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Cuando a través del tiempo vamos desarrollando la mente llega un punto en que
ya no tenemos suficiente con los conocimientos mundanos que hemos adquirido,
sino que buscamos algo más, algo que desconocemos y sin embargo, nos atrae
desde adentro aún sin saber por qué.
Esta inquietud nos impulsa a buscar este algo desconocido en las distintas
religiones y filosofías, en la ciencia, en las artes, en la educación... en algo que
podamos reconocer e identificarnos y dé un nuevo sentido a nuestra vida.
En esta etapa el Alma nos impulsa hacia adelante en el camino evolutivo a fin de
que rompamos los límites que nos hemos impuesto como personalidades.
Al paso del tiempo, toda experiencia proveniente del pasado de la cual hemos
aprendido muchas lecciones, debería ser trascendida. A partir de entonces es
cuando frente a nuestra percepción interna aparece una nueva realidad que ya
presentíamos, porque en esta larga búsqueda, aún sin darnos cuenta, la hemos
estado invocando. Este nuevo estado de consciencia, a su debido tiempo, nos
revela Quiénes somos en nuestra esencia, de dónde procedemos y cuál es el
destino humano.
Una vez hecho el recuento de nuestros valores podremos mirar de frente nuestra
propia consciencia y escoger las semillas de más calidad que han crecido en
nuestro interior y a partir de aquí empezar a sembrar.
No nos detengamos aunque la vida nos ponga dificultades, (que siempre las hay)
la realidad que hemos conquistado a costa de duro esfuerzo nos da la fortaleza
necesaria para no decaer. Ahora somos conscientes y habiéndonos convertido en
“Sembradores”, tenemos el deber de sembrar en tierra fértil, allí donde las almas
anhelantes están esperando acoger las semillas con el corazón abierto.
Pero a medida que asciende cuesta arriba la dificultad es más grande, la fatiga lo
detiene, no puede respirar bien y le es imposible seguir adelante. Aunque si quiere
llegar a la cumbre, no tendrá otro remedio que irse aligerando de su carga, hasta
quedarse únicamente con lo esencial e imprescindible, y si es mucha la dificultad,
(que lo será), tendrá que abandonar la mochila y todas sus pertinencias. Entonces
se habrá aligerado totalmente de su carga, se sentirá libre y la ascensión
culminará felizmente.
Toda encarnación requiere renuncias, desde las más personales hasta las más
superiores que podamos imaginar; la renuncia a los conocimientos espirituales y al
Maestro son las pruebas más duras y difíciles de pasar e incluso la renuncia a la
propia individualidad, cuando recibe la 4ª Iniciación y se libera totalmente de su
consciencia humana para entrar en el quinto reino. Imaginad lo que significa para
el gran iniciado tener que desprenderse totalmente de todo cuanto ha adquirido
desde el principio de su evolución con duro esfuerzo, para poder llegar a este
estado en que los planos de la materia ahora tan sólo son una ilusión, un sueño
del cual ha despertado.
Visto desde la perspectiva actual en que formamos parte del reino humano, puede
incluso darnos miedo dejar de ser quienes somos.
Hay que romper los límites que nos confinan en la inercia del pasado y entrar en la
corriente de la nueva era, libres del peso que tanto nos condiciona, y abiertos a las
nuevas Leyes internas que empiezan a regir mundialmente. Cuando nos
adaptemos a ellas, se cumplirá la Promesa que nos ha de conducir a la
Fraternidad mundial.
Siempre me ha gustado la frase "solo hay que reconocer el siguiente paso a dar"
porque muy a menudo el exceso de información/ posibilidades/
deseos/aspiraciones/apegos/mente …, nos confunden, y no nos permiten ver algo
tan sencillo como el presente más inmediato, aunque sólo sea el salir a la calle a
comprar algo que necesitamos y por el camino saludar a un vecino, ver una flor o
sentir la brisa de un atardecer.
Un abraçada
Respuesta
La simplificación de la propia vida es la clave.
Sabemos que los conocimientos pueden llegar a saturarnos volviendo cada vez
más compleja nuestra mente. Con esto no quiero decir que el conocimiento no sea
necesario, pero todo tiene sus límites que sin duda deberíamos saber reconocer.
Frente a este dilema nos damos cuenta que el camino de la derecha conduce a
una alta montaña que se debe escalar hasta llegar a la cumbre. Aunque queramos
ascender no podremos cargar con todo el peso adquirido por nuestro pasado,
porque nada más empezar ya nos habremos rendido. Sin embargo, si no
queremos quedarnos rezagados deberíamos perder el miedo y aventurarnos por
caminos no trillados todavía
Tan sólo hay que reconocer el siguiente paso a dar, como bien dices tú... pero
para dar este paso tendremos que ser intrépidos a fin de poder afrontar lo
desconocido, acostumbrados como estamos a las seguridades, pues el camino
espiritual está lleno de misterios que tan sólo lo desvelaremos cuando hayamos
dado el primer paso.
.
Una abraçada!