares. Decían que yo nada
más era un morrito utilizado por los más huevudos para revender la
droga y que conocían muy bien esa estrategia. Me advirtieron que
no me querían volver a encontrar en la esquina o cerca de ahí, pues
para la próxima vez me iban a mandar a chingar al reclu. Después
de casi una hora me bajaron de la patrulla y caminé de regreso al
barrio. (Teke, fragmento de testimonio, octubre de 2019)

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La utilización discrecional de la información recabada con las técnicas


y tecnologías de vigilancia, por parte de estos integrantes de la policía,
es esencial para la administración indirecta de las dinámicas locales del
mercado de drogas en la colonia. El individuo infractor es disciplinado
bajo amenaza de encarcelamiento, no para alejarlo de las dinámicas
comerciales sino para mandar un claro mensaje a los grupos de poder
locales y las empresas criminales de las capacidades del control
panóptico para establecer la ambigüedad del contra quién(es) y en qué
momento(s) se procederá con el peso de la ley.

Ante el nuevo posicionamiento y acaparamiento de las dinámicas


comerciales en la esquina del barrio en el Pedregal bajo algunos vecinos,
reconocidos como veteranos barriales y que habían tenido amistad con
el Roque, decidieron que ya no permitirían la venta de las mercancías-
drogas con el objetivo, en un principio, de proteger a las familias de la
violencia destructiva que ya habían vivido en otras ocasiones más allá
de las experiencias traumáticas relacionadas con el que fue su amigo y
vecino –como lo fueron al menos dos atentados armados contra quienes
indiscriminadamente se encontraban en la esquina o pasaban por ahí.
La disputa por el espacio público entre veteranos del barrio contra
vendedores de los grupos de poder locales, además de ser simbólica se
materializó en agresiones verbales y físicas, en auténticas peleas entre
formas de masculinidad que reivindicaban las dinámicas tradicionales
de la vida cotidiana barrial contra las modernas y lucrativas dinámicas
comerciales de las empresas criminales. El repliegue de los grupos
de poder locales y el posicionamiento de los veteranos barriales en la
esquina, implicó que estos últimos desvirtuaran su objetivo principal
aprovechando la oportunidad para tomar las riendas de la venta directa
de marihuana (no así de la coca y la piedra, que son las principales
mercancías-drogas que comercian los vendedores de los grupos de
poder locales y de las empresas criminales).

Este nuevo posicionamiento en el espacio público tuvo su


breve temporalidad de acuerdo con el desdoblamiento de otros
acontecimientos irruptores en los que perdieron la vida individuos no

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directamente relacionados con las dinámicas y sujetos de la disputa


(Etnografías, 2017-2019). Este proceso abarcó además de los barrios
del Pedregal bajo, a los barrios del Pedregal alto.

El perímetro territorial que el Jimmy abarcaba era de unas cuantas


cuadras entre los puntos de operación y su domicilio; iba y venía en
su bicicleta, los viernes de su casa sacaba una bocina inalámbrica para
escuchar música a todo volumen y beber cervezas en la calle, frente a
amigos y amigas contaba los “papeles” de “piedra” que le quedaban y
los billetes del fajo que siempre tenía en sus manos después de salir
a vender unas horas (conducta con la que los vendedores llaman la
atención del tamaño económico del negocio) (Etnografías, 2017-2019).

Posterior a la ejecución pública del Jimmy y mermado el grupo de poder


local al que pertenecía –al ser ejecutado, afuera de su domicilio, el que
fue su líder apodado “el Guadañas”–, en los meses siguientes antes de
que terminará el año 2019 se realizaron otros dos atentados armados
en la esquina, de uno de estos salió ileso el Teke y dio testimonio de
lo acontecido. El saldo de estos acontecimientos irruptores fue de
una vecina herida en la pierna por esquirla de bala y el asesinato de
un menor de edad que era de otra colonia según el testimonio de los
colaboradores y cuyo nombre fue inscripto con pintura de aerosol en
el lugar de la banqueta donde cayó. En las bardas perimetrales que
rodean la esquina, en algunos de los autos de los vecinos y en un
zaguán de un domicilio particular se podían observar los impactos de
las balas disparadas desde armas de alto poder –ambos fueron ataques
perpetrados desde automóviles particulares en movimiento, salvo en
el que fue asesinado el menor cuando uno de los atacantes lo persiguió
hasta detrás del automóvil en el que se intentó refugiar. No hubo
detenciones ni se iniciaron investigaciones (Etnografías, 2017-2019).

A partir de estas experiencias y de las informaciones recabadas en


distintas fuentes documentales como el periodismo de investigación,
el oficialista y la nota roja, señalo puntualmente la coalición entre los
agentes policiales y los grupos mixtos de “limpieza social”, a los que se les

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refiere en el discurso dominante como sicarios del crimen organizado,


en la comisión directa-indirecta de masacres y ejecuciones públicas
de muy alto impacto, porque el abanico de víctimas letales incluía a
padres y madres de familia y, a sus pequeños infantes y menores de
edad (Nieto 2019, Redacción 2019a).

En la tesis de licenciatura había problematizado otro de los procesos


institucionales y de la sociedad civil que contribuye a la estigmatización
y criminalización de los espacios públicos y los sujetos que los producen,
radicalizando la tensión autodestructiva en las colonias al sur de la
Ciudad de México, esto a partir de la delegación de la violencia legitima
del Estado, es decir, del ejercicio de la seguridad pública a manos de
grupos privados de vecinos, organizados bajo coacción institucional
en torno a la campaña: vecinos organizados contra la delincuencia
(Sagal, 2018). Si bien en los barrios del Pedregal bajo dicha estrategia
no tenía la fuerza que tuvo en los barrios del Pedregal alto, ejercía
una presencia importante, sobre todo en la puesta en escena pericial
y policial en donde se establecían vínculos extraoficiales entre agentes
y vecinos en torno a la promoción de la denuncia ciudadana anónima,
la organización vecinal de la seguridad pública y la reafirmación, en
el discurso y en el imaginario, de que los asesinatos se relacionaban
indiscutiblemente con los ajustes de cuentas o las balaceras entre
criminales –y en los que, lamentablemente, había daños colaterales.

Colectivos barriales transgresores

Los sujetos barriales asumen el estigma de pandilla en términos de


una identidad delincuencial contrapuesta con la identidad social
dominante, empero, podemos comprenderlos desde la crítica como
colectivos barriales transgresores6.
6 Colectivos transgeneracionales, integrados por individuos sociales que escasos márgenes de
autodeterminación producen estilos barriales que expresan identidades urbanas radicalizadas.
Son “sujetos de frontera” pues sus prácticas espaciales intersticiales se reproducen bajo una
constricción estatal –represiva–, empresarial-criminal –mercado de drogas– y ciudadana –
moral– que impulsa procesos de cooptación, jerarquización y estigmatización social (Hannerz,
1986). Ejercen el poder barrial desdoblando formas de la violencia, materiales y simbólicas,

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A unas cuadras de la disputa por la esquina en el barrio del Pedregal


bajo existe un espacio público que a ha albergado, desde hace
cincuenta años, diversas prácticas deportivas, ociosas, artísticas,
recreativas y formas de politicidad. Es un espacio en constante disputa
y transformación. Aquí convergen distintas generaciones de colectivos
transgresores; además de hacer ejercicio, jugar, patinar y rapear,
intercambian experiencias laborales, familiares y puntos de vista de
los diversos problemas económicos, políticos y sociales que se viven en
las colonias, en la ciudad y en el país (Etnografías, 2017-2019).

Cuando “el Chaquespier” y “el Patiño” estaban por pelearse a mano


limpia, el primero sacó su navaja .007 por lo que “el Nes”, “el Tomy”
y otros hicieron que se retirará admitiendo su error; posteriormente
seguía intimidando con la navaja y fue golpeado por integrantes del
colectivo –regulación barrial de las formas de la violencia. Cuando en
el conflicto infrabarrial se llega a cometer un asesinato se sabe a voces
calladas quién es el responsable; como cuando “el Ojo rojo” meses
después de haber sobrevivido a unos piquetes que le realizó “el Cholo”
en pelea callejera, ejecutó su venganza contra éste disparándole a
quema ropa (Etnografías, 2017-2019).

Hip-hop y rap: ecos barriales de la militarización de la vida cotidiana

Formas normativas y códigos barriales regulan las relaciones


entre colectivos e individuos sociales transgresores en las colonias
precarizadas del país. En la vida cotidiana el desdoblamiento de
formas de la violencia infrabarrial, estatal y del mercado de drogas –
extraestatal– transforma las prácticas sociosimbólicas y económicas
que disputan la producción del espacio público. La lógica monopólica
de las empresas criminales impuesta en el barrio destruye, coopta y
transforma a los sujetos, sus identidades y prácticas.

contra las presencias identitarias dominantes (instituciones represivas, propiedad privada y


sociedad civil) y otros colectivos antagónicos.

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Desde la colonia Santa Cecilia en Celaya, Guanajuato, “Mr. Yosie


Lokote” reconstruye las transformaciones en la vida cotidiana de su
barrio y su “clica” la “Florencia 13”, en uno de sus videos en internet: “La
Brincada”. En este se lleva a cabo la iniciación de un nuevo integrante
del colectivo transgeneracional mediante un ritual transnacional, de
disciplinamiento físico y subjetivo, que interioriza en el iniciado las
reglas, códigos y formas que regulan las relaciones sociosimbólicas entre
sujetos e individuos sociales que reproducen el estilo barrial del cholo
en México y Estados Unidos7. La transformación espacial e identitaria
es presentada por el Yosie como el tránsito autodestructivo o “cambio
de sistema”, de la “vieja escuela” de los “carnales veteranos” a la “nueva
escuela” de los “morros que le brincan”, esto es, el desplazamiento
de reglas, códigos y formas tradicionales delincuenciales por nuevas
reglas, códigos y formas funcionales a la militarización de la vida
cotidiana (Mr. Yosie Lokote, 2014).

Desde el barrio de Los Fresnos en Apodaca, Nuevo León, la “Under Side


821” abona a la narrativa de las transformaciones en la vida cotidiana,
esto en uno de sus videos en internet: “Los caídos”. En este se expresa
el sentir de la inconmensurable huella del dolor producto del trauma
social por la mediatización del terror, que el tratamiento público de los
medios de comunicación masiva hace de los acontecimientos irruptores
en la vida cotidiana de los barrios. La violencia destructiva infrabarrial
entre integrantes de colectivos antagónicos se imbrica con la violencia
destructiva extraestatal de las desapariciones forzadas y las ejecuciones
públicas que las empresas criminales, las fuerzas represivas estatales y
los grupos de poder locales hacen posible en los espacios de excepción
(Under Side 821, 2013).

7 Los millones de migrantes mexicanos que viven y trabajan ilegalmente en Estados Unidos,
además de los que transitan hacia esa condición, sufren lo que Varela (2017) refiere como un
“continuum de violencias racistas” del “régimen global de fronteras” estatales –bajo el cual las
formas de gubernamentalidad administran necropolíticamente las migraciones de la fuerza de
trabajo precarizada.

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Desde los barrios de Tampico, Tamaulipas el colectivo la “Santa Grifa”


denuncia la desaparición forzada de uno de sus integrantes, en uno de
sus videos en internet: “Un santo grifo nunca muere”. El contexto de
arranque de la denuncia rapeada es la militarización de la seguridad
pública: soldados patrullando las calles de los barrios tampiqueños
y realizando retenes de discriminación selectiva. El trauma y la
impotencia social emanados del acontecimiento irruptor laceran a las
familias y los colectivos, quienes claman conocer la verdad oculta por el
discurso dominante. En este homenaje barrial se representa el proceso
simbólico de luto tradicional y la costumbre del rezo colectivo por la
pérdida material del ser amado (Santa Grifa, 2016).

El valor de uso de la calle

La contradicción dialéctica en esta disputa por el espacio barrial es


la de la contradicción estructurante de la relación social dominante,
el capital: valor de uso/valorización del valor (Echeverría, 2012). La
significación consuntiva del espacio público es la forma concreta en que
satisface las necesidades de movilidad, esparcimiento y comunicación
social –valor de uso de la calle. Las formas de producir y consumir
socialidad humana se determinan a partir de la contradicción entre
la totalidad cualitativa, de clase social, étnica e histórica, de la
reproducción social y la lógica cuantitativa que la mercantiliza para la
obtención de ganancias –valorización del valor de uso de la calle, por
la imposición de las dinámicas y mercancías del mercado de drogas.

Esbozando las practicas sociales genocidas

El desafío teórico conceptual en la construcción del discurso crítico,


a partir de los elementos etnográficos y documentales obtenidos en
el proceso de investigación, implicó profundizar en el proceso de
militarización de la vida cotidiana introduciendo el planteamiento de
Feierstein (2018a) acerca de las prácticas sociales genocidas. Según
este autor estas prácticas no buscan el exterminio de determinados
grupos políticos, sino que, mediante la sistematicidad de su destrucción,

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Sagal, S. Sujetos barriales y disputa por la producción del espacio público...

simbólica y material, se transfigure la identidad nacional de sectores


amplios de la sociedad civil –en este caso, mediante el ejercicio
ciudadano que respalde la imposición del estado de derecho vía la
violencia destructiva, pero legitima como facultad del Estado para
garantizar la seguridad pública.

El fundamentalismo economicista en la raíz de las dinámicas


comerciales del mercado de drogas nacional ha potenciado los procesos
de competencia aniquiladora por la ampliación de los circuitos
de producción, distribución y consumo de las mercancías-drogas,
operados bajo las dinámicas monopólicas de las empresas criminales
articuladas con agentes de las instituciones represivas del Estado.
En esta competencia comercial no hay cabida para los vendedores
que no se disciplinan a las dinámicas monopólicas –estigmatizados
por el discurso de las empresas criminales como “chapulines” y cuya
destrucción legitima su autoridad territorial extraestatal, así como el
disciplinamiento mercantil que realizan.

Siguiendo a Feierstein (2018b) planteo que el discurso de la seguridad


amplificado por los medios de comunicación masiva, produce a los
sujetos barriales como otredades negativas que son, por un lado,
hostigadas policial, militar y ciudadanamente a través de las estrategias
de seguridad pública y, por otro lado, ambiguamente toleradas en
las dinámicas comerciales del mercado de drogas. El aislamiento
de los barrios en los Pedregales bajo y alto vía su estigmatización y
criminalización, institucional, mediática y ciudadana, es la condición
para la transformación de sus espacios públicos en espacios de
excepción, así como de la transformación de los sujetos que lo producen
y en el que algunos de estos mismos son destruidos.

Desde el periodismo de investigación de Zavala (2018) los cárteles de


la droga no existen, es decir, no hay crimen organizado, ni plazas que
se disputan, mucho menos los sujetos estereotipados llamados narcos
del discurso mediático y gubernamental, retomando esto planteo que
lo que existe es lo que acertadamente Pegoraro (2010) señala como

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Delito Económico Organizado (DEO), esto es la vinculación indisoluble


entre las formas organizadas de las economías criminales y las formas
institucionales de las economías nacionales e internacionales, ambas
insertas en los procesos del mercado mundial, en los poderosos
circuitos financieros y en las redes bancarias internacionales. Estos
procesos económicos, propiamente capitalistas en su forma neoliberal,
se robustecen a partir de la competencia empresarial, nacional e
internacional, favorecida por una aplicación discrecional de las
políticas penales y la impunidad garantizada para los integrantes de las
formas estatales y criminales que ejercen la violencia destructiva sobre
determinados sujetos, sus prácticas y espacios sociales (Pegoraro, 2010).

Esta economía militarizada dinamiza el mercado de drogas valorizando


el desplazamiento aniquilador de la fuerza de trabajo precarizada,
al ampliar los circuitos de distribución y comercialización con
impacto directo en el consumo, al disminuir costos de producción y
al incrementar precios de venta directa –mediante la mengua de la
calidad de las mercancías-drogas, sobre todo sintéticas, a partir de su
degradación con sustancias como el fentanilo y otras más corrosivas,
lo que posibilita que se venda, por el mismo precio o un poco más alto,
una dosis en cuya producción se realizó menor inversión.

La administración directa-indirecta de las formas de la violencia


destructiva es ejercida por una forma de gubernamentalidad privada
indirecta, como lo ha planteado Mbembe (2011), este abigarramiento
de las distintas racionalidades políticas y económicas estatales y
extraestatales tiene como objetivo la reconfiguración de las dinámicas en
el espacio público y de las identidades de los sujetos que lo producen, que
se logra mediante una imposición de nuevas identidades, imaginarios
y prácticas a partir de las que se despliegan nuevas relaciones sociales
asimétricas para el lucro económico.

Esencial para la espacialización nacional e internacional de las prácticas


sociales genocidas son las, planteadas por Simon (2011) como, cárceles
vertedero y los procesos de encarcelamiento masivo que se configuran

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Sagal, S. Sujetos barriales y disputa por la producción del espacio público...

biopolíticamente como un sistema de gubernamentalidad a través del


delito, en México y los Estados Unidos8. La vida barrial del Roque –
Jimmy, Guadañas y otros– producida como nuda vida (Agamben en
Berrío, 2010), es producto de los procesos de contención disciplinaria
estatal y extraestatal a los que los reclusos y los individuos barriales
son sometidos en las cárceles y los espacios de excepción producidos
en las colonias precarizadas al sur de la Ciudad de México.

Las formas del desdoblamiento de la violencia destructiva ejercidas por


las dinámicas de las instituciones estatales, las empresas criminales
y los grupos de poder locales, además de potencializar las políticas
contrainsurgentes contra los opositores al sistema político dominante
y al llamado desarrollo nacional, son medios de subsistencia para
determinados sectores de la sociedad civil por su incorporación
como fuerza de trabajo precarizada que es prescindible, porque su
destrucción se inserta en los procesos de valorización del capital (como
vigías, vendedores y sicarios).

Los llamados ajustes de cuentas y las balaceras entre criminales


son enunciados del discurso dominante de seguridad que ocultan
las impunes ejecuciones públicas, las masacres y las desapariciones
forzadas o levantones. La disputa por el espacio público y por los sujetos
que lo producen se encuentra atravesada: verticalmente, por procesos
biopolíticos y tanatopolíticos de estigmatización, criminalización,
disciplinamiento social y de gestión destructiva de la fuerza de
trabajo precarizada; y horizontalmente, por procesos transgresores
de producción identitaria radical y de formas de politicidad creativa
que con escasos márgenes de autodeterminación reproducen diversas
y singulares relaciones barriales cotidianas. Por esto último, la
militarización de la vida cotidiana no es totalizante, la disputa barrial
8 Los conceptos de cárceles vertedero y encarcelamiento masivo se complementan en la
criminología crítica de Simon (2011). Estos espacios institucionales y privados, en México y
los Estados Unidos respectivamente, lejos de concebirse como centros para la readaptación
o reintegración social de los infractores de la ley se constituyen en espacialidades estatales
y lucrativas para la contención disciplinaria de cuerpos y subjetividades, radicalizando la
tensión social autodestructiva al interior y exterior de estos.

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Sagal, S. Sujetos barriales y disputa por la producción del espacio público...

por la producción del espacio público si bien no prevalece sobre ésta es


capaz de bordear las dinámicas mercantiles dominantes y las dinámicas
de la seguridad pública que la constituyen en uno de los procesos más
destructivos y lucrativos del siglo XXI.

Los sujetos y sus prácticas en el espacio social, que han sido arrasados
por las prácticas sociales genocidas, no solo son los barriales que aquí
problematizamos, así lo son también los opositores ambientalistas,
campesinos, periodistas, indígenas, los migrantes, las mujeres y los
adictos en rehabilitación9.

Ampliando el esbozo de las prácticas sociales genocidas

Mi experiencia de vida en el estado de Morelos no solo se relaciona


con los sujetos barriales sino también con la resistencia social de los
opositores a las políticas de Estado. En diciembre de 2014 conocí a
Samir Flores Soberanes en la Compartición realizada en su comunidad,
Amilcingo. Era un extraordinario orador y defensor valiente de las
comunidades campesinas e indígenas, conocía muy bien los peligros
de la lucha social por la tierra, el agua, los cerros y el aire. En 2019,
dando continuidad a su compromiso integral de casi una década con las
comunidades surianas, Samir denunció la política de desarrollo bajo la
cual el presidente Andrés Manuel López Obrador y el delegado federal
Hugo Erick Flores pretenden imponer el Proyecto Integral Morelos –
PIM–, a quiénes cuestionó fuerte y directamente en actos públicos.

¿A quiénes violentan las políticas institucionales en nombre del


desarrollo?:

Son 68 los pueblos, naciones, tribus y barrios indígenas que mantienen


tierras, recursos naturales, culturas, lenguas y organización ancestral
en todo México. Sobre sus territorios se pretende la construcción
de diversos proyectos que promueven el desarrollo, pero, como se

9 El 2019 fue al año más violento en la historia reciente del país (Muedano, 2019). Infamemente
fue también el más mortífero para las mujeres que lo habitan (Redacción, 2019b).

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preguntaba Samir Flores Soberanes, defensor nahua y comunicador


comunitario asesinado en febrero pasado, “desarrollo para quién”.
(Muñoz, 2019)

El homicidio impune del activista suriano fue realizado días antes


de la consulta pública sobre el PIM, la cual según declaraciones del
presidente López Obrador quiso ser afectada –junto con su gobierno–
por “este horrendo crimen”. (Redacción Animal Político, 2020). Dicho
acontecimiento irruptor fue precedido por una serie de iniciativas
eliminacionistas esgrimidas desde las instancias de gubernamentalidad
locales y federales10, las empresas criminales y los grupos de poder
locales –quienes comparten entre sí una mentalidad eliminadora y el
ejercicio de aniquilación (Ríos, 2013)11.

Las prácticas sociales genocidas como proceso de mediana duración


en Morelos actualizan la guerra contrainsurgente antes llamada
guerra sucia (en 1962 fueron asesinados extrajudicial e impunemente
Rubén Jaramillo, su esposa e hijos en Xochicalco). En la década de
los setenta Vinh Flores Laureano, quién fue tío de Samir, fue uno
de los principales impulsores de la Normal Rural para mujeres en
Amilcingo, así como de la conformación del municipio de Temoac y de
la Unión de Ejidos Emiliano Zapata. Opositor a la política de Estado
que en esos años cerró más de la mitad de las Normales Rurales del
país; en 1976 fue asesinado extrajudicialmente a sus veintiséis años
(Municipio 33, 2013).

10 En un contexto de tensión, represión y amenazas contra los opositores al megaproyecto,


resultado del nuevo impulso del gobierno federal para imponer el PIM, desde el poder ejecutivo
en voz de su titular el presidente de la República, Samir y sus compañeros fueron señalados y
descalificados: “Escuchen, radicales de izquierda, que para mí no son más que conservadores”
(Romero, 2020).
11 En febrero de 2015 fue encontrado decapitado y con sus manos cercenadas el compañero
Gustavo Salgado, dirigente del Frente Popular Revolucionario, cuadro del Partido Comunista
de México e impulsor de las marchas en Morelos para exigir justicia por los 43 estudiantes
normalistas de Ayotzinapa. El discurso oficial atribuyó su tortura y homicidio a una supuesta
disputa por unos terrenos que mantenía con un grupo de poder local (Redacción Animal
Político 2015, Peláez 2015).

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A modo de conclusión

En este artículo hago eco de la reflexión de un estimado profesor: para


cada problema de investigación y sus particularidades socioeconómicas,
culturales e históricas, ejercicios metodológicos diferenciados y
singulares.

La exposición analítica del proceso etnográfico y los ejercicios


metodológicos, principalmente en torno a la posicionalidad del
investigador, a los momentos de acercamiento y colaboración en
el trabajo de campo y al desarrollo teórico conceptual, propios de la
investigación social y en la construcción de la interpretación a través
del discurso crítico, no pretende erigirse como la forma eficaz a través
de la cual se construye el conocimiento acerca de las formas de la
violencia que atraviesan, destruyendo y transformando, a los sujetos,
sus espacios públicos y prácticas cotidianas.

El presente texto amplia los horizontes reflexivos y las discusiones


acerca de la manera en que concebimos al investigador social y a los
contextos de producción de su investigación y de los textos que de ahí se
desprenden, pero sobre todo los contextos de sus procesos subjetivos y de
sus prácticas sociales más allá de los espacios académicos y de la crítica
social, puesto que indiscutiblemente constituyen tanto a investigadores,
colaboradores y lectores como seres cotidianos atravesados por el
desdoblamiento material y subjetivo de formas de la violencia.

La administración gubernamental directa-indirecta de la violencia


destructiva vía el actuar de integrantes de las instituciones encargadas
de la seguridad pública, de las iniciativas eliminacionistas de carácter
selectivo y de las estrategias de seguridad pública que estigmatizan y
criminalizan a los sujetos y sus prácticas en el espacio social, favorece
la reproducción de prácticas sociales genocidas en el proceso de
militarización de la vida cotidiana, desdoblado en las colonias y pueblos
precarizados del país, de ello nos dan cuenta las experiencias barriales
y de resistencia social.

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Sagal, S. Sujetos barriales y disputa por la producción del espacio público...

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Tapia Pará, O. Caminos troperos del Aconcagua

Caminos troperos del Aconcagua

Obrayan Tapia Pará


tapia.para.o@gmail.com

Resumen

La experiencia de la transformación del espacio geográfico en Chile central,


ha dejado como legado en el paisaje múltiples manifestaciones de los diversos
modos en que territorializa la cultura cotidiana de quienes habitan el enclave
señalado, entre estas territorialidades se encuentra la del ganadero trashumante.
Comprendiendo que la lectura de la transformación del espacio geográfico
no es posible sin la experiencia humana y su territorialidad, el paisaje, a
través de sus componentes materiales e inmateriales, relata la experiencia de
transformación en el modo de realizar la actividad ganadera trashumante, y
con esto, la utilización de las rutas troperas que siempre han estado vinculadas
a esta forma de cultura económica.

La siguiente discusión teórica, que aborda al paisaje, al ganadero trashumante


y su territorialidad, mediante el cotejo entre referencias bibliográfica e
información levantada en terreno como metodología, espera expresar la
situación de correspondencia entre la expresión paisajística de la Zona central
de Chile, en lo referido al camino tropero para con los fenómenos recogidos de
las referencias consultadas.

Palabras clave: Espacio, Paisaje, Territorio, territorialidad, Camino tropero.

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Tapia Pará, O. Caminos troperos del Aconcagua

Resumo

A experiência da transformação do espaço geográfico no Chile central deixou


como legado na paisagem múltiplas manifestações das diversas formas como se
territorializa a cultura cotidiana de quem habita o enclave indicado, dentre essas
territorialidades está a do pecuarista transumante. Compreendendo que a leitura
da transformação do espaço geográfico não é possível sem a experiência humana
e a sua territorialidade, a paisagem, através dos seus componentes materiais
e imateriais, relaciona a experiência de transformação na forma de realizar a
atividade pecuária transumante, e com isto, o uso das rotas tropas que sempre
estiveram ligadas a esta forma de cultura econômica.

A seguinte discussão teórica, que aborda a paisagem, o pecuarista transumante


e sua territorialidade, comparando referências bibliográficas e informações
coletadas no campo como metodologia, pretende expressar a situação de
correspondência entre a expressão paisagística da zona central do Chile, em
que referiu-se ao caminho do tropero em direção aos fenômenos coletados nas
referências consultadas.

Palavras-chave: Espaço, paisagem, território, territorialidade, estrada da


tropa.

Introducción

El paisaje de la zona central de Chile se encuentra tensionado por


la existencia de múltiples territorialidades que se yuxtaponen y
operan de diversas formas. En el enclave indicado, se identifican
territorialidades que se posicionan como hegemónicas debido a
su capacidad de movilizar trabajo que se asocia generalmente a la
industria y sus tiempos, y no se da la instancia de generar alteridad
con formas de cultura económica apegadas a formas previas a lo
moderno contemporáneo, como lo es la actividad campesina de
subsistencia que engloba la ganadería trashumante.

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 66


Tapia Pará, O. Caminos troperos del Aconcagua

Entendiendo el paisaje como palimpsesto donde operan y han


operado una diversidad de deseos humanos, el camino como parte
del paisaje, es capaz de ser un palimpsesto en sí mismo debido a
que concentra múltiples experiencias relacionadas al habitar un
enclave. Sin embargo, no todos los caminos conservan su vigencia,
y actualmente, los caminos que por su finalidad no son capaces
de soportar la velocidad y movimiento que exige la circulación de
materiales, entre ellos el camino tropero, pasan a ser subutilizados.
En este paisaje de tensiones, los caminos troperos utilizados por
ganaderos trashumantes, consisten generalmente por una senda
angosta que serpentea la topografía, comunicando zonas llanas de
fondo de valle con las serranías de la cordillera de La Costa, al igual
que con la cordillera de Los Andes. Su nombre hace referencia a las
tropas o tropillas de animales que suben o bajan las áreas serranas
de modo estacional, guiados por ganaderos que en menor medida
siguen conociendo los enclaves que guardan las posturas de verano
e invierno, y es mediante su utilización, que se siguen sustentando,
aunque con menor vigencia, la ganadería de pequeña escala y las
formas de vida a ella asociada, la cual se presenta distinta a las
actividades económicas que desde lo hegemónico se propende
(trabajo precarizado en latifundios de monocultivos).

La propensión a desarrollar las actividades como la producción


agrícola extensiva enfocada en exportación, así como también la
actividad minera de escala industrial, ha puesto en cuestionamiento
el ejercicio de ordenar y planificar geográficamente el territorio desde
el neoliberalismo. Debido a que la magnitud en la que se desarrollan
las actividades de escala industrial, se presentan incompatibles con
la mantención de rasgos de identidad asociados a lo precedente,
no sólo por la utilización de los enclaves anteriormente disponibles
para los ganaderos y campesinos, sino que también porque las
formas de trabajo asociadas a estas actividades tiendes a desarraigar
las prácticas como la trashumancia, entre otras. En este ámbito, la
discusión sobre lo que es valioso en sentido patrimonial y cotidiano
no es novedosa, el tópico sobre el valor de la memoria mediante el

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Tapia Pará, O. Caminos troperos del Aconcagua

conocimiento de la territorialidad de los grupos sociales identificados


con culturas económicas otras, como la que realizan los ganaderos
trashumantes, es capaz de ser aprehendida mediante el estudio de
su habitar, haciendo fijezas en las manifestaciones materiales e
inmateriales del paisaje, en este caso el camino tropero.

Por tanto, el siguiente trabajo, espera aportar a modo de experiencia


relacionada con la trashumancia, la puesta en valor de los caminos
o sendas que, por su materialidad, forma, y principalmente por el
modo de habitar y concebir el territorio por quienes lo utilizan, no
puede participar en las modalidades mediante las que se dispone
el trabajo campesino. Tornándose significativo no solo para
preservar la experiencia del objeto como el camino tropero, sino que
fundamentalmente por sostener la multiplicidad de usos asociados a
prácticas que también guardan distancia de la racionalidad moderna
que hoy, se imbrica en todas las relaciones sociales (Lefebvre, 2013).

Pregunta de investigación

- ¿Es la territorialidad trashumante, y el camino tropero, tensionados


por la industria?

Objetivos

- Abordar desde una perspectiva geográfica ampliada la trashumancia


ganadera y las expresiones paisajísticas materiales como los caminos
troperos.

- Relatar las tensiones a las que se expone la trashumancia desde un


sentido territorial.

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Tapia Pará, O. Caminos troperos del Aconcagua

Precedente teórico

Espacio

Según lo propuesto por Henri Lefebvre (2013) en su obra La Producción


del Espacio, cada sociedad produce su propia categoría de lo que es
el espacio, por tanto, si existe una diferenciación en el proyecto de
sociedad, también lo considerado como espacio tenderá a diferenciarse
de las categorías espaciales propuestas por otros proyectos sociales.
En la actualidad el valle del río Aconcagua es ampliamente utilizado
por la minería y agroindustria, siendo estas actividades, y todas sus
externalidades, parte del modo en que se entienden las relaciones
sociales dentro de un espacio geográfico situado desde una perspectiva
cultural neoliberal. Sin embargo, aquellos modos habitar y comprender
el espacio no situados desde el neoliberalismo, no son atendidos de igual
modo que si se realiza con la actividad industrial, y que a diferencia a
de esta última, son realizadas en el enclave indicado con anterioridad
al establecimiento de modelos de explotación del territorio.

Las desconsideraciones implicadas con la invisibilización de otras


formas de pensamiento del espacio geográficos, como el de la actividad
trashumante y la territorialidad asociada, de modo análogo puede
comparado a través de lo indicado por Andrés Troncoso (2006) como
situación problemática en el campo de la arqueología y la arqueología
del paisaje. En este campo de estudio, se comenzó a criticar la visión
universalizante del tiempo-espacio actual, el que era extrapolado a los
sitios de hallazgos, donde el espacio que habitaban las sociedades era
visto como un contendor de la relación hombre y naturaleza, y que
cualquier desajuste en esta relación desencadenaba un cambio social.
La visión evolucionista indicada, maximizada económicamente en
términos temporales, tendía a replicar el concepto de espacio occidental,
un espacio capitalista que entiende el mundo desde el presente, bajo
el dominio del pensamiento único (Troncoso, 2006). La autocrítica
realizada en la arqueología como campo de estudio, se relaciona
con el conocimiento geográfico debido al tratamiento que se realiza

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 69


Tapia Pará, O. Caminos troperos del Aconcagua

al espacio, ya sea en su forma o prácticas actuales, o en las formas o


prácticas precedentes que se conservan mediante ciertos rasgos como
la cultura económica ganadera. Estos espacios diferenciados pueden
denominarse como espacios culturales (Criado, 2000).

Paisaje y fenomenología

Jean-Marc Besse (2010a) indica que el paisaje en la geografía


moderna, sólo tuvo un desarrollo en relación a la expresión visual de
esta categoría, remitiéndola sólo a interpretaciones estéticas. Esta
posición respecto del paisaje, negaba cualquier interpretación que fuese
producto del cotejo entre el cuerpo teórico de la geografía respecto de
las configuraciones culturales particulares del paisaje, vinculando el
saber geográfico sólo a los intereses de las potencias europeas a través
de metodologías que apoyaban la concreción de los proyectos sociales-
ideológicos (Determinismo ambiental alemán, el posterior Posibilismo
imperialista francés, y el Positivismo Europeo y anglosajón). En este
sentido, el problema del pensamiento y del conocimiento legado desde la
ilustración no era el desconocimiento de la concepción del otro, sino en
que se percibía al otro como al que tenía un lugar específico (y aún como
aquel al que ese lugar le correspondía), en el orden espacial, concebido
de manera etnocéntrica como homogéneo y absoluto (Harvey, 2012).

El mismo autor, Besse (2010b), en el capítulo Entre geografía y paisaje:


La Fenomenología, por contraparte, se realiza una nueva consideración
desde la geografía hacia el paisaje, esta vez, no vinculando el paisaje al
hecho estético, sino que, a la experiencia total de estar inserto como
observador y partícipe de una dinámica humana y cultural. Si durante
el desarrollo de las corrientes posibilistas y positivistas, la geografía
como disciplina científica se desprende de toda apreciación que
implique la percepción del sentir y el arraigo de un habitante frente
a las transformaciones de su entorno, la geografía situada desde el
marco metodológico de la fenomenología, cuestiona la no inclusión
de la experiencia del poblador frente a las dinámicas sucedidas al
interior de un entorno. Jean-Marc Besse, propone que el paisaje,

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Tapia Pará, O. Caminos troperos del Aconcagua

como expresión de la apropiación humana de la naturaleza (relación


sociedad-territorio; el ser-en-el-tiempo), a través de su territorialidad,
participan en la acción performativa de ser en el mundo1, esta vez,
fuera de la escala y magnitud productiva desplegada junto y desde la
generación de los espacios nacionales.

La propuesta de paisaje indicada por Besse, donde es el habitante


quien experimenta la experiencia de estar inserto en el paisaje, de ser
mediante sus sensaciones y experiencias al habitarlo, deviene desde el
agenciamiento de un espacio cultural, lo que definido desde Troncoso
(2006), el espacio cultural sería la conjugación de una realidad material
e ideal producida por medio por la acción del pensamiento. El mismo
autor (Troncoso, 2006) indica que, dado que el pensamiento es el que
dilucida un paisaje, señala que:

Al ser el paisaje una realidad semiótica, ajustada y producida


según los códigos y principios culturales de una formación socio
cultural, pasa a ser una tecnología orientada a la conformación de
la realidad, construidas por medio de la inscripción e incorporación
de determinadas realidades sígnicas que la definen y semantizan
(Troncoso, p. 182).

Metodología

El siguiente desarrollo metodológico consta de dos partes. La primera


se relaciona con una revisión bibliográfica que aborda, por un lado,
la territorialidad y su constitución, cotejándola al mismo tiempo con
referencias que indagan en la experiencia cultural de la ganadería
trashumante en el centro de Chile. La segunda parte de este, que en
este párrafo se presenta, comprende el relaciona con el trabajo de
1 Besse (2010a) indica que “El paisaje es ambiente, pero no un círculo cerrado: es desplegamiento,
es fundamentalmente un horizonte que se abre. En verdad sólo es geográfico, dice Dardel,
<<por sus prolongaciones, por su segundo plano real o imaginario que el espacio abre más allá
de la mirada>>. No hay paisaje de sobrevuelo […], lo que quiere decir que el paisaje exige, para
ser, un cuerpo de carne, una mirada encarnada, un ojo vivo, en otros términos, un ímpetu, una
intencionalidad presente y que atraviesa el espacio que se abre entre lo cerca y lo lejos.

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Tapia Pará, O. Caminos troperos del Aconcagua

campo realizado por el autor en sus múltiples viajes a la localidad de


Los Cerrillos, ubicada en Catemu, Región de Valparaíso, Chile. En
esta localidad pudo entrevistar a algunos campesinos que mediante
sus indicaciones permitieron llevar a cabo la recolección de datos.
El método de recolección de datos constó del mapeo mediante GPS
navegador los caminos troperos de trashumancia ubicados en el Valle
de Catemu, que forma parte de la Cuenca del Río Aconcagua, y también
sobre el mapeo con GPS navegador la ruta de acceso al Pukara del
Cerro Mercachas en la precordillera de Los andes, también ubicada en
el Valle del Aconcagua.

Territorio y trashumante

La primera parte de este apartado metodológico se formula en relación


a la propuesta que Rogerio Haesbaert (2011) realiza al plantear un
concepto de territorio en sentido integrador. La intención de ajustar
el abordaje teórico que el autor realiza al término de territorio en el
sentido de lo integrado, se aboca en indicar –como objetivo del trabajo-
que tanto el paisaje como también el territorio, debido a que ambos
conceptos (paisaje y territorio), pueden supeditarse a una lectura
a las relaciones de poder, tal cual sucede con las relaciones sociales
suscitadas en el espacio.

En relación a los territorios y sus territorialidades, Rogerio Haesbaert


(2011, p. 67) indica que el territorio se define ante todo con referencia a las
relaciones sociales (o culturales, en sentido amplio) y al contexto histórico
en el que está inserto. La situación de los campesinos trashumantes se
encuentra situada en un contexto histórico particular, siendo la actividad
ganadera un rasgo cultural de sentido ampliado, la cual determina el
quehacer de quienes practican la actividad trashumante, que se ha
visto posibilitada y a la vez afectada por la irrupción de otros modos
de ocupación, el latifundio y la industria respectivamente, cambiando
considerablemente la expresión paisajística de esta actividad en los
enclaves de Chile central. Rogerio Haesbaert (2011, p. 67) comenta
que al contextualizar históricamente el territorio con el que se trabaja,

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Tapia Pará, O. Caminos troperos del Aconcagua

en el caso de que nuestra lectura resultase integradora, el territorio


responde por el conjunto de nuestras experiencias o, en otras palabras,
relaciones de dominio y apropiación en el/con/a través del espacio, en
donde los elementos-clave responsables de dichas relaciones diferirían
considerablemente a lo largo del tiempo. En condescendencia con
esto, se pude afirmar que la práctica de la trashumancia por parte de
unidades familiares y comunidades campesinas se vincula con el origen
de la ruralidad de Chile central.

Para Juan Guerra (2005) la división de la tierra en latifundios y


caseríos durante la primera ocupación europea en América (primera
modernidad americana), marcaría el nacimiento de la servidumbre
campesina, donde los nacidos dentro de latifundios, conformarían
micro comunidades ordenadas en su interior por reglas de herencia
y parentesco, de este modo, el pastoreo como práctica pasaría de
generación en generación. Juan Guerra, complementando lo anterior,
indica que en las poblaciones chilenas campesinas existió un bajo
mestizaje cultural. “Los campesinos, en comparación con los indígenas,
serían más integrados a la vida moderna (…), esto los hace depender de
la sociedad urbana, quitándoles autonomía económica, dependiendo
de estos mercados” (Guerra, 2005, p. 22).

Lo anterior lleva a preguntar ¿de qué modo estarían subordinados los


campesinos trashumantes a los mercados? ¿Qué relación de poder
hacía distinta su actividad, dependiente de los mercados, respecto
de las actividades que realizaban los pueblos indígenas de aquel
entonces? Rogerio Haesbaert, en su propuesta de construcción de
territorios relacionales, vincula la propuesta semiótica vinculada a
las expresiones del poder en el territorio de Claude Raffestin (1993),
con la noción material de este expresada mediante la construcción
de territorialidad de Robert Sack (1986). Claude Raffestin, indica
que la expresión del poder estaría constituida en una red de
relaciones, donde quien lo detenta –al poder, o a las relaciones que lo
constituyen- no estaría al centro de las relaciones (como el estado),
sino que esta noción de poder sería lo suficientemente vasta para

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Tapia Pará, O. Caminos troperos del Aconcagua

incluir la naturaleza económica del poder –o la de los mercados.


Raffestin indica:

El poder se enraíza en las relaciones del trabajo: El trabajo sería ese


segmento mínimo y original definido por dos dimensiones: la energía
y la información. El trabajo es la energía informada. Pero, más que
energía, el trabajo es fuerza dirigida, orientada de un saber. Al
apropiarse del trabajo, la sociedad capitalista lo destruye, al separar
la energía de la información, el trabajo manual del intelectual, impide
al hombre disponer de uno y de otro concomitantemente (Raffestin,
en Haesbaert, 2011, p. 72).

La propuesta de Raffestin de enmarcar el territorio en las relaciones de


poder relacionadas en las relaciones de trabajo cambiantes, donde la
sociedad capitalista trata de separar el trabajo manual e intelectual de la
trashumancia al hacerla depender de los incipientes mercados situados
en la urbanidad colonial, en el caso de esta investigación es un ejemplo
de la supedición de la trashumancia, y de la ganadería campesina a las
formas de relaciones trabajo-poder coloniales. Lo anterior entonces
permite entender a la trashumancia y a la ganadería campesina como
una actividad legible genealógicamente, que varía sus formas expresivas
(o paisajísticas) en la medida se agencian relaciones de trabajo-poder/
territorio. Un ejemplo de lo anterior, sería lo indicado por Guerra (2005)
quien comenta que, de haber existido una ganadería trashumante previa
a la primera ocupación europea, y a la subsecuente forma de dependencia
del mercado por parte de los trashumantes, el conocimiento situado
para práctica se relacionaría con lo concerniente a lugares aptos para
veranadas o invernadas, rutas de pastoreo a través de la cordillera de los
Andes entre la actual provincia de Mendoza (en Argentina) y las actuales
regiones de Valparaíso y Metropolitana (en Chile).

En lo concerniente de la propuesta de Robert Sack, el autor define


a la territorialidad como la tentativa, por parte de un individuo o
grupo, de llegar a afectar, influir o controlar personas, fenómenos o
relaciones, mediante la delimitación y afirmación del control sobre

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un área geográfica. Esta área se llamará territorio (Haesbaert, 2011).


Indistintamente de la perspectiva política, Haesbaert indica que Sack:

También reconoce la trascendencia de las dimensiones económica


(“uso de la tierra”) y cultura (“significación” del espacio) de la
territorialidad, “íntimamente ligada a la manera como las personas
utilizan la tierra, cómo ellas mismas se organizan en el espacio y cómo
le dan significado al lugar (Haesbaert, 2011, p. 74).

La Antropóloga Nanette Vergara, en su trabajo “Metáfora en Los


Andes: Trashumancia y resistencia en el Valle del Choapa” (Vergara,
2016), indica que la identidad –de los trashumantes-, es construida
sobre la base de una permanencia en el territorio, donde la etnia, el
género y generacional de las familias que trazan una línea temporal
de resistencia (Vergara, 2016, p. 21). Con lo indicado por la autora, se
reconoce una territorialidad ligada a la actividad de la trashumancia
y sus movimientos estacionales. Entonces ¿Cómo es que se adquiere
el carácter político de la territorialidad trashumante? la misma
autora señala que “La ocupación cultural del territorio a través de la
trashumancia, constituye una matriz donde las prácticas de poder se
ven decantadas por la simbólica representación política que establecen
las racionalidades de los grupos humanos que la practican” (Vergara,
2016, p. 24). Dado que la actividad trashumante posiblemente fuese
practicada desde antes de la primera ocupación europea en el territorio
de Chile central, y como indica Guerra (2005, p. 111), adquiere forma con
la colonia española, convirtiéndose en una forma de cultura económica
sincrética que también se encuentra subsumida en la aversión que
propende la segunda modernidad americana hacia las actividades
que dieron forma a la primera modernidad americana, entendida esta
última como vernácula y cartesianamente irracional.

Territorialidad y agenciamiento trashumante

Para comprender de modo somero las trasformaciones que han


experimentado los ganaderos trashumantes desde una perspectiva

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territorial que englobe su territorialidad, se propone hacer una lectura


sobre lo propuesto por Rogerio Haesbaert, quien toma el concepto de
Desterritorialización2 realizado por Deleuze y Guattari, y lo desarrolla
en un ampliado e inclusivo respecto de las conformaciones sociales
otras. En este marco explicativo, la intención de realizar una lectura
acerca de los conceptos de desterritorialización y, subsecuentemente
sobre territorialización se torna de interés para comprender por qué
existen los caminos troperos como expresión del paisaje que habitan
los ganaderos al realizar la actividad trashumante, transformándose
en la expresión material del agenciamiento de este grupo humano
caracterizado por el arraigo a su cultura económica y el territorio que
les permite llevarla a cabo.

El arraigo a la práctica ganadera, y el apego al territorio que les permite


la realización de la trashumancia, es posible de ser comprendido
mediante lo propuesto por los autores Deleuze y Guattari siendo citados
por Haesbaert (2011) quienes indican que, mediante una lectura de lo
social desde el deseo, lo se lograría pasar desde el deseo a lo político en
los marcos de los modos de subjetivación (Guattari & Rolnik, 1996). Si
anteriormente se expuso que el territorio tiene en parte una vinculación
con las relaciones de poder, y que a su vez estas se encuentran fijadas con
las relaciones de trabajo, y que a través de estas mismas relaciones de
trabajo se generarían lazos de dependencia de territorialidades alternas a
las trashumantes, el deseo de seguir realizando esta práctica se afianza en
un apego/arraigo a una actividad que, por su escala y magnitud, estaría
plenamente ajustado al paisaje de la zona central de Chile (siendo distinto
al desarrollo de actividades como la agroproducción de paltos y vides de
exportación, al igual que la minería, actividades altamente nocivas).

2 Herner (2009), en su artículo Territorio, desterritorialización y reterritorialización: un


abordaje teórico desde la perspectiva de Deleuze y Guattari, señala: “el territorio se puede
desterritorializar, esto es, abrirse, en líneas de fuga y así salir de su curso y se destruye. La
especie humana está sumergida en un inmenso movimiento de desterritorialización, en el
sentido de que sus territorios ‘originales’ se rompen ininterrumpidamente con la división
social del trabajo, con la acción de los dioses universales que ultrapasan las tablas de la tribu
y la etnia, con los sistemas maquínicos que llevan a atravesar, cada vez más rápidamente, las
estratificaciones materiales y mentales”.

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Tapia Pará, O. Caminos troperos del Aconcagua

Los autores entienden el deseo como una fuerza que requiere una
máquina o agenciamiento, pudiendo ser también un dispositivo que
ejecute los deseos en una máquina figurada y constructiva (Haesbaert,
2011, p. 99). Debido a que la actividad trashumante ha persistido en
el tiempo, configurando una hábitat que se expresa materialmente
mediante rasgos como caminos troperos, e inmaterialmente como
transectas que se realizan transversalmente a través de los valles, o
altitudinalmente desde los fondos de valle hacia las zonas altas de la
Cordillera de La Costa y de la cordillera de Los Andes, en la expresión
etológica del territorio trashumante existiría una relativa estabilidad y
localización que le permitiría a un colectivo, y por tanto a un individuo
la expresión de un “espacio de vida personal”, el que terminaría por
adquirir una connotación de territorio a nivel psicológico. (Haesbaert,
2011, p. 101). Los territorios psicológicos propuestos, serían de tal
magnitud, que contendrían una vastedad de escalas, que pasarían
del nivel territorio etológico (1), nivel territorio subjetivo/psicológico
(2), nivel territorio sociológico (3), nivel territorio geográfico que
englobaría las concepciones sociedad naturaleza (4). Por lo anterior, la
subjetivación generada en torno a la actividad ganadera constituiría a
la vez una territorialidad y al mismo tiempo, un agenciamiento, el cual
se configura en las diversas escalas enumeradas por los autores.

Las territorialidades/agenciamientos descritos constantemente pueden


ser sujetos de transformaciones, y estas transformaciones tenderían a
alinearse con las maquinarias sociales que describen desde una óptica
histórica la historia de occidente. En este punto es importante señalar
que un agenciamiento/territorialidad –como la trashumancia-,
tienen la capacidad de desterritorializarse, es decir, perder las formas
lógicas del deseo y la materialidad y subjetivación que permite su
realización, o bien de territorializarse o reterritorializarse en la medida
que nuevamente existen aperturas que permitan su subsistencia.
Haesbaert (2011) reconoce entonces que existen máquinas sociales que
permiten la supedición de sociedades y sus territorialidades debido a
que su relación con la tierra es totalmente diversa, y al mismo tiempo,
cada una de estas máquinas sociales implicarían una tendencia a la

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desterritorialización debido a que es mediante este proceso en que se


sustentaría la generación de los estados y el capital operativo.

Desarrollo del tema

La representación en el paisaje de los ciclos económicos realizados por


las sociedades en enclave, viene a ser el resultado de la interacción del
ser humano modelando la naturaleza. En la relación de modelado, la
naturaleza variará su imagen –e imaginario- en función de la expresión
de territorialidad del grupo humano que la habite, y la transformación
de la naturaleza estará dada por el tipo de trabajo que en ella se realice.
En la zona centro de Chile, tradicionalmente se desarrollaron diversas
expresiones de cultura económica dependiendo de los intereses de quienes
tenían la capacidad de ordenar las relaciones del trabajo, sin embargo,
indistintamente del recambio de potestades e interés específicos que
permitiesen variar el tipo de trabajo y relación realizado, la práctica de la
trashumancia ha permanecido en el tiempo, siendo parte de una expresión
del paisaje, pero también siendo parte de un territorio, y formando también
su propio territorio y territorialidad. Joan Nogué (2010, p. 126) explica que
“el paisaje es un complejo cuya organización y dinámica se fundamenta
en interrelaciones de carácter social y cultural, sobre una base natural,
material”. Si en el apartado del marco metodológico de este trabajo se
interpreta que los procesos políticos y económicos, indicados por Nogué
para una base natural, material, configuran las subjetivaciones/deseos que
dan pie a territorios y territorialidades trashumantes, el paisaje de Chile
central, contiene los componentes materiales de aquellas interrelaciones
llevadas a cabo dentro de lo humano.

En el marco descrito, el camino tropero como parte de la experiencia del


paisaje donde se desarrolla la territorialidad ganadera trashumante, se
vivencian las experiencias de habitar un entorno que ha sido apropiado
por quienes esta forma de cultura económica. No obstante, tal como se
ha explicado, esta forma de agenciamiento o presencia en el paisaje
del centro de Chile, se ha visto mellada debido, en gran parte, a la
consolidación de formas de trabajo donde se ha desapegado el saber de

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Tapia Pará, O. Caminos troperos del Aconcagua

la fuerza de trabajo como por ejemplo en la agroindustria, la minería


u cualquier forma de trabajo donde esté presente la industria. Ante
esto, los resultados del trabajo se relacionan a la generación de un
relato que indique que, las experiencias sociales diversas que han dado
la actual configuración cultural en Chile central tienen una estrecha
relación con la diversidad de rutas y, a la vez lugares, que existen en
todos los entornos y que, su puesta en valor, permite la mantención de
una identidad cultural ligada a la trashumancia.

La trashumancia

La trashumancia es un concepto creado en Europa, utilizado para


definir el tránsito realizado por los pastores que se desplazaban por la
península ibérica en dirección sur – norte y viceversa. El movimiento
estaba determinado por la búsqueda de alimento para el ganado, forraje
que debido a la secuencia estacional anual no perduraba, obligando
a los pastores a desplazarse. El tránsito realizado con el ganado, era
realizaba mediante caminos conocidos como “Rutas Pecuarias” o como
antiguamente eran llamadas “cañadas Reales”. La actividad ligada a la
trashumancia en península Ibérica estaba tan consolidada que Guerra
(2005) indica que en el año 1273 se creó el “Consejo de La Mesta” que
era como se denominaban las reuniones anuales de los ganaderos. La
organización de la Mesta gozó de importancia hasta 1812, año en que la
corte de Cádiz autoriza el cercado de las tierras (Guerra, 2005, p. 27).

Según indica Guerra (2005, p. 28), la trashumancia relacionada a la


ganadería y el pastoreo, se vincula con una condición de seminomadismo,
la que está caracterizada por el carácter permanente o semipermanente
de los campamentos base, los cuales son ocupados con una frecuencia
definida, delimitando también los movimientos de quienes los ocupan.
En el caso de las vías pecuarias, y la trashumancia en la península ibérica,
su forma y distribución en sentido sur-norte, estaba condicionada por la
circulación de los grupos trashumantes hacia los sectores de veradas, es
decir, las áreas que por su condición climatológica permiten la existencia
de pasturas durante el verano. En este sentido, el sitio de veranada es un

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Tapia Pará, O. Caminos troperos del Aconcagua

sitio fundamental para la actividad trashumante, puesto que es hacia


estos sitios hacia donde el grupo trashumante se desplaza cuando en
el área de residencia semipermanente denominado como invernada,
escasea el alimento o forraje para el ganado. Así, el movimiento de los
ganaderos trashumantes se vincula a lugares donde es posible asentarse
durante el verano, y donde es posible asentarse durante el invierno.

Imagen 1: Vías Pecuarias cartografiadas en España. Fuente: Fernández & Moreno, 2017.

Para el caso de la trashumancia en Chile central, el movimiento también


se realiza en sentido estacional, utilizando sectores de veranada e
invernada que están determinados por la condicional altitudinal. Es
la condición altitudinal existente entre los sectores de fondo de valles
como el del Río Aconcagua, Río Petorca y Río La Ligua, entro otros,
y las áreas altas ubicadas en la Cordillera de La Costa o La Cordillera
de Los Andes, la que determina la situación veranada-invernada y los
movimientos existentes entre ellas. De esta manera, durante el invierno
de Chile central, que es cuando ocurren las lluvias, y también es

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Tapia Pará, O. Caminos troperos del Aconcagua

cuando las cordilleras se cubren de nieve, se propician las condiciones


ambientales para el crecimiento de pasturas en fondos de valle, los
ganaderos trashumantes se asientan en los sitios de invernadas. Por
el contrario, durante el verano que es la temporada sin lluvias, los
sectores de invernada se agotan de pasturas, por lo que los ganaderos
trashumantes migran hacia las áreas altas de la cordillera, o a los sitios
de veranada, que guardan las pasturas que se desarrollan cuando la
nieve acumulada durante el verano se derrite.

Imagen 2: Trashumancia en el Norte Chico, cartografía realizada para mensurar la actividad


ganadera en 1970. Fuente: Aranda, 1970.

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Tapia Pará, O. Caminos troperos del Aconcagua

Tipologías de caminos como territorialidades yuxtapuestas

La totalidad de la composición de rutas que conforman los caminos


en Chile central, es plausible de ser categorizada tanto por la data
de creación, encontrando al menos cuatro momentos relacionados
a la producción caminera: precolombina o periodo premoderno
(1), colonial europea (2), republicana (3) y tardío (4). Los periodos
mencionados se encuentran marcados con los deseos y aprehensiones
que cada sociedad persigue y perseguía, apoyándose para esto en las
maquinarias sociales descritas por Haesbaert (2011), incluyendo en
los periodos indicados los avances técnicos propios de cada periodo
(tracción humana, tracción animal, tracción de vehículos motorizados
como trenes y automóviles).

En sentido genealógico, los caminos en general componen


yuxtaposiciones de experiencias, y en este sentido, los caminos troperos
se inscriben a plena vigencia en tres momentos o periodos de producción
caminera, o al menos, es en tres periodos donde son utilizados y con
ello, persisten las prácticas asociadas a la trashumancia. La primera
se relaciona con la premodernidad americana, y la segunda se vincula
con la primera modernidad americana o la época colonial española
en la capitanía general de Chile. Inclusive, los caminos troperos son
utilizados durante la conformación del estado nacional de Chile,
pero entran en desuso por el auge triguero, y el establecimiento de la
economía liberal marcada con la construcción del ramal Valparaíso –
Santiago, sin embargo, con el auge caminero la década de los setenta del
siglo XX, es cuando comienza el declive en el uso del camino tropero.

Caminos troperos de la cuenca de Catemu y la Cordillera del Melón

La trasformación del uso y propiedad de los entornos donde,


anteriormente se realizaban labores dedicadas al uso de caminos
troperos (ganadería, agricultura y minería a pequeña escala), ha
implicado diversos procesos en el habitad de los habitantes rurales. La
cristalización -en la ruralidad- de los procesos políticos y económicos

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Tapia Pará, O. Caminos troperos del Aconcagua

que, en escalas políticas mucho mayores, ha reconfigurado las figuras


de propiedad del suelo, así como también, todos los elementos que ahí
están insertos, han modelado los modos en que se habita y se reconoce
un enclave como lugar para las comunidades. Bajo aquella ordenación
de las actividades sociales y económicas, las concepciones del habitante
rural hacia su entorno han cambiado no porque está dentro de sus
posibilidades, sino que ha sido todo el conjunto de relaciones sociales y
políticas que, desde otra escala en que se despliega el poder, reconfigura
el modo de vida del que habita un entorno.

La compleja geografía de las zonas montañosas de la cordillera de la


costa en el centro de Chile, durante la premodernidad, configuró una
compleja red de caminos que servían como ruta para el tránsito de
pirquineros y ganaderos que se adentraban en la sinuosa topografía de
los cordones transversales para realizar sus actividades productivas,
alejadas del avance técnico que hoy es común ver en la misma área.
En el fondo del valle, debido a la baja pendiente y a la capacidad de
irrigación se consagraba el uso del suelo al cultivo de alimentos, en
las laderas y la cima de los cordones montañosos realizaba el pastoreo
de ganado y también, a la explotación de recursos minerales que eran
enviados a Santiago, capital de la capitanía y/o a Lima, capital virreinal.
Los vestigios de la relación sociedad-territorio de aquél entonces se
materializa no sólo en el camino tropero, las minas de data colonial/
principios de la república o los corrales ubicados en El Alto, sino que,
además, es capaz de ser vislumbrada en las prácticas que hoy algunos
habitantes de las zonas rurales de las inmediaciones de la Cordillera del
Melón aún mantienen para con su entorno, su propia territorialidad.

Durante el siglo veinte se reconoció la importancia del bloque rural a


través del proceso de reforma agraria (2000), sin embargo, durante
la segunda mitad del siglo pasado también concibió la precarización
de la situación de algunos comuneros, a través de la expropiación y
privatización de las propiedades de uso común para su uso en el agro
industria de exportación (Armijo Zúñiga & Caviedes Brante, s/d). Los
efectos de la inclusión de grandes predios, otrora pertenecientes a las

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comunidades agrarias y ganaderas, conllevó no sólo la transformación


del paisaje visual de los valles del interior de la región, sino que, además
ha significado la reconfiguración de la territorialidad trashumante, es
decir, del paisaje de la cultura económica de los habitantes, en especial,
la de los habitantes de las áreas rurales como también la de los sectores
vulnerables de las áreas urbanas. La desvinculación del campesino de
sus prácticas laborales que le confieren una expresión libre de su vida
y del movimiento mediante su trabajo trashumante, culturalmente ha
tenido un efecto de desterritorialización de las prácticas y el arraigo hacia
la tierra y los tiempos de la ganadería como la veranada y la invernada,
territorializándose formas de trabajo separadas del saber, ligadas al
préstamo salarial de su fuerza de trabajo en labores extenuantes en la
agroproducción, minería, entre otras actividades de orden rural.

El caso del valle de Catemu, contexto en el que se ubica actualmente


la comuna del mismo nombre, se despliegan muestra de los caminos
troperos utilizados por los ganaderos campesinos con la finalidad de
realizar veranadas e invernadas. Dadas las condiciones climatológicas
como topográficas, la situación de invernada, al menos en la comuna,
se realizaba en los fondos de valles, lugar donde se ubicaron diversos
modos de tenencia de tierra. Como resultado de este trabajo se
identificaron 3 caminos, los cuales conducen hasta hitos importantes de
los momentos en que se utilizaban las rutas o caminos troperos, como
corrales, refugios cordilleranos entre otras manifestaciones que en la
actualidad continúan siendo utilizados, pero con finalidades distintas.
Los caminos troperos identificados son Camino Tropero El Ñilhue
- El Alto (1), Camino Tropero Los Cerrillos – El Alto (2), y Camino
Tropero Los Corrales – Casa de Piedra (3). Todos los caminos listados
se ubican en las serranías de la cordillera de la Costa, cordillera donde
se encuentra el valle y la comuna de Catemu. Si bien en la actualidad
su uso se reduce a viajes relacionados con la búsqueda de animales, la
cantidad de cabeza de ganado no es la misma que se realizaba durante
las invernadas y veranadas de antaño. Desde los fondos de valle, es
done existen las residencias semipermanentes de los trashumantes, sin
embargo, los lugares de veranada se ubican en las áreas ubicadas en La

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Tapia Pará, O. Caminos troperos del Aconcagua

cordillera del Melón, y Los Altos de Catemu (parte de la cordillera de


la costa).

Imagen 3: Contexto general de los caminos en el sur este de la cordillera Del Melón, en específico
en la comuna de Catemu. La imagen representa los caminos troperos que se adentran a través
de la sinuosa topografía de los cordones montañosos. En amarillo se presenta el Camino
Tropero El Ñilhue - El Alto. En violeta se presenta el Camino Tropero Los Cerrillos – El Alto,
y en celeste se presenta el Camino Tropero Los Corrales – Casa de Piedra. elaboración propia
en base a Google Earth.

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Tapia Pará, O. Caminos troperos del Aconcagua

Imagen 4: Corrales de Los Altos de Catemu. Imagen 5: Casa de Piedra, refugio ubicado
Corresponde a un sitio donde se acopiaban el en la Cordillera del Melón, sitio utilizado
ganado durante fines de las veranadas. Fuente: como refugio ante durante las veranadas.
elaboración propia en base a Google Earth. Fuente: Morales, s/d.

La presencia de distintos ciclos económicos en el paisaje, expresados


mediante el asentamiento de centros extractivos de cobre y de empresas
dedicadas a su refinación, como también el aumento en la tala de
laderas para la plantación de monocultivos exóticos que consumen
grandes cantidades de agua, como por ejemplo el palto, desplaza la
territorialidad trashumante, en parte por la inclusión del campesino y
ganadero rural a la forma de trabajo de la industria, pero también, por
ocupar los enclaves utilizados para el pastoreo de animales, y también
por generar tensiones relacionadas a la especulación de los suelos,
generando fricciones entre los ganaderos y quienes detentan el título
de las tierras, quienes esperan mayores réditos vinculados al desarrollo
de actividades de tipo industrial. En la cordillera del melón, además

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Tapia Pará, O. Caminos troperos del Aconcagua

de estar presente los caminos troperos, es posible encontrar también


actividad minera, agro cultivos del tipo monocultivos, actividades
que periódicamente se expanden, y aunque son cuestionadas por la
escala que estas alcanzan, incluyendo la cantidad de recursos que
utilizan, principalmente agua, no han podido ser detenidas debido
principalmente al perfil que tiene el modelo político y jurídico del país.

Imagen 6: Vista de la Cordillera del Melón, lugar donde se asienta la mina El Soldado,
perteneciente a la multinacional Anglo American Cooper Chile, que tiene como sede cabecera
de la compañía en Londres. En celeste se presenta el Camino Tropero Los Corrales – Casa de
Piedra. Fuente: elaboración propia en base a Google Earth.

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Tapia Pará, O. Caminos troperos del Aconcagua

Camino Inca río Aconcagua a Cerro Mercachas

La zona central de Chile, como espacio social, tiene una intensa


relación con la Cordillera de Los Andes, siendo este componente del
paisaje parte importante en mayor o menor medida a todos quienes
han habitado y habitan la exenta situación cordillerana. En el título
anterior se indicó la relación altitudinal como determinante de los
periodos de trashumancia de veranada e invernada, sin embargo, no
todas las experiencias relacionadas a los caminos como expresión del
paisaje son vinculables como formas aprensivas a la cultura económica,
al menos en términos de la territorialidad trashumante.

