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Nietzsche - El Caso Wagner
Nietzsche - El Caso Wagner
BIBLIOTECA NUEVA
© Editorial Biblioteca N uev a, S. L., M a d rid , 2003
A lm ag ro , 38
2 8 01 0 M a d rid
ISBN: 84-9742-098-5
D epósito Legal: M -2 40-20 03
Im p reso en R o g a r, S. A.
Im preso en E sp a ñ a - Printed in Spain
* * *
En la vida de N ietzsche seguram ente no hay ningún e n
cuentro de repercusiones superiores al que tuvo lugar cierta
noche de 1868 en Leipzig. P or vez p rim e ra se estrecharon
las m anos ese m eló m an o reflexivo, jo ven p ro m esa de vein
ticuatro años de la filología clásica alem ana, y el m ad u ro
gran com positor que, a sus cincuenta y cinco años, todavía
n o gozaba del reconocim iento público que m erecían sus
obras, sobre todo p o r pa rte de la crítica especializada y de
la intelectualidad supuestam ente culta y form ada, el público
académ ico de su país. A m bas personalidades, p erten ecien
tes a dos generaciones distintas, com o si se tra tara , cierta
m ente, de un p a d re y un hijo, co m p artían al m enos tres p a
siones que les m a rc a ro n con trazos indelebles la vida y la
obra: la tragedia griega antigua, especialm ente la de Es
quilo, p a ra d ig m a de la excelencia y p ied ra de toque con la
que m ed ir las deficiencias de las producciones artísticas de
la m odern id ad ; la filosofía de S ch o p en h au er, fu n d am e n ta l
m en te en su p a rte estética y, en concreto, en su novedosa
reivindicación del papel único y central de la m úsica; y la
cu ltura ale m a n a del xix, necesitada de nuevo florecim iento
con un estilo integral, unitario y a u tó n o m o , capaz de m a
nifestar, p o r su calidad y vitalidad, que sus creaciones esta
b a n a la altu ra de los tiem pos. U n a cultura que tenía que
ser equiparable, al m enos, a la poderosa cultura francesa
del m om ento, p a ra lo cual era imprescindible que se inspi
ra ra y fortaleciera en la m ejor savia de sus m áxim os ejem
plos, Beethoven y Goethe. P a ra ese renacim iento cultural
am b o s h o m b re s ten ían puestas sus esperanzas en el arte,
en su p o d e r salvifico y re d e n to r y, de m o d o particular, en
aquel que m ejor p u ed e p erm eabilizar, integrar, resum ir y
rec la m a r a todas las artes, el m isterioso arte de los sonidos,
la música.
D esde ese a ta rd e ce r del día 8 de noviem bre de 1868
hasta los últimos m om entos de la vida lúcida del filósofo, a co
m ienzos de 1889, W a g n er im p re g n a y atraviesa to da la es
critu ra de Nietzsche, bien com o acicate inspirador e interlo
cutor predilecto, bien com o m otivo de análisis y de reflexión,
o bien com o síntom a decisivo de los m ales que com batir,
com o caso clínico de la decadencia, el idealism o, el nihi
lismo, los valores cristianos y la falsedad. L a d ocum entación
com pleta de sus siem pre incandescentes relaciones, aunque
nos lim item os a la que surgió p o r p a rte de Nietzsche, es un
testim onio de aquella época, im prescindible p a r a conocer
su filosofía con u n m ín im o rigor, tan to contextual com o es
trictam en te estructural: ni lo dionisíaco, ni la volu n tad de
p o d e r com o arte, ni el com bate c o n tra el hegelianism o, ni
la transvaloración de todos los valores, se p u e d e n en ten d er
en su com plejidad sin acudir al caso p arad ig m ático que
W a g n e r significa en la vida de Nietzsche. Revisem os, pues,
u n o a uno, los escritos que le dedicó, aten d ien d o al con
texto de su gestación y a las claves de sus m ensajes, privi
legiando aquellas en las que el p ro p io a u to r insistió p a ra no
ser m alinterpretado.
El p rim e ro y m ás breve, la Exhortación a los alemanes, fue
re d a c tad o p o r el entonces profesor Nietzsche com o forzada
consecuencia de u n encargo que le hizo u n com ité del P a
tro n a to de B ayreuth; es decir, lo escribió a petición indi
rec ta del m ism o W agner: la ta re a se la h a b ía enco m en d ad o
el com positor a través de E m il H eckel, rep resen tan te de
u n a Asociación W ag n er, a quien el jo v en catedrático de fi
lología le contestó a c ep ta n d o la p ropuesta. C o m o sabem os
p o r las cartas a sus amigos C arl von G ersdorff y E rw in
R o h d e , del 18 de o ctubre de 1873, la invitación le h a b ía
llegado ese m ism o día y le resultaba u n a ta re a m u y poco
g rata, m ás bien h orrible p o r la dificultad que suponía ten er
que confeccionar u n texto publicitario, u n a p ro cla m a al
p u e b lo alem án p a ra re c a b a r fondos. P a ra lidiar con ese ex
tra ñ o m o nstruo pidió la colaboración de R o h d e , quien de
bía sugerirle u n a especie de a p ro p ia d o índice que h a b ía que
desarrollar. D e h echo, el sentido de ese escrito era bien evi
dente: que m u c h a gente — cu a n ta m ás, m ejor— hiciera u n a
aportación económ ica a favor de la em presa de B ayreuth
en sus com ercios habituales de arte, libros e instrum entos
m usicales (cerca de cuatro m il p o r entonces en to d a Ale-
m ania). C o m o directrices que sirvieran de m otivación, se le
rec o m e n d ó que a b o rd a ra los pu n to s siguientes: a) Signifi
cado de esa em presa y significado del «em presario» que la
h a b ía concebido y la dirigía, b) O p ro b io p a r a la n ació n en
la que se estaba llevando a cabo ese g ran p royecto con p a r
ticipación desinteresada y sacrificada de m uchos colabora
dores, p e ro que e ra p rese n ta d a y criticada com o si fuera la
q u im e ra de u n ch arlatán. Y cj C o m p a ra c ió n con otras n a
ciones: si en F ran cia, In g la te rra o Italia u n artista h u b ie ra
conseguido que se reco n o cieran cinco obras suyas de m a
n e ra inequívoca, y si reclam ase u n nuevo teatro que estu
viera en c o n co rd an cia con las necesidades de rep resen ta
ción pública de su nuevo arte nacional, ¿acaso no recibiría
todo tipo de ayudas, a u n q u e sólo fuese p o r sentido del h o
nor? P o r últim o, se ten d ría q u e h a c e r referencia a los im
presos en los que sería posible inscribir las aportaciones so
licitadas en los correspondientes comercios musicales.
A pesar de la encendida súplica de su am igo, R o h d e no
le envió ningún b o rra d o r y el atribulado Nietzsche, que a tra
vesaba un m o m e n to de salud n a d a propicio, redactó la p ro
clam a en u n a m añ a n a , la llevó a la im p re n ta ese m ism o día,
el 22 de octubre, y el día 25 (o el 26) ya p u d o enviar a Bay
reu th las galeradas o, p a ra decirlo con m ay o r rigor, unos
cuantos ejemplares de p ru eb a que h abían de someterse a la
aprobación de los m iem bros del Patronato. E n la breve n ota
adjunta, pensada p a ra los W agner, resum e el propósito que
h a perseguido con su escrito: p rovocar a los enemigos p a ra
que la ira de éstos concentre y enardezca a los genuinos p a r
tidarios del compositor. El día 29 viajó a esa ciudad con la
única finalidad de asistir a la reunión convocada y defender
p ersonalm ente su proyecto, p ero en el pleno del día 31 se
leyó y discutió ese texto sin éxito, pues los pocos delegados
de las Asociaciones asistentes, u n a docena ta n sólo, lo recha
zaron, a pesar de que tanto W ag n er com o C osim a h abían
expresado previam ente su conform idad. Nietzsche, p o r su
p arte, pensaba que su escrito era idóneo p a ra obtener lo m ás
ineludible y necesario, esto es, conseguir dinero, y que no
sólo debía divulgarse, sino que debía traducirse e imprim irse
tam bién en francés, italiano e inglés, firm ado p o r u n con
ju n to selecto de personas de las m ás diversas clases y esta
m entos (nobles, funcionarios, políticos, eclesiásticos, profeso
res, com erciantes y artistas), a las que previam ente se les
h ab ría enviado p a ra solicitar su aprobación y reclam ar su
firma de adhesión. D e hecho, así se lo había indicado a W ag
n e r y a su am igo C arl von G ersdorff — en la carta del 27
de octubre— y él m ism o, convencido de su logro, h abía via
ja d o a Bayreuth con ese escrito p a ra que en seguida se p u
siera en práctica su plan; p o r desgracia, no lo supo presentar
con suficiente persuasión ante los delegados, ya que éstos no
se sintieron legitimados p a ra utilizar un lenguaje ta n audaz y
prefirieron trasladarle la tarea a otro académ ico w agneriano,
cuyo texto alternativo, m ucho m ás edulcorado, no tuvo el
m e n o r efecto sobre el público y acabó en u n ro tu n d o fracaso.
N o obstante, nos h a n llegado ejemplares de ese proyecto
frustrado que ja m á s llegó a a editarse com o tal ni a distri
buirse entre los partidarios del compositor. Su lectura puede
ayudar a com prender el sueño que p o r aquellos años pasó
p o r la m ente de Nietzsche: dejarle la cátedra de filología clá
sica a su am igo R o h d e y dedicarse p o r entero a divulgar la
m ag n a em presa w agneriana que h a b ía de culm inar en las
colinas de Bayreuth.
H¡ # *
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C om o en otras ocasiones, el m ism o N ietzsche h a expli
cado m u y bien lo que ese libro significa, y lo h a hecho no
sólo en apuntes privados e inéditos o en párrafos de su in
contenible epistolario, sino tam bién, y m uy en especial, en
determ inados pasajes de sus obras, cuando h a m ed itado so
bre su propio pasado com o escritor que se observa con los
ojos de la m adurez. Tales reflexiones atraviesan esa especie
de continua autocrítica que son los prólogos que p rep aró para
varias reediciones en 1886, redactados sobre todo desde el
vivo recuerdo y la m em o ria que perdura, y en el apartado
autobiográfico de Ecce homo dedicado expresam ente a co
m entarlas, revisadas esta vez textualm ente y vueltas de nuevo
a considerar, titulado «Por qué escribo yo libros ta n buenos».
A m bos bloques conform an u n conjunto de escritos de elabo
radísim a prosa que, siguiendo u n a acertada indicación de
C laus-A rtur Scheier, bien m erecen verse com o un todo y ti
tularse Ecce auctor. E n efecto, en el § 1 del «Prólogo» a la se
g u n d a edición de Humano, demasiado humano II, de septiembre
de 1886, nos ofrece, rem em o ran d o el proceso de creación de
esa o b ra y lo que su publicación significó, el siguiente co
m entario:
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E sta tr a d u c c ió n de los escritos c o m p le to s de N ie tz s c h e
sob re YVagner q u iz á sea la p rim e ra q u e los p r esen te e n su
in te g rid a d a la c o m u n id a d h isp a n o h a b la n te a partir d e la
n u e v a e d ic ió n crítica d e C olli y M o n tin a r i y de sus in tr o
d u c c io n e s, c ró n ic a y notas, c o n u n a , al m e n o s , n o ta b le e x
c ep ción : en 1 9 9 2 la revista E r de S evilla y a p u b lic ó d e sd e
tales origin ales la tr a d u cc ió n , c o n P r ó lo g o y notas, de
N ietzsche contra Wagner, e x c e le n te trabajo d e ese gran e sp e
cialista q u e es M . Barrios C asares. E sta r efer e n c ia n o s h a
p er m itid o , so b re to d o en los p o e m a s , q u e p o r fo rtu n a t a m
b ié n c u e n ta n c o n otras n o ta b les v ersio n es castellanas, in t e n
tar u n a n u e v a trad u cción . Si el resu ltad o n o es d e m a s ia d o
fallido, u n a parte d e esa r esp o n sa b ilid a d rec a e sob re varios
a m ig o s q u e h a n te n id o a b ie n revisar los p rim e ro s esbozos:
J . L. B e rr u g u e te , F. L ó p e z , M . M a ri, M . M o l i n s ... E n m is
J o a n B. L lin a res
V a le n c i a , j u n i o 2 0 0 1 - m a r z o 2 0 0 2
Crónica de las relaciones
de Nietzsche con W agner*
1861
Gustav K rug, am igo desde la infancia de Nietzsche y
m iem bro de la asociación cultural ‘G e rm a n ia ’ que éste lide
raba, le da a conocer la versión p a ra piano del Tristán. El fu
turo filósofo tenía diecisiete años. D esde entonces, y gracias a
las intervenciones de ese citado am igo en dicha asociación,
p o r cuya iniciativa se organizaron diversas sesiones dedicadas
a obras de W ag n er (el Tristán, E l oro del Rin, Lohengrin), Nietzs
che entra en contacto con el p ro g ram a y las creaciones del
compositor.
1862
E n las notas p a ra un ensayo Sobre la esencia de la música,
que p re p a ra hacia finales de año, N ietzsche cita el Tristán
com o un ejem plo privilegiado que debe considerarse.
1864
Varios apuntes del íiltimo año en Pforta — curso 1863-1864—
contienen reflexiones sobre la tragedia griega y la presencia
1865
El curso 1865-1866, su p rim e r año en Leipzig, le p e r
m ite escuchar en varios conciertos dedicados a la ‘m úsica
del fu tu ro ’ de W agner, Liszt y Berlioz, diversos fragm entos
de obras del com positor, p o r ejem plo, el preludio y algunas
escenas del Tristón, la o b e rtu ra de E l holandés enante, cantos
de diferentes óperas, etc.
1866
N ietzsche estudia la versión p a ra p iano de La IValkyña.
Las sensaciones que ex p erim en ta son m uy diversas, com o
le dice p o r carta a su am igo K arl von G ersdorff el 11 de
octubre.
