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Andar íntimamente con el Señor Jesús quiere decir que debemos hacerle frente
al hecho de perdonar a otros, lo cual no siempre resulta fácil. No podemos
evadir, ni negar el hecho que las relaciones personales a menudo resultan en un
riesgo que implica ofensas y la necesidad de perdonar continuamente. Sea que la
culpa de la ofensa sea de otro, o que sea nuestra responsabilidad, Efesios 4:31-32
resume hermosamente cómo podemos tener una conciencia limpia y ser libres
para amar y servir a Dios de todo corazón:
“Desechen todo lo que sea amargura, enojo, ira, gritería, calumnias, y todo tipo
de maldad. En vez de eso, sean bondadosos y misericordiosos, y perdónense unos
a otros, así como también Dios los perdonó a ustedes en Cristo”. (RVC).
En diferentes momentos de nuestra vida nos veremos abocados a la tarea difícil
de perdonar. La siguiente tabla y pasos nos ayudan a encaminarnos a una
decisión de obediencia y amor santo.
Comunique el Perdón
Si usted quiere corregir las cosas con alguien a quien usted le ha hecho daño,
pero esa persona no está a su alcance, permita que el perdón de Dios baste.
Confíe en que Dios intervendrá por usted para aliviar cualquier dolor de corazón
que usted ha causado. Tal vez ayude confesar su pecado a un amigo de
confianza.