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Este Tratado data del 1820, en que fu suscrito entre el libertador Simón Bolívar y

el General Pablo Morillo, es el comienzo que origina este instrumento, se toma


como fecha de inicio la expedición del Decreto de Guerra a Muerte expedido por el
libertador en el año 1813 en la ciudad de Trujillo Venezuela. Dicho punto de
partida, se debe a que, hasta el momento, la guerra independentista entre
patriotas y españoles no se regía bajo ninguna directriz, y si bien este decreto no
fija pautas para desarrollar la hostilidad, el Libertador busca el reconocimiento, por
parte de España, como parte beligerante contrincante en un conflicto armado, y no
como un rebelde, lo cual, como se verá, es de suma importancia para lograr
originar este Tratado.

Sobre todo, se refiere, además de lograr una respuesta firme a la forma de cómo
los españoles llevaban la guerra. En tal sentido este decreto se fijó como punto de
partida de allí hasta el convenio del tratado pasaron siete (7) años,
correspondiendo este período al logro de la independencia de la entonces Gran
Colombia, no obstante, este acontecimiento, del Tratado de Regularización de la
Guerra, suscrito en Trujillo (Venezuela), entre Simón Bolívar y Pablo Morillo el

26 de noviembre de 1820 5, mediante el cual se logró plasmar aspectos

relacionados con el desarrollo de los combates, tales como el trato por los

soldados, la población civil, el cese de hostilidades y el tratamiento

humanizado a los prisioneros de guerra. Estas normas no eran una mera guía
orientadora mediante la cual se establecían una serie de reglas técnicas por las
cuales se debía orientar la guerra, sino que, son una fuente vital para el
nacimiento de los derechos internacionales humanos,

El 26 de noviembre de 1820, conforme a lo convenido, se firman este día en


Trujillo el Armisticio y el Tratado de Regularización de la Guerra entre España y
Colombia, representadas ambas naciones por Pablo Morillo y Simón Bolívar,
respectivamente. Según el propio Libertador, este Tratado «es digno del alma de
Sucre», por el cual desde ahora en adelante «se hará la guerra entre España y
Colombia como la hacen los pueblos civilizados».
Aunque el Armisticio se rompió antes de vencerse el plazo, sirvió para refrescar la
tropa, entrenarla, vestirla y darle nuevos bríos para la lucha que continuó y
desembocó en la batalla de Carabobo. Otro hecho positivo de este Tratado fue la
finalización de la Guerra a Muerte, aunque en la práctica ya Bolívar la había
dejado de hacer.

El 27 de noviembre de 1820, en el pueblo de Santa Ana, en Trujillo, se realiza la


histórica entrevista entre Bolívar y el Jefe realista Pablo Morillo, para ratificar con
un abrazo los Tratados que acababan de firmar.

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