1867
M an tien e vivas discusiones con su co m p añ ero de estu
dios HüfTer, un w agneriano fogoso que le a rg u m e n ta con
sano juicio y gran sensibilidad, com o p ro n to reconocerá en
u n texto autobiográfico del añ o siguiente.
1868
D u ra n te el verano vive un cam bio de sensibilidad: al es
cu ch ar las o berturas del Tristán y de Los maestros caniores,
N ietzsche, com o confiesa en carta a su am igo E rw in R o h d e
del 8 de octubre, vive u n a a uténtica fascinación p o r la m ú
sica de W a g n e r en cada fibra y cada nervio de su cuerpo.
Ello no a n u la los tonos críticos. Asocia a W a g n e r con S cho
pen h au er.
8 de noviem bre: p rim e r e n cuentro personal con R ic h a rd
W a g n e r en casa del cuñado de éste, el orientalista H e r
m a n n B rockhaus, en Leipzig. N ietzsche da cum plida infor
m ación del evento en la carta a R o h d e del 9 de noviem bre.
El tem a principal de la conversación entre am bos fue la fi
losofía de S ch o p en h au er. W a g n er in te rp re ta al pian o frag-
m entos de Los maestros cantores y lee pasajes del m anuscrito
de su autobiografía. El m úsico le invitó a visitarlo p a ra que
ju n to s p u d iera n dedicarse a la m úsica y a la filosofía. D esde
ese encuentro N ietzsche estudia intensam ente los escritos y
libretos del com positor, en especial Opera y drama.
1869
21 de enero: em otiva im presión de u n a puesta en escena
de Los maestros cantores en D resde, com o reconoce en la carta
a R o h d e de 22-28 de febrero, en la que le reco m ien d a la
lectura del citado gran ensayo de W agner. N o deja de re
conocer su g ran distancia respecto a los partidarios del
com positor. D e cam ino a Basilea tiene la o p o rtu n id a d de
escuchar p o r segunda vez esa ópera, p o r entonces la que
m ás estim aba, com o afirm a en la c a rta a su m ad re y h e r
m a n a del 20 de abril.
17 de m ayo (lunes de Pentecostés): p rim e ra visita a la
casa de W a g n er en T ribschen, ju n to a L ucerna.
5 y 6 de ju n io : N ietzsche está alojado en casa de W a g
n er cu an d o tiene lugar el n acim iento del único hijo de éste
y C osim a, Siegfried. C om entarios de esa visita en diferentes
cartas, sobre todo en la que dirige a R o h d e el 16 de jun io ,
en la que alaba al com positor, que le h a p ro p o rc io n ad o sus
prim eros escritos y sus g randes ensayos.
31 de julio y 1 de agosto: nueva visita a T rib sch en , co
m e n ta d a en su carta a C arl von G ersdorff del 4 de agosto.
E n ella W a g n er es presen tad o com o ejem plo de lo que
S c h o p e n h a u er d e n o m in a ‘el g e n io ’. N ietzsche tiene la o p o r
tu n id a d de leer el m anuscrito de Über Staat und Religión [So
bre Estado y religión], que W a g n er h a escrito p a ra el rey Luis
II de Baviera.
Del 21 al 23 de agosto: estancia en T rib sch en , expuesta
en la carta a Paul D eussen del 25 de agosto.
Nietzsche envía a T rib sc h e n su conferencia Homero y la
filología clásica, que W a g n er y C osim a leen con m u ch o inte
rés, com o dem uestra la c arta del 26 de agosto que ella es
cribe a N ietzsche.
Los días 28 y 29 de agosto, estancia en T rib sch en en
co m pañía de H e rm a n n y Ottilie B rockhaus, el cuñado y la
h e rm a n a de W a g n e r que residían en Leipzig. Elogiosos co
m entarios de esas visitas en carta a R o h d e del 3 de sep
tiem bre.
L a visita de los días 18 y 19 de septiem bre ocasionó un
debate entre W a g n e r y N ietzsche sobre la dieta v eg etariana
de éste, com o d o cu m e n ta n las anotaciones del diario de
C osim a del día 19. L a carta a von GersdoríT del 28 de sep
tiem bre dem uestra que el com positor le convenció p a ra que
a b a n d o n a ra ese régim en, poco apto, desde su experiencia,
p a ra naturalezas espiritualm ente productivas. En Ecce homo
p e rd u ra el rescoldo de esa experiencia.
N u ev a visita los días 13 y 14 de noviem bre. N ietzsche
in fo rm a de la im agen que transm iten los periódicos sobre la
persona del com positor, com o a n o ta esos días C osim a en su
diario. C o m o dice la carta de W a g n e r del 3 de diciem bre,
Nietzsche recibe el encargo de gestionar la im presión pri-
vatísim a de los prim eros volúm enes de Mein Leben [M i vida]
en la im p re n ta Bonfantini de Basilea. C o m p ra adornos y
regalos p a ra la fiesta de N a v id a d a petición de Cosim a. D el
24 de diciem bre al 2 de enero, estancia en T ribschen.
1870
L a conferencia E l drama musical griego, p ro n u n c ia d a p o r
N ietzsche en Basilea, tiene g ran eco en C osim a, com o de
m u estra la carta del 27 de enero, y tam b ién p rovoca co
m entarios críticos p o r p a rte de W agner, a los cuales se debe
que N ietzsche deje de usar la expresión ‘d ra m a m usical’ en
obras posteriores p a ra referirse a las tragedias griegas.
T a m b ié n la conferencia Sócrates y la tragedia recibe varios co
m entarios, com o d o cu m en ta la carta de W a g n e r del 4 de
febrero.
Visita a T rib sc h e n los días 12 y 13 de febrero. C o n v e r
sación sobre M o zart. N otable carta a V o n GersdoríT sobre
W a g n e r el día 11 de m arzo, en la que m en c io n a elogiosa
m en te los escritos del com positor Deutsche Kunst und deutsche
Politik [Arie alemán y política alemana] de 1867 y Über das diri
gieren [Sobre la dirección de orquesta] de 1869. Poco a poco con
sigue que sus m ejores am igos p articip en de su fascinación
p o r W agner.
Los días 11 y 12 de ju n io , visita a T rib sc h e n en com
p a ñ ía de E. R o h d e . El 19 de ju n io envía a C osim a sus dos
citadas conferencias sobre la tragedia griega y u n a n o ta a d
ju n ta , en la que le indica que está dispuesto a p e d ir u n a ex
cedencia de un p a r de años p a ra dedicarse p o r entero a la
em presa w ag n erian a de B ayreuth in situ y en co m p añ ía de
W agner.
D el 28 al 30 de julio, estancia en T rib sc h e n con su h e r
m a n a Elisabeth.
D e sd e el h o sp ital de E rla n g e n com o a u x iliar de en fe r
m e ría en la c o n tie n d a fra n c o -a le m a n a , felicita N ietzsch e
el 11 de septiem bre a los W a g n e r p o r su b o d a religiosa
(protestante), que se celebró el día 25 de agosto. L e ctu ra del
m anuscrito conm em orativo de W a g n e r sobre Beethoven, que
co m enta en la c arta a C. von G ersdorff del 7 de noviem
b re y en la c arta a W a g n er del 10 de noviem bre, en la que
correlaciona la filosofía de la m úsica del com positor con sus
m editaciones sobre la concepción dionisíaca del m u ndo.
L a c arta a R o h d e del 15 de diciem bre expone el p lan
de ro m p e r con la U niversidad actual p a ra fu n d ar u n a
nueva A cadem ia griega en el seno del proyecto w agneriano
de B ayreuth. D u ra n te su estancia nav id eñ a en T ribschen,
del 24 de diciem bre al 1 de enero, asiste al estreno del Idi
lio de Sigfrido el día del cum pleaños de Cosim a. El regalo de
N ietzsche es el m anuscrito de La visión dionisíaca del mundo,
que h a red a c tad o ese verano, si bien a h o ra lo titula E l na
cimiento del pensamiento trágico.
1871
D el 3 al 8 de abril, estancia en T ribschen. El 20 de abril
ofrece al editor E n g elm an n de Leipzig u n escrito sobre
‘M úsica y tra g e d ia ’ en el que persigue el objetivo de escla
recer las relaciones de R . W ag n er, ese enigm a excepcional
de nuestros días, con la tragedia griega. Al regreso de un
viaje p o r A lem ania, el 15 de m ayo los W ag n er se e n c u en
tra n con N ietzsche en Basilea. Este devuelve la visita el 22
de m ayo, día del aniversario de W agner. D iscuten el p ro
yecto de u n a revista bajo los auspicios del m úsico. D u ra n te
los días 28 y 29 de m ayo, estancia en T rib sch en con su h e r
m a n a Elisabeth. C onversaciones sobre la C o m u n a de París
y sobre Esquilo. N ietzsche envía la im presión p riv ad a de su
conferencia Sokrates und die griechische Tragödie [Sócrates y la tra
gedia griegay, com o d o c u m e n ta n las anotaciones del diario de
C osim a de los días 18 y 25 de ju n io , en las que lo consi
dera el m ás significativo de todos sus amigos. C opia el texto
de La muerte de Siegfried, de 1848, p rim e ra redacción de E l
ocaso de los dioses, secu n d an d o el deseo de W agner.
D el 31 de julio al 3 de agosto, estancia en T rib sch en
con GersdoríT y Friedrich B rockhaus, sobrino de W agner,
ju rista en Basilea gracias en p a rte a la favorable in terv en
ción de N ietzsche ap o y an d o su can d id atu ra. H a y a n o tacio
nes sobre su p ersona en el diario de C osim a del 3 de
agosto: p arece com o si se defendiera de la arro lla d o ra im
presión que le causa la perso n alid ad de W agner.
D e nuevo reside en T rib sch en los días 27 y 28 de octu
bre. D esde el 18 de diciem bre está en M a n n h e im p a ra es
c u c h ar u n concierto dirigido p o r W agner, a c o m p a ñ a n d o en
todo m o m e n to a C osim a com o si fuera su caballero. El 21
de diciem bre, de regreso en Basilea, pasa u n a tard e con los
W agner. D e to d a esa sem a n a inform a a R o h d e en la im
p o rta n te c arta del 23 de diciem bre, en la que tam b ién soli
cita al am igo su colaboración p a ra la p ro y ec ta d a revista
Bayreuther Blätter. N ietzsche ren u n c ia p o r m otivos de trabajo
a celebrar las N avidades en T ribschen, con g ran decepción
de W agner. C o m o regalo p a ra el cum pleños de C osim a e n
vía su com posición Sylvestemachl [Eco de una noche vieja (o de
San Silvestre)], p a ra p ian o a cuatro m anos, en recuerdo de
las N avidades del año anterior, que ella le agradece en
c arta del 30 de diciem bre.
1872
E ntusiasta recepción en T rib sch en del libro recién edi
tado Die Geburt der Tragödie aus dem Geiste der M usik [E l naci
miento de la tragedia en el espíritu de la música], que contiene el
«Prólogo a R ic h a rd W agner» y varios capítulos con refe
rencias a sus teorías estéticas y a sus dram as musicales,
com o p ru e b a n las anotaciones del diario de C osim a del 6
de enero y las cartas de W a g n er a N ietzsche de ese m ism o
día y del día 10. C osim a tam b ién le escribe el día 18. Es
tancia en T rib sc h e n el 20 y 21 de enero, N ietzsche inter
p re ta su com posición de N ochevieja. El 24 de enero W ag
ner, de viaje, le e n c u en tra en Basilea, éste lo co m enta en
c arta a R o h d e del 28 de enero, y W a g n e r en c arta a
N ietzsche del 5 de febrero. El 18 de ese m es, nueva visita
a T ribschen.
A m ediados de febrero, im p o rta n te c arta a R o h d e p la
nificando el viaje hacia B ayreuth p a ra asistir el día 22 de
m ayo, aniversario de W ag n er, a los inicios de la construc
ción del teatro y de la casa del com positor en esa ciudad,
así com o a la audición de la Novena Sinfonía de B eethoven,
dirigida p o r el m úsico. Las conferencias de N ietzsche Über
die ¿Zukunft unserer Bildungsanstalten [Sobre el futuro de nuestras ins
tituciones de enseñanza], que a c ab a de im p a rtir de enero a
m arzo , se leen en T rib sch en con g ran aceptación, no en
v an o contienen u n a herm osa recreación de la figura de
S ch o p en h au er.
D el 28 de m arz o al 1 de abril, N ietzsche p asa las Pas
cuas en T ribschen. La carta a R o h d e del 11 de abril evi
d encia que tiene el proyecto de ren u n c ia r a su cáted ra y
p a sa r el próxim o invierno d a n d o conferencias p o r to d a Ale
m an ia , visitando las Asociaciones W a g n er y explicando el
sentido y la im p o rta n c ia de los próxim os Festivales escéni
cos sobre los nibelungos en B ayreuth. W a g n e r le desacon
seja que deje la docencia universitaria.
El m úsico p a rte definitivam ente hacia B ayreuth el 21 de
abril, sin h a b e r podido despedirse de N ietzsche, a quien es
p e rab a. Éste llega a T rib sch en el día 25, es su visita n ú
m ero 23; el 27 de abril es la despedida definitiva de esta
bellísim a m ansión, que se n a rra em otivam ente en la c arta a
C. von G ersdorff del 1 de m ayo.
Del 18 al 25 de m ayo, estancia en B ayreuth con motivo
de la cerem onia de la prim era piedra del futuro edificio p a ra
las representaciones escénicas durante los Festivales, con sus
amigos R o h d e y Gersdorff. E n sus escritos sobre el composi
tor aparece en varias ocasiones el recuerdo de esa cerem onia,
del discurso pronunciado p o r W agner y del selecto grupo de
wagnerianos que lo acom pañaron. Allí conoce a M alw ida von
M eysenbug.
