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RECUERDO DE V ANIVERSARIO - 01 octubre de 2013

XAVIER DL - Grupo Renacimiento - Managua, Nicaragua

REFLEXIONES Y RECOPILACIONES
DEDICATORIA

A Jesucristo, mi Poder Superior.

Al amor de mi Padre y demás familiares, quienes lamentablemente no pudieron


inducir mi cambio, solo le acompañan y espero, disfruten.

Al alcohólico y al drogadicto que sufre sin saber que existe una solución.

i
DE LA EXPERIENCIA

“...Aferrate a la idea de que, en manos de Dios, tu negro pasado es la más grande


posesión que tienes, la llave de la vida y felicidad para otros.”
ANÓNIMO

ii
DEL SERVICIO

“......Entonces se descubrió que cuando un alcohólico había sembrado en la mente de


otro, la idea de la verdadera naturaleza de su enfermedad, esta persona nunca
podría volver a ser la misma....”
DEL LIBRO DOCE PASOS Y DOCE TRADICIONES PÁGINA 21

iii
AGRADECIMIENTO

El primer regalo -que marcó el inicio de mi rehabilitación- lo recibí del mensaje y


sugerencia de Francisco L., aunque breve, éste prácticamente realizó una
radiografía descriptiva de toda mi vida, la pasada y la de entonces, de mis temores,
fantasías y dolor. Me asombró abruptamente, incluso me sentí hasta investigado.
Después me di cuenta de su secreto: todos los adictos éramos siempre iguales en
nuestra negación, minimización, justificación, racionalización, y otros tantos
mecanismos de defensa que sobre nosotros utiliza la enfermedad mortal.
Lo que más le agradezco es su adelanto a que el control de ésta sería únicamente por
la ruta espiritual, la de la honestidad conmigo mismo y con Dios.

Inagotables, constantes y pacientes, Fernando R., Álvaro J., y Manolo C., me


regalaron la probidad que el servicio inmunizaba al incorporarlo como manera de
vida, a sabiendas que el único pago sería la ingratitud. También de ellos admiré la
capacidad y premonición sobre el mundo oscuro de la adicción, aún en contraste con
el aura de santidad que les rodea ante mis ojos.

A varios les agradezco en un anonimato obligado: No recuerdo ni sus caras ni


nombres, que vinieron como instrumentos al socorro, durante 23 ingresos a Centros
de Rehabilitación, incluyendo dos años en un sanatorio mental, sobresalen, si, la
Dra. Estela S., Roberto R., Miguel L. y Silvio M.

Hoy, en recuperación, son muchos los compañeros que hacen la labor de


apadrinamiento que nutre la simbiosis de búsqueda de la supervivencia y el auto
mantenimiento, entre otros, Oscar P., Antonio S., Jorge B., William T. y Norman V.
han combinado sus tesoros para ofrecérmelos en seguimiento, atención, cuidado y Amor.

Enviados, todos y cada uno, por Jesús, El Señor, quien me eligió para salvación.

iv
DE LA PERTENENCIA

A cada uno de los miembros del Grupo Renacimiento en Managua y a otros


compañeros que nos visitan y reciben, en la práctica de nuestra primera tradición,
donde lo más importante es buscar cómo mantener la unidad de la Comunidad de
Alcohólicos Anónimos, como un todo.

v
PRESENTACIÓN

Más de la mitad de mi vida viví en la oscuridad de no saber -primero- y no querer


reconocer -después- que padecía de una enfermedad rastrera, progresiva y mortal: La
Adicción. Todas los estímulos emocionales que mal interpreté y a los que por conse-
cuencia, mal reaccioné, tenían como causa esta miopía cerebral de origen primario de
manifestación obsesivo-compulsivo y a pesar de las consecuencias.

Esta distorsión, durante mi niñez y pubertad, fue internalizada con sentimientos


de culpabilidad ante la existencia de otros adictos en mi hogar, que actuaron como ele-
mentos contagiantes-multiplicantes de la misma enfermedad dentro de toda la estruc-
tura familiar. Una familia en cuarentena. Me sentía culpable pues no pude conocer el
origen ni de sus males ni el de los míos, tampoco contribuir a eliminarlos.

Se desarrolló en mí la enfermedad entonces, con la faceta de codependencia, una


variedad hacia las personas. Por un lado creí ser el nodo de unidad de mi familia, por
otro, vi a cada uno alejarse diametralmente de mis capacidades, sin poder escoger a
uno porque esa decisión iba en detrimento del otro.

Esa impotencia me obligó al monólogo de la angustia y la vergüenza, a veces diá-


logo o conversación, pero con los 3 amigos imaginarios que me acompañaron durante
varios años. Hay hasta un chiste que dice que desde niño alguien era tan incomprendi-
do que solo tenía un amigo....y éste era imaginario. Me permitieron mis amigos estar,
a pesar de todo, solvente en mi ecuación solución, aquella que sumaba y retaba varia-
bles, pero con un total siempre a mi favor.

No tenía casi amiguitos de mi generación. Habrá que reconocer que por la cali-
dad de estímulo intelectual recibido de mi padre y de la diferencia de edad de mis her-
manos mayores (10,9 y 7 años) que me acompañaron en la fase crucial de mi desarro-
llo de individuo, se me dificultaba recibir con atracción el estímulo de mis pares en el
colegio y otros niños de mi misma edad. Los miraba como inferiores, quizá también co-
mo mecanismo de defensa al sentirme avergonzado de no tener o la estabilidad de sus
hogares o la simpleza de su manera de entenderlos.

vi
Cualquier forma de depresión se enmascaraba rápidamente en alegría, estaba ale-
gre a pesar de la ecuación. Mi ansiedad encontró a partir de esa etapa, un escape en la
hiperactividad, muchas veces creativa, otras imaginativa y otras más ilusa.

A esas alturas (7-9 años) tenía mis conceptos de Dios y de Jesús (me identificaba
con lo maltratado y abusado de éste último, sin racionalizarlo) y más bien lo confundía
como otro sufrido, cercano, que quizá había soportado partes peores que las de mis fa-
miliares y yo. A Jesús le tenía más pesar y solidaridad que respeto.

Jamás me imaginé que su vigencia y grandiosidad pudieran tener la única potes-


tad de transformar no sólo otras vidas, sino la mía, algún día, como al inicio de mi re-
cuperación sucedió, y a partir de entonces sucede con iteración periódica cotidiana.

En resumen, vengo con las condiciones cerebrales de un adicto desde que nací, la
proliferación de mi enfermedad fue en el entorno inmediato de mi familia y con ello el
desarrollo de los mecanismos de defensa que caracterizan a este mal para disfrazarlo y
ocultarlo: racionalización, victimización, grandiosidad, futurización e intelectualiza-
ción, los adecuados para mi mal, dede entonces jamás volví a vivir en el presente.

Este mimetismo perverso, se encargó de pasmar muchísimas virtudes morales,


sociales, académicas y sobretodo humanas en mí -repito- aún teniendo la ecuación en
balance positivo para mí. Me desarrollé, pero con deformidades inadvertidas. Curiosa-
mente me gustaba el estudio bíblico a nivel de catecismo, y nunca percibí las prome-
sas grandiosas del futuro que en ella aparecen, que se hubieran adecuado a mis “fa-
cultades” que los mecanismos de la enfermedad potenciaban muy bien.

Conozco de terapias y tratamientos desde entonces y nunca respondí a una pre-


gunta sino con otra, mi capacidad evasiva invertía la intención del tutor, investigador
o candidato a salvador. Cualquiera que iniciara una conversación conmigo con el obje-
tivo de conocerme y apoyarme ante la situación familiar que él veía desde su óptica, yo
me encargaba de demostrarle mi madurez e inteligencia y cuán superado tenía ese pro-
blema que esta persona traía como hipótesis en la conversación. Aprendí a defender-
me con unos recursos que no eran míos, sino propios de mi enfermedad.

Lo raro es -repitiendo para recalcar- que infeliz nunca fue el balance final de mi
ecuación.

vii
Creo que estaba empezando a familiarizarme con esta capacidad de no revelar
mis interioridades. Aunque quizá no había tanta sorpresa en mis interlocutores ante
mis defensivas. A lo mejor hubo muchos que haciendo gala de la piedad que les motiva-
ba apoyarme, permitían que me fuera con ese sentimiento de victoria al no revelar na-
da de mí ni de mi situación emocional.

Es más, ahora haciendo un ejercicio de honestidad, puedo llegar a reconocer que


es muy probable que por la atrofia que provocaba la auto censura, ni yo mismo sabía
identificar cuáles eran mis emociones y de qué categoría eran: evasivas, constructivas,
destructivas, peligrosas, urgentes, etc.

La distorsión de esta incapacidad, se convertía cada vez en un circulo vicioso más


ancho y más profundo. Llegué a incorporar solo los conceptos negativos de mis “cuali-
dades”. Llegué incluso a considerar que el juego de ideas en mi mente obedecía más a
un problema moral que a una deficiencia mental a través del mal ejercicio para desa-
rrollo emocional. Un niño con problemas morales.....vaya juicio de autocondena.
A partir de ahí me trunqué emocionalmente: Inmadurez Emocional por defecto.

Jamás podría decir, sin embargo, que independientemente de la capacidad y difi-


cultad parcial de cada uno de los integrantes de mi hogar, siempre obtuve la máxima
magnitud de amor posible de todos y cada uno de los miembros de mi familia, donde
por una cuestión de programación en lo jerárquico, percibí y valoré siempre mejor al
que venía de mi padre. Siempre le he bien ponderado a él, a pesar de toda mi mal cali-
bración general y a que utilizaba un distinto lector para cada miembro.

Las nuevas informaciones emocionales seguían pues, siendo malinterpretadas,


minimizadas algunas, sobredimensionadas otras, por supuesto que mis respuestas a
esos estímulos eran desproporcionadas. Así me creí la mentira que de ese modo era yo
y que esas características formaban parte de mi autenticidad. El secuestro mental era
ya un hecho. El síndrome de Helsinki empezaba también a identificarse en mí.

Cambié de país como lugar de residencia. En un intento de cambio de vida y cam-


bio de rumbo, seducido por las ventajas comparativas que mi formación en los otros
países me había proporcionado respecto a éste último, y con el estímulo de desarrollar
una estructura basada en la revolución, mostré destellos de liderazgo, conciencia so-
cial y servicio.

viii
Todos estos talentos se desvanecieron ante el fantasma de la baja autoestima,
que como mentira, se había cimentado en lo más profundo de mi arraigo. Con poco o
con nada empezó paulatinamente mi vida a hacerse inatractiva para mí. Por no haber-
me entrenado en lo emocional, no sabía qué pasaba en mí y trataba siempre de encon-
trar responsables externos como culpables. La conciencia del castigo, la culpabilidad y
la condena volvieron a ser mis calibradores de justicia.

Al cumplir la mayoría de edad me autoricé a fumar marihuana. Empecé a abusar


de ella. A racionalizar mi consumo, a ligar todas las culturas ancestrales con el uso de
la marihuana para acceder a estados astrales y viajes espirituales. Comenzaba la locu-
ra a aparecer. Seguí con la cocaína y el abuso del alcohol, la despersonalización en caí-
da libre. A partir del contacto con la sustancia mi vida se comportó como toda la de un
adicto activo, con las mismas facetas, con los mismos engaños y las mismas consecuen-
cias. Las pérdidas (algunas aún irreparables) me empezaron a empujar al crack y de
ahí a la condena de muerte que hoy encuentra en mi programa de recuperación, de la
mano de Jesús, un indulto diario.

Soy un alcohólico y drogadicto por naturaleza, liberado en el nombre de Jesús,


de tan mórbida y fatal obsesión por el consumo de sustancias. Me cuido y sirvo y como
parte de este oficio necesario, obligado, para inmunizarme, comparto estas reflexiones
y recopilaciones contigo.

Esta es una contribución a la inmensa comunidad de alcohólicos anónimos, a la


que mi relación personal con Jesucristo me permite servirle mejor, cada día y con
amor, como miembro. Dios bendiga este movimiento de su misericordia, gracia y po-
der para el enfermo terminal y más aún para aquel que desconoce de su situación y de
la oportunidad de control.

Alcohólicos Anónimos no es la Panacea, pero a mí me ayuda como Programa dia-


rio de mejora y crecimiento espiritual, le complemento con el servicio a Jesucristo, mi
Poder Superior, declarándolo vivo, vigente, misericordioso y milagroso, delante de mi
vida. Le sirvo como agradecimiento, también por resultar de éste una vacuna inmuno-
lógica, también periódica, elemental, básica, necesariamente extraordinaria.

Esta pequeña contribución está dedicada principalmente a Él.


Xavier DL

ix
COMPRENDIENDO
MI PROBLEMA
REFLEXIONES COMPARTIDAS DE A.A. POR LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD

Hay diversas y muy distintas interpretaciones del alcoholismo. La explicación


que parece más sensata a la mayoría de los miembros de A.A. es que el alcoholismo es
una enfermedad, una enfermedad progresiva que no puede curarse pero que, al igual
que muchas otras enfermedades, puede contenerse. Yendo aún más allá, muchos de
los A.A. opinan que esa enfermedad es la combinación de una alergia física al alcohol y
una obsesión por la bebida, sin tener en cuenta sus consecuencias, y que es imposible
contenerla con sólo la fuerza de voluntad.

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Hace mucho que el alcoholismo era considerado como problema moral. Hoy en
día muchos lo consideran primordialmente como un problema de salud. Para el mis-
mo bebedor problema el alcoholismo seguirá siendo siempre un asunto intensamente
personal. El alcohólico que se dirige a A.A., a menudo hace preguntas que se refieren a
su propio caso, a sus temores y a sus experiencias de mejorar su vida.

El alcohólico es un individuo que padece de una enfermedad para la cual no se


conoce curación alguna — es decir, ninguna curación que les haga posible beber con
moderación por un largo período de tiempo, como puede una persona no alcohólica.
Debido a que es una enfermedad —una compulsión física más una obsesión mental
por la bebida— el alcohólico tiene que aprender a mantenerse completamente alejado
del alcohol para poder llevar una vida normal. Fundamentalmente, el alcoholismo es
un problema de salud —una enfermedad física y emocional— más que una cuestión
de insuficiente fuerza de voluntad, o debilidad moral.

De la misma forma que sería insensato culpar a la víctima de diabetes de caer en-
fermo por una falta de fuerza de voluntad, también lo sería echar la culpa al al-
cohólico por su enfermedad, o considerar su forma de beber como un vicio. El alcoho-
lismo sigue diversos caminos. Algunos miembros de A.A. bebieron descontroladamen-
te desde su primera copa. Otros fueron lentamente progresando hacia el beber desen-
frenado. Algunos beben todos los días. Otros pueden abstenerse durante largos perío-
dos, para después lanzarse precipitadamente a una juerga desenfrenada. Estos últi-
mos se conocen como bebedores "periódicos".

Algo que todos los alcohólicos parecen tener en común es que, con el tiempo, su
manera de beber empeora. No existe ninguna evidencia segura de que una persona
que bebía alcohólicamente haya podido volver al moderado beber social por mucho
tiempo. No se puede ser "un poco alcohólico". Ya que la enfermedad progresa por eta-
pas, algunos alcohólicos manifiestan síntomas extremos más que otros. No
obstante, una vez que cruzan la frontera del alcoholismo, los bebedores problema no
pueden volver atrás.

Muy frecuentemente, un componente de la enfermedad es la creencia por parte


del alcohólico de que es necesario beber para hacer frente a la vida. En la mente confu-
sa del alcohólico, la necesidad de beber puede parecerle una cuestión literalmente de
vida o muerte.

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2

ADICCIÓN
ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD

Una adicción es una enfermedad física y psicoemocional, según la Organización


Mundial de la Salud. En el sentido tradicional es una dependencia hacia una sustan-
cia, actividad o relación emocional (codependencia). Está representada por los deseos
que consumen los pensamientos y comportamientos (síndrome de abstinencia) del
adicto, y éstos actúan en aquellas actividades diseñadas para conseguir la sensación o
efecto deseado y/o para comprometerse en la actividad deseada (comportamientos
adictivos).

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A diferencia de los simples hábitos o influencias consumistas, las adicciones son
"dependencias" que traen consigo graves consecuencias en la vida real que deterioran,
afectan negativamente, y destruyen relaciones, salud (física y mental), además de la ca-
pacidad de funcionar de manera efectiva.

En la actualidad se acepta como adicción, cualquier actividad que el individuo no


sea capaz de controlar, que lo lleve a conductas compulsivas y perjudique su calidad
de vida, como por ejemplo puede existir, adicción al sexo, al juego (ludopatía), a la por-
nografía, a la televisión, a las nuevas tecnologías (tecnofilia),comidas rápidas, etc.

En el mismo plano de las adicciones, se encuentra el alcoholismo, farmacodepen-


dencia y adicción a las sustancias psicoactivas, que es un estado psicofísiológico causa-
do por la interacción de un organismo vivo con un fármaco o sustancia, caracterizado
por la modificación del comportamiento, a causa de un impulso irreprimible por con-
sumir una droga o sustancia, no obstante esta es la definición puramente bioquímica.
Es un problema de salud causado por el uso frecuente de sustancias adictivas. Es la de-
pendencia física a alguna sustancia química, por suministración de cualquier vía.

Puede hundir a las personas en una profunda soledad e incluso a la violencia.

Es imposible determinar o hacer referencia a una causa en particular en relación


a la drogadicción. Si bien puede haber similitudes entre un adicto y otro al momento
de su vinculación con las drogas, no hay factores en común a todos. Los factores va-
rían dependiendo la persona, la historia de vida y el contexto.

Las causas que llevan a una persona a la necesidad constante de consumo de una
droga tienen raíces en diferentes planos de su vida (personales, familiares, sociales, la-
borales u otros). Es habitual que una persona con adicción presente, en etapas de trata-
miento de rehabilitación, aspectos de fondo que se pueden considerar como los causan-
tes, aspectos que pueden tomarse como una consecuencia de la adicción.

Sea cual sea la dependencia de un adicto, sea cual sea el tipo de sustancia que
consume, existen tratamientos de recuperación. Estos deben ser acompañados por su-
pervisión médica y tratamiento, buscando encontrar los mencionados puntos profun-
dos, aquellos factores que motivaron el consumo y su dependencia. En la mayoría de
las ocasiones, la sustancia no es la raíz del problema, sino una grave consecuencia.

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Para diferenciar, qué es Vicio?

Un vicio es todo aquel hábito o práctica que se considera


inmoral, depravado o degradante en una sociedad. Con me-
1 Costumbre o uso nos frecuencia, la palabra puede referirse también a una falta,
que se considera ma-
a un defecto, a una enfermedad o tan sólo a un mal hábito. Al-
lo, sobretodo desde el
punto de vista moral. gunos sinónimos de este término son: falta, depravación, exce-
so, mala costumbre, afición, desviación.

2 Gusto excesivo El vicio es el antónimo (el opuesto) de la virtud.


por una cosa, gene-
ralmente mala.. La palabra proviene del latín vitium, que significa «falla
o defecto» aunque el significado social que se le ha dado a la
palabra se ha ido ampliando para incluir muchas otras acep-
3 Cosa que gusta de
ciones.
modo excesivo.

Su equivalente en inglés, vice, también se utiliza como


4 Cosa incorrecta: término jurídico genérico que abarca muchos tipos de actos
el contrato tiene vi- criminales: la prostitución, las apuestas, la lujuria, el libertina-
cios de forma y no je y la obscenidad. El que estas conductas se consideren vicios
podemos aceptarlo. y otras no tiene mucho que ver con consideraciones morales.

El término vicio también se aplica, en sentido popular, a


5 Torcedura, desvia-
diversas actividades consideradas inmorales por algunos; una
ción o postura defec-
tuosa que toma una
lista de éstas puede incluir el consumo de bebidas alcohólicas
cosa. (incluso aunque no se trate de alcoholismo) y de otras sustan-
cias recreativas (incluso aunque no se trate de una adicción),
las apuestas, el consumo de tabaco (incluso aunque no se tra-
6 Exceso de mimo te de los niveles de consumo que definen el tabaquismo, es de-
en la educación de cir, la adicción al tabaco), la imprudencia, la burla, la broma,
un niño. la mentira (incluso aunque se trate de mentiras muy leves o
mentiras piadosas), el egoísmo, etc.

7 Frondosidad exce-
siva de las plantas,
Algunas conductas o actitudes que se oponen a lo social-
perjudicial para los mente establecido (a lo considerado virtuoso por una cultura)
frutos. también pueden considerarse vicios.

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ADICCIÓN A LA MARIHUANA
ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD

La marihuana es una sustancia psicoactiva obtenida del cannabis sativa, un ar-


busto silvestre que crece en zonas templadas y tropicales, pudiendo llegar una altura
de seis metros, extrayéndose de su resina el hachís, y de sus hojas la marihuana. Se
consume preferentemente fumada, aunque pueden realizarse infusiones, con efectos
distintos. Su componente psicoactivo más relevante es el delta-9-tetrahidrocannabinol
(delta-9-THC), conteniendo la planta más de sesenta componentes relacionados. Un
cigarrillo de marihuana puede contener 150 mg. de THC, y llegar hasta el doble si con-
tiene aceite de hachís, lo cual según algunos autores puede llevar al síndrome de absti-
nencia si se consume entre 10 y 20 días. La tolerancia está acreditada, siendo cruzada
cuando se consume conjuntamente con opiáceos y alcohol. Respecto a la dependencia,
se considera primordialmente psíquica.

Los síntomas característicos de la intoxicación son: ansiedad, irritabilidad, tem-


blores, insomnios, muy similares a los de las benzodiacepinas. Las modalidades de ma-
rihuana disponibles a los jóvenes son más potentes que las que existían en los '60.

Ello se debe a que los laboratorios clandestinos de los traficantes han conseguido
realizar cambios a nivel genético en el cannabis mediante sofisticado métodos de bio-
tecnología, resultando en una mayor concentración de THC. La potencia de la droga se
mide de acuerdo a la cantidad promedio de THC que se encuentra en las muestras de
marihuana que confiscan las agencias policíacas. La marihuana común contiene un
promedio de 3,5 % de THC. El hachís (resina gomosa de las flores de las plantas hem-
bras) puede tener hasta 28 % de THC. El aceite de hachís, un líquido resinoso y espeso
que se destila del hachís, tiene un promedio de 16 % de THC, pero puede llegar a tener
hasta 43 %. Los científicos han descubierto que las sensaciones positivas o negativas
experimentadas por un individuo después de fumar marihuana, están directamente re-
lacionadas con la genética.

Un estudio reciente mostró que los gemelos idénticos tienen mayor probabilidad
de reportar respuestas similares al uso de marihuana que gemelos no idénticos, indi-
cando así una base genética para sus sensaciones.

xv
Los gemelos idénticos tienen los mismos genes y los gemelos fraternos compar-
ten más o menos la mitad de sus genes. Factores ambientales tales como la disponibili-
dad de la marihuana, las expectativas sobre su efecto, la influencia de amistades y con-
tactos sociales y otros factores que serían diferentes hasta para los gemelos idénticos
han demostrado tener un efecto importante. Sin embargo, también se descubrió que el
ambiente familiar de los gemelos no tiene ninguna influencia detectable sobre los efec-
tos de la marihuana antes de los 18 años de edad.

Actualmente se investigan los usos médicos de la marihuana para diversas enfer-


medades, lo que ha generado, de nuevo, cierta polémica. Sus defensores afirman que
es eficaz frente a las náuseas producidas por tratamientos de quimioterapia o de trata-
miento contra el sida, su efecto estimulante del apetito ayuda a combatir la inapeten-
cia, así como la anorexia. Este efecto es aprovechado, por ejemplo, en los enfermos de
quimioterapia, a los que les retira los vómitos y devuelve el apetito.También puede
ayudar a reducir la presión ocular asociados a glaucoma.

Hay estudios que han demostrado que puede ayudar a reducir el miedo y los tem-
blores de la esclerosis múltiple.

xvi
Otras visiones más restrictivas afirman que actualmente existen tratamientos y
medicaciones, siempre legales, para las afecciones más eficientes que los que se pue-
dan lograr con marihuana, si bien los críticos argumentan que esa mayor eficiencia no
ha sido probada ni contrastada por la comunidad científica. El principio activo del ha-
chís se ha mostrado capaz de acabar con las células cancerígenas, de matarlas, y al mis-
mo tiempo mantener vivas las que están sanas.