Durante fines de la época precolombina, en la zona indicada, la presencia


del imperio inca se constituye como una territorialidad que convivió con
las culturas ya asentada en los valles de la zona central de Chile, implicando
con ello, la construcción de centros ceremoniales y defensivos. En este
contexto, la experiencia del pukara del Cerro Mercachas, ubicado en
la actual comuna de Los Andes se constituye como un legado de la
territorialidad de los antiguos habitantes del valle del Aconcagua, los
cuales significaban en las montañas y en ciertos hitos del paisaje, sus
aprensiones para con lo divino. Sin embargo, la forma apreciativa de los
Incas no perduró, sino que se subsumió en otras maneras de interpretar
el mundo, quebrándose la continuidad cosmogónica durante la llegada
de grupos españoles provenientes desde Europa.

En la actualidad, la complejidad cultural del valle del Aconcagua está


conformada por entramados paisajísticos –y de lugares- con rasgos
persistentes de las prácticas que dotaban territorialidad a la ocupación
inca, siendo esta asumida por la mantención de ritualidades como los bailes
chinos que, siguen utilizando algunos enclaves distribuidos por el valle
del Aconcagua como el pukara del cerro Mercachas. Durante el año 2014,
empresas de telefonía quisieron instalar en la cima del cerro Mercachas
antenas de comunicaciones, situación que generó un conflicto territorial
entre quienes intentan prolongar la significancia simbólica del pucará, y
las empresas dedicadas a la distribución de servicios de comunicaciones.

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Tapia Pará, O. Caminos troperos del Aconcagua

Imagen 7: En verde se identifica el camino de ascenso al pukara cerro Mercachas, hoy utilizado
en fechas importantes como equinoccios y solsticios por grupos de bailes chinos del valle
(chinadas). Durante el año 2014 existía la intención de instalar antenas de telefonía, situación
que no se concretó debido a la insistencia de los grupos de personas que aún siguen utilizando
el centro ceremonial. Fuente: Elaboración propia.

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Tapia Pará, O. Caminos troperos del Aconcagua

La importancia de este hito, se relaciona con el camino debido a que el


antiguo camino que comunica el fondo de valle, con la cima del cerro
Mercachas, construido por la presencia Inca aún se sigue utilizando
como vía de acceso al pukara, sitio que, de no haber sido por las
solicitudes realizadas por la comunidad, hubiese perdido su condición
sacralidad.

Discusión

El camino tropero como elemento persistente del paisaje del centro


de Chile, corresponde a una de las expresiones de la territorialidad de
la trashumancia ganadera campesina. La territorialidad mencionada
ha sido reconfigurada en función de las diversas influencias que han
recibido quienes se dedican a la actividad trashumancia. En este sentido,
se indican momentos de desterritorializaciones y reterritorializaciones
de la actividad trashumante, y con ello, también se aprecian momentos
de utilización y sub utilización de los caminos troperos.

Guerra (2005) indica que el pastoreo trashumante en la Región de


Valparaíso se ha transformado por 4 momentos. El primer momento
se relacionaría con el pastoreo indígena, realizado principalmente para
efectos de subsistencia. El segundo momento se relacionaría con la
llegada de los españoles, quienes, al tiempo de haberse establecido en
haciendas, comienzan la producción ganadera con fines de exportación
de cueros y cordobanes, utilizando para ello la mano de obra indígena
que se entregaba junto con las tierras. El tercer momento se relaciona
con el ciclo económico del trigo, el que se exportaba a California en
el marco de la fiebre del oro, en este momento la actividad ganadera
comienza un declive, principalmente por la dedicación de las haciendas
a la producción de trigo. Por último, y como cuarto momento, la
actividad de pastoreo decae aún más que en el auge triguero, debido
a la división de las haciendas, proceso que comienza a principios
del Siglo XX, culminando con la reforma agraria en 1967. En este
momento, según indica Guerra (2005, p. 112), los pastores se desligan
de completamente de las grandes propiedades y se independizan como

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Tapia Pará, O. Caminos troperos del Aconcagua

pastores independientes explotando una economía de subsistencia.


Desde lo indicado por Guerra, se entiende que la trashumancia ha
variado en los modos en que se realiza la actividad, sin embargo, como
agenciamiento/territorialidad, la trashumancia tiende a persistir
indistintamente del afianzamiento de las relaciones que estableció
el nuevo Estado moderno de Chile, con la dinámica de comercio que
comenzó con el auge triguero.

El relato de la persistencia de la territorialidad trashumante, y de


las expresiones paisajísticas de esta, se relaciona también a los
reacomodos, o desterritorializaciones o las reterritorializaciones de
las maquinarias sociales que indica Haesbaert (2011) en referencia a
lo indicado por Deleuze y Guattari. Los autores indican que existen
tres maquinarias sociales, cada una cuenta con sus propios medios
técnicos, siendo estas maquinarias unos dispositivos en sí mismos, que
permiten el afianzamiento de modos de concepción del espacio, y por
tanto de las territorialidades/agenciamientos de un modo concretos.
Las maquinarias sociales corresponden a una primitiva, la despótica,
y la capitalista. Dado que en este trabajo se mencionó la condición de
yuxtaposición de experiencias sociales que persisten mediante rasgos
presentes ya sea en la actividad trashumante, o la mantención de formas
de trabajo como la agricultura de subsistencia, entre otras formas, se
puede establecer que las maquinarias descritas por los autores aún
persisten, aunque la maquinaria capitalista tiende a territorializarse.
¿Qué diferencian a estas maquinarias? Según los autores, las
maquinarias se tornan segmentantes y desterritorializantes en la
medida que se establecen los dispositivos que permiten el surgimiento
del estado y del capitalismo. Cabe recordar que, desde la creación de los
estados nacionales, y la aparición de los mercados liberales, comenzó
una animadversión por lo vernáculo que representaba la primera
modernidad americana, es decir, la modernidad de la colonia española
al ser esta despótica, teocéntrica y por tanto irracional. En este sentido,
el afianzamiento del capital en el contexto en el que actualmente se
desarrolla la actividad ganadera, ocurre debido a que las relaciones
de trabajo que se proponen para la ruralidad, las que atentarían a las

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 91


Tapia Pará, O. Caminos troperos del Aconcagua

formas de ser-pensamiento trashumante legadas desde el periodo de


trashumancia donde las fronteras de las territorialidades eran difusas
dada la inexistencia de los métodos de control territorial que hoy se
consideran comunes, como los límites nacionales, y otras formas de
control relacionadas con la propiedad privada y la exclusión de usos.

Las experiencias de caminos remanentes indicados en este trabajo,


por tanto, de modo somero y distante, expresan las presiones a las
que está sometida la forma de vida trashumante, que por un divagar
a las presiones que ejerce el sistema mundo en el que está inserto,
responde persistiendo.

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Vilca Pizarro, G. y Cherrez Torres, K. Mercados mayoristas y Covid-19...

Mercados mayoristas y Covid-19: un


análisis desde la geografía.
Caso: Mercados Mayoristas de la
Provincia de Cañete-Lima
Gloria Marcelina Vilca Pizarro
Universidad Nacional Mayor de San Marcos
gmavilca@gmail.com

Karelly Cherrez Torres


Universidad Nacional Mayor de San Marcos
karelly.cherrez@unmsm.edu.pe

Resumen

Los mercados de abasto han sido tradicionalmente los principales centros de


suministro de alimentos de los hogares del Perú, sin embargo en la pandemia
por Covid-19 son considerados también espacios de contagio. El objetivo de esta
investigación es identificar y analizar los impactos del Covid-19 en los mercados
mayoristas de la Provincia de Cañete en el contexto de la cuarentena, provincia que
registra el mayor número de casos confirmados por Covid-19 de la Región Lima
Provincias. Para la recolección de información se aplicaron encuestas virtuales y
presenciales, dirigidas a comerciantes mayoristas y hogares. Como resultado se
obtuvo que, las políticas públicas en relación al aislamiento social obligatorio y las
restricciones de horarios, y el descenso de la demanda de productos; incentivaron
a algunos comerciantes a implementar estrategias de comercialización, como el
uso de la tecnología. Sin embargo, el impacto no fue homogéneo, incluso entre
comerciantes de un mismo mercado, lo hallazgos indican que estaría en función
del producto comercializado, la estabilidad económica y la resiliencia de los
comerciantes, que en conjunto influyeron en las consecuencias económicas. Por
último, la investigación ha develado una relación entre los mercados mayoristas
y la vulnerabilidad territorial por Covid-19 de la Provincia de Cañete.

Palabras clave: Mercados mayoristas, cuarentena, Covid-19, vulnerabilidad


territorial, Cañete.

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Resumo

Os mercados de abastecimento têm sido tradicionalmente os principais centros de


abastecimento de alimentos nas famílias do Peru, porém na pandemia Covid-19
eles também são considerados espaços de contágio. O objetivo desta pesquisa
é identificar e analisar os impactos do Covid-19 nos mercados atacadistas da
Província de Cañete no contexto da quarentena, uma província que registra o
maior número de casos confirmados pela Covid-19 da Região Lima - Província.
Foram aplicadas pesquisas virtuais e presenciais a atacadistas e domicílios para
coleta de informações. Como resultado, obteve-se que, políticas públicas em
relação ao isolamento social obrigatório e restrições de tempo, e diminuição
da demanda por produtos; incentivou alguns comerciantes a implementar
estratégias de comercialização, como o uso da tecnologia. No entanto, o impacto
não foi homogêneo, mesmo entre os comerciantes do mesmo mercado, os achados
indicam que seria baseado no produto comercializado, na estabilidade econômica
e na resiliência dos comerciantes, que juntos influenciaram as consequências
econômicas. Finalmente, a investigação revelou uma ligação entre os mercados
atacadistas e a vulnerabilidade territorial covid-19 na província de Cañete.

Palavras-chave: Mercados grossistas, quarentena, Covid-19, vulnerabilidade


territorial, Cañete.

Introducción

El comercio nace con el ser humano (…), los mercados nacen con los
pueblos y las ciudades. Bráñez et al. (2006, p. 62)

Los Mercados Mayoristas son un tipo de mercado de abasto, definidas


como estructuras físicas localizadas dentro de un área geográfica,
delimitada o no, donde concurren comerciantes mayoristas y minoristas
a realizar sus transacciones de compra y venta de productos, participando
los comerciantes mayoristas como intermediarios entre los productores
agropecuarios o acopiadores y los comerciantes minoristas (Ministerio
de Agricultura y Riego, 2013). En estos espacios actúan diferentes tipos
de operadores de servicios logísticos, financieros y de otras actividades

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necesarias para el buen funcionamiento comercial y el control sanitario de


los alimentos (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación
y la Agricultura, s.f.).

En el Perú, según el Censo Nacional de Mercado de Abastos del año


2016, se identificaron 2.612 mercados de abastos, concentrándose el
43,0% (1.122) en la ciudad de Lima, la capital del país. Como bien señala
Saravia “las ciudades fueron, a lo largo de la historia, el epicentro donde se
encontraban los mercados con mayor oferta de bienes y servicios. Con ellas
nace el concepto de espacio público y el interés de muchos comerciantes y
compradores de zonas rurales y menos urbanizadas por trasladarse hacia
los principales centros urbanos” (Saravia, 2017). Asimismo, al ser los
mercados “espacios de transacciones aportaron de manera significativa al
desarrollo y evolución de lo que hoy son nuestras urbes” (Bráñez, García
Calderón y Miyashiro, 2006, p. 62). La metrópoli de Lima es un ejemplo
de esa definición, actualmente alberga aproximadamente un tercio de la
población peruana (9.674.755)1 y en décadas anteriores sufrió el impacto
de grandes migraciones del campo a la ciudad teniendo entre una de sus
causas su centralidad comercial y económica.

La pandemia por Covid-19 ha permitido reconocer la importancia de los


mercados de abasto como principales centros de abastecimiento para los
hogares del Perú, pero que al igual que otras actividades económicas estos
no han sido ajenos al impacto de la crisis sanitaria. La investigación busca
estudiar los mercados mayoristas por ser estos espacios considerados uno
de los principales focos de contagios debido al constante ingreso y salida
de personas de diversas partes del país. La investigación toma como
área de estudio la provincia de Cañete, la cual hasta el término de esta
investigación se ha mantenido, dentro de la Región Lima Provincias, con
el mayor número de casos confirmados por Covid-192, contabilizándose

1 Censos Nacionales 2017- XII de Población, VII de Vivienda y III de Comunidades Indígenas.
Instituto Nacional de Estadística e Informática.
2 Los datos de casos confirmados por Covid-19 fueron tomados el día 24 de septiembre de
2020 de la Sala Situacional Covid-19 de la Dirección Regional de Salud del Gobierno Regional
de Lima.

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12.546 contagiados (32,7%), el segundo es la provincia de Huaura con


8.379 casos (21,8%) (Dirección Regional de Salud del Gobierno Regional
de Lima, 2020). El objetivo de esta investigación es identificar y analizar el
impacto del Covid-19 en los mercados mayoristas de la provincia de Cañete,
en el contexto de la cuarentena3. Se han tomado como objetos de estudio el
Mercado Mayorista de tubérculo y verduras “Sr. de la Asc. de Cachuy” y el
Mercado Mayorista de frutas “Don Mariano”, localizados específicamente
en el distrito de San Vicente de Cañete, la capital provincial.

La dinámica comercial que se gesta en los mercados mayoristas de


Cañete la conduce a ser considerada como una de las actividades
económicas más importante para la provincia, además según el Plan
de Desarrollo Concertado de la provincia de Cañete (2008-2021),
la actividad comercial y de servicios concentra la mayor Población
Económicamente Activa (PEA), representando el 49,7% de la provincia.
Estos mercados mayoristas de Cañete son una fuente importante
de trabajo y su localización le ha brindado una ventaja importante
en términos de accesibilidad y conectividad, siendo la carretera
Panamericana Sur la vía de comunicación más importante al permitirle
conectarse con la metrópoli de Lima y el sur del país.

Por lo anterior, genera particular atención la relación de los mercados


mayoristas y el Covid-19, debido a la dinámica comercial y los flujos en
el transporte por carretera que estos espacios generan, que como bien
señala Méndez (2020, p. 39), “la transmisión de las epidemias constituye
un proceso espacio-temporal complejo”, en donde la rápida difusión y
selecta distribución espacial del Covid-19 está relacionado a la diversa
conectividad y accesibilidad de los territorios (globalización). Es decir
que “la pandemia se propagó a lo largo de las vías de comunicación,
acompañando, a todas las escalas espaciales y a los movimientos de
la población”, a lo que el concluye que “nuestros hábitos de movilidad
están en el origen de esa rápida propagación del contagio” (Mincke, en
Méndez, 2020, p. 56-57).

3 Decreto Supremo Nº 044-2020-PCM; DS N° 139-2020-PCM.

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Los mercados de abasto en el Perú están sujetos a un conjunto de


normativas estatales4, para lograr un desarrollo eficiente de estos
espacios. Desde la declaratoria de pandemia por Covid-19 de la
Organización Mundial de la Salud (OMS), en el territorio peruano
surgieron nuevos decretos y resoluciones, los cuales se han ido
modificando de acuerdo a la evolución del Covid-19 en el país. El
Ministerio de la Producción estableció los horarios de atención en los
mercados mayoristas entre las 6:00 y las 16:00 horas y en mercados
minoristas, supermercados, bodegas y otros centros de abasto entre
las 7:00 y las 16:00 horas, en el caso de las regiones de Tumbes, Piura,
Lambayeque, La Libertad y Loreto el horario en mercados mayoristas
es de 6:00 a 14:00 horas y en mercados minoristas, supermercados,
bodegas y otros centros de abasto de 7:00 hasta las 14:00 horas.
(Ministerio de la Producción [PRODUCE], 2020). Se establecieron
lineamientos para el funcionamiento de los mercados de abastos,
otorgando la responsabilidad de esto a los Gobiernos Locales, quienes
recibirán el acompañamiento y asistencia técnica desde los ministerios
correspondientes, conformar un Comité de Autocontrol Sanitario,
asimismo elaborar y aprobar el “Plan de Vigilancia, Prevención y
Control de COVID-19”. (Decreto Supremo Nº 011-2020-PRODUCE).

La pandemia por Covid-19 visibilizó las deficiencias que arrastran


desde años gran parte de los mercados de abastos en la provincia
de Cañete, agregando como antecedente, la Defensoría del Pueblo
en el año 2013 emitió un informe donde reconocía las deficiencias
e insuficientes medidas de seguridad en los mercados mayoristas
y mercados minoristas de los distritos de San Vicente de Cañete e
Imperial, estos eran a nivel infraestructural, ausencia de certificaciones
de defensa civil, desorden, suciedad, pasillos estrechos y falta de
señalizaciones, todos estos aspectos actualmente han significado un
reto para mantener el distanciamiento físico y sobre todo para cumplir

4 Ley N° 28026, Ley del Sistema de mercados mayoristas de alimentos; RM Nº 282-2003-


SA/DM, Reglamento Sanitario de Funcionamiento de Mercados de Abasto; RM Nº196-
2016-PRODUCE, Lineamientos Generales de la Política Nacional para la Competitividad de
Mercados de Abastos

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con los protocolos sanitarios que se requieren en esta pandemia


(Defensoría del Pueblo, 2013).

La realidad anteriormente expuesta de los mercados mayoristas en


estudio y de Cañete nos lleva a considerar el concepto de vulnerabilidad
territorial que sostiene Méndez, quien citando una de sus investigación
anteriores y a Ferrão, plantea dos características que determinarían
la vulnerabilidad de un territorio, primero la elevada exposición
al riesgo de contagio y segundo, complementario al anterior, la
elevada sensibilidad o susceptibilidad, esto último refiriéndose a su
característica demográfica y social, económica e institucional (Méndez,
2020). En esa misma línea, Méndez añade que la vulnerabilidad de cada
territorio depende también de su trayectoria previa, el autor estaría
haciendo referencia a aquellos territorios que en el pasado sufrieron
crisis similares o se prepararon para afrontar contextos como el de la
pandemia (Méndez, 2020).

Este artículo es una aproximación inicial a una de las consecuencias


derivadas de la pandemia en el país, que será abordado desde un
enfoque geográfico. Además este trabajo busca ser la apertura de
nuevas investigaciones cuyo objeto de análisis sea el comercio, pues las
miradas de los investigadores de diversas disciplinas se han centrado
prioritariamente en estudiar el Valle de Cañete, sin embargo igual de
interesante son las dinámicas comerciales que se gestan alrededor de
los mercados mayoristas de Cañete.

El interés por estudiar los mercados mayoristas de la provincia de


Cañete nace en el año 2015, cuando se realizó un trabajo exploratorio
que nos permitió reflexionar sobre el potencial comercial de estos
mercados de abasto. Actualmente, ante la imposibilidad de realizar
trabajos de campo por la emergencia sanitaria, la inmovilización
social y restricciones de horarios, se realizaron encuestas virtuales
dirigidas a comerciantes mayoristas y hogares, sin obtener el número
de respuestas esperadas de los comerciantes, como segundo intento
se realizó encuestas presenciales a los comerciantes mayoristas a los

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tres días de que Cañete saliera de cuarentena focalizada. Estamos


conscientes de la variabilidad de la información en este tiempo para
conseguir un buen diagnóstico.

La crisis sanitaria ha impactado en nuestras sociedades, en nuestra


cotidianidad, a nivel económico, laboral, como también acentuó
las desigualdades sociales y cambió la manera en la que veníamos
funcionando. Por esta razón, esta investigación al recoger información
del impacto en los mercados mayoristas y sus comerciantes, busca
también que las estrategias próximas de las instituciones estatales,
para afrontar las secuelas de esta crisis sanitaria y con las que cargamos
desde hacía décadas atrás, consideren esta realidad dentro las múltiples
realidades. En palabras de Méndez se debe “evitar reincidir en modelos
de crecimiento que nos hacen más frágiles ante cualquier nueva
amenaza”, y cada territorio debe “conocer sus debilidades y fortalezas,
aprender de lo ocurrido y reconstruir a partir de unos cimientos sólidos,
asentados en las capacidades realmente existentes y aquellas otras que
puedan adquirirse ahora”. (Méndez, 2020, p. 154-155)

Caracterización del área de estudio

Localización - Accesibilidad

La provincia de Cañete está conformada por 16 distritos y presenta


una superficie de 4.577,16 km². Geográficamente Cañete está asentado
en la parte baja de la cuenca del río Cañete, río que da origen al valle
de Cañete, esta posee tierras de gran potencial y calidad agrícola,
disponibilidad permanente del recurso agua, así como también
condiciones climáticas que influyen en la amplia variedad de cultivos
frutícolas y hortícolas. La agricultura, para el mercado mayorista,
ocupa el mayor porcentaje de la superficie agrícola, y la agricultura
de subsistencia o para el consumo local ocupa las superficies agrícolas
más pequeñas (PDC 2008-2021).

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Dentro de la provincia de Cañete, según el Censo Nacional de


Mercados de Abastos del año 2016, se encuentran localizadas y en
funcionamiento 20 mercados de abasto, de los cuales 2 son mercados
mayoristas y 18 son mercados minoristas. El censo revela que no todos
los distritos tienen un mercado de abasto, lo que resulta interesante
es la concentración de estos mercados de abasto en el distrito de San
Vicente de Cañete (2 mercados mayoristas y 4 mercados minoristas),
en el distrito de Imperial se localizan 2 mercados minorista y aledaños
a ellos se encuentran viviendas-comercio, mientras que los otros 12
mercados minoristas están distribuidos en ocho distritos (INEI, 2016).

La carretera Panamericana Sur es la vía de comunicación principal de


la provincia de Cañete que lo conecta con la ciudad de Lima (Cañete –
Lima a 145 kms. aproximadamente) y el sur del país. Siendo esta red
viaria, esencial para la competitividad de los mercados mayoristas de
Cañete, a través del cual se generan los mayores flujos comerciales.

El Mercado Mayorista de tubérculo y verduras “Sr. de la Asc. de Cachuy”


y el Mercado Mayorista de frutas “Don Mariano”, están localizados en
el distrito de San Vicente de Cañete, específicamente en la zona límite
al distrito de Imperial, esta proximidad influye en la procedencia de
sus consumidores, los cuales son preferentemente imperialinos, pero
sobre todo le brinda una importante ventaja de accesibilidad, debido a
que Imperial cuenta con infraestructura vial que lo interconectan por el
sur con los distritos de Nuevo Imperial, Lunahuaná, Pacarán, Zúñiga y
la provincia de Yauyos; así como también con el distrito de Quilmaná,
es por ello que a Imperial es considerado como el punto de partida y
destino comercial y se le atribuye el lema de “Capital Comercial de la
Provincia de Cañete” y “Capital Comercial del Sur Medio del Perú” por
la municipalidad del distrito (Ver Mapa 1).

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Mapa 1. Localización de mercados de abasto de los distritos de San Vicente de


Cañete e Imperial

Fuente: elaboración propia, 2020

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Demográfico - social

La provincia de Cañete tiene aproximadamente 240013 habitantes, el


90,1% es población urbana y el 9,9% población rural. La distribución
poblacional por distritos expresa que San Vicente de Cañete e Imperial
son los distritos que concentran una mayor población, albergan el
22,8% y el 16,2% de los habitantes de la provincia respectivamente.
Aun cuando la información del área urbana y la densidad urbana no fue
posible obtenerla y tampoco estimarla, con la observación de imágenes
satelitales de Google Earth se logró evidenciar que la población urbana
ocupa un espacio notablemente inferior si comparamos con el área
agrícola. La superficie agrícola en el distrito de Imperial ocupa el 82,7%
de su superficie territorial y en San Vicente de Cañete ocupa el 24,8%
(IV Censo Nacional Agropecuario, 2012).

La población de la provincia de Cañete, clasificada según Grupos


especiales de edad es: 27% población infantil (0 a 14 años), 24,6%
población joven (15 a 29 años), 21,4% población adulta joven (30 a 44
años), 14,9% población adulta (45 a 59 años) y 11.5% población adulta
mayor (60 a más años)5. De igual manera, en San Vicente de Cañete
e Imperial predomina la población infantil, con el 26,3% y el 28,7%
respectivamente, en ese mismo orden la población joven es el 24,1% y
el 24,7%, la población adulta joven es el 21,1% y el 20,6%, la población
adulta es el 16,3% y el 14,6%, y la población adulta mayor es el 12,2% y
el 11,4% (INEI, 2017).

Según el PDC 2008 – 2021, a nivel provincial las actividades


económicas más importantes de la PEA ocupada son el comercio
y servicios que concentra el 49.7%, seguido de la agricultura con el
31.4%. Mientras que en San Vicente de Cañete, a nivel económico es la
ciudad prestadora de servicios administrativos, de finanzas y políticas,

5 La clasificación por Grupos de edades especiales ha sido tomada de la publicación en digital


del Informe Nacional del Perfil Sociodemográfico del Perú del Instituto Nacional de Estadística
e Informática, el cual fue elaborado a partir de los resultados de los Censos Nacionales XII de
Población, VII de Vivienda y III de Comunidades Indígenas, realizado en octubre de 2017.

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su PEA más representativa se da en el sector terciario o de servicios,


que representa el 45,38% de su PEA distrital. Imperial concentra el
mayor movimiento comercial y de producción, su sector económico
de mayor concentración es el terciario o de servicios y comercio que
representa el 43,47% de la PEA distrital (PDC 2008-2021).

La evolución del Covid-19 y nuevas reglas de funcionamiento


de los mercados de abasto

En el Perú se dio a conocer el 6 de marzo el primer caso confirmado de


Covid-19, a partir de entonces progresivamente se fueron reportando
más casos en todo el territorio nacional. El 11 de marzo la Organización
Mundial de la Salud (OMS) calificó de pandemia al Covid-19, a partir
del cual el Perú se declaró en Emergencia Sanitaria (Decreto Supremo
N° 008-2020-SA) y en Estado de Emergencia Nacional, disponiendo
el aislamiento social obligatorio (cuarentena) (Decreto Supremo
Nº 044-2020-PCM). Estas medidas han sido prorrogadas en varias
oportunidades, hasta la fecha de la investigación el país se mantiene en
Emergencia Sanitaria, y la cuarenta pasó a ser focalizada.

En la provincia de Cañete el primer caso de Covid-19 fue reportado el


31 de marzo, desde entonces la propagación se desarrolló de manera
rápida y progresiva. A nivel de la Región Lima Provincias, Cañete
ha presidido en el número de casos confirmados con 12.546 (32,7%)
personas contagiadas6, esto significa más del 5% de su población, el
segundo es la provincia de Huaura con 8.379 (21,8%) casos. Al interior
de la provincia, San Vicente de Cañete es el distrito con más casos
confirmados, 3.367 (6,15%), le sigue el distrito de Imperial con 2.721
(6,99%) (DIRESA Lima, 2020) (Gráfico 1 y 2). Ahora bien, a manera de
relación, según información demográfica por grupos de edad, el 40,3%
de la población adulta mayor de Cañete se concentra en los distritos
de San Vicente de Cañete e Imperial, que como bien menciona el
Ministerio de Salud es el sector de la población (personas mayores de
6 Los datos de casos confirmados de Covid-19 fueron tomados del día 24 de septiembre de
2020 de la base de datos de la Dirección Regional de Salud - Gobierno Regional de Lima.

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65 años) que se encuentra dentro de los grupos de riesgo por Covid-19,


es decir están más propensos a contagiarse (Resolución Ministerial Nº
283-2020-MINSA).

El aumento de casos confirmados de Covid-19 en Cañete condujo al


Estado a decretar a la provincia en cuarentena focalizada, que al igual
que otras provincias y departamentos con altos índices de contagio,
deberían acatar la disposición de inmovilización social obligatoria, en
donde las personas estaban permitidas desplazarse únicamente para
la prestación y acceso a servicios y bienes esenciales, la prestación
de servicios de las actividades económicas autorizadas y deberían
permanecer en sus domicilios desde las 20:00 horas hasta las 04:00
horas del día siguiente. La cuarentena focalizada en Cañete rigió desde
el 12 de agosto hasta el 20 de septiembre (DS N° 139-2020-PCM).

A nivel nacional durante la cuarentena se establecieron horarios


limitados de atención, los mercados mayoristas debían operar entre
las 6:00 y las 16:00 horas y en mercados minoristas, supermercados,
bodegas y otros centros de abasto entre las 7:00 y las 16:00 horas,
aunque algunas regiones del norte del país, el horario en mercados
mayoristas era de 6:00 a 14:00 horas y en mercados minoristas,
supermercados, bodegas y otros centros de abasto de 7:00 hasta las
14:00 horas (Ministerio de la Producción [PRODUCE], 2020). A nivel
Regional cada autoridad formulaba y ejecutaba medidas para evitar la
propagación. El Gobierno Regional de Lima en coordinaciones con la
Prefectura Regional programaban para Cañete el cierre sincronizado
de los mercados de abasto y el monitoreo de estos espacios,
priorizando sus acciones en los mercados de abastos más grandes
los cuales están localizados en los distritos de San Vicente, Imperial,
Quilmaná y Nuevo Imperial, además instaban a los comerciantes a
cumplir con los protocolos de bioseguridad. (Gobierno Regional de
Lima [GRL], 31 de marzo de 2020). Por otra parte, los Gobiernos
Locales tenían la responsabilidad de implementar los Lineamientos
para el funcionamiento de los mercados de abastos, establecidos por
el Ministerio de la Producción, en los que incluye conformar en cada

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mercado de abasto un Comité de Autocontrol Sanitario, asimismo


como elaborar y aprobar el “Plan de Vigilancia, Prevención y Control
de COVID-19 (Decreto Supremo Nº 011-2020-PRODUCE).

La Municipalidad Provincial de Cañete, la Red de Salud Cañete-Yauyos


y el Gobierno Regional de Lima, son las entidades responsables de las
pruebas de descarte de Covid-19 en los mercados de abasto de Cañete.
A través de ese proceso se identificaron en algunos mercados de abasto
un 60% de comerciantes contagiados, este es el caso del Mercado
Mayorista de frutas “Don Mariano” que fue cerrado por quince días
(19 de junio al 7 de julio), al identificarse 80 casos, otros como el caso
de los mercados minoristas “Virgen del Carmen” y “Megacenter”
ubicados en el distrito de Imperial también fueron cerrados debido al
30% de contagiados, asimismo el Mercadillo Municipal del distrito de
San Vicente de Cañete también fue cerrado al identificarse cerca del
40% de contagiados (GRL, 2020; Exitosa Noticias, 2020).

Por otra parte, algunos comerciantes se adelantaron a las autoridades


y se organizaron para pasar la prueba de descarte en centros de salud
privado, otros aplicaron decisiones más rigurosas a través del cierre
voluntario total del mercado de abasto, como ocurrió con los mercados
minoristas del distrito de Chilca: Mercado Municipal N° 2 “Héroes
de la Guerra del Pacífico” y el Mercado Municipal N°1 “Santiago
Camacho”, y el distrito de Mala: Mercado Minorista ‘San Pedro de
Mala’ (Municipalidad Distrital de Chilca, 2020; Diario Correo, 2020).

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Fuente: elaboración propia en base a la Sala Situacional Covid-19 de la Dirección Regional de


Salud del Gobierno Regional de Lima (2020)

Materiales y métodos

La presente investigación tiene un pre-inicio en el año 2015 cuando se


realizó un trabajo de campo exploratorio y a través de conversaciones
informales con los comerciantes mayoristas conocimos parte de la
dinámica de los mercados de abasto en estudio.

La recolección de información se desarrolló en dos momentos. En el


primer momento se recogió información a través de dos cuestionarios
virtuales realizado en el Formulario de Google, un primer cuestionario

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con 20 preguntas estuvo dirigido a los comerciantes mayoristas de


ambos mercados de abasto en estudio y el segundo cuestionario con 15
preguntas estuvo dirigido a los hogares, ambos cuestionarios fueron
compartidos por 10 días (del 26 de mayo al 4 de junio) a través de
la red social de Facebook, específicamente en grupos de noticias, de
agrupación vecinal y de compra-venta por internet. Se obtuvieron
respuestas de 30 los hogares, y una mínima cantidad de respuestas de
los comerciantes significando esto una dificultad para el análisis.

En el segundo momento se aplicaron las encuestas de manera


presencial en los mercados mayoristas los días 23 y 24 de setiembre,
tres días después de que Cañete saliera de cuarentena focalizada. El
día 23 de setiembre se recogió información del Mercado Mayorista de
frutas “Don Mariano”, obteniendo respuestas de 46 comerciantes y el
día 24 de septiembre obtuvimos 44 respuestas del Mercado Mayorista
de tubérculos y verduras “Sr. de la Asc. de Cachuy”.

Resultados

El recorrido por el interior de los dos mercados mayoristas en estudio


nos permitió observar las primeras diferencias, aunque comparten cerca
de 20 años funcionando en paralelo, a nivel infraestructural el Mercado
Mayorista de frutas “Don Mariano” fue remodelado en el año 2012
buscando modernizarse, actualmente es de infraestructura metálica,
los puestos están mejor distribuidos, el piso es de cemento y cada
puesto tiene puertas enrollables, además poseen cámaras de seguridad
distribuidas en el mercado, asimismo tiene una organización interna
conformada por el área administrativa, los comerciantes, personal
de seguridad y la Asociación de Estibadores “Don Mariano”. Por otro
lado, el Mercado Mayorista de Tubérculo y Verduras “Señor de la Asc.
de Cachuy” ha tenido un lento proceso de mejora de su infraestructura,
aunque los puestos están bien distribuidos y son de estructura metálica,
el suelo es de tierra y los pasillos están resguardados por techos de
lona, sin embargo también tiene una organización interna conformada
por el área administrativa, los comerciantes y el personal de seguridad.

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Durante el proceso de recolección de información se originó un


encuentro informal con el personal administrativo de ambos mercados,
tocando dos puntos esenciales: la organización y la operatividad del
mercado. En relación al primer punto coincidieron en señalar que estos
mercados mayoristas funcionan como empresas privadas, es decir cada
propietario de un puesto es un accionista, por tal toman las decisiones
sobre el manejo y el futuro del mercado, y realizan aportaciones
económicas para su mantenimiento, por otro lado enfatizaron al decir
que la participación de la municipalidad provincial en estos espacios
se limitada al recojo de residuos sólidos. Sobre sus funciones indicaron
que el área administrativa se encarga de registrar el ingreso y salida
de los camiones, el mantenimiento del mercado y por la pandemia
asumieron la responsabilidad de participar en las capacitaciones
y reuniones realizadas por la municipalidad sobre: prevención
del Covid-19, implementación de protocolos de bioseguridad para
comerciantes y consumidores, y luego transmitir los aprendizajes y
los acuerdos, a los comerciantes mayoristas. Por último, mencionaron
que estar organizados les permite trabajar en la implementación de las
medidas sanitarias que exige la pandemia y las normas sanitarias.

En relación a la operatividad, señalaron que los 236 puestos del


mercado mayorista de tubérculo y verduras se encuentran operativos,
aquellos puestos que no estaban siendo utilizados fueron alquilados
por los propietarios a los más de 20 ex comerciantes ambulantes que
desde antes de la crisis sanitaria venían comerciando al exterior de este
mercado, específicamente en los bordes de la acequia María Angola
(barrera natural que sirve de límite distrital entre Imperial y San
Vicente), los cuales fueron removidos por la municipalidad provincial
en un operativo que tenía por objetivo evitar la formación de nuevos
focos de contagio y disminuir el desorden, pues los ambulantes tenían
poco espacio entre uno y otro, y sus productos eran exhibidos en el
suelo. Esta situación no ha sido igual en el mercado mayorista de frutas,
actualmente solo 132 puestos de los 154 se encuentran operativos.

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Los resultados de las encuestas muestran una gran participación de la


mujer en los mercados mayoristas, el 60% de encuestados del mercado
mayorista de frutas y 70% de encuestados del mercado mayorista de
tubérculos y verduras, son mujeres. Por otra parte, en estos mercados
mayoristas cerca del 50% de comerciantes son población adulta (45-
59 años). Sobre la propiedad del puesto, la mayoría los comerciantes
de ambos mercados mayoristas trabajan en puestos alquilados, así lo
indica el 73,9% de comerciantes en el mercado mayorista de frutas y el
58,1% de comerciantes del mercado mayorista de tubérculos y verduras,
por tal no pueden participar en la toma de decisiones del mercado.

Antes de la cuarentena aproximadamente el 80% de comerciantes


mayoristas expendían durante la semana únicamente los días lunes y
viernes, el resto de días estos mercados estaban parcialmente abiertos,
en esos días había mayor dinámica, pues tanto las frutas como las
verduras y los tubérculos ingresaban frescos, lo que generaba un
constante ingreso y salida de camiones, de viajeros7, de comerciantes
minoristas, de personas que trabajan en restaurantes o instituciones,
y de la población local. Esta situación cambió por la cuarentena, ahora
los comerciantes mayoristas decidieron trabajar todos los días de la
semana, excepto los domingos por la inmovilización social obligatoria,
a lo largo de la semana se pueden observar más del 50% de puestos
abiertos. La mayoría de los comerciantes identifican como principales
causas de esta nueva forma de comercialización: las restricciones
de horario, el cierre de los mercados minoristas y la disminución de
viajeros, por ello al haber una menor demanda no logran vender todos
sus productos cuando antes vendían toda su mercadería en un solo día
ahora lo hacen en dos o hasta tres días. Algunos también consideran
que han tenido dificultades por la baja de operadores (camioneros
y estibadores) en el mercado. El 50% encuestados señalaron que
la situación los orientó a utilizar y a otros intensificar el uso de
herramientas tecnológicas para negociar sus productos sobre todo

7 La palabra viajeros es un término muy recurrente en los encuestados para hacer referencia a
los comerciantes o intermediarios de diversas partes del Perú que frecuentan estos mercados
mayoristas para comprar los productos.

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con los clientes habituales, por medio de la aplicación Whatsapp les


enviaban fotos de los productos, y a través de las llamadas telefónicas
recepcionaban el pedido o en otros casos a coordinar la transacción del
depósito cuando el viajero enviaba a terceros a recoger el producto.

En relación al párrafo anterior, los comerciantes mayoristas señalaron


que se abastecen principalmente de los productos del mismo valle
de Cañete y también de Lima, Arequipa, Ica y Yauyos, aunque esto
depende sobre todo con que producto trabaje cada comerciante.
Estos mercados mayoristas expenden principalmente a Lima, Yauyos,
Chincha, Ica, Pisco y Nazca, y en menor medida a Arequipa, Cusco,
Ayacucho, Huancavelica y Apurímac. En relación a la fijación de
precios gran porcentaje de comerciantes señalaron que se basan en
los precios fijados en los mercados mayoristas de Lima, sin embargo
algunos mencionaron que esto depende del lugar de procedencia
de los productos, por ejemplo la cebolla es un producto que ingresa
directamente de Arequipa. De igual forma cuando los productos
ingresan del mismo valle de Cañete se basan en los precios de los
agricultores, esto por ejemplo sucede con el camote (Imagen 1).

Aunque los hogares no son los principales consumidores de los mercados


mayoristas, sí lo son de los mercados minoristas y de los restaurantes.
En la cuarentena, las restricciones de horarios, las restricciones de
acceso a locales y establecimientos, y el cierre de mercados minoristas
por los casos de comerciantes con Covid-19, influenciaron en la forma
de abastecimiento de los hogares, y como a manera de cadena afectaron
a los comerciantes mayoristas. De acuerdo a la encuesta aplicada a los
hogares, el 40% indicó que los mercados de abastos que frecuenta no le
generan confianza para realizar sus compras debido al alto porcentaje
de comerciantes contagiados por Covid-19. Ahora bien, prefieren ir al
mercado de abasto cada dos semanas (46,7%) o dos veces por semana
(26,7%), cuando antes realizaban sus compras mayormente de manera
interdiaria (26,7%).

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Imagen 1. Corema de fijos y flujos de los mercados mayoristas de la provincia


de Cañete

Fuente: elaboración propia, 2020

En general, los hogares encuestados señalan abastecerse de manera


regular de las bodegas más cercanas a su vivienda, para el 53% de
los hogares, durante la cuarentena, la bodega pasó a ser la principal
fuente de suministro de alimentos, cuando antes lo eran los mercados
de abastos. Asimismo, la menor frecuencia a los mercados está
relacionada con la aparición del mercado móvil, este se puede definir
como un grupo de comerciantes improvisados o personas, que ante
la adversidad ven una forma de generar ingresos recorriendo las
calles en sus vehículos o mototaxis ofreciendo productos de primera
necesidad: frutas, verduras y carnes, los cuales sobre todo durante los
primeros meses de la cuarentena significaron para 21% de los hogares
una manera de abastecerse sin alejarse de su vivienda (Gráfico 3 y 4).

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En lo que respecta a los precios de los productos, el 53,3% de los hogares


encuestados señalaron que tanto las verduras como los tubérculos
tuvieron un alza de precio moderado, sin embargo la situación no fue
igual con las frutas, específicamente con los cítricos y los tomates, el
36,7% considera que los precios se elevaron fuertemente sobre todo
en los primeros meses de cuarentena. No obstante, la variación de los
precios no provocó en lo absoluto, que los hogares dejen de consumirlos,
pero si redujeron la cantidad de compra. Sobre la variación de los
precios también fue una consulta a los comerciantes, de los cuales el
72,1% de los comerciantes mayoristas de frutas coincidieron en señalar
que los precios se han elevado, sin embargo la situación está dividida
en el mercado de tubérculos y verduras, el 30,2% señaló que hubo un
alza de los precios de los productos que comercializa mientras el 25,6%
considera que los precios han bajado.

Fuente: elaboración propia, 2020

La pandemia sin lugar a dudas ha afectado de manera negativa las


condiciones de vida de la población, en la salud, en el trabajo y por
ende en la economía de los hogares. Los comerciantes encuestados
señalaron que aumentaron en número las personas que acuden al
mercado a pedir productos que no se logran vender. En el mercado
mayorista de frutas el 54,3% de encuestados mencionó haber realizado
al menos una vez entregas gratuitas y directas de alimentos en apoyo a

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la población durante la cuarentena, de la misma manera en el mercado


mayorista de tubérculos y verduras más del 80% de comerciantes
señaló haber entregado sus productos a las personas que se acercaban,
los comerciantes mencionaron que no tuvieron dificultades para
hacerlo debido a la poca demanda y por ser los productos que venden
altamente perecibles.

La crisis sanitaria y el gobierno exigían implementar de las medidas


sanitarias en los mercados de abasto, en ese sentido, los comerciantes
tenían la responsabilidad de realizar desinfecciones diarias de sus
puestos, colocar barreras para cumplir con el distanciamiento social,
colocar desinfectantes en gel, bidones con agua y jabón líquido para
los clientes, colocar tachos de residuos sólidos y costear los gastos de
las desinfecciones del mercado. Estas medidas sanitarias significaron
para los comerciantes mayoristas una manera de seguir trabajando y
cuidar su salud, pero también un egreso de su dinero. Los resultados
indican que más del 50% de los comerciantes encuestados del mercado
mayorista de frutas tuvieron dificultades económicas para poder
aplicar estas medidas, sin embargo la realidad fue diferente con los
comerciantes del mercado mayorista de tubérculos y verduras en
donde cerca del 90% lo asumieron sin mayores complicaciones.

Los mercados de abastos por su condición de espacio de aglomeración,


conducen a que los comerciantes estén más propensos a contagiarse
de Covid-19. La realización de las pruebas de descarte de Covid-19 en
los mercados de abasto de Cañete es de responsabilidad del personal
de salud de la Red de Cañete Yauyos y la municipalidad provincial.
Los comerciantes cuestionaron la metodología que empleó el personal
de salud, la cual consistía en realizar las pruebas de descarte a un
comerciante por puesto, lo que implicaba que las otras personas que
trabajan en el mismo puesto (en la mayoría de los casos este negocio
es familiar y además todos los comerciantes tiene como mínimo un
ayudante) se realicen la prueba de descarte en un centro de salud
privado, porque era un requisito necesario para poder continuar
trabajando. En general, los encuestados plantean que la municipalidad

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no solo debe participar realizando inspecciones sanitarias, sino también


ejecutar acciones de limpieza y desinfección de estos espacios, incluso
algunos señalaron poca presencia del personal de la municipalidad.

Los resultados de la encuesta muestran que la capacidad de ahorro de


los comerciantes ha tenido un descendido, en el mercado mayorista
tubérculos y verduras el 76,7% de comerciantes señaló que durante
la cuarentena no ha podido ahorrar, el porcentaje es aún mayor en el
mercado mayorista de frutas en donde el 80,4% señaló no estar en las
condiciones de poder hacerlo. Adicionalmente se les consultó sobre
la dependencia a préstamos financieros, identificando para ambos
mercados mayoristas que cerca del 50% de los comerciantes recurre a
préstamos bancarios o de terceros para financiar su negocio.

La situación de los mercados mayoristas actualmente en relación


al ritmo del comercio y la económica en particular, ha generado
sentimientos de preocupación y miedo en los comerciantes, más del
60% de los encuestados de los dos mercados señaló estar preocupados
por la situación actual, por el futuro de su negocio y el aumento de casos
confirmados de Covid-19, y el 40% de comerciantes señala sentir miedo
a contagiarse, sin embargo indican que no pueden dejar de trabajar
porque consideran que no podrían recuperarse económicamente al
ser esta actividad su fuente de ingresos. De hecho, mencionaron que
incluso cuando el mercado mayorista de frutas fue cerrado debido a
los altos números de comerciantes con Covid-19, estos no dejaron de
trabajar y se posicionaron a exteriores del mercado, debido a que no
cuentan con cámaras de frigoríficos y sus productos no se venden tan
rápido como antes por lo que dejar de trabajar hubiera provocado que
gran parte de sus productos se malogre y por consiguiente pérdidas
económicas.

Conclusiones

Durante cuarentena por Covid-19 los comerciantes mayoristas han sido


afectados por la disminución de los viajeros y en general el descenso de

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la demanda de sus productos, reformulen su modo de comercializar;


la mayoría de comerciantes terminó ampliando los días de atención,
cuando antes atendían solo los lunes y viernes, ahora lo hacen durante
toda la semana (excepto domingo), aunque por la cuarentena en
horarios de atención limitados; mientras que otros implementaron el
uso de herramientas tecnológicas. En cuanto a la demanda; el cierre de
los mercados minoristas al identificarse comerciantes con Covid-19, la
inoperatividad de los lugares de servicios y el alza de los precios (sobre
todo de las frutas), afectaron la confianza y modificaron la forma de
abastecimiento de los hogares, de tal modo que indirectamente impactó
a los mercados mayoristas. También, los comerciantes tuvieron que
destinar parte de sus ingresos para implementar las medidas sanitarias, de
los cuales algunos tuvieron dificultades económicas para realizarlo. Esta
situación ocasionó que sus capacidades económicas se vean afectadas,
para la mayoría de los comerciantes sus ingresos durante la cuarentena no
le han permitido ahorrar, más aún a aquellos que dependen de préstamos
financieros para trabajar y trabajan en puestos alquilados.

Los resultados obtenidos sobre la identificación de los impactos,


muestran que la cuarentena los afectó de manera heterogénea a los
comerciantes mayoristas, observándose diferentes niveles y tipos de
afectación incluso entre comerciantes de un mismo mercado, por lo cual
relacionamos que esto dependería del tipo de producto que comercializa,
estabilidad económica y la resiliencia de los comerciantes, siendo este
último un aspecto importante para afrontar las consecuencias de la
crisis sanitaria.

Del análisis de los resultados, identificamos una relación estrecha entre


la municipalidad y los mercados mayoristas. Dicho de otro modo, los
actores políticos se han enfocado en formular dispositivos legales, y
han respondido de manera limitada a su función de fiscalizador de la
implementación de las medidas sanitarias, así como en su función de
capacitador y sensibilizador para con los comerciantes y consumidores.
Esto puede ocasionar que, de perdurar la situación, los comerciantes
enfrenten consecuencias más duras, sobre todo las económicas.

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Vilca Pizarro, G. y Cherrez Torres, K. Mercados mayoristas y Covid-19...

Finalmente, concluimos que las redes de comunicación, los niveles


de movilidad, y los aspectos sociales, políticos, en su relación con los
mercados mayoristas, son algunos de los indicadores que influyen en la
vulnerabilidad territorial por Covid-19 específicamente en los distritos
de San Vicente de Cañete e Imperial, donde se localizan nuestros
objetos de estudio: el Mercado Mayorista de frutas “Don Mariano” y el
Mercado Mayorista de tubérculo y verduras “Sr. de la Asc. de Cachuy”.

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Producción de rejas y muros en la


ciudad archipiélago. Problemática
y propuestas sobre la percepción de
inseguridad en Lima
Ezequiel Collantes Gabella
Universidad del País Vasco
ezecoga@gmail.com

Javier Vera Cubas


nnjavier@hotmail.com

Resumen

Las rejas y muros se han generalizado en el paisaje urbano de Lima. Mediante


estos dispositivos se ha generado un archipiélago urbano de islas e individuos
encapsulados, percibiéndose el espacio público como un mar caótico cada vez más
abandonado e inseguro. El objetivo de este artículo es analizar el fenómeno de las
rejas y muros y proponer nuevas vías para hacer posible su retiro. La metodología
empleada es el análisis urbano multiescalar, que va desde la escala territorial a
la escala micro-urbana, para lo cual se apoya en un caso de estudio, el Proyecto
Fitekantropus (La Balanza, Lima). El resultado del análisis muestra que las rejas
y muros están presentes en todas las escalas de la ciudad y que estos dispositivos
son producto de la inseguridad ciudadana, y al mismo tiempo productores de
percepción de inseguridad que perpetúan los problemas estructurales de los
que nacen. El caso de estudio demuestra que, proponiendo estrategias y tácticas
urbanas a nivel estructural y específico simultáneamente, y actuando de manera
multiescalar y transversal en lo físico y lo social, se generan las condiciones que
hacen posible el retiro de rejas y muros.

Palabras clave: Inseguridad, Rejas y muros, Espacio público, Ciudad, Lima

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Resumo

As grades e paredes se espalharam pela paisagem urbana de Lima. Por meio desses
dispositivos foi gerado um arquipélago urbano de ilhas e indivíduos encapsulados,
percebendo o espaço público como um mar caótico e cada vez mais abandonado
e inseguro. O objetivo deste artigo é analisar o fenômeno das barras e paredes
e propor novas formas de possibilitar sua remoção. A metodologia utilizada é a
análise urbana multiescala, que vai da escala territorial à escala microurbana, para
a qual é apoiada por um estudo de caso, o Projeto Fitekantropus (La Balanza, Lima).
O resultado da análise mostra que grades e paredes estão presentes em todos os
níveis da cidade e que esses dispositivos são produto da insegurança cidadã e, ao
mesmo tempo, produzem a percepção de insegurança que perpetuam os problemas
estruturais de que se originam. O estudo de caso mostra que, propondo estratégias
e táticas urbanas a nível estrutural e específico simultaneamente, e atuando de
forma multiescala e transversal no plano físico e social, são geradas as condições
que tornam possível a remoção de grades e paredes.

Palavras-chave: Insegurança, Grades e paredes, Espaço público, Cidade, Lima.

Introducción: ¿cómo viviremos juntos?

Hashim Sarkis, curador de la XVII Bienal de Arquitectura de Venecia,


señala en la convocatoria titulada “¿Cómo viviremos juntos?” la
necesidad de un nuevo contrato espacial, una invitación a reflexionar
críticamente sobre el habitar en cada uno de nuestros países.

Felipe Ferrer, con “Playgrounds, artefactos para interactuar”, propone


enrejar a los visitantes del pabellón peruano. Él afirma que “lo que debe
llamarnos la atención es que el acto de enrejar está normalizado. La reja
se ha convertido en un elemento arquitectónico por obligación, en un
ruido de fondo. Por eso no nos damos cuenta de su impacto social” (El
Comercio, 2019). José Orrego, director del concurso y comisario local
de la Bienal, lamenta que “acostumbrados a los barrotes, los peruanos
no nos damos cuenta de cómo la ciudad y sus espacios públicos van

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Collantes Gabella, E. y Vera Cubas, J. Producción de rejas y muros en....

perdiendo la fluidez y la continuidad”, y agrega: “empezar a poner


en evidencia el problema de cómo el espacio público es secuestrado
en lugar de ser recuperado para la gente es algo que nos pareció muy
pertinente” (El Comercio, 2019). Y concluye que “en su análisis, el
arquitecto limeño sueña soluciones en las que las rejas se eliminan y
los habitantes vuelven a apropiarse del espacio público” (El Comercio,
2019). Persiguiendo ese sueño, “Playgrounds” convoca a la ciudadanía
a quitar las rejas de sus calles y enviarlas a la Bienal.

En Ayacucho ciudad de la sierra central que fuera la ciudad más golpeada


por el conflicto armado interno de los años ochenta, el alcalde Yuri
Gutiérrez, también arquitecto, se suma a la iniciativa y ordena retirar las
rejas de la Plaza de Armas, de madrugada, a pocos días de la celebración
del carnaval (una de las fiestas populares más importantes y concurridas
del Perú). A la mañana siguiente, frente al espacio recuperado, se arma
una intensa protesta contra esta decisión arbitraria de la autoridad. La
gente defiende sus rejas por ser parte de su identidad, por proteger las
áreas verdes, por ser parte del ornato. El alcalde finalmente declaró que
“las rejas serán trasladadas para participar en la Bienal de Venecia en
una exposición de arquitectura representando a Perú. Luego, retornarán
en piezas de exposición” (Diario Correo, 2020).

En “La sociedad del espectáculo”, Guy Debord denunciaba que


“toda la vida de las sociedades en las que dominan las condiciones
modernas de producción se presenta como una inmensa acumulación
de espectáculos. Todo lo que era vivido directamente se aparta en
una representación” (Debord, 2003, p.7). El espectáculo, decía, “no
es un conjunto de imágenes, sino una relación social entre personas
mediatizada por imágenes” (Debord, 2003, p.8). Bajo esta perspectiva,
el sueño del arquitecto limeño de eliminar las rejas parece la invitación
a cometer un mero gesto espectacular, lejano a un verdadero nuevo
contrato espacial que permita producir mejores espacios comunes.

Alrededor de este episodio ubicamos algunas de las interrogantes que


motivan el presente estudio. ¿Toda reja es mala? ¿Basta con retirar las

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Collantes Gabella, E. y Vera Cubas, J. Producción de rejas y muros en....

para recuperar el espacio público? ¿La proliferación de las rejas en la


ciudad es resultado de la percepción de inseguridad únicamente, o existen
otras motivaciones? ¿Son las rejas una renuncia ciudadana al espacio
público, o un intento (¿fallido?) por reapropiárselo? ¿Son rejas y muros
parte del mismo fenómeno? ¿Cómo plantear un nuevo contrato espacial
sin interpretaciones propias de cómo producimos nuestros espacios?

El objetivo del artículo es analizar el fenómeno de las rejas y muros


(tipos, razones de su existencia y su influencia en la ciudad) y proponer
nuevas vías para hacer posible su retiro o acondicionamiento. La
metodología empleada es el análisis urbano multiescalar, que va desde
la escala territorial a la micro-urbana, para lo cual se apoya en un caso
de estudio, el proyecto Fitekantropus (2007-2020) desarrollado en La
Balanza, Comas Lima.

La hipótesis de partida es que los muros y rejas son un elemento importante


en la producción del espacio limeño, causa y consecuencia de una compleja
problemática socioespacial, por lo que resulta ingenuo pensar que su retiro
es fácil y suficiente para transformar la situación actual.

El artículo demuestra que es posible reducir el uso de rejas y muros y


generar un espacio público seguro, proponiendo estrategias y tácticas
urbanas que generen las condiciones para que su retiro se produzca,
abordando el problema de los procesos urbanos desde lo estructural
y lo específico del lugar simultáneamente, y actuando de manera
multiescalar y transversal en lo físico y lo social.

Antecedentes: Inseguridad ciudadana en lima

La inseguridad ciudadana es uno de los principales problemas que


detecta la población de Lima (López, 2014), donde 6 de cada 10
habitantes afirman sentirse inseguros en la ciudad, y 5 de cada 10 en
su barrio (Lima Cómo Vamos, 2017). El 80% de la población considera
que la delincuencia es el principal problema que afecta su calidad de
vida (Lima Cómo Vamos, 2014), y un 50% de encuestados opinan que,

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si los vecinos se ponen de acuerdo, tienen derecho a enrejar las calles


para restringir el paso a los extraños (López, 2014).

Es comúnmente aceptado que el miedo al delito es un problema urbano


(Skogan & Maxfield, 1981) y social (Liska et al., 1988) importante.
Diversos estudios han confirmado que el miedo a la delincuencia
altera la cohesión de los barrios (Nasar et al., 1993), fractura el sentido
de comunidad y vecindad (Ross y Mirowsky, 1999), crea desconfianza
interpersonal (Garofalo, 1981), rompe las relaciones sociales y el apego,
conduce al aislamiento (Ross y Mirowsky, 2000), contribuye a una
erosión del control y el orden social (Ross y Mirowsky, 1999), daña la
imagen pública de una comunidad (Nasar et al., 1993; Skogan, 1992)
y consecuentemente provoca la eliminación de los ojos en la calle y
la vigilancia natural informal (Jacobs, 2011). El miedo al delito está
íntimamente relacionado con el entorno social, las políticas públicas,
la salud física y mental de la ciudadanía, y por supuesto, con el entorno
construido, en el cual las rejas y los muros juegan un papel relevante.

Como señala Martínez-Lorea, “el espacio (…) debe considerarse un


producto que se consume, que se utiliza, pero que no es como los demás
objetos producidos, ya que él mismo interviene en su producción”
(Martínez-Lorea, 2003 p. 14). Por lo tanto, cada sociedad produce su
espacio y es producida por este. Una sociedad preocupada, angustiada
por la inseguridad, produce un espacio separado por rejas y muros,
y estos elementos a su vez refuerzan la sensación de inseguridad. En
la lógica de la producción del espacio, son causa y consecuencia de la
forma en que habitamos la ciudad. En términos de Heidegger diríamos
que habitamos las rejas, y las rejas nos habitan.

La consecuencia más directa de la aparición masiva de rejas y muros es


el abandono del espacio público, debido a la reclusión. Esta renuncia
al espacio público implica menor vigilancia natural, interacción social,
actividad humana y movilidad peatonal en las calles, y por tanto provoca
mayor percepción de inseguridad. A su vez, el aumento de la sensación
de inseguridad incita a colocar más rejas y muros, originándose una

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retroalimentación ad infinitum. Por ser las rejas y muros dispositivos


arquitectónicos que territorializan y median en el espacio urbano, recae
en gran medida sobre los arquitectos y urbanistas la responsabilidad
de entender el fenómeno y buscar alternativas ante su proliferación.

Materiales y métodos

La ciudad es un entramado complejo de componentes físicos, sociales,


económicos, ecológicos y culturales, por lo que la arquitectura y el
urbanismo son entes interdependientes a otros campos. Consideramos
que ambos deben tener una capacidad de análisis crítica y profundizar
en las causas e injusticias asociadas a su práctica. Por estas razones, el
estudio cualitativo de las rejas y muros ha realizado un análisis de la
vida cotidiana de forma interescalar en el continuo espacial cuerpo-
casa-barrio-ciudad, considerando la seguridad como una variable
transversal a los aspectos físicos de la ciudad (el espacio público y de
relación, los equipamientos y servicios, la movilidad y la vivienda).

La idea de que el arquitecto, a través del espacio entendido como


una materia geométricamente moldeable, es capaz de dirigir o
controlar la experiencia del usuario, guiaba los planteamientos
del Movimiento Moderno, que culminaría con la Carta de Atenas
y su idea de zonificación: la ciudad debía ordenarse racionalmente
según funciones abstractas, separadas y diferenciadas. Con la crítica
humanista de la generación del Team X, el espacio arquitectónico
pasó a concebirse bajo la idea de lugar: “un espacio ocupado,
culturalmente afectivo, que ha sido cargado de significado” (Morelli
2012, p. 116), un marco para la apropiación existencial en el tiempo,
asociado al concepto de habitar como experiencia del sujeto que está-
en-el-mundo. Posteriormente, con la influencia de los situacionistas
y el post-estructuralismo, irrumpe la idea del evento: un espacio
“indeterminado, sin juntas, que se define momentáneamente por
situaciones específicas relacionadas al usuario (…) producto de una
nueva noción de programa, no como unos usos específicos sino como
un margen de acción sobre la estructura arquitectónica” (Morelli 2012,

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p. 117). El espacio, entendido como un contenedor de situaciones


potenciales, es activado por la generación de eventos.

Esta evolución en el tratamiento del espacio nos lleva a cuestionar


aquellas posturas que aún creen que los problemas del habitar pueden
resolverse únicamente con transformaciones espaciales dictadas
desde arriba, desde la mirada del arquitecto planificador. Contra ello,
Lefebvre proponía una nueva trialéctica del espacio (Lefebvre, 2003):

- Espacio concebido o las representaciones del espacio: Un espacio


mental, abstracto, conceptualizado por los expertos (planificadores,
arquitectos, urbanistas, geógrafos) a través de mapas, planos técnicos
y discursos en los que usan signos, códigos y jergas específicas. Es el
espacio dominante, ligado al orden en que relaciones de producción se
imponen a través de la racionalización, la fragmentación y la restricción.

- Espacio vivido o los espacios de representación: El espacio físico de


la existencia material, experimentado directamente por los habitantes
a través de un sistema complejo de símbolos e imágenes. Es el espacio
dominado, usado pasivamente, pero abierto a nuevas posibilidades
mediante la apropiación y el cambio desde la imaginación.

- Espacio percibido o las prácticas espaciales: El espacio social de


la experiencia material y la realidad cotidiana. Es el principal secreto
del espacio de cada sociedad (al que tienen acceso, por ejemplo, los
artistas) ya que contiene el conocimiento acumulado con el que estas
transforman su ambiente construido, directamente relacionado a la
percepción de la gente respecto a su uso cotidiano (rutas, lugares de
encuentro, etc.).

Para abordar la problemática de las rejas y muros en Lima, urge salir de la


caja del espacio concebido para leerla desde el espacio vivido y percibido.

Si entendemos las rejas y muros como eventos, en lugar de simplemente


objetos que separan espacios, habremos de indagar sobre las condiciones

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de aparición de dichos eventos. O dicho de otra manera, desde la


perspectiva de la producción del espacio (Lefebvre, 2003), deberemos
superar la idea abstracta de la línea que separa dos espacios (el espacio
concebido). En este sentido, las rejas y muros son la evidencia física de
un comportamiento humano y, por tanto, denotan cuestiones cognitivas
y emocionales de la colectividad: sus deseos, miedos y conflictos. Las
rejas y muros influyen y condicionan el comportamiento humano y
por tanto las dinámicas de la ciudad. Se trata de analizar la reja y/o
el muro como parte de un todo interrelacionado y no como artefacto
independiente a todo lo que ocurre en la ciudad.

El análisis urbano multiescalar ha estado apoyado en un caso de


estudio: el proyecto Fitekantropus en el barrio de La Balanza (Lima),
un caso de conocimiento local en el cual los autores del artículo han
participado activamente. El propósito del caso de estudio es explicativo,
porque muestra las dinámicas comunes de la ciudad en un fragmento,
y evaluativo, pues comprueba la validez de las hipótesis planteadas. La
aproximación ha sido interpretativa (asume la complejidad de la materia
y la estudia interpretándola) y retrospectiva (analiza la experiencia
propia de los autores en relación al caso de estudio) (Thomas, 2011).

La Balanza, en la parte alta de la zonal 2 de Comas, es un asentamiento


informal característico de la ciudad de Lima (figura 1), que ha crecido
orientado por una planificación vecinal con cierto apoyo técnico y poca o
nula participación del Estado, donde décadas de desigualdad urbana han
generado diversos problemas socio-económicos e infraestructurales.

Grupos culturales surgidos de sus calles llevan décadas combatiendo la


inseguridad ciudadana con actividades artísticas en el espacio público,
apostando por la construcción de los Barrios Culturales (Figura 2). Esto
ha traído una paz social duradera (superando problemas de pandillaje
y otros), mayor interacción entre el vecindario y una nueva identidad
de barrio (Saville & Cleveland, 1997).

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El Proyecto Urbano Integral -PUI- (Vera, 2017) busca aportar


territorializando el concepto de los Barrios Culturales mediante la
producción de espacio público y equipamientos comunitarios. Como
parte de la metodología de intervención, se han desarrollado una
serie de “proyectos palanca”: la consolidación del corazón del barrio
con la (re)construcción del Centro Cultural Comedor San Martín y la
mejora del Parque Tahuantinsuyo, la extensión de un eje de conexión
longitudinal con el Paseo de la Cultura FITECA, y una red de parques
lúdicos a lo largo de un eje conector en la zona alta del barrio.

En estos proyectos se han aplicado diversas estrategias y tácticas


para mitigar la percepción de inseguridad en el espacio urbano, que
no consisten en el retiro inmediato de rejas y muros, sino en procesos
que generan las condiciones para su retiro o transformación, basados
en los conceptos propuestos por la teoría CPTED y las teorías del
miedo al delito.

El análisis del caso de estudio demuestra que el proyecto Fitekantropus


ha sido una experiencia exitosa en la reducción de inseguridad.

Resultados

Tipos de rejas y muros en lima

Las rejas y muros resultan ser dispositivos arquitectónicos que median


en el espacio urbano y que se evidencian multiescalarmente. Así
tenemos muros a diversos niveles:

- El territorio como zonificación separadora:

La producción de rejas y muros a una escala territorial pertenece al


espacio concebido (Lefebvre, 2003), una línea imaginaria y abstracta
(una representación del espacio), una forma de zonificación que anhela
una diferenciación física, social y simbólica de la ciudad. El conocido
“Muro de la Vergüenza”, que separa Las Casuarinas (Surco) y

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Figura 1: La Balanza. Fuente: CCC.

