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1.4.

4 Crecimiento espiritual y condicionalidad


creativa

Ilustración: Paul Gauguin, Parahi te marae, 1892. Detalle.

Introducción
En la última sesión vimos que las formas reactiva y creativa de hacer frente a la vida pueden ser simbolizadas a
través de la Rueda de la Vida, por una parte, y del Camino en Espiral por la otra. También vimos que la
"brecha", o "el punto hacia la libertad", entre el sentimiento y el deseo en el círculo más exterior de la rueda,
es el punto en el que se puede detener el ciclo de reactividad y empezar a configurar las condiciones, la forma
positiva de los acontecimientos simbolizados por la Espiral. La Rueda y la Espiral se pueden imaginar
visualmente como un círculo situado en el plano horizontal del que una espiral unida a él sale hacia arriba, que
en lugar de girar sin fin en el mismo nivel, nos lleva a alturas cada vez mayores.

En el siguiente texto, Sangharákshita analiza el proceso de la condicionalidad creativa; que aquí llama
"progresiva". Para ello utiliza la fórmula de los doce nidanas positivos contrastándolos con los doce nidanas
reactivos de la Rueda de la Vida. La enseñanza de los doce nidanas positivos representa una parte importante
del enfoque de la Comunidad Budista Triratna hacia el Dharma y que Sangharákshita ha puesto de relieve, ya
que muestra la ruta como un proceso positivo de crecimiento, en lugar de como un proceso negativo de
supresión de los estados torpes y que puede ser la impresión dada por algunas interpretaciones del Canon Pali.

El Camino Espiral
(Texto condensado a partir de Budismo, de Sangharákshita, cap 7)

Como ya hemos visto, la ley de la condicionalidad funciona de dos formas: una "cíclica" y la otra "progresiva". El
desarrollo espiritual se produce por medio del modo progresivo de la condicionalidad. Así como de un capullo
crece la flor y de la flor la fruta; de la experiencia espiritual crece una fruta y de esa otra, cada una más alta,
más refinada, más hermosa un poco más cerca del Nirvana. Todas las versiones del camino budista: el Óctuple
Noble Sendero, las seis paramitas, etc, son caminos espirales, porque todos se basan en el tipo de

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condicionalidad progresiva. La preocupación de la práctica budista es romper el ciclo interminable de acción-
reacción ilustrado en el proceso de la coproducción condicionada de la Rueda de la Vida, y en poner en
movimiento este proceso de condicionalidad progresiva. Pero ¿dónde empieza el camino espiral? Comienza en
el momento en que nos hacemos conscientes de nuestra experiencia vedana, es decir, donde experimentamos
los sentimientos o sensaciones que nos acontecen en el curso de nuestra vida.

Las etapas del camino espiral

Insatisfacción
Algunos de los sentimientos que experimentamos son agradables, otros penosos, y algunos son neutros. Y
nuestras reacciones hacia estos suelen ser automáticas. Queremos agarrarnos a las experiencias agradables y
escapar de las desagradables. No podemos aferrarnos a una experiencia agradable para siempre, va a tener un
fin y esto nos va a causar dolor. Así que oscilamos entre el placer y el dolor y de esta forma la rueda de la vida
sigue girando. Esto es básicamente insatisfactorio. Sí, hay experiencias placenteras. Pero no hay nada que sea
profunda y permanentemente satisfactorio. Este es el sentido en que el budismo dice que la vida es
"sufrimiento". La palabra sánscrita que se traduce como "sufrimiento" es dukkha, o 'mal ajustado': el tipo de
incomodidad que surge cuando las cosas no funcionan o encajan adecuadamente, el tipo de irritación que
experimentamos en el curso de nuestra vida cotidiana en el mundo.

