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FACULTAD DE CIENCIAS EMPRESARIALES Y

SOCIALES DEPARTAMENTO DE CIENCIAS


JURÍDICAS Y POLÍTICAS CARRERA DE DERECHO Y
CIENCIAS JURÍDICAS

ESQUIZOFERNIA, PSICOPATIA,
SOCIOPATIA

ESTUDIANTE: Gabriel Serrudo Suvelza.


DOCENTE: Dr. Armando Sierra
ASIGNATURA: Medicina Legal

Cochabamba – Bolivia
La mayoría de los entendidos en las áreas de psicología, psiquiatría y criminología concibe que el
Trastorno de Personalidad Antisocial es una categoría heterogénea, aunque el DSM-IV (Diagnostic and
Statistical Manual of Mental Disorders, American Psychiatric Association, 1994) lo considere como un
conjunto con identidad única.

En su libro, David Lykken (1994) sostiene que los sujetos que componen este grupo “se caracterizan por
una predisposición persistente hacia la conducta antisocial” (p. 45). Esto ya indica que el concepto de
psicópata puede llegar a confundirse o solaparse con el de sociópata. Por ello, en este artículo nos
centraremos en ver cuáles son las diferencias entre psicopatía y sociopatía.

Trastorno de Personalidad Antisocial, psicopatía y sociopatía


Con el fin de establecer las diferencias entre psicopatía y sociopatía, vamos a examinar ambos casos. Se
podría decir, a pesar de no gozar de reconocimiento oficial, que éstas son dos de las tres grandes
categorías en las que se bifurca el Trastorno de Personalidad Antisocial.

Psicopatía
La psicopatía se expresa por las tendencias antisociales innatas debidas tanto a diferencias biológicas,
cuantitativas de temperamento o cualitativas en la función cerebral de quien la padece, que dificultan la
socialización de esta clase de individuos cuando se encuentran en edad de crecimiento.

Sociopatía
La sociopatía se da fundamentalmente en individuos con un temperamento normal, pero que no tienen
adquiridos los atributos socializadores como consecuencia de una crianza negligente e incompetente por
parte de los principales agentes de socialización: los padres. Por ello, en sus dinámicas de interacción
con el resto de las personas, pueden causarles daño con relativa facilidad, así como traspasar normas
fundamentales para la convivencia prácticamente sin darse cuenta.

Las principales diferencias entre psicopatía y sociopatía


Así pues, ¿cómo podemos distinguir entre los conceptos de sociopatía y psicopatía? Veamos sus
diferencias resumidas a continuación.

1. El psicópata puede desenvolverse bien socialmente


Los psicópatas son capaces de conocer y ser conscientes de las reglas básicas de socialización, e
incluso pueden dominar patrones de comportamiento considerados carismáticos. En cambio, los
sociópatas tienen serias dificultades para ser aceptados, porque, aunque lo intenten pocas veces pueden
resultar encantadores, amables, seductores...
2. La psicopatía se caracteriza por la falta de empatía
Cuanto mayor es la tendencia a la psicopatía de una persona, menor es su predisposición para empatizar.
Por eso, en los casos de psicopatía extrema, estas personas ven a los demás como meras herramientas
para lograr sus fines.

En cambio, los sociópatas pueden llegar a empatizar, pero debido a su crianza negligente, les cuesta
"conectar" con los demás o predecir el tipo de conductas que causará malestar en los demás.

3. Los sociópatas son más inestables en lo emocional


Tanto los psicópatas como los sociópatas tienden a ser personas impulsivas y con problemas para
reprimir sus ganas de satisfacer sus necesidades inmediatas. Sin embargo, esta tendencia es más
marcada en los sociópatas, que se ven en dificultades a la hora de canalizar sus emociones trazando
planes para darles salida. Esto no ocurre tanto en los psicópatas, que pueden tratar de ceder a sus
impulsos de maneras más o menos funcionales (aunque sea rompiendo normas).

4. Los sociópatas muestran una mayor predisposición a la violencia


Como los psicópatas son más hábiles a la hora de navegar a través de la sociedad sin encender alarmas
innecesarias, pueden determinar cuándo compensa y cuándo no comportarse con violencia (aunque su
visión suele ser a corto y medio plazo, y no tanto a largo plazo).

En cambio, los sociópatas son más impredecibles en este aspecto, y con relativa frecuencia se ven
envueltos en situaciones de violencia que desencadenan casi sin proponérselo, de manera espontánea.
5. La sociopatía se vincula con la pobreza y la marginalidad
Debido a las características que hemos visto hasta ahora, los sociópatas lo tienen muy difícil para escalar
socialmente, y muchas veces su trayectoria vital entra en contacto con el mundo de lo penal mediante
multas o incluso encarcelamientos. Por otro lado, sus hábitos de vida les impiden aspirar a metas a largo
plazo, capaces de llevarlos a mejores niveles de vida.

En cambio, entre las personas con marcada psicopatía no es raro escalar socialmente, e incluso hay
puestos de trabajo bien pagados que encajan con sus características al exigir la capacidad para no
empatizar demasiado con los demás.
El perfil típico del sociópata
La sociopatía es el subgénero más amplio del Trastorno de Personalidad Antisocial. En él encontramos a
individuos (normalmente hombres jóvenes, aunque la presencia de mujeres está aumentando) que no se
socializaron bien en la infancia y adolescencia. Estas carencias en su desarrollo moral y afectivo son la
base necesaria para que pueda surgir un caso de sociopatía.

