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(SUAyED) (UNAM).
Fecha: 09/04/2021
Con relación a esta actividad hablaremos de ocho puntos importantes en los cuales se
resaltara la independencia y creación del estado mexicano.
Para comenzar daremos dos razones principales por las cuales se rompe pacto con
España. Debido a las circunstancias que atravesaba la nueva España y la monarquía
española, dio posibilidades de manifestarse a los novohispanos; La primera oportunidad
se presentó, por la elección de un representante de la Nueva España ante la suprema
junta central en 1809, fue ahí cuando los novohispanos participaron en el proceso de
reorganización política. El proceso electoral quedo a cargo de los ayuntamientos así fue
como se reivindicó en buena medida la institución municipal vapuleada por un golpe de
estado. La segunda oportunidad fue en 1810 pero esta vez con una mayor importancia,
cuando se eligieron representantes ante las Cortes Extraordinarias, este proceso queda a
cargo de los ayuntamientos, asimismo se organizaron conspiraciones para derrocar al
régimen colonial. Así es como se consigue romper el pacto con España, cabe resaltar que
hubo más hechos, pero son estas las dos más importantes.
Pasemos ahora a los año 1810-1814, donde describiremos las semejanzas y diferencias
que se produjeron en algunos de los principales caudillos de la Insurgencia.
Dos motivos por los que fracasa el Imperio mexicano, El rumor de que el congreso
reduciría el ejército llevó al regimiento que comandaba el sargento pío marcha a iniciar un
motín la noche del 18 de mayo de 1822 al grito de “¡viva Agustín I emperador de México!”,
El populacho y los soldados exigieron al congreso que se reuniera y, en medio de una
gritería, Valentín Gómez Farías, a nombre de un grupo de diputados, ley o la propuesta
de coronar a Iturbide como emperador, que fue aprobada finalmente por una votación de
67 Contra 15.
La coronación se llevó a cabo el 21 de Julio siguiente, pero con una pompa limitada por la
escasez de recursos. La falta de experiencia política no tardó en provocar
enfrentamientos entre Iturbide y el congreso, que se agravaría en a la llegada de
Servando Teresa de Mier. La ineficiencia en el congreso para resolver los problemas hizo
que muchos diputados de diferentes facciones aconsejaran al emperador disolverlo.
Iturbide lo ordenó el 21 de octubre y fue sustituido por una junta nacional instituyente,
formada con parte de los mismos diputados del disuelto congreso. Plan de Casa Mata,
que exigía la elección de un nuevo congreso, lo que llevó a todas las diputaciones
provinciales y ayuntamientos a adherirse al plan. El plan no tenía cláusulas que estuvieran
contra el emperador, que decidió convocar la instalación del Congreso a principios de
marzo de 1823, pero, convencido de que la alianza se había roto, abdicó a la corona el
22, y se exilió.
Los años que siguieron a la guerra con Estados Unidos, en la que México perdió más de
la mitad de su territorio, fueron de desorden y desilusión. En ese ambiente, el presidente
Mariano Arista, electo para el período 1851-1854, renunció el 5 de enero de 1853,
advirtiendo la imposibilidad de gobernar cuando todo contradecía el orden público y las
instancias encargadas de facilitar los medios para establecerlo se empeñaban en
negarlos, poniendo al país en un estado de perpetua anarquía. La oportunidad para los
conservadores había llegado. Ya a finales de la década de 1840 se hablaba de ellos,
diciendo que se llamaban “conservadores” porque querían rescatar lo que quedaba de la
patria despojada de su nacionalidad y de su integridad territorial por los federalistas,
empeñados en imponer un sistema de gobierno contrario a la unidad política
indispensable. El congreso constituyente se reunió en febrero de 1856 y concluyó su labor
un año después, cuando aprobó la Constitución federal de 1857, en la que se establecen
las garantías individuales y un sistema para protegerlas mediante el juicio de amparo. Por
lo que hace a la organización de los poderes públicos, el congreso imponía serias
limitaciones para el Ejecutivo y el predominio de Legislativo, pues creo un congreso sin
cámaras de senadores, y le negó el poder de voto al Ejecutivo, pues aunque el presidente
de la república podía hacer observaciones a las disposiciones del congreso y
devolvérselas para su revisión y eventual reforma, quedaban al arbitrario de este
considerarlas o no.
Los hechos a través de los cuales se alcanzó finalmente la consolidación del orden
republicano luego de la intervención francesa y el Segundo Imperio. Periodo entre 1862 y
1876.
Las fuerzas del Gobierno republicano continuaban resistiendo a los franceses en ciertos
puntos y territorios de todo el país. La guerra de guerrillas que iniciaron los republicanos
desgastó a las unidades galas, aunque nunca hasta el punto de obligarlas a abandonar la
lucha. Al inicio de esta reforma liberal, Félix María Zuloaga mediante el Plan de Tacubaya
organizó un levantamiento conservador, apoyado por la Iglesia y los ricos propietarios
más afectados por las reformas, intentando el retorno a los estamentos y privilegios que
hasta entonces habían tenido, lo que llevó al presidente en turno, Ignacio Comonfort, a
dimitir. El Salón de Recepciones de Palacio Nacional fue el escenario donde Comonfort y
el presidente de la Suprema Corte de Justicia (instalada en lo que durante el virreinato fue
la Casa de Moneda [hoy Museo Nacional de la Culturas], y por ende parte del predio que
ocupa el Palacio), Benito Juárez, se enfrentaron cuando este último exhortó a Comonfort
a mantener el liberalismo para el país, lo que le costó ser apresado en ese salón durante
casi 20 días. Posteriormente Comonfort renunció a la Presidencia, lo que convirtió a
Juárez en presidente interino de facto. Sin embargo, la guerra de Reforma estaba en
marcha y el presidente debió partir hacia Veracruz, donde instaló el gobierno federal en
medio de la Guerra de los Tres Años o de Reforma.
Juárez regresó a la Ciudad de México a gobernar en Palacio Nacional una vez concluida
la guerra, en 1862. La difícil situación económica del país obligó al gobierno juarista a
declarar la moratoria de pagos a la deuda externa, lo que trajo como consecuencia la
intervención en México de Francia, Inglaterra y España, que reclamaban el pago
inmediato. Después de una negociación pacífica Inglaterra y España abandonaron esta
empresa. En cambio Francia, que ya había ocupado México en 1838, tuvo desde el
principio la intención de invadir el país e instalar un segundo imperio bajo la titularidad del
austriaco Maximiliano de Habsburgo, con el apoyo del sector conservador mexicano.
Fuentes de consulta:
Capítulo VII: “La Independencia (1808-1821)”, deGuedea, V., pp. 217 - 238.
Capítulo IX: “La consolidación nacional (1853-1887)”, de Lira, A., pp. 268 - 299.