Cuando usted es químicamente dependiente de la marihuana esto significa que


usted siente antojos y que tiene que usar más y más para obtener el mismo efecto. Pue-
de tener síntomas de abstinencia cuando deja de usarla tales como sentimientos de de-
presión, dificultad para dormir o náusea. Puesto que la marihuana es mucho más fuer-
te ahora que lo que solía ser, las personas tienen una probabilidad mayor de abusar de
ella y de hacerse dependiente de ella en comparación con la probabilidad que tenían
antes.

Muchas personas usan drogas legales tales como el alcohol y los cigarrillos antes
de comenzar a usar marihuana. Frecuentemente es la primer droga ilegal que una per-
sona probará. Algunas veces el uso de la marihuana conduce al uso de otras drogas ile-
gales. Los siguientes son algunos de los efectos secundarios comunes producidos por
el uso de marihuana:

1. Dificultad para recordar cosas


2. Le toma más tiempo para reaccionar
3. Dificultad para concentrarse
4. Somnolencia
5. Ansiedad
6. Estar paranoico, es decir sentir pensar que las personas "están en su contra".
7. Percepción alterada del tiempo
8. Ojos rojos y congestionados

El usar marihuana por un largo tiempo hace que algunas personas pierdan el in-
terés en el colegio, trabajo, en las relaciones y otras actividades. Además puede ocasio-
nar problemas con la ley. Usar marihuana puede ser especialmente peligroso en cier-
tas situaciones tales como cuando usted está manejando pues el tiempo que le toma pa-
ra reaccionar es mayor. Esto puede hacer que a usted le sea más difícil reaccionar a
una situación peligrosa; y esto podría ser la causa de un accidente.

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Los siguientes son algunos de los efectos físicos comunes producidos por el uso
de marihuana.

1. Tremores, es decir tembladera


2. Sentir náuseas
3. Dolor de cabeza
4. Menor coordinación
5. Problemas de respiración
6. Aumento del apetito
7. Disminución del flujo de sangre al cerebro.
8. Cambios en los órganos reproductores

Como el tabaco, la marihuana contiene muchas substancias químicas que pue-


den lesionar los pulmones y causar cáncer. Un cigarrillo de marihuana puede ocasio-
nar más daño a los pulmones que muchos cigarrillos de tabaco puesto que la marihua-
na contiene más alquitrán y usualmente se fuma sin filtros. En principio, es una droga
psicoactiva, o alteradora de la consciencia. Físicamente, sus efectos son moderados. El
primer punto de acción de la marihuana es el cerebro, particularmente los centros ce-
rebrales superiores que afectan a la consciencia.
Los receptores de la marihuana están concentrados especialmente en el hipocam-
po, el cual afecta a las funciones superiores de los sentimientos, memoria y acción. Al
actuar sobre estos sistemas cerebrales superiores, la marihuana produce algunos de
sus beneficios medicinales, actuando sobre la percepción del dolor, humor, hambre y
control muscular.Los consumidores de marihuana informan habitualmente de sensa-
ciones placenteras; de ahí sus usos lúdicos. Hay también personas a las que no les re-
sulta agradable.

El THC es soluble en grasa (liposoluble), por lo que la eliminación del organismo


es mucho más lenta que los componentes solubles en agua (como el alcohol). Estudios
realizados por el Dr. Gabriel G. Nahas en ratas mostraron que el THC podía demorar
hasta 8 días en salir del organismo, si bien los efectos fuertes sólo duran unas pocas
horas. Además, al ser liposoluble, el THC suele depositarse en zonas ricas en grasa, co-
mo el cerebro, el hígado y las gónadas.

Algunos estudios indican que un largo consumo de éste componente pueden oca-
sionar problemas en dichas zonas (como impotencia, pérdida de memoria, etc).

xviii
Si bien hay opiniones contrarias sobre el tema. En la práctica, sus efectos varían
según cada individuo y según las circunstancias, dependiendo del temperamento del
individuo, su fisiología, humor y el famoso set and setting (escenario y colocación) defi-
nido por el Dr. Timothy Leary: el estado mental inicial del consumidor y el entorno en
el cual se "coloca".

Los siguientes son algunas de las impresiones más comúnmente descritas según
los propios consumidores:

1. Descenso del umbral mínimo de percepción de los estímulos sensoriales, es-


pecialmente los táctiles, gustativos y sonoros; gran interés por la comida y música.
2. Un torrente libre de ideas en una sucesión rápida, suelta, como en sueños;
alucinaciones moderadas con una "doble consciencia" de que algunas semejanzas
o conexiones no son percepciones reales.
3. Interrupción de la concentración y de la memoria a corto plazo.
4. Una sensación de estar flotando, mareado o con vértigo, y/o una sensación
de pesadez en el tronco y las extremidades.
5. Hiperactividad, impaciencia, hilaridad y locuacidad durante una o dos horas,
seguida por somnolencia y/o apatía de dos a seis horas después.
6. La "dilatación temporal" subjetiva, una tendencia a sobrestimar el tiempo
transcurrido.
7. Deterioro del entendimiento y la coordinación, especialmente cuando se eje-
cutan tareas complejas; confusión, dificultad para expresar el pensamiento por me-
dio de palabras, problemas de vocalización.

Los investigadores han encontrado que el THC cambia la manera como la infor-
mación sensora llega y es procesada por el hipocampo. El hipocampo es un componen-
te del sistema límbico del cerebro que es crucial para la memoria del aprendizaje, y la
integración de experiencias sensoriales con emociones y motivaciones. Las investiga-
ciones han demostrado que las neuronas del sistema de procesamiento de informa-
ción del hipocampo y la actividad en las fibras nerviosas son reprimidas por el TCH.

También, los investigadores han encontrado un deterioro de los patrones de con-


ducta aprendidos, también dependientes del hipocampo. Recientes investigaciones in-
dican que el uso prolongado de la marihuana produce cambios en el cerebro similares
a los vistos después del largo uso de otras drogas que son frecuentemente abusadas.

xix
La persona que fuma marihuana frecuentemente puede tener los mismos proble-
mas respiratorios de los fumadores de tabaco. Estas personas pueden tener tos y flema
a diario, síntomas de bronquitis crónica, y mayor frecuencia de catarros. El uso conti-
nuo de la marihuana puede llevar al funcionamiento anormal del tejido pulmonar, de-
bido a su destrucción o trauma.

Resultados recientes indican que la práctica de fumar marihuana e inyectarse co-


caína al mismo tiempo puede causar un marcado aumento de la frecuencia cardíaca y
la tensión arterial. En un estudio, se dio marihuana sola, cocaína sola y luego una com-
binación de ambas a usuarios frecuentes de estas dos drogas. Cada droga sola produjo
efectos cardiovasculares; al combinarlas, esos efectos se intensificaron y duraron más.
La frecuencia cardíaca de los sujetos del estudio aumentó 29 latidos por minuto con
marihuana sola y 32 latidos por minuto con cocaína sola. Al administrarlas juntas, la
frecuencia cardíaca aumentó en 49 latidos por minuto, y ese aumento persistió por
más tiempo. Las drogas se administraron a los sujetos mientras estaban en reposo.

En condiciones normales, una persona puede fumar marihuana e inyectarse co-


caína y luego hacer algo causante de estrés físico lo cual puede aumentar mucho el ries-
go de sobrecarga del sistema cardiovascular.

Un estudio en estudiantes universitarios mostró que ciertas habilidades críticas


relacionadas con la atención, la memoria y el aprendizaje están alteradas en aquellas
personas que usan marihuana con mucha frecuencia, aún después de descontinuar su
uso por 24 horas. Los investigadores compararon 65 "usuarios frecuentes" que habían
fumado marihuana con una frecuencia media de 29 en los últimos 30 días, y 64 "usua-
rios menos frecuentes" quienes habían fumado con una frecuencia media de 1 en los
últimos 30 días. Después de una abstinencia de 24 horas, estrictamente controlada, a
la marihuana y otras drogas ilícitas y al alcohol, los estudiantes recibieron pruebas es-
tandarizadas para medir aspectos de la atención, memoria y aprendizaje.

Comparados con los usuarios poco frecuentes, los usuarios frecuentes de mari-
huana cometieron más errores y tuvieron mayor dificultad para mantener la atención,
cambiar la atención en respuesta a las demandas del ambiente, y registrar, procesar y
utilizar información. Los resultados sugieren que el mayor impedimento por parte de
los usuarios frecuentes está probablemente asociado con una alteración de la actividad
cerebral producida por la marihuana.

xx
Estudios longitudinales sobre el consumo de marihuana por parte de jóvenes por
debajo de la edad universitaria indican que los usuarios tienen menor rendimiento
que los no usuarios, mayor aceptación de comportamientos anormales, mayor compor-
tamiento delincuente y agresión, mayor rebeldía, relaciones más dificultosas con sus
padres y mayores asociaciones con amigos delincuentes y que consumen drogas. Las
investigaciones también muestran mayor propensión al enojo y comportamiento regre-
sivo (chuparse el dedo y episodios de "rabietas") en los infantes cuyos padres consu-
men marihuana que entre los infantes de padres no usuarios.

Cualquier sustancia que se abuse puede afectar la salud de la madre durante el


embarazo y este es un período en el que ella debe cuidarse con especial atención. El
abuso de sustancias puede interferir con una nutrición y descanso adecuados, lo cual
puede afectar el buen funcionamiento del sistema inmunológico. Algunos estudios
han encontrado que los bebés de madres que usaron marihuana durante el embarazo
tienden a ser más pequeños que los de las embarazadas que no utilizaron la droga.

En general, los bebés de menor tamaño tienden a desarrollar problemas de sa-


lud. La madre lactante que usa marihuana pasa parte del TCH a su bebé a través de la
leche materna. Las investigaciones han encontrado que el uso de la marihuana por par-
te de la madre durante el primer mes de lactancia puede impedir el desarrollo motor
(control del movimiento de los músculos) del bebé.

Existen discrepancias en los análisis acerca del potencial adictivo de esta sustan-
cia. Quienes realizan análisis más sombríos afirman que algunas personas devienen de-
pendientes de la marihuana por razones psicológicas. Los estudios de Nettler y Hy-
man (2001) demuestran que la periodicidad y cronicidad del consumo de substancias
psicotrópicas como las presentes en la marihuana provocan una alteración sobre la
neuroplasticidad cerebral, afectando especialmente al circuito de recompensa y refor-
zamiento cerebral.

Una periodicidad mensual (el sólo fumar un “cigarrillo de marihuana” por mes)
alcanza para que se ocasionen alteraciones estables y crónicas, muchas veces esto pro-
voca el aumento de los efectos paradojales ante el suministro de benzodiazepinas. La
abstinencia es un cuadro altamente complejo en el cual se encuentran intercorrelacio-
nados síntomas fisiológicos, cognitivos y conductuales constituyendo un registro subje-
tivo.

xxi
Este estudio presenta graves deficiencias metodológicas y ha sido ampliamente
criticado. La postura antiprohibicionista afirma que si bien el consumo de marihuana
desarrolla tolerancia, es decir, que en posteriores tomas inmediatas es necesario au-
mentar la dosis para conseguir los mismos efectos, los efectos de la abstinencia son
muy leves en comparación con otras drogas, lo que permite revertir esa tolerancia y ha-
cer que el consumo de marihuana sea controlable por el sujeto, siendo su potencial
adictivo escaso.

xxii
ADICCIÓN AL ALCOHOL
ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD

El alcoholismo es una enfermedad que consiste en padecer una fuerte necesidad


de ingerir alcohol etílico, de forma que existe una dependencia física del mismo, mani-
festada a través de determinados síntomas de abstinencia cuando no es posible su in-
gesta. El alcohólico no tiene control sobre los límites de su consumo y suele ir elevan-
do a lo largo del tiempo su grado de tolerancia al alcohol. Desde tiempos muy remotos
el hombre aprendió a fermentar granos y jugos para obtener una sustancia que le pro-
vocaba un estado especial. Este estado varía en las diferentes personas de acuerdo a la
cantidad ingerida y de acuerdo a las motivaciones de su injerencia. Nos referimos al es-
tado de intoxicación alcohólica.

Existen reportes escritos del uso de cerveza, vinos y otras bebidas alcohólicas que
datan desde 3000 años antes de Cristo. Pero el proceso de destilación aplicado a las be-
bidas fermentadas se remonta alrededor del año 800 después de Cristo. Este proceso
ha permitido la preparación de licores altamente potentes que se consumen actual-
mente. La influencia del alcohol en la sociedad ha tenido gran peso como factor proble-
mático en la conformación y funcionamiento de la familia, individuo y por ende de la
sociedad. La influencia del alcohol se ha visto reflejada en las diferentes esferas de la
historia de la sociedad desde tiempos muy remotos.

"El consumo del alcohol, ha sido reconocido como un factor de integración social
y favorecedor de la convivencia". Esto es, el alcohol es una de las bebidas embriagan-
tes, consumidas con moderación y en los contextos permitidos, reduce la tensión, de-
sinhibe y provoca sensaciones de bienestar. Los bebedores "normales" disfrutan de las
bebidas por esos efectos placenteros y aprecian diferentes calidades de bebidas. Desa-
fortunadamente, proporciones variables de individuos en la población presentan pro-
blemas en su salud y en sus relaciones interpersonales a causa del consumo inmodera-
do de alcohol.

El alcohol es una de las drogas que por su fácil acceso y poderosa propaganda
que recibe, se ha convertido en un verdadero problema social en casi todos los países y
en todas las edades a partir de la adolescencia.

xxiii
El alcohol es la droga más ampliamente empleada por los adolescentes en E.U. y
México, aunque no tenemos estadísticas, existen evidencias de un elevado índice de al-
coholismo entre los jóvenes. Sin embargo, ¿cuáles son los trastornos provocados por
el uso excesivo de alcohol? Quizá mucha gente piense que mientras no se convierta en
alcohólico típico, las consecuencias de beber frecuentemente y en altas dosis no son
tan alarmantes. Pero los estragos del alcohol pueden ser graves y muchos de ellos irre-
versibles.

El alcoholismo es una enfermedad crónica, progresiva y a menudo mortal; es un


trastorno primario y no un síntoma de otras enfermedades o problemas emocionales. .
La OMS define el alcoholismo como la ingestión diaria de alcohol superior a 50 gra-
mos en la mujer y 70 gramos en el hombre (una copa de licor o un combinado tiene
aproximadamente 40 gramos de alcohol, un cuarto de litro de vino 30 gramos y un
cuarto de litro de cerveza 15 gramos). El alcoholismo parece ser producido por la com-
binación de diversos factores fisiológicos, psicológicos y genéticos. Se caracteriza por
una dependencia emocional y a veces orgánica del alcohol, y produce un daño cerebral
progresivo y finalmente la muerte.

El alcoholismo afecta más a los varones adultos, pero está aumentando su inci-
dencia entre las mujeres y los jóvenes.

El consumo y los problemas derivados del alcohol están aumentando en todo Oc-
cidente desde 1980, incluyendo Estados Unidos, la Unión Europea y los antiguos paí-
ses del este, así como en los países en vías de desarrollo.El alcoholismo, a diferencia
del simple consumo excesivo o irresponsable de alcohol, ha sido considerado en el pa-
sado un síntoma de estrés social o psicológico, o un comportamiento aprendido e ina-
daptado. El alcoholismo ha pasado a ser definido recientemente, y quizá de forma más
acertada, como una enfermedad compleja en sí, con todas sus consecuencias.

Se desarrolla a lo largo de años. Los primeros síntomas, muy sutiles, incluyen la


preocupación por la disponibilidad de alcohol, lo que influye poderosamente en la elec-
ción por parte del enfermo de sus amistades o actividades. El alcohol se está conside-
rando cada vez más como una droga que modifica el estado de ánimo, y menos como
una parte de la alimentación, una costumbre social o un rito religioso. La química del
alcohol le permite afectar a casi todo tipo de célula en el cuerpo, incluyendo aquellas
en el sistema nervioso central.

xxiv
En el cerebro, el alcohol interactúa con centros responsables del placer y de otras
sensaciones deseables; después de una exposición prolongada al alcohol, el cerebro se
adapta a los cambios que produce el alcohol y se vuelve dependiente de él. Para las per-
sonas con alcoholismo, beber se convierte en el medio primario mediante el cual pue-
den tratar con personas, el trabajo y sus vidas. El alcohol domina sus pensamientos,
emociones y acciones. La gravedad de esta enfermedad es influida por factores como
la genética, la psicología, la cultura y el dolor físico.

El alcohol de vino, alcohol etílico o etanol, de fórmula C2H5OH, es un líquido


transparente e incoloro, con sabor a quemado y un olor agradable característico. Es el
alcohol que se encuentra en bebidas como la cerveza, el vino y el brandy. Debido a su
bajo punto de congelación, ha sido empleado como fluido en termómetros para medir
temperaturas inferiores al punto de congelación del mercurio, -40 °C, y como anticon-
gelante en radiadores de automóviles.

Normalmente el etanol se concentra por destilación de disoluciones diluidas. El


de uso comercial contiene un 95% en volumen de etanol y un 5% de agua. Ciertos agen-
tes deshidratantes extraen el agua residual y producen etanol absoluto.

xxv
El etanol tiene un punto de fusión de -114,1 °C, un punto de ebullición de 78,5 °C
y una densidad relativa de 0,789 a 20 °C. Desde la antigüedad, el etanol se ha obteni-
do por fermentación de azúcares. Todas las bebidas con etanol y casi la mitad del eta-
nol industrial aún se fabrican mediante este proceso. El almidón de la patata (papa),
del maíz y de otros cereales constituye una excelente materia prima. La enzima de la
levadura, la cimasa, transforma el azúcar simple en dióxido de carbono. La reacción
de la fermentación es realmente compleja, ya que los cultivos impuros de levaduras
producen una amplia gama de otras sustancias, como el aceite de fusel, la glicerina y
diversos ácidos orgánicos.

El líquido fermentado, que contiene de un 7 a un 12% de etanol, se concentra has-


ta llegar a un 95% mediante una serie de destilaciones. En la elaboración de ciertas be-
bidas como el whisky y el brandy, algunas de sus impurezas son las encargadas de dar-
le su característico sabor final. La mayoría del etanol no destinado al consumo huma-
no se prepara sintéticamente, tanto a partir del etanal (acetaldehído) procedente del
etino (acetileno), como del eteno del petróleo. También se elabora en pequeñas canti-
dades a partir de la pulpa de madera. La oxidación del etanol produce etanal que a su
vez se oxida a ácido etanoico.

Al deshidratarse, el etanol forma dietiléter. El butadieno, utilizado en la fabrica-


ción de caucho sintético y el cloroetano, un anestésico local, son otros de los numero-
sos productos químicos que se obtienen del etanol. Este alcohol es miscible (mezcla-
ble) con agua y con la mayor parte de los disolventes orgánicos. Es un disolvente eficaz
de un gran número de sustancias, y se utiliza en la elaboración de perfumes, lacas, ce-
luloides y explosivos. Las disoluciones alcohólicas de sustancias no volátiles se denomi-
nan tinturas. Si la disolución es volátil recibe el nombre de espíritu.

El alcohol es una substancia depresiva que diminuye el funcionamiento del siste-


ma nervioso. Éste comienza a afectar al cuerpo rápidamente. El alcohol entra al torren-
te sanguíneo desde el estómago, en donde se absorbe una cantidad pequeña y el intesti-
no delgado, donde se absorbe la mayoría del alcohol. La sangre transporta el alcohol a
todo el cuerpo. En el hígado El alcohol se convierte en agua, dióxido de carbono y ener-
gía, a la razón de ½ onza de alcohol puro por hora. En el cerebro, el proceso de razona-
miento se disminuye conforme el alcohol afecta a las neuronas.

A más alta la concentración del alcohol, mayor el número de neuronas afectadas.

xxvi
Los efectos duran hasta que TODO el alcohol ha sido procesado. Esto tarda apro-
ximadamente una hora y media por 12 oz de cerveza, 5 oz de vino o 1 cóctel en una per-
sona de 75 kg.

Causas del consumo de alcohol en los jóvenes:

1. Para sentirse bien y divertirse.


2. Para descansar y olvidar el estrés.
3. Para escapar.
4. Porque les gusta el sabor de las bebidas alcohólicas.
5. Para estar más a gusto en reuniones.
6. Para ser parte del grupo.
7. Para emborracharse.

El beber consistentemente y en forma sostenida puede con el transcurso del tiem-


po causar síntomas de supresión durante los períodos de no tomar y un sentido de de-
pendencia, pero esta dependencia física no es la única causa del alcoholismo.

Estudios sobre las personas con enfermedades crónicas quiénes han tomado me-
dicamentos para el dolor durante mucho tiempo han encontrado que una vez que es-
tas personas resisten el proceso de retiro físico, a menudo pierden todo deseo para los
medicamentos que habían estado tomando.

Para desarrollar alcoholismo, otros factores generalmente juegan un rol, inclu-


yendo la biología y la genética, la cultura y la psicología.

Química cerebral
El deseo para el alcohol durante la abstinencia, el dolor de la supresión y la tasa
alta de recaídas se deben a la adaptación y dependencia del cerebro a los cambios en
su química causados por el uso de largo plazo del alcohol. El alcohol actúa como un de-
presivo en el sistema nervioso central y causa relajación y euforia.

En el cerebro, un grupo pequeño de mensajeros químicos, conocidos como neuro-


transmisores, es responsable de los cambios en el comportamiento después de beber
alcohol. De interés especial para los investigadores son el neurotransmisor ácido ami-
nobutérico gamma (GABA, gamma aminobutyric acid), la dopamina y la serotonina.

xxvii
Factores genéticos

En las personas con alcoholismo severo, los investigadores han ubicado un gen
que afecta la función de una estructura de nervio-célula conocida como receptor de do-
pamina D2 (DRD2), el cual, a su vez, influye la actividad de dopamina. Este gen tam-
bién se encuentra en las personas con el trastorno de déficit de atención, quienes tie-
nen un mayor riesgo para el alcoholismo, y es también presente en las personas con el
síndrome de Tourette y autismo. La asociación de este gen con estos problemas neuro-
lógicos conduce a algunos expertos a creer que el gen receptor de dopamina D2 no es
una causa primaria del alcoholismo, pero que las personas con este gen tienen mayor
probabilidad de beber para tratar los síntomas psicológicos y conductuales de sus tras-
tornos neurológicos. Además, un estudio principal no encontró alguna conexión en lo
absoluto entre el gen DRD2 y el alcoholismo. Se necesita más trabajo en esta área.

Depresión y ansiedad

Algunas personas beben para aliviar la ansiedad o la depresión, y teorías se han


propuesto sobre el hecho de que una tendencia hereditaria para la depresión o la ansie-
dad puede hacer a personas más propensas al alcoholismo. Estudios han indicado, sin
embargo, que cuando los niños de padres alcohólicos son criados por padres no alcohó-
licos, sus riesgos para el alcoholismo permanecen altos pero oportunidades para la de-
presión o la ansiedad no son mayores que las de la población general. En efecto, la an-
siedad y la depresión mismas son causadas por el alcoholismo y pueden ser reducidas
después de la supresión del alcohol. La depresión y la ansiedad también pueden de-
sempeñar una función principal en el desarrollo de alcoholismo en los ancianos y en
otros quienes son sujetos a cambios de vida no deseados, como la jubilación, la pérdi-
da de un cónyuge o amigo(a) y los problemas médicos.

Efectos Físicos

El alcohol no está expuesto a ningún proceso de digestión por lo que en su mayo-


ría pasa primero al intestino delgado para después ser absorbido por el torrente san-
guíneo. Sólo una pequeña parte llega directamente a la sangre a través de las paredes
estomacales. En la sangre el alcohol es metabolizado (descompuesto para ser elimina-
do o aprovechado por el organismo) mediante el proceso de oxidación. Es decir, se fu-
siona con el oxígeno y se descompone de modo que sus elementos básicos abandonan
el cuerpo de forma de bióxido de carbono y agua.

xxviii
El primer lugar de oxidación es el hígado, el cual descompone aproximadamente
el 50% del alcohol ingerido en una hora. El resto permanece en el torrente sanguíneo
hasta ser eliminado lentamente.

Efectos Psicológicos
El alcohol afecta en primer lugar al Sistema Nervioso Central y su injerencia exce-
siva y prolongada puede provocar daño cerebral. Popularmente se cree que el alcohol
incrementa la excitación, pero en realidad deprime muchos centros cerebrales. La sen-
sación de excitación se debe precisamente a que al deprimirse algunos centros cerebra-
les se reducen las tensiones y las inhibiciones y la persona experimenta sensaciones ex-
pandidas de sociabilidad o euforia. Por eso se dice, que "anestesia la censura interna".

