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4. Uso con antropónimos. En la lengua culta, los nombres propios de persona se emplean
normalmente sin artículo: Juan es un tipo simpático; No he visto a María desde el mes
pasado. La anteposición del artículo, en estos casos, suele ser propia del habla popular:
«Un señor mayor chiquiaba mucho a la María» (Medina Cosas [Méx. 1990]). No
obstante, hay zonas del ámbito hispánico, por ejemplo en Chile, donde esta anteposición se
da también en el habla culta, habitualmente en registros coloquiales y especialmente ante
nombres de mujer: «Creo que las mujeres siguen siendo estupendas periodistas. Está la
Patricia Verdugo, la Patricia Politzer» (Hoy [Chile] 8-14.12.97). La anteposición del
artículo al nombre propio es obligatoria cuando este se usa en plural, con finalidad
generalizadora: «Los Curros no tienen problemas y los Pacos sí» (Vanguardia [Esp.]
30.7.95); o cuando, en singular, el nombre propio va seguido de complementos
especificativos o lleva un calificativo antepuesto: «El Pablo que yo conocía existió»
(Pavlovsky Pablo [Arg. 1987]); «Como decía el gran Antonio Mingote en cierta ocasión
[...]: “Al cielo, lo que se dice ir al cielo, iremos los de siempre”» (Ussía Tratado III [Esp.
1995]). Por otra parte, en todo el ámbito hispánico es habitual que los apellidos de mujeres
célebres vayan precedidos de artículo: «La Caballé preparó un recital “no demasiado
largo”» (Abc [Esp.] 14.10.86).
5. Uso con topónimos. Ciertos topónimos incorporan el artículo como parte fija e
indisociable del nombre propio, como ocurre en El Cairo, La Habana, La Paz, Las Palmas
o El Salvador. Muchos nombres de países, y el de algunos continentes, pueden emplearse
con o sin artículo, como es el caso de (el) Afganistán, (el) África, (la) Argentina, (el) Asia,
(el) Brasil, (el) Camerún, (el) Canadá, (el) Chad, (la) China, (el) Congo, (el) Ecuador,
(los) Estados Unidos, (la) India, (el) Líbano, (el) Pakistán, (el) Paraguay, (el) Perú, (el)
Senegal, (el) Uruguay, (el) Yemen, etc. La preferencia mayoritaria por el uso con o sin
artículo varía en cada caso, aunque con carácter general puede afirmarse que la tendencia
actual es a omitir el artículo. Por otra parte, los nombres de comarcas, ríos, montes, mares
y océanos van obligatoriamente introducidos por el artículo: la Amazonia, la Mancha, el
Orinoco, el Ebro, los Alpes, el Himalaya, el Mediterráneo, el Pacífico, etc. En cuanto a si
el artículo que acompaña a los topónimos se escribe con mayúscula o minúscula, y a su
comportamiento cuando va precedido de las preposiciones a y de, → MAYÚSCULAS, 4.7.
Al igual que ocurre con los nombres propios de persona, los de lugar geográfico que se
usan normalmente sin artículo deben usarse obligatoriamente con él cuando llevan
complementos especificativos o van precedidos de calificativos: «Los visitantes europeos
[...] eran bien acogidos en el Buenos Aires del período independiente» (Guzmán País
[Arg. 1999]); «El suelo ibérico se trasformará en puente de la vieja Europa con un mundo
insólito, rico en la variedad de sus tierras, productos y razas» (GaCortázar/GlzVesga
España [Esp. 1994]).
8. Uso en construcciones partitivas. En construcciones partitivas del tipo «la mayoría de,
el resto de, la mitad de, el x por ciento de, etc., + sustantivo», dicho sustantivo debe ir
necesariamente precedido de artículo (o de otro determinante): la mayoría de LOS alumnos,
la mitad de LOS lápices, el resto de SUS hijos, el cuatro por ciento de LOS votantes, etc. En
la lengua cuidada debe evitarse la omisión del artículo en estos casos: «La mayoría de
productores los almacenan para la cosecha de primera» (Prensa [Nic.] 11.6.97); «Más
de la mitad de familias carece de medios para tener una calefacción adecuada»
(NCastilla [Esp.] 12.1.01).