Figura 2: Barrios Culturales Fuente: CCC

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Pamplona Alta (San Juan de Miraflores) es un ejemplo de ello. El


argumento principal en la producción de este muro fue el de la seguridad,
para limitar el crecimiento de la ciudad informal, evitando que invada
“el otro lado” del cerro. Hay detrás una motivación social y simbólica,
donde los “vecinos” de un lado quedan nítidamente diferenciados y
protegidos de los “pobladores” del otro1.

Según el informe “Cómo vemos nuestra desigualdad”,

para los limeños, que existan barrios privados y barrios pobres


genera mayor desigualdad. Esto sugeriría que los limeños no están
conformes con la segregación urbana. Sin embargo (…) hay mayor
aceptación del uso de rejas en las calles y parques de los barrios de
Lima siempre y cuando haya un acuerdo entre vecinos (51.8%) en
contraposición al derecho de libre tránsito (45.9%). (CIUDADANO,
J. C. V. O., 2013, p.3)

Resulta llamativo que la población afirme estar contra la segregación,


pero segregue poniendo rejas. Como explica Luis Rodriguez (Limápolis
2020), la desigualdad es relacional, y puede ser de tres tipos: directa,
cultural-simbólica, o estructural. Aparentemente con la colocación de
rejas y muros en espacios públicos los limeños ejercen la desigualdad
directa sin ser conscientes de estar generando desigualdad estructural.

- El barrio, de espacio de convivencia a ghetto de aislamiento:

El “cinturón de protección” crece de la casa al barrio, y el deseo de


diferenciarse física, social y simbólicamente de las personas de nivel
socioeconómico inferior se traslada también a esta escala. Ejemplo de
ello son los condominios de los distritos pudientes como La Molina, cuya
lógica de encerramiento es replicada en distritos populares como Los
Olivos Estos recintos limitados por muros ciegos venden la idea de un

1 Los medios de comunicación peruanos distinguen entre dos tipos de ciudadanía: “vecinos”,
quienes viven en la llamada Lima Moderna, y “pobladores”, quienes habitan en las “nuevas
Limas”.

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Collantes Gabella, E. y Vera Cubas, J. Producción de rejas y muros en....

oasis tranquilo dentro de la jungla que es la ciudad, dando como resultado


la muerte de la calle, con la consecuente inseguridad propia de un lugar
sin actividad humana. Lo mismo ocurre con la mayoría de equipamientos
públicos a escala distrital y/o barrial (colegios, comisarías, centros de
salud, hasta centros comerciales, que son en sí mismos un muro ciego),
cuyos muros generan recintos hiper-seguros dentro y lugares del miedo
y el delito fuera. En La Balanza por ejemplo, los colegios están rodeados
por muros y las losas deportivas por rejas. La producción de un espacio
defendible (Newman, 1972) al interior, es a su vez generador de un
problema de inseguridad al exterior. La ciudad archipiélago se conforma
por islas de seguridad rodeadas de un mar de inseguridad.

- La calle para todos, o la calle para algunos:

A escala de barrio, hay otro fenómeno protagonizado por la reja: la


privatización de las calles. Nuevamente el argumento principal es el
de la seguridad, con un cierto eco del “efecto condominio”. El primer
paso fue la aparición de “tranqueras”, una estructura más simple y
económica que cumplía la misma función de impedir la libre circulación,
pero solo de automóviles. Al acentuarse se busca también impedir el
paso de personas, y el artefacto se consolida en forma de reja, que
posteriormente se complejiza asociándose con nuevos dispositivos
como puestos de vigilancia y cámaras de seguridad. Se trataría de una
evolución, no del objeto en sí, sino de la forma de pensar asociada a
la seguridad. Podríamos plantear la hipótesis de que la reja aspira a
ser muro, entendida esta como un estadio que viene de la tranquera
y se dirige hacia el muro. Los vecinos que se organizan para poner
rejas, optarían por construir muros si les fuera posible. Sienten que
vivir protegido por muros da mayor seguridad que estar rodeado solo
por rejas, dado que se impide, además del acceso, la visibilidad.

Sin embargo, también se puede hacer otra lectura de las calles


“cerradas” de los barrios populares de Lima: las rejas parecen insinuar
el anhelo del vecindario por generar espacios más peatonales, a escala
humana (Gehl, 2006) y fomentar un espacio común (Delgado, 2008),

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generando una especie de “super-manzana”. La Balanza muestra


diferentes casos de calles cerradas por el vecindario, que generan un
espacio semi-público vecinal. Cuanto más habitamos un territorio,
psicológicamente más confortable y familiar se nos hace, para lo cual
es necesario generar una red territorial que incluye el espacio público,
privado y los intermedios (Atlas, 1991). La reja, así, no buscaría aislar
o segregar, sino delimitar para generar las condiciones que posibiliten
ciertos usos y maneras de habitar el espacio urbano (niños jugando,
personas hablando a la puerta de sus casas, etc.), pero permitiendo la
interrelación con el espacio público circundante.

Aquí podemos plantear una diferencia sustancial entre las rejas y muros:
mientras las primeras territorializan posibilitando la vigilancia natural
y la interrelación hacia el espacio público, los segundos generan un
límite totalmente impermeable. Lógicamente, existen otros dispositivos
arquitectónicos menos aparentes que las rejas para territorializar los
espacios (pequeños cambios de cota o pavimentación, colocación
de mobiliario urbano o bolardos, etc.), que como es comprensible,
no son de común aplicación por las personas que autoproducen su
espacio. En estas situaciones, donde la reja es un estadio intermedio
en la transformación de la morfología urbana, es donde el papel de los
arquitectos puede resultar relevante.

- La vivienda, de refugio a fortaleza:

El edificio de vivienda mayoritario en Lima es de densidad baja o media.


Estos suelen ser una especie de fortaleza, enrejada o amurallada, que
alberga la unidad familiar (y/o un comercio), una “cápsula” para
habitar, ya no solo protegida de un exterior considerado hostil, sino
incluso aislada por muros ciegos. Sin embargo, al igual que en la escala
barrial, las rejas parecen mostrar otro deseo, además del puramente
defensivo: son generadoras de una gradación del espacio urbano, desde
lo público a lo privado, generando espacios intermedios semiprivados
y/o semipúblicos, interconectados entre sí. Este anhelo lo podemos
observar también en la relación calle–casa (público-privado), mediante

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los retiros y jardines (semiprivados) de la arquitectura doméstica


tradicional limeña. La reja juega aquí un rol territorializador que
permite interacción hacia el espacio público y también una vigilancia
natural (Jacobs, 2011) que mitiga la sensación de inseguridad, algo que
podemos apreciar claramente en nuestro caso de estudio de La Balanza.

Al igual que en el caso de las calles semi-públicas, hay una diferencia entre
rejas y muros: las primeras permiten una relación espacial interior-exterior,
mientras que los segundos la anulan totalmente. Por ello los retiros que
se cierran en la línea de calle con rejas en primera instancia, cuando son
sustituidas por muros, hacen perder cualquier tipo de interacción con la
calle posteriormente incluso siendo coronados con vidrios rotos, cercos
eléctricos y/o cámaras de seguridad. En distritos como Surco o San Borja,
viviendas ubicadas frente a amplios y muy bien cuidados parques, han
preferido negar la relación visual con estos, y puede haber hasta 5 cámaras
de seguridad internas, estratégicamente colocadas. En una segunda capa,
puestos de vigilancia, más cámaras (municipales), y en una tercera, calles
enrejadas. La casa: una fortaleza protegida por tres murallas.

- Objetos y pequeños espacios, del uso a la mera contemplación:

El deseo de protección mediante rejas es extremo en la escala microurbana.


En cualquier zona de Lima encontramos rejas que pretenden proteger
algún objeto o mobiliario urbano, como las que rodean los árboles, y
enjaulan a los autos, imágenes de santos o juegos de niños en parques
ya cerrados con rejas o muros. En estos casos la reja cobra valor en sí
misma, aunque no cumpla ninguna función, es un elemento significante:
parece que una obra está incompleta si no tiene su reja.

Como iniciativa privada, esto denota falta de confianza en los demás,


ya que las rejas se colocan para proteger los objetos de “los otros”,
vecinos irresponsables o peligrosos. La confianza vecinal es primordial
para mitigar la percepción de inseguridad en la ciudad (Merry, 1981),
ya que es la manera en la que se generan lazos, códigos de conducta
compartidos, orden social y cohesión.

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Como obra pública, se trata en muchos casos de muestras de corrupción2,


validadas mediante la frase popular “roba pero hace obras”. Un caso
paradigmático es el del distrito de Chorrillos, donde Augusto Miyashiro
permaneció en el poder 5 periodos (20 años), durante los cuales enrejó
obsesivamente los espacios públicos. Hoy no hay losa deportiva sin
reja (la mayoría en pésimo estado), y en las avenidas principales
pueden verse rejas de “protección” hasta para las bermas centrales,
con más rejas dentro para cada árbol y arbusto. Esta preocupación por
las rejas era en realidad uno de sus negocios. A día de hoy, el ex alcalde
está sentenciado a 4 años de cárcel por delito contra la administración
pública y negociación incompatible.

Otro caso es el de las pequeñas áreas verdes, tanto públicas como


privadas. Según Willy Ludeña (2013), el “verde estético” se ha impuesto
al “verde social”. Los carteles de “no pisar” y “prohibido jugar”, son
acompañados por rejas que impiden acceder al área verde, sustentadas
en un discurso sobre las facilidades en su mantenimiento y el temor
generalizado de que, sin ellas, dejen de ser verdes. La reja aquí es
ambivalente: prohibitiva para las personas, cuidadora de las plantas.
Así, los espacios públicos se van convirtiendo en meros espacios de
contemplación: ver pero no tocar.

- Otras rejas.

Rejas simbólicas (sin sus cualidades materiales) aparecen en otros


eventos de la dinámica urbana de Lima. En algunos casos se divide
la playa pública del “balneario” privatizado por un muelle (Cerro
Azul), y hasta una cuerda (Ancón). Funcionan tácitamente como
rejas, infranqueables de uno u otro lado. En los casos más sutiles
van acompañadas de personal privado cuya función es recordar a los
distraídos que aquello es una reja, aunque no lo parezca, y que no
se puede pasar. El fenómeno de las rejas y muros tiende a reducir la

2 En Perú la corrupción de gran escala asociada a obras públicas ha sido destapada en los
últimos años, caso Odebretch principalmente, en el que se encuentran involucrados desde ex-
alcaldes hasta grandes constructoras.

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vida urbana a moverse desde un condominio cerrado o una vivienda-


cápsula, a otros recintos cerrados como los malls, centros educativos o
edificios de oficinas, evitando así pisar el espacio público (considerado
suelo hostil) y mezclarse con “desconocidos”. Aparece el automóvil
(otra cápsula) como nexo. El espacio que queda entre los diferentes
recintos y cápsulas es únicamente de tránsito, un intermedio de mero
flujo: un espacio público abandonado, de peor calidad y más inseguro.

Esto nos presenta una imagen de ciudad semejante a la propuesta por


los situacionistas en su Teoría de la Deriva, graficada en proyectos
como The Naked City o Guía psicogeográfica de Paris: “las ciudades
presentan un relieve psicogeográfico, con corrientes constantes, puntos
fijos y vórtices que nos disuaden de entrar o salir a ciertas zonas”
(Debord, 1958 p. 1). Las placas psicogeográficas de la ciudad subjetiva
construida por los limeños, se constituyen a modo de islas de seguridad
separadas por un mar de inseguridad, en lo que podríamos denominar
una ciudad archipiélago. Para ir de una isla enrejada a otra amurallada
(los espacios privados), el miedo al camino (el espacio público) lleva a
una fe ciega en los automóviles privados.

Como podemos observar existen diferencias entre las rejas y los muros.
Ambos son elementos territorializadores y defensivos primarios, sin
embargo, las rejas permiten la vigilancia natural y la interacción entre
los diferentes espacios, mientras que el muro niega cualquier tipo de
relación espacial. Esta diferencia es sustancial en la producción del
espacio, ya que sólo las rejas permiten un espacio defendible, que
a su vez produce espacios comunes (semiprivados a nivel barrial)
o espacios intermedios (entre lo doméstico y la calle) que dotan de
vigilancia natural e interacción al espacio público. Sin duda la presencia
exacerbada de rejas es algo negativo para la dinámica urbana, sin
embargo, los casos en los que se utilizan para generar espacios semi-
públicos o semi-privados, nos indican que no todas son eventos
negativos. En estos casos, las rejas son dispositivos de mediación que
pueden llegar a generar una gradación positiva del espacio, desde lo
privado a lo público.

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Discusión

¿Por qué proliferan las rejas y muros en Lima?

La producción de rejas y muros en Lima puede explicarse desde diversos


enfoques:

- El modelo urbano neoliberal a nivel global

En “La Ciudad Genérica”, Rem Koolhaas expone que lo genérico


constituye el paradigma de la ciudad tardo-capitalista actual en su
totalidad (Koolhaas, 2006), por lo que las ciudades se parecen cada
vez más a un “no-lugar” (Augé, 1993), sin cualidades ni historia, donde
la urbanidad es evacuada, y por tanto, el espacio público abandonado.
Esto se debe en gran medida al individualismo y a las crecientes
desigualdades sociales de las sociedades capitalistas, donde se establece
una relación binaria de centro y periferia (De Cauter, 2004), entre
ricos y pobres. Esta diferenciación geográfica, que se viene dando a
nivel planetario en los últimos siglos (p.ej. países occidentales y sus
colonias), se ha trasladado a las ciudades contemporáneas, dando
pie a la “sociedad dual” (Davis, 1998). Los fenómenos de exclusión se
evidencian a través de la fortificación y la militarización de los espacios
(condominios, malls, etc.), que dan como resultado un urbanismo
heterotópico (Foucault, 1997), un archipiélago de entidades insulares
donde el espacio público -el resto-, se percibe caótico e inseguro. Cuanto
más fea y sombría sea la realidad en el exterior, más dominará la realidad
representada (Debord, 1964), también denominada “hiperrealidad” o
“disneyficación” de la ciudad (Baudrillard, 1978), y más se entenderá el
espacio público como algo que queda fuera del consciente urbano. Las
rejas y muros se convierten así en “factor arquetípico de la arquitectura
y el urbanismo del siglo XXI” (De Cauter, 2004 p. 45), ya que son las
herramientas que hacen posible estas entidades insulares “seguras”.

Para Keneth Frampton (2020), la arquitectura contemporánea hace


parte de este modelo:

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Elevados en autopistas o en plataformas peatonales, o bien secuestrados


tras verjas de seguridad, nos vemos obligados a atravesar grandes
superficies de espacio urbano abstracto e inaccesible del que no
podemos apropiarnos (…), nos enfrentamos a plazas cuyo hipotético
estatus público está viciado por la vacuidad del contexto; o si no, se
nos encauza por calles vaciadas de toda vida pública. (Frampton,
2020, p. 102)

- La historia del Perú, una sociedad fragmentada.

Perú arrastra a lo largo de sus 200 años de historia republicana, una


serie de problemas estructurales (políticos, económicos, sociales y
culturales) derivados de su condición post colonial, a los cuales se han
referido muchos pensadores locales, desde José Carlos Mariátegui
hasta Julio Cotler. Jorge Basadre (1968) los resume claramente: el
Estado empírico y el abismo social. Ochenta años después, esta tesis
sigue vigente. Las enormes desigualdades separan e impiden que
se llegue a consolidar la nación como una unidad. Tal como hemos
venido diciendo con Lefebvre, una sociedad fragmentada produce un
espacio fragmentado, a la vez que un espacio fragmentado refuerza la
fragmentación social.

La fragmentación está inserta profundamente en el imaginario colectivo


peruano. Desde el descuartizamiento de Túpac Amaru a manos de la
corona española (1781), a la explosión del cuerpo de María Elena Moyano
por parte de Sendero Luminoso (1992): los cuerpos y los territorios,
así como los anhelos de libertad, han sido históricamente separados.
El “huaqueo”, la costumbre de recoger restos arqueológicos y llevarlos
a casa, sin intentar reunir las piezas, es una especie de fetichismo del
fragmento en el que subyace la esperanza de una mágica reunión. Esto
nos lleva al mito andino del Inkarri, la muy extendida creencia de que
los restos del inca, dispersos por los 4 suyos, se juntarán de nuevo y
renacerá el Tahuantinsuyo.

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Lefebvre (1969) afirmaba que la ciudad es la sociedad inscrita en el suelo.


Lima es la materialización de la historia de fragmentación del Perú, y
los dispositivos de esa fragmentación son la reja y el muro. Las rejas
limeñas vienen de la tradición colonial, existe una estética popular de la
reja, el muro es elemento importante de la arquitectura precolombina
y ocupa un lugar en la reflexión proyectual de los arquitectos peruanos
contemporáneos. Pero más allá de consideraciones objetuales, desde una
dimensión simbólica, su posicionamiento como producto y productor
de espacio en Lima data de los últimos 40 años (Chión, 2002).

En los ochenta, la guerra interna y la crisis económica generaron un


clima de miedo y encierro generalizado. En los noventa, la dictadura
fujimorista abrazada al modelo neoliberal reforzó el individualismo,
la privatización y el aislamiento. La “ciudad genérica” se arraigó
fuertemente en Lima, produciendo cada vez más fragmentación, con
centralidades compuestas por espacios privados de uso público, como
los malls, extremadamente protegidos por muros y rejas. En la década
del 2000, el crecimiento macroeconómico contrastó con el aumento de
la percepción de inseguridad ciudadana, consolidando nuevos miedos.
Y durante la última década se ha evidenciado la crisis generalizada del
espacio público, tras lo cual ha empezado a revalorarse y debatirse.
En este proceso post desborde popular (Matos Mar, 1986), en el que
se originaron las “nuevas Limas” gravitando en torno a un centro,
se consolida una ciudad policéntrica (Ludeña, 2013), que no llega a
conformar un sistema integrado: la ciudad archipiélago.

Se ha impuesto una suerte de ideología de la reja limeña: una fe ciega


en que este artefacto protector y disuasivo reducirá la inseguridad
liberándonos del contacto con el otro, a quien tememos, no sólo en
tanto criminal, sino simplemente por ser diferente. La criminalización
del “otro” parece justificar la proliferación de rejas en la ciudad. A
menudo, con la excusa de la seguridad, se impide la libre circulación
de personas ajenas al vecindario. Pablo Vega Centeno (2017) observa
una nueva distinción entre “habitantes” y “transeúntes”: unos entran
con llave, otros no son bienvenidos.

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Las rejas y muros son, entonces, producto de una historia de discriminación,


segregación y desigualdades, y entendidos acríticamente, pueden ser
productores de su continuidad.

- ¿Un mundo seguro, o un mundo libre? La sociedad del riesgo.

Las teorías que se basan en la hipótesis de la sociedad del riesgo,


afirman que las sociedades actuales tienen sentimientos profundos
de inseguridad o incertidumbre sobre la vida en general (Beck, 1992).
Ese estado anímico generalizado provoca una especial sensibilidad
hacia el miedo al delito en una sociedad cada vez más urbana.
Este estado de “peligro” permanente que se refleja en la detección
continua de amenazas, provoca miedo y ansiedad, y a su vez signos y
comportamientos derivados, como la aparición de rejas y muros. La
condición urbana implica siempre un nivel de riesgo (Borja, 2003), por
lo que una ciudad-segura es un oxímoron, a pesar de que tratemos de
mediarla con medidas de seguridad que eliminan las sorpresas y crean
entornos predecibles. El miedo al delito y sus signos y comportamientos
asociados, generan una peor calidad urbana, una pérdida relevante del
potencial sociabilizador de la ciudad y la afectación del derecho a la
ciudad (Lefebvre, 1969).

El miedo al riesgo de lo urbano parece disiparse viviendo en comunidad.


Según Bauman, “ahí afuera, en la calle, acechan todo tipo de peligros
(…) aquí dentro, en comunidad, podemos relajarnos, nos sentimos
seguros” (Bauman 2003, p. 7-8). “La comunidad representa el tipo de
mundo al que, por desgracia, no podemos acceder, pero que deseamos
con todas nuestras fuerzas habitar” (Bauman 2003, p. 9). Pero “el
privilegio de estar en comunidad tiene un precio (que) se paga con
la moneda de la libertad” (Bauman 2003, p. 11). Lo que nos promete
seguridad, parece privarnos de libertad.

Las contradicciones intrínsecas a la búsqueda de seguridad han


llevado al mundo entero a construir vallas y muros en diferentes
escalas, dividiendo países, regiones, ciudades, barrios y hasta calles.

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Pero todos ellos, lejos de traer la anhelada paz y tranquilidad, han


intensificado los conflictos. Y una vez se construyen, no hay vuelta
atrás: las consecuencias psicosociales son una huella imborrable. Los
alemanes usan la expresión mauer im kopf: un muro que sobrevive
durante un tiempo ilimitado dentro de la cabeza; e incluso hablan de
mauerkrankheit, la “enfermedad del muro”: tendencia a la psicosis,
esquizofrenia, fobias y un mayor riesgo de suicidios de la población
que convive con muros y vallas.

- Arquitectura sin arquitectos, espacio público sin Estado.

La exposición “Architecture without Architects” del MoMa de Nueva


York (1962), curada por Bernard Rudofsky, mostraba un compendio
de imágenes de arquitectura popular de todo el mundo, en las que
se podía apreciar su riqueza artística, funcional y cultural, ideada y
ejecutada por la propia población, sin la participación de arquitectos.
Por entonces Lima se expandía desmesuradamente. Las barriadas,
que ocupan el 70% de la ciudad (Matos Mar, 2012), se han producido
a través del conocimiento, la inventiva y las leyes populares, como
los casos expuestos en el MoMa. Una vez trazado el futuro espacio
público, las tierras invadidas se parcelan y ocupan con pequeñas
construcciones, que evolucionan hasta consolidar la trama urbana. Así,
han ido generando sus propios códigos formales, contratos sociales y
culturales, y su espacio. En este proceso de aprendizaje compartido, la
población limeña ha empleado diversos dispositivos arquitectónicos,
entre los cuales están las rejas.

Según Habraken (1998), el control es la capacidad que tienen las personas


de transformar el entorno habitado. En los barrios populares limeños,
donde la presencia del Estado es baja o nula y la intervención de arquitectos y
urbanistas poco común, las rejas toman protagonismo en la producción del
espacio. Como hemos ido anotando, las rejas son el dispositivo empleado
por parte de la ciudadanía para generar espacios habitables compartidos
y dotar de profundidad territorial (Habraken, 1998) a su entorno: generar
espacios intermedios que van desde lo privado hasta lo público.

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Ante la falta de control por parte del Estado, ciertas calles pasan a ser
controladas por el propio vecindario, con el objetivo de producir un
espacio común a escala humana, donde las diversas personas puedan
interrelacionarse y realizar actividades protegidas del tráfico rodado.
Este intento por crear un espacio semi-público parece mostrar el
camino a arquitectos y urbanistas, para la creación de super-manzanas
peatonales. Lo mismo se puede decir de los espacios semi-privados en
los frentes de las viviendas. Más que una renuncia al espacio público,
las rejas se convierten en una mediación entre lo doméstico y lo público:
es el dispositivo que permite controlar el espacio exterior de la vivienda
y vincularlo a un espacio público dotado de vigilancia natural.

Como vemos, no todas las rejas tienen un carácter negativo. Algunas


parecen indicar el anhelo por generar espacios intermedios y comunes.
Arquitectos y urbanistas deberían decodificar estas señales y generar
dispositivos arquitectónicos alternativos a las rejas, elementos menos
agresivos que cumplan la misma función sin la carga simbólica negativa,
con el fin de consolidar estos espacios que dotan de riqueza espacial
a los barrios. En el caso de estudio se trabajó con esta lógica: unas
estructuras lúdicas cumplen la misma función que tendría una reja
(figura 3), de impedir el paso de automóviles, pero sin cerrar el paso
de las personas ni definir una línea que separe rígidamente exterior e
interior. Se trata de un borde difuso y amable.

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Figura 3: Estructuras lúdicas. Fuente:CCC

¿Qué podemos hacer para reducir las rejas y muros?

Durante las décadas de 1970 y 1980 se produjo un fuerte debate en


torno al papel del urbanismo peruano, en un contexto de boom
migratorio hacia Lima (Matos Mar, 1986). Una corriente reivindicaba
el rol del Estado para proveer de alojamiento a los nuevos ciudadanos,
a través de planes urbanísticos y conjuntos habitacionales (Calderón,
2005); la otra, asumiendo la imposibilidad de ese reto, apostaba por
darle herramientas a la población para que produjera su vivienda y
hábitat (Turner y Corral, 1977). La primera apostaba por una vía top-
down con políticas de vivienda, mientras que la segunda apoyaba un
camino bottom-up de participación ciudadana. Una tercera, anterior
(Córdova, 1958), postulaba que antes había que resolver las condiciones
de subdesarrollo en la base.

El propósito de reducir la presencia de rejas y muros debería afrontarse


a través de estas posturas simultáneamente. No creemos que retirar

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rejas por dictamen genere un nuevo contrato social, pero tampoco se


trata de dejar que la gente resuelva sola sus problemas, ni esperar a
acabar con los problemas estructurales, porque se trata de una relación
dialéctica: las rejas y muros son evidencia, causa y consecuencia del
miedo al delito. La percepción de inseguridad debe ser mitigada a
través de políticas que mejoren el entorno físico-espacial y el social-
económico (top-down), pero sin renunciar a estrategias desde el propio
barrio a través de la implicación activa del vecindario (bottom-up).

El Proyecto Fitekantropuspuso en práctica esta doble vía, donde


consideramos fundamental:

- Estructurar la ciudad para recuperar el espacio público.

El espacio público, esencia de la ciudad, es parte de un sistema


complejo, y debe relacionarse con sus diferentes escalas, desde la
territorial a la micro-urbana. La ciudad debe establecer una jerarquía
clara de los diferentes sub-sistemas, lo que supone una buena cohesión
(centralidad), movilidad (se evita la segregación) y visibilidad (el mapa
mental de la ciudadanía abarca toda la ciudad) (Borja, 2003). El sistema
de espacios públicos debe ser jerárquico, con una amplia variedad
de lugares, cuyos usos, formas y ambientes son a la vez específicos
y complementarios entre sí, los cuales aseguran la continuidad, la
accesibilidad y la conexión en la ciudad. Una densidad poblacional
adecuada, acompañada de una compacidad edificatoria en torno
al 50% en los barrios, ayudan en la sostenibilidad de los diferentes
sistemas urbanos y a la vitalidad del espacio público. Asimismo, los
barrios deben estar integrados en el sistema territorial general, generar
diferentes tipos de espacio a escala barrial (privado, semi-privado,
semi-público, público) que interactúen, y un entorno de calidad en
una escala micro-urbana (confortable, vibrante y seguro). El resultado
debe ser una estructura urbana legible y al mismo tiempo compleja
desde un punto de vista utilitario y perceptivo, que evite la tentación
de privatizar espacios públicos o deteriorarlos.

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En este sentido, el caso de estudio desarrolló una serie de “proyectos


palanca” como la consolidación del corazón del barrio con la (re)
construcción del Centro Cultural Comedor San Martín y la mejora del
Parque Tahuantinsuyo, la extensión de un eje de conexión longitudinal
con el Paseo de la Cultura FITECA, y una red de parques lúdicos a lo
largo de un eje conector en la zona alta del barrio.

- Desarrollar estrategias urbanas y arquitectónicas que prevengan


del delito y el miedo al delito

La teoría de la Prevención del Delito a través del Diseño Ambiental o


CPTED (Cozens, 2015) propone seis medidas para mitigar el delito y el
miedo al delito en los entornos urbanos, que se retroalimentan:

a) Vigilancia natural y líneas de visión: la vigilancia natural es ejercida


por la propia ciudadanía, a través de los ojos en la calle de los transeúntes,
los comerciantes o los vecinos (Jacobs, 2011), y es la que genera la
sensación de poder ser auxiliados. Las líneas de visión permiten a las
personas tener un control visual del entorno por el que transitan.

b) Accesibilidad y movilidad: lugares con rutas, espacios y accesos


bien definidos que proporcionan una movilidad adecuada que no
compromete la seguridad de las personas. La movilidad y la accesibilidad
se ven seriamente afectadas si existen elementos y espacios que actúan
como predictores de movimiento o puntos de atrapamiento (túneles o
callejones estrechos).

c) Territorialidad: lugares que promueven sentido de pertenencia,


respeto, responsabilidad territorial y comunidad. Alentar a las
personas a que se sientan responsables de su entorno puede ser una
contribución importante a la prevención del delito. Para ello deben
estar bien definidos tanto los espacios públicos como los comunales
de carácter semi-privado o semi-público. Los espacios vecinales semi-
públicos, o los espacios intermedios semi-privados entre la casa y la
calle generan interacción y vigilancia hacia la calle (Gehl, 2006).

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d) Protección física: Lugares que incluyen elementos de seguridad


necesarios y bien diseñados. Se trata de medidas que dificultan la
comisión de infracciones e infunden sensación de seguridad en la
ciudadanía. Debe considerarse de manera integrada, poniendo las
anteriores medidas en primer lugar (vigilancia natural, movilidad
y accesibilidad, y territorialidad), de lo contrario, puede afectar
negativamente. La presencia indiscriminada y no integrada en el diseño
urbano de elementos de seguridad (muros, cámaras, tranqueras, etc.)
puede crear un efecto fortaleza que genere más sensación de inseguridad.

e) Actividad humana y mezcla de usos: Promover la actividad humana


lícita en el espacio público, provee de presencia de personas (ojos) en
la calle, lo cual reduce la posibilidad de cometer delitos y fomenta la
sensación de seguridad. Una combinación compatible de usos y un mayor
uso de los espacios públicos apoya la presencia constante de personas en
la ciudad. Que los usos estén destinados a personas de diferentes edades,
sin segregarlas, asegura que el espacio sea usado en distintos horarios.

f) Diseño, gestión y mantenimiento: Un espacio público atractivo y de


buena calidad que sea percibido como bien mantenido y cuidado por la
administración pública y el vecindario. El buen diseño y mantenimiento
mejora su imagen, fomenta un mayor uso, promueve un mayor respeto
por el medio ambiente y reduce la probabilidad de delincuencia o
vandalismo. Un espacio mal mantenido y vandalizado denota falta de
control por parte de la comunidad y el Estado, lo cual genera mayor
inseguridad a las personas.

En el caso de estudio se han aplicado diversas estrategias y tácticas


para mitigar la percepción de inseguridad en el espacio urbano, que
no consisten en acciones de retiro inmediato de rejas y muros, sino en
procesos que generan las condiciones para su retiro o transformación.
Así, en el Parque Tahuantinsuyo, en torno al Centro Cultural (C.C.),
que cuenta con un comedor, huerto comunitario, biblioteca y Sala de
Usos Múltiples, se ha venido dando una territorialidad positiva: el
local ha pasado de ser un edificio totalmente defensivo y cerrado a su

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contexto (figura 4), a convertirse en el corazón del barrio abierto al


espacio público (figura 5). Con este gesto se consolidan los deseos de
los vecinos por generar un espacio defendible, impidiendo el tránsito
de vehículos a motor, generando presencia de personas y consolidando
las actividades lícitas en la calle. La percepción positiva del entorno
del C.C. atrae a personas de diversos sectores y de todas las edades,
lo cual genera vigilancia natural e interacción social. Asimismo, el
C.C. y su espacio circundante generan una yuxtaposición geográfica
(Newman, 1972), ya que irradia o influye en la seguridad de los
espacios adyacentes y viceversa.

Las condiciones generadas para producir este espacio público no solo


han abierto espacios eliminando muros, sino que evitan la aparición de
nuevas rejas o muros. En el huerto-patio de ingreso, una reja reemplazó
a un antiguo muro ciego: su transparencia genera ojos en la calle, y al
estar hecha con rejas antiguas y piezas de cocinas y refrigeradoras del
viejo comedor, recicladas, genera pertenencia simbólica y memoria
positiva. Protege el espacio privado no separando sino más bien
vinculándolo con el espacio público, como un borde permeable.

Otro ejemplo aplicativo es la apertura de muro del comedor y el colegio


próximo. En el proceso participante se diagnosticó el problema de
inseguridad y se definió como estrategia “abrir la caja”. Se diseñaron
unas pequeñas ventanas que permitieran a las socias del comedor ver
lo que sucede en el parque mientras cocinan. Sin embargo, esto no fue
posible hasta que las condiciones estuvieron dadas. Entre el diseño y
el visto bueno para su ejecución pasaron 5 años, en los que el espacio
público exterior se fue co-produciendo. Fue gracias a la sensación inicial
de apropiación del espacio, ya ocupado sobre todo por niños, que cesó el
miedo a las ventanas, cuya apertura consolidó la seguridad del espacio,
tanto en el exterior como en el interior. Lo mismo viene sucediendo con
el colegio, ubicado frente al parque pero cerrado con muros ciegos por
las mismas razones. Ahora que se ha recuperado el exterior, se empieza
a pensar que sí es posible reemplazar dicho muro por unas rejas lúdicas.

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Figura 4: Comedor. Fuente: CCC

Figura 5: Centro Cultural. Fuente: CCC

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Todas estas acciones han hecho que el espacio público tenga actividad
incluso a las noches (figura 6), algo impensable poco tiempo atrás.

Figura 6: Actividad nocturna. Fuente: CCC

- Desarrollar estrategias que fomenten la integración y la cohesión


social

Estas medidas deben estar acompañadas por ciertas condiciones sociales.


Los lazos entre las diferentes personas de un vecindario, el acuerdo
en los valores compartidos, la confianza en los demás y la capacidad
para resolver problemas comunes favorecen el bienestar y mitigan la
inseguridad. El control natural de la comunidad favorece la convivencia
y dificulta los actos incívicos y delictivos, ya que se generan mecanismos
sociales que dan seguridad y protección a aquellas personas que
interpelan y reprenden a los incívicos y delincuentes (Ross & Jang, 2000).
Llevándolo al extremo, un espacio defendible (Newman, 1972) puede
convertirse en ofensible (Atlas, 1991) si no existe organización social

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Collantes Gabella, E. y Vera Cubas, J. Producción de rejas y muros en....

(Bursik, 1988), integración social y cohesión en los barrios (Covington


& Taylor, 1991; Garofalo & Laub, 1978), ya que los delincuentes utilizan
precisamente estrategias como el control de los accesos, la vigilancia
y la territorialidad para quebrar la ley y desarrollar con seguridad sus
negocios ilegales. Así pues, la cohesión social, la interacción comunitaria,
la cultura de comunidad y la capacidad de respuesta ante los problemas
comunes son imprescindibles para que las estrategias CPTED sirvan
para reducir el delito y el miedo al delito (Saville & Cleveland, 1997).
También serán importantes la escala humana, los lugares de encuentro,
la identidad de barrio y la inclusión (Cozens & Love, 2015).

El caso de estudio ha evidenciado que una mejora de las condiciones


sociales favorece la percepción de seguridad. Las condiciones generadas
en el espacio físico van acompañadas de un trabajo en el espacio social.
El C.C. es la base para generar organización social, y por tanto, objetivos,
valores y normas sociales comunes, que son la base para mantener un
control social informal. Iniciativas como FITECA, “Aprendiendo en el
Barrio”, la “Biblioteca Fitekantropus” y los “Domingos Comunitarios”
(figura 7), fomentan la integración social y la cohesión del barrio,
incluso generan un sentimiento de pertenencia (Fernández, 2020). Así
se ha conseguido generar lazos sociales y disminuir la preocupación
comunitaria.

- Reducir la sensación de vulnerabilidad personal.

El entorno urbano es complejo e impredecible, Precisamente en esta


impredecibilidad radica la riqueza de la ciudad, el factor sorpresa
y cierto sentido de aventura son necesarios (y recomendables)
para que nuestro entorno no se torne aburrido. La percepción de
impredecibilidad y la tolerancia ante las sorpresas es diferente en cada
persona. El espacio público, por definición, es un lugar donde cualquier
persona puede estar y transitar libremente y sin miedo. Para ello, es
imprescindible generar ciertas condiciones sociales positivas (cohesión
social, integración, cultura de comunidad, etc.), pero también políticas
públicas que ayuden a reducir la sensación de vulnerabilidad personal

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Collantes Gabella, E. y Vera Cubas, J. Producción de rejas y muros en....

(Rountree & Land, 1996) y fomentar la emancipación de la ciudadanía,


sobre todo en aquellos sectores sociales donde más se evidencian la
percepción de miedo al delito: mujeres, personas mayores, minorías
étnicas y personas económicamente vulnerables (Taylor & Covington,
1993). Para ello es imprescindible pensar la ciudad con perspectiva de
género.}

Figura 7: Domingos Comunitarios. Fuente: CCC

El caso de estudio demuestra que el trabajo integrado en el espacio


físico y social contribuye a que las personas del barrio tengan una mayor
confianza en ellas mismas y en los demás, reduciendo la sensación
de vulnerabilidad personal. Es importante subrayar la participación
activa de las mujeres del Comedor Popular en todo el proceso, lo cual ha
contribuido a repensar el espacio público con perspectiva de género. El
proyecto tiene una repercusión mediática positiva, lo cual contribuye
a mejorar el estado emocional de las personas del barrio, y por tanto a
reducir la percepción de inseguridad (Figura 8).

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Collantes Gabella, E. y Vera Cubas, J. Producción de rejas y muros en....

Figura 8: Espacio seguro. Fuente: CCC.

Conclusiones

El análisis realizado muestra que las rejas y muros son producto y


productores de inseguridad, y aparecen en todas las escalas de la ciudad:
a escala territorial separando distritos ricos y pobres, a escala barrial
generando condominios y calles privadas, a escala arquitectónica
enclaustrando casas o edificios dotacionales, incluso a escala micro-
urbana resguardando objetos. Estos dispositivos generan entidades
urbanas aisladas (una ciudad archipiélago), lo que supone el abandono
del espacio público, y en consecuencia mayor inseguridad.

Las razones de su aparición son múltiples y transversales: problemas


propios de la ciudad tardo-capitalista, problemas estructurales de
una sociedad desigual y fragmentada como la peruana, sentimientos
profundos de inseguridad o incertidumbre propios de la sociedad
global actual, o lógicas de producción de espacio específicas de los
barrios populares de Lima.

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Collantes Gabella, E. y Vera Cubas, J. Producción de rejas y muros en....

El Proyecto Fitekantropus en La Balanza (Comas, Lima) ha demostrado


que para enfrentar el fenómeno de la inseguridad es necesario actuar
de manera multiescalar y transversal en procesos físicos y sociales. Para
ello es importante estructurar el tejido urbano y desarrollar estrategias
y tácticas urbanas en el espacio público, pero también fomentar la
integración y la cohesión social de los barrios y reducir la sensación
de vulnerabilidad personal. Queda claro que el trabajo del arquitecto
no consistiría en condicionar el diseño, sino en diseñar las condiciones
para que un evento ocurra (Tschumi, 1983). La recuperación del espacio
público y la reducción de la percepción de inseguridad van de la mano y
son condiciones necesarias para mitigar la presencia de rejas y muros.

El resultado positivo del caso de estudio abre una vía para la acción-
investigación a más largo plazo, en la cual será imprescindible generar
herramientas de medición que valoren las acciones de mejora de la
ciudad y por tanto la reducción de la inseguridad.

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Plaza, M. et al. Es de nadie, pero es de todos/as. Prácticas que recuperan el espacio y la comunidad.

Es de nadie, pero es de todos/as:


prácticas que recuperan el espacio
y la comunidad
María Jesús Plaza Hernández
Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
jesu.plaza.h@gmail.com

Carolina Osorio Delgado


Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
carolina.osorio25@gmail.com

Valentina Alvear Kayiza


Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
valentina.alveark@gmail.com

Catalina Hernández Santander


Pontificia Universidad Católica de Valparaíso
catalinasofia.hs@gmail.com

Resumen

La ciudad de Valparaíso (Chile) presenta problemáticas socioambientales


de déficit de áreas verdes y espacios públicos, así como espacios vecinales
severamente degradados. Estudiar y visibilizar experiencias exitosas de
recuperación socioambiental de espacios públicos contribuye a desarrollar
soluciones heterogéneas y locales a estas problemáticas urbanas. Esta
investigación se centró en identificar y analizar las prácticas implementadas
por una organización que lidera la creación de un parque comunitario ecológico
por medio de autogestión comunitaria. Desde un enfoque cualitativo, biográfico
y mediante análisis de contenido, se analizó la trayectoria histórica de las
prácticas de la organización, lo que aportó a su concientización y la elaboración
discursiva de sus consecuencias tanto en la infraestructura del parque como
en el fortalecimiento del tejido social y cambio cultural respecto del cuidado
del espacio. Además, este estudio de caso distingue prácticas organizativas y
ambientalistas, orientadas al proyecto de recuperación del espacio. Se concluye

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Plaza, M. et al. Es de nadie, pero es de todos/as. Prácticas que recuperan el espacio y la comunidad.

que el diseño metodológico permitió co-construir con la organización el estudio


situado de sus prácticas, estableciendo relaciones multidimensionales entre éstas
y diversos ámbitos involucrados en este caso de recuperación de espacio público.

Palabras clave: prácticas organizativas, espacio público, recuperación


socioambiental, tejido social, parque ecológico comunitario.

Resumo

A cidade de Valparaíso (Chile) apresenta problemáticas socioambientais de falta


de áreas verdes e espaço público, como também espaços vicinais severamente
degradados.Estudareviabilizarexperiênciasexitosasderecuperaçãosocioambiental
de espaços públicos contribui a desenvolver soluções heterogêneas e locais para
estas problemáticas urbanas. Esta investigação se centrou na identificação em
identificar e analisar as práticas implementadas por uma organização que lidera a
criação de um parque comunitário ecológico por meio da autogestão comunitária.
Desde um enfoque qualitativo, biográfico e mediante análises de conteúdo, foi
analisada a trajetória histórica das práticas da organização, o que aportou para
sua conscientização e a elaboração discursiva de suas consequências tanto na
infraestrutura do parque como no fortalecimento do tecido social e o cambio cultural
respeito ao cuidado do espaço. Além disso, este estudo de caso diferencia práticas
organizativas e ambientalistas, orientadas ao projeto de recuperação do espaço.
Se conclui que o desenho metodológico permitiu co-construir com a organização
o estudo situado de suas práticas, estabelecendo relações multidimensionais entre
elas e diversos âmbitos envolvidos neste caso de recuperação de espaço público.

Palavras-chave: práticas organizativas, espaço público, recuperação


socioambiental, tecido social, parque ecológico comunitário.

Introducción

Tanto global como localmente, toda ciudad enfrenta desafíos


socioambientales. Dos de las problemáticas que Valparaíso enfrenta en
este sentido son, por una parte, la degradación de espacios circundantes a
los barrios en los cerros de la ciudad (microbasurales), y por otra el déficit

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Plaza, M. et al. Es de nadie, pero es de todos/as. Prácticas que recuperan el espacio y la comunidad.

tanto de áreas verdes como de espacios públicos. Lo anterior, sumado a


la insuficiente normativa para regular tanto el área como las condiciones
adecuadas de los espacios públicos del país (Cámara Chilena de la
Construcción [CChC], 2018), da cuenta de estándares mínimos de áreas
verdes de uso público no garantizados institucionalmente, dificultando la
calidad de vida y articulación social de quienes habitan esta ciudad.
Un estudio reciente (Sistema de Indicadores y Estándares de Desarrollo
Urbano [SIEDU], 2019) define como estándar ideal un mínimo de
10 m2 de áreas verdes por habitante, mientras que Valparaíso sólo
cuenta con 1,27 m2/h de plazas y parques públicos. En comparación
con el estándar de espacios públicos propuesto por la Organización de
Naciones Unidas (ONU) de 60 m2/h, Valparaíso sólo dispone de 3,2
m2/h de espacio público total (Gómez, 10 de julio de 2018).

Afortunadamente, existen iniciativas de recuperación de espacios lideradas


por distintos agentes, tanto gubernamentales como comunitarios.
Conocer las experiencias de comunidades que lideran sus procesos de
recuperación de espacios públicos a través de formas particulares de
organización comunitaria, se vuelve relevante para esta investigación en
tanto permite acceder a maneras heterogéneas y situadas de resolución
a las problemáticas planteadas, enfatizando el conocimiento local de las
comunidades implicadas en dichos procesos de transformación.

Estudios anteriores en este ámbito, dan cuenta de la relación entre


el concepto de habitabilidad y calidad de vida en espacios públicos
urbanos (Alvarado, Adame y Sánchez, 2017; Moreno, 2008);
significación de espacio público y acción política desde el cuidado
comunitario de espacios comunes (Berroeta y Rodríguez, 2010);
significaciones de espacio público frente a transformaciones urbanas
(Berroeta, Carvalho y Di Masso, 2016); experiencias comunitarias de
construcción de lo común en contextos diversos desde el territorio
urbano (Gálvez, Berroeta, Castro, Vergara y Alarcón, 2018), ya sea
desde espacios marginalizados (Ochoa, 2004) como también desde
experiencias comunitarias de apropiación de espacio urbano con
énfasis en soberanía alimentaria (Del Viso, Fernández y Morán,

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2017). Respecto de las prácticas colectivas de una organización, se


reportan experiencias que apuntan a estrategias de mejora de calidad
de vida barrial (Calzadilla, Price, Riveros y Mateo, 2000); prácticas
de resistencia en situación de defensa cultural, ambiental y territorial
(Tello, 2018); y prácticas específicas de preservación comunitaria,
cultural y alimentaria (Pompoza, Navarro, Pérez y Flores, 2017).
A partir de las experiencias previamente reportadas y la realidad
del territorio estudiado, esta investigación se centra en articular la
interrelación entre la noción comunitaria de espacio público, el quehacer
o las prácticas particulares de las organizaciones que atraviesan un
proceso autogestionado de recuperación territorial y el aporte de las
experiencias de afrontamiento de conflictos socioambientales.

La identificación y sistematización de dichas prácticas, puede contribuir


tanto a complementar la comprensión de la relación entre espacio
público y gestión organizativa comunitaria, como también a visibilizar
tanto intra como extra organizacionalmente, las formas particulares
de hacer que se despliegan en espacios recuperados para y por las
comunidades. Esto, en función de un aprendizaje para las mismas en
sus procesos de recuperación socioambiental, ampliando el repertorio
de soluciones conocidas a la problemática planteada.

En concordancia, el presente estudio se centró en la experiencia de


recuperación socioambiental autogestionada de un espacio comunitario
para la ciudad, hoy Parque Escuela 36 (en adelante, el Parque), proyecto
que ha sido liderado desde el año 2012 por una organización funcional
territorial en particular (en adelante, META u Organización). Con el
objetivo de analizar sus prácticas organizativas y la trayectoria de éstas
en el proceso de transformación del espacio, desde una perspectiva
biográfica, esta investigación se orientó a responder ¿qué prácticas
organizativas ha implementado META durante el proceso de
recuperación de Parque Escuela 36?

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Plaza, M. et al. Es de nadie, pero es de todos/as. Prácticas que recuperan el espacio y la comunidad.

Dimensiones de la recuperación de un espacio comunitario

Construyendo un espacio público comunitario

Dentro de los conceptos teóricos relevantes destaca el de espacio


público, entendido como espacios de la ciudad donde hay experiencias
compartidas que son cualificadas y dotadas de sentido e identidad por
las particularidades y la práctica social allí desarrollada (Pino, 2015).
Esta noción va más allá del ordenamiento jurídico, que lo establece como
un “bien nacional de uso público, para la circulación y esparcimiento”
(Ley General de Urbanismo y Construcción [OGUC] citado en Pino,
2015, p.128), distinguiendo legalmente lo público de lo privado.

En concordancia con Pino (2015), el aspecto público del espacio no


refiere sólo a su dimensión física, sino que es comprendido como lugar
significado y construido socialmente. En este sentido, el concepto de
apropiación espacial de acuerdo a Berroeta (2007, p.275) propone
que “el entorno urbano supera los aspectos físicos para adoptar una
dimensión simbólica y social. Se lo conceptualiza como un producto de
la acción, fruto de la interacción entre las personas y el espacio público
compartido”. De esta manera, la recuperación comunitaria de un espacio
constituye una forma de reapropiación física, simbólica y social.

Complementariamente a la noción anterior, recuperación refiere a


proyectos de transformación para el mejoramiento de un espacio en desuso,
degradado o inhabilitado (Lipthay, 2009). De este modo, un espacio
público recuperado es considerado como tal si cumple con la condición
de ser un espacio para la comunidad, donde las personas puedan realizar
actividades que les permitan socializar y recrearse, entre otros (Vidal
y Martínez, 2012). Estos procesos de recuperación son heterogéneos
y pueden ser gestionados por las propias comunidades, quienes, al
transformar y recuperar espacios, despliegan acciones particulares
hacia este objetivo en un territorio específico, dotándolo de significado,
identidad y utilidad (Correa, 2013). De esta forma, la noción de espacio se
vuelve esencial para situar las prácticas comunitarias, y fundamentar los

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procesos de transformación que allí ocurren (Berroeta, 2007).

En contrapunto con la significación de espacio público como bien


comunitario, también operan sobre el territorio mecanismos
administrativos fundados en los intereses del sistema político-
económico neoliberal dominante (Machado, 2012), orientados a
facilitar y operativizar su rentabilización. Desde la consolidación de
un estilo de desarrollo extractivista (Gudynas, 2011), se prioriza la
sobreexplotación territorial como fuente de recursos naturales o como
bienes inmobiliarios. Las consecuencias ambientales y sociales que
esto tiene para las comunidades que los habitan, originan conflictos
territoriales entre sus derechos e intereses basados en el bien común,
versus los intereses de agentes estatales-empresariales que promueven
y reproducen históricamente la lógica extractivista (Svampa, 2012).

De acuerdo a Svampa (2012) estas experiencias de conflictos


socioambientales, muestran un giro ecoterritorial o ambientalización
en la comprensión histórica de las luchas territoriales; desde esta
perspectiva se reconoce la dependencia de las comunidades humanas
al ecosistema en que se asientan, al mismo tiempo que se enfatiza en el
origen estructural de las problemáticas ambientales y el doble impacto
de éstas, es decir, tanto en su dimensión ecosistémica como en su
dimensión social.

Además, este enfoque muestra que la dimensión socioambiental está


siempre vigente, ya sea en zonas urbanas como no urbanas, y pone
en relevancia el papel de los movimientos sociales de resistencia y
recuperación ambiental territorial (Bolados, 2018), sustentados en el
trabajo de comunidades organizadas para la defensa de sus derechos y
el bien común.

Prácticas para la recuperación

Un proceso de recuperación de un espacio degradado, implica entonces


considerar la dimensión socioambiental tanto de la degradación y

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su impacto, así como las prácticas organizativas que desarrollan las


comunidades para el logro de la recuperación en su doble dimensión.
Para introducir el concepto de prácticas, se entenderá a la organización
comunitaria como “grupos organizados de personas que comparten
intereses para cohesionar e integrar a los habitantes en torno a
propósitos comunes” (Carballeda citado en Zambrano, Bustamante
y García, 2009, p.68). Su comprensión implica profundizar en las
relaciones que se generan en estos grupos, incluyendo la historia,
dinámicas relacionales, estructuras organizacionales y las formas de
liderazgo, entendiéndose como procesos y no como componentes
estáticos (Shein citado en Zambrano et al., 2009).

En concordancia, a partir de lo planteado por Fardella y Carvajal (2018)


se comprenderá el concepto de práctica como una unidad social y una
manera de hacer en donde se construye una red híbrida y compleja de
vínculos tanto humanos como materiales. Las prácticas suceden como
producto de la intra-acción entre tres componentes principales: el sentido,
es decir, cómo la práctica es representada y significada; el segundo
son las competencias, el saber-hacer necesario para desarrollarla; y el
tercero es la infraestructura, que alude a la materialidad o recursos que
participan en su despliegue. La práctica trasciende su realización puntual
y posee una historia y trayectoria identificable, siendo también refinable
y versátil, conformando una red compleja y articulada. Finalmente, la
experiencia constante de los componentes de la práctica va conformando
códigos compartidos, esto es, una forma de leer los objetos, sujetos e
infraestructura que tiene un grupo en particular.

Prácticas como forma particular de politicidad

Las formas de hacer de una organización, al desplegarse en el espacio


público dan cuenta de un estilo de accionar particular. Un modo de
entender este despliegue es de acuerdo al concepto de politicidad en clave
femenina planteado por Segato (2016), que alude a una forma histórica y
política de accionar que ha sido propia de las mujeres a lo largo del tiempo.
Ante un estilo de hacer masculino que históricamente ha dominado

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el ámbito público, esta forma de accionar propia de lo femenino ha


sido reservada al espacio privado, configurando estilos de negociación,
gestión y representación focalizados en el ámbito de lo doméstico, de
relaciones de cercanía, de sociabilidad y cuidado de los vínculos.

Frente a la primacía de los intereses del capital en la realidad vigente,


que refuerza el desgaste de los vínculos comunitarios, surge la necesidad
de un actuar colectivo divergente a esta tendencia. Se propone
entonces domesticar la política, proyectando este estilo de hacer en
clave femenina desde lo privado hacia el espacio público, como una
posibilidad de recuperación de los vínculos sociales.

De este modo, hay un potencial de aprendizaje a partir de experiencias


comunitarias que encarnan esta forma de hacer, en un intento de retejer
lo comunitario desde una política de vínculos y cercanías, como una forma
de accionar que es transformadora y reparatoria en el espacio público.

Metodología

Este estudio se enmarca en el paradigma sociocrítico, pues releva la


capacidad de las personas para generar transformaciones sociales,
como sujetos/as activos/as de su conocimiento y gestores de
respuestas a sus propias problemáticas y/o de la estructura social
(Alvarado y García, 2008).

Mediante un enfoque cualitativo y descriptivo, se buscó comprender


las prácticas organizativas de META en su trayecto histórico, desde una
perspectiva biográfica en su aplicación comunitaria (Reyes, Ramírez
y Castillo, 2012); esto permitió identificar y situar temporalmente las
prácticas organizativas a partir del relato de la propia Organización,
para luego realizar su reconstrucción histórica y el análisis de su
trayectoria, intencionando una reflexión co-construida con META.

Se realizó un estudio de caso (Castro, 2010), en el que participaron siete


integrantes de META (seis mujeres y una persona autodefinida como

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disidente sexual1), considerando que fuesen integrantes activas/os de


dicha Organización, y que quisieran ser parte del estudio voluntariamente.

Como consideraciones éticas de la investigación, se firmó un


consentimiento informado al inicio del proceso y se realizó una instancia de
retroalimentación de los datos recabados hasta antes de la última entrevista
participativa; esto con el objetivo de contrastar con la Organización el
análisis preliminar de las investigadoras, reconociendo a META en una
posición activa en el desarrollo del estudio. Finalmente, se realizó una
instancia de devolución y entrega final de la investigación a META.

Técnicas de producción de datos

Como técnica principal de producción de información, se implementó


la historia de vida de tipo acumulada-participativa (Montero, 2006),
perteneciente al enfoque biográfico, y como técnica complementaria se
realizó observación participante. Mediante tres entrevistas participativas
se reconstruyó el trayecto histórico de las prácticas organizativas de
META, desde el relato de las/os participantes de la investigación. Dicho
relato se complementó con cinco observaciones participantes, en cinco
actividades realizadas por la comunidad en el Parque, registradas en
cuadernos de campo individuales.

Procedimiento

En la primera etapa, de recolección de datos, se recabó información de


las dos primeras entrevistas participativas y de las cinco observaciones
participantes, finalizando con un pre-análisis de los datos (Montero,
2006) mediante el cual se logra una primera lectura de esta información.
En una segunda fase, de retroalimentación, se generó una instancia
de devolución y contrastación del pre-análisis con la Organización
(tercera entrevista participativa), la cual aportó nueva información y
permitió la profundización del análisis de los datos. En la última etapa
del procedimiento, se determinaron las categorías finales del estudio.
1 Persona autodefinida como “marica”.

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Las entrevistas participativas tuvieron una duración aproximada de


dos horas, planificadas de acuerdo a un tema central para guiar cada
conversación, abordando desde los orígenes, motivaciones y valores
compartidos en relación al Parque hasta profundizar en el quehacer
de META desde una perspectiva histórica. En la última instancia se
presentó a la Organización la información obtenida hasta ese momento,
creándose un espacio de socialización y retroalimentación del pre-
análisis de los datos.

Técnicas de análisis de la información

Mediante un análisis de contenido categorial (Montero, 2006; Cáceres,


2003), se organizó la información recabada de las transcripciones de
las entrevistas participativas y la triangulación de los cuadernos de
campo, para ser analizados y categorizados.

En el pre-análisis se establecieron dos tipos de unidades de análisis:


acciones e hitos. Las acciones son aquellos hechos, actos u operaciones
que se llevaron a cabo dentro o fuera del Parque por la Organización
y que repercuten en la recuperación socioambiental del espacio. Los
hitos se definen como acontecimientos, eventos o logros en el tiempo,
identificados como significativos para META en su proceso histórico
de recuperación socioambiental del espacio.

Posteriormente, se agruparon las acciones en 16 códigos (Cáceres,


2003) de acuerdo a objetivos similares, denominados aspectos de las
prácticas y entendidos como elementos constitutivos del quehacer
organizacional; éstos se distribuyeron según áreas diferenciadas del
quehacer organizacional y conformaron cuatro categorías finales
(Cáceres, 2003), denominadas prácticas.

En coherencia con la perspectiva biográfica, se elaboró una línea de


tiempo como instrumento de análisis, ubicando los hitos más relevantes
y las acciones previamente identificadas. Esto permitió reconstruir

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históricamente la trayectoria de las prácticas de META en el proceso


de recuperación del Parque. A continuación, la Figura 1 resume el
procedimiento anteriormente descrito.

Figura 1: Procedimiento metodológico. Elaboración propia.

Fuente: elaboración propia

Resultados

Prácticas para la recuperación y sus aspectos particulares

A partir del análisis de la gestión de META, se identificaron cuatro


prácticas: práctica relacional, práctica administrativa, práctica
de participación y práctica ambientalista, cada una conformada
por aspectos diferenciados que caracterizan el quehacer particular

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de la Organización. En primer lugar, la práctica relacional tiene


como propósito construir y fortalecer lazos tanto intra como extra
organizacionales, mientras que la práctica administrativa refiere a la
resolución, operativización y logística del quehacer de la Organización.
Por otro lado, el objetivo de la práctica de participación es involucrar a
la mayor cantidad de participantes posible en las actividades realizadas
en el espacio en recuperación, y, finalmente, la práctica ambientalista
tiene como propósito promover la sustentabilidad ecosistémica y
el cuidado de la naturaleza. A continuación, se muestra un mapa
conceptual de las prácticas y sus aspectos particulares (figura 2).

Figura 2: Mapa conceptual prácticas y aspectos de META

Fuente: elaboración propia

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Recorriendo la trayectoria histórica de las prácticas

Desde una lectura temporal del análisis de los datos, resultaron tres
períodos históricos principales: Período Naif, Período de Pérdida
de la Inocencia y Período de Cambio Cultural, que representan los
principales desafíos atravesados por META durante el proceso de
recuperación socioambiental del Parque. En cada período se analiza
además el despliegue de las cuatro prácticas a través de sus aspectos.
A continuación, se muestra la trayectoria de la práctica de acuerdo a
aquellos aspectos más relevantes en cada período (figura 3).

Figura 3. Trayectoria de la práctica

Fuente: elaboración propia

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Período naif (o de la ingenuidad)

Este período comprende desde el año 2012 al año 2015; caracterizado por
el inicio del despliegue de acciones colectivas enfocadas a la recuperación
del terreno, como la extracción de los residuos no orgánicos acumulados
por más de 35 años y la gestión de recuperación y acopio del agua de
vertiente que fluye bajo la quebrada. El nombre del período se debe a
la percepción, por parte de las integrantes de META, de que en estos
primeros años su accionar guardó un carácter de inocencia.

P42: (…) Estás recuperando un espacio, que está en la comunidad,


así que es para la comunidad, para hacer un huerto, y como así bien
naif.

P1: Naif, bien Heidi.

P4: Bien Heidi, bien ahí “sí, qué lindo el parque”, como que todo el
mundo va a estar feliz, que todos van a ir, que todo va a ser fácil (...)
yo creo que fue el primer golpe, fue el tema del comodato, cuando te
das cuenta que igual es un territorio, que el territorio vale. (Persona
1 y Persona 4, entrevista participativa 2, 1 de octubre de 2019)

En este período, la práctica administrativa refiere a formas de


gestionar la orgánica de META para producir y ejecutar actividades,
eventos y proyectos concretos y en el corto plazo. En el aspecto de
resolución colectiva de esta práctica, los acuerdos se negocian hasta
lograr la decisión unánime, en asuntos que se orientan principalmente
a la recuperación física del terreno para detener su uso como basural e
iniciar la creación de un parque comunitario ecológico. Para el logro de
estos objetivos, se evidencia una estrecha relación entre los aspectos
de liderazgo y de gestión de demandas vecinales, centrándose por una
parte en la convocatoria para la participación intra-META, que en este
período es una agrupación de amigas/os, sin personalidad jurídica,
autogestionada y sin fines de lucro, y por otra en operativizar el anhelo
2 Se utilizará P1, P2, P3, P4, P5, P6 y P7 para representar a las integrantes de META.

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de algunas/os vecinas/os de convertir el espacio en una plaza de juegos


para niñas/os. También se manifiesta incipientemente el aspecto de
gestión burocrática con la tramitación inicial del comodato, y del retiro
municipal de residuos.

P1: Don “X” (...) era el antiguo presidente de la Junta de Vecinos, un


señor muy mayor (...) él y otras personas tenían como su anhelo de
hacer alguna cosa como parque de juegos, como que ya no sea un
basural, pero darle un sentido más de parque. Y por ahí P5 comenzó
a darse cuenta que lo que había que hacer era conseguir el comodato
(...); yo creo que de alguna manera P5 fue un impulso para que la
comunidad o los líderes de esa comunidad, representados por Don
“X”, que eran personas muy viejitas, se movilizaran a hacer cosas
más concretas. (Persona 1, entrevista participativa 1, 7 de septiembre
de 2019)

Dado que la recuperación es un proyecto autogestionado desde la


comunidad, se evidencia la necesidad permanente de involucrar a la mayor
cantidad de participantes posible en la limpieza colectiva del espacio,
propósito fundamental de la práctica de participación en este período.

Complementariamente, para favorecer los vínculos interpersonales


entre dichos/as participantes, META desarrolla la práctica relacional
que, en este período, se evidencia en la repetición de instancias
denominadas de post-jornada: encuentros realizados en un ambiente
distendido, luego de jornadas intensivas de trabajo en el terreno. Esto
es un hábito que, desde el ámbito más privado de la amistad, se amplía a
las acciones colectivas iniciales de recuperación, reforzando el aspecto
de cuidado. Esta práctica también muestra un aspecto estratégico, que
se traduce en gestionar acciones denominadas como performativas
por la Organización, con el propósito explícito de generar cambios en
las prácticas negligentes de la comunidad respecto del uso del espacio
(como lanzar basura).

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P5: (…) Y también para romper esa cadena, lo que hacíamos también
era ir (...) casi que, con nuestras mejores ropas, y casi con la elegancia
máxima a hacer este acto que podría ser sucio, recoger algo de ahí; (…)
como que a la persona [vecino/a que tira basura] le diera vergüenza.
(Persona 5, entrevista participativa 3, 14 de octubre de 2019)

Junto con la limpieza, y dado el carácter profundamente socioambiental


que META infunde en el proyecto de recuperación del espacio,
se evidencia la práctica ambientalista. Esta práctica muestra un
aspecto transversal, la revalorización de residuos y de elementos de
la naturaleza, que se traduce tanto en la reutilización de desechos
transformados en materiales para infraestructura como también
en la recuperación del suelo y del agua de vertiente. El acopio de
esta agua es identificado como un hito importante para META, cuya
gestión administrativa muestra un aspecto de financiamiento que se
caracteriza por la autogestión:

P5: Una tina que la recupera, que fue simbólico igual, porque la
fuimos a buscar a Viña [del Mar] en unos edificios que estaban
demoliendo ahí en una plaza típica. (...)

P1: De nuevo la misma lógica de ir a buscar algo que a nadie, que no


le sirve más, y ahora es la base para recuperar esa agua porque es
como una pequeña represa, (...) cae una pequeña gotita como que es
mínima, se acumula ahí, y de ahí sale hacia el otro lado. (Persona 1 y
Persona 5, entrevista participativa 1, 7 de septiembre de 2019)

En este período, las cuatro prácticas de META se encuentran vigentes en


un estado más bien embrionario, es decir, con una forma de autogestión
generalmente espontánea y centrada en objetivos concretos de mejora
del espacio. Si bien META no estaba aún formalizada legalmente y se
organizó desde un vínculo de amistad previo, hay un objetivo común de
recuperación socioambiental del espacio que comienza a configurarse
como un proyecto a largo plazo, que orienta sus acciones colectivas.

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Período de “pérdida de la inocencia”

Esta etapa comprende los años 2015 y 2016, y fue atravesada por la
defensa del proyecto para asegurar su proyección en el tiempo. Se inicia
con el hito de la constitución formal de META, y posteriormente surge
un conflicto territorial con otra organización, que postulaba al comodato
del mismo espacio que META tramitaba a nombre de la junta de vecinos
(en adelante, JJ.VV.) del barrio. Así, la Organización pierde su inocencia,
pues identificó la necesidad estratégica de validación institucional de su
gestión, además del proceso de disputa del comodato. Estas situaciones
tensionan sus formas de organizarse hasta ese momento, e impulsaron
a META a dar un giro estratégico en sus prácticas

P1: Necesitábamos como un piso de formalidad (...) para plantarse


a hablar con gente de una institución pública, pensamos que era
mejor ser una organización.