Sin embargo, si la concentración de alcohol excede ciertos niveles en la sangre in-


terfiere con los procesos mentales superiores de modo que la percepción visual es dis-
torsionada, la coordinación motora, el balance, el lenguaje y la visión sufren también
fuertes deterioros. Fuertes cantidades de alcohol reducen el dolor y molestias corpora-
les e inducen al sueño. Pero su uso continuo irrita las paredes estomacales llegando in-
cluso a desarrollarse úlceras. Adicionalmente tiende a acumularse grasa en el hígado,
interfiriendo con su funcionamiento.

En alcohólicos crónicos se provocan graves trastornos cerebrales, hepáticos (ci-


rrosis) y cardiovasculares (aumenta la presión sanguínea y con ello el riesgo de un in-
farto). Incluso, está demostrado que el alcohol incrementa el nivel de los triglicéridos
(grasa no saturada o vegetal en las arterias) y con ello también el riesgo de un infarto.
Finalmente, como es ampliamente conocido, el alcohol provoca adicción física y depen-
dencia psicológica.

Quien se vuelve alcoholico?


Sexo y edad.
Muchas personas qué ven a un médico han tenido un problema relacionado con
el alcohol en algún momento. La mayoría son hombres, pero la incidencia del alcoho-
lismo en las mujeres ha estado aumentando durante los últimos 30 años.

Para los hombres, el riesgo general para desarrollar alcoholismo es un 3% a un


5%, y para las mujeres el riesgo es un 1%.

xxix
Las mujeres tienden volverse alcohólicas más tarde en la vida que los hombres,
pero los problemas médicos que desarrollan debido al trastorno ocurren por la misma
edad que cómo en los hombres, sugiriendo que las mujeres son más susceptibles a la
toxicidad física del alcohol. Aunque el alcoholismo generalmente se desarrolla a princi-
pios de la edad adulta, los ancianos no son exentos.

Historia familiar y rasgos de personalidad.


El riesgo para el alcoholismo en los hijos de padres alcohólicos es un 25%. El en-
lace familiar es más débil para las mujeres, pero los factores genéticos contribuyen a
esta enfermedad en ambos géneros. Una familia y una salud psicológica estables no
son protectoras en las personas con un riesgo genético. Lamentablemente, no hay ma-
nera de predecir qué miembros de familias alcohólicas se encuentran en mayor peligro
del alcoholismo. En estudios, los hombres jóvenes con padres alcohólicos respondie-
ron al alcohol de un modo diferente que las personas sin una historia familiar; presen-
taron menos signos de embriaguez y tuvieron niveles inferiores de las hormonas de es-
trés. En otras palabras, sostuvieron su licor mejor. Expertos sugieren que tales perso-
nas puedan heredar una falta de aquellas señales de advertencia que hacen que otras
personas cesen de beber. Una vez se pensó que una historia familiar vinculada con
una personalidad pasiva y necesidades de dependencia anormales aumentaban el ries-
go, pero los estudios no han soportado esta teoría. Es importante de destacar, sin em-
bargo, que, hereditario o no, las personas con alcoholismo todavía son legalmente res-
ponsables de sus propias acciones.

Bebiendo en la adolescencia.
Las personas con antecedentes familiares de alcoholismo tienen mayor probabili-
dad de empezar a beber antes de la edad de 19 años y de volverse alcohólicas. Pero
cualquier persona que empieza a beber en la adolescencia está en mayor riesgo. Be-
biendo temprano también aumenta el riesgo para el abuso de drogas.

Grupo étnico y condiciones sociales.


Las diferencias étnicas afectan a la sensibilidad. Aunque las razones biológicas
por el riesgo alterado no se saben, las personas en ciertos grupos pueden estar en un
riesgo menor debido a la manera en que metabolizan el alcohol. Algunos asiáticos tie-
nen un gen inactivo para la química dehidrogenasa de alcohol. Este producto químico
es usado por el cuerpo para metabolizar el alcohol etílico, y en su ausencia, las sustan-
cias tóxicas se acumulan causando ruborizamiento, mareo y náusea.

xxx
Las personas con este defecto genético, entonces, tienen probabilidad de experi-
mentar reacciones adversas al alcohol. Este defecto no es completamente protector
contra el beber, sin embargo, particularmente si hay presión social agregada, como en-
tre los miembros de grupos de fraternidad de la universidad. Los riesgos para el alco-
holismo son mayores en las personas con niveles educativos inferiores y en las que fue-
ron desempleadas.

Consecuencias del Alcoholismo


La sobredosis.
El alcohol es una droga y personas pueden morir de la sobredosis. Esto es un peli-
gro específico para los adolescentes que pueden querer impresionar a sus amigos con
su capacidad para beber alcohol sin medir los efectos.

Accidentes y violencia.
El alcohol juega una función mayor en más de la mitad de todas las muertes auto-
movilísticas. Menos de dos bebidas pueden deteriorar la capacidad para conducir. El
alcohol también aumenta el riesgo para las lesiones accidentales resultando de mu-
chas otras causas. Un estudio de los pacientes en una sala de emergencias informó que
47% de las personas que fueron admitidas para lesiones probaron positivas para el al-
cohol y 35% estaban intoxicadas. El alcoholismo puede dañar el cuerpo en tantas ma-
neras, que es imposible tratar estos problemas plenamente en un informe corto. Algu-
nos de los trastornos:

Cardiopatía.
Aunque el consumo moderado del alcohol parece reducir el riesgo de los ataques
cardíacos al mejorar los niveles de colesterol, dosis más grandes de alcohol pueden de-
sencadenar latidos del corazón irregulares y aumentar la presión arterial hasta en per-
sonas sin una historia de cardiopatía. Un estudio principal encontró que personas que
consumían más de tres bebidas alcohólicas al día tenían una presión arterial mayor
que teetotalers, con los bebedores más empedernidos teniendo presiones arteriales
aún mayor; las personas que tomaban se iban de borrachera en borrachera tenían pre-
siones arteriales mayores que las personas que bebió regularmente. Un estimado 11%
de todos los casos de hipertensión son causados por una ingesta alcohólica excesiva.
El abuso crónico del alcohol también puede lesionar el músculo del corazón que condu-
ce a la insuficiencia cardíaca; las mujeres son particularmente vulnerables a este tras-
torno.

xxxi
El cáncer.
El alcohol quizás no cause cáncer, pero probablemente puede realzar los efectos
carcinogénicos de otras sustancias, como el humo de cigarrillos. Cerca de 75% de cán-
ceres del esófago y 50% de cánceres de la boca, la garganta y la laringe se atribuyen al
alcoholismo. El alcoholismo también se asocia con un mayor riesgo para los cánceres
colorrectales. El tabaquismo combinado con el beber realza los riesgos para todos es-
tos cánceres extraordinariamente. El riesgo para el cáncer hepático aumenta en los al-
cohólicos y hasta el beber moderadamente -tres a nueve bebidas a la semana- puede
aumentar las perspectivas del desarrollo del cáncer de mama en las mujeres.

Trastornos mentales y neurológicos.


El uso habitual del alcohol deprime el sistema nervioso central, produciendo de-
presión clínica, confusión y, en los casos graves, psicosis y trastornos mentales. El alco-
hol también puede causar problemas neurológicos más leves, incluyendo insomnio y
cefalea (dolores de cabeza) (especialmente después de beber vino rojo). Excepto en los
casos graves, el daño neurológico no es permanente y la abstinencia casi siempre con-
duce a la recuperación de la función mental normal.

Problemas gastrointestinales (del tubo digestivo).


El hígado en particular es puesto en peligro por el alcohol. Aquí, el alcohol se con-
vierte en una sustancia aún más tóxica, acetaldehído, que puede causar daño sustan-
cial, incluyendo cirrosis en 10% de personas con alcoholismo. El daño hepático es más
común y se desarrolla más rápidamente en las mujeres que en los hombres con histo-
rias similares del abuso de alcohol. Dentro del tracto gastrointestinal, el alcohol puede
contribuir a la causa de úlceras y de pancreatitis, una grave infección del páncreas. En
una escala menor, puede causar diarrea y hemorroides.

Trastornos de la piel, musculares y óseos.


El alcoholismo severo se asocia con la osteoporosis, la emaciación de los múscu-
los con hinchazones y dolor, las heridas de la piel y comezón. Además, parece que las
mujeres dependientes del alcohol confrontan un mayor riesgo para el daño a los mús-
culos, incluyendo músculos del corazón, por los efectos tóxicos del alcohol.

Las infecciones.
El alcohol suprime el sistema inmunitario y las personas con alcoholismo son
propensas a las infecciones, en particular a la neumonía.

xxxii
Problemas sexuales.
El alcoholismo aumenta los niveles de la hormona femenina estrógeno y reduce
los niveles de la hormona masculina testosterona, factores que contribuyen a la impo-
tencia en los hombres.

El tabaquismo.
Un estudio reciente concluye que alcohólicos que fuman se enfrentan con un ries-
go mayor del tabaco que del alcohol. El tabaquismo es 2 a 3 veces tan prevalente entre
las personas que abusan sustancias que la población general; se cree que alcohólicos
constituyen una cuarta parte de todos los fumadores.

Más alcohólicos mueren de enfermedades relacionadas con el tabaco, como la


cardiopatía o el cáncer, que de la enfermedad hepática crónica, la cirrosis, u otras en-
fermedades relacionadas con el beber excesivamente.

La diabetes.
El alcohol puede causar hipoglicemia, una disminución en el azúcar sanguíneo,
que es especialmente peligrosa para las personas con diabetes que están tomando insu-
lina.

Las personas que están intoxicadas quizás no puedan reconocer los síntomas de
la hipoglicemia, una enfermedad particularmente peligrosa.

La malnutrición y el síndrome de Wernicke-Korsakoff.


Una pinta de whisky proporciona cerca de la mitad de las calorías diarias que ne-
cesita un adulto, pero no tiene valor nutritivo. Además de reemplazar los alimentos, el
alcohol también puede dificultar la absorción de las proteínas, las vitaminas y otros nu-
trientes. La malnutrición puede causar muchos problemas en las personas con alcoho-
lismo, pero la carencia de la vitamina B tiamina es un riesgo específico.

Puede dar lugar al síndrome de Wernicke-Korsakoff, el cual puede causar daño


cerebral permanente y la muerte. En un estudio, 40% de las personas con este síndro-
me murieron durante el tratamiento del alcoholismo. Los síntomas son el tambaleo se-
vero, la confusión y la pérdida de la memoria.

Otro problema nutricional grave es la carencia de la vitamina B ácido fólico.

xxxiii
Síndrome de dificultad respiratoria agudo.
El síndrome de dificultad respiratoria agudo (ARDS, acute respiratory distress
syndrome) es a veces una forma mortal de la insuficiencia del pulmón que puede ser
causada por varias afecciones médicas (incluyendo la cirugía del baipás del corazón y
del pulmón, una infección severa, el trauma, las transfusiones de sangre, la neumonía
y otras infecciones del pulmón). Un estudio reciente indica que los pacientes de tera-
pia intensiva con unos antecedentes del abuso de alcohol tienen un riesgo significativa-
mente mayor para el desarrollo de ARDS durante la hospitalización.

Interacciones de medicamentos.
Los efectos de muchos medicamentos son fortalecidos por el alcohol, mientras
que otros son inhibidos. De importancia especial es su efecto de refuerzo sobre los me-
dicamentos que también deprimen el sistema nervioso central, incluyendo medica-
mentos de antiansiedad, sedativos, antidepresivos y antipsicóticos. El alcohol interac-
túa con muchos medicamentos usados por diabéticos. Dificulta los medicamentos que
previenen las crisis convulsivas y con aquellos usados para prevenir la coagulación de
la sangre. Aumenta el riesgo para la hemorragia del tubo gastrointestinal en las perso-
nas que toman aspirina u otros medicamentos inflamatorios sin esteroides.

En otras palabras, tomando casi cualquier medicación debe excluir el alcohol.

Embarazo y desarrollo infantil.


Hasta las cantidades moderadas de alcohol pueden tener efectos dañinos sobre el
feto en desarrollo, incluyendo bajo peso al nacer y un mayor riesgo para el aborto es-
pontáneo. Las cantidades altas pueden causar síndrome alcohólico fetal, que puede
dar lugar al daño cerebral y tanto al retardo mental como al del crecimiento. Un estu-
dio reciente indica un riesgo significativamente mayor para la leucemia en los lactan-
tes de mujeres que beben cualquier tipo de alcohol durante el embarazo.

Problemas para las personas mayores.


Conforme envejecen las personas el cuerpo metaboliza el alcohol de manera dife-
rente. Toma menos bebidas para intoxicarse, y los órganos pueden ser dañados por
cantidades más pequeñas de alcohol. En un estudio de personas con cirrosis alcohóli-
ca, la tasa de mortalidad para las personas mayores de 60 años de edad fue 50% com-
parado con sólo 7% para los jóvenes. Además, hasta una mitad de los 100 medicamen-
tos más prescritos para las personas mayores reacciona negativamente con el alcohol.

xxxiv
Consecuencias en niños de padres alcohólicos

Un estudio encontró que los niños que se diagnosticaron con depresión principal
entre las edades de 6-12 años tenían mayor probabilidad de tener a padres o parientes
alcohólicos que los que no estaban deprimidos. Los niños con trastorno bipolar fueron
tres veces más probables de tener una madre dependiente del alcohol, y los niños que
sufrían de la depresión más probables de tener un padre que fue alcohólico. Hay unos
20 millones de niños adultos de padres alcohólicos, quienes, un estudio sugirió, están
en mayor riesgo para dejar un matrimonio y para los síntomas psiquiátricos. El estu-
dio concluyó que los únicos sucesos con mayor repercusión psicológica en los niños
son los abusos sexual y físico.

Casi 7 millones de niños en USA viven en hogares con al menos un padre alcohóli-
co. El alcoholismo aumenta el riesgo para el comportamiento y el abuso violentos. Los
niños de padres alcohólicos tienden responder peor que otros académicamente, tener
una incidencia mayor de depresión, ansiedad y estrés y tener un autoestima inferior
que otros niños. Los hogares alcohólicos son menos cohesivos, tienen más conflictos y
sus miembros son menos independientes y expresivos que en los hogares no alcohóli-
cos o con padres alcohólicos en recuperación.

Algunos niños de padres alcohólicos tienden a asumir el rol de "padres responsa-


bles" en la familia y entre los amigos. Tienden a manejar el alcoholismo de sus padres
actuando de forma controlada, dedicándose a sus estudios con intensidad, alcanzando
un aprovechamiento superior durante sus años escolares, mientras se aíslan emocio-
nalmente de sus padres y compañeros. Sus problemas emocionales saldrán a la luz
cuando lleguen a la adultez.

Ellos pueden asistir a sus sesiones aún cuando sus padres no estén recibiendo
ayuda. La ayuda profesional temprana es muy importante para prevenir problemas
mas serios incluyendo alcoholismo en los niños.

El psiquiatra de niños y adolescentes puede ayudarles a resolver sus problemas y


a entender que no son responsables por el abuso de alcohol de sus padres. Además del
riesgo hereditario para el alcoholismo posterior, un estudio encontró que 41% de estos
niños tenían graves problemas de hacer frente con las cosas y adaptarse; los efectos de
un padre alcohólico sobre los niños pueden ser de toda la vida.

xxxv
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Un niño de este tipo de familia puede tener:

Depresión:
El niño se siente solo y desesperado en su empeño por cambiar la situación. Aun-
que el niño trata de mantener en secreto el alcoholismo de sus padres, los maestros,
familiares y otros adultos se dan cuenta de que algo anda mal.

Psiquiatras sugieren situaciones que en los niños puede ser indicativa de proble-
mas de alcohol en el hogar:

- Pocos o ningunos amigos, se aísla de sus compañeros de clases.


- Pobre aprovechamiento académico, fuga del hogar o de la escuela.
- Conducta delincuente como robo, vandalismo, violencia.
- Quejas físicas frecuentes, como dolor de estómago o cabeza.
- Abuso de droga o alcohol.
- Agresión dirigida hacia otros niños.

Sentimientos de culpa:
El niño(a) puede sentir que es causante del uso de alcohol de su padre o madre.

xxxvi
Angustia o ansiedad:
Puede sentirse continuamente preocupado por la situación del hogar. Puede te-
mer que el padre (madre) alcohólico(a) se enferme, se lesione o surjan peleas o violen-
cia entre sus padres.

Vergüenza:
Los padres pueden dar el mensaje de que hay un secreto terrible en el hogar. Un
niño(a) avergonzado(a) no invita a sus amigos a la casa y teme pedir ayuda a alguien.

Incapacidad para mantener relaciones interpersonales:


Debido a su decepción por el alcoholismo de su padre (madre) muchas veces des-
confía de los demás.

Confusión:
Muchas veces la conducta del padres (madre) Alcohólica cambia repentinamente
de cariñoso a irritable, independientemente de la conducta del niño(a). La rutina fami-
liar diaria, tan importante para organizar su vida, queda alterada al cambiar constante-
mente los horarios de sueño, comida y otras actividades.

Enojo:
El niño puede sentir enojo contra el padre (madre) bebedor y molestia con el pro-
genitor no alcohólico por no prestarle apoyo y protección.

___________________________________________________

El programa de tratamiento puede incluir terapia de grupo con otros jóvenes.

Esto reduce el aislamiento que se imponen por ser hijos de alcohólicos.

El psiquiatra de niños y adolescentes trabajará con frecuencia con el grupo fami-


liar sobre todo cuando el progenitor alcohólico deje de beber.

Así se pueden fomentar relaciones más sanas entre los miembros de la familia.

xxxvii
Consecuencias del alcohol en el trabajo

Los estragos causados por el alcohol en el medio laboral no son siempre aparen-
tes a simple vista. El alcohólico es con frecuencia un enfermo oculto y ocultado. Sus
trastornos de Comportamiento serios no suelen ser atribuidos al alcohol. Hasta hace
poco se le han aplicado en la industria medidas disciplinarias. Esta actitud deriva de
un conocimiento erróneo e incompleto del problema.

El alcoholismo es una enfermedad progresiva que puede avanzar camuflada du-


rante 10 ó 15 años. Es fácil de reconocer en estados avanzados, es bastante más difícil
de ser detectada en los intermedios.

Muchos individuos llegan al trabajo la mañana después de la noche anterior. Pa-


ra ponerse eufóricos tienen que tomar un trago antes de salir de casa, que solo dura
hasta llegar al trabajo.Toda la jornada está sufriendo con síntomas de abstinencia, só-
lo hace el trabajo de rutina y aún se camufla todo lo que puede. Tiene el espíritu lejos
de su función y está en constante peligro de accidente.

Le asaltan remordimientos, está nervioso y angustiado, listo para explotar en


cualquier momento a la más pequeña contrariedad.
Causa malos entendidos con su actitud y mina la moral de sus compañeros.

Con bastante frecuencia el alcohólico se convierte en autolesionista para poder


disfrutar del tiempo libre por baja de accidente. El alcoholismo produce estragos en la
empresa o industria muy difíciles de establecer en estadísticas, incluso si el problema
es conocido.

He aquí algunos problemas:

1. Baja de la productividad
2. Destrozo o mal uso del material
3. Deterioro de la calidad del producto fabricado
4. Disminuye el ritmo de producción donde está colocado
5. Gran cantidad de ausencias o tardanzas

Estos costes aumentan con el grado de competencia o autoridad del empleado.

xxxviii
Estos problemas comportan absentismo, gastos médicos, pérdida de eficacia, responsabilidad, e inclu-
so traumatismos vinculados al alcohol. El coste del absentismo incluye la pérdida de salario para el em-
pleado y la pérdida de ingresos para el empleador. Hay que contar igualmente con los costes medios
más elevados de seguros sanitarios y los gastos médicos para el empleador.Todos estos factores contri-
buyen a una disminución de la productividad. Diversos estudios han mostrado o sugerido vínculos de
causalidad entre los traumatismos y los accidentes, por un lado, y el consumo de alcohol en el lugar de
trabajo, por otro lado. Se han señalado igualmente una baja de la moral, conflictos entre trabajadores
y una insatisfacción entre los que trabajan en contacto con sujetos que beben en el lugar de trabajo, o
que llegan a trabajar en estado de embriaguez.

Cuanto más se sube en capacidad intelectual y en la personalidad del individuo,


más progresará la enfermedad, más se acercan los períodos de ebriedad y más se inten-
sifican y ampliarán los problemas. Todo esto por camuflarlo y protegerlo. Entre los sín-
tomas que habitualmente se producen y pueden servir para realizar un diagnóstico so-
cial de alcoholismo en personas con obligaciones laborales para organizaciones o insti-
tuciones, destacan:

1. Retraso frecuente de la llegada al trabajo.


2. Ausencia frecuente los días después de fiesta o al menos lentitud, torpeza e
irregularidad en el trabajo.
3. Desapariciones frecuentes del puesto sin justificación previa.
4. Pequeño absentismo por enfermedades menores: catarros, gripes, o por peque-
ños accidentes ocurridos con periodicidad en el trabajo, fuera de él, en ruta.
5. Cambio progresivo de actitud del sujeto considerado hasta entonces como
buen trabajador, discusiones, críticas, pequeñas faltas de las que busca justificarse,
pequeños accidentes de los que propone a otros o al material como responsable.
6. Variaciones marcadas de humor, cóleras, pérdidas del interés por el trabajo.

xxxix
ADICCIÓN A LA COCAÍNA
ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD

La cocaína estimula el sistema nervioso central, actuando directamente sobre el


cerebro efectos fisiológicos inmediatos son: sudoración, aumento en la potencia mus-
cular, midriasis, incremento de actividad cardíaca y presión sanguínea, dilatación de
los vasos sanguíneos periféricos, convulsiones, aumento en el ritmo respiratorio y de
la temperatura corporal. Estos síntomas pueden provocar la muerte por paro cardíaco
o fallas respiratorias. Además se presentan irritaciones y úlceras en la mucosa nasal.

Comúnmente causa congestión nasal, que puede presentarse o no con secreción


liquida. El uso por vía inyectable expone al adicto a infecciones de SIDA, hepatitis B y
C, y otras enfermedades infecto contagiosas. La infección con el HIV puede producirse
por la transmisión directa de virus al compartir agujas y otros dispositivos contamina-
dos. Además, puede producirse indirectamente por transmisión prenatal a un niño cu-
ya madre está infectada con el HIV.

La cocaína es una droga extremadamente adictiva, cuyos efectos se perciben en


un lapso de 10 segundos y duran alrededor de 20 minutos. Actúa directamente sobre
los centros cerebrales encargados de las sensaciones del placer. Dada su alta capaci-
dad de producir daños y hasta destrucción celular, las sensaciones que eran placente-
ras en sujetos recién iniciados se convierten en efectos desagradables como agitación,
llanto, irritabilidad, alucinaciones visuales auditivas y táctiles, delirio paranoide, amne-
sia, confusión, fobias o terror desmedido, ansiedad, estupor, depresión grave y tenden-
cias suicidas.

Los efectos psíquicos reconocidos por la mayoría de los autores y recogidos en pu-
blicaciones recientes incluyen euforia, inestabilidad, aumento de la comunicación ver-
bal y de la seguridad en uno mismo, inquietud, anorexia, insomnio e hipomanía. El
adicto experimenta pérdida de interés e imposibilidad de sentir placer ante la falta de
la sustancia.

Así, la cocaína se convierte en el único objetivo y motivo en la vida del adicto, des-
plazando todo tipo de sentimientos.

xl
La cocaína es consumida por muy variados tipos de sujetos y motivos. Existe un
patrón de consumo recreativo, al estilo del alcohol, presentando una ingesta controla-
da de la sustancia: es el caso de quienes ingieren la droga ocasionalmente cuando se
les ofrece. Se diferencian radicalmente de adictos habituales, quienes desarrollan tole-
rancia y necesitan de mayores dosis para alcanzar iguales resultados. A esta situación
puede llegarse por causas diversas pero siempre relacionadas con factores sociales y
ambientales determinantes. La adicción a la cocaína posee condicionantes que la de-
sencadenan, que pueden ser el reforzamiento de una personalidad insegura, que reci-
be un apoyo en el estímulo del tóxico.

En lugar de tratar este déficit patológico con antidepresivos o fármacos estabiliza-


dores del estado de ánimo se recurre a una vía aparentemente rápida. Dado que los
efectos de la cocaína sobrepasan su punto álgido a los treinta minutos, el individuo pre-
cisa varias dosis durante el día para alcanzar cierta estabilidad emocional y evitar el
efecto disfórico que la propia droga ocasiona luego de varias horas desde la ingesta.

Un nuevo estudio acaba de revelar que la cocaína causa una constricción progresi-
va de los vasos sanguíneos en el cerebro, algo que con el tiempo puede resultar extre-
madamente peligroso.

