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Síndrome del

Superviviente
Un trauma se crea cuando un individuo se encuentra intensamente
agobiado por la situación, sobrepasa su tolerancia y los recursos para lidiar
con el evento le son insuficientes. Uno de los grandes desafíos de todas
aquellas personas que superaron un evento o una situación muy traumática
es el haber sobrevivido. Es común que muchos se sientan culpables por
haber sido librados de la muerte, por no haber sufrido tanto como otros o
por sentir que no hicieron lo suficiente para ayudar a los demás. A esto se le
llama “el síndrome del superviviente”.
También llamado síndrome de
supervivencia o culpa del superviviente
Este síndrome tiene síntomas tanto psicológicos como físicos. Puede ocurrir
a cualquier edad y es consecuencia de una situación traumática que se
vivió con mucho estrés y angustia, por ejemplo, guerras, catástrofes
naturales (incendios, terremotos, diluvios, etc.), muertes, agresiones sexuales
o despidos en el trabajo. El síndrome del superviviente aparece después del
trastorno de estrés post traumático y por lo tanto, se presentan síntomas
muy similares que dificultan la capacidad para manejarse como lo hacía
habitualmente.
Fue observado entre los supervivientes de los campos de concentración,
de las bombas nucleares lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki y, en
general, de la Segunda Guerra Mundial, así como la Guerra de Vietnam. Se
le dio el nombre de "síndrome de los campos de concentración",
caracterizado por ansiedad crónica, depresión, fatiga, problemas de
sueño, problemas somáticos diversos, labilidad emocional, pérdida de
iniciativa y mala adaptabilidad social, incluyendo aislamiento social.
• Askevold y Eitinger establecieron que el 83% de los supervivientes a los
campos de concentración en Noruega había desarrollado este síndrome.
Aquí algunos de los síntomas que comprenden
a este síndrome
• 1. Sentimientos de culpa y una necesidad de castigo por no haber podido ayudar lo
suficiente
• 2. La persona puede presentar un exceso o una pérdida de apetito.
• 3. Se puede re-experimentar el evento en sueños
• 4. Hay dificultades para concentrarse
• 5. Hay ansiedad crónica, fatiga, labilidad emocional, aislamiento social, irritabilidad,
tristeza y desesperanza.
• 6. Dificultad para disfrutar cosas que antes provocaban placer, se presenta una falta
de motivación y dificultades en la vida sexual.
Impresión y ansiedad elevada hacia la muerte. A la mente del que lo sufre acuden imágenes recurrentes y
recuerdos sobre el desastre, pesadillas y pensamientos sobre la muerte.
Culpa por la muerte de otros, búsqueda de culpables. Aparece un sentido de culpa por la supervivencia y de
autocondenación por haber sobrevivido (o no haber podido rescatar a otros) mientras los demás murieron.
Embotamiento emocional, sentimiento de degradación y desensibilización a la experiencia
Entorpecimiento psíquico, apatía, aislamiento, deterioro de las relaciones sociales
Lucha interna por encontrar alguna formulación cognoscitiva del significado del desastre (religiosa, racional,
metafísica)
Irritabilidad, ira, agresión (similar a psicopatía)
Sentimiento de culpa, agresión
Desórdenes físicos (hipertensión, cefaleas, trastornos gastrointestinales)
Es importante buscar ayuda psicológica, de lo contrario, los síntomas pueden
persistir y con el tiempo se pueden transformar en serios problemas de salud y
nos puede traer conflictos en las relaciones sociales.
Este síndrome no excluye a los niños, sin embargo, en ellos es más difícil que lo
expresen verbalmente por lo que una forma en que podemos auxiliarlos es
bajando la ansiedad por medio de los dibujos, así se logra que expresen lo
ocurrido de manera simbólica y que identifiquen sus sentimientos. Es importante
ayudarlos a que lo expresen en un lenguaje lúdico ya sea en cuentos, cantos,
dibujos o metáforas. Trata de no exponerlos a pláticas o imágenes del evento
traumático y mejor retoma la rutina con normalidad

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