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FACULTAD DE DERECHO

ESCUELA ACADÉMICA PROFESIONAL DE DERECHO

TEMA: La teoría tridimensional del derecho

CURSO: INTRODUCCION AL DERECHO

INTEGRANTES:

DOCENTE:

MOYOBAMBA – PERÚ
2022

INTRODUCCIÓN.

Toda investigación científica requiere ser fundamentada por bases


epistemológicas, lo cual implica la aplicación de una estructura sistemática
que permita visualizarla y analizarla a través de una determinada
cosmovisión. La ciencia se presenta como una herramienta que le posibilita
al ser humano obtener resultados de aplicación en su vida cotidiana, que
redunden en beneficio de la convivencia con los demás.

El derecho es complejo, no es un objeto que pueda aprehenderse de


manera fácil y clara; a decir del maestro Rafael Preciado Hernández, "no
podemos desconocer que ese objeto llamado derecho tiene en su entraña
misma una referencia a criterios racionales, de tal suerte que no se puede
entender plenamente si no se le considera en relación con los valores
jurídico-filosóficos que constituyen su causa final" (1981: 21-22). El derecho
es un producto del hombre y como tal, inacabado, susceptible de ser
creado y recreado en su esencia.

Las investigaciones científicas en el terreno de las ciencias formales, que


es al que pertenece el derecho, han sido cuestionadas; sin embargo,
debemos tomar en consideración que las investigaciones científicas en las
ciencias fácticas y en las ciencias formales son de naturaleza diversa.
Mientras que en las primeras se utiliza el empirismo-positivista, en las
segundas se ocupan métodos diversos, propios de las ciencias del hombre,
para lo cual se hurga en la historia, se vislumbra la totalidad de los
elementos que rodean a los objetos de estudio, para encontrar
explicaciones y proponer soluciones a las problemáticas que inciden en la
vida del hombre. Cuando se aplica la razón al conocimiento para hallar la
esencia y los rasgos característicos de un objeto de estudio de cualquier
naturaleza, físico o social, se accede a la etapa racional. El conocimiento
científico adquiere importancia al desarrollarse sistemáticamente, siguiendo
teorías que integran postulados o axiomas como bases fundamentales.

En las investigaciones relativas al derecho se ha presentado la


problemática de contar con teorías integrales que sean de aplicación
práctica; requiere para su investigación de teorías complejas, que
comprendan la totalidad de los elementos que la componen, por eso la
Teoría Tridimensional del Derecho del maestro Miguel Reale nos muestra
la solución a ello. Cuando revisamos una teoría, no siempre se comprende
en su integridad para aplicarla a los objetos de estudio, lo que no acontece
cuando analizamos teorías relativas a las ciencias fácticas, las cuales
generalmente se encuentran graficadas, y la comprensión de las mismas
es mayormente objetiva. Este artículo comprende el análisis de los
postulados y el método de la Teoría Tridimensional del Derecho, así como
su representación gráfica acuñada como modelo epistemológico que
permita aprehender de manera clara los objetos de estudio, con el fin de
poder presentar resultados acordes a la historia, cultura y valores de los
pueblos, siempre en beneficio del hombre.

LA TEORÍA TRIDIMENSIONAL DEL DERECHO

Para iniciar, tenemos que manejar 3 conceptos:

 Derecho Natural, positivo y vigente

Derecho natural:

Es el derecho que se considera que es intrínsicamente justo, que


independientemente lo reconozca o no, es un derecho que tiene las
personas de forma inherentes a ellos y que, se basa en la dignidad de la
persona, es decir es un derecho que se caracteriza por ser justo

Derecho Positivo:

Es un derecho que no importa si es justo, si lo reconoce o no la autoridad,


es un derecho que simplemente se cumple; y la gente lo considera
obligatorio. Decir, es una acepción que simplemente las personas
obedecen

Derecho Vigente:

Es un derecho que el estado reconoce y por lo tanto lo considera como


obligatorio; no importa si se refiere a que sea justo, si las personas
realmente lo obedecen, si lo que el estado por sí mismo, lo considera como
algo necesario, y por lo tanto lo considera obligatorio

Esta teoría tridimensional, se refiere que estas 3 burbujas:


Pueden coexistir, y que tiene diferentes puntos de encuentro, de ahí
precisamente que establece 07 posibles escenarios, o 07 posibles
supuestos.