Después de haber consumido el individuo experimenta diferentes secuelas tales


como ansiedad, depresión, falta de hambre. Síntomas físicos que produce la cocaína:

1. Ardor en los ojos.


2. Resequedad de la garganta.
3. Palpitaciones y temblores.
4. Sudoración abundante.
5. Dolor de cabeza y mareos.
6. Dilatación de pupilas.
7. Contracciones de los músculos de los ojos.
8. Fiebre, convulsiones y delirios.
9. Desnutrición y pérdida de peso.
10.Deficiencia inmunológica.
11.Afecciones cardíacas y hepáticas.
12.Enfisema pulmonar.
13.Muerte por intoxicación.

xli
Las consecuencias en la psiquis del consumo de la droga son:

1. Pérdida de las motivaciones.


2. Depresión.
3. Apatía, irresponsabilidad, desinterés.
4. Aislamiento.
5. Dificultades para interrelacionarse.
6. Abandono del aspecto personal.
7. Pérdida de la memoria y de la concentración.
8. Agresividad, descontrol, impulsos delictivos, violencia.
9. Suspicacia extrema y paranoia.

Efectos de carácter general :

1. Sensación eufórica acompañada por sentimiento de fuerza física e intelectual.


2. Fase de estímulo seguido de un período de depresión.
3. Retrasa la aparición del cansancio.
4. Reduce de las necesidades de alimentación y sueño.
5. Dependencia.

Efectos más graves :

1. Estado de entusiasmo que puede llegar hasta alucinaciones y delirio, acompa-


ñado de temblores y tirones musculares.
2. La perforación de los orificios nasales para los consumidores que inhalan en
producto.
3. Muerte por convulsiones, hipotermia, insuficiencia cardiaca, etc... como conse-
cuencia de una sobredosis.
4. A largo plazo, se presentan síndromes de esquizofrenia y/o de paranoia.

El consumo de cocaína daña conexiones y funciones de las células del cerebro, tal
y como coinciden científicos, especialistas e instituciones de todo el mundo.

Estas alteraciones, en áreas como la corteza lateral orbitofrontal, dificultan que


el consumidor pueda tomar decisiones adecuadas y con entera libertad. Por ello conti-
núa consumiendo cocaína a pesar de la magnitud de las pérdidas personales, familia-
res, laborales y sociales que este acto le supone.

xlii
El tratamiento de desintoxicación de Tavad potencia la recuperación de dichas
alteraciones en el hospital, con la aplicación de la farmacología más avanzada y las
más modernas técnicas de psicoterapia, capaces de determinar y neutralizar aquellos
factores que pudieran conducir a una nueva lesión.

Durante todo el proceso de tratamiento, que dura un año, acompañamos al pa-


ciente y a su familia. La fase hospitalaria comienza con la llegada del paciente al hospi-
tal, a las diez de la mañana. Tras la recogida de muestras de sangre y orina se realiza-
rán los trámites administrativos oportunos y se le acompañará a su habitación. Allí
permanecerá dos días bajo la atención de un médico y un psicólogo, encargados de es-
tudiar y evaluar sus funciones, desde la bioquímica a la conciencia. Tres semanas des-
pués de haber sido dado de alta volverá a ingresar un día más en el hospital, con el fin
de reforzar su tratamiento y confirmar su recuperación mediante nuevos controles mé-
dicos y psicológicos.

El objetivo es eliminar el ansia de la cocaína y devolverle el bienestar.

xliii
ADICCIÓN AL CRACK ORGANIZACIÓN PANAMERICANA DE LA SALUD

El crack (también llamado piedra), es el nombre vulgar de un derivado de la co-


caína, en concreto del resultado de hervir clorhidrato de cocaína en una solución de bi-
carbonato de sodio, el resultado es una pasta amarillenta e insoluble en agua que flota
en la superficie y se endurece al enfriarse, luego es fácilmente recuperada en forma de
"rocas". El término crack es una onomatopeya que sugiere el ruido que hacen las pie-
dras de esta droga al calentarse por la evaporación de la cocaína en base que contie-
nen, al liberarse de la mezcla con el bicarbonato de sodio.

También recibe nombres vulgares entre los usuarios a esta droga, como rocas,
chulas,"pops", piedras o rockstars, entre otros; a veces erróneamente se le confunde
con el bazuco o paco que es la costra que queda en la olla donde preparan la cocaína y
está compuesto por los alcaloides de la planta sin refinar ni purificar.

El arbusto de coca proporciona la materia prima (300 Kg. de hojas secas propor-
cionan alrededor de 1 Kg. de cocaína). La cocaína tratada químicamente se convierte
en crack y produce unos efectos más rápidos y peligrosos.

Durante los años 90, según el Instituto de Adicciones (Adictions Institute) au-
mentó enormemente el número de personas que consumen crack en Norteamérica. El
mayor problema con este derivado de la cocaína es que es altamente adictivo; aunque
la adicción que provoca no es física, pero es psicológica y fuerte. Los usuarios de crack
describen sus efectos como más intensos, pero de menor duración, lo que implica que
su dosificación sea más continua.

El uso del crack se ha vinculado con la violencia, pero no se puede asegurar que
esto sea un efecto derivado del propio consumo de la droga, tanto como de los grupos
social y económicamente más pobres, con un alto índice de violencia y delincuencia en
sí mismos, que no pueden permitirse usar la cocaína y esta es su forma barata de acce-
so a la misma.

xliv
!
Algunos especialistas han querido ver la adicción al crack como intratable, pero
académicos consideran que esto se asevera por ser una droga consumida por gente po-
bre que no puede pagar un tratamiento en centros especializados.

Este es un segundo castigo que recae sobre los grupos más empobrecidos que
consumen esta sustancia, mientras que los de alto poder adquisitivo, consumirían la
base libre de cocaína y tendrían acceso a los recursos asistenciales si lo necesitase. Lo
agrava la ignorancia y los estigmas asociados a la ilusión de la “igualdad de oportunida-
des”, como trampolín de salida hacia los mismos derechos de los ricos, de poder dro-
garse y pasarla bien.

Trastornos psicológicos
1. Depresión.
2. Ansiedad.
3. Psicosis similar a la ocurrida en la esquizofrenia.
4. Bipolaridad.
5. Paranoia.
6. Miedos.

xlv
Trastornos físicos
1. Disminución de la potencia sexual.
2. Cefalea.
3. Enfermedad de Parkinson.
4. Hemorragia cerebral.
5. Daños en el cerebro.
6. Daños en los pulmones (enfisema).

El consumo de crack produce unos efectos más intensos que los de la cocaína: lle-
ga al cerebro con mayor rapidez, pero su duración es más breve. El "flash" característi-
co del crack produce una sensación inmediata de euforia intensa. Dura entre cinco mi-
nutos y un cuarto de hora. La recaída es especialmente dura, y viene acompañada por
la necesidad imperiosa de volver a consumir INMEDIATAMENTE.

El crack provoca agotamiento físico y puede provocar desórdenes cardíacos. Esta


droga podría ser el origen de ciertos comportamientos violentos, atribuibles, en pri-
mer lugar, a sus efectos en el cerebro y en segundo lugar, al fenómeno de bandas que
acompaña al tráfico de este tipo de drogas. La cocaína está entre el grupo de psicotrópi-
cos que más dependencia psicológica provoca y más fuerte.

Su facilidad para combatir la depresión, el cansancio y la falta de estima aumenta


su capacidad para responder a las necesidades de personas con tendencia depresiva.
Para muchos, es difícil dejar de consumir. La dependencia puede producirse en muy
poco tiempo.

Cuando hay síntomas de tolerancia (necesidad de mayores cantidades para conse-


guir el mismo efecto), se interrumpe el consumo de forma drástica o comportamientos
compulsivos relacionados con la obtención o el consumo, hay dependencia. La depen-
dencia suele provocar problemas financieros, se descuidan responsabilidades, tanto
en el trabajo como con la familia y produce complicaciones físicas y mentales.

Estas últimas (forma de pensar persecutoria, comportamiento agresivo, ansie-


dad, depresión y pérdida de peso) son habituales en los casos crónicos. El crack provo-
ca una dependencia psíquica muy fuerte en muy pocos días. Las tendencias a la recaí-
da duran varios meses e incluso años.

xlvi
!
En caso de sobredosis, pueden aparecer episodios de epilepsia (en personas que
no lo son).La evolución que se produce en estos dos días de ingreso hospitalario es
muy significativa y, en un elevado porcentaje de pacientes, el cambio es drástico.

Durante estas primeras 48 horas numerosos indicadores de la enfermedad se nor-


malizan, entre ellos los que se refieren a la abstinencia, la depresión, la ansiedad, el
sueño o el apetito.

Con ello, el paciente experimenta una mejora del estado de ánimo y una impor-
tante recuperación de sus funciones intelectuales.

Al alta, el paciente recibe un informe explicativo del tratamiento realizado y re-


gresa a su entorno, donde contará con el apoyo de nuestros profesionales, médico y
psicólogo, durante un año. Las sesiones de psicoterapia, de orientación cognitivo-con-
ductual, se llevan a cabo a nivel individual y familiar si es necesario.

Se realizará una sesión semanal durante los tres primeros meses, quincenal los
siguientes seis meses, y mensual los tres últimos.

xlvii
3

COMPRENDIENDO LA
SOLUCIÓN DEL FOLLETO ¿HAY UN ALCOHÓLICO CERCA DE USTED?.

Antes de haber sentido la influencia de A.A., muchos alcohólicos que no pueden


dejar de beber se consideran moralmente débiles o, en algunos casos, se sienten vícti-
mas de algún desequilibrio mental. A.A. cree que los alcohólicos son más bien enfer-
mos que pueden mejorar de su dolencia siguiendo un programa sencillo y que ha resul-
tado eficaz para más de un millón de hombres y mujeres.

Una vez que el alcoholismo se ha apoderado de un individuo, no puede decirse


que la víctima esté cometiendo una falta moral.

48
En ese estado, el alcohólico no puede valerse de su fuerza de voluntad, porque ya
ha perdido la facultad de decidir si usa el alcohol o si se abstiene de él. Lo importante,
entonces, es hacerle frente a la enfermedad y valerse de la ayuda que se le brinda para
combatirla. Debe además existir el deseo sincero de recuperarse. La experiencia ha de-
mostrado que el programa de A.A. resulta eficaz para cualquier alcohólico que tenga
sinceros deseos de dejar la bebida; generalmente no produce resultados para el
hombre o mujer que no esté absolutamente seguro de querer dejar el alcohol.

Más de dos millones de hombres y mujeres han dejado de beber en Alcohólicos


Anónimos. En esta cifra está incluida una amplia variedad de gente, desde adolescen-
tes hasta octogenarios.

De esta variedad, se ve claramente que A.A. ha podido ayudar a mujeres, hom-


bres, personas de edad avanzada, jóvenes, ricos, pobres, tanto a los que tienen mu-
cha educación como a los que no tienen ninguna. Este no está basado en la teoría sino
en la experiencia — la experiencia de las personas cercanas a los alcohólicos, que sa-
ben lo que es vivir con ellos.

Si estas personas pudieran hablar con usted, tal vez le dirían: "Conocemos las di-
ficultades con que se tropieza. Sabemos lo desconcertante que es vivir con un bebedor
problema, ver las relaciones íntimas desgarradas por la ira y los conflictos irraciona-
les, ver trastornarse la vida familiar, ver cómo el dinero se gasta, no en necesidades, si-
no en licores o en hospitalizaciones relacionadas con el alcoholismo, ver crecer a los hi-
jos en circunstancias anormales, imprevisibles.

Puede que le desee explicar que el alcoholismo es una enfermedad y recomendar-


le que lea nuestra literatura y que se dirija inmediatamente a la reunión más cercana
de A.A. A veces, esta manera de tratar el problema tendrá éxito. Después de haber leí-
do algunos folletos o libros de A.A., muchos bebedores problema llaman a la oficina lo-
cal de A.A., empiezan a asistir a reuniones, y dejan resueltamente atrás sus días de be-
bedor.
Sin embargo, la mayoría de los alcohólicos activos no están deseosos de recurrir
a A.A., ni listos para hacerlo sólo a petición de un ser amado. La costumbre de beber
está fuertemente arraigada en la personalidad, y a menudo la compulsión por la bebi-
da les hace rechazar cualquier ayuda. Admitir ser un alcohólico, por evidente y senci-
llo que parezca, supone comprometerse a hacer algo para remediarlo.

49
DESINTOXICACIÓN ORGANIZACIÓN PANAMERICANA DE LA SALUD

¿Me estoy pasando? ¿La necesito? - Te estás rayando últimamente?. Lo que to-
mas ya no te hace efecto y empiezas a subir las dosis sin control?. Bebes sin ponerte
un tope y no te acuerdas nunca de la noche anterior?.. Acabas lo que has pillado y sien-
tes una necesidad irrefrenable de consumir más?. Sí, puede que te estés pasando. Es
posible que tengas un problema. Estos son sólo algunos síntomas de adicción.

La drogadicción está muy mal vista socialmente, pero tenemos que quitarnos la
idea de que es producto de la marginación o resultado de una vida conflictiva que afec-
ta a personas con una predisposición especial para ello. Es más, la adicción está consi-
derada como enfermedad por la Organización Mundial de la Salud (OMS) desde hace
muchos años, por tanto, tenemos que olvidarnos de clichés y prestar a los afectados el
trato y la atención que se merecen. No podemos menospreciar a alguien que sufra un
achaque con las drogas.

Reconocer la adicción no es fácil pero es el primer paso para combatirla. Cuando


alguien está enganchado, su nivel de dependencia a la droga es excesivo, su cuerpo y
su cerebro están sufriendo verdaderamente y la idea del ‘yo controlo’ es una ilusión.
Cuando alguien ha estado enganchado hasta el punto de necesitar un proceso de desin-
toxicación, que se olvide de volver a controlar lo que se mete. Se ha pasado y, si quiere
dejar de sufrir, deberá abandonar el consumo por completo y de por vida. Como imagi-
narás, eso no es nada fácil. ¿Cómo puede conseguirse?

Aislarse para desintoxicarse ya no es necesario. El que quiere abandonar el consu-


mo no tiene por qué verse obligado a ingresar en una clínica. Todo depende del grado
de dependencia que tenga, de sus posibilidades (económicas, de organización…) y de
cómo quiera enfrentar el problema. Los tratamientos ambulatorios son aquellos que
no precisan que el paciente se interne. Tratan de llevar un seguimiento exhaustivo y
personalizado, pero que ofrece cierta independencia al paciente y la posibilidad de se-
guir con su vida normal, eso sí, alejado de las drogas.

l
Todos los tratamientos de desintoxicación tienen un plan de tratamiento que, en
un orden u otro, seguirán estos pasos. En todo momento, debe trabajarse la fuerza de
voluntad y, como no, la abstinencia.

1. Trabajo del paciente.


2. Asumir la adicción.
3. Entenderla.
4. Conocerse a sí mismo.
5. Abstinencia.
6. Deshabituación.
7. Desintoxicación bajo supervivencia médica.
8. Evaluación.
9. Trabajo de la autonomía, la independencia, la capacidad de decisión y del ’sa-
ber decir no’.
10.Aprender a llenar la experiencia vital.
11.Normalización del problema (que no acaba con el tratamiento).
12.Prevención de riesgos de recaída.

Los derechos del adicto en tratamiento:

1. No ser sometidos a restricciones físicas o maltrato.


2. Recibir un trato digno y humano por parte del personal, independientemente
de su diagnóstico, situación social o económica, sexo, etnia, ideología o religión.
3. No ser sujetos de discriminación por su condición de enfermos adictos.
4. A su ingreso es obligatorio informar a su familia y/o a su representante, tanto
de las normas que rigen en el establecimiento, como del tratamiento y su duración.
5. Cuando ingresan al centro, el paciente debe ser valorado por un médico.
6. Que la información proporcionada por el paciente o sus familiares y la conteni-
da en sus expedientes clínicos, sea manejada bajo normas de confidencialidad.
7. Que todo medicamento sea prescrito por un profesional y se registre en el expe-
diente clínico del paciente.
8. En caso de sufrir alguna enfermedad, asociada o no a su adicción, recibir trata-
miento en una institución que cuente con los recursos suficientes para su atención.
9. Recibir tratamiento, información y orientación para su integración a la fami-
liar , laboral y social.
10.Tener comunicación con el exterior y recibir visita familiar si no interfiere con
el tratamiento.

li
4

CURVAS DE ENFERMEDAD
DEL PORTAL DE ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS DE MÉXICO - DEL PSICÓLOGO EMOCIONAL

Las curvas muestran nuestro descenso dentro de la enfermedad emocional, el “fondo”


emocional y el ascenso hacia la recuperación. Es un hecho por el cual estamos agrade-
cidos, que las dos curvas no tengan la misma duración. Nos tomó muchos años llegar
a estar tan enfermos que alcanzamos el “fondo” emocional; al llegar a ese fondo tuvi-
mos que admitir nuestro fracaso y estuvimos dispuestos a aceptar y buscar la ayuda y
escuchar a otros. Gracias a Dios que no se requiere de tanto tiempo para recuperarse
de la enfermedad emocional.

52
La gráfica de la curva de “recuperación” muestra que podemos recuperarnos mu-
cho más rápido cuando trabajamos sinceramente por ella. Nuestro descenso en la en-
fermedad emocional y ascenso a la recuperación no fueron cosa fácil, como la curva lo
indicará, pero sí fueron mejoras y recaídas dentro de la enfermedad y mucho progreso
después de una recaída, ya en nuestra recuperación, como lo indican las líneas que cru-
zan la curva. En ambos casos parecía que las cosas estaban tranquilas. Estas ocasiones
fueron puntos de descanso como sucede en todo entrenamiento.

A medida que fuimos descendiendo dentro de la enfermedad, aunque siempre ca-


yendo más profundo, hubieron momentos en que algo nos pasaba que nos “levantaba”
y empezamos a sentirnos bien, tales cosas pudieron ser la llegada de un nuevo hijo, un
carro nuevo, o alguna placentera circunstancia, pero siempre recaímos y recaímos a
un punto más bajo. Debería enfatizarse que, caer dentro de la enfermedad, requirió
mucho trabajo y que estábamos sin ninguna guía para llevarlo a cabo. Nosotros “sen-
tíamos a nuestra manera” sin ninguna dirección que nos ayudara a explicar ese tiempo
tan largo que nos tomó llegar a estar tan enfermos. “Aprendimos con los fracasos”.

Para recuperarse de la enfermedad tenemos quien nos guíe y un programa a se-


guir, más la ayuda de muchas personas que han estado enfermas y se han recuperado
para ayudarnos a continuar mejorando. En la curva están indicados los síntomas para
recuperarse, verdaderamente es un camino de altos y bajos, pero la persona enferma
que quiere recuperarse puede tener fe y esperanza de hacerlo mucho, mucho más rápi-
do de lo que él se tardó en enfermarse.Todas las personas emocionalmente enfermas
quieren recuperarse inmediatamente, ellos quieren una RECUPERACIÓN INMEDIA-
TA, lo cual es imposible. Esta idea es indicada en la curva por la línea recta de puntos
desde el fondo emocional. Esta RECUPERACIÓN INMEDIATA es imposible en cual-
quier enfermedad. Nadie puede recuperarse “instantáneamente” de una pierna quebra-
da, requiere tiempo, cuidado y tratamiento.

Pero la curva de RECUPERACIÓN no es tan empinada y la persona enferma pue-


de estar feliz y agradecida de que puede recuperarse en tan poco tiempo. Muchas per-
sonas que se están recuperando son perturbadas por “recaídas” o plataformas tempo-
rales, algunos se llenan de pánico. Note el gran salto inicial cuando la ayuda es acepta-
da. Este es el primer alivio y la persona ha aprendido mucho, pero falta aprender más.

No hay razón de angustia cuando el proceso de recuperación es comprendido.

53
Es probable que sienta una recaída 22.Abuso de los que nos quieren
desde el punto al que ha llegado, pero es- 23.Odio hacia uno mismo
ta recaída no será tan baja como anterior- 24.Envidia
mente. Aún así, él ha ganado mucho y es- 25.Soledad
tá listo para seguir adelante, construye 26.Desdeño
una base a medida que avanza en su recu- 27.Retraimiento
peración. Todo aprendizaje está compues- 28.Olvidarse de si mismo
to por logros, fracasos y plataformas. Es- I. Felicidad
tas curvas muestran cómo cientos de mi- II. Amor
les de nosotros llegamos a estar enfer- III. Vida plena
mos, tocamos fondo, y nos recuperamos. IV. Comprensión
V. Dicha de vivir
FORMAS DEL CARÁCTER: VI. Aceptación de la realidad
(que crean la enfermedad o la salud) VII. Energía
VIII.Tolerancia
1. Compasión por uno mismo IX. Ausencia de dolor emocional
2. Depresión X. Humildad
3. Resentimiento XI. Risa
4. Ansiedad XII. Servicio
5. Cólera XIII.Sensibilidad
6. Sentimientos de culpa XIV.Generosidad
7. Rebeldía XV. Calidez
8. Remordimientos XVI.Honestidad
9. Intolerancia XVII.Amor
10.Enfermedades psicosomáticas XVIII.Compasión
11.Falso orgullo XIX.Paz
12.Egoísmo Insomnio XX. Satisfacción
13.Avaricia XXI.Optimismo
14.Culpar a otros XXII.Paciencia
15.Irritabilidad XXIII.Utilidad
16.Indiferencia XXIV.Fe
17.Tensión XXV.Adaptación
18.Insatisfacción XXVI.No juzgar
19.Tendencias homicidas o suicidas XXVII.Propósito
20.Impaciencia XXVIII.Interés hacia los demás
21.Miedo XXIX.Gratitud

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5

TABLA DE LA
ALCOHOLOMANÍA DR. JELLINEK (1944)

El Dr. Elvin Morton Jellinek publicó la Tabla de la Alcoholomanía en 1944, deriva-


da de una investigación realizada sobre 2000 alcohólicos en su clínica particular. Este
estudio también fue publicado por la Universidad de Yale en New Haven, Connecticut.
Fue uno de los que propuso la teoría de la enfermedad alcoholismo, argumentando
con gran persuasión que los alcohólicos debían ser tratados como personas enfermas.
Reunió y resumió sus estudios y el de otros investigadores en un importante trabajo
denominado Alcohol Explored 1942.

55
56
FASES DE LA ENFERMEDAD ALCOHÓLICA

I Fase Pre-alcohólica; II Fase Agravante; III Fase Crítica; IV Fase Crónica

I FASE PRE-ALCOHÓLICA

Cuando un individuo se inicia en la ingestión del alcohol, ni él mismo sabe si lle-


gará a convertirse en alcohólico. Se calcula, según estudios estadísticos, que casi el 5%
de la población está en alguna etapa del alcoholismo. Siguiendo el curso de las observa-
ciones estadísticas sabemos que de cada 100 bebedores corrientes, 5 se tornarán alco-
hólicos crónicos. El primer contacto del futuro enfermo con el alcohol es el consumo
ocasional de alivio, o sea una afición en la que se considera a las bebidas embriagantes
como una droga tranquilizadora. El aficionado bebe unas cuantas copas y se va a su ho-
gar a descansar tranquilamente sin causar molestias. Es un camino cómodo descubier-
to por él para extraerle a la vida momentos de felicidad y recreo. Sin embargo, el uso
constante del alcohol va modificando el metabolismo químico del organismo y aumen-
ta la tolerancia para el mismo, o sea que el bebedor cada día acepta mayores cantida-
des de licor y siente el mismo efecto que tiempos atrás le hacía una copita.

Es en esta fase que empieza a compararse él mismo con otros bebedores más dé-
biles que se emborrachan con menos copas que él. Se extraña de necesitar mayor canti-
dad de alcohol para llegar a la embriaguez y está convencido que cada día está apren-
diendo más a beber bien.

II FASE AGRAVANTE

Esta etapa es puramente sintomática y es el inicio de la carrera alcohólica.

BARRA 1 LAGUNAS MENTALES



Recuerdos borrosos o nulos después de una borrachera; el individuo no puede re-
construir exactamente lo que ha sucedido en un periodo de borrachera. Las lagunas
mentales son el primer indicio de los graves problemas que se le avecinan al bebedor
que la padece. En muchas ocasiones, el individuo puede cometer actos antisociales e
incluso matar a alguien durante estas lagunas mentales, sin darse cuenta; aquello que-
da olvidado en la más completa amnesia.

