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El “viaje sonoro” se realiza acostadxs boca arriba, con los ojos cerrados y el cuerpo relajado.
Tapamos el cuerpo porque en estados de profunda relajación y meditación desciende la
temperatura corporal.
El facilitador guía en voz alta una relajación del cuerpo a través de la respiración y la
visualización, para inducir el viaje. El sonido del tambor comienza a tocar lentamente cuando
– a través de la guía de la voz – vamos comenzando a ingresar al mundo de abajo. A partir de
allí sólo está el sonido del tambor, un ritmo constante e ininterrumpido que nos conduce en
el viaje. El final del mismo es marcado por tres toques que marcan una diferencia con el
ritmo anterior. A partir de allí el toque del tambor se acelera, ésto indica el regreso al punto
de origen. Se regresa desde el lugar o situación en la que nos encontramos, pasando por
todo el recorrido que hicimos. En este momento se irá escuchando la guía de la voz.
Se finaliza volviendo lentamente, guiados otra vez por la voz del facilitador que va indicando
el regreso a la consciencia corporal.
(Todo este proceso es explicado en el comienzo de cada encuentro por lxs facilitadores)
No hay nada que hacer, tan sólo soltar resultados y expectativas de cómo será el proceso,
entregarse a la relajación y conectar con el propósito o intención del viaje. A veces ésto
resulta difícil, justamente el uso del tambor chamánico tocado de manera constante a un
ritmo que induce ondas tetha en el cerebro, es lo que propicia conexiones profundas, entrar
en estados de calma profunda y facilitar la imaginación y la visualización creativa.
Se está en un estado alternativo de consciencia, es una consciencia centrada en experiencias
imaginarias y mayormente desconectada de lo que ocurre a nuestro alrededor.
Recibir cualquier tipo de terapia vibracional y sonora es un aporte al estado de salud física,
en muchos aspectos.
En principio, le estamos dando al cuerpo y a la mente una pausa, escucha interna, un
momento con nosotrxs mismxs. En segundo lugar, el ritmo del tambor nos permite conectar
con el ritmo de la tierra, la naturaleza y el cosmos.
El mundo de abajo es una forma de nombrar ese mundo interior propio. Se recibe mucha
sanación en el aspecto físico, allí nos encontramos con nuestros animales de poder, con
exploraciones internas profundas de alguna situación de la que queremos recibir mayor
claridad, también vamos al mundo de abajo a crear posibilidades sobre esas situaciones,
recreandolas y recibiendo sabiduría sobre ello. Podemos recibir mensajes o ayuda de seres
elementales, animales ancestrales.
También viajamos al mundo de arriba, sólo que allí vamos una vez que nos “entrenamos” a
viajar en el mundo de abajo. En el mundo de arriba recibimos sanación energética, a nivel
sutil, también es un lugar al que podemos ir a relajarnos y tan sólo recibir, descansar.
Lo que me resulta importante aclarar es que estas son aproximaciones de lo que puede
experimentarse, porque lo interesante de la herramienta del viaje chamánico es que cada
unx realiza su propio viaje, su propia exploración, por eso es ideal como práctica de
autoconocimiento. Con esto quiero decir, que cada mundo es diferente para cada persona y
todas son correctas.
Estamos muy acostumbrados a poner afuera el poder de que otrxs nos confirmen lo que
vemos, lo que sentimos y para volver a reconocer a nuestra intuición, precisamos tan solo
practicar.
Comenzar el camino de ser nosotrxs mismxs los autores de nuestros procesos personales,
de conectar con la riqueza en nuestro interior para llevarla y manifestarla en la vida cotidiana.
¿Por qué está relacionado con la expresión creativa?
Porque es el recurso para darle lugar a que el alma exprese la experiencia en el viaje sonoro
con el tambor. El laboratorio está pensado para que el Ser tenga un espacio libre, cuidado y
amoroso donde poder expresarse, encontrarse, sentirse. Esa tarea que muchas veces
dejamos relegada para después.
A lo largo de los encuentros, utilizaremos el movimiento corporal consciente y la danza, el
collage, pintura, dibujo, escritura y uso de la voz. No tiene fines estéticos ni la búsqueda de
un resultado, quizás mas bien el mayor fin es la liberación y que allí encuentre cada unx el
aporte al proceso de autoconocimiento.
Llevar manta, pañuelo por si prefieren taparse los ojos durante el viaje, botella de agua,
cuaderno/libreta y algo para escribir.
El cuaderno es para crear una propia bitácora de tus viajes chamánicos, para escribir y anotar
todo lo que se relaciona con el proceso, con lo aprendido. Lo recomiendo muchísimo, con el
tiempo se encuentran tesoros en esas bitácoras.
Vicky
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https://www.instagram.com/vickylongarini/