Y en cada supuesto se refiere a una posibilidad, por decir:

La primera donde existe netamente el derecho natural (01), pero no se


cumple (03), y el estado lo considera como obligatorio

La segunda posibilidad (02), es cuando es un derecho, que es justo que se


cumple, pero que el estado no considera obligatorio

La tercera es un derecho en el cual, no es justo, pero las personas lo


obedecen, pero que el estado no lo considera obligatorio

En la cuarta (04), es un derecho que, si es justo, que el estado lo considera


como obligatorio, pero nadie obedece, simplemente no se practica

Y el quinto supuesto (05), se refiere a la norma perfecta que es donde se


quiere llegar, que es lo ideal, lo que debe de ser, lo que es estado siempre
busca, (el cual busca un derecho que sea justo, que se cumpla, y que el
estado lo considere como obligatorio

El supuesto 06, ya vendría ser otra norma imperfecta, porque no es justo,


la norma lo considera obligatorio para el estado, y parte se cumple, pero no
es justo

El 07 séptimo supuesto, aquí es muy variado, en las cuales el estrado lo


considera obligatorio, pero ni son justas y ni las personas obedecen, es
decir simplemente es algo que no tiene relevancia en las leyes.

Elementos constituyen el objeto del derecho:

Conducta humana (hecho)

Norma

Valor
Se detecta que, en distintos lugares, se coincide la teoría tridimensional
especifica del derecho, sin que los otros autores, supera la existencia del
otro.

Miguel Reale señala, el Derecho es una integración de hechos según


valores (Reale 1997); entendiendo 3 dimensiones, las cuales son fáctica,
normativa y axiológica

Estas 03 normas del derecho son:

VALOR Filosofía y Política Jurídica

HECHO Sociología, historia y etnología

NORMA Ciencia Jurídica

Las tres dimensiones del derecho valor norma y hecho han sido
generalmente reconocidas. sin embargo, suelen andar separadas de tal
manera que solo el aspecto normativo es estudiado por la ciencia del
Derecho, el aspecto fáctico es estudiado por la sociología la historia o la
etnología; y la dimensión axiológica por la filosofía y la política jurídica,
configurándose una tridimensionalidad genérica o abstracta.

Así la teoría tridimensional del derecho atiende a una tridimencionalidad


concreta y sostiene que el fenómeno jurídico se compone de un hecho
subyacente, ose económico, político y social un valor q sirve para conferir
un determinado significado al hecho y que determina la acción para
alcanzar o preservar un objetivo, así como una noema q integra el hecho y
el valor. (Reale 1989).
La llamada Teoría Tridimensional del derecho es una concepción
doctrinaria del derecho que intentó una aproximación ontológica, unificando
tres componentes que, hasta entonces, eran concebidos como las
perspectivas posibles para estudiar al fenómeno jurídico.

Para iniciar este estudio recordaremos que la evolución de la ontología del


derecho ha pasado, en resumidas cuentas, por tres grandes fases, a saber:

El iusnaturalismo que propugnaba la prevalencia de un derecho natural


imperecedero y general en todo tiempo y lugar, y que predominaba sobre
cualquier derecho de creación humana o llamado también positivo. A esta
doctrina la podemos asociar con los valores.

El iuspositivismo que postulaba la exclusividad del derecho creado


humanamente -es decir del derecho dado o positivo- sobre cualquier otra
realidad que se pretendiese llamar derecho. A esta doctrina podemos
coligarla con la norma jurídica.

Finalmente, el iusrealismo patrocinaba que el derecho en realidad surge del


devenir cotidiano, de la realidad misma, y que el legislador lo único que
hace es plasmar o reconocer esas normas originadas espontáneamente,
en dispositivos formalizados por las autoridades al mando de la sociedad. A
esta corriente la podemos hermanar con los hechos sociales.

Para la Teoría Tridimensional el derecho es a la vez Hecho, Valor y Norma.

A nuestro parecer la denominada Teoría Tridimensional del derecho no es


más que una postura ecléctica, desde que intentó reunir tres componentes
que, usualmente, habían sido estudiados de modo separado, a saber, los
valores, la norma jurídica y los hechos. Y decimos que se trata de una
postura ecléctica toda vez que, si bien se recuerda, el eclecticismo
propugna el espíritu de compromiso y conciliación, tomando de aquí y de
allá, para componer sistemas que superen las divergencias más profundas
(Marías 2007, 93).