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Incluso puede aparentar en el momento de sufrir estas lagunas, la más completa
lucidez y control de sus movimientos y ademanes. ¿A qué se deben las lagunas menta-
les? Todavía es un misterio el por qué las lagunas mentales no ocurren en todas las
personas que beben; sólo le ocurren a algunos y, en estos, es el preludio al alcoholis-
mo. El alcohol circula en el torrente sanguíneo y produce una disminución en el oxíge-
no de la sangre que se reparte por el cuerpo y esta deficiencia momentánea ataca pre-
cisamente la corteza cerebral y la priva e alimentación causando interrupciones en el
funcionamiento del consciente mientras dure la falta de oxígeno a determinadas regio-
nes cerebrales.

Esta interrupción del consciente puede ir desde pocos segundos hasta horas o dí-
as, según la gravedad del caso. El individuo puede seguir actuando con aparente nor-
malidad y desenvoltura pero sus movimientos son automáticos y no se registran en el
cerebro. El individuo no recuerda ni lo que habla, ni lo que ve, ni lo que oye. Valga la
pena repetirlo; en casos extremos, estas lagunas mentales con los recuerdos en blanco,
pueden prolongarse por días enteros.

Cuando estas lagunas son frecuentes y de larga duración, llegan a producir dete-
rioros irreparables en el tejido nervioso, lo cual ha ido comprobado en autopsias de
personas que han fallecido por causas de alcoholismo crónico. Su cerebro se ha encon-
trado hinchado y con las ramificaciones y surcos cerebrales deformes. Las lagunas
mentales producen muerte de neuronas cerebrales, muertes que se multiplican por el
efecto acumulativo de la toxicidad del alcohol absorbido por las células, las fatigas cau-
sadas por el desvelo, a falta de alimentación adecuada, las pastillas para dormir o cal-
marse, etc.

BARRA 2 CONSUMO A ESCONDIDAS



Al principio de su carrera el alcohólico trata de ocultar ante las demás personas
que él bebe más de lo normal. Pero ante el irresistible deseo de beber tiene que hacerlo
a escondidas cuando va a una fiesta, reunión social, etc. Se da cuenta el alcohólico que
si bebiera descaradamente las otras personas no comprendería que él se siente diferen-
te a los otros debido a que el alcohol empieza a serle un artículo de primera necesidad.

En su fuero interno sabe que todavía no es un borracho descarado, pero se alar-


ma ante la demanda alcohólica que le hace su organismo.

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BARRA 3 PREOCUPACIÓN POR EL ALCOHOL

Se preocupa por las fiestas a las que está invitado dentro de quince días; piensa
en lo alegre que estará rodeado de sus amigos ingiriendo licor. Se preocupa, por ejem-
plo, del bautismo de su hijo y de que probablemente no tenga el dinero suficiente para
comprar grandes cantidades de licor y celebrarlo dignamente. Se preocupa de la fiesta
de esta noche, donde se enteró se servirá poco licor y por eso se previene tomándose
unas cuantas copas antes y así por el estilo podríamos multiplicar los ejemplos.

BARRA 4 EL CONSUMO ÁVIDO



La sed por el alcohol va aumentando y se le hace imperativo tomarse de un solo
impulso la primera copa, que empieza con frecuencia a ser un trago doble para desper-
tar el calor físico y estimular el termómetro emocional de la alegría. Después de este
consumo ávido puede disminuir el tamaño de los tragos pero no su deseo de ingerir
más.

BARRA 5 SENSACIÓN DE CULPABILIDAD POR SU COMPORTA-


MIENTO DE BEBEDOR

Se comienza a dar cuenta vagamente de que bebe más de lo corriente y que su vi-
da moral, ante sus propios ojos, está bajando de precio. Surgen los primeros desarre-
glos en el hogar y el resultado problemático de las primeras faltas cometidas; todo ello
se ahonda en su sique y empieza a sentirse culpable y con pena y molestia interna.

Pronto descubre que todos estos conflictos internos se silencian y ahogan, aun-
que temporalmente, por el alcohol.

BARRA 6 EVITAR TODA REFERENCIA AL ALCOHOL



No le gusta que le llamen alcohólico o borracho, porque lo toma como insulto. Si
los familiares y amigos en sus pláticas cotidianas se refieren a la conducta desordena-
da de los alcohólicos en general, prefiere no oírlos porque piensa que lo hacen por refe-
rirse a él de una manera indirecta. Si se le ataca directamente, responde en forma eva-
siva, que él no tiene problemas con la bebida y que se comporta como lo haría cual-
quier bebedor social con la única finalidad de disfrutar de un momento de alegría.

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BARRA 7 FRECUENCIA DE LAS LAGUNAS MENTALES

Ya al final de la etapa agravante, se advierte una frecuencia mayor de esas lagu-
nas mentales, pues el alcohol empieza a deteriorar de manera apreciable el sistema
nervioso. El modo de beber es fuerte, pero no es alarmante, el alcohólico disimula bien
su afición y la encubre hasta donde le es posible pues la compulsión aún no se ha desa-
rrollado mucho y es factible que el enfermo pueda ser encauzado a través de una cam-
paña preventiva contra el alcoholismo. En los Estados Unidos se hace una intensiva di-
vulgación de los síntomas de la fase agravante del alcoholismo entre la juventud y se
ha observado la afluencia de muchos jóvenes a los centros de tratamiento o a los gru-
pos de A.A.

El joven que a estas tempranas alturas entiende que es un alcohólico, puede deci-
dirse por su propia voluntad a no beber más pues aunque el alcohol puede ser un vehí-
culo de relación social para otras personas, para él es un veneno que despierta en su
organismo la compulsión física por ingerir y la obsesión mental por seguir tomando.
Esta fase agravante puede durar desde varios meses hasta varios años según la consti-
tución física y la preparación cultural del afectado pues las relaciones sociales y la per-
sonalidad ética del enfermo contribuyen a que se alargue esta etapa. Sin embargo, se
han visto infinidad de casos en los que el enfermo no pasa por la Etapa Agravante sino
que desde la primera vez que prueba el alcohol entra a la Crítica; estos casos a que ha-
cemos referencia, indudablemente no ofrecen ninguna resistencia física al desarrollo
de la enfermedad y entran de lleno en el calvario alcohólico.

III FASE CRÍTICA

En esta etapa se desarrolla la enfermedad propiamente dicha, una vez cae el alco-
hólico en su curso y no hace nada por liberarse no se detiene hasta llegar la destruc-
ción. Se inicia con la necesidad de beber más de una copa.

BARRA 8 PÉRDIDA DE CONTROL



Una vez que el alcohólico bebe una pequeña cantidad de alcohol, por ejemplo un
trago mixto o un vaso de cerveza o de vino, se despierta en él una apremiante necesi-
dad de beber, la cual lo lleva a embriagarse completamente, contrario a lo que sería la
conducta de un bebedor social que solo busca un aperitivo.

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La pérdida de control puede despertarse no por iniciativa del bebedor sino, inclu-
so, por una invitación inesperada que reciba de un amigo u otra oportunidad para bebi-
das no programada por él mismo.

Ya cuando se ha recuperado de la borrachera, no es la pérdida de control por sí


misma la que lo hace volver a beber, sino la susceptibilidad emocional que hablamos
antes; el individuo empieza a darse cuenta que necesita la droga del alcohol para cal-
mar sus conflictos internos y al tomarla ya no la puede manejar porque se inicia otro
periodo de embriaguez.

Se da cuenta con tristeza de que su fuerza de voluntad es insuficiente para domi-


nar el alcohol y le entra duda de si en verdad está dominado por el alcohol o se debió
solamente a un descuido.

Aquí empieza una serie interminable de pruebas que siempre terminan en una
total embriaguez; el asunto de la fuerza de voluntad adquiere suma importancia para
él y cuando surge alguna tensión emocional bebe una copa abrigando la esperanza de
no pasar de allí pero, tarde o temprano, se da cuenta que esa singular copa es sólo el
preludio de un nuevo periodo de embriaguez; finalmente se da por enterado de que su
fuerza de voluntad se ha esfumado como por encanto y se dispone a recuperarla pero
haciendo uso del alcohol iniciando así otra cadena de borracheras para demostrarse a
sí mismo que es dueño de su voluntad.

El enfermo no se percata que la fuerza de voluntad no la ha perdido para otras co-


sas de la vida cotidiana, pero que para dominar el alcohol definitivamente sí, y allí está
el problema que lo seguirá mortificando en lo sucesivo.

BARRA 9 RACIONALIZAR EL COMPORTAMIENTO BEBEDOR



Racionalizar quiere decir convertir los pretextos en razones lógicas para justificar cada
una de sus recaídas en el alcohol; al principio le es fácil porque las bebetorias no son
frecuentes e incluso él mismo llega a creer las razones que tiene, pero al transcurrir
del tiempo tiene que inventar mentiras para justificar su conducta de bebedor ante los
demás y él se da cuenta de que está mintiendo. Las personas de su medio social se des-
conciertan y le creen muchas veces; esto le da seguridad para seguir mintiendo y creer-
se él mismo sus propias mentiras.

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BARRA 10 PRESIONES SOCIALES

Es evidente que su conducta ya es objeto de recriminaciones en el hogar, comenta-
rios y reproches de parte de los amigos y llamadas de atención de los jefes y patrones
en el trabajo. Ante este acosamiento o presión social, el enfermo acentúa sus racionali-
zaciones poniéndose a sí mismo toda clase de excusas con las cuales trata de sacar a
flote su personalidad.

BARRA 11 ILUSIONES DE GRANDEZA



Se empieza a dar cuenta de que ya es menos apreciado, y que sus familiares no le
creen cuando él dice o promete algo. En el trabajo no lo ascienden ni lo suben de cate-
goría; más bien consideran un favor el dejarlo donde está y no correrlo a la calle. Sus
amigos empiezan a hablar mal de su comportamiento desviado, etc. Todas estas actitu-
des negativas de los demás lo hacen adoptar un mecanismo compensatorio defensivo
que consiste en una actitud fanfarrona respecto a sus posibilidades sociales y
económicas, así como de su capacidad para desempeñar su profesión u oficio. Si es car-
pintero, se cree que hace los mejores muebles del mundo; si su profesión es médico,
llega a creerse él mismo que no hay nadie que se le iguale en diagnósticos y tratamien-
tos, etc.

BARRA 12 CONDUCTA MARCADAMENTE HOSTIL



Sus razonamientos lo inducen a pensar que el resultado de su conducta no es cul-
pa de él sino de los demás y ello lo hace alejarse paulatinamente del medio social don-
de se desenvolvía y a presentar como defensa a su personalidad en peligro una conduc-
ta agresiva como uno de sus últimos cartuchos; conducta parecida a la de un tigre aco-
rralado cuando ve que es impotente ante sus enemigos. Esta conducta puede ser de
desprecio o de agresión directa, según sea el tipo temperamental del alcohólico.

BARRA 13 REMORDIMIENTOS PERSISTENTES



Se da cuenta el alcohólico que su conducta ha cambiado ostensiblemente compa-
rándola con el pasado y que su potencial energético, físico y mental va en bancarrota
hacia la disipación y el desprecio, esto, naturalmente, son secretos internos que le pro-

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ducen remordimientos persistentes que lo hacen reflexionar positivamente, haciendo
probablemente un postrer examen de conciencia.
Más tarde, esa conciencia, aunque la tenga, no le servirá de nada.

BARRA 14 PERIODOS DE ABSTINENCIA TOTAL



El remordimiento y las presiones sociales lo hacen reaccionar diciendo que va de-
mostrar que tiene fuerza de voluntad y entonces deja de beber durante cortos o largos
períodos, pero tarde o temprano vuelve a caer en manos de su amo, el alcohol. En el
remoto caso de que lograra conservar su abstinencia, su vida emocional se convertiría
en un infierno, debido a que las tensiones no tienen ningún escape porque el enfermo
usa el mecanismo de la represión y este mecanismo puede dar origen a trastornos emo-
cionales y enfermedades de origen inexplicable; va donde un médico general y dicho
profesional nunca acierta con su padecimiento.

El alcohólico es víctima de deformaciones síquicas causadas por tensiones emo-


cionales reprimidas.

BARRA 15 MODIFICA SUS HÁBITOS DE BEBER

Se da cuenta de que es imposible prescindir del alcohol y empieza a formarse la


idea de que su fracaso en la bebida se debe a que ha usado las marcas de licor equivoca-
das y empieza de nuevo a experimentar; que cerveza nacional o que cerveza extranje-
ra; que tequila amarillo, que tequila blanco; que Scotch caro, que Scotch barato; que
licor de 65 grados Coque de 90, etc. Pero experimentos todos que, tarde o temprano,
terminan en la embriaguez.

Después cree que es lo inoportuno de la hora, lo culpable de no poder controlarse


y dice por ejemplo que como aperitivo es bueno un traguito porque al comer despare-
ce la tentación, o que al acostarse es medicinal otro traguito porque quita el insomnio
y calma los nervios. El resultado de estos nuevos experimentos no se deja esperar; ter-
mina en borracheras.

Así el alcohólico en cuanto más dañado de la mente se encuentra, más pretextos


encontrará con el fin de tratar infructuosamente de controlar su manera de beber. In-
siste en tratar de asegurarse a sí mismo de que aún es dueño de su libre albedrío, de

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que aún le sirve para algo su fuerza de voluntad; lejos está de darse cuenta de que a es-
tas alturas el alcohólico sólo responde a los dictados de su enfermedad.
BARRA 16 ABANDONO DE AMISTADES

Su esfuerzo por dominar el hábito del alcohol aumenta su agresividad y no es él quien
toma la iniciativa para abandonar a sus amigos, sino que son ellos los que casi siempre
rehúyen su presencia. El enfermo empieza a hacerse la pregunta de si el trago estará
interfiriendo con sus amigos y sus actividades.

El sujeto se encuentra acosado por sus problemas familiares, sociales y de traba-


jo y descubre que el uso incontrolado que hace de las bebidas embriagantes interfiere
con el curso normal de sus actividades pero a la vez él sabe que no puede prescindir
del alcohol, trata de controlarlo y es posible que lo consiga por algún tiempo, a veces
largo (BARRA 14), pero con el transcurrir inexorable del tiempo la enfermedad avanza
y llega el momento en que le es imposible no sólo controlar el alcohol sino alejarse de
él (BARRA 18). Se aprietan cada vez más los tentáculos de ese abrazo mortal con las
bebidas embriagantes.

BARRA 17 PÉRDIDA DEL EMPLEO



El alcohólico ve con evidencia que su manera de beber afecta sus actividades cuando
sus jefes o patrones lo obligan a presentar su renuncia por irresponsabilidades en el
trabajo y en los casos extremos el enfermo es despedido de su cargo sin consideración
alguna. Estas experiencias funestas van creando más sentimientos de angustia e infe-
rioridad en la mente ansiosa del sujeto lo cual, a su vez, prolongando el círculo vicioso,
lo incitan más a la bebida.

BARRA 18 SUBORDINACIÓN COMPLETA AL ALCOHOL

Llega el momento en que es imposible concebir la vida sin alcohol. Se establece


entonces una completa y enfermiza dependencia emocional hacía el alcohol. Ya el en-
fermo no se pregunta ¿cómo afecta la bebida mis actividades diarias? Sino ¿cómo afec-
tan mis actividades diarias la bebida? Es decir lo contrario de lo que significa responsa-
bilidad, al pronunciar cuando se encuentra en la mesa de una cantina: lástima que ten-
go que ir a trabajar. Lo que quisiera es pasarme toda la vida bebiendo. El alcohólico a
través de todas las fases de la alcoholemia va considerando cada vez más que el traba-

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jo, los estudios, el deporte, la familia o las diversiones constituyen un estorbo a su pla-
cer obligado de mantenerse borracho.
Poco a poco va entregándose más al alcohol hasta convertirse en su esclavo como
lo vamos a ver en la fase crónica de esta descripción.

BARRA 19 APATÍA HACIA OTROS INTERESES EXTERIORES



Pierde interés por lo que antes le causaba distracción como practicar un deporte o ir al
estadio a ver jugar su equipo favorito. Renuncia a las actividades filantrópicas, cultura-
les, literarias o científicas a que pertenece por considerar que absorben mucho de su
tiempo, para dedicarse a su diversión principal, el alcohol. Como puede verse, a medi-
da que avanza la enfermedad va ocupando cada vez más la atención del enfermo hasta
que lo entretiene completamente. Está demostrado que casi la totalidad de los alcohó-
licos necesitan ayuda externa para obtener resultados en sus buenos propósitos, pues:

ES INCURABLE, porque hasta la fecha no conocemos ningún alcohólico que pue-


da volver a beber normalmente; se entiende que se considera alcohólico a quien haya
alcanzado por lo menos la barra 8 de la tabla, pérdida de control.

ES PROGRESIVA, porque hasta la fecha no sabemos de ningún alcohólico que ha-
biendo alcanzado cierta barra de la Tabla, se estacione en ella y diga de aquí no paso y
lo cumpla bebiendo.

ES INSIDIOSA, porque teniendo el enfermo una atracción orgánica y física por el
alcohol, en el momento más inoportuno puede volver a beber aun cuando se haya he-
cho el propósito firme de no hacerlo.

BARRA 20 NUEVA INTERPRETACIÓN DE SUS RELACIONES INTER-


PERSONALES

Antes de ser problema alcohólico conservaba relaciones cordiales y amistosas con toda
clase de personas, pero llegado este punto comienza a discriminar y establece casi un
divorcio con la sociedad de personas que no beben, y comienza a rodearse de amigos
que comparten su afición por el alcohol, en su afán inconsciente de aislarse va conside-
rando la gente normal como elemento de choque a la satisfacción de sus tendencias al-
cohólicas, se siente criticado y amonestado aunque no sea así, hasta tornarse en un in-

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dividuo hosco y huraño en sus relaciones sociales y laborales. Esta barra es el síntoma
inicial de lo que más tarde será un total divorcio con la sociedad.
BARRA 21 MARCADA CONMISERACIÓN DE SÍ MISMO

Conmiseración significa sentir lástima de sí mismo, y eso le sucede a nuestro en-
fermo de tanto sufrir frustraciones y hostilidades del medio ambiente. Llega a tanto su
estado que empieza a considerarse un desgraciado, sufre humillaciones en su trabajo,
dentro de su círculo social y familiar, y en parte de sus amigos que él aún considera sin-
ceros; su estado de salud en la mayoría de los casos es precario, todo ello viene a su-
marse de golpe y por ello siente lástima de sí mismo y vive en un constante lamento
que indudablemente lo hace desembocar en el alcohol. Todos conocemos casos de mu-
chos alcohólicos que rompen a llorar amargamente cuando están con sus copas, el al-
cohol libera sus inhibiciones manifestándose el llanto que en estado de abstinencia no
se produciría.

BARRA 22 FUGAS GEOGRÁFICAS



Llega el momento en que se siente acosado dentro de su círculo social y hace suyo
aquel refrán que dice que nadie es perfecto en su tierra. Planea una fuga geográfica y
cree que con cambiar de ambiente en otra ciudad o país donde no le conozcan, su vida
será distinta y podrá dejar de beber recuperando el prestigio perdido. Piensa que debe
de tomar esta medida audaz para resolver de una sola vez el problema. Puede irse de
su país natal e incluso triunfar, pero tarde o temprano, lo insidioso de su enfermedad
lo hará recaer y recuperará el desprestigio que según él había dejado enterrado en su
propio terruño.

Estas fugas geográficas pueden multiplicarse pero, desafortunadamente, el resul-


tado es el mismo: rotundos fracasos.

BARRA 23 CAMBIO EN LAS COSTUMBRES FAMILIARES



La familia del alcohólico que, probablemente antes de ser un problema el enfer-
mo, llevaba una vida social activa, empieza ahora a aislarse debido al bochorno y la ver-
güenza de tener un familiar que, según ellos, es un vicioso degenerado que por volun-
tad propia y por gusto particular se está conduciendo al abismo. Otros casos, por el
contrario, son de familias que antes preferían llevar una vida retraída, pero evadiendo

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los momentos dolorosos que se producen en el seno de un hogar alcohólico, prefieren
iniciar una vida social activa.
La más sorprendente conclusión de esta fase es la siguiente: la familia del alcohó-
lico sufre el mismo alcoholismo que el enfermo. Aún sin beberse un trago, la familia
desarrolla los mismos defectos de carácter, los mismos resentimientos y estados de
conmiseración. Lo único que le falta para completar el cuadro es el alcohol, y algunas
veces lo tienen.

El constante estado de martirio en que mantiene a su familia durante años, pue-


de desencadenar en ellos enfermedades de origen sicosomáticas, por ejemplo, la alta
tensión arterial, la artritis, reumatismo e incluso la diabetes. Los niños hijos de alcohó-
licos, de por sí, son irritables. Se les desarrolla una neurosis infantil la cual puede ma-
nifestarse por neurosis nocturnas como orinarse en la cama, mala conducta en el ho-
gar y en la escuela, retraso escolar, etc. Aunque haya dejado de beber, la situación del
hogar de un alcohólico es muy difícil y lo más probable es que necesite orientación.

BARRA 24 RESENTIMIENTOS IRRAZONABLES



La conmiseración de sí mismo, avanza hasta convertirse en resentimiento, o sea un es-
tado que se designa como la cúspide de la enfermedad moral. Resentir, como su signifi-
cado lo indica, es volver a vivir las injurias recibidas y, en general, desencadena una in-
fección espiritual donde los microbios son las emociones reprimidas. El YO se encuen-
tra indefenso y puede llegar a destruirse completamente, exhibiendo el individuo afec-
tado un deterioro moral marcado, muchas veces irreparable.

A estas alturas hay fuertes complejos, arraigados como tumores espirituales ma-
lignos, y una consciencia derrotista que hacen aparecer al alcohólico como un real
deshecho físico, mental y espiritual. Ahora tiene envenenada el alma, llena de odio,
rencor, envidia y perfidia. No puede perdonar y no quiere tampoco, porque ha empeza-
do a desintegrarse moralmente y desea inconscientemente alcanzar la máxima destruc-
ción.

BARRA 25 PROTECCIÓN DE SU ABASTECIMIENTO

Su constante preocupación por no encontrarse desprovisto de su dosis necesaria,


lo hace esconder provisiones de licor en los lugares menos esperados, lugares aparta-

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dos de su casa, jardín, empleo, etc. Y así en el momento en que le apremie la compul-
sión por beber no sufre las consecuencias de la cruda.

BARRA 26 DESCUIDO DE LA ALIMENTACIÓN



El consumo constante de alcohol va produciendo una irritación de las paredes gás-
tricas lo que a la larga trae la falta de apetito. Ahora va a necesitar un aperitivo para co-
mer bien, y con el tiempo con sus continuas bebetorias va a olvidar sus horas regla-
mentarias de alimentación o va a establecer un desorden en las mismas. Llega el mo-
mento en que esta falta de alimentación le puede producir trastornos por carencia de
vitaminas o por debilidad general. El organismo se va minando, iniciando así la apari-
ción de enfermedades graves.

BARRA 27 PRIMERA HOSPITALIZACIÓN



Debido al constante consumo de alcohol, el enfermo puede llegar a requerir los auxi-
lios médicos. No es necesario que el alcohólico sea internado en un hospital o casa de
salud, para que se cumpla esta fase de la tabla. La reclusión hospitalaria puede llevar-
se a cabo en su propia casa de habitación.

El motivo de esta hospitalización puede incluir desde la simple intoxicación has-


ta la más grave de las enfermedades físicas o mentales desencadenadas por el alcohol.
Conforme las recaídas van sucediéndose, las hospitalizaciones o tratamientos médicos
particulares se hacen necesarios con mayor regularidad.

BARRA 28 DISMINUCIÓN DEL IMPULSO SEXUAL



Uno de los primeros síntomas de debilidad orgánica es la disminución del impulso se-
xual, la cual se da en una forma completa, en alrededor de la mitad de los casos. Es
o p o r t u n o i n d i c a r q u e e l a l c o h o l p r o d u c e u n a a c c i ó n d e s t r u c t o r a

sobre las células germinales y en muchos casos produce esterilidad.

Entre los consejos que dan los profesionales podemos adelantar el siguiente:

Para concebir un hijo, ni aún las personas no alcohólicas deben de excederse en


el uso del licor pues los espermatozoides son muy susceptibles a la acción del alcohol y

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a la hora de fecundar el óvulo femenino se pueden encontrar en una condición débil e
insana, de ahí las serias taras hereditarias en algunas generaciones de alcohólicos.
BARRA 29 CELOTIPIA ALCOHÓLICA

Ya sea la impotencia sexual, o la constante desavenencia en el hogar, predispone
al enfermo a creer que su compañero de vida le está siendo infiel, desencadenando así
celos infundados la mayoría de las veces, originando serias tragedias pasionales, sien-
do estas de mayores proporciones si ya el alcohólico padece de crisis alucinantes.