Todos sabemos que las cosas no son nunca perfectas. Siempre hay algo que sale mal. Nada está a la altura de
nuestras expectativas por mucho tiempo. Y esto es lo que se entiende por dukkha, insatisfacción o sufrimiento.
Una vez que uno se da cuenta de esto, con el tiempo se empieza a sentir insatisfecho. Para entonces, uno pudo
haber intentado todo tipo de cosas: buscar el éxito mundano, el placer, la comodidad y el lujo o el aprendizaje.
Pero al final todos son insatisfactorios. Porque no es que estés experimentando dolor todo el tiempo, sino que
no estás contento. Sientes un malestar vago, no puedes sentar cabeza, te da la sensación de que no eres parte
del todo. Es una experiencia común que, en palabras de la Biblia, " aquí no tenemos ciudad permanente". Es
como si en el centro de nuestro corazón hubiese un espacio terriblemente vacío.

El análisis del problema del sufrimiento produce dos puntos de vista opuestos. La mayoría de nosotros tenemos
la actitud, consciente o inconscientemente, de que la felicidad debe consistir en la satisfacción plena de
nuestros deseos, y el sufrimiento lo opuesto. Pero el Buda llegó a una conclusión distinta. Lo que nos gusta no
puede durar. Así que, nuestro sufrimiento no se puede evitar a través de la satisfacción del deseo. Por lo que
esa solución al problema, no es una solución. Muchos de nosotros, tarde o temprano, nos damos cuenta de
esto. Por supuesto, hacemos todo lo posible por ignorarlo. Tratamos de convencernos de que tenemos que ser
felices porque tenemos todas las cosas que se supone hacen feliz a la gente. Pero un susurro desde las
profundidades de nuestro corazón nos repite: "no eres realmente feliz". Nos hacemos los sordos y nos
dedicamos a ahogar nuestras penas (una molesta sensación de asfixia) de una forma u otra. Pero esta sigue
creciendo por debajo y sofocarla sólo la hace peor. Debemos apreciar y atesorar nuestra insatisfacción, porque
es ella la que nos hace ir en busca de algo superior, algo más satisfactorio, algo de mayor felicidad.

Por supuesto, al principio no sabremos lo que estamos buscando. Sólo tendremos esa inquietud vaga, ese dar
palos de ciego. Y un día, si seguimos buscando con tiempo y tesón, entramos en contacto con algo que por
llamarlo de alguna manera, podríamos decir es lo espiritual. Entramos en contacto con una visión de algo
superior, con algo que no es de este mundo. Puede ser un símbolo, un eco, una reflexión: un libro que te
inspira, una imagen, una persona. Y cuando lo encontramos, independientemente de las circunstancias,
respondemos. En lo más profundo de tu corazón tienes la sensación, o por lo menos un indicio, de que esto es
lo que siempre has estado buscando, aunque no lo sabías.

Fe

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A esta respuesta se la llama śraddhā en la tradición budista. Y este es el siguiente paso en la Espiral:
dependiendo de la insatisfacción surge śraddhā. Traducimos śraddhā como fe, pero no es fe en el sentido de
creer algo que no puede ser racionalmente demostrado. Sraddhā también puede traducirse como la confianza
o devoción, y se refiere a la parte emocional de toda la vida espiritual. La palabra viene de un verbo que
significa "poner el corazón en". Así pues, la fe en el sentido budista significa poner el corazón en lo
Incondicionado, en lo Absoluto, y no en lo condicionado. Supone la desorientación completa de la vida
emocional de uno. En otras palabras, es la sana contraparte ética de tṛṣṇā o deseo. Dependiendo de la
sensación, (en este caso la sensación de insatisfacción hacia el mundo) no surge el deseo sino la fe; la fe en algo
por encima y más allá del mundo, una sensibilidad hacia una dimensión más elevada de la verdad y la realidad.

Tal vez la mejor definición de la fe sea la respuesta a lo que está en lo más profundo de nosotros, a lo que es
más profundo en el universo. Fe es la respuesta intuitiva, emocional, incluso mística a algo superior, algo
supremo, algo de un valor total, es el comienzo de la vida espiritual.