En ese derrotero, Miguel Reale (1997, 121), uno de los más grandes
impulsores de esta corriente tridimensional, afirmaba que el objeto del
derecho era excesivamente amplio por lo que su estudio podía ser
abordado desde tres disciplinas esenciales:

El primer abordaje se hace desde la dogmática jurídica, la que refiere el


estudio del derecho puesto, del derecho positivo, es decir, de la norma
jurídica vigente. Para Reale -en primer término- el jurista va
del Hecho al Valor y culmina en la Norma.

Pero como una norma jurídica es la indicación de un camino y su punto de


partida siempre será un hecho, la segunda aproximación la hace el
sociólogo del derecho a quien le interesa conocer el derecho como hecho
social. La sociología jurídica iría, según esta concepción, de la Norma hacia
el Valor para culminar en el Hecho.

Finalmente, la última aproximación se la hace desde la filosofía del


derecho. Allí se estudia -según Reale- el valor de lo justo, por lo que el
iusfilósofo parte del Hecho hacia la Norma para culminar en el Valor.

Además de lo dicho, se anota que el derecho no puede entenderse como


un hecho viviente en la abstracción, suelto en el espacio y en el tiempo,
porque se encuentra inmerso en la vida humana, la que no es sino un
complejo de sentimientos y estimativas. Por ello, como ya se anticipó, para
la Teoría Tridimensional el derecho es al mismo
tiempo Norma, Hecho y Valor (Reale 1997, 123).

El MÉTODO DIALECTICIDAD EN LA TEORÍA TRIDIMENCIONAL DEL


DERECHO.

Es la extensión de los principios del tridimencionalismo reialeano al estudio


de la vida del derecho, la aplicación de los postulados a los fenómenos de
la vida del derecho al estudio de este y su historia, la diactivilidad de Miguel
Reale (1997) constituye un proceso que permite la compresión del hecho,
valor y norma como momentos dentro del mismo, es decir para compresión
del proceso axiológico- factico, normativo. Una norma jurídica sufre
alteraciones semánticas al presentar cambios en el ámbito de los hechos y
valores, hasta ser necesaria su evocación tomando posesión ante hechos
sociales determinados valores.

MODELO EPISTEMOLÓGICO DE LA TEORÍA TRIDIMENSIONAL DEL


DERECHO.

Un modelo epistemológico es una infraestructura que integra los


postulados de una teoría, así como el método propio de la misma, para ser
aplicado a un objeto de estudio determinado y con ello obtener ciertos
resultados. La terminología utilizada en la teoría tridimensional del derecho
permite elaborar un modelo gráfico para ser aplicado a cualquier objeto de
estudio jurídico; a partir de sus tres postulados, esta teoría parte de un
derecho base al que se le puede identificar como derecho 0 (D0), que entra
al prisma a través del cual es observado, teniendo como eje fundamental a
la persona (P), entrando nuevamente al prisma del derecho. Mediante el
método de la Dialecticidad se obtiene un nuevo derecho al que se identifica
como derecho 1 (D1), el cual se cristaliza en la norma integrando hechos
según valores, y se grafica en la Figura número 3, en donde:

- D0. Representa al derecho original

- ∑. Simboliza la suma

- PD. Constituye el prisma del derecho

- H0, V0, N0. Simbolizan el hecho, el valor y la norma originales

- ∪. Simboliza la unión

- DL. Representa el método de la Dialecticidad

- ∴ Significa, por lo tanto

- ∏. Simboliza el producto

- P. Alude a la persona que guía el eje de movimiento


- PD1. Representa el prisma del Derecho en evolución

- H1, V1, N1. Simbolizan el hecho, el valor y la norma en evolución

- D1. Representa al derecho nuevo, evolucionado

El modelo se interpreta de la manera siguiente: el maestro Reale siguiendo


a Hegel concibe al derecho en su totalidad, esto es, con los postulados que
lo integran y los tres elementos que dimensionalmente lo componen, se
interrelacionan y evolucionan dialécticamente. El modelo epistemológico de
la teoría tridimensional del derecho puede ser utilizado para cualquier
objeto jurídico, sustituyendo los componentes genéricos por los específicos
del objeto a investigar, y con ello obtener el resultado de una investigación
a partir de la cosmovisión tridimensional.

