Está en la página 1de 3

CAPÍTULO II

EL CHEQUE Y SUS CARACTERES CAMBIARIOS

1. Introducción. Remisiones
El concepto y la vigencia de los distintos caracteres cambiario ya han sido analizados
exhaustivamente en el Capítulo III de la Parte Primera de este trabajo, por lo que me remito a lo allí
expuesto por razones de brevedad.
Tradicionalmente se pregonó la vigencia de todos esos principios en el cheque. Sin embargo,
con el tiempo y algunas reformas legislativas introducidas en el país, la cuestión merece un análisis
algo más detenido. Veamos.

2. El cheque y los caracteres cambiarios esenciales

a) Literalidad
Desde la clásica definición brindada por Vivante sobre los títulos de crédito, se consideró la
literalidad cambiaria como un carácter esencial de éstos; en consecuencia, el mismo documento
sirve como límite al derecho incorporado a éste, pudiendo valerse el portador legitimado solamente
de sus cláusulas para reclamar el cumplimiento de la respectiva obligación cambiaria, y, a su vez,
como determinación de la extensión del cumplimiento de la misma por parte de los obligados
solidarios.
Su verificación es absolutamente clara en el régimen jurídico del cheque, sea éste común o de
pago diferido, máxime con el reglamentarismo imperante en la materia, generado esencialmente
por las disposiciones del BCRA en cumplimiento de las facultades otorgadas por el art. 66 LCh.

b) Autonomía cambiaria
La autonomía aparece como un pilar básico en materia de caracteres cambiarios, dado que
mediante ella se verifica claramente que la emisión y la transmisión de los títulos circulatorios se
realice respetando la seguridad y la certeza, imprescindibles para el cumplimiento de los objetivos
de estos documentos en el comercio.
Ello implica que, al producirse la adquisición de los títulos circulatorios y, en consecuencia, de
los derechos de ellos derivados, la misma se realiza de manera originaria, esto es que al titular de
los derechos no lo afectan los vicios o las defensas personales que pudieran existir entre los distintos
tenedores anteriores.
Como bien se ha señalado, "los principios relativos a la autonomía deparan que por medio de
un título-valor alguien pueda efectivamente recibir un derecho mejor o más extenso del que tenía
el transmitente, derogándose para la especie la regla del nemo plus iuris contenida en el art. 3270
del Cód. Civil", debiendo haber sido adquirido de buena fe para la plena vigencia de este carácter
cambiario.
La tradición manual y el endoso aseguran con creces la vigencia de este fundamental carácter
cambiario, por lo cual a la luz de los arts. 12, 15, 18 y ccs. LCh queda totalmente resguardado en el
régimen vigente sobre el título en estudio.
Si bien ello es lógico y respeta los orígenes del cheque como título circulatorio, debemos
convenir en que la Argentina no siempre tuvo a la autonomía como valor esencial de cumplimiento
irrestricto en esta figura.
En efecto, al prohibirse el endoso y la simple entrega como medio de transmisión de los
cheques, permitiendo que ello solo se llevara a cabo con la forma y los efectos de la cesión ordinaria
(cfr. art. 13, dec. 4776/63, texto según ley 23.549), la adquisición no revestía el carácter de originaria
y autónoma, sino de derivada, pudiéndose oponer al cesionario no solamente las excepciones
propias derivadas del título, sino aquellas defensas personales que el deudor cedido también tenía
contra el cedente.
Afortunadamente, esto tiene solo un valor histórico, en atención al reestablecimiento de los
endosos producido a partir de la ley 24.452.

c) Circulatoriedad
La circulatoriedad es la aptitud de los títulos de crédito para ser transmitidos entre distintos
sujetos, garantizando los valores de seguridad, celeridad y certeza, básicos en toda legislación que
regule la materia cambiaria.
Considero esencial este carácter, en virtud de que estas figuras han sido introducidas en el
comercio para permitir —con estas características— el desplazamiento de la riqueza y el crédito
entre los distintos sujetos de una economía determinada.
Una vez más, la tradición manual y el endoso aparecen como garantes fundamentales de este
carácter cambiario, sobre todo en el último de los medios de transmisión señalados, típico instituto
cambiario cuya vigencia potencia la circulatoriedad.
Si bien este carácter está vigente en el cheque actual, la limitación a la cantidad de endosos
dispuesta por la reglamentación del BCRA determina que su aplicación sea restringida.