P4: Igual para conseguir fondos y cuestiones así necesitábamos ser


una organización (...).

P1: Para dialogar con la institucionalidad en el fondo (...) porque


el otro espacio era la JJ.VV. y nosotras no teníamos demasiada
injerencia ahí (...). (Persona 1 y Persona 4, entrevista participativa 1,
7 de septiembre de 2019)

Así, desde las prácticas administrativas, en el aspecto de resolución


colectiva, la toma de decisiones adquiere un carácter táctico, para
solucionar problemáticas y desafíos de esta etapa. El aspecto
burocrático se expresa tanto en la formalización legal de META como
en la tramitación del comodato, para una mejor administración de
las acciones de este período, mientras que, en el aspecto financiero,
se posibilita la postulación a fondos institucionales que amplían la
autogestión. Por otra parte, en el aspecto comunicacional se pretende
mostrar un relato más elaborado y mayor visibilización del proyecto a
través del apoyo de profesionales de distintas disciplinas.

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Siguiendo este accionar estratégico, la práctica relacional en su


aspecto de vinculación se expresa en la articulación intra META, como
también en generar alianzas estratégicas que fortalezcan su postura en
el conflicto, tales como gestionar el apoyo técnico y político necesario
para lograr el comodato.

Respecto de las prácticas ambientales, el hito de la canalización del


agua de vertiente fue de gran relevancia para el proyecto, pues posibilitó
el comienzo del Parque como área verde y la creación de una huerta
comunitaria, desarrollándose el aspecto de autogestión alimentaria
junto con la revalorización de residuos y elementos de la naturaleza.

P1: Eso tiene que ver con la capacidad de ser creativas, de resolver
a partir de nada cómo puedes hacer algo (...). El tema del agua (...)
para nosotros marcó un hito, que llegara agua que por décadas se
iba al mar, o sea nadie le había dado valor a esa agua. (Persona 1,
entrevista participativa 1, 7 de septiembre de 2019)

En este período, se observa una mayor activación de la comunidad


en los procesos del Parque, dando cuenta de un desarrollo mayor del
aspecto de vinculación que ha sido reforzado desde las instancias de
post-jornada. Estas también se relacionan al aspecto de cuidado, al
ser una forma de cultivar y sostener las relaciones entre vecinas\os y
voluntarias\os:

P5: Siempre que las jornadas de trabajo son bien largas, en general
nos juntamos y lo hacemos una mañana entera, una tarde entera,
y siempre está vinculado a lo social, a la reunión, al reunirse
después de trabajar, trabajar, descansar y qué se yo. Pero después
siempre almorzamos, hacemos algo rico, nos tomamos un vino, nos
relajamos después de unas jornadas de trabajo. Ahí se forman los
vínculos más profundos. (Persona 5, entrevista participativa 1, 7 de
septiembre de 2019)

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Finalmente, se evidencia que el giro estratégico de sus prácticas


permitió el logro del comodato, último hito del período. Este cambio
de enfoque en su quehacer representa un aprendizaje transversal para
META, resultando potencialmente aplicable a cualquier problemática,
desafío o proyecto del proceso de recuperación que surja a futuro.

P1: La obtención del comodato fue súper, súper relevante (...).



P3: Aparte que fue muy luchado, fue la vez que más nos reactivamos,
que más tratamos de buscar gente para que nos ayudara con este
tema de la otra solicitud (...). Entonces fue un tremendo logro
y después fue la media fiesta cuando lo logramos (...). Lograr un
triunfo político también, sin ninguna ser política (...) fue un gallito
importante el que ganamos, sin tener tantos recursos.

P1: Considerando que en este país la manera como se pasan a llevar
a las organizaciones y les pasan la máquina encima. En el fondo le
ganamos a la institucionalidad, a las malas prácticas institucionales
más que nada, (...) fue bonito, fue como “se puede” (Persona 1 y
Persona 3, entrevista participativa 1, 7 de septiembre de 2019)

Si bien, al comienzo de esta etapa META ya iniciaba un proceso de


mayor formalización mediante la sistematización y constitución legal
de la Organización, la centralidad que adquiere el conflicto territorial
por el espacio del Parque reafirma la fuerte convicción de META de
que la recuperación del Parque es por el bien de la comunidad. Por lo
anterior, sus prácticas se complejizan principalmente en su carácter
político con el objetivo de defender el proyecto a través de decisiones y
acciones estratégicas, ahora en el ámbito institucional.

Período “cambio cultural”

Comprende desde el año 2016 hasta la fecha, donde cada una de las
prácticas evidencia aspectos orientados a la consolidación del proyecto
de recuperación, con miras a la obtención del segundo comodato por

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un período de 30 años. En esta etapa, las prácticas se encuentran en un


estado de refinamiento y desarrollo mayor, producto de su despliegue
en los períodos anteriores.

En este momento del proyecto, considerando su trayectoria, META ha


contribuido al cambio cultural de la comunidad respecto al cuidado del
espacio común. Esto se ha traducido en nuevas maneras de interactuar
con el Parque, beneficiando directamente la mantención y continuación
del proceso de recuperación. Así, se da un movimiento de constante
redefinición de las prácticas: las maneras de hacer de la Organización
producen efectos en las maneras de hacer de otros/as, y estas últimas al
mismo tiempo enriquecen y modifican las prácticas de la Organización:

P4: Nuestras prácticas provocaron acciones en las otras personas,


aunque ni siquiera fueron vinculadas con nosotros, eso de que
aplaudieron, o que ya los cabros se están llevando su basura (...)
ya entendieron que hay un parque (...) que hay un trabajo y ellos
solitos sin que se les dijera nada quizás, agarraron sus cosas y se las
llevaron, o ya no están robando las cosas (...). Son las consecuencias.
(Persona 4, entrevista participativa 3, 14 de octubre de 2019)

En relación a esto último, la práctica relacional en su aspecto


estratégico expresa un cambio cultural, al mostrar una variación en
el despliegue de acciones performativas para la limpieza del Parque,
que ocurrían desde el primer período, las cuales en retrospectiva ya no
resultan necesarias:

P1: Esto podría ser un poco un cambio cultural. Y no es algo que


uno no sepa que puede ocurrir, no es algo que pasó y no sé, “oh, qué
curioso”, sino que ante el bombardeo de pañales la respuesta era
seguir insistiendo, no agredir a esa gente, todo lo contrario, seguir…

P5: Recogerlo (...) y volver a recogerlo y volver a recogerlo. (Persona
1 y Persona 5, entrevista participativa 3, 14 de octubre de 2019)

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En este período, se constatan efectos de la práctica de participación,


específicamente del aspecto de promoción de participación vecinal
que representa un desafío constante para la Organización. Se observa
una mayor participación de vecinas/os, ya no sólo involucrándose
en el cuidado material del terreno sino también asumiendo otro tipo
de tareas, responsabilidades, formas de estar en el espacio y en la
realización de actividades en el Parque.

P4: Lo que está pasando ahora con la participación, no sabíamos


cuándo iba a pasar, era un anhelo, y está pasando (...) en la cuestión
del pescado o ahora en la celebración de las fiestas patrias, entiendes;
ya no está netamente relacionado con el Parque (...) pero sí con la
participación de la gente. (Persona 4, entrevista participativa 3, 14 de
octubre de 2019)

Aun cuando META espera mayores avances en la participación de la


comunidad, se reconocen transformaciones importantes en este ámbito,
favorecidas por el aspecto de liderazgo, que se ha ido complejizando
en el tiempo, hasta subdividirse en permanente y alternante.

En cuanto al liderazgo permanente y su relación con el aspecto de


promoción de la participación vecinal, se reconoce el logro paulatino
de una vinculación más consistente y fortalecida entre la JJ.VV. y el
Parque, al asumir como presidenta de la JJ.VV. del sector una de las
integrantes de la Organización, durante abril del 2019. Dicho liderazgo
es posibilitado y sostenido gracias al apoyo y trabajo complementario
de las demás integrantes de META:

La vecina que realizó el taller de mermelada (...) dijo que este tipo de
eventos se desarrollan desde ahora, por el cambio de la presidencia en
la JJ.VV., porque ahora estaba P5 y había más movimiento respecto
a la realización de actividades. En los mesones vendían almuerzos
y había mujeres (...) que recibían pagos, preparaban ensaladas (...)
otras vecinas (...) pescados y los entregaban. Asistieron integrantes
de META, como P5, que en una ocasión llamó desde el escenario a

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comprar para apoyar al Parque, P1 sirvió almuerzos y lavó loza,


P7, en un momento, ayudó en la zona de pago. (Cuaderno de campo
investigadoras, 24 de agosto de 2019, p. 2)

Por otra parte, en su aspecto de liderazgo alternante, META se


muestra flexible a que diferentes personas, según sus habilidades, guíen
proyectos específicos durante el proceso de recuperación del Parque:

Llegué y entré (...) caminando hasta la huerta (...). Mi compañera


me presenta a P3, quien está a cargo de impartir este taller en
específico; es ella [P3] quien ideó y lideró esta propuesta de tres meses
de duración del revestimiento de PET para reparar el invernadero
(...) y justo llegó P3 para enseñarnos, ahí por fin comprendí todo
el proceso que se hacía. (Cuaderno de campo investigadoras, 28 de
septiembre de 2019, p. 1-2)

Respecto del cuidado y relación con el Parque, la práctica ambiental en


su aspecto de promoción de la autogestión alimentaria, da cuenta de
una transformación en la forma en que los/las vecinos/as accionan en
el Parque, específicamente en torno al acceso y generación de alimentos
que se cultivan en el mismo.

Cuando estaba en la huerta, una vecina ingresó al Parque y se


dirigió a P5, quien la invitó a pasar, la vecina ingresó y dijo que
prepararía el almuerzo con una espinaca del huerto, y P5 se dispuso
a ayudarla para extraer dicha verdura. Luego ingresó otra vecina,
quien traía una bolsa con restos orgánicos, era una mujer adulta
mayor, caminaba lento en dirección al compost dejando sus desechos
orgánicos en dicho espacio. (Cuaderno de campo investigadoras, 2
de octubre de 2019, p. 1)

Otro ámbito de la práctica ambiental que se ejecuta continuamente en


el proceso de recuperación es el aspecto de revalorización de residuos
y elementos de la naturaleza, que, en conjunto con el aspecto anterior,
muestran la consolidación del carácter ambientalista del proyecto:

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P1: Es el Parque nuestro lugar donde estamos haciendo cosas


relacionadas con la recuperación (...) porque es un objetivo ambientalista
y para lograr eso, estas son las maneras cómo estamos lográndolo
(...) o sea, uno podría haber hecho el invernadero comprando plástico
porque adentro igual vas a poner plantitas comunitarias. Pero no, es
un poquito más, es esta cuestión de los residuos. (Persona 1, entrevista
participativa 3, 14 de octubre de 2019. p. 12)

Finalmente, se observa el despliegue del ámbito de cuidado de modo
transversal a todos los períodos. En esta última etapa, este aspecto se ha
fortalecido en gran medida gracias a los vínculos afectivos mantenidos,
siendo fundamental tanto para sostener la Organización como para
generar instancias que promueven la búsqueda de soluciones creativas:

P4: Son acciones de autocuidado, para que no se vaya a la punta del


cerro la Organización, que todas se van a la punta del cerro ¿no?;
o decir: ‘ya, nos juntamos’ y listo, tiramos la talla, y (...) desde ahí
surgen ideas buenas. (Persona 4, entrevista participativa 3, 14 de
octubre de 2019)

Al mismo tiempo, este vínculo implica un desafío en momentos de


resolución colectiva, pues situarse desde una posición de amigas, al
mismo tiempo que compañeras de proyecto, dificulta en ocasiones la
resolución satisfactoria de conflictos dentro de la Organización. Esto
ha sido concebido por las integrantes como una no-práctica:

P1: Cómo operan las relaciones interpersonales al interior de la


Organización es basado en vínculos amorosos (...) no son formales.
Eso puede tener una debilidad y muchas virtudes. Una debilidad
puede ser [que] si yo me peleo con P5, queda la embarrada,
evidentemente. Pero también puede ser que nos abuenemos más
fácilmente (...) si me enojo con P5 no voy a ir [al Parque], después
a lo mejor (...) podemos resolver el conflicto, y sigue el mambo en
paz; pero el conflicto personal va a traspasar todos los límites (...)
pero como dijo P6 (...) todas nos amamos. (Persona 1, entrevista

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participativa 3, 14 de octubre de 2019)

Dado que META se sustenta tanto en vínculos amorosos como


organizacionales, el aspecto afectivo está al servicio del proyecto, y
también lo nutre. A su vez, su vínculo de amistad se ha ido complejizando,
a medida que se movilizan por un proyecto de trabajo común con un
propósito profundamente ambientalista.

P4: Yo creo que META no es una sola cosa, (...) significa muchas más
cosas, que en el fondo tiene que ver con (...) las cosas que hacemos
en el huerto, que es plantar, tratar de plantar. Esto también nos
une a nosotras, es algo que nos motiva, es uno de los fundamentos
del Parque, el fondo de la recuperación del Parque, el poder tener
nuestro huerto, plantar, cosechar, preocuparnos de la autogestión
alimentaria (...) META para mí tiene mucho más, o sea nosotras
somos una organización de una mayoría de mujeres, de amigas.
(Persona 4, entrevista articipativa 1, 7 de septiembre de 2019)

Distinciones en el quehacer de la Organización

A partir de la revisión temporal de los aspectos de la práctica, se


distinguieron elementos comunes en sus dimensiones de sentido,
competencias e infraestructura, y en base a esto, dichos aspectos se
agruparon en cuatro prácticas principales. En esta categorización, se
distingue que tres de estas prácticas (prácticas organizativas) comparten
el sentido de gestionar aspectos de carácter organizacional (práctica
administrativa, relacional y de participación), mientras que la cuarta
práctica identificada se expresa en acciones de carácter ambientalista
y se ejecutan directamente en el Parque (práctica ambientalista).

Esta distinción entre tres prácticas de carácter organizativo y una de


carácter ambientalista se reconoce como un hallazgo del estudio, y
alude a diferentes dimensiones del quehacer colectivo de META. La
figura siguiente (figura 4) resume esquemáticamente el quehacer de
META durante el proceso de recuperación del Parque, entendido como

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un proceso complejo, que es tanto razón de ser de la Organización como


también un proceso histórico comunitario.

La Recuperación como proceso multidimensional

Siguiendo la metáfora de un árbol, las prácticas organizativas de META


constituyen las raíces o base para el desarrollo del proyecto del Parque, y
corresponden a maneras particulares de hacer cuando se implementan
acciones colectivas. Como se señaló previamente, las tres prácticas
organizativas identificadas son: prácticas administrativas, prácticas
relacionales y prácticas de participación. Cada una alude a aspectos
diversos de la gestión de la Organización, y tienen como propósito
central o tronco la recuperación socioambiental del Parque. Esto es
señalado como la misión que atraviesa todas sus prácticas vigentes,
aquello que orienta todo su quehacer.

Figura 4. Categorización final

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Fuente: elaboración propia. Ilustración árbol: Paz Plaza.

P2: Los otros temas (...) son más generales (...) pueden estar
presentes en todas las organizaciones grandes o pequeñas, pero
este es específico del Parque (...) todas tienen que ver con algo
relacionado al cuidado del medioambiente, que es como el giro del
negocio por así decirlo. (...) Es el Parque, ese es nuestro lugar donde
estamos haciendo cosas relacionadas con la recuperación de un
espacio porque es un objetivo ambientalista, (...) que tenemos todas,
y para lograr eso éstas son las maneras cómo estamos lográndolo.
(Persona 1, entrevista participativa 3, 14 de octubre de 2019)

Consecuentemente, las prácticas organizativas adquieren sentido y


particularidad gracias a este “giro del negocio” de META, y constituyen
un medio que posibilita su propósito comunitario de recuperación
socioambiental del espacio. Dicha misión se expresa en la práctica
ambientalista (Tabla 3, Figura 4), que se realiza a través de acciones

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visibles en el Parque, y refiere a un quehacer intencionado de cuidado


y promoción de la sustentabilidad ambiental.

P4: Por qué surge esto y por qué nos mantenemos: si hay un liderazgo,
si hay relaciones interpersonales, si nos pusimos estratégicas, todo
tiene que ver con recuperar un espacio y eso tiene que ver con una
práctica medioambiental. Si hacemos un invernadero queremos que
se ocupen PET, o si hacemos cualquier cosa queremos reducir todo
lo plástico, o sea ese es como el foco de todo esto (...) porque si sacas
eso [práctica medioambiental] no hay gestión burocrática, no hay
participación. (Persona 4, entrevista participativa 3, 14 de octubre
de 2019).

De este modo, lo organizativo permite la operativización de la práctica


ambientalista en el Parque, al mismo tiempo que esta última, en su
ejecución, nutre de sentido a las organizativas. Esto contribuye a la
particularidad y continuidad de su gestión, tanto en la infraestructura
del espacio (a través de la práctica ambientalista) como en el ámbito
social del proyecto, posibilitando un cambio cultural y fortaleciendo el
tejido social en el territorio.

Respecto de la articulación entre la misión de carácter ambientalista


y el análisis de la trayectoria de las prácticas en el proceso de
recuperación del Parque, META visualiza resultados y consecuencias
de su quehacer, representadas como frutos (Tabla 4, Figura 4), que
implican transformaciones en el terreno, en la comunidad, y en la
forma de vincularse con el Parque.

En cuanto a transformaciones percibidas en la comunidad aledaña al


Parque, se reconoce un cambio cultural respecto de la apropiación del
espacio, con la consolidación de conductas que contribuyen a su cuidado.
Este cambio es observable desde el inicio del tercer período histórico de
la Organización, y responde a un proceso paulatino y a largo plazo, que
involucró acciones intencionadas por parte de META con el objetivo de
modificar prácticas perjudiciales de los/as vecinos/as en el Parque.

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P1: Si uno mira para atrás y va sumando hitos (...) la gente dejó de
tirar basura. (...) Se limpió, camiones, tractores, retroexcavadoras
(...), se volvió a ensuciar, después se volvió a limpiar, se volvió a
ensuciar, no sé cuántas veces, y hasta que (...) ya no tiraron más
basura. Eso es un hito de un cambio cultural. (Persona 1, entrevista
participativa 3, 14 de octubre de 2019)

Otro cambio percibido en la comunidad se relaciona con el nivel de


participación y vinculación con el espacio, que se expresa tanto en el
refuerzo del sentido comunitario como en la cohesión social, es decir,
un tejido social fortalecido. Esto también se reconoce como resultado
de un proceso sostenido e intencionado de restauración de vínculos
entre vecinos/as y organizaciones de la comunidad cercana al Parque.

P1: Lo que está diciendo P5 tiene más que ver con el tejido social y
cómo el aprendizaje colectivo de, en este caso, el valor comunitario
de algo que hay que cuidar, esa es la lectura que uno le puede dar (...).
Es como esa cosa que te dice que lo comunitario (...) no es de nadie,
porque si no es de alguien o no es del Estado (...) no es de nadie, pero
es de todos. El sentido de cuidar cosas que no son tuyas, y que no
es una cosa punible: es porque hay un sentido de comunidad (...),
de que es un espacio que hay cuidar, que tiene trabajo, que lo han
hecho los mismos vecinos. Mi vecina lo hizo. (Persona 1, entrevista
participativa 3, 14 de octubre de 2019)

En el ámbito del cuidado del espacio, se observa la incorporación


de aprendizajes en temáticas medioambientales por parte de la
comunidad, gracias a actividades y talleres que se han llevado a cabo
en el Parque con un propósito explícito de enseñanza y circulación de
conocimientos entre quienes participan de estas iniciativas. Este es
un logro muy significativo del proceso de recuperación, puesto que
el cuidado del Parque se consolida siguiendo principios ambientales
fundamentales para la Organización y que van siendo adquiridos por
la comunidad aledaña.

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Junto a lo anterior, se reconoce como último fruto del proyecto la


consolidación del Parque como área verde de la ciudad; como un espacio
público que, gracias a un proceso de recuperación socioambiental
gestionado de forma autónoma por la comunidad, ha sido habilitado
como un parque ecológico comunitario. Éste cuenta, en su dimensión
de infraestructura, con variadas especies vegetales e instalaciones tales
como la huerta agroecológica, el invernadero, la pasarela de ingreso
universal, y sistema de iluminación con paneles solares, que en su
conjunto son cuidadas y utilizadas como bien común.

De modo más amplio, a través de este estudio y el análisis del quehacer


organizativo de META, se visualiza cómo el proceso contribuyó a una
concientización de las propias prácticas por parte de la Organización,
logrando reconocer un estilo de hacer particular e identificando los
resultados o consecuencias de la propia gestión:

P4: Es interesante porque efectivamente yo no lo había visto así,


pero se transformó en una práctica y es una práctica de nosotras.
Después de cada actividad decir: ‘nos quedamos a almorzar, nos
quedamos a tomar once, vamos a hacer esto (...)’, claro, estamos
acostumbradas a que nosotras se los contamos y tiramos la talla
del vinito, pero efectivamente es parte de nuestras prácticas (...).
Cuando ustedes llegaron la primera vez que nos juntamos en la
casa de P5 (...) nosotras decíamos (...): ‘no, así, ¿qué prácticas?
si no tenemos ni una práctica, si somos súper hippie’.(Persona 4,
entrevista participativa 3, 14 de octubre de 2019)

En suma, cada etapa del proceso de recuperación, con sus objetivos


y desafíos particulares, evidencia la subordinación de la gestión
organizativa de META a la recuperación socioambiental del espacio
como una misión de carácter comunitario, donde la autogestión y los
valores ambientales son pilares fundamentales que sirven a la creación
del Parque para constituirse como bien común. La consolidación como
parque ecológico, si bien se logra por un trabajo sostenido en la mejora
del terreno y su infraestructura, también implica la recuperación en su

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sentido profundamente social, con el logro de un tejido comunitario


fortalecido que deriva en una mayor participación e involucramiento
en el cuidado del espacio por parte de la comunidad.

Conclusiones y Discusiones

En nuestro escenario actual, resultado de un proceso histórico de


degradación de los territorios y pérdida de espacios verdes urbanos, se
vuelve necesario y urgente conocer y aprender de proyectos desarrollados
por comunidades que trabajan de manera autónoma, sostenidas en sus
vínculos y su conocimiento local; la recuperación tanto social como
ambiental, parece lograrse desde la resignificación y apropiación de
estos espacios como un lugar físico y simbólico que “es de nadie pero es
de todos/as”, en tanto se construyen y re-construyen comunitariamente.

El proceso de degradación del espacio que ahora es Parque Escuela


36 tardó aproximadamente 40 años, llegando a un estado que parecía
irreversible para la comunidad; mientras que el proceso de recuperación
socioambiental del espacio, luego de siete años de trabajo comunitario
autogestionado sostenido, se encuentra ahora en una etapa de
consolidación. En perspectiva, cabe imaginar o cuestionarse acerca de
las posibilidades que un proyecto así abre en términos de interpelación,
por una parte, a nuestra relación como humanas/os con nuestros
ecosistemas urbanos, y, por otra, a una gestión territorial representativa
y garante tanto de necesidades y derechos sociales como de la naturaleza.

Si el trabajo sostenido, autogestionado y creativo de una comunidad


muestra una alternativa sostenible de solución a una problemática
socioambiental urbana, cuánto potencial ofrece la transformación del
sistema de administración político y económico hacia un sistema de
resguardo del derecho social al territorio, respetuoso de la naturaleza; de
otro modo, la recuperación socioambiental desde una genuina valoración
del bien común sólo parece realizable desde la autogestión comunitaria.

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Conocer la experiencia de META mediante el análisis de las prácticas


implementadas para la recuperación socioambiental de este espacio
público, permitió acceder a una forma particular de gestión, y una
solución creativa desde el conocimiento local a problemáticas de la
ciudad expuestas en este estudio: la presencia de espacios degradados
y déficit de áreas verdes públicas. Se muestra la vigencia de propuestas
heterogéneas surgidas desde las comunidades que las lideran,
ampliando y diversificando las alternativas conocidas desde la literatura
y la institucionalidad respecto a esta temática.

A través de este estudio, se comprende que la relación entre las prácticas


de la Organización y el proyecto de recuperación es multidimensional,
donde la modalidad de gestión de META ha posibilitado el logro de
su propósito fundamental. Este objetivo comunitario da sentido al
ámbito organizativo; es decir, existe una relación de subordinación
de las prácticas organizativas al proyecto de recuperación. Tanto las
prácticas organizativas como ambientalistas sustentan el proceso de
recuperación, con la distinción de que las primeras permiten la gestión
y ejecución de las prácticas ambientalistas, que encarnan y expresan el
propósito del proyecto de manera más evidente en el Parque.

Complementariamente, la transformación del espacio comunitario


(Lipthay, 2009), en su dimensión social, ha implicado la
implementación de acciones específicas por parte de META, que
potencian permanentemente la participación comunitaria y se orientan
a la recuperación y fortalecimiento del tejido social. En este sentido,
el progresivo involucramiento de la comunidad en el proyecto ha
promovido su continuidad, otorgándole sostenibilidad en el tiempo.
La manera particular de organización de META, centrada en la
vinculación comunitaria, y una interrelación compleja entre sus
integrantes, articula dinámicamente tanto su dimensión afectiva
como organizacional. Esto ha implicado estrategias de cuidado que se
despliegan desde sus hábitos intra organizacionales, hacia el quehacer
comunitario en el Parque.

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Siguiendo lo anterior, el vínculo afectivo compartido por las integrantes


de META nutre el vínculo intra organizacional, y por lo tanto
contribuye a sostener el proyecto de recuperación socioambiental del
Parque. En este sentido, el proyecto complejiza el vínculo afectivo y lo
re-sitúa en la esfera pública, politizándolo, de acuerdo a lo planteado
por Segato (2016).

Las prácticas organizativas de META expresan entonces una forma


de politicidad particular en clave femenina, que, tanto en el barrio
como con otras organizaciones, enfatizan el cuidado de los vínculos
amorosos y la vinculación comunitaria, reforzando el tejido social.
Este estilo representa una forma de domesticación de la esfera
pública desde cuerpos e identidades diversas -en este caso mujeres y
disidentes sexuales-, en tanto accionar colectivo en el espacio público
por un propósito comunitario, que promueve relaciones colaborativas
horizontales con otros/as y la construcción y cuidado de lo común con
una ética socioambiental.

Por otra parte, el enfoque biográfico del diseño metodológico


favoreció la identificación y el análisis temporal de la trayectoria de
las prácticas organizativas, lo que aportó información relevante no
sólo a la investigación sino también a la propia Organización. Desde
una aproximación orientada a co-construir un análisis dialógico e
histórico de las estrategias organizativas, se propició un proceso de
concientización de sus maneras colectivas de accionar; esta experiencia
es reconocida por la Organización como un aporte al fortalecimiento
de su gestión comunitaria.

La identificación y concientización de las prácticas de META, a partir


del análisis temporal, mostró también los desafíos y logros que cada
período del proceso de recuperación representó para la organización;
esto posibilitó visualizar los giros en su gestión organizativa y, con ello,
la complejización de las prácticas en el tiempo. Junto con los aspectos
que sostienen su quehacer, tales como los aprendizajes en el trabajo
colectivo y las herramientas de gestión vigentes, el proceso de análisis

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también ha mostrado aspectos que tensionan o son insatisfactorios


para la Organización; éstos fueron denominados como no-práctica,
propiciando la revisión de esta noción tanto desde los datos como desde
la conceptualización teórica de organización comunitaria (Unger, 2007).

Articulando ambas fuentes, se concluye que mientras una organización


despliegue acciones colectivas por un proyecto común vigente, se
movilizan maneras de hacer, y es por tanto una organización viva. En
concordancia, no sería posible una no-práctica en un área de la gestión,
sino que ésta resulta insatisfactoria respecto de los objetivos de la
etapa en que se encuentra la Organización. Así, identificar tanto las
herramientas de gestión como también aquellos aspectos que resultan
insatisfactorios en la revisión de su trayectoria, contribuye a fortalecer
la gestión organizacional actual y futura.

Reconstruir la recuperación como proceso temporal, también


evidencia que, en su dimensión de espacio público, el Parque es un
espacio recuperado acorde a lo planteado por Vidal y Martínez (2012).
Aun así, el análisis de la experiencia de META considerando el aporte
del estudio de experiencias de conflictos socioambientales (Svampa,
2012), nos muestra que la recuperación socioambiental del Parque
está consolidada, sin embargo, en su dimensión territorial-política
estará siempre inacabada. Esto, dada la posibilidad latente de disputa
y conflicto de intereses entre la comunidad que lo significa desde el
bien común y la concepción del territorio como espacio rentable desde
agentes neoliberales.

Por lo anterior, resulta relevante que proyectos comunitarios similares


al caso estudiado, de recuperación de espacios públicos para las
comunidades, se considere la dimensión territorial-política de estas
iniciativas y sus conflictos subyacentes, tal como lo experimentó
META al atravesar la etapa de pérdida de la inocencia. Esto puede
potenciar el desarrollo de estrategias para anticipar y abordar estos
conflictos, junto con optimizar y diversificar los recursos comunitarios
en su afrontamiento.

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Surge como desafío de este estudio, la implementación de modos


concretos de socialización de resultados que contribuya a una mayor
circulación del conocimiento tanto académico como proveniente de la
comunidad, y que sea pertinente y útil para otras organizaciones que
se encuentren en un proceso similar al estudiado.

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Gois, D. y Araújo, J. Santo Antonio de Jesús, Bahía, Brasil y la institucionalización...

Santo Antonio de Jesús, Bahía, Brasil,


y la institucionalización de barrios: los
desafíos de la planificación urbana en
una ciudad mediana
Djalma Villa Gois
Universidade do Estado da Bahia - UNEB
dgois@uneb.br

James Amorin Araújo


Universidade do Estado da Bahía - UNEB
jaraujo@uneb.br

Resumen

Este artículo tiene por objetivo presentar el trabajo realizado en 2013 a 2015
en la ciudad de Santo Antonio de Jesús en la identificación, caracterización y
proposición de división de barrios. La ausencia de unidades socioespaciales
intraurbanas oficializadas era, junto con la falta de un registro de logradouros,
uno de los mayores pasivos urbanísticos de la ciudad reconocida como media.
Para ello, construimos un referencial teórico basado en Lefebvre (1973),
Certeau (2002), Seabra (2003; 2004), cuyas reflexiones engloban los límites del
urbanismo. En este sentido, nuestro trabajo consistió en plantear, a través de
una metodología basada en una forma aplicada en campo y en reuniones con
representantes de la sociedad civil, las espacialidades reconocidas como barrios y,
por tanto, proponiendo una división en unidades socio-espaciales intraurbanas.
Como resultado, llegamos a la formulación de una propuesta de veinticuatro
barrios. Concluimos que la planificación urbana y su implementación en una
ciudad de tamaño medio está fuertemente subordinada a la gestión municipal y
su agenda política.

Palabras clave: barrio; ciudad media; planificación urbana; política urbana

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 196


Gois, D. y Araújo, J. Santo Antonio de Jesús, Bahía, Brasil y la institucionalización...

Resumo

Este artigo tem por objetivo apresentar o trabalho realizado de 2013 a 2015 na
cidade de Santo Antônio de Jesus na identificação, caracterização e proposição
de divisão de bairros. A ausência de unidades socioespaciais intraurbanas oficia-
lizadas era, conjuntamente com a falta de um cadastro de logradouros, um dos
maiores passivos urbanísticos da cidade reconhecida como média. Para tanto,
construímos um referencial teórico baseado em Lefebvre (1973), Certeau (2002),
Seabra (2003; 2004), cujas reflexões englobam os limites do planejamento urba-
no. Neste sentido, nosso trabalho foi o de levantar, por meio de uma metodologia
baseada em formulário aplicado em campo e em reuniões com representantes
da sociedade civil, as espacialidades reconhecidas como bairros e, dessa forma,
propor uma divisão em unidades socioespaciais intraurbanas. Como resultado,
chegamos à formulação de uma proposta de vinte e quatro bairros. Concluímos
que o planejamento urbano e sua efetivação em uma cidade média está forte-
mente subordinado à gestão municipal e sua agenda política.

Palavras-chave: bairro; cidade média; planejamento urbano; política.

Introducción

El camino que nos llevó a esta reflexión aquí descrita es parte de la


práctica profesional aplicada a una demanda social. La ciudad de Santo
Antonio de Jesús se ubica en la porción sur de la región Recôncavo
Baiano, a 184 km de la capital del Estado de Bahía, Noreste del Brasil,
por las BR 101 y 324. Su tamaño poblacional, medido por el Instituto
Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE) en 2010, ya indicaba un
contingente cercano a los 100 mil habitantes. Por tanto, ya podría
considerarse una ciudad de tamaño medio1.

1 La definición de ciudad mediana es bastante compleja porque no hay consenso. Sposito (2014)
afirma que “ciudad promedio no es un concepto”, sino solo una noción de medida de tamaño
que es el resultado de la división del trabajo, sin embargo, para resolver dudas adoptamos el
criterio del IBGE que establece que una ciudad promedio tiene entre cincuenta y quinientos mil
habitantes. Fuente: IBGE, 2017.

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A pesar de los discursos y representaciones que buscan reiterar una


positividad en el crecimiento y urbanización de la ciudad, existen
considerables pasivos urbanos. Un ejemplo de ello se refiere al hecho
de que hasta el año 2013 no existía un registro de áreas urbanas.
Además, pocos tenían un Código de Dirección Postal (CEP), para ser
más claros, unas 300 calles en un contingente desconocido. Tampoco
hubo una división oficial de la sede del municipio en barrios, aunque sí
hubo un reconocimiento popular, proveniente de la propia historia de
la ciudad, de unidades geográficas con características de barrios.

Esta situación llevó a la Asociación Comercial y Empresarial Santo


Antonio de Jesús (ACESAJ) a presentar una representación ante el
Ministerio Público del Estado (MPE) alegando pérdidas, ya que Correos
no pudo entregar correspondencia y encomiendas. Fue a partir de ese
momento, aún en 2013, que el curso de Geografía en el Campus V de la
Universidad Estatal de Bahía (UNEB) fue invitado a participar en las
reuniones programadas por el MPE para buscar una solución. Luego
de varias negociaciones y reuniones, la posible solución encontrada fue
la constitución de un acuerdo del Plazo de Ajuste de Conducta (TAC)
al Ayuntamiento. En virtud del convenio, se firmó un convenio entre el
Ayuntamiento, UNEB / Campus V y la Empresa de Desarrollo Urbano
del Estado de Bahía (CONDER)2.

En virtud del convenio, la UNEB se encargaba de realizar el


relevamiento y registro de los lugares públicos de la ciudad,
proponiendo una división de barrios y áreas urbanas y también una
densificación de los hitos geodésicos. En cuanto a CONDER, tuvo a su
cargo la capacitación en el uso del Sistema de Información Geográfica
(SIG), denominado GEOPOLIS, para la capacitación de campo para
llenar un formulario llamado Pedalita3 y alimentar una Plataforma de
Datos Geoespaciales para la ciudad, la Geopolis. El Ayuntamiento fue

2 Acuerdo de cooperación técnica 010/2013 PMSAJ / UNEB / CONDER.


3 Pedalita es un acrónimo creado por CONDER para nombrar un formulario de campo
diseñado para recolectar datos de las siguientes infraestructuras: Antenas de Pavimentación,
Electrificación, Drenaje, Vialidad, Limpieza, Iluminación, Telefonía y TV por Cable.

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responsable de los costos financieros y las referencias institucionales


de las encuestas y el registro en sí.

Después de catorce meses de intenso trabajo (campo y laboratorio),


un equipo compuesto por dos consultores técnicos y veinticuatro
alumnos del curso de Geografía levantó y registró cerca de 1100 plazas.
Además, somos los encargados de preparar propuestas para la división
y zonificación de la sede municipal. Dichos trabajos se resumieron en
tres proyectos de ley entregados al Ayuntamiento, que los presentó en
julio de 2015 al Ayuntamiento para su consideración y aprobación.

De estos trabajos, destacamos como objeto de reflexión y análisis el


reconocimiento y la propuesta de división oficial de la ciudad de Santo
Antonio de Jesús en unidades socio-espaciales intraurbanas, es decir,
en barrios. El principal motivo que incentivó la delimitación de barrios
fue la falta de una Ley Municipal y la necesidad de establecer una
institucionalización, dado que para la codificación y el direccionamiento
postal también era necesaria su existencia formal.

Entonces, fue a partir de estas preguntas prácticas que se formuló un


problema de investigación. Este problema necesitaba ser reconocido
en su complejidad y naturaleza, ya que no se trataba simplemente de
proponer una división de barrios, sino de reconocerlos, individualizarlos
y, finalmente, instituirlos. Entonces nos preguntamos: ¿cómo establecer
una división de barrios que sea expresión de la vida de las personas y,
al mismo tiempo, responda a las necesidades de planificación? ¿Qué
desafíos presenta una ciudad promedio para la planificación urbana y
el desarrollo socioespacial? ¿Qué autocrítica podemos hacer a nuestro
papel de planificadores?

En este artículo tenemos como objetivo general reflexionar sobre


el recorrido teórico-práctico desarrollado, las dificultades en la
elaboración de la propuesta, las consecuencias derivadas de la división
en barrios e incluso nuestro rol ante una planificación entendida como
situacional. En este sentido, es una reflexión basada en un orden, que

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revela un camino de investigación aplicada.

Entendemos que este artículo es un aporte a las discusiones futuras


sobre la planificación y gestión urbana de las ciudades medianas, y
los desafíos a superar en el sentido del desarrollo urbano. Por tanto,
además de esta introducción, este artículo contiene una discusión
teórica sobre el objeto en cuestión, la metodología de trabajo, los
resultados y la discusión y, finalmente, las consideraciones finales.

Por una ontología de barrio geográfico y los límites del


urbanismo con miras al desarrollo socioespacial

El reconocimiento de unidades intraurbanas denominadas barrios


corresponde a un movimiento que necesitaba combinar una reflexión
teórica sobre el tema con un problema concreto. Al fin y al cabo, lo
que estaba en juego no era la propuesta tecnocrática de una división
artificial de la ciudad, sino tomar lo que los propios ciudadanos tenían
como referentes históricos para dividir la ciudad. Este problema llevó
al trabajo de identificación de barrios en Santo Antonio de Jesús.

Inicialmente hicimos un relevamiento de algunas fuentes teóricas


sobre el tema, pero ya teníamos como referentes ciertas discusiones
emprendidas por Lefebvre (1973), Certeau (2002), Seabra (2003;
2004) y Carlos (2001) sobre los elementos más importantes a
considerar en la discusión sobre barrios. En este sentido, se reconoce
el corte materialista de fuentes teóricas. Por otro lado, es necesario
enfatizar que estamos ante un marco teórico que coloca al marxismo
en la planta baja, basado en aportes producidos a lo largo del siglo XX
y que incluye la noción de vida cotidiana4.

4 La vida cotidiana es la realidad vivida a nivel del cotidiano. Se trata del plan de vida
inmediato, que no excluye las dimensiones más abstractas. Lo cotidiano no es banal ni
insignificante. La vida cotidiana es el plano del conflicto, la negociación, la ambigüedad,
la alienación y la desalienación. (Ver para esto Critique de la Vie Quotidienne III (1981) de
Henri Lefebvre).

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En la literatura científica en general, especialmente internacional,


la discusión de vecindad se subsume a la de centralidad, subcentros
y redes, generalmente en metrópolis. En Brasil, la mayoría de los
estudios de barrios son casos de estudio, es decir, el barrio es un soporte
espacial para contextualizar un objeto de investigación. Un artículo de
revisión de Bezerra (2011), en el que cuestiona cómo definir un barrio,
concluye el autor que la discusión de Lefebvre (1973) y Certeau (2002)
son las referencias para este tema. ¿Pero por qué son referencias para
Geografía si no son geógrafos?

Pues bien, tanto Lefebvre como Certeau reflexionan sobre el barrio


como una espacialidad específica en la ciudad, tomando como punto de
partida las prácticas cotidianas. Aquí, quizás, se pueda encontrar una
explicación de por qué son autores referenciales para la discusión de
barrio, ya que parten de la vida cotidiana y sus prácticas. Por prácticas
cotidianas, Seabra (2003) destaca aquellas rutinarias como ir al trabajo
y volver a casa, ir al colegio, encontrarse con amigos en la panadería
o en la plaza, ir a la feria, etc. En efecto, al correlacionar el vecindario
con las prácticas diarias, los autores anteriores revelan una relación
espacio-tiempo.

La relación espacio-tiempo produce un tejido histórico cotidiano


común a los practicantes, expresado en el reconocimiento del otro
como similar, incluso en su alteridad. La constitución de este tejido
cotidiano es un indicador de la apropiación colectiva de la ciudad. Por
tanto, el barrio, como espacialidad, proviene de la historia, es decir, de
un hecho histórico concreto cuya singularidad es un aspecto relevante.
Esta interpretación implica una acumulación de tiempo diferencial.

También es importante destacar otra característica planteada por


Lefebvre (1973), sobre las distancias socioespaciales para reconocer un
barrio. Esto tiende a suplantar para la convivencia cotidiana todo lo que
se considera lejano, por lo que coloca un límite temporal-espacial en
la escala métrica. Corroborando esta afirmación de Lefebvre, Certeau
(2002) añade que el barrio negocia el plano de lo privado (la casa) con

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el plano de lo público (la calle), creando un dispositivo de mediación


práctico-sensible. En definitiva, las prácticas cotidianas en una ciudad
son dialectizadas por el barrio.

Sin embargo, hasta ahora la discusión ha gravitado en torno al barrio


como entidad ontológica de la ciudad, es decir, proviene de la historia
concreta de las personas y su relación con el espacio. Sin embargo,
cuando la vida cotidiana deja de suceder, cuando el vacío y la extrañeza
toman el lugar de la proximidad y la identidad por las relaciones
abstractas5, ¿qué pasa con el barrio?

Este tema fue verificado por Carlos (2001) cuando demostró la


producción de extrañeza6 en la metrópoli cortada por operaciones
urbanas que tienden a destruir la convivencia cotidiana de las personas.
De hecho, es posible que un barrio deje de existir como espacialidad
(espacio social) y, sin embargo, siga existiendo en el discurso de
los urbanistas públicos y privados (representación del espacio). Su
contenido histórico se vacía, pero la representación de su existencia
se mantiene como si todo fuera como antes. Si bien este fenómeno ha
sido reconocido en una gran ciudad o metrópoli, esto no significa que
no pueda ocurrir en una ciudad promedio. La pregunta es cómo ocurre
la extrañeza en una ciudad promedio y qué diferencias pueden o no
existir en relación con una metrópoli.

Esta reflexión parte de un hecho, la producción espacial, cada vez más


común, de condominios que buscan difundir la representación de una
“vida completa” en un barrio planificado. Pero, ¿cómo planificar la

5 Las relaciones abstractas están mediadas y estructuradas por un tercer equivalente. En la


sociedad capitalista, el equivalente general de las relaciones sociales es el dinero.
6 ¿Qué sería extraño? Carlos (2001, p. 33) nos dice lo siguiente: “La extrañeza provocada por
cambios en el uso del espacio y por una nueva organización del tiempo en la vida cotidiana
coloca al individuo ante situaciones cambiantes inesperadas. La constante renovación/
transformación del espacio urbano a través de los cambios morfológicos de la metrópoli produce
transformaciones en los tiempos de vida urbana, en los modos y tiempos de apropiación / uso
de los espacios públicos, por ejemplo, el de la calle. La ciudad aparece como una exterioridad;
está fuera del individuo, lo que apunta a una condición de alienación” .

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vida diaria? ¿Cómo definir a priori cómo debe ser la vida en el barrio?
¿Quién planea y para quién? Primeros números que anuncian las
contradicciones del devenir del barrio en un contexto social dominado
por la forma mercancía.

El punto a destacar se refiere al movimiento acumulativo de las


contradicciones de la sociedad capitalista hacia las formas espaciales
destinadas a habitar. Por ejemplo, Seabra (2004) cuando refleja la
segregación socioespacial en la metrópoli, identifica los denominados
“territorios de uso” que autorregulan a una parte de la población. El
propósito de estos territorios de uso es separar (segregar) a las clases
pudientes de las pobres de la vida diaria7. Este fenómeno también afecta a
las ciudades medianas brasileñas, incluida la ciudad de Santo Antonio de
Jesús8. Por tanto, esto genera obstáculos prácticos en el reconocimiento
y aceptación de los barrios a nivel práctico, ya que se vacía la convivencia.

La reflexión que ahora se realiza sobre el estatus ontológico del barrio no


puede separarse de una política urbanística. Existe una amplia discusión
sobre la planificación urbana en Brasil desde una perspectiva crítica. Esta
discusión crítica destaca, sobre todo, el carácter ideológico de los llamados
urbanistas y el propósito de sus planes. Por ejemplo, Villaça (2004)
destaca la relación entre urbanistas y mercado inmobiliario, que siempre
acaba condicionando la elaboración de planes maestros tecnocráticos y
distantes de la participación popular. También el estudioso de temas
urbanos, Profa. Raquel Rolnik (1994), reitera estos sesgos tecnocráticos
en la planificación urbana que chocan con las demandas populares.
7 La literatura científica brasileña tiende a establecer una diferencia entre la periferia y el
suburbio. Por ejemplo, en la discusión de territorios de uso, fruto de la autosegregación de
las clases media y alta, se utiliza el término suburbio para describir sus hábitats. Por otro
lado, cuando los territorios de uso son de clases populares, se utiliza el término periferia. Tal
distinción no tiene eco en la literatura científica internacional como la inglesa o la francesa.
8 En la interesante obra maestra de Antônio Andrade Mota titulada “La inserción de
condominios cerrados en el espacio urbano de Santo Antônio de Jesus: apropiación de la
naturaleza, producción de espacio y legislación” (2009), el autor afirma categóricamente
que“ Los propietarios mantienen mucho poca relación con el entorno donde se insertan sus
condominios cerrados (...) Se prescinde del uso de la calle, se ve la calle como un lugar peligroso
y poco atractivo, se descuidan los espacios públicos y de acceso abierto ” (2009, p.102).

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Las demandas sociales relacionadas con el derecho a la ciudad fueron


aceptadas, en parte, en la formulación de la política urbana en la
Constitución Federal de 1988 y, incluso más tarde, en el período
comprendido entre la nueva Constitución Federal y la promulgación
de la Ley 10527/2001, conocida como Estatuto de las Ciudades. Sin
embargo, las demandas más urgentes nunca se resolvieron realmente,
en realidad, el pacto suscrito en torno a los artículos 182 y 183 de la
Constitución Federal puso la responsabilidad del urbanismo en manos
de los municipios mediante la elaboración y aplicación de Planes
Directores o Planes Directores. Desarrollo Urbano (PDDU).

Ya existen análisis sobre las PDDU después del Estatuto de las


Ciudades. Y, en relación a las ciudades medianas y las de más de 20
mil habitantes, la crítica reiterada (Santos Junior & Montandon, 2011)
recae en los planes directores que son meras repeticiones de tantos
otros y, por tanto, vacíos de contenido esencial - la planificación de
ahí la crítica de Henri Lefebvre a la planificación como práctica
profesional / social. El contexto en el que se desarrolla la planificación
es político, en este sentido, hay una agenda definida por intereses
político-económicos. Hecho que lleva a los urbanistas a una práctica
restringida, ya sea a través del “formalismo (adopción de modelos
que no tienen ni contenido ni significado) o mediante el esteticismo
(adopción de modelos antiguos por su belleza) (Lefebvre, 2001, p.24).
Básicamente, la planificación u ordenación del territorio “tiene una
función organizadora de la economía, la economía moderna adquiere
cada vez más una forma espacial (...) y el dominio del espacio tiende a
hacerla más eficiente” (Damiani, 1999, p. 56).

En el caso de esta obra, el reconocimiento e institución de barrios se


realizó fuera del contexto de una revisión del plan maestro municipal,
debido a que la demanda se originó antes de la revisión del plan maestro
de Santo Antonio de Jesús. Tal especificidad nos permitió tener una
mayor “libertad” porque vinculaba nuestra tarea lejos de la agenda de
otros agentes sociales como los de los emprendedores inmobiliarios.
Por otro lado, hay límites porque el contexto de las demandas también

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incluía, además de la propia población, políticos y empresarios


ansiosos por resolver un problema práctico: la codificación no postal
de direcciones de calles y la definición de barrios. Este problema es
recurrente en ciudades medianas y pequeñas y revela el retraso en el
desarrollo urbano del país.

Sin embargo, nuestra actuación frente al complejo contexto histórico


aún incluyó a otro agente social con el que trabajamos incansablemente,
este es CONDER. Como agencia estatal de planificación urbana,
CONDER ya trabajaba con barrios, por lo que utiliza elementos de
reconocimiento basados en equipamiento urbano de uso común, como
una plaza, escuela, centro de salud, presentes en un espacio identificado
por la misma toponimia.

Así, al comparar nuestras referencias teóricas a los procedimientos


técnicos de reconocimiento de barrios de CONDER, llegamos a un
compromiso sobre las características reconocidas como “esenciales”
de un barrio expresadas en los siguientes elementos:

I) Tiene una densidad histórica y una autonomía relativa en el


contexto urbano, es decir, la vida de barrio; II) incorpora las nociones
de identidad y pertenencia de los residentes que lo constituyen; y,
III) utiliza el mismo equipamiento y servicios comunitarios (escuela
pública, clínica de salud, transporte público o similar y disponer de un
sistema vial organizado alrededor de al menos una ruta de recogida).

Está claro que esta es una ecuación práctica de una discusión teórica
profunda, porque, antes de ir al campo, necesitábamos definir el
alcance del trabajo. Es cierto que podríamos agregar otros elementos,
sin embargo, los tres elementos enumerados anteriormente resultaron
ser suficientes para la realidad socioespacial de la ciudad de Santo
Antonio de Jesús.

Finalmente, ¿cuál sería el propósito de institucionalizar los barrios y


la codificación postal? La respuesta a esta pregunta es precisamente

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cómo se llama en el ámbito académico de desarrollo socioespacial.


Como advierte Souza (2011), desarrollo socioespacial a nivel urbano
no significa urbanización, porque este proceso es solo de crecimiento
y modernización, sin embargo, para que haya desarrollo, los términos
son diferentes y están vinculados al mejoramiento de la calidad de vida
y la justicia social.

La institucionalización de barrios y códigos postales en lugares públicos


es una acción que responde al desarrollo socioespacial a medida que se
van reconociendo los términos de la identidad del lugar. No hay nada
más terrible que vivir en un lugar y ni siquiera es identificable o accesible.

Por tanto, fue en este contexto político-conceptual que enmarcamos


este trabajo. En el siguiente apartado explicaremos los procedimientos
metodológicos del trabajo realizado, así como un análisis crítico de
los resultados.

Procedimientos metodológicos

La realización de este trabajo requirió la realización de varias etapas


y procedimientos. Desde el primero hasta el último, se recogieron
datos sobre la identificación de barrios, sus límites y puntos de
conflicto. La recopilación básica de información sobre los barrios
se produjo simultáneamente con el relevamiento de las calles de la
ciudad, en total el equipo necesitó quince meses ininterrumpidos de
trabajo. El formulario denominado PEDALITA, además de ayudar
en la recolección de datos de infraestructura de direcciones de calles
en el campo, también permitió registrar la indicación de espacialidad
reconocida como vecindario a partir de entrevistas con residentes.

Luego de recolectar datos en campo, se lanzaron en el Sistema de


Información Geográfica (SIG) denominado GEOPOLIS perteneciente
a CONDER. Era necesario que se divulgara toda la información
relacionada con las direcciones de las calles para permitir también la
identificación de cada barrio probable al que pertenecía la dirección.

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Después de este trabajo de oficina, fue posible generar mapas impresos


en formato A0 (cero) de toda la ciudad de Santo Antonio de Jesús.

La siguiente etapa se caracterizó por la realización de varias reuniones


entre el equipo técnico de la UNEB, representantes de Correos y
personal técnico del Ayuntamiento con notorio conocimiento sobre
las espacialidades intraurbanas de la ciudad. De esta manera, se
discutieron varios aspectos relacionados con los barrios, como historia
de constitución, denominación, ubicación, límites y puntos de conflicto.
Y, de hecho, el equipo de trabajo tuvo que regresar varias veces al campo
para resolver puntos de conflictos o información inexacta.

Una vez resueltos todos los puntos conflictivos o la información inexacta,


regresó al trabajo de oficina (Laboratorio de geoprocesamiento) para
proporcionar retroalimentación a GEOPOLIS. Posteriormente se
generó una imagen digital de la ciudad en formato TIFF. Terminada
la fase gráfica, fue puesto en marcha el trabajo de elaboración de
memoriales descriptivos de los límites de cada barrio.

Con la imagen digital y los memoriales descriptivos en los barrios,


el siguiente paso fue realizar otra ronda de reuniones y audiencias
públicas. Así, presentamos la división barrial a CONDER, la Secretaría
de Urbanismo del Ayuntamiento de Santo Antonio de Jesús, Correos
y Fiscalía del Estado, que realizó correcciones puntuales en algunos
polígonos. Hecho esto, el siguiente paso fue presentar la división de
barrios en audiencia pública en el Ayuntamiento, con el fin de dar a
conocer la obra a la población. Escuchadas todas las críticas y sugerencias,
que fueron incorporadas al trabajo, se concluyó la elaboración de la
propuesta de división de barrios y se presentó en forma de borrador
al Ayuntamiento. Este último, a su vez, lo presentó al Ayuntamiento
en septiembre de 2015. De hecho, los pasos descritos anteriormente
revelan que el tipo de planificación realizada fue situacional, dado que
fue necesario adaptarse a los momentos y al contexto real en el que se
realizó la investigación.

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Los resultados obtenidos y su discusión

En total, 24 (veinticuatro) barrios fueron identificados y establecidos


por Ley9. Son los siguientes: Amparo, Andaiá, Barro Vermelho, Cajueiro,
Calabar, Campo do Governo, Casco, Centro, Distrito Industrial, Ernesto
Melo, Irmã Dulce, Maria Preta, Nossa Senhora das Graças, Praia do
Dendê, Quitandinha, Renato Machado, Salgadeira, Santa Madalena,
Santa Rita, Santa Terezinha, São Benedito, São Cristóvão, São Paulo y
Sobradinho, como se muestra en la Figura 1. Estos 24 barrios fueron
subdivididos por áreas urbanas, a saber: zona central, norte, sur, este
y oeste, Figura 2.

Figura 1. Propuesta final para la división de barrios en la ciudad de Santo


Antônio de Jesus, 2015

Fuente: UNEB/CONDER, 2015

9 Ley Municipal nº 1299 del 9 de noviembre de 2015. Establece la delimitación de barrios en


la sede de la Municipalidad de Santo Antonio de Jesús.

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Figura 2. Propuesta final para la división de zonas en la ciudad de Santo


Antônio de Jesus, 2015

Fuente: UNEB/CONDER, 2015

Estas propuestas de división de barrios y áreas urbanas revelaron un


hallazgo evidente. El área urbanizada de la ciudad de Santo Antonio
de Jesús creció, lo que significó un aumento significativo en relación al
área total del municipio. En términos exactos, el área urbana alcanzó
aproximadamente 32 km2 en relación al área del municipio de 268 km2
(IBGE). Este cambio de tamaño de tamaño sólo confirma la También
se definió que cada siete años, a partir de la vigencia de la ley, se deben
realizar revisiones y actualizaciones, si es necesario. Además, si se
reconocen nuevos barrios, su urbanización acelerada del municipio si
lo comparamos con el tamaño de la mancha urbana que en 1998 era
de 23 km2 (CONDER). Sin embargo, si por un lado se ha corregido un
problema de la administración pública porque se han reconocido las
áreas de expansión urbana, por otro lado, se ha ejercido presión sobre
las áreas agrícolas y de preservación ambiental.

También es importante destacar los principales problemas enfrentados


durante el reconocimiento de barrios, entre los que destacamos: las

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urbanizaciones populares, principalmente Urbis I, II y III, que siempre


han sido vistas como barrios por los vecinos; la recuperación de espacios
antiguos subsumidos, sobre todo, por fraccionamientos o condominios
destinados a la clase media; la constitución de barrios “artificiales”; las
espacialidades que no cumplían con todos los requisitos establecidos
para ser considerados barrios; y, el límite urbano-rural.

En cuanto a las urbanizaciones, la representación más aceptada por


la población residente es que ellas mismas constituían sus propios
barrios, sin embargo, a juicio de los técnicos de Correios, las viviendas
se insertaron en barrios que existían anteriormente. Después de varias
reuniones y visitas de campo, comenzamos a pactar con los técnicos
postales porque varios servicios de uso colectivo (salud, educación,
etc.) estaban fuera de las urbanizaciones. Es importante destacar
que los topónimos de los grupos se mantuvieron precisamente para
minimizar los conflictos prácticos derivados de la decisión. Un ejemplo
de esta decisión se refiere al Conjunto Urbis I, que fue reconocido como
perteneciente al barrio Calabar (Figura 3).

El propio barrio de Calabar es un caso emblemático de recuperación


de la espacialidad subsumida. Durante años, debido a una producción
espacial que incluía un reparto para una porción de la clase media y
otras propiedades de la administración pública y los servicios colectivos,
la espacialidad anterior denominada Calabar se fue “borrando”.
En su lugar, se dijo que el barrio pertenecía al centro o que estaba
Jardín Brasil, nombre que se le dio al fraccionamiento. Sin embargo,
en la investigación de campo, los internos fueron recogiendo varios
testimonios de vecinos que aseguraban que este era el antiguo barrio
de Calabar. Esto también fue evidenciado por el hecho de que muchos
lugares públicos con nombres que hacían referencia al antiguo nombre
del barrio. De hecho, durante las reuniones técnicas cuando les hicimos
esta pregunta a los representantes de Correos, también terminaron
coincidiendo con esta posición, por lo que terminamos tomando la
decisión de recuperar la toponimia original.

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Figura 3. Propuesta de barrio, Calabar

Fuente: UNEB/CONDER, 2015

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Otra consideración analítica se refiere a algunos barrios que no


cumplieron con todos los criterios establecidos. En este caso, prevaleció
el hecho de que ya formaban parte de los topónimos y la memoria urbana,
un ejemplo se refiere al barrio Ernesto Melo que no cuenta con todos los
equipamientos y servicios colectivos, como se define teóricamente por
tener una extensión territorial muy pequeña, ver Figura 4.

Figura 4. Propuesta de barrio, Ernesto Melo

Fuente: UNEB/CONDER, 2015

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La constitución de espacialidades artificiales, es decir, sin las


características señaladas en la definición de barrio, fue uno de los
problemas que tuvo que afrontar el equipo. El fenómeno se relaciona,
básicamente, con los condominios destinados a la clase media
autorregulada, como Seabra (2004) denominó al territorio de uso. Por
ejemplo, para definir el barrio de Santa Rita, fue necesario negociar
con varios actores sociales en el sentido de que primero aceptan que su
condominio no era un barrio. Esto implicó una casi ausencia del criterio
de vida e identidad vecinal, en este sentido una pregunta importante
a plantearse es la siguiente - ¿Se puede reconocer un territorio de uso
como barrio de acuerdo a la discusión que hicimos en este trabajo? ¡La
respuesta es no! El barrio viene de la historia, el “barrio” de Santa Rita
se basa en la extrañeza y la autosegregación, por lo que es un territorio.
La Figura 5 presenta la propuesta para ese barrio.

Otra consideración analítica es el tema de los límites del barrio frente a


lo que no es urbano. Así, estos límites se establecieron en base a otros
elementos no vinculados al entorno urbano, como un arroyo o una
carretera rural. En la misma Figura 5, podemos ver que los límites de los
barrios Santa Rita y María Preta son contiguos al área rural, por lo que,
de hecho, estamos en una zona de contacto urbano-rural. Este hallazgo
proyecta varias preguntas que aparentemente no son relevantes, pero
de hecho lo son, por ejemplo, le corresponde al municipio definir qué es
urbano por ley, pero cuando no lo hace, ¿cómo es la caracterización de
barrios? La recaudación de impuestos territoriales (urbanos o rurales)
también depende de una definición de límites urbano-rurales, sin
embargo, cuando esta definición no existe, los residentes de las áreas
de contacto pueden sufrir de doble recaudación.

La frontera ciudad-campo es también un desafío teórico-empírico en


una ciudad promedio. En Santo Antonio de Jesús, nos dimos cuenta de
que se construyó una representación negativa del campo y la forma de
vida rural, y esto se refleja incluso en el establecimiento de los límites

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de la ciudad. En las afueras de la ciudad, incluso aquellos que viven en


pequeñas granjas o granjas ya no se ven a sí mismos como habitantes
del campo. De todos modos, esta área de contacto urbano-rural en una
ciudad promedio plantea muchas preguntas.

Figura 5. Propuesta de barrio, Santa Rita

Fuente: UNEB/CONDER, 2015

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Finalmente, pero no menos importante, debemos analizar el papel


institucional en la planificación y el desarrollo urbano. A pesar de todo
el trabajo realizado, el resultado práctico para la población solo se
realizó parcialmente en 2019, cuando se dieron a conocer los nuevos
códigos postales, el nombre oficial de la calle y la división del distrito.
Sin embargo, el Ayuntamiento y ACESAJ no registraron los lugares
públicos de acuerdo con lo pactado en el TAC, por lo que no todo el
trabajo desarrollado se llevó a cabo en la vida del ciudadano común
como estaba previsto.

Consideraciones finales

¿Qué consideraciones podemos hacer sobre el trabajo desarrollado?


¿Hay particularidades en Santo Antonio de Jesús, como ciudad de
tamaño medio, que den lugar a diferencias en la planificación urbana
o es una condición común de las ciudades del interior del país?

Una primera consideración a hacer al trabajo es precisamente la


reflexión teórica. Es un hecho que existe un cúmulo de conocimientos
sobre el tema, sin embargo, parte se refiere a una gran ciudad o incluso
a una metrópoli. En este sentido, la realidad que se encuentra en una
ciudad promedio se diferencia de muchos parámetros de las teorías
sobre lo urbano. Por ejemplo, no siempre es posible encontrar todas las
instalaciones urbanas en un barrio, pero eso no quiere decir que no exista.
Por tanto, corresponde a las ciencias del espacio (Geografía, Urbanismo,
Sociología Urbana, etc.) avanzar en la reflexión de las características
particulares de los barrios en las ciudades de tamaño medio.

Otra consideración se refiere a la urbanización de Santo Antonio de


Jesús. Como proceso, podemos decir que se ha acelerado en los últimos
años con la producción y expansión del tejido urbano, sin embargo,
el tipo de urbanidad que se produce está “desparramada”. Por tanto,
la contigüidad actual del tejido urbano presente en las metrópolis no

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 215


Gois, D. y Araújo, J. Santo Antonio de Jesús, Bahía, Brasil y la institucionalización...

se realiza de la misma manera. Los “vacíos” del tejido urbano revelan


un proceso de fragmentación del uso del suelo urbano que merece ser
comparado con el de otras ciudades medianas, ya que puede revelar un
patrón de urbanización. Entonces, estamos ante un fenómeno que se
refiere a la renta de la tierra y la lógica del mercado que debe entenderse
mejor en las ciudades medianas.

La autocrítica es necesaria. Es obvio que asumimos el papel de


“tecnócratas de buena voluntad” como ya ha señalado Lefebvre (2001)
incluso llevando a cabo una planificación situacional. No debemos
perder de vista que dichos beneficios que traería la institución oficial del
barrio no se limitarían solo a los habitantes de la ciudad, sino también
al propio Ayuntamiento, que ahora contaría con un elemento para
mejorar su base de impuestos territoriales. Además, al tratarse de una
orden, este trabajo fue monitoreado por el MPE y otros socios, hecho
que generó tensión institucional. Por otro lado, este trabajo también
nos hizo comprender los límites y desafíos para pensar y planificar
una ciudad de tamaño mediano y el complejo “juego político” que
circunscribe la acción social.

Entendemos que lo que ocurre en la ciudad de Santo Antonio de Jesús no es


un caso aislado. En realidad, solo confirma la regla de cómo el urbanismo
es utilizado por el “juego político” coyuntural. En una gestión se valora,
en otra, simplemente no importa. Por tanto, el desafío del desarrollo
socioespacial en ciudades medianas y pequeñas es quizás mayor que en
una metrópoli. Parece contradictorio lo que decimos, pero la dimensión
política es un componente de “peso” a la hora de proponer cualquier acción
para planificar y mejorar la calidad de vida de la población.

Este trabajo pertenece a la línea de investigación en gestión de ciudades y


desarrollo urbano del Programa de Postgrado en Geografía y Desarrollo
Territorial de la UNEB, Campus V. Y los resultados obtenidos indican
la necesidad de profundizar en la investigación sobre este tema.

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 216


Gois, D. y Araújo, J. Santo Antonio de Jesús, Bahía, Brasil y la institucionalización...

Y, como última y no menos importante consideración, reiteramos que


la labor de reconocimiento e institución de los barrios nos permitió
comprender el papel fundamental que puede jugar la falta de urbanidad
en la vida de la población, sobre todo, la más pobre, pero también nos
hizo Reafirmar una vez más la lucha por el derecho a la ciudad como
condición sine qua non de la ciudadanía y el desarrollo socioespacial.

