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Presentado por: Camilo Alberto Avendaño Avila

Docente: Hector Julio Fierro Morales


Materia: Geología

Relación entre los polvos del Sahara, la selva Amazónica y el páramo de Chingaza.

Alrededor del 60% de las emisiones minerales naturales se generan en el desierto del
Sahara, este transporte impacta positivamente los ecosistemas alrededor del mundo, pues
este polvo contiene una gran cantidad de nutrientes para el suelo. En el caso de Colombia,
la cuenca amazónica se ve impactada a nivel productivo y fértil pues la carga de fósforo que
posee el polvo sahariano contribuye a los ciclos biogeoquímicos, específicamente en el
crecimiento de los árboles endémicos del Amazonas. (Méndez, 2018)

En febrero de 2015 se publicó un artículo que proporcionó la primera estimación satelital


multianual del tráfico total de polvo del Sahara hasta el Amazonas. En este, se afirma que el
análisis sobre el viaje transcontinental de polvo del Sahara cobra relevancia debido al
contenido de fósforo, un macronutriente esencial para el crecimiento vegetal del cual la
selva amazónica depende para mantener un balance adecuado. (Méndez, 2018) Un estudio
publicado en Geophysical Research Letters en el 2015 ofreció una mejor comprensión
sobre el fenómeno. Utilizando satélites de la NASA, se determinó que los vientos
transportan, en promedio, alrededor de 27 millones de toneladas de polvo desde el Sahara
hasta la cuenca del Amazonas cada año, detectando que este polvo contiene 22.000
toneladas de fósforo. (Yu, 2015)

En Sudamérica, especialmente en el bosque del Amazonas, el polvo del Sahara resulta


beneficioso ya que con la formación de unas nubes de aerosol que son una mezcla de
partículas firmes de agua y gas, y debido a su composición, generan fertilizantes o
nutrientes para plantas. Los elementos que integran el polvo del desierto son nutrientes que
se utilizan por las plantas, como el fósforo y el nitrógeno. (Rodríguez, 2020)

A la par con lo anterior, se ha registrado anualmente el transporte de polvo del Sahara a


través del océano Atlántico hacia el continente americano debido al flujo de vientos alisios,
lo cual afecta especialmente la cuenca del Amazonas y del Caribe. (Méndez, 2018) Estos
vientos alimentan con agua los ríos y grandes páramos de los que dependen millones de
personas, como el de Sumapaz y Chingaza, en Bogotá. La relación es tan estrecha que por
eso expertos aseguran que la deforestación de la Amazonia puede dejar sin suministro de
agua a una ciudad como Bogotá. Es por esto que el clima del páramo de Chingaza está
regulado por el régimen de lluvias. Para el caso de las lluvias orográficas en el páramo, la
humedad proveniente de la Amazonia representa alrededor del 60% del total de las lluvias
anuales. (Valenzuela, 2021)

En el gran Sistema Andino Suramericano, la cordillera Oriental colombiana pertenece al


Subsistema Andino-Atlántico, cuya característica más importante es la humedad que recibe
del Océano Atlántico, la Orinoquía y Amazonía, la cual es transportada y transformada en
precipitaciones orográficas. Es dentro de este subsistema, de vertientes húmedas, donde se
encuentra el Parque Nacional Natural Chingaza, el cual forma parte de las reservas más
importantes de la Provincia Andina. (Vargas, 2003) Cuando los vientos alisios del sureste
viajan hacia el norte y cruzan la cordillera oriental, chocan con las montañas del páramo de
Chingaza y se generan estas lluvias. Como en la cima de la montaña la temperatura es tan
baja, el vapor de agua se condensa, formando las nubes que generan grandes tormentas y
lluvias que son las que alimentan este páramo. (Valenzuela, 2021)

La temperatura y la humedad son controladas por la cobertura vegetal, y contribuyen en


forma significativa a la generación de lluvia. La evapotranspiración que viene de la selva
amazónica es responsable de más de la mitad de la lluvia que cae en la zona. Cerca de
1.350 a 1.570 mm de lluvia, que corresponden a 63-73% de la precipitación anual, se
evapora o transpira en la Amazonia. (Cepal y Patrimonio Natural, 2013).

Por eso, lo que ocurre en ese ecosistema selvático y biodiverso a más de 1.000 kilómetros
de Bogotá, se relaciona estrechamente con las lluvias que abastecen el páramo de
Chingaza, lugar que surte de agua a sus 10 millones de habitantes. (Betancur, 2017) Cada
árbol de la Amazonia, según el Instituto Nacional de Investigación Espacial del Brasil, puede
transpirar hasta mil litros de agua al día, lo cual significa que todo el bosque amazónico
transpira 20 mil millones de toneladas de agua diariamente. (Valenzuela, 2021)

Relacionando estos dos puntos estratégicos en el mundo, y analizando las repercusiones


en el tema del estado del páramo de Chingaza y su influencia en el abastecimiento de agua
en Bogotá, nos damos cuenta de que algo que no se encuentra en el pensamiento común
de los bogotanos como lo es el desierto del Sahara, afecta directamente algo que sí es
común y de vital importancia como lo es el recurso hídrico.

Bibliografía

● Betancur L. (2017) ¿Por qué a Bogotá le debe importar la selva amazónica?, El


tiempo. Bogotá, Colombia.
● Cepal y Patrimonio Natural. (2013). Amazonia posible y sostenible. Bogotá: Cepal y
Patrimonio Natural.
● Méndez J, Pinto L, Belalcázar L. (2018) Estudio de una intrusión de polvo sahariano
en la atmósfera de Colombia. Revista Ingenierías Universidad de Medellín, Vol. 17
Núm. 32, Medellín, Colombia.
● Rodríguez E. (2020) Conecta el polvo del Sahara con ecosistemas de América
Latina, Universidad Autónoma Nuevo León, México.
● Valenzuela S, (2021) LA DEFORESTACIÓN EN LA AMAZONIA Y LA ESCASEZ DE
AGUA, UNA CONEXIÓN POCO CONOCIDA. Bogotá, Colombia.
● Vargas O, Pedraza P. (2003) PARQUE NACIONAL NATURAL CHINGAZA,
Departamento de Biología, Universidad Nacional de Colombia.
● Yu, H., et al, (2015), The fertilizing role of African dust in the Amazon rainforest: A
first multiyear assessment based on data from Cloud-Aerosol Lidar and Infrared
Pathfinder Satellite Observations, Geophys.

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