3. El cheque y los caracteres cambiario contingentes

a) La necesidad cambiaria
Este carácter basamental de la concepción clásica en la materia se reflejaba cabalmente en el
cheque durante la vigencia del régimen del dec. 4776/63, e incluso después de su reforma por la ley
23.549: para cumplir con la carga de presentar el cheque al cobro —mediante ventanilla del banco
girado o por depósito en entidad bancaria para su percepción por el sistema de cámaras
compensadoras— era necesario que el portador legitimado del documento lo detentara
materialmente en su poder; en caso contrario, la verificación de dicho acto cambiario se tornaba
imposible.
Sin embargo, el proceso de desmaterialización de los títulos circulatorios llegó a la figura en
análisis, sobre todo con la introducción del cheque de pago diferido por la ley 24.452. 1
En efecto, el texto originario del art. 58 de dicha norma establecía que "el cheque registrado
quedará depositado en la entidad girada ... las entidades emitirán certificados transferibles
conforme lo reglamente el Banco Central de la República Argentina". En otras palabras, ante la
registración del cheque de pago diferido —acto cambiario obligatorio en el régimen legal citado—,
el título era retenido por la entidad girada y se entregaba a su portador un certificado transmisible
con el cual podía ejercer todos los derechos derivados del documento; es decir, se vulneraba la
clásica necesidad cambiaria.
Quizás esta cuestión podría considerarse anecdótica, dado que el funcionamiento del instituto
de la registración ha variado sustancialmente luego de la reforma de la ley 24.760.
Empero, sí es ley vigente el actual art. 58 luego de la mencionada modificación legislativa, que
dispone que "las entidades autorizadas emitirán certificados transmisibles por endoso, conforme lo

1
Conviene aclarar que la desmaterialización consiste en la posibilidad de ejercer los derechos derivados de
ciertos títulos sin la posesión material del documento, sea porque el título materialmente no existe (v.gr.,
acciones escriturales de sociedades anónimas), sea porque se lo reemplazó por certificados representativos
de éstos (v. gr., acciones de sociedades anónimas y la mayoría de los llamados “Títulos en serie”).
reglamente el Banco Central de la República Argentina, en los casos en que avalen cheques de pago
diferido, el cual quedará depositado en la entidad avalista".
La tendencia seguida es la de la desmaterialización antes mencionada, asestándose
nuevamente un duro golpe a la necesidad cambiaria, como también sucede con otros títulos
circulatorios. Algo similar ocurre en Francia con la letra de cambio relevé (desmaterializada), cuyo
aval se realiza por medios informáticos.
Sin duda alguna, los adelantos de la modernidad, en especial en el área de la informática,
también han adquirido influencia clara respecto del régimen del cheque. Tal vez podría afirmarse
que solamente se respeta la necesidad en forma pura en la letra de cambio y en el pagaré,
agregándose el cheque común.

b) La abstracción
El cheque es uno de los títulos abstractos por excelencia, juntamente con la letra de cambio y
el pagaré. La doctrina se ha expresado en esta dirección y la jurisprudencia ha acompañado
unánimemente esta opinión, sobre todo por el rigorismo impuesto al juicio ejecutivo, en el cual está
vedada la discusión de la causa del título. En un pronunciamiento sobre una ejecución de pagarés
—aplicable claramente al cheque— se decidió en forma concluyente que "de los arts. 212 del Cód.
de Comercio y 18 del dec.-ley 5965/63 no surge que en los juicios ejecutivos promovidos en base a
un título de crédito, puedan oponerse excepciones fundadas en la causa de la obligación
subyacente"; el resto de los pronunciamientos mantiene idéntica postura, sin perjuicio de la
discusión de la causa entre obligados directos en proceso ordinario, mediante las llamadas acciones
extracambiarias.

c) La completividad cambiaria
Poca duda puede caber respecto de la completividad del cheque, tanto común como de pago
diferido. Para transmitirlo, basta con la tradición manual o con el endoso, el cual se inserta en el
título o en su prolongación (cfr. art. 14 LCh); para el cobro del documento, es suficiente con su
presentación, sin que se requiera ningún otro instrumento adicional (cfr. arts. 25 y ccs. LCh). Más
aún: determinados actos cambiarios también se documentan en el mismo instrumento, como el
rechazo, el cruzamiento, la imputación o la certificación del cheque.

4. El cheque ante el rigorismo cambiario (formalidad)

Se ha explicado con claridad que, "debido fundamentalmente a su condición de título abstracto,


la ley instituye una serie de requisitos formales en beneficio de la seguridad cambiaria, impuestos
en forma tal que la ausencia de cualquiera de ellos determina que el título no valga como cheque".
Es claro, entonces, que la formalidad puede pregonarse en relación con el cheque, título de
crédito imbuido por el rigorismo cambiario.
Las diversas reglamentaciones dictadas por el BCRA, en el ejercicio de las potestades previstas
por el art. 66 de la ley 24.452 (texto según ley 24.760) han acentuado el mentado rigorismo
cambiario. A lo largo del presente trabajo el lector tendrá oportunidad de apreciar que estos
reglamentos imponen a las fórmulas de cheques tamaños mínimos y máximos, tipo de papel con el
cual deben confeccionarse, forma de distribución de los requisitos exigidos por la ley, colores de
impresión permitidos y no permitidos, etc. Ello da una cabal idea de las exigencias de seguridad
impuestas a las entidades bancarias en la confección de las fórmulas que entregan a sus clientes,
que son los futuros libradores de estos títulos circulatorios.

También podría gustarte