Luego, dependiendo de la fe, surge la alegría. Este es el paso siguiente. Has encontrado lo que buscabas, puede
que no hayas sido capaz de llenarte de ello, pero al menos has tenido un atisbo de ello, como el sol a través de
una nube. Así que, naturalmente, después de un largo período de búsqueda estás satisfecho. Más que eso, este
contacto con los valores más altos ha comenzado a transformar tu vida. No es ya sólo una teoría. Tu corazón ha
sido realmente elevado, esto es lo que la palabra śraddhā significa literalmente: una elevación del corazón. Has
sido elevado a algo más alto, has tocado algo más grande, has experimentado, aunque sólo sea por un
momento, algo más elevado. Y debido a ese contacto empiezas a cambiar. Sientes que ahora tienes una meta
definida en la vida: el desarrollo de tu contacto con la dimensión superior a la que te has sensibilizado. Por
supuesto, no siempre es coser y cantar. La fe puede surgir pero puede también desaparecer. Después de un
entusiasmo inicial por la vida espiritual y una fase de lectura de todo lo que cae en nuestras manos, de ir a
charlas y clases de meditación, de repente perdemos interés. Quizás porque nuestro interés cambia, o quizás
nos hartamos de tratar de ser "espirituales" y nos dan ganas de dejarlo por un tiempo. El péndulo puede oscilar
durante algún tiempo, pero con el tiempo se balancea menos y menos violentamente, hasta que llega a un
estado de reposo.

A la vez que la fe se fortalece, uno se hace un poco menos egoísta. Nuestro ego ha sido sacudido, y como
resultado uno se vuelve un poco más generoso, un poco más proyectado hacia el exterior. Uno se aferra a las
cosas con menos fuerza. Lo que puede ser descrito como la parte inferior de nuestra naturaleza, la parte que
controla cosas como la comida, el sueño y el sexo, empieza a estar bajo el control consciente de la parte
elevada de nuestra naturaleza. Uno empieza a vivir más simplemente y sin causar daño, y esto nos hace más
felices y tranquilos. Sintiéndonos más a gusto con nosotros mismos no nos basamos tanto en las cosas
externas. No te importa si no tienes una hermosa casa, un coche llamativo y todo lo demás. Con una actitud
más relajada hacia las cosas materiales, te sientes más libre y más independiente que antes, estás en paz
contigo mismo. Es posible que no hayas explorado plenamente lo que has descubierto, pero entraste en
contacto con ello y ese contacto ha comenzado a transformar tu vida. Naturalmente empiezas a vivir una vida
más ética observando los cinco preceptos. Tienes una conciencia más limpia. De modo que te sientes feliz. La
alegría es la etapa siguiente en la trayectoria espiral.

Alegría
La actitud budista es: si llevas una vida espiritual debes ser feliz, abierto, y sin preocupaciones. Si has
encontrado el tesoro que estabas buscando, y si has empezado a transformar tu vida realmente, ¿por qué no
vas a ser feliz? Si no eres más feliz que otras personas que no han encontrado esta fuente de inspiración, ¿Por
qué ser budista? La alegría es el sello que distingue al verdadero budista. El budismo atribuye gran importancia
a esta etapa de sentirse feliz, sin preocupaciones y en paz con uno mismo, a tener la conciencia tranquila, a ser
capaz de ir por la vida con una canción en los labios.

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Arrobamiento
En dependencia de la alegría surge el arrobamiento. Esta es la etapa siguiente del camino. 'arrobamiento' es el
significado más cercano que obtenemos de la traducción del sánscrito Prīti. Prīti es una alegría intensa,
emocionante y extática que es tan poderosa que se siente tanto en el cuerpo como en la mente. Cuando
escuchamos una hermosa sinfonía, o vemos una puesta de sol, o recibimos una carta o mensaje conmovedores
de un amigo, nos afecta tanto que a veces no sólo vivimos una emoción, sino también su manifestación de
forma física. Puede que estemos tan afectados que se nos pone el pelo de punta, o lloremos. Esto es Prīti.