W a g n er responde al panfleto de W ilam ow itz-M öllen-
do rff contra E l nacimiento de la tragedia con u n a carta abierta
a N ie tz sc h e q u e el Norddeutsche Allgemeine Leitung p u b lic a
el 23 de ju n io . N ietzsch e lo ag ra d e c e en c a rta p e rso n a l
del 24 de ju n io , que W a g n e r contesta el día siguiente.
A finales de ju n io asiste con G ersdorff en M ú n ich a u n a
representación del Tristón, dirigido p o r H a n s von Bülow.
C o m entarios en cartas a este m úsico del 20 de ju lio y al
am igo G ustav K ru g del 24 de julio.
W a g n e r y C osim a siguen con g ran interés sus estudios
sobre Homers W ettkampf [E l certamen de Homero] y subrayan la
im p o rta n c ia de la firm eza de la filología en N ietzsche en
la carta que C osim a le dirige el 22 de agosto. R o h d e replica
a W ilam ow itz-M öllendorff con otro panfleto, subtitulado
‘misiva de u n filólogo a R ic h a rd W a g n e r’, que N ietzsche le
agradece y co m e n ta en su c a rta del 25 de octubre, refirién
dose al nuevo escrito del com positor Über Schauspieler und
Sänger [Sobre actores y cantantes].
E n la c arta de finales de octubre que dirige a Bülow
co m e n ta n d o la severa critica que éste le h a expuesto sobre
su com posición Manfred-Meditationen [Meditaciones de Manfred]
tam b ién h ay reflexiones sobre la m úsica de W agner.
Los días 22-24 de noviem bre encuentra Nietzsche a los
W ag n er en Estrasburgo, com o explica en las cartas a su
nuev a am iga M alw ida von M eysenbug del 7 de noviem bre
y del 20 de diciem bre. El com positor vive con disgusto la
ausencia de Nietzsche en esas N avidades, que el filósofo
pasa con su m ad re y su h e rm a n a en N aum burgo. T am p o co
le ag rad an las ideas que lee en algunos pasajes de F ünf Vo
rreden zu fü n f ungeschriebenen Büchern [ Cinco prólogos para cinco li
bros no escritos], regalo de aniversario p a ra C osim a, com o ésta
a n o ta en su diario a com ienzos de enero. El 26 de diciem
bre Nietzsche escucha Lohengrin en W e im a r p o r vez prim era.
1873
N ietzsche es n o m b ra d o m iem b ro del ju ra d o p a ra el p re
m io al m ejor trab ajo sobre E l anillo del Mbelungo de W agner.
Sobre el estado de sus relaciones con el m úsico se hallan
precisiones en las cartas a G ersdorff del 24 de febrero y
del 5 de abril. W a g n e r le escribe el 27 de febrero, deplo
ran d o que no m a n te n g a n un contacto m ás frecuente e ín
timo. Del 6 al 12 de abril, estancia en Bayreuth con E. R ohde,
en la que d u ran te varias tardes lee su ensayo in ac a b a d o Die
Philosophie im tragischen Zeitalter der Griechen [La filosofía en la
época trágica de los griegos], suscitando gran interés en W agner.
El diario de C osim a reconoce que a veces les irrita n las im
provisaciones m usicales de Nietzsche.
A petición de su am igo, el com positor interviene a favor
de O verbeck en cuestiones editoriales p a ra que im p rim an
u n libro de éste. M ientras tra b a ja en su Primera Consideración
Intempestiva, N ietzsche pro y ecta u n a dedicatoria a Cosim a.
El libro aparece en agosto y se lee con pasión en B ayreuth.
In tercam b io epistolar los días 18 y 21 de septiem bre. El 22
de octubre re d a c ta su escrito M ahnruf an die Deutschen [Ex
hortación a los alemanes] y lleva a B ayreuth algunos ejem pla
res im presos a la reu n ió n de delegados de las asociaciones
del p a tro n a to , que tiene lugar del 30 de octubre al 2 de n o
viem bre, p ero no se acep ta su difusión p o r diferentes m oti
vos — sobre todo, p o r su atrevido lenguaje— , que C osim a
co m enta en su diario los días 30 de octubre y 2 de n o
viem bre. Los W a g n e r se m anifiestan preo cu p ad o s p o r la sa
lud física y psíquica de su amigo.
1874
G raves dificultades financieras en B ayreuth, que N ietzs
che co m e n ta en c arta a M . von M eysenbug del 11 de fe
brero. Ese fracaso m erece a sus ojos un análisis crítico del
proyecto. L a intervención del rey de B aviera resuelve los
problem as. L a Segunda Consideración Intempestiva se lee en Bay
reu th con g ran pasión, hay com entarios de u n a relectura
crítica p o r p a rte del c o m p o sito r en el diario de C osim a
del 9 de abril. En c arta del 6 de abril W a g n e r le reco
m ie n d a al filósofo que se case o que com ponga u n a ópera.
N ietzsche responde el 20 de abril info rm an d o de su com
posición de un Himno a la amistad.
D el 4 al 15 de agosto, estancia en B ayreuth. D esave
nencias con W a g n er p o r los com entarios favorables de
N ietzsche sobre el Triumphlied de B rahm s, cuya p a rtitu ra lle
v a b a consigo. L a Tercera Consideración Intempestiva gusta m u
cho a los W ag n er, cada uno de ellos se lo m anifiesta con
entusiasm o al filósofo en sus respectivas cartas del 21 (Ri
chard) y 26 (Cosima) de octubre.
1875
Nietzsche interviene p a ra satisfacer la petición de Cosima
de que su herm ana Elisabeth se haga cargo de los hijos de los
W agner en Bayreuth durante una ausencia de éstos p o r u n a
gira de conciertos. C arta de felicitación el 22 de mayo, en la
que, resignado, Nietzsche inform a de los graves problem as de
salud que le aquejan y que le im piden acom pañar a sus am i
gos en los ensayos p a ra E l Anillo. Los arduos preparativos
p a ra u n a Cuarta Consideración Intempestiva dedicada a W a g n er
en B ayreuth no le satisfacen en absoluto, com o le confiesa a
E. Rohde en su carta del 7 de octubre. Se reduce el intercambio
epistolar con los Wagner. Comienza la relación con Paul Rée.
1876
D u ra n te el sem estre académ ico que tiene libre p o r m o
tivos de salud, lucha p o r em anciparse de la influencia de
W agner; en ese contexto le son de gran ay uda las Memorias
de una idealista de M . von M eysenbug. En ju lio se publica
Richard Wagner en Bayreuth, que el com positor recibe con ale
gría. D esde el 23 de julio N ietzsche se e n c u en tra en esa ciu
d ad p a ra asistir a los Festivales. Su m al estado de salud le
obliga a trasladarse a K lin g en b ru n n (del 6 al 12 de agosto),
do nde com ienza sus apuntes sobre el ‘espíritu libre’; sir
viéndose de la m ediación de E lisabeth los W a g n er le piden
que vuelva a B ayreuth, cosa que hace p a ra p a rticip a r en el
p rim e r ciclo de las representaciones. El 27 de agosto viaja
de regreso a Basilea, su h e rm a n a h a de inform arle de la
conclusión de los Festivales. A finales de octubre, con M al-
w ida von M e y se n b u g y P aul R é e , e sta n c ia en S o rre n to .
A esa ciudad tam bién viaja la fam ilia W agner. Allí tiene lu
g ar el últim o e n cu en tro entre el com positor y el filósofo. En
la c arta de felicitación a C osim a del 19 de diciem bre le in
form a de la m u erte de su m aestro Ritschl y de sus diferen
cias respecto a S chopenhauer.
1877
C reciente alejam iento entre ellos. C osim a m anifiesta sus
opiniones sobre N ietzsche en c arta a M . von M eysenbug
de 17 de abril. E n octubre tiene lugar el intercam b io epis
tolar de R. W a g n er con el docto r O tto Eiser sobre la en
ferm edad de N ietzsche, de cuyo ofensivo contenido el in
discreto m édico info rm ará al paciente tras la m u erte del
com positor. C osim a d eplora que N ietzsche no haya cele
b ra d o las N avidades con ellos, com o antes lo hacía en
T rib sch en , en c a rta a Elisabeth del 29 de diciem bre.
1878
El 3 de enero N ietzsche recibe el libreto de Parsifal, que
com enta con ciertas críticas en carta del día 4 a R ein h a rd t
von Seydlitz, adm itiendo, no obstante, la excelente poesía
del texto. En m ayo envía a W ag n er su nuevo libro Humano,
demasiado humano. R eacción negativa, sobre todo p o r p a rte de
C osim a. A N ietzsche se lo c u e n ta su e d ito r S c h m eitzn e r
en carta del 9 de m ayo. R ech aza colaborar en la revista
Bayreuter Blätter. Partidarios de W ag n er m anifiestan su a p re
cio p o r el nuevo libro de Nietzsche, lo que conlleva que
aquél se decida a ree m p re n d e r su lectura, tal y com o docu
m en ta n las anotaciones de C osim a a lo largo de ese año. La
c arta a Peter Gast del 31 de m ayo contiene el com entario de
Nietzsche sobre el estado de sus relaciones con el com posi
tor. E n el cu aderno de agosto de Bayreuther Blätter W ag n er
publica u n artículo, «Publikum u n d Popularität» [Público y
pop ularidad], con un solapado ataque a Nietzsche. Este ex
presa sus opiniones en carta a O verbeck del 3 de septiem
b re y en diversas cartas (25 de agosto, 3 y 10 de septiembre)
a su editor Schm eitzner, que tam bién p u blicaba la citada re
vista m ensual, a la que no desea seguir suscrito. Nietzsche
proyecta u n ensayo que seguiría el m odelo del escrito de
W a g n er Eine M itthálung an meine Freunde [Una comunicación a
mis amigos] y en el que, prosiguiendo su ta re a de ‘m édico de
la cu ltura’, lo aplicaría ah o ra, en u n a nueva situación, a
nuevos problem as.
1879
N i los intentos de Schm eitzner (carta del 16 de enero,
respuesta de N ietzsche del 13 de febrero) ni los de su h e r
m a n a E lisabeth consiguen reconciliar a m úsico y filósofo,
en p a rte p o r la hostilidad de Cosim a. El a b a n d o n o de la
cáted ra p o r m otivos de salud tam b ién se vive en B ayreuth
con com pasión, com o dicen las cartas de C osim a a Gers-
d o rff del 6 de julio y de R ic h a rd a O verbeck del 19 de oc
tubre, respectivam ente.
1880
La ruptura de relaciones y la pérdida de la antigua simpa
tía le producen m ucho dolor y varios comentarios, como los
que contienen las cartas a M . von M eysenbug del 14 de enero
y a Peter Gast del 20 de agosto. E scribe anotaciones de m a
y o r p ro fu n d id a d psicológica sobre su an tig u a relación de
dep endencia con el com positor y sobre su propio libro lau-
datorio, dem asiago ciego ante los defectos de la em presa de
B ayreuth y de su prom otor. Esos apuntes críticos se insertan
en sus consideraciones negativas en torno al cristianismo.
1882
E n N aum burg, durante el verano, p rep a ra a su herm ana
p a ra que asista con criterio propio al estreno del Parsifal en los
Segundos Festivales de Bayreuth. La m úsica le recuerda su j u
venil Oratorio de Navidad, del que interpreta fragm entos al
piano p a ra dem ostrarle la sintonía que guardan con determ i
nadas expresiones de la últim a obra de W agner. L a sintoma-
tología de la decadencia y las semejanzas de W agner con Ca-
gliostro ya se exponen en la carta a Peter Gast del 25 de julio.
O tras cartas de ese año com entan tanto la pasada relación
con los W agner com o las recientes representaciones de Parsi
fa l, p o r ejemplo, a M . von M eysenbug (31 de m arzo y 13 de
julio), a quien dice que la m úsica de esa obra es ‘hegelianismo
en m úsica’. Ni la presencia de Lou von Salomé ni la de Eli
sabeth en Bayreuth consiguen arran car de los W agner el in
tento de una recuperación de su am istad con el filósofo: los
hechos confirm an los presentim ientos que ciertos aforismos de
Aurora, publicada el año anterior, ya form ulaban.
1883
W a g n e r m u e re el 13 de febrero. N ietzsche escribe u n a
c a rta de p ésam e a C o sim a y o tras — a M . von M ey sen
b u g (21 de febrero), a P. Gast (19 de febrero) y a F. O v e r
beck (22 de febrero)— , en las q u e c o m e n ta las re p e rc u
siones de ese h e c h o decisivo en su vida. L a c a rta a P. Gast
del 21 de abril ex pone que conoce lo que W a g n e r le es
cribió al m édico O . E iser sobre la en ferm iza sexualidad
del p e n sad o r. El 27 de abril h a b la de u n a ‘ofensa m o rta l’
que e n tre ellos se p ro d u jo .
1884
N uevas referencias en to rn o a la herencia espiritual de
W agner, su antisem itism o y la m úsica de Parsifal en las car
tas a O verbeck (2 y 7 de abril) y a H einrich von Stein (22
de mayo).
1885
Im p o rta n te carta a M . von M eysenbug del 13 de m arzo
en la que c o n trap o n e la m úsica de W a g n e r a la de su
am igo Peter Gast y en la que critica el ca rá c te r histrionico,
pretencioso y seudogenial de aquélla. Su valoración y su
m enosprecio p o r W a g n er se afirm an en el b o rra d o r de la
carta a H . von Stein de m ediados de m arzo. U n fragm ento
postum o p ro cla m a su a m o r p o r la perso n a del com positor
(VII 34 [254]).
1886
V arios aforism os de M ás allá del bien y del mal exponen la
relación de W ag n er con el rom anticism o. L a carta a H . K ö-
selitz del 21 de abril critica la negativa influencia del wag-
nerism o sobre los m ejores músicos del presente, que no
p u e d e n e d itar sus p a rtitu ra s ni verlas representadas. C o
m e n ta rio s en la c a rta a O v e rb e c k de finales de ju n io y
del 14 de ju lio sobre los planes del editor de W a g n er E. W .