CONCLUSIONES:

La teoría tridimensional del derecho proporciona las herramientas


necesarias para determinar los elementos que deben estar presentes en la
conformación del Derecho de un país.

El tridimensionalismo constituye una teoría jurídica que analiza al Derecho


desde un punto de vista donde es siempre dialéctico; instituyéndose en una
correlación permanente y progresiva entre los tres términos, a efecto de
lograr la integración del hecho en valor dando origen a las normas.

La verdadera importancia del tridimensionalismo jurídico se funda en el


hecho de que observa al Derecho en su Dialecticidad permanente, lo cual
permite que camine conjuntamente con la cultura de cada pueblo.

El poder abordar algún objeto jurídico para identificar una investigación


como científica representaba un obstáculo; sin embargo, a medida que se
ha avanzado en los estudios y análisis de las teorías jurídicas, se va
logrando desentrañar sus métodos propios, tal es el caso del denominado
"Dialecticidad", creado por el maestro Miguel Reale, que se encuentra
presente en el modelo epistemológico materia de este artículo.

El modelo epistemológico propuesto constituye una herramienta para todo


aquel investigador del Derecho que aplique la teoría realeliana, para lo cual
habrá que sustituir los componentes genéricos obtenidos de la realidad con
su contenido deontológico en una dimensión cultural y tomando como eje a
la persona.

UNA CONCLUSIÓN GENERAL.

Tal como se ha podido comprender a lo largo de los párrafos


anteriores, de la concepción tridimensional del derecho que hemos
proyectado al campo de los derechos humanos ha conllevado a una
afirmación sobre la necesidad de concebir a los derechos humanos en
esta triple proyección teórica. Sin embargo, también queda claro que,
sin las condiciones de orden social, económico y político, ni aun
teniendo claro el constructo teórico de los derechos humanos en la
teoría tridimensional multicitada, será posible arribar a la apropiación y
disfrute de estos derechos por parte de los habitantes. En otras
palabras, los derechos humanos escritos en el papel necesitan de las
condiciones materiales para arribar a la realidad de su disfrute por
parte de los habitantes.

COMO SE A MENCIONADO:

Esto significa que los derechos humanos “de papel” que existen en
todos los instrumentos internacionales y en las Constituciones deben
ser replanteados en su dimensión vivencial y en los mecanismos para
su aseguramiento, en ánimo de permitir la generación de escenarios
que hagan viable su presencia cotidiana en todos los espacios de la
vida humana. (Uribe, 2011, p. 1235)
Esta reflexión, permite introducir la idea de una teoría
tetradimensional del derecho que igualmente se debe proyectar hasta
los derechos humanos, con la finalidad de ofrecer una ruta de
certidumbre a la apropiación y disfrute de los derechos humanos. Esta
aproximación epistemológica, inédita, incluye un cuarto círculo que se
refiere a la concepción del derecho como política, en el entendido de
que la política no es –como en general se explica- la búsqueda del
poder por el poder, ni siquiera la relación amigo-enemigo de corte
schmittiano, sino la actividad humana encaminada a tareas cuyo
propósito es atender el interés general. Evidentemente, nuestra
concepción de la política aplicable al tópico que aquí exponemos no
tiene que ver con el vivir de la política o vivir para la política (distinción
trazada por Max Weber); la política, según el abordaje de la presente
cuestión, es entendida por su relación intrínseca con la vida en
comunidad, con la vida humano-social que debe potenciar las
posibilidades de realización humana de los miembros de esa
comunidad.

Así como señalan Herrera y Aguirre (2018)

Lo político hace referencia –en términos generales– al proceso que


busca fijar las bases del orden social, es decir, a la determinación de
los fundamentos sociales, a la construcción de los cimientos de una
sociedad para un periodo específico, a la constitución de los principios
rectores de la comunidad. (p. 1)

Incluso, es posible agregar:

Se recurre a la idea de lo político para pensar los actos instituyentes


que otorgan algo más que permite movilidad o ruptura a las
formaciones sociales: las posibilidades de la disputa por el sentido, de
la proyección identitaria, y de cuestionar el estado de las cosas y los
elementos que las sustentan. (Treviño y Tolentino, 2017, p. 12)

El derecho como política, encierra en sí mismo el derrotero de su


propia natura y fines concretos. Esta visión del derecho supone
afirmar que su asiento natural es el plano de la estructura y
competencias de quienes pueden tomar decisiones sobre el conjunto
de los habitantes. Ergo, la idea del Estado, el gobierno y las
capacidades legalmente reconocidas a los órganos estatales son los
conceptos fundamentales propicios para mencionar que el derecho
como política necesita de esos entes que han sido diseñados y
puestos en operación para querer y actuar en nombre de aquellos que
los eligieron o, mejor dicho, para decidir y actuar por aquellos a
quienes representan.