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Navalles Gómez, J. Territorio, conocimiento, cultura: entrecruces

Territorio, conocimiento y cultura:


entrecruces

Jahir Navalles Gómez


Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa
jahir.n@gmail.com

Resumen

De la exploración a la explotación, del viajero al guerrero, del lego al erudito, del


nómada al sedentario, de la naturaleza a la civilización, de la cultura a la tecnología,
el territorio es una cuestión política. El presente ensayo habla al respecto.
Hace un somero recorrido socio-histórico de las prácticas e intervenciones que
impactaron en la construcción de cualquier territorio. Habla de las consecuencias
de la división y la separación. Vistas como los antecedentes de la segregación y
del exterminio, devinieron prácticas sociales que les legitimaron. Se argumenta
que toda intervención sobre el territorio tiene consecuencias políticas. Algunas
veces, inhumanas.

Palabras clave: Territorio, conocimiento, cultura, sociedad

Resumo

Da exploração a exploração, do viajante ao guerreiro, do leigo ao erudito, do


nômade ao sedentário, da natureza à civilização, da cultura à tecnologia, o território
é uma questão política. Este ensaio fala sobre isso. Faz um percurso sócio histórica
das práticas que impactaram a construção de qualquer território. Fala sobre as
consequências da divisão e da separação. Antecedentes da segregação e extermínio,
se tornaram práticas sociais que as legitimaram. Argumenta-se que qualquer
intervenção no território tem consequências políticas. Às vezes, desumanas.

Palavras chave: Território, conhecimento, cultura, sociedade

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Navalles Gómez, J. Territorio, conocimiento, cultura: entrecruces

Introducción

El presente ensayo se asienta en el largo plazo, expone los cambios y


transformaciones acaecidas sobre el territorio y nuestras maneras de
percibirlo. Personales, colectivas o íntimas. Para aprehenderlo. Para
vivenciarlo. Para politizarlo. Donde un lugar, un cuerpo, una fecha, un
conjunto de sentimientos, se asumen como ese territorio susceptible
de acaparar, de resignificar, a reivindicar. A partir de dos escenarios: la
asociación con los objetos, su asimilación o de lo que se despliega a partir
de los vínculos construidos entre personas. Siendo estos últimos los que,
paulatinamente, se fueron mediando y, de una plétora de bocetos, pocos
se tornaron efectivos, tangibles y con presencia histórica, así es como
determinarían futuras maneras de interactuar, de acortar distancias
(Latour, 2005; Aranzueque, 2010). Dato necesario: la permanencia de
esa “forma social”, la distancia, quedara expuesta a partir de historias
de expulsiones y selecciones, de coerción y control, de extinción.

Entre los ejemplos evidentes se consideran las construcciones


arquitectónicas, como las pirámides, las bibliotecas, las fortalezas, los
castillos y las ciudades, mismas que evidencian el transcurrir de un
proceso civilizatorio (Burke, 2000; Castro Nogueira, 1997; Dutour, 2003).
Emplazamientos para el resguardo del saber y conocer. De la clasificación
y del acceso. Del nosotros y del ellos. Pero estas edificaciones no son los
únicos referentes, por ello habrá que reconocer el impacto cotidiano ya no
sólo de los lugares edificados y de los tiempos de edificación sino también
de los objetos, que a su vez implican las prácticas sociales que les describen
y dan sentido (Latour, 2005), por ejemplo, cuando hablamos del impacto
en lo cotidiano de los distintos medios de iluminación, transporte y
comunicación (Derry & Williams, 1960).

Empero, estos artefactos y dispositivos crearon posibilidades y


emergencias impensadas de control, de dominio, de intercambio sobre
nosotros mismos, así como también sobre el entorno y la realidad.
Pero, a su vez, se hicieron necesarios para el contacto y la sociabilidad,
para decir que ahí, así, una relación sucedía. Creando vínculos:

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Navalles Gómez, J. Territorio, conocimiento, cultura: entrecruces

Las fantasías tecnológicas populares pueden rastrearse al menos hasta


el siglo XIII, cuando el filósofo Roger Bacon profetizó que grandes
barcos, sin velas ni remos, navegarían por ríos y mares; vehículos,
sin animales de tiro, se moverían rápidamente por tierra; máquinas
voladoras, con alas batientes como las de un pájaro, surcarían los
aires; y que personas, provistas de campanas de buceo, explorarían
las profundidades oceánicas (Basalla, 1988, p. 98).

Un vínculo puede definirse como un referente a un proyecto de sociedad


(Latour, 2005, pp. 19-21), un “punto de llegada”, un reinicio; con este
incluimos o excluimos a los otros, ya sea restringiendo su reconocimiento
o participación en el mismo, o ya sea mostrándoles los límites y las
fronteras que controlan el acceso al saber e información. Un vínculo
constata el registro de la distancia, así como el de las diversas maneras
en que ésta es (fue) atajada, preservada y evidenciada. Históricamente
esto sucedió con los entornos urbanos, lo escribió el historiador Régnier-
Bohler: “los recintos establecen en efecto deliberadamente diferencias
entre los que están afuera y los que reciben autorización para habitar
dentro entre los admitidos y los rechazados” (1985, p. 326). Ejemplo
cargado de tanta historia que lo hemos obviado. Nos referimos, claro
está, a las ciudades, que no aparecen como sujetos sociales sino hasta
el siglo XVI (Castro Nogueira, 1997, p. 47). Como construcción urbana,
la ciudad levantó los límites y demarcó las fronteras físicas y simbólicas
(Sennett, 1990). Y lo hizo, además, mediante la manipulación de todos
los materiales existentes: madera, metal, fuego, acero, cristal (Derry &
Williams, 1960). El resultado de esos esfuerzos desplegó una variedad
de inimaginables construcciones: vallas, paredes, muros, rejas, torres
y torretas, alambradas, fosos, pozos, ventanas y puertas... y, claro,
algunos puentes para generar la ilusión del ingreso, de cercanía, de
calidez humana.

De ahí el necesario reconocimiento a la distancia, vista como una


configuración histórico- cultural o, como la llamó Simmel (1908), una
“forma social”, que fluctúa entre lo sublime y lo evidente, entre lo cortés y lo
bélico (Caillois, 1963; Sloterdijk, 1994; 1999), y cuyo impacto e impresión

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Navalles Gómez, J. Territorio, conocimiento, cultura: entrecruces

devienen una serie de transformaciones que acontecen a nivel político,


social, cultural, tecnológico, sanitario (Basalla, 1988; Burke, 2000;
Schlögel, 2007). La distancia es la referencia a una fuerza que orienta
una acción, ha sido abordada disciplinariamente, postulando distintos
escenarios, disertaciones y enfoques (sociológicos -Simmel, Sassen-,
urbanísticos -Castro Nogueira, Schögel-, históricos -Burke, Caillois-,
psicosociales -Sennett, Sloterdijk, Han-), a los que podríamos apegarnos,
o no; mejor coincidir con Arnheim, y con como la imagino, esto es: “un
delicado equilibrio entre aproximación y alejamiento” (1982, p. 18).

Paradoja en la que se asientan nuestros vínculos y relaciones. Así


redefinimos a la distancia, como una atracción que aleja y que nos
ha permitido preservar un proceso civilizatorio (Sloterdijk, 1999).
Al considerar esta premisa, se expone el vínculo entre territorio,
conocimiento y cultura, a partir de emplazamientos concebidos para
hacerla presente. Acceder a esta. Aproximarse a la distancia, identificarla
como “forma y fondo” (Simmel, 1908; Arnheim, 1982) de toda relación,
supone un recorrido por los emplazamientos del pensamiento social, por
ejemplo, al acudir tanto a los mapas y la cartografía como a la agricultura
y la geometría, finalmente, la distancia queda expuesta a través de lo
divulgado desde las pantallas y la realidad virtual; empero al identificar
nuestras acciones y actitudes respecto a lo que creemos lejano o cercano,
real o ficticio, sabremos que estas están implícitamente relacionadas
con la capacidad geométrica de controlar y definir la realidad. Con sus
consecuencias también. “¿Todo empezó, como está escrito, por un gesto
de selección, de exclusión o de expulsión?” preguntó Michel Serres
(1993, p. 42), ese es el punto de partida.

Conocimiento & territorio

Como un episodio que se desprende de una historia cíclica acerca de


la humanidad, se nos ha contado que todo territorio, para adquirir
valor, ha de ser depurado, derrumbado y, acto seguido, intervenido,
reconstruido. Resignificado. La historia que se nos ha contado, no es
otra sino aquella que dispone que cada territorio tiene su propio ciclo.

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Desde siempre se le ha visto como un escenario donde representar


acciones. Dónde intervenir. De inicio se le visualiza como un paisaje que
nos invita a hacerlo nuestro. Recorrerlo. Palparlo. Compartirlo. Pero
para ello habrá de ser dividido. Una y otra vez, en porciones, encuadres
o extensiones, legitimando que, al hacer mención del territorio, este
depende de los recuentos en las transformaciones que se le han
perpetrado. Materiales, evocativos, sensibles. Lo expone Schlögel:

En tanto no esté medido, el espacio es descomunal, salvaje,


indisciplinado, indómito, vacío, inconmensurable. Sólo medido es
doméstico, domesticado, franco, disciplinado, entrado en razón,
razonable, razonado. Sólo territorializado es el espacio dominable y
dominado, espacio de dominio (2003, p. 165).

En un principio, la purga total. A continuación, la emergencia en la


imposición de comportamientos, la división en parcelas, la aparición
de fragmentos; la creación de mundos delimitados a los que se les
asignaron actividades exclusivamente realizables en ellos. Los orígenes
del proceso civilizatorio se van labrando. Con paciencia y contemplación:
“Así nació la agricultura, en un espacio desnudo, pillado, devastado,
asolado”, escribió Serres (1993, p. 43).

Una invención, empero una práctica social o colectiva, que nos ubica en
una primera separación: la acaecida entre lo humano y lo natural. Entre
lo civilizado y lo salvaje. Que evidencia el conflicto entre la vida nómada
y la sedentaria, es decir, entre la constitución inicial de asentamientos
alrededor de un recurso natural, donde la recolección era suficiente y la
cacería obligatoria para subsistir, prácticas que despliegan un sentido
de apropiación. Visto en positivo: “El desarrollo de la agricultura fue
un requisito previo esencial para el nacimiento de los asentamientos
urbanos” (Morris, 1979, p. 14). La recolección impuso la salida del terruño;
forzó, al encuentro con lo desconocido, la única vía para sobrevivir.
La agricultura, obligó al resguardo, a la repartición, a la protección de
bienes materiales y de aquellos involucrados en su constancia (Reichholf,
2008). La división no sólo fue interna; tuvo su origen en la necesidad de

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Navalles Gómez, J. Territorio, conocimiento, cultura: entrecruces

alejarse de lo desconocido, de lo proveniente de fuera. Fomentó el temor


al contacto, a lo extraño, a lo distante. Al otro.

Con la agricultura, la separación entre la naturaleza y lo humano


adquirió diversos niveles de profundidad. La lógica sedentaria se
impuso a la par que se perfeccionó la agricultura. A saber: “Los
‘sedentarios’ se convirtieron en los iniciadores de las ciencias naturales
y del progreso” (Reichholf, 2008, p. 240). En el trasfondo del resguardo
y la protección, los colectivos dispersos ubicaron los orígenes del
proceso civilizatorio; sus consecuencias serán exteriorizadas en otros
procesos que les permitirían preservar, para sí mismos, para los suyos,
esa supuesta estabilidad. Así, a la par de la emergencia de medidas
sutiles para reconocer el territorio, surgieron, como su complemento,
prácticas con tintes de barbarie (conquista, exterminio, limpieza
étnica). “La cultura es la continuación de la barbarie por otros medios”,
acota Serres (1977, p. 223). Paradójicamente, resguardo y protección,
cultivo y explotación, igualdad y diferencias, se hicieron manifiestas, a
partir del trazo de una línea imaginaria que marcaría los límites.

Los primeros asentamientos se enfocaron en la caza, en buscar, atajar


y recolectar lo que estuviera a la mano. Para probarlo, degustarlo o
acostumbrarse a ello. El vuelco en la mentalidad sucedió ante la escasez
de recursos y, en consecuencia, los colectivos se vieron obligados a
desplazarse para satisfacer sus necesidades. A saber: “La unidad social
era la familia, pero la sociedad era nómada por necesidad; tenía que
desplazarse constantemente en busca de nuevas fuentes de alimento y
llevar consigo escasos enseres de un primitivo refugio temporal a otro”
(Morris, 1979, p. 15). Los asentamientos humanos exigían manutención,
ya que las poblaciones aumentaban en la medida en que permanecían en
un solo punto. Evidenciando lo insuficiente, lo desgastante, de la cacería.

La permanencia en un lugar gestó otra unidad social: “la aldea” (Morris,


1979, p. 16). Emplazamiento de avanzada que permitió contrarrestar
los efectos de un temor primigenio: el hambre, estado latente entre
aquellos bajo el amparo de un pensamiento colectivo, un totém o un

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tabú, una leyenda, un líder de manada, gurú o hechicero de la tribu, un


gestor de promesas de supervivencia, así, fueron los cazadores los que,
al hacerla, inventaron la empiria.

La racionalización en el control de la naturaleza y el terreno impulsó


al reconocimiento obligatorio de las jerarquías, así como al despliegue
de conocimientos para atajar la mentalidad temerosa y reticente hacia
el contexto y el exterior. Las catástrofes naturales se asumieron así en
referentes primigenios y dieron paso a la geometría. O, al menos, ésa
fue la historia que nos contó Herodoto (Serres, 1993, pp. 45-47). La
ilusión de prevenir las catástrofes venideras sustentó la aceptación de
la geometría.

Después de visto el caos, y anticipando su tenaz presencia, la geometría se


instaura. Ésta prometió el aprovechamiento, conservación, expropiación,
despojo y dominio del territorio. Un asunto de percepción que dota de
estabilidad a la realidad (Eliade, 1955). O como sugiere Arnheim (1982, p.
177), fue sólo una cuestión didáctica: al reducir la vida cotidiana a figuras
geométricas implicó su posterior interpretación. Dominio del miedo.

Con las catástrofes naturales todo desaparece: es arrasado, desligado,


arrancado, suprimido, en suma, eliminado. Terremotos, diluvios,
inundaciones, incendios, deforestaciones, erosión. Sobre la naturaleza
no hay posibilidad de control inmediato, nunca ha existido esa
posibilidad; su impacto sobre el terreno primigenio es frontal, sin
mediaciones, sin humanidad. Y la geometría adquirió esas características,
producto del pensamiento social que devino en un modo de pensar
el espacio (Morris, 1979; Campligio & Eugeni, 1990; Castro Nogueira,
1997). El pensamiento racional emergió de la delimitación del espacio.
Permitió contener la incertidumbre colectiva. Guiar su mirada sobre el
entorno. Haciendo del proceso civilizatorio una cuestión de percepción
(Guillaume, 1937; Arnheim, 1982; Serres, 1990).

Con la agricultura se estableció una íntima relación entre las expresiones


climáticas disgregadas y el control de la naturaleza, instaurada, reforzada,

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divulgada, por los interesados en hacerla permanente. A partir de ser


propuesta, las actividades cotidianas y de supervivencia adquirieron
sustento bajo un denominador común: la protección, la expulsión de
aquellos ajenos a la comunidad, el cada vez más limitado acceso a los
recursos, a las vivencias ahí acaecidas, en consecuencia, al conocimiento
generado y fomentado. En paralelo, la aceptación de la geometría en
tanto conocimiento elemental para la conformación de las sociedades
adquirió carácter obligatorio. “La medición de la longitud llegaría a ser
importante tan pronto como el hombre comenzó a edificar y a dividir la
tierra”, sostienen Derry & Williams (1977, p. 317).

A partir de esta depuración se instauró la domesticación, la labranza,


los límites, las restricciones, la secrecía. Serres (1993), entrelíneas,
contó esa historia. Después del cultivo material, las prohibiciones
posteriormente se enfocaron en los conocimientos ahí generados
(Burke, 2000). A partir de su resguardo, tutela, vigilancia, salvaguarda.
“Tierra, Dios y verdad pertenecen al mundo de los labradores” dice
Byung-Chul Han (2013, p. 66). Ahora ese espacio depurado, ahora
purificado, será digno pero sólo para unos cuántos, la domesticación
ya no es sólo la del territorio, lo es también del conocimiento, de los
cuerpos, de su valor como una forma social, que a la vez convoca y
segrega, ampara y repara, acoge y expulsa: “el paisaje peligroso separa
el espacio del templo y dibuja, en primer lugar, una línea cerrada: en
el interior lo sagrado, en el exterior lo profano” (Serres, 1993, p. 43).

El territorio resguardado, se asume indispensable para preservar los


insumos ahí generados, podrían ser alimentos o podría ser el acceso a
la vida en común, a la información sobre los pares y los diferentes, pero
sobre todo, al conocimiento que pueda poner en riesgo las debilidades
y constancias de tal o cual civilización. El labrador estableció así una
relación obligada con el guardia, con el guerrero; y ambos lo hicieron
con el sacerdote. Anticipando así complicidades y secrecías. La creencia
en el dominio de la naturaleza y en la capacidad de disposición de los
recursos, será reforzada por una práctica de convivencia -la agricultura-
y mediante un conocimiento enteramente racional -la geometría- dio

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legitimidad al dividir, sustraer y fomentar (en lo abstracto) todos los


recursos disponibles y/o a utilizar.

Complementando la idea, Caillois argumentó que “la formación de un


estado propiamente dicho implica ante todo la fijación del asentamiento:
de esta manera, las relaciones territoriales se imponen lentamente sobre
los lazos de consanguinidad característicos de la organización tribal”
(1963, p. 23). Por caso, lo que defienden los ejércitos es la estabilidad, el
orden impuesto y no consensuado, o ésa idea primigenia sobre comunidad
basada en lo que materialmente se tiene, lo que se ha conquistado. A
partir de aquí, solo queda defender y/o extenderse, en tanto “es el hecho
de la división lo que conviene retener ante todo” (Caillois, 1963, p. 23).

La cultura es una mentalidad racionalizada; una mentalidad dotada,


además, de ciertas estrategias de preservación. La cultura no es sino
el asentamiento y expresión de regímenes, expulsiones y exterminios;
su contracara es un pensamiento totalitario a imponer a través de los
desplazamientos, la segregación y coerción de quienes no coinciden
con él. No obstante, la convocatoria siempre está abierta, ya que la
negación de la inclusión proviene de los requisitos de ingreso a dicha
sociedad (Sloterdijk, 1999; Morin, 2005).

La cultura implica una toma de distancia. Un alejamiento. Un paso


dado con reservas. Sugiere la identificación de límites convenidos.
Jactarse del conocimiento implica justificar las demarcaciones
latentes, futuras, obligadas para preservarlo, siendo ésta la historia
a contar, y que escribió Sennett: “las murallas […] representaban los
valores culturales de la religión, la política y la vida familiar” (1990,
p. 11). Se reconoce una historia detrás de su edificación e imposición,
misma que es obligatorio contar para comprender la actualidad y las
consecuencias políticas y económicas, morales y religiosas (1990, p.
13), que las murallas -materiales, simbólicas, virtuales- tienen en la
configuración de los vínculos sociales. A todo esto se le puede llamar
globalización. Eufemismo para remontar apropiación, conquista,
dominación, consumo, coerción.

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Navalles Gómez, J. Territorio, conocimiento, cultura: entrecruces

Territorio & cultura

Y la globalización se vuelve explícita a partir de la transgresión de los


límites y barreras, de la búsqueda de las respuestas de siempre en
algún otro lugar, enclavada en utopías de fronteras y de resguardos
mediáticos de acontecimientos (Castro Nogueira, 1997; Sloterdijk,
1999; Virilio, 1976). O como señala Morin (2005, p. 17): “se justifica
toda una escalada de conquistas que van más allá de la necesidad vital
y que se manifiesta en las masacres, las destrucciones sistemáticas, los
pillajes, las violaciones, la esclavización”. Después de establecer límites
de acceso al conocimiento y fronteras sobre el territorio, lo que queda
es la expansión de símbolos, la divulgación de códigos, la dispersión de
comportamientos adoptados, ahora, de lo que se trata es de llevarlos
hasta el fin del mundo, o bien hasta alguna otra localidad o civilización.

El semiótico Eco (2013), emprendió un recorrido por estos


emplazamientos, reconociendo la curiosidad por familiarizarse y, a
la vez, subyugarlos, actividades realizadas en paralelo amparadas en
las intenciones de preservación, disección, selección y clasificación
(Serres, 1990, 1993; Burke, 2000). Emplazamientos de curiosidad e
incertidumbre, de recelo hacia lo desconocido, nos dice Eco que éstas:
“son las tierras y los lugares que, ahora o en el pasado, han creado
quimeras, utopías e ilusiones, porque mucha gente ha creído realmente
que existen o han existido en alguna parte” (2013, p. 7). Por ello vale la
pena su búsqueda. Por la incertidumbre que provoca su reconocimiento
o existencia. Lo lejano, asusta; lo desconocido, aterra. Pero al definirlos
como “territorios vírgenes” que se entregan o son conquistados, esa
actitud cambia, justificando cualquier acción o vejación contra los
mismos territorios (González, 1992, p. 164). La atracción de la conquista
ha sido siempre la legitimación del ejercicio del poder.

El común denominador fue que entre más lejanos se percibieran esos


territorios desconocidos o imaginados, más interesantes serían, y el
deseo de asimilación y conquista devendría prerrogativa para realizar
ese viaje. Aquiles lo supo bien. También Odiseo. Y como las mitologías

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se renuevan, Neo es el más reciente Odiseo. Lo atractivo es ese halo


encantador que se desprende al acceder a nuevos conocimientos,
gestos, personajes, objetos, exigiría algún recurso, un actante (Latour,
2015), que reordenara esa realidad, resignificándola, reinterpretando
las creencias, acotando las imaginaciones. Se requirió de un mediador
que fuera transformándose de acuerdo a los propios conocimientos
extraídos de los relatos o de las voces de aquellos que sí habían vivido
esa experiencia. Nace la cartografía.

Porque se requerirá precisión y cálculo para llegar, a donde fuera,


a donde se sabía existían mayores recursos (a explotar). Los mapas
remontan una exigencia previa de exactitud para la planeación de
una ruta segura para llevar y/o traer mercancías, insumos o nuevos
personajes, y junto con estas, estos, otras historias que contar, que
permiten reinventar el recorrido, con la “sorpresa y decepción de
los viajes. Ilusión de haber vencido la distancia, de haber borrado el
tiempo”, escribió Perec (1974, p. 117).

El arte de la cartografía se torna en una exigencia civilizatoria, cuya


pretensión fue el reordenamiento del espacio, empero del mundo,
de su re-significación. Se trataba de, a partir de ciertas coordenadas,
conocer otros escenarios, y saber cuánto tiempo se necesitaría para
llegar hasta esa otra ubicación desconocida. Los relatos y la necesidad
de medir el tiempo, la orientación en el mundo y en una realidad, la
dirección correcta para no toparse con algún peligro, el pretender ser
el protagonista de algún descubrimiento, acompañaron la presencia de
los mapas y del uso constante de estos como guías para los viajes, las
aventuras y las conquistas, plétora de promesas y compromisos (Crone,
1953). Escrito de forma nada poética sería así: “Toda gran ruptura es
derrumbamiento y nueva formación de espacios, sociales, políticos
y culturales. El mundo tiene que medirse de nuevo, cartografiarse,
denominarse y así redefinirse” (Schlögel, 2003, p. 89).

Como documento socio-histórico, los mapas nos hablan del drama del
surgimiento y desaparición de lugares e imágenes espaciales (Schlögel,

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2003, p. 90). Los relatos que se desprendían de su interpretación se


volvieron información valiosa que permitiría trazar senderos, con
disposición al cambio a partir de nuevas historias acerca de otras
realidades, responsabilidad que inicialmente recaía en el cartógrafo para
después delegarse en aquellos preocupados por el control de cualquier
territorio. De inicio, al cartógrafo que acompañaba las expediciones se le
hacían crecientes demandas. El viajero o el comerciante dejaron de ser
los únicos usuarios de los mapas. Posteriormente, el militar, sobre todo,
después de la introducción de la artillería, exigiría una representación
fiel de los accidentes superficiales en lugar de la primitiva delineación
convencional o gráfica, sin que se alcanzara una solución satisfactoria
hasta que se inventó el contorno (Crone, 1953, p. 10).

Defensa, expansión y conquista, serán las tres acciones a legitimar


en el entrecruce histórico entre cultura y territorio. En la búsqueda
y descubrimiento de otros escenarios, de otros conocimientos y
costumbres, esto no descarta lo ya conocido, al contrario, la idea es
imponerlo sobre lo desconocido. “La decadencia puede retardarse o
contenerse, la ruina de un lugar es contemporánea de la plenitud de
otro” sostuvo Serres (1977, p. 205). Eso que proviene de fuera, algo
externo a ese primer acuerdo, y que pudo haber generado comunidad.
Dijo Schlögel: “No hay guerra que empiece sin mapas, ni guerra que
acabe sin ellos” (2003, p. 88).

En contraste, y sin contacto previo, se registran dos maneras de ver al


mundo, dos realidades, dos conocimientos, otros personajes, sentires,
pero sólo uno podrá asumirse verdadera. Empero, “el reino de lo mismo”
(Serres, 1993, p. 68), toma el lugar de lo otro. Desplegando otras acciones:
división, imposición, coerción, “la cultura moderna es víctima de una
tajante división entre el interior y el exterior” escribió Sennett (1990, p. 12).
Sí los mapas representan esa realidad son la imposición de un proyecto
que no repara en atentar con lo ya documentado, visto, vivido. De acuerdo
con Schlögel: “Siempre que un mundo llega a su fin y se inicia uno nuevo
es tiempo de mapas” (2003, p. 91). Empero, con los mapas se decreta la
conquista del pensamiento horizontal (Arnheim, 1982, p. 32).

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Para algunos autores (Crone, 1953, p. 12), los mapas serán un


testimonio invaluable, por toda la información contenida en estos, por
ser la vía de comunicación e intercambio con respecto al ejercicio del
poder, porque a partir de esa su representación visual se sabrá qué
hacer y cómo atajar expansiones, revueltas, implosiones. Así mismo
pueden ser manipulados y descontextualizados, empero los mapas
son construcciones ideológicas y productos socio-históricos (Schlögel,
2003, p. 102), sujetos de crítica, transformación y reivindicación.

Cuando el territorio ya fue despojado de todo rastro de resistencia, de


toda fuerza contraria a la imposición, comienza desde cero la reparación
de los lazos y se dividen las zonas para una nueva edificación. Así, las
nuevas (dis)posiciones son difíciles de asimilar, los que se quedan ahí
están obligados a obedecerlas, ya que sólo así serán reubicados, (in)
corporados, a partir de esas premisas (Virilio, 1976, p. 25). Andar por
ahí ya no será lo mismo, los trazos ya cambiaron, el territorio, empero
la ciudad, el barrio, el país propio, ya no son los mismos, pero aún así
los deambulares, colectivos o personales, se justifican.

Como ejemplo las ciudades, y más las que exhiben la defensa de lo


construido, instruido y edificado. Pero a la vez, estos emplazamientos
se tornan escenarios de coerción, expulsión, depuración (Serres, 1990;
Sennett, 1997), ahí las reglas cambian, ahora se imponen otros criterios,
sin olvidar que, ante esa convivencia, ante esa posible socialización,
antes se convocó el exterminio o la expulsión. O la segregación o el
enclaustramiento. El acopio y el consumo. La sutileza de las invasiones
y de la territorialización, así como la de la redención es una cuestión
que se fue forjando con las experiencias, de dejar de estar basadas en
la proximidad y la sujeción, tal como se hiciera en sus inicios con las
hordas y la degradación salvaje, se transmuta en, a decir del urbanista
Virilio: “la planificación, la neutralización, la destrucción obligatoria,
la eliminación de cualquier obstáculo” (1976, p. 19).

Por ilustrar, una ciudad es diferente a la sumatoria de las construcciones


arquitectónicas y urbanas que la conforman, una ciudad se reconoce desde

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las sinuosidades entre sus calles, sus avenidas, con su gente, mismas
que (calles, avenidas, gente) permiten que los que la habitan también la
transiten, y los que en estas hacen bulla, mientras la desgastan y usan,
se diviertan a través de ella. En una especie de sociabilidad lúdica. Y de
eso habrá registro. Esto es, a las fronteras que dan la cara al exterior se
les complementa con los recorridos y ociosidades en los interiores, pero
de las cuales también se está expectante: “la propia iluminación es más
eficiente que la iluminación ajena”, sugiere Han (2013, p. 100).

La instalación de una civilización es un proceso urbano, asentado en la


racionalidad de las prácticas y en la coerción de las relaciones. El cómo
sucedió es toda una historia, documentada a partir del cómo la expansión
fue, poco a poco, resguardando esos avances, esto es, lo bélico vigilaba lo
religioso, lo civil daba los recursos para continuar con las exploraciones.
Lo religioso exoneraba de los excesos cometidos. El avance bélico, la
conquista religiosa, la conformidad civil, se habrían de adaptar a los
estándares geométricos, serían actividades complementarias para
generar registros sobre los procesos civilizatorios.

A saber: A la distancia se ejercerá control, implica avanzar sin ceder


terreno, y a la vez desplegar dispositivos que delimiten los nuevos
recursos, tramo a tramo, trazo por trazo, la realidad contextualizada,
segmentada, adquiere el sentido que se le ha atribuido. Defensa,
conquista, expansión: son las tácticas obligatorias para el arte de hacer
la guerra (Caillois, 1963; Parker, 2005), van de la mano de la historia
de la civilización.

Acabar artificialmente con todo y con todos lleva tiempo, mismo que queda
registrado en el espacio, empero las crónicas, las bitácoras, los relatos,
exigen, para permanecer en las conciencias materializarse, para hacer creer
a los otros que estas historias sí sucedieron, o que no (Vincent, 1987, pp.
213-227; Yerushalmi, et al., 1989), y que no se podría prescindir de éstas,
que, si esa fuera la intención, habría que transgredirlas. La instauración
de las fronteras se tornó el siguiente paso en el establecimiento de las
relaciones de intercambio, cooperación y comunicación.

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Las fronteras se crearon a partir de los encuentros bélicos (Caillois,


1963), pero se disiparon a partir de la lenta sociabilidad (Simmel,
1908), o de la rápida o inmediata socialización (Aranzueque, 2010), y
sin duda, se justifica su pertinencia como contenedores de intercambios
y experiencias, las vuelven necesarias, a partir de la complicidad que
han establecido con los mapas, las fronteras devienen líneas y sombras,
que simplifican toda realidad: el caos latente. Las fronteras serán
experiencias en el espacio, al imponer una, al traspasar otra, cuando
se intenta fortificar todas, pero será la percepción de éstas, lo que dota
de estabilidad a la realidad, “las fronteras perfilan territorios, áreas
estatales, ámbitos de dominio” (Schögel, 2003, p. 139). Son el referente
de lo que se debe trastocar, simbólicas o materiales, son convenciones
que permanecen hasta que algunos se atreven a cuestionarlas o se
aventuran más allá de éstas.

Por ello es que la distancia tuvo un efecto discrecional. Desde el


pensamiento bélico, permitiría hacer daño sin saber desde dónde
provendría el peligro, lo cual obligaría a estar pendiente de las
consecuencias, esto es, después del impacto, sea aviso o amenaza, la
actitud esperada, será la rendición. Ya que cuando se ejerce control
–del territorio, del lenguaje, de los sentimientos- de ello debe quedar
constancia, cada emplazamiento conocido y por conocer es parte de la
sujeción, por eso es que las conquistas siempre se han realizado por
todas las vías, por cada tránsito posible, una conquista que se jacte de
ser ideal, exitosa, al difundir una imagen a temer que le represente,
implicaría haberla hecho por cielo, mar y tierra (Perec, 1974, p. 115;
Virilio, 1976, pp. 124-130), sino, solo fue una irrupción a medias.
Controlar el entorno cuenta con su propia retórica.

La destrucción masiva y las masacres colectivas están inscritas en


estas polémicas, a veces se ocultan, otras veces se comparten, otras
se difunden, fomentando terrores, y su explicación proviene de la
traducción y sociabilidad en las prácticas, conectando con la mención
previa a los medios de iluminación, transporte y comunicación, su
desarrollo, impacto, asimilación.

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Conexión que permite aclarar las acciones y atentados constantes a la


vida colectiva. Acontecimientos del pasado replicados en el presente.
Por caso, los registrados por la memoria colectiva que marcaran a
generaciones quienes conmemoran a aquellas otras que se quedaron
en el camino. En ocasiones asociados a escenas de desaparición o
erosión (Virilio, 1976), evidencias de autoritarismos, no velados, sino
manifiestos y con tendencia a la universalidad (Ibáñez, 2005; Morin,
2005). Distante manifestación de indiferencia, y ahí ya no hay paso
atrás, porque a partir de su ejecución, ya no hay manera de crear empatía
alguna, ni cariño, ni recuerdos, ni nada; allende las convocatorias
porque esto no suceda, pasa, pasó, en cada década o siglo hay un dato
que lo sustenta (Finkielkraut, 1982; Sassen, 2003, 2014).

Y tomando como pretexto a cualquier colectividad, sean judíos, mujeres,


obreros, niños, pobres o latinos, sean migrantes o estudiantes, sean
los otros, los extraños, las manifestaciones frontales de la indiferencia
han sido la depuración y la erradicación. Los límites rebasados. La
purga y supresión, el arrasamiento de otras vidas o elementos permite
la purificación de ese espacio que está siendo territorializado, el siglo
XX ha contado varias versiones de ello (Finkielkraut, 1982; Ibáñez,
2005; Morin, 2005).

Cultura & conocimiento

Entre las formas sutiles de apropiarse del territorio, del conocimiento,


de la cultura, es obligado mencionar la neutralización, con ésta reinician
proyectos de sociedad. Al trasladarse de un asentamiento a otro, al
traducir o reinterpretar un conocimiento en otro, al poner en movimiento
a una sociedad. Para Sennett esto sucede porque: “la convicción de que
la población puede expandir infinitamente los espacios de asentamiento
humano es la primera forma, hablando en términos geográficos, de
neutralizar el valor de cualquier espacio determinado” (1990, p. 68),
ejemplificado esto a partir de peregrinaciones, de la venta y consumo de
odiseas de exploraciones, el movimiento en sí, desgasta el acontecimiento,
neutraliza cualquier otra actividad, que se ve complementada con la

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expansión de significados llevados a otros emplazamientos: “la pérdida


de centro es la segunda forma, en términos geográficos, de neutralizar el
espacio urbano” escribió Sennett (1990, p. 69).

Y en respuesta a esa inicial pregunta hecha por Serres (1993, p. 42),


la depuración, la purga, la exclusión, los desplazamientos (forzados o
no), han sido constantes en los procesos civilizatorios (Morris, 1979;
Finkielkraut, 1982; Morin, 2005), y por más gráciles que fueran (Ibáñez,
2005), darían paso y continuidad a los ejercicios de dominación. La
violencia ejercida y desplegada en esas prácticas serán legitimadas
desde una retórica de control.

Sin ir lejos, habría que pensar, poner a discusión, los desplazamientos


que se han sucedido en la historia de algunas sociedades, comunidades
y países (Sassen, 2013). Así como sus nuevas modalidades, por ejemplo,
las que se han registrado en Colombia o en México, en Latinoamérica,
a partir de la injerencia del narcotráfico en la vida social o lo que ha
pasado a partir del apartheid africano (Coetzee, 1996), o al hacer
mención de los migrantes que atravesaron suelo mexicano en pos
del “sueño americano”; empero en ese mismo territorio mexicano
algo ha pasado históricamente con las comunidades indígenas y de
campesinos, quienes han sido expulsadas de su terruño, tanto por el
ejército nacional como por los grupos delictivos de la localidad.

Simbólica o material, la violencia ejercida en pos de la territorialización


se hace manifiesta desde diversos procesos colectivos, como la
neutralización, como la pérdida del centro, como la expulsión del
mismo, y esta no distingue su ejercicio al fin y al cabo se ha desplegado
en diversos escenarios, horizontales o verticales, ejemplo de estos
últimos se vislumbran en los contextos urbanos y semiurbanos a la
par de la gentrificación, violencia simbólica que instaura corporativos
sobre barrios, vecindarios y vecindades, o que impondrá sobre estos
centros comerciales. Unos por otros, los lugares que en algún momento
acogieron a un grupo social, un colectivo o algún conocimiento, son
derruidos, desmantelados, puestos bajo coerción, resignificados, desde

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las instancias que ejercen discrecionalmente poder. Caso polémico, el


de los terrenos baldíos vueltos cementerios (Ovalle y Díaz, 2017).

Ahora, es necesario recalcarlo, las transformaciones sobre el territorio


no son uniformes, tampoco instantáneas, cuando son así, son atentados,
i.e., exterminios. matanzas o depuración, con intencionalidad sí ya que
su impacto provendrá de las consecuencias ubicadas en el largo plazo
(Schlögel, 2003; Sloterdijk, 1999; Sassen, 2013). Condicionado a sí se
les da seguimiento o se les oculta, si después de cometidos estos excesos
son cobijados por el olvido social.

Por ello es que en ocasiones son imperceptibles, porque ahora ya sólo


pensamos desde lo inmediato, a partir de la manipulación del entorno
y de las prácticas ideológicas que justificarían la supresión de vínculos
significativos, empero habrá que estar pendientes, ya que nos puede
pasar aquello que Serres contó hace algunos años (1990, pp. 9-11),
cuando relató el momento cuando dos guerreros estaban embebidos
combatiendo, pero no repararon en que no eran ellos quienes
importaban, sino el territorio donde esto sucedía. No es el cambio en
sí lo que importa sino la legitimación de su ejecución violenta. Dando
paso al despojo, la vejación, la segregación.

Conclusión adelantada: el territorio es una cuestión política cuando


nos deslumbran las construcciones modernas que se amparan en
exposiciones ideológicas, en desplantes inhumanos. Y lo que está en
disputa, sean los recursos naturales, la vivienda, el alimento, la cultura
o la educación, el entretenimiento, dependerá de las posibilidades
de acceso, del respeto hacia las diferencias implícitas y explícitas
que orientan nuestras acciones, de la identificación y legitimación
de reacciones que puedan atentar contra esa vida en común. Y la
pugna por ello implica una discusión necesaria sobre como ese
deslumbramiento nos ha enceguecido, por soberbia o arrogancia,
pareciera que no queremos discutirlo, volteamos la mirada u omitimos
hacer ese recorrido.

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La actitud moderna de acortar distancias (Aranzueque, 2010) se basa


en el intercambio y difusión de información de acontecimientos,
polémicas y debates en otras latitudes, donde las fronteras materiales
ahora ya han sido rebasadas a partir de lo virtual; la imposición de
lo real, que fue el proyecto de la era moderna se fue erosionando,
las edificaciones que le representaban y que hacían evidente ese
alejamiento entre colectivos y realidades, extensivas en lo vertical y
horizontal, fueron derrumbadas (Duby, 1995; Burke, 2000). Muros,
murallas, puestos de vigilancia, fosos, las mismas fronteras que fueran
exigencia para preservarse como especie o sociedad serían eludidas,
rebasadas, y el acceso indirecto a ciertos lugares, exóticos, lejanos,
misteriosos (Castro Nogueira, 1997; Eco, 2013), es lo que ahora marca
la pauta: las murallas, las fronteras, los límites para intervenir, o no,
sobre esa otra realidad fueron atravesadas por las pantallas.

Ahora, al ser rebasados los límites, suprimidas las fronteras,


cuestionada la autoridad moral de la información, puesta bajo
coerción la comunicación, lo que queda ya no es un desierto o un área
a explorar, conquistar y explotar, ni un territorio per se, pensamiento
o conocimiento legítimo a preservar, sino un mar de información y
exposiciones públicas, cuestionamientos y delaciones extra-públicas,
donde todos están al pendiente de todos y se argumenta por una
empatía a partir de involucrarse con lo hecho, prometido y no
cumplido (Han, 2013), por el otro, por los demás, reconociendo a esa
empatía ante lo visto como la moneda de ingreso a esa otra realidad; la
territorialización del saber y del conocimiento ahora es una actitud de
cercanía, de consumo, presuponiendo y personificándose en ubicuidad
(Castro Nogueira, 1997; Bragança, 2010).

Esta diáspora de imágenes distorsiona las acciones, las intervenciones.


No se acierta a saber cual es, o no, real. Se juzga con pleno
desconocimiento de causa, se opina, se dice, se hacen llamados a la
cordura, a la sensatez, a la democracia, a la no violencia. Cuando en
realidad, esa es la última acción que se espera que suceda (Ibáñez, 2005,
pp. 68-84), y de la cuál se exige registro. Antes, desde ese pensamiento

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de expansión anclado en lo material se sabía lo que ahí había ocurrido;


ahora, en este pensamiento virtual de consumo de información, lo
que sucede en cualquier territorio puede ser ocultado, desmentido,
legitimado mediáticamente, distorsionando, y que va desde protestas
hasta elecciones, catástrofes y atrocidades vistas cual espectáculos u
ociosidades.

Generando la ilusión de participar de todas las experiencias


democráticas: la falacia del tiempo real, en este momento, nos
hace cuestionar que si la distancia devino tiempo, el tiempo se hizo
manifiesto como una implosión, “neutralización” se le llamó, del
acceso a la información y la comunicación. Y lo dice Bragança: “En la
Edad Media, a partir de cierta imagen de lo distante y, no obstante,
omnipresente (Dios), se estructuraba lo real, que obedecía así a un
mandato y una voz exteriores” (Bragança, 2010, p. 203), por ello
los muros o la vigilancia constante, por ende, la marcada diferencia
entre unos y otros, para ejercer un mejor control hacia sus acciones y
pensamientos, con miras a la latente coerción.

Conclusiones

Se ha intentado argumentar teóricamente, a partir de ejemplos históricos


y cotidianos desplegados en el largo plazo, el vínculo o entrecruces
entre conocimiento, cultura y territorio. Su interdependencia. Ya
que al intervenir sobre uno -territorio- se trastocan los otros, al
distorsionarse, al manipularse uno –conocimiento- se cometen
excesos en los otros, y al reivindicar uno -cultura- habrá que reconocer
el impacto sobre los otros dos.

El punto de partida se ubica en el territorio, en las intervenciones


realizadas en este, en ocasiones enfocadas a la vida en común, en otras
siendo fatídicas. Ya que la intencionalidad proviene del conocimiento,
del cuestionar el por qué y para qué de esas intervenciones, de señalar
cómo sucedieron, cuándo, en beneficio o supresión de quién o qué.
El punto de llegada es una forma social: la distancia. Su despliegue
empírico que permite conectar conocimiento y prácticas sociales.

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En un primer momento, este texto se intituló: el territorio como cuestión


política. Una reflexión obvia y general. Aludiendo a que a través de los
años se fue transformando, debatiendo respecto a sus propios cambios,
reivindicándolos, negándolos, actividades que permitieron reconstruir,
renovar, significados y sentires. Creados comunalmente o impuestos ahí.

Esto sucede al identificar los entrecruces mencionados, un territorio


es una referencia al cambio, al recuento de las historias desprendidas
en cada una de las intervenciones desplegadas en sus adentros.
Intervenciones que generan conocimientos. Debates y desencuentros.
La cultura en su máximo esplendor. Cada entrecruce sugiere una nueva
forma de relacionarnos, parecieran inofensivas, neutrales, pero no lo
son. Nunca lo fueron. Su recuento importa, permite estar atentos a que
los excesos cometidos antaño, no vuelvan a suceder.

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Martinez, W. Del barrio a la ciudad. El Milagro de Dios:organización social, resiliencia y ...

Del barrio a la ciudad. El milagro de


Dios: organización social, resiliencia y
construcción de hábitat en Ibagué

Wilmer Martínez Rodríguez


Universidad de Tolima, Colombia
wamartinezr@ut.edu.co

Resumen

En este texto se pretende, realizar una Valoración y aplicación de lo propuesto


por Boaventura de Sousa Santos (2006), en especial su forma de entender el
cómo debe dársele valor a las experiencias propias y a las formas de hacer,
comprender y vivir la Sociología y la Política en Latinoamérica. En el orden de
las ideas anteriores, las consideraciones importantes de las prácticas sociales
de organización popular, resistencia y formas de vida que han permitido que se
gesten diversos fenómenos sociales importantes de analizar en el país, como lo
pueden ser “ la vida en los asentamientos humanos”, nos permite apreciar en este
escrito -basado en una investigación en proceso- como se desarrollan alternativas
y estrategias desde los territorios marginados, con el fin de desarrollar y crear las
posibilidades de una apertura democrática y política para afianzarse dentro de
las dinámicas sociales, culturales y políticas del país.

Además, es necesario aclararle al lector que, por intención propia del autor,
en aras de romper las lógicas canónicas heredadas desde occidente, frente a la
forma en la cual se debe ordenar un escrito, se intenta dar mayor relevancia a la
experiencia y vida en resistencia de la unidad de análisis, con el ánimo de poder
dar mayor voz a la experiencia organizativa que se presentará a continuación.

Palabras clave: Barrio Informal, Organización Social, Hábitat, Ciudad,


Resiliencia Urbana

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Martinez, W. Del barrio a la ciudad. El Milagro de Dios:organización social, resiliencia y ...

Resumo

Neste texto pretende-se, fazer uma avaliação e aplicação daquilo que propõe
Boaventura de Sousa Santos (2006), nomeadamente a sua forma de compreender
como valorizar as próprias experiências e os modos de fazer, compreender e
viver a Sociologia e a Política na América Latina. Na ordem das ideias anteriores,
as importantes considerações sobre as práticas sociais de organização popular,
resistência e modos de vida que têm permitido o desenvolvimento de diversos
fenômenos sociais importantes a serem analisados no país, tais como “a vida em
assentamentos Humanos ”, permite-nos apreciar neste escrito - a partir de uma
pesquisa em curso - como se desenvolvem alternativas e estratégias a partir de
dos territórios marginalizados, a fim de desenvolver e criar as possibilidades de
uma abertura democrática e política para se estabelecerem nas dinâmica sociais,
culturais e políticas do país.

Além disso, é necessário esclarecer ao leitor que, pela própria intenção do autor,
para romper com a lógica canônica herdada do Ocidente, frente à forma como
uma escrita deve ser ordenada, tenta-se dar maior relevância à experiência e
à vida em resistência da unidade de análise, a fim de poder dar maior voz à
experiência organizacional que será apresentada a seguir.

Palavras chave: Barrio Informal, Organización Social, Hábitat, Ciudad,


Resiliencia Urbana

Introducción

La experiencia de organización social y comunitaria, del barrio


Milagro de Dios -un barrio informal-, constituye un proceso que se ha
1
convertido en un ejemplo de Resiliencia Urbana , ante los continuos
cambios provocados por la crisis social sistémica al interior de una
ciudad como Ibagué, en la que el fenómeno de la urbanización informal
es latente, resulta un escenario de interés que cada día convoca la
necesidad de comprenderlo y reconocerlo como un espacio en el que
convergen no solo sus residentes, sino además múltiples dinámicas
1 Resiliencia urbana entendida como el proceso adaptativo que tiene un territorio para el
desarrollo de estrategias que permitan superar un estado de crisis y después de esta lograr
una adaptabilidad y recomposición del tejido social (De Balanzo y Espinosa, 2019).

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humanas que reclaman vislumbrar las formas de habitar y de hacer


habitable la ciudad.

La organización social existente en las formas de la ciudad para


este caso los barrios informales, demuestra la manera en la que los
habitantes dentro de un determinado lugar se apropian de su territorio,
las variadas dinámicas sociales que puedan consolidarse en un espacio
urbano, son de vital importancia para los análisis de la sociología
urbana. Así mismo, deben diferenciarse las complejidades para eso
que se denomina la ciudad y cómo en esta habitan diversos agentes,
que comparten situaciones comunes, lo que demanda la creación de
multiplicidad de relaciones sociales, con el fin de dar solución a las
condiciones materiales y necesidades de subsistencia como, por ejemplo:
la vivienda, los servicios públicos, los espacios culturales, la educación,
la salud y los lugares para el esparcimiento y la sana convivencia.

Una mirada al momento en el que todo era caos

Para empezar un breve contexto del lugar a analizar. El Barrio Milagro


de Dios es un territorio existente desde el año 2012 en la comuna 9 de
la ciudad de Ibagué, situado en el costado norte de la penitenciaria de
Coiba- Picaleña (Mosquera y Vidal, 2017), en este se permite evidenciar
las formas más elementales y a lo sumo tradicionales del cómo se han
construido las ciudades en Colombia y en Latinoamérica. En este
espacio día a día se respiran los anhelos de más de 500 familias, que
como en muchos otros lugares, sueñan con algún día tener una vivienda
digna en la cual puedan forjar su terruño y sacar adelante a sus hijos.

Sin embargo, la existencia de los barrios informales puede manifestar


un malestar público para aquellos que ven la vida en las inmediaciones
populares como una vergüenza. Esto último, evidenciaría la consigna
del mercado inmobiliario actual, que cree ser el único actor llamado a
diseñar las formas en las que se debe ordenar un territorio y en mismo
orden cómo debe habitarse. Esta actitud de un decisor interesado, desde
la acción del capital inmobiliario y financiero, agudiza una situación

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que deja en la marginalidad el hábitat autoconstruido y aumenta los


niveles de segregación socio espacial entre los residentes de la ciudad.
Con el uso de categorías aberrantes como “invasión”, que desde su
enunciación lleva una carga de señalamiento y prejuicio, por presumir,
en la mayoría de los casos, una acción de ocupación violenta o ilegal.
Sin embargo, el asentamiento y posterior reconocimiento legal como
barrio, del Milagro de Dios, es una experiencia totalmente original, pues
no se trató de una ocupación sino de un proceso que implicó un pago
mínimo y más simbólico que otra cosa, solicitada por el propietario del
predio a quienes serían luego sus habitantes .
2

La trayectoria de este territorio se ha visto sumida por muchos altibajos.


Para empezar el terreno heredado por la comunidad, de propiedad de
don Julio Newton Villa Cuenca, oriundo de España, quien según relatos
de los habitantes de la comunidad era el único propietario del terreno;
se ha visto incongruentemente atacado por las autoridades locales,
quienes durante muchas oportunidades arremetieron reclamándolo
como propiedad del municipio, atentando contra la integridad física
de los residentes del Milagro de Dios, con el fin de expulsarlos de allí.

También, instituciones estatales como el Instituto Penitenciario y


Carcelario (INPEC) infringieron contra la vida los residentes sin
justificación alguna -sin documentos técnicos o resoluciones expedidas
por alguna entidad gubernamental- demandaban ser propietarios de
dicho lote. Algunos relatos de estos conflictos denuncian incluso la
presencia de los inspectores públicos de la comuna 9 como agresores
de los residentes que llegaron al territorio. A continuación, algunas de
las entrevistas realizadas por Mosquera y Vidal (2017), a habitantes
del barrio.

2 La reconstrucción de la historia del barrio permitió conocer que el propietario del predio, Julio
Newton Villa, decidió vender los lotes, privilegiando inicialmente a mujeres cabeza de familia,
con un costo de apenas $50.000=, si bien luego decenas de familias ingresaron al predio inicial
ampliando su poblamiento y sin hacer el pago respectivo, asunto que no fue objeto de rechazo o
acciones legales por parte del propietario. En cambio, tanto el Instituto Nacional Penitenciario,
INPEC, como el municipio, asumieron, sin sustento legal, que los pobladores habían “invadido”
el predio, cuya titularidad además cuestionaban.

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Martinez, W. Del barrio a la ciudad. El Milagro de Dios:organización social, resiliencia y ...

Julio Jiménez: …hemos sido luchadores de todo el tiempo, con


todas las adversidades de la vida, atropellados por la policía sin
tirarle nada a la policía llevando a buen términos situaciones…

Doris Hernández: …una inspectora de la novena, ella vino con el


INPEC pues tumbando todo y diciendo que esto era terreno del
INPEC que eran terrenos de ellos y que por ende no se podían
tomar estos terrenos… igualmente aquí tenemos las fotos y todo eso
donde… vea el carro del INPEC, aquí demuestra cuando ellos nos
quemaban las guaduas y se llevaban todo en el carro… vea aquí está
el ESMAD y el carro cuando llegaban y echaban todo los materiales
al carro, tumbaban las casitas, lo que hacíamos de una vez venían
y lo tumbaban y así duramos un tiempo luchando con esta lucha
contra el INPEC y la inspectora novena…”

Nancy: …después de estar acá llego el ESMAD, nos sacó, se nos


llevaron las cositas que pobremente habíamos logrado conseguir,
que eran plásticos, guaduas, tejas, nos quitaron las peinillas, eeeeh,
las herramientas de trabajo… Después que estuvimos acá llego el
abogado del INPEC, con papelería en mano, trajo reclusos. Los
reclusos venían con tarros de gasolina, traían machetes, azadones,
traían serruchos; cualquier cantidad de herramientas para
desbaratarnos los ranchitos…

Olga Sánchez: Si, en el 2012… Bueno nos sacaron nosotros nunca


peleamos, jamás peleamos entonces la primera sacada yo dije ¡no!
esto no puede quedar así, nos pusimos de acuerdo con todos allá,
afuera en…. la entrada donde Ballester, nos pusimos de acuerdo
y dijimos bueno si nos volvemos a meter, nos volvimos a meter.
Cuando en esas otra vez el ESMAD volvió como a los 15 días a las
9 de la mañana… volvió otra vez a sacarnos… A la cuarta vez,
cómo nos habían quemado todo… Entonces yo dije ¡No! eso yo dije
es mejor hacer una caseta de acción comunal, fue la caseta que
hicimos… El campamento para todos porque… como nos quemaron
todo, entonces todos ya estaban…. Si llevamos bandera de Colombia,

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pero entonces pusimos una sola. Nos llegó el ESMAD otra vez a
desbaratarnos todo, entonces yo… me paré sobre una guadua dónde
estaba la bandera, y le dije vea ustedes nos atacan y nosotros no
estamos atacando a nadie.

¿porque nos van a desbaratar esto? Dijo: No, esto es una orden y
debemos acatar la orden. Entonces le dije: pero si ustedes no respetan
la bandera, como quieren, no respetan la patria ni nada, entonces
cómo pretende ustedes que nosotros los respetemos, entonces llegó
y le dio orden a los otros, ¡No! entonces no tumbemos dónde está
la bandera y comenzaron a cantar un himno… ofendiéndonos
comenzaron a cantar un himno…y se fueron y nos desbarataron de
allá pa’ acá… (Risas)

Juan Sánchez: Dejaron la única guadua donde estaba la bandera


(risas).

Al construir y reconstruir varias veces el asentamiento por motivos de


violencia, desastres naturales y situaciones peligrosas la organización
de las personas, respecto a la vigilancia, comida y construcciones se
iba fortaleciendo cada vez más, Nancy cuenta cómo funcionaba los
campamentos comunitarios: (…) cocinábamos en fogón de leña, eh
una compañera mía de fundación acá doña María Eugenia Rivera,
Yadi Villamizar también colaboraba cocinando acá a la gente que
estábamos metidos acá. Doña María Eugenia Rivera recibía a las 6
de la mañana y entregaba a las 2, 2 y media de la tarde, yo recibía
turno a las 2 de la tarde, 3 o 4 de la mañana y me iba después de que
dejaba la cocina organizada, despachaba comida, recogía entre los
mismo invasores (hablemos así) del asentamiento plata, para poder
comprar el alimento, para poder sostener cualquier cantidad de
gente que empezó a llegar poco a poco… se cocinaba en indios así de
grandes (gestos) en 3 piedras, mi compañero iba a conseguir agua
y leña a Gualara, Las américas… En ese tiempo existía don Arturo
Grisales que el reciclaba en una carretilla de madera y él llegaba
con su chatarra y empezaba a vendernos ropa de segunda, cosas así

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para la gente que estaba ahí posesionada en ese momento. Cuando


la carretilla quedaba desocupada, había mucha gente que no venía
a cuidar el lote en el momento, pero dejaba encargado; entonces que
hacía yo que era la que lideraba cocinándoles en la noche y parte de
la madrugada a cualquier cantidad de gente que empezaba a llegar
y llegar. En esa carretilla de madera de don… José Arturo Grisales
empezaba yo a colocar los platos; para Alejandro Carrillo, para
Fernando Carrillo, para John Jairo, ósea empezaba y empezaba a
nombrar gente. Colocaba 10 a 15 platos sobre la carretilla y decía
esto no me lo toca porque esto es para fulano, fulano y fulano que
están prestando vigilancia… Después a los 6 meses de estar acá
en sufrimiento y todo eso una borrasca tremenda, nos agarró una
borrasca tremenda al borde de la quebrada donde teníamos la
caseta comunal… se nos soltó el techo de la caseta comunal, se nos
llenaron las ollas de la comida que ya estaba hecha, se nos llenaron
de agua, se nos arrastraba la quebrada la Doima, que se nos creció
hacia la caseta comunal, se nos arrastraban las vasijas, los platos
y así sucesivamente se sufrió, se sufrió; pero darle gracias a Dios,
hoy en día aquí estamos. Yo tengo el libro, un cuaderno donde yo
empecé a decir ¡bueno! Estamos aquí todos metidos, todo mundo
viene, todo mundo colabora, yo le decía a la gente venga aunque
sea media hora pero que haga presencia, haga bulto, acompáñenos
y tengo un cuaderno donde decía don Frank Rene Franco vino
toda la noche, doña Doris Hernández vino todo el día doña Doris
Hernández colaboro con $10.000, don julano con $2.000 tengo un
libro que está especificado con datos, nombre y todo donde yo empecé
a llevar liderazgo de ver que todo mundo iba y venía pero nadie
tenía presente quien venía y no venía, entonces yo como que tome
esa posesión… Duramos 6 meses así con aguaceros, con borrascas,
durmiendo en plásticos, mendigando agua en un lado en el otro, la
leña… nos tocaba dormir en unas carpitas hechas en caucho dentro
del pastizal, a mi hija dormía bajos las culebras bejucas, cuando ella
se daba cuenta que el camping se movía o algo miraban debajo del
camping estaban las culebras, unas que se llaman las bejucas, unas
verdes… entonces mi hija pidió a la misma comunidad, a los mismos

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muchachos donación de unos chiros viejos para hacer antorchas de


ACPM para prenderlos en medio del potrero y todo eso… y mi hija
al meter la mano a un jean para voltearlo y desbaratarlo metió la
mano y le pico un alacrán…

Como se registra en el documento de caracterización del asentamiento


según Mosquera y Vidal (2017):

En un primer lugar, se creó la asociación de vivienda Villa L, en un segundo


lugar, Milagro de Dios y, por último, Villa Prado, esto corresponde a la
primera etapa de gestión comunitaria, de los cuales las personas que
pertenencia eran las siguientes: Manuel Quiñonez, Olga Cecilia Sánchez,
Luis Eduardo Cifuentes y Amanda. (Mosquera y Vidal, 2017, p.45).

Posteriormente se crearía una Junta Comunitaria de Vivienda, aún


vigente, pero sin acciones relevantes en el asentamiento, que sería
definitivamente superada luego de la constitución y reconocimiento
legal de las juntas de acción comunal de los barrios Milagro de Dios y
Villa Prado.

Por otro lado, en el territorio, se evidencian prácticas de vida a través de


la organización social que día a día son desarrolladas por los residentes
-con el fin de demostrar la legitimidad de su vivir allí- , quienes tratan
de mitigar los impactos de estigmatización -sopesados por el prejuicio
de la sociedad-, son especialmente un grupo de mujeres que desde
sus sentires cotidianos y su condición de madres cabeza de familia
no cesan la resistencia por su derecho a la ciudad y mantienen un
proceso de resiliencia; con propósito de construir su hábitat y sus
sueños de vida digna. Dentro de las estrategias, este grupo de mujeres
vio la necesidad de hacerle frente a las malas caras, y a los conflictos
narrados anterior mente en las entrevistas, mediante la creación de
estrategias comunitarias de gestión, con el fin de encontrar las posibles
soluciones a problemas sentidos de su comunidad, como la provisión
de agua potable, energía eléctrica, obtención de cupos en la institución
educativa cercana (localizada en la contigua urbanización Las

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Martinez, W. Del barrio a la ciudad. El Milagro de Dios:organización social, resiliencia y ...

Américas), arreglo de las vías internas, convivencia y hasta pacto con


jóvenes consumidores de sustancias sicoactivas del asentamiento para
3

lograr que ellos respetaran en su actuación al resto de la comunidad.

Todo este proceso anterior se ha vivido en el asentamiento entre 2012


y 2017, en este último año se formalizó el reconocimiento de las juntas
de acción comunal para los dos barrios que conforman el asentamiento:
Milagro de Dios y Villa Prado, que reúnen a aproximadamente 500
familias. Este logro, la Junta de Acción Comunal, constituyó un triunfo
importante en el proceso de reconocimiento de la existencia del
asentamiento y, sobre todo, en su conversión en barrios. Empezaría
allí mismo la presión por la legalización de los dos barrios, hasta ese
momento considerados “informales” por la administración, misma que
durante 2019 produjo sendas resoluciones de legalización de los dos
4

barrios. No obstante, intereses particulares motivaron a la población a


constituirse en tres asociaciones.

Entendiendo los anteriores planteamientos, se puede decir que la vida


en las periferias urbanas, estimula ejercicios de auto-organización
comunitaria que continúan buscando dar solución a diversas
problemáticas. Lo inquietante de esta experiencia de organización
popular, es la capacidad de agencia que han logrado en tan pocos
años, por ejemplo, se ha evolucionado desde asociaciones sectoriales,
a la integración de las Juntas de acción comunal, validadas por la Ley
743 de 2002, lo que ha permitido que, en la actualidad, se tenga una
resolución de reconocimiento en tan solo 8 años que tiene el territorio
de existencia como asentamiento humano. Es importante resaltar esto,
puesto que, existen en la actualidad barrios como San Martín o la Honda,
en la misma comuna, que llevan mayor tiempo de existencia y aún no
3 Esta experiencia, desconocida por muchos habitantes y fuera de los actuales barrios Milagro de
Dios y Villa Prado, relatada por las mujeres que la hicieron posible. Blanca Bautista, narra que, ante la
preocupación por el consumo público de sicoactivos, ellas decidieron dirigirse a los jóvenes y realizar
una reunión en la que participaron aproximadamente 30 de ellos y al calor de una chocolatada, con
pan, se compartió y discutió la situación, logrando un pacto entre las lideresas y ellos, que resultó un
éxito y que en términos generales se ha mantenido a lo largo de varios años.
4 Resoluciones 00189 de 26 de septiembre de 2019 y 00190 de 26 de septiembre de 2019, por las cuales
se aprueba la legalización de los barrios Milagro de Dios y Villa Prado, respectivamente.

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han logrado resoluciones de reconocimiento para formalización, son


reconocidos por su tiempo de existencia, más no por tener expedido
jurídicamente una acción de integración de tipo político. Lo anterior
deja entrever que existen diversas formas de lograr unificación social
en una ciudad; sin embargo, no significa que todas permitan ampliar
el espectro político para la gestión, el diálogo y la misma organización.

Con base a lo expuesto, la experiencia que se pretende narrar, permite


abstraer que el reconocimiento político se construye socialmente,
frente a esto se anexa un fragmento del dialogo sostenido con Doris
Hernández, actual presidenta de la Junta de Acción Comunal del barrio
Milagro de Dios, quien ante la pregunta sobre su relacionamiento con
los diferentes sectores y grupos políticos del municipio expresa:

Pues la verdad, amigos políticos… así hay muchos, acá en el barrio


varios conocen políticos, por ejemplo, yo trabajo en la gobernación y allá
muchos son amigos de políticos y muchos de ellos también nos ayudan,
por ejemplo nos han regalado sillas para la junta del barrio, y pues, a
uno le abren las puertas y ayudas porque de alguna forma uno lidera
cosas para la comunidad, para los niños, y algunos amigos políticos han
podido ayudarnos dándonos contactos de las emisoras en Ibagué para
nosotros ir a hablar y contar las problemáticas que acá tenemos (Doris
Hernández)

El anterior fragmento, resalta el tema del liderazgo, lo cual es una


muestra de experiencias propias de hacer y construir política y procesos
de base. Entendiendo que, aunque, existen oportunistas políticos, en los
territorios marginados y aislados como lo son los barrios periféricos, la
capacidad de liderar se fortalece a través de las habilidades de gestión
e interlocución que asuman sus diferentes caras visibles; es decir
sus líderes. Por ahora el proceso de indagación sobre las formas de
construcción y acción política continúa y los resultados se mostrarán
en futuras investigaciones.

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Martinez, W. Del barrio a la ciudad. El Milagro de Dios:organización social, resiliencia y ...

Con respecto al factor de la resiliencia y la construcción de hábitat,


teniendo en cuenta los postulados de De Balanzo y Espinosa (2019),
en el barrio Milagro de Dios se podría evidenciar la apertura de una
ventana de oportunidades para el cambio, la reorganización y la
transformación innovadora a través de la planeación y participación
de los agentes residentes en un territorio. Lo anterior, rompe el
esquema instaurado de urbanismo y de ordenamiento territorial,
puesto que, los postulados de urbanismo y ordenamiento del territorio
actualmente en Colombia, que se recogen en la normativa de la Ley
388 de 1997, aunque enuncia la obligatoriedad del reconocimiento de
la participación comunitaria en la definición de modelos inclusivos
y concertados de organización territorial, continúa en la aplicación
normativa negando y evadiendo la misma.

La experiencia del barrio Milagro de Dios, como territorio resiliente


manifiesta en cada uno de sus líderes las capacidades necesarias para
trabajar desde las acciones individuales y colectivas con el fin de buscar
la mejora del hábitat, a través de la aplicación de procesos que permitan
abordar, o resolver los desequilibrios y vulnerabilidades existentes
del soporte físico, por ejemplo de sus viviendas, pero además, de la
actividades o conflictividades sociales que se presentan en el territorio.