Fritzsch de te n e r en su editorial todos los escritos de W a g
n e r ju n to con todos los de N ietzsche, proyecto que a éste le
satisface p o r la beneficiosa ‘c o m p a ñ ía ’ que ello representa.
C o n m otivo de la m u erte de Liszt en B ayreuth el 31 de j u
lio, carta a M . von M eysenbug del 24 de septiem bre sobre
los crecientes m alentendidos que van p roduciéndose en
torn o a la o b ra de W agner, asociada cada vez m ás al cris
tianism o de R o m a y a la política de Bismarck. Los nuevos
prólogos que red a c ta p a ra la reedición de sus obras preci
san sus relaciones con W ag n er, p o r ejem plo, el «Ensayo de
autocrítica» p a ra E l nacimiento de la tragedia, y el «Prólogo» a
Humano, demasiado humano II.
1887
N ietzsche escucha p o r vez p rim e ra en M ontecarlo el
preludio de Parsifal, que co m en ta con g ran elogio estético
en c arta a Peler Gast del 21 de enero. N o cesan los co m en
tarios sobre la p e rso n a y la o b ra del com positor en las car
tas a R e in h a rd t von Seydlitz del 24 de febrero y a O v er
beck, el 12 de noviem bre, en las que critica el nacionalism o
y el m ilitarism o del R eich. L a c arta del 20 de diciem bre a
C arl Fuchs describe su an te rio r w agnerism o com o u n a p é r
dida del centro de su personalidad, com o un deplorable
m alentendido. E n el « T ra ta d o tercero» de su Para la genea
logía de la moral, que h a publicado ese año, a b o rd a el caso
W a g n er al tra ta r el significado de los ideales ascéticos en los
artistas.
1888
El 10 de abril envía a G eorg B randes u n a breve a u to
biografía con notables referencias a su am istad con los W ag
ner. D u ra n te la prim avera, que pasa en T u rin , red acta E l
caso Wagner. E n varias cartas hay pasajes sobre esa antigua
relación, la m úsica del com positor y la deplorable situación
que p resentan los w agnerianos (a K arl K n o rtz el 21 de j u
nio; a M . von M eysenbug, a finales de julio; a C arl Fuchs,
el 29 de julio y 26 de agosto; a H a n s von Biilow, el 10 de
agosto). D u ra n te septiem bre y octubre envía a los amigos
ese nuevo escrito polém ico dedicado al análisis psicológico
del m úsico con cartas que lo com entan, en unas ocasiones
p re p a ra n d o su recepción y en otras contestando a sus reac
ciones, p o r ejem plo, a Paul D eussen el 14 de septiem bre, a
Peler Gast el 27 de septiem bre, a M . von M eysenbug el 4 y
el 18 de octubre — con la consiguiente ru p tu ra de esa vieja
am istad— , a G. B randes el 20 de o ctu b re ...
E n la revista Musikalisches Wochenblatt, editada p o r
Fritzsch, aparece u n a réplica a E l caso Wagner, escrita p o r el
w agneriano R ic h a rd Pohl, titulada Der Fall Nietzsche [E l caso
Nietzsche]. R u p tu ra inm ediata con el editor Fritzsch. L a re
vista Kunstwarl publica u n a exaltada reseña del panfleto de
N ietzsche red a c tad a p o r su am igo y discípulo, el com positor
Peter Gast, y un crítico artículo del editor de la revista, Fer
d in and Avenarius, que m olesta a Nietzsche p o r la im agen
que de él presenta, com o si hubiese cam biado de m an e ra
súbita e inm otivada su m a n e ra de pensar sobre W agner. D e
ahí que enseguida le conteste, exponiéndole su su larga y
com pleja relación con el com positor en las cartas de 9 y 10
de diciem bre, la últim a de las cuales contiene el núcleo de
lo que ya el día 15 de diciem bre se h a convertido en el p ri
m er m anuscrito p a ra la im p re n ta de Nietzsche contra Wagner.
El 11 de diciem bre todavía pen sab a que podía ganarse a
C arl Spitteler y a C arl Fuchs p a ra la edición de ese nuevo
escrito y p a ra u n a defensa de su posición antiw agneriana,
respectivam ente. Las cartas a P. Gast y la del 27 de diciem
bre a Fuchs contienen, ju n to con vacilaciones sobre su p ro
yecto de publicación de ese escrito en m ensajes al editor, in
teresantes com entarios sobre su relación antipódica con
W agner, sobre la grandeza del Tristón y sobre la utilización
retórica de Bizet en sus críticas al com positor. El 30 de di
ciem bre todavía lleva a cabo correcciones en las pruebas de
im p ren ta de su nuevo escrito. L a carta del 31 de diciem bre
a P. Gast ya contiene signos de su inm inente naufragio psí
quico.
1889
El 2 de enero ren u n cia definitivam ente a publicar de in
m ed iato Nietzsche contra Wagner. El 3 de enero acontece la
pé rd id a irrecu p erab le de su equilibrio psíquico. E ntre los
am igos que reciben las postales que h a red a c tad o desde su
estado de locura tam b ién se en cu en tra su siem pre a d m irad a
Cosim a, destinataria de tres de ellas.
ESCRITOS SOBRE WAGNER
EX H O RTA CIÓ N A LOS ALEMANES
Q u e re m o s que se nos escuche, pues h a b lam o s com o a u
gures y la p a la b ra del augur, sea éste quien sea y resuene
su voz d o n d e resuene, siem pre tiene el d erecho a m anifes
tarse; vosotros, a quienes ese m ensaje se dirige, tenéis en
c o n tra p a rtid a el d erecho de decidir si queréis to m a r a vues
tros augures p o r h o m b re s sinceros y juiciosos que n o elevan
su voz sino p o rq u e estáis en peligro y p o rq u e están h o rro
rizados de en co n traro s ta n m udos, ta n indiferentes y tan
desprevenidos. N o obstante, lo que estam os legitim ados
p a ra testim oniar de nosotros m ism os es que os hablam os con
el corazón en la m a n o y que, al hacerlo, n o deseam os ni
buscam os sino aquello que es g e n u in am en te nuestro en la
m ism a m e d id a en que ta m b ié n es g e n u in a m e n te vuestro
— a saber, la p ro sp e rid a d y el h o n o r del espíritu alem án y
del n o m b re alem án.
Se os an u n ció la fiesta celebrada en Bayreuth en m ayo
del a ñ o pasado: en ese lu g ar se depositó u n a p o d ero sa pie
d ra fu n d ac io n a l b a jo la cual e n te rra m o s p a r a siem pre m u
chos tem ores; con ella creim os q u e n u e stras m ás nobles
esp eran zas a lc a n z a b a n u n a v icto ria definitiva — o, m ás
b ien , com o h o y lo h em o s de decir con m ás precisión, con
ella im aginam os que obtenían la victoria. P orque ¡ay!, en ta
les im aginaciones h a b ía m u c h a ilusión: to d av ía están vivos
a h o ra aquellos tem ores; y a u n q u e nosotros tam p o c o nos h a
yam os olvidado en m o d o alguno de te n e r esperanzas, nues
tra p resente exhortación y lla m ad a de auxilio bien d a a en
te n d e r que en nosotros p re d o m in a el m iedo p o r encim a de
la esperanza. Sois vosotros, sin em bargo, aquello a lo que
a p u n ta nuestro tem or: es posible que no deseéis saber n a d a
de lo que h a sucedido y quizá p o r m era ignorancia queráis
im p ed ir que alguna cosa suceda. Bien cierto, hace ya m u
cho tiem po que ser ta n ig n o ran te carece de sentido; sí, in
cluso p arece casi im posible que alguien todavía a h o ra lo
c ontinúe siendo después de que el grande, valiente, in d o
m able e irresistible lu ch a d o r Richard Wagner se h a y a h echo
responsable d u ra n te décadas, ante la expectante atención
de casi todas las naciones, de esas ideas a las que en su
o b ra de arte de B ayreuth h a dad o la últim a y su p rem a
form a y u n a consum ada perfección v e rd a d eram en te triunfal.
Si au n a h o ra le im pidierais que ni ta n siquiera desenterrase
el tesoro que tiene la v o lu n tad de regalaros: ¿qué beneficio
pensáis que con ello habríais conseguido? Esto p recisam ente es lo
que u n a y o tra vez se os h a de rep etir de m a n e ra pública
y ap re m ia n te p a ra que sepáis lo que sucede en nuestros
días y p a ra que ya n o vuelva a estar n u n c a m ás en vuestras
m an o s la opción de rep re sen ta r el papel de los ignorantes.
P o rq u e desde este instante todas las otras naciones serán
testigo y ju e z del espectáculo que ofrezcáis; y en su espejo
podréis volver a e n c o n tra r de m a n e ra a p ro x im a d a vuestra
p ro p ia im agen, con los m ism os trazos con los que algún día
os la m o stra rá con to d a justicia la posteridad.
S u p o n g am o s que con ig n o ra n c ia , con desconfianza,
con a rtim a ñ a s, b u rlas y calum nias lograrais q u e el edificio
qu e se eleva sobre la colina de B a y re u th se co n v irtiera en
inútiles ruinas; su p o n g am o s q u e con im p a c ie n te m a la v o
lu n ta d ni siq u iera p erm itie ra is q u e se to rn a r a re a lid a d la
o b ra y a p e rfe c ta m en te a c a b a d a , ni consintierais que ésta
p ro d u je ra su efecto y que d iera testim onio de sí m ism a: en
tal caso ten d réis que sen tir te m o r a n te el ju ic io de aquella
p o ste rid a d en la m ism a m e d id a en que os h a b ré is de a v e r
g o n z a r a n te los ojos de esos c o n te m p o rá n e o s vuestros que
n o son alem anes. Si en F ra n c ia o en In g la te rra o en I ta
lia u n h o m b re , después de h ab e rle s reg a la d o a los teatros,
a despecho de todos los p o d e re s y p a re c e re s públicos,
cinco obras ele u n estilo p a rtic u la rm e n te g ra n d e y p o d e
roso, las cuales ele n o rte a sur no cesan de ser recla m a d a s
y ap la u d id a s — si u n h o m b re de tales características p r o
clam ase lo siguiente: «¡Los tea tro s a c tu a lm e n te existentes
n o están en c o n so n an cia con el espíritu de la n a c ió n y,
considerados com o a rte p úblico, son u n a deshonra! ¡Ayu
d a d m e a p re p a ra rle u n h a b itá c u lo al espíritu nacional!»,
¿n o se p o n d ría to d a la n a c ió n a p restarle auxilio, a u n q u e
sólo fuese — p o r sentido del h o n o r? ¡Sin la m e n o r duda!
E n tal caso — y p a ra evitar la m aledicencia— no sólo a c
tu a ría con p r e m u r a el sentido del h o n o r, ni sólo rea c c io
n a ría con u rg en c ia el ciego tem o r; si se d ie ra esa situa
ción, vosotros p o d ríais c o m p a rtir los sentim ientos, las
en señ an zas y la sab id u ría, p o d ríais regocijaros desde lo
m ás p ro fu n d o de vuestro co ra z ó n , p a rtic ip a n d o de la ale
g ría de decidiros a a p o rta r v u e stra colab o ració n . T o d a s
vuestras ciencias e sta rán g e n e ro sa m e n te provistas de cos
tosos lab o rato rio s: ¿y vosotros queréis m a n te n e ro s al m a r
gen sin m o v e r ni u n solo d e d o c u a n d o se le ten g a que
co n stru ir al e m p re n d e d o r y osado espíritu del a rte ale m á n
u n taller sem ejante? ¿Podéis n o m b ra r u n m o m e n to c u al
q u ie ra de la h isto ria de n u e stro a rte en el q u e h a y a n n e
cesitado u n a solución p ro b le m a s m ás im p o rta n te s, u n m o
m e n to en el que se h a y a p re s e n ta d o u n a o p o rtu n id a d con
m ás posibilidades de llevar a cabo experiencias fecundas,
q u e el m o m e n to actu al, en el cual la id e a q u e R ic h a rd
W a g n e r h a lla m ad o la « o b ra cie a rte del fu tu ro » h a de h a
cerse p resen te, u n p rese n te q u e se p o d rá p e rc ib ir y p a l
p a r? ¡Q u ién p o d ría ser lo b a sta n te te m e ra rio p a ra q u e re r
siquiera im a g in a r — ese m o v im ie n to de ideas, de accio
nes, de esperanzas y talentos q u e se in ic iará con esa o b ra,
de m a n e ra que, a n te los ojos afines de sabios re p re s e n ta n
tes del p u e b lo a lem án , el colosal edificio de c u a tro to rres
de los N ibelungos se levante del suelo siguiendo el ritm o
que sólo es posible a p re n d e r de su c re a d o r, ese m ovi
m ie n to que su rg irá h a c ia espacios abiertos de m áx im o al
cance, de su m a fec u n d id a d y de p letó ric a esperanza! Y , en
cu alq u ie r caso, el in iciad o r de sem ejan te m o v im ie n to no
te n d ría to d a la resp o n sab ilid ad si la ola h u b ie ra de co
m e n z a r en seguida a d e sce n d e r y la superficie tu v ie ra que
volver a estar en calm a, com o si n a d a hubiese ocurrido.
Pues si n u e stra p rim e ra p re o c u p a c ió n h a de ser que la
o b ra p u e d a llevarse a cabo y q u e cobre realid ad , com o se
g u n d a p re o c u p a c ió n , cierta m e n te , y con u n peso no m e
n o r, tam b ién nos oprim e la d u d a de si acaso ten d rem o s
b a sta n te m a d u re z , suficiente p re p a ra c ió n y la receptividad
a d e c u a d a p a ra c o n d u c ir en to d o caso el descom um il e in
m in e n te efecto en la a m p litu d y en la p ro fu n d id a d que le
c o rre sp o n d en .