Se podría decir que el arrobamiento se produce como resultado de la liberación de energía bloqueada; energía
que se estaba saboteando a sí misma y se bloqueaba. En el curso de la vida espiritual, especialmente en la
meditación, estos bloques se disuelven. Uno descubre las profundidades de uno mismo: pequeños complejos
se resuelven y la energía encerrada en ellos se libera y brota. Debido a este aumento de energía a través de
todo el sistema nervioso uno experimenta Prīti.

Calma
Luego, en dependencia de arrobamiento surge calma o paz. La palabra sánscrita, praśrabdhi, significa "calma,
tranquilidad, serenidad", y sucede cuando se calman los efectos secundarios físicos del arrobamiento y uno se
queda con la experiencia puramente mental y emocional.

Gozo
En dependencia de la calma, surge el gozo, sukha. Sukha puede tener varios significados. Aquí se entiende
como la sensación o sentimiento de intensa felicidad que brota con la unificación completa de toda nuestra
energía emocional. Nuestras energías no están divididas, fluyen juntas con firmeza y fuerza en una sola
dirección, como un gran río. Cualquier energía que habías invertido en emociones negativas, ahora fluye
positivamente en la forma de gozo.

Samādhi
Dependiente de esta felicidad intensa, surge el samādhi. Esta palabra tiene varios significados, pero en este
caso significa concentración; no la fijación de la mente en un solo objeto, sino una operación de concentración
que se produce naturalmente cuando, en ese estado de felicidad intensa, las energías emocionales están todas
fluyendo en la misma dirección. En otras palabras, cuando somos completamente felices, cuando todas
nuestras energías emocionales están unificadas, estamos concentrados en el sentido verdadero. Una persona
concentrada es una persona feliz y una persona feliz es una persona concentrada. Cuanto más felices somos,
más tiempo podremos mantener la concentración y, de la misma manera, si encontramos dificultades para
concentrarnos durante mucho tiempo, la razón será que no estamos contentos con nuestra situación actual...
Si fuésemos verdaderamente felices, no tendríamos que hacer nada; podríamos quedarnos quietos. Pero
somos infelices, estamos insatisfechos, nos volvemos inquietos y buscamos esto o aquello; una distracción, un
escape.

Es significativo que la concentración en el sentido de samādhi surge a mitad del camino. Es sólo entonces
cuando realmente podemos empezar a concentrarnos, porque nuestras energías emocionales se han unificado
y somos, quizás por primera vez en nuestra vida, felices. Toda la vida de uno debe ser una preparación para la
meditación. Pero no importa lo elevada que nuestra práctica de meditación sea, en este momento todavía
estamos en el nivel de lo mundano. Estamos en la espiral, pero todavía estamos sujetos a la atracción
gravitacional de la rueda de la vida. Sin embargo, con el surgimiento de la etapa siguiente en la serie llegamos a
la segunda parte de la espiral, en la que no existe posibilidad de volver atrás.

El conocimiento y la visión de las cosas como son en realidad

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En dependencia de samādhi, surge yathābhūta-jñānadarśana: "el conocimiento y la visión de las cosas como
realmente son". La mente concentrada ve las cosas como realmente son. Cuando la mente está abarrotada de
pensamientos, cuando no está tranquila o en armonía, sino distraída de una idea a otra, no puede ver las cosas
como son. Cuando las aguas de un lago están quietas puede reflejar la cara de la luna sin distorsiones. Pero
cuando sopla el viento, haciendo ondas y olas, el reflejo de la luna se cuartea y distorsiona. Nuestra forma
habitual de ver las cosas es así: en pedazos, cuarteadas, retorcidas.

Esta etapa es de suma importancia, porque marca la transición de la meditación a la sabiduría. Una vez que
hayamos llegado a esta etapa no hay vuelta atrás; el llegar a la Iluminación está asegurado. Una manera de
expresarlo es decir que este "conocimiento y visión" es la penetración de las "tres características de la
existencia condicionada". Uno ve que todas las cosas condicionadas son impermanentes, insatisfactorias, (por
tanto no pueden dar la felicidad permanente y absoluta) y son insustanciales, o en última instancia irreales.