Los asentamientos humanos en la historia de Colombia

Colombia al igual que otros países latinoamericanos ha presenciado una


transformación fuerte en la distribución y conformación demográfica,
influida por la violencia y los fenómenos naturales, lo cual explica el papel
ganado por los centros urbanos y la estructuración de un complejo y muy
jerarquizado sistema de ciudades. Al mismo tiempo, la relación población
rural-población urbana en los últimos 50 años se invirtió, al pasar de
una proporción de aproximadamente 30% de población urbana y 70%
población rural, a una de 80% población urbana y 20% de población rural.

Desde las miradas de la sociología y las ciencias sociales es de


importancia la interpretación, el análisis y la descripción de dichos

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fenómenos, puesto que los factores que se atribuyen al crecimiento


urbano, son variados y cada uno está vinculado directamente a la vida
social y las dinámicas diarias de la ciudadanía.

Además, según Mosquera y Vidal (2017) en Colombia,

El fenómeno de los asentamientos informales se presenta como un


pionero en la construcción de la idea de ciudad en el país y como
una manifestación frente a diversos escenarios como la pobreza,
violencia, narcotráfico y desastres naturales; entre otros, que no
han tenido una respuesta o acciones gubernamentales estrictas
(Mosquera y Vidal, 2017, p.17).

Ahora bien, según Espinosa (1992) y también, Gonzales (2006) el


desarrollo del mercado interno colombiano – desde comienzos del siglo
XIX-, alentó la configuración de un proceso urbanístico, apoyado en la
construcción de infraestructuras viales que permitieron la integración
del mercado nacional, y la construcción de una industria que significó
una oportunidad laboral tanto para los residentes de la ciudad, como
para los migrantes a esta, ocasionando la organización del espacio
urbano sin planeación previa, pero sí presionada por el crecimiento
poblacional y de las actividades de servicios, en ejercicio de las cuales
los nuevos pobladores urbanos, se vieron forzados a generar estrategias
practicas con el fin de insertarse en las dinámicas tanto sociales, políticas
y culturales de las ciudades. Lo anterior, puede ser el resultado no solo
de las desigualdades sociales y los altos niveles de pobreza, sino de un
acumulado histórico de incapacidades políticas por parte de los gobiernos
en la idea de administrar, producir la ciudad y el territorio urbano.

Según Saldaña (2016), la informalidad urbana es una respuesta


racional a las fallas estructurales de pobreza y desigualdad propias
de la economía de mercado. Lo anterior, permite ver que la existencia
de los asentamientos informales a lo largo de la historia de nuestro
país es un hecho social latente y tendiente a crecer, puesto que la vida
en sociedad en Colombia cada día tiene a estar mayoritariamente

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Martinez, W. Del barrio a la ciudad. El Milagro de Dios:organización social, resiliencia y ...

vinculada a la ciudad. La informalidad integra formas de autogestión,


autoorganización, autoplaneación y autoconstrucción de vivienda.
En suma, cada uno de estos procesos integrado en lo informal, son
la respuesta principalmente al problema de la vivienda, un problema
agudizado por un mercado inmobiliario salvaje y depredador que, desde
comienzos del siglo XX, ha ocasionado que el urbanismo informal sea
la solución a dicho problema.

Cabe añadir a lo anterior, que, en palabras del autor ya mencionado, los


procesos de urbanización informal han significado una rebelión urbana
desde el siglo veinte, pues, se considera que ha sido un levantamiento
lento y silencioso por parte de los ciudadanos en contra de una la
ineficiencia del Estado que no ha podido garantizar el derecho a la
vivienda y mucho menos el derecho a la ciudad de quienes residen en
los asentamientos humanos.

Conclusiones

Tomando la iniciativa de los barrios Milagro de Dios y Villa Prado,


como una experiencia propia de autoorganización tanto social como
política para darle vida a un territorio nuevo que busca incluirse en la
ciudad, se debe reconocer la capacidad de agencia y de resistencia de los
pobladores del sector, pues, en condiciones de inhumanidad, muchas
veces incluso propiciadas por la misma institucionalidad oficial, se han
mantenido dentro del barrio integrando esfuerzos que les permitan
lograr su sueño de tener vivienda y salir adelante.

La capacidad organizativa para solucionar conflictividades y dificultades


en los asentamientos informales, posteriormente legalizados, el barrio
Milagro de Dios, muestra una acción de resiliencia, que les ha permitido
escalar dentro de las esferas socio-políticas de reconocimiento, es
decir haber logrado la formación y reconocimiento legal de la Junta
de Acción Comunal y contar ahora con una resolución de legalización,
expedida por el gobierno de turno en el año 2019, les da una forma
jurídica de integración en la vida de la ciudad.

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Martinez, W. Del barrio a la ciudad. El Milagro de Dios:organización social, resiliencia y ...

Algunos autores han centrado el tema de la urbanización informal en


aspectos del avance económico del país; sin embargo, estas concepciones
economía-ciudad-desarrollo-sociedad, deberían también, integrar
el factor de inhabilidad política del Estado, el cual podría contribuir
a comprender los estilos adoptados por los gobiernos para dar
tratamientos dilatorios, represivos y/o permisivos a los procesos de
asentamientos informales en Latinoamérica.

El reconocimiento de los nuevos saberes y experiencias de


autoorganización como se expuso en las líneas iniciales, se considera
de sumo valor para entender las formas de hacer la sociología, haciendo
alusión al mensaje heredado por Alfredo Molano Bravo “La sociología
no se hace huyendo a través de los libros, se hace en los territorios”.

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comunicación cartográfica
Ignacio Rojas Rubio
Universidad de Playa Ancha - Universidad Académica de Humanismo Cristiano
ignacio.rojas@upla.cl

Romina Pérez Muñoz


Centro de Investigación en Educación para la Justicia Social
Universidad de Playa Ancha
romina.perez@upla.cl

Tania Rojas García


Universidad de Playa Ancha
rojas.tiara@gmail.com

Resumen

La democratización de los entornos web ha permitido forjar espacios virtuales


donde es posible difundir y acceder a nuevas representaciones del espacio
geográfico. Las plataformas de publicación de contenidos, como las redes
sociales, blogs, wikis, o las aplicaciones para solicitud de transporte o comida,
están utilizando nuevas herramientas que permiten diversificar su uso, llegando
a diferentes grupos sociales, satisfaciendo así heterogéneas necesidades de la
población, especialmente, con el uso de la denominada geolocalización. Esto
ha sido posible por el perfeccionamiento y expansión de la Web 2.0, la cual
ha transformado las formas, métodos y procesos por los cuales se representan
diferentes fenómenos espaciales. Los entornos virtuales presentan nuevas
posibilidades a los/as usuarios/as para representar hechos geográficos en
aplicaciones web como Mymap, Instamap u OpenStreetMap. En este sentido,
el trabajo examina algunos aspectos teóricos de la denominada Neogeografía, el
contexto económico social en la cual surge y se utiliza el modelo de comunicación de
David Berlo para comprender las nuevas formas de transferencia de información
en la cartográfica digital.
Palabras clave: Sociedad de la información y del Conocimiento,
Georreferenciación, Geoetiquetación, Cartografía digital

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Resumo

A democratização dos ambientes web tornou possível forjar espaços virtuais


onde é possível divulgar e acessar novas representações do espaço geográfico, que
alguns anos atrás eram inacessíveis. As plataformas de publicação de conteúdo,
tais como redes sociais, blogs, wikis ou aplicações para solicitar transporte
ou alimentos, estão utilizando novas ferramentas que permitem diversificar
seu uso, atingindo diferentes grupos sociais, satisfazendo assim necessidades
heterogêneas da população, especialmente com o uso da chamada geolocalização.
Isto foi possível graças à melhoria e expansão da Web 2.0, que transformou as
formas, métodos e processos pelos quais os diferentes fenômenos espaciais são
representados. Os ambientes virtuais apresentam novas possibilidades para que
os usuários representem fatos geográficos em aplicações web como Mymap,
Instamap ou OpenStreetMap. Neste sentido, o trabalho examina alguns aspectos
teóricos da chamada Neogeografia, o contexto sócio-econômico em que ela surge
e usa o modelo de comunicação de David Berlo para entender as novas formas de
transferência de informações na cartografia digital.

Palavras-chave: Sociedade da Informação e do Conhecimento, Georreferenciação,


Geoetication e cartografia digital

Abstract

The democratization of web environments allowed forging virtual spaces


where it is possible to disseminate new knowledge that a few years ago were
inaccessible. Content publishing platforms, such as social networks, blogs, wikis,
or applications for transport or food, among others, are using new tools to diversify
their use, reaching different social groups and satisfying heterogeneous needs
of the population worldwide, especially with the use of so-called geolocation.
This has been made possible by the improvement and expansion of Web 2.0,
which has transformed the forms, methods and processes by which different
facts or spatial phenomena are represented. Thus, virtual environments present
new possibilities for users to represent geographical facts in web applications
such as Mymap, Instamap or OpenStreetMap. As a field of analysis, some of
the approaches developed by Neogeography and David Berlo’s communication
model are used to understand the new forms of transfer of digital cartographic

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information and its use for the communication and visualization of the injustices
and inequalities that millions of people live every second in the world.

Keywords: Information and Knowledge Society, Georeferencing, Geoetiquette


and digital cartography

Introducción

Las actuales plataformas de publicación de contenidos, que surgen con


el cambio de siglo, como las redes sociales, los blogs, los wikis, han
evolucionado hacia nuevos usos que buscan satisfacer las necesidades de
la población, es decir, asumir los desafíos que ha puesto la Globalización
y la Sociedad de la Información y del Conocimiento (Castells, 2004).
En este avance que han tenido los entornos virtuales y las redes de
socialización surge la web 2.0, que, para el caso de la geografía, se ha
estudiado en el campo de la denominada Neogeografía, la cual se puede
comprender como la vinculación entre el conocimiento cotidiano o
popular y los avances técnicos-científicos, lo cual ha sido acompañado
con la incorporación de nuevos agentes en la geografía y la cartografía
(Capel, 2012). Este proceso se ha caracterizado por ampliar la mirada
sobre la disciplina y sobre su objeto de estudio, especialmente con la
cartografía, la cual tradicionalmente se asociaba al uso de técnicas y
herramientas (Turner, 2006). La Neogeografía considera tanto los
aspectos procedimentales como filosóficos implicados en el avance
de la virtualidad, es decir, es un nuevo modo de hacer geografía que
relaciona lo más esencial de la disciplina con la información geográfica,
su análisis y su representación (Álvarez, 2015).

Este nuevo paradigma incluye una serie de reflexiones sobre el


tratamiento de la información geoespacial virtual, entre los que se
encuentran los denominados mapas 2.0, desde lo cual se han creado
aplicaciones y sitios que logran geolocalizar información “en vivo”, lo
cual es retroalimentado por usuarios localizados en cualquier parte
del mundo en forma instantánea, consiguiendo así, visualizar diversas
realidades como la injusticia, la desigualdad, la represión, entre otros. La

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democratización del conocimiento se refiere a ampliar el acceso al saber


técnico-científico a la población no especializada, es decir, la ciudadanía.

La denominada Web 2.0 es un concepto desarrollado por Tim O´Reilly,


que tiene relación con el avance y desarrollo web, abierto a nuevas
relaciones de comunicación en los entornos virtuales (Beltrán, 2015).
Esto ha impactado fuertemente en la transferencia de información y la
comunicación, ya que se ha ampliado la circulación de datos geográficos
de forma masiva y de nuevos entornos de interacción entre personas y
grupos que no necesariamente tienen una formación como geógrafo/a,
lo que ha abierto nuevas posibilidades para la ciudadanía.

En este sentido, es que para tener un marco de referencia de la denominada


neogeografía, abordaremos dos conceptos que son fundamentales para
comprender las transformaciones de la sociedad, el primero se refiere
a la Globalización, y el segundo a la Sociedad de la Información y el
Conocimiento. Lo anterior permitirá construir dicho marco de referencia
para analizar la cartografía digital, en el marco de la neogeografía y la
cartografía 2.0, y la circulación de información geográfica, específicamente
de la georreferenciación de situaciones sociales, lo cual surge como
una nueva forma de comunicar información geográfica, muchas veces
invisibilizada por la denominada cartografía “oficial”1.

De esta manera, aparece una nueva posibilidad de contra-mapeo


o de contra-información que es generada por diferentes usuarios y
organizaciones a nivel mundial, la cual nos presenta una serie de desafíos
y preguntas, siendo algunas de ellas: ¿Cuál es el tipo de cartografía que
se está generando en los entornos web en la actualidad? ¿Cómo es el
proceso de comunicación cartográfica en la web 2.0? ¿Considera esta
comunicación elementos teóricos para su elaboración? Por último ¿Cuál
ha sido la participación de los usuarios en relación a la geolocalización
de las problemáticas sociales y qué consecuencias y desafíos han surgido

1 Se refiere a la elaboración que realizan los servicios públicos, privados o militares de cartografías
oficiales para proveen a otras instituciones privadas o públicas y, que ejecutan y controlan las
actividades relacionadas con la geomática y la geolocalización en un país.

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a raíz de este nuevo escenario? Esto implica considerar, por un lado, la


correcta utilización de los elementos cartográficos y, por otro, que los
mapas temáticos sean acordes a los fines propios de los usuarios que
las crearon y que logren ser comprensibles, además de útiles, para los
sujetos que accedan a ellas.

Estas preguntas son las que guiarán el siguiente artículo, para


lo cual se reflexionará en relación con la comunicación y las
transformacionesacontecidas a la luz de la elaboración de mapas
digitales por parte de personas que no necesariamente manejan
aspectos cartográficos, pero que no obstante, han permitido resignificar,
tanto digital como físicamente, el espacio geográfico a partir de sus
necesidades, intereses y problemas.

Para responder a las interrogantes, se indagará la cartografía como


un sistema de comunicación, para lo cual se utilizará como muestra
para el análisis, el modelo de comunicación desarrollado por David
Berlo (2000). Este modelo nos permitirá analizar el proceso de
transformación que ha tenido la cartografía con la Web 2.0, así
como también, para comprender la necesidad de una alfabetización
cartográfica para desplegar nuevos mecanismos de educación digital
que permitan comunicar de forma adecuada la información espacial,
democratizando aún más el conocimiento.

Algunas aproximaciones al concepto de neogeografía

Para referirnos específicamente a la neogeografía, es necesario


remitirnos a algunos conceptos que nos permiten comprender dónde
se enmarca y cómo surge. De esta manera se definirán globalización
por una parte y sociedad de la información y el conocimiento por
otra, como marco de referencia para luego profundizar en el concepto
de neogeografía y su relación con la localización y comunicación de
problemas sociales en la web.

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Globalización: la aparente reducción de las distancias y la ampliación


de las relaciones sociales

El concepto de globalización se refiere al hecho y a la necesidad de


que los asuntos humanos son cada vez más compartidos por la
inmensa mayoría de la población del planeta, dando la sensación de
que problemas, retos y necesidades son más comunes a todo tipo de
población. Es la intensificación de las relaciones sociales, políticas y
económicas de ámbito mundial que vinculan lugares distantes de tal
manera que, los sucesos locales son influidos por acontecimientos que
suceden a miles de kilómetros de distancia. Pérez (2002) la define como
la tendencia de los mercados y empresas a extenderse, alcanzando una
dimensión mundial que sobrepasa las fronteras nacionales, siendo ésta
el nombre del nuevo orden económico y político mundial surgido tras
el colapso de las economías de planificación central.

La utilización del término en una amplia gama de contextos invoca a una


serie de otros conceptos como neoliberalismo o transnacionalización,
se puede decir por lo tanto, que es el orden caracterizado por el sistema
capitalista en la mayor parte del mundo, basado en la propiedad
privada, el ultraliberalismo y en la planificación estratégica de las
grandes corporaciones.

Fink (2000) nos dice que la teoría actual entiende por globalización la
intensificación de las relaciones sociales que se extienden por todo el
mundo y que vinculan puntos distantes, de tal manera que los sucesos
locales están conformados por lo que sucede a mucha distancia y
viceversa. La globalización, implica entonces una mentalidad o,
mejor dicho, la conciencia de vivir en un mundo, en un medio y en
una circunstancia, en la que todos formamos parte de una unidad,
donde todo afecta a todos, es decir, una nueva forma de entender las
distancias, las comunicaciones.

Esta globalización se presenta en un marco socioeconómico complejo


como es el Capitalismo, el cual tiende a afectar considerablemente

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la concepción sobre el espacio geográfico, afectando las relaciones


socioespaciales y el reconocimiento de los lugares, especialmente
a microescala. Al parecer las nuevas tecnologías enmarcadas en la
sociedad de la información, presentan algunos elementos que parecen
contradictorios, ya que la información que la población representa por
medio de cartografías digitales o la consulta que se realiza a través de
plataformas como Google Earth u OpenStreetmap permiten ampliar el
conocimiento de nuevos lugares y las problemáticas asociadas a ellos.

Esto abre una serie de posibilidades que pueden ser abordadas para
diferentes fines: por un lado las transnacionales han utilizado este
desarrollo tecnológico para condicionar los patrones de consumo y,
por otro, la identificación y comunicación de diferentes situaciones
sociales que afectan a la población. En este sentido, se presentan algunos
elementos teóricos que nos permiten comprender la denominada
Sociedad de la Información y el Conocimiento.

La sociedad de la información y el conocimiento: uso y manejo de la


información en una sociedad globalizada

La expresión sociedad de la información se remonta a los años sesenta,


cuando se empieza a concebir que la sociedad avanzaba hacia un
modelo diferente, en el que el control y la optimización de los procesos
industriales eran reemplazados por el procesamiento y manejo de la
información como claves económicas.

Este concepto está íntimamente relacionado con la evolución y


desarrollo de lo que algunos denominan “tecnociencia”, es decir, la
tecnología más la ciencia, lo cual nos lleva a una realidad en la que la
información será la base de la economía globalizada y una sociedad
dual y muy compleja (Aronowitz et al., 1998) donde el “bit” será la
materia prima más importante, todo vertebrado por redes y flujo, de
distintos tipos, funciones y objetivos que cubrirán todo el planeta, es
decir, el globo terráqueo estará completamente digitalizado.

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Así, podemos decir que es el nuevo orden o modelo social, centrado en torno
a la evolución y desarrollo de lo que podemos denominar “tecnociencia”,
donde priman las tecnologías de la información y la comunicación, la
microelectrónica, la informática, las telecomunicaciones y la ingeniería
genética. Castells (2004) la denomina como la “Era de la Información”
o la “revolución de la tecnología de la información” y la define como
un estadio de desarrollo social caracterizado por la capacidad de sus
miembros (ciudadanos, empresas y Administración Pública) para
obtener y compartir cualquier información, instantáneamente, desde
cualquier lugar y en forma en que se prefiera.

Es el efecto de un cambio o desplazamiento de paradigma en las


estructuras industriales y en las relaciones sociales, tal como la
denominada “revolución industrial” que modificó a las sociedades de
desarrollo esencialmente agrario en el último cuarto del siglo XIX. Así,
la era de la Información designa una forma nueva de organización de
la economía y de la sociedad. Nos dice el autor que:

(…) a finales del siglo XX, hemos vivido unos de esos raros intervalos
de la historia. Un intervalo caracterizado por la transformación
de nuestra ‘cultura material’ por la obra de un nuevo paradigma
tecnológico organizado en torno a las tecnologías de la información
(Castells, 2004, p. 38).

El factor diferencial que introduce la Sociedad de la Información radica


en que cada persona y organización no sólo dispone de sus propios
archivos de conocimientos, sino también tiene una capacidad casi
ilimitada para acceder a la información generada por los demás y el
potencial para convertirse ellos mismos en generadores de información
para otros. Si bien es cierto, el desarrollo tecnológico no es algo nuevo,
debido a que este se viene produciendo desde que el ser humano se
constituye como tal, ya que siempre ha desarrollado innovaciones que
han provocado un cambio en el proceso social y como proceso innovador
constante no ha terminado sino que es un continuo. La pregunta que
surge entonces es ¿Cuál es la importancia de este nuevo desarrollo

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tecnológico? La respuesta, está en ciertas características especiales y


exclusivas que presentan las denominadas nuevas tecnologías, como
la informática, la microelectrónica, el láser, las telecomunicaciones, la
robótica, la inteligencia artificial, los superconductores, los materiales
óptico-electrónicos, la biotecnología, la mayoría basadas en la
nanotecnología.

Siguiendo con los planteamientos de Castells (2004) hay dos características


que nos parecen fundamentales de mencionar, por una parte la manera
en cómo se ha modificado la organización del trabajo y por lo tanto de
los procesos productivos, lo cual repercute en la estructura social y las
relaciones de poder y por otra, las transformaciones en la comunicación,
y particularmente el uso masivo de Internet que permite superar barreras
temporales y espaciales logrando que cada vez estemos más incorporados
al mundo y a sus problemas.

Por último, es importante señalar lo que Aguadero (1997) agrega en


relación con las implicancias del gran desarrollo tecnológico, el cual nos
permite recoger, procesar y almacenar gran cantidad de información, de
cualquier tipo, y ser transmitida a la velocidad de la luz. Es decir, se ha
roto y cambiado el concepto de tiempo y de espacio, desdibujando así, las
fronteras entre sectores, áreas, negocios, poderes e incluso entre países.
Este es un elemento importante para las reflexiones del presente trabajo,
ya que la información geoespacial que se produce en el mundo hoy es de
gran volumen e incontable, lo cual abre posibilidades de usos y aplicación.

Neogeografía y el espacio puesto en cuestión

Un primer aspecto por considerar en la definición de neogeografía, tiene


relación con el posicionamiento que ocupa en las ramas y subramas
de la geografía, ya que, por su nombre, se puede asociar a la “New
Geography” surgida a mediados del Siglo XX y cuyos fundamentos
teóricos y metodológicos estaban asociados con el modelamiento y los
métodos cuantitativos.

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A diferencia de esta corriente, la neogeografía enmarca los procesos


de producción espacial en un contexto económico-social particular,
como es la era de la información, donde el conocimiento científico
es utilizado por el conocimiento popular para representar diferentes
situaciones sociales o de interés común (Gallastegui & Rojas, 2016).
Esto permite reconocer una amplia interpretación de los conceptos
referidos al espacio, como lugar, territorio, medio ambiente o paisaje,
más allá de la representación física y matemática, llevándolos al ámbito
de los público o colectivo. Este es un punto central en la comparación
entre ambos paradigmas, donde uno utilizó el desarrollo tecnológico
de inicios del siglo XX para la creación de modelos y la reducción del
espacio a una visión euclidiana y geométrica, y el otro, para ampliar
las miradas sobre el espacio y a su representación colectiva como
construcción o producción.

Considerando los elementos anteriores, la neogeografía representa un


concepto mucho más amplio teóricamente que la propia relación con
la cartografía digital, considerando aspectos que tienen relación con la
circulación de datos, los patrones de comportamiento de la población,
el manejo de las redes sociales, entre muchos otros campos de estudio,
que permiten situarlo como un campo de interés en la Geografía.
Particularmente para este trabajo, interesa reflexionar sobre las formas
de comunicación de la información geográfica en los entornos virtuales
de la Web 2.0 por medio de la cartografía digital. Si bien es un campo
bien amplio y complejo, los desafíos que nos plantea pensar en un
espacio geográfico virtual o producto de la digitalización es un tema
que necesita reflexiones de distinta intensidad.

Etimológicamente neogeografía se puede separar en “neo”, cuyo prefijo


puede asociarse a la acepción griega `veov´, que significa nuevo/a
o reciente, y “geografía”, que se puede separar en `geo´, el cual se
asocia a “tierra” y `graphein´ que significa “descripción”, es decir,
literalmente se puede definir como “descripción de la tierra”. Así, la
neogeografía se puede interpretar o definir como “una nueva forma de
describir la superficie terrestre”. Esta “nueva geografía”, o paradigma,

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surge al alero de los cambios que ha tenido el Internet a nivel global,


lo cual ha significado nuevas posibilidades para la difusión y uso de las
Tecnologías de la Información Geográfica (Capel, 2010).

Una primera aproximación al concepto de neogeografía es la que hace


referencia a prácticas y herramientas sociales, derivadas del desarrollo
de la Web 2.0, que han tenido un efecto en el manejo, desarrollo y
aplicación de la información geográfica. Para Wilson y Graham (2013)
la neogeografía tiene relación con la digitalización de la información
geográfica, en su producción, consumo y tratamiento a través de
Internet, que pueden ser los “tweets” o las fotos de Flickr localizados
y asociados a un paisaje y construcción espacial, hasta la información
censal digitalizada y habilitada para su descarga masiva a través de la
web. La neogeografía es también la información geográfica que puede
ser alamcenada y distribuida de manera informal por cualquier usuario
de Internet y que no necesariamente son profesionales geógrafos. A lo
cual Wilson (2013) nos dice:

La neogeografía es el reconocimiento de que la producción,


reproducción y reutilización de la información geográfica digital,
como un conjunto de prácticas, establece nuevas relaciones en la
construcción del conocimiento espacial, subrayando las contingencias
inherentes, las parcialidades y las colaboraciones de estas prácticas
(Wilson, 2013, p. 4).

Turner (2006) define la neogeografía como la combinación de técnicas


de la cartografía y SIG al servicio de los usuarios y desarrolladores web.
Esto ha llevado a un creciente número de herramientas y técnicas para
la elaboración de mapas y para compartir las ubicaciones de interés e
historial. Esta definición de Turner, una de las primeras en este ámbito,
pone énfasis en la formas y procedimientos implicados en el proceso
de elaboración de cartografías digital. Por su parte, Hudson-Smith et
al (2009) lo que se ha conocido como neogeografía corresponde al uso
de técnicas de la WEB 2.0 por las personas, para crear y superponer

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sus propios datos espaciales y ubicación, relacionados en y dentro de


sistemas que reflejan el mundo real. El ejemplo que los/as autores/
as proponen es la creación de las Interfaces de Programación de
Aplicaciones (API en sus siglas en ingles), que Google Maps lanzó
hace algunos años y que permite a los usuarios mezclar datos basados
secuencias de google con otro material referenciado, por ejemplo, con
una fotografía desde mi celular para recomendar un lugar.

Así, la neogeografía, en contraste con la “geografía establecida”2, utiliza


especialmente el argumento de que es para cualquier persona, en
cualquier lugar y en cualquier momento (Haklay, 2013). Se podría decir
que este nuevo paradigma se relaciona con una nueva socialización de la
geografía, especialmente en la construcción colaborativa de cartografías
digitales las cuales exponen diferentes temas de interés para los usuarios
a nivel global, donde destacamos las relacionadas con problemáticas
sociales y/o ambientales, las cuales tienen una importancia central en
la globalización y en la concientización de las personas, sobrew todo en
momentos donde existe una importante difusión del internet.

Teniendo presente que el campo de estudio de la Geografía es únicamente


la “superficie del planeta”, se puede decir que la disciplina se preocupa del
estudio de las denominadas “franjas” donde se unen las “tres esferas”: la
atmósfera, la litosfera y la hidrosfera. A esta definición tradicional sobre
los elementos que componen el objeto de estudio disciplinar, algunos
autores, como Buzai (2014), agregan dos esferas, las cuales nos permiten
comprender la relación entre la sociedad y el medio geográfico, como
son la Tecnosfera y la Noosfera. Para Buzai (2014):

La relación de la sociedad con el medio geográfico se produce a través


de la tecnología y esto ha formado la tecnosfera, la cual se convierte
en el principal sustento de las actividades humanas en el planeta.
Esta esfera contiene la totalidad de instrumentos construidos por el
hombre con la finalidad de dar respuestas al determinismo que aún
genera la Geografía […] (Buzai, 2014, p. 16).
2 El autor se refiere a la “geografía oficial”, la cual definimos anteriormente.

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Así, los elementos técnicos que componen la tecnosfera se localizan


principalmente en la superficie terrestre, aunque se expande hacia el
espacio exterior a través de satélites artificiales de múltiples propósitos.
La quinta esfera, la noósfera, tiene sustento tecnológico, el de la
interacción global de los flujos comunicacionales que vinculan todos
los espacios terrestres a través del ciberespacio (Buzai, 2014), es decir,
la noosfera es la esfera del conocimiento, la cual, a nivel global, puede
ser comprendida como una red de autoconciencia, instantáneamente
retroalimentada y en comunicación constante y directa entre los
sujetos, está relacionada con el flujo de conocimiento a nivel global. En
relación a esto, Cerda (2015) nos dice:

La neogeografía puede entenderse como la popularización social


del acceso a los SIGs, entendidos ahora con el genérico de mapas
digitales, desprendida de la complejidad y seriedad de la cartografía
científica y administrativa, desplazada hacia el uso libre y cotidiano,
que permiten realizar funciones como buscar una dirección, colocar
una foto sobre un mapa digital, poner una anotación descriptiva
sobre el mapa, enviar lugares, etc. (Cerda, 2015, p. 73).

En síntesis, la neogeografía es un nuevo paradigma que ha


revolucionado la forma de comprender la geografía a nivel mundial, lo
cual necesariamente requiere ser comprendido desde otras disciplinas
sociales, como por ejemplo, la teoría de la comunicación y la semiología,
las cuales nos permiten responder al cómo y por qué se desarrolla este
tipo de comunicación y los aspectos culturales y simbólicos que están
presente en esta nueva forma de hacer Geografía.

La cartografía como sistema de comunicación3

Un primer aspecto a tener presente para analizar los procesos de


transformación de la comunicación cartográfica digital y web, es la

3 Utilizaremos los conceptos de cartografía y mapa como sinónimos, sin considerar la escala
de tratamiento, es decir, la diferenciación entre: carta, mapa y plano. Para el presente trabajo,
ambas son consideradas como representaciones espaciales.

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diferencia entre cartografía topográfica y temática, ya que esto nos


permite comprender cuál es la cartografía que se está modificando
y creando en los entornos web, lo cual es una dimensión particular
y única de análisis para responder a una de las interrogantes del
presente escrito, esto tiene relación con el tipo de cartografía que se
está generando en los entornos web hoy en día.

Cartografía topográfica y cartografía temática

La cartografía topográfica o mapas topográficos, también denominados


como ingenieriles, Joly (1982, p. 23) los define como: “una representación
exacta y detallada de la superficie terrestre, referente a la posición, forma,
dimensiones e identificación de los accidentes del terreno, así como de
los objetos concretos que se encuentran permanentemente sobre él”.
Los mapas topográficos son aquellos que incluyen esencialmente los
resultados de las observaciones topográficas, es decir, las que se refieren
a la posición planimétrica y altimétrica, las formas, las dimensiones e
identificación de los fenómenos concretos, fijos y durables existentes
en la superficie del suelo en un momento dado.

Por su parte, la cartografía temática o mapa temático, también


denominados mapas especiales o geográficos son aquellos, como su
nombre lo indica, que sirven para representar un tema, de ahí que los
podemos definir como aquellas representaciones cartográficas, en las
que sobre un fondo de carta (también denominado fondo de referencia)
presentan fenómenos localizables espacialmente, cualitativos y/o
cuantitativos, concretos y/o abstractos, definidos y delimitados por la
elección de un tema.

El denominado fondo de carta, es el conjunto de elementos que permiten


identificar los espacios terrestres donde se realiza la representación
del tema, estos elementos referenciales se toman de la denominada
cartografía oficial, generalmente de la cartografía topográfica. Uno
de los elementos más importantes en este fondo son las coordenadas
geográficas, las cuales permiten ubicar matemáticamente (en forma

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exacta) sus relaciones espaciales y la ubicación del área o territorio


de estudio o de representación. Otros de los elementos son: la escala
cartográfica, la cual puede modificarse, adecuándose al objetivo; la
orientación (puntos cardinales); la línea de costa (contornos litorales);
los límites político-administrativos; los lugares habitados (como
ciudades); el esquema orográfico o hidrográfico y otros tantos que se
crean necesarios. La idea de usar estos elementos de referencia, es
que sólo deben cumplir las funciones de localización, sin molestar el
verdadero contenido temático, tratando de que sean los mínimos, o
mejor dicho los menos pero indispensables. La determinación de los
elementos de referencia para un específico mapa temático, dependerá
de los objetivos, del sujeto a quien se dirige, la escala a usar y la
precisión que requiere el tema a tratar. Aunque se puede insistir que
los fundamentales y más importantes son: la escala, la orientación y
las coordenadas y éstas últimas sólo se indican en los márgenes de la
representación con algunos indicadores, para que la cuadrícula o red
no interfiera sobre el espacio en cuestión (Gallastegui, 2000).

Modelo de comunicación de David Berlo y su relación con la


representación cartográfica

La cartografía, como sistema gráfico, puede ser comprendida como


un sistema de comunicación visual que, al igual que otros sistemas,
permite conocer, captar y comunicar el complejo mundo exterior, a
través de un sistema de signos y códigos que permiten simplificar
y abstraer la realidad para la identificación de elementos concretos
de la superficie terrestre o de partes de ella (Gallastegui, 2000).
Podemos analizar, de esta manera, a la cartografía según diferentes
modelos de comunicación, por ejemplo, el de Berlo (2000) el cual está
compuesto por 6 elementos: fuente, encodificador, mensaje, canal,
decodificador y receptor, al cual podemos agregar dos elementos
más que se relacionan con la cartografía, como son: el código
cartográfico y el ruido. A continuación, se definirán cada uno de estos
elementos y su relación con la comunicación cartográfica tradicional
o convencional, para el caso de Chile, lo cual permitirá analizar

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posteriormente, los procesos de transformación que ha tenido este


sistema de comunicación con la web 2.0:

a. Fuente o emisor: es quien desea comunicar algo, es decir, entregar un


mensaje. Para el caso de Chile, la fuente o emisor oficial de la cartografía
es el Instituto Geográfico Militar (IGM), la cual como institución oficial,
debe representar cartográficamente el territorio nacional. Esta fuente
o emisor es quien define los diferentes códigos que se utilizarán en la
representación cartográfica.

b. Encodificador: es quien toma las ideas de las fuentes de información,


especialmente de imágenes aéreas y/o satelitales de una superficie,
para disponerla en un código expresando así, el objetivo de la fuente en
mensaje. Para el caso de la cartografía, el encodificador es el conjunto
de profesionales y especialistas, tales como ingenieros geomensores,
topógrafos, geodestas, etc. que pertenecen al Instituto Geográfico
Militar y, por lo tanto, son quienes manejan los códigos cartográficos.

c. Mensaje: es aquello que se quiere comunicar. Encontramos dos


elementos en el contenido, por una parte la idea que se quiere
comunicar y por otra, la forma, es decir, los elementos materiales
portadores de la idea. En la cartografía, el mensaje como contenido
comprende las formas de la superficie terrestre y los hechos concretos
que se encuentran en ella, esto es los hechos o entidades topográficas
siendo su forma, los recursos gráficos que se usarán para expresarlas
siendo el principal el código de representación topográfica.

d. Canal: se puede comprender de tres maneras diferentes, como


aparato encodificador y decodificador, que son las habilidades
motoras y sensoriales de quien entrega el mensaje, así como el que lo
recibe; como medio de transporte, que es el medio o soporte donde se
desplaza el mensaje y como vehículo de transporte, que es el mensaje
transformado en energía o material. Para la cartografía el canal, como
aparato encodificador-decodificador, es la vista; en segundo lugar, el
canal se puede comprender como medio de transporte, es decir, como

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 272


Rojas, I. Pérez, R. Rojas, T. Neogeografía y Geolocalización. Algunas reflexiones desde la ...

la superficie plana y bidimensional de la carta. Por último, se puede


comprender el canal como vehículo de transporte, definido como la
energía lumínica a través de los signos gráficos.

e. Decodificador: es el que interpreta el mensaje. Para el caso de


la cartografía, es quien maneja los códigos cartográficos para la
comprensión del mensaje y el contenido de la materia cartográfica,
pueden ser, por ejemplo, un geógrafo, un geólogo, profesores, etc.

f. Receptor: es quien recibe el mensaje decodificado. En los mapas


ingenieriles o topográficos, el decodificador y el receptor del mensaje suelen
ser los mismos, pero, por ejemplo, desde el ámbito educativo, cuando se
enseña un contenido que tiene como apoyo una cartografía, es el profesor
quien decodifica el mensaje para transformarlo en un contenido enseñado
para sus estudiantes, quienes son los receptores del mensaje.

g. Código: conjunto de leyes de funcionamiento del sistema de signos;


o sea, conjunto de reglas que permiten combinar las unidades de un
sistema de signos. El código es el que nos permite que la cartografía
realizada sea comprensible para cualquier sujeto especializado que
busque leerla y analizarla, ya que necesitará de un cierto conocimiento
establecido sobre los códigos topográficos y/o geográficos para lograr
comprender el mensaje en su totalidad. Existen diferentes códigos: el
código de localización, el código de tamaño o disminución, el código de
orientación, entre otros.

h. Ruido: es cualquier disturbio o interferencia que perjudica la


comunicación. Se puede dar en cualquiera de los estadios del modelo. Se
puede producir, por ejemplo, en el encodificador-decodificador, debido
a una falta de conocimiento y mal manejo del código, falta de habilidades
interpretativas, falta de conocimientos geográficos, entre otros.

Cartografía 2.0 y geolocalización de realidades sociales

Como se ha mencionado, la neogeografía se relaciona con la denominada

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 273


Rojas, I. Pérez, R. Rojas, T. Neogeografía y Geolocalización. Algunas reflexiones desde la ...

web 2.0, que se caracteriza por la participación colaborativa de


diferentes usuarios en la creación, difusión y transferencia de
información, y de representaciones espaciales, que están impactando
de forma considerable a la disciplina geográfica. La construcción de
mapas ha pasado de ser un proceso que solo era elaborado con gran
especialidad, a ser elaborados en la web por cualquier usuario que
tenga un conocimiento mínimo sobre el uso de Internet. Este uso se ha
expandido a través de softwares especializados en la creación de mapas
de código libre, como QGIS o Grass, hasta a través de aplicaciones
online de uso masivo como InstaMaps, CartoDB, MyMaps, con las
cuales se puede elaborar mapas, editarlos, publicarlos y compartirlos
en otras aplicaciones sociales. La característica fundamental de este
tipo de software y aplicaciones es su facilidad de uso y la sencillez de
las interfaces, lo cual las hace mucho más amigable a los usuarios no
especializados en temas geográficos (Buzai, 2015).

Cuando se pensaba que la tecnología utilizada para la representación


de la superficie terrestre había llegado a su máxima capacidad con
el surgimiento de los Sistemas de Información Geográfica (SIG),
con la web 2.0, la cartografía ha logrado una expansión y desarrollo
impensado hasta hace unos 15 años atrás, especialmente por la
importante cantidad de información que circula por la web y porque
las generaciones actuales del ser humano tienen un manejo cada vez
mayor de la tecnología digital, lo cual hace pensar que esto es solo el
comienzo de una mayor especialización de la cartografía.

Para Trujillo y Porras (2012) estamos viviendo un nuevo proceso de


transformación de la cartografía:

En cuanto a la información de carácter geoespacial en la Web, en un


principio se limitaba al uso de mapas estáticos y texto. Con el tiempo,
la evolución de la tecnología permitió la paulatina incorporación de
elementos multimedia y mapas dinámicos. Los datos georeferenciados
y geocodificados fueron adquiriendo importancia y es así que en la
actualidad, el desarrollo de un sitio Web con contenido geoespacial

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 274


Rojas, I. Pérez, R. Rojas, T. Neogeografía y Geolocalización. Algunas reflexiones desde la ...

requiere, por lo general, del uso de datos en formatos apropiados (raster


o vectoriales), la utilización de herramientas propias para el acceso y
despliegue de esta información (servidores de mapas, software, etc.) y la
incorporación de estándares para la comunicación e interoperabilidad
de aplicaciones (Trujillo y Porras, 2012, p. 4)

Considerando lo expuesto por los autores, los mapas 2.0 tienen que
ser comprendidos en dos dimensiones, por un lado aquellos usuarios
que aportan con información o la crean en los entornos web, que
no necesariamente manejan los códigos cartográficos, y aquellos
desarrolladores desde las plataformas web, los cuales son equipo
de programadores que necesariamente tienen que manejar códigos
cartográficos para la creación de los entornos virtuales. En este
sentido, el próximo apartado analizará la geolocalización de realidades
sociales considerando estos dos aspectos tomando como referencia
dos entornos web, para posteriormente, relacionarlos con el modelo
de comunicación de David Berlo presentado en líneas anteriores.

Geolocalización de realidades sociales

Como se ha mencionado, los mapas 2.0 se han transformado en una


herramienta importante para la visualización de datos espaciales.
Hoy, todo elemento en la web tiene una información de localización,
ya sea de forma directa, como por ejemplo una dirección en google
maps, o indirectas, como por ejemplo, a través de direcciones web o
de identificación de servidores, como cuando se descarga un juego, un
video o una canción desde programas de transporte de información
web, como Utorrent. Ahora bien, para Beltran (2015):

La geolocalización es una de las herramientas utilizadas por los


geógrafos para situar a las personas u objetos en el espacio mediante
sus coordenadas y que ha cobrado una nueva dimensión a partir de la
aparición de Internet y de los dispositivos móviles (Beltran, 2015, p. 97).

Un concepto importante de definir para comprender este cambio y

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Rojas, I. Pérez, R. Rojas, T. Neogeografía y Geolocalización. Algunas reflexiones desde la ...

la geolocalización web, es el denominado Big Data, o en castellano


macrodatos, que hace referencia a conjuntos de datos que tienen un
gran tamaño, que es muy difícil de ser almacenada en hardware físicos o
tradicionales. Cuando hablamos de Big Data nos referimos a conjuntos
de datos o combinaciones de conjuntos de datos cuyo tamaño (volumen),
complejidad (variabilidad) y velocidad de crecimiento (velocidad)
dificultan su captura, gestión, procesamiento o análisis mediante
tecnologías y herramientas convencionales, tales como bases de datos
relacionales y estadísticas convencionales o paquetes de visualización,
dentro del tiempo necesario para que sean útiles (PowerData, s. f.). Se
hace referencia a este concepto, ya que uno de los aspectos a destacar
de la web 2.0, es la gran cantidad de información no estructurada que
se produce por la tecnología moderna: las búsquedas de Internet, los
denominados teléfonos “inteligentes”, las redes sociales, registros de
centros de trabajo y dispositivos GPS, generan gran información que
circula por la red. Es tan grande la información o data, que alguna de
ellas ni siquiera se sabe que existe, por lo que implica un gran desafío
y oportunidad para la sociedad en su conjunto.

Así, la geolocalización es un concepto que hace referencia a la localización


de un hecho o fenómeno geográfico en un espacio, considerando una
proyección, unas coordenadas geográficas (latitud y longitud) y una
altimetría. La geolocalización digital o web está presente en casi todos
los objetos electrónicos hoy en día, como celulares, tablet, computadoras
portátiles, televisores, GPS en animales, en vehículos del transporte
público y privado, entre muchas otras posibilidades y dispositivos. En
este sentido, ya no es necesario una brújula y una carta topográfica en
papel para localizarnos en un espacio, basta un teléfono móvil inteligente,
para encontrar y compartir nuestra ubicación en prácticamente cualquier
parte del mundo y en tiempo real.

Esto se traduce en que ya no son sólo los satélites o los instrumentos


especializados los que nos entregan información de localización, sino
que también las personas comparten información de localización
cada segundo en el planeta. Por ejemplo, algunas redes sociales, como

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 276


Rojas, I. Pérez, R. Rojas, T. Neogeografía y Geolocalización. Algunas reflexiones desde la ...

Facebook e Instagram, entregan información sobre la localización de


una persona con el solo hecho de subir una fotografía o un comentario, o
aplicaciones de transporte colectivo, como Uber o Cabify, también recogen
la información geolocalizada de los conductores y pasajeros para guardar
sus lugares favoritos o su casa. Todo esto implica un gran almacenamiento
y circulación de información que es muy difícil de dimensionar. Esto es
lo que Beltran (2015) denomina como Geolocalización Social.

La geolocalización social permite que las personas u objetos puedan ser


localizados en la superficie terrestre, pero también, sujetos que posean
dispositivos electrónicos con acceso a Internet, que manejen de manera
técnica su uso y que logren acceder y utilizar correctamente las aplicaciones
web, puedan localizar un objeto físico o un aspecto social en el espacio,
pudiendo hacerlo de una forma menos sofisticada, como puede ser el
subir una fotografía a una red social o más elaborada con la aplicación
Mymaps, con la cual se pueden crear mapas para uso personalizado o para
compartir. Algunas características de la geolocalización en el marco de la
web 2.0 que podemos mencionar son (Beltrán, 2015):

- Cada usuario puede darle el uso que estime conveniente a la misma


información. Muchas veces la información no es utilizada con los objetivos
que fue creada, por lo que también es un aspecto importante a reflexionar.

- La información está en tiempo real, donde a solo un clic se puede


encontrar la localización de un objeto o compartir la localización de
una situación cualquiera.

- Se puede interactuar en tiempo real con diferentes usuarios en el


mundo, lo cual se denomina comunidad virtual, que genera más y más
información permitiendo perfeccionar el producto cartográfico.

- Genera una necesidad de control por parte del usuario, lo cual


desencadena en un mayor empoderamiento por parte de las personas.
Esto permite que comparta y/o publique información que en otros
entornos no virtuales probablemente no haría.

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 277


Rojas, I. Pérez, R. Rojas, T. Neogeografía y Geolocalización. Algunas reflexiones desde la ...

- Permite integrar plataformas web, lo cual genera una gran transferencia


de información, pero que no puede ser publicada en su totalidad, por
lo que las páginas web deben realizar una clasificación publicando
los mejores. Esto permite que los productos sean mejorados cada vez
más para así poder ser difundidos por las páginas web, lo cual traerá
mayores seguidores y valoraciones, aumentando así la productividad
por parte de las personas.

Ahora bien, un aspecto importante a destacar es que todo esto ha llevado


a que la sociedad realice representaciones espaciales de sus propias
realidades, lo cual es gestionado por organizaciones gubernamentales
o no gubernamentales, por colectivos, por comunidades, etcétera, los
cuales recolectan la información para ser procesada y publicada. Esto
se puede comprender considerando lo que plantea Cerda (2015, p. 75):
“el orden de la georreferencia social es propiamente neo-geográfico y
que la neo-geografía se refiere a las prácticas cartográficas sociales en
Internet”. El acceso abierto al ciberespacio que tienen hoy las personas
significa cubrir y satisfacer nuestras necesidades y deseos de forma
rápida y precisa. Esto ha abierto nuevas posibilidades a los grupos
contra-hegemónicos para visualizar diversas realidades sociales. Lo
anterior se contrapone a los objetivos de visualizar, editar, describir,
etcétera, de aquellas situaciones que están en contra de las necesidades
básicas de las personas, como pueden ser, problemáticas por el acceso
a la tierra, problemáticas ambientales, abusos policiales, entre muchas
otras temáticas y problemas que afectan a los grupos hoy en día.

Algunos ejemplos de mapas 2.0 sobre problemáticas socio-ambientales,


han sido presentados por Sánchez y Pérez (2015) como el Mapa de
Conflictos entre Pueblos Indígenas y Transnacionales, desarrollado por
la Coordinación por los Derechos de los Pueblos Indígenas (CODPI), en
la que cualquier persona en el mundo puede aportar información sobre
conflictos que tienen relación por ejemplo, con la instalación de empresas
transnacionales a través de su sitio web. Otros ejemplos presentados
por los autores son el Mapa de Alternativas a las Megainfraestructuras,
que recoge alternativas de la sociedad civil a los megaproyectos de

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Rojas, I. Pérez, R. Rojas, T. Neogeografía y Geolocalización. Algunas reflexiones desde la ...

infraestructuras propuestos por el gran capital y los Estados; también en


el Mapeo Colectivo de la Educación Alternativa, impulsado por Reevo,
que muestra diversas iniciativas educativas en todo el mundo. En Chile se
puede observar el Mapa de Conflcitos Urbanos en Santiago, entre 2006 y
2011, elaborado por SUR Corporación de Estudios Sociales y Educación4
realizado en la plataforma OSM o el Atlas Global de Justicia Ambiental
(EJAtlas) dirigido en ICTA-UAB por Leah Temper y Joan Martinez Alier
y coordinado por Daniela Del Bene, en el Instituto de Ciencia y Tecnología
Ambientales (ICTA) de la Universitat Autónoma de Barcelona creado en
la plataforma de pago ESRI5.

Corolario

Respecto a la diferenciación que se realizaba entre mapas topográficos


y mapas temáticos, las cartografías web o mapas colaborativos en línea
se clasifican como temáticos, los cuales pueden ser elaborados por
cualquier persona que maneje los códigos básicos de una representación
cartográfica en un fondo de carta y porque representan un tema de
interés para un grupo social. Esta información presentada puede estar
vinculada a publicaciones relacionadas con la vida cotidiana de las
personas pero también pueden ser espacios de contra-información,
como la visualización de problemáticas sociales, la localización de
conflictos ambientales, entre otros temas que visualizan los abusos a
diferentes grupos sociales.

También es importante referirse a la relación que existe entre el modelo


de comunicación desarrollado por Berlo (2000) con la cartografía 2.0
de conflictos sociales. Siguiendo con el orden de análisis propuesto,
podemos señalar que el mensaje se relaciona con una problemática
social que se quiere comunicar y que tiene relación con la lucha por el
poder, el estatus, los valores, el reconocimiento, etcétera, entre grupos
sociales relevantes de una sociedad. El emisor son las personas que suben

4 SUR Corporación de Estudios Sociales y Educación. (2011). Mapa de conflictos urbanos. Recuperado
5 de febrero de 2021, de http://mapadeconflictos.sitiosur.cl/index1.php
5 Link de acceso: https://ejatlas.org/?translate=en

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Rojas, I. Pérez, R. Rojas, T. Neogeografía y Geolocalización. Algunas reflexiones desde la ...

información geolocalizada sobre una problemática social que afecta a un


grupo de personas. El encodificador puede ser una persona que maneja
los códigos básicos de la cartografía y que puede realizar un mapa en una
aplicación web, o aquellos que consciente e inconscientemente difunden
una fotografía con una localización en una red social transmitiendo un
mensaje codificado a través de una imagen.

El encodificador también puede ser el programador que elabora la


página web que contiene las herramientas de geolocalización, edición
y publicación del mapa de conflictos sociales; incluso podríamos
mencionar que los encodificadores son cientos de personas, siendo estas
cartografías colaborativas que cualquier usuario puede editar e incluir
información mientras maneje las herramientas básicas de una web.

El Canal puede ser comprendido desde diferentes dimensiones como


por ejemplo, los bigdata, que son los paquetes que contienen la
información de localización de los conflictos sociales, o los entornos
web donde se edita y publica la información, un ejemplo de aquello es
la web OpenStreetMap.

El decodificador será la persona que reconoce el conflicto ambiental


al tener un manejo mínimo de los códigos cartográficos. Y el receptor
puede ser el mismo decodificador, o cualquier persona a la que se le
decodifica los códigos cartográficos. El ruido puede estar presente en
el encodificador al no manejar el entorno web, por lo tanto puede no
utilizar en su totalidad las herramientas que permiten comunicar mejor
el mensaje o porque él mismo no maneja los códigos cartográficos.

Tal como ocurre en la cartografía, para la creación de páginas web es


necesario manejar los códigos cartográficos que utilizan la geolocalización
de realidades sociales, ya sea por los desarrolladores de la página,
o para facilitar el acceso a todas las personas que no necesariamente
manejan los códigos cartográficos, dejando como herramientas
fundamentales las relacionadas con las variables visibles (punto, línea,
área) y/o a las variables retinianas (grosor, grano, valor, color, tamaño,

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 280


Rojas, I. Pérez, R. Rojas, T. Neogeografía y Geolocalización. Algunas reflexiones desde la ...

orientación). Es importante considerar a la vez el aspecto semiológico


de la cartografía, donde los signos y símbolos se han ido adaptando a las
nuevas representaciones sociales, como los emoticones, que representan
emociones, lo cual facilita la espacialización de aspectos subjetivos que
tradicionalmente no era posible.

Conclusiones

Si bien la web 2.0 ha significado un importante impacto en la


geolocalización de información en la web, en la actualidad se consolida
poco a poco la web 3.0, la cual se relaciona con nuevos entornos que
permiten facilitar la transferencia de información, como la interacción
entre los usuarios. Por ejemplo, las webs semánticas, como se le
denomina también a la WEB 3.0, incorpora elementos que tienen
relación con la recuperación de datos web y la explotación semántica
de esta información durante los procesos de búsqueda, intencional o
no, para presentar resultados a los usuarios. Se hace la diferencia entre
las os formas de búsqueda, y ya que en las búsquedas intencionadas el
usuario realiza una consulta en un buscador web (ej. Google), la cual
es considerada por los sistemas de información quienes recueperan la
información solicitada, construyen modelos semánticos para entregar
un resultado acorde a lo solicitad. En las búsquedas indirectas o no
intencionadas, se utilizan los avances de la inteligencia artificial y de
los dispositivos móviles, quienes pueden captar una información o
conversaciones del usuario, sin estar este controlando el dispositivo,
para, posteriormente, cuando se ingrese a diferentes funciones del
dispositivo web, como redes sociales o motores de búsqueda, se
muestren sugerencias para el usuario en un tiempo diferenciado.

Claramente el nuevo impulso tecnológico y la elaboración de modelos


que permitan facilitar el acceso web a información o la representación
de elementos desde la cartografía tiene limitaciones importantes,
especialmente si consideramos que el avance y acceso de esta tecnología
en la región latinoamericana en comparación con los denominados
países desarrollados presenta una brecha que es imposible invisibilidad.

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Rojas, I. Pérez, R. Rojas, T. Neogeografía y Geolocalización. Algunas reflexiones desde la ...

En América Latina solo un 45,5 % de los hogares cuentan con conexión


a internet y existe una brecha entre los espacios rurales y urbanos de
un 27%, según la OCDE. Si estas cifras se comparan con los países de
altos ingresos, donde existe un 86,3% de acceso de los hogares internet,
se pueden comprender las diferencias existentes (OECD, 2020). A
esto debemos considerar como estas herramientas también permiten
el control de la población, lo cual es utilizado por el mercado y las
transnacionales para fomentar el consumo y el endeudamiento.

Para concluir, se destaca la necesidad del proceso de alfabetización


cartográfica para el uso de cartografías 2.0. Esto permite el desarrollo
de cartografías que comuniquen de mejor manera la información, que
cumplan un objetivo, más allá de la simple localización de elementos, y,
para una mejor comprensión de la cartografía hegemónica, la cual está
cargada de simbolizaciones que solo representan una forma de mirar el
mundo, invisibilizando otras cosmovisiones sobre la superficie terrestre.
Por ejemplo, las cartografías oficiales desarrolladas por IGM en Chile,
no son pensadas desde la cosmovisión de los pueblos originarios.

La cartografía digital ha evolucionado para quedarse, implicando nuevos


desafíos para la geografía y otras ciencias afines, al estar en constante
contradicción el objetivo del uso de la información, ya que todavía la
geolocalización funciona para los fines del mercado de consumo, cuyos
estudios en la disciplina se denominan geomarketing, y que siguen
produciendo una invisibilización de la información que denuncia abusos
contra las clases sociales marginadas. Es desde este punto de vista, que
se hace cada vez más necesario el desarrollo de proyectos que apunten al
acceso y difusión libre de la información geolocalizada, facilitada por la
colaboración de muchos usuarios en diferentes partes del planeta, con el
fin de producir información contra-hegemónica que permita visualizar
la injusticia y la desigualdad que genera el sistema neoliberal, generando
conciencia y resistencias en diferentes partes del mundo.

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 282


Rojas, I. Pérez, R. Rojas, T. Neogeografía y Geolocalización. Algunas reflexiones desde la ...

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ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 285


Roldán, E & Meneses, M. Ejido y sujetos agrarios en la Zona Metropolitana Tizayuca

Ejido y sujetos agrarios en la Zona


Metropilitana Tizayuca
Edgar Roldán Cruz
Cátedra CONACYT - El Colegio del Estado de Hidalgo
rcruze@gmail.com

Marycarmen Meneses Trejo


El Colegio del Estado de Hidalgo
marycarmen_meneses@yahoo.com

Resumen

El texto contribuye en dimensionar ciertos efectos de la vigente Ley Agraria


(asociados a distribución, cambios de propiedad y uso de la tierra), así también en
describir los valores y actitudes de la sociedad hacia la tenencia, la organización
social, los medios de vida y la realidad de los recursos naturales. La constante
construcción de la teoría marxista de la geografía apoya la interpretación de los
resultados obtenidos, auxiliados por información estadística oficial y la recabada
en entrevista a ciertos actores clave (con los cuales se discutió la problemática de
la tierra asociado al cambio de uso de suelo). Se afirma pues, el valor comercial
de la tierra social (expansión regular e irregular) en la Zona Metropolitana
Tizayuca (en donde 60 por ciento de su extensión territorial se explica por tal)
desafía la persistencia de los cada vez limitados servicios agrícolas y ejidatarios/
productores (27 de cada 100 hectáreas sufren la desincorporación/ pulverización
de la propiedad social). Tal limitación desafía la mediación fundamental entre
la sociedad y medio ambiente. Es de mencionar que, la principal límite del
estudio fue la apertura de los responsables de ejido, que permitiera abarcar con
mayor intensidad (información, normas y asamblea) los alcances obtenidos.

Palabras clave: Ejido, sujeto agrario, dominio pleno, zona metropolitana.

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 286


Roldán, E & Meneses, M. Ejido y sujetos agrarios en la Zona Metropolitana Tizayuca

Resumo

O texto contribui para dimensionar certos efeitos do atual Direito Agrário


(associados à distribuição, mudanças de propriedade e uso da terra), bem como
descrever os valores e atitudes da sociedade em relação à posse, organização social
e meios de vida e a realidade de recursos naturais. A construção constante da teoria
marxista da geografia apóia a interpretação dos resultados obtidos, auxiliados por
informações estatísticas oficiais e coletadas em entrevistas com alguns atores-
chave (com os quais foram discutidos os problemas do solo associados à mudança
do uso). Assim, afirma-se, o valor comercial da terra social (expansão regular e
irregular) na Área Metropolitana de Tizayuca (onde 60 por cento de sua extensão
territorial é explicada por tal) desafia a persistência dos serviços / rodutores
agrícolas e de ejido cada vez mais limitados ( 27 em cada 100 hectares sofrem
alienação / pulverização da propriedade social). Tal limitação desafia a mediação
fundamental entre a sociedade e o meio ambiente. Vale destacar que o principal limite
do estudo foi a abertura dos responsáveis ​​pelo ejido, o que permitiu que o escopo
obtido fosse coberto com maior intensidade (informações, normas e montagem).

Palavras-chave: Ejido, matéria agrária, domínio pleno, área metropolitana.

Introducción

En México de las 55 Zonas Metropolitanas (ZM) identificadas a inicios


del Siglo XXI, que llegan a representar cerca del 53 por ciento de la
población total, por vez primera tres fueron reconocidas al interior
de la entidad hidalguense: ZM Pachuca, ZM Tulancingo y ZM Tula
(CONAPO, 2004, p.50).

Para la política pública urbana del país, los asentamientos metropolitanos


se definen como el conjunto de dos o más municipios donde se localiza
una ciudad de 50 mil o más habitantes, cuya área urbana, funciones y
actividades rebasan el límite municipal que originalmente la contenía,
incorporando como parte de sí misma o de su área de influencia directa
a municipios vecinos (máxime urbanos), pero manteniendo alto grado

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 287


Roldán, E & Meneses, M. Ejido y sujetos agrarios en la Zona Metropolitana Tizayuca

de integración socioeconómica (CONAPO, 2004, p. 17).

En años subsecuentes a tal reconocimiento, la política pública urbana


hidalguense (con la finalidad de corregir problemáticas de desarrollo
urbano/ordenamiento territorial) suma dos espacios a las tres
existentes: ZM Tizayuca y ZM Huejutla (POEH, 2007, p. 10-25).

Así pues, para inicios de la primera década del Siglo XXI, las cinco ZM
agrupaban 27 por ciento de los municipios (localizadas sobre la franja
suroeste-sur-sureste), los cuales se caracterizan en su mayoría por su
histórica sinergia con las lógicas de acumulación dominante (la capacidad
industrial instalada se explica por ciertas ramas industriales que se
distinguen por alta concentración laboral, mejores remuneraciones,
producción y generación de valor agregado) pero máxime responsables
cuasi directos de los altos niveles de contaminación registrados en la
entidad (Roldán, 2015, pp.162-164).

A partir del 2006 se profundiza tal escenario con la puesta en marcha


del Libramiento Norte del Valle de México (Arco Norte), longitud de
222 kilómetros cuadrados que tiende a aumentar sobre el territorio
hidalguense (máxime suroeste-sur-sureste) tanto tráfico, variedad de
mercancías transportadas, incremento de agentes emisores, generación
de nuevos nodos urbanos/industriales y la latente necesidad de
gobernanza metropolitana. Arco Norte (tendido carretero-estratégico)
pretende articular la Costa del Pacífico con la del Atlántico, evita
recorrido de miles de vehículos alrededor de la Ciudad de México y del
Estado de México, ya que se integra estratégicamente a 9 de los 14 ejes
carreteros-estratégicos del país (Inmobiliare, 2006, p.76).

Por tales coyunturas, tomadores de decisiones en turno realizan


trazos/acciones que buscan potencializar las ventajas competitivas
que ofrece el tendido carretero, máxime fortalecer y re-dimensionar
las vocaciones industriales (se argumenta, las vialidades no siempre
benefician a quienes la habitan en su trazo, aunque si a quienes tienen
su origen y destino en ella).

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Roldán, E & Meneses, M. Ejido y sujetos agrarios en la Zona Metropolitana Tizayuca

En tal conjetura destaca la ZM Tizayuca derivado de ciertos asegunes


en su haber: crecimiento exponencial de producción habitacional (en
promedio en los últimos 30 años se quintuplicó, de 8 a 46 mil); presencia
de proyectos de anclaje internacional; problemáticas ambientales
versus disminución de la actividad agrícola (quizás avaladas en su
mayoría, por los tomadores de decisiones de la política pública estatal/
federal y las máximas autoridades del ejido). Es decir, Tizayuca (nodo
central de la ZM que lleva su mismo nombre) hasta finales de la
primera década del Siglo XXI, era considerado estratégicamente el
único ente hidalguense que se incluía en la gestión y gobernanza de la
Zona Metropolitana de la Ciudad de México (ZMCM).

Cerca de 6 veces ha incrementado la población de Tizayuca en los últimos


treinta años (de 17 a 100 mil), en su mayoría asentada en localidades de 15-
50 mil habitantes. Mientras que Tolcayuca, Villa de Tezontepec, Zapotlán y
Zempoala (municipios restantes que definen la ZM Tizayuca), su población
aumentado en promedio cerca de 2 veces. Así pues, la ZM Tizayuca a
finales de la primera década del Siglo XXI (hoy en día agrupa cerca de 180
mil habitantes) se desdibuja como la única bisagra del desarrollo urbano y
periurbano entre uno de los asentamientos poblacionales de mayor alcance
en México (la ZMCM, segunda urbe de importancia a nivel internacional)
y la aún incipiente dinámica metropolitana local de Hidalgo (ZM Pachuca
y ZM Tulancingo y ZM Tula).

La semi-industrialización de la ZM Tizayuca data a inicios de


1980, al instalarse sobre 200 hectáreas el Complejo Agroindustrial
Tizayuca (CAIT), insumos necesarios y alto nivel tecnológico de
aquella época, principal destino la industria de la pasteurización
en la ZMCM. En los últimos años se encuentra en la fase de la post-
privatización, caracterizada por la disminución en la rentabilidad de
establos, desaparición de ganaderos y empresas colectivas, problemas
recurrentes entre ganaderos y estructuras de funcionamiento. Se
distinguen impactos negativos sobre el agua, suelo y aire: 1,500
toneladas diarias de estiércol, emisiones perceptibles y molestas de
olores, debido a la disposición de excretas sólidas bovinas depositadas

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 289


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al aire libre, azolvamiento de drenaje, agua residual generada, el cauce


de aguas residuales, y la problemática de residuos sólidos urbanos
(Pomeón et al, 2006, pp. 51-55).

Agotada la anterior dinámica, veinte años después se intenta impulsar


nueva lógica de semi-industrialización sobre la ZM Tizayuca, máxime
con la edificación de la Plataforma Logística de Hidalgo (PLATAH),
la inversión inicial provino del Gobierno del Estado de Hidalgo en
asociación con capital privado (Artha Capital, cartera industrial que
incluye inversión en más de 3 mil hectáreas en México, se utilizaron
400 de las 11 mil 477 hectáreas proyectadas para la realización del
proyecto Aeropuerto del Valle de Tizayuca).

Según la política industrial de Hidalgo PLATAH se justifica por la


plataforma logística (transporte de carretera y ferroviario entre norte y
centro del país, ámbito metropolitano); puerto seco (conectar los puertos
de Altamira y Veracruz, Golfo de México, Lázaro Cárdenas y Manzanillo,
Golfo del Pacifico); y la consolidación de la Ciudad del Transporte
(se pretende situar actividades relativas al transporte, traslado de
contenedores entre el centro y norte del país) (Roldán, 2015, pp.197-
204). Pese al uso de suelo industrial garantizado, existe escasa demanda
por el factor agua (sobre la ZM Tizayuca se localiza el acuífero Pachuca-
Cuautitlán, el cual extrae agua para uso público urbano suministrando
a las ciudades de Pachuca y México, así como a diversas poblaciones
del Estado de México), quizás llamado más bien estrés hídrico, ya que
la recarga del acuífero es de 91 milímetros cúbicos y la extracción es de
100, a través de 105 pozos de los que 70 son para uso público urbano, 15
para agricultura, 10 para la industria y los restantes para usos diversos.
Todos ellos se encuentran bajo una condición de veda rígida desde 1954
(CONAGUA, 2013, p.81). En respuesta PLATAH construyó una planta
tratadora y recolectora de agua, pero aun así el vital líquido es insuficiente
la instalación de empresas sobre todo en la rama alimentaria.

