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Este ensayo trata de uno de los temas más antiguos en el mundo “el Machismo” el cual consiste

básicamente en el énfasis o exageración de las características masculinas y la creencia en la superioridad


del hombre. Además de esta exageración, el machismo incluye otras características peculiares atribuidas
al concepto de hombría. Desafortunadamente no hay mucha investigación o estudios descriptivos
sistemáticos sobre este asunto. Las pocas referencias encontradas se refieren generalmente al tema de
un modo parcial dentro de una temática más general. Las pocas referencias bibliográficas halladas se
refieren principalmente a la “cultura de la pobreza". Sin embargo, es bien sabido que el machismo es una
característica común a todas las clases sociales y culturales, aunque sus manifestaciones cambien en
algunas de sus características secundarias de un grupo al otro.

Con este ensayo se quiere explicar lo que realmente es el machismo, apoyándose en diversas
bibliografias encontradas en la web.

Los hombres se sienten a menudo presionados para comportarse como machos alfa, es decir,
ese hombre que deja en claro que en todo momento tiene control total y que en su casa se comporta
como un jefe malhumorado y agresivo. Sin embargo, este estereotipo es una mala interpretación de
cómo se comporta el genuino macho alfa en una familia, que es un modelo de conducta masculina
ejemplar.

El macho, el "verdadero hombre" según nuestra cultura, debe tener ciertas características para
que se lo considere como tal y no como afeminado u hombre a medias. Las características sobresalientes
del macho con su heterosexualidad y su agresividad. El hombre debe resaltar y demostrar su capacidad
fálica. Mientras más grandes sean sus órganos sexuales y más activamente se entregue a la relación
sexual, más macho será. Su potencialidad sexual debe ser ejercitada de hecho en sus relaciones y
conquista de mujeres. Y mientras más mujeres, mejor. Lo importante no es lograr un afecto permanente
sino conquistar sexualmente a las mujeres y satisfacer la vanidad masculina.

Por consiguiente, el hombre desea demostrar que es capaz de tener descendencia masculina y
de criar, educar y sostener una familia; o sea de lograr una especie de acomodo que confiere prestigio
cuando se encuentran cerrados otros caminos para destacarse; por lo que, como consecuencia de este
estado de inseguridad en él, comienza la hostilidad entre marido y mujer, y se considera el embarazo de
aquélla y la presencia de los hijos como una manera de tener a la mujer más segura en casa y, a veces,
esto tiene la significación de una actitud hostil o de venganza contra la compañera.

Por lo que entonces llegamos a conocer las características y a construir la definición del termino
“machismo”; un sistema de valores irracionales que exalta ciertos tipos de conducta por considerarlos
altamente masculinos, que tiene por fundamento la supuesta superioridad de la masculinidad a
diferentes niveles y por consiguiente considera lo femenino como inferior. Para que este tipo de valores
subsista es necesario que tanto los varones como las mujeres le confieran validez. La palabra machismo
fue acuñada primeramente en español de donde la tomaron los otros idiomas y alude a la conducta del
varón imitativa del macho de las otras especies. Esta conducta es universal y sus causas han sido muy
discutidas y analizadas a la luz de las ciencias.

En los pueblos primitivos, la madre era el único progenitor reconocido, la paternidad biológica
era ignorada, los hijos y el esposo pertenecían a la comunidad de la madre, predominaban la herencia y
el derecho maternos. Tales costumbres conferían a las mujeres cierta independencia y autonomía que
más tarde se extinguiría con el patriarcado.
Pero esto cambia debido a que en ese entonces en virtud de la dedicación a la caza,
condicionaba al varón a atravesar largas distancias persiguiendo su presa. Esta actividad aparejaba un
repertorio de experiencias para él del que se veía privada la mujer. Ella por razones de preñéz se veía
confinada al territorio que rodeaba su hogar llevando una vida más sedentaria, cuidando de los hijos,
recogiendo las frutas y plantas, buscando raíces, manteniendo la despensa y preparando la comida. No le
quedaba tiempo para otra clase de experiencias. Paulatinamente el cazador dio en guerrero, reclamando
como defensor del grupo una mayor cuota de poder. El poder guerrero se transformó en poder político y
aunque este último no requería de fuerza física, ya para entonces la tradición había sentado sus bases
manteniendo hasta la fecha el mito de la superioridad de un sexo sobre el otro. Fue así como el mayor
desarrollo muscular y fuerza física confirieron al varón una ventaja que él utilizó para extender su
dominio a otras esferas de la vida.

Una de las características del machismo se refiere a que los hombres pueden humillar y golpear a
sus mujeres porque "para eso son los maridos". Esto está muy bien ilustrado por muchos autores del
tema. Otra de las características es que el lugar de las mujeres es la casa, pero los muchachos son de la
calle. Un verdadero macho no puede tolerar que su mujer le pegue o ni siquiera que no le obedezca. Un
hombre debe aparecer como el jefe de la casa ante sus amigos hombres si no ha de perder su fama de
macho. Los celos son un rasgo común del macho.

La agresividad es la otra característica sobresaliente del machismo. Cada hombre trata de


mostrarle a los demás que él es "el más. macho" el más masculino, el más fuerte, el más poderoso
físicamente. Y toda mujer espera que su amante sea el más macho, el más guapo (valiente) quien la
pueda proteger y defender de otros hombres.

Sin embargo y viendo todas estas teorías se llega a la conclusión de que las prácticas de crianza e
instituciones culturales y en general los estereotipos de la sociedad son las que construyen este tipo de
conductas, que hoy día deben ser erradicadas completamente de nuestra sociedad y por ende de
nuestras vidas para una sana convivencia, La educación falla porque hay muchas cosas, que pasamos por
alto y con las que no nos ponemos lo suficientemente serios. Y ahí los padres, cuando nos toca educar,
tenemos mucho que hacer porque la responsabilidad es enorme. No se nace maltratador ni se nace
machista, se aprende por imitación. Principalmente en casa. Y tanto de la madre como del padre. Por eso
educa bien es la clave para que el machismo desaparezca.

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