C re e m o s h a b e r n o ta d o que, en cu alq u ie r sitio en el
qu e R ic h a rd W a g n e r h a y a cau sado escándalo o a c o stu m
b re a causarlo, allí hay escondido un p ro b le m a gran d e y fe
c u n d o de n u e stra cultura; a h o ra bien, a u n q u e ese escán
d alo no h a y a d a d o lu g ar sino a oscuras críticas y burlas, y
sólo m uy r a r a vez h a y a servido p a ra reflexionar, ello nos
sugiere en ocasiones la h u m illa n te sospecha de si q uizá el
fam oso «pueb lo de los p en sad o res» ya h a y a d ejad o de
p e n s a r y acaso h a y a tro c a d o el p e n sam ien to p o r la a rr o
gancia. ¡A c u án to s discursos llenos de m ale n te n d id o s hay
que contrarreplicar tan sólo para, p o r una parte, prevenir que
n o se c o n fu n d a el aco n te c im ien to de B a y reu th de m ayo
de 1872 con la fu n d ació n de u n nuevo te a tro y, p o r la
o tra , p a r a explicar p o r qué al sentido de aqu ella em presa
n o le p u e d e c o rre sp o n d e r n in g u n o de los teatros existen
tes! ¡C uántos esfuerzos cuesta conseguir que quienes están
ciegos, sea in te n c io n a d a m e n te o sin h ab érselo p ro p u esto ,
vean con c la rid ad que bajo el n o m b re de «B ayreuth» no
sólo h ay que te n e r en c u e n ta u n a d e te rm in a d a c a n tid a d
de personas, algo así com o u n p a rtid o con ap eten cias m u
sicales específicas, sino a to d a la n ació n , e incluso que m ás
allá de las fro n te ra s de la n a c ió n a le m a n a se está lla
m a n d o p a r a q u e p a rtic ip e n de m a n e ra seria y activa a to
dos aquellos a quienes les im p o rta de co ra z ó n el en n o b le
cim iento y la purificación del arte dram ático, los cuales h a n
e n te n d id o el m aravilloso p rese n tim ie n to de Schiller de que
quizá un día a p a rtir de la ó p e ra la tra g e d ia se d e sa rro
llará en u n a figura m ás noble. Q u ie n todavía no se haya
olvidado de ejercer al m enos su capacidad de p en sar — a u n
c u an d o sólo sea p o r sentido del h o n o r — , ése tiene que
s e n tir y p ro te g e r u n a e m p re sa artística en c u a n to fenó
m en o moral digno de ser p e n sad o , u n a e m p re sa a la que le
da soporte en este g rad o la v o lu n ta d altru ista y dispuesta
al sacrificio de todos los p a rtic ip a n te s y a la cual convierte
en sa g ra d a la profesión de fe se riam en te e x p resad a p o r
ellos m ism os, a saber: que p ien sa n de u n m o d o digno y
sublim e respecto al a rte a le m á n y, sobre to d o , que espe
ra n de la m úsica a le m a n a y de su acción tra n sfig u rad o ra
sobre el d ra m a p o p u la r el acicate m ás im p o rta n te de u n a
vida original, a c u ñ a d a con rasgos alem anes. C ream os,
pues, incluso en algo m ás elevado y m ás universal: el ale
m á n sólo a p a re c e rá an te las otras naciones com o digno de
v en eració n y p o r ta d o r de salvación c u a n d o h a y a dem o s
tra d o que es tem ible, p e ro que por la extrema tensión de sus
más altas y nobles fuerzas artísticas y culturales quiere hacer olvi
dar que lo es.
H em o s p e n sad o que teníam os el d eb e r de re c o rd a r en
este m o m e n to esta n u e stra ta re a ale m a n a, y que lo te n ía
m os que cum plir precisam en te a h o ra , cu an d o hem os de
exigir que con todas las fuerzas se ofrezca soporte a u n a
g ran acción artística del genio alem án. D o n d e q u ie ra que se
h a y an m an te n id o en n u estra agitada época centros de se
ria reflexión, de allí esperam os escuchar u n a voz am able y
llena de sim patía; en p articu la r, no se c o n v o cará en vano
a las U niversidades, A cadem ias y Escuelas de Bellas Artes
de A lem ania p a ra que, de m an era, individual o colectiva,
se d eclaren de acu erd o con el apoyo exigido: com o asi
m ism o los rep re sen ta n te s políticos de la p ro sp e rid a d ale
m a n a en el P a rla m e n to y en las D ietas regionales te n d rá n
u n a im p o rta n te ocasión de co n sid erar que el pueb lo está
a h o ra m ás necesitado que n u n c a de purificación y de co n
sagración m ed ia n te la sublim e m ag ia y te rro r del genuino
arte alem án, a no ser que los im pulsos fu ertem en te excita
dos de la pasión política y nacional y los rasgos descritos
de la fisonom ía de n u e stra vida a la caza de la felicidad y
del p lacer h a g a n que nuestros descendientes tengan que
confesar que nosotros, los alem anes, co m enzam os a p e r
d ernos a nosotros m ism os c u a n d o p o r fin nos habíam os
vuelto a e n c o n tra r1.
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cu a n d o se c o m p a ra esta ta re a universalísim a que su genio
le h a p ro p u esto con la m u ch o m ás estrecha y c e rcan a en la
que a h o ra suele pensarse en p rim e r lugar c u an d o se oye el
n o m b re de W ag n er. D e él se espera u n a refo rm a del tea
tro: suponiendo que consiguiera llevarla a cabo, ¿qué signi
ficaría esa refo rm a p a ra aquella ta re a m ás elevada y re
m ota?
Pues bien, si consiguiera hacerla, la p e rso n a m o d ern a
cam b iaría y se reform aría: en nuestro m u n d o m o d e rn o u n a
cosa dep en d e de las otras de m a n e ra ta n necesaria que
ba sta con sacar u n clavo p a ra que el edificio se tam balee y
caiga. D e cualquier o tra refo rm a efectiva te n d ría tam bién
qu e esperarse lo m ism o que, b ajo la a p a rien cia de u n a exa
geración, enunciam os nosotros aquí de la refo rm a w agne
riana. Es de to d o p u n to im posible p ro d u cir el efecto m ás
elevado y m ás p u ro del arte teatral sin in n o v a r p o r todas
partes, en las costum bres y en el E stado, en la educación y
en el tra to social. Si el a m o r y la justicia consiguieran ten e r
p o d e r en u n solo p u n to , com o sucedería aq u í en el terren o
del arte, h a b ría n de seguir extendiéndose de acu erd o con la
ley de su in te rn a n ecesidad y n o p o d ría n reg resar a la
in erc ia de su a n te rio r estado de crisálidas. P a ra p o d e r cap
ta r la m ed id a en que la posición de nuestras artes respecto
a la vida es u n sím bolo de la degeneración de ésta, p a ra
p o d e r c o m p re n d e r el g rad o en que nuestros teatros son u n
op ro bio p a ra aquellos que los construyen y visitan, p a ra eso
hem os de rep lan tearlo todo p o r com pleto y ten e r la ca p a
cidad de p ercib ir en algún m o m e n to lo h a b itu al y cotidiano
com o algo m uy insólito y m u y com plicado. U n a singular
ofuscación de la c a p acid ad de ju zg a r; u n a m al disim ulada
m a n ía p o r deleitarse y p o r divertirse a cualquier precio;
prevenciones eruditas, presu n ció n e histrionism o con la se
rie d a d del arte p o r p a rte de los ejecutantes; b ru ta l avidez
de lucro p o r p a rte de los em presarios; superficialidad y
a tu rd im ien to de u n a sociedad que sólo piensa en el pueblo
en cuanto le es útil o le resulta peligroso y que asiste al tea
tro y a los conciertos sin acordarse ja m á s de sus obligado-
nes — todo esto en conjunto constituye la e n rarecid a y p e r
niciosa atm ósfera de nuestras actuales circunstancias artísti
cas: p ero u n a vez que se está ta n aco stu m b ra d o a la m ism a
com o lo están aquellos de nosotros que h a n tenido u n a for
m ación, entonces b ien llega u n o a figurarse que ese aire es
necesario p a ra su salud y se e n c u en tra m al si, p o r cualquier
obligación, h a de prescindir de ella p o r u n tiem po. En
efecto, solam ente se dispone de u n único m edio p a ra con
vencerse con rapidez de lo vulgares, de lo excepcional e
inextricablem ente vulgares que son nuestras instituciones
teatrales: ¡basta con co m p a ra rla s con la a n tig u a realid ad
del teatro griego! E n el supuesto de que no supiéram os
n a d a de los griegos, entonces quizá no h u b ie ra form a de
encontrarles deficiencias a nuestras circunstancias, y se ten
d ría n p o r quim eras de gente que vive en la lu n a objeciones
tales com o las que W a g n e r h a sido el p rim e ro en h a c e r en
g ran estilo. Q u iz á se diría que, tal y com o a h o ra son los se
res h u m an o s — ¡y ja m á s h a n sido diferentes! — , les basta
y les conviene u n arte sem ejante. Pero es bien cierto que los
hu m an o s sí que h a n sido diferentes, e incluso a h o ra h a y p e r
sonas a las que no les bastan las instituciones actualm ente
existentes —- y eso es precisam ente lo que el h echo de Bay
re u th dem uestra. E n B ayreuth encontraréis espectadores
prep a ra d o s y consagrados, la p ro fu n d a em oción de personas
que se hallan en el p u n to álgido de su felicidad y que sien
ten precisam ente entonces que todo su ser se h a concen
tra d o p a ra dejarse fortalecer y o b ten er así u n a volu ntad m ás
am plia y m ás elevada; en B ayreuth encontraréis el m ás a b
n eg ado sacrificio de los artistas y el espectáculo de los es
pectáculos, el victorioso cre a d o r de u n a o b ra que es la sín
tesis m ism a de u n a p léto ra de acciones artísticas victoriosas.
¿N o p are c e casi com o u n hechizo que se p u e d a e n c o n tra r
en el presente u n fenóm eno sem ejante? A quellos a quienes
les está perm itido c o lab o rar y cop articip ar en B ayreuth ¿no
h a n de estar ya transform ados y renovados p a ra que les sea
posible p ro d u cir tam b ién u n a transform ación y renovación
en otros ám bitos de la vida a p a rtir de ese m om en to? ¿N o
se h a en co n tra d o u n p u e rto tras la desoladora vastedad del
m ar? ¿N o h ay en este lu g ar u n a b o n a n z a que se extiende
sobre el agua? — Q u ie n desde la p ro fu n d id a d y soledad del
estado de ánim o que en B ayreuth im p e ran re to rn a a las to
talm ente diferentes llanuras y tierras bajas de la vida, ¿no
se h a de p re g u n ta r incesantem ente, com o Isolda: «¿C óm o
lo p u d e soportar? ¿C ó m o lo soporto todavía?»17 Y si no re
siste ocultar en él con egoísm o su dicha y su desdicha,
a p ro v e c h a rá de a h o ra en adelante cada o p o rtu n id a d p a ra
d a r testim onio de ello en sus acciones. P reg u n tará: ¿E n qué
lu g a r se h allan los que sufren p o r las instituciones actuales?
¿ D ó n d e están nuestros aliados naturales en cuya co m pañía
p o d a m o s lu ch a r c o n tra la p u ja n te y rep re so ra proliferación
del actual concepto de b u e n a form ación? Pues p o r ah o ra
— ¡por ahora! — tan sólo tenem os u n único enem igo, a sa
ber, esas «personas form adas» p a ra quienes la p a la b ra
«B ayreuth» significa u n a de sus m ás aplastantes derrotas
— n o colab o raro n , se opusieron furiosam ente o m anifesta
ro n esa so rd era todavía m ás eficaz que a h o ra se h a con
vertido en el a rm a h a b itu al del m ás p re m e d ita d o de los a n
tagonism os. P ero p recisam ente p o r ello sabem os que con su
hostilidad y su perfidia n o p u d ie ro n destruir la esencia
m ism a de W a g n e r ni im p e d ir su obra, m ás aún: h a n dela
tad o que son débiles y que la resistencia de los que hasta
a h o ra d ete n ta n el p o d e r ya n o so p o rta rá m uchos ataques.
H a llegado el m o m e n to p a ra quienes q u ieran conquistar y
v en cer de m a n e ra p oderosa, están abiertos los im perios de
m a y o r gran d eza, tienen ya puesto u n in te rro g an te los n o m
bres de los propietarios don d e q uiera que h a y a p ropiedad.
Así, p o r ejem plo, se h a reconocido com o en ruinas el edifi
cio de la educación, y p o r todas partes h a y individuos que
y a lo h a n a b a n d o n a d o sin decir ni u n a p a la b ra . ¡O jalá se
p u d ie ra llevar a quienes de h e ch o y a a h o ra están p ro fu n
5 18
20 Véase ibid., pág. 71, donde Wagner la llama incluso «die metaphy
sische Notwendigkeit [la necesidad metajhica]».
tad o p o r u n a necesid ad a p re m ia n te no p u ed e ya darse a
conocer p o r m ed io del lenguaje, n o puede, p o r tanto, co
m u nicarse v e rd a d e ram e n te : en ese estado oscuram ente sen
tido el lenguaje se h a conv ertid o p o r doquier en u n a p o
ten cia a u tó n o m a q u e entonces a g a rra a los h u m an o s com o
con b razo s fantasm ales y los e m p u ja hacia donde ellos en
realid ad n o quieren; en c u a n to tra ta n de entenderse unos
con otros y de unirse en u n a sola obra, se a p o d e ra de ellos
la lo cu ra de los conceptos generales, m ás aún, la de los p u
ros sonidos verbales, y, a consecu en cia de esta in cap acid ad
de com unicarse, las creaciones de su sentido colectivo vuel
ven a llevar entonces el signo de que n o se h a n entendido
entre ellos, puesto que tales creaciones no corresp onden a
las necesidades a p re m ia n te s reales, sino ta n sólo precisa
m en te a la v a c u id a d de aquellas p a la b ra s y conceptos p re
dom inantes: de este m o d o a to d o s sus sufrim ientos la h u
m a n id a d todavía les a ñ a d e el d o lo r de la convención, es decir,
de estar de acu erd o e n las p a la b ra s y las acciones sin llegar
a u n acu erd o en la esfera del sentim iento. Así com o en la
m a rc h a descendente de to d o a rte se alcanza u n p u n to
d o n d e sus m edios y form as, p ro life ra n d o de m a n e ra enfer
m iza, lo g ra n u n a p r e p o n d e ra n c ia tirán ica sobre las jóvenes
alm as de los artistas y los c o n v ie rte n en sus esclavos, así
ah o ra , en el declive de los lenguajes, se es el esclavo de las
palabras; bajo esta co erció n n a d ie es capaz y a de m ostrarse
a sí m ism o ni de h a b la r co n in g e n u id a d , y pocos tienen la
capacidad de conservar en absoluto su individualidad en la lu
cha c o n tra u n a fo rm a ció n q u e cree dem o strar su éxito no
a y u d a n d o a con stru ir sensaciones y necesidades claras, sino
de o tra m a n e ra , a tra p a n d o al individuo en la re d de los
«conceptos claros» y e n se ñ á n d o le a p e n sa r correctam ente:
com o si tuviera alg ú n v a lo r h a c e r de n adie u n ser que
piense y que d e d u z ca c o rre c ta m e n te si no se h a conseguido
convertirlo p rev ia m e n te e n u n ser q u e sienta correctam ente.