“Los sociópatas (…) poseen características impulsivas o modelos de hábitos que pueden atribuirse a un
aprendizaje desviado que interacciona, quizá, con tendencias genéticas también desviadas” (p. 47).
Esto no debe llevarnos a error, puesto que el temperamento de un sociópata es muchas veces normal a
pesar de la torpeza paterna; mientras que otros pueden ser nerviosos o buscadores constantes de
estímulos. La mayoría de población reclusa satisface los criterios diagnósticos del Trastorno de
Personalidad Antisocial que identifican a más de la mitad de los hombres que consideramos “delincuentes
comunes”.

En resumen, el sociópata es el producto fallido de una educación negligente y sin disciplina. Cabe decir,
no obstante, que haber recibido una educación deficiente no es el único factor que explica la sociopatía.
No es raro encontrarse con personas que, pese a las muchas dificultades que pasaron durante su niñez,
han podido buscar su lugar en el mundo y ser individuos con los que podemos relacionarnos con total
normalidad.

Los síntomas de la psicosis, como los que se dan en la esquizofrenia, llaman la atención de forma
particular dentro del amplio rango de los trastornos mentales: las alucinaciones o los delirios encajan
perfectamente con la idea de psicopatología que tiene mucha gente.

Con frecuencia se usan los términos “psicosis” y “esquizofrenia” de forma intercambiable. No obstante,
existen diferencias conceptuales claras entre ellos; en este artículo veremos en qué consisten y
aclararemos cuál es su relación.

Definición de esquizofrenia
La esquizofrenia es una alteración que se incluye en el grupo de los trastornos psicóticos, siendo el más
representativo y conocido dentro de éstos. Sus síntomas cardinales son de tipo psicótico, como la
desorganización del pensamiento o la presencia de delirios y alucinaciones.

Se trata de un trastorno que genera frecuentemente inadaptación social y favorece la aparición de


depresión, ansiedad y abuso de sustancias. En muchos casos se da de forma crónica y se maneja
mediante fármacos antipsicóticos muy potentes, requiriendo frecuentemente internamiento.
Los síntomas de la esquizofrenia se dividen en positivos y negativos. Los síntomas positivos se relacionan
con la alteración de las funciones mentales, como las alucinaciones, mientras que los negativos son
déficits emocionales, motivacionales o sociales, entre otros.

El manual DSM-IV divide la esquizofrenia en cinco tipos: paranoide, desorganizada, catatónica,


indiferenciada y residual. Esta clasificación se realiza en función de los síntomas predominantes y del
curso del trastorno. El DSM-5 eliminó la distinción entre subtipos de esquizofrenia.

Para diagnosticar esquizofrenia es necesario que se hayan dado delirios, alucinaciones, lenguaje
desorganizado, catatonia o síntomas negativos de forma continua durante al menos 6 meses. Además,
estos síntomas deben causar dificultades personales, sociales o laborales y no pueden deberse
directamente a una enfermedad o al consumo de fármacos o drogas.

Diferencias entre psicosis y esquizofrenia


De forma resumida podemos decir que “psicosis” y “esquizofrenia” son dos conceptos íntimamente
relacionados, pero la esquizofrenia es un trastorno mental con criterios diagnósticos concretos mientras
que la psicosis es un grupo de síntomas que se pueden dar a causa de la esquizofrenia o por otros
motivos.

A continuación, encontrarás 5 claves que te ayudarán a diferenciar la psicosis y la esquizofrenia.


1. La una incluye a la otra
La esquizofrenia es un trastorno que provoca múltiples síntomas, entre los que destacan los de tipo
psicótico, aunque no son los únicos: por ejemplo, la ansiedad y la depresión también son muy frecuentes
en el contexto de la esquizofrenia.

Por su parte, la psicosis engloba a la esquizofrenia si entendemos el término de “psicosis” como


equivalente a “trastorno psicótico”. Esto sucede habitualmente cuando nos referimos a este grupo de
alteraciones como “las psicosis”.

2. Psicosis no siempre implica esquizofrenia


Las experiencias de tipo psicótico son relativamente frecuentes en determinados marcos, como el
consumo de sustancias alucinógenas o el daño cerebral por demencia. Así, no es necesario que se
cumplan los criterios de esquizofrenia para poder hablar de la existencia de una psicosis, sobre todo si se
trata de un episodio breve.

3. La presencia de psicopatología
Cuando se dan a consecuencia de la esquizofrenia o de otras alteraciones más o menos similares, como
la depresión psicótica o el trastorno esquizoafectivo, los síntomas psicóticos se consideran un indicador
clave de psicopatología. En los trastornos afectivos o en la demencia los síntomas psicóticos se asocian
con un aumento en la gravedad o con el progreso de la alteración.

No obstante, los síntomas psicóticos no siempre implican una mayor severidad: las personas
diagnosticadas de esquizofrenia paranoide, que se caracteriza por alucinaciones y delirios, tienen mejor
pronóstico que aquellas en las que predominan los síntomas negativos.

4. La duración de los síntomas


La duración de las manifestaciones psicóticas varía en gran medida, desde los episodios de pocos
segundos o minutos inducidos por el consumo de drogas hasta la esquizofrenia, que requiere que los
síntomas se mantengan durante 6 meses por lo menos. En un punto intermedio se sitúa el trastorno
psicótico breve, que tiene una duración máxima de un mes.

5. La psicosis tiene múltiples causas


Si bien las alteraciones cerebrales propias de la esquizofrenia pueden provocar experiencias psicóticas,
estas también pueden deberse a otras causas psicológicas y biológicas. Entre ellas destacan el estrés y
la fatiga intensos, la depresión, las lesiones cerebrales y el consumo de algunas sustancias.

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