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DEL CÓDIGO DE
PROCEDIMIENTO PENAL
SCP NRO. 185/2019-S3 │ SUCRE, 30 DE ABRIL DE 2019
La SCP 0056/2014 de 3 de enero, indicó: “El art. 234.10 del CPP,
establece como un supuesto para ser considerado y valorado para la
determinación de la existencia del riesgo procesal de fuga ‘Peligro efectivo
para la sociedad o para la víctima o el denunciante…’.
La norma citada, cuestionada de inconstitucional, hace referencia a lo que
se conoce como peligrosidad criminal, que se sustenta en la idea a priori
de que el imputado puede ser un peligro para la sociedad o para la víctima
y el denunciante; por lo que encuentra sustento como supuesto vinculado
al riesgo procesal de fuga, en la intención de evitar un riesgo mayor para
la sociedad, para la víctima o denunciante.
La peligrosidad es, según Manuel Cobo del Rosal y Tomas Vives Antón en
el libro Derecho Penal Parte General, página 991: ‘…una situación o
status de la persona que ha de ser formulada judicialmente. Así pues se
trata de un juicio, y más precisamente, de un juicio de futuro, en la
medida que supone la afirmación de una probabilidad de delinquir. En ese
sentido, la peligrosidad no es más que un pronóstico. Y a la emisión de
ese pronóstico se le enlazan unas determinadas consecuencias jurídicas
(medidas de seguridad)’.
Los mismos autores exponen que en el caso español, para limitar la
discrecionalidad judicial, las normas penales determinan requisitos para
establecer la peligrosidad, siendo la primera pauta que se haya cometido
un hecho tipificado como delito, por lo que la peligrosidad sólo se acepta
de modo ‘postdelictual’.
En definitiva, el peligro relevante en materia penal al que hace referencia
la norma demandada, es la posibilidad de que la persona imputada
cometa delitos, pero no el riesgo infinitesimal al que se refiere Raña y
descrito en el Fundamentos Jurídicos III.3 de esta Sentencia
Constitucional Plurinacional, sino el riesgo emergente de los antecedentes
personales del imputado por haberse probado con anterioridad que cometió
un delito, lo que genera una probabilidad adicional de delinquir; más, esa
situación es similar a la establecida en el art. 234.8 del CPP, referido a: ‘La
existencia de actividad delictiva reiterada o anterior’; empero, aunque
parecida no es similar, encontrando diferencia puesto que la norma
demandada adicionalmente precisa que la situación de peligrosidad sea
efectiva, mientras que la del art. 234.8 del CPP, precisa antecedentes
criminales reiterados; en ese orden, es también necesario comprender la
efectividad de la peligrosidad exigida por la norma demandada.
El concepto ‘efectivo’ que se debe adicionar a la peligrosidad para que
opere como fundamento de la detención preventiva por peligro de fuga,
hace alusión, según el diccionario jurídico que utiliza este Tribunal, a un
peligro existente, real o verdadero, como contraposición a lo pretendido,
dudoso, incierto o nominal; es decir a un peligro materialmente verificable
más allá del criterio subjetivo del juez, que puede ser arbitrario, por ello
supone la asistencia de elementos materiales comprobables en la
situación particular concreta desde la perspectiva de las personas y los
hechos, por ello se debe aplicar bajo el principio de la razonabilidad y la
proporcionalidad, no encontrando en ello ninguna inconstitucionalidad
por afectación del debido proceso o de la presunción de inocencia
consagrados constitucionalmente.
En consecuencia, el peligro efectivo, encuentra justificación en la necesidad
de imponer medidas de seguridad a las personas que hubieran sido
encontradas culpables de un delito anteriormente, pero no le sindica como
culpable del ilícito concreto que se juzga, ni provoca que en la tramitación
del proceso sea culpable del presunto delito cometido. La vulneración del
derecho a la presunción de inocencia como se mencionó anteriormente, se la
comete cuando en la tramitación del proceso se trata como culpable de un
delito sin que se haya establecido su culpabilidad en sentencia
condenatoria ejecutoriada; en consecuencia, la norma cuestionada no es
contraria al derecho de presunción de inocencia establecido en el art. 116.I
de la CPE, por ello corresponde declarar la constitucionalidad de la misma y
mantenerla dentro del ordenamiento jurídico del art. 234 del CPP” (las
negrillas son nuestras).
Por su parte la SCP 0070/2014-S1 de 20 de noviembre, modulando dicho
razonamiento indicó: “En cuanto a lo previsto en la SCP 0056/2014, que
refiere que para activar el numeral 10 del art. 234 del CPP, se debe tomar
en cuenta la peligrosidad del imputado con relación a que tuviera sentencia
condenatoria ejecutoriada anterior, este entendimiento no es limitativo,
dado que su aplicación estará sujeta a los escenarios o contextos en los
que se desarrolle el ilícito, en consideración a que el art. 234 del CPP,
señala que por peligro de fuga se entiende toda circunstancia que permita
sostener fundadamente que el imputado no se someterá al proceso
buscando evadir la acción de la justicia, para decidir acerca de su
concurrencia; es decir, que le otorga facultades al juzgador para realizar
una evaluación integral de las circunstancias existentes en cada caso,
entre las que señala once situaciones, facultad jurisdiccional que no
puede ser limitada, por el contrario resulta amplia e irrestricta, caso
contrario conduciría a que el juzgador se adecue a parámetros que no
siempre van acorde al caso concreto, limitando su facultad valorativa, de
ahí que el alcance valorativo otorgado por las autoridades jurisdiccionales
no se apartó de la norma descrita”
No obstante, con la finalidad de otorgar seguridad jurídica al justiciable,
así como coherencia y unidad al sistema jurídico, corresponde establecer
el precedente en vigor que regirá la labor de los administradores de
justicia a tiempo de resolver problemáticas similares.