Así las cosas, c u a n d o e n u n a h u m a n id a d con tales heridas
su en a la m úsica de n u e stro s m a e stro s alem anes, ¿qué es lo
que en realid ad llega a so n ar? P u e s ni m ás ni m enos que la
sensación conecta, la enem iga de to d a convención, de toda
alienación e incom prensibilidad artificiales entre los seres
hum anos: esta m úsica es u n re to rn o a la n a tu ra le z a y, al
m ism o tiem po, es u n a purificación y transform ación de la
naturaleza; pues en el alm a de las personas m ás saturadas
de a m o r h a surgido la a p re m ia n te necesidad de ese re to m o
y en su arte resuena la naturaleza tranformada en amor21.
T o m e m o s esto com o la p rim e ra respuesta de W a g n e r a
la p re g u n ta ¿qué significa la m úsica en nuestro tiem po?,
pues todavía tiene u n a segunda. L a relación entre la m úsica
y la vida n o es solam ente la de u n tipo de lenguaje con otro
tipo de lenguaje, tam b ién es la relación del perfecto m u n d o
de la audición con to d o el m u n d o de la visión. N o obstante,
la existencia de las personas modernas, tom ada como manifes
tación visual y co m p a ra d a con las anteriores m anifestaciones
de la vida, deja patente u n a inexpresable pobreza y agota
m iento a pesar de la igualm ente indecible policrom ía con la
que sólo p u ed e sentirse feliz la m ira d a m ás superficial. Li
m itém onos a ver con u n po co m ás de agudeza y a analizar
la im p resión de este ju e g o de colores ta n ráp id o y agitado:
¿no es el conjunto e n tero com o el fulgor y el destello de in
n u m erab les piedrecitas y partículas, rescatadas del oculta-
m ien to en que p e rm a n e c ía n en antiguas culturas? ¿N o es
todo en dicha existencia p o m p a innecesaria, m ovim iento ri
diculam ente im itado, u su rp a d a exterioridad? ¿U n traje de
retazos m ulticolores p a ra quien está desnudo y aterido de
frío? ¿ U n a a p a re n te d a n z a de la alegría, exigida al doliente?
¿G estos de opulento orgullo, exhibidos p o r u n a perso n a
llena de profundas heridas? Y en m edio de todo esto, oculto
allí donde ninguno tiene nada que esperar ni nada tampoco que per
der es donde los hombres se conocen; allí, donde cada uno tiénese por
un bribón y por bribones, también, tiene a sus compañeros. Nosotros,
por el contrario, desconocemos cortésmente a los demás para que ellos
nos paguen en la misma moneda...» Goethe, Obras Completas, tomo III,
Madrid, Aguilar, 1963, 4.a edición, pág. 1720.
23 Véase R. Wagner, Über musikalische Kritik [Sobre critica musical]
(1852), edición citada, tomo 6, págs. 378-391, págs. 385-389 en especial.
rá n al E stado actual de u n a fo rm a tan incondicional com o
ya a h o ra la m ay o ría de los h u m a n o s critican a la Iglesia.
El cam ino h acia u n a m eta tan nueva, la cual, ciertam ente,
no h a sido algo in au d ito en to d a época, conduce a que se
reco n o zca en qué rad ica la deficiencia m ás b o ch o rn o sa de
n u e stra educación y la au téntica causa de su in capacidad
p a ra su p e ra r la barb arie: le falta el alm a m ovilizadora y
configuradora de la m úsica, pues sus requisitos e institucio
nes, p o r el contrario, son el p ro d u cto de u n a época en la
q ue n o h a b ía n acid o aú n esa m úsica en la cual estam os de
p o sitando u n a confianza ta n ex tra o rd in a ria m e n te significa
tiva. N u estra educación es el organism o m ás a trasad o del
presente, y está así en relación precisam ente con la única
n u e v a p o ten cia educativa disponible que, p a ra a v en tajar a
los siglos anteriores, las actuales personas tienen — ¡o p o
d ría n tener, si en el presente n o quisieran seguir viviendo
n u n c a m ás de u n a m a n e ra ta n irreflexiva bajo la tira n ía del
instante! H a sta a h o ra n o h a n p erm itid o que en ellas se es
tablezca el alm a de la m úsica, tam p o co h a n presen tid o aún
la gim nasia en el sentido griego y w agneriano de esta p a la
b ra; y ésta es la causa de que sus artistas plásticos estén
condenados a la desesperanza m ien tras ellas precisam ente,
com o todavía sucede ah o ra, no q u ieran a c ep ta r que la m ú
sica les guíe h acia u n nuevo m u n d o visual: p u e d e crecer
aquí el talento que se quiera, viene dem asiado tard e o de
m asiado tem p ran o y, en cualquier caso, viene a destiem po,
p o rq u e es superfluo e ineficaz, p uesto que incluso lo p e r
fecto y suprem o de épocas anteriores — el p a ra d ig m a de los
artífices actuales— es superfluo y casi ineficaz y apenas
continúa p o n ien d o p ie d ra sobre piedra. Si en su visión in
terio r esos artífices an te ellos n o percib en tipo alguno de
nuevas configuraciones, p o rq u e siem pre están viendo sólo
las antiguas que q u e d a ro n a sus espaldas, de ello se deduce
que sirven a la historia, p ero no a la vida, y que ya están
m u ertos antes de h a b e r fallecido; p e ro quien en sí m ism o
sienta a h o ra vida v e rd a d e ra y fecunda, y eso en el presente
significa u n a ú n ica cosa: m úsica, ¿p o dría esa p e rso n a de
jarse seducir sólo u n instante p o r algo cualquiera que se es
fuerce en configuraciones, form as y estilos, y abrirse en to n
ces h a c ia esperanzas que lleven m ás lejos? S em ejante p e r
sona está m ás allá de to das las van id ad es de esta especie;
y n o pien sa e n c o n tra r m ilagros plásticos al m arg e n de su
m u n d o auditivo ideal, com o tam p o c o espera que todavía
surjan grandes escritores de n u estras lenguas agotadas y
desteñidas. A ntes que p resta r oídos a cualquier tipo de va
nas prom esas, prefiere so p o rtar q u e la m ira d a p ro fu n d a
m en te insatisfecha se centre sobre n u e stra esencia m oderna:
¡que la hiel y el odio la llenen si su corazón no es suficien
tem en te cálido p a ra la com pasión! ¡Incluso la m a ld a d y el
escarnio son m ejor opción que entregarse a u n bien estar fa
laz y a u n alcoholism o silencioso al m o d o de nuestros «am i
gos del arte»! N o obstante, h asta en el caso de que tal p e r
sona sepa h a c er m ás cosas que n e g a r y burlarse, a u n q u e
sepa a m a r, c o m p ad ecer y co lab o rar en las tareas de cons
trucción, a p esar de ello ha de c o m en zar p o r n eg ar p a ra
abrirle así u n nuevo cam ino a su alm a, dispuesta a p resta r
ayuda. P a ra que algún día la m úsica p ro d u zc a en m uchas
personas u n a m ism a y devota reflexión y les h a g a partícipes
de sus m ás elevados propósitos, sería necesario a c a b a r p ri
m ero con todo el tra to adictivam ente red ucido al p lacer
con u n arte tan sagrado; se ten d ría q u e elim inar el fu n d a
m en to sobre el que descansan nuestros entretenim ientos a r
tísticos, teatros, m useos, sociedades filarm ónicas, es decir, es
ju sta m e n te ese «am igo del arte» el que h a b ría de d esapare
cer; el favor estatal que se otorga a sus deseos se h a de c o n
v ertir en u n a negativa oficial que se les oponga; el juicio
público que concede u n valor excepcional p recisam ente a la
ejercitación en tal am istad p a ra con el arte se h a de com
b a tir y d e rro ta r con la fuerza de u n ju icio m ejor. D e m o
m en to , hasta el enemigo declarado del arte h a de valem o s com o
u n v e rd a d e ro y útil aliado, puesto que aquello frente a lo
que se declara enem igo n o es p recisam ente m ás que el arte
tal y com o lo entiende el «am igo del arte»: ¡no conoce otro
arte! Bien p u ede de todos m odos dem ostrarle docum ental-
m en te a ese am igo del arte el ab su rd o derro ch e de dinero
que cuesta la construcción de sus teatros y m o n u m e n to s p ú
blicos, la co n tra ta c ió n de sus «fam osos» cantantes y actores,
el m a n te n im ien to de sus escuelas de arte y sus pinacotecas
com p letam en te estériles: sin ten e r que re c o rd a r en absoluto
to d a la energía, todo el tiem po y el dinero que se despilfa
r ra n en cad a casa, en la educación de presuntos «intereses
artísticos». N o h a y en to d o ello ni h a m b re ni saciedad de
n in g ú n tipo, sino siem pre ta n sólo u n ju eg o insípido con la
a p a rie n cia de am bas, id ead o p a r a u n a exhibición e n te ra
m en te v a c u a con m iras a -confundir el ju icio que p rovoque
a otros; o to d av ía peor: si aquí se to m a el arte relativa
m en te en serio, entonces h a sta se exige de él la pro d u cció n
de u n a especie de h a m b re y de apetencia, y se e n c u en tra su
ta re a precisam en te en esta excitación artificialm ente p ro d u
cida. C o m o si se tuviese m iedo de destruirse a sí m ism o p o r
asco y estupidez, se llam a a todos los dém ones m alignos
p a ra dejarse aco sar com o u n anim al salvaje p o r esos caza
dores: se está sediento de sufrim iento, ira, odio, enard eci
m ien to , te rro r rep e n tin o y tensión sin respiro, y en tal es
tad o se llam a al artista p a ra que conjure esa cacería
infernal24. El arte es a h o ra , en la econom ía psíquica de
nuestras personas form adas, u n a necesidad totalm en te fin
gida o u n a necesidad vergonzosa y degrad an te, o bien es
u n a n a d a o es algo perverso. U n artista fran cam en te bu en o
y m u y excepcional está com o sum ido en u n sueño atu rd i
d o r p a ra n o ver to d o esto, y con voz insegura repite vaci
lan te p alab ras de fantasm al belleza que cree escuchar de lu
gares m u y lejanos, p e ro que no percibe con b astante
claridad; en cam bio, el artista de ralea com pletam ente m o
731
843
47 Todo este párrafo está directamente sugerido por las tesis wag-
nerianas mantenidas en su ensayo Das Kunstwerk der Zukunft [La obra de
arte delßituro] (1849), edición citada, tomo 6, págs. 9-157, págs. 16-17
en especial; véase traducción castellana citada, págs. 36-37.
a p a re n tem e n te contrapuestas supo conseguirse nuevas fuer
zas, cóm o, p o r ejem plo, el cristianism o, perv ertid o en h ip o
cresía y en banalidades, se dejó utilizar com o protección
c o n tra el pueblo, com o consolidación de aquella sociedad y
de sus p ropiedades, y cóm o la ciencia y los doctos se lan
z a b an a esta servidum bre con excesiva pusilanim idad: W ag
n e r persiguió todos estos interrogantes a través de las dife
rentes épocas, p a ra estallar al final de sus observaciones,
saturado de asco y de rabia: p o r com pasión con el pueblo
se h a b ía convertido en u n revolucionario. D esde entonces lo
am ó y lo añoró, del m ism o m o d o que tam b ién echaba en
falta el arte del pueblo, pues, ¡ay!, sólo en él, sólo en ese
pueblo que h a b ía desaparecido, que apenas se p o d ía en tre
ver y que se hallaba artificialm ente escondido, veía a h o ra ai
único espectador y oyente que p u d iera ser digno y estar a la
a ltu ra del p o d e r de su obra de arte tal y com o W a g n er se
la im aginaba. Siguiendo esos hilos su m editación se concen
tró en la p re g u n ta siguiente: ¿C ó m o se fo rm a el pueblo?
¿C óm o resurge de nuevo?
P ero siem pre en co n tró u n a sola respuesta: — si u n a
m u ltitu d sufriese la m ism a ap re m ia n te necesidad que yo su
fro, esa m u ltitu d sería el pueblo, se decía W a g n er48. Y allí
don d e esa m ism a necesidad condujese a u n im pulso y a un
deseo idénticos, allí tam b ién te n d ría que buscarse la m ism a
m a n e ra de encontrarles satisfacción, y allí te n d ría que h a
llarse u n a dicha idén tica en esa satisfacción. C u a n d o se
puso a b u scar qué era aquello que en su a p re m ia n te nece
sidad a él m ism o m ás a fondo lo consolaba y lo alentaba,
qué era lo que con m áx im a vitalidad satisfacía esa necesi
d a d suya, entonces tom ó conciencia con sublim e certeza de
que sólo dos cosas lo conseguían, el mito y la música, el mito, que
él conocía com o p ro d u cto y lenguaje de la ap re m ia n te ne-
estas tres cosas a la vez es lo que han de ser los buenos intérpretes de
sus dramas musicales, aprovechando para ello la innata capacidad de
imitar que todos tenemos, véase Über Schauspieler und Sänger [Sobre actores
y cantantes] (1872), edición citada, tomo 9, págs. 183-263, sobre todo págs.