Es de mencionar la existencia de otros proyectos estratégicos planeados


que endurece la preocupación entre ejidatario y/o habitantes de la

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 290


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ZM Tizayuca (en orden de intensidad): afín de transportar gas natural


a Estados Unidos de América (EUA) (vía submarina por el Golfo de
México) la Comisión Federal de Electricidad (CFE) construye la línea del
gasoducto (Proyecto Integral Morelos) entre Puebla, Tlaxcala, Morelos,
Hidalgo (al interior de la ZM Tizayuca, la línea recorre los municipios
de Zempoala, Zapotlán y Tolcayuca). La obra se vislumbra en más de
400 millones de dólares; la primera construcción inició desde el 2011,
se contemplaron recursos por 270 millones de dólares. También el
aeropuerto de carga; la línea de energía eléctrica Tizayuca-Matilde; el
Metrobús sub-urbano (Pachuca-Tizayuca-Buenavista), sumado a los
distintos intereses que giran sobre la Área de Reserva Zapotlán (ARZ).

Por tales trazos/acciones, el texto tiene la finalidad de dimensionar la


transferencia del suelo social vinculado a la realidad que vive el ejido y
el sujeto agrario, que permita entre otros fines, desdibujar la expansión
regular e irregular de la tierra (realidades y consecuencias). En el primer
apartado del texto se pretende identificar el trazo del cambio de uso de suelo
en las cinco ZM de Hidalgo (dotación, expropiación, certificación, dominio
pleno). Se evidencia que, de los 322 ejidos ejecutados formalmente en su
mayoría a mediados de la década de 1940 (que en promedio representa
el 68 por ciento de la extensión territorial), 312 se inscribieron hasta la
primera década del Siglo XXI al Programa de Certificación de Derechos
Ejidales (acción pensada, según para celebrar contratos de asociación:
renta, aparcería y demás; capitalización agrícola y resolver los latentes
conflictos de la tierra). Información disponible del Registro Agrario
Nacional (RAN) indica que a inicios del 2017, 112 de los 312 ejidos han
optado (amparado por la vigente Ley Agraria de 1992) por la transferencia
a Dominio Pleno (DP), cerca de 38 mil hectáreas representan. Ahora la
superficie involucrada deja de ser ejidal, desfila a la órbita de la propiedad
privada y en adelante se regirán ya no por normas de derecho agrario, y
con sinergia a la producción habitacional, sino más bien por disposiciones
de derecho común; códigos civiles de las respectivas entidades que
correspondan a su ubicación (Zúñiga y Castillo, 2011, p. 524).

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Roldán, E & Meneses, M. Ejido y sujetos agrarios en la Zona Metropolitana Tizayuca

Posteriormente se exponen (en el segundo apartado), después de la


desincorporación de la propiedad social ciertas realidades que se viven
tanto de la provisión de servicios agrioclas y respuestas colectivas
y/o individuales del ejidatario promedio sobre la ZM Tizayuca. En
comparación al resto de los entes metropolitanos, los 34 ejidos que
existen sobre la ZM Tizayuca completaron la totalidad del trámite
parcelario (cerca de 35 mil hectáreas), inscritos en su mayoría a cuatro
años de promulgarse la vigente Ley Agraria. Más aún 18 de los 34
ejidos han optado por el DP (9 mil 208 hectáreas), que representan
cerca del 27 por ciento de la Tierra Parcelada (TP). Los resultados de
este apartado se suma a las disimiles aportes que advierten los posibles
efectos de dicha Ley, en el bienestar socioeconómico del sector rural,
los desafíos que plantea para los modos de vida del ejidatario/identidad
de las comunidades (Assies, 2008, p.35; Smith et al., 2009, pp.185-
195). La pulverización del ejido implica tanto eliminar el gobierno
comunal/participativo, estrategias de sustento agraria/forestal,
distribución equitativa de recursos naturales, la función agraria y la
cultura rural sobre la que se construyeron los ejidos (Barnes, 2009, pp.
397-398); empero la institucionalización del ejido oxigena y permite la
especulación monetaria sobre la frontera ejidal/comunal.

Referencia teórica y herramientas metodológicas

La constante construcción de la teoría marxista de la geografía (en donde


se discuten conceptos como acumulación originaria, valorización del
espacio, procesos de formación del territorio, por mencionar algunos)
apoya la interpretación de los resultados obtenidos (Blaut, 1980, pp.
26-28). La apropiación de los recursos del espacio, la construcción de
formas humanizadas sobre el mismo (conservación y modificaciones),
sea del sustrato natural o del ser humano en conjunto representan valor
(creación del valor), es decir, la relación permanente de apropiación
de la naturaleza por la sociedad (Ramírez y López, 2015, pp.20-21)
(Rincón y Rodríguez, 2013, p.4).

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La información estadística agraria utilizada, proviene de los Censos


Agropecuarios (varios años) y de la Encuesta Nacional Agropecuaria
(2008), publicados por el Instituto Nacional de Estadística y
Geografía; además del Sistema de Información Agroalimentaria de
Consulta elaborado por la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural
(SADER). Para las características socio-naturales de la tierra: Sistema
de Información Geográfica del Catastro Rural y Sistema Padrón e
Historial de Núcleos Agrarios, ambos dependientes de la Secretaría
de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano. Indicadores básicos de la
propiedad social del Registro Agrario Nacional; pozos y zonas de recarga,
información recabada en el Sistema Nacional de Información del Agua
y Registro Público de Derechos del Agua; vegetación y uso de suelo,
Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad.

La anterior información secundaria, se complementa con la información


recabada en 2017 en donde se entrevistaron (se cuenta con la versión
escrita y la versión audio) a cerca de 15 actores clave inmersos sobre la
ZM Tizayuca, bajo el criterio de disimiles perfiles: a)adultos mayores:
ejidatarios/propietarios mayores de 70 años, dos que fueron dueños de
la tierra y dos quienes la conservan; b) adultos mayores de 30 años: dos
ejidatarios que vendieron su parcela así como dos ejidatarios productores
que no han vendido; c) jóvenes agrícolas; d) funcionarios públicos,
visitadores agrarios. En tales entrevistas se ponderó la problemática que
viven asociada al cambio de uso de suelo: decisiones, necesidades, modos
de vida, aspectos sociales/culturales, testimonios/historias de vida de
los actores involucrados, aprendizajes/externalidades en la vida interna
ejidal, y esfuerzos por la organización y producción ejidal/comunal.

De suma importancia la representación visual del ejido (hasta hace


unos años carente de información), apoyados por de los Sistemas de
Información Geográfica (SIG), en donde el centroide representa al ejido
variable asignada por la dotación de hectáreas a partir de la primera
ejecución. Se utilizaron datos del INEGI a partir de la base de datos
denominada: principales datos por localidad ITER, los cuales incluyen
las coordenadas que permiten definir los centroides de los polígonos

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 293


Roldán, E & Meneses, M. Ejido y sujetos agrarios en la Zona Metropolitana Tizayuca

de las localidades existentes en ese decenio. Una vez obtenidos estos


datos, se convirtieron dichas coordenadas al sistema UTM (datum WGS
84) ya que de origen se encuentran en formato geográfico en grados,
minutos y segundos.

Convertidas las coordenadas a este sistema, se representaron mediante


el software ArcGis 10, y se convirtieron en archivo vectorial de puntos.
A través de la clave geográfica de localidad como campo clave, se
unieron los datos de hectáreas ejecutadas, hectáreas repartidas en
la primera ampliación, repartidas en la segunda, tercera y cuarta
ampliación, y los criterios del plano interno: parcelas, uso común,
asentamientos humanos al interior y reservas de crecimiento. Con el
fin de representar las áreas asignadas de forma proporcional, se optó
por representarlas en forma equidistante en todas direcciones, de tal
forma que se representa el área asignada en forma de círculos en el
caso de la primera ejecución, y en las sucesivas ampliaciones, en forma
de coronas geométricas circulares, que circunscriben la primera área
de ejecución y las anteriores ampliaciones. Para este fin, a partir de
las áreas de la ejecución y ampliaciones, inicialmente se convirtió el
área de hectáreas a m2, y se aplicó la siguiente fórmula, con el fin de
obtener el radio de las áreas de influencia . Donde r es el radio que
se busca representar, A es el área en m2 y π se redondeó a 3.141597.
Los radios de las ampliaciones consideran el área acumulada de las
ejecuciones más las ampliaciones previas. Una vez teniendo el valor del
radio de las ejecuciones y los de las ampliaciones para cada localidad,
produciendo otros archivos vectoriales de polígonos, en los cuales se
representaba mediante círculos las áreas de ejecuciones, acumuladas
de las ampliaciones y componentes del plan interno. Finalmente se
obtuvieron las diferencias geométricas con respecto a la superficie
anterior, con el fin de obtener en formato vectorial únicamente las
coronas con la representación de la superficie de diferencia ente cada
ampliación, para su posterior representación en los mapas.

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Roldán, E & Meneses, M. Ejido y sujetos agrarios en la Zona Metropolitana Tizayuca

Ejido, certificación y dominio pleno

En México por la promulgación de la Constitución de 1917, consagrado


en sus artículos 3o., 27, 28, 123 y 130 de las garantías sociales, se
establecen tres tipos de acceso a la tierra: pública (federal o estatal),
privada y social (ejidal, comunal) (Mansilla, 2004, p. 421). Hasta
mediados de la década de 1940 se dota en promedio para las cinco ZM
de Hidalgo, la mayoría de su frontera ejidal disponible (322 ejidos);
salvo la de Huejutla que se cristaliza a finales de la década de 1980.
En suma se dotaron 198 mil hectáreas beneficiando a cerca de 30 mil
sujetos agrarios, hasta cuatro ampliaciones existieron que en agregado
equivalen a cerca del 37 por ciento de la dotación inicial (Tabla 1)

. Parafraseando a Marx es posible señalar: el objeto de trabajo y medio de


trabajo ya se había definido antes de la década de 1980 (frontera ejidal,
dotación y respectivas ampliaciones, que en promedio representan en
las cinco ZM de Hidalgo, cerca del 68 por ciento de extensión territorial
distribuidas sobre 42 mil 124 sujetos agrarios) (Marx, 1990, p.130-138).
Empero cada ejidatario recibió en promedio 6.4 hectáreas, el intervalo
recorre de 9 (ZM Tulancingo) a 4 (ZM Huejutla), tal cuantía difiere
a la dimensión social de 20 hectáreas de temporal, criterio viable de
eficiencia agrícola (Escalante, 2001, p.10) (Mapa 1).

Lamentablemente con la llegada de nuevos tomadores de decisiones en


el país (1982) inicia gradualmente el desmantelamiento de los aparatos
de incidencia nacidos en la lógica sustitutiva de importaciones (1940-
1980). En el medio agrícola/ejidal (entre otros) fue modificado el artículo
27 de la vigente Ley Agraria que permitió la institucionalización de la
venta ejidal; antes existían (y quizás aún) múltiples casos de venta de
parcelas ejidales sin traslado de Dominio Pleno (DP) a personas ajenas
a los núcleos agrarios, no ejidatarios, posesionarios y/o avecindados
(Clichevsky, 2003, pp.19-23).

Así pues finaliza el reparto agrario de la tierra en México, se regula/


delimita las dotaciones iniciales; desde la perspectiva gubernamental

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 295


Roldán, E & Meneses, M. Ejido y sujetos agrarios en la Zona Metropolitana Tizayuca

se transitó de cierta visión que privilegiaba las coyunturas y las


circunstancias inmediatas, así como fallas en la administración pública,
a otra que reconoce la existencia de barreras o factores estructurales y
normales legales que frenaban e impedían el crecimiento de la producción
agrícola y el desarrollo social en el campo mexicano (Warman, 2004,
p.21). Desde los tomadores de decisiones, las tierras ejidales/comunales
se retrataron como obstáculo para el crecimiento urbano y económico
del país (Herrera, 2011, p. 642), por tal se acogió la reforma ejidal a
partir de que abre la ventana para incorporar hasta la mitad del territorio
mexicano al mercado inmobiliario (Chollett 2009, pp.80-85). Ahora
la justicia agraria era/es traslada a los tribunales agrarios, se crearon
y/o fortalecieron, entre otras instituciones para apoyar las diez etapas
de temporalidad de la certificación: asamblea ejidal y comunal como
órgano máximo de los núcleos agrarios; Procuraduría Agraria (PA),
avisa y asesora a los sujetos de derecho en los aspectos legales; Registro
Agrario Nacional (RAN), participa en la delimitación, registro y emisión
de certificados de derechos agrarios y títulos de propiedad; y el Instituto
Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), apoyo técnico-operativo.
En suma, la instauración del Programa de Certificación de Derechos
Ejidales (PROCEDE) es la primera sinergia que desafía la persistencia
de la tenencia ejidal (Barnes, 2009, pp. 393-394). Como resultado de tal
proceso de certificación, el ejido (dotación inicial) fue fragmentado en
cuatro segmentos (vinculados pero con alcances específicos), los cuales
se explican enseguida:

La Tierra Parcelada (TP): aprovechamiento, usufructo y beneficio que


corresponde a los ejidatarios en lo individual, se delimita y asigna por
acuerdo de asamblea en los términos que fija la ley; al ser certificada
podría adoptar el DP dando paso a la propiedad privada, puede ser
adquirida por medio de enajenación de bienes por personas externas
al ejido consideradas posesionarios (sujeto que posee tierras ejidales,
reconocido por la asamblea agraria o por la institucionalidad competente).

El Uso Común (UC): se aprovecha indistintamente por la comunidad


para distintos propósitos, cacería, recolección de leña de frutos o el

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Roldán, E & Meneses, M. Ejido y sujetos agrarios en la Zona Metropolitana Tizayuca

pastoreo del ganado. Pese a que no es asignada de manera individual,


el ejidatario tiene derechos sobre ella, que ejercen por medio de la
asamblea. Existe evidencia que su explotación se explica por empresas
extractivas, sociedades civiles-mercantiles, y/o expropiadas para fines
económicos por el Estado Mexicano (montes, bosques y selvas);

Los Asentamientos Humanos al Interior (AHI): sujeto al derecho civil


donde se ubica el pueblo ejidal y al interior de éste, solares y lotes para
casa habitación de los ejidatarios y/o avecindados; estos últimos para
aquellas personas con nacionalidad mexicana, mayores de edad y que
tengan por lo menos un año de radicar en el núcleo agrario, autorización
de la asamblea general o por acuerdo del tribunal agrario, pueden
adquirir la personalidad de ejidatario y tener derecho a comprar tierra
en el ejido y las diferentes responsabilidades que implica (DOF, 2018).

Reservas de Crecimiento (RC): parcelas de uso escolar, actividad


productiva para mujeres (granja agropecuaria o industria rural)
y jóvenes (parcela de la juventud); también parcelas a favor del
funcionamiento del ejido: localización de pozos, viveros, corrales,
instalaciones de almacenamiento, beneficio o transformación, por
mencionar algunos (DOF, 2018).

Tabla 1. Dotación ejidal y Zonas Metropolitanas de Hidalgo

Fuente: Padrón e Historial de Núcleos Agrarios (PHINA), Secretaría de Desarrollo Agrario,


Territorial y Urbano (SEDATU); varios años. Fecha de consulta 2018.
Nomenclatura: Benefi=beneficiarios; Ampl=ampliación; Ha.=hectáreas

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Roldán, E & Meneses, M. Ejido y sujetos agrarios en la Zona Metropolitana Tizayuca

Mapa nº1. Dotación ejidal y Zonas Metropolitanas de Hidalgo

Fuente: Sistema Padrón e Historial de Núcleos Agrarios (PHINA), Secretaría de Desarrollo


Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU); varios años. Fecha de consulta 2018.

En suma a finales del Siglo XX, se habían certificado en promedio cerca


del 99 por ciento de la frontera ejidal inmersa en las ZM Hidalgo, la
TP oscila en cerca del 70 por ciento, alta cuantía registrada por la ZM
Huejutla (91.22) y Tizayuca (70.02). El UC representa la mitad de la TP
(en orden de intensidad) ZM Tulancingo, Tula y Pachuca cuantifican la
mayor proporción (inclusive de hasta 35 por ciento); en México dichos
espacios presentan procesos de desertización, situación que se relaciona
con la forma de organización para el destino y aprovechamiento de la
tierra (Morrett y Cosío, 2017, p. 138). La RC oscila (salvo ZM Tula) en
menos de la unidad porcentual; mientras que menos de 5 por ciento es

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Roldán, E & Meneses, M. Ejido y sujetos agrarios en la Zona Metropolitana Tizayuca

destinado en demasía a lotes de viviendas individuales (Asentamientos


Humanos al Interior) (Tabla 2) (Mapa 2).

Paradójicamente la certificación parcelaria trajo la formalización de


actores agrarios que además del ejidatario (por ejemplo: posesionarios
y avecindados) concentran espacio e influyen (cuasi indirectamente) en
la toma de decisiones del ejido; la certificación permite vender los lotes
agrarios a otros miembros del núcleo ejidal o arrendar a terceros, sin que
requiera la autorización de la Asamblea Ejidal, y cambiar el régimen de
tenencia a propiedad privada siempre que dos tercios de los ejidatarios
votaran a favor de la conversión (Barnes, 2009, p.394). Es común al
interior del ejido, ejidatarios con todos los derechos a TP, UC y AHI;
ejidatarios con sólo derechos a UC; ejidatarios con derechos sólo a TP;
posesionarios con certificados parcelarios; posesionarios sin documentos
o con documentos comprados que se consideran propietarios privados;
avecindados con títulos expedidos por el RAN; y personas que viven en
la zona urbana titulada y desincorporada en el ejido sin documentos
(FAO, 2018, pp. 15-16). En suma los resultados son: el promedio de
ejidatarios por núcleo agrario aumentó y, por el contrario la superficie por
propietario disminuyó, profundizándose la atomización y el minifundio
de la propiedad social (lo cual entraña peligros de sobre explotación de
tierra, erosión y aprovechamiento insostenible).

Es de mencionar que lLa regularización de la condición posesionario


o avecindado sigue dependiendo como en el pasado (de la asamblea
ejidal), empero, la vigente Ley Agraria le concede reconocimiento
jurídico de su estatus para la defensa de sus interés, disposiciones del
Código Civil y leyes mercantiles vigentes (Escalante, 2001, p.11).

Así pues, en los espacios metropolitanos de Hidalgo la certificación


parcelaria para los ejidatarios representó disminución en acceso a la
tierra (dos veces respecto a la dotación inicial): si la distribución fuera
equi-distributiva, los posesionarios concentran la mayor razón de
TP seguido a basta distancia por avecindados y ejidatarios; inclusive
en la ZM Tulancingo, su influencia representa la mitad de la masa

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Roldán, E & Meneses, M. Ejido y sujetos agrarios en la Zona Metropolitana Tizayuca

de ejidatarios (Tabla 3). Sin duda la Ley Agraria vigente rompió las
pesadas inercias que frenaban la circulación de la tierra sin garantizar
equidad en su distribución, no sólo entre herederos sino más aún entre
personas físicas (Warman, 2004, p.22).
Tabla 2. Certificación ejidal y Zonas Metropolitanas de Hidalgo

Fuente: Sistema Padrón e Historial de Núcleos Agrarios (PHINA), Secretaría de Desarrollo


Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU); varios años. Fecha de consulta 2018. * Hectáreas
ejecutadas de desconecta la cuantía de expropiación. Nomenclatura: AH=asentamiento humano.

Es suma es posible afirmar que: la existencia de la propiedad social y la


articulación jurídica parcelaria ahora definen el desarrollo de las fuerzas
productivas del ejido sobre la ZM de Hidalgo, en orden de intensidad
de actores: posesionarios, avecindados y ejidatarios. Ahora existen
condiciones y/o tendencias para la construcción de formas durables
sobre el espacio metropolitano hidalguense (producciones materiales
que se agregan al suelo), pese que el valor de la tierra se efectúa siempre
a expensas del valor del trabajo; es decir, la privatización parcelaria (vía
parcela y después dominio pleno) no confisca la tierra por su misma
más bien la renta que de ella misma emana (Marx, 1990, pp.750-788).
La certificación parcelaria, determina la segunda sinergia que desafía
la sobrevivencia de la tenencia ejidal (Barnes, 2009, pp.393-394).

Importante puntualizar que el proceso de certificación parcelaria se


enmarca en la lógica de acumulación de capital dominante, caracterizado
por la apertura comercial multidimensional que vivió la economía
mexicana a inicios de la década de 1990, y que pondera la ciudad/

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Roldán, E & Meneses, M. Ejido y sujetos agrarios en la Zona Metropolitana Tizayuca

espacio neoliberal (economía abierta). Fue justificada la reforma al ejido


según expertos por su limitada comercialización que se acompañaba de
agricultores de avanzada edad que dificultaban el acceso a la tierra a una
nueva generación de agricultores; los entes locales no podían adquirir
tierras ejidales para la expansión urbana, lo que alentó el desarrollo de
asentamientos humanos informales.
Mapa nº2. Dotación ejidal y Zonas Metropolitanas de Hidalgo

Fuente: Sistema Padrón e Historial de Núcleos Agrarios (PHINA), Secretaría de Desarrollo


Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU); varios años. Fecha de consulta 2018.

La inversión de capital en los ejidos era lejana a la tierra privada, el uso


de recursos fue considerado insostenible. Empero, los procesos que
derivaron de la certificación parcelaria (tierra parcelada), redefinen y

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Roldán, E & Meneses, M. Ejido y sujetos agrarios en la Zona Metropolitana Tizayuca

justifican la creación del neo latifundismo: concentración de grandes


propiedades, modificación de la vida ejidal, pero máxime desigualdad
en el acceso a la tierra por parte del sujeto agrario. Peor aún, se dejó en
manos de la propiedad privada el destino alimentario del país, eliminó
el requisito de cultivo, legalizó contratos de alquiler, ventas de la tierra
al interior del ejido y las contrataciones externas de mano de obra, la
reforma proporcionó el marco legal para la privatización de la tierra
(Castañeda y Pfutze, 2013, p. 16).
Tabla nº3. Tierra parcelada y Zonas Metropolitanas de Hidalgo

Fuente: Sistema Padrón e Historial de Núcleos Agrarios (PHINA), Secretaría de Desarrollo


Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU); varios años. Nomenclatura, DE=dotación efectiva,
se desconecta expropiación. TP=tierra parcelada. Fecha de consulta 2018.

Así pues, si bien el objetivo central de la vigente Ley Agraria de 1992 fue
liberar espacio agrícola y dar por terminado el reparto agrario, también
los cambios constitucionales se justifican en el espacio urbano. Se
argumenta: los sujetos agrarios buscan obtener títulos de propiedad en
relación con las oportunidades de vender sus terrenos para urbanización
en lugar de solicitar crédito (Galeana, 2004). A partir de tal argumento
existen variados efectos por la posible dicotomía certificación/dominio
pleno: tan sólo a finales del 2017 información disponible del Sistema
de Padrón e Historial de Núcleos Agrarios (PHINA) de la Secretaría de
Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU), indican que cerca
del 50 por ciento de los ejidos metropolitanos optaron por el DP (27 mil
630 hectáreas); en la ZM Tizayuca y la ZM Pachuca entre 25 y 27 de cada
100 hectáreas sufren la desincorporación/ pulverización de la propiedad
social (cerca de 12 y 10 mil hectáreas respectivamente) (Tabla 4).

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 302


Roldán, E & Meneses, M. Ejido y sujetos agrarios en la Zona Metropolitana Tizayuca

La Ley Agraria establece que solamente las parcelas agrícolas pueden


ser privatizadas y luego vendidas a externos; es decir, legalización de
las transacciones sobre uso/usufructo de parcela (renta, aparcería,
asociación), venta de derechos agrarios (usufructo como garantía
crediticia), el acceso a DP/propiedad privada, y la constitución de
sociedades mercantiles (Escalante, 2001, pp.10-11). Hoy en día el
valor comercial de la tierra es la principal coyuntura que desafía la
persistencia del ejido/comunal en México (Barnes, 2009, pp.393-394).
Tabla nº 4. Tierra parcelada y Zonas Metropolitanas de Hidalgo

Fuente: Sistema Padrón e Historial de Núcleos Agrarios (PHINA), Secretaría de Desarrollo


Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU); varios años. Fecha de consulta 2018.

Espacio y sujetos agrarios

En comparación al resto de las ZM definidas en Hidalgo, los 34


ejidos que explican a la ZM Tizayuca han completado la certificación
parcelaria, inscritos en su mayoría a cuatro años de promulgarse la
vigente Ley Agraria (la de 1992).

Hoy en día 18 de los 34 ejidos registran transferencia a Dominio Pleno


(vasta proporción de pulverización social) los cuales se localizan en
Tizayuca (3,133 hectáreas), Zapotlán (2,282 hectáreas), Villa de
Tezontepec (755 hectáreas), Tolcayuca (184 hectáreas) y Zempoala
(2,853 hectáreas). Mismos espacios pero menor cuantía para suelo

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 303


Roldán, E & Meneses, M. Ejido y sujetos agrarios en la Zona Metropolitana Tizayuca

ejidal/social: Zapotlán (220 hectáreas), Tizayuca y Villa de Tezontepec


(62 hectáreas respectivamente); Zempoala (10 hectáreas) y en
Tolcayuca ninguna (Tabla 5).

Tabla nº 5. Dominio pleno y asentamientos humanos zona metropolitana Tizayuca

Fuente: Sistema Padrón e Historial de Núcleos Agrarios (PHINA), Secretaría de Desarrollo


Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU); varios años. Nomenclatura, DP=dominio pleno;
AH, presencia de asentamientos humanos al Interior. Fecha de consulta 2018.

Con tal realidad se observa que la expansión urbana legal (vía suelo
social) en la ZM Tizayuca, desdibuja dos corredores en su haber:
primero, sobre la carretera federal México-Pachuca (Mex85), y otra,
en menor alcance sobre la estatal: Pachuca-Tepeapulco. Ambas
desbordándose hacia las periferias parcelarias próximas, alimentadas
por la disponibilidad de aguas subterráneas, zonas de recarga, planicies
agrícolas, bosques/matorrales, que con el tiempo, máxime por la
localización de la TP (en menor medida por AHI) permitirá satisfacer
la creciente demanda poblacional/habitacional (Mapa 3).

Tales expansiones encajan en el esquema del proceso de crecimiento


de ciudad elaborado por Bazant (2015, pp.78-79): cierta expansión
de la ciudad hacia localidades circunvenidas, que permitan tanto
la conformación de corredores urbanos y en consecuencia de la
conurbación con pueblos próximos; empero en el caso de la ZM Tizayuca
se aseveran ciertos trazos que quizás visualizan cierta violación con
la especificación de los programas de desarrollo urbano municipal
(Reservas de Crecimiento y Asentamientos Humanos al Interior), en

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 304


Roldán, E & Meneses, M. Ejido y sujetos agrarios en la Zona Metropolitana Tizayuca

relación al espacio destinado a la construcción de viviendas sobre el DP


(si se omite tal consideración sería urbanización irregular) en donde el
trazo de la expansión profundizará su discontinuidad (Mapa 3).
Mapa nº 3. Dominio pleno y servicios ambientales zona metropolitana Tizayuca

Fuente: Sistema Padrón e Historial de Núcleos Agrarios (PHINA), Secretaría de Desarrollo


Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU); varios años. Fecha de consulta 2018. Sistema
Nacional de Información del Agua y Registro Público de Derechos del Agua (CONAGUA),
2018 fecha de consulta. Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad
(CONABIO), Escala: 1:1000000. Fecha de consulta 2018. Actualización 2017al Interior.
Fecha de consulta 2018.

Es decir, para los expertos los AHI y Reservada al Crecimiento están


en su mayoría urbanizados irregularmente; es decir, ambas objeto
de transacciones en el mercado informal. En cambio la superficie
transferida al DP (de uso rural y legal) aún no está urbanizada
completamente y sufre la presión del mercado local (Salazar, 2014,
pp. 266-277). Así pues, la ampliación de los espacios incorporados al

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 305


Roldán, E & Meneses, M. Ejido y sujetos agrarios en la Zona Metropolitana Tizayuca

proceso productivo/desarrollo de la ZM Tizayuca se impone el trazo


característico del nuevo espacio social en construcción; es decir,
parafraseando a Marx (1990, pp. 425-441; 1991, pp. 269-301): las
localizaciones diferenciadas generarán más menos lugares valorizados
dependiendo del tejido urbano; el concepto de tierra/espacio que
se agrega al valor final o influyendo en la producción se limita, se
pondera la virtualidad de circulación y la inmanencia del espacio que
participa en un proceso social especifico. Por tal realidad la tendencia
de pulverización social implica (entre otros factores) disminución
en la provisión de servicios ambientales y del disímil del productor/
ejidatario promedio inmerso sobre la ZM Tizayuca. Para las realidades
agrioclas/ambientales se enumeran las de mayor alcance:

1. Datos del Registro Agrario Nacional (RAN) señalan que casi la


totalidad de las 189 reservas potenciales de agua del país se localizan
sobre 7 mil 462 núcleos agrarios, 23.4 millones de hectáreas
(CONAGUA, 2018). Al respecto existen 55 pozos vigentes para la
extracción de aguas subterráneas en la ZM Tizayuca, 22 se explotan
para la actividad público/urbano, seguida de 12 para actividades
agrícolas (Mapa 3). Información disponible del Sistema Nacional de
Información del Agua (SNIA) y del Registro Público de Derechos del
Agua (REPDA) indican que 14 de las 22 concesiones de uso público/
urbano (localizados en Tolcayuca y Zapotlán) pertenecen al Gobierno
del Estado de Hidalgo (1996 última actualización vigente) El consumo
de cada vivienda particular habitada existente en la ZMT ( 5 mil 119),
si la distribución fuera equi-distributiva, ascendería a cerca de 627
metros cúbicos anuales (CONAGUA, 2018) (Duncan, 2003).

2. De uso agrícola, 7 de los 12 pozos los concentra el municipio de


Tizayuca, la mitad de ésta cuantía es utilizada por Unidades de Riego,
el restante para entes privados (la última actualización de la concesión
se propició en 1996). El volumen de extracción de aguas nacionales
que ampara el título de la suma de la Unidades de Riego para el
Desarrollo Rural (Gavillero, El Chopo, La Noria), cuantifican 730 mil
metros cúbico al año (CONAGUA, 2018) (Mapa 3). La privatización

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 306


Roldán, E & Meneses, M. Ejido y sujetos agrarios en la Zona Metropolitana Tizayuca

del regadío por parte de empresas agrarias limita tanto la producción


del pequeño productor (Neri, et.al..2013, p. 274) y dificultades para el
resto de los ejidos para acceder al agua; el principal remedio depender
de las aguas residuales urbanas (Herrera, 2011, p. 644).

3. Aparte de la vasta biodiversidad, las sierras/bosques proveen agua,


atrae la lluvia y la captura para almacenarla, filtrarla y distribuirla a través
de ríos y arroyos, o a través de canales subterráneos que salen a la luz en
forma de manantiales. Sobre la ZM Tizayuca existen cuatro Sierras que
realizan dicha función: Sierra de Pitos (36.44 kilómetros cuadrados),
Sierra de Pitos II (10.14 kilómetros cuadrados), Sierra de Tezontlalpan
(58.4 kilómetros cuadrados) y Zonas Altas de Zempoala (99.29
kilómetros cuadrados), alrededor de éstas, la presencia de DP y AHI es
alarmante significativa (Mapa 3). Paradójicamente en los últimos años
la extracción de agua subterránea ha provocado la sobre-explotación del
mismo, la recarga es bastante menor que la extracción (Neri, et.al..2013,
p.274). La ZM Tizayuca pertenece al Acuífero Cuautitlán-Pachuca, ocupa
la porción norte de la cuenca del Valle de México, influye en demasía en
Cuautitlán (Estado de México) y Pachuca-Tizayuca (Hidalgo); acorde a
los límites establecidos en la poligonal, el área administrativa suma 3mil
893 kilómetros cuadrados (CONAGUA, 2009).

4. La Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad


(CONABIO) indica que 86 por ciento de la vegetación presente en la ZM
Tizayuca obedece al manejo agrícola, pecuario y forestal, seguido de
matorral de neblina, 13. Del primer porcentaje cerca del 75 por ciento
se encuentra parcelado y con tendencia a la pulverización social (Mapa
3). La densidad arbórea contribuye a la captura y a la purificación el
aire. Los núcleos agrarios tiene capacidad para retener carbono, que
va desde menos de una hasta 19.2 millones de toneladas de carbono
(Reyes, 2012, p. 36); su biodiversidad contribuyen en gran medida a la
continuación de los ciclos biogeoquímicos de la tierra, encargados de
la producción de agua, carbono, oxígeno y nitrógeno principalmente.
Se afirma: el uso del espacio (objeto único) no implica destrucción sino
modificación (por decir consumo destructivo de ciertos atributos de

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 307


Roldán, E & Meneses, M. Ejido y sujetos agrarios en la Zona Metropolitana Tizayuca

espacio). Las duraciones de las construcciones sobre el espacio aumentan


en el tiempo, tiende a ser mayor que en el resto de las mercancías.
Tal como lo señalaba Marx (1990, pp.607-633; 1991, pp. 309-320), el
espacio es el depositario universal de la historia, se acumulan trabajos
de todos los tiempos en permanente ciclo de recreación, reposición y
transformación de objetos sobre la superficie terrestre.

Mientras que para el ejidatario promedio se enumeran algunos


descriptores/realidades recabadas sobre los disimiles ejidos de la ZM
Tizayuca (se entrevistaron a adultos mayores: ejidatarios/propietarios
mayores de 70 años (dueños de la tierra y quienes la conservan);
adultos mayores de 30 años (ejidatarios que vendieron su parcela así
como ejidatarios productores que no han vendido); jóvenes agrícolas;
y funcionarios públicos (visitadores agrarios).

5. Se confirma la avanzada edad del ejidatario, existen sesiones de


asamblea ejidal donde el 80 por ciento de los ejidatarios cuenta con
más de los 60 años. Afirman ellos, aún se dedican a trabajar el campo
con el ánimo de producir, la ganancia es quizás la única distracción.
El comportamiento de los propietarios de los terrenos (la oferta
del mercado de suelo) es bastante híbrido. El Dominio Pleno (DP)
conduce (entre otras consecuencias) a debilitar los ejidos como
instancias de participación y negociación social para su desarrollo;
más aún, la Ley Agraria vigente da cabida al despliegue de formas
de organización económica más restringida, grupos pequeños
productores o individuos que establecen acuerdos de producción y
comercialización (Escalante, 2001, p. 35).

6. Se siembra cebada de temporal (en función de esquemas de agricultura


de contrato y apoyo gubernamental); empero años antes (según los
entrevistados) se plantaba maguey aguamiel/pulque. Ante la certeza
de un mercado estable de buenos precios y venta, los productores de la
ZM Tizayuca sustituyeron el cultivo de la cebada forrajera nativa por las
variedades de cebada maltera vendidas por la Impulsora Agrícola. La
semilla criolla (utilizada en su momento) fue remplazada por una de alto

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 308


Roldán, E & Meneses, M. Ejido y sujetos agrarios en la Zona Metropolitana Tizayuca

rendimiento en disimiles variedades (Centinela, Apizaco y Esmeralda) lo


que trajo consigo innovaciones tecnológicas considerables: fertilizantes
químicos, herbicidas, insecticidas, funguicidas, y mecanización del
espacio agrícola (Castro, 2006, pp. 378-380) (Imagen 1);

7. Pese a la posibilidad de herencia de la tierra (vía usos y costumbres)


escasos jóvenes se interesan en las actividades agrícolas (existe limitada
esperanza de vida en el campo). La nueva generación de agricultores
gira alrededor de los 45-50 años. A inicios del Siglo XXI en México se
documentó que al culminar el proceso de regularización de la tenencia de
la tierra ejidal, la sucesión de derechos agrarios de aquellos con más de
65 años (con o sin certificado agrario), se tendría que resolver a un ritmo
de 160 mil sucesiones anuales en promedio (Escalante, 2001, pp.12-13).
Pese que el modelo ejidal y/o comunal demuestra insostenibilidad en
términos económicos (la apatía por el campo por parte de los jóvenes)
(Stavenhagen 1975, p.54), hace hecho mucho para fortalecer la identidad
de la comunidad para millones de mexicanos (Smith et al. 2009, p.182).

8. Para los entrevistados destaca el caso exponencial al ejido Jagüey


de Téllez (Zempoala). A inicios de la segunda década del Siglo XXI, se
observaba únicamente el asentamiento habitacional La Esmeralda y San
Alfonso; cinco años después Los Viñedos y Real Navarra; a mediados
del 2014 se edificó (Villa de Tezontepec y Zapotlán) la Plataforma
Logística de Hidalgo (PLATAH); y en 2017 la construcción la base del
Sistema Integrado de Transporte Masivo de la Zona Metropolitana de
Pachuca (Imagen 2). Resulta viable ejecutar el cambio de uso de suelo
(por la naturaleza de sus trámites administrativos/legales) si involucra
casi todas las parcelas del núcleo ejidal, el sujeto agrario enajena la
parcela (incluso UC) a especuladores inmobiliarios que la acaparan
para que ellos realicen los trámites y quedarse con los beneficios de
la urbanización (Zúñiga y Castillo, 2011, pp. 525-526). Señalan los
funcionarios agrarios, en el ejido del Jagüey de Téllez 49 de los 498
beneficiarios han optado al DP, el restante se fracciona y vender a pesar
de ser aún propiedad social; ésta se ha convirtió en una mercancía
donde se vende y se revende de manera constante.

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Roldán, E & Meneses, M. Ejido y sujetos agrarios en la Zona Metropolitana Tizayuca

Imagen nº 1. Producción agrícola zona metropolitana Tizayuca

Fuente: imagen capturada, Septiembre 2017.

La realidad agraria (localizada sobre dinámicas de crecimiento


demográfico en combinación con la inmovilidad de la frontera ejidal)
se traduce en fragmentación del recurso tierra/ejido, en contraste a
la realidad del empresario agrícola versus producción habitacional.
Bastan tres condiciones necesarias para transferir la propiedad social
a uso urbano (de forma regulada) desincorporación de la propiedad
social, permiso de uso de suelo y de construcción (Olvera, 2002, p.191).

9. La venta de la parcela trajo consigo cambios importantes en la actividad


económica (no solo la recolección como sustento), el hacerse de bienes
(la mayoría relacionada a servicios/comercio al por menor) incide en
mejorar la calidad de vida considerable. Aunque existen repercusiones en
la vida familiar y social, se observa en algunos casos cierta desintegración

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 310


Roldán, E & Meneses, M. Ejido y sujetos agrarios en la Zona Metropolitana Tizayuca

en los hogares de los ejidatarios originada por el reparto de la riqueza a los


herederos; afirman ellos: una vez que se pagaba al ejidatario el monto por
su parcela, los descendientes buscan obtener cierta parte correspondiente
por derecho hereditario, genera conflictos entre hijos, división y peleas
entre la familia. La venta de la tierra significa mejora de ingresos, pero
aún persisten modos de vida: continúa recolectando lo que el espacio le
ofrece, verduras y hierbas, después botes y latas (Imagen 3).

Imagen nº 2. Espacio agrícola y fraccionamientos zona metropolitana Tizayuca

Fuente: imagen capturada, Septiembre 2017.

Al respecto señalan los entrevistados:

siempre había nopales, quintoniles, ahora ya no hay esa


verdura para ganarnos un centavo, ¡ya no hay!, se acabó por
tanto que le echaron a las parcelas, líquidos que le echaron, eso

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 311


Roldán, E & Meneses, M. Ejido y sujetos agrarios en la Zona Metropolitana Tizayuca

es lo que perdió. Y ya no como quintoniles, pues ya no hay, ¿de


dónde? luego me dicen las que les vendía yo. -Y ahora ya no me
trae quintoniles, y les digo –pero, ¿de dónde? el llano está seco.
No llueve, no nada, ya no se da como antes; que teníamos que
comer.

10. Pese a que el acceso a tierra social se vincula con su modo de vida,
activo y sano (no económico, los ejidatarios adultos deciden vender y
obtener ingresos que nunca antes habían recibido), ya que la producción
agrícola garantizara autoconsumo, el principal obstáculo es no contar
con maquinaria e insumos. Después de obtener recursos por venta,
invierten cierta parte comprando propiedades o algún bien que les
provee de recursos en años venideros, el beneficio económico permite
atender la salud del núcleo familiar, mejorar alimentación y vivienda.
Se ha argumentado que con la titulación agraria de 1992 se acentuaron
problemas nuevos: migración de hijos desheredados, envejecimiento,
feminización de los poseedores de las parcelas, rupturas de familias
y lazos de solidaridad, conflictos fuertes por herencia o pleitos de la
reproducción de los grupos domésticos (Nuijten, 2003, p.82).

El ingreso monetario por venta (agregan los entrevistados) representa


mejora temporal pero el ejidatario (propietario usuario/patrimonialista)
no está/estaba acostumbrado a administrar tanto dinero; señalan, en
algunos casos el recurso monetario se convirtió en una papa caliente
(tener 700 mil pesos en la mano pues es muchísimo dinero, “¿ahora
qué hago?”, argumentan). Añaden los entrevistados, existen conflictos
entre las familias, porque el dinero finalmente hizo que algunas se
dividieran. La ambición del dinero señalan: el ejidatario si tenía varios
hijos, pues se vio en la necesidad de repartirle a sus hijos o si la parcela
estaba en conflicto con los hermanos, tuvieron que repartir el dinero
con los hermanos. Bueno pues finalmente eso se acabó.

11. Se visualizaron en el trabajo de campo, experiencias de las personas


en edad productiva y adultas mayores que conservan el arraigo por
la tierra; ambas desempeñan actividades agrícolas que combinan

ISSN 0719-8922 Revista Espacio y Sociedad. Año 4 - Nº4 - 2020 312


Roldán, E & Meneses, M. Ejido y sujetos agrarios en la Zona Metropolitana Tizayuca

con empleos informales, menor los casos asalariados. Para algunos


especialistas la tierra y la herencia de la misma son usadas para
otorgar continuidad en la familia, cónyuge y/o hijos de una generación
a otra (Nuijten, 2003, p.77). La circulación de la tierra no ha sido tan
extendida en ejidos a pesar que los acuerdos comunales tienen un
fuerte contenido ideológico patrimonial (Quesnel, 2003, p.58).
Imagen nº 3. Recolecta de plástico en fraccionamientos zona
metropolitana Tizayuca

Fuente: imagen capturada, Septiembre 2017.

12. Los entrevistados señalan, quienes persisten solamente de la


actividad agrícola debe enfrentar (además de dificultades climatológicas
y económicas que generan contratiempos) la constante presión a través
del tiempo para vender y/o rentar la parcela (el ejido). Afirman: la tierra
es mucho más que un simple producto, su conquista es resultado de larga
lucha y perderla podría convertirse en un simple jornalero (Zepeda 2000,

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Roldán, E & Meneses, M. Ejido y sujetos agrarios en la Zona Metropolitana Tizayuca

p. 272). En la ZM Tizayuca, 1,300 hectáreas registran derecho de la tierra


diferente a propia (rentada, aparcería, presta, concesión y posesión);
mientras que 310 hectáreas vendidas de forma informal (INEGI, 2016).

La renta del suelo es aquella porción del producto de la sociedad que los
propietarios exigen para ceder a los productores agrícolas el uso de sus
terrenos (Morales, 2014, p.80). Los ejidatarios con parcelas pequeñas,
actividades no agrícolas y migración constante son los que alquilan
sus tierras, sin perder derechos de propiedad en el ejido (De Janvry et
al., 1997, pp. 201-222). Con la Ley Agraria vigente solamente la venta
de parcelas debe notificarse ante el RAN, quedando al margen la gran
mayoría de las acciones sobre derechos indirectos (arrendamiento
y aparcería), requieren únicamente del acuerdo de las partes, no es
necesario su registro o conocimiento oficial (Escalante, 2001, p. 30).

13. Finalmente se ha documentado, pese a que cambian de régimen sobre


las parcelas de propiedad social a privada corresponde exclusivamente
a los ejidatarios, algunos de ellos (que no deseaban vender sus parcelas)
fueron presionados por lo que sí querían vender, o por los corredores que
contratan los promotores inmobiliarios, los fueron convenciendo uno por
uno. Lo anterior (añaden los entrevistados) implica también sinérgica
en las herencias, los hijos no venden las regalan, de a 10 mil 5 mil pesos
la hectárea, se quedan peor que como estaba; muchos piensan que en la
construcción habrá una manera de invertir y ganar, pero no hay trabajo:
malas cabezas, terrenos mal vendidos. Se ha estimado que, vivir en un
ejido aumenta 50 por ciento la probabilidad de que una familia esté en
pobreza extrema (Vélez, 1955, p.35). Así pues afirman los entrevistados:
existen proyectos fallidos, causas/consecuencias del cambio de uso de
suelo en la frontera agrícola, en los cuales señalan no existe asesoría, ni
vocación para la actividad nueva a desarrollar (Imagen 4).

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Imagen nº4. Recolecta de plástico en fraccionamientos zona


metropolitana Tizayuca

Fuente: imagen capturada, Septiembre 2017.

Conclusiones

Debido a que la tierra ejidal se retrató como obstáculo para el


crecimiento urbano formal, hoy en día 50 por ciento de los ejidos
metropolitanos inmersos en Hidalgo optaron por el Dominio Pleno
(cerca de 30 mil hectáreas), pese que la certificación parcelaria trajo
consigo actividad interna y/o relativa en el ejido. Máxime para el caso
de la Zona Metropolitana de Tizayuca (ZMT) el panorama no es nada
alentador, se evidencia la drástica separación entre la sociedad y la
naturaleza, entendida como la desnaturalización del trabajo social y la
sociedad en general: provisión de servicios ambientales, hidrológicos,

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Roldán, E & Meneses, M. Ejido y sujetos agrarios en la Zona Metropolitana Tizayuca

reservas de carbono en bosques, selvas y matorrales (recursos naturales


y biodiversidad) así como limitada presencia del ejidatario promedio.
Para éste último, existe un mosaico de valores y actitudes hacia la
tendencia de la cambio de uso de suelo y la organización social, su
principal desafío el valor comercial de la tierra (la trayectoria que va de
la vida rural a la compleja sociedad capitalista metropolitana expresa la
transformación a lo largo de la historia). La realidad que vive se puede
definir como la exacerbación de acumulación del tiempo en el espacio
(plena socialización del mismo), limitando la mediación fundamental
entre la sociedad y el medio ambiente.

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De Veintimilla Donoso, A.M. Comunas ancestrales y alimentación...

Comunas ancestrales y alimentación:


transición, despojo y resistencia en el
litoral ecuatoriano

Ana María de Veintimilla Donoso


Universidad Federal Santa Catarina
anam_espiral@yahoo.com

Resumen

El presente trabajo trata sobre la población de la Comuna de Salango, descendiente


de los pueblos indígenas de la costa sur del Ecuador. La Constitución de la
República del Ecuador reconoce a las Comunas como una organización ancestral,
sujeta a derechos colectivos relacionados con la soberanía territorial y el
reconocimiento cultural. El objetivo del estudio es describir el sistema alimentario
de las familias de Río Chico, recinto de la Comuna de Salango, con énfasis en las
transformaciones ocurridas en las últimas décadas y sus implicaciones para la
salud y la alimentación. La investigación consiste en un estudio cualitativo de la
alimentación y la nutrición utilizando los métodos de la etnografía e investigación-
acción. Las transformaciones en su sistema alimentario conducen al progresivo
abandono de sus formas de vida, conocimientos y prácticas, a la precarización
de las condiciones de vida, a la marginación y vulnerabilidad en relación al resto
de la sociedad ecuatoriana. Y resultan en el empeoramiento de sus condiciones
alimentarias y de salud. Son necesarias acciones urgentes de movilización
contra las políticas estatales, que redundan en la invisibilidad de las comunas
y en la anulación de su lucha histórica por la defensa de su territorio, así como
políticas económicas que comprometan los derechos colectivos establecidos en
la Constitución de la República de 2008.

Palabras clave: Indígenas sudamericanos, Derechos de los pueblos indígenas,


Antropología nutricional, Ecuador.

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Resumo

O presente trabalho trata da população de comuneros da Comuna de Salango,


descendentes dos povos indígenas da Costa sul do Equador. A Constituição da
República do Equador reconhece as Comunas como uma organização ancestral,
sujeito de direitos coletivos relativos à soberania territorial e reconhecimento
cultural. O objetivo do estudo foi descrever o sistema alimentar dos comuneros
de Rio Chico, recinto da Comuna de Salango, com ênfase nas transformações
ocorridas nas últimas décadas e suas implicações para saúde e alimentação. A
pesquisa consistiu em um estudo qualitativo da alimentação e nutrição com
os métodos da etnografia e da investigação- ação As transformações em seu
sistema alimentar levam ao progressivo abandono dos seus modos de vida,
conhecimentos e práticas, à precarização das condições de vida, marginalização
e vulnerabilidade frente ao restante da sociedade equatoriana. E resultam no
agravamento de suas condições de alimentação e saúde. São necessárias ações
urgentes de mobilização contra as políticas estatais que resultam na invisibilidade
comunera e na anulação da luta histórica das comunas na defesa de seu território
e recursos naturais, bem como de políticas econômicas que comprometem os
direitos coletivos estabelecidos na Constituição da República de 2008.

Palavras-chave: Índios sul-americanos; Direitos dos povos indígenas;


Antropologia nutricional; Equador.

Abstract

This paper deals with the population of comuneros of the Commune of Salango,
descendants of the Indigenous peoples of the south coast of Ecuador. The
Constitution of the Republic of Ecuador recognizes the communes as ancestral
organizations, subjects of collective rights relative to territorial sovereignty
and cultural recognition. The objective of the study was to describe the food
system of the community of Rio Chico, the precinct of the Salango Commune,
with emphasis on the transformations that occurred in the last decades and
their implications for health, food and nutrition. The research consisted of a
qualitative study of food and nutrition employing the methods of ethnography
and action research. The transformations in the food system of Rio Chico led

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to the progressive abandonment of their ways of life, knowledge and practices,


increasing precariousness of living conditions, marginalization and vulnerability
with respect to the rest of Ecuadorian society, and resulted in deterioration of
their food and health conditions. There is a need for urgent actions to mobilize
against state policies that result in communal invisibility and in the annulment
of the historic struggle of the communes in defense of their territory and natural
resources, as well as economic policies that undermine the collective rights
established in the Constitution of the Republic of 2008.

Keywords: South American indigenous groups, the rights of indigenous groups,


nutritional anthropology, Ecuador.

Introducción

Las comunas ancestrales del litoral ecuatoriano se localizan a lo


largo de la región costera en las Provincias de Manabí, Guayas, Santa
Elena y El Oro. Estas están asentadas en los territorios que ocuparon
los pueblos originarios de la Costa y sus pobladores y pobladoras se
identifican como “sus descendientes y dueños de las tierras desde
tiempos inmemoriales” (Álvarez, 2002, p.19). A través de un largo
proceso de lucha por el reconocimiento de su etnicidad, del territorio
ancestral y del uso y manejo común de los recursos, en el año de
1937 son reconocidas por el Estado Ecuatoriano como Comunas1.
Posteriormente, se consolidan las Comunas de Salango, Agua Blanca,
El Pital y Las Tunas al centro sur de la Provincia de Manabí, las mismas
que mantienen sistemas de organización comunitarios y poseen tierras
comunales. Sus organizaciones se auto identifican como Pueblo Manta

1 A pesar de que este reconocimiento relevante, algunas posturas críticas consideran esta
legislación como un intento del estado de ejercer un mayor control en la organización
comunitaria y sobre los recursos comunes; favorecer una mayor asimilación de los indígenas
a la cultura blanco-mestiza dominante de las élites y debilitar los esfuerzos de organización
de iniciativas de izquierda que estaban emergiendo (véase Becker, 1999; Álvarez, 2017). Este
escenario ambiguo requiere de una mirada política que sitúe el proceso de las comunas y
su reconocimiento dentro de un campo donde se juega la disputa por la tierra y el territorio
(véase Rayner, 2019).

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o Manta-Huancavilca. El proyecto comunal en el Ecuador se basa en una


serie de principios: el valor de la comuna como forma de comunidad, el
compromiso intergeneracional de defender la integridad del territorio y
la propiedad comunal, la autoridad máxima de la asamblea y el respeto
de los derechos de los pueblos al autogobierno y la autodeterminación
(Rayner, Morales y Simbaña, 2015).

Ancestralmente, los pueblos de la costa han subsistido de los recursos


que les brindaba ese particular territorio conformado por diferentes
microclimas y comunidades bióticas específicas, que descienden desde
la Cordillera Chongón-Colonche hasta el borde costero (Martínez,
Graber y Harris, 2006). La horticultura, pesca y buceo eran sus
principales fuentes de alimento, junto con la recolección de frutas
silvestres y madera. La interacción de estos pueblos con los ecosistemas
locales, hizo que desarrollaran amplios conocimientos que involucraban
saberes, innovaciones y prácticas estrechamente relacionadas a
esta circunspección. Entre otras cosas, esos conocimientos sobre la
biodiversidad local incluyen conocimientos y prácticas alimentarias y
de salud. En el caso de las comunas, el territorio es concebido también
como espacio de vida y proyecto político (Santos, 1996), y en el marco
de su lucha por la defensa de un territorio comunitario y de posesión
ancestral, defienden el derecho a la gestión de la vida dentro de ese
espacio determinado. La interacción con el territorio involucra sus
fuentes de vida, sus medios de trabajo y sus formas culturales y políticas
de reproducción social (Machado, 2014). Así, los comuneros y comuneras
han ido tejiendo ancestralmente una relación con el territorio que les
permitió, a través de los conocimientos del uso y del trabajo, nutrirse de
él, en términos metabólicos -del territorio al cuerpo en forma de alimento-
(Machado, 2014), pero también en términos sociales y políticos al hacer
de su defensa, un referente de identidad (Álvarez, 2002).

El recorrido histórico de lucha por el reconocimiento de las Comunas


continúa su consolidación cuando, en la actual Constitución de la
República (2008), son declaradas como una organización ancestral,
sujeto de derechos colectivos relativos a soberanía territorial y

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reconocimiento cultural (Álvarez, 2016). Sin embargo, a pesar de este


logro histórico, en la práctica, en las últimas décadas se implementaron
planes de desarrollo económico basados en la explotación de los
recursos y la privatización de las tierras comunales, ignorando sus
derechos y creando grandes impactos en sus modos de vida, salud y
alimentación (Álvarez, 2017).

En las últimas cuatro décadas las y los comuneros han sido sometidos
a intensas transformaciones generadas por múltiples factores. Entre
estos la deforestación, que trajo como consecuencia una intensa sequía,
la operación de la industria pesquera y la presencia de una empresa de
procesamiento de harina y aceite de pescado en la Comuna de Salango.
De modo paralelo a la presencia de la industria pesquera, se crea
una gran área de parque protegido donde los manta tienen el acceso
restringido a zonas donde podían obtener recursos alimentarios, como
los recursos marino-costeros. Estos factores provocaron el abandono
de la agricultura y la venta y privatización de tierras comunales, entre
otros impactos. Simultáneamente, se intensificaron los procesos de
urbanización y crecimiento de la población, mientras que las comunas
están sometidas a condiciones de salud, alimentación y nutrición
que se traducen en mayores niveles de vulnerabilidad, inseguridad
alimentaria y pérdida de soberanía alimentaria.

Como se ha observado en estudios sobre la situación de la salud de


los pueblos originarios en Brasil y América Latina, tales poblaciones
“presentan un complejo y dinámico cuadro de salud, directamente
relacionado con los procesos históricos de cambios sociales, económicos
y ambientales, vinculados a la expansión y consolidación de los frentes
demográficos y económicos de la sociedad nacional” (Coimbra et al.,
p.13). A lo largo del tiempo, estos frentes han tenido un peso relevante
en los determinantes de los perfiles de la salud indígena, “ya sea a
través de la introducción de nuevos patógenos, que provocan graves
epidemias; usurpación de territorios, dificultando o imposibilitando
la subsistencia; y / o la persecución y muerte de individuos o incluso
comunidades enteras” (Ibíd., 2005, p.13). Actualmente los pueblos

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indígenas enfrentan otras amenazas para la salud que incluyen


enfermedades crónicas no transmisibles, actividades extractivas y
contaminación ambiental en sus territorios, y nuevas dificultades en la
sostenibilidad alimentaria.

La comprensión de los sistemas alimentarios locales desde una


perspectiva biocultural (Pelto et al., 2001), incluidas las prácticas y los
conocimientos involucrados, se entiende aquí como fundamental para
el análisis de los efectos de la interacción de factores socioeconómicos,
ecológicos, políticos y sociales externos a las comunidades sobre las
condiciones de vida de estas poblaciones, las cuales se reflejan en sus
condiciones de alimentación y nutrición.

En este contexto, el objetivo del presente trabajo es describir el sistema


alimentario de la población de comuneros y comuneras del Recinto de
Río Chico, en la Comuna de Salango, buscando comprender la relación
entre las transformaciones socioeconómicas, culturales y ecológicas y
las condiciones de salud, alimentación y nutrición de la población.

Privatización de tierras comunales

Para introducir al lector en el tema que se abordará, conviene realizar


una serie de observaciones sobre el contexto político previo al caso de la
privatización de las tierras en la comunidad de Río Chico. En 1998, los
Derechos Colectivos fueron incorporados a la Constitución Política de
la República y posteriormente en la Constitución de 2008, se reconoce
a las comunas como sujeto de derechos colectivos. En el artículo no.
57/08 se garantiza “mantener la propiedad imprescriptible de sus tierras
comunales, que serán inalienables, imprescriptibles e indivisibles”, se
reconoce “el derecho a no ser desplazados de sus tierras comunales y se
otorga el derecho a las comunas a la consulta previa, libre e informada
sobre planes que les puedan afectar cultural y ambientalmente”, entre
otros. (Registro Oficial 449, 20 de octubre de 2008).

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A pesar de la lucha de las Comunas por la defensa de la tierra y el


reconocimiento logrado por el Estado, la privatización de tierras de
manera ilegal seguía siendo motivo de graves conflictos. Uno de los
casos emblemáticos en la Comuna de Salango en el año 1990 es la
adquisición de manera fraudulenta de tierras comunales por parte de
actores privados, uno de origen ecuatoriano y otro extranjero- en el
área que corresponde al recinto de Río Chico. Así lo afirma un informe
de la Fundación Asesora Regional de Derechos Humanos,

A finales de 1990 se privatizó el estero de La Canoa, constituyendo


la única vía de acceso a la Playa Dorada. En 2002 se privatizaron las
vías de Río Chico y Los Ostionales, únicos accesos que conducen a la
playa de Río Chico, donde los sujetos quedan como usufructuarios
absolutos de los recursos de estas playas, privando a la población de
actividades tradicionales de subsistencia y proyectos de desarrollo
turístico. Para neutralizar a los miembros de la comunidad que se
oponían, se instituyeron juicios por sabotaje criminal y terrorismo.
(INREDH, 2004, p.2)

A pesar de las acciones de resistencia y denuncia por parte de la comunidad


de Río Chico, la situación se mantiene, y actualmente ciertas áreas de su
territorio, como el acceso y la Playa Dorada, aún están privatizadas y
custodiadas por policías que prohíben el ingreso de la población.

Antes de terminar, se debe hacer una consideración. La industria


pesquera, que incluye la empresa de procesamiento de subproductos de
pescado, y los inversionistas privados son actores que implementan con
fuerza el modelo capitalista, presionan a favor de privatizar las tierras
comunales con estrategias ilegítimas e inconstitucionales, dividen a
los comuneros y debilitan la lucha de la comuna. Las consecuencias de
estos procesos, como se ha observado, son el despojo de la población de
sus tierras y recursos, minando aún más sus condiciones de existencia.

En este contexto marcado por procesos de vulnerabilidad del territorio


como ejemplifica el caso expuesto que forma parte de un continuo

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histórico, esta investigación se enfoca en dar voz a los y las comuneras a


partir de sus condiciones y principalmente transformaciones alimentarias
mediante un estudio etnográfico2.

Métodos

El recinto de Río Chico

El estudio fue realizado en el recinto de Río Chico, perteneciente a la


Comuna de Salango, Municipio de Puerto López, Provincia de Manabí.
El océano Pacífico baña 350 kilómetros de la costa de Manabí. La
temperatura no es uniforme en toda la provincia, oscilando entre 25°C
y 23,80°C (Consejo Provincial de Manabí, 2007). La geografía del
lugar está conformada por un enmarañado de ríos, esteros, manglares,
penínsulas y bahías. El territorio está localizado en un área de gran
interés biogeográfico, conocida como la región de Tumbes o bosque seco
tumbesino. Esta área hace parte de los llamados bosques occidentales
considerados uno de los hotspot3 mundiales de biodiversidad. Dentro
del Municipio de Puerto López se localizan cuatro Comunas Ancestrales:
Las Tunas, Salango, El Pital y Agua Blanca, cuyas organizaciones se
auto identifican como parte del pueblo Manta o Manta-Huancavilca,
se organizan bajo sistemas de autoridad tradicional y mantienen las

2 El trabajo original del cual se desprende este artículo, incluye el uso de técnicas cuanti-
cualitativas de la nutrición como el Recordatorio dietético de 24 horas. Este método consiste
en encuestas en las cuales la persona encargada de preparar los alimentos para la familia
describe la ingesta de alimentos y bebidas consumidas durante el periodo de 24 horas previas,
o durante el día anterior a la entrevista. Se cuantifica las porciones de cada alimento consumido
con base en la unidad doméstica, es decir, todo lo que consumió la familia el día anterior.
La encuesta se realiza por tres días consecutivos para tener una aproximación más exacta
del consumo familiar. Este método permitió entender mejor qué comen las familias de Rio
Chico actualmente, qué alimentos tienen mayor presencia en la dieta, de dónde obtienen sus
alimentos y los impactos que de la dieta contemporánea en el estado de salud de los y las
comuneras (Véase De Veintimilla, 2018).
3 El concepto de hotspot según Conservación Internacional (1996) abarca el cumplimiento
de al menos dos criterios: albergar al menos 1.500 especies de plantas vasculares endémicas
y mantener el 30% o menos de su vegetación original (extensión de cobertura del hábitat
histórico).

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tierras comunitarias. Las comunas poseen sus respectivos Recintos


(pequeñas unidades de organización dentro del sistema político
comunal)4.

Según datos del Sistema Nacional de Información (SNI, 2015), para


el año de 2015, Río Chico poseía una población de 501 habitantes
distribuidos en 109 familias. Actualmente no hay datos demográficos
oficiales, pero se estima que existen 1000 habitantes distribuidos en
250 familias. La población de estudio estuvo representada por familias
de los cuatro barrios del recinto.

El trabajo de campo, basado en el método etnográfico y en la


observación participante, fue realizado en un período de tres meses,
entre noviembre del 2017 y febrero del 2018. Durante la permanencia
en la comunidad, el trabajo etnográfico involucró la realización de
entrevistas no estructuradas y conversaciones informales con las
familias de Río Chico. Las rutinas variaban entre desplazamientos
por los barrios visitando las familias y participando de sus actividades
relacionadas a la obtención, producción, preparación y consumo de
alimentos; otros días permaneciendo en el domicilio que hospedaba a
la autora principal, acompañando las actividades diarias de la familia
a lo largo del día.

Además, fueron realizados talleres de intercambio de saberes


alimentarios y preparación de recetas de la culinaria tradicional con
un total de 17 mujeres de diferentes grupos de edad. Muchas de ellas
participaron con sus hijas o nietas jóvenes, abarcando un rango de
edad de 15 a 50 años. Se planearon en conjunto cuatro talleres de dos
encuentros cada uno a lo largo de los 3 meses del trabajo de campo. Los
talleres se dividieron en dos tipos de encuentros. Un primer encuentro
4 Los recintos o lugares productivos -dependientes de los centros nucleados- albergan grupos
de familias, más o menos numerosas que en algún momento escogieron no unirse a la ciudad
o no lograron desarrollar su asentamiento original hasta la categoría de ciudad. Se trata de
una población dispersa de la Comuna que es generalmente agrupada en torno de las escasas
fuentes de agua que la región posee. Sin embargo, constituyen en sí mismo pequeñas unidades
de organización dentro del sistema político Comunal (Álvarez, 2001).

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consistió en el intercambio de saberes alimentarios (en la forma de


ronda de conversaciones). En este encuentro fueron propuestos temas
generales alrededor de los saberes y prácticas alimentarias y de salud
basados en los estudios de Antropología Nutricional (veáse Quandt,
Ritenbaugh, 1986; Pelto; Pelto; Messer, 1989; Moran, 1995; Leite,
2007). Los temas fueron seis: 1) consumo; 2) obtención de alimentos;
3) transmisión de conocimientos; 4) clasificación de principios de
los alimentos y comidas; 5) comida tradicional e introducida; 6)
alimentación y salud.

En este primer encuentro también fueron seleccionadas las recetas que
serían elaboradas en los talleres de culinaria tradicional, de acuerdo con
los intereses de las mujeres. Fueron seleccionadas dos o tres recetas
diferentes. La selección de las recetas pasó por: las ganas de comer, el
interés de las más jóvenes en aprender, o la predisposición de las mujeres
conocedoras de las recetas para enseñar. Se explicó desde el inicio que
los costos de los talleres serían responsabilidad de la autora principal.