En este comprendido, se advierte que la SCP 0056/2014 declaró
constitucional el art. 234.10 del CPP, bajo el fundamento que el mismo no
es contrario al derecho de presunción de inocencia, al considerar que el
peligro efectivo para la sociedad, la víctima y el denunciante, alude a
aquel: «…riesgo emergente de los antecedentes personales del imputado
por haberse probado con anterioridad que cometió un delito, lo que genera
una probabilidad adicional de delinquir…” y no así al riesgo infinitesimal;
lo que quiere decir, que este peligro procesal se constituirá únicamente
cuando el imputado tenga sentencia condenatoria ejecutoriada; por cuyo
motivo mal podrá señalarse, que su aplicación se encuentra sujeta a los
escenarios o contextos en los que se desarrolle el delito, tal como lo indicó
la SCP 0070/2014-S1; ya que de ser así se estaría permitiendo que este
peligro pueda ser determinado en base al criterio subjetivo del juez, que
en muchos casos podría ser arbitrario, lo que además desnaturalizaría su
esencia y finalidad.
El mandato que la ley otorga al juzgador para realizar una evaluación
integral de las circunstancias existentes, se refiere al análisis ponderado y
racional que debe realizarse a todas aquellas enumeradas en la
disposición legal citada, para luego recién arribar a la conclusión de que
existe o no el peligro procesal de fuga; lo que no significa de manera
alguna, que se esté permitiendo al juzgador distorsionar o desnaturalizar
cada uno de los riesgos procesales de fuga, creando exigencias no
contempladas en la norma ni la jurisprudencia constitucional, que
puedan resultar arbitrarias y lesivas de derechos fundamentales.
La SCP 0056/2014 declaró constitucional el art. 234.10 del CPP,
asumiendo que el peligro efectivo únicamente aludía a casos en los que el
imputado contaría con una sentencia condenatoria previa; puesto que si
se razonaba en sentido contrario, otorgando amplias e irrestrictas
facultades al juzgador para que éste determine el indicado peligro procesal
de fuga, se habría lesionado el derecho a la presunción de inocencia, al
permitir al juzgador la posibilidad de establecer las circunstancias por las
cuales se configuraría el peligro efectivo para la sociedad, la víctima y el
denunciante, en base a la presunción de culpabilidad del imputado, por el
solo hecho de ser posible partícipe del delito que se persigue, sustituyendo
así en los hechos al derecho penal de acto o de hecho, por el derecho
penal de autor, tal como lo indicó la Corte Interamericana de Derechos
Humanos, en el Caso Fermín Ramírez Vs. Guatemala, Sentencia de 20 de
junio de 2005: “94. En concepto de esta Corte el problema que plantea la
invocación de la peligrosidad no sólo puede ser analizado a la luz de las
garantías del debido proceso, dentro del artículo 8 de la Convención. Esa
invocación tiene mayor alcance y gravedad. En efecto, constituye
claramente una expresión del ejercicio del ius puniendi estatal sobre la
base de las características personales del agente y no del hecho cometido,
es decir, sustituye el Derecho Penal de acto o de hecho, propio del sistema
penal de una sociedad democrática, por el Derecho Penal de autor, que
abre la puerta al autoritarismo precisamente en una materia en la que se
hallan en juego los bienes jurídicos de mayor jerarquía” (las negrillas nos
pertenecen).
En mérito a lo precisado corresponde reconducir el razonamiento
establecido en la SCP 0056/2014 para el peligro de fuga previsto en el art.
234.10 del CPP y por ende superar el expresado en la SCP 0070/2014-
S1.
Cabe acotar, que en ciertos casos conocidos por este Tribunal, se advirtió
que las autoridades judiciales en materia penal, establecieron de manera
errónea, la existencia de este peligro procesal de fuga, bajo el argumento
que el imputado debía permanecer con detención preventiva por su
peligrosidad, al haber cometido un delito de relevancia social; asimismo,
que existía dicho peligro procesal, en casos en los que el imputado podría
amedrentar a la víctima o denunciante, por lo que de igual manera
merecería esa medida cautelar; cuando estos argumentos, como bien
sabemos, no llegan a ser correctos para establecer el mismo, ya que la
relevancia del delito cometido -aún sea socialmente reprochable por toda
la comunidad- no puede ser parámetro para establecer una detención
preventiva; y, porque la actitud que demuestre el imputado para influir
negativamente en los partícipes del delito (víctima o denunciante), no
constituye el peligro procesal de fuga previsto en el art. 234.10 del CPP,
sino que el mismo se constituiría en un peligro procesal de
obstaculización, establecido en el art. 235 del Código citado, razón por la
que no debe confundirse ambos peligros procesales y menos señalar que
se configurarían bajo las mismas circunstancias; toda vez que, el peligro
procesal de fuga previsto en el art. 234.10 del CPP, únicamente se
constituye si es que el imputado cuenta con una sentencia condenatoria
ejecutoriada, tal como lo indicó la SCP 0056/2014.
EMISIÓN DE ÓRDENES JUDICIALES PARA OBTENER ELEMENTOS DE
CONVICCIÓN A SER PRESENTADOS EN AUDIENCIA A LA CESACIÓN A LA
DETENCIÓN PREVENTIVA
SCP Nro. 609/2018-S3 - Sucre, 31 de octubre de 2018