Los celos se apoderan de su mente como idea obsesiva, bebe más, complicando
así la posibilidad de un buen entendimiento con su cónyuge.

BARRA 30 BEBIDA REGULAR MATUTINA



El terrible estado de ansiedad, el malestar físico, las crudas, los temblores y la in-
seguridad síquica, hacen imposible que el alcohólico empiece el día sin el auxilio de la
primera copa al levantarse. Esta barra señala el final de la fase crítica y es el preludio
de la fase crónica: La bebida empieza al levantarse.

El enfermo aún trata de no desatender sus obligaciones laborales y con el auxilio


de ese trago soporta más o menos las primeras horas del día, necesitando a intervalos
otras dosis de sostenimiento hasta que llega la hora de concluir sus labores y poder in-
tensificar la borrachera durante la noche y así seguir con la cadena interminable de tra-
gos. La duración de este período de la alcoholomanía depende de la constitución física
del enfermo o de su grado de cultura o formación ética.

El trata por todos los medios posibles por no llegar a la ruina y se sobrepone por
cortos períodos para no caer en el desprestigio social; no obstante su lucha, sus resis-
tencias sucumben ante la compulsión física y la obsesión por la bebida: La enferme-
dad sigue su marcha.

IV ETAPA CRÓNICA

Con la bebida regular matutina va adquiriendo la necesidad cada vez más apre-
miante por el alcohol para calmar sus tensiones emocionales y va necesitando constan-
temente su auxilio como droga. Lo que ahora empieza a ser más necesidad que hábito

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se vuelve constante y entramos ya en la etapa crónica o sea la bebedera continua en
una carrera desembocada al desastre que se mantiene en marcha inercia.
BARRA 31 PERIODO DE EMBRIAGUEZ PROLONGADA

La ingestión constante de alcohol debilita su capacidad física y de una vez por todas se
encuentra bebiendo sin interrupción; se le ve por las calles a todas horas; con ese siste-
ma de beber es difícil que pueda sostener su empleo por mucho tiempo y es despedido
definitivamente de su trabajo, y si había logrado conservarlo hasta ahora era por exce-
siva tolerancia de sus jefes o por muy buena salud física del enferm@ alcohólic@ que
le permitió resistir por largo tiempo los embates del alcohol antes de destruirse; a tra-
vés de estos periodos va perdiendo sus salud física y mental, su poco prestigio laboral
y el decoro social.

Económicamente la mayoría llegan a la quiebra, incluso os que poseen algo de di-


nero, y se ven forzados a implorar la bondad de los amigos y en último caso la caridad
pública; la familia ha llegado a tal grado de desesperación, que es muy difícil que los
toleren, casi siempre se oyen expresiones refiriéndose a él como la oveja negra, y se re-
signan a perderlos en los laberintos callejeros y llegan, con el tiempo a negar todo pa-
rentesco con él por considerar bochornoso que un miembro de la familia haya caído
tan bajo.

Este divorcio completo con la sociedad, desde luego, le hace buscar más el alco-
hol para mitigar su miseria física, mental, social y espiritual.

BARRA 32 DETERIORO ETICO MARCADO



Estas experiencias han derrumbado su moral de tal forma que lo hacen olvidarse de to-
do y andar por el mundo exhibiendo su miseria, se niega a sí mismo, ni él cree lo que
es ahora: un real bagazo humano, que en sus pocos momentos de lucidez se remonta
al pasado de lo que fue, de lo que pudo haber sido y de lo que nunca ya será, acosado
por el estupor alcohólico en que vive.

En algunos casos ya no le importan los medios para conseguir dinero para consu-
mir alcohol, lo que le interesa es embriagarse, vivir de la fantasía y olvidarse del pre-
sente. Ya no desea reincorporarse a la vida social, porque todo lo cree perdido.

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El odio, la envidia, la ira y el resentimiento entenebrecen su espíritu y lo hacen
hundirse más en su flaqueza moral.
BARRA 33 DISMINUCIÓN DE LAS CAPACIDADES MENTALES

El excesivo uso del alcohol durante largos años ha producido estados constantes
de intoxicación en el cerebro. Las neuronas son las únicas células del organismo que
no se reproducen.

A causa de la intoxicación del alcohol, mueren por millares, lo que explica enton-
ces como el cerebro del alcohólico se va deteriorando. Su concentración, atención, me-
moria, juicio y raciocinio disminuyen y se va apoderando de él una constante fatiga
mental, son ahora muy pocos los chispazos de lucidez que tiene, casi siempre bajo el
estímulo del mismo alcohol.

De aquí en adelante su sistema nervioso en general irá en completa decadencia.

BARRA 34 SICOSIS ALCOHÓLICAS



SICOSIS: Significa desorden mental en grado extremo o patológico; prácticamen-
te es un divorcio completo con la realidad ambiental, el pensamiento y la acción pier-
den su hilo normal y se amoldan a un cuadro clínico patológico.

DEMENCIA: Es la total ruina síquica. Todas las sicosis llevan a la demencia.

LAS SICOSIS ALCOHÓLICAS: Son aquellas que se originan debido al uso excesi-
vo del alcohol, es decir, el alcohol es un elemento físico determinante pero desde lue-
go, hemos comprendido que la verdadera causa no se encuentra en el veneno mismo,
sino en la personalidad de quien lo bebe.

Todo alcohóic@ es presa de una ansiedad que crece hasta convertirse en angus-
tia impotente ante un peligro real o ficticio. La ansiedad y angustia no son más que si-
tuaciones originadas por sus propios conflictos internos y frustraciones con el medio
ambiente. El alcohol alivia la angustia, estimula los sentidos, disminuye la fatiga y a
medida que se bebe produce una sensación de seguridad y autosuficiencia, se olvida el
pasado y se ve con ojos soñadores hacia el futuro, mientras el presente es color de ro-
sa; pero como sucede en los castillos de naipes, el ilusionismo se rompe y vuelve la tris-

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te realidad a reaparecer con otros agravantes más, y para borrar esto…sigue la cadena
de engaños a sí mismo durante el alcoholismo crónico.
En los círculos científicos todavía hay desorientación respecto al origen de la en-
fermedad alcohólica, y también acerca del origen de la sicosis, sin embargo, si se ha
comprobado que el diez por ciento de alcohólicos mueren en un hospital de enfermos
mentales, víctimas de alguna de las 8 sicosis más comunes en los alcohólicos, y otro
porcentaje elevado, 15%, se hacen acreedores a trastornos nerviosos sin llegar a la sico-
sis. Lo cierto es que el alcohólico se caracteriza por una angustia y preocupación signi-
ficativamente elevadas unidas a una tolerancia muy baja a las presiones de la vida. Su
angustia parece resultar de la pérdida de control en las situaciones agudas de tensión
que no puede soportar y de las que intenta escapar inmediatamente. Conforme los me-
canismos defensivos sicológicos del alcohólico se debilitan y la tensión de sus conflic-
tos o de la realidad aumenta, pueden aparecer signos muy acentuados de angustia. Es
por eso que cuando no ha bebido, el alcohólico está inquieto e irritable, aprensivo, tris-
te o deprimido y cuando la angustia se desvanece y los impulsos reprimidos se liberan
bajo los efectos del alcohol, aparece una tonalidad efectiva eufórica, un sentimiento de
autoconfianza y despreocupación por sus responsabilidades, una tendencia a la fanta-
sía y a las compensaciones, todo lo cual, proporciona un falso sentido de seguridad.

INTOXICACIÓN ALCOHÓLICA: Es una forma simple de sicosis que se produce
en personas alcohólicas o no, de temperamento histérico. Su cuadro clínico puede du-
rar desde unos minutos hasta un día completo. Se dan ciertos síntomas patológicos,
pero desaparecen con el tratamiento médico, el enfermo casi no recuerda nada y en po-
co tiempo se reincorpora a la vida normal.

DELIRIUM TREMENS: Es la sicosis alcohólica más conocida por el público; de
causas complejas a la que contribuyen muchos factores anatómicos y fisiológicos co-
mo factores metabólicos, disminución de la función antitóxica del hígado, falta de oxi-
genación cerebral, incremento de los ácidos gástricos, deshidratación y carencia de vi-
taminas del complejo B. Por lo general el delirium tremens aparece a los pocos días d
haber dejado de beber; sin embargo, en ocasiones se presentan a las pocas horas de la
interrupción de la bebida ya en casos avanzadísimos en la enfermedad alcohólica. Se
manifiesta principalmente por ilusiones y alucinaciones.

ILUSIÓN: Es la mala interpretación de la realidad ambiente. El enfermo ve por

72
ejemplo una sábana que se mueve y cree que es un fantasma; oye una gota que cae del
lavamanos de su casa y cree que le está hablando e incluso insultando, etc.
ALUCINACIÓN: Es una percepción sin objeto. El enfermo percibe toda clase de
imágenes fantásticas que solo tienen existencia real en su mente, proyectadas en el am-
biente físico. Por ejemplo, oye una sinfonía o selección musical, ve

animales (prehistóricos, insectos enormes, etc.), siente olores extraños en su habita-
ción, sabores desconocidos en la comida y puede creer que lo están envenenando, etc.

Las alucinaciones pueden afectar todas las percepciones y de acuerdo con el senti-
do que afecten, así su nombre: visuales, táctiles, olfativas, auditivas, gustativas… Las
alucinaciones adquieren una realidad impresionante que hacen vivir al enfermo mo-
mentos de zozobra, casi siempre empiezan después de un alcoholismo crónico de 3 o 4
años, y ante el desasosiego mental es imposible que el enfermo  pueda dormir. Por
ejemplo, el enfermo ve que se acerca un enano verde hablándole con frases amenaza-
doras y además lo pellizca. El cerebro está por lo general inflamado, hay degeneración
más o menos marcada de las células nerviosas, daños graves en el cerebelo. Suele ha-
ber hemorragias puntiformes y una especie de meningitis. El delirium tremens tiene
una duración que oscila entre los 3 y 10 días. Durante el tratamiento jamás debe suje-
tarse al individuo por medio de una camisa de fuerza, envoltura en sábanas, etc., por-
que ello puede ser mortal. Los reincidentes casi siempre mueren de neumonía cardia-
ca.

SICOSIS DE KORSAKOF: Es una enfermedad que afecta al sistema nervioso y es de
origen alcohólico. Tiene una similitud sintomática con una parálisis general progresi-
va. El enfermo de Korsakof padece de una deficiencia de vitamina B, principalmente
tiamina y iacina.

La consecuencia tiene una apariencia clara, pero en realidad se producen pérdi-


das de la memoria principalmente para los hechos cercanos de su vida, por ejemplo:
¿qué desayunó hoy? –no se acuerda; ¿quién le telefoneó? –no se acuerda; ¿Dónde pu-
so el libro que estaba leyendo y cuál era el título del libro? –no se acuerda, etc. Y sin
embargo, si le preguntáramos por hechos que transcurrieron hace 20 años, ¿Cuándo
nació Mario, tu hijo mayor?, es posible que nos diga el día, la fecha y la hora del naci-
miento, y nos adorne con detalles cada uno de los aspectos relevantes del aconteci-
miento. Pero al seguir la reincidencia en la sicosis de Korsakof desaparece la memoria
también para los objetos lejanos. Nuestro enfermo es de humor jovial, pero casi no

73
puede identificar a las personas, hay ausencia de los reflejos rotulianos, y aparece un
terrible dolor en las piernas, principalmente en el curso que siguen los nervios.
Se presenta más en el sexo femenino que en el masculino, su duración oscila en-
tre las 6 y 8 semanas, y casi siempre la recuperación es completa, a menos que haya re-
incidencia las cuales causan deterioro de la memoria y, en algunos casos, deterioros in-
telectuales, emocionales y éticos.

ALUCINOSIS AGUDA: Es un cuadro esquizofrénico desencadenado por el alco-
hol; se presentan los mismos síntomas del delirium tremens, un tanto intensificados,
las alucinaciones auditivas más claras, y los enfermos son víctimas de un miedo terri-
ble; las alucinaciones o voces lo acusan de inmoral, homosexual, indecente y sucio;
oye disparos y ruidos amenazantes, alucinaciones olfativas o visuales. Es tanta la deses-
peración, que puede llamar en su auxilio a la policía, o armarse en su propia defensa.
A ello es que muchas veces causan escándalos y hasta pueden matar a otras personas.

Según el decir de los psiquiatras, sus conflictos son de origen homosexual, y casi
siempre su homosexualismo es del tipo reprimido; conscientemente hasta llegan a ig-
norarlo; pero en muchos casos el alcohol contribuye a la satisfacción de sus impulsos
perversos porque, como hemos dicho, libera las inhibiciones, lo cual le permite come-
ter actos homosexuales. Estos actos le producen después sentimientos de culpabili-
dad, remordimiento, etc.; originando las voces que lo insultan. Estas sicosis tienen
una duración de unos cuantos días a un mes y en casi cada recaída del enfermo se repi-
ten con mayor dureza.

PARANOIA ALCOHÓLICA: Su origen sicológico, según investigaciones psiquiá-


tricas es de origen homosexual reprimido. Empieza un delirio de celos y dudas de infi-
delidad de parte de su esposa, es un ser desconfiado y se caracteriza por encontrarle
defectos a todo: sueña con sorprender a su esposa en el acto con el supuesto amante
(esta clase de alucinaciones revelan el impulso homosexual reprimido). El pronóstico
es dudoso, casi siempre el enfermo continúa con sus celos y continúa bebiendo al salir
de cada reingreso al hospital. Lo más probable es que termine quedándose como hués-
ped vitalicio de un hospital psiquiátrico.

SICOSIS DEPRESIVA: Es una variante de la sicosis maníaco-depresiva, desenca-


denada por el alcohol. Se apodera del enfermo una inmensa tristeza, la cual puede du-
rar por meses. Si la persona es reincidente se van afectando los centros emocionales

74
del cerebro y se le desarrolla una melancolía crónica, o en otras palabras una tristeza
persistente.
SEUDOPARÁLISIS ALCOHÓLICA: Como su nombre lo indica es una falsa paráli-
sis producida por el deterioro de las fibras nerviosas; la persona puede quedar reclui-
do en una silla de ruedas o con los brazos inmóviles; se da un tratamiento de complejo
B con acentuación de B-12 y vitamina A. La recuperación al principio es casi completa,
pero el enfermo reincide, van quedando secuelas irreparables.

Mentalmente se presentan ilusiones y alucinaciones con acentuación del delirio


de grandeza.

SICOSIS DELIRANTE CRÓNICA: Esta sicosis al principio presenta las caracterís-
ticas del delirium tremens con acentuación de las alucinaciones auditivas; la persona
oye voces por todos lados que lo llaman o lo amenazan e incluso le ofrecen licor, si la
persona obedeciera las órdenes de la voz o voces. Cuando el enfermo no es multirecaí-
do, las voces son escuchadas fuera de la cabeza, y de repente se oyen cerca del oído y a
veces tan lejos que les cuesta escucharlas. Se desarrolla un delirio persecutorio, el en-
fermo anda huyendo o defendiéndose de sus enemigos poderosos casi siempre de ul-
tratumba, etc. Esta sicosis puede tornarse crónica y el enfermo queda recluido para to-
da su vida en un hospital psiquiátrico.

BARRA 35 BEBER CON PERSONAS SOCIALMENTE INFERIORES



Con el afán de sentirse siempre superior busca la compañía de personas que han caído
totalmente en el fango moral y material, con ellas hace recuerdos de sus buenos tiem-
pos y se transporta al pasado; se relaciona decididamente con drogadictos, delincuen-
tes y alcohólicos que han caído más bajo que él. Esta fase puede complicar su alcoholis-
mo contrayendo hábitos peores que el del alcohol y llegando a generaciones y perver-
siones inigualables.

BARRA 36 CONSUMO DE PRODUCTOS INDUSTRIALES



Esas mismas compañías de que hablamos lo inducen a ingerir sustancias que no
son preparadas especialmente para beber, sino que son alcohol impotables y para usos
industriales. Estas sustancias son más fuertes que los licores autorizados por la ley y,
desde luego, de un grado de toxicidad a veces mortal. En nuestro medio, los que han

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llegado a esta etapa beben ese alcohol industrial impotable revuelto con otra clase de
bebidas para rebajarles la potencia.
El alcohólico que llega a este extremo ya lo ha abandonado todo y es una escoria
social, habitantes ya del peor mundo del infierno alcohólico y es casi seguro que el que
llega allí no sale vivo; están en un mundo aparte y se les considera tan desgraciados o
más que los leprosos de los tiempos bíblicos. Ellos mismos se aíslan en los barrancos
aledaños a las ciudades, por lo general ya no tienen nombre ni apellidos, distinguién-
dose únicamente por el apodo o sobrenombre; hablan a medias palabras el idioma de
las personas normales pus tienen su propio léxico de suerte que cuesta mucho enten-
derles lo que dicen. Prácticamente son libres porque ni la policía los desea para casti-
garlos, los apresan sólo en casos de infracción al orden público o para llevarlos a un
hospital o a una clínica para desintoxicar. Son despreciados por la gente en la calle, les
niegan hasta el agua, los insultan o apedrean, sus familiares los niegan como parien-
tes, los médicos ya no los reciben en los hospitales. Su clásica figura es desgreñada, de
aspecto barbón, de pelo sucio y largo; sus ojos son enrojecidos y sanguinolentos, piel
de color rojo y cenizo y de aspecto brillante, pies y tobillos hinchados, paso inseguro y
vacilante y en fin, la vida de este enfermo que ha caído en el peor de los infiernos alco-
hólicos no es más que la autodestrucción humana llevada al extremo más infame. Has-
ta aquí, que se sepa, los únicos que han podido rescatar a estos hombres perdidos, son
los Alcohólicos Anónimos, reincorporándolos a la vida normal en muchos casos.

BARRA 37 DISMINUCIÓN DE LA TOLERANCIA AL ALCOHOL



El organismo se va minando y ahora el enfermo se embriaga y llega a la impoten-
cia física y mental con poco alcohol que consuma. Pasan el día con dos o tres traguitos
de alcohol, cuando antes necesitaban botellas enteras. El organismo sigue minándose
a ritmo acelerado hasta terminar en un deshecho físico.

BARRA 38 TEMORES INDEFINIBLES



Su vida síquica está totalmente enferma y destruida, ahora aparecen las fobias o
miedos indefinidos, a veces por motivos irreales casi siempre alucinatorios originados
en las ideas delirantes propias de su delirio de persecución social. Sufre sobresaltos y
dudas. Pierde la noción del tiempo. No puede distinguir si está viviendo el pasado o el
presente. Le teme al futuro: cada día que llega cree que es el último y maldice su exis-
tencia y la de todos. Ya para esta época ha desarrollado un odio constante hacia la so-

76
ciedad y por ello cada momento cree que la misma lo va a castigar, viviendo momen-
tos de terror y miedos acentuados por su angustia, culpabilidad y remordimiento.
BARRA 39 TEMBLORES PERSISTENTES

En su camino hacia la muerte, meta de su autodestrucción total, el sistema nervio-
so del alcohólico depende del veneno que bebe, así es que cuando le falta, lo pide en
medio de gritos y temblores persistentes, pues anatómicamente los nervios han perdi-
do su capacidad de estar en reposo, aparecen calambres que no son otra cosa que cor-
to-circuitos nerviosos y todo este infierno personal no se calma sin el auxilio del alco-
hol, que una vez ingerido, tiende a empeorar las cosas.

BARRA 40 INHIBICIÓN SICO-MOTORA



El funcionamiento del sistema nervioso va decayendo, pues, según algunos estu-
dios, se van creando centros de irradiación inhibidora en la corteza cerebral, ya sea
por causas emocionales o físicas. El alcohólico no puede apretar una tuerca, o simple-
mente abotonarse la camisa porque sus movimientos han perdido la coordinación y su
voluntad ha perdido el control de sus nervios y músculos que ahora se encuentran em-
botados. En esta etapa aunque el alcohólico deseara trabajar no puede, su sistema ner-
vioso no se lo permite.

BARRA 41 LA INGESTIÓN DEL ALCOHOL TOMA UN CARÁCTER OB-


SESIVO

Llegado a este punto el alcohol se ha apoderado definitivamente de la mente del
enfermo de modo que su ingestión debe de ser constante e ininterrumpida, como una
gota perenne. Al no poder prescindir ni un momento del alcohol, se expone a humilla-
ciones de las más grandes por conseguirlos; si tiene fuerza aún, lo roba, pero él no se
queda sin su dosis, la tiene que conseguir como sea porque su mente obsesiva le marti-
lla que así debe ser, y aunque esté vomitando el alcohol y ya no le quepa, sigue inge-
niándose para conseguir como comprarlo y tomarlo mientras esté despierto. La angus-
tia es tan terrible que no le permite pasar un momento consciente.

BARRA 42 VAGOS SENTIMIENTOS RELIGIOSOS



Gran porcentaje de los casos desarrolla un vago sentimiento religioso, cambia la

77
religión o visita una iglesia o capilla con el propósito de encontrar un oasis espiritual
para su alma enferma.
Pocos, pero muy pocos, se salvan siguiendo métodos religiosos por sí solos. Otros
han perdido la fe completamente en su religión e ingresan a la Masonería, a los Rosa-
cruces o a organizaciones seudo-científicas o astrológicas, o a sociedades espiritistas
en busca de alivio pero lo más seguro es que no la encuentran. Algunas de estas agru-
paciones son magníficas para otro tipo de personas pero no para el enfermo alcohóli-
co.

BARRA 43 TODO EL SISTEMA RACIONALISTA SE QUEBRANTA



Llega el momento en que sus razonamientos o pretextos son objetos de pruebas
tan duras ante la realidad, que el mismo enfermo comprende su triste estado y se en-
cuentra en un callejón sin salida. Algunos podrían aceptar su enfermedad alcohólica,
pero otros muchos todavía no lo aceptan. Si se le pregunta por qué bebe, luego de fal-
sos pretextos iniciales como al principio de su carrera alcohólica, terminaría respon-
diendo que no sabe por qué, que no le queda casi ninguna de lo que es su alcoholismo
y se resignan a él. Su fin está cercano y reconoce la verdad de la ruina material de los
pocos despojos orgánicos que constituyen su cuerpo.

BARRA 44 HOSPITALIZACIÓN DEFINITIVA



Si tiene la fortuna de ser aceptado en un hospital, allí pasará sus últimos días. Se-
gún las estadísticas médicas un alto porcentaje de alcohólicos fallecen de cirrosis hepá-
tica complicada con otras enfermedades que han ido desarrollando y a las que están
predispuestos. Lo cierto es que al final mueren abandonados de la sociedad y en el pe-
or de los desprestigios.

BARRA 45 PERDIDA DE LA VIDA



Al alcohólico lo espera la muerte en un hospital, en un manicomio o en la calle
por un accidente o muerte violenta debido a los peligros a que se expone. Algunos ter-
minan sus días en una cárcel por delitos cometidos bajo los efectos de la embriaguez.
Hoy en día se recomienda a las personas que tienen problemas con la bebida asistir a
los grupos de ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS, una organización que ha demostrado te-
ner éxito en detener la enfermedad alcohólica. Y hablamos de detener la enfermedad,

78
6

LA OPINIÓN DEL MÉDICO


WILLIAM D. SILKWORTH - PRÓLOGO DEL LIBRO GRANDE DE ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS

Los que pertenecemos a Alcohólicos Anónimos consideramos que puede interesar al


lector la opinión médica acerca del programa de recuperación que se sugiere. No cabe
duda de que un testimonio convincente debe venir de médicos que han tenido expe-
riencia de nuestro sufrimiento y presenciado nuestro retorno a la salud. Un eminente
doctor, que es el director médico de un hospital conocido nacionalmente y especializa-
do en el tratamiento de adictos al alcohol y a las drogas, dio a Alcohólicos Anónimos
una carta que le identifica y le inmortaliza.

79
A QUIEN CORRESPONDA:
Lorem ipsum dolor
sit amet, ligula sus-
Durante muchos años me he especializado en el trata-
pendisse nulla pre-
tium, rhoncus tem- miento del alcoholismo.
por placerat fermen-
tum, enim integer ad A fines del año 1934 atendí a un paciente que, a pesar de
vestibulum volutpat. haber sido un competente hombre de negocios, con mucha ap-
Nisl rhoncus turpis
titud para ganar dinero, era un alcohólico de un tipo que yo
est, vel elit.
había llegado a considerar como irremediable.