De esta manera, la concepción que aquí se esboza, tiene que


confirmarse a partir de la aseveración de que el derecho como política
es diseño y decisión que solamente pueden ser tomados desde el
espacio público, lo cual significa que el cuarto circulo de nuestra idea
tetradimensional del derecho tiene que aprehenderse en la idea de
la política pública.

La expresión “políticas públicas”, para efectos de este texto, será la


que señalan Martínez y Arenas (2017).

Se emplea para describir tanto una forma de conducir las tareas de


gobierno como un campo de conocimiento multidisciplinar sobre lo
social, lo que permite analizar los estilos de gobierno, de gestión y
administración pública, a la luz de las formas de organización y
participación social y política. (p. 5)

En este orden de ideas, se trata de la tarea específica abocada a la


identificación de las necesidades del conjunto social y a la definición
de la ruta a seguir en la atención y satisfacción de esos reclamos de
los y las habitantes.

A mayor abundamiento, el círculo que corresponde a la idea del


derecho como actividad humana para el bien común debe aludir
indefectiblemente a la proyección pragmática de ese propósito
superior. En este sentido, la materialización del derecho necesita ser
encaminada a través de las políticas públicas para favorecer el
disfrute y garantía de los derechos de los habitantes. En vías de
ejemplo podemos citar nuevamente el derecho a la educación o el
derecho a la salud que, para no ser solamente discurso contenido en
normas, requieren de una planeación adecuada desde el poder
público y, evidentemente, en el marco de un estado democrático, de la
participación de los y las habitantes.

Según Díaz (2017):

Para ser legítimas, las políticas y acciones de gobierno deben estar


cada vez más ancladas en las necesidades y aspiraciones de los
ciudadanos y para ser más eficaz, la hechura de las políticas públicas
puede requerir la información, la colaboración, los conocimientos y la
experiencia de actores no gubernamentales y de la ciudadanía en
general. (p. 350)

La tarea concreta del Estado, en lo que concierne a la identificación de


las necesidades y la decisión de otorgar presupuesto para su
atención, es una de las más importantes para la garantía de los
derechos humanos, si en verdad se desea trascender el discurso de
los derechos humanos de papel y la insostenible afirmación de la
prevalencia de los derechos fuera de la norma y apenas asidos a los
valores -que deberíamos entender imbíbitos en cualquier derecho
humano- y que, por sí mismos, no configuran ningún derecho.
Así, vgr., la libertad es un valioso sustantivo que solo se convierte en
el “derecho humano a la libertad” si hay una persona a quien esta
deba ser reconocida.

Dicho lo anterior, la tesis del derecho que trasciende la norma, que se


vivencia en la realidad y se alimenta de principios y valores, adquiere
su completitud y su versión más cercana a la vida humana cuando las
actividades definidas desde el poder público tienen un enfoque
indubitable hacia la realización invariable de tareas de recio contenido
humanista que apuntan a la apropiación y disfrute de los derechos
humanos.
Como es posible advertir, la teoría tetradimensional del
derecho agrega esta proyección pragmática que necesariamente debe
ser direccionada desde el poder público. Esto significa, además, que
el derecho como política, es decir, los contenidos jurídicos de la
actividad humano-social, necesitan el impulso y el compromiso
indeclinable desde el poder público para su concreción en actividades
específicas a favor de los derechos de los habitantes.

Así, esta concepción tetradimensional del derecho intenta agregar el


compromiso del poder público y su necesaria vocación social,
humanista y solidaria para la garantía de los derechos humanos;
adicionalmente, podemos sostener que la concepción del derecho
como política introduce una variación importante al concepto de
garantía, en cuanto pasa de la dimensión procesal, e incluso
constitucional del término, a las tareas de orden preventivo que deben
tejerse desde la actividad del poder público, antes de que cualquier
persona pueda optar por hacer valer sus derechos ante un tribunal. En
este orden de ideas, la concepción tetradimensional del derecho
permite afirmar la necesaria proyección pragmática que deben tener
los derechos humanos, incluso al margen de los instrumentos legales
y de los requisitos de procedibilidad que, de suyo, están plasmados en
los códigos de orden procesal que prevén el ejercicio de alguna acción
concreta.