237-238 y 243.
55 Sobre cómo deben ejecutarse sus obras Wagner tiene muchos
textos que están en directa relación con lo aquí indicado por Nietzsche,
véase, por ejemplo, Über das Dingiren [Sobre la dirección de orquesta] (1869),.
edición citada, tomo 8, págs. 129-213, en especial pág. 183. Hay tra
ducción castellana de Julio Gómez con el título E l arte de dirigir la or
questa. Madrid, Imprenta de L. Rubio, s. a., 155 págs. Agradecemos al
profesor Salvador Seguí que nos proporcionase informaciones y una copia
integral de esta notable y rigurosa edición, seguramente de las primeras
décadas del xx, aunque, por desgracia, poco conocida y citada.
tético y p o r el jú b ilo de las m asas exaltadas, m ás aún, tenía
que irritarlo ver que su arte desaparecía de u n a m a n e ra
m u y indiscrim inada en las fauces bostezantes del a b u rri
m iento insaciable y del afán de distracción. Q u e en sem e
ja n te tea tro cada efecto tenía que ser m era m e n te superficial
y caren te de ideas, que ese tea tro tra tab a , en efecto, no
tan to de a lim en tar a u n h am b rien to , sino m ás bien de h a r
ta r a u n insaciable, eso W a g n e r lo infería sobre todo a p a r
tir de un fenóm eno que se repetía con regularidad: p o r to
das partes se to m a b a su arte, incluso p o r aquellos que
in terv en ían en la representación y ejecución de sus obras,
com o u n a m úsica escénica cualquiera, según el rep u g n an te
código del estilo de la ópera; m ás aún, gracias a los direc
tores de orquesta y a su característica form ación, se co rta
ro n y tro c e a ro n esas obras a d a p tán d o las d irectam ente a la
ó pera, del m ism o m odo que los cantantes creían que sólo
las d o m in a b a n tras elim inarles cu idadosam ente su espíritu;
y c u an d o se deseaba que las cosas se h icieran v e rd a d e ra
m en te bien, las prescripciones de W a g n er se a c ep ta b a n con
to rp e z a y con sofocante m ojigatería, m ás o m enos com o si
se quisiese rep re sen ta r el n o c tu rn o tum ulto del pueblo en
las calles de N u re m b e rg , tal com o está prescrito en el se
g u n d o Acto de Los maestros cantores, con bailarines que lo fi
g u raran artificiosamente: — y en todo eso parecía que se ac
tu a b a de b u e n a fe, sin segundas intenciones llenas de
perversidad. Los abnegados intentos que W a g n e r llevó a
cabo m ed ian te su acción y su ejem plo p o r in d ic a r al m enos
que las representaciones fuesen sencillam ente correctas y
com pletas y p o r in tro d u c ir a algunos cantantes en el estilo
de ejecución totalm en te nuevo, el fango del aturd im ien to y
la ru tin a im peran tes los hizo fracasar u n a y o tra vez; ad e
m ás, siem pre lo obligaron a ocuparse precisam ente de ese
tea tro que en todos y cada uno de sus aspectos le p ro d u cía
náuseas. H a sta el m ism o G oethe, en verdad, h a b ía perdido
las ganas de asistir a las representaciones de su Ifigenia: «Su
fro horriblem ente», dijo al explicarlo, « cuando tengo que
p elearm e con esos fantasm as que no ap a re c e n en la form a
en que lo deb erían h acer»56. N o obstante, día a día au
m e n ta b a el «éxito» en ese teatro que a W a g n e r se le h abía
h echo insufrible; al final se llegó al p u n to en que precisa
m en te los grandes teatros vivían casi en su m ay o r p a rte de
las sustanciosas ganancias que les p ro d u cía el arte w agne-
ria n o en su desfiguración com o arte de la ópera. L a des
o rientación en to rn o a esta creciente pasión del público te
atral afectaba incluso a m uchos am igos de W agner: él tuvo
que so p o rtar lo m ás am argo — ¡como g ran m ártir! — y ver
a sus am igos em briagados de «éxitos» y «victorias», preci
sam ente allí don d e su ú n ica y m ás elevada id ea q u e d ab a
d estrozada y re p u d ia d a sin resquicios. Casi p a re c ía com o si
u n pueblo serio y pro fu n d o en m uchos de sus aspectos no
quisiera d ejar que se atrofiara respecto al m ás serio de sus
artistas u n a fu n d am en tal frivolidad, com o si precisam ente
p o r esta raz ó n to d o lo vil, irreflexivo, to rp e y perverso de la
esencia a lem an a tuviera que ensañarse con él. — C uan d o ,
d u ran te la g u e rra alem ana, p a re c ía ap o d erarse de los áni
m os u n a ten d en cia m ás libre y grandiosa, W a g n e r recordó
su d eb er de lealtad p a ra salvar al m enos su o b ra de m ayor
g ran d e z a de esos éxitos y ultrajes generados p o r los m alen
tendidos y p a ra ofrecerla en su ritm o m ás p ro p io , com o
ejem plo p a ra todos los tiem pos: así creó la idea de Bayreuth.
E n tre los com ponentes de esa ten d en cia de los ánim os creía
p resenciar tam b ién el desp ertar de u n m ás a c en tu a d o sen
tim iento del d eb er en todos aquellos a quienes quería con
fiar el m ás p reciad o de sus bienes: — de esta duplicidad de
deberes surgió el acontecim iento que, com o u n extraño res-
1066
II73
2
T a m b ié n esa o b ra redim e; no solam ente W a g n e r es un
« re d e n to r» 12. C o n ella se despide u n o del n o rte húmedo, de
to d o el v ap o r de agua del ideal w agneriano. Y a la acción
No te lo puedo decir;
y lo que preguntas,
nunca lo podrás saber22.
21 En Tristán e Isolda.
22 Véase el fragmento postumo del verano de 1878 del tomo 8, 30
[110].
w ag n erian a— incluso al m ás e rra b u n d o . A quí nos p erm iti
m os u n a p reg u n ta. A dm itiendo que eso fuera cierto, ¿sería
p o r ello tam b ién algo deseable? — ¿Q u é le sucede al «ju
dío etern a m e n te errante» a quien u n a m u jer a d o ra y ama
na? Sencillam ente, que deja de ser u n eterno errante; se
casa y deja de interesarnos. — T ra d u cié n d o lo a la realidad:
el peligro del artista y del genio — y eso es lo que son, cier
tam en te, los «judíos etern a m e n e errantes» — reside en la
m ujer: las m ujeres que los adoran son su perdición. Casi n a
die tiene suficiente carácter p a ra no perderse — p a ra no «re
dimirse»— cu ando se siente tra ta d o com o si fuera un dios:
condesciende en seguida ante la m u je r23. — El h o m b re es co
b a rd e ante todo lo eterno-fem enino24: eso lo saben las m u-
jercitas. — E n m uchos casos de am o r fem enino, y quizá
precisam ente en los m ás famosos, el a m o r no es m ás que un
parasitismo m uy refinado, u n enquistarse en u n alm a extraña,
a veces hasta en u n a carne ex trañ a — ¡Ay! ¡ C u á n a m e
n u d o a expensas «de aquel que b rin d a h o sp ita lid a d » !--------
Es bien conocido el destino de G oethe en la A lem ania
sa tu ra d a de ácida m o ralin a y de actitudes de solterona.
Siem pre fue u n escándalo p a ra los alem anes, sólo h a tenido
sinceras ad m irad o ra s entre las judías. Schiller, el «noble»
Schiller, que les aturdía los oídos con grandes palabras
— ése sí que correspondía a los dictados de su corazón.
¿ Q u é le r e p r o c h a b a n a G o e th e ? El « m o n te de V en u s» ;
44 Son varios los pasajes en los que Nietzsche usa este adjetivo,
‘M ucker’ [santurrón, mojigato], y hace juegos de palabras con él, para
burlarse de los moralistas, véase, por ejemplo, el § 6 de «L a moral
como contranaturaleza» en Crepúsculo de los ídolos y el § 5 de «Por qué
soy yo tan inteligente» en Ecce homo.
45 Toda esta ‘diversión’ construye en boca de Wagner una especie
de paródico retrato en negativo de lo que Nietzsche piensa del arte y de
lo que afirma que él es como ser humano. Sobre este último rasgo
véase, por ejemplo, lo que dice en el § 1 de «Por qué soy yo un des
tino» de Ecce homo: «nada hay en mí de fundador de una religión».
46 Este ensayo apareció por vez primera en 1880 en la revista Bay-
reuther Blätter [H ya s de Bayreuth] y contenía una crítica de Wagner a la
concepción nietzscheana de los espíritus libres que no quieren creer en
el pecado original de la humanidad. Véase R. Wagner, Werke, edición
citada, tomo X , págs. 117-163.
7
Ado About Nothing, motivo por el cual quizá fuese preferible traducir este
juicio diciendo que esa obertura es «mucho ruido y pocas nueces».
55 Véase al respecto el fragmento postumo del tomo 13, 11 [323].
56 Véase la carta a P. Gast del 21 de enero de 1887 en la que ya
se habla de Wagner como el pintor de la mirada nostálgica del amor.
sistendas. — ¡Q uién tiene sem ejante p o d e r de convicción en
los gestos, quién ve los gestos con tan ta determ inación y con
tan ta rapidez! ¡Y ese contener la respiración del pathos wag-
neriano, ese no q u e re r ya liberarse de un sentim iento ex
trem o, esa lenta prolongamn generadora de terro r en situacio
nes en que cada instante am en aza con estra n g u la m o s!--------
¿Fue W a g n e r u n m úsico en absoluto? E n cualquier caso,
fue más o tra cosa, a saber: u n histrión incom parable, el m ás
g ran d e de los m im os, el m ás asom broso genio teatral que
h a n tenido los alem anes, nuestro director de escena par exce
llence. O c u p a u n lu g ar diferente que n o está en la historia
de la m úsica: no se le debe confundir con los grandes m ú
sicos auténticos. W a g n e r y B eethoven — eso es u n a blasfe
m ia — y, en fin de cuentas, incluso u n a injusticia contra
W a g n e r... T a m b ié n com o m úsico fue solam ente aquello
que siem pre h a b ía sido: se hizo m úsico, se hizo p o eta, p o rq u e
a ello le obligó el tira n o que llevaba en él, su genio de ac
tor. N a d a se adivina de W a g n e r m ien tras n o se h a y a adivi
n a d o su instinto d om inante.
W a g n e r no fue u n m úsico p o r instinto. Lo dem ostró al
a b a n d o n a r to d a legalidad y, h a b la n d o con m ay o r exactitud,
to d o estilo en la m úsica, p a ra h a c e r de ella lo que necesi
tab a, u n a retórica teatral, u n m edio de expresión, de p o
tenciación de los gestos, de sugestión, u n m edio de lo psi
cológicam ente pintoresco. D eb eríam o s estar legitim ados
p a ra reco n o cer aquí a W a g n e r com o in v en to r e in n o v ad o r
de p rim e r orden — ha multiplicado la capacidad lingüística de la
música hasta lo inconmensurable — : es el V icto r H u g o de la
m úsica en cuanto lenguaje. S iem pre que se p resu p o n g a que
p rim e ro h a y a de ten e r validez el que a la m úsica en d e ter
m in ad as circunstancias le sea lícito no ser m úsica, sino ser
lenguaje, in stru m en to , ancilla dramaturgica [sierva de la d ra
m aturgia]. L a m úsica de W ag n er, sin la protección del
gusto teatral, que es u n gusto m u y tolerante, es, sencilla
m en te, m a la m úsica, tal vez la p e o r que ja m á s se h a y a h e
cho. C u a n d o u n m úsico ya no sabe c o n ta r ni h a sta tres, se
hace «dram ático», se h ace «w ag n erian o » ...
W a g n er casi h a descubierto qué m agia se p u ed e p rac ti
car incluso con u n a m úsica desintegrada y com puesta, p o r
así decirlo, de una manera elemental. L a conciencia que de ello
ten ía llega hasta lo siniestro, al igual que su instinto de
p rescindir p o r com pleto de la legalidad superior, del estilo.
Basta lo elem ental — el sonido, el m ovim iento, el color, en
u n a p ala b ra , basta la sensualidad de la m úsica. W a g n er j a
m ás calcula com o m úsico, guiado p o r alguna conciencia de
músico: quiere el efecto, el efecto y n a d a m ás. ¡Y conoce
p erfectam en te sobre qué h a de producirlo! — E n ello tiene
la falta de escrúpulos q u e tenía Schiller, que tiene to d a p e r
sona dedicada al teatro , ¡y tam b ién tiene su desprecio del
m u n d o , de un m u n d o que p o n e a sus pies!... Se es actor
c u an d o se posee u n d eterm in ad o conocim iento que p ro p o r
ciona u n a v e n taja sobre el resto de los hum anos: lo que
tiene que p ro d u c ir efecto com o si fuera verdad, eso no debe
ser v erdadero. Este principio h a sido fo rm u lad o p o r
T a im a 57: contiene to d a la psicología del actor, contiene
tam b ién — ¡no tengam os la m e n o r d u d a al respecto! — su
m oral. L a m úsica de W a g n e r n o es n u n c a verd ad era.