En el transcurso de su tercer tratamiento adquirió cier-


tas ideas de un posible método de recuperación. Como parte
de su rehabilitación, empezó a dar a conocer sus conceptos a
otros alcohólicos, inculcándoles la necesidad de que ellos a su
vez hicieran lo mismo con otros. Esto ha llegado a ser la base
de una agrupación de estos hombres y sus familiares, la cual
está creciendo rápidamente.

Parece que este individuo y más de otros cien se han re-


cuperado.

Personalmente conozco decenas de casos del tipo con el


cual han fallado por completo otros métodos.

Estos hechos parecen tener una gran importancia médi-


ca; debido a las extraordinarias posibilidades de crecimiento
inherentes a este grupo, pueden marcar una nueva época en
los anales del alcoholismo. Estos hombres bien pueden tener
un remedio para miles de esas situaciones.

Usted puede tener absoluta confianza en cualquier mani-


festación de los Alcohólicos Anónimos sobre ellos mismos.

Su atento y seguro servidor,

William D. Silkworth, M.D.

80
El médico que a petición nuestra nos facilitó esta carta, ha tenido la bondad de
ampliar sus ideas en otra declaración que exponemos a continuación. En ésta, confir-
ma que los que hemos sufrido la tortura alcohólica tenemos que creer que el cuerpo
del alcohólico es tan anormal como su mente.

No nos convencía la explicación de que no podíamos controlar nuestra manera


de beber sencillamente porque estábamos desadaptados a la vida; porque estábamos
en plena fuga de la realidad; o porque teníamos una franca deficiencia mental. Estas
cosas eran verídicas hasta cierto punto y, de hecho, en grado considerable en algunos
de nosotros, pero además estamos convencidos de que nuestros cuerpos también esta-
ban enfermos, y opinamos que es incompleto cualquier cuadro del alcohólico que no
incluya este factor físico.

La teoría del doctor, de que tenemos una alergia al alcohol, nos interesa. Aunque
nuestra opinión, no profesional, sobre su validez signifique poco, como ex bebedores
del tipo que se convierte en problema, podemos decir que esa explicación parece acer-
tada. Aclara muchas cosas que de otro modo nosotros no podíamos explicar.

Aunque nosotros trabajamos por nuestra solución en un plano espiritual y altruis-


ta, estamos en favor de la hospitalización del alcohólico que está nervioso o con la men-
te nublada. La mayoría de las veces será necesario esperar hasta que se aclare la mente
del individuo para conversar con él, ya que entonces habrá más posibilidades de que
entienda y acepte lo que podemos ofrecerle.

El doctor escribe:

Me parece que el tema presentado en este libro es de suma importancia para


quienes son adictos al alcohol. Digo esto después de muchos años de experiencia como
director médico de uno de los más antiguos hospitales del país, especializado en el tra-
tamiento de adictos al alcohol y a las drogas.

Por lo tanto, sentí verdadera satisfacción cuando se me pidió la contribución de


unas cuantas palabras sobre el tema tratado en estas páginas tan detalladamente y con
tanta maestría. Desde hace mucho tiempo los médicos nos hemos dado cuenta de que
alguna forma de psicología moral es de apremiante importancia para el alcohólico, pe-
ro su aplicación presentaba dificultades fuera de nuestros conceptos.

81
Las normas ultramodernas y el enfoque científico que aplicamos a todo, pueden
ser la causa de que estemos mal preparados para aplicar los poderes del bien que no
encajan en nuestros conocimientos sintéticos. Hace muchos años, uno de los colabora-
dores de este libro estuvo bajo nuestro cuidado en este hospital y, durante ese tiempo
adquirió ideas que inmediatamente llevó a la práctica.

Más adelante, solicitó permiso para contar su historia a otros pacientes y, con
cierta desconfianza, se lo concedimos. Los casos que hemos observado en todo su
transcurso han sido sumamente interesantes. La abnegación y su espíritu de comuni-
dad, son algo realmente inspirador para quien ha trabajado fatigosamente —y por mu-
cho tiempo— en el terreno del alcoholismo. Creen en ellos mismos, pero mucho más
en el Poder que los arranca de las garras de la muerte.

Naturalmente, el alcohólico necesita ser liberado de su anhelo imperioso por el


alcohol y esto requiere, con frecuencia, un procedimiento definido de hospitalización
para poder obtener el máximo de beneficios de las medidas psicológicas. Creemos, y
así lo sugerimos hace unos años, que la acción del alcohol en estos alcohólicos cróni-
cos es la manifestación de una alergia; que el fenómeno del deseo imperioso sólo se
presenta en esta clase y nunca en la de los bebedores moderados comunes. Estos tipos
alérgicos nunca pueden usar sin peligro el alcohol, cualquiera que sea la forma de éste.
Cuando ya han adquirido el hábito y se han percatado de que no pueden liberarse de
él, cuando ya han perdido la confianza en las cosas humanas y en ellos mismos, sus
problemas se acumulan y se vuelven sorprendentemente difíciles de resolver.

El estímulo emocional de un consejo bien intencionado, raramente les basta. El


mensaje que puede interesar y mantener su interés tiene que ser profundo y de peso.
En casi todos los casos, sus ideales tienen que cimentarse en un poder superior a ellos
mismos, si es que han de rehacer sus vidas.Si hay algunos que creen que, como psiquia-
tras dirigentes de un hospital para alcohólicos, parecemos algo sentimentales, les invi-
tamos a que nos acompañen a la línea de fuego; que vean las tragedias, las esposas de-
sesperadas, los pequeños hijos; que la solución de este problema sea parte de su traba-
jo cotidiano y hasta de sus momentos de reposo, y aun el más escéptico no se sorpren-
derá de que hayamos aceptado y alentado este movimiento. Creemos, después de mu-
chos años de experiencia, que no hemos encontrado nada que haya contribuido más a
la rehabilitación de estos hombres que el movimiento altruista que se está desarrollan-
do entre ellos.

82
Los hombres y las mujeres beben, esencialmente, porque les gusta el efecto que
produce el alcohol. La sensación es tan evasiva que, aunque admiten lo dañino, no pue-
den después de algún tiempo discernir la diferencia entre lo verdadero y lo falso. Les
parece que su vida alcohólica es la única normal. Están inquietos, irritables y descon-
tentos hasta que no vuelven a experimentar la sensación de tranquilidad y bienestar
que inmediatamente les produce apurar unas cuantas copas — copas que ven a otros
tomar con impunidad. Después de haber vuelto a sucumbir al deseo imperioso, pasan
por todas las bien conocidas etapas de la borrachera, emergiendo de ésta llenos de re-
mordimientos y con la firme resolución de no volver a beber. Esto se repite una y otra
vez, y a menos de que la persona pueda experimentar un cambio psíquico completo,
hay muy pocas esperanzas de que se recupere.

Por otra parte, por extraño que parezca a quienes no lo entienden, una vez que
ha ocurrido el cambio psíquico, la misma persona que parecía condenada a muerte,
que tenía tantos problemas y se creía incapaz de resolverlos, repentinamente descubre
que puede fácilmente controlar su deseo por el alcohol y que el único esfuerzo para
ello es el de seguir unas sencillas normas.Algunos individuos han recurrido a mí, pre-
sas de la desesperación, y me han dicho con sinceridad: “¡Doctor....., no puedo seguir
así! ¡Tengo la vida por delante! ¡Necesito parar...., pero no puedo! ¡Usted tiene que
ayudarme!”

Cuando se tiene que afrontar este problema, si el médico es sincero consigo mis-
mo, a veces tiene que sentir su propia insuficiencia. A pesar de que dé todo lo que pue-
da dar, con frecuencia no es suficiente. Uno piensa que se necesita la intervención de
algo más, aparte del poder humano para que se produzca el cambio psíquico esencial.

Aunque el conjunto de recuperaciones como resultado de esfuerzos psiquiátricos


es considerable, los médicos tenemos que admitir que hemos hecho poca mella en el
problema en conjunto. Hay muchos tipos que no responden al enfoque psicológico
ordinario.No estoy de acuerdo con los que creen que el alcoholismo es enteramente un
problema de control mental. He tratado a muchos individuos que, por ejemplo, habían
trabajado por espacio de meses en un problema o negocio que tenía que resolverse fa-
vorablemente para ellos en determinada fecha. Se habían bebido una copa, uno o dos
días antes de esa fecha, y el fenómeno del deseo imperioso había adquirido una pre-
ponderancia inmediata sobre los demás intereses y, por lo tanto, no habían cumplido
con aquel compromiso tan importante.

83
Estos individuos no bebían para escapar; estaban bebiendo para aplacar un de-
seo imperioso que estaba más allá de su control mental.

Hay muchas situaciones motivadas por el fenómeno del deseo imperioso y que
impulsan a los hombres a consumar el supremo sacrificio en vez de seguir luchando.

La clasificación de los alcohólicos parece sumamente difícil y el tratar de hacerla


con detalle está fuera de los propósitos de este libro. Existe, por ejemplo, el psicópata,
mentalmente desequilibrado. Todos estamos familiarizados con este tipo, el que cons-
tantemente está diciendo que va a dejar de beber para siempre. Siente un arrepenti-
miento exagerado y hace muchas resoluciones pero nunca toma una decisión.

Existe el individuo que no está dispuesto a admitir que no puede beber ni una co-
pa; planea distintas maneras de beber y cambia de marca o de lugar. Tenemos el que
cree que después de un período de haber estado sin beber, puede hacerlo sin peligro.
También tenemos el maniático-depresivo —tal vez éste sea el que menos pueden com-
prender sus amigos— acerca del cual puede escribirse todo un capítulo.

Y los individuos enteramente normales en todos aspectos, excepto en el que se re-


fiere al efecto que el alcohol produce en ellos.

Estos son, a veces, capaces, inteligentes y amigables.

Todos los citados y muchos otros, tienen un síntoma en común; no pueden empe-
zar a beber sin que se presente en ellos el fenómeno del deseo imperioso.
Este fenómeno, como lo hemos sugerido, puede ser la manifestación de una aler-
gia que distingue a esta gente de los demás y que la sitúa en un grupo distinto. Nunca
ha sido posible erradicarlo con ninguno de los métodos conocidos. El único método
que podemos sugerir es la abstinencia completa.

Esto nos precipita inmediatamente en un caldero hirviente de discusiones. Mu-


cho se ha dicho y escrito a favor y en contra, pero la opinión generalizada entre los mé-
dicos parece ser la de que la mayoría de los alcohólicos crónicos no tiene remedio.

¿Cuál es la solución? Tal vez pueda contestar mejor a esta pregunta relatando
una de mis experiencias.

84
Aproximadamente un año antes de tener esta experiencia, trajeron a un indivi-
duo para que se le tratara su alcoholismo crónico. Se había recuperado parcialmente
de una hemorragia gástrica y parecía ser un caso de deterioro mental patológico. Ha-
bía perdido todo lo que valía la pena en la vida y solamente vivía para beber. Admitió
francamente, y lo creía, que no había remedio para él. Después de que se hubo desalo-
jado al alcohol de su organismo, se comprobó que no había ninguna lesión cerebral
permanente. Aceptó el plan que se expone en este libro. Un año después vino a verme
y tuve una extraña sensación. Lo conocía por su nombre y pude reconocer parcialmen-
te sus facciones, pero eso era todo. De una ruina temblorosa y desesperada, había sur-
gido un individuo radiante de alegría y de confianza en sí mismo. Estuve hablando con
él un rato pero no podía convencerme de que lo conocía. Para mí, era un extraño y lo
fue hasta que se marchó.

Ha pasado mucho tiempo y no ha vuelto a probar el alcohol.

Cuando siento la necesidad de elevar mi mente, pienso en un caso que trajo un


eminente médico de Nueva York. El paciente había hecho su propio diagnóstico y, deci-
diendo que su situación era irremediable, fue a encerrarse en un granero vacío; ahí lo
encontraron unas personas que lo buscaban y me lo trajeron en una condición desespe-
rada. Después de su rehabilitación física tuvo una conversación conmigo, y con entera
franqueza, me manifestó que consideraba una pérdida de esfuerzos el tratamiento a
menos de que yo pudiera asegurarle lo que nadie había hecho nunca: que en el futuro
tendría “la fuerza de voluntad” necesaria para resistir el impulso de beber.

Su problema alcohólico era tan complejo y su depresión tan grande, que pensa-
mos en la entonces llamada “psicología moral” como única esperanza para él, y dudan-
do de que aun ésta tuviese algún efecto.

Sin embargo, lo convencieron las ideas que encierra este libro. No ha bebido ni
una copa en muchos años. Lo veo de vez en cuando y es un espécimen de la naturaleza
humana tan excelente como uno pueda imaginarse.

Aconsejo muy seriamente a todo alcohólico que lea con atención este libro. Es po-
sible que a primera vista lo tome como objeto de burlas, pero quizás después se quede
meditando y eleve una oración.
William Silkworth, M.D.

85
7

EL PROGRAMA DE A.A
PARA LA RECUPERACIÓNREFLEXIONES COMPARTIDAS DEL PORTAL DE A.A. EN MÉXICO

Alcohólicos Anónimos se basa para la rehabilitación de los enfermos de alcoholismo


en los "Doce Pasos", pues son el corazón del programa de recuperación de Alcohólicos
Anónimos, y muchos de los miembros se refieren a ellos como: "los pasos que dimos y
que nos condujeron a una nueva vida". Estos doce pasos no se basan en la teoría, los
primeros miembros analizaron juntos lo que habían hecho para lograr y mantener la
sobriedad. Los pasos son el resumen de su experiencia y una guía hacia la recupera-
ción espiritual que ahora da resultados a más de dos millones de alcohólicos.

86
Cuando un alcohólico aplica los "Doce pasos" del programa de recuperación a su
vida personal, su desintegración se detiene y su unificación empieza. El poder que aho-
ra lo mantiene integrado en su unidad, sobrepasa aquellas fuerzas que lo habían desga-
rrado y, para mantener cada uno de estos valores; no solo con uno mismo sino con
nuestros compañeros, están "Las doce tradiciones" que son la columna vertebral del
programa de rehabilitación. Cinco puntos básicos nuestro programa de rehabilitación:

1. Admisión del alcoholismo

En términos generales, al ser humano no le gusta perder o aceptar que está equi-
vocado. En el caso del alcohólico, por lo regular, siempre trata de justificar su forma
anormal de ver y argumenta que no tiene problemas al respecto. Sin embargo, puede
darse cuenta de su situación real si analiza cuidadosamente y con honestidad su mane-
ra excesiva de beber y los daños que esto le ocasionó tanto a él como a los demás.

En virtud de que la ciencia médica dictaminó que el alcoholismo es una enfermedad,
la persona deberá tomar en cuenta que nadie puede rehabilitar, o tratarse, si no se
acepta la enfermedad. Entonces la persona, que con sinceridad quiere dejar de beber,
debe aceptar su incapacidad por controlar la bebida; de lo contrario le podrá causar la
locura o la muerte prematura.

2. Análisis de la personalidad y catarsis

A través de un análisis de la personalidad, o un examen de conciencia, el enfer-


mo podrá descubrir las causas que lo llevaron a beber en forma destructiva; un sínto-
ma de problemas más profundos como son: carencia de control de las emociones, falta
de aceptación de la realidad. Esto es, un individuo inadaptado, desorientado, que casi
siempre estuvo en desacuerdo con todo y con todos, lo llevó a crearse hondos resenti-
mientos, que siempre tuvo infinidad de pretextos para beber; ahora se da cuenta de las
fallas en su personalidad: pudo ser demasiado orgulloso, envidioso, vanidoso, iracun-
do, etc. se conocerá, se aceptará a si mismo y sabrá cuales son sus alcances, cuáles sus
limitaciones, disponiéndose a cambiar de juicios y actitudes.

Después de lo esto deberá darse la oportunidad de hacer una catarsis o sanea-


miento mental, expulsando todo aquello que mantuvo en secreto y que le ocasionaba
intranquilidad, es conveniente que esto lo lleve a cabo o con un psiquiatra, un conseje-
ro espiritual o un miembro experimentado de A.A que haya practicado este concepto.

87
3. Reajuste de las relaciones interpersonales

El enfermo, dada su incontrolable forma de beber y conducta equivocada, deterio-


ró sus relaciones personales y, para reintegrarse a la sociedad, deberá hacer un reajus-
te de sus relaciones.

Para lograr lo anterior tendrá que descubrir los daños que ocasionó a los demás,
física y moralmente. Después, en la medida que le sea posible, habrá de reparar esos
daños; así logrará la tranquilidad que necesita para poder mantenerse sin beber.

4. Dependencia de un Poder Superior

Para obtener un cambio de juicios y actitudes positivas, aspirando a una nueva


vida, el enfermo necesita depender de un Poder Superior o de algo más fuerte que él;
debido a que el enfermo siempre trató de hacerlo todo por sus propios impulsos, lo
que originó que constantemente fracasara, se frustrara y luego se resintiera con los de-
más. Necesita reducir su ego para aceptar la ayuda de algo o de alguien.

No es conveniente depender de las personas o cosas, pues en algún momento nos


pueden fallar.

Inicialmente se puede depender del Grupo de Alcohólicos Anónimos y después si


así lo prefiere, puede depender de un Dios, tal como él lo entienda, ya que en Alcohóli-
cos Anónimos se respeta la libertad de creencias.

5. Trabajando con otros

Al dejar de beber, el alcohólico necesitará de algo en que canalizar la energía que


lleva dentro de sí, necesita dedicar el tiempo que ocupaba en emborracharse en algo
que le ayude en su recuperación, esto lo encuentra a través de ayudar a otros alcohóli-
cos de la misma manera que lo hicieron con él.

El objetivo es reforzar su sobriedad, manifestar su gratitud hacia Alcohólicos


Anónimos. La práctica de estos conceptos es sugerida, de modo que no son obligato-
rios para nadie, ni representan un requisito para integrarse a la comunidad de Alcohó-
licos Anónimos.

88
PREÁMBULO
LITERATURA BÁSICA DE LOS GRUPOS DE ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS

Alcohólicos Anónimos es una comunidad de hombres y mujeres que  comparten


su mutua experiencia, fortaleza y esperanza para resolver su problema común y ayu-
dar a otros a recuperarse de el alcoholismo. El único requisito para ser miembro de
AA es el deseo de dejar la bebida. Para ser miembro no se pagan honorarios ni cuotas;
nos mantenemos con nuestras propias contribuciones. AA no esta afiliada a ninguna
secta religiosa, partido político, organización o institución alguna; no desea intervenir
en controversias, no respalda ni se opone a ninguna causa. Nuestro objetivo primor-
dial es el mantenernos sobrios y ayudar a otros alcohólicos a alcanzar el estado de so-
briedad.

Lo que Alcohólicos Anónimos no hace:

1. Da a los alcohólicos la motivación inicial para recuperarse.


2. Trata de persuadir a los alcohólicos para que se hagan miembros.
3. Patrocina ni participa en investigaciones.
4. Guarda registros de asistencia ni historiales.
5. Está afiliada a “consejos” ni a agencias sociales.
6. Vigila ni trata de controlar a sus miembros.
7. Hace pronósticos ni diagnósticos médicos ni psicológicos.
8. Provee servicios de desintoxicación ni de enfermería, hospitalización, medici-
nas, o cualquier tratamiento médico o psiquiátrico.
9. Ofrece servicios religiosos ni organiza ni patrocina retiros.
10. Participa en la educación acerca del alcohol.
11. Proporciona servicios de vivienda, alimentación, ropa, dinero, trabajo, ni de-
más servicios de asistencia social.
12. Ofrece servicios de consulta doméstica ni profesional.
13. Acepta dinero por sus servicios, ni contribuciones de fuentes no A.A.
14. Suministra cartas de recomendación a las juntas de libertad condicional, abo-
gados, funcionarios de los tribunales.

lxxxix
William Griffith Wilson
COFUNDADOR DE LA COMUNIDAD DE ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS

xc
Bill W. Veterano de guerra a la edad de 22 años, estudiante de economía y comer-
cio a la vez que de leyes, su talento en los negocios y en las finanzas le trajo la fortuna
y le deparó aplausos, de esta aleación de la bebida y la especulación, comenzó a forjar
el arma que un día se convertiría en el bumerán que casi lo hace pedazos como a miles
de alcohólicos en el mundo, que hoy por medio de su obra se recuperan de esta terri-
ble enfermedad. Nació el 26 de noviembre de 1895. Murió el 24 de enero de 1971.

Este importante personaje en la historia de Alcohólicos Anónimos, creció en un


pequeño pueblo llamado East Dorset y nació bajo la sombra de una montaña llamada
Monte Eolo. Uno de sus primeros recuerdos relata el momento en que miraba la enor-
me montaña y se preguntaba si él sería capaz de subir a un punto tan alto.

Cuando tenía diez años de edad se fue a vivir con sus abuelos. Bill era un mucha-
cho alto, pero torpe, niños más pequeños que él siempre le ganaban en las peleas. En
esa época empezó a desarrollar la idea de ganar, ser el número uno, construyó y lanzó
un bumerán, acicateado por lo que dijo su abuelo, acerca de que nadie que no fuera
australiano podía fabricar uno. Emocionalmente, Bill había comenzado a fabricar otra
especie de boomerang que casi lo mata: ser el primero, el número uno en todo, tenía
que ser atleta porque no lo era, músico porque no podía entonar la más simple melo-
día, presidente de su clase, llegó a ser capitán del equipo de béisbol, aprendió a tocar
el violín como para conducir la orquesta de la secundaria.

En la adolescencia, se enamoró de la hija de un pastor, la chica murió repentina-


mente y Bill cae en una depresión que le dura tres años, no se gradúa, pues se siente
incapaz de terminar porque no acepta la pérdida de una parte que él consideraba que
le pertenecía. Llegó Lois a su vida, y Bill siente repentinamente que renace de nuevo.
Se casarón durante la Primera Guerra Mundial cuando él era un joven suboficial.

En su vida social, Bill sintió aquella terrible sensación de inconformidad, aquella


timidez de hablar más de dos o tres palabras juntas; pero alguien le alargó una copa y
luego otra y otra más. ¡Ah que magia! Había encontrado el elíxir de la vida. Cuando ter-
minó la guerra, Bill que había sido oficial, empieza a trabajar como dependiente, como
empleado, de la Estación Central de Ferrocarriles de Nueva York.

Finalmente, llega a Wall Street, vía de atajo a la riqueza y el poder, o la pobreza.


En pocos años logró acumular demasiado dinero siendo una persona muy joven.

xci
No le preocupa su forma de beber, aunque su esposa Lois había empezado a su-
frir a causa de ella. En aquélla época, Bill bebía para soñar grandes fantasías de un po-
der cada vez mayor; deseaba ser el director de grandes empresas y casi lo logra de no
ser por la crisis financiera de 1929. Cuando todo se desvaneció, aunque debía miles de
dólares, no pensaba lanzarse por la ventana como mucha gente lo hizo a causa de la
bancarrota financiera; cree que puede construirlo todo una vez más, no lo logró pues
su obsesión alcohólica ya lo había condenado; de manera que comienza a hundirse y
se convierte en un indeseable de Wall Street; desacreditado por todas partes, ya no te-
nía dinero ni sobriedad. Finalmente, llega a un estado en el que ya no bebía para tener
sueños de poder, bebía para ahogar las penas y olvidar.

El licor dejó de ser un lujo, se convirtió en una necesidad. La dosis cotidiana de


Bill eran de dos a tres botellas de ginebra de fabricación casera. Ocasionalmente, al-
gún pequeño negocio le proporcionaba algunos dólares con los que pagaba sus deudas
en tiendas de licores, empezó a despertar tembloroso y para calmarse bebía una copa
de ginebra seguida de media docena de botellas de cerveza.

Tomó la firme resolución de dejar de beber para siempre, pero poco después nue-
vamente llegó borracho a su casa. Es internado por conducto de su cuñado que era mé-
dico y conoce al doctor Silkworth, quien le revela cómo la voluntad del alcohólico se de-
bilita sorprendentemente cuando se trata de combatir al licor. Bill es visitado en su ca-
sa por un antiguo amigo del colegio, Ebby, del que se decía que había sido internado
por demencia alcohólica. Sin embargo, estaba sobrio. Bill le ofreció una copa, misma
que rechazó, desilusionado, pero lleno de curiosidad, Bill se preguntó qué le habrá su-
cedido al individuo, no es el mismo.

“Vamos, ¿de qué se trata?”,le pregunta. Ebby lo miró a la cara y sonriendo le res-
pondió, tengo religión. Había ido a ver a Bill para pasarle su experiencia, si él quería
aceptarla.