Queda claro de esta forma que la visión tetradimensional aquí citada


es un elemento promisorio, no solo para una mejor comprensión de
los derechos humanos, sino además –y desde luego con mayor
interés- para la generación de los escenarios y condiciones óptimos
que permitan el disfrute de esos derechos descritos en normas,
alimentados en principios y valores que muchas veces no son
verificables en la realidad, pues la dimensión normativa, axiológica y
las expresiones de tipo factual carecen de las condiciones materiales
para su concreción en la vida cotidiana. Como se mencionó
previamente, la adición de un cuarto circulo, concerniente a lo
político (política y políticas públicas), complementa la concepción del
derecho para llevarlo a un escenario de posibilidades reales, una vez
que desde la generación de políticas públicas se diseñan los
programas más adecuados y se realizan las tareas concretas para
que los derechos humanos puedan ser vivenciados.

Con este giro epistemológico, nuestro concepto de garantía sufre


también una variación, como ya fue dicho, porque en su concepción
amplia la garantía incluye los mecanismos que estricto sensu sirven
para la exigibilidad (normalmente procesal) de un determinado
derecho ante los tribunales. En este sentido, el concepto de garantía
adquiere mayor plasticidad, pues será posible visualizarlo desde las
políticas públicas diseñadas por el poder público para atender sin
escatimación alguna, los derechos de los habitantes. De tal manera,
podemos referir aquí la connotación de un concepto lato sensu de
garantía que incluiría el concepto típico y ortodoxo de garantía como
mecanismo procesal para el aseguramiento de un derecho concreto.

Ergo la concepción tetradimensional del derecho que aquí


engarzamos con los derechos humanos agrega este cuarto circulo
de lo político como acción del poder público, con el objetivo de hacer
que los derechos humanos sean eficazmente garantizados, incluso
antes y sin necesidad de que los y las habitantes acudan ante los
tribunales. Así, podemos aceptar la siguiente afirmación: “Como la
política y el arte del derecho tienen por objeto ciertas relaciones que
pertenecen al orden moral –son aspectos de la realidad moral-, los
principios q Wilhelm ue acabamos de recordar valen igualmente para
la moral, la política y el derecho” (Herbada, 2011, p. 175).

En conclusión, se puede afirmar que esta teoría tetradimensional del


derecho permite avizorar la mejor garantía de los derechos humanos,
debido a que agrega las actividades del poder público, previsibles y
debidamente respaldadas en presupuesto público, con la finalidad de
que los derechos humanos, alimentados por principios y valores,
trasciendan del discurso y se instalen en la realidad cotidiana. Es
evidente que esta concepción tetradimensional del derecho, como la
mejor garantía de los derechos humanos, debe de ir acompañada de
un tipo de Estado caracterizado por la solidaridad y el humanismo, y
un compromiso indeclinable con los más vulnerables. Así, “Los
derechos humanos, entendidos como derechos de todo ser humano
de todas las naciones, incluyendo los llamados “apátridas”, tienen su
raíz al mismo tiempo en el Estado constitucional de la actual etapa
evolutiva y en la “humanidad” universal” (Haberle, 2018, p. 174). De
este modo, todos los argumentos, hasta ahora sobre los derechos
humanos, tendrán un mejor derrotero desde las polis defendibles ticas
públicas del Estado constitucional, social y eminentemente humanista
que toda la sociedad debe construir.

7BIBLIOGRAFÍA

Ferrater Mora, José (1982), Diccionario de Filosofía, tomo I, España:


Alianza.

Follari, Roberto (2000), Epistemología y Sociedad, Argentina: Homo


Sapiens Ediciones.

Gadamer Hans, Georg (2003), Verdad y Método, tomo I, Salamanca,


España: Ediciones Sígueme.

Hegel, Georg Friefrich (1955), Lecciones sobre la historia de la Filosofía,


tomo I, México: Fondo de Cultura Económica.

Hessen, Juan (1973), Teoría del Conocimiento, España: Espasa Calpe.

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