— Pero se la tiene por tal: así las cosas, todo está en orden. —
M ien tras se siga siendo infantil y, adem ás, w ag neriano,
a W a g n e r se le te n d rá incluso p o r rico, incluso p o r u n p ro
digioso d e rro c h a d o r y hasta p o r u n p ro p ietario de grandes
superficies en el reino del sonido. Se a d m ira rá en él lo que
los jóvenes franceses a d m ira n en V icto r H u g o , la «prodiga
lidad de u n rey». M ás tard e se a d m ira a éste y a aquél p o r
la raz ó n inversa: com o m aestros y m odelos de econom ía,
com o anfitriones listos. N adie los iguala en h a c e r la re p re
sentación de u n a m esa principesca con u n gasto m od erad o .
— El w agneriano, con su crédulo estóm ago, se sacia hasta
con la com ida que su m aestro le ofrece en sus m ágicos h e
chizos. P ero nosotros, que tan to en los libros com o en la
m úsica exigimos an te to d o substancia, y que difícilm ente es
1067
11
12
F r ie d r ic h N ie t z s c h e
— siguió siendo actor. [JV. del A.]. Para captar toda la mordacidad de
esta nota y de su juego de palabras en tomo a los nombres de las aves
citadas, tan aprovechado por algunos mitómanos mal informados,
puede ser útil recordar que Adler (águila) era un apellido muy frecuente
entre judíos, con lo cual el antisemitismo de Wagner y de muchísimos
wagnerianos recibía un duro golpe por partida doble, ya que se insi
nuaba entonces que Geyer también era un apellido típico de judíos y
que Wagner, por lo tanto, procedía de miembros de ese pueblo, si bien
Nietzsche no estaba en lo cierto ni en la insinuada ascendencia judía
del actor Geyer, ni en esa supuesta paternidad biológica respecto al
músico, al menos en la razonada opinión de autorizados especialistas,
véase, por ejemplo, Martin Gregor-Dellin, Richard Wagner, 1. 1821-1864,
Madrid, Alianza, 1983, págs. 31-40. Véase además el epistolario de
Nietzsche y P. Gast de los días 11 y 18 de agosto de 1888.
02 Como ya hemos dicho, estas palabras pertenecen al Parsifal de
Wagner, y Peter Gast se las comentó a Nietzsche en su carta del 11 de agosto
de 1888.
asuntos de las m úsicas y de los músicos]. E n segundo lugar:
u n a indiferencia c ad a vez m ás g ran d e frente a to d a fo rm a
ción estricta, distinguida y co ncienzuda al servicio del arte;
su lu g ar lo o cupa la fe en el genio, h a b la n d o con to d a cla
ridad: el diletantism o insolente (— su fórm ula se en cu en tra
en Los maestros cantores). E n tercer lugar, y lo peor: la teatro-
cracia — , el desvarío de la creencia en la preeminencia del tea
tro, en el derecho del teatro a d e te n ta r la soberanía sobre las
artes, sobre el a r te ... P ero a los w agnerianos se les debe de
cir cien veces en la ca ra qué es el teatro: ¡nunca es sino algo
que está por debajo del arte, siem pre es tan sólo algo secun
dario, algo groseram ente vulgarizado, algo distorsionado y
falseado p a ra las masas! E n esto tam p o co W a g n er h a cam
biado las cosas en nada: B ayreuth es g ran ópera — p ero ni
siquiera es buena ópera... El tea tro es u n a fo rm a de la de-
m o la tría en asuntos de gusto, el tea tro es u n a sublevación
de las m asas, un plebiscito contra el b u e n g u sto ... Esto es pre
cisamente lo que demuestra el caso Wagner: ¡él se ganó a la gran
m asa — él a rru in ó el gusto, a rru in ó nuestro gusto incluso
p a ra la ópera! —
L a adhesión a W a g n e r se p a g a cara. ¿ Q u é hace del es
píritu? ¿Libera Wagner el espíritu? — D e él es p ro p io todo
equívoco, todo doble sentido, to d o lo que, en definitiva,
convence a los indecisos, sin hacerlos to m a r conciencia de
para qué h a n sido convencidos. D e ahí que W a g n e r sea un
seductor de g ran estilo. E n asuntos del espíritu no h ay n a d a
cansado, n a d a decrépito, n a d a que sea m o rta lm e n te peli
groso p a ra la vida y c alu m n iad o r del m u n d o que no haya
sido secretam ente p rotegido p o r su arte — él esconde en
los lum inosos velos del ideal el m ás negro de los oscuran
tismos. Es u n a d u la d o r de todo instinto nihilista (— budista)
y lo disfraza de m úsica, es u n a d u la d o r de todo tipo de cris
tianism o, de to d a fo rm a de expresión religiosa de la déca
dence. Escuchem os con atención: todo lo que alguna vez
h a y a crecido en el suelo de la vida empobrecida, to d a la m o
n e d a falsa de la trascendencia y del m ás allá, tiene en el
arte de W a g n e r a su m ás sublim e defensor — no m ediante
fórm ulas: W a g n e r es dem asiado inteligente p a ra utilizar fór
m ulas — sino m ed ia n te u n a persuasión de la sensualidad
que, p o r su p a rte , de nuevo reblandece y fatiga el espíritu.
L a m úsica com o C ir c e ...83 Su últim a o b ra es en eso su
o b ra m aestra m ás grande. El Parsifal conservará ete rn a
m en te su ran g o en el arte de la seducción, com o el toque ge
nial de la se d u cció n ... A d m iro esta obra, m e gustaría h a
b e rla hecho yo m ism o; ya que no fue así, la comprendo. . . 84
J a m á s estuvo W a g n e r ta n inspirado com o al final. A quí el
refinam iento en la alianza entre belleza y en ferm ed ad llega
ta n lejos que, p o r así decirlo, p ro y ecta som bras sobre el arte
a n te rio r de W agner: éste aparece dem asiado claro, d e m a
siado sano. ¿C om prendéis esto? ¿La salud, la claridad p ro
d u ciendo el efecto de que fueran som bras? ¿de que fueran
casi com o u n a objeción?... A tal distancia somos ya puros in
sensatos... ¡N unca h u b o u n m aestro m ás g ran d e en pesados
perfum es hieráticos — n o vivió ja m á s nadie que conociera
com o él todo lo infinito mínimo, todo lo trep id an te y super
a b u n d a n te , todos los femeninísimos85 que se derivan de lo
idiótico (Idiotikon) de la felicidad! — ¡Bebed, pues, amigos
110 Juego de palabras entre ‘el caso Wagner’ (der Fall Wagner) y
‘caso afortunado’ (o ‘lance de fortuna’, ‘golpe de suerte’, ‘jugada afor
tunada’, e incluso ‘chiripa’ o ‘carambola’), que todo esto es lo que sig
nifica la palabra alemana utilizada por Nietzsche (Gliicksfall).
111 El texto original se halla en: Friedrich Nietzsche, Sämtliche Werke.
Kritische Studienausgabe, tomo 6, edición crítica de G. Colli y M. Montinari,
Múnich-Berlín-Nueva York, DTV-Walter de Gruyter, 1980, págs. 9-53.
NIETZSCHE CO N TRA WAGNER
D O C U M E N T O S DE U N PSICÓ LOG O*
D ónde hago o b je c io n e s 7
In term ezzo 12
l 15
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U na m ú s ic a s in fu tu ro 20
mismo, con ideas que en gran parte utilizó en la redacción final del
§ 3 dedicado a «Las Intempestivas» y del § 6 del apartado consagrado
a «Humano, demasiado humano» de Ecce homo.
u n a cierta estrechez, cálida y tranq u ilizad o ra, y u n a cierta
reclusión d e n tro de horizontes optim istas, las cuales p e rm i
tan la estupidización... D e este m o d o ap ren d í poco a poco a
e n te n d e r a E picuro, la antítesis de u n griego dionisíaco, así
com o al cristiano, quien, de hecho, n o es m ás que u n a es
pecie de epicúreo y con su «bienaventurados los que creen» si
gue en la máxima medida que puede el principio del hedonism o
— h a sta m ás allá de to d a p ro b id a d inte lec tu a l... Si tengo
alguna ven taja sobre todos los psicólogos es ésta, que mi
vista es m ás a g u d a p a ra esa especie de retodeducción, la m ás
difícil y capciosa de todas, en la que se com eten la m ay o r
p a rte de los errores — la deducción que retrocede de la
o b ra a su autor, de la acción a su agente, del ideal a aquél
a q uien le es necesario, y que de toda m a n e ra de p e n sar y
v alo rar retro ced e a la necesidad q u e p o r detrás está ejer
ciendo el m a n d o sobre ellas. — R especto a los artistas de
todo tipo m e sirvo a h o ra de esta distinción capital: ¿en ellos
se h a h e c h o c re a d o r el odio c o n tra la v id a o b ien la sobre
abundancia de vida? E n G oethe, p o r ejem plo, se hizo crea
d o ra la so b reab u n d an cia, en Flaubert, el odio: Flaubert,
u n a n u ev a edición de Pascal, p e ro com o artista, teniendo
com o fu n d am e n to este juicio instintivo: «Flaubert est toujours
hai'ssable, Vhomme n ’est rien, l’oeuvre est to u t» ... [«Flaubert
siempre es odioso, el hombre no es nada, la o b ra lo es to d o » ...]
Se to rtu ra b a cu a n d o escribía, exactam en te igual que Pascal
se to rtu ra b a cu an d o p e n sab a — am bos sentían de u n a m a
n e ra n o egoísta... «A bnegación» — el principio de décadence,
la v o lu n tad de final tanto en el arte com o en la m oral. —
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C óm o conseguí l ib r a r m e de W agner
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41 Transcripción muy poco alterada del § 270 de Más allá del bien y
del mal.
ren id ad p o rq u e, a causa de ésta, se las m alentiende, — ellas
quieren que se las m alentienda. H a y «espíritus científicos»
que se sirven de la ciencia p o rq u e ésta m ism a otorga u n a
apariencia serena y p o rq u e de la cientificidad se p u ed e de
ducir que la p e rso n a es superficia] — ellos quieren in d u cir a
u n a falsa conclusión... H a y espíritus libres e insolentes que
quisieran ocultar y n e g a r que en el fondo son corazones ro
tos e incurables — éste es el caso de H a m le t42: y entonces
la lo cura m ism a p u e d e ser la m áscara de u n saber funesto
y demasiado cierto. —
E p íl o g o
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A m en u d o m e he p reg u n ta d o si no estaré m ás p ro fu n
d am e n te en d e u d a con los años m ás difíciles de mi vida que
con cualesquiera otros. T a l y com o mi n atu ra le z a m ás ín
tim a m e lo enseña, todo lo necesario, visto desde la altura
y en el sentido de u n a gran econom ía, es tam b ién lo p ro
vechoso en sí, — no sólo h ay que soportarlo, h ay que
amarlo... Amor fa ti [am or al destino] ésta es m i n a tu raleza
resto de mi vida? Quiero aprender cada vez más a ver la belleza exis
tente en la necesidad de las cosas — así seré yo uno de los que las em
bellezcan. Am orfati: ¡Que éste sea mi amor a partir de ahora!», véase la
citada edición de G. Cano, págs. 265-266. En el § 10 de «Por qué soy
tan inteligente» de Ecce homo precisa lo siguiente: «Mi fórmula para ex
presar la grandeza en el ser humano es amor fa ti: el no querer que nada
sea distinto ni en el pasado ni en el futuro ni por toda la eternidad. No
sólo soportar lo necesario, y aun menos disimularlo — todo idealismo
es mendacidad frente a lo necesario — , sino am arlo...» Y unas páginas
después, precisamente en el § 4 de sus comentarios a «El caso Wag
ner», añade: «lo necesario no me hiere; amor fa ti constituye mi natura
leza más íntima. Pero esto no excluye que me guste la ironía, incluso
la ironía de la historia universal». Véase la citada edición de A. Sán
chez Pascual, pág. 134.
45 Esta frase es una variación de la «escuela de guerra de la vida»,
tal como Nietzsche la titula en el § 8 de «Sentencias y flechas» de Cre
púsculo de los ídolos. También la usa en el § 2 de «Por qué soy yo tan sa
bio» de Ecce homo.
d u ra que fuera la to rtu ra que sufría, se m an te n ía im pasible
an te su to rtu ra d o r p o r la m alignidad de su lengua; bien sea
que ante el dolor nos retirem os hacia esa n ad a , hacia esa
m u d a, rígida y so rd a resignación, olvido y extinción de nos
otros m ism os: de tan prolongados y peligrosos ejercicios de
au to dom inio se sale com o si uno fuera o tra p ersona, con al
gunos interrogantes más, — sobre todo con la voluntad de
p re g u n ta r en lo sucesivo m ás y de un m odo m ás profundo,
m ás estricto, m ás duro, m ás m alvado, m ás silencioso de lo
que ja m á s se h a p re g u n ta d o hasta a h o ra sobre la tie rra ...
L a confianza en la vida h a desaparecido; la vida m ism a se
h a convertido en u n problema. — ¡Pero que no se crea que
con esto uno se h a vuelto necesariam ente oscurantista o p á
ja r o de m al agüero! Incluso el a m o r a la vida es todavía p o
sible — sólo que se a m a de forma diferente... Es el a m o r a
u n a m u je r que nos llena de d u d a s...
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Mi alma,
sin lengua que la sacie,
todo ya ha degustado, lo bueno y lo maligno,
sumergiéndose a fondo en todas las honduras.
Pero siempre, de nuevo, como el corcho,
hasta la superficie emerge,
y flota sobre broncíneos mares como aceite:
afortunado me dicen por su causa.
— ¡Silencio!
U na verdad ronda sobre mí,
a una nube se asemeja, —
con invisibles rayos me alcanza.
Por amplias escalas despaciosas
su dicha a mí se eleva:
¡ven, ven, verdad amada!
— ¡Silencio!
¡Es mi verdad que viene! —
Con ojos que avanzan vacilantes,
con un temblor de terciopelo,
su mirada me alcanza,
su mirada amorosa, malvada, de doncella...
De mi dicha adivinó su fondo,
me adivinó — ¡ay! ¿qué pretende? —
Purpúreo es el dragón que acecha
en el abismo de su mirar de doncella.
— Yo soy tu verdad...52