Un segundo encuentro consistió en la preparación de recetas


tradicionales, realizado al siguiente día del intercambio de saberes y con
una duración de dos a tres horas. Este se desarrolló en los exteriores del
domicilio de la presidenta del barrio 21 de noviembre, Doña Yolanda
- casa en la cual la autora principal estaba hospedada – en un espacio
al rededor del horno de barro. El encuentro entre las mujeres con el
pretexto de cocinar, permitía el fluir de las conversaciones, hablar
de comida y de todo lo que se relacionaba con ella. De esta forma,
mientras las mujeres llegaban e iban interactuando en el ambiente se
involucraban en las diferentes actividades que tenían que ser realizadas
para la preparación de las recetas. Cuando las comidas estaban listas,
todas nos reuníamos para compartir lo que habíamos preparado.

De forma previa las y los participantes fueron informados y dieron su


consentimiento para participar de la investigación. Con anterioridad
se solicitó el consentimiento libre e informado de los líderes de la
Comuna de Salango y del recinto de acuerdo con lo establecido en la

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Convención 169 de la Organización Mundial del Trabajo OIT (1989) que


estipula la consulta previa, libre e informada a los pueblos indígenas y
tribales antes de ser tomadas decisiones que puedan afectar sus bienes
o derechos (OIT, 2014). Este contacto inicial fue determinante en la
relación de confianza y apoyo al proyecto a lo largo de su desarrollo.

La mayoría de los métodos de recolección de datos utilizados a lo largo


del trabajo de campo, produjeron principalmente datos textuales,
como relatos escritos de conversaciones, entrevistas y observaciones
(entrevistas no estructuradas y semiestructuradas y ronda de
conversaciones en particular).

Además de estos temas, fue codificada información referente a: datos


socioeconómicos, ecológicos y político-organizativos de las familias y
de la comunidad.

Resultados

Entre lo ideal y lo posible: la alimentación de las familias en la


contemporaneidad desde las percepciones de las mujeres de Río Chico

La alimentación de las familias de Río Chico depende principalmente de


la fuerza de trabajo del jefe de familia5, existen familias donde la pareja,
hombre y mujer, genera ingresos para la subsistencia por lo general
trabajando juntos en pequeñas tiendas de abastos o talleres de mecánica
y a la vez vendiendo alimentos en la carretera. Se observó solo un caso de
una familia monoparental femenina donde la madre es la jefa de familia.
En familias numerosas y en un contexto de grandes desigualdades
sociales, el acceso a recursos monetarios suficientes es difícil para los
comuneros. Así, la alimentación doméstica variará significativamente a

5 En la mayoría de familias que fueron parte de esta investigación, las mujeres no tenían
trabajos asalariados. Su papel principal es el de cuidadoras del hogar. Al ser una sociedad
predominantemente machista, en la mayoría de familias los maridos no permiten a las mujeres
salir a trabajar. Aún así, las mujeres realizan actividades informales para generar dinero y
complementar los ingresos familiares.

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lo largo del mes siendo más diversificada después del pago de la jornada
laboral en la construcción, los salarios, las bonificaciones6 y las pensiones.

En los talleres de intercambio de saberes y culinaria tradicional, las


mujeres expresaban sus percepciones acerca de lo “ideal” en las comidas
Manta como una cuestión compleja frente a lo que es posible hoy en
día en su alimentación7. Esas percepciones estaban atravesadas por
preocupaciones relacionadas al costo de los alimentos, con hacer lo
posible para garantizar las comidas diarias para todos los miembros
de la familia y con el incremento de enfermedades en la población. Las
mujeres hacen malabares8 con la comida disponible para crear menús
que agraden a sus esposos e hijos, pero la preparación de comidas que se
tiene ganas de comer9 depende, sobretodo de los recursos económicos de
los que provee el jefe de familia. Aplazar los deseos ante la cruda realidad
es un imperativo común entre las mujeres manta, y eso se expresa desde
sus palabras cuando aseveran que toda la comida es buena.

Los alimentos que formaban parte de la diversidad alimentaria de la


familia, las variedades de pescado, moluscos y productos de la agricultura
familiar hoy son escasos y prácticamente inaccesibles en las calidades y
cantidades ideales para las economías familiares. Es el caso del pescado,
mencionado anteriormente, ya que es un alimento central en la dieta
6 El Bono de Desarrollo Humano es parte de una política de seguro asistencial no contributivo
del Gobierno ecuatoriano que tiene como objetivo cubrir a grupos que se encuentran en
situación de pobreza y vulnerabilidad a la necesidad de ingresos, a fin de evitar el deterioro del
consumo básico (Ministerio de Inclusión Económica y Social MIESS).
7 Para citar las frases de las conversaciones con las mujeres a lo largo de los talleres se prefirió
no poner sus nombres, con el objetivo de cuidar su identidad y privacidad. Para lo cual se
citará como Mujeres de Río Chico cada vez que existan frases o fragmentos de conversaciones.
8 Esté término fue inspirado en el libro: “Malabaristas de la vida: Mujeres, Tiempos y Trabajos”
(ver Bosch, A., Carrasco, C., Fernández H., Amoroso, M., Moreno, N., 2003), que revela las
estrategias que encuentran las mujeres para realizar las actividades relativas a los cuidados (no
valoradas ni remuneradas) aquellas que sostienen la vida, mientras también procuran el sostén
económico para sus familias. La reflexión de las autoras apunta que el cuidado debería ser el
eje de la sociedad porque es lo que permite a las personas crecer, desarrollarse y mantenerse
como tales; y la vida humana el centro de los objetivos sociales, políticos y económicos.
9 Las mujeres de Río Chico utilizaban esta expresión durante los talleres para hablar de las
comidas que les gustan o se les antojan, de las comidas que consideran sabrosas.

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de las familias comuneras. Para las mujeres, la escasez de pescado


está relacionada con la pesca indiscriminada de las embarcaciones
industriales y la empresa de subproductos pesqueros, haciendo del
pescado hoy en día un “alimento de ricos”. Tradicionalmente, existía
la práctica de los comuneros de Río Chico, de intercambiar productos
de la agricultura por pescado proveniente de la pesca artesanal de los
pescadores de Salango. En la actualidad, el pescado es visto como una
mercancía. Precisamente, una de las dificultades durante los talleres de
cocina tradicional, era adquirir las variedades y cantidades adecuadas
de pescado para preparar las recetas y lograr el sabor ideal, no solo por
su elevado precio, sino porque las embarcaciones venden los peces de
mayor tamaño y mejor calidad a los camiones de la industria.

Las formas de subsistencia tradicional incluían la circulación de


alimentos entre diferentes pisos ecológicos. Así, algunas de las
familias que fundaron Río Chico venían del interior de la Provincia
y se asentaron en el borde costero, mantenían tierras y vínculos
familiares que les proveían de productos agrícolas, accediendo a una
mayor diversificación de alimentos. Sin embargo, esta dinámica entre
estos dos territorios ha ido cambiando progresivamente; la gente ya
no cultiva en Río Chico por falta de agua y créditos, y, a su vez han
abandonado sus cultivos en el interior de la Provincia porque no hay
tiempo para desplazarse entre las dos áreas y la migración de sus
parientes dificultan la mantención de los pocos cultivos que quedan.
A pesar de esto, estas familias intentan no cortar ese vínculo y hacen
grandes esfuerzos por trasladarse a sus tierras, visitar a sus familiares
y traer alimentos como fruta, maní, maíz.

Hoy en día, la falta de alimentos que constituían la subsistencia, obtenidos


en los ecosistemas marino-costeros y la disminución de la crianza de
animales de corral, hacen que las personas dependan esencialmente de
la adquisición comercial para obtener alimentos de origen animal que
complementen la dieta, como carne de res, pollo, huevos, conservas,
mortadela e incluso el queso de la región elaborado artesanalmente.

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El plátano verde, en sus palabras “nuestro buen verde” y la yuca,


considerados alimentos centrales en la identidad y la dieta manta,
son percibidos por los mayores como alimentos saludables por ser
naturales, cultivados sin productos químicos y de la tierra. Sin embargo,
actualmente el plátano verde es un alimento cuyo consumo es escaso
y cuando está disponible se consume en poca cantidad. Se trata de un
alimento cuyo precio triplicó en las últimas décadas; además es visto
como un alimento de pobres, su consumo viene siendo desvalorizado
sobre todo por las generaciones más jóvenes. Son varios los factores
que influyen en el cambio de las preferencias alimentarias como se ha
observado en poblaciones indígenas y campesinas que viven cerca de
las urbes. Por un lado la misma naturaleza dinámica de la cultura, por
otro, las relaciones cotidianas con el mundo occidental mestizo cercano
y con el mundo virtual global; por último, el contacto con el mercado
laboral (De Veintimilla, 2020). En las pocas familias que tienen acceso
a trabajos asalariados, los jóvenes han tenido acceso al estudio o a
ocupar puestos como empleados en oficinas públicas o como técnicos
en las ciudades aledañas. Este proceso de ascenso social se expresa
en las preferencias alimentarias con una fuerte identificación con los
patrones alimentarios nacionales (mestizos) y globales; y la idea de
que estos son opuestos al mundo rural.

La inserción en el mercado ha significado no solo la dependencia de los


comuneros de los recursos monetarios para satisfacer su comida, sino
también cambios importantes en sus formas de comer. Las abuelas
y abuelos de la comunidad enfatizan el valor de sus alimentos y son
ellos quienes los cultivan, rescatando la importancia de estos para
mantener una buena vida y salud. En contraste con esta perspectiva,
el acceso limitado a los recursos monetarios define en gran medida
los menús. Según las mujeres que participaron en los talleres, “sólo
cuando hay dinero se preparan las comidas que se tiene ganas de comer”
(comunicación personal, 14 de diciembre 2017). Los condimentos
y verduras (pimienta, achiote, comino, hierbas, tomate, pimiento,
cebolla, ajo), y el maní, base del sabor de los platos tradicionales, son
ahora productos costosos para la familia, siendo reemplazados por

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condimentos industriales en la búsqueda de dar sabor a las comidas. El


maíz criollo, el camote y las frutas ahora son escasos y demasiado caros
para un consumo frecuente. El maíz criollo (nativo), alimento ritual en
la dieta de los manta, dependía tradicionalmente de la circulación del
grano entre quienes vivían en las zonas costeras y sus familiares que
vivían en el interior de la Provincia, pero hoy esta práctica se dificulta.
Esto ha tenido un impacto en la disponibilidad de maíz y la preparación
de recetas y bebidas rituales. Según las comuneras, en los cumpleaños
de los santos católicos que constituían las fiestas más importantes de
la comunidad desde la colonización española, se bebía chicha de maíz
en generosas cantidades. Sin embargo, en la actualidad la chicha ha
sido reemplazada por las gaseosas. Otras preparaciones con maíz como
tortillas, mazamorra y natilla (postre a base de leche, maíz y especias)
se hacen hoy con harina de maíz procesada comprada en el mercado,
recordando los sabores familiares, pero reconociendo que, aunque
accesible, “no es lo mismo que nuestro maíz” (Mujeres de Río Chico,
comunicación personal, 18 de diciembre 2017).

El precio y la escasez de alimentos culturalmente apropiados, según las


mujeres de la comunidad, hace que muchos de los alimentos ahora sean
reemplazados por productos del mercado y la industria alimentaria.
En uno de los talleres, cuando preparábamos tortillas de maíz criollo,
las mujeres contaban que sus abuelas y madres elaboraban la manteca
de cerdo para las tortillas y la guardaban en baldes que usaban en el
transcurso de los días en sus preparaciones. Hoy usan manteca de
cerdo o margarina vegetal que compran en el mercado y la usan para
la mayoría de las comidas que preparan en casa. Lo mismo ocurre con
los alimentos que anteriormente se cultivaban, como las variedades de
banano, tubérculos como la yuca y el camote, el zapallo y las variedades
de frijoles criollos que están siendo reemplazados por el consumo de
arroz y se están convirtiendo progresivamente en alimentos periféricos
en la dieta de las y los comuneros.

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“Cuando hay trabajo, hay alimento”: subsistencia y acceso a alimentos


en Río Chico

Son pocas las familias que mantienen actividades alrededor de la


agricultura, que hoy exige esfuerzos mayores por la falta de lluvias y
las tierras degradadas por la explotación de los recursos forestales,
entre otras cosas. Sin embargo, de modo general, las y los comuneros
de Río Chico se identifican con la tierra y la agricultura en contraste
con sus vecinos de Salango que se dedican a la pesca artesanal. En
las conversaciones con sus líderes, caracterizan el recinto por ser
conformado por una población “donde las personas están más ligadas
a la tierra y por eso, son los comuneros de Río Chico los que a lo largo
de la historia mantienen la lucha por la defensa de las tierras”. (en
comunicación personal, 12 de enero de 2018).

Efectivamente los cambios son recientes, y las condiciones del campo hoy
en día, como se ha observado en otras comunas de la región, impactadas
con los procesos de deforestación del bosque y la sequía prolongada,
han ido provocando que los comuneros abandonen las actividades
agrícolas que les daban cierta autonomía, para ir “sumergiéndose en la
total dependencia del mercado laboral o apostando a la pesca artesanal”
(Álvarez, 2016, p.337).

Los procesos de modernización, urbanización y expansión del modelo


de desarrollo capitalista impactaron a las comunidades locales
y sus fuentes de vida, restringiendo sus territorios, explotando y
contaminando la naturaleza. En las últimas décadas, los comuneros
que hasta entonces controlaban su territorio y el uso de las fuentes de
alimentos que les proporcionaba, logrando así una cierta autonomía,
se volvieron casi totalmente dependientes de los recursos monetarios
para su reproducción biológica, social, política y económica.

La construcción de la autopista en los años ’70, marca la llegada de


profundos cambios en el modo de vida de las personas. Con esta se inician
procesos más intensos de urbanización, crecimiento urbano y demográfico

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y expansión de la economía de mercado, cuyas señales fueron la llegada


de las embarcaciones de la industria pesquera, y más tarde, la empresa
procesadora de harina y aceite de pescado instalada en Salango.

Los impactos que ya venían sucediendo en las comunas, se profundizan


con la intensificación del modelo neoliberal en la década de 1980, con la
explotación de los recursos naturales en el área, como la acuicultura y la
pesca industrial. Así, las economías de las comunas ya impactadas obligan
a los familiares a cambiar definitivamente sus medios de producción y a
emplearse en estas industrias como mano de obra barata.

Los cambios suceden drásticamente, y la población pasa de una


economía basada en la producción agrícola para el consumo familiar,
a una economía basada en la obtención de salarios como trabajadores
de la construcción y la pesca industrial. La pérdida de autonomía y la
dependencia de recursos económicos para el acceso a los alimentos
implico graves consecuencias para la vida de las y los comuneros.

Varios comuneros apuntaron a la falta de interés de las autoridades


locales y estatales en promover las actividades de subsistencia. Al
mismo tiempo denunciaron la falta de acceso a créditos para apoyar
la agricultura familiar y campesina. Además de las dificultades
relacionadas a la escasez de agua de riego y el alto costo del agua
entubada, las mujeres se quejaban también de las hormigas y otras
plagas, como los caracoles. Estos últimos fueron introducidos a través
de proyectos de desarrollo rural basados en la exportación de productos
no tradicionales para el mercado europeo, en la década del 2000.

Las fuentes de ingresos económicos para las familias hoy en día son los
trabajos relacionados con la construcción y con la industria pesquera. En
las familias que se dedican a la albañilería, la alimentación se encuentra
supeditada a los tiempos en los que hay trabajo. Como percibido en las
conversaciones, hubo una época donde el trabajo en la construcción
fue mejor pero actualmente es un trabajo inestable, inseguro y mal
remunerado, lo que genera incertidumbre en las familias.

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La subsistencia económica de estas familias es muchas veces


complementada por actividades realizadas por las mujeres de la familia,
como la venta de comidas preparadas dentro de los barrios (empanadas
de harina, bocaditos de plátano verde y pescado corviches, sopa de
pescado y yuca encebollado, etc.) y la venta de alimentos en pequeños
puestos que dan a la carretera principal (verdura, frutas, agua de coco,
empanadas). Otra forma en que estas familias complementan sus
comidas son las dotaciones de alimentos comprados o producidos en
las pequeñas huertas de los abuelos. Sin embargo, los períodos en los
que no hay trabajo en la construcción, son tiempos de falta de alimento
y una gran inseguridad alimentaria.

En las familias cuyos jefes de familia trabajan en la empresa de


procesamiento de harina y aceite de pescado, los salarios se dividen
mensualmente en dos quincenas, lo que define el abastecimiento
de alimentos de esas familias en el mercado. El hecho de recibir un
salario fijo en medio de las duras condiciones laborales y las pocas
oportunidades de trabajo para las y los comuneros, hacen que estas
familias sean percibidas como las familias prósperas de la comunidad.
En gran parte, esto se corrobora por sus contribuciones económicas
en las fiestas religiosas, por los papeles políticos que ocupan y por los
bienes materiales que poseen.

Entre los beneficios de ser empleado de la empresa está la ganancia


frecuente de pescado, que resuelve gran parte de la alimentación de
esas familias. Cabe resaltar, que hoy en día el acceso al pescado y otros
productos marinos centrales en la dieta manta, es limitado para el
resto de la comunidad empleada en oficios artesanales. Pero quién está
relacionado en algún nivel a la industria pesquera o a la empresa de
procesamiento de subproductos de pescado tiene mayor acceso a este
alimento. A lo largo del trabajo de campo, cuando visitaba las casas,
a menudo era invitada al almuerzo o cena, generalmente las casas
que tenían negrita, (lepidocybium flavobrunneum) un tipo de atún,
carnudo y delicioso, de carne firme e excelente para asar, eran aquellas
casas de los empleados de la empresa o de sus parientes próximos.

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Sin embargo, hay pocas familias involucradas con la fábrica así como
pocos hogares cuyos jefes tienen trabajos asalariados y todavía menos
hogares que tienen pequeños negocios, como mini-mercados. La dieta
de estas familias es abundante en productos procesados debido al mayor
acceso al dinero con el que cuentan para comprar en el mercado, pero
también porque a través de este tipo de consumo se puede demostrar
el estatus alcanzado. En estas familias la posibilidad de consumir es al
mismo tempo la expresión de una mejor situación social y la alimentación
es un lenguaje que lo mostrará al interior del grupo familiar, pero
también al resto de la comunidad (Woortman, 2013).

Las familias donde se percibe el acceso a alimentos más diversos y


menos industrializados son aquellas donde el jefe de familia recibe un
salario y, además, junto con otros miembros de la familia, mantienen la
agricultura para consumo familiar. Esto constituiría, en la perspectiva
de las y los comuneros, una situación ideal. Sin embargo, no es una
realidad posible para la mayoría de las familias quienes hoy en día viven
situaciones de vida precarias y poco acceso a los medios de generación
de recursos monetarios, así como escaso apoyo para la agricultura.

La situación de la subsistencia de las familias de Río Chico en la


época contemporánea se traduce claramente en esta frase expresada
por Doña Marlene, que decía que “cuando hay trabajo, hay alimento”
(comunicación personal, 18 de enero de 2018).

La industria pesquera

Como se ha estudiado ampliamente desde México hasta Chile, la industria


pesquera tiene graves impactos en los ecosistemas y los medios de vida
de las comunidades locales. El Océano Pacífico, considerado mega
diverso en especies marinas, se encuentra amenazado por la sobrepesca,
la captura accidental, la eliminación de especies sin valor comercial y la
degradación del hábitat (Cerdenares, 2014; Cárdenas, 2013; Arreguín-
Sánchez; Arcos- Huitrón, 2011) , “lo que induce cambios en las cadenas
tróficas, modificando la composición específica de las comunidades, así

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como cambios en la estructura, función, productividad y resiliencia de


los ecosistemas marinos” (Cerdenares, 2014, p.2).

El Ecuador ha concentrado su economía en la extracción de materias


primas10, especialmente pescado, petróleo, oro y madera; y en la
explotación de recursos naturales de producción agrícola como banano,
flores, cacao, aceite palma, frutas, camarón, entre otros. Productos
en su mayoría destinados a la exportación. Según Larrea (2005),
estas actividades económicas crean una gran presión sobre el medio
ambiente lo que torna la sustentabilidad más crítica. Pocas áreas de
la producción de bienes expresan más claramente la contradicción
entre la implementación de políticas de libre mercado y aspectos de
sustentabilidad ambiental, equidad social y soberanía alimentaria
como aquellos constituidos por la industria pesquera (Cárdenas, 2013).

La industria pesquera se instala a lo largo del litoral sur del Ecuador,


cubriendo cuatro de las cinco provincias costeras, y se extiende a las áreas
marinas limítrofes con Perú. En la década de 1960 nace el subsector de
pesca industrial asociado a la captura, procesamiento y comercialización
de atún y camarón marino, con plantas que se instalaron en Manta y
Posorja, respectivamente. Posteriormente, se agrega la pesca de pequeños
pelágicos para conservas (sardinas y caballa) y harina de pescado (FAO,
2003). En la figura 5 se muestra el mapa de desembarques pesqueros
realizados en la franja costera ecuatoriana.

Los líderes de la Comuna, junto con otros sectores de la población11,


han denunciado durante años los impactos, de la empresa procesadora
de subproductos de pescado La Polar S.A., sobre los ecosistemas
y la salud de la población y exigido la compensación ambiental y la
10 En el año 2002, las exportaciones primarias representaron el 90% del total y el producto
manufacturado apenas alcanza el 13% del PIB (Larrea, 2006). La situación no ha cambiado
mucho: en 2016, las exportaciones primarias representaron el 70% del total (OEC, 2016).
11 Proveedores de servicios turísticos, Museo Arqueológico de Salango y Organizaciones no
gubernamentales ambientalistas. Según testimonios, las oportunidades de ingresos a través de
las actividades turísticas no pueden constituir una fuente de ingresos representativos, debido
a la presencia de la empresa.

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salida de su territorio. Estas acciones le han brindado a la comunidad


la oportunidad de informarse, crear conciencia y debatir en cierta
medida sobre el tema ecológico y los factores que impactan la vida de
las comunidades costeras.

Figura 1. Mapa de los desembarques pesqueros realizados en la costa ecuatoriana

Fuente: FAO, 2003

Una de las acciones de denuncia realizada en 2006 fue la entrega


de un informe al Ministerio de Salud (MSP) con información sobre
enfermedades que han afectado a la población, como la neumonía, por
la emisión de gases durante el procesamiento de la harina de pescado
(ECUADOR, EL DIARIO, 2006). También se reportaron impactos
sobre el medio ambiente, como contaminación ambiental y descarga
de residuos químicos (combustibles y aceite de motor) y residuos de
sangre y grasas de pescado en el mar.

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En las conversaciones con familias a lo largo del trabajo de campo, se


recogieron sus percepciones sobre la disponibilidad de pescado y otros
alimentos que les proveía el mar. En estas conversaciones se manifiesta
preocupación por la escasez de estos alimentos, atribuyéndola a la
pesca indiscriminada de las grandes embarcaciones, a la normativa que
prohíbe la pesca industrial solo un mes al año, a la venta de especies
de pescados grandes a las principales ciudades y para la exportación,
y al alto precio de los alimentos en la actualidad. Estas percepciones
concuerdan con los datos del Centro Eco-océanos de Chile (2013),
que indican que la demanda de productos pesqueros por parte de
las economías industrializadas tiene un impacto en la estabilidad de
los stocks pesqueros, mostrando evidentes signos de agotamiento y
sobreexplotación en 13 de las 15 áreas pesqueras más importantes del
planeta (Cárdenas, 2013).

Figura 2. Empresa La Polar S.A. instala en la Comuna de Salango

Fuente: FEPTCE, 2018

El Parque Nacional Machalilla

En el año de 1979, se crea en la zona de estudio el Parque Nacional


Machalilla (PNM), considerado el área protegida más grande del país.
Esta área comprende dos zonas, una terrestre de 41,754 hectáreas y una

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marina de 14,430 hectáreas. Ambas zonas son de gran riqueza florística


por su abundancia y endemismo. El bosque protegido comprende un
área caracterizada por el ecosistema de bosque seco y semi-seco, la
cordillera Chongón-Colonche y ecosistemas marinos que incluyen
playas e islas. El mapa de la figura 3 muestra el Municipio de Puerto
López, las comunidades rurales y el área protegida.

La empresa La Polar S.A. y el Parque Nacional Machalilla (PNM)


comienzan a operar en el mismo período. Ambas entidades, aunque
de diferente naturaleza, constituyen, entre otras cosas, restricciones al
uso de los recursos por parte de la población local. Como se observa en
estudios de ecología en sociedades indígenas en Brasil, el establecimiento
de áreas protegidas genera conflictos porque la legislación ambiental,
a pesar de las decisiones locales, impone restricciones a la subsistencia
de las poblaciones que viven en o cerca de estas áreas (Hanazaki;
Begossi, 2000). Las políticas ambientales, al contrario de garantizar
el acceso a las poblaciones a las fuentes de recursos y monitorear la
defensa de la naturaleza de las actividades extractivas instaladas en la
zona, se sobreponen a los territorios comunales generando una mayor
presión sobre la subsistencia.

Discusión

A partir de lo analizado anteriormente, se desprenden varias reflexiones.


Por un lado, la ausencia de la producción propia de alimentos, que
implica la pérdida de autonomía y soberanía alimentaria. Segundo,
estrechamente relacionado con el primero, proviene de los impactos
sobre los ecosistemas de la zona provocados por la deforestación del
bosque y la explotación de la industria y empresa pesquera durante
cuatro décadas, a lo que se suma el despojo y privatización de tierras
comunales y las restricciones de la legislación del área protegida.
Estos factores hacen que el sistema de subsistencia antes basado en
la recolección de mariscos y la pesca artesanal, la agricultura y el
intercambio de productos agrícolas por pescado con los pescadores
artesanales de Salango, no sea viable ni accesible para las familias

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actualmente. Las comunidades costeras que han mantenido una cierta


autonomía a lo largo de la historia, hoy dependen casi por completo
del mercado para su alimentación. Esto requiere acceso a fuentes de
ingresos económicos para comprar sus alimentos. Para los comuneros,
esta es una tarea muy compleja, en una estructura socio-económica y
política en gran medida desfavorable debido a la exclusión que sufren
del resto de la sociedad ecuatoriana. En cuanto a la inserción en el
mercado laboral, se encuentran en condiciones de total desigualdad y
vulnerabilidad, pues tienen menor acceso a la educación, son familias
numerosas, viven en comunidades con economías quebradas y se
encuentran en situación de pobreza (CEPAL, 2005), a esto se suma el
racismo y la discriminación social.

Como resultado, hoy sufren una doble carga de vulnerabilidad: por un


lado, ya no producen sus alimentos, los recursos naturales del mar y
la montaña que antes eran accesibles son cada vez más escasos, y por
otro, deben obtener recursos monetarios para comprar sus alimentos.
Por otro lado, los comuneros, como otras poblaciones indígenas,
afroecuatorianas y campesinas en Ecuador, acceden en su mayoría
a trabajos precarios sin garantías laborales. La industria pesquera y
la fábrica de procesamiento de subproductos de pescado trajeron
subordinación y precariedad a las familias de las comunas.

Esta situación indica que es urgente promover procesos que apunten a la


recuperación de las actividades productivas agrícolas, y la recuperación
y / o acceso a fuentes de agua y apoyo a las comunas para la obtención
de fuentes de financiamiento orientadas a fortalecer la autonomía
alimentaria. Además de atender a las demandas al Estado por su
inconsistencia -con la presencia de la industria extractiva y el acoso a las
tierras comunales- sobre las políticas que buscan garantizar la soberanía
territorial y alimentaria de los pueblos originarios del Ecuador.

El derecho a un ambiente saludable y sustentable, a la administración


de los recursos naturales y alimentarios, a la defensa y control del
territorio en manos de los pueblos originarios es su posibilidad de futuro.

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Garantizar el territorio, como el espacio para la apropiación efectiva del


ecosistema, para la satisfacción de las necesidades y el desarrollo social
y cultural; y el tejido que incorpora el proyecto de vida comunitaria, es
de vital importancia (Escobar, 2015).

Figura 3. Mapa del Municipio de Puerto López, las comunidades rurales y el


área protegida

Fuente: Instituto Geográfico Militar del Ecuador, 2009

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Consideraciones finales

De una economía pre capitalista basada en la producción, la


recolección de recursos naturales y el intercambio de alimentos, las
familias comuneras han pasado en las últimas décadas a una economía
basada en la extracción de sus recursos y la explotación ambiental. Los
recursos que antes se obtenían mediante el intercambio de productos
entre agricultores y pescadores, entre Salango y Río Chico, ahora son
commodities. Y alcanzan precios que los comuneros y sus familias
difícilmente pueden pagar, lo que se traduce en la imposibilidad de
obtener pescados y mariscos en las calidades y cantidades adecuadas
para una vida digna. La comida accesible a la gente se basa en productos
industrializados compatibles con las preocupaciones de las familias
por las enfermedades relacionadas a la alimentación. Enfermedades
como “el azúcar”12 y la presión alta se oyen comúnmente en personas de
diferentes edades, así como problemas de sobrepeso en adolescentes.
El deterioro de las comunidades costeras en relación a su entorno
alimentario y condiciones de vida se ve agravado por la falta de servicios
básicos como agua potable13, empeorando su salud.

A pesar de los avances políticos logrados por la lucha indígena a lo largo


de la historia, y el reconocimiento de sus derechos dentro del marco
constitucional ecuatoriano, estos no parecen mostrar una mejora en
sus condiciones de existencia. Sus derechos están siendo vulnerados,
con la imposición de un modelo económico basado en la apropiación,
control y explotación de los territorios y recursos de los pueblos,
12 Varias personas, sobretodo mujeres que fueron entrevistadas hablaban de tener “el azúcar”
y de ir constantemente a los puestos de salud a recibir medicación para tratarla, además de
utilizar medicinas naturales y cuidarse la dieta. En términos biomédicos se habla de diabetes,
una enfermedad crónica no transmisible relacionada a los modos de vida, la alimentación,
el sedentarismo, pero también, como se ha visto en estudios sobre antropología médica en
población indígenas, a problemas de índole familiar, económica, emocional (véase Portela, C.,
2018).
13 Durante el trabajo de campo era frecuente permanecer periodos de 2 a 4 días sin agua.
Algunos hogares tienen tanques de reserva, sin embargo, en esos días las tareas del hogar se
vuelven mucho más duras y es difícil mantener las condiciones sanitarias necesarias para el
bienestar de cada miembro de la familia.

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comprometiendo condiciones bioculturales de suma importancia para


garantizar la reproducción social de las Comunas.

Contemporáneamente, las comunas están entre la resistencia


y el despojo. Se enfrentan al progresivo abandono de sus formas
de vida, conocimientos y prácticas, homogeneización cultural,
crecientes niveles de precariedad, marginación y vulnerabilidad. Lo
que lleva a comprometer de manera progresiva sus condiciones de
alimentación y salud.

Fuente de financiamiento

Este artículo se desprende de la investigación “Comunas Ancestrales y


Alimentación: Transición, Despojo y Resistencia en el Litoral Ecuatoriano”
realizada para la culminación de la Maestría en Nutrición de la Universidad
Federal de Santa Catarina, Brasil. La investigadora, de nacionalidad ecuatoriana,
recibió apoyo económico del Programa de Becas, Convocatoria Abierta 2014, de la
Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (SENECYT)
del Gobierno de la República del Ecuador.

Referencias bibliográficas

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Smith, C; Rosas Fonseca, D. Conversación con el profesor Yi-Fu Tuan...

Conversación con el Profesor Yi-Fu


Tuan en la pandemia del Coronavirus:
La perspectiva de un geógrafo sobre la
naturaleza y la cultura en un paisaje de
miedo*
Christopher Smith
Profesor universitario. Escuela Annenberg de Comunicación y Periodismo
de la Universidad del Sur de California. Maestría y Doctorado en
Comunicaciones por la Universidad de Wisconsin-Madison
christhs@usc.edu

Traducción:
M. Denisse Rosas Fonseca
Estudiante de Geografía Humana, Universidad Autónoma
Metropolitana
csh2163053523@titlani.uam.mx

“Lugar es seguridad, espacio es libertad”—Yi-Fu Tuan

Al momento de la redacción, la pandemia generada por el nuevo


coronavirus, SARS-CoV-2, ha matado a más de 216,000 estadounidenses
y ha provocado la pérdida de más de 40 millones de empleos desde
mediados de marzo.

Esta catástrofe se ha desarrollado con una velocidad sin precedentes,


forzándonos a todos a lidiar con una profunda crisis del conocimiento
* Título original: A Conversation with Prof. Yi-Fu Tuan the Coronavirus Pandemic: A
Geographer`s Perspective on Nature and Culture in a Landscape of Fear. Publicado el 30 de
mayo de 2020. Disponible en [https://www.linkedin.com/pulse/conversation-prof-yi-fu-
tuan-coronavirus-pandemic-nature-smith/?trackingId=rOvm4M8YQk6N%2BLrlE%2B1Ppw
%3D%3D]. El Comité Editorial de esta revista agradece la disposición de los profesores Yi-Fu
Tuan y Christopher Smith y de la traductora de esta conversación, M. Denisse Rosas Fonseca.

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Smith, C; Rosas Fonseca, D. Conversación con el profesor Yi-Fu Tuan...

que siempre antecede a la reformulación normativa. De esta forma,


la pandemia parece presagiar la llegada de un momento apocalíptico
en el qué nosotros tenemos la vertiginosa sensación de estar en la
articulación de la historia.

Dentro de este vacío de significado, los editores se apresuran a colocar


libros bajo contrato que puedan ayudarnos a comprender cómo el
mundo ha cambiado y está cambiando a nuestro alrededor. Al mismo
tiempo, están apareciendo en línea listas de lectura “iluminadas por
pandemias”, ya que diariamente, la gente busca recursos informativos
que les ayuden a entender las implicaciones de lo que está pasando.

Mientras armaba mi propia lista de lectura sobre los temas pandémicos


para la cuarentena, inmediatamente puse al comienzo el trabajo
del renombrado geógrafo cultural, Yi-Fu Tuan. El Profesor Tuan ha
dedicado su vida al estudio de cómo las sociedades encuentran y habitan
espacios físicos, y cómo les atribuyen significados culturalmente
específicos al entorno que les rodea. Tuve la gran suerte de asistir a
uno de los seminarios del profesor Tuan durante mis días de doctorado
en la Universidad de Wisconsin-Madison y cuando me comuniqué con
él la semana pasada por correo electrónico para invitarlo a tener una
conversación digital conmigo sobre el impacto de la pandemia en las
“geografías de nuestras mentes”, aceptó amablemente.

Yi-Fu Tuan nació en China en 1930. Asistió al Colegio Universitario


en Londres y se graduó de la Universidad de Oxford con licenciatura
y maestría en 1951 y 1955 respectivamente. Recibió su doctorado de la
Universidad de California, Berkeley en 1957. Actualmente es el Profesor
Emérito de Geografía en la Universidad de Wisconsin-Madison dónde
se ha desempeñado como miembro de la facultad desde 1985.

En esta conversación, el profesor Tuan y yo nos enfocamos en las


observaciones hechas en varios de sus libros de su extensa y celebrada
producción académica: Landscape of Fear (Pantheon, 1979),
Escapism (Johns Hopkins, 2000), y Dominance and Affection: The

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making of Pets (Yale,2004) – todas los cuales creo que tienen una
pertinencia particular sobre cómo el continuo socio-espacial se ha
visto interrumpido durante la pandemia del coronavirus.

Christopher Smith (CS): Profesor Tuan, ha argumentado que la


necesidad de escapar de la realidad es un rasgo exclusivamente humano
que impulsa todas las formas de producción cultural. Es interesante
considerar cómo la pandemia ha problematizado su teoría. De hecho,
la pandemia es casi la combinación sobrenatural de la difusión
omnipresente y la invisibilidad, que reta nuestra capacidad imaginativa
a encontrar un respiro experiencial y cognitivo. ¿La pandemia ha
transformado la función escapista de la cultura, tanto en el presente
como quizá en el futuro?

Yi-Fu Tuan (YFT): Ante cualquier amenaza necesitamos refugio y


el más básico es nuestro hogar. Nuestro hogar -nuestra casa- es como
escapamos, ya sea para huir de la lluvia o para huir del peligro de un
virus moral. Una vez dentro de la casa, estamos a salvo y suspiramos
aliviados. Pero no existe tal garantía de seguridad cuando la amenaza
proviene del virus invisible. A pesar de todas las precauciones aún puede
entrar. Estamos ansiosos y buscamos escapar de la ansiedad lavándonos
religiosamente las manos y limpiando todas las superficies tocadas -es
decir, confrontando al enemigo- y en el otro extremo, escapamos de la
ansiedad viendo videos románticos. Los tres -la casa, las instrucciones
de los CCPE1, y los videos de fantasía- no nos permiten manejar, sino
escapar, de la amenaza. Incluso el Jardín del Edén no estaba a salvo.
Afuera había peligros aún mayores. Aún así, nosotros -los Houdinis de
la creación- no solo hemos sobrevivido, sino que prosperamos.

CS: La “desolación del abandono” de la pandemia -representada por


fotografías de ciudades vacías y estantes de supermercado vacíos2-

1 N. de la T.: Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, por sus siglas en inglés.
2 N. de la T.: En referencia a Palmer, Emily. (Marzo, 2020) Capturando un mundo de vacio.
New York Times: EUA. Disponible en: https://www.nytimes.com/2020/03/27/reader-center/
insider-virus-photos.html

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tendrá claramente una resonancia icónica en las historias sobre el brote


de Covid-19 que se escribirán en los próximos años. ¿Qué nos dicen
estas fotografías sobre cómo las psicologías del miedo se manifiestan
en nuestro entorno vivido?

YFT: Vivo en el octavo piso en Madison. A menudo miro el paisaje


urbano debajo de mi. Los días festivos me atraen por su vacío, lo que
hace que parezca un escenario en espera de que comience la función. En
días laborales el tráfico llena las calles, pero es cuando abro la ventana
y escucho el rugido que Madison cobra vida y yo con él. El encierro
significa que la ciudad debajo de mí sigue siendo un escenario vacío
semana tras semana, mes con mes; sin vida. Me pregunto, ¿y si mi vista
no es de Madison sino de Champs-Elysees, con el Arco del Triunfo en
la distancia, todavía lo verá desprovisto de vida, una escena de pavor?
Probablemente no, y esto se debe a que la arquitectura urbana puede
ser una obra de arte, y una obra de arte tiene su propia belleza y vida.

CS: La pandemia ha expuesto y ha exacerbado las fallas sociales y


económicas en la vida estadounidense. Ha habido numerosos informes
en los medios de comunicación que destacan la capacidad de las personas
de alto poder adquisitivo para “escapar a la naturaleza”, dejando atrás
las fétidas “zonas calientes” urbanas de NewYork, Seattle y Los Ángeles
para las zonas interiores escasamente pobladas de Catskills, East Long
Island, Wyoming y las ciudades Pueblo de Arizona y Nuevo México,
mientras que sus compatriotas menos acomodados permanecen
estancados en su lugar. De manera similar, la capacidad de “escapar de
la naturaleza” y trabajar desde casa con una potente conectividad de
banda ancha es un lujo que no todos pueden costear. Como geógrafo
cultural, ¿cómo les da sentido a las disparidades espaciales endémicas
del encierro y el distanciamiento social?

YFT: Los acomodados siempre han buscado distanciarse de los pobres.


Una notable excepción solía ser donde la Fifth Avenue chocaba contra
Harlem. Existía una simbiosis entre los ricos que vivían en edificios
altos y los pobres que encontraban empleo con los ricos como porteros

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y sirvientas. En la parte más rica de París, la Cité, los ricos parisinos


se aseguraron de que los pintorescos trabajadores que montaban sus
bicicletas con baguettes atadas al manillar fueran retenidos como
un regalo, como ardillas y otras formas de vida salvaje encantadora,
siempre que, por supuesto, no hubiera demasiados de ellos. En la
pandemia actual, el anillo de rascacielos que rodea Central Park está
obscuro en las noches sin luna. ¿Dónde están sus residentes? Han
huido en sus aviones privados a sus villas en Catskills, Sedona y las
remotas islas del Pacífico. ¿Qué hay de nuevo?

CS: La pandemia ha desencadenado un gran debate en el discurso


público sobre los comportamientos personales que son más adecuados
para navegar por el encierro: hábitos escapistas que permiten el
manejo el estrés (por ejemplo, ver videos en exceso, reabastecer la
cantina de la casa, navegar e ir a la playa y el parque local, etc.); o
enfoques firmemente determinados que abordan directamente grandes
preguntas de tipo teológico, filosófico y materialista. ¿Cómo navega
esta división intelectual y conductual? ¿Dónde podemos encontrar un
equilibrio entre ellos?

YFT: Por supuesto, existe una gran diferencia entre si una familia o un
individuo están sujetos a un aislamiento prolongado. La familia tiene
la ventaja de ser una comunidad, y los humanos necesitan a otros para
funcionar, incluso, para estar cuerdos. Por el otro lado, demasiada
unión, incluso con el pegamento del amor, conduce a la fricción y esto
se debe a que, en el nivel más básico, una familia es una comunidad de
miembros muy diferentes -hombre, mujer, adolescente, niña(o)- con
diferentes personalidades, entendimientos y necesidades. Dada esta
tensión inherente a la pertinencia a la familia o a cualquier comunidad
unida, algunos han soñado con el aislamiento tipo Robinson Crusoe en
una isla desierta. Sin embargo, el confinamiento no es voluntario, más
bien una forma de castigo severo que pocos pueden soportar. Covid-19
me ha sometido a este duro castigo y si hasta ahora he conseguido
aguantar es porque he utilizado el sobrante del tiempo para escapar a
mi interior: escribí mi autobiografía.

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CS: Antes de la propagación del COVID-19 a estas costas, Estados


Unidos parecía ocupar un lugar singular de encanto simbólico en la
imaginación global. En Scapism, argumentó que Disneyland es la
máxima expresión de esta ideología. Por supuesto, los negocios de
parques temáticos en la cartera de activos corporativos de Disney han
sido diezmados por la pandemia y los inversores se preguntan si Magic
Kingdom ha perdido su atractivo. En una línea similar, uno se pregunta:
¿La pandemia y la deslucida respuesta del país a ella han disminuido
para siempre el suave poder del excepcionalismo estadounidense y
la mítica inocencia estadounidense? ¿Cómo podría cambiar la visión
global de Estados Unidos en un mundo pos-pandémico?

YFT: Disneyland no es tan escapista como la gente bien educada piensa.


Tiene un paseo en bote a través de la caverna de los horrores, pueblos
incendiados por los merodeadores (Frontierland) y más cadáveres que
la escuela de medicina de UCLA. Además, muestra la ética de trabajo
de Disney y Estados Unidos. Muestra un taller manchado de grasa
junto a la impecable sala de espera del aeropuerto, y el camino a casa
de Mickey y Minnie no es a través de la cuidada puerta de entrada, sino
a través del desordenado patio trasero, con una lavadora arrojando
los jeans sucios de Mickey, palas y otros utensilios domésticos de
Mickey tirados aquí y allá. Los visitantes asiáticos se preguntaban por
la grasa, el desorden y la confusión. No entendían hasta que punto los
estadounidenses, y sobre todo el propio Disney, apreciaban el trabajo
duro y a los trabajadores. Es un reconocimiento que ni siquiera la
pandemia puede abollar.

CS: La pandemia planta un interesante acertijo social. Por un lado,


necesitamos un contacto cercano con los demás para fortalecer
nuestro sentido de una identidad personal saludable. Sin embargo,
la desconexión del distanciamiento social podría propagar fácilmente
el tipo de indiferencia radical que podría conducir a autolesiones
y hostilidad intercomunal. Como dijo en Landscapes of Fear, “Las
personas son nuestra mayor fuente de seguridad, pero también la
causa más común de miedo”. Ha sido alentador ver cómo las personas

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han trabajado juntas para preservar un sentido de solidaridad durante


esta primera etapa de mitigación. Al mismo tiempo, una amplia gama
de disturbios civiles indica que la fase de luna de miel con un propósito
compartido podría haber terminado. ¿Qué espera a continuación?

YFT: Cuando voy al supermercado a comprar comida, las pocas


personas con las que me encuentro en la acera se esfuerzan por hacerse
a un lado y, de hecho, incluso para salir de la acera hacia la canaleta.
Puede que tengan en cuenta mi bienestar, dada mi edad y mi posible
susceptibilidad al virus, pero estoy ofendido y un poco enojado también.
Todos estamos juntos en esto y, sin embargo, para luchar contra el
enemigo común debemos de estar de pie, no hombro con hombro, sino
al menos a 10 ft de distancia3. ¿Qué pasará con en el periodo post-
pandémico? La comunicación impersonal y el distanciamiento social
pueden continuar o incluso aumentar, no tanto por los hábitos que
quedaron de la pandemia a partir de la presión de los avances en la
tecnología comunicativa. Por otro lado, existe la posibilidad de que
vuelva la vieja norma, y el motivo de esto es que seguimos atados a
nuestra naturaleza animal, sobre todo, al sexo. ¿Para qué es el sexo?
Son dos cuerpos sudorosos que se frotan en la “cama arreglada”4. Tales
acciones también nos preparan para abrazar la naturaleza. ¿Cómo qué?
Como zambullirse en un lago infestado de maleza, clavar los dedos de
los pies en la ladera de una montaña, abrazar una cabra juguetona o,
como aconseja Birkin en Women in Love (D.H. Lawrence’s), desnudarse
para aferrarse al áspero tronco de un árbol.

CS: Las videoconferencias y las transmisiones en vivo han transformado


nuestro sentido del tiempo y el espacio durante la pandemia con
consecuencias incalculables a largo plazo. ¿Cuáles son sus pensamientos
sobre las posibles implicaciones de estos medios en el apego humano
y la comunidad?

3 N. de la T.: equivalente a 3 metros de distancia.


4 N. de la T.: “enseamed bed” en el texto original, haciendo referencia a Hamlet de Shakespeare.
Acto:3. Escena:4

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YFT: E.M. Foster dijo la famosa frase “Solo conéctate”. La pandemia


plantea la cuestión de si las redes sociales y todos los demás medios de
alta tecnología para conectarnos responden a nuestras necesidades, y
la respuesta seguramente es sí, a falta de algo mejor. Lo “mejor” es lo
que se siente más real. El tacto, por ejemplo, garantiza la materialidad
de lo que vemos. Tomás tubo que tocar el cuerpo herido de Jesús para
estar seguro de que lo que vio era solo un espíritu incorpóreo o, en
nuestro idioma, solo una imagen. El olor es otra certificación de lo real
y, además está conectado con las emociones, cuya agitación nos hace
sentir vivos. La naturaleza es rica en olores agradables. Inhalar el aire
perfumado de la montaña, del lago, del bosque y de la hierba, eleva
nuestro espíritu y mejora nuestra sensación de bienestar físico.

CS: En este contexto, ha sido interesante ver que las tasas de adopción
de gatos y perros del os refugios se dispararon durante la epidemia.
Ya ha escrito (Dominance and Affection: The Making of Pets, Yale,
2004) sobre el papel de las mascotas en la geografía humana como una
afirmación del poder sobre la naturaleza. ¿Qué conexiones ve entre
esta propensión general y estrategias específicas para hacer frente a la
pandemia?

YFT: En la pandemia, los gatos y los perros en refugios repletos


fueron rápidamente adoptados en lugar de, supongo, niños en barrios
e instituciones llenos de gente. Bueno, la SPCA5 se fundó décadas
antes que una sociedad comparable fundada para niños abandonados.
¿Por qué? Bueno, los animales solo requieren bondad, mientras que
los niños requieren amor, un compromiso más difícil. Esta diferencia
entre la bondad y el amor es fundamental y los moralistas deberían de
prestarle más atención. Hasta donde yo sé, sólo C.S. Lewis lo ha hecho.

CS: En Landscapes of Fear, escribe que la imaginación humana


puede magnificar los riesgos, y que las amenazas invisibles como las
enfermedades infecciosas envían este lente de aumento a toda marcha.
Esto podría explicar por qué las pandemias con frecuencia despiertan
5 N. de la T.: Sociedad para la Prevención de la Crueldad Animal, por sus siglas en inglés.

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creencias conspirativas y paranoicas dentro de varias comunidades


sociales. ¿Qué ha observado con respeto a la pandemia del coronavirus
y la paranoia populista?

YFT: Las fuerzas hostiles del exterior crean un sentimiento comunitario.


Incluso la santa moderna, Dorothy Day, lo admite cuando dice que
su casa se ve mucho más acogedora cuando puede ver a través de la
ventana a la gente golpeada por la lluvia torrencial. La comunidad
se nutre e la hostilidad: en Verona, los Montesco no podrían haber
constituido un grupo muy unido si no hubiera habido los hostiles
Capuleto. Sin embargo, esto solo funciona bien cuando hay un binario
distinto de “afuera” y “adentro”, un “ellos” y un “nosotros”. Las guerras
por lo general se han librado sobre límites definidos, pero no la guerra
contra una pandemia en la que el enemigo es invisible, puede estar en
cualquier lugar y ni siquiera puede ser derrotado limpiamente a menos
que un superhéroe, la vacuna, surja de la nada. La paranoia florece
cuando la persona más cercana a usted, tanto en el sentido físico como
en el relacional, puede ser una bruja o, en nuestro tiempo, el portador
de un virus mortal.

CS: A la luz de los recientes asesinatos de mujeres y hombres negros


desarmados en Minnesota (George Floyd), Kentucky (Breonna Taylor)
y Georgia (Ahmaud Arbery), la toxicidad racial estadounidense y a
rebelión civil contra ella han agregado otra dimensión angustiosa a
el panorama del miedo de la pandemia. ¿Cómo crees que la raza y la
geografía se combinan bajo esta luz?

YFT: La mentalidad de “nosotros” contra la de “ellos” es un universal


humano porque tiene un valor de supervivencia en el sentido de que
hace que el “nosotros” se sienta superior y más seguro. Antropólogos
que estudiaron cinco comunidades étnicas en el noroeste de New
Mexico encontraron que cada comunidad tiene una palabra para sus
miembros que significa esencialmente “humanos”, con la implicación
de que los pueblos de otras comunidades son menos que completamente
humanos. “Claro, puedes comerciar con ellos e incluso tener amigos allí,

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pero, bueno, no son del todo…” es el sentido común. Está implícita en


esta distinción la existencia de un límite y quizás el ejemplo más simple
de este límite es la casa: dentro está la familia que nutre, afuera está el
peligro. Sin embargo, en los Estados Unidos, el límite más importante
y polémico no es entre el interior y el exterior de una casa, sino entre
el blanco y el negro, entre el pueblo negro y el pueblo blanco, entre el
barrio negro y el barrio blanco; e incluso en un barrio mixto, existen
entidades más pequeñas, separadas unas de otras por raza, y esto se
mantiene en la escala del individuo. Para un policía blanco racista, el
hombre negro es a la vez inferior y peligroso, y actuará con fuerza ante
la más mínima trasgresión percibida de la frontera invisible entre ellos.
He tocado dos escalas, la individual y la comunidad.

Permítanme saltar a la escala geopolítica. La pandemia amenaza a todos


en cualquier lugar y en cualquier momento. Bajo la administración
actual, la respuesta de Estados Unidos a esa amenaza es crear una
mentalidad artificial de “nosotros” contra “ellos” al llamar a Covid-19
el “virus de China” o el “virus de Wuhan”. Darle al mal una ubicación
geográfica y puede despertar el fervor patriótico y, al mismo tiempo,
hacer que la amenaza parezca manejable. Un paso en esta dirección es
acabar con todas las organizaciones que trascienden la mentalidad de
“nosotros” contra “ellos” comenzando por la OMS.

CS: Parecería que el “hablar francamente”, la comunicación basada en


la evidencia y la credibilidad moral servirían mejor a los intereses de
aquellos líderes que pretenden sofocar las ansiedades de sus electores en
tiempos de crisis. Sin embargo, muchos líderes autoritarios y populistas
han optado por el tipo de retórica de auto-engaño y campañas de
desinformación que suscitan mayores grados de confusión y aprensión.
¿Qué opinas de estas tendencias en la gobernanza?

YFT: Hablar con franqueza no necesariamente calma la ansiedad.


Todo lo contrario. La verdad casi siempre da miedo. Por lo tanto,
cuando una nación se encuentra en una situación desesperada, espera
un Churchill cuya retórica vertiginosa pueda endurecer la columna

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vertebral de la nación y derrotar incluso al adversario colosal. Pero


la retórica vertiginosa no funciona cuando el enemigo es Covid-19,
como iba a descubrir Boris Johnson, un admirador de Churchill. Para
derrotar al virus, esconderse en la casa propia, sospechar de todos,
incluso del amistoso abarrotero, es la mejor estrategia. Lo que Estados
Unidos necesita, entonces, es al Dr. Fauci, cuya expresión calma y sin
adornos produce tanta ansiedad en sus oyentes de todo el país que
todo querrán quedarse en casa y evitar diariamente a sus vecinos.

CS: Tengo especial curiosidad por saber su opinión sobre cómo China
y Estados Unidos, las dos superpotencias reinantes en el mundo, se
han enfrentado a las circunstancias espaciales únicas de Covid-19 y las
demandas cívicas de formas radicalmente diferentes.

YFT: China y Estados Unidos son rivales geopolíticos con la


administración de Trump avivando la rivalidad mientras China
amenaza con ponerse al día no solo con la economía sino también
con la destreza tecnológica. En la pandemia actual, ¿qué pasa si
China presenta una vacuna? Es una posibilidad inquietante por tres
razones: la experiencia previa de China con los SARS6, su experiencia
temprana con COVID-19, y el apoyo estatal masivo en la investigación
microbiológica. Que China tenga una solución para “el virus chino”,
como dice Trump, sería tan intolerable para Estados Unidos como
cuando la Unión Soviética ideó el Sputnik. Entonces, esperamos que
los británicos tengan la vacuna primero.

CS: ¿Puede el ideal cosmopolita de la globalización sobrevivir a la


pandemia?

YFT: La globalización avanzó rápidamente entre 1945 y 2000 bajo el


imperio estadounidense. Comenzó a desmoronarse cuando Estados
Unidos vio su imperio desafiado por China, no como un rival sino como
un co-igual, compartiendo los negocios del mundo con Europa como
tercer socio. Tal arreglo hace que Estados Unidos se sienta inestable,
6 N. de la T.: Síndrome Respiratorio Agudo Severo, por su traducción en inglés.

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Smith, C; Rosas Fonseca, D. Conversación con el profesor Yi-Fu Tuan...

paranoico, especialmente con el inicio de la pandemia. Un enemigo


común, COVID-19, que debería haber unido al mundo, amenaza con
destrozarlo. En los informes diarios sobre la pandemia de los medios
occidentales como BBC y PBS, China esta tan lejos de la palidez que ni
siquiera se menciona cómo se enfrentó al virus, especialmente cuando
se enfrentó con éxito, mientras que los estados clientes como Corea del
Sur y Taiwán reciben el premio mayor por su destreza para detener el
virus.

CS: En general, ¿qué tipo de impacto duradero cree que tendrá la


pandemia en la comprensión colectiva del lugar y el espacio?

YFT: Creo que la pandemia empujará la comprensión colectiva del


espacio y el lugar en dos direcciones opuestas: ya sea hacia un futuro
de imágenes y comunicación de alta tecnología que disminuye la
importancia tanto del espacio como del lugar, o hacia un futuro que busca
recuperar algo de la cercanía e intimidad que existía antes de su grosera
interrupción por la pandemia. Los deportes, ¿hay alguna evidencia de
que los fanáticos prefieran ver partidos de fútbol en una pantalla gigante,
donde pueden ver el sudor en la cara del jugador, a estar atrapados entre
grandes multitudes en estadios bañados por el sol?

***

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López Carrillo, O. Repensar las resistencias en América Latina...

Repensar las resistencias en América


Latina. El marxismo como categoría
analítica para los movimientos sociales
Oscar Ramón López Carrillo
Universidad de Guadalajara
estratec2013@gmail.com

Libro reseñado: Salvador Romero Montalvo. Los movimientos sociales como


resistencia frente a la hegemonía del capitalismo en América Latina. Guadala-
jara: Editorial Universidad de Guadalajara, 2019. ISBN: 978-607-547-519-6

He leído con detenimiento el libro “Los movimientos sociales como


resistencia frente a la hegemonía del capitalismo en América Latina”
del Doctor Salvador Romero Montalvo. Tengo el placer de conocer
personalmente al profesor Romero, primero en las aulas, donde en
algún momento me dio alguna clase, y después en el ámbito de la
investigación como colega. Como un interesado en el tema, cuando
supe del desarrollo y posterior publicación de este material hice todo
lo posible por obtenerlo. De esta manera, el ejercicio crítico que hago
a continuación se establece como un diálogo que puede plantearse
desde algunas perspectivas analíticas que si bien no son abismalmente
contrarías, sí tienen algunas diferencias.

La estructura capitular que plantea el autor en este material es sencilla:


un capítulo introductorio, cuatro capítulos de desarrollo y un cierre.
Aunque se podría pensar que es un libro que tiene como médula el
debate teórico, en este caso partiendo de la utilización del léxico y
de las categorías marxistas, en algunos capítulos el Dr. Romero pasa
a tomar la figura de la primera persona y narra experiencias que lo

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López Carrillo, O. Repensar las resistencias en América Latina...

formaron primero como militante y después como un académico


comprometido con la sociedad1.

El autor dedica el primer capítulo “dialéctica de los movimientos sociales


desde sus realidades históricas concretas” a evidenciar cómo es que se
ha dado el desarrollo del capitalismo y como este se ha instaurado de
manera muy profunda en las relaciones sociales del ser humano; con
la tónica marxista que suele ser la característica principal del autor, se
nos brinda el entendimiento del libre mercado, de la fetichización de la
mercancía y del plusvalor que los capitalistas obtienen del trabajo del
obrero como una de las principales características de la instauración
del capitalismo en América Latina (y en el mundo). Se nos brinda
también una cuestión que implica pensar que el capitalismo, así como
generó la lucha de clases, también ha generado el móvil por el cual esta
lucha puede darse: los movimientos sociales.

El segundo capítulo, “hegemonía y movimientos sociales en América


Latina”, se nos muestra lo que el autor considera que fue lo que generó
la hegemonía del capitalismo en América Latina. Recuperando sus
propias palabras expone como “el poder sistémico ha aprovechado las
condiciones de pobreza de los trabajadores para manipularlos a través
del dinero, la religión, la educación y desde el inmenso poder de los
medios de comunicación” (Romero, 2019, p. 134). Y justo aquí es donde
se puede encontrar un punto de articulación que pudo haber beneficiado
más el desarrollo del material, el autor en reiteradas ocasiones ha
trabajo el tema de Cuba como un ejemplo de resistencia al capitalismo
(Romero, 2006 y 2013), incluso en este libro se arriesga y es mucho más
crítico que en materiales anteriores con la forma de gobierno de la isla
caribeña, sin embargo, tampoco se nos brindan muchos más ejemplos
1 La experiencia que narra el autor se da en “La Constitución”, una colonia popular en el
municipio de Zapopan, Jalisco, México. En una primera instancia, el lector podrá pensar
que esto es algo que desentona con la estructura y el desarrollo del libro, sin embargo, leerlo
con sumo cuidado nos puede hablar de algo que pudo darse y no fue, como bien se llama
ese segmento del capítulo II. Este tipo de experiencias suelen ser muy enriquecedoras, dado
que nos ayudan a comprender la complejidad no sólo de los temas, sujetos y las categorías
analíticas, sino también de la subjetividad de los que escriben.

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López Carrillo, O. Repensar las resistencias en América Latina...

de movimientos sociales. Habla de la resistencia en el sur de México,


o séase el zapatismo, e incluso refiere continuamente a la revolución
bolivariana en Venezuela durante el transcurso del texto, pero en lo que
resta del capítulo ya no desarrolla o toma algún ejemplo dentro del vasto
panorama de los movimientos sociales en América Latina. Sin embargo,
lo anterior no diluye una de las máximas disyuntivas que nos brinda:
¿son los movimientos sociales una antesala para las revoluciones? O
¿Las revoluciones son un movimiento social como tal?

El tercer capítulo, “Los movimientos sociales desde la resistencia


rebelde en América Latina”, también es muy rico es substancia. Se
le da continuidad a la discusión vertida en el capítulo anterior sobre
los movimientos sociales como “el preámbulo de la revolución, el
espacio de los inconformes, de los que resisten la bestial explotación
capitalista de los levantados de los movimientos de masas” (Romero,
2019, p. 184). Algo que debe de apreciarse es cuando el profesor
Romero nos invita a salir de las fuentes convencionales con las cuales
hemos comprendido la realidad social, su crítica a varios autores de
la ilustración, del renacentismo y de la modernidad es evidente, a eso
también ha dedicado un material entero con anterioridad (Romero,
2013). Al cierre de este capítulo considero que son dos las reflexiones
que sobresalen:

• El movimiento social como un espacio político utilizado por las


clases populares. Continuando con su hipótesis de que los movimientos
sociales son la antesala de las revoluciones.
• La escala de los movimientos sociales; el autor piensa en una
escala continental. El autor sostiene que una quinta internacional
obrera pudiera beneficiar los procesos revolucionarios en América
Latina y el mundo.

El cuarto capítulo lleva por título “Los movimientos sociales en


América Latina en su contexto y realidad histórica”. Y aquí es donde
se comienzan a ver algunos atisbos de desarrollo contextual sobre
algunos casos en particular. Aunque a razón de la verdad, este capítulo

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López Carrillo, O. Repensar las resistencias en América Latina...

se siente como la continuación del segundo, dado que el profesor


Romero recupera, aunque no en orden cronológico, la conformación
del Partido de los Pobres en el estado de Guerrero, la derrota del
proyecto de Unidad Popular Chilena, el surgimiento del Zapatismo
a mitades de los noventas en México y las dificultades ante las que
se enfrenta el proceso revolucionario en Venezuela. ¿Qué tienen en
común todos estos ejemplos? El profesor responde que es la lucha
contra el capitalismo ese “sistema contrario a la vida, [que] solo puede
existir sobre la base de explotar, despojar, incluir, humillar y hundir
en la pobreza al ser humano. Una realidad que está politizando el ser
humano en su contra” (Romero, 2019, p. 210).

Como explicaba al principio de esta reseña, es necesario tener en


cuenta el punto de partida del autor, comprender que son las categorías
analíticas provenientes del marxismo las que están siendo utilizadas
para su análisis. Sin embargo, aunque cuenta con una serie de citas y
referencias bibliográficas nada desdeñables, una cuestión que queda
pendiente para otra edición es un diálogo más amplio con autores de
otras corrientes teóricas. Si uno atiende al desarrollo histórico de las
principales corrientes teóricas en el estudio de los movimientos sociales,
podríamos encontrar que algunos investigadores y estudiosos de los
movimientos sociales y de la acción colectiva a partir de la década de
los setentas del siglo XX comenzaron a dejar de lado al obrero como el
sujeto universal de estudio y al marxismo como la piedra angular desde
la cual puede observarse la realidad social, lo que dio pie a la creación
de nuevas formulaciones teóricas como el accionalismo, la teoría de
redes o la movilización de recursos (López, 2019).

De esta manera, considero que un diálogo más amplio con autores


provenientes del accionalismo o la teoría de la movilización de
recursos hubiera cimentado una reflexión teórica mucho más amplia
en cuanto a repertorios de acción colectiva, espacios de ganancia,
agencia de los sujetos, etcétera; y otro diálogo con contemporáneos
suyos como Raúl Zibechi (quien es citado en el texto, pero no se
concretiza un diálogo), Boaventura De Sousa Santos, John Holloway,

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López Carrillo, O. Repensar las resistencias en América Latina...

Álvaro García Linera, Silvia Rivera Cusicanqui, Jorge Alonso o Breno


Bringel, hubiera ayudado a cimentar las reflexiones sobre los sujetos
sociales referenciados y sus realidades.

En fin, este nuevo libro del profesor Salvador Romero Robledo sirve
como un buen punto de partida para todos los interesados en el tema de
los movimientos sociales y las resistencias anti-capitalistas, un material
que aun con todos los puntos expuestos con anterioridad muestra a los
estudiantes e interesados en el tema los puntos neurálgicos de la teoría
marxista que suelen ser utilizados en el análisis de los movimientos
sociales. Un material que nos ayuda comprender, aunque sea de manera
somera, la realidad de algunas movilizaciones y movimientos sociales
en América Latina, y que desde su posicionamiento marxista puede
ayudarnos a comprender este regreso de la retórica del antagonismo
de clase que es evidente en movimientos sociales como Occupy Wall
Street con su lema “We are the 99%” o el rumbo que el movimiento
de Los chalecos amarillos tomó en Francia; ya ni se diga en América
Latina, al sur de nuestro continente, donde, como comentaba con
anterioridad, son una infinidad de movilizaciones, pequeños colectivos
y organizaciones obreras las que siguen teniendo a los movimiento
sociales como “la herramienta” que los llevará a la revolución proletaria.

Referencias bibliográficas
López, Oscar. (2019). Coordenadas de indignación. Pistas para comprender a
los movimientos sociales en la segunda década del siglo XXI. Revista Vínculos:
sociología, análisis y opinión, vol. 14 (n°1), 15-47.

Romero, Salvador. (2006). La revolución cubana. Su bloqueo e integración


en el marco del contexto mundial y latinoamericano. Guadalajara: Editorial
Prometeo.

Romero, Salvador. (2013). Dialéctica del poder: entre la dominación y la


resistencia. La Habana: Editorial de Ciencias Sociales.

Romero, Salvador. (2019). Los movimientos sociales como resistencia frente a


la hegemonía del capitalismo en América Latina. Guadalajara: Universidad de
Guadalajara.

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