Esta etapa representa una percepción directa: Uno ve realmente lo Incondicionado a través de lo condicionado.
Perforando la impermanencia de lo condicionado, ves la permanencia de lo Incondicionado; perforando la
insatisfacción de lo condicionado, ves perfectamente el carácter satisfactorio de lo Incondicionado y
perforando lo insustancial, lo irreal; ves lo que es eterno y real para siempre. Cuando empiezas a ver las cosas
de esta forma, toda tu perspectiva cambia radicalmente. No eres el mismo que eras antes. Una vez que hayas
vislumbrado algo "más allá", una vez que hayas visto la temporalidad de todo, una vez que hayas tenido un
destello de esa dimensión más alta, llámalo una realidad superior, el Absoluto, incluso Dios (si no hay otro
remedio), una vez que hayas tenido un destello de eso, no simplemente una idea de ello, o un concepto, o una
especulación, sino una visión real, un contacto real, una comunicación real; entonces nunca más serás el
mismo. Tu vida cambiará de forma permanente. Entraste y cambiaste "el lugar más profundo de la conciencia.
"

Aislamiento
En dependencia del conocimiento y la visión de las cosas como realmente son, surge nirveda. Esto se traduce a
veces como "repugnancia" o "disgusto", pero estos son términos demasiado fuertes, demasiado psicológicos;
en este nivel estás muy por encima de la psicología en el sentido ordinario, porque estás encima de la mente en
el sentido ordinario. Esta etapa representa el retiro limpio y sereno de la participación en cosas condicionadas.
Es como ver un espejismo en el desierto. Al principio, al ver un oasis corres en su dirección. Pero al ver que es
un espejismo, te detienes. No tiene sentido en ir hacia lo que realmente no está allí. Del mismo modo, cuando
con la base de tu experiencia de samādhi, ves que las cosas condicionadas, todo lo que forma la experiencia
cotidiana, son insatisfactorias, que van a desaparecer y no hay verdadera realidad en ellas, te vuelves menos y
menos apegado a ellas. Esta etapa de aislamiento supone una especie de relajarse en la vida. Aún juegas los
juegos que la gente juega, o alguno de ellos, pero sabes que son juegos. Un niño se toma su juego muy en serio
porque para él es real, pero el adulto puede unirse sabiendo que es un juego. Si el niño gana, el adulto no se
altera. De la misma manera, una vez que hayas visto el tipo de juegos que la gente juega puedes seguirles el
hilo, pero sabes que son simplemente juegos y te puedes retirar de ellos, al menos en tu interior. Puedes hacer
lo que es necesario objetivamente, pero subjetivamente no estás atrapado en él.

Desapego
En dependencia del aislamiento surge vairāgya, que puede traducirse como "desapego". Esta etapa se
diferencia de la anterior en que el aislamiento es la acción de alejamiento de la existencia condicionada,
mientras que el desapego es el estado de ser realmente independiente. En este estado lo que pasa en el
mundo no puede moverte,+ ni alterarte o afectarte. No nos referimos a un estado de insensibilidad y dureza,
sino un estado de imperturbabilidad serena.

Libertad

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En dependencia del desapasionamiento surge la libertad espiritual, Vimukti. La concepción budista de la
libertad en las primeras enseñanzas tiene dos partes. En primer lugar tenemos cheto-vimukti: la libertad
mental, que significa libertad completa de todos los prejuicios y tendencias subjetivas, emocionales y
psicológicas y de todos los condicionamientos psicológicos. Y en segundo lugar hay prajña-vimukti: la "libertad
en la sabiduría", lo que significa la liberación de todos los puntos de vista erróneos, de toda la ignorancia, de
toda la filosofía falsa, de todas las opiniones. Esta completa libertad de corazón y mente al nivel más alto
posible es el objetivo y el objeto de la vida y la práctica budista.