En el hospital, a Bill W. lo desintoxicaron por última vez. Allí se ofreció humilde-


mente a Dios, para hiciera en él su voluntad; se puso incondicionalmente a su cuidado
y bajo su dirección. Por primera vez admitió que por él mismo no era nada; que sin Él
estaba perdido. Sin ningún temor encaró sus pecados y estuvo dispuesto a que su re-
cién encontrado Amigo se los quitara de raíz. Desde entonces no volvió a beber ni una
sola copa.

xcii
Robert Holbrook Smith
COFUNDADOR DE LA COMUNIDAD DE ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS

xciii
Fue un médico estadounidense y el cirujano co-fundador de Alcohólicos Anóni-
mos en 1935, También fue conocido como el Dr. Bob. fue llamado el "Príncipe de la
Duodécima Steppers" por Wilson porque voluntariamente ayudado a más de 5.000 al-
cohólicos. Además, estaba en su casa que se desarrollaron las ideas básicas de AA.

Nació en San Montpelier, Vermont, donde fue criado, a Susan A. Holbrook Pe-
rrin y Walter Smith, creció con comodidades, pero irritado por la disciplina estricta de
sus primeros años.

Comenzó a beber cuando era estudiante en el Dartmouth College. Durante los


años anteriores a su graduación tuvo una gran capacidad para el alcohol y durante el
tiempo que estuvo en la escuela de medicina, la bebida se convirtió en un problema.
De hecho, dejó la Universidad de Michigan durante el segundo año a causa de la bebi-
da. Aunque salió adelante con los estudios y presentó buenos exámenes, se le pidió
que dejara la universidad. De graduarse en la universidad de Dartmouth en 1902, com-
pletó la escuela de medicina en la Universidad de Michigan. Smith se casó con Anne
Ripley Smith, quien jugó un papel vital en el desarrollo de los 12 pasos de AA. Smith,
co-fundó el movimiento de recuperación de Alcohólicos Anónimos con Bill Wilson, en
1935 en Akron, Ohio

Completó sus estudios profesionales en la Rush Medical School de Chicago. Por


poco no logra graduarse en Rush; en su último año su manera de beber llegó a ser tan
tremenda, que fue incapaz de completar los exámenes finales, por lo que tuvo que cur-
sar dos trimestres adicionales y permanecer absolutamente “seco” con el fin de gra-
duarse.

En octubre de 1984, un contrato fue negociado y la casa del Dr. Bob, fue incorpo-
rado oficialmente como una corporación sin fines de lucro, mientras que los acuerdos
de financiación se hicieron para completar la compra de la casa. una variación de zoni-
ficación de la propiedad se hizo por la ciudad de Akron, para que la propiedad podría
ser designado un museo.

En octubre de 1985, la casa del Dr. Bob, fue nombrado un sitio histórico del esta-
do por el gobernador Richard Celeste, y mediante los buenos oficios de los EE.UU. el
congresista John Seiberling, hijo de Henrietta Seiberling, la casa del Dr. Bob fue decla-
rada Monumento Histórico Nacional.

xciv
Desde entonces, los continuos esfuerzos se han hecho para preservar y restaurar
el carácter original de la casa como lo fue cuando el Dr. Bob residía allí. Las donacio-
nes para la restauración y el mantenimiento continuo de la casa del Dr. Bob en un mu-
seo son muy necesarios y apreciados siempre. De esta forma el legado del Dr. Bob se
perpetuará para todos los que tienen el coraje de renunciar a su voluntad y lo siguen a
través de los doce pasos.

Murió el 16 de noviembre de 1950 en Akron, Ohio, tras 15 años de sobriedad inin-


terrumpida. Decía que las ideas fundamentales de Alcohólicos Anónimos provienen
del estudio de la Biblia y de los 12 pasos en su esencia más profunda, simplemente sig-
nifica "Amor y Servicio".

Veinticinco años después de la muerte del Dr. Bob, un pequeño grupo de Akron
los miembros de Alcohólicos Anónimos se reunieron con el deseo de conmemorar el
lugar donde nació Alcohólicos Anónimos. La casa era propiedad en ese momento por
un joven que era estudiante en la Universidad de Akron.

Era el 10 de junio de 1935, que ahora se respeta como la fecha en que en realidad
empezó Alcohólicos Anónimos. El doctor Bob no volvió a tomar un trago en el resto de
su vida. Creó los doce pasos y la historia como el fundador de Alcohólicos Anónimos.
El simbólico doce escalones de piedra que conduce a la entrada principal es un monu-
mento vivo a la valentía, la visión y la determinación de este hombre que forjó el cami-
no para muchos otros tantos.. tuvo su comienzo en 1935, en Akron, Ohio, como resulta-
do del encuentro de Bill W., un agente de Bolsa de Nueva York, y el Dr. Bob S., un ciru-
jano de Akron. Ambos habían sido alcohólicos desahuciados.Antes de conocerse, Bill y
el Dr. Bob habían tenido contacto con el Grupo Oxford, una sociedad compuesta en su
mayor parte de gente no-alcohólica, que recalcaba la aplicación de valores espirituales
universales a la vida diaria.

En aquella época, los Grupos Oxford de América estaban dirigidos por el renom-
brado clérigo episcopaliano el Dr. Samuel Shoemaker. Bajo esta influencia espiritual, y
con la ayuda de su viejo amigo, Ebby T., Bill había logrado su sobriedad y había mante-
nido su recuperación trabajando con otros alcohólicos, a pesar del hecho de que ningu-
no de sus candidatos se había recuperado. Mientras tanto, el ser miembro del Grupo
Oxford de Akron no le había dado al Dr. Bob la suficiente ayuda como para lograr su
sobriedad.

xcv
Aportes

Cuando por fin el Dr. Bob y Bill se conocieron, el encuentro produjo en el Dr.
Bob un efecto inmediato. Esa vez, se encontraba cara a cara con un compañero alcohó-
lico que había logrado dejar de beber. Bill recalcaba que el alcoholismo era una enfer-
medad de la mente, de las emociones y del cuerpo. Este importantísimo hecho se lo ha-
bía comunicado el Dr. William D. Silkworth, del Hospital Towns de Nueva York, insti-
tución en la que Bill había ingresado varias veces como paciente. Aunque era médico,
el Dr. Bob no sabía que el alcoholismo era una enfermedad. Las ideas contundentes de
Bill acabaron convenciendo a Bob y pronto logró su sobriedad y nunca volvió a beber.

Ambos se pusieron a trabajar inmediatamente con los alcohólicos confinados en


el Hospital Municipal de Akron. Como consecuencia de sus esfuerzos, un paciente
pronto logró su sobriedad. Aunque no se había inventado todavía el nombre Alcohóli-
cos Anónimos, estos tres hombres constituyeron el núcleo del primer grupo de A.A.
En el otoño de 1935, el segundo grupo fue tomando forma gradualmente en Nueva
York. El tercer grupo se inició en Cleveland en 1939. Se había tardado más de cuatro
años en producir 100 alcohólicos sobrios en los tres grupos fundadores. A principios
de 1939, la Comunidad publicó su libro de texto básico, Alcohólicos Anónimos. En este
libro, escrito por Bill, se exponían la filosofía y los métodos de A.A., la esencia de los
cuales se encontraba en los ahora bien conocidos Doce Pasos de recuperación. El libro
también llevaba los historiales de 30 miembros recuperados. De este punto en adelan-
te, A.A. se fue desarrollando rápidamente.

También en 1939, el Cleveland Plain Dealer publicó una serie de artículos acerca
de A.A., suplementada por algunos editoriales muy favorecedores. El grupo de Cleve-
land, compuesto solamente de unos 20 miembros, se vio inundado con incontables sú-
plicas de ayuda. A los alcohólicos que llevaban solamente unas cuantas semanas so-
brios se les encargó de trabajar con los nuevos casos. Con esto se dio al movimiento
una nueva orientación, y los resultados fueron fantásticos. Pasados unos pocos meses,
el número de miembros de Cleveland había ascendido a 500. Por primera vez, había
evidencia de que la sobriedad podría producirse en masa. Entretanto, el Dr. Bob y Bill
habían establecido en Nueva York en 1939 una junta de custodios para ocuparse de la
administración general de la Comunidad recién nacida. Algunos amigos de John D.
Rockefeller, Jr. servían como miembros de este consejo, junto con algunos miembros
de A.A.

xcvi
Se dio a la junta el nombre de la Fundación Alcohólica. Sin embargo, todos los in-
tentos de recoger grandes cantidades de dinero fracasaron, porque el Sr. Rockefeller
había llegado a la conclusión prudente de que grandes sumas de dinero podrían estro-
pear la naciente sociedad.

No obstante, la fundación logró abrir una pequeña oficina en Nueva York para
responder a las solicitudes de ayuda e información y para distribuir el libro de A.A.—
una empresa, dicho sea de paso, que había sido financiada principalmente por los
miembros de A.A.

El libro y la nueva oficina pronto resultaron ser de gran utilidad. En el otoño de


1939, la revista Liberty publicó un artículo acerca de A.A. y, como reacción, llegaron a
la oficina unas 800 urgentes solicitudes de ayuda. En 1940, el Sr. Rockefeller celebró
una cena para dar publicidad a A.A., a la cual invitó a muchos de sus eminentes ami-
gos neoyorquinos. Este acontecimiento suscitó otra oleada de súplicas. A cada solici-
tud, se le respondía con una carta personal y un pequeño folleto. Además, se hacía
mención del libro Alcohólicos Anónimos, y pronto se empezaron a distribuir numero-
sos ejemplares del libro. Con la ayuda de cartas enviadas de Nueva York y de miem-
bros de A.A. viajeros provenientes de centros ya establecidos, nacieron muchos gru-
pos. A finales del año, había 2,000 miembros de A.A.

Entonces, en marzo de 1941, apareció en el Saturday Evening Post un excelente


artículo acerca de A.A., y la reacción fue tremenda. Para finales de ese año, el número
de miembros había ascendido a 6,000 y el número de grupos se había multiplicado
proporcionalmente. La Comunidad fue extendiéndose a pasos gigantescos por todas
partes de los Estados Unidos y Canadá.

En 1950, había en todas partes del mundo unos 100,000 alcohólicos recupera-
dos. Por muy impresionante que fuera ese desarrollo, la década de 1940 al 1950 fue
una época de gran incertidumbre. La cuestión crucial era si todos aquellos alcohólicos
volubles podrían vivir y trabajar juntos en sus grupos. ¿Podrían mantenerse unidos y
funcionar con eficacia?

Esa pregunta quedaba todavía sin respuesta. El mantener correspondencia con


miles de grupos referente a sus problemas particulares llegó a ser uno de los principa-
les trabajos de la sede de Nueva York.

xcvii
No obstante, para el año 1946, ya era posible sacar algunas conclusiones bien ra-
zonadas en lo concerniente a las actitudes, costumbres y funciones que se ajustarían
mejor a los objetivos de A.A. Estos principios, que habían surgido de las arduas expe-
riencias de los grupos, fueron codificados por Bill en lo que hoy día se conoce por el
nombre de las Doce Tradiciones de Alcohólicos Anónimos. Para 1950, el caos de los
tiempos anteriores casi había desaparecido. Se había logrado enunciar y poner en prác-
tica con éxito una fórmula segura para la unidad y el funcionamiento de A.A.

Durante esa frenética década, el Dr. Bob dedicaba sus esfuerzos al asunto de la
hospitalización de los alcohólicos y a la tarea de inculcarles los principios de A.A. Los
alcohólicos llegaban en tropel a Akron para obtener cuidados médicos en el hospital
Santo Tomás, una institución administrada por la iglesia católica. El Dr. Bob se inte-
gró en el cuerpo médico de este hospital, y él y la extraordinaria Hermana M. Ignacia,
también del personal del hospital, facilitaban atención médica e inculcaban el progra-
ma de A.A. a unos 5,000 alcohólicos enfermos. Después de la muerte del Dr. Bob en
1950, la Hermana Ignacia siguió trabajando en el Hospital de la Caridad de Cleveland,
donde contaba con la ayuda de los grupos locales y donde otros 10,000 alcohólicos en-
fermos encontraron A.A. por primera vez. Este trabajo era un preclaro ejemplo de dis-
posiciones hospitalarias que permitían que A.A. cooperara venturosamente con la me-
dicina y la religión.

En ese mismo año de 1950, A.A. celebró en Cleveland su primera Convención In-
ternacional. En esa convención el Dr. Bob hizo su último acto de presencia ante la Co-
munidad y, en su charla de despedida, se enfocó en la necesidad de mantener simple
el programa de Alcohólicos Anónimos. Junto con los asistentes, él vio a los delegados
adoptar con entusiasmo las Doce Tradiciones de A.A. para el uso permanente de la Co-
munidad en todas partes del mundo. (Murió el 16 de noviembre de 1950.)

Al año siguiente ocurrió otro acontecimiento muy significativo. Las actividades


de la oficina de Nueva York habían sido grandemente ampliadas y en esas fechas in-
cluían las relaciones públicas, consejo a los nuevos grupos, servicios a los hospitales, a
las prisiones, a los Solitarios e Internacionalistas, y cooperación con otras agencias en
el campo del alcoholismo. La sede también publicó libros y folletos “uniformes” de
A.A. y supervisaba la traducción de esta literatura a otros idiomas. Nuestra revista in-
ternacional, el A.A. Grapevine, ya tenía una elevada circulación. Estas actividades y
otras más habían llegado a ser indispensables para A.A. en su totalidad.

xcviii
No obstante, estos servicios vitales estaban todavía en manos de una aislada jun-
ta de custodios, cuyo único vínculo con la Comunidad había sido Bill y el Dr. Bob. Co-
mo los cofundadores habían previsto años atrás, llegó a ser imperativo vincular a los
custodios de los servicios mundiales de A.A. (ahora la Junta de Servicios Generales de
Alcohólicos Anónimos) con la Comunidad a la cual servían. Por lo tanto se convocó
una reunión de delegados de todos los estados y provincias de los EE.UU. y Canadá.
Así constituido, este organismo de servicio mundial se reunió por primera vez en 1951.
A pesar de cierta aprensión suscitada por la propuesta, la asamblea tuvo un gran éxito.
Por primera vez, los custodios, anteriormente aislados, eran directamente responsa-
bles ante A.A. en su totalidad. Se había creado la Conferencia de Servicios Generales
de A.A. y, así, se había asegurado el funcionamiento global de A.A. para el futuro.

La segunda Convención Internacional tuvo lugar en St. Louis en 1955 con motivo
de la conmemoración del 20º aniversario de la Comunidad. Para aquel entonces, la
Conferencia de Servicios Generales ya había demostrado su indudable valor. En esa
ocasión, en nombre de todos los pioneros de A.A., Bill transfirió a la Conferencia y a
sus custodios la futura vigilancia y protección de A.A. En ese momento, la Comunidad
tomó posesión de lo suyo; A.A. llegó a su mayoría de edad.

Si no hubiera sido por la ayuda de los amigos de A.A. en sus primeros días, es pro-
bable que Alcohólicos Anónimos nunca hubiera existido. Y de no haber contado con la
multitud de amigos que, desde entonces, han contribuido con su tiempo y su ener-
gía—especialmente nuestros amigos de la medicina, la religión y los medios de
comunicación—A.A. nunca podría haber crecido y prosperado. La Comunidad expresa
su perenne gratitud por esta amistosa ayuda.

El 24 de enero de 1971, Bill murió de pulmonía en Miami Beach, Florida, don-


de—hacía siete meses—había pronunciado ante la Convención Internacional del 35º
Aniversario lo que resultaron ser sus últimas palabras a sus compañeros de A.A.:
“Dios les bendiga a ustedes y a Alcohólicos Anónimos para siempre.”Desde entonces,
A.A. ha llegado a ser una comunidad de extensión mundial, lo cual ha demostrado que
la manera de vivir de A.A. hoy día puede superar casi todas las barreras de raza, credo
e idioma. La Reunión de Servicio Mundial, celebrada por primera vez en 1969, ha veni-
do efectuándose cada dos años desde 1972, alternando su sitio entre Nueva York y una
ciudad de ultramar.
BIOGRAFÍAS DEL GRAPEVINE, REVISTA OFICIAL DE ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS (AA GRAPEVINE MAGAZINE N.Y.)

xcix
CÓMO TRABAJA
CAPÍTULO 5, PÁGINA 54 LIBRO GRANDE ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS

Rara vez hemos visto fracasar a una persona que haya seguido concienzudamente
nuestro camino. Los únicos que no se recuperan son los individuos que no pueden o
no quieren entregarse de lleno a este sencillo programa; generalmente son hombres y
mujeres incapaces, por su propia naturaleza, de ser honrados consigo mismos. Hay se-
res desventurados como éstos. No son culpables: por lo que parece, han nacido así.

Por su naturaleza, son incapaces de entender y de realizar un modo de vida que exige
la más rigurosa honradez. Para éstos las probabilidades de éxito son pocas. Existen
también los que sufren graves trastornos emocionales y mentales, aunque muchos de
ellos logran recuperarse si tienen la capacidad suficiente para ser honrados.

Nuestras historias expresan de un modo general cómo éramos, lo que nos aconteció y
cómo somos ahora. Si tú has decidido que quieres lo que nosotros tenemos y estás dis-
puesto a hacer todo lo que sea necesario para conseguirlo, entonces estás en condicio-
nes de dar ciertos pasos.

Nosotros nos resistimos a algunos de ellos. Creíamos que podríamos encontrar un ca-
mino más fácil y cómodo. Pero no pudimos. Es por ello que, con todo el ahínco que
pueda animarnos, te suplicamos que seas valiente y concienzudo desde el mismísimo
comienzo.

Algunos de nosotros tratamos de aferrarnos a nuestras viejas ideas y el resultado fue


nulo hasta que nos deshicimos de ellas sin reserva. Recuerda que tratamos con el alco-
hol: astuto, desconcertante y poderoso. Sin ayuda, resulta demasiado para nosotros.
Pero  hay Uno que tiene todo el poder -Dios, ¡Ojalá Le encuentres!

Las medidas parciales no nos sirvieron para nada. Estábamos en el punto del cambio.
Entregándonos totalmente, le pedimos a Dios su protección y cuidado. He aquí los pa-
sos que dimos y que se sugieren como programa de recuperación:

c
1.Admitimos que éramos impotentes ante el alcohol, que nuestras vidas se habían
vuelto ingobernables.
2.Llegamos a creer que un Poder Superior a nosotros mismos podría devolvernos
el sano juicio.
3.Decidimos poner nuestras voluntades y nuestras vidas al cuidado de Dios, como
nosotros lo concebimos.
4.Sin miedo hicimos un minucioso inventario moral de nosotros mismos.
5.Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos y ante otro ser humano, la natura-
leza exacta de nuestros defectos.
6.Estuvimos enteramente dispuestos a dejar que Dios nos liberase de nuestros de-
fectos.
7.Humildemente le pedimos que nos liberase de nuestros defectos.
8.Hicimos una lista de todas aquellas personas a quienes habíamos ofendido y es-
tuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos.
9.Reparamos directamente a cuantos nos fue posible el daño causado, excepto
cuando el hacerlo implicaba perjuicio para ellos o para otros.
10.Continuamos haciendo nuestro inventario personal y cuando nos equivocába-
mos lo admitíamos inmediatamente.
11.Buscamos a través de la oración y la meditación mejorar nuestro contacto cons-
ciente con Dios, como nosotros lo concebimos, pidiéndole solamente que nos dejase
conocer su voluntad para con nosotros y nos diese la fortaleza para cumplirla.
12.Habiendo obtenido un despertar espiritual como resultado de estos pasos, tra-
tamos de llevar el mensaje a los alcohólicos y de practicar estos principios en todos
nuestros asuntos.

Muchos de nosotros exclamamos: '¡Vaya tarea! Yo no puedo llevarla a cabo.' No te de-


sanimes. Ninguno de nosotros ha podido mantenerse apegado a estos principios en
forma ni siquiera aproximada a la perfección. No somos santos. Lo importante es que
estamos dispuestos a desarrollarnos de una manera espiritual. Los principios que he-
mos establecido son guías para nuestro curso. Lo que pretendemos es el progreso espi-
ritual, y no la perfección espiritual, poniendo en claro tres ideas pertinentes:

a)Que éramos alcohólicos y que no podíamos gobernar nuestras propias vidas;


b)Que probablemente ningún poder humano hubiera podido remediar nuestro al-
coholismo;
c)Que Dios podía remediarlo y lo remediaría, si Le buscábamos.

ci
LAS PROMESAS
CAPÍTULO 6, PÁGINA 78 LIBRO GRANDE ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS

Si nos esmeramos en esta fase de nuestro desarrollo, nos sorprenderemos de los


resultados antes de llegar a la mitad del camino. Vamos a conocer una libertad y una
felicidad nuevas.

No nos lamentaremos por el pasado no desearemos cerrar la puerta que nos lleva
a él. Comprenderemos el significado de la palabra serenidad y conoceremos la paz.

Sin importar lo bajo a que hayamos llegado, percibiremos cómo nuestra experien-
cia puede beneficiar a otros.

Desaparecerá ese sentimiento de inutilidad y lástima de nosotros mismos. Perde-


remos el interés en cosas egoístas y nos interesaremos en nuestros compañeros.

Se desvanecerá la ambición personal. Nuestra actitud y nuestro punto de vista so-


bre la vida cambiarán. Se nos quitará el miedo a la gente y a la inseguridad económica.

Intuitivamente sabremos manejar situaciones que antes nos desesperaban.

De pronto comprenderemos que Dios está haciendo por nosotros lo que por noso-
tros mismos no podíamos hacer.

¿Son éstas promesas extravagantes?

No lo creemos.

Están cumpliéndose entre nosotros – a veces rápidamente, a veces lentamente,


pero siempre se realizarán si trabajamos para obtenerlas.

cii
EL PREMIO LASKER
APÉNDICE 1VLIBRO GRANDE ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS

En 1951, el Premio Lasker fue conferi-


do a Alcohólicos Anónimos.

Parte de la citación decía:

“La Asociación Norteamericana de Sa-


lud Pública presenta el Premio del Grupo
Lasker de 1951 a Alcohólicos Anónimos, en
reconocimiento de su enfoque único y su-
mamente acertado de ese antiguo proble-
ma de salud y problema social, el alcoholis-
mo.

... Al recalcar el hecho de que el alco-


holismo es una enfermedad, el estigma so-
cial que acompañaba a esta condición está
desapareciendo

... Posiblemente, algún día los histo-


riadores reconocerán que Alcohólicos Anó-
nimos ha sido una aventura pionera en su
campo, que ha forjado un nuevo instrumen-
to para el progreso social, una nueva tera-
pia basada en la afinidad entre los que tie-
nen un sufrimiento en común, y que dispo-
ne de un potencial enorme para la solución
de las innumerables enfermedades de la
humanidad.”

ciii
DICE LA AFIRMA LA
MEDICINA RELIGIÓN
1.- El alcohólico necesita un cambio de 1.- El alcohólico necesita un cambio
personalidad profundo, un despertar espiritual
2.- El paciente debe ser analizado y 2.- El alcohólico debe hacer examen de
debe llevar a cabo una completa y conciencia y confesarse, o un inventario
honesta catarsis mental. moral y una franca discusión.
3.- Graves defectos de la personalidad 3.- Los defectos de carácter o pecados
deben ser eliminados a través de un pueden ser eliminados adquiriendo más
exacto conocimiento de sí mismo y un honestidad, humildad, tolerancia,
reajuste sincero a la realidad. generosidad y amor, eliminando el
egoísmo, etcétera.
4.- El alcohólico neurótico se retira de 4.- El problema básico del alcohólico es la
la vida, es el retrato de la angustia y la preocupación por sí mismo.
anormal autopreocupación: se aleja
del “rebaño humano”. Lleno de terror y egocentrismo, ha
olvidado el concepto de la hermandad
entre los hombres.
5.- El alcohólico debe de encontrar un 5.- El alcohólico debe aprender “el poder
nuevo interés dominante en su vida. curativo de un nuevo afecto”, el de servir a
los hombres y a Dios.
Debe volver al “rebaño humano”
Debe “perder su vida para encontrarla”;
Debe de encontrar una ocupación debe unirse a su iglesia y buscar el olvido
interesante, pertenecer a clubes, del “yo” al servicio de los demás.
partidos políticos, tener actividades
sociales o encontrar un “hobby” que Porque “la fe sin obras es letra muerta”
llene en su vida el lugar del alcohol.

COMPARACIÓN PARA LA REFLEXIÓN DEL PORTAL DE ALCOHÓLICOS ANÓNIMOS DE MÉXICO

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