El conocimiento de la destrucción de los āsravas


Pero esta libertad no representa todavía la culminación de la trayectoria espiral. En dependencia de la libertad
surge el conocimiento de la destrucción de los āsravas (o venenos mentales). No es suficiente el ser libre. Este
paso es saber que uno ya es libre. Y uno sabe que es libre cuando se da cuenta de que los venenos mentales
han sido destruidos. Cuando estos venenos se han extinguido, y cuando uno sabe que se han extinguido,
entonces por fin el deseo o anhelo; el equivalente emocional de la ignorancia espiritual, ha sido destruido. En
dependencia de la sensación ya no surge ningún deseo. Y en ese momento has llegado al final del camino
espiral, eres un buda, has alcanzado la budeidad.

Un proceso natural de crecimiento


El camino espiral nos muestra que la vida espiritual es un proceso natural de crecimiento, cada etapa surge de
la superación de la anterior. Tan pronto como una etapa llega a su plenitud, inevitablemente pasa a la
siguiente. Es muy útil tener una idea teórica de lo que queda por delante, así todo uno no debe preocuparse
demasiado por ello. Ya que, una vez que una etapa se ha desarrollado plenamente, automáticamente pasará a
la siguiente.

El principio de condicionalidad no es sólo una idea. Siendo conscientes de que la vida funciona bajo ese
principio, puede tener un efecto transformador en todos los aspectos y formas de nuestras vidas. Cuando
tenemos una experiencia, cuando alguien nos dice una cosa, o leemos algo, o experimentamos algo a través de
los sentidos, siempre podemos preguntarnos si nuestra reacción es cíclica o progresiva. Si tenemos una
reacción cíclica, por ejemplo; del placer al deseo, vamos a continuar dando vuelta en la Rueda de la Vida. Pero
si hay una respuesta progresiva, aunque sea débil, por ejemplo; de tener una experiencia insatisfactoria de la
vida, pasamos a tener un sentimiento por algo superior, y en ese mismo momento ponemos el pie, (aunque sea
con titubeos), en la primera etapa del camino hacia la Iluminación.


Preguntas para la reflexión y debate
1. '...un susurro en las profundidades de nuestro corazón sigue diciendo: "no eres realmente feliz". Nos hacemos
los sordos y nos dedicamos a ahogar nuestras penas, (esa molesta sensación de asfixia), de una forma u otra'.
¿Has experimentado este susurro? Si así es, ¿cuándo lo notaste por primera vez y cómo se ha desarrollado y
tomado forma? Si no, ¿por qué estás estudiando el budismo?

2. 'Entramos en contacto con una visión de algo superior... Puede ser un símbolo, un eco, una reflexión: un
libro..., una imagen, una persona Y cuando lo encuentras... En lo más profundo de tu corazón tienes la
sensación, o por lo menos un indicio, de que esto es lo que siempre has estado buscando. ¿Cuando fue la
primera vez que tuviste esta respuesta de śraddhā? ¿Cómo ha cambiado y desarrollado tu śraddhā. con el
tiempo?

3. ¿Qué circunstancias o actividades tendentes a fortalecer tu śraddhā has vivido? ¿Cómo podrías obtener más
actividades o circunstancias, sean cuales sean? Basándote en tu experiencia, ¿crees ser más propenso a
experimentar śraddhā cuando te encuentras en un estado de ánimo negativo o positivo?

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4. "La alegría es el sello distintivo del verdadero budista." ¿Te sientes más feliz y alegre desde que empezaste a
practicar el Dharma? Si así es, ¿de qué forma? Si no, ¿por qué crees que es?

5. "Puede que estemos tan afectados que se nos ponen los pelos de punta, o lloramos. Esto es Prīti. " ¿Has
experimentado algo como esto alguna vez? ¿Cuándo? ¿Crees que esto sólo puede ser una experiencia de poca
duración, o podría ser posible el experimentarlo como un estado de ánimo continuo?

6. ¿Te has vuelto un poco más tranquilo, más concentrado, más lúcido y más desapegado de los "juegos que
juega la gente" desde que comenzaste a practicar el Dharma? ¿De qué forma? ¿Te da confianza el que el
camino espiral describe un proceso real?

7. ¿Cómo se corresponden los nidanas positivos con las etapas del Triple Sendero, es decir: la ética, la
meditación y la sabiduría?

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